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EFECTO DEL AUMENTO DE TEMPERATURA SOBRE HONGOS EN SUELOS DE PASTIZAL Y BOSQUE ALTOANDINO (MUNDO NUEVO, CUNDINAMARCA) MIGUEL FELIPE CAMARGO GALINDO TRABAJO DE GRADO Pre-requisito parcial para optar para el título de BIÓLOGO PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS CARRERA DE BIOLOGÍA BOGOTÁ, D.C. 2011

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EFECTO DEL AUMENTO DE TEMPERATURA SOBRE HONGOS EN SUELOS

DE PASTIZAL Y BOSQUE ALTOANDINO

(MUNDO NUEVO, CUNDINAMARCA)

MIGUEL FELIPE CAMARGO GALINDO

TRABAJO DE GRADO

Pre-requisito parcial para optar para el título de

BIÓLOGO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS

CARRERA DE BIOLOGÍA

BOGOTÁ, D.C.

2011

EFECTO DEL AUMENTO DE TEMPERATURA SOBRE HONGOS EN SUELOS

DE PASTIZAL Y BOSQUE ALTOANDINO

(MUNDO NUEVO, CUNDINAMARCA)

MIGUEL FELIPE CAMARGO GALINDO

APROBADO

______________________ _______________________

Ingrid Schuler García, Ph.D. Andrea Patricia Forero Ruíz, M.Sc.

Decana Académica Directora de carrera

EFECTO DEL AUMENTO DE TEMPERATURA SOBRE HONGOS EN SUELOS

DE PASTIZAL Y BOSQUE ALTOANDINO

(MUNDO NUEVO, CUNDINAMARCA)

MIGUEL FELIPE CAMARGO GALINDO

APROBADO

______________________ _______________________

Amanda Varela, Ph. D. Jairo Pérez Torres, Ph.D.

Directora. Jurado.

NOTA DE ADVERTENCIA

Artículo 23 de la Resolución N° 13 de Julio de 1946

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos

en sus trabajos de tesis. Solo velará porque no se publique nada contrario al dogma

y a la moral católica y por que las tesis no contengan ataques personales contra

persona alguna, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la Verdad y la

Justicia”.

Agradecimientos

Quiero agradecer a Dios quien me da la vida y siempre está conmigo, a mi familia

especialmente a mis padres, que aunque lejos siempre están muy cerca y pendientes de mí;

gracias por su apoyo incondicional. A mi tía Clarita que fue como mi mamá en estos largos

e importantes años de mi vida, en los cuales estuve en la universidad. A Camila la niña más

linda y especial que me apoyó y me acompañó en los momentos buenos como en los

difíciles, siempre dándome buenos consejos y alentándome a seguir adelante.

Gracias a la Universidad Javeriana, a Amanda Varela por su dirección y asesoría en este

trabajo de investigación, a Jairo Pérez por ser mi jurado y haberse tomado el trabajo de leer

el escrito y aportar valiosos comentarios, a mis compañeros de laboratorio por su

compromiso y arduo trabajo, y a todos los que de una u otra forma contribuyeron en la

realización de este trabajo…. Gracias por todo, los llevo en el corazón.

Miguel Felipe Camargo Galindo

1. RESUMEN

2. INTRODUCCIÓN

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

3.1 Justificación

4. MARCO TEÓRICO

4.1 Cambio climático

4.2 Los hongos del suelo

4.3 Características fisicoquímicas del suelo y hongos

4.4 Bosque altoandino y pastizal

5. OBJETIVOS

5.1 General

5.2 Específicos

6. ASPECTOS METODOLÓGICOS

6.1 Área de estudio

6.2 Experimento

6.3 Pruebas Microbiológicas

6.4 Pruebas Fisicoquímicas

6.5 Análisis estadístico

7. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

9. BIBLIOGRAFÍA

1. RESUMEN

Se diseñó un experimento en campo con condiciones controladas de temperatura, en donde

se establecieron nueve dispositivos para elevar la temperatura del suelo por lo menos 1°C

tanto en bosque altoandino como en pastizal para ganadería. Después de 17 meses de

instalados los dispositivos se realizaron dos muestreos separados por un periodo de dos

meses entre sí, en donde se tomaron muestras de suelo y se registró la temperatura en

campo dentro y fuera de los dispositivos. Las muestras se procesaron en el laboratorio para

cuantificar la densidad y la riqueza de hongos antagonistas, usando el método de diluciones

seriadas y siembra en placa profunda en diferentes medios de cultivo. Adicionalmente se

realizaron pruebas fisicoquímicas del suelo para correlacionarlas con la densidad y riqueza

de estos hongos. No se encontraron diferencias significativas entre dentro y fuera del

dispositivo en la densidad total de hongos, pero la densidad fue mayor en bosque (5.05

Log10 UFC/g de suelo) que en pastizal (4.85 Log10 UFC/g de suelo). Con relación a los

hongos antagonistas esta fue diferente entre dentro y fuera del dispositivo pero no varió en

ambos usos de suelo. La riqueza calculada con el índice de diversidad de Fisher fue mayor

en pastizal (4,15) que en bosque (2,91). El efecto de la temperatura no se evidenció pues

esta no aumentó significativamente. No se encontró relación entre las variables

fisicoquímicas del suelo, y la densidad y riqueza de hongos. Se sugiere aumentar la

precisión del termómetro para registrar cambios menores en la temperatura del suelo y

tomar las muestras en los primeros 5 cm de profundidad.

1. ABSTRACT

A field experiment was designed under controlled conditions of temperature, where nine

devices were set in order to raise the soil temperature at least 1°C in both, high Andean

forest and pasture for livestock. After the 17th

month these devices were set, two samples of

soil were taken in a period of two months; soil temperature was recorded both inside and

outside the devices. The soil samples were processed in the laboratory to quantify the

density and richness of antagonistic fungi using the method of serial dilution and deep

plating in different culture media. Furthermore, soil physicochemical tests were performed

to find if there was a correlation between them with the density and richness of these fungi.

No significant differences were found between inside and outside of the device in the total

density of fungi, but it was higher in the high Andean forest (5.05 Log10 CFU/g of

soil) than in grassland which was (4.85 Log10 CFU/g of soil). Density between inside

and outside the device was also different for the antagonists fungi but unchanged

in both land uses. Richness calculated by Fisher diversity index was higher

in pasture (4.15) than in forest (2.91). The effect of temperature was not prominent as it did

not increase significantly. It was also found that there was no relationship between

soil physicochemical variables and the density and richness of fungi. It is suggested to

increase the accuracy of the thermometer in order to record minor changes in soil

temperature and take samples in the first 5 cm of depth.

2. INTRODUCCIÓN

Hoy en día existe gran interés en estudiar los efectos del cambio climático y sobre todo en

evaluar los riesgos que corre el planeta si la temperatura media aumenta, dado que afecta

todos los ecosistemas, tanto terrestres como acuáticos. Se sabe que el suelo es la base de los

ecosistemas terrestres y en este se dan procesos que son fundamentales para el

funcionamiento del ecosistema como son el ciclaje de elementos y la transformación de la

materia orgánica. Estos procesos son mediados entre otros organismos por hongos, los

cuales son el componente más importante en biomasa del suelo. Dentro de estos dos grupos

funcionales de importancia agrícola y ecológica son los fitopatógenos que causan

enfermedades a las plantas y los antagonistas que son controladores biológicos de estos. Se

desconocen los efectos que la temperatura pueda tener sobre estos grupos de hongos, por lo

cual es pertinente evaluar los riesgos de aumento y aparición de enfermedades por parte de

hongos fitopatógenos en ecosistemas terrestres como bosque altoandino y pastizal, para

poder definir e implementar estrategias de mitigación a estos posibles efectos del cambio

climático, en zonas de alta montaña, que serán unas de las más afectadas en las próximas

décadas por este fenómeno. Para esto se diseñó un experimento en campo con el fin de

evaluar el efecto de la temperatura sobre la densidad y riqueza de hongos antagonistas,

utilizando nueve dispositivos de policarbonato que elevan la temperatura del suelo, en

bosque altoandino y pastizal ganadero. También se estableció la relación entre las variables

fisicoquímicas del suelo con la densidad y riqueza de hongos antagonistas.

