el anarquismo roma y mosal prowema...
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PORTE PAGO.
S .sa Q o S m e e m a d ie A b r i l « le 1 9 2 9
Correspondencia Administrativa: PASCUAL MiNOTTI
Calle Yf, m i MontevideoPersoQalmeotc todas las rtocljcs eo et menciona
do iocai, de ios 21 a les 22.
^PROPOSITOSLas agrupaciones “ Px*ogreso” , “ Sem-
braiulo Ideas", ‘ ‘Superación’" y “ Vo- 1-untad” , en una noble manéornunión de fuerzas han dado vida a esta pequeña hoja de propaganda libertaria.
Los iniciadores saben por experiencias ya hechas anteriormente, que si es relativamente fácil la creación de un órgano anarqui.sta, no resulta luego- tan fácil jpoderlo mantener.
Desde los medios pecuniarios para su impresión, hasta su redacción, administración y circulación, todos son obstáculos que es necesario superar.
Pero, a pesar de todo, han puesto manos a la obra, porque creen que en la form a actual no es posible continuar, Guando a una colectividad cualquiera, falta la influe^icia de la letra de imprenta, puede <iecirse con seguridad, qtie ha entrado en un perío-do de decadencia que es menester salvar, sí no quiere perecer.
, , Comprendemos conio el quepor sa formato y por su circu
lación, este no es seguramente e l 'p e riódico soñado por muchos compañeros. Pero en sus mismas manos está el remedio: el formato se puede duplicar en cuanto las finanzas lo permitan; y, rei‘c:rente a la circulación, nuestro ad-
- ministrador no pide otra cosa que direcciones para hacerlo circular.
En cuanto a la redacción, no tenemos por qué decir que siendo este itn periódico anarquista, está abierto a todas las ideas.
El anarquismo es construye y se purifica mediante la discusión y la crítica, y resultaría pueril que se cerraran la>- puertas a los que quisieran discutir aÚK nuestras mismas ideas.
Pero, exig-imos a los que quíer'an ejercer íitíe legítimo derecht^, que lo bagan con. cierta altura de crircrio y de lenguaje, y que (íviten loá perso-
Qiie, por ser tales, resultan siemprí* odiosos.
Nutisíro ambiento, dcsgraí‘ iadaraen- te, está demasiado dividido, y no quisiéramos que esta modesta hojita. sirviera para ahondar divisiones, o que se prestara a cienos desahogos, personales que no í ;iempre son legítimos.
Quisiéramos, en una palabra, que todos los compañeros se compenetraran del momento excepcional que atravesamos. depurjoT'an sus peíjutiños rencores personales, y piYsiaran sn apoyo moral y material a esta hoja, que al nacer no trae otro propósito que el de contribuir en la medida de sus fuerzas, a la mayor propaganda de nuestras ideas.
Estos .«íon, en síntesis, los propósitos de las agrupaciones editoras, y estos son también lo propósitos de la redac-
Es nuestra esperanza cue hallen eco en el ánimo de los lectores y colaboradores.
El anarquismo proWema yitiil
Son hoy, palpitantes y reales como .ayer los problemas humanos por cuya solución surgió entre los hombres la idea anarquista. La libertad no es todavía, un hecho. El respeto a la personalidad, no es tampoco una conquista en el mundo. La explotación de los hombres por los hombres, subsiste con una cruel intensidad. Nada ha resuelto de modo duradero? tanto esfuerzo heroico, tanta lucha admirable, tanta propaganda tenaz. El anarquismo es todavía solo una idea, y solo una necesidad. Ciertamente, si hay un progreso moral en los hombres, si hay un progreso general en las sociedades, al anarquismo se debe. Dicho sin jactancia y so'Io por servir a la verdad. Las ideas extremistas han obligado al carro social a moverse hacia adelante. Pero los problemas básicos de la hu- manida4‘. repetimos, están .’sin, siolu- ción.
Eí hombi'e no es libre, ni en moral, ni en política, ni en economía. Lo
ligencia por la educación, y por el trabajo de las inclinaciones más despreciables. Alienta sus pasiones más necias, más irreflexivas, tales como el patriotismo, y ahora, en Oos últimos tiempos, el deporte físico,' cc^no es|- pecbáeulo circense, no comoi deporte precisamente.
He aquí algo que da a los gobiernos más resultado que el terror.
El anarquismo, para ser comprendido debe horadar la mentalidad común de los hombres, trabajar como un minero en las obscuras galerías subterráneas, en la maleada conciencia de ios humanos y en su í^rpe mentalidad.
Y eso hacían antes los anarquistas, y eso hacemos ahora.
Pl-obl'ema siempre latente, po-rque el anarquismo es idea de libertad, y los hombres, y sus sociedades, son esclavos de eclavos, impersonales, mandones unos, serviles otros, chacales unos, víctimas obscuras otras.
— ooooOoooo—
Roma y Mosal
Los esclavizan los gobiernos democráticos que le imponen leyes que el no elabora, que no le interesan y que tiene que cumplir. Lo esclavizan las tiranías, de modo más brutal y violento que las democracias farsantes. Lo es» úlavizan los capitalistas, que le hacen trabajar y lo despojan del fruto de su trabajo-
E1 anarquismo^ la idea que trabaja el sentido y la necesidad >de la, libertad integral, es pues., una njecesidad lattnie y vital. Caben las mismas palabras. los mismos coneeptó? para explicarlo, qno cabrían en é]iooas pasa- da.s íip intonsa agitación libertaria. No hablamos de táctica.'! para encarar problemas fircunstancialeñ. fíablamos de doctrina, hablamos de la ideas en sí, hablamos do la esclavitud, y de su otro polo, la libertaf!.
El aníirquismo es la libertad, contra bl dogma relifíiüso que impone por la super’dción el re.spoto a cosas absurdas. Contra ol concepto moral co- rrienie que desan*olIa sentimientos mezquinos y canallescos, contra la au- t.-)ridad del estado, que sujeciona violentamente a los hombres, anula sus personalidades y les impone obediencia para el servicio de coías que no permite analizar, contra ei sistema de explotación económica, que necesita hjOy como ayer del trabajo de las mayorías para provecho do las minorías.
