el anÁlisis antropolÓgico de las cremacionesejemplo, si los restos fueron cambiados de lugar en...

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Complutum Extra, 6(11), 1996: 55-64 EL ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE LAS CREMACIONES Francisco Gómez Bellard* RESUMEN.- Durante décadas, no se consideraron los huesos quemados como fuentes de ñ?formación antro- pológica e histón’ ca. En la actualidad, algunos investigadores han centrado su interés en el estudio de este ti- po de material humano,’ la razón princf pal de esta actitud es que muchas Culturas humanas, canto la Ibé pica. la Fenicia, la Púníca o la Romana utilizaron la cremación durante siglos. Por lo tanto, la unica posibilidad de un enfoque antropológico de estos pueblos es el estudio de los huesos quemados. Este articulo presenta una propuesta metodológica para eí análisis de huesos humanos incinerados históricos desde un punto de vista fo- rense y arqueológico. El objetivo es no sólo mostrar las posibilidades de este tipo de estudios, sino también destacar los problemas y los ‘errores que suelen aparecer cuando el investigador se enfrenta a este material humano. Ansm-i ci’. - Por decades. tite cremased banes nere ignored as a source of anthropologtcal and histarical itt- formation. Nowadavs. some investigatars have focused their interesl fi, the studv of this humo,, n,aten’aL mainlv because manv Human Cultures «benes, Phaenicians, Punics, Romans, etc...) used cremation fon centu- nies. The only passibtlity, then, of an anthropological approach lo this Peoples is the study of the cremated bo- nes. This neportpresents a methadological praposal fon the study of histonic human cremated bones on tite ha- sis ofaforensic as well as archaeological poit¡t of ,‘ieív. The purpose is pial onlv to shaw the possibilities of this kind of studies, but also to emphasize lite problems and the mistakes that usuall emerge when nesearcheis work wzth this human material. P>ivis.,us Ctitr: Antropologia, Osteoarqueologia, Cremación, Paleopatologia. Krn’ ¡Vonas: Anthropology, Osteoanchaeolagy. Cremations, Paleopalhology Si las cremaciones fueron, hasta hace algu- nos años, una suerte de material inclasificable mas, ocupante de espacios siempre escasos en los almace- nes —cuando no simple desecho—, la Arqueología actual ha sabido dar un giro espectacular en la valo- ración científica de las incineraciones como fuente, inusual pero fiable, de información historiográfica. Pero esta nueva actitud, este guardar crema- ciones para su estudio, ¿está justificado? En el fondo, ¿qué aportan a la Arqueología? ¿Qué datos propor- cionan al equipo arqueológico que éste pueda aprove- char para la interpretación histórica? No es infre- cuente que los propios arqueólogos responsables de yacimientos con cremaciones se hagan y nos hagan estas preguntas. Manuel Fernández-Miranda fue uno de los primeros arqueólogos en hacernos estas preguntas. En aquel momento, no teníamos casi ninguna res- puesta: las procedentes de autores más o menos aleja- dos de nuestro entorno o las de otros investigadores índiferentes a nuestras preocupaciones por el rigor científico. Este trabajo, fruto de la experiencia de va- rios años en el estudio de diversos yacimientos feni- cios, púnicos, ibéricos y romanos —El Puig des Mo- lins, Villaricos, Penva Negra, La Serreta de Alcoy, Castellones de Ceal. Villena, Torrelló de Almassora u Hornachuelos— pretende responder a estas cues- tiones, definiendo las posibilidades científicas, pero también los límites de un análisis antropológico de las cremaciones. ¿Cremación o incineración? Es ésta una cuestión semántica que ha sido motivo de controver- sia entre diversos investigadores españoles en los úl- timos años. Para algunos (Santonja 1985: 46), “debe utilizarse siempre el término de cre/nación —acción de quetitar algo— y olvidar en Arqueología el de in- cineración —acción de reduci,- a cenizas— que debe * Escuela de Medicina Legal. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Ciudad Universitaria, sin. 2804() Madrid.

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Page 1: EL ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE LAS CREMACIONESejemplo, si los restos fueron cambiados de lugar en alguna ocasión o permanecen intocados. Tal vez sea el momento de hacer un breve inciso

ComplutumExtra, 6(11), 1996: 55-64

EL ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE LAS CREMACIONES

FranciscoGómezBellard*

RESUMEN.-Durantedécadas,no se consideraronlos huesosquemadoscomofuentesde ñ?formaciónantro-pológica ehistón’ca. En la actualidad,algunosinvestigadoreshan centradosu interésen el estudiode esteti-po dematerialhumano,’la razónprincfpalde estaactitud esquemuchasCulturashumanas,canto la Ibépica.la Fenicia, la Púnícaola Romanautilizaron la cremacióndurantesiglos. Por lo tanto, la unicaposibilidaddeun enfoqueantropológicodeestospueblosesel estudio delos huesosquemados.Estearticulo presentaunapropuestametodológicapara eí análisisdehuesoshumanosincineradoshistóricosdesdeunpuntode vistafo-rensey arqueológico. El objetivoesno sólo mostrar lasposibilidadesde estetipo deestudios,sino tambiéndestacarlos problemasy los‘errores quesuelenaparecercuandoel investigadorse enfrentaa estematerialhumano.

