IES EL Carrascal Psicología Dpto. FilosofíaCurso 2013/14

U.D. 4. El aprendizaje.

El aprendizaje es uno de los temas más apasionantes de entre los que ocupan a

los interesados en la psicología. Nuestra evolución como especie nos ha proporcionado

un período de crianza muy largo que aprovechamos (unos más que otros) para aprender

unos conocimientos que nos permitan integrarnos en las complejísimas sociedades de

nuestro tiempo. Lo que dejan de escribir sobre nuestra vida los instintos debemos

rellenarlo con nuestra probada capacidad de inventarnos a nosotros mismos con lo que

aprendemos (gracias a la plasticidad de nuestro encéfalo). Nuestra historia no está

cerrada y nuestro destino por decidir a espera de lo que cada uno hagamos con lo que

sabemos.

Nuestra capacidad de aprendizaje demuestra que somos perfectibles hasta casi el

infinito, sin embargo, al mismo tiempo, nos advierte de lo fácil que es moldear o

manipular la conducta humana con fines ilegítimos y sin el consentimiento del que

aprende.

1

A propósito de ello, comprobaremos a continuación la enorme responsabilidad de los que enseñan en la decisiva hora del aprendizaje y de qué manera tan sencilla puede deslizarse la educación hacia el adoctrinamiento y el moldeamiento de la conducta del individuo. No es momento ahora de detenerse en los que aprenden sino en los que enseñan, si me lo permitís. Para ello vamos a proponer dos ejemplos contrapuestos.

1. El primero de ellos representa al maestro que tuvo en su infancia en Argel el escritor, premio Nobel de Literatura, A. Camus. Se llamaba Louis Germain y recibió la siguiente carta de A. Camus cuando este recibió el mencionado galardón.

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“19 de Noviembre de 1957Querido Señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni he pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mi, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le abrazo con todas mis fuerzas.

Albert Camus

Pero la verdadera explicación de la actitud de agradecimiento está en uno de los capítulos de su libro autobiográfico, “El primer hombre” que se publicó póstumamente:

“En la clase del Señor Bernard, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragárselo. En la clase del Señor Germain, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo. Más aún el maestro no se dedicaba solamente a enseñarles lo que le pagaban para que enseñara: los acogía con simplicidad en su vida personal, la vivía con ellos contándoles su infancia y la historia de otros niños que había conocido, les exponía sus propios puntos de vista, no sus ideas, pues siendo, por ejemplo, anticlerical como muchos de sus colegas, nunca decía en clase una sola palabra contra la religión ni contra nada de lo que podía ser objeto de una elección o de una convicción, y en cambio condenaba con la mayor energía lo que no admitía discusión: el robo, la delación, la indelicadeza, la suciedad...

Se marchó y se quedó solo, perdido en medio de esas mujeres, después se precipitó a la ventana, mirando a su maestro, que lo saludaba por última vez y que lo dejaba solo, y en lugar de la alegría del éxito, una inmensa pena de niño le estremeció el corazón, como si supiera de antemano que con ese éxito acababa de ser arrancado el mundo inocente y cálido de los pobres, mundo encerrado en sí mismo como una isla en la sociedad, pero en el que la miseria hace las veces de familia y solidaridad, para ser arrojado a un mundo desconocido que no era el suyo, donde no podía creer que los maestros fueran más sabios que aquel cuyo corazón lo sabía todo, y en adelante tendría que aprender, comprender sin ayuda, convertirse en hombre sin auxilio del único hombre que lo había ayudado, crecer y educarse solo, al precio más alto…

-Cuando yo era muy joven, muy necio y estaba muy solo (¿Recuerda en Argel?), usted se acercó a mi y sin mostrármelo me abrió las puertas de todo lo que yo amo en este mundo.

-Oh! Usted tiene grandes condiciones.-Seguramente. Pero incluso los más dotados necesitan un iniciador. La persona que la vida

pone un día en su camino ésa ha de ser para siempre amada y respetada.

2. El segundo ejemplo es el de los niños y niñas adoctrinados para convertirse en terroristas suicidas. Observa atentamente este vídeo.

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4.1. No todo se aprende (lo que hay antes del aprendizaje).

