editorial san martin - armas #13 la flota de alta mar japonesa

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  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    senr r 1

    t po de

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      a rmada lmwerial

    Cuando tras su aislamiento secular, el

    Japón empezó a armarse al estilo oc-

    cidental, encargó el proyecto y cons-

    trucción de sus barcos en Gran Bre-

    taña, donde también acudió en busca

    de instrucciones navales y, posterior-

    mente, aeronavales. El núcleo de la

    flota que venció a los rusos en el Mar

    Amarillo y en Tsushima, lo constituía

    una escuadra homogénea de acoraza-

    dos "predreadnought" construidos en

    Inglaterra.

    La llamada "revolución de los dread-

    nought" y la concentración del poder

    naval británico en aguas metropolita-

    nas, bajo la amenaza del creciente po-

    derío alemán, ofreció a los japoneses

    una espléndida oportunidal de incre-

    mentar su flota y alcanzar un vapel

    preponderante en los mares de Extre-

    mo Oriente. Lo primero que hicieron

    fue adoptar entusiásticamente la idea

    de los Cruceros de batalla, encargan-

    do a Vickers-Amstrong, de Inglaterra,

    el Kogo -versión perfeccion ada del

    Lion británico-, al que siguieron otros

    tres iguales, Hiei Kirishima y Haruma

    cuyas quillas, como las de todos los

    buques posteriores, fueron puestas en

    astilleros japoneses. Pero no se limi-

    taron a esto, a continuación pusieron

    en servicio los cuatro "superdread-

    nought" Fuso Yamaslziro Zse y Hyuga.

    gramas de construcción de buques. El

    objetivo de los Estados Unidos -que

    deseaban poseer una Flota sin paran-

    gón- fue de diez acorazados y seis

    cruceros de batalla. Los japoneses,

    por su parte, anunciaron su propósito

    de construir ocho acorazados y ocho

    cruceros de batalla. Por su parte, Gran

    Bretaña, obligada a defender su impe-

    rio y un comercio marítimo que se

    extendía por todo el mundo y que,

    además. dada su tradición de siglos

    de hegemonía, no podía verse fele-

    gada a un puesto secundario, no tuvo

    más remedio que embarcarse en aque-

    lla ruinosa carrera de armamentos.

    El desenlace de aquella situación fue

    la convocatoria de la Conferencia de

    Washington de 1921 para la limitación

    de armam entos . Los japoneses, cuya

    alianza con Inglaterra se había disuel-

    to bajo la presión de Norteamérica

    -aceptaron para los acorazado s una

    proporción de 5.5.3, entre las tres po-

    tencias, aceptando aquella inferioridad

    a cambio de ciertas compensaciones,

    como fueron, entre otra s, la de no

    construir nuevas bases navales ni for-

    tificar ningún lugar del Pacífico al

    Este del meridiano 110" E, excepto en

    el propio Japón, Hawai, Australia,

    Nueva Zelanda y las islas de la costa

    americana. Ello impidió que los nor-

    teamericanos fortificaran las Fili~inas

    No había terminado todavía la Pri-

    e instalaran en ellas la base priRcipai

    mera Guerr a Mundial cuan do ya en- de su flota asiática, dejándolas iner-

    traro n en colisión y competen cia las mes, a merced de la suerte, en caso

    ambiciones navales norteamericana y de conflicto americano-nipón. Los ja-

    japonesa. Es difícil decir quién pro- poneses estaban obligados por las mis-

    vocó a quién, pero el resultado fue el

    mas cláusulas a desmilitarizar las is-

    anuncio, en 1916, de unos enormes pro- las del Pacífico puestas b ajo su

    man-

    C

    ron

    de

    ter

    grai

    mis

    amc

    ratc

    l,.

    ui

    Y

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    de 1

    tn r

    en

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    ns

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    :t

    er

    do, pero l ir aument

    mente la tirantez de su

    orteamérica, en el

    1

    .as, rompieron secre

    -omisos y estableicl

    -S

    fortificadas.

    umpliendo lo pact

    la construcción de

    la clase Kaga y de

    )S de batalla previ

    ma naval, pero, ac

    ma cláusula que pe

    :rica const ruir el

    Le

    tga transformaron

    cruceros de batalla

    uando, el Amagi re

    iveriado en grada

    noto de 1923, lo su

    :abad0 Kaga.

    Las restricciones

    Washington y de la

    Londres de 1930 no

    por los japoneses, a p

    gada división de fuer

    ximos rivales americ

    Atlántico y el Pacífico

    tieron en sus reclamaci

    ncia de Londres ha

    :iosas concesiones,

    dad en submarinos

    a proporción en el

    -,tores y cruceros lig

    Insistiendo en su act i

    octubre de 1934 lo

    ninares de una nue

    S japoneses se apresu

    la paridad absoluta en

    tal. Al serles rehusada

    diciendo que denunciar

    do posterior al último

    Pero, hasta final de 193

    ron de los Dactos ante

    d

    que a acorazados y po

    fiere. siguieron some

    cláusula< Hasta 1937

    quillas de los enormes

    64.170 toneladas, Yam

    armados con nueve cañ

    gadas. Hasta entonces

    tado a modernizar tod

    dos, a partir del Kong

    les en "acorazados rá

    buque que en todas l

    bía sustituido ya a los

    dreadnought".

    Por lo que a cruceros

    el contrario, se saltaro

    el Tratado de Washingto

    a 10.000 toneladas el

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      La bandera rusa es nuestra enemiga.

    o or

    Saldremos a la mar esta misma noche.

    Con estas palabras concluía el conse-

    jo. El almirante y sus oficiales se hi-

    cieron una reverencia. Uno a uno se

    fueron hacia la puerta de la cámara.

    deteniéndose al pasar ante una bande:

    ja de madera blanca en la que repo-

    saba una daga y volviéndose para mi-

    rar a los ojos del almirante. Era el

    de febrero de 1904. El vicealmirante

    Heihachiro Topo. acababa de anunciar

    a sus subordiñados que la Armada ja-

    ponesa tendría el honor de ser la punta

    de lanza en la gran empresa nacional

    de eliminar la influencia rusa en los

    mares de Oriente..

    Era la más ioven de las marinas

    I modernas del mbndo.. y, en cierto mo-

    os

    acorazados de Togo abren fuego sobre

    la flota rusa el 10 de agosto de 1904

    do, era también la más antigua. La in-

    memorial tradición

    samurai

    simboliza-

    da en aquella daga de la bandeja,

    hacía de la Armada Imperial algo úni-

    co. Pero el Comandante en Jefe de la

    Flota de Combate, Heihachiro Togo, no

    se limitaba a encamar la tradición, si-

    no que había conseguido para la Ar-

    mada japonesa lo que Alfred von Tir-

    pitz había logrado para la Marina ale-

    mana al otro lado del mundo: crear

    la escuadra de combat

    ble sobre los mares, e

    su tamaño.

    Desde que los buqu

    i

    comodoro Perry, de la

    Estados Unidos, visitar

    1853-54, no habían cesad

    externas -co rte ses per

    que aceptara las realida

    moderno y pusiera fin a

    lamiento voluntario. Pe

    quicio de su puerta lo

    nían la muestra de lo

    ocurrir si aceptaban s

    apertura: la descarada e

    las potencias europeas

    China imperial. En aqu

    pón no tenía Gobierno

    rina, ni Ejército. Las po

    litares que tenía estaba

    facciones rivales repre

    Corte Imperial decade

    nato Tokugawa (que si

    var su hegemonía no t

    dio que defenderla co

    los clanes poderosos. P

    mayores sorpresas le la

    partiendo de una situac

    caótica, el Japón no sig

    de China. Por el contra

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    a mayores empresas. Ascendió a capi-

    tán de navío en 1890 y con ello se le

    abrían las puertas del Almirantazgo.

    En aquella época ya se había resuel-

    to el problema más acuciante de la

    Restauración Meiji : la seguridad in-

    terna. Pero la seguridad exterior, que

    seguía sin solución, exigía del Japón al-

    go más que el simple dominio de los

    mares que bañan el archipiélago. Era

    preciso garatizar la influencia japone-

    sa en la mayor extensión posible del

    conti nente asiático: Corea, Manchuria

    y China. Así las cosas, la guerra con

    China era inevitable.

    Fue en esta guerra chino-japonesa de

    1894-95, donde se estrenó el método pa-

    ra ro mper las hostilidades que los ja-

    poneses han utilizado invariablemen-

    te en el siglo

    XX

    atacar la flota ene-

    miga antes de la declaración de guerra.

    Tres cruceros, al mando del contraal-

    mirante Tsuboi, salieron a la mar para

    interceptar unos transportes que se di-

    rigían a China; uno de los cruceros,

    El fin del aislamiento jap

    comodoro norteamericano,

    comisarios imperiales.

    el

    Naniwa

    mandado por

    tió en seguida en el fr

    no le bastó hundir la

    Kwang-Yi

    y averiar grav

    cero protegido

    Tui-Yuen

    tuvo en un tris de prov

    incidente internacional a

    sobre el barco mercante

    hing

    fletado por el G

    cuando trataba de acerc

    ta de Corea abarrotado

    chinos. El

    Kowshing

    se

    los oficiales ingleses fu

    como es debido y los p

    chinos amertallados en e

    Togo logró salir con su

    tacta de este turbio asun

    cha vociferación de leg

    cionales, en tonos muy

    opinión general reconoc

    mandante japonés no se

    mitado. Todavía al mand

    Togo fue aumentando s

    mo comandante puntero

    Uno de los

    buques

    negros

    de

    Perry, di-

    bujado por

    un

    artista japonés.

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    responsable de que la Flota estuviera

    perfectamente a punto cuando la gue

    rra llegara.

    Togo desempeñó su misión con gran

    éxito aunqu e hay que reconocer que

    su tarea no fue tan difícil como la del

    inglés Fisher o la del alemán von Tir-

    pitz. Togo no le fue necesario im-

    ponerse a una casta de oficiales orgu-

    llosos y anquilosados que evitaban los

    ejercicios por no manchar las pintu-

    ras ni se vio obligado a man tener en

    servicio buques heterogéneos y de po-

    co valor militar viejos cruceros y pom-

    posos cañoneros imprescindible s en

    los apostaderos de ultramar. Todas las

    propuestas de Togo eran apoyadas in-

    condicionalmente por los técnicos na-

    vales encargados de proporcionar a la

    Flota de batalla el material más mo-

    derno y eficaz que hubiera en el

    mqr-

    cado.