Ansm-ici’. - Pordecades.tite cremasedbanesnereignoredasa sourceofanthropologtcalandhistarical itt-formation. Nowadavs.some investigatarshavefocused their interesl fi, the studv of this humo,,n,aten’aLmainlvbecausemanvHumanCultures «benes,Phaenicians,Punics,Romans,etc...) usedcremationfon centu-nies. Theonlypassibtlity, then,of an anthropologicalapproachlo this Peoplesis thestudyof thecrematedbo-nes. This neportpresentsa methadologicalpraposalfon thestudyof histonichumancrematedboneson tite ha-sis ofaforensicas well as archaeologicalpoit¡t of ,‘ieív. Thepurposeis pial onlv to shawthe possibilitiesofthiskind of studies,but also to emphasizelite problemsandthemistakesthat usuall emergewhennesearcheiswork wzththis humanmaterial.

P>ivis.,usCtitr: Antropologia,Osteoarqueologia,Cremación,Paleopatologia.

Krn’ ¡Vonas:Anthropology,Osteoanchaeolagy.Cremations,Paleopalhology

Si las cremacionesfueron, hastahacealgu-nosaños, una suertede material inclasificablemas,ocupantede espaciossiempreescasosen los almace-nes—cuandono simple desecho—,la Arqueologíaactualha sabidodar un giro espectacularen la valo-racióncientífica de las incineracionescomo fuente,inusualperofiable, de informaciónhistoriográfica.

Peroestanuevaactitud,esteguardarcrema-cionesparasuestudio,¿estájustificado?En el fondo,¿quéaportana la Arqueología?¿Quédatos propor-cionanal equipoarqueológicoqueéstepuedaaprove-char para la interpretaciónhistórica?No es infre-cuenteque los propios arqueólogosresponsablesdeyacimientoscon cremacionesse hagany nos haganestaspreguntas.

Manuel Fernández-Mirandafue uno de losprimeros arqueólogosen hacernosestaspreguntas.En aquel momento, no teníamoscasi ninguna res-puesta:las procedentesde autoresmáso menosaleja-

dos de nuestroentornoo las de otros investigadoresíndiferentesa nuestraspreocupacionespor el rigorcientífico.

Este trabajo, fruto de la experienciade va-rios añosen el estudiode diversosyacimientosfeni-cios, púnicos,ibéricosy romanos—El Puigdes Mo-lins, Villaricos, PenvaNegra, La Serretade Alcoy,Castellonesde Ceal. Villena, Torrelló de Almassorau Hornachuelos—pretenderespondera estascues-tiones, definiendo las posibilidadescientíficas, perotambién los límites de un análisis antropológicodelas cremaciones.

¿Cremación o incineración?Es ésta unacuestiónsemánticaque ha sido motivo de controver-sia entrediversosinvestigadoresespañolesen los úl-timos años.Paraalgunos(Santonja1985: 46), “debeutilizarse siempreel términode cre/nación —acciónde quetitaralgo—y olvidar enArqueologíael de in-cineración—acciónde reduci,-a cenizas—quedebe

* Escuelade MedicinaLegal. FacultaddeMedicina. UniversidadComplutense.CiudadUniversitaria,sin. 2804() Madrid.

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quedar para los casosen que se utilicen hornosapropiadospara reducir un cadávera cenizas sinninguna mezcla, como se realiza mode,-napppenteenhornosde combustióna gas...”. Paraotros autores.ypara nosotros (Gómez Bellard y Gómez Bellard1989: 212), ambos términosson equivalentes.si noen cuanto a la intencionalidadprimaria de quienespracticaronen tiempospretéritosesteritual —inten-cionalidadpara nosotrosdesconocida—sí en cuantoal estadodel materialtal y como nosllegaprocedentede las excavaciones.Por otra parte, la ambivalenciade ambostérminosnosacercaa textosajenosal cas-tellano por cuantolosanglosajonessólamentetasanlapalabra“cremation” y los francófonosutilizan cxclu-sívamehíteel término “incineralion”, refiriéndoseaunamismacosa;éstoes.a restoshumanossometidosa la accióndel frego.

¿.Y qué supone la acción del fuego sobreunos restos humanos?Dejandodeliberadamentedelado las consideracionesde ordenestrictamentear-queológicoo histórico —no digamosya religioso ofilosófico— las cremacionesantiguas que venimosestudiandorespondena uíí esquemabásico: el trata-miento. medianteel flíego. de restos humanos,vaseancadávereso esqueletos.

Apresurémonosa decirque,en la Penítistíla

Ibérica, todoslos casospor nosotrosconocidosde in-cineracionesritualeshistóricas correspondena la ac-ción del fuegosobrecadáveresfrescos:es decir, sobresereshumanosfallecidosen los días u horasinme-diatos anterioresa la cremación.En las considera-cionesqueal lectorproponemosen las siguientespá-ginas sólamenterataremos,pues,de estetipo de in-cineracién.No abordaremoslos casosdealgunosres-tos de culturas Indias de Norteamérica (Binford1963: 102), en los que la accióndel fuegose ejerció,también de forma ritual, sobrehuesosya descarna-dos. ni los de restosaccidentalmentesometidosa laacción del fuegoen el fragor de una acción violenta(Etxeberríay Vegas1988: 107).

Henos, pues. enfrentadosa unos restosóseos.de mayor o menorantiguedad,sometidosa laacción del flíego. Desdeun puntode vista antropoló-gico, nuestratareaha de consistiren determinarconla mayor precisión posible —pero también con lamayorfiabilidad exigible— las característicasque losindividuos cuyos restos observamostuvieron en vida.¿Fueronvaroneso mujeres?¿A quéedadmurieron?¿Cómose sometiósu cuernoa la acción del fuego?¿Cómolite la combustión?¿Cómose recogieronlosrestosde la pira?¿Quése hizo despuéscon esosres-tos?

Figura 1 .- Esquenía de la crensaelon.

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Más aún: ¿Cómoera el conjuntode esapo-blación?¿Cuálera su composición?¿Cuáleseransusíndicesde mortalidady cuálessusexpectativasdevi-da?¿Dequéenfermabany dequémorían?