La bestia consen-adora se defiende del anarquismo, por el terror y por la ignorancia. A los propagandistas, a los hombres que han iluminado su mentalidad y .su conciencia, opone el terror. la eái’cel, la metralla, oí confiíia- miento, a -los otros, a los del pueblo, a los que un día podían oir la palabra clara y veraz del anarquismo, opone la ignorancia. Estrangula su inte
OPTIMISMOLa libertad es el anhelo constante
die ios espíritías superiores. Los que V.í’.n Hilado b. un gra-.k'- .i¡2 ci.--!iui.Lr que les ha permitido discernir claramente el camino hacia ese objetivo, sobreponiéndose al orden establecido por la fuerza, dedicarán sus mejores esfuerzos 'a la consecución de ese anhelo que presupone para la vida humana, la más alta expresión del pensamiento.
E¡|te d,e»edL leí ta nteceeaidad f\TÍtal/, mejor dicho, de liberación, que ha provocado en todos los tiempos cruentas batallas para impedir la transformación del actual estado de cosas, no es por supuesto una lucha que surge hoy. La historia nos enseña sus páginas empapadas de sangro, un iucalculab-le números de víctimas. También lo evidenciamos nosotros, al detenernos mirando un inítante hacia atrás. Los factores de tiranía persisten do pié. con más arraigo y fortificación que aj'er. El afán de predominio expande sus garra multiforme. D.-: nuestra obra per- f-evernnte, in'terrun'vpida, castigf^Ja y comen?;ada, nuevamente, y que para hoy presentíamos los frutos promiso- res, quedan pocos. Unos se pudrieron en la política y otros descendieron al fango de los renunciamientoé. No por eso hic.imos abandono de nue.'?t7*a piqueta. Giremos pues, sobre nuestros talones y pongámonos de frente al sol, en ia brega contra las coyunda de todos los eon- venoionalismos. La fé, la convicción íntima de tin m ejor pon'eíiir, es un rayo de lúa en la conciencia. se apaga, nos alienta hacia ese constante anhelo de libertad.
Por inconvenien.tes de última hora hemos tenido que postergar la apari* cíóa del periódico, que habíamos anunciado para ei día del corriente- En lo sucesivo saldrá indefectiblemente, e! 1. y ei 15 de cada mes.
El Duce queriendo, con aquella generosidad de ánimo que todos conocemos, dar un mazazó'en la cabeza del desgraciado general Nòbile, que había sido enviado por él a plantar la bandera de la Italia Imperai al polo Nord, y que ha vuelto hecho un pingajo humano; ha llamado a declarar, ante la comi- Síóñ investigadora, a todos los que han participado de la expedición y del sal" vataje, y especialmente, a los compo- •nentes del equipaje del Kassin, la nave, rompe hielo del gobierno soviétieoj, que ha llevado la ayuda decisiva. Por esto el profesor Samoilovic, el doctor Sred- nevski y el aviador Chuknovski, debidamente autorizados por el gobierno de Moscú fueron a Roma. Y la comisiÓR, que tenía sesión permanente, quiso saber de ellos la verdad, y a la vez, darí- les la gracias por la hermosa prueba de salidariáad humana que habían dadd.
Pero al mismo tiempo y en la misma Roma, éstaba de sesión permanente el Tribunal Espeífial, atareado más que nlinca para . nviar ?, la cárcel a los ciudadanos que en el comunismo, y,perir i>'-da-'’ í». .ti m.i?covii,a.--
Prccisamente en aquellos días ol mencionado Tribuna: se había encautados de unos, veinticinco comunistas, entre hombres y mujeres, italianos y extranjeros, y por comodidad los había dividido en tres grupos, a los cuales, en pocos horas, les endilgó varios cientos de aiiop de redusión, Má? determinada que otra veco.s hribía sido la imputación: organización del socorro rojo para los encarcelados y deportados, con el agravante de que el dinero híibía venido del oxterior... quizás de la misma Rusia.
Samoilovic, Sredn'v?ki e Chuknovki no prestaron atención a todo esto: estaban demasiado entretenidos con la comisión in vestigadoì'a.
y , a los dos díaí, el Embajador ru.so, señor Kulski y su priraer s-ecretario, señor Zelkind, organizaron un reeibi- miento a !a misión .swiética, cun amplias iuviraciories para las autoridades gub-?rnativas itaüan.i-í. Y c-ntoncos las cosas adquirió carácieres verdaderamente épico.'!. Los diplomáticos rusos en Italia tienen ia tradición de las invitaciones (no hay que olvidar aquella otra famo.'a. hecha un mes dí-?pués del asesinato de Matteotti), y los jefes del fascismo tienen la costumbre de aceptarlas. Intervino Su Excelencia Ealbo con un inmenso cortejo de glandes gerarcas y oficiales de todas las armas. Intervinieron también señoras con la insignias fascista en el pecho. Hubo naturalmente champagne y brindisís. Y los representantes del Soviet, los compaiÍero.=i de los comunistas condenados dos días antes, ch->caron .‘¡us copas con ‘ 'Pizzo di fe ir c ” , que, de.«pués. de Mussolini, es sin duda alguna el delicuente más famoso de la Italia fascista.
I-uego la misión .soviética del salva- taje abandonó Roma; mas, ante de ale-
Reflexiones.LOS RENEGADOS
Coafesamoa sinceraniente gae ios qae xenieg^tt de sus ideas, nos causan siempre un sentimiento de repulsión.
Ciai'o está que no nos i*eferimod a los que por un cúmulo de circanstan- cias lo hacen después de sufrir una Iiob-. da crisis moral. Estos, vayan hacia adelante o hacia atrás, son siempre dignos de respeto. C-omo no los guiaba antes, no ios guía ahora, niiigira interés subalterno. Van hacia donde creen hallar SE verdad y la proclaman altamente.
Nos queremos referir pues, a esos cain,bios bruscos, que no tienen ninguna explicación.
Y más toáavíaj cuando ese cambio en las ideas, coincide precisamente con
cambio de 1&. posición económicas o con el del piiésto «que ise ocupa.
¿Cómo es posible admitir ciisis de c0Bciencía, ó siiiceridad, en el obrero albañií que fué anarquista o sitiálet* list-a mientras permaneció proletario, y i-epentinaiaentf» carabis su manera de opinar cuando por un azar de la suer- te, se ha convertido en capataz o empresario?
Guando todavía, éramos casi adoí^s* -eeirtes, se produjo en Buenos Aires, un caso c|ue llamó mucho la atención. Un .-■ofieial de policía — Ricardo Gutiérrez, fué en aquel entonces exonerado de su puesto, porque se había comprobado que profesarla ideas anarquitf-t^ s.
