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O X ir VOL. XLIV 1. n QUINCENA FEBRERO 1961 I Educación y técnica pedagógica NUESTRO APARATOSO MUNDO. Vivimos en un mundo "aparatoso". Tomo la pala- bra etimológicamente. Quiere decirse, pues, en un mundo lleno de aparatos y lleno de aparato. Ambas acepciones van unidas. No es preciso insistir sobre la pululación de apara- tos para todos los usos, que resuelven mecánicamen- te múltiples tareas. El aparato supone una calcula- da organización de una materia dada para que las tareas que se han de efectuar se cumplan del modo más uniforme y regular posible a fin de obtener los efectos calculados. Esta uniformidad y regularidad no se obtendrán más que si la labor se cumple me- cánicamente. Y esto aun en el caso de que el aparato no sea una máquina, sino una organización de hom- bres. Se habla de un aparato científico, económico, burocrático. La burocracia precisamente ofrece el ejemplo de la mecanización del hombre, que funcio- na en el aparato burocrático como una pieza inter- cambiable, no como persona irremplazable en su existencia singular. Los más perfectos burócratas son los hombres flemáticos, de trabajo lento y seguro, uniforme y frío, meticuloso y racionalizado. El flemá- tico tiende a vivir así su vida privada, como arque- típicamente mostró Kant. Pero en Kant, y en otros hombres, de capacidad superior, la mecanización de su vida ordinaria puede ser un recurso para liberar la atención de lo inmediato y cuotidiano y para de- dicarse a otras tareas de más fondo. En cambio, cuan- do esta mecanización es fin de sí misma, la vida inte- rior se deseca y queda el arenoso desierto sin vida (1) . Que, además de estar lleno de aparatos, el mundo actual es "aparatoso" en el sentido más corriente de la palabra, lo muestra cualquiera de sus racionali- zadas actividades. Piénsese, por ejemplo, en el gran aparato con que se hace la propaganda. La exagera- ción de gestos y manifestaciones externas en gene- ral, se hace patente desde los más corrientes anun- cios comerciales, a través de la radio y televisión y en las pantallas cinematográficas, revistas y diarios, hasta las concentraciones y mítines monstruosos que preparan las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. En todos los casos, la propaganda se realiza aparatosamente. Y, para realizarla así, requiere a su vez aparatos, medios técnicos que amplifiquen, multipliquen y difundan sus desmesuradas manifes- (1) Para un análisis más detallado de lo que es aquí solamente un preludio necesario, puede verse el libro de Philpp Lesrch, El hombre en la actualidad. Gredos. B. H. de F., 18. Madrid, 1958. taciones. Aparatos y aparato manif lan. pues. estrechamente. El fenómeno es general. Su mayor agil caso se muestre hoy en el aparato y aparatos bélicos. Al menos son los más impresionantes por su peligrosi- dad. Y recuérdese con cuánto aparato se hacen los ensayos científicos astronáuticos, las maniobras mi- litares o las pruebas atómicas. Pero en cualquier te- rreno --grandes planes políticos, económicos, ceñu- dos edificios colosales— encontramos expresiones exageradas del intelecto o del poder humanos: apa- ratosidad, en suma. EL APARATO EDUCATIVO. La enseñanza puede ser planificada, mediatizada, achatada al nivel del hombre mediocre; puede, en suma, montarse como un aparato. Pero, claro es, que el aparato educativo mecani- zará la enseñanza, si todo se hace homogéneo, al nivel medio; si se desconoce la variedad real de los edu- cadores y de las instituciones educativas y se encaja todo en la uniformidad mecánica del aparato. Podrá alegarse que el enorme aumento de pobla- ción escolar en todos los países, particularmente en la enseñanza media, ha planteado los problemas co- munes a toda masificación; y que la aparición de la masa, en cualquier orden humano, exige la raciona- lización, la planificación del trabajo, la organización de pruebas impersonales, la formación apresurada de un profesorado abundante, que por aquel apresura- miento y esta abundancia será más bien de tipo me- dio y necesitará ser tratado como tal; es decir, enca- jarlo en el conjunto calculado, en un orden de ense- ñanzas y métodos que dejan poco a la iniciativa per- sonal y a la diversidad de formación y carácter de los profesores. Conforme a esas necesidades, el legislador se ve impulsado a dictar disposiciones abundantes. regla- mentos minuciosos, intervenciones centralizadoras que contribuyen a uniformar y mecanizar las enseñanzas. Me limito a describir una situación, no especifica- mente española, sino general en todo el mundo, pues responde al espíritu masivo y mecanizador de nues- tro tiempo. Sobre estos supuestos, la labor personal del profe- sor y las relaciones interpersonales tienden a des- aparecer. No se trata ya, como en los grandes edu- cadores clásicos, de que maestro y discípulo se mue- van a una hacia la verdad hasta quedar implantados en ella. Se trata solamente de amueblar la cabeza de los estudiantes con unos conocimientos, que son tomados y entendidos en un sentido utilitario —aun- que no haya sido éste el propósito del legislador ni el del profesor—. y cuya forma de utilidad más inme- diata es pasar un examen, para obtener un titulo, también utilitario, que permita situarse en la vida: título que, en último término, es lo único que muchas veces se exige, por lo que no debe extrañar que sea lo único buscado. En una enseñanza tan aparente y aparatosa todo quedará centralizado y planificado. Los profesores

