ejercicios planea

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Ejercicios Lee los siguientes textos Contesta las preguntas que se te plantean Identifica el proceso que se está evaluando (consulta las orientaciones didácticas por tipo de texto) ¿Qué actividades realizaste para responder las preguntas? Socializa estas actividades Unidad 1. Textos apelativos Ejercicio 1 Iberia Airways Ejercicio 2 Día mundial sin tabaco Ejercicio 3 Medio ambiente Unidad 2. Textos argumentativos Ejercicio 4 El patriotismo de nuestra hora Ejercicio 5 ¿La clonación para todos? Ejercicio 6 El nuevo rostro del hambre en el mundo Unidad 3. Textos expositivos Ejercicio 7 La cal, excelente bactericida contra el "Vibrio Cholerae Ejercicio 8 ¿Qué es el calentamiento global? Ejercicio 9 Contaminación atmosférica Unidad 4. Textos narrativos Ejercicio 10 Circe Ejercicio 11 Media docena de sábanas Ejercicio 12 Agueda Ejercicio: 1 Iberia Airways Carta formal Pedro Kovac Cisneros 28 08015 Madrid 20 de febrero de 2008 Iberia Airways c\Violinistas 15 08015 Madrid Estimados señores: Me dirijo a ustedes para informarles de la pérdida de mi equipaje en el vuelo de su compañía y pedirles tomar adecuadas medidas. Viajé el 18 de febrero de 2008 en el vuelo IB 7412 de Tokyo a Estambul, donde hice transbordo al vuelo IB 7496 a Madrid. Dado que había sido asegurado de que mi equipaje sería trasladado en Estambul por los empleados de su compañía, no me preocupé por él. Sin embargo, al acudir a Barajas descubrí que mis dos maletas no habían venido conmigo. Desafortunadamente, la oficina del equipaje perdido no sabía que podría haber pasado y sólo confirmó que mi equipaje había

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EjerciciosLee los siguientes textosContesta las preguntas que se te planteanIdentifica el proceso que se está evaluando (consulta las orientaciones didácticas por tipo de texto)¿Qué actividades realizaste para responder las preguntas?Socializa estas actividades

Unidad 1. Textos apelativos Ejercicio 1 Iberia AirwaysEjercicio 2 Día mundial sin

tabacoEjercicio 3 Medio ambiente

Unidad 2. Textos argumentativos Ejercicio 4 El patriotismo de

nuestra hora Ejercicio 5 ¿La clonación

para todos? Ejercicio 6 El nuevo rostro del

hambre en el mundo

Unidad 3. Textos expositivos Ejercicio 7 La cal, excelente

bactericida contra el "Vibrio Cholerae

Ejercicio 8 ¿Qué es el calentamiento global?

Ejercicio 9 Contaminación atmosférica

Unidad 4. Textos narrativos Ejercicio 10 Circe Ejercicio 11 Media docena de

sábanas Ejercicio 12 Agueda

Ejercicio: 1 Iberia Airways

Carta formal

Pedro KovacCisneros 2808015 Madrid

20 de febrero de 2008Iberia Airwaysc\Violinistas 1508015 Madrid

Estimados señores:

Me dirijo a ustedes para informarles de la pérdida de mi equipaje en el vuelo de su compañía y pedirles tomar adecuadas medidas.

Viajé el 18 de febrero de 2008 en el vuelo IB 7412 de Tokyo a Estambul, donde hice transbordo al vuelo IB 7496 a Madrid. Dado que había sido asegurado de que mi equipaje sería trasladado en Estambul por los empleados de su compañía, no me preocupé por él. Sin embargo, al acudir a Barajas descubrí que mis dos maletas no habían venido conmigo.

Desafortunadamente, la oficina del equipaje perdido no sabía que podría haber pasado y sólo confirmó que mi equipaje había sido cargado en Tokio, desapareciendo sin huella después.

Naturalmente, estoy muy desilusionado con poca profesionalidad de su compañía que fue la causa de este incidente, porque una de mis maletas, toda negra con dos letras doradas (PK) en la esquina superior derecha, contenía todos los documentos oficiales de mi viaje de negocios en Tokio, incluyendo un contrato que conseguí firmar con nuestro nuevo socio comercial después de tres meses de trabajo intensivo. En la segunda maleta, marrón y más grande, se hallaban cosas de uso personal.

Esto siendo el caso, es sólo natural pedirles tomar inmediatas medidas para averiguar que ha pasado con mi equipaje, localizarlo y devolvérmelo lo más pronto posible. En el caso desafortunado de no poder encontrarlo me veré obligado exigir una enorme compensación financiera.

Esperando su pronta respuesta, me despido atentamente:

Pedro Kovac

Comprensión

1. ¿Cuál es el asunto de la carta?

Page 2: Ejercicios planea

A) Explicar la importancia del contenido de las maletasB) Informar sobre la pérdida de las maletasC) Expresar decepción por la falta de profesionalismo de la compañía D) Solicitar la devolución de las maletas

Interpretación

2. Además de la información proporcionada, es necesario que el remitente______________ para que localicen su equipaje

A) describa el contenido de las maletas B) enumere los documentos oficiales que contiene la maleta C) exprese que cuenta con un comprobante D) relacione las actividades realizadas en Tokio

Evaluación del contenido

3. La función apelativa de la carta es acorde al asunto planteado porque…

A) se advierte sobre los efectos legales de la pérdida del equipajeB) se solicita la devolución de las maletasC) se cuestiona el profesionalismo de compañíaD) se solicita una reposición de las maletas

Ejercicio: 3 Día mundial sin tabacoCarta formal

México, D.F., 3 de junio de 2008.

Periódico La NoticiaAv. Constitución de 1917 No. 730Col. San PedroMéxico, DF, 14211

Estimado Señor Director:

Soy Karen Martínez. Estudio la carrera de Terapia Respiratoria en el Colegio Nacional

de Educación Profesional Técnica y vivo en Santa Ana 315, Col. Educación, en México, D.F. Siempre leo su periódico porque contiene información actual y veraz. El pasado 31 de mayo fue el Día mundial sin tabaco y no encontré ningún artículo o noticia sobre este día tan importante para la salud. Me extrañó porque en su periódico escriben articulistas muy informados sobre temas de interés general.

En mi plantel elaboramos periódicos murales y organizamos eventos para concientizar a la población sobre los daños que ocasiona fumar.

Le escribo porque considero de suma importancia que se dedique un espacio en su periódico que incluya temas sobre prevención de adicciones y cuidado de la salud.

Espero tome en cuenta mi petición y que pronto encontremos noticias y artículos que nos permitan mantenernos informados, como parte de nuestra formación profesional.

Sin más por el momento agradezco su atención.

Comprensión

Selecciona la opción que indique el tipo de saludo, propósito explicado en el desarrollo y la despedida correspondientes a una carta formal

A). El saludo es formal. La intención de la remitente es dar a conocer su opinión acerca de la importancia del día Mundial sin tabaco e informar sobre las actividades realizadas en su plantel. La despedida es formal.

B). El saludo es informal. La remitente explica porque se designó un Día mundial sin tabaco y propone que se escriba un artículo acerca de este tema. La despedida es informal.

Page 3: Ejercicios planea

C) El saludo es formal. La remitente expresa su descontento porque el periódico no publicó un artículo sobre el Día mundial sin tabaco y propone que se incluyan temas en una sección del periódico relacionados con la salud. La despedida es formal.

D. El saludo es formal. La remitente propone que el 31 de junio, Día Mundial sin tabaco se escriban artículos en el periódico para concientizar a la población. La despedida es informal.

Evaluación del contenido

2. ¿En qué parte de la carta difiere la persona gramatical utilizada a largo de todo el texto?

A) Al expresar su extrañeza por la falta de un artículo sobre el Día mundial sin tabaco B) Al comunicar las actividades realizadas en el plantel C) Al solicitar un espacio que trate temas sobre la salud D) Al solicitar atención a la solicitud realizada

Interpretación

3 ¿Qué significa la expresión “como parte de nuestra formación profesional”?

A) Que la carrera que estudia tiene relación con las enfermedades respiratorias B) Que en el periódico encuentra información sobre la carrera que estudia C) Que su formación profesional requiere que esté informada sobre las enfermedades provocadas por fumar D) Que su formación profesional se relaciona con el cuidado de la salud

Ejercicio: 2 Medio ambienteCarta formal

México, D.F., 8 de mayo de 1998

Asunto: Solicitud de conferencia

Sr. Alejandro EncinasSecretario del Medio AmbientePresente:

Los alumnos de primer semestre del plantel Conalep Magdalena Contreras, estamos interesados en conocer e investigar acerca de las medidas que su dependencia realiza para mejorar las condiciones actuales del ambiente en nuestra delegación. Por lo cual solicitamos a usted una visita y una conferencia en nuestra escuela como parte de la "Semana por el ambiente", que se llevará a cabo del 4 al 18 de junio. Nuestro evento no tiene fines publicitarios ni lucrativos, solamente deseamos difundir las causas del problema y plantear algunas soluciones.

Agradecemos de antemano la atención que le brinde a nuestra solicitud.

Atentamente

Los alumnos del primer semestre de bachillerato.

Evaluación de la forma

1. ¿Con qué objetivo los alumnos incluyeron el asunto afuera del cuerpo de la carta?

Interpretación

2. ¿Por qué crees que los alumnos incluyeron en la carta que el evento no tiene fines publicitarios ni lucrativos?

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Evaluación del contenido

3. Al firmar la carta los alumnos no son precisos porque ...

Ejercicio: 4 El patriotismo de nuestra hora

Ensayo

Nuestra historia nacional no necesita ser cantada en un poema para embellecerse. Es hermosa como un canto, de su primera a su última página. Si la leemos a un extranjero, no necesitamos evitar un episodio torpe; no se nos quebrará la voz por la vergüenza en ningún período. Hasta nuestros hombres más discutidos son grandes. Las horas de mayor confusión son breves, y casi siempre, son transiciones de un estado a otro mejor. Es hermosa nuestra historia, y para dar en una narración a nuestros hijos la llamarada del heroísmo, no necesitamos recurrir ni a Grecia, ni Roma, si Prat fue toda Esparta.

Y es sobria y simple, como un mármol clásico; la guerra de la independencia, dura y victoriosa; el período de organización, más breve que en cualquier otro país de América; la Guerra del Pacífico, en la que no

lanzamos, recogimos la invitación a un desafío desigual y formidable. Y hemos de insistir en la justicia de nuestras guerras, para aventar la acusación gravemente odiosa de nación militarista que nos han formado. Sabemos demasiado bien que la espada debe ser el arma extrema que esgrima el derecho para salvarse; sabemos, y ojalá no lo olvidemos nunca, que el horror de una contienda armada sólo se excusa y se enaltece cuando parte como un imperativo de fuego, de los labios mismos de la justicia.

Esto es lo que dice, si está honradamente escrita, la historia de nosotros. Pero es preciso corregir el vicio de algunos pueblos sobre el concepto del pasado y sus relaciones con el presente.

La historia es algo más que un motivo para disertaciones sabias y para arengas líricas. No es una cosa de museo, no es una muerta, es una inmersa viva, erguida ante nosotros, sugiriéndonos y exaltándonos; es una fuente plena y palpitante, que, como las que manen en las quiebras de las montañas, necesita prolongarse por un río, que es el presente. Limitarla en su belleza y en su resplandor, fuera agotarla. Nosotros somos sus continuadores; hemos de forjarla sin un desmedro de su hermosura pretérita, en cada hora actual, en cada ley justa que entregamos, en cada actividad nueva que aparece sobre el país. Con ser tan grande la obra de la Independencia, que conmemoramos, es sólo un lienzo extendido, sobre la cual los próceres trazaron, con los colores rotundos, del carácter antiguo, un fondo inmenso en el cual las generaciones que venían, irían trazando las figuras, las divinas teorías, de las ciencias, las artes y las industrias, como en un fresco milagroso de Puvis de Chavannes. La emancipación política del país constituyó solamente un punto de partida. No podían darnos más los que la hicieron. Para su época era mucho. Bolívar, el organizador, no hubiera ido más lejos. Todo lo que se nos legó tuvo que ser incipiente; ciencias e industrias todo lo vamos reforzando y definiendo; la educación como las leyes y las poblaciones. Y a tales campos, hemos de llevar, como el artista moderno a su obra, este credo altivo. "No somos los copiadores de nuestros augustos modelos. Corregimos, sin insolencia, los errores de su legislación; mantendremos con

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ternura, las líneas generales, que son sabias. No tendremos el miedo del progreso, el pavor de lo nuevo, porque su empresa, fue la negación de ese miedo; pero rectificaremos sin precipitación y sin énfasis esta sagrada obra suya, confiada a nuestras manos amorosas y conscientes".

La libertad no es como esos mármoles que, al ser exhumados después de siglos, mostraron a los excavadores trémulos, en cada línea, sobre cada gesto una perfección infinita, que hechizaba, por profana y bárbara cualquier toque de una mano de vivo. Lejos de eso, la libertad es una estatua vaciada en arcilla transitoria y dócil, en lugar del mármol eterno, y se erige sobre cada siglo, mostrando los yerros del pasado y pidiendo, exigiendo al los hombres otra línea más armoniosa, otra faz más humana y profunda. Es la diosa eternamente joven, pero eternamente diversa, en la que se mantiene la índole divina y se mudan la expresión y el movimiento. Y la tarea más de los hombres de una época es poner sobre ese semblante sagrado, con religiosa gravedad y moldearla mirando a las multitudes que dictaran su tipo, más que quede siempre sobre toda ella aquel resplandor que es su signo de hija de Dios.