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Son muchas las evidencias de cómo las prácticas actuales de producción agrícola e

industrial insostenibles afectan todos los niveles desde lo económico, social, político hasta

lo ambiental (Brown 2010). Es un hecho que como consecuencia de estas prácticas el

planeta se está calentando, lo que genera cambios en el clima tales como, sequías, lluvias

extremas, catástrofes naturales como huracanes e inundaciones (Bunyard 2010). Dentro de

50 años se estima que la temperatura media del planeta se incrementará en 1°C. Este

incremento afectará a los ecosistemas tanto terrestres como acuáticos (IPCC 2007), ya que

el clima es uno de los factores más importantes que determina la distribución de las

especies y la diversidad biológica, la fisiología y las interacciones entre las especies y con

su entorno, lo que influye directamente sobre el funcionamiento de los ecosistemas (Odum

2006).

El funcionamiento de los organismos y la relación e interacción de las especies dentro del

ecosistema están fuertemente influidas por el clima. Estas ejercen presión sobre los

organismos, determinando la cantidad de nutrientes y la disponibilidad de recursos, lo cual

modifica los tamaños poblacionales y la diversidad de especies. Estos cambios afectan el

funcionamiento del ecosistema (Odum 2006), ya que intervienen en los ciclos de materia y

energía, en el ciclaje de nutrientes, y en las cadenas tróficas en donde todos estos procesos

están regulados en gran parte por la diversidad biológica (Purves 2007, Smith y Smith

2007, Odum 2006). El cambio de temperatura, uno de los aspectos del cambio climático,

afecta directamente el metabolismo y la reproducción de los hongos, lo cual podría estar

relacionado con la aparición de nuevas enfermedades vegetales o incremento de las ya

existentes producidas, por hongos fitopatógenos (Brock 2007, Atlas y Bartha 2002, Plaster

2000, Walker 1973), lo cual tendría consecuencias negativas para las actividades agrícolas

y posiblemente para los ecosistemas. Esto a su vez puede afectar los servicios ofrecidos por

estos, ya que los hongos están involucrados en muchos de los procesos que se dan en el

suelo, al transformar la materia orgánica (Sylvia et al. 2005, Plaster 2000, Van Beelen et al.

1997), participar en el ciclaje de elementos y en el control de plagas y enfermedades

(Deacon 2006, Sylvia et al. 2005, Alexopoulos et al. 1996, Mayea 1983). Por tanto la

determinación desde ya en condiciones de campo del efecto de un incremento en la

temperatura del suelo sobre estos hongos, permitiría planear estrategias de mitigación. El

bosque altoandino y el pastizal ganadero, cobertura de reemplazo de este en zonas de alta

montaña como La Calera (Cundinamarca), se constituyen en un escenario propicio para

hacer esta evaluación ya que se predice que estas zonas van a ser las más afectadas por el

cambio climático (Tobón 2009, INAP 2007).

3.1 Justificación

Se estima que los ecosistemas y las zonas de alta montaña serán las más afectadas por el

incremento de temperatura, la cual se predice que para el 2100 estará entre 1,4 y 5,8°C por

encima de la actual. Estas zonas son de vital importancia ecológica y agrícola, por los

ecosistemas que allí se encuentran como las actividades productivas tales como la

ganadería y la agricultura, que son una fuente importante de sustento para la población. El

bosque altoandino se ha visto disminuido por la ampliación de la frontera agrícola

cambiándose el uso del suelo. Esto posibilita la erosión del suelo al dejarlo expuesto y

llevando a la pérdida de captación de agua por parte del bosque, lo que afecta la regulación

hídrica, ya que el bosque bombea vapor de agua por el proceso de evapotranspiración y

permite la formación de nubes, y por supuesto lleva a la pérdida de biodiversidad y de los

bienes y servicios que de esta se derivan.

Además de esto, los pastizales para ganadería lechera han sido uno de los usos de

reemplazo importantes en áreas donde previamente existía bosque altoandino,

particularmente en la Sabana de Bogotá y sus alrededores. Estos pastizales, en ocasiones

por mal manejo, se han visto afectados por una serie de enfermedades que causan la

disminución de su calidad y en algunas ocasiones la aparición de enfermedades en los

rebaños (INAP 2007, Bernal y Granada 1997).

Por otra parte el incremento de la temperatura del suelo aumentará las tasas de oxidación y,

por lo tanto, se aceleraría la pérdida de nutrientes y de materia orgánica. Una menor

cantidad de materia orgánica reduciría el número de microorganismos tales como los

hongos, y organismos edáficos, que mantienen las condiciones del suelo, lo cual facilitaría

la compactación del suelo, acelerando así la velocidad de escorrentía, erosionando el suelo

y además aumentando los factores que producen estrés hídrico (Bunyard 2010, Plaster

2000).

Todos estos factores asociados con el incremento de la temperatura influyen sobre la

diversidad y las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo, repercutiendo

directamente sobre la riqueza y diversidad de las especies fúngicas que cumplen funciones

importantes como la de fertilizar los suelos y la de controlar de plagas y enfermedades, las

cuales afectarán el funcionamiento de estos ecosistemas. Sin embargo no se conoce bien

cómo responden los microorganismos del suelo al calentamiento global y en particular los

hongos (Scindlbacher et al. 2011, Frey et al. 2008). Por esto el estudio de la densidad y

distribución de los organismos y la comprensión de las interacciones entre estos y su

ambiente implica un abordaje de la información de forma netamente cuantitativa en donde

es necesario tomar datos de densidad y riqueza a través del tiempo para poder medir el

posible efecto de la temperatura sobre hongos antagonistas en suelos de pastizal y bosque

altoandino.

4. MARCO TEÓRICO

4.1 Cambio climático. El cambio climático fue definido por el Panel Intergubernamental

de Cambio Climático (IPCC) como cualquier modificación que registre el clima del planeta

en el tiempo, ya fuera debida a causas naturales o como resultado de la actividad humana.

Este fenómeno ha existido durante toda la historia de la vida en la Tierra, como

consecuencia de los diferentes periodos geológicos y es responsable también de las

radiaciones de vida durante el proceso evolutivo (Bunyard 2010). Sin embargo las

concentraciones de gases de efecto invernadero tales como el CO2, CH4 y N2O han

aumentado desde 1750 en 31, 150 y 16%, respectivamente, debido a múltiples actividades

humanas, incluidas la agricultura y la industria (Bunyard 2010, Houghton et al. 2001).

Como resultado de la quema de combustibles fósiles, cambios en el uso y en la cobertura de

los suelos (Anónimo 1992), el desarrollo económico y los procesos productivos actuales

estos gases de efecto invernadero se han liberado a la atmósfera. Este aumento en la

concentración de estos gases en la atmósfera están relacionados directamente con el

aumento de la temperatura en la Tierra, que en los últimos 30 años ha sido casi de 1°C

(Bunyard 2010, IPCC 2007).

El incremento de gases de efecto invernadero eleva la temperatura del planeta al atrapar

mayor radiación infrarroja, lo cual genera a su vez un aumento en la concentración de vapor

de agua como resultado de la evaporación de los océanos. Esto produce mayor cantidad de

nubes, que en lugar de reflejar la luz del sol y enfriar la superficie del planeta, fomentan el

calentamiento global debido a que el vapor de agua tiene mayor efecto sobre el efecto

invernadero que todos los gases combinados (Bunyard 2010).

Actualmente la atmósfera presenta cerca de 390 ppm de CO2, un 36% superior a las

concentraciones de la era preindustrial, hace unos 200 años (Brown 2010, Bunyard 2010).

Si el ritmo de emisiones continúa así, se prevé que la temperatura aumentará en promedio

cuatro grados o más antes que finalice el siglo actual (Bunyard 2010). Este incremento se

ha demostrado que tiene consecuencias directas sobre los ciclos de materia y energía, por

ende sobre el funcionamiento de los ecosistemas y los organismos que los componen

afectando su distribución, fisiología y fenología (Bunyard 2010, IPCC 2007, Fraser 2004).

