el antiguo chicomostoc

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Venado Códice Borgia, p. 22 EL ANTIGUO CHICOMOSTOC Primer centro de cultura tolteca en Mesoamérica JESUS CABRAL Se acepta, en general, que luego del desembarco en algún lugar del golfo de México, quizá cerca de los límites entre los estados de Tamaulipas y Veracruz, las tribus toltecas provenientes de la isla de Aztlán (que es sin duda la Atlántida), vinieron a fundar Chicomostoc ("Siete Cuevas" según la etimología más aceptada) como su primer centro de cultura en tierras meso y árido americanas. Las informaciones precisas al respecto son sin embargo bastante escasas y se reducen sólo a referencias extraordinariamente breves y que sin embargo dejan entrever que se trataba de un lugar de gran importancia. 1 A veces se ha confundido Chicomostoc con Aztlán y dicha confusión ha tenido lugar incluso en tiempos de Moctezuma, es decir, apenas unos años antes de la conquista española. A pesar de todo las referencias a Chicomostoc son bastante claras y por ello han sido objeto de ardua indagación que se ha topado siempre con dificultades que las "herramientas" de los historiadores y arqueólogos jamás han podido superar. Se

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El Antiguo Chicomostoc

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Venado Cdice Borgia, p. 22EL ANTIGUO CHICOMOSTOC Primer centro de cultura tolteca en Mesoamrica JESUS CABRALSe acepta, en general, que luego del desembarco en algn lugar del golfo de Mxico, quiz cerca de los lmites entre los estados de Tamaulipas y Veracruz, las tribus toltecas provenientes de la isla de Aztln (que es sin duda la Atlntida), vinieron a fundar Chicomostoc ("Siete Cuevas" segn la etimologa ms aceptada) como su primer centro de cultura en tierras meso y rido americanas. Las informaciones precisas al respecto son sin embargo bastante escasas y se reducen slo a referencias extraordinariamente breves y que sin embargo dejan entrever que se trataba de un lugar de gran importancia.1

A veces se ha confundido Chicomostoc con Aztln y dicha confusin ha tenido lugar incluso en tiempos de Moctezuma, es decir, apenas unos aos antes de la conquista espaola. A pesar de todo las referencias a Chicomostoc son bastante claras y por ello han sido objeto de ardua indagacin que se ha topado siempre con dificultades que las "herramientas" de los historiadores y arquelogos jams han podido superar. Se han aventurado, sin embargo, a afirmar que probablemente Aztln no es ms que un lugar mtico que hace referencia simblica a una isla que jams existi en mar alguno. O bien, dicen, se trata de una minscula isla (Mexcaltitn) en algn estero del pacifico (a pesar de que todas las referencias indican el oriente como el lugar donde se encontraba Aztln) y a la cual es posible llegar casi a lomo de mula. Respecto a "Siete Cuevas" se coincide con relativa unanimidad y acertadamente, pienso yo, en que dicho centro debi ubicarse en el sur de ridoamerica, concretamente en algn lugar de la porcin ms nortea del altiplano central mexicano. Sin embargo, los arquelogos siempre se han topado con el curioso, para ellos, hecho de que no existen "ruinas" que correspondan a la importancia que todos atribuyen a Chicomostoc y es esto lo que ha llevado a algunos a dudar de su existencia real y tangible en algn momento de la historia, mientras que otros han "decidido" que la ubicacin de Siete Cuevas correspondi a la que hoy tiene una pequea pirmide y otros edificios menores encontrados un poco al sur de la ciudad de Zacatecas, en un sitio conocido como La Quemada y el que desde hace ya muchos aos es conocido tambin como Chicomostoc, debido a esa decisin.