    Y

    como compradores eran ver-

    daderamente hábiles. Los buques japo-

    neses que en

    1904

    se enfrentaron a la

    Flota rusa en Oriente era lo mejor

    que podía adquirirse con dinero ... co-

    razas Krupp y cañones

    y

    máquinas

    inglesas fueron la norma aunque otros

    aparatos y accesorios se compraran

    Izquierda: Vívido grabad

    japonesa de

    1894-95

    en

    indefehsos en el agua.

    nombre durante la guerr

    sado por los japoneses.

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    El

    Hatsuse,

    construido p r Vickers hun-

    bour . En efecto, el 8 de febrero, los

    dido en 19 4 por una mina.

    japoneses realizaron un ataque naval

    por sorpresa contra la base principal

    rusa de Puerto Arturo. Realmente los

    también en otros países. En lo que a

    la artillería y municiones se refiere,

    los japoneses fueron extraordinaria-

    mente perspicaces, proporcionándoles

    una formidable potencia de fuego su

    adopción del

    shimose

    -devastador ex-

    plosivo- para los proyectiles de la

    Flota.

    Da escalofríos pensar que, en 1904

    -bastante antes de las drásticas me-

    didas de Jacky Fisher par a reformar

    la Roya1 NavyW- las escuadras de

    Togo habrían pulverizado a cualquier

    fuerza inglesa similar. En lo que a la

    artillería se refiere, en particular, los

    japoneses iban muy por de lante de

    los británicos y, en general, también

    se distinguían por su inteligente apli-

    cación de innovaciones técnicas. Y los

    hechos se encargaron de demostrar

    que esta afirmación no era una aven-

    t~iradahipótesis.

    daños causados en este ataque no tie-

    nen comparación con los sufridos por

    los norteamericanos en diciembre de

    1941. Contra Puerto Arturo, Togo envió

    sus torpederos que debían atacar a los

    buques fondeados en la rada, apoya-

    dos por dos acorazados y un crucero

    que, además, deberían hundirse en la

    boca del puerto, para cerrarla. Poste-

    riormente, el día 9 a las 11,00, Togo se

    aproximó con el grueso de su escuadra

    para bombardear a los buques rusos

    que se habían salvado: cinc o acoraza-

    dos, cinco cruceros, dos cañoneros-tor-

    pederos, dos minadores y veinticinco

    destructores.

    La Flota japonesa había alcanzado,

    antes de romperse las hostilidades, los

    efectivos de seis acorazados, seis cru-

    ceros acorazados, diecinueve destructo-

    res y dieciséis torpederos. Además, vi-

    niendo desde Europa por la larga de-

    rrota de Oriente. se acercaban los cru-

    La inevitable guerra ruso-japonesa ceros acorazados

    Nish in

    y

    Kasuga

    se

    inició con lo que luego se ha venido cons truidos en los astilleros italianos

    llamando los planos de Pearl Har- de Ansaldo para la Repúbica Argen-

    tina comprados a é

    pón (negocio típico inte

    secuencia de la manía a

    época anterior a 1914).

    Togo estaba izada en el

    kasa. Pero con todo el

    deo del día 9 no caus

    los rusos a pesar le es

    ridad numérica ence

    trampa. Los barcos ruso

    yados por las baterías d

    se vio obligado a retira

    todo, podía estar satisfe

    había comenzado como

    pón: con la Flota enemi

    en Puerto Arturo, las r

    abiertas a los transpo

    japonesas que se dirig

    ria meridional y a Corea

    Con ello, los japonese

    tierra el cerco de Pue

    por mar con el bloqu

    ciándose una larga cam

    gaste que tenía por fin

    sistencia rusa y ocupar

    Todo aquel año se tar

    dicho objetivo y, entre t

    submarinas produjeron

    das en las dos escuadra

    ve para los rusos

    fue

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    El acorazado ruso Tsarevitch capitana de

    Vitjeft desmantelado por los proyectiles

    japoneses pero que aun

    pudo refu-

    giarse en puerto.

    vergüenza arriesgar al albur de un ata-

    que torpedero, su igualdad numérica

    y

    aumentar con ello las recientes pel-

    didas. Así las cosas, las dos escuadras

    estuvieron dos horas cañoneándose a

    gran distancia, midiendo sus fuerzas,

    hasta que a las 18,37, una salva de

    proyectiles de chimose de

    12

    pulgadas

    alcanzó al Tsarevi tch capitana de Vit-

    jeft, que murió al quedar destrozado

    el puente y la torre de combate. El

    maltrecho Tsarevi tch quedó sin gobier-

    no con el timón atorado todo a estri-

    bor, no pudiendo evitar salirse de la

    línea.

    Al

    morir el almirante faltar el

    guía, la línea rusa cayó en la confu-

    sión y cundió el desórden, Togo qui-

    so aprovecharlo para acercarse y re-

    matarla, pero un valeroso ataque tor-

    pedero ruso le contuvo y permitió a

    sus enemigos dispersarse a cubierto

    dc

    la noche.

    El Tsarev i t ch

    cuatro destructores y

    dos cruceros alcanzaron los puertos

    neutrales de Kiaochow, Shangai y Sai-

    gón, donde quedaron internados hasta

    el final de la guerra. A Puerto Arturo

    regresaron cinco acorazados averiados,

    un crucero y tres destructores. Tres

    cruceros acorazados de la escuadra de

    Vladivostok, que habían realizado una

    salida de aquel puerto para apoyar el

    intento de romper el bloqueo de Vit-

    jeft, fueron interceptados cuando na-

    vegaban al Sur y rechazados hacia su

    base, con la pérdida de uno de ellos.

    Finalmente, el crucero

    Novik

    que tra-

    taba de alcanzar Vladisvostok, rodean-

    do el Japón, fue alcanzado

    v

    hundido

    frente a Shakalin el día

    21

    Aquello

    era el final de la campaña naval de

    Puerto Arturo. El 2 de enero cayó en

    manos de las tropas japonesas, que

    pudieron contemplar un puerto lleno

    de naufragios y derrelictos, presen-

    tando un aspecto como el de Narvik

    en mayo de 1940. A costa de dos aco-

    razados, dos cruceros protegidos, dos

    Grabado algo denigrante publicado en Im

    glaterra. que muestra la salida de la Flota

    del Báltico para el viaje hacia su destruc-

    ción.

    destructores y cuatro t

    Flota japonesa había in

    rusos la pérdida de sie

    dos cruceros y treinta

    más, entre minadores, d

    torpederos. Era un éxito

    nante.

    Pero no se ponía fin

    rra.

    A

    los rusos les que

    aparentemente formidab

    acorazados, dos crucero

    siete destructores y nu

    de la Flota del Báltico.

    lir a la mar el

    5

    de oc

    bajo el mando del alm

    vensky, sufrió un estrue

    en el Mar del Norte, al

    pederos japoneses a u

    bous ingleses. Cundió

    abrió el fuego sobre los

    rusos continuaron su

    guidos por las burlas de

    glesa; unas a presuradas

    oportuna indemnización

    peligrosa crisis entre In

    sia, pero todo aquel em

    to no dejaba de ser un

    rio. Rodjesvensky envió

    ligeros por el Canal de

    él daba la vuelta al C

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    La flota de batalla de Togo se hace a

    gó a Rodjesvensky un tercer refuer-

    mar desde su fondeadero de la bahía de zo un poquito más moderno, pero S&

    Mesampo para ir a interceptar a la Flota

    lo un poquito: dos cruceros, dos des-

    del Báltico en el estrecho de Tsushirna.

    tructores y tres cruceros auxiliares. En

    icaumen,

    en lugar de llegar con una

    escuadra

    que, por razón del número,

    Esperanza con 10s acorazados, reunién-

    pudiera enfrentarse con cierta probali-

    dose todos en la rada de Nossi Be, en

    lidades de éxito con

    Toga,

    en una ac-

    iviadagascar, el

    9

    de enero de 1905.

    ción de poder a poder, a Rodjesvensky

    Si Rodjesvensky no hubiera recibido

    le ata ron de pies manos con una

    más barcos , es posible que hubiera caótica Armada que carecía de toda

    conseguido convertir su disparatada cohesión. Eran muy Pocos 10s barcos

    Flota en una fuerza de combate razo- bajo su mando que hubieran navegado

    nablemente eficaz, antes de terminar

    algu na vez juntos que hubieran dis-

    la larga travesía hasta aguas japone-

    parado antes un tiro.

    a s

    Pero el Almirantazgo ruso no opi-

    La siguienre recalada de la escuadra

    naba así. Creyendo efl la eficacia del de Rodjesvensky, de spués de Nossi

    i:úmero, enviaron al contraalmira nte Be, fue la bahía de Kamranh, en Indo-

    ücbo gatof , que se oponía a ello, a in- china. Llegó el 13 de abr il y tuvo que

    corpora rse a la Flota en Extremo Orien- espera r un mes inactiva esperando a

    te, con una escuadra que, caritativa- Nebogatof. Hasta el 14 de mavo no

    mente, podría calificarse de entorpeci-

    emprendió la Flota la última etapa de

    miento. Se trataba de un acorazado, un su travesía, que la llevaría a enfren-

    crucero acorazado, tres guardacostas y

    tarse con Togo en el estrecho de Tsu-

    cicte buques auxiliares, viejos y anti- hima, ante s de alcanzar el Mar del

    cuados, útiles sólo par a instrucción. Japón.

    Los comandantes de tales monstruos,

    El plan de Togo no podía ser más

    no se hacían la menor ilusión sobre su simple: concentrar en el Estrecho de

    valor militar, y los llamaban plan- Tsushima todo cuant o buque de gue-

    chas , zuecos , desechos de tienta y rra estuviera disponible y esperar a

    se hunden solos . En Nossi Be, le lle- la Flota rusa. Un cru cer o ligero y tres

    destructores nuevos era

    se había incorporado de

    las operaciones del año

    ello el total de buques

    de ocho acorazados, die

    ligeros, veintiún destru

    cincuenta y siete torped

    tente su inferioridad num

    era la cantidad lo que c

    llo no era ni tan siqui

    enfrentamiento del ágil

    hombre pequeño contra

    sado gigantón, sino el d

    ble y enérgico guerrero

    tamaño, pero ansioso de

    el polvo a un decrépito

    desmoralizado gigantón.

    En la madrugada del

    1905, a las 05,05, la F

    avistada por la cortina d

    geros de Togo, arrumb

    Norte (Los rusos, tambié

    presencia de los japone

    interceptado sus mensaje

    noche del 25, y Rodjesv

    duda alguna sobre la i

    choque). Togo estaba fo

    bahía de Mesampo, en l

    na al recibir la noticia

    y

    cia, envió el siguiente m

    kio: Acabo de recibir

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    12/83

    La dotación de una torre de artillería del

    acorazado ruso lmperator Alexander

    I I I

    hundido e n Tsushima.