Todasy cadauna de estaspreguntasdebentener, por nuestraparte, una respuestafiable, útil ycoherentecon nuestrosdatos arqueológicoso históri-cos. Paraconseguiresteobjetivo, veamoslos pasosque debemosdar y propongamosal lector que nosacompañecon la Figura 1 comoguia básica.Esta Fi-guraes una modificaciónparcial de la que ya publi-camosen su día como primera aportaciónal estudiodelas cremaciones(GómezBellard el alii 1992:91).

1. EL MATERIAL

Siemprequeello seaposible,el materialde-be ser recogidodirectamentepor el antropólogoen-cargadodel estudiode los restos.Estospuedenestarcontenidosen urnaso dispersosen oquedades.fosas,ustrina,busta,o directamenteen tierra (Gómez Be-flard 1990). En el casodc contenidoen urna, el va-ciamiento puedehacerseen el laboratorio, sin queseanecesariala presenciadel antropólogoen la exca-vación; en los demáscasos,esta presenciaes muyconveniente.Si éstono es posible—desgraciadamen-te, así suelesuceder—el arqueólogodebeintentarre-coger los restosen el másamplio sentido;estoes.re-cuperandono sólolos restosqueél puedeidentificarcomo “óseos”, sino salvandoun perimetrogenerosode terrenocircundante,alrededory debajodc aqué-líos. De este modo, el antropólogopodráluego con-firmar o descartaralgunos problemastafonómicos(Pérez1990:9-21)0rituales.

Lina vez en el laboratorio, el material co-rrespondientea cadaurnao depósitode incineracióndebe ser cribado, con el fin de separarminuciosa-mentelos restosóseoshumanos,los restosanimales,los restosvegetalesy los restosminerales,metálicos.etc. En nuestraexperiencia,siempreaparecen,juntoa los huesoshumanosquemados,otroselementosim-portantes:en ocasiones,se tratade pequeños—y notan pequeños—fragmentosdeajuar; con frecuencia,son restosanimalesque requierenun análisis espe-cial para determinarla paleofauna;y casi siempre,piedrasy tierra cuya procedenciaexactadentro delcontextodel yacimientoconvieneaclarar.

Los restosanimales,ademásde informarnosacercade la fauna existenteen esemomentoy lugar,puedenaportardatosacercadel ritual funerario:dis-tinguiremos,pues,en primer lugar, si estánquema-doso no; en segundolugar, si estaacción del fuegofue accidentalo ritual; en este último caso,conside-

raremossi coincideno no las temperaturasde com-bustión con las registradasen los restos humanos:por último, estableceremossi estapresenciaanimalobedeceo no a unapautadecomportamientoprevia-menteestablecida,por ejemplo,en relaciónal sexoola edadde lossujetosacompañantes.

Este método nos llevará a estableceruncuadro” de la cremación,organizadopor compo-

nentesdebidamenteidentificados y, como veremosseguidamente.cuantificados(Figttra2).

Unavez separadoslos restoshumanos,con-víeneprocedera su lavadocon el fin de eliminar latierra y el polvo que suelen llevar adheridos.Aguacorrientey un cepillo suavesontodoslos instnímen-tos necesariosa tal fin. Con ello, las piezasóseasre-cobraránel color original que teníanen el momentode finalizar la cremacióny, como veremos,esésteunaspectoesencialdel estudio. Sucedecon cierta fre-cuenciaque. aún despuésdel lavado, algunosfrag-mentos sigan teniendo adheridaspartículas más omenosgrandesdetierra: no habremosde intentareli-minaría, sino comprobarsi correspondea la mismatierra queobtuvimosdel lugardedepósitoo de la ur-na de la incineración.Esto podrá indicarnos, porejemplo, si los restos fueron cambiadosde lugar enalgunaocasióno permanecenintocados.

Tal vez sea el momentode hacerun breveinciso parahablardel la~’ado ritual de los restosinci-nerados.Es una idea mu~ extendidaconsiderarque,unavez recogidosde la pira, los restosóseoseranla-vados ritualmente.En nuestraexperiencia,es impo-sible hacertal afirmación ateniéndonosal estadodelos huesoso a cualquierotra priíeba material. Sí es-tú docutuentada,enépocaromana,la prácticaconsis-tenteen regarla pira funerariacon aguao con vino,pero con la finalidad de apagarla,tal como se haceactualmente en algunos países asiáticos (Grévin1993: 318).

Al hablar de cuantificación. dos párrafosatrás,nosreferiamos,claroes,al pesadodc las parteso componentesde la cremación.Es éstaunaprácticahabitualen el estudiode incineracionesy sibien, uní-cialmente.algunosteníamosdudasacercade suutili-dad real (Gómez Bellard 1989: 190), actualmenteconsideramosoportunaesta ínediciónporquepermitehacerseuna idea bastanteaproximadadel volumende material humano originalmenteconservadodes-puésde la cremación.Además,permite comparacio-nes entrediversosyacimientos;es decir, el peso deunacremaciónno proporciona,en sí mismo,unain-formaciónexcesivamenteútil, peroel conjuntodepe-sosdeyacimientosconun elevadonúmerode incine-racionessí nosbrindauna idea—al margende la in-formaciónestrictamentearqueológica—de la impor-

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YACIMIENTO:

CREMACIÓN Nt

MODO DE PRESENIAClÓN: CII lima, en tierra, enoquedad,etc.

GRAMOS

PesoTotal

Neurocráneo.....