Se ha detectado que tan sólo un aumento de 0.6°C ha ocasionado cambios en los rangos de

distribución de algunas especies, cambios fisiológicos, fenológicos y comportamentales

(Harvell et al. 2002), lo cual puede aumentar el riesgo de la irreversible pérdida de

biodiversidad como resultado del calentamiento global (Bunyard 2010, IPCC 2007, Fraser

2004). Se han hecho estudios acerca del efecto de la concentración de dióxido de carbono

sobre organismos del suelo y su actividad (Lagomarsino et al. 2006, Briones et al. 2004,

Hoekseman et al. 2000). A nivel nacional los trabajos se han centrado en evaluaciones del

potencial de secuestro de carbono en suelos y bajo algunas coberturas vegetales (Rondón et

al. 2006, Amézquita 2005, Rondón et al. 2004), pero no se registran trabajos sobre

organismos edáficos. Adicionalmente no se han realizado experimentos en campo usando

alguna variable climática como indicador del cambio climático del planeta.

4.2 Los hongos del suelo. El suelo es el componente básico de los ecosistemas terrestres.

En este habitan diferentes Phylum como artrópodos, anélidos, moluscos y microorganismos

que se asocian en comunidades de productores, consumidores y transformadores orgánicos

de los materiales edáficos, que dan soporte físico a las plantas (Smith y Smith 2007, Plaster

2002, Chamorro 2001, Primavesi 1982). Las especies dentro de una comunidad que se

entiende como el conjunto de especies que interactúan entre sí y con su ambiente en un

espacio y tiempo dados (Atlas y Bartha 2002, Fauth et al. 1996) pueden clasificarse en

ensamblajes o en grupos funcionales para facilitar su estudio (Magurran 2004). El

ensamblaje es el grupo de organismos relacionados filogenéticamente que interactúan entre

sí y con su entorno (Fauth et al. 1996), mientras que los grupos funcionales son grupos de

especies emparentadas filogenéticamente que explotan un recurso en común de forma

similar o grupo de especies basado en su respuesta común al entorno, características de su

ciclo vital o papel dentro de la comunidad (Smith y Smith 2007). Un grupo funcional se

define de acuerdo con sus atributos funcionales. Pueden ser considerados grupos

funcionales de respuesta, si las especies responden de manera similar a cambios en el

ambiente, como cantidad o calidad de recursos necesarios para la supervivencia, por

ejemplo la temperatura o la humedad. O pueden ser considerados como grupos funcionales

de efecto si realizan algún proceso en particular como la fijación de nitrógeno (Díaz y

Cabido 2001, Gitay y Noble 1997). Esto determina también su lugar en el ecosistema la

función que cumplen. Estas relaciones e interacciones ecológicas entre antagonistas y

fitopatógenos suponen un equilibrio fino y sutil entre sus poblaciones (Cortés 2004,

Manners 1994, Agrios 1988, Sarsola 1975, Walker 1973).

El suelo es de vital importancia para el funcionamiento del ecosistema, en este se

desarrollan procesos fundamentales para el sustento de la vida y de la diversidad biológica

(Odum 2006, Cortés 2004, Purves 2004). Estos procesos en su mayoría son llevados a cabo

por microorganismos entre los cuales se encuentran las bacterias y los hongos, que

contribuyen con el ciclaje de nutrientes y la descomposición de la materia orgánica

(Fragoso et al. 2001). Los hongos son los principales transformadores de la materia

orgánica; se consideran la fracción más grande de biomasa en el suelo y son altamente

afectados por las condiciones de temperatura y humedad (Deacon 2006, Atlas y Bartha

2002, Plaster 2000). Estas condiciones aumentan o disminuyen sus poblaciones en

términos de densidad. Por otra parte son los principales causantes de las enfermedades en

plantas, ocasionando el 70% de las enfermedades vegetales por lo que generan grandes

pérdidas económicas en los cultivos (Bunyard 2010, Deacon 2006, Alexopoulos 1996).

Los hongos que infectan plantas se conocen como fitopatógenos, y tienen controladores

naturales que se conocen como antagonistas que protegen a las plantas compitiendo por

recursos, o inhibiendo su crecimiento mediante la producción de sustancias antibióticas

(Brock, 2007, Atlas y Bartha 2002). Estos dos grupos de hongos pueden considerarse como

grupos funcionales dentro del suelo. Las relaciones que tienen estos organismos entre ellos

y su ambiente son fundamentales para el funcionamiento del ecosistema. Los hongos

fitopatógenos pueden entrar en contacto con la planta desde la rizosfera o desde el

rizoplano (Brock 2007, Deacon 2006, Atlas y Bartha 2002, Manners 1994, Agrios 1988,

Sarasola 1975, Walker 1973,), dado que la mayoría de los hongos fitopatógenos dispersan

sus esporas por el aire, a menudo entran en contacto con la planta a través de las hojas o

tallos (Atlas y Bartha 2002, Manners 1994, Agrios 1988). Aunque pueden afectar cualquier

órgano de la planta, estos retardan el desarrollo de la misma ocasionándole la pérdida de

viabilidad o causándole enfermedad o hasta la muerte (Isaac 1992, Zentmyer, 1980). Estos

hongos fitopatógenos se encuentran en todos los suelos de los ecosistemas y

agroecosistemas del mundo. Algunas especies son de amplia distribución y tienen gran

capacidad de adaptación, mientras que otras presentan características de adaptación más

limitadas o son más especializadas, lo cual restringe su distribución (Cook y Baker 1983).

Por otro lado la importancia de los hongos fitopatógenos que infectan las raíces de las

plantas, no sólo radica en el daño que generan a las plantas hospederas, sino a la función

que desempeñan dentro de las cadenas tróficas y en las diversas relaciones que establecen

con otros microorganismos del suelo (Agrios 1988, Lumsden 1981).

Estas enfermedades de las plantas causadas por hongos son controladas por hongos

antagonistas en condiciones naturales. Por otro lado el uso de estos microorganismos como

controladores biológicos es una alternativa al uso de fungicidas. La interacción continua

entre los patógenos potenciales y sus antagonistas generan un equilibrio entre sus

poblaciones que hace que no se desarrolle la enfermedad, y no proliferen unos más que

otros (Brock 2007, Atlas y Bartha 2002, Manners 1994, Agrios 1988). Los antagonistas

fúngicos han demostrado ser muy buenos controladores, ya que tienen diversos

mecanismos de acción como el micoparasitismo, competencia por nutrientes y espacio,

secreción de inactivadores de los sistemas de infección del patógeno y de enzimas que

hidrolizan a los componentes de las paredes celulares de los patógenos (Harman 2004). En

general los antagonistas no tienen un único modo de acción y la multiplicidad de estos es

una característica para su selección como agentes de control biológico (Brock 2007,

Harman 2004).

4.3 Características fisicoquímicas del suelo y hongos. Hay muchas características tanto

físicas, químicas, biológicas y ecológicas que determinan que una especie de hongo se

encuentre en un lugar u otro (Díaz 2008, Sylvia et al. 2005, Gualdrón et al. 1997). Del

mismo modo ciertas especies también determinan las características de su entorno, en este

caso del suelo. Esta es una relación recíproca, en las que las condiciones del suelo

posibilitan la permanencia de los hongos, y los hongos influyen sobre las características del

suelo (Smith y Smith 2007, Odum 2006, Sylvia et al. 2005). Los hongos del suelo son

importantes agentes de agregación del suelo, sus hifas se entrelazan entre las partículas del

suelo, reuniéndolas para formar agregados sueltos, pero también producen sustancias

gomosas que unen a los agregados entre sí (Brock 2007, Sylvia 2005, Plaster 2000). Estas

sustancias mejoran la estructura del suelo, haciéndola resistente al riego y a la lluvia

(Plaster 2000, Primavesi 1982). También influyen sobre el pH, capacidad de intercambio

catiónico, salinidad, y conductividad, pero hay variables físicas que no pueden ser

modificadas por los organismos, sino que estas influyen directamente sobre ellos como la

temperatura y la humedad (Smith y Smith 2007, Deacon 2006, Odum 2006, Sylvia et al.

2005). Estas dos variables hacen parte de los factores climáticos e influyen casi en cada

aspecto del ecosistema, como en la respuesta fisiológica y comportamental de los

organismos. Afectan la tasa de crecimiento y reproducción, las habilidades competitivas

relativas de la especie, la estructura de la comunidad, la productividad y la circulación de

nutrientes (Smith y Smith 2007, Odum 2006, Purves 2004). La densidad de

microorganismos en el suelo está determinada por factores intrínsecos a las especies que

están presentes, como la tasa de crecimiento y mortalidad, la tasa de reproducción y la

producción de estructuras de resistencia (Brock 2007, Sylvia et al. 2005, Atlas y Bartha

2002).