    Fue entonces, a las 13,55, cuando on-

    deó en la verga del Mikasa la señal

    que para los japoneses ha tenido el

    valor histórico y decisivo del Inglate-

    rra espera .. de Nelson, en Trafalgar:

    La su erte del Im perio depende de es-

    ta acción. Que cada uno haga todo lo

    que pueda. Togo cayó súbitam ente a

    babor, hacia el Este, como si quisie-

    ra cruzar la T a los rusos y se lan-

    zó sobre el acorazado de cabeza en

    la Iínea ru sa; eran las 14,05. Las dos

    flotas se acercaban rápidamente a rum-

    bos convergentes y? de nuevo, los ru-

    sos fueron los primeros en abrir el

    fuego desde el Suvarof capitana de

    Rodjesvensky, a las 14,08. Togo, en

    cambio, contuvo el suyo. Las torres del

    Mikasa no abrieron deliberadamente el

    fuego hasta no haberse reducido la

    distancia a 6.650 yardas, poco más o

    menos y, acto seguido empezó el me-

    tódico martille0 mortífero que causó

    el caos y la runia de la Flota de Rod-

    j esvensky.

    Los rusos consiguieron devolver al-

    gunos golpes, pero no bastaron para

    inquietar a los japoneses ni, desde

    luego, hacer que la balanza se inclina-

    ra a su favor. Casi al comienzo del

    duelo artillero alcanzaron al Mikasa

    con dos impactos de 12 pulgadas y

    otros dos de seis pulgadas que le cau-

    saron cincuenta y cuatro bajas, pero

    no fueron suficientes pa ra -averiarle

    seriamente. También en la cola de la

    línea japonesa, un tiro de suerte ruso

    dio en el aparato de gobierno de uno

    de los acorazados, obligándole a sa-

    lir de formación. Pero, en conjunto, los

    rusos no podían parar aquel abruma-

    dor diluvio de mortíferos proyectiles

    de

    chimose

    japoneses que iban tritu-

    rando su Flota de modo sistemático e

    inexorable. A las 15,00, el Suvarof ya

    rio era más que una ru

    sin gobierno y con Rodj

    cle combate, herido en

    co después, el Osíyabya

    como una cesta, fue alca

    granizada de proyectile

    cn la Iínea de flotación

    lo hizo zozobrar y lo

    siendo el primer buque

    historia hundido por la

    bo un oficial ruso, por

    no lo pudo resistir. Sus

    ron: Lo que chocaba

    dos del barco y caía s

    más parecían minas q

    normales. Estallaban al

    quier cosa... al rozar co

    pedimento que hallaran

    toria.

    El Alejandro qued

    guía de la línea rusa y

    te trató de deslizarse po

    cola de la línea de Togo.

    barató sus intenciones

    rumbo y obligando a lo

    hacia el Sudeste. De e

    barcos de Togo obligar

    nentes de la otra línea

    rumbo paralelo al suyo

    portando su tiro preciso

    Durante un rato el Aleja

    que salir de formación

    dole el

    Borodino

    como g

    causó confusión, la líne

    gó y empezó a describir

    dedor de los restos ince

    capitana de Rodjesvens

    inconsciente a causa de

    cabeza, arrió la insignia

    cedió el mando a Nebo

    unas vagas instruccione

    cesidad de alcanzar Vla

    Pero antes de que Ne

    ra podido hacerse plenam

    la situación, transcurrie

    ras y durante las cuales

    tuvieron quién los man

    se sabe, en la guerra

    cuadra sin comandante

    en seguida, si no cuenta

    da cadena de mandos

    que sepan matenerla un

    Esto era, precisamen

    tuvieron los rusos en T

    pudo concentrar sucesiv

    go de sus acorazados so

    uno a uno. Primero, co

    dro

    I I I que zozobró po

    las 18,OO; luego, sobre

    alcanzado en un pañol

    de 12 pugadas, que voló

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    13/83

    rica, ei ala ae sepriem

    mouth, New Hampshire

    dos. Por ella, se recono

    nía japonesa en Corea,

    cibía, además, la mitad

    la isla de Shakhalin. S

    zado todos y cada uno

    d

    fundamentales por los q

    dio antes, se había ido

    gran parte de ello hab

    cérselo a la Marina de G

    Tushima se hizo leg

    palabras del almirante

    comentando las pérdid

    1941 por la Roya1 Na

    Se tarda tres años e

    barco nuevo, pero cue

    formar una tradición.

    batido todos los record

    formar una tradición

    había conseguido en só

    victoria de Tushima d

    en 1905 la Armada Im

    era una de las marina

    bles del mundo y, lo

    una importancia inconm

    Le mayor, había propo

    pón un Nelson y un Tra

    honrados en el futuro.

    Yokohama cubierta de banderas

    y

    ernpa

    internado en el Estrecho de Tsushima

    vesada en honor de la v ic to ria d e D u o

    el día 27, la Flota japonesa habia hun-

    hima.

    dido o apresado veintisiete al mediodía

    del 28. Otros siete buques se refugia-

    ron en puertos neutrales; un crucero

    al

    Bismarck

    durante su última noche a Y dos destructores lograron llegar a

    flote, en mayo de 1941. Desafiando la Vladivostok

    Y

    un buque hospital que

    mar gruesa y los grandes cañones m-

    había sido apresado por los japoneses,

    sos que trataban de mantenerlos a

    fue liberado a toda prisa. En compara-

    raya, los torpedistas japoneses hundie-

    ción, las pérdidas de Togo fueron ri-

    ,

    ron dos acorazados -1 Si.ysoi Veliki dículas: tres torpederos hundidos y

    y el Navayino- y averiaron tan gra- otros buques con averías de diversa

    vemente a o tro s dos -1 Monomakh

    y

    importancia. En cuanto a pérdidas hu-

    el Nakhimov- que, a l a mañana si- manas, el peso también cayó del mis-

    guiente, hubieron de ser hundidos por mo lado. Los ru sos tuvieron 4.380

    sus propias dotaciones.

    muertos, 5.917 prisioneros y 1.862 in-

    Al amanece r del 28, Togo su Ro ta tern ados (No hay datos en cuanto a

    se dispusieron a coron ar su victoria. heridos). En cambio, las pérdidas iapo-

    No tardaron mucho en ello. A las 10,30, nesas no Pasaron d e 117 muertos

    los acorazados y cruceros japoneses 583 heridos.

    habían rodeado a los últimos barcos Tsushima hizo que todo Japón enlo-

    de Nebogatof que se rindió para no au- queciera,

    y

    con toda la razón. En mar-

    mentar inútilmente la pérdida de vidas. zo anterior, la victoria del general Nogi

    .

    Horas más tarde, el mismo día, a las en Mukden, había remachado la des-

    16,50, se remataba el triunfo japonés

    trucción del ejército ruso de Manchu-

    con la captura del casi inconsciente ria. Ahora, Togo había desbaratado en

    Rodjesvensky, que fue encontrado a Tsushima las últimas esperanzas ru-

    bordo del destructor Biedovy. La vic- sas de ganar la guerra mediante una

    toria era total: de los treinta y ocho

    victoria en el mar. La paz se firmó en

    buques de guerra rusos que se habían

    seguida, por intervención de Norteamé-

    ~

    -

    --

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    14/83

    Al otr o lado del mundo, s e produjeron

    en los años siguientes a Tsushima dos

    hechos decisivos: el alba de la era de

    los dreadnaughts y la car rera anglo-

    alemana de construcciones navales. Es-

    te último fenómeno ha eclipsado casi

    siempre el hecho de que, mucho antes

    de 1916 -año de la botadura del HMS

    Dreadnought de Jacky Fisher-, en

    Japón había sucedido algo muy nota-

    ble. Según la única tradición que po-

    seían de expansión naval -experimen-

    tarlo todo, mientras fuera moderno, y

    desechar la leña vieja , tanto mate-

    rial como mental- los japoneses ha-

    bían construido su propio dread-

    nought mucho antes de que la idea

    fuese aceptada por las demás poten-

    cias navales.

    El ingeniero naval italiano, general

    Vittorio Cuniberti, fue el gran sacer-

    dote del credo dreadnought que

    enunció en unos artículos publicados

    en 1902 y 1903, abogando por unos bu-

    ques q ue sólo tuvieran cañones de gran

    calibre, gruesa coraza y gran veloci-

    Artillería moderna para la flota de bata

    dad. Las primeras reacciones en Euro-

    Ila japonesa: los cañones del acorazada

    pa y América fueron de lo más varia-

    do, desde la franca curiosidad hasta

    iin marcado escepticismo

    ccr caso, calificando la

    c.iencia ficción. En Japó

    n

    idea prendió en seguid

    ses antes de Tsushima

    1005

    se puso la quilla d

    (lo proyectado según las

    herti, en el Arsenal de Ku

    Era el

    Aki

    barco que n

    en el suministro de sus

    pos, por lo que su cons

    seis años (Su gemelo el

    entregado un año an tes)

    cl Aki no era ciertamen

    nought clásico, sino un

    híbrido, debido a las m

    ficultades en la obtenci

    mento. Pero aún así, es

    su proyecto original era

    rio: 16 cañones de 12 p

    nudos de velocidad (sólo

    alcanzaba los requisitos

    tuvo una cintura de nuev

    espesor en lugar de las

    Pero incluso su armame

    piezas de 12 pulgadas y

    gadas, que sustituyó al

    proyecto, fue uno de lo

    dables en el. mundo de

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    15/83

    El Kongo, el crucero de batalla más poten-

    te del mundo antes de la aparición del

    in

    glés

    Hood,

    lo que fue muy embarazoso

    para e l ingeniero inglés que proyectó el

    primero.

    hasta la entrada en servicio en 1920

    del H o o d inglés, fue el barco de guerra

    más poderoso del mundo.