Lo que adquirimos mediante el aprendizaje se complementa con las pautas

prefijadas de que disponemos para relacionarnos con el mundo que nos rodea. Nadie

nace sabiendo pero de manera innata heredamos de nuestros progenitores, y de nuestra

especie, por tanto, reflejos e instintos. El instinto se opone con frecuencia al aprendizaje

pero, como veremos más adelante, nuestra conducta es la interrelación entre el instinto

(o los reflejos) y nuestra capacidad para modificar nuestra conducta que es, en

definitiva, el aprendizaje. No es fácil distinguir en las conductas de las personas qué hay

de instinto y qué ha sido, en cambio, adquirido y ni siquiera en los animales que tienen

una limitada capacidad de aprendizaje. Lo que es seguro es que nadie en el reino animal

improvisa como nosotros ni es capaz de desempeñar tantos papeles o interpretar tan

variados guiones.

Los reflejos son respuestas muy simples, mecánicas e innatas ante ciertos

estímulos de la realidad. En el aspecto fisiológico no son más que respuestas prefijadas

de nuestro sistema nervioso ante ciertos estímulos (cuando entramos en un lugar oscuro

nuestras pupilas se dilata involuntariamente). Los instintos son pautas fijas de conducta

algo más complejas, innatas también, que pretenden garantizar la supervivencia del

individuo y, en consecuencia, de la especie entera al que este pertenece (uno de los más

hermosos es el cortejo de los machos a las hembras en algunas especies de aves). Todos

los animales entre los que nos incluimos nosotros disponemos de reflejos e instintos.

Aunque los científicos no siempre se ponen de acuerdo sobre la definición precisa de

instinto y ni siquiera se ponen de acuerdo con los ejemplos que nos propone el reino

animal.

La etología (los más destacados etólogos han sido K. Lörenz y N. Tinbergen) ha

estudiado el comportamiento animal en su medio natural y ha identificado muchos de

estos instintos y reflejos.

Antes de hablar del aprendizaje asociativo que es el único que se puede llamar

propiamente aprendizaje, convendría citar un tipo de aprendizaje preasociativo de

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carácter negativo denominado habituación que es la capacidad de los animales para no

responder ante ciertos estímulos que se repiten. Es el tipo más simple de aprendizaje.

4.2. Definición de aprendizaje:

Es un cambio relativamente permanente en la conducta, que refleja una

adquisición de conocimientos o habilidades a través de la experiencia . Estos

cambios pueden ser medidos en la mayoría de los casos y procuran una mejor

adaptación al medio y por lo tanto contribuyen a la supervivencia del individuo y su

especie, por lo tanto, el aprendizaje parece que es adaptativo.

De todo esto podemos deducir que el aprendizaje no es una propiedad exclusiva

de los seres humanos sino que de una manera más simple también adorna al resto de los

animales. De hecho, desde que se determinó el hecho de la evolución de los seres vivos

sabemos a ciencia cierta que hay una continuidad biológica entre todas las especies.

Otro asunto representa la discusión acerca de si hay inteligencia animal o no, sobre el

que los científicos no se ponen de acuerdo.

4.3. Condicionamiento clásico:

a) Reflexología de Pavlov (1849-1936). Este médico ruso puso las bases del

futuro conductismo gracias a su análisis de los reflejos, de los que ya hablamos, en la

conducta animal y las conclusiones para los seres humanos que se extraen de sus

experimentos. Gracias a ellos se estableció el llamado aprendizaje por condicionamiento

clásico.

Esta es la descripción de su más célebre experimento:

Pavlov se dio cuenta que el perro que tenía en su laboratorio salivaba

ostensiblemente cuando escuchaba a lo lejos las pisadas del profesor. Puesto que el

animal saliva en cuanto recibe el estímulo incondicionado (EI) de la comida, el profesor

Pavlov asoció en varias ocasiones el EI con un E. Neutro: el sonido de una campanilla.

La campanilla o diapasón puede presentarse antes del EI y que este se solape con el EN,

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así se llama al condicionamiento demorado o diferido que se muestra mucho más eficaz

que el condicionamiento simultáneo o retroactivo. Conviene no dejar pasar mucho

tiempo entre un estímulo y otro porque se corre el riesgo de que el animal no asocie

ambos.

