egipto en la memoria: imágenes de un viaje por el valle

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VANESSA RODRÍGUEZ PÉREZ/RECENSIÓN 217 EGIPTO EN LA MEMORIA: IMÁGENES DE UN VIAJE POR EL VALLE DEL NILO (exposición fotográfica) EVOCACIONES COMPARTIDAS En la década de los 40 del siglo XIX, el ópti- co Paymal Lerebours publicaba una colección de vistas —las excursiones daguerriennes— basa- das en daguerrotipos realizados en cuatro con- tinentes. Uno de los fotógrafos que trabajaron para él en este proyecto fue el pintor Horace Vernet que, junto a su sobrino Frédérick Goupil- Fesquet, realizó las primeras imágenes fotográ- ficas de monumentos egipcios. Ciertas cualidades hacen de lugares como Egipto un paraíso para el viajero. Su pintura, escultura, arquitectura, arqueología, geografía, historia, entre otros, son elementos que intere- saron y siguen interesando a visitantes de todo el mundo. La fotografía, desde que puede ha- cerlo, se asocia con todos estos intereses, com- partiendo y completando matices y, en ese sen- tido, las imágenes de Vernet y Goupil son sólo la génesis de un catálogo infinito. Formando parte de este catálogo, la expo- sición Egipto en la memoria: imágenes de un viaje por el valle del Nilo (15 de abril-15 de mayo 2005, Museo de la Ciencia y el Cosmos, La Laguna), ofrece una muestra de más de 60 imágenes to- madas en Egipto por un colectivo de alumnos y profesores que visitaron el país africano el pasa- do verano. Las imágenes que la conforman son, ante todo, el testimonio del viaje, la prueba fehacien- te de que éste ha tenido lugar. La Historia del Viaje es, en cierto modo, la Historia del Testi- monio del viaje. El primitivo diario del viajero y los bocetos o dibujos que muchas veces lo acompañaban fueron, desde el nacimiento de la fotografía, paulatinamente sustituidos por ésta hasta el punto de que, en la actualidad, fotogra- fía y turismo conforman un dúo casi indisocia- ble. Hoy parece inconcebible separar lo uno de lo otro y, en prácticamente todo viaje, la cámara fotográfica es consorte imprescindible. Egipto en la memoria no es otra cosa que un moderno diario de viaje, un discurso del peri- plo conformado por imágenes realizadas por al- gunos de los integrantes del proyecto. Es, por tanto, también, un diario colectivo, una evoca- ción compartida que, por otra parte, participa de ciertas constantes en este tipo de fotografía: la autorrepresentación del viajero, la búsqueda de lo diferenciador y la repetición de esquemas establecidos por un imaginario anterior. Aunque la fotografía es en sí misma, como antes comentamos, un certificado del viaje, un elemento que, a priori, demuestra que el fotó- grafo ha estado en el lugar que representa, en la fotografía de viaje, es muy común la necesidad de autoafirmación del viajero. En todo álbum de viaje —profesional o aficionado— no falta su imagen, que aquí se traduce en fotografías del grupo, pero no sólo en ellas. En varias de las fotos de la muestra figuran, si no el viajero, sí elementos empapados de él: una significativa vista del hotel, varias referencias a las escoltas, a los medios de transporte, etc. Todos ellos, indi- cios, huellas de su persona. Podría decirse que el fundamento último del viaje es el del conocimiento. El viajero trata de aprehender todo aquello que encuentra en sus desplazamientos y la cámara fotográfica aca- ba convirtiéndose en un medio para este fin. Como señala Susan Sontag, «fotografiar es apro- piarse de lo fotografiado». Es por ello que, en un impulso casi visceral, el viajero fotografía todo aquello que le resulta nuevo, original, extraño o insólito. A esta segunda categoría de imágenes del álbum del viajero, de una manera u otra, se adscriben el grueso de las fotos de la muestra, pero particularmente la imagen de un cocodrilo en el lago Nasser o, también, la del encantador de serpientes. Representaciones ambas que res- ponden a esa búsqueda del conocimiento y la aprehensión de lo desconocido. Por otra parte, el hecho de vivir, como apuntó Roland Barthes, «según un imaginario generalizado» condiciona no sólo lo fotografiable sino también la manera de fotografiar. El qué, el cómo y el porqué tienen ya, desde hace tiempo, unas pautas de las que difícilmente logrará eva- dirse el fotógrafo de viaje. Es así como en todo álbum de este tipo podemos rastrear unos refe- rentes claros que se repiten a lo largo de su his- toria. Sea cual sea el destino del viaje, y a pesar de que siempre exista, en mayor o menor medi-