Hay en el fondo, de todos los pueblos, dos maneras en la búsqueda del bienestar social, que chocan violentamente, en apariencia, y en verdad concurren a la armonía, aspiran a ella, están destinadas a realizarla: son el amor de la tradición, y el del progreso. Ellas asoman en cada período histórico y se personifican en figuras opuestas, pero igualmente grandes. De estos dos conceptos del bienestar social, sólo nos conoce uno el extranjero; el mesurado, el regulador, y suele llamarnos rezagados, solamente porque no somos impetuosos. "Chile, se ha dicho por varios hombres de estudio, es el país que realiza más serenamente —o más tardíamente— las reformas políticas entre las tres naciones más importantes de América; Chile es el menos democrático y el menos moderno de aquellos países". Los observadores lejanos se han engañado un poco. La herencia de Carrera, el apasionado, y la de Balmaceda, el demócrata, no se han perdido. Están latentes, luchan, hasta hoy sin sangre, con la opuesta, y en las nuevas leyes ambas ponen su que rotundo y febril la una, sabio y sereno la otra y de esta colaboración

de adversarios, como de la síntesis de los elementos antagónicos en la química del universo, nos están naciendo reformas armónicas, hace diez años insospechadas, y que traen la hermosura de la justicia, una justicia social que alivia y reconforta. No somos, pues, los rezagados de esta hora magnífica. Aunque nuestra montaña nos separe del mundo, miramos por sobre ella, el momento universal y recogemos la lección inmensa. Por algo tenemos el mar, elemento de amor entre los pueblos, por algo tenemos una centuria de civilización, parece curarnos del error más fatal para un pueblo moderno. El odio a la evolución.

A la nueva época corresponde una nueva forma del patriotismo. Es necesario saber que no es sólo en el período guerrero cuando se hace patriotismo militante y cálido. En la paz más absoluta, la suerte de la patria se sigue jugando, sus destinos se están haciendo. La guardia no se efectúa en las fronteras y es que se hace a lo largo del territorio y por los hombres, las mujeres y hasta los niños. Saber esto, sentir profundamente esta verdad, es llevar en la faz, y en el pensamiento, la gravedad casi sagrada del héroe. Comprender que la hora que vivimos no es menos profunda que la que vivieron los hombres de la Independencia, es aplicar a nuestras palabras y a nuestras acciones la reflexión del que está decidiendo en una empresa solemne. Tal pensamiento engrandece de un modo inaudito nuestra vida cuotidiana y debe quitar banalidad a todos nuestros actos, y mantenernos a Dios como erigidos en nuestros corazones, para que hablemos y obremos sólo la justicia.

Es una hora para los hombres justos, y para los pensadores. Nunca ha sido tan necesario como hoy, meditar y actuar sucesivamente, y con todas las fuerzas del alma. Y nunca tampoco ha sido más imperiosa la necesidad de una colaboración colectiva. Muchas veces han sido llamados a decidir sólo los hombres intelectuales en las reformas. El Chile de ochenta años ha sido dirigido por ellos. Ahora todas las voces son demandadas y tienen igual acceso la cátedra y la fábrica en la discusión del bien común.

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¿Cuáles son las virtudes que exige a sus fieles el nuevo patriotismo de que hemos hablado? Primero, el trabajo, la actividad como deber de todos, pero desarrollada con alegría, para lo cual ha de perder lo brutal que tiene en ciertas faenas. La segunda virtud de este patriotismo ha de ser la elevación de la cultura. Hasta ahora no ha sido ella una obligación común; poseerla parece dichosa excepción, y ha de constituir un simple deber hacia la época. Forma parte de la dignidad humana; ésta el la verdad. Y no ha de dejarnos satisfechos aquella semicultura que suele ser cosa tan triste como el analfabetismo, porque no teniendo la capacidad verdadera, tiene la pretensión y suele recibir hasta los honores de la cultura real. Necesitamos una cultura general e intensa que, en los mejor dotados por la naturaleza, será la fuente natural de descubrimientos científicos y de obras de arte y en los peor dotados, dará la comprensión honrada de la labor de aquéllos. Es necesario saber, y decirlo sinceramente, crudamente, que en la crítica que de Chile se hace en el extranjero el mediocrísimo nivel de instrucción en nuestra clase media y el nivel bajo que tiene la clase humilde, son una formidable acusación y un motivo bien explotado de inferioridad nacional que nuestros enemigos presentan ante las grandes naciones para degradarnos. Esta vez no podemos defendernos; nuestros servicios están muy lejos de tener el brillo de nuestro Ejército y nuestra Marina. Y hay que pensar en que negarle cultura a un país, es como negarle el alma a un hombre. La tercera virtud del patriotismo de la paz ha de ser la simpatía por el mundo, precisamente lo opuesto de lo que suelen predicarnos los hombres del odio. Somos un pequeño pueblo, todavía en formación, que necesita de todos; de unos, la influencia intelectual y de otros los capitales, para sus industrias. Suelen las naciones por mantener la pureza de la raza, hacer la decadencia de ella misma. La naturaleza en este, como en todo única maestra, nos demuestra que mezclarse no es perderse, que es sólo transformarse en un sentido de belleza y de valores. Por otra parte, tenemos demasiado próximo el horror de la guerra europea para que, mirando en el Viejo Mundo la obra del odio, no nos hagamos los hombres del amor en América, si debemos ser mejores. Nada de prolongar en nuestra carne pura la gangrena de una

lucha de razas que ha sido en Europa un doble y terrible pecado contra el alma y contra la vida, contra el alma, puesto que anuló los valores morales; contra la vida, puesto que arruinó el Estado económico.

A las tierras que la espada conquistó, o cubrió defendiéndolas, fueron los hombres del esfuerzo a alzar ciudades. Alabemos a todos aquellos que han elevado un Chile de 1810, sin industrias, sin comercio, con menos de un millón de habitantes, al Chile de hoy, con cuatro millones y con puertos bullentes de navíos. Son los colonizadores. No les preguntemos de dónde vinieron; trajeron su fiebre de actividad, respetaron nuestras leyes, y nos basta. Lucharon en Antofagasta con el desierto, conocieron la sed y los peligros como el beduino árabe, en la pampa atroz, llagada de sol implacable; arrancaron al suelo sus tesoros y fueron creando los puertos, hacia los que trajeron, con los frutos perfumados de la zona tórrida, las gentes nuevas y laboriosas. Lucharon en Valdivia con la selva hostil y formidable como una divinidad bárbara y la vencieron y levantaron la ciudad sobre los muñones sangrientos del bosque, y llamaron a los hombres a seguir su obra, ya más dulce y más humana. A aquí en Magallanes, los colonizadores lucharon con la selva y la nieve polar, el monstruo negro y la blancura resplandeciente, pero mortal, hasta hacer de la tierra de los lobos marinos y del silencio, la tierra para los hombres, la capaz de sustentar gentes, y de darles, con el trabajo, la dignidad y la hermosura de la vida.

Y alabemos a los que acudieron después a los campos desmontados, a hacer palpitar las máquinas febriles y a crear las industrias y el comercio. Por ellos fue una ciudad cubriendo el llano y haciendo retroceder la guirnalda tenaz de la selva. Ladrillo a ladrillo, muro a muro, la ciudad fue naciendo. Son los brazos deformados por el esfuerzo brutal, más divinos que los que se alzan en los bronces; son las manos oscuras que tronchando los robles y descuajando el carbón, al entregar el fuego entregan la vida; son los hombres silenciosos y anónimos que la fábrica o el campo devuelven al atardecer, y pasan, sin soberbia, como si ignoraran su

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propio poema, por las calles, los que nos hicieron y nos siguen haciendo día a día este organismo poderoso que es la ciudad moderna. Toda la región dice su lucha contra la naturaleza, y si un poeta no la alabara, como en el milagro bíblico, las piedras y los árboles la cantarían... La llanura patagónica es menos grande que su corazón y que su faena.

Alabemos, por último, a los hombres del espíritu, que abrieron la escuela para dar la ciencia que es como la esposa de los hombres libres. Uno de estos sembradores, el más fatigado de labor cayó hace meses no más sin haber puesto entre su cátedra y su sepultura ni un paréntesis de reposo feliz. Fue ese don Nicetas Krziwan, y hemos de decir su nombre en esta fecha en que él reunía a sus discípulos para vivir con ellos, en una alocución, las glorias de una patria hecha suya por el amor.

Todos estos que he enumerado, exploradores, obreros, maestros, han hecho un pueblo, y no hay nada más grande que realizar en el mundo. Por sobre las diferencias de faenas, los unifica hasta confundirlos al fin y el resultado de belleza. Ni todos hablan nuestra lengua ni en todos está nuestra sangre. ¡No importa! A una patria le basta tener leyes justas, para hacerse amar; le basta para incorporarlos a ella ofrecerles una tierra vasta, y esta patria, como cualquiera otra, para ser noble ha de tener, como Cristo, abiertos sus brazos hacia todos los hombres de la tierra.

Gabriela Mistral Reflexiones sobre el amor a la patria

Comprensión

1. Selecciona el enunciado que expresa el tema central del ensayo

A) La emancipación política del país constituyó solamente un punto de partidaB) La llanura patagónica es menos grande que su corazón y que su faenaC) A la nueva época corresponde una nueva forma del patriotismo

D) La historia es algo más que un motivo para disertaciones sabias y para arengas líricas

Interpretación

2. ¿Qué significa la expresión “la libertad es una estatua vaciada en arcilla transitoria y dócil”

A) que es frágil B) que es perenneC) que se transformaD) que se anhela

Evaluación del contenido

4. ¿Existe relación entre lo que se afirma en el primer párrafo con el desarrollo del ensayo?

A) El primer párrafo indica que se va a opinar sobre el cambio en la actitud patriótica y el desarrollo, la historia del país B) El primer párrafo indica que se va a explicar la historia del país, y se desarrolla un cambio en el sentido patrióticoC) El primer párrafo indica que se va a explicar otra concepción de patriotismo y se desarrolla el cambio de actitudes patrióticas D) El primer párrafo indica que se va a desarrollar el tema del patriotismo en la época actual y se desarrolla historia del país

Ejercicio: 5¿La clonación

para todos?

Artículo de opinión

La clonación para los científicos de hace cuatro o cinco décadas, parecería magia o tema de ciencia ficción. Lo mismo sucedería

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con los doctores que ejercían la medicina en las primeras cuatro décadas del siglo XX respecto a la penicilina, al uso de las vacunas para prevenir la poliomielitis o a los trasplantes de órganos.

La "ciencia vieja" a diferencia de la "ciencia nueva", planteaba pocos dilemas éticos no sólo porque hasta hace pocas décadas se consideraba a la ciencia y a la técnica como actividades "neutras", alejadas del bien y del mal, sino porque se asumía que su uso sería en beneficio de las mayorías.

Hace tiempo que el encanto se rompió. Una de estas fracturas podrían ser los experimentos de los nazis o el uso de la bomba atómica en Hiroshima, aunque, por supuesto, antes ya se habían registrado incontables casos de inmoralidad en la ciencia.

Las causas principales que exponen algunos científicos en contra de la clonación de embriones humanos son dos: La primera es de índole religiosa. La segunda se basa en argumentos éticos sobre el poder ilimitado del conocimiento, que en ocasiones, aunque sea médico y "humano" se aplica sin equidad y en forma inadecuada.

También se han cuestionado los posibles alcances de la clonación terapéutica.

La clonación humana con fines terapéuticos es uno de los mayores avances de la ciencia. Investigadores coreanos demostraron que es posible transferir el núcleo de una célula de un individuo adulto a un óvulo al cual se le ha quitado su núcleo -transferencia nuclear- para crear una nueva célula, que empieza a dividirse hasta convertirse en blastocisto (embrión de 100-150 células y que mide menos de una décima de milímetro). A partir del blastocisto, los investigadores obtuvieron células madre embrionarias humanas que poseen la misma dotación genética que la donante, lo que implica que son idénticas, desde el punto de vista inmunológico. Si se usaran estas células el cuerpo no las rechazaría.

El reto de los científicos es lograr que esas células madre- se diferencien en el tipo celular que el paciente requiera para tratar

males tan complejos como la enfermedad de Alzheimer o de Parkinson, pero para eso es necesario realizar más estudios sobre la biología de las células madre embrionarias que permitan comprender por qué las células permanecen indiferenciadas y qué es lo que hace que posteriormente se diferencien en uno u otro tejido. La medicina regenerativa será realidad cuando se logren comprender los mecanismos que permiten que una célula se convierta en hueso, en músculo o en la célula precursora de la insulina.

Los científicos dedicados a la clonación esperan con ansiedad que la medicina regenerativa sea una realidad, pues consideran que al lograrse la transferencia nuclear en humanos las puertas para enfrentar patologías intratables quedarían abiertas.

El argumento religioso en contra de la clonación terapéutica es infundado, ya que el blastocisto es una célula incapaz de sentir. De acuerdo con los científicos, el blastocisto no puede considerarse persona. Algunos científicos consideran que "sacrificar" estos preembriones es lícito para tratar enfermedades tan graves como la diabetes mellitus o el Parkinson.

Los argumentos éticos centran su preocupación en la posibilidad de que al difundirse este tipo de técnicas, algunos científicos sin escrúpulos podrían utilizarla para clonar seres humanos, campo no avalado por la inmensa mayoría de los investigadores. Asimismo, hay eticistas que consideran que los beneficios de la clonación terapéutica podrían incrementar la brecha entre la salud de los ricos y la de los pobres, como ha sucedido con tantos avances de las ciencias médicas.

