el augur

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Métodos de adivinación Erika Mergruen El augur Hoy sólo son curiosidades, pero en los parques de mi infancia los pájaros adivinadores eran parte del paisaje. Casi siempre se trataba de canarios, aunque se podía ver uno que otro gorrión. Estaban encerrados en pequeñas jaulas de carrizo custodiadas por el pajarero, si acaso ese era el nombre de tal oficio y no el de entrenador. Este personaje dejaba salir al pájaro de la jaula para que realizara actos inauditos como empujar una carreola diminuta o colocar un biberón de plástico sobre un bebé del mismo material. El pajarero declamaba las órdenes y las razones del actuar del pajarillo, siempre con un tono agorero. Al final, el acto culminaba cuando el pájaro sacaba de una caja, con el pico, un papel doblado: ahí se leía la suerte que nos estaba 1

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Artículo periodístico. Métodos de adivinación.

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Mtodos de adivinacin

Mtodos de adivinacin

Erika Mergruen

El augurHoy slo son curiosidades, pero en los parques de mi infancia los pjaros adivinadores eran parte del paisaje. Casi siempre se trataba de canarios, aunque se poda ver uno que otro gorrin. Estaban encerrados en pequeas jaulas de carrizo custodiadas por el pajarero, si acaso ese era el nombre de tal oficio y no el de entrenador. Este personaje dejaba salir al pjaro de la jaula para que realizara actos inauditos como empujar una carreola diminuta o colocar un bibern de plstico sobre un beb del mismo material. El pajarero declamaba las rdenes y las razones del actuar del pajarillo, siempre con un tono agorero. Al final, el acto culminaba cuando el pjaro sacaba de una caja, con el pico, un papel doblado: ah se lea la suerte que nos estaba deparada. No logro recordar ningn escrito, pero s la sensacin de maravilla que me provocaba ver al ave realizando todos esos prodigios al tiempo que mi emocin creca porque se acercaba el momento del papelito.

Ahora imagino que todos los augurios en la historia de la humanidad eran un poco de esto: de los ojos que atesoraban aves varias, sus cantos, sus vuelos, su hambre y su sed. En parte todos los que aguardaban el augurio eran como nios que buscan maravillarse, o bien slo como nios que buscan olvidarse del espanto.

La adivinacin fue, es y ser un bastin ante la incertidumbre de todo aquello que nos rodea. Nos impele la urgencia de buscar certezas; de alguna forma buscamos minimizar la nica que poseemos y que es la de sabernos mortales.

Pareciera que slo queda llenar el espacio entre el nacimiento y la muerte con el mayor nmero de certezas posibles, como si as pudiramos frenar nuestra carrera hacia el fin ltimo, como si as pudiramos amortiguar el golpe.

El hombre ha buscado respuestas en la cabellera de los cometas, en las aberraciones, en los fenmenos climticos y hasta en los huevos. Ha encontrado designios en la superficie del agua, en la sangre de las vsceras, en la lnea de la palma de la mano y en las llamas. Ha venerado a los profetas y ha maldecido a los que son falsos. Y en las ms hermosas narraciones, ha dejado testimonio de su conversacin con los muertos, con los dioses y con otros emisarios fantsticos.En la mntica est implcita la idea de dios, de lo sobrenatural y de una existencia ms all de nuestra vida terrena. Todo acto de adivinacin busca apropiarse de lo que pertenece a los dioses.Entonces se me ocurre que los canarios de mi infancia eran un acto de arrogancia disfrazado, como el hecho de que ahora tire arcanos mayores y menores sobre la mesa. Saco el Rey de Pentculos, le hago un guio a la carta y ambiciono su trono. Nadie debe despreciar los pentculos, que simbolizan la magia de la creacin ordinaria.

Temo escribir esta columna bajo un ttulo inmenso y dual, Mtodos de adivinacin, pero pronto reconozco que la de pareciera reconciliar a la ciencia con la creencia popular. Al final acepto todo aquello que de alguna forma me otorga certezas. Lo admito, as me sostengo de pie ante lo inexorable.Imagino que un pjaro me da un papel, lo abro y leo que todo lo anterior no es cierto, y que slo es una celebracin de la palabra escrita. Pero elijo creer que tomo otro papel, por m misma, en donde leo que en este espacio la cledonomancia se agazapa. Entonces exclamo, con voz contundente, lector, en espera de que el sino de quien esto lee se transforme y que quiz avisore una certeza.PAGE 1