Esplacnocráneo

Cinturasescapulary pelviaiia

Costillasy esternón

Vértebras

Huesoslargos

Manosy piés

Restosno identificables

Restosanimales

Restosvegetales

Cerámica,adornosy utensilios

Figura2.- Cuadro de registro del contenido de una cremación.

tancíadel ritual funerario.En nuestraprácticahabi-tual, no incluimos el peso del material terrosoo pé-treo porque,salvo rarasexcepciones,no guardarela-ción algunacon la prácticafuneraria,sino másbiencon la técnicaarqueológicao con circunstanciasaje-nas al ritual (movimientosdel terreno, manipulacio-nesaccidentales,etc).

El siguiente pasometodológico.la separa-ción detodosy cadauno delos fragmentosen regio-nesanatómicaspre-establecidas,es probablementelalabor más difícil, más meticulosay que más rigorexige de todo el análisis técnico de una cremacion.No noscansaremosde decirque,en estafase del es-tudio, toda pacienciay prudenciason pocas.Deter-minar si un fragmentoóseo,quemadoy deformado.de no másde 2 cm, pertenecea unapartedel cráneo,de la cara, del hombro, de la caderao dc un pie. nopuedehacersesi no se cuentacon tres premisas:unprofundoconocimientode la anatomíahumana;unapaciencianotabley, lo más importante, un estrictorespetoa la verdad científica. Cuántasvecesno noshabrá sidodadocaeren la tentacióndeasignartal ocual fragmentoa tal o cual zonaanatómica.obte-niendo.así la “aclaracióndel caso”.facilitándonosladeterminaciónde un sexo,de una edado de una si-tuaciónquea priori nosinteresabaobtener?

Tantoes estoasí que,volviendo nuevamentea la Figura 2, el apanado“Restos sin identificar”sueleseruno de los quemás pesodel total de la cre-maciónconfleva. Algún autor (ReverteComa 1985)tiene por costumbredenominaresteepígrafecon elnombrede “restos menudos”. En nuestraexperien-cia, el tamañode los restos no conlíevanecesaria-mentela dificultad de identificaciónanatómica.Así,fragmentosde menosde 0.5 gr de pesoy menosde0,5 cm de diámetropuedenser determinantes,porejemplo,parala edad—es el casode algunasraícesdentarias—mientrasque otrasporcionesmás gran-des, inclusode másdc 4 cm dc largo, resultande di-ficil asignaciónentre, por ejemplo,unacostilla o unperoné.

El tamañode los fragmentosresultantesdeuna cremaciónes, pues,asunto importante para elantropólogo.Lo ha sido y lo es,también,para el ar-qucólogo.Así, se ha señaladoen algunaocasiónquelos restos recuperadosde la pira eran sometidosatrituracióncon el fin de quepudierancaberenla ur-ita destinadaa contenerlos.Nuestraexperiencianosindicaque,lejosde serésteun ritual funerarioexten-dido, la trituraciónde los huesosincineradosobedecea factores,si no aleatorios,síal menosdesconocidosparanosotros.En efecto,en los yacimientosquehe-mos podido estudiar, pertenecientes-~---ya lo hemosindicadomásarriba—a mus’ diversasculturasy épo-cas de ocupaciónde la PenínsulaIbérica, los restosóseosincineradostrituradosse codean,sin orden niconcierto, con otros aparentementeno sometidosaestapresión.

Bastendos ejemplos: la Urna22 del yaci-miento ibérico de Torrelló de Almassora.en Caste-llón. quenosllegó intacta, presentarestosno tritura-dos, recogidosdirectamentedela pira; y los restosN~8. formadostambién por huesosno triturados,eranun simple depósitoen oquedadrocosa. con ajuaracompañante,y sin evidenciasde expoliacionesomanipulaciones.Por el contrario, en el yacimientoromanodeHoniachuelos,enBadajoz,la UrnaT7/T-lconteníamaterial muy triturado; igualmentetritura-dos estabanlos restos del bus/uit, con ajuar de laTumbaR-6.

2. EL DIAGNÓSTICO

La finalidad principal de todo análisis an-tropológicoes el conocimiento,lo másexactoy fiableposible,de las característicasque como ser humanotuvieronalgunavez los restosóseoso de otro tipo so-metidosa dichoanálisis.Estees el objetivo de la an-tropologíaforense,a efectosdc identificación,y tam-

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bien de la antropologíaarqueológica.En estaúltima,la finalidad no es la identificaciónindividual —connombresy apellidos,podríamosdecir—sinola deter-minaciónde característicashumanas,primerode losseresindividualmenteconsideradosy, después.de laspoblacionesantiguasen su conjunto. Puesbien. elobjetivo del estudio de las cremacionesdebeser elmismo.Y ello nosobliga a realizarestosanálisisconun espírituhumilde,sabedoresde las dificultadesqueexisten para establecerdiagnósticosantropológicoscorrectosenrestosincinerados.Si la antropologíaar-qucológicarealizadasobrehuesossecos,bien conser-vadosy completos.seenfrentaa muchasdudascien-tíficas, cuántasno seránestasdudasal trabajarsobrerestoshumanosquea vecesno sobrepasanlos pocosgramosde materialdeformadopor el fuego. Veamos,pues,loselementosprincipalesdel diagnósticoantro-pológicoen las cremaciones.