    Consicuie-

    ron meter en el

    K o n g o

    ocho cañones de

    14 pulgadas, calibre que superaba a

    los usado: en cualquier otra

    marina. Se proregia con una cintura

    acorazada de 10 pulgadas y podía dar

    27 nudos. Aquellas características po-

    nían en una situación embarazosísima

    al inglés que lo construyo. Ningún cru-

    cero británico existente, en construc-

    ción o en proyecto, alcanzaba las ca-

    racterísticas del

    K o n g o

    y hubo que lan-

    zarse a construir los Lion a toda prisa,

    para cerrar la brecha a toda costa. La

    verdad es que un barco como el

    K o n g o debería haber hecho que se

    abandonara la idea de los cruceros de

    batalla antes de que llegara a ver la

    luz los acorazados rápidos de 15 pul-

    gadas Queen El izabeth. Pero, en cuan-

    to estuvieron listos los planos gene-

    rales del Kongo los astilleros japone-

    ses se pusieron en actividad

    y

    botaron

    tres barcos gemelos: Hie i (1912), Ha-

    r una y Kir ishima (1913). El Kongo en-

    tró en servicio en julio de 1913, el Hie i

    en 1914 y los

    Har una

    y

    Kir ishima

    en

    1915. Al ent rar en servicio en la Ar-

    mada Imperial japonesa, los cruce-

    ros tipo Kongo constituyeron por sí

    solos una potente escuadra de com-

    bate.

    P h v r v

    .

    erá suficiente la

    modernísima cruceros de ba-

    talla K o n g o y, a roaa prisa, se hicie-

    ron planes de construcción de nuevos

    acorazados. Los dos primeros fueron

    el

    Fuso

    y el

    Y a m a s h i r o

    con doce ca-

    ñones de 14 pulgadas, cintura acoraza-

    da de 12 pulgadas de espesor y veloci-

    dad máxima de veinticuatro nudos.

    A

    continuación vinieron los

    Hyuga

    e

    Zse

    cuyas quillas se pusieron durante la

    Primera Guerra Mundial. Se trataba

    de dos buques tipo F us o perfecciona-

    do, con la misma artillería y coraza,

    pero con un nudo más de velocidad.

    Por fin, vinieron los formidables Na-

    ga to y Muts u que al hacer su aparición

    en los mares, con ocho cañones de 16

    pulgadas (calibre nunca visto a flote

    en aquel entonces), cintura acorazada

    de 13 pulgadas y veinticinco nudos de

    andar, causaron una sensación tan

    grande como la que en su momento

    habían producido los Kongo . Eran el

    non plus ultra de los buques de com-

    bate y con ellos demostraban de nue-

    vo los japoneses estar por delante de

    todo el mundo en el pr

    truccion ae Duques ae g

    En la década 1910-1920

    dió la construcción de

    tía convertirse en la flo

    mayor del mundo. En la

    cional, el Japón estaba p

    sometido a ser país dom

    tró en la Primera Guer

    el bando aliado, no fue p

    tra los Imperios Central

    vio el cielo abierto en el

    le permitía apropiarse

    alemanes de China y del

    nes de 1914 ya se había

    Tsingtao y se había estab

    do general en la provi

    Shantung, una vez acep

    ción de las guarniciones

    allá se encontraban. Po

    también tenía en su pod

    bases alemanas de las

    Marshall y las Carolina

    Pacífico Central. El ve

    de las ambiciones japon

    en enero de 1915, por

    ministro de Asuntos Ex

    al obligar a China a ace

    sas 21 demandas , qu

    más ni menos que la a

    mal del monopolio japo

    fluencia extranjera sobre

    llas 21 demandas fuer

    ra la buena voluntad int

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    16/83

    Arriba: Los cuatro Kongo. una pequeña escuadra de batalla en si mismos posan para

    el fotógrafo. De delante a atrás: Kongo Haruna Kirishima y Hiei. Abajo:

    l

    irnpresio-

    nante Mutsu. con ocho cañones de

    6

    pulgadas que en su día fue el non plus ultra

    en ingeniería naval.

    Arriba: El Mutsu hace un

    de batalla continúa aume

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    17/83

    iiilentaba evitar la acele

    iiiicva carrera de armam

    El acuerdo de Washing

    clue el Tratado de Versa

    cwsido de un cúmulo de

    ciales. Japón se retiró d

    cambio de un comprom

    lo que garantizara el st

    I'acífico (un buen neg

    .lapón, porque así Inglat

    Unidos no construirían

    des bases navales en

    Manila). Otros dos com

    lcrentes a China y firma

    países fueron la típica

    euforia de la Sociedad d

    los primeros años de la d

    sc trataba de dar garantí

    la integridad territorial

    independencia de todo

    ,jero, sin que se d ijera

    I~ ra obre disposiciones

    garantizaran dichos idea

    nia el tratado naval, qu

    crucial de la conferenc

    frenó eficazmente la co

    acorazados por un per

    años, pero también fue

    Japón. Los gobernantes

    bían muy bien que nunc

    nerse a la altura de Ing

    dos Unidos en una carre

    ciones navales. La prop

    acordada era como proc

    cionalmente que el Japó

    niendo la tercera flota d

    glaterra y Estados Unido

    recho a 525.000 tonela

    Japón a 315.000 y Fran

    175.000.

    El

    Nagato

    y el

    Mutsu

    mos acorazados terminad

    poneses, escaparon al h

    tado de Washington, p

    resto. Los astilleros japo

    trabajando a toda presió

    cioso programa 8-8 ,

    crear una flota de comb

    ma magnitud q ue la d

    Unidos. Se habían botad

    acorazados: el Kaga y

    tipo

    Nagato

    perfeccion

    en grada otros cuatro c

    talla, con un armamento

    visto de diez cañones d

    y

    velocidad máxima de

    Amagi , Akagi , Atago

    y

    bían acopiado materiale

    Arriba: lprimer ~ortsviones l diminuto Hosho. Centro: ~ primero de losportaviones

    nuevos acorazados rápid

    pesados

    el

    Kaga. Abajo: El Yubari.

    cuales tenían ya nombr

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    18/83

      l

    ministro de Marina japonés almirante

    Takarabe cuya acción fue frustrada en la

    Conferencia de Desarme Naval de Lon-

    dres en abril

    de 1930

    construcción japoneses, como el del

    Yu bar i , realizado por el almirante Hi-

    raga, que consiguió meter los cañones

    correspondientes a un crucero le 5.000

    toneladas en un casco que desplazaba

    la mitad. El Yu bar i

    se botó en mayo

    de 1923 y proporcionó valiosísimas lec-

    ciones sobre aquel concepto de casca-

    rones armados con mandarrias , que,

    más tarde, se aplicaron a buques ma-

    yores. También a resultas del Tratado

    fue reducida a la mitad la serie de

    cruceros tipo

    Sendai,

    anulándose el pe-

    dido de tres de los seis encargados,

    pero los tres restantes,

    Sendai, Jintsu

    y

    Naka,

    fueron terminados antes de

    dos años.

    El fecundo cerebro del almirante

    Hiraga, nrodujo entonces los primeros

    modernos cruceros pesados japoneses

    los

    Furutaka

    y

    Kako,

    con artillería

    principal de 7,9 pulgadas, botados en

    1925. Fueron seguidos aquel mismo

    año por los

    Aoba

    y

    Kinugasa,

    cuyos

    cañones eran más pesados 8 pulga-

    das-. Más adelante, en 1927-28, apare-

    cieron los diez primeros cruceros pe-

    sados de 10.000 toneladas tipo

    Myoko,

    con diez cañones de 8 pulgadas lu-

    4,7); los

    Mutsuky

    (doce unidades con

    cua tro 4,7), y, fina lmente , 10s soberbios

    Fubuki

    (veinte buques en total), Losi

    barcos del tipo

    Fubuki

    establecieron la

    norma para todos los destructores ja-,

    poneses posteriores; montaban seis

    cañones de pulgadas y nueve tub os/

    lanzatorpedos de 24 pulgadas, preferi-'

    dos por los japoneses, que en aquel1

    tiempo lanzaban todavía torpedos de

    aire comprimido, pero que fueron sus-

    tituidos en 1930 por los del tipo 93 ,

    de propulsión por oxígeno, que fueron

    conocidos por

    long lance

    y demos-

    traron ser los mejores torpedos que

    han existido, causando la más desagra-

    dable de las sorpresas a los aliados

    cuando el Japón los us6 al entrar en

    guerra en diciembre de 1941.

    El gobierno del J a ~ ó n ue cayendo,

    cada vez más, en manos de los altos

    jefes del Ejército Imperial a partir de

    1930. Fue entonces cuando el país em-

    pezó a caminar hacia el abismo, inau.

    gurando el período histórico que des-

    pués se ha llamado

    kurai tanima:

    valle

    oscuro. Se había iniciado la larga mar-

    cha hacia Pearl Harbour.

    El horizonte empezó a ensombrecer-

    se en la Conferencia de Desarme Naval

    Naval de Londres, en 1930, donde el mi-

    nistro de Marina, almirante Takeshi

    Takaraba, actuaba como representan-

    te japonés. Fue una negociación tiran-

    que la espada, de momento, la espada

    período. En el moment

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    19/83

    te y agria en la Q ue el Japón no pudo

    obtener lo que quería. No fue, como

    anteriormente, la proporción de acora-

    zados el foco de tensiones v desacuer-

    dos, sino los submarinos. Japón pre-

    tendía poseer 78.000 toneladas de su-

    mergibles y no las consiguió. El acuer-

    do de la Conferencia fijó un máximo

    permitido de 52.700 toneladas para In-

    glaterra, Estados Unidos y Japón, pero

    aquella paridad no era suficiente para

    los planes japoneses de defensa vi-

    gentes.

    La nueva Flota Combinada se había

    concebido como arma defensiva. La

    estrategia japonesa, en caso de guerra

    con su rival más peligroso en el Pací-

    fico -los Estados Unidos- estaba ba-

    sada en la idea de esperar que la Flo-

    ta del Pacífico de los Estados Unidos

    viniera hacia la Flota Combinada para

    ir desangrándola en el trayecto median-

    te los ataques de submarinos de gran

    radio de acción y lograr que, cuando

    llegara al contacto en el momento y

    lugar elegidos por la Flota Combinada,

    haber reducido su potencia de modo

    que los acorazados japoneses pudieran

    aceptar el combate en igualdad de con-

    diciones. Para una estrategia de esta

    clase, no era suficiente la paridad en

    submarinos y al ser conocidas en To-

    kio las noticias del acuerdo, se produjo

    gran indignación en el Estado Mayor

    clc la Armada japonesa.