R&eordamos que ese hecho nos produjo emoción y admiración. Emoción, porque comprobábamos que las ideas anarquistas — Que í-oinenzaban a ser nuestras — tenían ur. puder tan grande de. convicción que liasta lograban
OB oficial de policía. Y , admiración, hacia el hombre que había sabido sacrificar su carrera, en pos de un .ideal que lógicamente nOs podía brindarle ninguna posición.
Más tarde, ese sentimiento de admiración se trocó en repugnancia, cuando r-se mii?inf) homhry fuó rudaoclo por el ParE^iiny al tervi^-ío de iin dó^poia, o íuó llenau'io lo? huecuíi («u in? rt'dac- ciorici-; ík' lus riiar!';s buri^ueíC. ,
Para o y p] iranios esas cosa.«, una i-'s?r- iir-na an!Ís;a nos dijü, una vez. que la ju- vfmtací pasa. ii]l físico, mismo no ag-uan- ta — nos agregó — los ayunos Cor-
j'ariif de Italia qui.so pa.’.ar por aiilán, y ahí otro diplomáticíi ru.' u, el cónfsul general, señ-or Aas-sons, coadyuvado por ei ag-reg-ado cornerci:¡.i Ivodorovski, Oi'- ganiííú otro rocibimienio en ol cual in- iorvino, nada meno.- que *'‘naesíro hermano'’ Arnaldo cu persona, y sy repitieron las niisiYias s'cenaá de expan. íiijn y ele cordialidad.
Sviniano para los C',ue e^írihirún la
— Conáütu"!ón en Rusia del fíobi&r- 130 de los obroro.'! y de lo. "ampes-ino.'A. Iniciación de una nueví. era. Produc
ción intojiáiva de los prineipiot- dei co- aiuniámo. Italianos que connulgan con tale.« ideas. Propaganda, proselilisrao, esperanzas...
— Cou5dtucirtr. en Italia del gobierno de lo? parásitos y de los aventureros. Iniciaiiión de uiia nueva oíy.. Gue- n 'a a innorfce a los comunistas, «opor- taeiones. onearcelaniientoy...
— ^í^ntuentros r'epetidoa do los jefes rusos y de los jefes italianos. Cham- pagiie, brindisis, borracheras, “ liande- ra roja*' y “ gio^inc-í:aa'\ galopo final.
(De '-ll beeco giallo’ ’)
zados y los almuerzos de café con leche, sin pan y sin manteca!...
El argumento posiblemente sea convincente, puesto que parece dirigirse más al estómago que ai cerebro.
Y es por esto que cuando leemos una serie de sofismas bien aderezados, en defensa de Primo de Rivera, o esicucha- moE lo.s ditirambos grotescos en fa vor de la dictadura musoliniana; repasamos mentalmente ios artículos anarquista* salidos de la misma pluma— que noH sirvieron de propaganda en nuestra edad moza — y una gran amargura no« invade el alma.
El sentimiento de repulsión de que hablábamos antes, se convierte entonces en hondo sentimiento de compasión. Pensamos que si ese escritor, que no carece de talento, por cierto, conser\-a todavía su antigua sensibilidad anarquista, cada palabra que escribe o que pronuncia en contra de sus propias ideas, ha de ser un estiletazo que recibe en pleno pecho; y si, como es más probable, ía ha perdido, es todavía más digno de lástima, porque el oficio ha llegado a obscurecer hasta su propia conciencia!...
Pop.
EL ANARQUISMO Y ELATENTADO PERSONAL
Xac'lle tiene derecho a elig irse en juez y a ejecutar senteBcias fle muerte. — Clemeueia Jae^niiiet,
Todo uiiarquisila, pensador re- cliaza en absoluto los alentados P'»i' víU’dio de la dijìaiiiìta,. .— tir> Lilis Marco.
Cuando un anarquista realiza un atentado contra las personas, bien sea por medio de la dinamita, ya sea por el puñal ó el revólver, no lo efectúa, seguramente, por ser anarquista, sino a pesar de seiio. Las idea.s anarquistas no pueden inspirar a nadie pensamientos de venganza. Sin embargo, nuestros adversarios, con manifiesta mala fé o culpable ignoraiieia, propalan a los cuatros vientos, cada vez que a un titulado anarquista se le ocurre en mala hora ejecutar un .atentado, que los ideales anárquicos son los que engendran tales lamentables hechos. Pero la prueba 'de que eso no es cierto, está, en piñmer término, en que, como nadie ignora, no son solamente anarquistas los regicidas o magnicidas, pues entre ellos figuran de todas las ideas políticas, reíligiosas y sociales.
Y pue.“to que. como la historia demuestra. JL(j el .'■’.te.'itado ]jí‘r.'=-;ín«it caso privati'.’•’i de un tic termíjiadj ¡¡nriioo social, políuco ó religio~n, í ino (jue en tiiflo-. olios se ha dado el protoílpo del avton^adl'r, reir ulla por demás cvjdeT'te oue éste; es producto del medio s '‘CÍal y no hijo del ideal qu? susienta; y, por tanto, hí/y una causa ci-mún. única, que engendra todos los atentados pei’sona- les. ¿Cuál es est.a causa? Ko es otra que la iniquidad social. T.a iniquidad social •2s la que en lodos los tiempos armó el brazD de cua.níos atentadores ha existido, poriruelan eoníljciones cín que está Ha so
ciedad conflituída, manteniendo a la ma- y<iría de los hombres en la or>claviíud y la igntirancia, en e! fanatismo y la mi- .soiria, y a unos pocos en la opulencia, el mando, la holganza y el viein, se produce. como no puede menos de suceder aure contraste tan horrible, ei odio y la venganza. Cnr.siguieniemente, la responsabilidad de tales hechos corresponde íntegra a t.odos lo.« que cuníribu- yen a cr-ns-ex t'ar la organización actual de ía sociedad.