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AÑO X

ir VOL. XLIV

1. n QUINCENA FEBRERO 1961

I

Educación y técnicapedagógica

NUESTRO APARATOSO MUNDO.

Vivimos en un mundo "aparatoso". Tomo la pala-bra etimológicamente. Quiere decirse, pues, en unmundo lleno de aparatos y lleno de aparato. Ambas

acepciones van unidas.No es preciso insistir sobre la pululación de apara-

tos para todos los usos, que resuelven mecánicamen-te múltiples tareas. El aparato supone una calcula-da organización de una materia dada para que lastareas que se han de efectuar se cumplan del modomás uniforme y regular posible a fin de obtener losefectos calculados. Esta uniformidad y regularidadno se obtendrán más que si la labor se cumple me-cánicamente. Y esto aun en el caso de que el aparatono sea una máquina, sino una organización de hom-bres. Se habla de un aparato científico, económico,burocrático. La burocracia precisamente ofrece elejemplo de la mecanización del hombre, que funcio-na en el aparato burocrático como una pieza inter-cambiable, no como persona irremplazable en suexistencia singular. Los más perfectos burócratas sonlos hombres flemáticos, de trabajo lento y seguro,uniforme y frío, meticuloso y racionalizado. El flemá-tico tiende a vivir así su vida privada, como arque-típicamente mostró Kant. Pero en Kant, y en otros

hombres, de capacidad superior, la mecanización desu vida ordinaria puede ser un recurso para liberarla atención de lo inmediato y cuotidiano y para de-dicarse a otras tareas de más fondo. En cambio, cuan-do esta mecanización es fin de sí misma, la vida inte-rior se deseca y queda el arenoso desierto sin vida (1) .

Que, además de estar lleno de aparatos, el mundoactual es "aparatoso" en el sentido más corriente dela palabra, lo muestra cualquiera de sus racionali-zadas actividades. Piénsese, por ejemplo, en el granaparato con que se hace la propaganda. La exagera-ción de gestos y manifestaciones externas en gene-ral, se hace patente desde los más corrientes anun-cios comerciales, a través de la radio y televisión yen las pantallas cinematográficas, revistas y diarios,hasta las concentraciones y mítines monstruosos quepreparan las elecciones presidenciales en los EstadosUnidos. En todos los casos, la propaganda se realizaaparatosamente. Y, para realizarla así, requiere asu vez aparatos, medios técnicos que amplifiquen,multipliquen y difundan sus desmesuradas manifes-

(1) Para un análisis más detallado de lo que es aquísolamente un preludio necesario, puede verse el libro dePhilpp Lesrch, El hombre en la actualidad. Gredos. B. H.de F., 18. Madrid, 1958.

taciones. Aparatos y aparato maniflan. pues. estrechamente.

El fenómeno es general. Su mayor agil caso

se muestre hoy en el aparato y aparatos bélicos. Al

menos son los más impresionantes por su peligrosi-dad. Y recuérdese con cuánto aparato se hacen los

ensayos científicos astronáuticos, las maniobras mi-litares o las pruebas atómicas. Pero en cualquier te-rreno --grandes planes políticos, económicos, ceñu-dos edificios colosales— encontramos expresionesexageradas del intelecto o del poder humanos: apa-

ratosidad, en suma.