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EGIPTO EN LA MEMORIA: IMÁGENESDE UN VIAJE POR EL VALLE DEL NILO(exposición fotográfica)

EVOCACIONES COMPARTIDAS

En la década de los 40 del siglo XIX, el ópti-co Paymal Lerebours publicaba una colecciónde vistas —las excursiones daguerriennes— basa-das en daguerrotipos realizados en cuatro con-tinentes. Uno de los fotógrafos que trabajaronpara él en este proyecto fue el pintor HoraceVernet que, junto a su sobrino Frédérick Goupil-Fesquet, realizó las primeras imágenes fotográ-ficas de monumentos egipcios.

Ciertas cualidades hacen de lugares comoEgipto un paraíso para el viajero. Su pintura,escultura, arquitectura, arqueología, geografía,historia, entre otros, son elementos que intere-saron y siguen interesando a visitantes de todoel mundo. La fotografía, desde que puede ha-cerlo, se asocia con todos estos intereses, com-partiendo y completando matices y, en ese sen-tido, las imágenes de Vernet y Goupil son sólola génesis de un catálogo infinito.

Formando parte de este catálogo, la expo-sición Egipto en la memoria: imágenes de un viajepor el valle del Nilo (15 de abril-15 de mayo 2005,Museo de la Ciencia y el Cosmos, La Laguna),ofrece una muestra de más de 60 imágenes to-madas en Egipto por un colectivo de alumnos yprofesores que visitaron el país africano el pasa-do verano.

Las imágenes que la conforman son, antetodo, el testimonio del viaje, la prueba fehacien-te de que éste ha tenido lugar. La Historia delViaje es, en cierto modo, la Historia del Testi-monio del viaje. El primitivo diario del viajeroy los bocetos o dibujos que muchas veces loacompañaban fueron, desde el nacimiento de lafotografía, paulatinamente sustituidos por éstahasta el punto de que, en la actualidad, fotogra-fía y turismo conforman un dúo casi indisocia-ble. Hoy parece inconcebible separar lo uno delo otro y, en prácticamente todo viaje, la cámarafotográfica es consorte imprescindible.

Egipto en la memoria no es otra cosa que unmoderno diario de viaje, un discurso del peri-plo conformado por imágenes realizadas por al-

gunos de los integrantes del proyecto. Es, portanto, también, un diario colectivo, una evoca-ción compartida que, por otra parte, participade ciertas constantes en este tipo de fotografía:la autorrepresentación del viajero, la búsquedade lo diferenciador y la repetición de esquemasestablecidos por un imaginario anterior.

Aunque la fotografía es en sí misma, comoantes comentamos, un certificado del viaje, unelemento que, a priori, demuestra que el fotó-grafo ha estado en el lugar que representa, en lafotografía de viaje, es muy común la necesidadde autoafirmación del viajero. En todo álbumde viaje —profesional o aficionado— no faltasu imagen, que aquí se traduce en fotografíasdel grupo, pero no sólo en ellas. En varias de lasfotos de la muestra figuran, si no el viajero, síelementos empapados de él: una significativavista del hotel, varias referencias a las escoltas, alos medios de transporte, etc. Todos ellos, indi-cios, huellas de su persona.