Pe.moR pronunciado la palabra venganza. Puo.=; bien, aunque otra co-' a se preLe.'ida, el atentado pei-sonal no es nada más que un simple acto vengativo. Pero no.'^otros no queremos vengarnos,
•'üno.s de nuestros niá? caros principio.« — dice la compañera Jaequinot — es el abandono de cualquier idea do venganza.” “ Condenemos— añade— el cio, el crimen, la mentira; arranquemos todas sus raíces c-n nosotro.s mismos j- GTs la .sociedad, pero detengámonos ante
el vieiosor el criminal, el embustero, contra ios cuales tenemos, es verdad, el derecho y ei deber de defendernos, más no de vengarnos.*' “'Es necesario — di~- ce asi mismo la citada compañera— co- veneer, ilustrar y amar; con ayuda de estos medios es como se operan cambios duraderos en la sociedad, nada duradero se habrá heclio mientras no se haya conseguido evidenciar y hacer acej)- téU' una verdad, un principio, mientras no se hayan extirpado del corazón humano los gérmenes de mentira y egoísmo.”
Cierto, muy cierto es todo eso, y así lo reconocen la mayoi'ía de los anarquistas. El compañero Anselmo Lorenzo dice también en uno de sus hermosos artículos lo siguiente respecto a tal asunto: que, a la vista de la in-jüsíicia. pierde la serenidad del juicio y nri.=e-di' de ¡•ahia medita y ejecuta un acto de aquellos que repni-eban, no sólo las leyes escritas, sino la conciencia humana de todos los tiempos, únicamente puede contar con la aquiescencia de los pocos que por iguales motivos es- tuAdesen rabiosos como él; los otro, es decir, todo el mundo, por no hallarse en concordancia de sentimientos con el irritado ejecutante, tendrán por él, por su obi'a y por las ideas con que pretende justificarse, indiferencia, ó repugnancia. E=o !sin contar que una venganza, (lue tal es gent-ralmente el móvil de esos actos, requiere como consecuencia natural otra venganza, y que la ley de k.s represalias es una cadena sin fin, y en ese infinito no queda nunca lugar para comprender ni meno. í implantar un ideal de amor y de bondad. El que predica una verdad, por pequeña y débil que ‘•ta. ap.íjreeerá siempre grande y fuerte y será al fin respetado, si no en su generación en las siguiente?, y aquella verdad, desprediándose pura de los labios ó de la pluma quo la pronuncien 6 que la escriban, se elevará majestuo- .'=a, iluminando inteligencias, alumbrando los más recónditos pliegues de las contlentdas torpes» y envilecidas, brillando al fin para todo el mundo como esplendente .sol del mediodía; en tanto que el que profiere amenazas, .si no las ejecuta queda en ridiculo, y si las ejecuta, aumenta c-1 catálogo de los sangrientos apasionamiento,? de dudo.sa ó negativa utilidad para la ide.a. y digo dudosa y no negativa en ab.soluto, por
que pueden darle directa utilidad la torne2a y la crueldad de nuestros enemigos con esas represiones absurdas y ridiculas que suelen piíuer en práctica.”
Así es, en efecto; pues ni el atentado individual es acto propagativo, ni hecho revolucionario. “ Los atentados no son favorables para propar la evolución y son inútiles para producir la revolución'’
— dice el camarada Luis Marco. — Y Juan Grave se expresa de este m odo: “ Debemos confesar que ciertos actos torpes y ciertas violencias descabelladas contribuyen a que arraigue en cierta parte de la opinión la calumniosa especie de que los anarquistas somos un hato de locos furiosos que no sabemos lo que deseamos.”
En suma, que el anarquismo nada tiene que ver eon los atentados personales que realicen individuos que se intitulen anarquistas. Y si hay entre nosotiroji algunos “ jaleadores” de lo® atentados, poco importa, pues los tales;
no son, en realidad, anarquistas d© acción, sino únicamente teóricos de la
-acción, de los que no merece la pena ocuparse.
Terminaré, para no extender mucho más este artículo, con las siguientes conclusiones.
1. — Las ideas anarqui,stas no son causa de atentados personales; el ideal libertario dulcifica las pasiones de los hom.bres; el anarquista que ejecuta un atentado es un ser anormal — son anormales todos los que realizan actos de tal naturaleza, sustenten cualesquiera ideas.
2. — La causa de que se efectúen atentados personales radica en las injusticias originadas por la actual organización de la sociedad, pues esas injusticias exasperan a ciertos carácteres apasionados, individuos amargados por la condición social, dotados, por otra parte, de una sensibilidad exquisita, y a los que un hecho sobresaliente sobre
la común injusticia — Alcalá del Valle, Montjuieh, etc. — determina a la acción que ’ellos consideran suprema j usticia.
3., — tios atentados no pueden ser con.^iderados hechos revolucionariosj porger actos individuales aislados; por producirse con bien escasa frectiencia; por realizarse en un ambiente hostil, irrevolucionario, y porque son, como dice el compañero Luis Marco, inútiles para producir la revolución. Sólo en pleí- no período revolucionario es lógico admitir como medio justificado el atentado individual,, porque en esas circunstancias puede ser bueno, útil, legítimo y hasta decisivo para la causa de la revolución.
4. — Respecto a la propaganda, los atentados son perjudiciales o nulos por lo menos, pues no 3e infiltra en el cerebro la idea ni se conquistan nuevos prosélitos por medio del atentado ])cr- sona;l, porque aun coucediendi* que tales hechos dieran algún re.sultado pro- ])agiitivo. e£te .sería harto insignificante para ser tenido en cuenta, y siempre hará un buen opúsculo máii propaganda que una docena de atentado'^, ya que no basta tener razón, ni cíta se impone por medio dt; la violencia, sino que es nece.sario demostrar que se está en po&e.sión de ella.
José Chueca
T e a t r o E D l l N(Viiia de! Cerro)
Gran velada teatral a beneficio dei periódico “ ACCIO N L IB E R T A R IA ”
Martes 30 de AbrilEl ccoijunto artístico “ Taiía” pondrá en escena la comedia dramática de te
sis social de Armando Dicépolo “ EL VER TIGO ” , €n dos acto?:
Cantos con acompañamientos de
Conferencia. — Recitación de PoesíasEntrada Platea ............. .. $ 0 -3 0MujeSrets ¡......................................... $ 0 .2 0
IOS GRANDES PROBLEMAS HUMANOS
LA EDUCACION DEL NIÑO
Hay un medio infaiiibk cíe hacer de cada niño un idiota, un espíritu sin -curiosidad, un cerebro sin ideas, un alma sin luz ni inquietudes. Este medio es, enviarlo a la escuela. Naturalmente, nos referimos a la escuela oficial, ya sea laica o religiosa, en el Uru- ■guay o en España, en Italia o en el .país donde se asesinó a Sacco y Van- zetti
Ningún pedagogo inteligente, ningún intelectual bien intencionado, ningún padre curioso del desenvolvimiento cuUtural y vital de su hijo, ha dejado ■de observarlo.