La asociación de ambos estímulos logró condicionar con éxito la respuesta

conductual del perro. Al final del experimento el animal salivaba (Respuesta

condicionada) después de escuchar el sonido de la campanilla (Estímulo condicionado)

sin que estuviese acompañado de la presencia de la comida. Pasado un tiempo si el

experimentador no asocia el EI al EC, el animal dejará de salivar (a este fenómeno que

no es sino la habituación a la que ya nos referimos más arriba, se denomina extinción).

También puede ocurrir que el animal recupere espontáneamente la respuesta

condicionada de salivar ante el sonido de la campanilla (sin la presentación del estímulo

incondicionado) pero si en el futuro no se asocian los dos estímulos, la respuesta

condicionada desaparece definitivamente1.

1 No solo es posible condicionar ante un determinado estímulo, también se puede condicionar al animal ante cualquier estímulo similar al EC, a este fenómeno se le llama generalización; o que sólo responda ante cierto estímulo y no ante ningún otro por mucho que se le parezca (discriminación). Eso sí estás arriesgándote a que el animal sufra una neurosis experimental.

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Esquema del célebre experimento de Pavlov

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b) El conductismo fue una doctrina psicológica muy influyente en la primera

parte del s. XX. El deseo de situar a la ciencia psicológica en el mismo camino que el

resto de las ciencias empíricas les condujo a interesarse exclusivamente por la conducta

observable de los sujetos, sin atender a los fenómenos de su conciencia, que son

irrelevantes, según ellos, puesto que no tenemos ninguna certeza científica de su

existencia:

“La conciencia del hombre, si existe, es una dimensión del hombre que no se

puede medir y que, por consiguiente, no entra dentro del campo del aprendizaje. Lo

único que se puede observar directamente y medir es la conducta humana. La

psicología debe por tanto, reducirse al estudio y observación de la conducta” J.B. Watson2

2 J.B. Watson es considerado el fundador del conductismo en 1913 cuando publicó “La psicología desde el punto de vista de un conductista”.

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Actividad 1

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El problema fundamental de la psicología será estudiar, regular, modificar y

predecir la conducta humana. Es posible condicionar la conducta humana con el fin de

lograr la adaptación del sujeto al medio en el que vive.

“Dame una docena de niños sanos, bien formados, y libertad para educarlos, y garantizaré

que puedo coger cualquiera de ellos al azar y educarlo para que sepa el tipo de especialista que yo

quiera elegir: médico, abogado, artista, comerciante, jefe, incluso, mendigo y ladrón, con independencia

de sus talentos, aficiones, tendencias, habilidades, vocaciones y la raza de sus progenitores”3

John B. Watson

Los conductistas estaban convencidos de que el estudio controlado en el

laboratorio con animales llevaría a conclusiones fiables y, además, aplicables al

comportamiento humano. El ser humano, a la postre, no es más que una etapa más

compleja del esquema E → R (estímulo-respuesta). Watson (1878-1958) no tuvo

escrúpulos en investigar propiamente en humanos para comprobarlo.

Para ello contó con el niño Albert (puedes ver las imágenes del experimento en

este vídeo) al que indujo una fobia hacia los animales con piel, con la ayuda de la

enfermera Rosalie Rayner, que se convertiría en su futura esposa. Mientras el sufrido

Albert jugaba con los animales (Estos, al principio, no provocaban una respuesta

adversa en él), Watson emitió sonidos estridentes provocados por un martillo y una

barra de acero que asustaban al niño provocándole una respuesta negativa: se ponía

llorar. Al asociar en repetidas ocasiones ambos estímulos, Albert terminó por asustarse

con la sola vista de cualquier animal con piel, generalizando su respuesta de miedo ante

cualquier estímulo similar (desde un abrigo de piel, una funda del mismo material o u

juguete de peluche). Watson condicionó, en fin, la conducta del sujeto como en su día

hizo Pavlov con su perro.

No hace falta recordar la irresponsabilidad que cometieron ambos

investigadores, aún más si cabe, teniendo en cuenta que el niño no pudo ser

contracondicionado por la fobia que había adquirido puesto que se marchó del hospital.