Particularmente en el caso de los hongos la mayoría de los anamorfos son mesófilos, por lo

que se desarrollan entre los 20-30°C, aunque algunos hongos tienen la capacidad de tolerar

bajas o altas temperaturas (Abarca 2008, Deacon 2006, Alexopoulos 1996). La temperatura

más alta en la que se ha registrado el crecimiento de un hongo es a 60°C y corresponde a la

especie Thermomyces lanuginosus (Maheshwari et al. 2000). La humedad (la

disponibilidad de agua) es uno de los factores limitantes para la mayoría de los hongos

(Abarca et al. 2008, Sylvia et al. 2005). A partir del 60% de humedad relativa proliferan la

mayoría de las especies. Sin embargo, existen micromicetos que crecen en ambientes

xéricos, como algunas especies de Aspergillus (Herrera y Ulloa, 1990).

Se han hecho estudios acerca de la diversidad e importancia de los hongos, sobre el

beneficio de estos para la agricultura (Schalamuk y Cabello 2008), calidad de suelos

(Acuña et al. 2006), potencial biológico (Gamboa y García 2008), enzimas (Abarca et al.

2008, García et al. 2008, Valenzuela y Toro 2008), entomopatógenos, biocontroladores

(Sepúlveda y Rojas 2008, Wraight et al. 2000, Varela 1997), biodegradadores (Valenzuela

y Pinochet 2008), y en general en el campo biotecnológico (Arambarri y Saparrat 2008,

Paraszkiewicz et al. 2007, Hanson y Nasir, 1993). Sin embargo la diversidad fúngica y su

importancia en el funcionamiento del ecosistema y cómo esta es afectada por el incremento

de la temperatura es algo que no se ha estudiado aún en el trópico, pues la mayoría de

trabajos provienen principalmente de zonas templadas y no hay un consenso acerca de los

patrones encontrados. Adicionalmente se han encontrado aumentos en los rangos de

distribución de plagas e insectos que se han desplazado hacia el norte, como es el caso del

hongo Cercospora sp. (Rosenzweig et al. 2000), como también mayor número de hongos y

bacterias que atacan los cultivos, así como los brotes de enfermedades causadas por

hongos, como el oídio y la plaga de la papa (Bunyard 2010).

4.4 Bosque altoandino y pastizal. Se predice que el clima cambiará mucho sobre todo en

los ecosistemas de alta montaña como es el caso del bosque altoandino, afectando la

temperatura y la humedad. Se estima que el incremento de temperatura se será de 2,5- 3°C,

con cambios en los patrones espaciales y temporales de las precipitaciones en un 10 al 20%.

El bosque altoandino es una prioridad de conservación por la gran biodiversidad que

alberga, además de los bienes y servicios ecosistémicos que presta (Rodríguez et al. 2010).

Estos bosques constituyen ecosistemas forestales con una flora y una estructura

característica. Se encuentran en una franja altitudinal entre 2.800 y 3.200 m.s.n.m donde el

ambiente se caracteriza por una cobertura de nubes persistentes o estacional, que por su alta

humedad presentan una proporción alta de epífitas (briófitas, líquenes y helechos) que

contribuyen a la regulación del flujo hídrico (Osejo, 1995). Los árboles dominantes del

dosel generalmente exhiben troncos y ramas retorcidas, presentando hojas más pequeñas y

coriáceas, los valores de biodiversidad de árboles, hierbas, arbustos y epifitas son altos y

también hay un alto endemismo (Olson y Dinerstein 1998, Hamilton et al. 1995). La

descomposición de la hojarasca es el principal aporte de materia orgánica y la vía de

llegada de nutrientes al suelo (Staaff y Berg 1982, Aber y Melillo 1980), presenta una

productividad y tasa de ciclaje de nutrientes baja (Veneklaas 1991) y los suelos son del

orden Inceptisoles (IDEAM 2001).

Este ecosistema se ha visto muy disminuido y se ha ido reemplazando paulatinamente por

agroecosistemas como el pastizal y diversos cultivos, lo que genera fragmentación que es

uno de los procesos más importantes de disturbio y pérdida de hábitat. Esto afecta la

regulación hídrica en cuanto a que se reduce la cobertura vegetal del bosque altoandino y se

pierde la capacidad de retener agua; la erosión de los suelos debido a la tala, al cambio de

cobertura vegetal y el uso de suelo, y la biodiversidad al reducirse el tamaño del hábitat.

El pastizal es un agroecosistema productor de forraje natural, principalmente usado para

ganadería. La diversidad vegetal está representada por familias Poaceae (Graminaeae),

leguminosas (Fabaceae), y otras especies arvenses (Sierra 2002). La Sabana de Bogotá

cuenta con unas 290.000 ha en praderas de diferentes especies, en donde algunas ocasiones

debido al mal uso de los suelos se han presentado enfermedades por parte de hongos

fitopatógenos de géneros tales como Acremonium, Lecanicillium, Fusarium, Pythium y

Rhizoctonia, entre otros, que ocasionan pérdidas y bajo rendimiento de las pasturas y

cultivos (INAP 2007).

Uno de los principales temas de estudio sobre todo en ecosistemas de alta montaña, que se

prevén que serán los más afectados por el cambio climático, es conocer las respuestas

biológicas a este y cómo estas influyen en el funcionamiento de los ecosistemas (Van der

Putten et al. 2004, Hunt y Wall 2002). Se sabe que cambios notorios y abruptos en la

diversidad y composición de las comunidades como consecuencia de alteraciones del clima,

podrían llegar a afectar procesos ecológicos, la estabilidad de los ecosistemas y los

servicios ambientales derivados de estos (Welker et al. 2005, Zabaleta et al. 2003).

5. OBJETIVOS

5.1 OBJETIVO GENERAL

Evaluar el efecto del aumento de temperatura sobre la densidad y riqueza de hongos

edáficos antagonistas en bosque altoandino y pastizal ganadero.

5.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

5.2.1 Comparar la densidad de hongos totales en medio Rosa de Bengala presentes en

bosque altoandino y pastizal ganadero con aumento y sin aumento de temperatura.

5.2.2 Comparar la densidad y riqueza de hongos edáficos antagonistas presentes en bosque

altoandino y pastizal ganadero con aumento y sin aumento de temperatura.

5.2.3 Identificar los géneros de hongos edáficos antagonistas presentes en bosque

altoandino y pastizal ganadero, con aumento y sin aumento de temperatura.

5.2.4 Medir algunas características fisicoquímicas del suelo en bosque altoandino y

pastizal ganadero con aumento y sin aumento de temperatura.

5.2.5 Establecer la relación entre las variables fisicoquímicas con la densidad y riqueza de

hongos antagonistas en bosque y pastizal con aumento y sin aumento de la temperatura.

6. ASPECTOS METODOLÓGICOS

6.1 Área de estudio. La fase de campo del estudio se realizó en la vereda Mundo Nuevo,

ubicada en la Calera (Cundinamarca). Allí hay bosque altoandino, con zonas transformadas

para la agricultura y predominio de pastizales para ganadería. Esta área está ubicada en la

cuenca del Río Blanco, la cual incluye una de las principales corrientes hídricas del Páramo

de Chingaza, ubicado al oriente de Bogotá. Esta zona es importante para los cultivos de

papa la cual es muy afectada por plagas y enfermedades producidas por hongos

fitopatógenos. La pluviosidad tiene un régimen monomodal, con valores medios

multianuales que oscilan entre 1500 y 1700 mm. El periodo lluvioso comprende entre el

mes de abril y septiembre, con un promedio de valores entre 200 y 250 mm/mes, siendo

enero, febrero y marzo los meses con menor humedad (Anónimo 1999). La temperatura

media anual es de 13°C, y presenta un comportamiento bimodal inverso al de la

precipitación. La humedad relativa tiene un valor medio multianual de 82.5 % y con

valores máximos mensuales que llegan al 95% y mínimos mensuales que llegan al 65%

(Betambiental 2005).

El suelo en bosque y pastizal es del orden de los Inceptisoles de la formación Guadalupe, y

en cuanto a la estructura del suelo puede reconocerse una condición intermedia entre grano

simple y masiva en la cual las partículas del suelo están asociadas en pequeños terrones

estables, llamados agregados (Pinzón 2009).