EL APARATO EDUCATIVO.

La enseñanza puede ser planificada, mediatizada,achatada al nivel del hombre mediocre; puede, ensuma, montarse como un aparato.

Pero, claro es, que el aparato educativo mecani-zará la enseñanza, si todo se hace homogéneo, al nivelmedio; si se desconoce la variedad real de los edu-cadores y de las instituciones educativas y se encajatodo en la uniformidad mecánica del aparato.

Podrá alegarse que el enorme aumento de pobla-ción escolar en todos los países, particularmente enla enseñanza media, ha planteado los problemas co-

munes a toda masificación; y que la aparición de la

masa, en cualquier orden humano, exige la raciona-lización, la planificación del trabajo, la organizaciónde pruebas impersonales, la formación apresurada deun profesorado abundante, que por aquel apresura-miento y esta abundancia será más bien de tipo me-dio y necesitará ser tratado como tal; es decir, enca-jarlo en el conjunto calculado, en un orden de ense-ñanzas y métodos que dejan poco a la iniciativa per-sonal y a la diversidad de formación y carácter de

los profesores.Conforme a esas necesidades, el legislador se ve

impulsado a dictar disposiciones abundantes. regla-mentos minuciosos, intervenciones centralizadoras quecontribuyen a uniformar y mecanizar las enseñanzas.

Me limito a describir una situación, no especifica-mente española, sino general en todo el mundo, puesresponde al espíritu masivo y mecanizador de nues-

tro tiempo.Sobre estos supuestos, la labor personal del profe-

sor y las relaciones interpersonales tienden a des-aparecer. No se trata ya, como en los grandes edu-cadores clásicos, de que maestro y discípulo se mue-van a una hacia la verdad hasta quedar implantadosen ella. Se trata solamente de amueblar la cabezade los estudiantes con unos conocimientos, que sontomados y entendidos en un sentido utilitario —aun-que no haya sido éste el propósito del legislador ni eldel profesor—. y cuya forma de utilidad más inme-diata es pasar un examen, para obtener un titulo,también utilitario, que permita situarse en la vida:título que, en último término, es lo único que muchasveces se exige, por lo que no debe extrañar que sea

lo único buscado.En una enseñanza tan aparente y aparatosa todo

quedará centralizado y planificado. Los profesores

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serán intercambiables, como las piezas de una má-quina, dentro de su especialidad, ya que se ha per-dido la diversidad de las personas. Una hora dadapor cualquier profesor será valorada igualmente quela dada por cualquier otro; la cantidad de horas yno su calidad será la medida.

Todos sabemos que esto no ocurre aún; que notodo el mundo enseña con el mismo amor y eficacia,que no siempre se obtienen los mismos resultadosen el mismo tiempo. Pero es complejo y difícil valo-rar cualitativamente; a distancia, es mucho más fá-cil medir por horas, cuantitativamente, la labor delprofesorado. A esta tendencia, que por lo general yase advierte, y que va ganando terreno, es a lo quehe llamado homogeneización educativa.

Si un día se llega a una planificación tan comple-ta, a una reglamentación tan minuciosa y a una vi-gilancia tan estrecha que haga enseriar a todos losprofesores lo mismo de la misma forma, según ela-borados métodos uniformadores, se podrá en realidadprescindir del profesor mismo con su personal pre-sencia en la clase. Bastarán vigilantes que cuiden deque los escolares escuchen y estudien lo que en unmagnetofón o un altavoz de radio les va dictando.Así, la misma exposición será oída por millares dealumnos, lográndose la anhelada uniformidad.

Los sistemas valorativos de las diversas pruebasde exámenes llevan el mismo camino. Una complejatécnica sicopedagógica va preparando el material,pues es sabido que el aparato —aunque no sea má-quina— se reduce en el fondo a la técnica.

TÚNICA PEDAGÓGICA Y EDUCACIÓN.

