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La leyenda de Tebas: Edipo Rey VICTORIA HAMILTON Hombres de Tebas: contemplad a Edipo. Es el rey que resolvió el famoso misterio Y se erigió el más poderoso de los hombres. Todos los ojos mortales lo vieron con envidia, Pero al final la ruina lo devastó. Dejad que cada hombre en la fragilidad de la humanidad Considere su último día; y no permitáis que nadie Presuma de su buena fortuna hasta encontrar Vida, en su Muerte, una memoria sin dolor (Sófocles) En algunas versiones de este muy interpretado mito, se dice que, aun antes de nacer Edipo, su vida se oscureció por el presagio de un desastre, ya que el oráculo de Apolo sólo le predijo males. Layo, afligido por no tener hijos, consultó en secreto el oráculo de Delfos, quien le informó que la aparente desdicha era una bendición, porque cualquier hijo nacido de Yocasta se convertiría en su asesino. En la obra de Aeschylus, se le dice a Layo “no engendres un hijo, pues si lo haces, te matará”. En consecuencia abandonó a Yocasta, sin dar razón de su decisión, lo cual causó en ella tal disgusto que, habiéndolo embriagado, lo sedujo en sus brazos una vez más al caer la noche. Cuando, nueve meses después, Yocasta alumbró un hijo, Layo lo arrebató de los brazos de la enfermera, perforó sus pies con un clavo y amarrándolos, lo dejó en el Monte Citerón (Graves, 1995, vol. 2, p.9). La concepción de Edipo surge de la decepción: Layo consulta en secreto al oráculo acerca de su matrimonio sin hijos y se le dice que ese estado de cosas es una bendición; se deshace de Yocasta como medida de precaución sin compartir nada de la información vital dada por el oráculo; Yocasta, resentida y sin entender esta injusticia, seduce a Layo hacia el acto sexual embriagado del cual nace Edipo, la futura corrupción de Tebas. Entonces, mediante el secreto y las medidas preventivas no explicadas, la bendición del matrimonio se convierte en desgracia. Hasta ahora, la moral de la obra es más de defensas que deseos, tal como acotó

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La leyenda de Tebas: Edipo Rey

La leyenda de Tebas: Edipo Rey

VICTORIA HAMILTON

Hombres de Tebas: contemplad a Edipo.

Es el rey que resolvi el famoso misterio

Y se erigi el ms poderoso de los hombres.

Todos los ojos mortales lo vieron con envidia,

Pero al final la ruina lo devast.

Dejad que cada hombre en la fragilidad de la humanidad

Considere su ltimo da; y no permitis que nadie

Presuma de su buena fortuna hasta encontrar

Vida, en su Muerte, una memoria sin dolor (Sfocles)

En algunas versiones de este muy interpretado mito, se dice que, aun antes de nacer Edipo, su vida se oscureci por el presagio de un desastre, ya que el orculo de Apolo slo le predijo males. Layo, afligido por no tener hijos, consult en secreto el orculo de Delfos, quien le inform que la aparente desdicha era una bendicin, porque cualquier hijo nacido de Yocasta se convertira en su asesino. En la obra de Aeschylus, se le dice a Layo no engendres un hijo, pues si lo haces, te matar.

En consecuencia abandon a Yocasta, sin dar razn de su decisin, lo cual caus en ella tal disgusto que, habindolo embriagado, lo sedujo en sus brazos una vez ms al caer la noche. Cuando, nueve meses despus, Yocasta alumbr un hijo, Layo lo arrebat de los brazos de la enfermera, perfor sus pies con un clavo y amarrndolos, lo dej en el Monte Citern (Graves, 1995, vol. 2, p.9).

La concepcin de Edipo surge de la decepcin: Layo consulta en secreto al orculo acerca de su matrimonio sin hijos y se le dice que ese estado de cosas es una bendicin; se deshace de Yocasta como medida de precaucin sin compartir nada de la informacin vital dada por el orculo; Yocasta, resentida y sin entender esta injusticia, seduce a Layo hacia el acto sexual embriagado del cual nace Edipo, la futura corrupcin de Tebas. Entonces, mediante el secreto y las medidas preventivas no explicadas, la bendicin del matrimonio se convierte en desgracia. Hasta ahora, la moral de la obra es ms de defensas que deseos, tal como acot Freud, las defensas precipitan los mismos peligros que supuestamente impiden.