Podría decirse que el fundamento últimodel viaje es el del conocimiento. El viajero tratade aprehender todo aquello que encuentra ensus desplazamientos y la cámara fotográfica aca-ba convirtiéndose en un medio para este fin.Como señala Susan Sontag, «fotografiar es apro-piarse de lo fotografiado». Es por ello que, enun impulso casi visceral, el viajero fotografía todoaquello que le resulta nuevo, original, extraño oinsólito. A esta segunda categoría de imágenesdel álbum del viajero, de una manera u otra, seadscriben el grueso de las fotos de la muestra,pero particularmente la imagen de un cocodriloen el lago Nasser o, también, la del encantadorde serpientes. Representaciones ambas que res-ponden a esa búsqueda del conocimiento y laaprehensión de lo desconocido.

Por otra parte, el hecho de vivir, comoapuntó Roland Barthes, «según un imaginariogeneralizado» condiciona no sólo lo fotografiablesino también la manera de fotografiar. El qué, elcómo y el porqué tienen ya, desde hace tiempo,unas pautas de las que difícilmente logrará eva-dirse el fotógrafo de viaje. Es así como en todoálbum de este tipo podemos rastrear unos refe-rentes claros que se repiten a lo largo de su his-toria. Sea cual sea el destino del viaje, y a pesarde que siempre exista, en mayor o menor medi-

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da, la sensación de descubrimiento, la realidades que siempre hubo alguien antes. Lo que sefotografía, muy probablemente ya ha sido foto-grafiado. Es por ello que una mirada superficialdel conjunto nos muestra voces conocidas.

Estas características que unifican, homoge-neizan incluso, a toda la fotografía de viajes es, asu vez y aunque parezca contradictorio, las quedan pistas sobre el valor de esta exposición. Nopodemos olvidar tampoco que las imágenes deEgipto en la memoria ha sido realizada por aficio-nados y no por profesionales del medio que, apesar de ello, han logrado un discurso unitario yclarificador acerca de la esencia y el significadodel proyecto que habían llevado a cabo. Un tra-bajo que, adscrito dentro de la tipología fotográ-fica comentada, documenta la estancia de estegrupo perteneciente a un curso sobre la culturaegipcia antigua, cristiana y musulmana y que, enese sentido, refleja, entre otros aspectos, los inte-reses que lo impulsaron o el itinerario seguido.

Numerosas imágenes se hacen eco del cita-do interés por la cultura egipcia representando

EGIPTO EN LA MEMORIA

Con el título Egipto en la memoria. Imáge-nes de un viaje por el Valle del Nilo se presentó, elpasado mes de abril, una exposición fotográficasobre el Egipto antiguo, cristiano y musulmán,fruto de un viaje realizado en el verano del 2004desde la Universidad de la Laguna, incluido den-tro de una serie de itinerarios culturales que enlos últimos años se vienen organizando desde lacitada entidad.

Dicho viaje, con el título Ipet-Sut. Religio-nes y culturas del Valle del Nilo, fue coordinadopor ISFET, asociación canaria dedicada a la Egip-tología, que dio a esas jornadas el carácter de uncurso de historia, arte y religiones. En su plani-ficación se contó con la colaboración delVicerrectorado de Extensión Universitaria, elDepartamento de Historia del Arte y CajaCa-narias. El interés por viajar a Egipto nace de la

no sólo templos, mezquitas y demás construc-ciones o realizaciones icónicas del mundo egip-cio sino, también, aspectos etnológicos de todaíndole. Las fotografías sobre arquitectura y arteegipcio, quizá las más numerosas, se entremez-clan con paisajes e imágenes de los hombres ymujeres nativos que los habitan, con anecdota-rios del viaje y con poesía interior.

Todo ello confluye en una suerte de impre-siones personales, a la vez que generales y colec-tivas, que transportan al espectador a una nuevaversión del Egipto conocido. Parece igual, peroes distinto porque el viajero, con su cámara,observa, registra y aprehende. Porque esa ima-gen preconcebida, como la aparente inmutabi-lidad de monumentos y costumbres egipcias,contrasta con la sensación de continuo movi-miento que nos producen las fotografías, que setrasladan de un lugar a otro siguiendo un itine-rario, un itinerario de evocaciones compartidas.