La cuenca del Río Blanco tiene un área total de 40,528 ha, de las cuales 1,384 ha están

cubiertas por pastos limpios, 3,567 ha cubiertas por pastos enmalezados, 7,669 ha

corresponden a mosaico de pastos y cultivos, 4,279 ha a mosaico de cultivos, pastos y

espacios naturales, y 3,217 ha cubiertas por un mosaico de pastos con espacios naturales

(INAP 2007). La cuenca sólo se encuentra protegida en un 32,48% y el resto es usada en

actividades productivas como en sistemas agrícolas y ganaderos, hecho que ha traído

beneficio económico para la zona pero ha impactado negativamente los ecosistemas, con el

cambio de uso de suelo, sobre todo con la introducción de ganadería a los bosques (INAP

2007).

6.2 Experimento. Se montó un experimento de 2x2, con dos usos de suelo que

corresponden a bosque altoandino y a pastizal ganadero y con dos temperaturas,

temperatura ambiental y aproximadamente 1°C por encima de esta. Se establecieron nueve

dispositivos de policarbonato para aumentar la temperatura 1°C en bosque y en pastizal

como parte del proyecto de investigación de hongos fitopatógenos y antagónicos del suelo

asociados a cambio climático desarrollado por la Universidad Javeriana iniciado en julio de

2009, que hace parte del componente B Alta Montaña del programa piloto nacional de

adaptación al cambio climático (INAP).

Los dispositivos consistieron en una pirámide triangular truncada de medidas 60 cm de

base mayor, 50 cm de altura y 40 cm de base menor, especialmente diseñada para elevar la

temperatura. Después de 17 meses de establecidos los dispositivos se tomaron muestras de

1 kg aproximadamente de suelo en los primeros 20 cm de profundidad, tanto en bosque

como en pastizal y se midió la temperatura del suelo dentro y fuera del dispositivo (este

último fue el control) usando un termómetro de suelo en ambos muestreos; las muestras se

almacenaron a 4°C hasta su procesamiento. Se realizaron dos muestreos el primero en

octubre y el segundo en diciembre, separados por un periodo de dos meses

correspondientes a epoca seca. Las muestras se procesaron en el laboratorio para cuantificar

la densidad y la riqueza de los hongos antagonistas.

6.3 Pruebas microbiológicas. Se usó el método de diluciones seriadas y siembra en placa

profunda en el medio de cultivo Rosa de Bengala con antibiótico, para hongos antagonistas.

Se incubaron a 15°C por un periodo de 5-7 días. Se realizaron recuentos de unidades

formadoras de colonia por gramo de suelo (UFC/g) para obtener la densidad total y de

posibles hongos antagonistas, y se determinó la riqueza con el número de morfotipos

seleccionados. Se calculó el Índice de Diversidad Alfa de Fisher con el programa PAST 1,

para comparar la riqueza de especies o morfotipos entre los dos usos de suelo, bosque

altoandino y pastizal. Los morfotipos seleccionados se identificaron hasta el menor nivel

taxonómico posible con la ayuda de claves taxonómicas especializadas (Domsch y Grams,

1980, Pardo 1995, Barnett y Hunter, 1987) y la clave del Manual de Micología (2006). Las

cepas seleccionadas se fotografiaron, se aislaron y se sembraron en Agar Extracto de Malta

y se almacenaron a 4° C.

6.4 Pruebas fisicoquímicas.

Porcentaje de humedad: se tomaron 10 g de suelo, se depositaron en bolsas de papel y se

llevaron al horno de secado a 105°C por 24 horas, se registró el peso seco y se restó el peso

final al inicial según la fórmula descrita por Andrades (1996) y Pikul (2003).

Distribución de agregados del suelo: se estableció usando un tamizador y cinco tamices

de 1,18 mm, y de 600, 300, 54 y <54 µm. Se pesó el suelo en un cilindro metálico de 20

cm de profundidad, posteriormente se secaron a 22°C durante tres días. Se agregó el suelo

seco en la parte superior de la torre de tamices, se dejaron en el tamizador encendido

durante 5 min a 800 r.p.m. Posteriormente se pesó el suelo que quedó en cada tamiz (Gary

et al. 2006).

Materia orgánica: se calculó pesando 10 g de muestra seca, la cual se calcinó a 550°C en

una mufla por 2 horas. Se registró el peso final con el fin de hallar la pérdida de peso por

ignición y se calculó el porcentaje de materia orgánica presente en cada muestra con las

fórmulas descritas en Abella y Zimmer (2007) y De Vos et al. (2005).

pH: se midió con la ayuda de un potenciómetro, en una suspensión de suelo 1:1 en agua

desmineralizada, previamente mezclada en un agitador orbital durante 5 minutos a 150 rpm,

y que se dejó reposar por 30 min (Andrades 1996).

Conductividad eléctrica: se midió pesando un equivalente a un volumen de 30 ml de la

muestra de suelo, se agregó 30 ml de agua destilada y se agitó a 150 rpm durante 5 min en

un agitador orbital, y se midió con la ayuda de un conductivímetro para establecer esta en

Ds /m. (Andrades 1996).

Textura: se tomaron 25 g de suelo de cada muestra y se dejaron secar a 22°C por 24

horas. Luego se agregaron 5 ml de solución dispersante compuesta por 18.75 g de

tripolifosfato de sodio, 3.75 g de carbonato de sodio y 60 ml de agua destilada durante 24

horas. Usando un hidrómetro se realizó la lectura de la densidad de la suspensión, para

calcular el porcentaje de arena, arcilla y limo según las fórmulas descritas por Cooper

(1982) y Norambuena et al. (2002).

6.5 Análisis estadístico. Se usó el programa estadístico SPSS, en el cual se realizaron

análisis de normalidad con la prueba de Shapiro-Wilks, y la prueba de Levene para

homogeneidad de varianzas con el fin de elegir las pruebas estadísticas adecuadas. Se

realizó un análisis de varianza factorial de dos vías para observar las posibles diferencias en

densidad y riqueza de hongos antagonistas entre dentro y fuera del dispositivo y los dos

usos de suelo. Para la correlación entre las variables fisicoquímicas edáficas y la densidad y

riqueza se utilizó una correlación de Pearson. Todas las pruebas fueron realizadas con un

nivel de significancia de 0,05.

7. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La densidad de hongos totales para bosque dentro del dispositivo fue de 5,12 Log10 UFC/g

de suelo y fuera de 4,98 Log10 UFC/g de suelo y para pastizal dentro fue de 4,83 Log10

UFC/g de suelo y fuera de 4,88 Log10 UFC/g de suelo, estas no presentaron diferencias

significativas entre dentro y fuera del dispositivo (F=1,46, P=0,23), pero sí presentaron

diferencias significativas entre los dos usos de suelo (F=35,10, P<0,001). Presentando

mayor densidad de hongos el bosque, esto se explica posiblemente a la alta diversidad de

recursos que proporciona este ecosistema.

En cuanto a la densidad de hongos antagonistas entre dentro y fuera del dispositivo mostró

diferencias significativas (F=4,37, P=0,04) siendo mayor la densidad de hongos

antagonistas fuera del dispositivo en ambos usos de suelo. Se determinó que la densidad de

hongos antagonistas para bosque dentro del dispositivo fue de 4,25 Log10 UFC/g de suelo y

para fuera de 4,59 Log10 UFC/g de suelo. Para pastizal dentro del dispositivo fue de 4,39

Log10 UFC/g y fuera de 4,63 Log10 UFC/g de suelo. Para la comparación entre bosque y

pastizal (Figura 1), por el contrario, no se encontraron diferencias en la densidad de hongos

antagonistas (F=0,31, P=0,58).

Adicionalmente se encontró interacción entre el uso de suelo, y dentro y fuera del

dispositivo para la densidad de hongos totales (F=8,78, P=0,004) mas no para la densidad

de hongos antagonistas (F=0,09, P=0,76).

Figura 1. Promedio ± desviación estándar de la densidad de hongos antagonistas del suelo

en bosque y pastizal de la vereda San José, Mundo Nuevo.

Aunque hay pocos registros de densidades microbianas para Colombia, la densidad fúngica

en algunos suelos de ciertos ecosistemas templados es de 10x105 UFC/g (Varela 2004).