Las técnicas pedagógicas han progresado mucho.En sí esto no es un mal, claro está. Los avances sico-pedagógicos suponen un mejor conocimiento del su-jeto humano y una utilización de los medios más con-venientes para enseñarle una disciplina determinada.En algunos países se ha llegado a una sistematiza-ción casi perfecta en la enseñanza del idioma y de laliteratura. Tan perfecta que el profesor sigue unapauta en la que no caben las innovaciones geniales.No se olvide que "perfecto" significa "acabado", peropor eso mismo, "cerrado". Se puede alegar, con ra-zón, que es seguro que la mayor parte de los profe-sores no van a ser genios y que más vale encajarlosen un buen sistema —de buenos resultados, bien pro-bados— que dejarles a su libre iniciativa la ordena-ción de sus cursos. Es verdad. Pero se reconoce queimpera el término medio, y que la genialidad perso-nal, de donde pueden brotar nuevas perfecciones, que-da bloqueada. El maestro funciona corno un instru-mento al servicio de la cultura. Por supuesto, de unacultura de carácter instrumental y funcional.

Esto es mejor para la masa, que en último tér-mino tiene la palabra en nuestros días. Ya en otrasocasiones he señalado que la masa puede tener unvalor positivo, y no simplemente el negativo que leasignan algunas descripciones e interpretacionesaquejadas de minoritarismo privilegiado. Pero, comoen todo lo humano, lo positivo y lo negativo van jun-tos. Y por lo que respecta a la cultura, se cumpleel principio de que se pierde en intensidad lo que se

gana en extensión. Las técnicas pedagógicas moder-nas permiten adquirir muchos conocimientos a mu-cha gente. Parodiando la fórmula del utilitarismomoral de Bentham, podríamos decir que permiten "elmayor número de conocimientos posibles del mayornúmero posible de gentes". Pero "ser persona culta"no es equiparable a ser persona que conoce muchascosas, acumulativamente, sin criterio valorativo y je-rarquizador. Tampoco equivale a "especialista", esdecir, al que posee todos los conocimientos posiblessobre una sola cuestión, aunque ignore no sólo todolo demás, sino también si hay otros campos posiblesde reconocimiento. Un extenso número de lecturassuperficiales no cultiva más el espíritu que un redu-cido número de lecturas lentas y reflexivas. La ex-tensión tiende a dispersar el espíritu en vez de inte-riorizar la realidad.

Hay que estar a la altura de los tiempos, se nosdice; hay que saber cada vez más cosas para estaren condiciones de competir con los demás. Pero enestas aserciones juegan sólo motivos utilitarios. Paranada se piensa en la perfección de la persona huma-na por medio de la educación. Los conocimientos sonextrínsecos al núcleo de la personalidad. Por otro la-do. los tiempos históricos suponen distintos niveles.Si por "estar a la altura de los tiempos" se entiendeestar al nivel de nuestro tiempo y éste fuera un tiem-po de bajo nivel, no residiría en ello ninguna perfec-

ción intrínseca, sino la necesidad utilitaria de aco-modarse al tiempo en que se vive. ¿ No puede pen-sarse que haya personas que estén a un nivel másalto que el de nuestro tiempo y que ahora resultenexcéntricas, pero que son después —si dejan unaobra— las más valoradas, precisamente porque noestuvieron a la altura de nuestro tiempo, sino a másalto nivel?

Así, pues, la bondad de las técnicas pedagógicas.consideradas en sí mismas, no las libra de ser utili-zadas para la uniformidad y la masificación de lacultura. Ellas mismas son, como técnicas, instrumen-tales y funcionales, por lo que son muy bien vistasen una cultura que reviste esos caracteres. Si, ade-más, cuantifican, tanto mayor adhesión despertarán.pues la cuantificación ignora las diferencias cualita-tivas y tienden a la homogeneidad en las valoraciones.

Esto se ve sobre todo claramente en la técnica delas pruebas de examen. Por una parte, tienden a laimpersonalidad; por otra, a la cuantificación. Imper-sonalidad y cuantificación son signos de deshumani-zación, sea de la deshumanización del arte o de cual-quier otro aspecto en que deje de contarse con quecada hombre es una persona concreta. irremplazablee inintercambiable.