Pero los Destinos designaron que este nio alcanzara una avanzada edad. Lo encontr un pastor de corintio, llamndolo Edipo porque sus pies eran deformes por las heridas del clavo, y lo llev a Corinto, donde mandaba el Rey Plibo (Graves, 1955, p. 9). Se dice que el nio fue arrebatado de los brazos de la enfermera y que sus piernas fueron clavadas y atadas de modo que no tuviese oportunidad de encontrar el camino de regreso a casa.

Un da, ofendido por jvenes corintios por no parecerse a sus supuestos padres, Edipo fue a consultar al Orculo de Delfos sobre su futuro. Fuera del templo, miserable exclam la Pitonisa disgustada. Matars a tu padre y te casars con tu madre.

Como Edipo amaba a Plibo y Mrope, y no quera causarles desgracia, decidi no volver a Corinto. Pero en el angosto desfiladero entre Delfos y Daulia se encontr con Layo, quien le orden a la fuerza dejar el camino libre a sus superiores; Layo, cabe destacar, iba en carruaje y Edipo a pie. Edipo replic que no reconoca superiores, excepto los dioses y sus propios padres.

Te deseo lo peor, exclam Layo y orden a Polifonte, su cochero, continuar.

Una de las ruedas golpe los pies de Edipo quien llevado por la ira mat a Polifonte con su garrote. Luego, arrojando a Layo al camino, quien estaba enredado en las riendas y azotando a los escoltas, los hizo llevarlo a la muerte. Qued en manos del rey de Platea enterrar ambos cadveres. (Graves, 1955, p. 10).

Edipo se aterra por las horribles palabras del orculo. Deja Corinto para evitar a sus padres el cumplimiento de la profeca. Desde el punto de vista de Freud, el escape de Edipo es defensivo en contra del deseo primitivo y universal de cometer parricidio e incesto. En la sociedad civilizada, Freud observ que no se habla de prohibiciones a estos crmenes, aunque esto no es evidencia de que ya no alberguemos esos deseos. La conciencia humana, que ahora aparece como una fuerza mental heredada, fue adquirida en conexin con el complejo de Edipo. De cualquier forma, en el texto de Sfocles, parece que Edipo hace todo lo posible por evitar los dos crmenes. En su viaje a Tebas, le informa a Layo que es servidor de la ley de los dioses y sus padres.

Layo iba a consultar el orculo sobre cmo librar a Tebas de la Esfinge. La Esfinge haba sido enviada a Tebas como castigo y se asent en el Monte Ficio, cercano a la ciudad, y le pregunt a cada viajero Tebano un acertijo que las Tres Musas le haban enseado. Aquellos que no resolvan el acertijo eran estrangulados y devorados por ella.

Edipo, acercndose a Tebas luego de asesinar a Layo, respondi correctamente... La Esfinge mortificada salt del Monte Ficio y se quebr en pedazos en el valle. Ante esto, los Tebanos agradecidos aclamaron al Rey Edipo y se cas con Yocasta, sin saber que era su madre. (Graves, 1955, p.10).

La respuesta de Edipo crea el escenario para su entrada a Tebas, no como un vago o un intruso incestuoso, sino como un hombre de fuerza y perspicacia supremas. En el prlogo de la obra de Sfocles, el Sacerdote de Zeus declara a Edipo El ms noble de los hombres, El ms seguro en formas mortales y ms sabio en formas de Dios. La ciudad se torna de nuevo hacia l, como su salvador de la Esfinge, para que los librara de la plaga. Edipo, observante de la ley, manda a Creonte, hermano de Yocasta, a Delfos para aprender cual acto o palabra ma puede salvar la ciudad.

La palabra de Apolo es que, si por exilio o muerte, o sangre por sangre, liberan la ciudad del asesino de Layo, entonces todo saldr bien. Edipo pregunta por lo que se sabe del asesinato de Layo, ya que nunca lo ha visto, y por qu no se ha perseguido a los asesinos. La respuesta es que La enigmtica cancin de la Esfinge nos ha hecho dedicarnos slo a su propio misterio

Una vez ms, Edipo se convierte en el buscador de la verdad a cualquier costo: Entonces, una vez ms debo traer lo oscuro a la luz.