El problema es ciertamente grave. Tiene su origen en la impenitente irresponsabilidad del hombre. El género humano, por la ligereza irresponsable de sus actos, es todavía una bestia cavernaria. Su progreso en ciencias llamadas prácticas, no lo redimen •de su pequeñez moral. El problema, decimos, es grave. Todo hombre y mujer dispuesto a hacer un hijo, deberían primero aprender a educarlo. Naturalmente esto implicaría en primer lugar, educarse a sí mismo, darse a un examen de las cosas del mundo, pa-
•sai-lo todo por eí control de la razón.De este modo, el niño no llegaría a
■ser infaliblemente un imbécil como es fatal que lo sea hoy, que la irresponsabilidad paternal lo pone en la escuela apenas ha llegado a tener 5 o 6 años.
El m.aestro, estrujará, con sus pocas iiices y con ol impt-raiivo dt'l pro- graniíi de ‘ ‘ en¿eñanza", ol c-rirebro (5el niño. Por lo pronto, no más libertad. Ni ¿o movimiento, ni de Cü.ncopción. La cruurcsiñi’ cíe la libc'rliid — que es la única bí-.,-o do Lodo progreso, felicidad — t-s primc'rdiiil on i‘iialf]uior acto de 'los hombro-i ropre‘'i;n:.;irivo.s o dependiontcí! d<.'I régimen e?uiLai o capitalista.
El maestro, apcsar de lo que pu- dioro sugerir su ni.-mbro. oí nna sim- pl;-! persona vulgiir. L'e e; jínn, de nu- la cnlrui'a gen-c;níV‘i<-''fil'-, ad't'c-je en primer lugar do falla pcn:: jnuonro. Tienen las icíeíi.s qulolisLi'.'; de ir-do el mundo, y naturalraenio, en íaie.* condiciones no «e lo podrá nu’.K-a ot-urrir enseñai'le nlgo útil al niño.
Yo recuerdo mis años do e.^colar, como lop más inútilos de mi vida. Me veo quieto on un banco. Ui e.=piiida pe- gadu al respaldo, y la manos extendida': sobre la mesa. Escuchaba. ¿Recuerdo lo quo es:’uchaba? No. Poro ma han quedado de.=pués un montón de creencias abs,urdas. (jue me costaron mucho trabajo abandonar.
La idea estrecha de la patria por ejemplo, el absui'do de “ amar” a este país y odiar a lo? utros como si todos no formaran la misma masa del planeui tierra. Por otra parte nunca se me dijo on la esL'uela nada sensato .respec;to a la formación del mundo, y naturalmente, yo seguí, mientras no acerté a darme una cultura de valor, creyendo, como cuentan los curas y los padres simples, que ol mundn lo hizo “ Dios” . Y, sabido es que Dios es una hipótesis, según Laplace, y sabido es hoy que la de Dios es la más ridicula concepción del hombr?, pero en la escuela no me lo dijeron Giunca. Ni lo -dicen ahora.
Saben las clases opresoras ((ue es do tanto valor como elemenLo regre
sivo, llenar de tinieblas el espíritu y el cerebro del niño, que en países como España e Italia se ha resuelto que la enseñanza religiosa sea obligatoi*ia. En la Argentina, un pai. de oficialismo ultra jesuíta, se va introduciendo también en las escuelas el veneno religioso, y en los otros, de todas partes del mundo, se exalta cada vez más, el culto u otra de las grandes llagas del hombre, el culto a la pati'Ia.
Si el sentido de i-esponsabilidad fuera una característica humana, no pasarían realmente estas co.sa. Lo.s padres no mandarían sus hijos a la escuela. Serían ellos sus maestros, o los busoar^nn en homl«!res que p^idieran decir como Rousseau: de mis mimos no saldrá un niño para sa’jerdotüj ni para funcionario, ni para militar.
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Los valores negativos de
humanidad,a
cumentos a los aplipolíticos. Creada a raiz de la revolución la oportunidad para algunos hombres del partido bolchevista de erigirse en mandatarios, de gozar de una posición de excepción en la cual ni habían ¿;oñado, los diques morales de la ambición, no pudieron contener la correntada, y es que dice una formula en ciencias ’sociales, que los niií--mos fenómenos, provo&an en distintas ])ersjnas i guÜes j^eacciones. La sugestión del mando, muerto Le- nin, el papa rojo, pu.so en conflicto ai 1‘osto de ios jefe;;;illo3. Pudo ser Trots- ky, ei verdugo de Cronstandt, el sucesor, i5lro ante él se interpuso la ambición de Stalin. La masa, está siempre con el que triunfa, y para ella, y para lo? grupitos comunistas de todo
el mundo, Trotsky, ya no es nadie.El ejemplo alemán, y el ejemplo ru
so, son una reafirmacíón del fundamental objetivo anarquista: no gobierno, no amos, no jefes, y los pueblos, y los hombres, no obtendrán jamíás la libertad, si ceden a los políticos la menor confianza. Los hombres, como los pueblos deben de confiar en ellos, solo en ellos. Gobierno no debe existir más que el del individuo sobre si mismo, no sobre otros, y acuerdos, solo sobre la base del acuerdo debe asegurarse la armonía de los pueblos. Acuerdo de todos pai*a las cosas de interés de todos. Tal como hacen los sindicatos obrejjos bien oi^ganizadofe, que no tienen caudillos, ni jefes, ni directiva.
POR LA HUMANIDAD FUTURA
En política, ya no quedan ¿etfetos pai’a el c/bservador avinado. ¿Como ceer que hayan hombres quo ye sacrifiquen en la conquista dei puder para hacer bien al puebio‘1' Lo dicen solamente. Pero lo que anhelan, es colmar voraces anil)iciones. Una peleaOntl-L- p.'ilitil'ii?, fS UíiM ¡lí-lfíl (.•!■! ■.’í- ,!'i-í-c-ador'-íT por o! reparto 'iei bolín.
;Fué el patriotismr- i-' que impulsó a 'i:\Ius.sulini a ni'gnni;;ar las hordas fascila."'? í ’uó la ambición i'iniiiada dèi pud^r.
el fervi-i' c-.'pañn'üs.ta !i: quo inspiró a Primo de Rivna .-'•u gn’.pe de lfi23? Eso, ni los máf. imbéciles lo creeii.