El lugar es sin duda interesante y, por qu no, muy bello (como sin duda lo es la isla de Mexcaltitn), pero en modo alguno corresponde a lo que podra esperarse de Chicomostoc. No tanto por lo modesto de las construcciones en piedra cuanto por lo modesto y lo, por as decir, ordinario del lugar. Esto requiere una consideracin: determinar la ubicacin de un centro de cultura tal que Chicomostoc, o cualquier otro de esa importancia, en pocas similares y sobre las que ms adelante intentaremos dar alguna precisin, era una tarea que no se realizaba al azar y segn no importa qu criterios. Al contrario, era algo que requera no slo de un sentido esttico de la geografa, sino de la aplicacin de conocimientos de los que nuestro "siglo" ha perdido casi totalmente noticia. Esto es algo que era adems la norma en toda la redondez de la tierra. Si bien es cierto que hemos perdido, como cultura, las claves de una ciencia tal, siempre acaba uno por reconocer algo especial en los lugares mismos donde los grandes centros de cultura antigua se situaban. Esto ltimo puede convertirse en un indicio (y slo eso) para determinar la ubicacin posible de Chicomostoc, especialmente cuando consideramos la poca tan antigua en que debi haber sido fundado, sobre todo para entender lo intil de buscar "ruinas" de edificios que probablemente nunca existieron o al menos nunca fueron de piedra al estilo de los ms recientes, como Teotihuacn o los de Oaxaca, y la zona Maya.

Hay que reconocer que toda la investigacin "moderna" sobre Aztln y Chicomostoc no ha logrado agregar una sola palabra a lo que las tradiciones nahuas y mayas dicen sobre ambos lugares, menos an han logrado esclarecer su posible ubicacin. Incluso, no parecen haber prestado an suficiente atencin a lo que dichas tradiciones dicen sobre sus orgenes.

A pesar de eso, la tarea no parece del todo insoluble en cuanto a la ubicacin posible de Chicomostoc y menos an respecto de la ubicacin de Aztln, a la que tanto las tradiciones nahuas como mayas ubican en el mar atlntico, lo que adems explicara perfectamente la aparente afinidad fontica entre las voces Aztln y Atlntida.2

En nuestro intento modesto de sugerir algunas pistas de investigacin consideremos ahora la probable situacin de "Siete Cuevas" en el tiempo.

Para esto es necesario hacernos una idea de la poca de la migracin tolteca procedente de Aztln, hasta donde esto pueda ser posible. Si bien vamos a tener que considerar fechas muy anteriores a lo que la mayora podra considerar como razonables, no estamos realmente hablando ms que de las pocas "olvidadas" ms cercanas a nosotros y si les conviene el nombre de "pocas prehistricas" ser slo porque son anteriores a la historia que los modernos consideran "documentada" y que en realidad no va muy lejos. El criterio que debamos seguir para determinar el momento de la migracin tolteca tiene que partir de un hecho indudable: a saber, que la migracin debi darse en una poca en la que Aztln an no haba desaparecido de la faz del ocano atlntico. Esto parece que no requiere de ninguna argumentacin adicional. Sin embargo, hay dos textos antiguos explcitos que demuestran que cuando se di la migracin la isla no slo an estaba ah sino que, sobre todo, permaneci ah por algn buen tiempo, antes del cataclismo que la hizo desaparecer.

Por un lado, la narracin tradicional nhuatl indica que las tribus llegaron por mar, guiadas por sus sacerdotes, sus sabios y afirma que ellos no se quedaron ac sino que regresaron a Aztln:

"En un cierto tiempo que ya nadie puede contar, del que ya nadie puede ahora bien acordarse, quienes aqu vinieron a sembrar a los abuelos, a las abuelas, estos, se dice, llegaron, vinieron,

Por el agua en sus barcas vinieron, en muchos grupos, y all arribaron a la orilla del agua, a la costa del norte, y all donde fueron quedando sus barcas, se llama Panutla, sus sacerdotes los guiaban, y les iba hablando su Dios. Los que all estaban eran los sabios, los llamados poseedores de los libros de pinturas, pero no permanecieron mucho tiempo, los sabios luego se fueron, una vez ms entraron en sus barcas"3

Por otro lado, el libro maya del Popol Vuh, en algn lugar,4 narra el viaje de ciertos personajes a la isla que est del otro lado del mar, hacia el oriente, y afirma que dichos personajes hicieron la travesa con xito, pudiendo retornar. En el caso del Popol Vuh, la referencia no hace alusin a la isla con el nombre de Aztln sino que menciona ms bien el del centro ms importante que exista en Aztln: Tula, que en el Popol Vuh se nombra Tuln.