Vern como los sostengo, como debe ser,...

Hasta ahora fui un extrao a esta historia,

Por ser extrao a este crimen.

Pronuncia la pena para cualquier hombre que esconda al asesino y decreta que sea expulsado de todas las casas.

Rezo por que su vida se consuma en maldad y miseria.

Y para m, la maldicin no ser menor

Si resultara que el culpable es su servidor,

Es vuestro mi hogar.

Sfocles retrata a Edipo como un hombre de profunda lealtad y dedicacin a la casa de Kadmos. Edipo no tiene intenciones de usar su nueva posicin de poder para su propio beneficio. Tampoco utiliza su estatus de extranjero para absolverse de la responsabilidad. Acta como si fuese a la vez hijo de Layo y hermano de los hijos de Layo si Layo hubiese tenido suerte en la paternidad. Sfocles engancha e intriga a la audiencia por la cantidad de imaginacin y fantasa, los niveles de conciencia, revelados por las palabras y actos de Edipo. Fue Edipo un hombre de gran sensibilidad con tanta imaginacin para fantasearse como el heredero de Layo o inconscientemente saba que lo era? Los intrpretes han entretejido este hilo dramtico en un debate moral y legal (Dodds, 1973, pp. 64-77). Desde el punto de vista moral, la obra parece tratarse de la justicia de los dioses y de la justa atribucin de culpa a los mortales descarriados que alteran el orden natural y social de las cosas. Estos intrpretes enfatizan las intenciones de Edipo. Freud tambin examina la obra desde este punto, aunque bajo el nuevo concepto de motivacin inconsciente, la condena moral no tiene cabida. La perspectiva de Freud aade otra dimensin a las simplistas disputas previas sobre si una accin era voluntaria y por ende sujeta a las prohibiciones morales, o determinada por el destino. La intencionalidad freudiana implicaba que haba acciones que si bien no eran intencionales (conscientemente), eran actos compulsivos de deseos internos latentes. La nueva disciplina del psicoanlisis demostr que tales compulsiones pueden volverse conscientes. Entonces, aunque la condena es inapropiada, permanece la implicacin de que Edipo saba inconscientemente lo que estaba haciendo. Las referencias al como si, hechas por Edipo acerca de su relacin con Layo, Yocasta y sus hijos, parecen sugerir conocimiento preconsciente. Sin embargo, dentro de la obra de Sfocles la audiencia no recibe pistas de que el compromiso de Edipo con los servicios a los leales Tebanos, como los de un leal hijo, tiene la intencin de indicar conocimiento inconsciente.

Se sugiere una interpretacin diferente si aadimos que Edipo era un nio adoptado. El nio adoptado vive en un mundo del como si. Un sentido de pertenencia puede ser una fuerza gua en su vida. Como Edipo, el nio ansiosamente asume el rol de hijo o hija natural. l mismo se compromete con la lealtad o el exilio. Para un nio como este, no hay una fcil transicin entre sentimientos de inclusin o exclusin. El nio puede querer cruzar una lnea imposible de cruzar. Algunos nios logran aceptar este destino. Otros se sienten siempre afuera y son llevados a una eterna bsqueda del padre real a quien una vez pertenecieron. El nio Victoriano no perteneca ni a la guardera ni al saln de pintar. En la guardera, el nio disfrutaba de una relacin con una figura paterna. Pero esta figura tambin perteneca a otro hogar del cual el nio era excluido. La niera se vea feliz en sus das libres. El nio era entonces abandonado con aquellos a quienes realmente perteneca pero para quienes l era una molestia.

Como ltimo recurso, Creonte y el Coro sugieren llamar a Tiresias, el vidente ciego. Como en el mito de Narciso, se dice que Tiresias qued ciego como castigo por ver lo inaceptable en este caso por haber visto a Atenas baarse. Una vez ms Tiresias debe pronunciar una verdad inaceptable:

Cuanto pesar puede causar el conocimiento de la verdad

Cuando la verdad no sirve de nada! Lo he sabido todo,

Pero me hice olvidarlo. No deb haber venido.

Tiresias hace todo lo posible por callar su conocimiento. Pero Edipo ruega en nombre de Dios y de todas las cosas. Tiresias les dice son todos ignorantes y jura:

No; nunca les dir lo que s.

Ahora es mi miseria; despus podra ser la vuestra.