La ambición, sol-j la groíora amlii- bición e.-i oí dinamismo de Loda acción ]>olítica y lie indo h.on'i))re político.
Y los mismos vicios de los puliticos burgueses, so hari rsproduf.ido entre los políticos llamados revolucionario?.
Cuando un jt-ifezuchi de segunda mont:i encuontra un obstáculo a su voracidad, ha lia siempre el medio do provocar una excisión, y queda jefe del nuevo grupo, siempre encontrará almas Inocente?, ganzos lo suiicieinte- niente idiotas que lí hagan coro, número y respaldar.
La historia de iodi)? los partidos políticos, eALH liona do medios tales.
l)e un hombre dedicado a 1a política, no se puede esperar nada. Y menos el trabajador. El político lo engaña en los días de paz, y los vende en lo.s días de revolu-ión. En Alemania. i)or ejemplo, el pueblo hizo su revolución. Corrió al Kaiser, corrió a los parlamentaristas, corrió a los mi- ’ ‘istrns burgueses. Pero, gr&vo, imperdonable error; no corrió a los políti- sos socialisia.s¡
Y éstos fueron la ruina de la revolución. Engañaron, al pueblo. Trajeron tropas, asesinaron a los hombros desiacados del movimiento revoliTcio- nario, y Noske, un socialista, convertido en jefe de policía, se mostró más cruel que Treppof, el rusa zarista, canalla, sanguinario, bestial.
Las alternativas por que ])asa la pojítica-comunista rusa, da nuevo? do
La üV3l en que ia humanidad rendía culto a la barbarie gloriosa de los héroes tl-j la sangre, los Alejandro, los Césarj io3 Napoleón, está agonizante; pronto {u;.iu c;ia se tañirá lúgubremente a muerto en ei campanario de la Historia, iliauras el siglo XIX va a descansar tí:- t;u labor honrosa, ocupando un trono de luz entre los siglos idos, salude- míis el alba de este siglo XX, que llega a ia líamanidad preñado do aspiraciones y esperanzas, recordando que en nuestra era no cabe otro culto que el
ios héroes de ia Ciencia, los Laplace, los Darván, los Lyell, los Marx, los Spencer*
En el corazón de la Humanidad, los grandes verdugos están''a punto de ser .suplantado« p^r los grandes maestros. T,ci ■.‘.‘•cneia c.-ílá liamuda n ¿u.-lituir al oampanií nío. Unicos condíatea i-iviliza- d<¡f- L-c v:\'.\ los del libr.) y de ia inLOÜgi-n- íia. En íodos In.-í ;-oraznnes un noble hfirror se incubará contra lus ?a!igric'n- to?. caiii'■■(■>? fie ijavali.n tiU'j la barbarie tv'icará :-í! cem£-r.i.í.riiv- improvi.^ndos:
hi'inbrc;.- dcl purvonlr luciiarán en las nobles [id<J dol Trabajo y de la rioncia, en campos do balall:; ffcundos do bienestar y de verdad-
Ei -moldado ha cnn.'tit uído la fui;rza y ia superioridad do lo.' puelflos en la burbarie; el ni.aosi.ro conslituirá .'lu fuerza y su superioridad on la civilización.
llae.'stros: toca a vosoíroív ser la avanzada on e.' tt; gencro.st) advenimiento do la civilización futura: vusotrn.'i, los maestros. haréis que ella scíí de paz, de amor, do solidaridad.
Recoi-dad que. en gran i)arl.e, está on vosotros hacer del pueblo una turba do esclavos o una asociación de Isom- brc.' libre. .
La.s sociedades civi!i:c&das confian al maestro cuanto poseen de más .«agrado: su propio porvenir. El pueblo os abre el surco de la infancia y os llama para sembrar en él las simienies de su vida fufura. En vuestras maous está el arrojar la buena o la mala .semilla: ol surco no será culpable si en vez de suculentos frutos llegaran a cosechar hierbas envenenadas..
Maestros: aprended a elejir la simiente que vais a sembrax'., Los niños son la sociedad del venir; fuera delito sembrar en sus cerebros simientes del pasado.
No les enseñeis prejuicios que v o sotros mismos habéis dejado de creer. El fanatismo y la intolerancia son los viejos odres de la era que agoniza: no coloquéis en ellos el vino nuevo.
No les cnseñéiifl que lo? hombre.=? han disimulado su ignorancia inventando ex-
plicaciones sobrenaturales que nada explicaban de los fenómenos que no sabían comprender. No les enseñéis que la inmensa muchedumbre de los que trabajáis con el brazo y la inteligencia debéis vivir condenados a una vida de necesidades y miserias, mientras una minoría ociosa derrocha lo superfluo. No les enseñéis que los pueblos se han despedazado en guerras inhumanas, como si el atavismo hiciera renacer en el hombre las predilecciones de la fiera. No les enseñéis a practicar la obediencia pasiva de los serviles, en homenaje a una disciplina que descoyunta el carácter, ahoga la ínicitiva individual y prepara para soportar reslgnadamente todas las esclavitudes. Este es el cre- pú'ífuln del pasado.
'le-:,ñutad crepúsculo, jìero preparali la aurora-
A los niños que la .sociedad os confía onsonadli'H que on mil laboratorios vi- \en muchos hérues que han consagrado su vida ai de.=;(.-ubrimiento de la verdad í)'!)jvtiva dp lo.; fenÓ£nrr;Os_ que percibl- inos medianío nu:‘siro? .«f-ntidoii, en el mundo que uo.= rodea; ellos . on los sacerdotes del íilolo futuro: la Ciencia. Ensoñad],\= que el trabajo del brazo o dol cerebro, es la ley .-íuncrior de la vida, pue.- nadie debe- ient-r el privilegio dt- vivir i.'iara.'-'itaríamente í-ii’. ser cooperador en la producción del grupo social a que píirtrneeo : ol único bieneítar hon- r.'ido es ol quo el hombre conquls'a mediante el irabajo socialmente útil.
En.'señadles quo todos los pueblo? ¡serán hormaros en el porvenir, pue? ia 7íi.<Loiia enseña qno el sentimiento de solidíiridad social se ha extendido pro- írrcsivamente de la familia a la tribu, a la n'ición: de la na'-ión se extenderá a !n Humanidad.