3 Como os podéis imaginar en el debate en torno a la influencia que ejercen sobre las personas la herencia de sus progenitores o el ambiente en el que crezcan y se desarrollen, los conductistas son firmes defensores del ambientalismo.

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Hoy en día el uso de personas, y en particular de menores, en este tipo de experimentos

está sumamente restringido.

4.4. El condicionamiento operante o instrumental.

El condicionamiento operante o instrumental se empezó a fraguar en la misma

época en que Pavlov ponía las bases del condicionamiento clásico. Gracias a las

conclusiones que extrajo de sus experimentos con gatos, Thorndike, a finales del siglo

XIX y principios del S. XX, propuso dos leyes que anticiparían el concepto de refuerzo

acuñado por el genial y polémico psicólogo de la Universidad de Harvard, B. F.

Skinner (1904-1990). Estas leyes fueron la del ejercicio y la del efecto.

Para demostrar la primera introdujo a unos gatos hambrientos en una jaula

(afuera podían oler la comida que les esperaba) de la que debían salir tirando de una

cuerda; esto se producía por casualidad después de varios intentos fallidos. A base de

repetir la misma situación en varias ocasiones más, los gatos cada vez salían antes de la

jaula y llevaban a cabo menos intentos erróneos. De este modo los gatos aprendieron

por ensayo y error después de varias repeticiones. Pero, Thorndike cayó en la cuenta de

que la razón de que los gatos tirasen de la cuerda tenía que ver con el efecto que

conseguían con ello: la comida. Esta es la ley del efecto según la cual la posibilidad de

alcanzar un estado gratificante gracias a la realización de una determinada conducta

favorece que en sucesivas ocasiones y en situaciones similares el sujeto sea propenso a

realizar o repetir la misma acción.

Sobre estas bases, Skinner desarrolló la teoría del condicionamiento instrumental

u operante que se distingue del condicionamiento clásico porque en éste el sujeto

aprende gracias a sus actuaciones mientras que en el condicionamiento clásico

permanece pasivo. En el condicionamiento operante, el elemento clave es el refuerzo,

que es aquella consecuencia favorable que sigue a una determinada acción que

hace que se produzca un incremento en la probabilidad de que el sujeto vuelve a

repetir esa conducta. El refuerzo se diferencia del castigo en que éste pretende lo

contrario: que una conducta indeseable deje de repetirse. Skinner, además, creyó

demostrar que el castigo es mucho menos eficaz con vistas a condicionar la conducta

humana que el refuerzo.

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En su laboratorio de Harvard diseñó un aparato donde introducía palomas y ratas

con el fin de someterlas a sus experimentos psicológicos, tal y como se describe en el

dibujo que viene a continuación.

Skinner diseñó diversos programas de reforzamiento. Estos son los pasos que

hay que seguir para garantizar el éxito del condicionamiento:

1. ¿Cuál es la conducta que se quiere reforzar?. Por ejemplo, apretar una

palanca.

2. Con qué frecuencia el animal realiza normalmente esa acción, sin estar

previamente condicionado; esta es la llamada tasa de línea base.

3. Se debe escoger un refuerzo adecuado, para el animal o la persona objeto del

experimento. Hay dos tipos de estímulos según sean positivos y agradables o

negativos y desagradables. Para el primer caso, la comida sería un refuerzo

positivo que propiciaría que el animal apretase la palanca adecuada. O

podríamos utilizar un refuerzo negativo como una descarga eléctrica que

desaparecería cada vez que el animal realizase la conducta que queremos,

apretar la palanca. A continuación puedes leer otro ejemplo de refuerzo

negativo bien interesante.

4. Aplicar el refuerzo según un programa determinado de reforzamiento

(que es la pauta que va a seguir la aplicación del refuerzo) con el fin de que

se incremente la frecuencia de respuestas del sujeto.

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Los programas de refuerzo pueden ser continuos cuando la paloma recibe

un refuerzo cada vez que realiza la acción deseada: accionar la palanca de

color azul, por ejemplo. O el más utilizado, que es el programa de refuerzo

parcial o intermitente.

Tipo de

refuerzoTasa de respuesta Resistencia a la

extinción Ejemplos

ContinuoAlta desde el primer refuerzo.