Edipo se enfurece e insulta a Tiresias, culpndolo del crimen. Deba obtener la verdad a toda costa. Eventualmente, Tiresias se ve obligado a decir a Edipo que es el asesino. Edipo responde que todas las palabras de Tiresias son insignificantes. Tu, viejo ciego, necio, insensible. Acusa a Creonte de querer destruirlo, por haber llevado al falso profeta. Desacredita el Disfraz mstico de Tiresias quien no hizo nada para librar a Tebas de la Esfinge; l, por el contrario el hombre sencillo que no sabe nada lo descubri por s mismo. Tiresias responde:

Escchame. Te mofas de mi ceguera, verdad?

Pero digo que t, con tus dos ojos, ests ciego:

No puedes ver la miseria de tu vida,

Ni en la casa donde habitas ni con quin.

Quines son tu padre y tu madre? Puedes decirlo?

Ni siquiera sabes de las ciegas maldades

Que cometiste con ellos, en la tierra y en el mundo de ms abajo.

Pero el doble filo de la maldicin de tus padres te echar de esta tierra

Frente a tus hermosos ojos.

Cuando Tiresias se refiere a las maldades y la miseria causada por Edipo, no est haciendo una acusacin moral. Ms adelante toca el punto ms dbil en la historia de grandeza de Edipo. Edipo se burla de las tonteras de Tiresias y ste replica, un tonto? Tus padres me crean muy sano Edipo responde, otra vez mis padres?- Espera, quines eran mis padres? Este da te dar un padre y romper tu corazn fue la respuesta. Edipo desesperado se llena de rabia Tus acertijos infantiles! Tu maldito abracadabra. Tiresias responde, una vez fuiste un gran hombre resolviendo acertijos. Brlate de m si quieres dijo Edipo. Vers que es verdad. Era verdad dijo Tiresias, trajo tu ruina. Tiresias se va, advirtiendo a los Tebanos que el maldito, el asesino de Layo, est en Tebas.

Para sus mentes es un extranjero,

Pero pronto se demostrar que es Tebano,

Una revelacin que a nadie complacer.

No hay escape para Edipo. Escapar no servir de nada, al hombre de coraje y perspicacia, porque el corazn del mundo lo tilda de desolado. En este punto de la obra, el Coro duda de las palabras de Tiresias:

Ningn hombre puede juzgar lo desconocido o confiar en profeca,

Porque la sabidura se cambia de manos entre los sabios.

En la siguiente escena, Creonte es presentado como el hombre que habla sobre la base de los hechos. En su bsqueda por la verdad, frentica y llena de pnico, Edipo hace acusaciones y juicios ms fuertes. La prudencia y argumentos rectos de Creonte incrementan las sospechas de Edipo sobre su doble cara. Comienzan a pelear y Yocasta entra para tratar de resolver la pelea. Intercede con xito a favor del justo y leal Creonte. Edipo lo deja ir, convencido de que morir en sus manos.

Yocasta habla con seguridad a su aturdido esposo. Pero sus revelaciones, dirigidas a clamar las sospechas y la clera de Edipo, despertaron nuevas confusiones y estimularon su memoria. Sus pruebas de la inocencia de Edipo deben mostrar que los adivinos y el mismo orculo pueden estar equivocados. Le dice que el orculo le dijo a Layo que encontrara la muerte en manos de su propio hijo. Pero Layo fue asesinado por extraos en el cruce de tres carreteras. Ms an, antes de cumplir tres das de nacido, Layo clav los tobillos de su hijo y lo ech a morir en una montaa solitaria. Edipo se pregunta:

Que extraa una memoria borrosa que cruz mi mente,

Justo ahora mientras hablabas; me hel el corazn.

Le pregunta a Yocasta acerca del cruce y cuando y donde ocurri. Ella le dice que la noticia arrib no mucho antes de su llegada y prueba lo correcto de tu reconocimiento aqu. Ay!, respondi l Qu tiene Dios preparado para m?. Pregunta por el aspecto de Layo, como era su escolta, y quin le cont lo ocurrido. Yocasta le habla de un sirviente que, al regresar finalmente a Tebas y encontrar a Edipo en el trono del rey muerto, fue hasta ella y le rog ser enviado al campo con los pastores lo ms lejos posible de la ciudad.