Knseñadic.-- que entro los deberes del hornnre, el prin'oro es la iniensifica- ción do la nropia ner.-íonalidad, mediante ■¡a culairo de la inreligonca, la socialización de los sentimif-ntos, la educación de la voluntad: así so forma ol honibríí libre, el ciudadano líiborioso, consciente, alfivo en sn dignidad y res- pectuoso de la dignidad de sus semejantes. ICsa la aurora del porvenir.
lUaesn'r'.'; c-=cogeíl la simiente quo \-iio.'trflvS manos csparc'rán en el surco.
La infancia, recordíidlo, no es ol pa- .'adí); 3S más que el iiresonte: ella es el porvenir. Soria crimen fecundarla con siniionies del pasado; preparad, pues, los hombros nuevo.s para los tiempos nuevos.
Asi .solamente así, pi-epararéi.s ia fu tura grandeza del pais: más aún: la futura grandeza d? la Humanidad.
José IngrenieroS.
PROBLEMAS FUNDAMENTALES
Negar que nuestro movimiento, en especial manera entre nosotros, atra
viesa por un momento bastante crítico, sería negar ia evidencia. Por diversas causas que largo sería explicar, todos
los hilos que sostenían nuestra propaganda, se han roto uno tras otro.
Las masas tornadizas van hacia lo? partidos que están de moda, o hacia los que pueden ofrecerles una pitanza cualquiera. Con nosotros que no podemos ofrecerles las jubilaciones generales y ni siquiera un miserable salario mini- mo de setenta pesos, se van quedando muy pocos*
La situación, es evidentemente grave. Rodeados de elementos hostiles, que, aunque peleados entre sí, no tienen ningún reparo en ponerse de acuerdo, para combatirnos, nuestra labor de
propaganda se hace sumamente dif- -CiL'
Pero, no hay que desanimarse. Momentos mucho más graves hemos tenido y sin embargo hemos salido siempre airosos.
Hasta creemos que a veces estos períodos de estasis, a la postre resultan beneficiosos, sabiendo sacar enseñanza de ellos.
Lo malo está en que a nuestro movimiento le falta -una cierta continui" dad. El elemento que actúa, se renueva tanto que a veces de los viejos quedan muy poeoé, y los nuevos, sin quererlo, repiten los miamos errores que han cometido sus antecesores.
La falla de publicaciones estables que ilustren, con criteado anarquista !<>S" p'roblemas que diariamente' se nos preselitan y 1¡ |precaria preparadlo» áoctrinaría de los nuevos militantes, hacen posible toda clase de erroi'es.
Por ejemplo, salta a la \nsta que e] movimiento anarquista en este país sigue el ílu jo y el reflujo del movimien.' ,to obrero influenciado por nosotros, Y
- lo- que a, primera vista parece una concurrencia lógica, es sím,piemente una aberí'aeión.
El njovimiento .-¡brero, puede- y debe ser, la nianilVsíacif'-n de una de iari actividades anarquistas, pero no debe ser la única actividad anarquista.
Ei mo\jmieiitü obrero es un movi- micntu de ma^a., y a í-us coínponcutes puede exigirsfeUs-i una orientación, en U7J fiete/Tninado sentido; pero no puede exigirse- a cada un-', de ellos una Verdadera preparación anarquista.
Lógico, pues, sería que el movimiento obrero, de ori^mación libertaria, siguiera el impuÍFü del movimiento anar. quilla y no viceversa.
Para los compañeros de una cif-rra esij&riencia y de una cierta preparación es evidente que ía Jabor más 7.'roficua, más duradera, es Ja que se desfaiTolla en el seno do las agrupaciones.
Sinceramente creemos: que la fuerza anárquica reside en ellas.
Es en las agrupaciones en donde ro moldea la mente de los neófitos; es esa ambienté de |ranca t-amarad&ría, do espür.tánea bondad, en donde nos sentimos verdaderamente onirc vompañe- ros, entre hc'm-.anüá; es ahí, donde cada uno se con\nfcrle en distipuio y ftiaesíro a la vez; donde no v'amo?, poi- qu<? obligados por el ejercicio de la misma profcsiOn, sino que no.--- reuíii- moB impulsados por 3a identidad de los ideales, y por ei común deseo de supe- raL’ióíi moral c inteJectaal.
Piensen los compañeros que nos leen, en la gran fuerza que tendría hoy el iinarquismo, si cada uno de nosotros,
sin descuidar naturalmente las actividades gi-emiales, hubiesen dedicado preferente atención, a la creación de agrupaciones libertarias.
La misma publicación de esta hoja— como lo hemos explicado en nuestro manifiesto — se debe al esfuerzo reunido de cuatro agrupaciones. Si éstas no hubiesen existido la aparición de esta hoja no hubiera sido 'posible.
Esta bien pensar en la revolución social, que, a pesar de toda la reacción que parece imperar en todas partes, está mucho más cerca de lo que algunos creen; pero, es necesario, pensar también que la revolución, se malogrará- como en Rusia, si primero no hemos sabido crear una conciencia anarquista entre el pueblo.
Y esa conciencia no se puede crear, sino creando una vida anarquista, aun dentro de la misma sociedad capitalista.
Cuando tengamos nuestras agrupaciones pferfectafcente organiizada^ en todos los rincones; cuando teüigamos nuestras publicaciones con su vida per- ;iectamente asegurada; cuando tengamos nuestros salones para conferencias; nuestros teatros; nuestras escuelas y nuestros ateneos, no seremos solamente una fuerza numerica, sino también una fuerza de inteligencia y de organización; y, además, habremos de- mostra-do con la virtud del ejemplo, que la Anarquía será el resultado de u'nai sociedad humar^izada y no juna noble quimera.
-ofjoOooo-
La libertad y la candidez humana
La libertad, es sin duda el estado donde se puede levantar con dignidad la vida humana; vida de hombre'í. o vidfi dt puooliib.
Tai-to lo Oí, quo aqu-Jlos (lUi- i-eal- mentfi no poseen ia libftríud, quo no han sabido conq’-.istarla en sus valores rtales, se dan la ilusión de Ja li- benad. Cu-l-jctivamonto, véase a ir>s pueníus como .=e creen Hbre-s, ¿Librf? de qué son ios pueblos? El que. pongamos por caso, en España no gobiornsn los ingl.íses, k-jos está de “¡rínificar que los españole? sean librt-s. Su gií- bierno e'-pañol, conio en Italia el ita- iiauo, 6/5 ei Uíuguay el urug:uty0, prc,. pon prL:ebas sobradas que la liborrad no exist?. Donde h?t.y quien pübierne, ía libeitad, es solu una ilu.-ión.