VANESSA RODRÍGUEZ PÉREZ

Historiadora del arte

importancia que está cobrando esta rama de lahistoria en los últimos años en nuestro país, sien-do privilegiada la Universidad de La Laguna eneste sentido, por ser una de las cuatro universi-dades españolas en las que se imparte dicha dis-ciplina.

El Museo de las Ciencias y el Cosmos deLa Laguna fue la entidad que se encargó de aco-ger esta exposición fotográfica. El 15 de abrildel 2005 fue presentada públicamente, en elmarco de una mesa redonda en la que intervi-nieron los organizadores y profesores del viaje,y donde se habló de la elección de Egipto comodestino, de la organización del recorrido, ade-más de ofrecer a los asistentes algunos testimo-nios personales que resaltaron la experiencia vi-vida por todo el grupo.

Egipto en la memoria consta de una mues-tra extensa, pero selecta; son casi setenta imáge-nes en color, que fueron realizadas por los inte-

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grantes del viaje. Éstas ocuparon la gran escali-nata de acceso al espacio central del museo.Complementando a las imágenes se incluyeronpaneles con fragmentos literarios; viajeros y no-velistas aluden, según se desciende, a los múlti-ples aspectos de la vida y costumbres del Egiptoantiguo y actual.

En analogía a la disposición descendentede la sala, se organizaron las fotografías siguien-do el recorrido del curso del Nilo, desde el sur alnorte. De este modo, en la primera fotografíade la exposición se muestra a los integrantes delgrupo en Abu Simbel, templo de Ramsés II aorillas del Lago Nasser. El recorrido finalizó enla costa mediterránea, de la que se presentan imá-genes de la nueva biblioteca de Alejandría, y ellugar más septentrional que fue visitado.

La exposición incluye una variada selecciónicónica que engloba, no sólo, el paisaje naturaly urbano, el monumento faraónico, las antigüe-dades islámicas y cristianas, sino también lasgentes del país y sus costumbres.

PAISAJES NATURALESY URBANOS

La civilización egipcia se formó a orillas delNilo, río que no sólo suponía una fuente de vida,sino que también facilitaba la comunicación alo largo del país, función que en la actualidadaún sigue cumpliendo. La imagen de aquél conlos campos cultivados a su alrededor y las tierrasdel desierto que se extienden a cada lado, nostrae a la memoria la frase del historiador griegoHerodoto que definía a Egipto como un dondel Nilo.

En la memoria de los viajeros, tras la trave-sía fluvial, queda el recuerdo de los hombres quecomparten sus aguas con los animales y la vege-tación que crece a sus orillas y atrae a multitudde especies. Una instantánea de la exposicióncapta la sorpresa del encuentro con un animalsagrado para los egipcios antiguos, el cocodrilo.Junto a ella, la panorámica de las falucas cru-zando el río o realizando cortos paseos, es otrade las imágenes que el Nilo nos ofrece.

Al paisaje fluvial del país hay que sumar lasaguas mediterráneas de la costa egipcia, dondese encuentra la segunda ciudad más importan-te, Alejandría. Actualmente es la urbe más mo-

derna del país y el lugar elegido por la alta bur-guesía del Cairo como residencia de verano. Estehecho ha propiciado, en gran medida, su desa-rrollo. Fotografías como la de un grupo de egip-cias retratándose en la bahía o las playas sobre-cargadas de gentes, nos hablan por sí solas delcarácter turístico de la ciudad.

El Egipto urbano se contempla en las pa-norámicas cairotas, donde construcciones de di-ferentes credos y épocas se agolpan en sus calle-juelas, dando una idea de la simbiosis culturalque se adueña de esta urbe. El Cairo nos ofrecela imagen de una ciudad abigarrada, llena deedificaciones, de monumentos, salpicada pormiles de minaretes y con un populoso ambien-te en sus mercados, en sus zocos, que constitu-yen animados centros de atracción de la vidaurbana.

Pero la capital de Egipto muestra tambiénsu cara moderna, en una panorámica que la re-fleja como una gran metrópoli, con múltiplesedificios y altos rascacielos, los cuales en su ma-yoría albergan hoteles de lujo y sedes de compa-ñías internacionales.