    Tras la ratificación formal del Tra-

    tado, en octubre de 1930, hubo un pe-

    ríodo de violenta confusión en el rue-

    do político japonés, al que se lanzaron

    el Ejército y la Marina en defensa de

    sus intereses, contra lo que considera-

    ban traición de los volíticos. La conse-

    cuencia inmediata fue la irreparable

    agresión de Kwantung. en Manchuria

    meridional, que co mp~ óme tió l Japón

    a una intervención en gran escala en

    Manchuria. Después del incidente de

    Mukden , el 19 de septiembre de 1931,

    el Ejército de Kwantung invadió Man-

    churia proclamó la independencia

    del nuevo estado títere de Manchukuo,

    en febrero de 1932. Era la mayor pro-

    vocación que se había lanzado hasta

    entonces a la Sociedad de Naciones

    que, como siempre, se limitó a apro-

    bar las consabidas mociones de censu-

    ra cont ra la agresión japonesa. Pero,

    como dice Leonard Wibberley en su

    libro The Mouse that Roared, aunque

    la pluma sea, a la larga, más temible

    habla más alto y más fuerte que la

    pluma. Japón se reti ró de la Socie-

    oueños, los Shoho, Zuiho, Taiyo, Chuyo

    de cruceros pesados, los Takao, Tone

    Mogami, con lo que la Flota Combina-

    da tuvo ya diez cruceros nuevos con

    bour, la Flota Combinad

    en potencia aeronaval.

    en el empleo de avio

    ataque, desde portavion

    dido adiestramiento de

    nes le proporcionaron

    tos en los primeros mes

    No quedaba la menor

    cisiva preponderancia,

    los hechos tal como e

    dad, reduciría a la nad

    dicional de los épicos

    acorazados, cosa que lo

    negaban a admitir. Lo

    realmente pasmosos; se

    donde se los mirase er

    ficos barcos de comba

    ro, en la era de los

    completamente futil qu

    pudiera superar a cu

    adversario de su misma

    cance y peso de salva

    antes de la Segunda G

    en todas las marinas de

    bía planteado la disputa

    pas de la artillerí a y

    los portaviones, y la po

    hasta la rotura de las h

    siquiera los juegos

    que habían revelado ha

    la indefensión del más

    acorazados ante un ata

    migo, consiguieron zanj

    sia antes de 1939. Pero

    de la historia es que fue

    te el Japón, el país qu

    a la cabeza de las nue

    de la construcción nav

    minara dando media v

    ducir los superacorazad

    Los planos definitivo

    to no estuvieron listos

    en que Japón estaba en

    prolongadas hostilidad

    Transcurrieron otros t

    de que el primero de

    listo para la botadu ra;

    Musashi, lo siguió en

    1940. En aquella época

    guerra en China las a

    torias de la Alemania n

    presentaban al Japón u

    única un formidable

    combinación de circuns

    tadora que, finalmente

    su entrada en la guerra

    ciembre siguiente-. El

    teaba la crónica escase

    ble, imprescindible par

    nes militares. La opor

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    20/83

    Construidos en abierto d

    portaviones de flota. Arrib

    izquierda: El acorazado Y

    pidos y más poderosos.

    pesado Chokay: diez cañ

    popel de

    8

    pulgadas de

    han sido los mayores aco

    de

    8

    pulgadas cada uno.

    Pero, aún incompleta,

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    21/83

    La modernización de los acorazados anticuados fue una parte importante del plan

    de expansión de la flota. Arriba: El Fuso tal como era en

    1918.

    Abajo: El mismo buque

    después de la reconstrucción, en la que el palo trípode fue sustituido por la altísima

    superestructura de ~pagodam.

    binada de Yamamoto seg

    tercera del mundo en

    1941

    y, como tal, era fo

    componía de siete flota

    tales: la 1. (de Batalla),

    de Exploración), la

    3.

    (

    Transporte), la 4. (Man

    (del Norte), la 6. (Subm

    Aérea (Portaviones). Co

    cstas siete flotas se form

    zas operativas para ejecu

    de overaciones. Los efe

    de la Flota Combinada

    guientes: diez i~~ulii

    viones (cuatro de ellos li

    ceros pesados, 20 cru

    112 destructores y 65 su

    Pero aquel arma excel

    fallos fundamentales. E

    residía en el UII ~LU

    empleo de los submarin

    Combinada poseía magn

    de submarinos estupendo

    hacer la travesía de ida

    lifornia, sin repostar y

    aviones de reconocimie

    Pero en los proyectos de

    marinos no se había ten

    suficientemente la hab

    ellos las condiciones de

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    22/83

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    23/83

    iial de la Guerra del Pacífico, los bu-

    ques aliados en servicio tenían un as-

    pecto muy distinto al de 1941; llegaron

    a estar completamente erizados de

    cañones antiaéreos, montados en todos

    los rincones disponibles en cubierta v

    superestructuras. La flota de combate

    japonesa, en cambio, sólo estaba de-

    fendida contra los ataques aéreos

    cuando contaban con sombrilla aérea

    propia. En caso de no disponer de avio-

    nes propios de cobertura o no poder

    conseguirlos pronto, los buques de

    guerra japoneses estaban indefensos

    frente a los ataques aéreos enemigos.

    Si bien en el aspecto material, estos

    tres fallos disminuían la capacidad de

    la Armada Imperial japonesa, en lo

    estratégico estaba perfectamente pre-

    parada. Desde 1909, las directivas de

    la defensa nacional para el caso de

    conflicto con los Estados Unidos, es-

    tablecían claramente que se buscaría

    la acción decisiva en la zona Marianasl

    IMarshalls. Todo lo que hizo Yamamo-

    Zeros preparándose a despegar del Sho-

    kaku [arriba] y

    del

    Akagi derecha)

    para

    el ataque Pearl Harbour En la verga del

    Akagi

    puede verse la señal de banderas

    que fue izada por Togo en Tsushima

    to rue jugar su mejor carta - e l po-

    der aeronaval- para llevar esta zona

    decisiva lo más lejos posible del Ja-

    pón, es decir, a las Hawai. Si se conse-

    guía la destrucción de la Flota norte-

    americana del Pacífico en su base prin-

    cipal de Pearl Harbour, las operacio-

    nes navales japonesas en el Area Sur

    tendrían las mayores probabilidades

    de éxito.

    La prensa americana infamó a Ya-

    mamoto calificándole de Agresor de

    América , por haber sido el autor del

    plan de ataque de Pearl Harbour. Es

    totalm ente injusto: Yamamoto no de-

    seaba la guerra con los Estados Uni-

    dos y, lejos de ser un fanático cre-

    yente en la victoria fin l japonesa,

    abrigaba serias dudas de

    a

    la larga, no fuera el p

    era un oficial patriota y l

    llante estratega v, si no h

    medio que entrar en la g

    Armada, en todo lo que

    diera, lo haría con los m

    posibles.

    Por consiguiente, envió

    Harbour a todo el grueso

    ataque, apoyo, exploración

    namiento. Al mando de

    ataque iba el vicealmira

    1

    con los seis portaviones

    ICaga

    y

    kagi (1.

    Escua

    viones),

    Soryu y Hiryu

    de pytaviohes), y

    Shoka

    (3.

    Escuadra de portavio

    do de la fuerza de apoyo

    cealmiran te Gunichi Mik

    acorazados

    Hiei

    y

    Kirisk

    sión de la 3. Escuadra

    los cruceros pesados

    Ton

    Durante cuat ro meses -

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    24/83

      osdí s

    ri

    Súbito flnal de la embrionaria flota britá

    nica del Pacífico: los marineros se des-

    cuelgan por el escorado costa

    l

    cru-

    cero de batalla Repulse. hundido

    con

    e l

    Prince of Wales por la aviación naval ja-

    ponesa.

    1941 a abril de 1942-

    nesa fue dueña y señor

    Pacífico y del Indico, e

    rias acumuladas sin inte

    no podrían repetirse. La

    batalla niponas de aque

    bían alcanzado la cumb

    la guerra ya no pudier

    Pero la consecuencia in

    decisiva recuperación n

    primero en Midway y,

    dalcanal, que aprovech

    el exceso de confianza

    embriagadores meses tri

    infundido a los japone

    ha hecho profecía más

    que implica el famoso

    amamoto al príncipe

    rante un año puedo cau

    estragos, pero después, n

    rantizar ' Pero en aque

    do, Yamamoto no se ca

    estragos.

    Al mismo tiempo que

    Ataque de Nagumo se ac

    to de lanzamiento, al N

    la enorme Fuerza Merid

    almirante Nobutake Kon

    bo hacia sus tres objetiv

    Sur". Estos era n: Las

    importantísimas Indias

    landesas con

    suS

    pozos

    la penísula

    de Kra, en

    Malaca, trampolín para

    de ese país y para la t

    pur. La Fuerza Meridio

    nía de los acorazados Ko

    (2. División de la

    3.

    Batalla); el portaviones

    (al que no tardaría en i

    Shoho para formar la 4

    Portaviones); tres escua

    ros (las

    4. ,

    5.' y

    7. ),

    c

    diez cruceros de

    8

    pu

    cruceros ligeros; o tra es

    ceros ligeros (la 16. );

    de destructores

    (las 2.',

    que sumaban cincuenta

    sin contar los cuatro c

    conductores de las flotill

    submarinos de las flotil

    Sin embargo, una ve

    tre sus distintos cometid

    de Kondo no era fuerte

    to -y era francamente

    tor malayo-, donde los

    drían que entendérselas

    zado Prince of Wales y

    batalla Repulse, los do

    cién llegados a aquella

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    25/83

    se arrimaron demasiado

    baterías de la Infanter

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    26/83

    tuvieron ocasión, así, de

    go muy preciso y logra

    lar el crucero ligero Yub

    pique al destructor Ha

    barco perdido por los ja

    Segunda Guer ra Mundia

    Kajioka prepaba las órd

    pararse de tierra, un ca

    cano vino zumbando a

    armado con algo tan in

    mo un rosario de carrra

    dad que descargó de- l

    destructor Kisaragi hac

    por los aires. Kajioka

    remedio que aplazar la

    ta poder pedir refuerzo

    de Ataque de Nagumo,

    de regreso de Pearl

    marines se rindieron

    diciembre, no sin antes

    tado su tanteo echando

    destructor japonés, el S

    Para el primer acto d

    Indias Orientales Holan

    articuló la Fuerza Meri

    grupos o tenazas ; design

    zas Occidental, Central

    Fuerza Oriental, del alm

    invadiría S umatr a en

    rrara el cerco de Sine

    zas Central y 0rientalW

    mando del vicealmiran

    Con la primera de ella

    a cabo la ocupación de l

    troleros de la parte hola

    neo. Con la fuerza Orie

    mar Mennado, Kendari

    Celebes y proteger el fl

    del avance japonés si

    Amboina y Timor. Por

    tenazas se cerrarían en

    hacer la última presa: Ja

    Si los japoneses fuero

    ejecutar planes tan prec

    eficacia y rapidez, los

    fueron. Quedaron conti

    bordados por el ritmo de

    nés y siempre estuviero

    Izquierda arriba: El cruce

    Ruyter capitana de Doorrn

    del Mar de Java. Izqiuerda

    cero holandés Tromp ma

    combate del estrecho de L

    do a Australia

    reparar. I

    El

    USS

    Houston otro de lo

    de la fuerza internacion al

    destructores del Almirante

    Zeros despegando de u

    cién ocupado para conti

    aérea de la agonizante f

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    27/83

    cie aliada. Los aeródrom

    empeñaron el papel de p

    te el fulgurante avance

    «Area Sur=.