Finalmente, ¿qué sucederá con el ser humano cuando la medicina regenerativa sea una realidad? ¿viviremos más? ¿Habrá nuevas enfermedades? Al momento de nacer, ¿se sabrá qué males podrán alterar la vida del recién nacido y si se intervendrá médicamente? ¿Será el ser humano igual? La ciencia y las técnicas abren puertas inmensas y sorprendentes. Lo importante es que abran las puertas para todos

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Arnoldo Graus Publicado en la Jornada 15 de febrero del 2004

Con base en la lectura del texto, contesta las siguientes preguntas:

Comprensión

1. La creencia en la neutralidad de la ciencia se rompió porque:

A) tiene como objetivo solucionar problemas

B) se aplica en la medicina regenerativaC) su aplicación ha matado a seres

humanos D) se cuestiona su desarrollo en

beneficio del hombre

Comprensión

2. La clonación humana con fines sociales como una alternativa para el tratamiento de enfermedades es la idea principal del texto porque el autor:

A) asegura un beneficio para los ricos y pobres

B) propone que esta alternativa beneficie a la población por igual

C) compara argumentos en contra de la clonación

D) contradice la opinión de los eticistas Evaluación del

contenido

3. El término ético implica considerar las cuestiones _________________________ al efectuar clonaciones con fines terapéuticos.

A) religiosas B) igualitarias C) trascendentales D) morales E) sociales

Ejercicio: 6

El nuevo rostro de hambre en el mundo

Artículo de opinión

Los precios de los alimentos se han disparado. La amenaza del hambre y la malnutrición es cada vez mayor. Millones de personas, las más vulnerables, están en peligro. Se necesita una respuesta urgente y eficaz.

El primero de los objetivos de desarrollo del Milenio, fijados por los dirigentes mundiales en la cumbre celebrada en las Naciones Unidas en 2000, es el de reducir a la mitad para el año 2015 la proporción de personas que padecen hambre. Ya entonces éste era un reto de gran magnitud, sobre todo en África, donde muchos países se han quedado atrás. Pero ahora nos enfrentamos a una situación crítica en la que convergen nuevos desafíos.

El precio de los productos de primera necesidad, como el trigo, el maíz y el arroz, ha aumentado en un 50% o más en los últimos seis meses, hasta alcanzar cotas sin precedentes. Las existencias mundiales de alimentos se han reducido a mínimos históricos. Las causas son diversas, desde el aumento de la demanda en las principales economías como la India y China hasta el clima y los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, las inundaciones y las sequías que han devastado las cosechas en muchas partes del mundo. Los elevados precios del petróleo han hecho aumentar el costo del transporte de alimentos y de los fertilizantes. Algunos expertos dicen que a raíz del auge de los biocombustibles se ha reducido la cantidad de alimentos disponibles para los seres humanos.

Los efectos pueden verse en muchas partes. En diversos países, desde el África occidental hasta el Asia meridional, han

Page 10: Ejercicios planea

estallado disturbios provocados por la escasez de alimentos. En países en que es necesario importar alimentos para dar de comer a poblaciones hambrientas, las comunidades están empezando a protestar por el elevado costo de la vida. La presión de la inseguridad alimentaria se está dejando sentir en democracias frágiles. Muchos gobiernos han prohibido oficialmente la exportación de determinados productos y han impuesto controles a los precios de los alimentos, que distorsionan los mercados y dificultan el comercio.

En enero, por citar sólo un ejemplo, el Presidente del Afganistán, Hamid Karzai, hizo un llamamiento en el que solicitaba 77 millones de dólares para ayudar a proporcionar alimentos a más de 2,5 millones de personas abocadas a una situación desesperada por el aumento de los precios. Y aprovechó la ocasión para señalar un hecho alarmante: actualmente, un hogar afgano de tipo medio gasta en alimentos cerca del 45% de sus ingresos, en comparación con el 11% en 2006.

Este es el nuevo rostro del hambre, que afecta cada vez más a comunidades que anteriormente estaban protegidas. Los más afectados son, inevitablemente, “los mil millones más pobres”, expresión que designa el conjunto de personas que viven con un dólar o menos de un dólar al día.

Cuando las personas son tan pobres y la inflación erosiona sus exiguos ingresos, en general optan por una de las dos opciones siguientes: compran menos alimentos o compran alimentos más baratos y menos nutritivos. El resultado final es el mismo: más hambre y menos probabilidades de un futuro saludable. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) está viendo cómo familias que anteriormente podían permitirse una dieta nutritiva y diversa y hacían tres comidas diarias, ahora consumen un solo producto de primera necesidad y se limitan a una o dos comidas diarias.

Los expertos creen que los precios de los alimentos no van a bajar. Aun así, disponemos de los instrumentos y la tecnología para vencer el hambre y alcanzar las metas enunciadas en los objetivos de

desarrollo del Milenio. Sabemos lo que hay que hacer. Se necesitan voluntad política y recursos, asignados con eficacia y eficiencia.

En primer lugar, debemos subvenir a las necesidades humanitarias más urgentes. Este año, el Programa Mundial de Alimentos tiene previsto alimentar a 73 millones de personas en todo el mundo y de ellas hasta 3 millones de personas cada día en Darfur. Para ello, el PMA necesita una suma adicional de 500 millones de dólares simplemente para hacer frente al aumento de los costos de los alimentos. (Nota: el 80% de las compras del PMA se realizan en los países en desarrollo.)

En segundo lugar, debemos fortalecer los programas de las Naciones Unidas para ayudar a los países en desarrollo a combatir el hambre. Para ello es preciso prestar apoyo a programas que proporcionan protección social, ante la urgencia de la situación, mientras se buscan soluciones a más largo plazo. También es necesario desarrollar sistemas de alerta temprana para reducir los efectos de los desastres. La alimentación en las escuelas (a un costo de menos de 25 centavos diarios) puede ser un instrumento especialmente efectivo.

En tercer lugar, debemos hacer frente a las consecuencias cada vez mayores de los golpes a la agricultura local relacionados con la meteorología, así como a las consecuencias a largo plazo del cambio climático, por ejemplo, mediante la construcción de sistemas de defensa contra la sequía y las inundaciones que pueden ayudar a las comunidades afectadas por la inseguridad alimentaria a resistir y adaptarse.

Por último, tenemos que aumentar la producción agrícola y mejorar el funcionamiento de los mercados. Aproximadamente una tercera parte de las carestías de alimentos podría mitigarse en gran medida mejorando las redes locales de distribución agrícola y facilitando el acceso de los pequeños agricultores a los mercados. Mientras tanto, organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola están colaborando con la Unión Africana y otras

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entidades para promover una “revolución verde” en África mediante la introducción de conocimientos científicos y tecnologías vitales que ofrecen soluciones permanentes al problema del hambre.

Pero eso es para el futuro. Nuestro deber, aquí y ahora, es ayudar a las personas que padecen hambre en el mundo y que han sido golpeadas por el aumento de los precios de los alimentos. Para ello hay que comenzar por reconocer la urgencia de la crisis y actuar.

Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas

Comprensión

1 Este artículo fue escrito por un funcionario de las Naciones Unidas ¿Qué intención tiene el autor al titularlo “. El nuevo rostro del hambre en el mundo” ¿

Evaluación del contenido

2. Este artículo informa sobre las nuevas formas del hambre en la población mundial y presenta distintas opiniones al respecto, pero además de ésta, el texto tiene una intención última. Identifícala y explica por qué

Evaluación del contenido

3. ¿Cuáles son los recursos que utiliza el autor para argumentar que el combate al hambre enfrenta otros desafíos?

Ejercicio: 7 La cal, excelente bactericida

contra el "Vibrio Cholerae"

Texto de divulgación científica y tecnológica

En experimentos de laboratorio y de campo se encontró que el hidróxido de calcio, mejor conocido como cal, rompe y fragmenta la pared y la membrana de la bacteria Vibrio cholerae (causante del cólera) en menor tiempo que otros bactericidas, y con menos efectos tóxicos. En consecuencia, la cal se presenta como uno de los mejores bactericidas para desinfectar productos agrícolas de microorganismos patógenos causantes de enfermedades gastrointestinales, con alto índice de mortalidad en México. El cólera integra el grupo de las tristemente denominadas "enfermedades de la pobreza".

Se ha comprobado que la cal que utilizamos para la construcción y la "nixtamalización"* de las tradicionales tortillas mexicanas es también un excelente bactericida contra microorganismos enteropatógenos (que dañan el tracto digestivo de los humanos),

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especialmente contra el Vibrio cholerae. Este microorganismo es el causante de más de 300 mil casos de cólera en América Latina, durante la llamada Séptima Pandemia, y de miles de muertes en todo el mundo.

El hallazgo fue hecho por el Maestro en Ciencias Carlos Muñoz Ruiz, profesor investigador del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), unidad Michoacán, tras realizar una investigación en parasitología agrícola en el Valle de Zamora, en Michoacán (México).

Ante el problema de contaminación de frutas y hortalizas con microorganismos patógenos, especialmente coliformes, Muñoz Ruiz probó bactericidas que pudieran limpiar los frutos.

Los bactericidas con los que experimentó, según relató el propio investigador, son los que se obtienen en cualquier local comercial, como la plata coloidal, sulfacloramina de tolueno, hipoclorito de sodio, hidróxido de calcio micronizado y cal hidratada.

En este trabajo contó con la colaboración del Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE) de la Secretaría de Salud, quienes proporcionaron las diferentes cepas del Vibrio Cholerae sometidas a los desinfectantes.

De esta manera, se observó que las bacterias enteropatógenas son sensibles a la cal, pues tras 30 minutos dentro de una solución acuosa, mueren; pero lo mejor fue que el Vibrio cholerae demostró ser más sensible, ya que con sólo un minuto dentro de la solución se destruyó.

Cabe señalar que los productos sembrados en la región de Michoacán no están contaminados por el cólera; sin embargo, este análisis permitió saber que la desinfección y limpieza que se obtiene con cal es igual, o mayor, que la obtenida con agua tratada con cloro. De hecho, se logran mejores resultados contra el cólera que con hipoclorito de sodio en una concentración de 50 partes por millón.

Estas pruebas", señaló el investigador, las hicimos in vitro e in situ con los vegetales

(rábanos y fresas), utilizando una solución acuosa concentrada de 1.5 gramos de cal hidratada por litro de agua, que resultó ser más eficiente y fácil de manejar que el hipoclorito, y no es tan tóxico como el yodo; ni siquiera es perceptible al paladar, por lo que los alimentos se pueden consumir inmediatamente después de desinfectarlos con cal", subrayó.

Agregó que "el hidróxido de calcio es el mejor bactericida que existe contra el Vibrio cholerae, y que se puede usar fácilmente, en las comunidades donde se carece de agua potable, como desinfectante para alimentos que son ingeridos crudos".

Estos resultados se han presentado en el Congreso Nacional de Microbiología y en el Congreso Internacional de Infectología; "allí se expuso la forma en que el hidróxido de calcio, a nivel molecular, afecta la estructura bacteriana. Utilizamos un citómetro de flujo de rayo láser para ver cómo la pared y la membrana bacteriana se rompen y fragmentan con la presencia del hidróxido de calcio. El citómetro es un aparato que sirve para observar y medir características de las células (lesiones o estructura interna), haciendo incidir un haz de rayo láser en una muestra, que es reflejado por la misma emitiendo distintas longitudes de onda. Cada una de éstas puede asociarse a diversas características", destacó.

Por otro lado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicará un artículo de esta investigación en su prestigiosa revista pues considera importantes estos resultados de la cal como bactericida.

Finalmente, Carlos Muñoz Ruiz, maestro en ciencias con especialidad en parasitología agrícola, promueve que los investigadores y otras instituciones sigan trabajando en torno a las características que presenta la cal como bactericida y desinfectante; de hecho, él continúa investigando sobre su efecto en amibas y hongos.

"En ninguna parte de México se está trabajando con cal como desinfectante. En cuanto al cólera, se sabía que los pH ácidos afectaban sensiblemente a la bacteria, pero a nadie se le había ocurrido ir al otro extremo,

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con los pH alcalinos; éste es el aporte principal", concluyó.

(*) Proviene de Nixtamal: en México, maíz semicocido en agua de cal, para hacer tortillas.

(C) "Investigación Hoy" (México) - CERIDE -

CCT CONICET SANTA FE

Proceso

1. ¿Qué estructura explica las fases de la investigación?

A) causa-efecto B) secuencia C) descripción D) enumeración

Proceso

2 ¿Qué efecto tiene la cal en la bacteria causante del cólera?

A) la destruye B) la propaga C) evita que crezcaD) la reproduce

Proceso

3 Por qué el cólera es una “enfermedad de la pobreza?

A) se propaga en comunidades marginales

B) crece en comunidades incomunicadas

C) surge en lugares donde no existe agua potable o drenaje

D) se origina en población con hambre

Proceso

4 ¿Cuál es el beneficio de esta

investigación?

A) la población se evitará contagiosB) se podrán producir bactericidas a

granel C) se podrá contar con un bactericida a

bajo costoD) la población será más sana

Ejercicio: 8 ¿Qué es el Calentamiento Global?Texto de

divulgación científica y tecnológica

Nuestro planeta se está calentando. Los últimos 10 años han sido los más calurosos desde que se llevan registros y los científicos dicen que en el futuro serán aún más calientes. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que los humanos ejercen un impacto directo sobre este proceso de calentamiento, generalmente conocido como el "Efecto invernadero".