Por último, cabe destacar otra obra de granimportancia arquitectónica y que se incluye den-tro del proceso de modernización que se está lle-vando en las grandes ciudades del país, nos refe-rimos a la nueva biblioteca de Alejandría, inau-gurada hace muy pocos años. La exposición nosofrece dos imágenes, una de su interior y otrade su fachada, donde el espectador puede obser-var su singular decoración realizada con todaslas grafías que se han utilizado, o aún se siguenutilizando, en el mundo.

EL EGIPTO ANTIGUOEl Egipto más impactante fue el de los

monumentos faraónicos, el que con sus tum-bas, templos, pirámides y momias ha llenado laimaginación del que visita el país del Nilo a tra-vés de las ilustraciones contenidas en los libros.En varias fotografías no sólo nos encontramoscon las imágenes más representativas: la esfingede Giza, la barca solar de Khufu, las pirámidesde la IV Dinastía, Abu Simbel... sino que tam-bién se nos muestran monumentos que suelenestar fuera del circuito turístico y que llevan alviajero a otra atmósfera diferente; nos referimos

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a Dahshur con su pirámide de estilo romboidal,a Tell el-Amarna, con la imagen de los únicosrestos del templo pequeño de Atón que se man-tienen en pie, o a los complejos funerarios deAbusir e Illahun, el primero, el único que con-serva hoy en día su rampa procesional y el se-gundo, un ejemplo de pirámide de adobe cuyorevestimiento ha desaparecido.

Por último, resulta curioso constatar cómoal viajero inserto en esos grandes espacios mo-numentales le ha atraído el pequeño detalle; esel caso de las imágenes de la necrópolis deSaqqara, de la que se muestra, de forma origi-nal, un friso de cobras que decoraban la tumbasur del complejo de Djeser y la escultura del pro-pio monarca, oculta, esta última, dentro de sucapilla y visible a través de una abertura de po-cos centímetros.

LAS COMUNIDADESMUSULMANA Y COPTA

La gran mayoría de la población egipciaprofesa la religión islámica, aunque también tie-ne una notable presencia la comunidad cristia-na, que constituye el 15% de las gentes del país.

El arte islámico se desarrolló principalmenteen los edificios destinados al culto, en las mez-quitas, en las madrasas o en los sabil-kuttab,aunque también se hizo extensivo a la arquitec-tura funeraria y a los palacios. La exposición re-trata la mezquita de Mohamed Alí en la ciuda-dela, la madrasa del Sultán Hassan o la mezqui-ta de er-Rifa, junto a la imagen del cementeriomusulmán de Minia o la del palacio del rey Faruqen Alejandría.

Es interesante resaltar cómo el ojo del fo-tógrafo se siente atraído por detalles concretosde la fisonomía de estas construcciones, caso delos balcones, los techos con cúpulas de profusadecoración o los amplios patios interiores a cie-lo descubierto.

El contacto con la comunidad copta se re-fleja en las variadas imágenes en las que se plas-ma su vida social y religiosa, que se congregaalrededor de las iglesias y de los conventos dise-minados a lo largo del territorio.

El viaje incluyó la visita al Wadi Natrum,enclave donde se encuentran dispersos diversosmonasterios de rito copto, que mantienen toda-

vía su actividad. Pero también el viajero pudoconocer otras regiones donde enclaves similarespueden seguir siendo visitados; así, en las imá-genes del Monasterio Blanco, nos sorprende lacercana presencia de unos niños recibiendo ca-tequesis o la fachada austera del llamado Mo-nasterio de los Sirios.

Cuando la antigua civilización egipcia lle-gó a su fin y estas nuevas religiones tomaron for-ma, la escasez de materiales para sus construc-ciones fue una de las causas de la destrucción delos antiguos monumentos, así como también delaprovechamiento de éstos. Una imagen del tem-plo de Luxor sobre el cual se construyó la Mez-quita de Ahi el-Hagg es un claro ejemplo de ello.