Est pues fuera de duda que cuando Chicomostoc se fund an exista Aztln (pues las narraciones mayas y nahuas dan a entender con claridad que Siete Cuevas se vino a fundar despus de la migracin y antes del retorno de los personajes a los que se refiere el Popol Vuh), y esto nos obliga a reconocer que su antigedad data entonces de al menos algunos siglos antes de la desaparicin de Aztln y como este ltimo acontecimiento debi situarse aproximadamente 10 u 11 mil aos antes de nuestra era,5 podemos entonces tener una idea de la antigedad de Siete Cuevas. Pero tampoco debemos exagerar esto, pues es evidente que el momento de la cultura atlntida al que nos referimos, por antiguo que pueda parecer, no es ms que el de sus propias postrimeras. Adems es preciso sobre todo evitar creer que la migracin tolteca a Amrica fue la causa del poblamiento del continente. En absoluto. Algunos pueblos que han subsistido como tales, hasta donde esto puede ser posible en un territorio como el que actualmente llamamos Mxico, tan variado y complejo, estaban aqu antes de la migracin tolteca. Uno de los que con ms seguridad pueden ubicarse en esta categora es el pueblo Otom. Y ciertamente hay algunos ms. Lo que aqu conviene sealar es lo que ya se ha indicado en muchos otros estudios, y es que las construcciones en piedra son en realidad muy recientes y responden adems a pocas y culturas con intenciones e intereses que manifiestan algn grado de "descenso" de las preocupaciones ms elevadas. Es el motivo de la falta de cierta documentacin "ptrea" de la cultura druida y algunas de sus contemporneas, como es el caso de la cultura tolteca antigua. Y es pertinente este calificativo de "antiguo" pues, en el caso al menos de los toltecas, aunque no exclusivamente, han tenido que pasar por demasiados perodos, como es lgico suponer con una historia que se remonta tan lejos y que por lo dems no ha terminado ciertamente. Sus conocidos monumentos ptreos, por bellos que parezcan, no son sino de una poca, como se ve, muy posterior y que no necesariamente representa el "logro de algo" de lo que en sus "pocas primitivas" (Chicomostoc) hayan carecido, a menos que hablemos exactamente "al revs" de como habra que hacerlo y llamemos "logro" a la prdida y "ascenso" al descenso.

En suma, es intil buscar "ruinas" de Chicomostoc por la simple razn de que pertenece a una poca en la que las gentes, y me refiero a las de mayor estatura cultural (lo que eso entonces significara), estaban ms a gusto viviendo a la sombra de un rbol, al cobijo de alguna hendidura en la roca y presentando ofrendas en el claro del bosque, que en casas o templos de piedra. La importancia cultural de Chicomostoc, sin embargo, no puede ser soslayada y a pesar de su antigedad creemos que algo an podemos saber de ella, e incluso algo an tiene que decirnos a nosotros. Si lo podemos descubrir y ver.

El lugar de las Siete Cuevas era el punto de referencia geogrfico y espiritual de un "mundo", era su centro, su ombligo. Un mundo diverso, no uniforme, de ah su denominacin de Siete Cuevas, que en ocasiones es referido como el Lugar de donde salieron las Tribus,6 que no tenan que ser en nmero de siete (con ms frecuencia se habla de trece tribus), siendo este nmero aqu ante todo algo simblico, pero ciertamente se trataba de pueblos diversos, no antagnicos, desarrollando cada uno su propia naturaleza, siguiendo sus propias costumbres, hablando su propia lengua y sobre todo sabiendo que eran parte de un mundo cultural amplio. El mundo tolteca.