Hay pocos estimativos para suelos tropicales, pero con base en la revisión realizada se

puede decir que estos varían entre 10x102 y 10x10

6 UFC/g, teniendo en cuenta diferentes

tipos de suelos, que incluyen los de origen volcánico (GISSAT 2006, Burbano-Orjuela

1989). Estas diferencias de orden de magnitud entre suelos de ecosistemas templados y

tropicales pueden estar relacionadas con el tipo de suelo, la vegetación, la época climática y

la técnica usada para hacer la estimación, además se sabe que cada tipo de suelo y

dependiendo las condiciones ambientales tiene su propia densidad y riqueza microbiana. En

un estudio realizado por Varela y Feria (2004) en el sector suroccidental de la Sabana de

Bogotá se encontró que en hojarasca en bosque altoandino la densidad fúngica es del orden

de 10x106

a 10x107

UFC/g, por el método de diluciones seriadas y siembra en placa

profunda (Varela y Feria 2004). En hojarasca en bosque bajo húmedo tropical se registró la

densidad fúngica entre 2x103 y 3x10

4 UFC/g (Cornejo et al. 1994). En el presente estudio

se encontró que la densidad fúngica en bosque estuvo entre 15x104 y 20x10

4 UFC/ml y en

pastizal entre 10x104 y 15x10

4 UFC/ml, en medio Rosa de Bengala. Esto es una densidad

baja con respecto a lo mencionado por Varela (2010), pero no es equiparable pues aquí

sólo se analizó en un medio de cultivo y el ecosistema analizado está a una mayor altitud.

Se aislaron 19 y 18 morfotipos de hongos posiblemente antagonistas, en el primer y

segundo muestreo en pastizal y bosque, respectivamente, los cuales pertenecieron a los

géneros Paecilomyces sp., Trichoderma sp., Lecanicillium sp. y posibles fitopatógenos

como Aspergillus sp. y Penicillium sp. Estos géneros se encontraron tanto en bosque y

pastizal como dentro y fuera del dispositivo.La riqueza determinada con el índice α de

Fisher dió como resultado mayor en pastizal que en bosque con una diferencia de 1.24

unidades (F=34,182, P<0,001). Se encontró una riqueza específica de 19 y 18 morfotipos

para pastizal y bosque, respectivamente, con un alfa de Fisher de 4,15 en pastizal ganadero

y 2,91 para bosque. La riqueza de hongos antagonistas varió considerablemente entre

dentro y fuera del dispositivo (F=5,062, P=0,015), para pastizal con el índice α de Fisher

dentro del dispositivo fue de 4,87 y fuera 3,02 y en bosque dentro fue de 3,05 y fuera 3,76

esta variación aunque significativa no obedece a un posible efecto de la temperatura pues

esta no varió significativamente (Figura 2).

Figura 2. Promedio ± desviación estándar de la riqueza de hongos antagonistas del suelo en

bosque y pastizal de la vereda San José, Mundo Nuevo.

Se esperaba tener una mayor riqueza en bosque pero no fue así. Esto se debe a que en los

primeros días de crecimiento de los hongos, en donde se seleccionan las colonias de interés,

las características de los hongos no son bien diferenciadas. Es a medida que crecen que se

diferencian tomando sus formas y patrones de coloración característicos, por lo cual se

pudo haber dejado de lado o excluidos algunos morfotipos de potencial interés, teniendo en

cuenta que sólo se seleccionaron morfotipos posiblemente antagonistas. Por otro lado esta

0,00

1,00

2,00

3,00

4,00

5,00

6,00

Dentro FueraRiq

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Condición de muestreo

Bosque Pastizal

es una forma de estimar las densidades y riqueza, pero hay que tener en cuenta que muchos

microorganismos son difícilmente cultivables en el laboratorio. Se estima que sólo el 0,01%

al 10% crecen en los medios de cultivo comúnmente utilizados (Varela 2010, Dandurand y

Knudsen 2002). Pero aunque se subestime la riqueza, hay que tener en cuenta que es un

método que funciona para hacer comparaciones pues opera bajo las mismas condiciones, y

permite establecer diferencias.

Aunque no existen reportes de estudios que evalúen hongos antagonistas en altitudes

similares al sitio de estudio, se sabe que en Colombia hay registros de entre 23 y 38

morfotipos distintos de hongos en suelos de la cuenca del río La Vieja y del río Otún, en un

estudio que incluyó varios usos de suelo (Varela y Sierra, en preparación). La riqueza de

hongos del suelo en este trabajo varió entre 5,2 en pastizal para ganadería y 13,1 en bosque

subandino (Varela 2010). Esto nos llevaría a pensar que la riqueza encontrada en el

presente estudio es baja, pero hay que tener en cuenta que sólo se evaluaron morfotipos

antagonistas y en un sólo medio de cultivo.

Se encontraron varios morfotipos tanto en bosque y pastizal, de los identificados la gran

mayoría pertenecieron al género Paecilomyces sp. (72%), varios al género Trichoderma sp.

(12 %), Lecanicillium sp. (4%), Penicillium sp. (8%), Aspergillus sp. (4%), y algunos

quedaron sólo como morfotipos debido a que no se lograron identificar. Muchas especies

de estos géneros son de importancia agrícola y ecológica Paecilomyces spp., involucra

generalmente especies antagonistas y controladoras biológicas de otros hongos y

nematodos, y se encuentran principalmente en suelos ácidos (Vera et al. 2007) como en el

caso del bosque y pastizal .

Igualmente el haber encontrado Trichoderma sp. es imporante en cuanto que es un

controlador biológico, es controlador natural de hongos fitopatogenos y contibuye con el

reducción de los agentes microbianos causantes de muchas enfermedades producidas por

hongos de los géneros Rhyzoctonia, Mucor, Pythium, Phytophtora, Fusarium, Rhizopus,

Botrytis, Colletotrichum, entre otros géneros. Además ayuda a reducir la incidencia de

nematodos. Algunas cepas de Trichoderma harzianum y Trichoderma viride están

potencializadas para el control de patógenos resistentes a los fungicidas de uso común

(Obregón 2010). Este hongo actua por medio de la competencia por sustrato, la producción

de sustancias fungotóxicas, la inducción de resistencia por medio de fitoalexinas, y el

micoparasitismo (Obregón 2010, Atlas y Bartha 2002).

También se encontró Lecanicillium sp. que involucra especies fitopatógenas como

antagonistas. Dos de las especies utilizadas para el control biológico y el combate de plagas

agrícolas son: Lecanicillium lecanii y Lecanicillium muscarium, que son hongos

entomopatógenos, antagonistas y nematofagos (Obregon 2010), estas especies son muy

usadas para el control simultaneo de insectos como lo es la mosca blanca, trips; cochinillas

y afidos, así como enfermedades del tipo roya y mildius polvosos (Obregón 2010).

En cuanto a Penicillium sp. se sabe que este género incluye muchas especies saprófitas, sus

conidios son fácilmente dispersados, son muy comunes en los suelos y algunas especies

pueden ser fitopatógenas y otras antagonistas. Aunque son muy pocas las interacciones

entre las especies de Penicillium sp. y otros hongos, estas se llevan a cabo a mayores

profundidades en el suelo y poco en la rizosfera. Sin embargo se ha reportado que

Penicillium chrysogenum puede ser capaz de controlar la verticilosis del tomate producida

por Lecanicillium sp. (Phuwiwat y Soytong 2001).

Adicionalmente el género Aspergillus sp. involucra alrededor de 200 especies. Es un hongo

que se encuentra comunmente en los suelos, pero poco se conoce sobre su utilidad como

controlador biologico. Se conoce que Aspergillus niger es un hongo que produce un moho

negro en vegetales, común en la lechuga, el tomate y la acelga. Actualmente se investiga si

este hongo puede emplear como fertilizante biologico, debido a su capacidad de solubizar

compuestos de hierro, que es un micronutriente importante en el crecimiento vegetal

(Deacon 2006, Atlas y Bartha 2002).

Por otro lado si sólo una especie microbiana dominase el suelo significaría que ciertas

condiciones ambientales han afectado o están afectando la actividad biológica, o que existe

un nicho ecológico especial (Plaster 2000). Pero este no es el caso, ya que el suelo está sano

y presenta una riqueza específica cercana a lo registrado para Colombia (Varela 2010),

aunque se haya cambiado el uso de suelo y el pastizal sea la cobertura de reemplazo al

bosque altoandino.