2.1. El sexo

La determinaciónsexual de una incinera-ción se realiza con los mismos métodosque en elhuesoseco. No cabe en este artículo tina detalladaexposicióndeestosmétodos,perosí convieneseñalaralgunosproblemas.En primer lugar, las medidasdelos restosóseos,cuandoestánmuy completos.es unfactor que orientahacia una diferenciaciónsexual.Las cabezashumerales,las cúpulasfemoraleso lascavidadesglenoideasde las escápulas.por citarsóla-menteunosejemplos,suelentenermedidasespecífi-casen cadasexo. No obstante,alrededorde un 12%deestasmedidasse solapanenambossexos;esdecir,determinadasmedidaspuedenser tantode mujer co-mo devarón(Bass 1987: 93-225). Puesbien, en losrestosquemados.estaspartesanatómicasque hemosseñaladoestándistorsionadaspor el fuegova que elcalor, entreotros efectos,produceuna retraccióndelhueso,no sóloen longitud, sino también enanchura.Se ha señaladoqueestaretracciónpuedellegar a serde un 12-16% (Susiní et alii 1988: 43-67) aunqueVan Vark, citadopor Ubelaker(1989: 35). ha reali-zadoexperimentosque han supuestohastaun 25%de retracciónentemperaturassuperioresa los 900’C.difícilmente alcanzables.en nuestraopinión, en ma-terialesarqueológicos.En estascondiciones,se com-prendefácilmente que las posibilidadesdc determi-nar el sexode unosrestosincineradospor susmedi-dasquedanmuy limitadas.

Algunos detallesanatómicos—por ejemplo,el surcopreauriculardel coxal o el ángulode la esco-taduraciática del mismo hueso—muestranun mar-cadocaráctersexual. Desgraciadamente,estosdeta-lles se pierden con mucha frecuenciaen material

óseoquemadodebidoa la fragmentaciónde loshue-sos mencionados;más aún, los doscaracteresanató-micosquehemoscitadono suelenaparecercasi nun-caentrelos restos.

Podríamoscitarotros muchosejemplosde ladificultad de sexaruna cremación.¿Quiereello decirque resultaimposibledeterminarel sexode unosres-tos quemados?No. pero debemosser conscientesdeque sólamenteen casosque reunanmúltiples e ine-quivocosdetallesde dimorfismosexualpodremoslle-gara un diagnósticode certezao. al menos,dc mus’alta probabilidad. En nuestrapráctica, siemprehe-mosmantenido—y mantenemos—unaestrictanor-ma de “seguridad”:no señalamosel sexode ningunacremaciónsi no pensamosque las posibilidadesdeequivocarnossoninferioresal 20%.Pensamosqueesmejor proporcionaral arqueólogomenosdatosantro-pológicosquebrindarledatosfalsoso mu dudosos.

Porotraparte,recordemosqueenlos sujetosinfantiles, hastaunaedadaproximadade 15 años,nose puedeestablecerel sexo, ni siquiera en restosóseossecoscompletos,porquelos caracteressexualesno hanaparecidoaúnenlos huesos.

Porestasrazones,en la mayoríade los ya-cimientosestudiadosbastael momento,eJ porcentajede sujetoscorrectamentesexadosno suelesobrepasarel 40%. Estacifra puededisminuir drásticamentesila presenciadesujetosinmadurosesimportante.

2.2. La edad

Como señalaHolck, esnecesariomenosma-terial incinerado para determinar la edad que paraestablecerun diagnóstico sexual (Holck 1986: 74).En efecto, la variabilidad de los huesoscon la edades mus’ grande,permitiendoasíunamayoraproxima-ción a la realidad con menosdetallesconcretos.Porotra parte, el tamañode los restosno influye dema-siado en la determinaciónde la edad.Pensemosqueuna simplegemadentaria,de menosde 1 gramodepesoy 0.5 cm de longitud, puederevelarnosla pre-senciade un niño al que podemosasignarunaedadconun márgende error inferior a los 6 meses.

La mayordificultad en la determinacióndela edadse planteaen los grupos másavanzados,enlos seniles.Una de las causasde éstoes queson muyescasoslos restosde sujetosde más de 60 años.enrazónde la mortalidadprecozde las poblacionesan-tiguas: no tenemosdemasiadaexperienciaen restosincineradosde sujetosde edadavanzaday. por tanto,descalcificados.Personalmente,tenemosla sospechade que algunos sujetos que clasificamoscomo deedad indetenninablepodrían ser ancianos, cuyoshuesos,por su mermadaresistencia,hansufrido una

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importantedestrucciónenel procesode cremacton.No obstante,en algunaocasión hemos de-

lectadoesta presenciade sujetosde edadavanzadapor vías indirectas; es decir, por la presenciade le-siones articularesdegenerativasavanzadas,incom-prensibles—salvo rarasexcepciones—en sujetosdeedadesmásjóvenes.

Sea como fuere, la proporción de sujetosclasificadossimplementecomo adultos,sin máspre-cisión, esimportanteen cualquieryacimiento.

El gmpode edadmás fácil de identificar es,sin duda. la adolescencia.En esta épocade la vida.los huesospresentannumerosospuntosformadosporcartílagosdecrecimiento.Unade las paradojasdelascremacioneses que estos cartílagosde crecimientoresistenmuy bien la acción del fuego. La presenciade uno sólo de estos cartílagos.o uno de sus frag-mentos,revela sin lugar a dudasla existenciade unadolescente.

Estoscartílagosestánpresentestambién enlos sujetosinfantiles,pero en ellos las partesquees-tos cartílagosunenen vida estánseparadas:así, unaepífisis proximal de húmero estarásuelta entre losrestosde la cremaciónsi se trata de un niño, con su“mitad” de cartílago, mientrasqueestaráunida a ladiáfisis del hueso,precisamentepor el cartílago,enel casodetratarsedeun adolescente.