La vida de esas tribus toltecas de la era primitiva no la podemos ciertamente conocer con detalle ni creo que alguien, fuera de ellos mismos, pueda pretenderlo. Podemos en cambio, intentar determinar con alguna precisin la ubicacin geogrfica de Chicomostoc.

Cmo podramos ahora, tantos milenios despus, encontrar alguna pista que nos permitiera determinar la regin o lugar donde Chicomostoc se encontraba? Es que existen an costumbres o tradiciones de esa poca en los pueblos que actualmente viven en las regiones ridoamericanas y que nos den algn indicio sobre su ubicacin y, lo que sera definitivamente ms importante, su cultura? Parece que as es. An ms, creo que el caso es que varios pueblos de los que "nacieron" en Chicomostoc an caminan por esta tierra conservando su propia esencia y estilo, al margen (hasta donde esto ha sido posible en las condiciones cclicas en que nos encontramos) de la occidentalizacin que todo lo ha uniformado, e incluso nos parece que algunas de sus tradiciones se refieren precisamente al lugar de su origen, ah donde fueron creados como pueblo: El mtico Siete Cuevas. Pero slo voy a referirme al caso del pueblo Wixarrica, que actualmente vive en la Sierra Madre Occidental, que precisamente bordea el altiplano central hacia el occidente y que quiz como ningn otro pueblo (excepcin hecha de los Raramuri) ha sabido mantener vivas sus tradiciones, repito: hasta donde eso es posible en estas regiones, en estos tiempos, y con frecuencia esto es afortunadamente posible a veces en mayor grado del que a primera vista pudiera parecer.

Este pueblo, el de los Wixarricas, vive en una geografa que no es la moderna, a pesar de todo. Ellos moran en el centro, o mejor dicho, alrededor del centro del mundo (de "su mundo", huelga precisarlo) que para ellos es "cuadrado", y ms precisamente representado por una cruz, cuyos extremos son tantos otros "reflejos" del centro, situados en las cuatro direcciones. Segn sus propios tiempos y ritmos ellos peregrinan a esos "centros" situados hacia los cuatro vientos, que para ellos estn, al norte, en algunas cuevas remotas de la sierra, en el estado de Durango. Al occidente, en las playas del pacfico; al sur, en las riberas del lago de Chapala. Al oriente, su centro ceremonial reviste con claridad una importancia fundamental y es conocido como el lugar del origen, donde fueron creados como pueblo, como tribu, y no afirman que sea el origen de ellos exclusivamente sino que consideran que "ah" fueron creados los pueblos, de los que ellos forman parte y que componen el "mundo" en el que ellos viven.

Tal regin, hacia el "oriente" es objeto de peregrinaciones extenuantes pues ese lugar se sita a unos quinientos kilmetros de distancia de Huaynamota, su centro ritual, alrededor del cual viven, el centro de su cruz. Esta regin se conoce como Wirikuta y se sita en pleno altiplano central, un poco hacia al oriente, ya cerca de la Sierra Madre Oriental. Una de las principales actividades que ellos realizan en Wirikuta, a donde van segn un calendario ms "interior" que cronolgico, a diferencia de otros acontecimientos o ritos, es la recoleccin del Jkuri o "Carne de Dios" y que es una planta sagrada que tiene en su vida cotidiana una particular importancia, como es ampliamente sabido.7 Al final de esta peregrinacin, que es sin duda central en la vida de todo wixarrica, y antes de retornar a casa, suben al cerro de Leunar a depositar ofrendas y realizar ritos y acciones sagradas igualmente centrales en la vida de este pueblo. Esta montaa es de particular importancia en su geografa sagrada y constituye su centro ceremonial ms oriental. Wirikuta es como ellos llaman a esta regin, pero muchas otras tribus y pueblos la consideran, bajo otros nombres seguramente, como un lugar de particular importancia; aunque por diversas circunstancias, la relacin que guardan con l nos es ms difcil de conocer y no sentimos ninguna tentacin de indagar ah donde no es uno llamado y donde sentimos que los interesados quieren guardar discrecin. En cuanto a los Wixarricas, al menos en este punto, ellos no experimentan ningn recato en comunicar algunos aspectos de su cultura, como s lo manifiestan respecto de otros. Lo que aqu sealo es algo del dominio "pblico" y cualquiera que as lo desee puede atestiguarlo.