Las predicciones al respecto de la aparición de enfermedades infecciosas por parte de

hongos fitopatógenos es difícil, pero se sabe que los patógenos que más responden al clima

son los hongos y las bacterias en un 44 y 41%, respectivamente (Anderson et al. 2004).

Aunque en este trabajo no se consiguió evidenciar un efecto de la temperatura sobre la

densidad y riqueza de hongos antagonistas habría que evaluar el efecto que este aumento

podría tener sobre las plantas y los recursos vegetales, pues las enfermedades van mucho

más allá que simplemente el incremento de poblaciones de patógenos fúngicos (Brock

2007, Atlas y Bartha 2002, Manners 1994, Agrios 1988).

Las especies con estrategias K tienen tasas de crecimiento y reproducción ajustadas a los

recursos limitados disponibles, lo que las hace exitosas en situaciones de limitación de

nutrientes (Atlas y Bartha 2002). Estas son más persistentes en el tiempo debido a sus tasas

de crecimiento lentas, la producción de estructuras de resistencia y la capacidad de

metabolizar compuestos complejos. Dentro de estas especies se encuentran muchas de las

poblaciones de hongos que se encargan de transformar la materia orgánica (Atlas y Barta

2002, Andrews 1983), las cuales en el presente estudio no variaron entre dentro y fuera del

dispositivo. Aunque al nivel de morfotipos y algunas de géneros se encontraron diferencias

entre bosque y pastizal en cuanto a la densidad total de hongos, debido a las condiciones

ambientales de ambos usos del suelo, presentando una mayor densidad el bosque.

En cuanto al efecto del aumento de temperatura no se pudo evidenciar pues no se encontró

correlación entre la densidad y la riqueza con esta variable dado que no hubo una variación

sensible de la temperatura (Figura 3).

Figura 3. Promedio ± desviacion estandar de temperatura del suelo en bosque y

pastizal de la vereda San José, Mundo Nuevo.

La temperatura no mostró diferencias significativas entre dentro y fuera del dispositivo

(F=0,378, P=0,541). Aunque la temperatura se encuentra sujeta a variaciones diurnas,

semanales y estacionales, ésta no varió probablemente debido a que los muestreos en los

meses octubre y diciembre correspondieron a una misma epoca climática en la zona. Sin

embargo sí hubo una diferencia entre ambas coberturas, presentándose una mayor

temperatura en el pastizal de aproximadamente 4°C (F= 377,452, P<0,001), muy

seguramente debido a que se encuentra más expuesto a la radiación solar directa. La

sombra y el recubrimiento del suelo afectan la temperatura del mismo, ya que las plantas y

los detritos vegetales interceptan la radiación solar, la niebla persistente y la vegetación

espesa, condiciones que están presentes en el bosque (Bunyard 2010, Kappell y Brown

2001). Esto hace que la variación de la temperatura sea menor y se mantenga en un rango

relativamente estrecho (en promedio 10°C), por lo que su temperatura es menor en

comparación con el pastizal (en promedio 14°C). El dispositivo no aumentó la temperatura

como se esperaba, sin embargo el material y el diseño usados proporcionan una alta

tramitancia solar al suelo, ya que funciona como trampa solar aumentando la temperatura

dentro de este (Molau et al. 1996), lo hacen ideal para este tipo de experimentos. Pero en

este caso la radiación que es la emisión de energía no fue suficiente para elevar la

temperatura 1°C, debido probablemente a las condiciones de nubosidad que interfieren y

absorben la radiación solar (Forsythe 2002) y la densa vegetación, en el caso del bosque. La

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°C)

Condición de muestreo

Bosque Pastizal

transferencia de calor en el suelo por radiación y convección son generalmente secundarias

en importancia, ya que el proceso primario de transporte de calor se debe a la conducción,

que es la propagación del calor dentro de un cuerpo por movimiento molecular interno

(Pinzón 2009).

La conductividad térmica depende también de la composición mineral y contenido de

materia orgánica, así como del contenido de agua y aire del suelo. Al ser estos suelos muy

húmedos y con gran cantidad de materia orgánica, la cantidad de energía necesaria para

elevar un grado la temperatura debería ser mayor a la proporcionada por los dispositivos.

Los cambios de temperatura edáfica durante el día ocurren principalmente en los primeros

30 cm; esto se explica por la radiación solar directa y por los fenómenos de conducción y

convección de calor (Pinzón 2009).

A medida que se profundiza en el perfil del suelo las variaciones de temperatura se reducen,

favoreciendo el mantenimiento de las densidades microbianas dentro de rangos más

estrechos (Varela 2010, Atlas y Bartha 2002, Plaster 2002). Existe un equlibrio térmico que

consiste en la liberación de calor desde los horizontes más profundos hacia los

superficiales, que ocurre cuando baja la temperatura en las horas de la tarde, como en la

madrugada, cuando el aire se hace más frío; el calor se transfiere por conducción de los

horizontes más profundos hacia los superficiales manteniendo un equilibrio y una

temperatura relativamente estable en el suelo (Pinzón 2009). Posiblemente por estas

razones fue que la tramitancia solar proporcionada por el dispositivo no fue suficiente para

elevar la temperatura pues el proceso de conducción es mayor que el de radiación en cuanto

a la transferencia de energía, por lo cual no se registró una diferencia entre dentro y fuera

del dispositivo.

La importancia de la temperatura edáfica radica en que esta influye fuertemente sobre

procesos físicos, químicos y biológicos del suelo, controlando la intensidad de una serie de

procesos que tienen su máximo en ciertos rangos de temperatura (Pinzón 2009, Plaster

2002). Esto explica por qué la tasa de ciclaje de nutrientes y la productividad es baja en el

bosque altoandino (Veneklaas 1991). Al ser un ecosistema de alta montaña su temperatura

es relativamente baja comparada con otros ecosistemas, y los procesos que se dan allí que

están mediados en última instancia por la humedad y la temperatura (Sylvia et al. 2005,

Atlas y Bartha 2002, Plaster 2002). Como la temperatura es baja estos procesos se hacen

lentos; esto también podría influir en que el porcentaje de materia orgánica sea mayor en

bosque que en pastizal.

En relación con el porcentaje de humedad no hubo variación significativa entre dentro y

fuera del dispositivo (F=0,83, P=0,36), pero fue mayor en bosque (F=14,08, P<0,001),

con una humedad promedio de 57,39 %. Esta variable se comportó según lo esperado, pues

al ser en la misma epoca climática esta no varió entre los muestreos ni entre dentro y fuera,

pues tampoco varió la temperatura, aunque los niveles de humedad del suelo están muy

relacionados con la temperatura (Campbell 1987). En este estudio no hubo correlación

entre estas dos variables pues no variaron entre dentro y fuera del dispositivo.

La humedad no presentó ninguna correlación con la densidad y riqueza de hongos ni en

pastizal (r=0,000, P=0,99) ni en bosque (r=-0,003, P=0,98), aunque el muestreo se realizó

en los primeros 20 cm de profundidad, pues a medida que se profundiza en el perfil de

suelo, las variaciones de humedad y temperatura se reducen. La humedad influye

marcadamente sobre las tasas de descomposición (Taylor 1998) principalmente afectando

la actividad microbiana, las poblaciones de microorganismos en densidad y tasa de

crecimiento (Varela 2004, Valencia 1983, Rai y Srivastava 1982), particularmente los

hongos (Cornejo et al. 1993) y la respiración en el suelo (Varela 2004, Rai y Srivastava

1982). Pero para que esto suceda, y específicamente para observar una respuesta en la

densidad y riqueza de hongos la humedad debe variar en al menos un 10% (Heredia 2008).

Por otro lado un mayor contenido de humedad del suelo comúnmente está asociado con un

pH ácido del mismo, al cual los microorganismos responden favorablemente, en el rango de

5 a 6,6 (Sylvia et al. 2005). Es posible que el suelo del bosque tenga un pH más ácido que

el del pastizal, porque el bosque es mas húmedo y retiene mayor contenido de agua debido

a sus condiciones ambientales (Bunyard 2010, Osejo 1995).