Otro de los elementosiluportantesen la de-terminaciónde la edades la dentición.Desdeel naci-miento hastalos 22-23 añosde edad,el conjunto dcpiezasdentariasdeun sujeto estáen constantetrans-formación,no sólo en cuantoa su forma, sino 1am-bien en relacióncon su númeroo su empción.En laedadadulta.también la dentición sthfre transforma-ciones. Puesbien, las piezasdentarias50h1 bastanteresistentesal fuego; o para sermásprecisos,la parteintra-alveolarde los dientes,es decir, las raices. seconservancon muchafrecuencia,incluso en crema-cionesa elevadastemperaturas.Tambiénse puedenencontrar,a veces,restosde coronasdentariascuyoaspectonosorientansobrela edaddel sujeto.

El mayorproblemade las piezasdentariasesque su aspectoy su pequeñotamañopuedenpro-ducirconfusióncon otros eletuentoscomo piedrasopartículasy, así,pasardesapercibidasen el momentode la excavación,sobretodo enaquellascremacionesque sehandepositadodírectament.eentierra.

2.3. Otros elementos del diagnóstico

Si el sexo y la edadson elementosbásicosdel diagnósticoantropológico, existen otros muchosdatosdeinterés—la estatura,la tipologíaracial o lapatologíay las causasde muerte—.Desgraciadamen-

te, las cremacionesofrecenpocasposibilidadesdc es-tablecerestascaracteristicas.

Todas las técnicas de determinacióndc laestaturase basanen las medidas,principalmentedelos huesoslargos.La incineración,ya lo hemosvisto,alteralas dimensionesde los huesos,ademásde frag-hnentarlos.El problemaes queesta fragmentaciónscproduce duranteel procesode combustióny es si-multáneaa la retraccióndc los huesos.Resulta,porlo tanto, imposible la reconstracción.en el laborato-rio. de los huesosquemados:carecede sentido,en-tonces,pretendermedicionesfiables. En algún casoaislado. debido a una escasadestmccióndel huesopor afectarle únicamentetemperaturasbajas, se hapodido reconstruiralguna pieza. Ello ha permitidoestablecerla estaturade algunode los sujetosde tal ocual yacimiento.Perosu escasonúmeroha invalida-do siemprecualquierconclusiónacercade las estatu-rasdelaspoblacionesenestudio.

Otro tanto sucedeconla tipología racial. Detodoses sabidoquela pertenenciaa una tipologíade-terminadaproduceunaseriedevariacionesmorfoló-gicascaracterísticas.Sin embargo,estosrasgosespe-cíficos no sonfactoresaislados;es decir. son necesa-rios todos ~‘ cadauno deesosrasgosparaconfiguraruna tipología racial (Coon 1985: 116). Para podercontar con todos estoselementos,habríaque dispo-ner de todo el esqueletode un sujeto y, aún así, nosiempre resulta fácil el diagnóstico, pues faltaránsiempre factorescomo la forma y color del pelo uotros.En estascondiciones,está claroque las crema-cionesdejanpocasposibilidadesde llegara un diag-nósticoracial. En nuestraexperiencia,sólamenteenunaocasiónhemosdetectadoun prognatismocompa-tibIe con unapertenenciapoblacional Norteafricanagraciasa la conservaciónen buenascondicionesdeun maxilarsuperiorcasi completo.

La Paleopatologíase ha convertido, desdehaceunosaños,en una de las ramasmáspujantesdela Antropología.Tambiénenel mundode lascrema-cionestiene la paleopatologíaalgoque decir. Sin em-bargo,nuevamentenosenfrentamoscon la fragmen-taciónde los restosóseosde las incineracionescomodificultad principal. Menosde un ¡0% de las enfer-medadesactualmenteconocidasproducen cambiosen cl esqueleto;esta cifra se eleva a medidaque re-trocedemosenel tiempo.Así, alcanzael 15% enépo-ca romanay cerca del 20% en la Prehistoria(Holck1986: 187). En el casode las cremaciones,la presen-cia de patologíasdepende.claro está,de la cantidadde material recuperado.Por lo general, las incinera-cionescompletasrecogenlas mismasentidadesnoso-lógicasqueel esqueletoseco, aunquecon algunaex-cepción: así, las fracturasin vila,>; son dificiles de

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EL ANÁLISIS ANTROPOLÓGICODE LAS CREMACIONES 61

apreciarenel huesoquemado,porquecasi siemprelaacción del Thego afecta,precisamente,a la línea defractura.

Una interesantelínea de investigaciónse hainiciado recientementeen el ámbitode las cremacio-nes: el estudiodetalladode las piezasdentariasporpartede especialistas.Se trata de encontrarsignosfiables de alteracionesalimentariaso del desarrolloen dientessometidosa la accióndel fuego, tal y comose vienehaciendoen piezasdentariassecas.En casode culminar con éxito, estasinvestigacionesaporta-ríanunagraninformaciónacercadel estadode saludde poblacionesa las quela Paleopatologiase ha acer-cadopoco.precisamentepor serma~’oritariamentederitual funerarioincinerador.

3. LA COMBUSTIÓN

Una vez realizadoel diagnósticode sexoyedadde nuestrahipotéticacremación,debemosdiri-gir nuestroesfuerzohacia la obtenciónde otra infor-mación:¿quésucediócon esecadáver?¿Cómofue laincineración?

Son numerososlos textos,sobre todo de au-toresgriegosy latinos (Grévin 1993: 315),queexpli-canel procesode cremaciónen la pira, pero nosotrosdebemosintentarcomprender,en cadauno de los ca-sosqueestudiamos,algunosfactoresde la cremaciónqueno fuerondescritospor esosautores.