El efecto invernadero es una condición natural de la atmósfera de la tierra. Algunos gases, tales como los vapores de agua, el dióxido de carbono (CO2) y el metano son llamados gases invernadero, debido a que atrapan el calor del sol en las capas inferiores de la atmósfera. Sin ellos, nuestro planeta se congelaría y nada podría vivir en él.

A medida que el planeta se calienta, los cascos polares se derriten. Además, el calor del sol cuando llega a los polos, es reflejado de nuevo hacia el espacio. Al derretirse los casquetes polares, menor será la cantidad de calor que se refleje, lo que hará que la tierra se caliente aún más. El calentamiento global también ocasionará que se evapore más agua de los océanos. El vapor de agua actúa como un gas invernadero. Así, habrá un mayor calentamiento. Esto contribuye al llamado "efecto amplificador".

Las emisiones de gases contaminantes, que provocan el calentamiento global, causan estragos en nuestro planeta.

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Sólo basta una leve modificación de temperatura para que se rompa el delicado equilibrio de la naturaleza.

Lluvias torrenciales, inundaciones, huracanes, sequías, olas de calor, heladas: el cambio climático nos afecta a todos por igual.

Sin embargo, no todos los países contribuyen con la misma proporción de contaminación.

En La Haya, Holanda, delegados de 150 países tratan de ponerse de acuerdo de una vez por todas sobre cómo frenar el aumento del "efecto invernadero".

Las soluciones inmediatas conllevan grandes costos y sacrificios, y para ello hay que identificar a los principales responsables del problema.

Con base en la lectura del texto, contesta las siguientes preguntas:

Proceso

1.¿Cuál es la idea principal del texto?

A) Explicar la solución del efecto invernadero

B) Relacionar la contaminación con el clima

C) Concientizar sobre los efectos de la contaminación en el clima

D) Explicar cómo se produce el desequilibrio climático

Proceso

2 ¿Cuál de las siguientes expresiones es una opinión del autor del texto?

A) Es indispensable identificar a los culpables de la contaminación

B) El calentamiento del planeta aumentará en el futuro

C) Los océanos serán afectados por el calentamiento global

D) Los cambios climáticos afectan a toda la población

Proceso

3. De acuerdo con el texto, el término amplificador significa que:

A) la temperatura aumenta al romperse las capas atmosféricas

B) los gases invernadero regulan el calor del sol

C) los gases contaminantes aumentan la temperatura

D) el calentamiento aumenta y se propaga

Ejercicio: 9 Contaminación atmosféricaTexto de

divulgación científica y tecnológica

Introducción

La atmósfera no es una masa de aire homogénea que no influye en la vida, sino todo lo contrario. La atmósfera de la Tierra tiene una peculiar composición y estructura formada a lo largo del tiempo, que posibilita el desarrollo de la vida en el planeta. Sus 200 Km de espesor se dividen en una serie de capas, cada una con una composición diferente y con unas características y función especiales. Además, no son masas inertes, sino que se mueven y eso hace que se regularicen los cambios que se producen como consecuencia de la vida. Se podría decir que la vida en la Tierra desestabiliza la atmósfera, y esta, por mecanismos propios y gracias al sol, vuelve a estabilizar las cosas, desarrollándose un gran ciclo muy complejo.

¿Qué es la Contaminación?

Por contaminación atmosférica se entiende la presencia en el aire, no solo en el que respiramos, sino también en las capas superiores, de sustancias y formas de energía que alteran la calidad del mismo,

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implicando daños o graves molestias para la vida, o siendo egoístas con la Naturaleza, para las personas.

Atendiendo al tipo de contaminante se pueden clasificar en sustancias químicas y en formas de energía; dentro de este último grupo se encuentran las radiaciones ionizantes y el ruido con gran importancia en procesos de degradación ambiental. Pero los principales contaminantes son las sustancias químicas. Se pude hablar de contaminantes primarios y contaminantes secundarios.

Contaminantes Primarios

Los contaminantes primarios son aquellas sustancias que son vertidas directamente a la atmósfera desde los focos contaminantes. Son de naturaleza y composición química muy variada pudiéndose agrupar por su estado físico (sólidos, líquidos, gases) o por su elemento químico común (compuestos de azufre, de nitrógeno, de cloro, ...) La lista completa de los contaminantes potenciales, y reales, es tan larga que no merece la pena escribirla, sin embargo seguro que a todos nos suenan el monóxido de carbono (CO), el dióxido de carbono (CO2), metano (CH3), los clorofluorocarbonos (CFCs), ...

Contaminantes Secundarios

Los contaminantes secundarios son los que no se vierten directamente a la atmósfera, sino que se producen como consecuencia de las transformaciones y reacciones químicas y fotoquímicas (cuando interviene la luz), que sufren los contaminantes primarios. Los principales problemas que generan los contaminantes secundarios son la contaminación fotoquímica, acidificación del medio y disminución del espesor de la capa de ozono. Las contaminación fotoquímica es consecuencia de al oxidación de compuestos (estos compuestos son "corrosivos") Los óxidos de azufre y de nitrógeno se transforman en ácidos (incluso el tan conocido como potente ácido sulfúrico), que por las lluvias precipitan sobre la superficie de la Tierra, provocando graves daños a plantas, animales, y a nosotros mismos. Sustancias como los CFCs, el dióxido de carbono y el metano (entre otros

también importantes aunque con menos publicidad en la polémica del ozono), son los que se encargan de neutralizar el ozono (03) provocando la disminución de la protección contra los rayos ultravioletas del sol, que no pueden ser absorbidos y llegan hasta nosotros.

Origen, Focos de Emisión

La mayoría de los productos contaminantes que genera el hombre existen de forma natural producidos por volcanes, incendios forestales, y descomposición de la materia orgánica en el suelo y en las masas de agua (principalmente océanos). Por tanto, el problema de la contaminación no es sólamente por el tipo de sustancias que vertemos al medio de una u otra manera, sino de la cantidad de estos vertidos. A la hora de estudiar las sustancias contaminantes hemos de tener en cuenta conjuntamente la naturaleza y la cantidad de dichas sustancias. Los orígenes de las emisiones contaminantes antropogénicas no se le escapan a nadie: vehículos, procesos de combustión como calefacciones domésticas, calderas, y todo tipo de industrias.

Efectos Generales de los Contaminantes

Los efectos producidos por la contaminación atmosférica dependen de la naturaleza de los contaminantes, concentración y tiempo de exposición a ellos. Estos factores no sólo dependen de las emisiones sino también de factores climáticos que facilitan o dificultan su dispersión, los trasladan de un sitio a otro, etc. Los efectos sobre la salud humana son difícilmente cuantificables, pero está probada la relación con problemas respiratorios leves y graves. Aparte de esto son innumerables las malas influencias que supone para los órganos y sistemas de nuestro cuerpo la acumulación de sustancias nocivas al estar expuestas a ellas constantemente.

Sobre las plantas los efectos son muy variados según el tipo de planta. Normalmente se toman en poca consideración los daños sobre las plantas, porque no son visibles sin un estudio exhaustivo, pero a medio plazo pueden mermar considerablemente la calidad de vida

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vegetal de una zona, y por tanto del ser humano. Además la contaminación atmosférica provoca lluvias ácidas, es decir, los ácidos que han sido emitidos y otros que se han formado por reacciones de sustancias entre sí o con el sol, caen sobre la superficie terrestre con la lluvia, dañando gravemente masas forestales, animales, y una vez más, al hombre. El clima también se ve alterado. Este efecto lo conocemos todos como efecto invernadero. Su origen está muy discutido, pero ya nadie niega que por lo menos a escala local y temporalmente, las situaciones climáticas se ven distorsionadas por la contaminación. Otra alteración visible es la de los materiales, patente en los edificios y monumentos artísticos más antiguos, ennegreciéndolos y corroyéndolos.

Proceso

1¿La estructura causa efecto explica el contenido del texto porque…

A) Se enumeran las características de la atmósfera

B) Se explica cómo se produce la contaminación y las consecuencias que tiene

C) Se propone una solución al problema de la contaminación

D) Se comparan los efectos de la contaminación

Proceso

2. El autor utiliza la estructura de descripción al:

A) enumerar los efectos contaminantesB) exponer cómo es la contaminación C) explicar las fases de la investigación D) Comparar los gases atmosféricos

Proceso

3. El siguiente enunciado es una generalización del autor

A) el clima se altera causando el efecto invernadero

B) al mermarse la calidad de vida vegetal se afecta la del hombre

C) las situaciones climáticas se ven distorsionadas por la contaminación

D) La naturaleza de los contaminantes determina la gravedad de la contaminación

Ejercicio: 10 Circe

Cuento

Porque ya no ha de importarle, pero esa vez le dolió la coincidencia de los chismes entrecortados, la cara servil de Madre Celeste contándole a tía Bebé la incrédula desazón en el gesto de su padre. Primero fue la de la casa de altos, su manera vacuna de girar despacio la cabeza, rumiando las palabras con delicia de bolo vegetal. Y también la chica de la farmacia -"no porque yo lo crea, pero si fuese verdad, ¡qué horrible!"- y hasta don Emilio, siempre discreto como sus lápices y sus libretas de hule. Todos hablaban de Delia Mañara con un resto de pudor, nada seguros de que pudiera ser así, pero en Mario se abría paso a puerta limpia un aire de rabia subiéndole a la cara. Odió de improviso a su familia con un ineficaz estallido de independencia. No los había querido nunca, sólo la sangre y el miedo a estar solo lo ataban a su madre y a los hermanos. Con los vecinos fue directo y brutal; a don Emilio lo puteó de arriba abajo la primera vez que se repitieron los comentarios. Ala

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de la casa de altos le negó el saludo como si eso pudiera afligirla. Y cuando volvía del trabajo entraba ostensiblemente para saludar a los Mañara y acercarse -a veces con caramelos o un libro- a la muchacha que había matado a sus dos novios. Yo me acuerdo mal de Delia, pero era fina y rubia, demasiado lenta en sus gestos (yo tenía doce años, el tiempo y las cosas son lentas entonces) y usaba vestidos claros con faldas de vuelo libre. Mario creyó un tiempo que la gracia de Delia y sus vestidos apoyaban el odio de la gente. Se lo dijo a Madre Celeste: "La odian porque no es chusma como ustedes, como yo mismo", y ni parpadeó cuando su madre hizo ademán de cruzarle la cara con una toalla. Después de eso fue la ruptura manifiesta; lo dejaban solo, le lavaban la ropa como por favor, los domingos se iban a Palermo o de picnic sin siquiera avisarle. Entonces Mario se acercaba a la ventana de Delia y le tiraba una piedrita. A veces ella salía, a veces la escuchaba reírse adentro, un poco malvadamente y sin darle esperanzas. Vino la pelea Firpo-Dempsey y en cada casa se lloró y hubo indignaciones brutales, seguidas de una humillada melancolía casi colonial. Los Mañara se mudaron a cuatro cuadras y eso hace mucho en Almagro, de manera que otros vecinos empezaron a tratar a Delia, las familias de Victoria y Castro Barros se olvidaron del caso y Mario siguió viéndola dos

veces por semana cuando volvía del banco. Era ya verano y Delia quería salir a veces, iban juntos a las confiterías de Rivadavia o a sentarse en Plaza Once. Mario cumplió diecinueve años, Delia vio llegar sin fiestas -todavía estaba de negro- los veintidós. Los Mañara encontraban injustificado el luto por un novio, hasta Mario hubiera preferido un dolor sólo por dentro. Era penoso presenciar la sonrisa velada de Delia cuando se ponía el sombrero ante el espejo, tan rubia sobre el luto. Se dejaba adorar vagamente por Mario y los Mañara, se dejaba pasear y comprar cosas, volver con la última luz y recibir los domingos por la tarde. A veces salía sola hasta el antiguo barrio, donde Héctor la había festejado. Madre Celeste la vio pasar una tarde y cerró con ostensible desprecio las persianas. Un gato seguía a Delia, no se sabía si era cariño o dominación, le andaban cerca sin que ella los mirara. Mario notó una vez que un perro se apartaba cuando Delia iba a acariciarlo. Ella lo llamó (era en el Once, de tarde) y el perro vino manso, tal vez contento, hasta sus dedos. la madre decía que Delia había jugado con arañas cuando chiquita. Todos se asombraban, hasta Mario que les tenía poco miedo. Y las mariposas venían a su pelo -Mario vio dos en una sola tarde, en San Isidro-, pero Delia las ahuyentaba con un gesto liviano. Héctor le había regalado un conejo blanco, que murió pronto, antes que Héctor. Pero Héctor