    Java. Más adelante, el

    Comandante en Jefe de

    a la fuerza de Doorm

    de Bali, confiando ma

    lejos posible del alcan

    barderos.

    De este modo, cuand

    cidental de Ozawa se

    matra

    13-14

    de febrero

    tro de un radio de

    800

    fuerza aliada capaz de

    wa, además de dispone

    dra de cruceros pesado

    de destructores, conta

    el portaviones Ryu j o y

    ques constantes de l

    aquel buque los que ob

    man a desistir de un

    desgraciada salida con

    de invasión de Suma tr

    del día 15 -fecha de

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    28/83

     

    El crucero pesado japonés Mikuma.

    bién el portaviones Ryujo acompaña-

    do por un solitario destructor de es-

    colta. Pero éste fue todo el peso de

    metal flotan te que los japoneses se

    dignaron lanzar contra Java. La flota

    de portaviones y las escuadras de ba-

    talla de Nagumo y de Kondo no to-

    maron parte en la conquista. Se re-

    unieron en Kendari para seguir el

    5

    de febrero hacia el Océano Indico.

    Al principio, el alto mando del

    ABDA, había previsto este doble ata-

    que. El almirante holandés Helfrich

    que sustituyó a Hart en el mando)

    había formado dos fuerzas de ataque,

    una Occidental y la otra Oriental, con

    base en Batavia

    y

    Surabaya, respectiva-

    mente, por ser aquellos puertos las

    últimas fuentes de petróleo que les

    restaban a los aliados. Pero, el

    25

    de

    febrero cambió de idea, creyendo que

    los japoneses empezarían atacando

    por el Este de Java y reforzó la es-

    cuadra Oriental de Doorman, hasta

    convertirla en una Fuerza Operativa

    combinada. Sobre el papel, aquella

    fuerza no presentaba mal aspecto: dos

    cruceros pesados, tres cruceros ligeros

    y diez destructores que casi equilibra-

    ban la superioridad numérica japone-

    sa. Mas en realidad, la fuerza de Door-

    man adolecía de una debilidad congé-

    nita cuyo factor más importante era

    la prisa con que se habían juntado bu-

    ques de guerra de distintas marinas,

    exigiéndoles que actuaran como una

    fuerza coherente. Uno de los cruceros

    pesados era inglés Exeter) y el otro

    norteamericano Houston); de los tres

    cruceros ligeros, dos eran holandeses

    la capitana De Ruyter y el Java) y el

    tercero, australiano Perth); los diez

    destructores eran tres ingleses

    Jupi-

    ter, Electra y Encounter),

    dos holande-

    ses Kortenaer y Witte de With) y cin-

    co americanos

    Paul, Jones, Ford, John

    D

    Edwards y Alden). Como es bien sa-

    bido, para que una fuerza naval actúe

    como es debido en una acción naval

    -y no digamos para ganarla- debe

    estar acostumbrada a interpretar y

    ejecutar sin vacilaciones las órdenes

    de su alimrante, sin excepción de nin-

    El crucero holandés

    Java

    desgarrado

    y

    hundido por torpedos «Long Lancen en los

    últimos momentos de la batalla del Mar

    e

    Java.

    tancia era tan grande que sólo sus cru-

    ceros con artillería de 8 pulgadas

    Exe te r y Houston) podían abrir el fue-

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    29/83

    Arr iba: El final del Exeter . Abajo El vice

    almirante Chuichi Nagumo.

    go; no se atrevía a adoptar ninguna

    formación que no fuera la línea de fila

    con su heterogénea fuerza multinacio-

    nal, todavía no probada. El fuego se

    inició a las 16,16 horas al límite del

    alcance con muy poca eficacia (aunque

    un proyectil japonés dio en el

    De Ruy

    ter, sin estallar). Doorman cayó caute-

    losamente,

    20

    a babor, cambio de rum-

    bo que se acentuó cuando el contraal-

    mirante Raizo Tanaka, con el

    Jintsu

    y

    su flotilla de destructores, se lanzó al

    ataque torpedero a las 16,33 horas. No

    causó daño alguno y el duelo artillero

    continuó hasta que, a las 17,08, la línea

    de fila de Doorman quedó deshecha.

    El

    Exe te r

    fue alcanzado de lleno en

    una de las cámaras de calderas por un

    proyectil y se salió de la línea, siendo

    seguido por error por el Houston,

    Perth y Java. Simultáneamente, los

    destructores de Tanaka volvieron a

    atacar, haciendo volar al Kortenaer

    con un torpedo Long Lance .

    Para Doorman y los suyos, el alcan-

    ce de los Long Lance era tan revo-

    lucionario que nadie tomó el impacto

    por lo que realmente era, hasta el pun-

    to que el W i t t e d e W i t h lanzó un rosa-

    rio de cargas de profundidad bajo la

    impresión de que el culpable era un

    submarino japonés. Mientras el Exeter

    era rápidamente cubierto con una cor-

    tina de humo (lo que sólo sirvió para

    aumentar la confusión), Doorman or-

    denó contraatacar

    a

    los destructores

    Electra, Jupiter y Encouter , pero los

    destructores de Tanaka concentraron

    su fuego sobre el

    Electra

    y lo hundie-

    ron a las 18,00 horas . Incluso antes de

    irse el Electra a pique Doorman deci-

    dió enviar al

    Exeter

    a Surabaya, escol-

    tado por el

    W i t t e d e W i t h .

    Como com-

    pensación a tantas pérdidas, la escua-

    dra de Doorman no había logrado más

    que dejar fuera de combate al destruc-

    tor japonés

    Asagumo,

    víctima de un

    impacto directo del

    Perth .

    Pero no había llegado lo peor, que

    iio tardó en acontecer. A costa de ím-

    probos esfuerzos, Doorman volvió a

    orm ar su línea. Al acercarse la noche,

    arrumbó al Sur intentando colarse al-

    rededor de los buques de guerra japo-

    neses y llegar a su objetivo real: los

    transportes de tropas. Navegó a varios

    rumbos -Sur, Oeste, Norte, Oeste- y

    todo lo que consiguió fue volver a tro-

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    30/83

    pezar con la flotilla de Tanaka. Pero

    Arriba y derecha:El portaviones británico

    no por esto se dio Doorman por venci-

    Herrnes hundido cuando los portaviones

    do. las 21,000 horas volvía a arrum-

    de Nagurno hicieron su correría por el

    bar al Oeste, proyectando un posterior

    Océano Indico.

    barrido hacia el Norte. esta hora se

    había quedado ya sin los cuatro des-

    truct ores norteamericanos de cuatro

    chimeneas -que se vieron obligados

    a correr hacia Surabaya para rellenar

    petróleo municiones. Entonces llegó

    la desventu ra siguiente. las 21,25, la

    oscuridad quedó rota por una repenti-

    na llamarada al volar y hundirse el

    Jupiter

    víctima de la ironía del desti-

    no, al meterse en un campo de minas

    holandés. las 23,00, Doorman se que-

    dó sin su último destructor, aunque no

    perdido en combate: la cada vez más

    reduc ida escuadra ABDA seguía brava-

    mente navegando hacia el Norte en

    tor Encounter recogió a un centenar

    de ellos y se dirigió a Surabaya. La

    fuerza de Doorman acababa de redu-

    cirse a cuatro cruceros:

    De Ruyter

    Java Perth

    y

    Houston.

    Menos de una hora después de ha-

    berse separado del Encounter los cru-

    ceros de Doorman avistaron dos bar-

    cos de guerra japoneses a babor. Esta

    vez se trataba de Tagaki con los cru-

    ceros pesados

    Nachi

    y

    Haguro.

    Hubo

    un breve torbellino de cañonazos, y a

    continuación, una salva de doce torpe-

    dos Long Lance que acabaron con el

    busca de los transportes japoneses, lo

    que la llevó a cruzar por el punto don- El final del

    crucero

    Cornwall al que los

    de se había ido a pique el Kortenaer aviones de portaviones de Nagurno hun-

    encontrando sus náufragos. El destruc-

    dieron frente Ceylan.

    De Ruyter y el Java.

    Houston

    rompieron con

    gieron a Batavia. La B

    de Java había terminad

    Valiéndose de la exac

    proporcionada por sus a

    mirantes japoneses ha

    un frío trabajo profesi

    esfumar la amenaza al

    flota de invasión de J

    ción -escribe Masanor

    llamarse con justicia la

    torpedos de oxígeno. B

    pero no hay que negar

    los japoneses tardaron

    la puntería. En la Batal

    Java se lanzaron más de

    Long Lance para hu

    ~1 De Ruyter y el

    bargo, el tiempo demo

    comandantes de la calid

    aprendieron muy bien la

    Lon la destrucción de

    Doorman, el último ob

    tante a la invasión jap

    desapareció de escena.

    fue breve y brutal. Lo

    fuerza de ataque ABDA

    nae Dragon y dos destru

    tiraron a Ceilán. El

    Perth

    que se dirigían a Tjilat

    trecho de Sonda, trop

    fuerza' de invasión japo

    echados a pique después

    te hasta el último cartuc

    el Encounter y el destru

    ricano

    Pope

    fueron hund

    barderos japoneses y fue

    ficie el día 28. El

    1

    de m

    En la derrotada Aleman

    1918 la gente que neces

    tificación por la derrota

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    31/83

      oral

    E1

    Shoho se va a pique entre un diluvio

    de bombas y torpedos norteamericanos

    en la Batalla del Mar

    e

    Coral; el

    Akagi

    esquiva furiosamente a los bombarderos

    en picado en Midway. Estos dos épicos

    choques de portaviones detuvieron la ca

    rrera de victorias japonesas en

    el

    Pacífico

    y

    desgarraron las entrañas de la soberbia

    flota de portaviones.

    damente la leyenda de

    por la espalda". Los ja

    pués de la Segunda Gu

    fueron mucho más hone

    general, aceptaron la f

    por el contraalmirante H

    los comandantes de esc

    gumo-. Esta fras e era

    y

    expresiva: "Mal de

    síntomas se manifestaron

    cuencia de los primeros

    briagadores, produciendo

    alocado exceso de conf

    seguido, la primera de la

    rrotas de la flota de bat

    La conquista del "Area

    un enorme perímetro cur

    der japonés, consistente

    de diminutos puntos de

    dos por millares de mil

    bre. Dentro del perímetr

    las rutas marítimas des

    metrópoli. Fuera de él,

    continente australiano y

    islas que los aliados n

    emplear como bases par

    tcrior del perímetro. El

    había proporcionado en la conquista

    del Area Sur . Pero en esta ocasión

    falló el factor sorpresa que siempre se

    dio por supuesto. Los norteamericanos

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    32/83

    Contraalmirante Kenzaburu Hara.