La ubicacin de Wirikuta no es en modo alguno un secreto. Est situada en el extremo norte del estado de San Luis Potos e incluso recientemente se ha declarado "Santuario Ecolgico y Cultural", lo que al menos da un poco de respiro a la regin en tiempos de asfixiante modernizacin de la agricultura que no ve la extensin de la tierra ms que como un dato a traducir en trminos de productividad y recursos financieros.

Lo que es interesante considerar, y con eso termino esta entrega, es la cuestin de si no ser precisamente en esa regin en la que habra que ubicar el antiguo Chicomostoc o Siete Cuevas? Me parece que hay ms motivos para suponer que as es de los que habra para ubicarlo en algn otro punto del altiplano central. Esto es ms claro cuando recorre uno las alturas de Leunar, que no es ms que uno de los puntos ms altos de una relativamente pequea serrana, una de las ms altas y compactas de las varias que se elevan en medio del altiplano. Es precisamente entonces cuando uno es llevado a pensar que si un lugar como Chicomostoc deba estar en un lugar especial, ste sin duda rene todos los requisitos. No carece de inters, por lo dems, notar que esta sierra se conoce como la Sierra de Catorce y que por algn motivo se desconoce el porqu de este nombre (aunque se tejen mil historias alrededor). En todo caso, se trata de un nombre bastante sugestivo y que sin querer llevar las cosas muy lejos, guarda al menos una curiosa relacin de coincidencia con el antiguo nombre de Siete Cuevas.

Otro aspecto digno de mencin es el hecho de ser Catorce un importante lugar de peregrinacin, no ya para los Wixarrica (o Huicholes, como los conocen los mexicanos) sino para los cristianos. Ah se venera una imagen de Francisco de Ass (que est en la parroquia del pueblo de Catorce) que atrae peregrinos los 365 das del ao y que en los primeros das de octubre de cada ao alcanza a veces la cifra de los 200 mil; en un pueblo donde dificilmente moran 1000 habitantes. Tampoco es de nulo inters notar la similitud (para el que esto escribe al menos) entre lo que es un aspecto importante del "mensaje" de Francisco y la "enseanza" del "Venado" (como es a veces nombrado el Jkuri peyotl, en nhuatl) a saber: la ntima y vital relacin que el hombre tiene con el universo, visible e invisible, y del que no podemos sustraernos sin las peores consecuencias para todos. Para el Wixarrica, venir a Wirikuta es venir al origen, a la fuente de la propia identidad, y comer la "Carne de Dios" es descubrir los rayos de luz que unen todo el universo en una gran trama, de la que somos parte, y en la que tenemos una responsabilidad. As, el hombre wixarrica, especialmente cuando viene a Wirikuta, habla con el abuelo fuego, con el padre sol, con la nube y la montaa, al igual que con todas sus deidades, las que siempre lo han acompaado, las que estaban aqu desde que fueron creados y para las que mil aos son un segundo. Habla con ellas y ellas le hablan, el tema es la vida en todas sus dimensiones. Pregunta y es preguntado, responde y se le responde. Al final regresa a su hogar renovado. Esas deidades lo siguen guiando como individuo y como pueblo.

Si esto no es un secreto, puede uno pensar que no lo es porque precisamente no debe serlo y porque al menos en algunos aspectos, lo poco que podemos conocer de los pueblos de Siete Cuevas tiene algo que decir al hombre moderno que sea capaz de descubrir ah algo para l mismo.