EL EGIPTO DE HOYY SUS GENTES

La vida cotidiana de los egipcios captó po-derosamente la atención del viajero, que no sóloreparó en las escenas costumbristas, por lo vistoen las fotografías, sino también en la simpatía yhospitalidad que éstos les brindaron.

La exposición retrata desde las casas pinta-das de llamativos colores y decoradas, como esel caso de las del poblado de Gurna, con moti-vos relativos al viaje de peregrinación a la Meca,hasta una valla publicitaria en la que se anun-cian trajes de novia.

Se muestra al pescador que trabaja con susredes, a una mujer que hace pan, al guardián deun templo, a un encantador de serpientes... Tam-bién se reflejan momentos singulares de la vidadel egipcio que sólo es posible conseguir con-templando la cotidianidad de las personas y to-mando contacto con ellas. Así, se exhibe, entreotras imágenes, la de una ceremonia religiosacopta donde el sacerdote que se ordena posa jun-to a su esposa y otros familiares, o la de dos ale-jandrinas, con los pies descalzos, en la mezquitade Abu al-Mursi, descansando en una silla y com-partiendo momentos de charla.

Por último, habría que aludir a los niñosque alborotaban alrededor del viajero con la in-tención de vender réplicas arqueológicas o dan-do simplemente muestras de su hospitalidad.Todo ello constituye otra imagen para la me-moria. Su alegría extrovertida y su amabilidad,como parte de la idiosincrasia del egipcio, se

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acabarán convirtiendo en una compañía más encualquier lugar.

Egipto en la Memoria presenta muchas sin-gularidades que la alejan de otras exposicionesque han elegido como tema el país del Nilo.Sobre todo porque no hablamos de fotografíashechas por profesionales, ni siquiera de imáge-nes premeditadas, ya que la organización de laexposición surgió con posterioridad al viaje. Así,el interés de ésta recae en el contenido de lasimágenes, es decir, en lo que nos muestran y ensu original articulación en el espacio expositivo.

Además, el conjunto de la exposición ofreceuna visión diferente del país a través del ojo demás de treinta autores, que se alejan de la visión

tópica con que todo turista viaja, desplazandolos fascinantes monumentos antiguos a favor delas gentes, el paisaje y la magia cotidiana.

En definitiva, una exposición que se pre-tende itinerante y que se sale perfectamente delas rutas establecidas y cronometradas, de lo tri-llado, para ofrecernos un país diferente, un mi-crocosmos urbano y agrícola lleno de olores, sa-bores y sonidos característicos, ajenos al occi-dental, que se asombra ante todas esas otras nue-vas y extrañas sensaciones que le marcarán parasiempre.

MILAGROS ÁLVAREZ SOSA

Egiptóloga

Foto 1. Encantador de serpientes en la explanada de Kom-Ombo(Amelia Rodríguez Rodríguez).

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Foto 2. Protección policial en Rashid, Rosetta(Milagros Álvarez Sosa).

Foto 3. Nilo, campos cultivados y meseta desértica del Alto Egipto,desde un crucero por el río (Domingo Sola Antequera).

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Foto 5. Madrasa del sultán Hassan y mezquita de er-Rifa(Cristina Real Flores).

Foto 4. Cementerio musulmán junto a restos de la pequeña pirámide en Kom el-Ahmar,cerca de Minya (Mª Eugenia Arozena Concepción).

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Foto 7. La Mansión de Millones de Años de Hatshepsut, en el acantiladode Deir el-Bahari (Dulce Montesdeoca Martín).

Foto 6. Deir el- Suriani, Monasterio de los Sirios, Wadi Natrum(José Ricardo Belmonte Avilés).

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Foto 8. Camello rebelde ante la pirámide romboidal de Snefru, Dahshur(José Ricardo Belmonte Avilés).

Foto 9. Interior de la Biblioteca de Alejandría(Domingo Sola Antequera).

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Foto 10. Publicidad de una tienda de trajes de novia, Alejandría(Miguel Ángel Molinero Polo).

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