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se tiró en Puerto Nuevo, un domingo de madrugada. Fue entonces cuando Mario oyó los primeros chismes. La muerte de Rolo Médicis no había interesado a nadie desde que medio mundo se muere de un síncope. Cuando Héctor se suicidó los vecinos vieron demasiadas coincidencias, en Mario renacía la cara servil de Madre Celeste contándole a tía Bebé, la incrédula desazón en el gesto de su padre. Para colmo fractura del cráneo, porque Rolo cayó de una pieza al salir del zaguán de los Mañara, y aunque ya estaba muerto, el golpe brutal contra el escalón fue otro feo detalle. Delia se había quedado adentro, raro que no se despidieran en la misma puerta, pero de todos modos estaba cerca de él y fue la primera en gritar. En cambio Héctor murió solo, en una noche de helada blanca, a las cinco horas de haber salido de casa de Delia como todos los sábados. Yo me acuerdo mal de Mario, pero dicen que hacía linda pareja con Delia. Aunque ella estaba todavía con el luto por Héctor (nunca se puso luto por Rolo, vaya a saber el capricho), aceptaba la compañía de Mario para pasear por Almagro o ir al cine. Hasta ese entonces Mario se había sentido fuera de Delia, de su vida, hasta de la casa. Era siempre una "visita", y entre nosotros la palabra tiene un sentido exacto y divisorio. Cuando la tomaba del brazo para cruzar la calle, o al subir la escalera de la estación Medrano,

miraba a veces su mano apretada contra la seda negra del vestido de Delia. Medía ese blanco sobre negro, esa distancia. Pero Delia se acercaría cuando volviera al gris, a los claros sombreros para el domingo de mañana. Ahora que los chismes no eran un artificio absoluto, lo miserable para Mario estaba en que anexaban episodios indiferentes para darles un sentido. Mucha gente muere en Buenos Aires de ataques cardíacos o asfixia por inmersión. Muchos conejos languidecen y mueren en las casas, en los patios. Muchos perros rehúyen o aceptan las caricias. Las pocas líneas que Héctor dejó a su madre, los sollozos que la de la casa de altos dijo haber oído en el zaguán de los Mañara la noche en que murió Rolo (pero antes del golpe), el rostro de Delia los primeros días... La gente pone tanta inteligencia en esas cosas, y cómo de tantos nudos agregándose nace al final el trozo de tapiz -Mario vería a veces el tapiz, con asco, con terror, cuando el insomnio entraba en su piecita para ganarle la noche."Perdóname mi muerte, es imposible que entiendas, pero perdóname, mamá." Un papelito arrancado al borde de Crítica, apretado con una piedra al lado del saco que quedó como un mojón para el primer marinero de la madrugada. Hasta esa noche había sido tan feliz, claro que lo habían visto raro las últimas semanas; no raro, mejor

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distraído, mirando el aire como si viera cosas. Igual que si tratara de escribir algo en el aire, descifrar un enigma. Todos los muchachos del café Rubí estaban de acuerdo. Mientras que Rolo no, le falló el corazón de golpe, Rolo era un muchacho solo y tranquilo, con plata y un Chevrolet doble faetón, de manera que pocos lo habían confrontado en ese tiempo final. En los zaguanes las cosas resuenan tanto, la de la casa de altos sostuvo días y días que el llanto de Rolo había sido como un alarido sofocado, un grito entre las manos que quieren ahogarlo y lo van cortando en pedazos. Y casi enseguida el golpe atroz de la cabeza contra el escalón, la carrera de Delia clamando, el revuelo ya inútil. Sin darse cuenta, Mario juntaba pedazos de episodios, se descubría urdiendo explicaciones paralelas al ataque de los vecinos. Nunca preguntó a Delia, esperaba vagamente algo de ella. A veces pensaba si Delia sabría exactamente lo que se murmuraba. Hasta los Mañara eran raros, con su manera de aludir a Rolo y a Héctor sin violencia, como si estuviesen de viaje. Delia callaba protegida por ese acuerdo precavido e incondicional. Cuando Mario se agregó, discreto como ellos, los tres cubrieron a Delia con una sombra fina y constante, casi transparente los martes o los jueves, más palpable y solícita de sábado a lunes. Delia recobraba ahora una menuda vivacidad episódica, un día tocó

el piano, otra vez jugó al ludo; era más dulce con Mario, lo hacía sentarse cerca de la ventana de la sala y le explicaba proyectos de costura o de bordado. Nunca le decía nada de los postres o los bombones, a Mario le extrañaba, pero lo atribuía a delicadeza, a miedo de aburrirlo. Los Mañara alababan los licores de Delia; una noche quisieron servirle una copita, pero Delia dijo con brusquedad que eran licores para mujeres y que había volcado casi todas las botellas. "A Héctor...", empezó plañidera su madre, y no dijo más por no apenar a Mario. Después se dieron cuenta de que a Mario no lo molestaba la evocación de los novios. No volvieron a hablar de licores hasta que Delia recobró la animación y quiso probar recetas nuevas. Mario se acordaba de esa tarde porque acababan de ascenderlo, y lo primero que hizo fue comprarle bombones a Delia. Los Mañara picoteaban pacientemente la galena del aparatito con teléfonos, y lo hicieron quedarse un rato en el comedor para que escuchara cantar a Rosita Quiroga. Luego él les dijo lo del ascenso, y que le traía bombones a Delia. -Hiciste mal en comprar eso, pero andá, lleváselos, está en la sala. -Y lo miraron salir y se miraron hasta que Mañara se sacó los teléfonos como si se quitara una corona de laurel, y la señora suspiró desviando los ojos. De pronto los dos parecían desdichados, perdidos. Con un gesto turbio Mañara levantó la

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palanquita de la galena. Delia se quedó mirando la caja y no hizo mucho caso de los bombones, pero cuando estaba comiendo el segundo, de menta con una crestita de nuez, le dijo a Mario que sabía hacer bombones. Parecía excusarse por no haberle confiado antes tantas cosas, empezó a describir con agilidad la manera de hacer los bombones, el relleno y los baños de chocolate o moka. Su mejor receta eran unos bombones a la naranja rellenos de licor, con una aguja perforó uno de los que le traía Mario para mostrarle cómo se los manipulaba; Mario veía sus dedos demasiado blancos contra el bombón, mirándola explicar le parecía un cirujano pausando un delicado tiempo quirúrgico. El bombón como una menuda laucha entre los dedos de Delia, una cosa diminuta pero viva que la aguja laceraba. Mario sintió un raro malestar, una dulzura de abominable repugnancia. "Tire ese bombón", hubiera querido decirle. "Tírelo lejos, no vaya a llevárselo a la boca, porque está vivo, es un ratón vivo." Después le volvió la alegría del ascenso, oyó a Delia repetir la receta del licor de té, del licor de rosa... Hundió los dedos en la caja y comió dos, tres bombones seguidos. Delia se sonreía como burlándose. El se imaginaba cosas, y fue temerosamente feliz. "El tercer novio", pensó raramente. "Decirle así: su tercer novio, pero vivo." Ahora ya es más difícil hablar de esto, está mezclado con otras

historias que uno agrega a base de olvidos menores, de falsedades mínimas que tejen y tejen por detrás de los recuerdos; parece que él iba más seguido a lo de Mañara, la vuelta a la vida de Delia lo ceñía a sus gustos y a sus caprichos, hasta los Mañara le pidieron con algún recelo que alentara a Delia, y él compraba las sustancias para los licores, los filtros y embudos que ella recibía con una grave satisfacción en la que Mario sospechaba un poco de amor, por lo menos algún olvido de los muertos. Los domingos se quedaba de sobremesa con los suyos, y Madre Celeste se lo agradecía sin sonreír, pero dándole lo mejor del postre y el café muy caliente. Por fin habían cesado los chismes, al menos no se hablaba de Delia en su presencia. Quién sabe si los bofetones al más chico de los Camiletti o el agrio encresparse frente a Madre Celeste entraban en eso; Mario llegó a creer que habían recapacitado, que absolvían a Delia y hasta la consideraban de nuevo. Nunca habló de su casa en lo de Mañara, ni mencionó a su amiga en las sobremesas del domingo. Empezaba a creer posible esa doble vida a cuatro cuadras una de otra; la esquina de Rivadavia y Castro Barros era el puente necesario y eficaz. Hasta tuvo esperanza de que el futuro acercara las casas, las gentes, sordo al paso incomprensible que sentía -a veces, a solas- como íntimamente ajeno y oscuro. Otras gentes no iban a

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ver a los Mañara. Asombraba un poco esa ausencia de parientes o de amigos. Mario no tenía necesidad de inventarse un toque especial de timbre, todos sabían que era él. En diciembre, con un calor húmedo y dulce, Delia logró el licor de naranja concentrado, lo bebieron felices un atardecer de tormenta. Los Mañara no quisieron probarlo, seguros de que les haría mal. Delia no se ofendió, pero estaba como transfigurada mientras Mario sorbía apreciativo el dedalito violáceo lleno de luz naranja, de olor quemante. "Me va a hacer morir de calor, pero está delicioso", dijo una o dos veces. Delia, que hablaba poco cuando estaba contenta, observó: "Lo hice para vos". Los Mañara la miraban como queriendo leerle la receta, la alquimia minuciosa de quince días de trabajo. A Rolo le habían gustado los licores de Delia, Mario lo supo por unas palabras de Mañara dichas al pasar cuando Delia no estaba: "Ella le hizo muchas bebidas. Pero Rolo tenía miedo por el corazón. El alcohol es malo para el corazón". Tener un novio tan delicado, Mario comprendía ahora la liberación que asomaba en los gestos, en la manera de tocar el piano de Delia. Estuvo por preguntarle a los Mañara qué le gustaba a Héctor, si también Delia le hacía licores o postres a Héctor. Pensó en los bombones que Delia volvía a ensayar y que se alineaban para secarse en una repisa de la antecocina. Algo le decía a Mario que Delia iba a

conseguir cosas maravillosas con los bombones. Después de pedir muchas veces, obtuvo que ella le hiciera probar uno. Ya se iba cuando Delia le trajo una muestra blanca y liviana en un platito de alpaca. Mientras lo saboreaba -algo apenas amargo, con un asomo de menta y nuez moscada mezclándose raramente-, Delia tenía los ojos bajos y el aire modesto. Se negó a aceptar los elogios, no era más que un ensayo y aún estaba lejos de lo que se proponía. Pero a la visita siguiente -también de noche, ya en la sombra de la despedida junto al piano- le permitió probar otro ensayo. Había que cerrar los ojos para adivinar el sabor, y Mario obediente cerró los ojos y adivinó un sabor a mandarina, levísimo, viniendo desde lo más hondo del chocolate. Sus dientes desmenuzaban trocitos crocantes, no alcanzó a sentir su sabor y era sólo la sensación agradable de encontrar un apoyo entre esa pulpa dulce y esquiva. Delia estaba contenta del resultado, dijo a Mario que su descripción del sabor se acercaba a lo que había esperado. Todavía faltaban ensayos, había cosas sutiles por equilibrar. Los Mañara le dijeron a Mario que Delia no había vuelto a sentarse al piano, que se pasaba las horas preparando los licores, los bombones. No lo decían con reproche, pero tampoco estaban contentos; Mario adivinó que los gastos de Delia los afligían. Entonces pidió a Delia en secreto una lista de

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las esencias y sustancias necesarias. Ella hizo algo que nunca antes, le pasó los brazos por el cuello y lo besó en la mejilla. Su boca olía despacito a menta. Mario cerró los ojos llevado por la necesidad de sentir el perfume y el sabor desde debajo de los párpados. Y el beso volvió, más duro y quejándose. No supo si le había devuelto el beso, tal vez se quedó quieto y pasivo, catador de Delia en la penumbra de la sala. Ella tocó el piano, como casi nunca ahora, y le pidió que volviera al otro día. Nunca habían hablado con esa voz, nunca se habían callado así. Los Mañara sospecharon algo, porque vinieron agitando los periódicos y con noticias de un aviador perdido en el Atlántico. Eran días en que muchos aviadores se quedaban a mitad del Atlántico. Alguien encendió la luz y Delia se apartó enojada del piano, a Mario le pareció un instante que su gesto ante la luz tenía algo de la fuga enceguecida del ciempiés, una loca carrera por las paredes. Abría y cerraba las manos, en el vano de la puerta, y después volvió como avergonzada, mirando de reojo a los Mañara; los miraba de reojo y se sonreía. Sin sorpresa, casi como una confirmación, midió Mario esa noche la fragilidad de la paz de Delia, el peso persistente de la doble muerte. Rolo, vaya y pase; Héctor era ya el desborde, el trizado que desnuda un espejo. De Delia quedaban las manías delicadas, la manipulación de

esencias y animales, su contacto con cosas simples y oscuras, la cercanía de las mariposas y los gatos, el aura de su respiración a medias en la muerte. Se prometió una caridad sin límites, una cura de años en habitaciones claras y parques alejados del recuerdo; tal vez sin casarse con Delia, simplemente prolongando este amor tranquilo hasta que ella no viese más una tercera muerte andando a su lado, otro novio, el que sigue para morir. Creyó que los Mañara iban a alegrarse cuando él empezara a traerle los extractos a Delia; en cambio se enfurruñaron y se replegaron hoscos, sin comentarios, aunque terminaban transando y yéndose, sobre todo cuando venía la hora de las pruebas, siempre en la sala y casi de noche, y había que cerrar los ojos y definir -con cuántas vacilaciones a veces por la sutilidad de la materia- el sabor de un trocito de pulpa nueva, pequeño milagro en el plato de alpaca. A cambio de esas atenciones, Mario obtenía de Delia una promesa de ir juntos al cine o pasear por Palermo. En los Mañara advertía gratitud y complicidad cada vez que venía a buscarla el sábado de tarde o la mañana del domingo. Como si prefiriesen quedarse solos en la casa para oír radio o jugar a las cartas. Pero también sospechó una repugnancia de Delia a irse de la casa cuando quedaban los viejos. Aunque no estaba triste junto a Mario, las pocas veces que salieron con los Mañara se