Historia Tolteca-Chichimeca, pg. 11

NOTAS1Las referencias ms claras a Aztln y Chicomostoc se encuentran recopiladas principalmente en el Cdice Aubin, publicado en la Biblioteca Nahuatl, cuaderno 1. vol. V., Mxico, 1903 y que infinidad de estudios citan. V.gr.: W. Krickeberg, Mitos y Leyendas de los Aztecas, Incas, Mayas y Muiscas. Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1971.

2A este respecto llama la atencin la falta de atencin que los lingistas han prestado a la aparente semejanza que tienen algunos vocablos nahuas y celtas y que podra sin embargo aportar interesantes "pruebas" del vnculo atlntide que une a ambas culturas.

3Estos fragmentos revisten particular inters. Forman parte de la Topializtli (Tradicin) tolteca que se ha conservado en forma oral y con la ayuda de diversos smbolos hasta nuestros das. Los fragmentos aqu reproducidos forman parte de una extensa transcripcin de narraciones que los Tlatoani (Sabios ancianos) revelaron a Fray Bernardino de Sahagn, a peticin de ste ltimo, quien en repetidas ocasiones y diferentes lugares del centro de Mxico, en el siglo XVI, entrevist extensamente a los mencionados Tlatoani. Sahagn transcribi las narraciones en lengua nahuatl ayudado por los jvenes estudiantes nativos que pronto dominaron la lengua y alfabeto de los conquistadores. Los extensos volmenes de Sahagn fueron confiscados a finales del siglo XVI por cdula de Felipe II, por no convenir "a la gloria de Dios y nuestra, que se escriban cosas que toquen a supersticiones y maneras de vivir de estos indios". Dichos volmenes tuvieron que permanecer olvidados en las oscuras bibliotecas de Madrid y Florencia, hasta que en los primeros aos del presente siglo Francisco del Paso y Troncoso public la primera edicin facsmil del llamado Cdice Matritense de la Real Academia, donde se encuentran los textos conocidos como Informantes de Sahagn. Los textos a que aqu se hace referencia se encuentran en fol. 191r.-192v. y son adems citados en diferentes estudios, v.gr.: Miguel Len-Portilla, Los Antiguos Mexicanos a travs de sus Crnicas y Cantares. Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1961.

4Los textos del Popol Vuh a que aludimos son demasiado extensos como para reproducirlos aqu, sin embargo no son difciles de encontrar. Quiz la mejor edicin sea la del Fondo de Cultura Econmica, en la coleccin popular, la cual adems de econmica no est agotada. Para el texto de referencia debe consultarse el captulo VI de la 4 parte. Para otras referencias a Tuln y Vucub Zuiv (Siete Cuevas) es preciso referirse a los captulos III a VI de la 3 parte.

5Para ubicar en el tiempo la desaparicin de la Atlntida, nos atenemos a los indicios aportados por J. Phaure en su estudio sobre el ciclo de la humanidad admica y tambin en lo que R. Gunon dice a propsito del "gran ao" en Formas Tradicionales y Ciclos Csmicos, donde adems hace una breve referencia a la migracin tolteca procedente de la Atlntida.

6Los conocidos Aztecas, son slo una de las tribus toltecas y su importancia histrica es notable slo a partir del siglo XIV de nuestra era, cuando intentan la consolidacin de un imperio.

7Se trata de una planta sagrada de gran importancia para todas las tribus de ridoamerica y que sin duda reviste una importancia particular que debe relacionarse con la nocin de Upaguru por su papel no slo "inicitico" sino "revelador" y "continuador" de la jornada espiritual. A diferencia de otras plantas "psicotrpicas", el Jkuri no parece tener un aspecto malfico ni "enloquecedor" para los pueblos de la regin. Su uso sin embargo, fue objeto de feroz persecucin durante la poca colonial.