También aquí es la enorme masa escolar la queimpone los sistemas de pruebas impersonales y cuan-titativas. Por lo que hace a la impersonalidad, sellega al extremo, en algún país, de que los ejerciciosanónimos de los alumnos sean calificados por profe-sores que no los han conocido nunca ni los ven per-sonalmente, ni saben siquiera de dónde les vienen losejercicios. No es éste el caso de España, pero el caso

se da. Y lo curioso es que esto se considera como una

garantía de imparcialidad. No obstante, la justiciadistributiva es tanto más perfecta cuanto se aplica

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con un conocimiento más completo de las personasconsideradas en su concreta realidad. La justicia di-vina es absolutamente perfecta porque Dios nos co-noce a todos, uno por uno, de modo total y sin error,penetrando nuestras más secretas intenciones; así, daa cada uno justamente según sus merecimientos. Sedirá que la justicia humana es otra cosa; que no esperfecta y que una prueba anónima elimina toda po-sibilidad de influencias extrañas e incluso la ventaja

que puede tener la simpatía personal.No se trata, en realidad, de hacer justicia a una

persona, sino a una obra muerta, al escrito anónimoque de ningún modo pretende decirnos algo sobre elalma, sino recoger lo que ha aprendido y repite, demodo tan externo e impersonal como lo ha aprendido.Eso se desprenderá como una hoja seca al primerviento. No habrá echado raíces en el alma y no sesostendrá. Por eso se aprenden tantas cosas y quedantan pocas y éstas tan superficialmente. En realidad,todas las clases se van convirtiendo en "clases de

adorno".En cuanto a la cuantificación de que hablábamos,

no es tampoco un mal en sí misma, sino en la adora-ción supersticiosa por el número. No cabe duda de que

una buena batería de tests es valiosa y que sus re-

sultados deben ser tenidos en cuenta. Pero su inter-pretación en abstracto, aun realizada por personalbien adiestrado, no basta para realizar la justicia delas calificaciones. Debe completarse con el conoci-miento inmediato y personal que tienen de los alum-nos sus propios defensores. Hasta hoy, descontandoalgún posible caso de arbitrariedad, los que mejorcalifican son los profesores que más inmediata y di-rectamente conocen a sus alumnos, o bien, los propiosalumnos cuando se califican unos a otros, sin mediarla distancia de maestro a discípulo.

LA SITUACIÓN EDUCATIVA ACTUAL.

Yo no sé si por este camino vamos a la barbarie,como dicen muchos críticos de la cultura actual. Aca-so su visión sea en exceso pesimista. Todavía se man-tiene en muchos sitios la relación personal entre maes-tros y discípulos. En unos y en otros hay gentes quese esfuerzan por realizar una auténtica labor cultu-ral y no una externa transmisión de conocimientos,que se trasladarían como muebles de una cabeza aotra. Las reglamentaciones escolares dividen las cla-ses demasiado numerosas cuando hay profesores su-ficientes para ello. Desgraciadamente, en la ense-ñanza superior, esta posibilidad falla. La dificultadno es la misma en los distintos grados de enseñanza.

En la enseñanza primaria es relativamente fácilcrear maestros con conocimientos suficientes, peroes muy dificil crear en los maestros la auténtica vo-cación, sobre todo si, como ocurre en todo el mundo,la retribución es escasa y la vida rural los va des-vinculando de la cultura. No es ya que falten maes-tros, sino que faltan maestros que quieran permane-cer en sus escuelas. Pero es también en este gradoen donde las técnicas pedagógicas se han desenvuel-

to más y donde más eficazmente se han aplicado.En un grupo escolar moderno, la división de las cla-ses, los medios disponibles y la preocupación par una

formación completa del niño, mejor conocido yrmejortratado, puede lograr muy buenos resulterono todas las escuelas son grupos escolaresi -dispo-

nen de sus medios; carecen precisamente del "apa. %-3

rato" que en otros lugares sobra.

El problema mayor se da. al parecer en todos loa,países, en la llamada enseñanza media. Ocury..a-Aueyeste grado de enseñanza está hoy en una situaciónambigüedad. Por una parte, es preparación ui la

Universidad —y en este sentido sigue siendo "inter-media"—; pero por otra, se le reconoce un fin en símisma: preparar en general para la vida. No se hanlogrado hasta ahora conciliar los dos fines.