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alegró más, entonces se divertía de veras en la Exposición Rural, quería pastillas y aceptaba juguetes que a la vuelta miraba con fijeza, estudiándolos hasta cansarse. El aire puro le hacía bien, Mario le vio una tez más clara y un andar decidido. Lástima esa vuelta vespertina al laboratorio, el ensimismamiento interminable con la balanza o las tenacillas. Ahora los bombones la absorbían al punto de dejar los licores; ahora pocas veces daba a probar sus hallazgos. A los Mañara nunca; Mario sospechaba sin razones que los Mañara hubieran rehusado probar sabores nuevos; preferían los caramelos comunes y si Delia dejaba una caja sobre la mesa, sin invitarlos pero como invitándolos, ellos escogían las formas simples, las de antes, y hasta cortaban los bombones para examinar el relleno. A Mario lo divertía el sordo descontento de Delia junto al piano, su aire falsamente distraído. Guardaba para él las novedades, a último momento venía de la cocina con el platito de alpaca; una vez se hizo tarde tocando el piano y Delia dejó que la acompañara hasta la cocina para buscar unos bombones nuevos. Cuando encendió la luz, Mario vio el gato dormido en su rincón y las cucarachas que huían por las baldosas. Se acordó de la cocina de su casa, Madre Celeste desparramando polvo amarillo en los zócalos. Aquella noche los bombones tenían gusto a moka y un dejo raramente salado (en lo más

lejano del sabor), como si al final del gusto se escondiera una lágrima; era idiota pensar en eso, en el resto de las lágrimas caídas la noche de Rolo en el zaguán. El pez de color está tan triste -dijo Delia, mostrándole el bocal con piedritas y falsas vegetaciones. Un pececillo rosa translúcido dormitaba con un acompasado movimiento de la boca. Su ojo frío miraba a Mario como una perla viva. Mario pensó en el ojo salado como una lágrima que resbalaría entre los dientes al mascarlo.-Hay que renovarle más seguido el agua -propuso. -Es inútil, está viejo y enfermo. Mañana se va a morir. A él le sonó el anuncio como un retorno a lo peor, a la Delia atormentada del luto y los primeros tiempos. Todavía tan cerca de aquello, del peldaño y el muelle, con fotos de Héctor apareciendo de golpe entre los pares de medias o las enaguas de verano. Y una flor seca -del velorio de Rolo- sujeta sobre una estampa en la hoja del ropero. Antes de irse le pidió que se casara con él en el otoño. Delia no dijo nada, se puso a mirar el suelo como si buscara una hormiga en la sala. Nunca habían hablado de eso. Delia parecía querer habituarse y pensar antes de contestarle. Después lo miró brillantemente, irguiéndose de golpe. Estaba hermosa, le temblaba un poco la boca. Hizo un gesto como para abrir una puertecita en el aire, un ademán casi mágico. -Entonces sos mi novio -dijo-. Qué distinto me parecés, qué

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cambiado. Madre Celeste oyó sin hablar la noticia, puso a un lado la plancha y en todo el día no se movió de su cuarto, adonde entraban de a uno los hermanos para salir con caras largas y vasitos de Hesperidina. Mario se fue a ver fútbol y por la noche llevó rosas a Delia. Los Mañara lo esperaban en la sala, lo abrazaron y le dijeron cosas, hubo que destapar una botella de oporto y comer masas. Ahora el tratamiento era íntimo y a la vez más lejano. Perdían la simplicidad de amigos para mirarse con los ojos del pariente, del que lo sabe todo desde la primera infancia. Mario besó a Delia, besó a mamá Mañara y al abrazar fuerte a su futuro suegro hubiera querido decirle que confiaran en él, nuevo soporte del hogar, pero no le venían las palabras. Se notaba que también los Mañara hubieran querido decirle algo y no se animaban. Agitando los periódicos volvieron a su cuarto y Mario se quedó con Delia y el piano, con Delia y la llamada de amor indio. Una o dos veces, durante esas semanas de noviazgo, estuvo a un paso de citar a papá Mañara fuera de la casa para hablarle de los anónimos. Después lo creyó inútilmente cruel porque nada podía hacerse contra esos miserables que lo hostigaban. El peor vino un sábado a mediodía en un sobre azul, Mario se quedó mirando la fotografía de Héctor en Ultima Hora y los párrafos subrayados con tinta azul. "Sólo una honda desesperación pudo

arrastrarlo al suicidio, según declaraciones de los familiares". Pensó raramente que los familiares de Héctor no habían aparecido más por lo de Mañara. Quizá fueron alguna vez en los primeros días. Se acordaba ahora del pez de color, los Mañara habían dicho que era regalo de la madre de Héctor. Pez de color muerto el día anunciado por Delia. Sólo una honda desesperación pudo arrastrarlo. Quemó el sobre, el recorte, hizo un recuento de sospechosos y se propuso franquearse con Delia, salvarla en sí mismo de los hilos de baba, del rezumar intolerable de esos rumores. Alos cinco días (no había hablado con Delia ni con los Mañara), vino el segundo. En la cartulina celeste había primero una estrellita (no se sabía por qué) y después: "Yo que usted tendría cuidado con el escalón de la cancel". Del sobre salió un perfume vago a jabón de almendra. Mario pensó si la de la casa de altos usaría jabón de almendra, hasta tuvo el torpe valor de revisar la cómoda de Madre Celeste y de su hermana. También quemó este anónimo, tampoco le dijo nada a Delia. Era en diciembre, con el calor de esos diciembres del veintitantos, ahora iba después de cenar a lo de Delia y hablaban paseándose por el jardincito de atrás o dando vuelta a la manzana. Con el calor comían menos bombones, no que Delia renunciara a sus ensayos, pero traía pocas muestras a la sala, prefería guardarlos en cajas

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antiguas, protegidos en moldecitos, con un fino césped de papel verde claro por encima. Mario la notó inquieta, como alerta. A veces miraba hacia atrás en las esquinas, y la noche que hizo un gesto de rechazo al llegar al buzón de Medrano y Rivadavia, Mario comprendió que también a ella la estaban torturando desde lejos; que compartían sin decirlo un mismo hostigamiento. Se encontró con papá Mañara en el Munich de Cangallo y Pueyrredón, lo colmó de cerveza y papas fritas sin arrancarlo de una vigilante modorra, como si desconfiara de la cita. Mario le dijo riendo que no iba a pedirle plata, sin rodeos le habló de los anónimos, la nerviosidad de Delia, el buzón de Medrano y Rivadavia. -Ya sé que apenas nos casemos se acabarán estas infamias. Pero necesito que ustedes me ayuden, que la protejan. Una cosa así puede hacerle daño. Es tan delicada, tan sensible.   -Vos querés decir que se puede volver loca, ¿no es cierto? -Bueno, no es eso. Pero si recibe anónimos como yo y se los calla, y eso se va juntando... -Vos no la conocés a Delia. Los anónimos se los pasa... quiero decir que no le hacen mella. Es más dura de lo que te pensás. -Pero mire que está como sobresaltada, que algo la trabaja -atinó a decir indefenso Mario. -No es por eso, sabés -Bebía su cerveza como para que le tapara la voz-. Antes fue igual, yo la conozco bien. -¿Antes de qué? -Antes de que se le murieran, zonzo. Pagá que estoy apurado.

Quiso protestar, pero papá Mañara estaba ya andando hacia la puerta. Le hizo un gesto vago de despedida y se fue para el Once con la cabeza gacha. Mario no se animó a seguirlo, ni siquiera pensar mucho lo que acababa de oír. Ahora estaba otra vez solo como al principio, frente a Madre Celeste, la de la casa de altos y los Mañara. Hasta los Mañara. Delia sospechaba algo porque lo recibió distinta, casi parlanchina y sonsacadora. Tal vez los Mañara habían hablado del encuentro en el Munich. Mario esperó que tocara el tema para ayudarla a salir de ese silencio, pero ella prefería Rose Marie y un poco de Schumann, los tangos de Pacho con un compás cortado y entrador, hasta que los Mañara llegaron con galletitas y málaga y encendieron todas las luces. Se habló de Pola Negri, de un crimen en Liniers, del eclipse parcial y la descompostura del gato. Delia creía que el gato estaba empachado de pelos y apoyaba un tratamiento de aceite de castor. Los Mañara le daban la razón sin opinar, pero no parecían convencidos. Se acordaron de un veterinario amigo, de unas hojas amargas. Optaban por dejarlo solo en el jardincito, que él mismo eligiera los pastos curativos. Pero Delia dijo que el gato se moriría; tal vez el aceite le prolongara la vida un poco más. Oyeron a un diariero en la esquina y los Mañara corrieron juntos a comprar Ultima Hora. A una muda consulta de Delia fue

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Mario a apagar las luces de la sala. Quedó la lámpara en la mesa del rincón, manchando de amarillo viejo la carpeta de bordados futuristas. En torno del piano había una luz velada. Mario preguntó por la ropa de Delia, si trabajaba en su ajuar, si marzo era mejor que mayo para el casamiento. Esperaba un instante de valor para mencionar los anónimos, un resto de miedo a equivocarse lo detenía cada vez. Delia estaba junto a él en el sofá verde oscuro, su ropa celeste la recortaba débilmente en la penumbra. Una vez que quiso besarla, la sintió contraerse poco a poco. -Mamá va a volver a despedirse. Esperá que se vayan a la cama... Afuera se oía a los Mañara, el crujir del diario, su diálogo continúo. No tenían sueño esa noche, las once y media y seguían charlando. Delia volvió al piano, como obstinándose tocaba largos valses criollos con da capo al fine una vez y otra, escalas y adornos un poco cursis, pero que a Mario le encantaban, y siguió en el piano hasta que los Mañara vinieron a decirles buenas noches, y que no se quedaran mucho rato, ahora que él era de la familia tenía que velar más que nunca por Delia y cuidar que no trasnochara. Cuando se fueron, como a disgusto, pero rendidos de sueño, el calor entraba a bocanadas por la puerta del zaguán y la ventana de la sala. Mario quiso un vaso de agua fresca y fue a la cocina, aunque Delia quería servírselo y se molestó un poco. Cuando

estuvo de vuelta vio a Delia en la ventana, mirando la calle vacía por donde antes en noches iguales se iban Rolo y Héctor. Algo de luna se acostaba ya en el piso cerca de Delia, en el plato de alpaca que Delia guardaba en la mano como otra pequeña luna. No había querido pedirle a Mario que probara delante de los Mañara, él tenía que comprender cómo la cansaban los reproches de los Mañara, siempre encontraban que era abusar de la bondad de Mario pedirle que probara los nuevos bombones -claro que si no tenía ganas, pero nadie le merecía más confianza, los Mañara eran incapaces de apreciar un sabor distinto-. Le ofrecía el bombón como suplicando, pero Mario comprendió el deseo que poblaba su voz, ahora lo abarcaba con una claridad que no venía de la luna, ni siquiera de Delia. Puso el vaso de agua sobre el piano (no había bebido en la cocina) y sostuvo con dos dedos el bombón, con Delia a su lado esperando el veredicto, anhelosa la respiración, como si todo dependiera de eso, sin hablar pero urgiéndolo con el gesto, los ojos crecidos -o era la sombra de la sala-, oscilando apenas el cuerpo al jadear, porque ahora era casi un jadeo cuando Mario acercó el bombón a la boca, iba a morder, bajaba la mano y Delia gemía como si en medio de un placer infinito se sintiera de pronto frustrada. Con la mano libre apretó apenas los flancos del bombón, pero no lo miraba, tenía los ojos en Delia y

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la cara de yeso, un pierrot repugnante en la penumbra. Los dedos se separaban, dividiendo el bombón. La luna cayó de plano en la masa blanquecina de la cucaracha, el cuerpo desnudo de su revestimiento coriáceo, y alrededor, mezclados con la menta y el mazapán, los trocitos de patas y alas, el polvillo del caparacho triturado. Cuando le tiró los pedazos a la cara, Delia se tapó los ojos y empezó a sollozar, jadeando en un hipo que la ahogaba, cada vez más agudo el llanto, como la noche de Rolo; entonces los dedos de Mario se cerraron en su garganta como para protegerla de ese horror que le subía del pecho, un borborigmo de lloro y quejido, con risas quebradas por retorcimientos, pero él quería solamente que se callara y apretaba para que solamente se callara; la de la casa de altos estaría ya escuchando con miedo y delicia, de modo que había que callarla a toda costa. A su espalda, desde la cocina donde había encontrado al gato con las astillas clavadas en los ojos, todavía arrastrándose para morir dentro de la casa, oía la respiración de los Mañara levantados, escondiéndose en el comedor para espiarlos, estaba seguro de que los Mañara habían oído y estaban ahí contra la puerta, en la sombra del comedor, oyendo cómo él hacía callar a Delia. Aflojó el apretón y la dejó resbalar hasta el sofá, convulsa y negra, pero viva. Oía jadear a los Mañara, le dieron lástima por tantas cosas, por

Delia misma, por dejársela otra vez y viva. Igual que Héctor y Rolo, se iba y se las dejaba. Tuvo mucha lástima de los Mañara, que habían estado ahí agazapados y esperando que él -por fin alguno- hiciera callar a Delia que lloraba, hiciera cesar por fin el llanto de Delia.

Julio Cortázar; Bestiario, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1994

1 ¿Cuál es el nudo del cuento?

Proceso___________________________________

2. ¿Qué relación existe entre el nombre del cuento y Delia?

Proceso___________________________________

3 ¿ En dónde se desarrolla la historia ¿ por qué?

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Proceso___________________________________

4 ¿Cómo logra el autor mantener el interés en la historia?

5 Explica cómo se construye el final sorpresivo de la historia

Proceso___________________________________

Ejercicio: 11 Media docena de sábanas

Cuento

Con los gritos del niño, Doña Lorenza volvió la cara. Se secó lentamente las manos, y murmurando “qué mujer, qué mujer” tomó de un brazo a la criatura y la condujo violentamente. Palpó la puerta, se metió sin tocar y de momento no vio nada: por

contraste con la luz exterior, sólo veía tinieblas salpicadas de manchas rojas y verdes.