Si observamosde nuevo la Figura 1. vere-mosquesondoslos elementosque influyen sobre laaccióndel fuegoen la pira: el tiempo la temperatu-ra. Estosfactoresson,además,interdependientesporcuanto,a partir deun cierto momento,la temperaturapuedeaumentaren función del tiempo. Nosotrosnopodemosdeterminarconprecisiónel tiempoquedu-ró tal o cual cremación,porqueno estábamosallí.Pero sí podemos saber, con bastanteprecisión, latemperaturaquese alcanzó.Tresson los factoresquedeterminanla temperaturade combustión:el com-bustible empleado,la oxigenacióny laspropiascon-dicionesdel cadáver,fundamentalmentesu contenidograsoysusropajes.

El combustibleutilizado en todas las cultu-ras depende,como cabíaesperar,de las condicionesmedioambientalesdel lugar en su momento. Ennuestraexperiencia,se tratasiemprede madera,quese cogíade árbolesautóctonosde la zona. El análisisantracológicodebeformar partedel estudio de lascremacionesy de ahí la necesidadde cribar correcta-mentelos restosparasu preservación.

La oxigenacióndependede dos factores: laexposiciónde la pira a la ventilaciónnatural y el es-

pacio existenteentreel cuerpoy el combustible.Lamayoríade las incineracioneshistóricasdebieronderealizarseal aire libre, posiblementeen elevacionesdel terreno,bien ventiladas.La disposicióndel cuer-po en la pira nosesdesconocida,perodossonlas po-sibilidadesprincipalesque hemos detectado:en laprimera, el cadáver debíaestar colocado sobre unapilamientode madera.En la segunda,el cuerpoya-cía directamentesobreel suelo y la maderaera colo-cada encimadeél. Cuandoel cadáverestáencimadela madera,la accióndel fuegoprovocael hundimien-to de la zonacentraldel cuerpo,esdecir,el abdómeny la cintura pelviana,por ser la de más peso; estemovimiento de derrumbehaceque la parteposteriordel cadáver,que reposabasobrela maderay recibíapocaventilación,cambiede ubicacióny puedaque-darexpuestoa otraszonasde la piracon mejorventi-lación. Encontraremos,por lo tanto, zonasposterio-resde columnavertebralquemadassin grandesdife-renciascon otras porcionesdel esqueleto.Además,esta disposiciónpermite que un hipotético operariopuedaremoverconciertafacilidad las diferentespar-tes del cadávermientrasse estáproduciendola cre-mación.Porel contrario,cuandoel cadáverha sidodepositadodirectamentesobreel suelo, la accióndelfuegoseejercemejor sobrela partemásventilada,lasuperior,mientrasque la partedorsal del cuerpo norecibe casi ventilaciónporquese lo impide el suelo;no se produce dermmbedel cadávery un operadordifícilmente podria manipular los restos humanospor debajodel fuegode la pira. Encontraremos,porlo tanto,zonasposterioresdecolumnavertebralape-nasafectadaspor el fuegoo, al menos,mucho menosquemadasque el resto del esqueleto.Naturalmente,nuestrainterpretación,a la vista del estadoen quenosllegan los restosóseos.se basaen queel cadáveres depositadoen decúbito supino,lo que no dejadeserun apriorismonuestro—ciertoesquebastanteló-gico—.

El tercerfactorquedeterminarála tempera-turafinal de la pira es el cadáveren si. Y empleamosel término cadáveren sentidoamplio; estoes. desig-nandoasí no sóloal cuerpodel individuo, sino a susropajeso sudarios.Hay que recordarque el cuerpohumanotieneunoscomponentes,variablesen canti-dad,queactúancomo combustibles:en primer lugar,la grasacorporal,perotambiénel pelo y el vello. Lagrasa,por suvolumen,esel factormás importantey,a igual combustibley ventilación, un cuerpo obesoalcanzaráuna temperaturamáselevadaqueuno muydelgado.

La presenciade ropajesen cremacioneshis-tóricas quedaconfirmadapor la aparición frecuentede cinturones,brocheso fibulas deformadospor el

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62 FRANCISCOGÓMEZ BELLARD

Temperatura 0C100

Coloración

Sincambios

100-250 Ocre-Marfil

250-300 Marrón

300-400 Negro

400-600 Diversosgrises

600 Blancointenso

Figura 3.- Rehaciónentre coloracióntura de combustión.

deh hueso cremado y tempera-

fuego, dispersosentre los restos humanosincinera-dos.

Estostreselementos,cadáver,combustibleyropajesdeterminan,como hemosdicho, la tempera-tira de combustión.¿Podemosconocerestatempera-tura?Si, graciasa la coloración de los restosóseos.Desdehaceya algunosaños,se vienenrealizandoex-perimentos,máso menoscomplejos,paradeterminarla relaciónentrecoloracióndel huesoy temperaturade combustión.Algunosautores(Dutoureta/ii 1989:23-28) han puestoen duda estarelación,si bien susexperienciasse basaronen muy pocasmuestras.Ac-tualmente,resultaevidenteque las distintas colora-cionesde los huesosquemadosse correspondencondeterminadastemperaturasde combustión (Holck1986; Hummel et a/ii 1988: 177-194; Etxeberria1992: 159-163).En la Figura 3 recogemosestarela-ción temperatura-coloración.

Debemosseñalarque las coloracionesmen-cionadasno sonuniformes.Es decir, cuandoseñala-mos que una cremaciónes gris, nos referimos a lacoloraciónpredominante:másdel 50% del materialestáquemadoa la temperaturacorrespondiente.estoes, entre4000 y 6000 (Gómez Bellard 1992: 102).Ello es debidoa que las pirasempleadasen tiemposhistóricos —como las utilizadasen algunospaísesasiáticosactualmente—no podíanproporcionarunatemperaturauniforme a todo el cadáver.Esto sóla-mente se consigueen la actualidad,en crematoriosespecialesquerepartenuniformementeel caloren to-do el hornomediantemúltiplesbocasdegas.