Poco resistente (en cuanto no se ofrece refuerzo se extingue la conducta).

Un positivo después de haber realizado un ejercicio.

Intermitente de

razón fija

Alta pero cuando se alcanza el número de veces exigido para el refuerzo se relaja la conducta.

Resistente.

Cuando se consiguen comisiones por venta, primas o renovaciones de contrato por objetivos en ciertos trabajos. El trabajo a destajo.

Intermitente de

razón variable

Muy alta pues el sujeto no sabe cuando va a recibir la recompensa.

Muy resistente.Es la pauta de reforzamiento de las maquinas tragaperras de las salas recreativas y los casinos.

Intermitente de

intervalo fijo

Alta pero sólo se lleva a cabo la conducta deseada cuando se acerca el momento de la recompensa.

Resistente.Los sueldos fijos no sujetos a incentivos que se reciben a final del período trabajado.

Intermitente de

intervalo

variable

Muy alta pues el sujeto no sabe cuando va a recibir la recompensa.

Muy resistente.

El animal unas veces es reforzado a los pocos segundos y en otras pasados minutos. Skinner descubrió que las palomas eran capaces de picotear durante 15 horas seguidas

Todo esto demuestra hasta que punto es “moldeable” la conducta animal y

también la humana. No deja de ser muy inquietante de que manera tan sencilla es

posible condicionar nuestra conducta para amoldarla a las expectativas de otros. A

veces incluso sin ningún propósito definido como ocurre con el comportamiento

supersticioso.

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Algunas de esta conclusiones que forman parte del bagaje de la psicología se las

debemos a la teoría experimental de Skinner, a pesar de las justas críticas que este

psicólogo recibió cuando extendió el moldeamiento a todas las facetas de la conducta

humana con el fin de proponer una utopía social en la que el condicionamiento operante

tendría un papel fundamental tal y como aparece en sus libros “Walden 2” y “Más allá

de la libertad y de la dignidad”. La publicación de estos libros estuvo acompañada de

polémica puesto que cuestionaban algunos de los pilares de nuestra cultura occidental

como el de la libertad del individuo. Para el psicólogo norteamericano la libertad no es

más que una ilusión sumamente útil que intenta ocultar el hecho de que la mayoría de

nuestras conductas son fruto de un condicionamiento previo.

4.5. Otras teorías alternativas del aprendizaje:

a) Críticas al conductismo. Conductismo y aprendizaje se han convertido

injustamente en palabras intercambiables eclipsando otras alternativas de aprendizaje.

En honor a la verdad, la influencia del conductismo ha sido profunda y duradera hasta

hoy. A pesar de ello, muy pronto, sus detractores se encargaron de poner en cuestión sus

conclusiones.

El uso del laboratorio en el campo psicológico es un éxito atribuible enteramente

al conductismo en cualquiera de sus versiones, pero no deja de ser su punto débil

también. Las conclusiones que se pueden extraer en un entorno controlado, aislando

todas las posibles variables no siempre es posible extrapolarlas sin más a otras

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El reforzamiento accidental o las supersticiones

Skinner demostró que no hay nada misterioso en el comportamiento supersticioso cuando reforzó al azar la conducta de las palomas en determinados intervalos de tiempo, de este modo las palomas repitieron las conductas que en ese momento estuvieran realizando: pavonearse, mirar hacia un lado o picotear.

Es lo mismo que sucede cuando usamos un bolígrafo cualquiera durante un examen y el resultado del mismo es positivo. La nota ha reforzado una conducta arbitraria como es el uso de ese bolígrafo, por ello, a partir de entonces, no acudimos a ningún examen sin nuestro “boli” de la “buena suerte”. Ha bastado un solo intento para reforzar durante un tiempo nuestra conducta. No hay nada extraño, es simplemente un condicionamiento accidental.

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situaciones fuera del laboratorio como ya recordaron los etólogos que estudian la

conducta animal.