-¡Susana!La distinguió, tendida bocarriba, entre un revoltijo la cobijas y trapos.-Te lo va a matar un coche-, advirtió, mientras Susana se incorporaba con desgano.-Gracias, Lorencita-. Le dio vergüenza de ser tan abandonada. Sacudió al muchachito, lo nalgueó sin convicción y él empezó a berrear otra vez.-Muchacho maldito, ¿no le he dicho que no se salga? Lo voy a amarrar, va a ver, lo voy a amarrar.

Y lo soltó. La vieja observaba todo reprobatoriamente.

-Está enfermo, no le habías de pegar.¡No le habías de pegar! ¡Y lo había castigado por ella! ¿Para qué lo había traído entonces a los jalones, como si el pobrecito hubiera hecho algo malo? Además, allí ni pasaban coches. Uno que otro, si acaso, dando tumbos sobre las piedras de la cuesta, o algún camión carguero, que subía hacía el mercado, zumbando, lentamente.

Salió doña Lorenza. Susana consoló al hijo. Luego, quedó absorta, con el muchachito abrazado. Se sentía débil; para desayunar había hervido unas hojas de naranjo, pero eso no alimenta; el pan se lo había dejado a los niños, que eran tres; todavía daba el pecho al menor, lo dejaba chupar y chupar sin objeto, hasta que el sueño lo rendía.

Afuera empezó a cantar una muchacha. Oía el ruido que todas hacían lavando ropa.

Ya era tarde.

-Se me están quietos aquí, sin salirse.Convirtió al más pequeño en un rígido atado de carita inexpresiva. El mayor todavía gimoteaba, la niña se chupaba el purgar ferozmente. Susana recogió trapos de aquí y de allá y salió al sol, tan estridente como un toque de trompeta.

Ahí estaban todas, afanadas, levantando nubes de espuma, jicareando el agua sobre las telas, tendiendo, exprimiendo. Habían colocado flores bajo el cuadrito de mosaicos

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donde estaba la Virgen. Allá arriba se agolpaba la ciudad, cuesta tras cuesta. Por todos lados la ciudad, cada calle bajaba como un arroyo empedrado, desatado entre tejas y paredones que verdeaban.

Susana echó su ropa a un lavadero; había varios libres. Muchas habían terminado ya y caminaban entre aquel laberinto temblón que formaban las cuerdas y las telas colgantes, o se sentaban en el pretil resquebrajado de la fuentecita seca, vigilando que el sol chupara el agua de las sábanas, los fondos, las camisas.

¡Alguien había dejado una tejita de jabón! Y Susana se alegró. Empezó a echar agua sobre los trapos, que olían mal porque los niños siempre tenían diarrea.Allí estaba la Lorenza, vigorosa, friega y friega contra el fondo áspero del lavadero. Lavaba muy bien y le traían mucha ropa, que entregaba muy a tiempo siempre, muy bien planchada. Susana no sabía hacer lo mismo. Le había lavado al profesor, hasta que vino un día a buscarla, impaciente, y se encontró con su ropa mojada y empezando a pudrirse. Desde entonces, nadie le daba ya trabajo; las vecinas la malrecomendaban: contaban como tendía las piezas y se sentaba al sol, y se quedaba allí dormida, y despertaba y no había ropa porque ya se la habían robado. “Ellas mismas me roban, estoy segura, la Lorenza y las otras.”

-Lorencita, ¿no me presta su jabón un momento? Se me acabó el mío.-Ay, mi alma, a ver si ya vas comprando.

Se lo prestó. La observó dar dos, tres pasadas. Apenas salía un poco de espuma, cuando:-Ya devuélvemelo. Tengo que seguir o no acabo.“Vieja tacaña”-Gracias, Lorencita.

En la tarde sería bueno ir a Asistencia Pública. Allí le daban medicinas que no servían para nada. Ya se le habían muerto dos hijos, y otro iba por el mismo camino. El profesor había dicho que se le morían de hambre, pero qué iba a hacer. Comida, nadie daba. En Asistencia siquiera le daban medicinas, o si no, con las monjas, había una que era doctora y le recetaba cucharadas y

papelitos. Pero era una caminata muy larga; los lavaderos quedaban en el barrio viejo, en una plaza que los turistas venían a ver siempre: tomaban fotos, admiraban los gruesos pilares y el nicho de la Virgen. Coloniales, ¿y qué? Mientras más viejos fueran, más serían las pobres como ella, que por siglos y siglos estarían allí pegadas, fregando trapos contra el fondo gastado de los lavaderos.Acabó. Tendió. Se sentó en unas piedras y cerró los ojos, cara al sol.-Ya se va a dormir-, dijo alguna, y las otras se rieron.Es que Susana no era de aquí. Había sido mesera en el puerto, y allá ganaba bien, se divertía. El papá muy gordo y muy alegre, no la cuidaba mucho. Pero llegó Rubén y se la trajo acá, porque era empleado del gobierno, decía. Mentiras, no tenía nada que hacer en Xalapa ni en ninguna otra parte. Había sido mozo alguna vez, o algo así de humilde; no era nada. Es decir, borracho sí era, y malo. Susana lo quería pasivamente, demasiado cansada, floja y hambrienta para buscarse otro. Además, todos eran iguales: los que nunca tomaban, y trabajan y eran buenos, eran así por feos o por viejos. El sol en la cara, los ojos entrecerrados, no se quedó dormida pero sí en una plácida ausencia, la mente en blanco, asomándose apenas los bordes de algunas gratas imágenes involuntarias.Llegó Crucita, diligente y ansiosa.-¿Quién me va a lavar esta ropa? ¿Quién me la va a lavar?Era una viejecilla doblada, de chongo y chal, que parecía no sentir el calor. Primero no le contestaron, luego, Lorenza inició el ataque:

-Lávela usted, Crucita, y lávele la cola a su patrona, que bien cochina la ha de tener.-Conmigo no se meta, que yo no les he hecho nada. Dígaselo a ella si quiere, y si es tan valiente.-¡Usted tuvo la culpa de todo!-Vieja lambiche-, dijo una voz de falsete tras un pilar.Alguien sacudió una camisa empapada y el agua fue a llover sobre Crucita. Otra pasó con un envoltorio y la empujó de refilón, sin disculparse ni nada.-No sean así, yo no tengo la culpa. ¿Ninguna va a lavarme la ropa?- Se movía nerviosamente, esquivando empujones y frases.

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Lo que había sucedido, que a la pobre de Albina la habían medito a la cárcel y todavía no salía. Porque Crucita era criada de dona Delfina Zavala, y doña Delfina era suegra del Presidente Municipal, por lo tanto su ropa era muy fina y requería más cuidados: jabón en escamas, refregado a pulso. Por eso Cruz no lavaba, cuidaba el caserón y bien que le sacaban el jugo. La ropa, iba fuera. Cruz era responsable de todos modos: que nada pasara, que no se perdiera ni un pañuelo: doña Delfina se lo haría pagar a Cruz, descontándoselo del sueldo, y Cruz se lo haría pagar (con ganancia) a la directamente responsable. ¡Pero la pobre Albina! Había perdido tres camisas, nailón, americanas, que el Presidente Municipal se había comprado en Los Ángeles. Cualquiera pierde una camisa, a cualquiera le roban ropa, pero dona Delfina misma había venido, no se podía creer, detrás de Cruz y delante de los gendarmes. La Crucita temblaba, corría como una rata por todas las accesorias, buscando las camisas, fingiendo mucho escándalo y alarma para dejar bien asentada su inocencia. Se llevaron a Albina y la encerraron, para que aprendiera, la pobre, tan buena, tan decente. -¿Ninguna va a lavarme la ropa?-. La empujaban, le gritaban obscenidades con voces de máscara, cada vez más agresivas: No se dio por aludida. Les tenía miedo.

“Estas son capaces de pegarme o de tirarme al depósito” rebosante de agua.-Pues ustedes saben, eso menos ganan. Al fin que no falta quien lave, y menos a dona Delfina-. Hubiera querido gritarles algo, pero no se atrevió. “Ya verán, voy a decirle a la señora que les corte el agua.Iba a marcharse. La detuvo Susana, como indecisa:-¿Y cuánto pagan?-A siete la docena.Dudó un momento. Después, tomó el bulto de manos de la vieja. Oyó los chiflidos de las otras, pero le importó más el peso de aquello: tuvo que ponerlo en el suelo, mientras la viejecilla lo había cargado fácilmente.-Necesito para el jabón.-El sábado tiene que estar lista. No la refriegues contra las piedras. ¿Dónde vives?Susana apuntó al cuchitril, un cuarto único con puerta a la calle.

-Bueno- Miró triunfalmente a las otras, disfrutó su poder. Amonestó a Susana-: ¡Y mucho cuidadito!La fuerza de la unión se les estaba evaporando a las otras. Apenas si se atrevió alguna a remedar:¡-Mucho cuidadito!Y otra:-¿Por qué no le dice “acuérdate de Albina”?A Susana no le importaba: “éstas, de todos modos, no me quieren”. Regateó el anticipo: cinco pesos. Los apretó en la mano viendo a la otra trepar, cuesta arriba hasta la casa del zaguán imponente.

Cuánta ropa, y qué pesada. La metió al cuarto, cerró. Qué le importaban ni Albina ni las otras. Corrió a comprar verduras, un pedazo de carne, un poco de café… Si tenía suerte, tal vez Rubén no viniera a comer.

No vino. Susana saboreó despacio los trozos de res, le dio un poco a los hijos: mascaba los pedazos previamente, se los empujaba dentro de las bocas entreabiertas, ávidas como picos de pájaros. Después, los hacía beber el caldo a cucharadas. Ella bebía en la olla y se cubría de sudor con cada trago. Descansó. Cuánta ropa era. Tendría que conseguir una plancha prestada. Tal vez ahora doña Delfina podría ayudarla, tal vez le consiguiera algo al marido, un trabajo. Se llenaba de planes, sin decidirse a romper su placidez digestiva.

Abrió por fin el bulto: qué limpia estaba. Se alegró. Mejor pagada y se la traían casi limpia: una sombra apenas en los cuellos de las camisas, una que otra manchita en las sábanas. Todo era fino. Se probó sobre el vestido una pantaleta de encajes. ¿Y para que servía eso? Se rió, ella no usaba nada. Un fondo la espantó: qué delicado. Decidió empezar con las sábanas; eran seis, en un ángulo tenían bordada una D, entrelazada con un Z; había dos diferentes, marfilinas, más tenues, con un jardín de seda brotando en las iniciales.

Atardecía. Ya nadie más lavaba. Susana refregaba entre los puños, tela contra tela, con un ritmo tan preciso como el de un reloj. Esa noche tendería en su cuarto, asolearía mañana. El movimiento parejo, casi hipnótico, la lavaba por dentro, la dejaba flotando entre recuerdos y gratas escenas

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inventadas. Venía el café de Veracruz, con los alegres rieleros habituales, venían el padre y las hermanas, también venía un Rubén muy pulcro y cariñoso, que la cubría de flores y regalos. Agua, los remojones, frotar, frotar, frotar. Espuma. Agua, dos remojones…Pero el café lo habían cerrado, el padre ya había muerto, ya no veía nunca a las hermanas. Agua, dos remojones, frotar. Susana había engordado, y estaba fea, y ya no había en el mundo más cosas que Rubén, y los hijos muriéndose uno tras otro. Espuma. Agua. Dos remojones…

Era noche cerrada cuando acabó. Dejó que el agua limpia corriera sobre las telas. Sentía dos cauterios en los pulmones. Un vientecillo fresco daba vueltas por la plaza, cimbrando los tendederos, estremeciendo el foco de la Virgen. Así, todo vibraba, todas las sombras eran un poco pendulares.

Para orearlas un poco las fue colgando, bien extendidas una a una. Se sentó al fin, frotó la espalda, con delicia, contra la fresca piedra del banco. Al mover la cabeza oyó tronar las vértebras del cuello. Allá estaba la luna, gorda y cremosa. Se quedó así, con la vista perdida, buscando las borrosas estrellas.

Los pasos resonaron desde muy lejos. “Ahí viene aquél”, pensó. Ya llegaba a la esquina, pero aún lo ocultaba el revolotear lechoso de las sábanas. Y lo vio aparecer, sacando chispas con los tacones, irremediablemente conducido por sus pies; se dirigía a la casa, con un desgano torvo desbordándole en cada gesto. “Viene hablando solo, así es que tomó.”-¿A quién estás esperando aquí?Estoy viendo que se oree la ropa-.”Nunca me dices cómo estás, ni nada”-La ropa. Cuzca, ¿qué haces ahí sentada?-Lavé hasta tarde, no seas así.Él observó la ropa ajena, vio a la mujer sonriente, se quedó ahí parado, sin saber qué otra cosa decir.-Siéntate un rato, ¿no?-, propuso ella.Él lo hizo, en silencio, mientras puerilmente trataba de hallar algún pretexto para hurgar en las bolsas de aquélla. Susana lo observaba tratando de no advertir ese odio fatigado que él despedía, un odio producido por tanta acumulación de obligaciones no cumplidas y remordimientos. Estaba despeinado, olía a cantina y a sudor, pero

ella le tomó la mano porque sentía una repentina, vaga, tierna sexualidad.

