PRUEBA DE HABILIDAD DE EXPRESIÓN ESCRITA Y ARGUMENTATIVA

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Tema: ¿Se debe legalizar el uso de las drogas o castigar conforme a la ley?

La edad promedio de inicio de consumo de drogas en México es de 12 años, las campañas de prevención han fracasado. Tal parece que a los consumidores no les preocupan los efectos psicológicos y físicos derivados del uso de estos estimulantes. Es preocupante el abuso de drogas a edades tempranas; el aumento, en general, de las cifras por muertes y consecuencias en sectores de la población, ha despertado el debate sobre la pertinencia de legalizar el uso de drogas o que se siga castigando su conforme lo marca la ley. Ante la realidad dominante, no es aventurado proponer que la legalización es lo más cercano a la solución de este problema.

Cada mañana, al ver el noticiero o leer periódicos se encuentran notas acerca del narcotráfico. La venta ilegal de estupefacientes se ha convertido en uno de los negocios más rentables. Se calcula que el recurso obtenido supera a lo que se obtiene por actividades económicas como el turismo; además de la violencia que se vive socialmente generada por el narcotráfico. La lucha de cárteles, los asesinatos a los detractores y a los que buscan combatirlo por medios legales se han vuelto una realidad cotidiana y que demuestra la ineficacia de las medidas en contra del narcotráfico y su desmedido aumento. Por lo tanto, la idea de transformar el significado de este delito y volverlo legal se vuelve más deseable.

La pertinencia de la legalización de las drogas es el alto índice de personas que se han encarcelado por su consumo. Miles de personas son condenadas por consumo o distribución y, en cifras económicas, representa un costo al contribuyente muy alto por cada preso, sumado a los otros presos por delitos relacionados con este tráfico (robo, destrozos, combate, accidentes imprudenciales). Si el dinero que se gasta en mantenerlos en la cárcel se usara para la prevención o para el tratamiento de adictos, el resultado sería mucho más positivo.

El alcohol y el tabaco son productos que causan adicción, como las drogas, y el hecho de ser legales no implica que toda la población las consuma. La decisión de ingerir depende de una concientización de los efectos que propician y campañas sobre los riesgos. Todos los consumidores de alcohol y tabaco comprenden las repercusiones en la salud y son debidamente alertados con leyendas en los insumos. Es así que la legalización de las drogas no es equivalente a que la población las consuma.

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Ningún estudio de la Organización Mundial de la Salud ha mostrado diferencia en el consumo entre las naciones que tienen políticas más restrictivas o más liberales en materia de drogas. En los Países Bajos (Holanda), por ejemplo, no se ha registrado un aumento en el consumo de sus ciudadanos por haber suspendido la penalización de ciertas drogas. Suecia, por otra parte, tiene un régimen estricto mientras que Noruega tiene uno más liberal, pero los dos países presentan los mismos índices de consumo. Esta experiencia es un parámetro real de las condiciones futuras de México en cuanto a la legalización, esta información confirma que la legalización no es el “permiso” y mucho menos la “obligación” del uso de estupefacientes.

La despenalización de las drogas tiene sectores en contra, pues no les conviene apoyar dicha propuesta. En primer lugar los narcotraficantes, porque la medida acabaría con su negocio. En segundo lugar, los funcionarios y empleados de agencias como la DEA en Estados Unidos o la SIEDO en México, que perderían sus empleos. Hay mucho dinero en el negocio de combatir el consumo de drogas.

No se trata de una defensa o promoción del uso de drogas sino de un mecanismo de verdadero combate al problema, que los recursos invertidos en su “lucha” (batalla que hasta el momento está perdida) sean utilizados en campañas de prevención y que todo el dinero que genera la venta ilegal sea parte de las contribuciones, como sucede con el alcohol y el tabaco. Al comprarlos se paga un impuesto (parte de las actuales propuestas de la Secretaría de Hacienda). Se disminuiría el costo de estos “productos” pues el hecho de estar prohibidos propicia el incremento de los precios, los consumidores pagan un precio inflado, además de los efectos en su salud. No se jugaría con la salud de los consumidores, sencillamente se eliminaría un negocio que está acabando con la tranquilidad social y la salud de México.

México vive una realidad de violencia, impunidad y riesgos sanitarios a causa del “combate contra el narcotráfico”. Las soluciones para el combate a la droga no han resultado por lo que los mecanismos deben ser renovados. Se debe perder el temor de que la legalización dará el paso al consumo desenfrenado y pensar en rutas que lleven a la población a reflexionar acerca del daño y las consecuencias, más que la prohibición de las drogas. Aunque los primeros pasos ya se han dado pues en el pasado mes de abril, mientras la población vivía los embates de la influenza AH1N1, la Cámara de Senadores aprobó que las personas que porten drogas en cantidades permisibles no tendrán castigo, es decir, podrán llevar consigo hasta 5 gramos de marihuana, 2 gramos de opio, 50 miligramos de heroína, 500 miligramos de cocaína o 40 de metanfetamina, esta información no tuvo el eco que se esperaba.

Por todo lo anterior, el hecho de legalizar las drogas abre una posibilidad de solución a este conflicto, con el apoyo de la información y de la educación para combatir el consumo desmedido que ponga en riesgo la salud física de miles de mexicanos.

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