El esquema E-R al que se ciñeron los conductistas no siempre coincidía con la

conducta de los animales tal y como recordó E.C. Tolman con sus experimentos con

ratas en laberintos, en los que, en ocasiones, interponía paredes donde no estaban antes,

o quitaba paredes que antes estaban. Las ratas eran capaces de encontrar la salida a

pesar de los obstáculos, lo que le invitó a pensar que entre el estímulo y la respuesta los

animales elaboraban mapas cognitivos duraderos que les permitían resolver nuevas

situaciones y adaptarse con éxito a ellas. La motivación es otro de los elementos cuya

influencia el conductismo ha subestimado según C.L. Hull.

Además la conducta animal no se puede comparar alegremente con la conducta

humana, que, en muchos casos, es mucho más compleja y no se deja reducir al

comportamiento de una cobaya en un laboratorio.

b) Alternativas al conductismo: Es por ello que se han planteado nuevas

aportaciones complementarias, en algunos casos, a las tesis conductistas. Una de ellas es

el aprendizaje vicario o por imitación tal y como lo resumió A. Bandura, psicólogo

de la Universidad de Stanford del que ya tuvimos noticias en el primer tema cuando

estudiamos el experimento que llevó a cabo para comprobar la influencia del ejemplo o

modelo en la conducta de los niños. Me permito reproducirlo de nuevo.

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Bandura diseñó un experimento para intentar comprobar si los niños/as imitaban la conducta agresiva de los mayores.

1. Seleccionaron 72 niños/as. Los dividieron en tres grupos de 24. Uno de ellos sería el grupo de control y lo otros dos experimentales.

2. Los niños/as del primer grupo experimental observaron a un adulto pegando a una muñeca de goma llamada “Bobo”.

3. Los niños/as del segundo experimental observaron a un adulto jugando tranquilamente con juguetes.

4. Los niños/as del grupo de control no observaron a ninguna persona adulta.

La variable independiente era ver a un adulto o bien pegando a los juguetes o jugando con ellos.

Se confirmó la hipótesis de Bandura puesto que los niños/as que habían visto al adulto violento también ellos mientras jugaban libremente en el patio se comportaban agresivamente mientras que los niños/as de los dos grupos restantes se comportaron pacíficamente. La variable dependiente (la conducta agresiva de los niños) aumentaba cuando se introducía la variable independiente.

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Este ejemplo pone sobre la mesa la importancia que tiene este tipo de

aprendizaje por observación a lo largo de la socialización de los nuevos miembros que

deben integrarse en la sociedad.

La teoría que ha pretendido desbancar al conductismo con más éxito ha sido la

psicología cognitiva cuyo origen se remonta a los estudios de J. Piaget sobre la

inteligencia humana y las distintas fases de su desarrollo que pretendían demostrar la

manera en que los humanos asimilamos el medio en que vivimos acomodando nuestras

estructuras y esquemas a lo que nos rodea con el propósito de adaptarnos y sobrevivir

con éxito.

David P. Ausubel ha aplicado estas teorías al ámbito escolar y ha insistido en la

importancia de no solo enseñar contenidos sino también enseñar a que el alumno

aprenda a asumir nuevos conocimientos. Pero si hay algo en lo que la psicología

cognitiva insiste es en la importancia de que el aprendizaje sea significativo para el que

está aprendiendo; para ello hay que empezar por conocer el nivel de conocimientos de

aquellos a los que se tiene que enseñar. Dejémosle a Ausubel que lo diga él mismo:

“Si tuviese que reducir toda la psicología cognitiva a un solo principio,

enunciaría este: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el

alumno ya sabe: averígüese esto y enséñese en consecuencia”.

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La LOGSE y la psicología cognitiva

La LOGSE es la Ley Orgánica que desde 1991 (sustituyó a la ley franquista de Vilar Palasí que fue aprobada a principios del los años 70) sirve de base y marco para la enseñanza en España a pesar de que algunos de sus principios se han pretendido postergar en sucesivas leyes generales como la LOCE , ya derogada o la LOE que está vigente ahora.

Aquella ley (LOGSE) estaba inspirada en los principios de la psicología que acabamos de describir. El aprendizaje significativo o la atención a la diversidad de intereses y conocimientos de los alumnos han influido profundamente en la metodología de las clases: la evaluación inicial, los refuerzos, la diversificación curricular con más o menos acierto son consecuencias de estos principios y se dejan notar en nuestro centro a diario.