-¿No te mojaste el delantal?-, dijo él al fin.Había encontrado un pretexto para tocar las bolsas. Ella, en cambio, pensó que iba a palparle el cuerpo, y sonrió. Sonó el dinero: él lo atrapó rápidamente, unos centavos, casi nada, pero Susana se defendió:-¡No Rubén! ¡Trae acá!No era por el dinero que se sentía burlada y humillada.-¡Borracho indecente, trae acá mi dinero!Lucharon, y él se indignaba cada vez más. Se convencía a sí mismo de que había tomado las monedas por broma.- “Y entonces, ésta me insulta. Ya verá, ahora sí se lo quito.” Pero no, ganó ella, le arrebató los cobres y los tiró al gran depósito lleno de agua helada.

-Anda, ya que tanto los quieres. Ahí están.Él la golpeó en la cara y se alejó gritando algo confuso, hiriente y sin sentido, pero Susana se rió ficticiamente a carcajadas, y se sintió triunfante. Fue entonces que él se enredó en la sábana. No pensó ni un instante para el primer gesto: por la esquina de encajes, con ambas manos, y jaló hacia los lados, al trapo desgraciado que parecía animarse contra él. La tela respondió con una erre larga como una cuchillada; así largo también, fue el grito de la mujer. Él entendió entonces: la segunda, la tercera, la cuarta, fueron de intento, rrrrrh, rrrrrh, rrrrrh, una por una, las seis sábanas. Después se fue, muy erguido. Al dar vuelta a la esquina, empezó a llorar, y odió a Susana más que nunca, porque lo había orillado a hacer aquello.

-¡Madrecita, mamá, qué voy a hacer, qué voy a hacer ahora!

Y la mujer gemía, y arrastraba las telas para ver el daño a la luz, y caminaba de un lado a otro, gritando como loca, con su cauda de trapos, ella también un trapo viejo, rasgado, sacudido por un viento furioso en el centro de la plaza.

Emilio Carballido; La caja vacía, México, Fondo de Cultura Económica

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Proceso

1 ¿Cuál es el tema del cuento?

A) El desamor de Rubén por Susana B) La condición de pobreza de Susana C) La rasgadura de las sábanas D) Los remordimientos de Rubén

Proceso

2. La expresión “no era por el dinero que se sentía burlada y humillada” significa que:

A) Rubén la ofendió al dudar de ella B) Rubén no comprendía que estaba

cansada C) Susana esperaba que Rubén le

ayudara D) Susana esperaba que Rubén la

acariciara

Proceso

3 ¿Qué motivos tuvo Rubén para romper las sábanas?

A) La necedad de tomar B) La burla de Susana C) Los reclamos de Susana D) Los remordimientos que sentía

Proceso

4 Se puede afirmar que Rubén sabía lo que le iba a pasar a Susana porque:

A) empezó a llorar B) conocía la historia de Albina C) se alejó triunfanteD) conocía a Doña Delfina E) se mostró enojado

Proceso

5. Con la expresión “ella también un trapo viejo, rasgado” logra el autor que el lector comprenda que Susana se sentía…

A) furiosa con RubénB) herida por la actitud de Rubén C) confundida por la acción de Rubén D) desesperada porque Rubén se fue

Ejercicio: 12 Agueda

Cuento

El almidón recatado de los uniformes puntea el corredor con su lino opulento. Como tambores luctuosos pesan en el corazón las palmas de Sor Julia. Las caras de las niñas son espejos opacos, manchas de gis. El ruido de una fuente busca pilares hundidos, infinitas galerías altas, vanos imprecisos, puertas anheladas que apenas si se abren, que apenas se mecen, que apenas si rozan la neblina inexorable.

En este bloque de fantasmas el afán se entristece, se afila, se dobla y encharca en el perímetro de las murallas, grueso, asedio de pecados capitales.

Agueda marcha sumergida en abismal memoria. Los pasos se clavan, duelen y vencen.En las manos de Sor Julia, la chasca relumbra como el ojo de un pez y destemplada rompe la armonía del desfile. Por un instante los pies de desajustan y tardan en acomodarse al ritmo disonante. Los pasos abatidos entran al dormitorio. Dobles hileras de catres separados por cortinas blancas simulan gabinetes. Un chirrido de argollas desaparece a las alumnas. Se escucha su prisa que desata refajos, listones, prendas íntimas; desplome de zapatillas, semejante a puños que derraman moneditas de oro. Tintinean cinturones, ligas y pulseras.-Pongámonos en la presencia de Dios. –Es la voz de Sor Julia.-¿Qué he hecho hoy?-¿Me he levantado con prontitud y vestido con modestia?-¿Me dejé arrastrar por mi pasión dominante?Después de cada pregunta, una pausa, como si la monja esperara a oír alguna acusación.-¿Eres nueva? –un rostro moreno asomo por los pliegues de la pared de gasa.

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-Llegué ayer.-¿Cómo te llamas?-Agueda.El camisón de Ruth tenía greca de lunas bordadas a la orilla del cuello.-¿Me dejé llevar por la ira?-¿Falte a la pureza?La voz de Sor Julia se aproximó hasta paralizar la respiración de Agueda¿Te van a dejar con las mayores?-No sé.-Si te asignan este grupo, comeremos en el mismo salón.-La niña que está hablando, salga y permanezca en medio del dormitorio.- Hubo un silencio. La chasca rasgó el aire con sonido hueco.Agueda vio los pies de Ruth dirigirse al centro. Le escandalizó que tuviera las uñas largas y mugrosas.-Elevemos nuestros corazones al Señor y demos gracias por las mercedes recibidas…-Te damos gracias señorDe todos los lechos salía el murmullo. Frases ininteligibles cuyo tono aumentaba y disminuía en oleaje monótono. Agueda retenía la musicalidad de la oración disgregada en pausas.-Tenemos prohibido hablar- dijo en secreto Elena al ras del suelo, por el lado contrario al de Ruth.-¡Silencio! –La luz siguió los pasos de la madre.-¿Ya escogiste Planeta?-¿Qué?-¿No sabes?-No.-¡Aguas!El rosario de la hermana crujió contra los barrotes y un reguero de cuentas corrió por el miedo y la oscuridad anonadantes.-Tienes que escogerlo.-¿Qué cosa?-Tu Planeta.-¿Mi qué?...-No hables fuerte, inclina la cabeza. -Agueda se curvó hasta tocar el suelo.-Lorenza, es la más linda….Y es rica.Agueda callaba.-Magdalena es altiva. No te conviene. Es perezosa. Hay que hacerle las tareas.-¿Por qué?-Así es esto.-¿Quién lo dice?-Te digo que así es.

Agueda quedó quieta. Apagaron. Las bombillas agónicas, espaciadas a lo largo del dormitorio, se desvanecieron. Elena levantó la muralla de trapo y apareció ante el asombro de Agueda, con su atavío de gnomo. Había hecho rollo los cordones de las mangas y del cuello. Usaba camisón con jareta ajustado a manera de costal. Agueda con trabajo puedo auxiliarla. La luz del corredor se filtraba por la ventila.-Si quieres que seamos amigas, tienes que preferir a Lorenza-dijo, sentándose en la cama de Agueda.-No sé…-Tienes que hacerlo –insistió- .Ni modo que te quedes sola.-¿Por qué no?-No tendrías con quién jugar ni quién te defienda.-No importa-¡Oh!-¿Qué hay que hacer? –preguntó conteniendo su violencia.-No es tan difícil. Mira; tienes que cederle el postre los jueves, dejar que se apropie la mermelada y comer tú las lentejas los viernes, o lo que a ella no le agrade. En los partidos de pelota debes dejarle la bola todo el tiempo. Total no es mucho. ¿No? –En la penumbra escudriñó el rostro de Agueda. Continuó:-Magdalena es peor, exige regalos y que una le ha rueda en los recreos, un fastidio. –Suspiró melancólica y dijo:-Ser Planeta debe ser bueno.-¿Entonces ¿por qué no eres mejor Planeta? -Es que hay que ser bonita como Lorenza.Agueda juzgó el rostro insustancial de Elena.-No me gusta que me mande nadie –murmuró con orgullo.Elena la miró extrañada. Dejó la cama y regresó para enfocar una linternilla sobre el rostro de Agueda.-¡Piénsalo! –Con marcada decepción se sumergió en las sábanas.La cama de Ruth rechinó.-Por tantito y me hielo –exclamó la alumna castigada.Agueda la oyó restregarse los pies, pensó en sus uñas negras.-¿Ya te dormiste?-No.-Tienes que ser satélite de la madre Luz, es una santita.-¿Es la Superiora?-No, la encargada del internado.

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-¿La que estuvo rezando?-¡No! Esa es muy menos.-¿Tú eres Planeta?-No-Ah.-¿En tu casa tienen automóvil?Agueda titubeó antes de contestar:-No…no tenemos-Si te preguntan di que sí.-¿Y si se enteran?-No importa. Yo te respaldoPermanecieron sin hablar durante algunos minutos.Ruth volvió a la carga.-Tienes que preferir a la madre luz. Mañana te la presento en la hora de gimnasia. Ya la verás. Agueda quedó con los ojos abiertos. Soñó con monjas y santos que iban descalzos entre multitud de novicias que guardaban en sus misales los caireles de Lorenza, con niños que traían regalos y los ponían sobre su cama. El peso del tesoro despertó el cuerpo adolorido, de tristeza y desamparo. En el caos de inquietudes andaba la voz de Sor Julia.-Viva Jesús.El sonido de la chasca erizó sus cabellos. Contra la blancura de las cortinas vio el artefacto lanzar tarascadas al aire cuando se vestía. Pensó en las pretensiones de Ruth y de Elena. Oía sus tiranteras cascabelear sobre los muslos. ¿Imaginaban que no tenía cerebro? ¡Sólo eso le faltaba! ¿Regalar el postre? ¿A nombre de qué? Se enfrentaría con ellas. Si de planetas se trataba, ella había nacido para ser uno. Si no les parecía bonita, pasaría por lista. Hacer tareas, no jugar en el recreo…, no estaba tonta. Bastante sufrió en casa para que aquí también la hicieran trizas. Tampoco iban a convencerla de que la religiosa era algo extraordinario; que se fuera al cuerno la santita…Le importaba un comino. Había bastantes en los altares para que ésta apareciera con sus cuentos. Un Santo para cada día era suficiente.-Esa es magdalena-Hummm…-La más alta, la delgada, la fina es Lorenza.Al pasar junto de Agueda, Lorenza saludó con sonrisa fría y enigmática.Sorprendida, resbaló miradas de azoro ante las hebillas luminosas del calzado de Lorenza, a las medias de popotillo de seda jamás vistas. No dominó el sombro por los

corales que salpicaban las orejas de la engreída criatura.Dos veces repitieron:-La madre Luz viene al final de la fila.-¡Qué pálida! –se oyó decir con voz diferente.-Te dije que era un ángel.-¿Cómo se siente hijita?-Bien madre –dijo Agueda enrojeciendo.-Pronto se acostumbrará a sus compañeras. Dígame si algo le hace falta.El primer día de clases le pareció extraño –incomprensible-. La monja ensartaba la aguja y la guiaba en el cañamazo. Escogía para ella hebras fluorescentes y la tibieza de la mano, la mirada apacible, le enseñaban sentimientos nuevos y oportunos. Las guías sorprendentes, los puntos complicados, los obedientes tonos, eran costura más en las entrañas que en la tela. Agueda no entendía ni las palabras comunes.La chasca, de nuevo trajo a las niñas al refectorio. Ruth y Elena vigilaban el derrotero de las inclinaciones de Agueda.Llegaron a los postres. Macedonia de frutas suculenta. Agueda sintió los ojos de Elena. Su insistencia la untó de malestar. Sabía que Lorenza observaba; al menor descuido, la niña elegante, alargaría sus manitas de pulpo para adueñarse de la golosina. También Ruth seguía implacable sus movimientos. Agueda odió la humedad de sus manos, su deseo de llorar, la debilidad que le impedía asir el plato.La silueta de la madre Luz oscureció la ventana. La cruz marfileña en su esclavina, inmovilizó su blancor de hostia. Agueda mentalmente imploró ayuda, y el crucifijo resbaló como una lágrima a lo largo de la alfombra. La madre Luz se apresuró a recogerlo y con ella se inclinaron otras alumnas. Mientras duraba el desorden momentáneo, Agueda, sin levantar los ojos, indicó a la vecina que el dulce era para Lorenza.Las frutas de colores pasaron de mano en mano hasta llegar a su destino.Agueda tembló de rabia y vergüenza. Inútilmente Lorenza esperó su mirada. Vanamente la monja le regaló el crucifijo.-¡Soy sola ¡ ¡Soy sola! –repitió para su corazón

Guadalupe Dueñas Del aula y sus muros Antología del Cuento, Ediciones el Caballito, 1988

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Proceso

1. ¿Cuál es el la trama del cuento?

A) La llegada de Lorenza al comedorB) La llegada y adaptación de Agueda

al internado C) La llegada y abuso de las niñas

planeta D) La resistencia y partida de Agueda

del internado E) La llegada y bienvenida de la madre

LuzProceso

2. Ser planeta en el internado significa que…

A) se es estricta con las demás B) las demás deben rodearlaC) se tiene poder sobre las demásD) todas las demás deben agradarle

Proceso

3. ¿Qué enunciado utiliza la autora del cuento para expresar los sentimientos de Agueda hacia Lorenza?

A) Inútilmente Lorenza esperó su mirada

B) Agueda mentalmente imploró ayuda C) Indicó a la vecina que el dulce era

para Lorenza D) Sabia que Lorenza observaba

Proceso

4 El desenlace del cuento no es sorpresivo porque…

A) Aceptó las reglas del internadoB) Sus compañeras la presionabanC) Se resistía a obedecerD) Agueda no tuvo aliadas en el

internado