Pero el mayor problema lo plantea la masa esco-lar. Cuando el bachillerato español se instituyó, el-aefectivamente "medio" para acceder a los estudiossuperiores. Esto mismo limitaba el número de esco-lares. Esta limitación imponía ya una selección. Nose quiere decir que todos fueran buenos estudiantes,pero eran estudiantes cuyas familias tenían tradicióncultural o que vivían en un medio ya de suyo selec-cionador. Pero irrumpe la masa. Es hoy ideal no sólode las familias, sino también de los Estados, quetodo el mundo curse estudios medios, al menos elllamado "bachillerato elemental" en España. Ahorabien, el bachillerato de estilo tradicional no es parauna masa. Las materias estudiadas, por lo general,no despiertan interés; el modo de enseñarlas es fre-cuentemente inadecuado; las disciplinas por curso sonexcesivas, sin contar el frecuente desajuste entre lamadurez mental de los alumnos y los programas quese les imponen. Mas no se trata sólo de dificultadesparciales, sino que la dificultad es global. Parece quese necesitaría otra clase de estudios y una distintaorientación. Cómo se ha de lograr esto, creo que to-davía no lo hemos encontrado. Por eso el desajuste

persiste.Las frecuentes pruebas estimulan la preparación

unilateral, utilitaria. Por otra parte, no son garantíade selección. Después del examen de Grado Elemen-tal se encuentran en los cursos superiores alumnosque no se explica cómo han pasado la prueba, bienpor falta de capacidad o por falta de preparación.No se puede achacar a injusticias de los tribunales;

es el estilo mismo de la prueba y el apresuramientoque el número impone lo que hace inútil el rigor deltribunal. Sin ser completamente impersonales —enotros paises lo son mucho más—, nuestras pruebastienden ya a la impersonalidad, como consecuencia

de la masa de escolares.El profesorado de enseñanza media es hoy des-

igual. En las oposiciones a cátedras se viene exigien-do un nivel muy alto, para lo que después han de

hacer; un nivel que era adecuado en los tiempos enque el catedrático de Instituto era un pequeño pro-fesor de Universidad, para alumnos que en su ma-

yoría iban a cursar estudios universitarios. La masaescolar ha impuesto aquí también sus leyes: se nece-sitan muchos más profesores, pero no se ha aumen-tado la plantilla de catedráticos titulares desde hacemedio siglo. Se ha complementado con adjuntos, ti-tulares o interinos, encargados y ayudantes. La en-señanza privada, que absorbe la mayor parte de lapoblación escolar, tiene que utilizar un profesorado

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muy numeroso. Pero es difícil encontrar numerososprofesores bien preparados.

El problema es aún más dificil de resolver en laUniversidad. Aquí comienza a imperar la masa; den-tro de pocos años el problema del profesorado seráagobiante, pues es difícil formar rápidamente un pro-fesorado de nivel universitario. Las clases, no dividi-das, son muy numerosas en algunas universidades,sobre todo en los primeros cursos, y suele atenderlasun solo titular en muchos casos, ya que algunas dis-ciplinas no tienen adjunto propio. Parece difícil, noya que el Estado, pero ni siquiera la sociedad puedasubvenir a las necesidades planteadas por la mareacreciente de escolares en cuanto a profesorado, edi-fiClos y medios materiales. Por todas partes las pre-visiones están siendo desbordadas.

Si describo la situación española es porque nostoca más de cerca, pero hay también grandes difi-cultades en otros países. En algunos se refiere a laenseñanza primaria y en otros a la media. Es menosfrecuente en la universitaria, sin contar el caso es-pecial de las Universidades norteamericanas. Pero enéstas se expiden títulos de especialidades cerradas,que difícilmente pueden entrar en lo que se entiendepor formación universitaria.

De la "formación" se habla mucho por todas par-tes, pero la verdad es que la deshumanización quelos estudios y los exámenes implican no parece muyformativa. "Formar" a un hombre supone contar conlo que él es, con su temperamento y carácter, con susaptitudes y vocaciones y, sobre todo, contando conello, perfeccionarle en lo posible según un modeloideal, ya que la naturaleza humana no es perfecta,pero sí perfectible.