De nuevo, Sfocles lleva nuestra atencin a la evasin de escenas tan insoportables que compartirlas llevara la total destruccin. Ahora, vuelve el pastor. Edipo reflexiona sobre si podra ser acusado por su propio mandato. Tal vez ha tomado mucho a su cargo sin preguntar. Ha alcanzado el nivel de un terrible presentimiento.

Edipo le cuenta su historia a Yocasta. Le habla de las circunstancias que lo llevaron a salir de Corinto, de su andar lejos y lejos a una tierra donde nunca vera la maldad cantada por el orculo, de su encuentro en el cruce de las tres carreteras y el asesinato de los carreteros y su jefe.

Ahora, si ese desconocido y Layo son parientes,

Existe un hombre ms miserable que yo?

...Soy pura maldad, entonces?

La ltima esperanza de Edipo es que el pastor diga que Layo fue asesinado por varios y no por un solo hombre. Yocasta le asegura que aun si se altera ese detalle, el pastor no podr demostrar que la muerte de Layo cumple lo dicho por el orculo porque su hijo, quien tena por destino matar a su padre, ya haba muerto.

Ahora el Coro declara lealtad a las oscuridades del orculo: cmo se puede desacreditar al ombligo del mundo y creer ciega la escena Dlfica?. Las leyes son del universo puro, a travs de las generaciones, el cielo ha sido su brillante cuidadora.

Nunca se crearon mortales,

Ni son esclavos de memoria, perdidos en el sueo:

Su padre es ms grande que el tiempo, y no las edades.

De nuevo, identificados con Edipo, se nos ofrece un alivio. Un mensajero viene de Corinto con noticias que parecen comprobar la inconfiabilidad del orculo. Plibo ha muerto y el pueblo del Istmo proclama Rey a Edipo. Yocasta se regocija. Es el hombre de quien Edipo huy por temor a destruirlo, pero muri por otro destino. Edipo pregunta al mensajero quien asegura que Plibo muri de vejez. Por un momento, Edipo logra descartar las palabras vacas del orculo Y an, no debo temer de la cama de mi madre?. Yocasta lo consuela,

No tengas ms miedo de dormir con tu madre:

Cuantos hombres, en sueos, han yacido con sus madres!

Ningn hombre razonable tiene problemas con esas cosas.

El buen sentido de Yocasta es tristemente inapropiado para la realidad de la situacin. El y nosotros, los lectores de la obra, sabemos que las sabias palabras de Yocasta son verdaderas. Pero el conocimiento de que todos soamos tales cosas no cambia el hecho de que la madre de Edipo sigue viva. Ms aun, las palabras del orculo no se refieren al cumplimiento de deseos en sueos. El mensajero le pregunta a Edipo quin es la mujer de la cual teme. Edipo repite las palabras el orculo y le dice por qu se ha mantenido lejos de Corinto durante todos esos aos, aunque habra sido dulce ver de nuevo a mis padres. El mensajero pregunta si esas son realmente las razones por las que Edipo no volvi a casa. Le asegura que todos sus miedos son insensatos. Pero por qu?, pregunta Edipo, seguro que ellos son mis padres?, el mensajero le dice Plibo no era tu padre... hace mucho tiempo te recibi de mis manos, como un regalo. Entonces, responde Edipo, Cmo pudo amarme tanto si yo no era suyo?. El mensajero responde que Plibo no tuvo hijos y su corazn se torn hacia ti.

El mensajero cuenta la historia de su descubrimiento del nio abandonado. Apareci en el paso de Citern. Como cualquier nio adoptado, Edipo se pregunta y tu, me compraste? me encontraste por casualidad?. Le pregunta qu estaba haciendo en Citern. Estaba atendiendo sus rebaos. Un pastor perdido?. S, pero tu salvador aquel da, hijo mo. El mensajero describe cmo desat los tobillos de Edipo y le puso su nombre. Edipo pregunta si su madre o su padre lo at por los pies y lo dej en la ladera de la montaa. El mensajero le dice que fue otro pastor, uno de los de Layo. Molesto de nuevo, Edipo debe encontrar a este pastor a quien ya han mandado a buscar para verificar las circunstancias de la muerte de Layo. Sugieren a Edipo preguntarle a Yocasta. En vano, ella evade las preguntas y le pide que lo olvide todo. Pero ahora que las dudas sobre su verdadero origen estn casi ensambladas, Edipo no desistir. Yocasta no logra disuadirlo. Debo saber la verdad. Yocasta se va diciendo sus ltimas palabras:

Ay, miserable!