Los puoblo.s y loss hombres, se han significado siempre por su íixtrema candidez. Conoeleiido e?to. siempre hay pillos aprovechados que se tirven de ello pai?. su gozo-
Observóse una de las “ razimes "dialéctica.« ele la=: dictaduras actuales en Europa. Dic-en que han 'librado a la« naciones de la calamidad democrática y parlamentaria, y la v'andide.? popular lo cree y agradece-. Por lo cuntí ario, los gobiernos democráticos, dicen que los pueblo.«* son libres de elejir gobcrr.snies. Pero, el str libre de elegirlo, no significa que so posea realmente libertad. En el terreno de las verdadhs demostradas, igual’ es esclavo aquel que le imponen un amo y él Ko protesta, eomo aquel que va por Sí mismo a darse uno.
y es que, ni hombres ni pueblos, tienen 'un sentido responsable de las cosas. Ni las naciones modifican sus arbitrarias y mezquinas bases nacionalistas, ni, ei hombre, trabajando por si mismo el crecimiento de una personalidad consciente, pone sus actividades con rumbos distintos a los seguidos hasta hoy, que en materia general no ha logrado más que repetir la historia, este es, el hombre enemigo del hombre; el hombre explotador del hombre; las naciones, enemigas feroces de la naciones, como si los habitantes- de imas, no fuesen seres humanos cual los de las otras.
-oooO ooo-
Pedradas...
y , he aquí, como el tremendo Gó"-- mez y el reformista Frugoni, se han-, se necesita una mentalidad especial¡,, rezca, para derribar la burguesía... ha«- ciándole cosauiHas...
CABEZAS CORTADAS
A raíz de la llegada en estas tierras del general español Millán Astray, fundador del Tercio Extranjero, se entabló una curiosa polémica entre “ E1 Ideal” y ‘ 'El Diario Español” .
Sostenía el uno que los componentes del famoso Tercio Extranjero, traían de Melilla y de Cetita, a guisa de gloriosos trofeos, cabezas, manos y orejas de moros; refutaba el otro que eso no era verdad, y que tales historias, eran calumnias propaladas para enlodar al heroico general y para combatir a España.
Nada de extraño) háy en que ‘El Diario Españor’ defienda al “ heroico general” para eso está. Pero lo que nos extraña es que lo defienda precisamente su director desde sus “ Notas” .
Oh, tiempos!.,..
POLITICA B A T L L IST A
Para entender la política y los polí-^ ticos — hemos de convenir en ello — se necesita una m'enta3jidí|d especil^ls semejante a la que tienen los que aco&» • tumbran entender ciertas cintas cine-- matográficas. Y, francamente, nosotrosj. no hemos podido entender nunca, n i una cosa ni la otra. Cuestión de men». talidad seguramente.
Ahora, por ejemplo, no podemos entender el cambio que se ha verificada, en el campo batllista con respecto a Canàglia. Recordamos que en un suelto de “ El Ideal", se le trataba, nada menos,, que de “ gi'an canalla” y que el doctor Ghigliani, que según dicen, es hombre de armas llevar, lo consideraba indig- - no de cruzar el hierro con el suyo (¡Qué' horror!. . . )
Pero, actualmente, el tono ha cam-- biado. No es más el “ gran canalla” deantes. Y lo del hierro, . . está pasado, de moda. Están, como suele decirse, a., partir un confite.
Para este caso el confite es alga gordo, consiste en ujjos cuantos ministerios! . . . ¿Pero, a los políticos, quièti, los entiende?
Don Bartola.
oooooooO— Oooooooo
Administrativas
SO CIALISTAS Y COMUNISTAS DE
ACUERDO
Nuestros primitos, ‘los socialistas y los comunistas, son impagables.
Los primeros nos han repetido has” ta el cansancio, que por conquistas graduales, rcíformarían la soei'.'idad y d».yriOai-ííin e¡'¡ régimen burguéí.-.. Por esto s-:- llamav.jn refurmistas y gradun- iií=íi.u= y f^ero'-.i ai parlamcnio desde hace rnáb do cincuenta años.
Los ¿'■-gundoA .«or. “ soi dicent" revolucionario.';. Nada de reform as, nada d-3 periíKÍos evolutivos, nana de educación de ]a=í masas, nada dy ideales. Revolución ]>rinierü, y dictadura, férrea dic- ladura, dt’ .^put'S. Eri.a es .=u única receta.
Y , al parlamento, -v- an úfiicamente' para... minar un sus mi.smas posiciones la cindadela enemiga.
Lüs diputados bur;:ueses están asustadísimos... Tomen que de un m.omento a (rtr,-!, presenciando una de esas grez- oa.í de (Jómez y Frufc-oni, pueden re- ventar... de las r ib a ? ! . . .
Careciendo de direcciones exacta.^- hemos remitido este númex*o a todos los, que hemos podido.
Pero, es misión de los comprnieros^ hacerlo circular mayojrmente, envián-«- donos nuevas direcciones o rectificando las actuales.
Precio del periódico' ' á ■ ' i :
Número su e lto ................... $ 0 .03 -Por frim írSire............................. ” O . S(ü
Camaratla:J-a vida ds?l periódico depende del
número de subscriptores que tengamos, Si quieres que viva, consíganos subs
criptores.
El odio no produce ei amor; por medio del odio no se renueva el mundo.Y la revolución del odio fracasaría por completo o produciría una nueva opre- .sióü, que tal vez podrá llamarse anar- niíista, como se llaman liberales los gobiernos acbuaits, pero no dejaría de ser opresión, y no dejaría de producir los efectos que toda opresión produce.
E. Malatesta.
GRAN FUNCION Y CONFERENCIA A TOTAL | BENEFICIO DEL
U M iií “Pi@-r8ES0r áe la F. 0. 8. 31A Que se realizará el M A R TE 30 DE ABRIL A LA S 21 H ORAS en el
O IJM E (Agraciada y Asunción) $F » E S O C 5 - i 2 A M A
1. Himnos revolucionarios por !a Orqa'^sta.
JíJ 2 ." Los Cosacos de la Muerte. 3.'“' Conferescík.:por.'uñí .compañero. ^