¡, Y dónde aparece este propósito en los saberes he-terogéneos y acumulativos, en la especialización ce-rrada o en las pruebas impersonales? Las criticas pe-simistas a que antes aludía, dicen que caminamoshacia una nueva barbarie. Esto es, que al hombreadornado de saberes superficiales le queda el almaintacta, no cultivada, y entonces, se mueve por im-pulsos primarios: el afán de riquezas, de placer o depoder. Y como desaparecen las jerarquías y los cri-terios valorativos, su voluntad es ley; voluntad queno puede llamarse así, pues no es apetito racional-mente dirigido, sino pura espontaneidad vital. Así, seune a la primariedad de los impulsos el arbitrarioquerer y de esta unión surge una acción que es purabarbarie.

Pero no hace falta llegar a este extremo. Aunqueno lleguemos, podemos preguntarnos si a esta racio-nalizada, planificada, técnica, impersonal y unifor-me organización de las enseñanzas se le puede se-guir llamando "educación".

EUGENIO FRUTOS CORTES.Catedrático de la Univer-

sidad de Zaragoza.

valor, ya que el niño a través de ella llega a auto-disciplinarse y a sentir la necesidad de los valorestrascendentales. La importancia cada día mayor quela educación musical está adquiriendo en la EscuelaPrimaria de casi todos los países, nos demuestra quela música es esencial en cualquier sistema educativo.

La educación musical es un campo con dos aspectosigualmente importantes: el musical y el pedagógico.Los objetivos generales y específicos de la educaciónmusical requieren una labor difícil y de amplios ho-rizontes. Es necesaria la coordinación de la músicay de la pedagogía para que la educación musical estépresente en la vida escolar del niño y muy especial-mente en la Escuela Primaria.

En la práctica se confunde el concepto de educa-ción musical con la enseñanza de cantos escolares.Esta formación puramente imitativa y externa alniño deja sin cultivar sus facultades musicales.

La escuela no debe limitarse a enseriar algunascanciones a sus alumnos, su papel es de mayor res-ponsabilidad. El niño ha de estar en condiciones, alacabar la Primaria, de leer y traducir gráficamentelos sonidos. Debe ser capaz también de crear sus pro-pias melodías y de cantar otras de dificultad propor-cionada a su corta edad.

Es necesario excluir la enseñanza pasiva (por oído)y conseguir que el niño "conozca" los signos gráficosde las notas y sepa escribir cualquier melodía escu-chada, a modo de dictado musical.

Para lograr estos fines es indispensable una ense-ñanza sistemática y cotidiana, basada en un métodode eficacia probada.

El ejercicio activo e inteligente de la música es lamejor preparación que puede darse a un niño paraenseñarle a estudiar, porque sin darse cuenta se acos-tumbra a armonizar su capacidad intelectual con susdemás facultades.

El primer obstáculo para capacitar los alumnos enla doble faceta interpretativa y creativa es la defi-ciente formación, en lo que a música se refiere, dela mayoría de los maestros y maestras. Como conse-cuencia, en muchísimas escuelas se confía la ense-ñanza de la música a profesionales de la misma, queaprendieron en los Conservatorios una técnica instru-mental y una teoría musical completa, pero que nor-malmente desconocen los rudimentos de la pedagogíay de la sicología infantil. La formación musical de losmaestros, ofreciéndoles una técnica pedagógico-musi-cal, es, a mi modo de ver, urgente. Es aquí que apa-rece la necesidad de elegir un método si realmentequeremos ser eficaces en nuestra labor musical.

Los métodos de enseñanza musical elemental sonmúltiples. Si personalmente me inclino por el mé-todo WARD, uno de los que han alcanzado mayordifusión, es por conocer los resultados que dicho mé-todo ha obtenido en las escuelas de los Estados Uni-dos, Canadá., Brasil, Francia, Bélgica, Holanda, Sui-za, Italia, España y Portugal.

Por otro lado, la especial atención que dicho mé-todo presta al repertorio gregoriano no puede dejar-nos indiferentes; para el educador católico la ense-ñanza del canto gregoriano ayuda en gran manera ala participación activa del niño en la liturgia. El ca-

La educación musicalen la escuela primaria

La música tiene una misión de vastas proyeccio-nes en la Escuela Primaria. Su enseñanza es de gran