    Contraalmirante Frank Jack Fletcher.

    6

    estaban alerta y preparados.

    Ya el

    7

    de arbil, los servicios de des-

    criptación norteamericanos se habían

    olido que se tramaba una operación

    japonesa, y el almirante Chester Ni-

    mitz, Comandante en Jefe del Pacífi-

    co, se preparó a actuar en consecuen-

    cia. El Lexington y el Yorktown los

    portaviones que habían escapado a la

    destrucción de Pearl Harbour, con una

    escolta de ocho cruceros pesados (tres

    de ellos australianos) y doce destruc-

    tores, bajo el mando del almirante

    Frank Fletcher, iban a tener la ocasión

    de devolver las bofetadas.

    Tulagi fue ocupada a su debido tiem-

    po por los japoneses el de mayo, pe-

    ro esta fue la primera

    y

    la última par-

    te de la Operación M 0 que se ejecu-

    tó de acuerdo con el plan. Antes de

    que transcurrieran cuarenta y ocho

    horas, los japoneses de Tulagi sufrían

    el peso de los repetidos ataques aéreos

    del Yorktown. Cuando el día 5 este bu-

    que se unió al grueso aliado, los avio-

    nes de reconocimiento de base en tie-

    rra detectaron y localizaron a las fuer-

    zas de invasión y de cobertura de Port

    Moresby, por lo que Fletcher arrumbó

    al Noroeste, para interceptarlas. Las

    fuerzas de Takagi y Hara escaparon a

    la detección de los aviones de recono-

    cimiento hasta la tarde del día 6 ente-

    rándose entonces Fletcher que tenía

    una tercera fuerza a su alcance.

    Lo que luego se ha llamado Batalla

    del Mar de Coral se desarrolló en los

    dos días siguientes. Era la primera vez

    en la historia que s e enfrentaban por-

    taviones a portaviones, y los dos ban-

    dos demostraron que tenían muchísi-

    mo que aprender, empezando por la

    forma de dar partes veraces de avis-

    tamiento y localización, y a evaluar co-

    mo es debido los impactos obtenidos

    y

    los daños causados. Los aviones de

    Fletcher empezaron por perseguir a la

    fuerza de cobertura de Goto y hundie-

    ron al

    Shoho.

    Los aviones de explora-

    ción de Hara, por su parte, avistaron

    al petrolero

    Neosho

    y al destructor

    Sims informando que estaban en con-

    tacto con un portaviones y un crucero,

    lo que desencadenó un ataque de gran

    estilo de los aviones del Shokaku y

    Zuikaku

    hundiendo al

    Neosho

    y

    al

    Sims dejando incólumes a los porta-

    Arriba: Los bombarderos e

    la Batalla del M ar de Co ra

    bado

    en

    llamas.

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    33/83

    zas Wildcat enviados a interceptarlos.

    Sólo siete de los veintiocho aviones ja-

    casa ; seis pilotos japoneses perdie-

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    34/83

    Zuijo. La punta de lanza de la opera-

    ción sería Nagumo y sus cuatro porta-

    viones

    -Kaga Akagi Sory u

    y

    Hiryu-

    que saturarían la isla con sus bombas

    La falta de sorpresa fue como qui-

    tarle la chaveta al engranaje del plan

    de Yamamoto. El primer ataque aéreo

    de Nagumo no cogió a los aviones de

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    35/83

    y cazarían a las fuerzas americanas

    que intervinieran. Yamamoto en per-

    sona, con el grueso de la Flota Com-

    binada, estaría esperando detrás, con

    los tres acorazados mayores del Pací-

    fico: Nagato Mutsu y el imponente

    Y a m a t o su nueva capitana.

    La sincronización era vital. El raid

    sobre Dutch Harbour tendría lugar el

    3 de junio. Atu

    y

    Kiska serían invadi-

    das el 5 de junio. Midway sufriría el

    primer ablandamiento el

    4 de junio y

    el desembarco se realizaría el

    6

    El plan de Yamamoto se basaba en

    la hipótesis -correcta- de que los

    norteamericanos no podían permitirse

    rehusar el combate por Midway. Pero

    era falsa la otra hipótesis de que no

    saldrían de Pearl Harbour hasta que

    no recibieran noticias de los ataques

    a las Aleutianas y Midway, dando tiem-

    po a que los acorazados japoneses to-

    maran, sin dificultades, posiciones pa-

    ra aniquilarlos. Pero, de nuevo, los des-

    criptadores de Pearl Harbour pudieron

    informar correctamente a Nimitz de

    los vardaderos objetivos japoneses y

    no tuvo que pensar dos veces en la

    suerte que podían correr Atu y Kiska.

    Por otra parte, y más importante aún,

    los obreros del arsenal de Pearl Har-

    bour, trabajando hasta caer rendidos,

    le devolvieron el averiado Y o r k t o w n en

    un plazo increíble de tres días (cosa

    que no ocurrió con el

    Shokaku

    y

    Zui-

    kaku del lado japonés. El S h o k a k u

    después de la Batalla del Mar de Co-

    ral, estuvo varios meses inutilizado, y

    el Zuikaku no pudo volver al servicio

    hasta que no fue repuesto su diezma-

    do grupo aéreo). Esto proporcionó tr es

    portaviones

    -Yorktown Hornet

    y

    En-

    terprise- a los almirantes Spruance y

    Fletcher, con los cuales pudieron po-

    nerse al acecho en el que llamaron

    punto de la buena suerte , unas 300

    millas al Nordeste de Midway, y sor-

    prender a los portaviones de Nagumo

    cuando éstos lanzaron su primer ata-

    que sobre Midway.

    Yamamoto, realmente, había olvida-

    do uno de los principios fundamenta-

    les del planeamiento estratégico, el

    que Moltke expresó así: Siempre hay

    tres líneas de acción posibles del ene-

    migo, que n o r m a l m e n t e e lige la

    Midway en tierra y hubo que prepa-

    rar un segundo ataque. Mientras se re-

    postaba y armaba a los aviones, Ilega-

    ron vagos informes de la presencia de

    portaviones norteamericanos en las in-

    mediaciones. Se dio la orden de ata-

    carlos en lugar de realizar el segundo

    ataque a Midway, reemplazando las

    bombas de alto explosivo de ataque a

    tierra por bombas perforantes y torpe-

    dos. Y mientras estaban todavía en

    cubierta las bombas, los bombarderos

    en picado del

    Enterprise

    y del

    Y o r k -

    t o w n se precipitaron sobre los porta-

    viones de Nagumo. En cinco minutos

    terirbles, el

    Kaga

    el

    Akagi

    y el

    S o r y u

    se convirtieron e n un infierno; para

    realizar un solitario ataque contra la

    fuerza de portaviones americana, sólo

    quedó intacto el

    Hiryu.

    Sus aviones

    dejaron malparado al Y o r k t o w n pero

    un contraataque del

    Enterprise

    envió

    al

    Hiryu

    a hacer compañía a los otros

    portaviones japoneses.

    Yamamoto se enteró de que habían

    sido borrados del mapa sus cuatro

    portaviones, y de que las defensas de

    Midway seguían intactas, a eso de la

    medianoche del día

    4

    Ordenó al grupo

    de apoyo inmediato de Kurita -c r u -

    ceros pesados Kumano Suzuya Miku-

    m a

    y

    Mogami-

    que cañonease Mid-

    way, mientras el resto de la Flota Com-

    binada se concentraba para lanzarse a

    una acción decisiva contra la flota nor-

    teamericana; pero hubo que desistir

    del bombardeo porque se vio que los

    cruceros no podían llegar antes del

    amanecer de1 5 En la retirada se abor-

    daron el

    M i k u m a

    y el

    Mogami

    que

    fueron machacados por sucesivos ata-

    ques aéreos cuando iban renqueando

    rumbo al Oeste, el día

    6

    El Mikulnrr

    se fue a pique, y el

    Mogami

    gracias

    a la titánica labor de lucha contra ave-

    rías, pudo mantenerse a flote y se las

    compuso para llegar a Truk, a pesar

    de todo.

    Entonces, Yamamoto se retiró hasta

    quedar fuera del alcance de los avio-

    nes de los portaviones norteamerica-

    nos, con la esperanza de que éstos me-

    tieran las narices dentro del alcance

    de los cañones de su armada,

    inmen-

    samente supreior. Pero los norteame-

    ricanos no picaron. Spruance y Flet-

    cher habían ganado su batalla. Se ha-

    bía salvado Midway y el elemento más

    formidable de la Flota Combinada, los

    portaviones de Nagumo, había queda-

    do totalmente destruido. El hundi-

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    miento del Mikuma el día

    6,

    fue una

    reconfortante propina, tanto más cuan-

    to la situación de los dos cruceros de-

    mostraba que el grueso de la Flota

    Combinada los había abandonado a

    sus propios medios. Aún tenían que

    transcurrir otras angustiosas cuaren-

    ta y ocho horas, sin embargo, para te-

    ner la certeza absoluta de que la Flo-

    ta Combinada había abandonado la

    partida de Midway y se estaba retiran-

    do de veras.

    La campaña de Midway añadió al

    Imperio japonés otro impresionante

    pedazo de terreno: Atu y Kiska, en

    las Aleutianas. Sobre este éxito inútil,

    y sobre el hundimiento de un porta-

    viones americano y otro averiado en

    un combate naval cerca de Midway,

    se montó el relato que se dio a la pren-

    sa japonesa anunciando otra victoria.

    L;o del portaviones era cierto, porque

    el submarino japonés 1 168 había sor-

    prendido al

    Yorktown

    aboyado, con

    el

    Izquierda: Nimitz prepara

    intenciones de Yamamoto

    en la cubierta de vuelo d

    portaviones de Nagumo. A

    esquivan las bombas.