En cuanto a la distribución de agregados del suelo no se encontraron diferencias entre

dentro y fuera del dispositivo, ni entre bosque y pastizal (F= 0,006, P=0,936); es decir no

hubo variación en el arreglo y organización de las partículas de suelo. Sin embargo se

encontraron diferencias entre bosque y pastizal, en el porcentaje de macroagregados

(F=81,013, P<0,001) siendo mayor en bosque. Esto se puede explicar por la expansión y

contracción del suelo al impacto de las gotas de lluvias, que es diferencial en ambas

coberturas, pues el bosque tiene una cobertura vegetal más densa que lo protege

amortiguando el impacto de la lluvia y el efecto de las raíces de las plantas; además la gran

variedad de organismos y microorganismos edáficos contribuyen a la formación de

agregados, que mejoran la estructura del suelo. Aunque el pastizal no se encuentra

precisamente desprotegido, su cobertura vegetal si es mucho menor y la lluvia es uno de los

factores que afecta de manera determinante la agregación del suelo así como la

compactación del suelo por parte del ganado en el caso del pastizal.

La variación de humedad del suelo también es uno de los factores que cambia

notablemente la agregación, pero en este caso la humedad no presentó diferencias

significativas. Los organismos del suelo afectan de una u otra forma la agregación del

suelo, como los hongos y actinomicetos que secretan sustancias pegajosas, colaboran en la

formación de agregados más estables o simplemente son formadores de estructura como lo

hace la lombriz de tierra y en menor proporción los caracoles terrestres (Pinzón 2009,

Sylvia et al. 2005, Plaster 2002). Al no haber variación entre la distribución de agregados

del suelo dentro y fuera del dispositivo esto tampoco influyó en la densidad de hongos en el

presente estudio.

Este suelo tiene una estructura que se denomina agregada y es la más deseable para el

crecimiento de las plantas, especialmente en los estados tempranos críticos de germinación

y establecimiento de la semilla, permitiendo un adecuado enraizamiento, lo cual hacen de

estos, suelos muy fértiles (Pinzón 2009, Plaster 2002, Primavesi 1982).

Por otro lado la mayoría de los microorganismos viven en películas de agua en el suelo, por

lo que la distribución de los tamaños de agregados y la forma como están organizadas las

partículas de suelo afectan su densidad (Campbell 1987). Entre más espacios porosos haya,

más probabilidad de almacenamiento de agua, lo que favorece el metabolismo microbiano

y por tanto su densidad (Varela 2010, Campbell 1987). Pero también demasiada humedad

en el suelo (mayor al 60%) afecta negativamente la actividad de los microorganismos, por

limitaciones en la difusión del oxígeno (Burbano y Orjuela 1989). Por eso son tan

importantes los poros y la retención de humedad, como la aireación del suelo que influyen

en procesos tales como la respiración microbiana, que particularmente en el caso de los

hongos edáficos es de tipo aerobia estricta (Deacon 2006) y en el caso de la vegetación, la

absorción de nutrientes y agua, el intercambio de gases entre las raíces y el suelo, y

procesos de reducción pueden afectar la movilidad de algunos elementos (Pinzón2009).

En este caso el suelo se encuentra en buenas condiciones en ambos usos de suelo. Su

textura es arenoso – franco. Dado el alto contenido de arena, este tiene como característica

una buena aireación, con baja retención de agua y buena permeabilidad lo que favorece la

formación de agregados de gran tamaño (Cepeda 1991). También altos porcentajes de

humedad y materia orgánica favorecen la formación de macroagregados en el suelo

(Hernández et al. 2001, Burbano 1989), tal como sucede en bosque, lo cual repercute sobre

la densidad y riqueza de los hongos del suelo.

En cuanto a la materia orgánica esta no presentó diferencias significativas entre dentro y

fuera del dispositivo (F=0,194, P=0,661), pero fue diferente entre los dos usos de suelo

estudiados. El bosque presentó mayor contenido de materia orgánica (52,10 %) que el

pastizal (37,72 %) con una diferencia de 14,38 %. Esta favoreció posiblemente la densidad

de hongos totales que tambien fue mayor en bosque. La disponibilidad de elementos y

recursos está fuertemente relacionada con la cantidad y calidad de la materia orgánica que

llega al suelo proveniente de la vegetación (Varela 2010, Plaster 2000).

En suelos bajo cobertura de bosque hay un aporte continuo de materia orgánica al suelo.

Por tal motivo esta no constituye una limitante para el crecimiento de los microorganismos,

particularmente de los hongos, como sí puede ocurrir en zonas con escasa cobertura

vegetal, como en áreas desérticas o algunas áreas de cultivo (Varela 2010, Campbell 1987).

El pH no fue diferente entre dentro y fuera del dispositivo (F=2,279, P=0,136), pero fue

mayor en pastizal que en bosque (F=171,120, P<0,001). Esto se debe posiblemente a que

la humedad en el bosque es más alta, por la condición de la vegetación que es más densa y

abundante, lo cual aporta mayor cantidad de hojarasca y restos vegetales, y por tanto hay

más materia orgánica sobre el suelo, que por la procesos de descomposición liberan ácidos

orgánicos que disminuyen el pH (Varela 2010, Madigan et al. 2004, Campbell 1987).

Por otra parte el pH influye sobre la movilidad de los diferentes elementos y nutrientes del

suelo. En unos casos al aumentar la acidez del suelo disminuirá la solubilidad, con lo que

las plantas no podrán absorberlos. El suelo de pastizal es ácido y el de bosque es muy

ácido, lo cual puede deberse a la quema de bosques durante la conversión y transformación

a pastizales, que produce residuos de cenizas que son ricas en bases; también puede estar

relacionado con la aplicación de fertilizantes y presencia de materia fecal que tienden

aumentar el pH (Reiners et al. 1994). Estos suelos son propios de climas lluviosos y con

humus ácido; lo que sugiere niveles bajos de Ca, Mg, Na, y K que hacen que la actividad

bacteriana sea escasa y favorezca el crecimiento de hongos (Lillo 2000), que son los más

tolerantes a pH ácidos (Deacon 2006, Sylvia et al. 2005).

La conductividad eléctrica no presentó diferencias entre dentro y fuera del dispositivo

(F=1,497, P=0,225). Esto puede deberse a que el tipo de suelo es el mismo, es no salino

(USDA, 1999), y la composición de sales y minerales es la misma. Aunque el tipo de suelo

se haya clasificado como no salino, la conductividad eléctrica fue diferente entre bosque y

pastizal (F=151,537, P<0,001), siendo mayor en bosque, pues a mayor acidez mayor

conductividad. Los valores para esta variable fueron bajos y esto está relacionado con el

tipo de suelo y el pH, ya que la acidez del suelo está asociada con una disminución de sales

minerales y un consecuente decrecimiento de la conductividad eléctrica de los suelos,

condición favorable para el crecimiento de hongos, pues de todos los microorganismos son

los que más toleran pH ácidos (Sylvia et al. 2005, Steubing et al. 2002).

8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

La densidad de hongos totales no fue afectada por el dispositivo, pero sí por el uso de suelo

dado que dio una mayor densidad en el bosque.

La densidad de hongos antagonistas fue disminuida por el dispositivo ya que se encontró

una mayor densidad fuera del mismo, pero no fue afectada por el uso de suelo.

La riqueza de hongos antagonistas fue afectada tanto por el dispositivo como por el uso de

suelo. La respuesta de la riqueza fue diferencial dependiendo del uso de suelo, porque fue

mayor dentro del dispositivo en el caso del pastizal, y menor dentro en el bosque.

Los géneros de hongos antagonistas identificados se encontraron tanto en bosque como en

pastizal, y no fue diferente su densidad en ambos usos de suelo.

No se evidenció relación entre las variables fisicoquímicas medidas y la densidad y riqueza

de hongos antagonistas, en bosque ni en pastizal.

Se sugiere aumentar la precisión de los instrumentos como en el caso del termómetro para

detectar cambios menores en la temperatura del suelo y tomar las muestras de suelo en los

primeros 5 cm de profundidad, donde es más probable que ocurran y se evidencien los

posibles efectos.

Se recomienda realizar el mismo trabajo de investigación evaluando otros medios de

cultivo con el fin de aumentar la representatividad de las especies de hongos encontradas.

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