La Figura 1 recogelo quedenominamosca-lidad decombustión,asociandoprecisamentela colo-raciónde la mayorpartedel materialhumanocon lastemperaturasalcanzadas.

Así, la temperaturaquese alcanzóen la cre-mación,y quenosotrospodemosdeducira partir delanálisisde los restos,nosaportainformaciónindirec-ta acercadel ritual y de otros aspectos:importanciade la ceremonia,disponibilidad de maderau otrosmateriales,etc.

4. LA RECOGIDA Y EL DEPÓSITODE LOS RESTOS

Tambiénaportauna informacióninteresanteel estudiode la cantidady disposiciónde los restos,sí biende una formaestrictamentecomplehuentariaala tareaarqueológica.

Parael análisisde la recogidade los restosdebemosservirnosúnicamentede cremacionesintac-tas,esdecir. no expoliadasni deterioradaspor aradosu otros accidentes:sólamentenosserviránlas urnasolos depósitosno alterados.De otra manera,estaría-mosatribuyendouna“mala recogida a restosqueenrealidadestán,simplemente.incompletos.

Tres son,en principio, las posibilidadesqueteníanlas personasbajo cuya responsabilidadse rea-lizaba la cremación:recogerlas piezasreconociblescomohumanascon mayor o menoresmeroy deposi-taríasen unaurna; recogerlasy trasladarlasa otro Lu-garparaserdepositadasen tierra, enoquedadu otrostipos de receptáculoy, por fin, dejarlastal cual en laextintapira. El arqueólogonosseñalaráantecuál deestastresposibilidadesnosencontramos,peroel aná-lisis de los restosnos indicará si hubo esmeroe in-tencióndeconservarloso simpledeseode deshacersede ellos. Básicamente,podemosdecirque la presen-ciade másde un 60%delas partesanatómicasde unesqueletoentre los restos de una cremaciónindicaque la recogidafue cuidadosa,probablementereali-zadapor un “experto” en estosmenesteresy con laevidenteintencióndepreservaro dar un tratamientoespeciala los huesosincinerados.Por el contrario,lapresenciade menosdeun 40%de dicho materialnosindicauna“negligencia”enel tratamientode los res-tos. La Figura 1 recogetambiénnuestraclasificaciónde lo quellamamoscalidadde recogida.

Se comprendeque estacalidadde recogida,al igual queocurreconla calidadde combustión,tie-nc implicacionesimportantesa [a horade interpretarel yacimientoen susaspectosrituales,socialeso eco-nómicos.Poresoes nuestraobligación—no noscan-saremosde repetirlo, aún a riesgode cansaral lec-tor~ sermuy cautosa la hora de proponerestain-formaciónal arqueólogo.

La combinaciónde calidadde combustióny

calidad de recogida suponeuna suertede clasifica-ción de la calidaddel rittíal. El antropólogono puedeser, en modoalguno,quien determineel significadoque tiene, dentro de un yacimiento,la presenciadctantascremaciones“intensasy cuidadosas”o cuantas“débilesy superficiales”.Hade limitarse a ofreceres-tosdatosconla máximafiabilidad posible.Otrosele-mentos,esencialmentearqueológicos,confirmaránonegaránsusapreciaciones.

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5. CONCLUSIONES

Hemos realizadoun breve resúmende lasposibilidadesy dificultadesquepresentanlas crema-cionesdesdeun punto de vista de la interpretaciónantropológica.

A modo de conclusión,podemosdecirquelos restoshumanosincineradosprocedentesde exca-vacionesarqueológicasdebensertratadosconel mis-mo rigor técnicoqueotro tipo de materialesy quesuanálisisantropológicoproporcionaalgunosdatos,in-dividualesy poblacionales,de interésparala arqueo-logia.

Entreestosdatos,los másrelevantessonloscorrespondientesa la distribución sexualy por eda-desde la muestra.Si éstaresulta ser representativade la poblaciónexistenteen un momentodado, elanálisis de los datos antropológicosbrindará infor-mación fiable de la composición humanade dichapoblación.

Es posible. también,obtenerdatos relativosa la salud o la enfermedadde esapoblación,si biencon mayoreslimitacionesque en el casode necrópo-lis de inhumación.

El estudiode las cremacionesproporcionaun elementoauxiliar para la comprensióndel ritualfunerariode la poblaciónanalizada,así como de as-pectossociales,económicos,etc.

Porúltimo, queremosseñalarquelas crema-cionesconstituyenun material humanode dificil es-tudio, plagadode dificultadesde interpretaciónquesólamenteun rigorcíentíftco.unido a unamayordis-ponibilidad de muestras, permitirá, en un futuro nomuy lejano, proporcionara los arqueólogosnuevosdatos,objetivo principal de la antropologíaarqueoló-gtca.

AG~nnchMErros

Aunqueseria prolijo mencionara todaslas per-sanaseinstitucionesquenos itan estimulado,desdehaceaños,a perseverarenel estudiode las cremaciones,quisié-ramosdejarconstanciade nuestroagradecimientoa quie-nes pusieronmaterialesarqueológicosa nuestradisposi-ción con una confianzadela que nos sentirnosmuyliorna-dos:A Manuel Fernández-Miranday Alicia Rodero,en Villarí-cos,Almería.A TeresaChapa,enCastellonesdeCeal,Jaén.A Jordí 1-1. Fernández,enel PuigdesMolins, Ibiza.A Alfredo GonzálezPrats,enPenyaNegra,Alicante.A Emili Cortelí y JoséMaríaSegura,en La SerretadeAl-coy,Alicante.A GerardoClauseIl,en El Torrelló de Almassora,Caste-llón.A Alonso Rodríguez,enHornachuelos,Badajoz.

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