    Arr

    un giro completo. Arriba,

    quina inferior izquierda] s

    urobablemente el Akagi

    destructor

    Hamman

    parado cerca de

    él, y los

    echó a los dos a pique con

    una salva de torpedos en la tarde del

    día

    6

    Esta fue la máxima pérdida

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    americana en el combate.

    La idea fundamental del plan de Ya-

    mamoto había fracasado, pero en aque-

    lla época Midway no se interpretó co

    mo un desastre para la flota de bata-

    lla japonesa. Los que estuvieron y se

    batieron allí aprendieron a costa de

    sangre una serie de duras verdades;

    pero los estrategas de gabinete siguie-

    ron padeciendo el mal de victoria .

    El alto mando japonés no escarmentó

    y la despreocupación con que se en-

    frentó a su siguiente tarea -defender

    su botín- iba a tener consecuencias

    gravísimas.

    Izquierda:

    l

    final del último portaviones

    de Nagumo: el Hiryu. abandonado

    y

    en Ila

    mas. Abajo: Retribución para los japone

    ses. El portaviones norteamericano York

    town mutilado por las bombas y echado

    a pique por el submarino 1 168. Derecha:

    La última palabra en Midway fue de los

    norteamericanos. Los restos del crucero

    japonés Mikuma poco antes de hundirse

    el 6 de junio.

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

    39/83

    Rabaul era el bastión Sudeste del nue-

    vo imperio japonés. Desde Rabaul los

    japoneses podían apoyar sus bases de

    Nueva Guinea y proseguir desde ellas

    sus intentos de tomar Port Moresby

    atravesando la isla por tierra y tam-

    bién contrarrestar cualquier movi-

    miento amenazador de los aliados en

    la zona del Sudoeste del Pacífico. Pero

    la seguridad de Rabaul dependía de

    la conservación del dominio de las Is-

    las Salomón, que se extienden hacia

    el Sudeste, formando un doble rosa-

    rio, hacia Nueva Caledonia, Fidji y Sa-

    moa. El empeño japonés por apoderar-

    se de las Salomón fue lo que acarreó

    los seis meses de suplicio de la Cam-

    paña dc Guadalcanal.

    Bougainville, que está en el extremo

    de las Salomón, por el lado de Ra-

    baul , es seguida geográficamente por

    las islas de Coiseul, Santa Isabel y Ma-

    laita. Paralelamente se extiende una

    serie de islas menores desperdigadas:

    las Shortland, Isla del Tesoro, Vella

    Lavella, Kolombangara, Nueva Georgia

    y las Rusell, y después, formando co-

    mo una punta de flecha con Malaita,

    se encuentran Guadalcanal

    y

    San Cris-

    tóbal. medio camino entre Guadal-

    canal y Malaita está Tulagi, donde los

    japoneses tenían instalada una base de

    hidros desde el mes de mayo. Los alia-

    dos designaron Tulagi como el prime-

    ro de sus objetivos, al decidirse a em-

    prender operaciones ofensivas en las

    Ar r iba Los primeros enc

    en el curso de la serie

    En la foto una salva del

    en sus intentos de arro

    fondeados frente las p

    empecinada resistencia de la guarni-

    ción de la base de hidros, pero en la

    tarde del día 8 los Marines se ha-

    bían establecido firmemente, tanto en

    Guadalcanal como en Tulagi. La rapi-

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    Vicealmirante Gunichi Mikawa:

    no

    perdió

    tiempo alguno en lanzar un contraataque

    a las fuerzas navales frent e Guadal-

    canal.

    Salomón. Pero cuando las fotografías

    aéreas obtenidas en los vuelos de re-

    conocimiento revelaron que los japo-

    neses estaban construyendo un nuevo

    aeródromo en Guadalcanal, desde el

    que podrían operar sus cazas y bom-

    barderos, pasó a ser de importancia

    vital la neutralización de este último

    punto. No en vano se había demos-

    trado en Midway el papel crucial de

    los aeródromos insulares en la guerra

    del Pacífico.

    Así fue como el 7 de agosto de 1942

    los Infantes de Marina norteamerica-

    nos del general Vandergrift desembar-

    caron en Guadalcanal, estando el ae-

    ródromo a punto de terminarse, pero

    todavía sin tropas de guarnición ni

    aviones, por lo que no tuvieron difi-

    cultades en la expulsión del batallón

    de trabajadores japonés que construía

    la pista. En Tulagi, en cambio, tuvie-

    ron que combatir duramente ante la

    76

    dez y la sorpresa habían dado resul-

    tado. Pero la reacción japonesa sobre-

    vino como un trallazo.

    En Rabaul, a

    550

    millas de distan-

    cia, se encontraba el vicealmirante Gu-

    llichi Mikawa con la

    8.

    Flota. En cuan-

    to tuvo noticias del ataque a Tulagi,

    reunió inmediatamente la fuerza más

    potente que pudo: los cruceros pesa-

    dos

    Chokai Aoba Kako Kinusaga

    y

    Furutaka

    los cruceros ligeros

    Tenryu

    y Yubari y el destructor Yunagi dispo-

    niéndose a dar un contragolpe fulmi-

    nante a los transportes norteamerica-

    nos antes de que pudieran terminar la

    descarga.

    En esta primera batalla de la cam-

    paña de Guadalcanal, los aliados ac-

    tuaron como perfectos principiantes.

    Desperdiciaron el reconocimiento sub-

    marino y aéreo de gran radio de ac-

    ción, que debiera haberles proporcio-

    nado informes exactos de los barcos

    de Mikawa, avistados los días

    y 8.

    Los sucesivos partes de avistamiento

    describieron a aquella escuadra lanza-

    da a toda velocidad por el Slot

    -nombre dado al ancho canal que me-

    dia entre las dos cadenas de las Salo-

    món- como: seis buques no identi-

    ficados , dos destructores

    y

    tres bu-

    ques mayores de tipo desconocido y

    tres cruceros, tres destructores y dos

    buques nodriza de hidroaviones . El

    Comandante General de la fuerza de

    Cobertura de Guadalcanal, vicealmi-

    rante australiano V.

    A

    C. Crutchley, se

    había ausentado del lugar de peligro

    -los accesos occidentales de Guadal-

    canal, al Norte yo al Sur de la Isla Sa-

    vo- para acercarse a la playa de des-

    embarco y celebrar allí una conferen-

    cia. Sus barcos estaban dispersos, al

    Norte de Guadalcanal, navegando abu-

    rridos y dispuestos a pasar la noche lo

    más cómodamente posible. Incluso,

    los comandantes de los cruceros ha-

    bían llegado a acostarse. Mikawa pudo

    desencadenar su ataque sin que media-

    se alarma alguna.

    Su línea, encabezada por el

    Chokai

    (capitana), se lanzó por el canal ent re

    .Salom6n Orientales: el Ryujo inmóvil so-

    bre las aguas.

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    soldados procedentes de Truk, ina-

    gurando el primero de los viajes noc-

    turnos de aprovisionamiento que los

    americanos bautizaron el Tokio Ex-

    press .

    La importancia de Guadalcanal para

    de lucha contra averías

    te, la masa de fuego

    North Carol ina tuvo un

    lable para rechazar los

    japoneses. Abandonand

    fuerzas por la retirada d

    naka intentó valerosam

  • 8/17/2019 Editorial San Martin - Armas #13 La Flota de Alta Mar Japonesa

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    Contraalmirante Norman Scott que man.

    daba las fuerzas en el combate nocturno

    de Cabo Esperanza.

    Tal fue el dramático primer acto de

    la Batalla de Guadalcanal. La Infan-

    tería de Marina estaba en tierra y se

    había apoderado

    de la vital pista de

    despegue, pero los japoneses habían

    dado las más convincentes pruebas de

    que los americanos no se las lleva-

    rían de balde. La suerte de los

    17.000

    infantes de marina de Guadalcanal

    dependía de la capacidad de los japo-

    neses para reconstruir el dominio del

    aire y de la mar en las Salomón Orien-

    tales. El general Hyakutake, del Deci-

    moséptimo Ejército, basado en Rabaul,

    había empezado ya a designar las tro-

    pas para arr oja r a los Marines de

    Guadalcanal. Las primeras fueron des-

    embarcadas en Tasafaronga, al Oeste

    del perímetro de la cabeza de playa

    americana, el

    17

    de agosto, y en la no-

    che del 18 seis destructores bajo el

    mando del contraalmirante Raizo Ta-

    naka, bajaron por el Slot con

    1.000

    84

    ambos bandos dio a Yamamoto espe-

    ranzas de tener allí el éxito que se le

    había escapado en Midway y que le

    sirviera de cebo para atraer a la flo-

    ta americana hacia su derrota. Ideó

    una acción de la Flota Combinada que

    acompañaría al desembarco de otros

    1.500

    soldados en Guadalcanal, a car

    o

    de Tanaka y de los destructores k l

    Tokio Express . Los cuatro cruceros

    de Mikawa los cubrirían. Nagumo,

    con el Shokaku y el Zuikaku deberían

    ocuparse de cualquier posible inter-

    vención de los portaviones norteame

    ricanos. El contraalmirante Abe con-

    taría con los acorazados

    Hiei

    y

    Kiri-

    shima

    y tres cruceros pesados para

    el caso de una acción clásica, tan an-

    siada por Yamamoto. Kondo, al man-

    do directo de la operación, contaba

    con seis cruceros y el portahidroavio-

    nes Chitose. Por fin, la maniobra in-

    cluia el sacrificio de una unidad para

    distrae r a los norteamericanos : el por-

    taviones ligero Ryujo, un crucero y dos

    destructores. Por delante de toda la

    fuerza habría una línea de vigilancia

    de seis submarinos. Los oponentes

    eran los portaviones americanos Sara-

    topa, Enterprise

    y

    Wasp,

    el acorazado

    North Carolina,

    nueve cruceros y vein-

    tiún destructores.

    El duelo de portaviones que se pro-

    dujo el

    24

    de agosto ha recibido el

    nombre de Batalla de las Salomón

    Orientales . En muchos aspectos tuvo

    gran parecido a la Batalla del Mar de

    Coral, de mayo anterior. Los norte-

    americanos volvieron a dejar escapar

    la presa principal y se concentraron

    en el hundimiento del pequeño

    Ryujo .

    De nuevo, los japoneses volvieron a re-

    tirarse dejando a los norteamericanos

    la ventaja estratégica. Una vez más,

    los japoneses sufrieron graves pérdi-

    das en el aire: setenta aviones con

    sus insustituibles tripulaciones. Pero,

    en esta ocasión, los norteamericanos

    demostraron que algo habían apren-

    dido. El

    Enterpr ise