Esa es la nica palabra que tengo para ti.

Edipo, an ignorante, piensa que se ha ido por vergenza a revelar su posible bajo origen. Pero l es un nio con Suerte. l

No puedo ser deshonrado.

La suerte es mi madre; los meses, mis hermanos,

Me han visto rico y pobre.

Si esto es as, Cmo puedo querer ser otro?

Cmo no podra estar contento de conocer mi nacimiento?

La suerte es la madre de un nio adoptado.

El viejo pastor, sirviente de Layo, lleg con el mensajero desde Corinto. Recordaron el tiempo en el que compartieron tres estaciones completas juntos en Citern, yndose cada uno a casa en otoo, uno al hogar de Plibo y el otro al reino de Layo. El mensajero le pregunta al pastor si recuerda al beb que una vez le entreg, quien ahora es el Rey Edipo. Maldito seas, no podrs callar, grit el pastor. Edipo, habiendo odo por casualidad, lo amenaz hasta que admitiera que el hijo que entreg era, en realidad, del palacio de Layo. Edipo pregunta si era un nio esclavo o de su propio linaje. El pastor respondiendo lo ms terrible que he de decir dice a Edipo, quien escucha lo ms terrible que he de escuchar, que era un hijo de Layo, y le recomienda hablar con su esposa para mayor informacin. Edipo corre al palacio para buscar a Yocasta.

El Coro lamenta el destino de Edipo, cuyo esplendor ha cado por completo y cuya mente era un fuerte arco.

Verdadero rey, hacedor de leyes,

Majestuoso Edipo!

Ningn prncipe de Tebas tuvo tanto renombre,

Ningn prncipe gan tanta gracia de poder.

No hay duda de la integridad de Edipo, su obediencia a la ley. Tuvo gracia de poder, ms no voluntad omnipotente. Edipo, el de acciones ilegales, ha cado sin tener la culpa.

Y ahora, de todos los hombres conocidos

La ms lastimosa es la historia de este hombre:

...Todo se entendi muy tarde.

...Pero todos los ojos fallaron antes que el ojo del tiempo,

Todas las acciones reciben justicia all.

Un mensajero anuncia la muerte de Yocasta. Ahora el lugar alberga la maldad- la maldad no hecha inconscientemente, sino deseada... los ms grandes dolores son aquellos causados por nosotros mismos. La Reina ha muerto por sus propias manos. Edipo atraviesa las puertas gemelas hacia el cuarto. Al verla colgar, arranca los broches de oro de su vestido y los hunde en sus propios ojos, golpendolos muchas veces y llorando:

No ms,

No volvers a ver en mi miseria,

Los horrores de mis acciones! Por mucho tiempo has conocido

Las caras de aquellos a quienes nunca deb ver,

Por mucho tiempo fui ciego para aquellos a quienes buscaba!

Desde este momento, me retiro a la oscuridad.

Edipo pide ayuda para ser llevado a las puertas para que los nios de Kadmos puedan ver al asesino de Layo. Auto exiliado, dejar Tebas, una escena terrible para los hombres. Un castigo, ms pesado que lo soportable por cualquier mortal, ha cado sobre l. Peor aun, el Coro exclama, Qu dios te llev...a pasar la negra noche por tus ojos?. Apolo le llev el terrible destino pero la mano cegadora fue su propia mano. Pero, Edipo nos dice, cmo podra ver si todo lo visible era horror. Edipo maldice a su salvador, el hombre que lo desat y lo sac de la muerte a semejante vida. Si puede haber un mal peor que el mismo mal, ste me ha tocado a m. Y haba pecado tan vilmente contra sus padres que no podra lograr su propia paz acabando con su propia vida. Todo lo que puede hacer es acabar con las escenas sobre las que no puede hacer nada, aun siendo inocente.

Tres veces miserable! Edipo, el ms noble de todo el linaje

De Kadmos, me he condenado a no disfrutar ms de estas cosas,

...si hubiese podido apagar mis odos desde la raz,

Lo habra hecho y habra hecho de este cuerpo

Una celda de miseria, ciego a la luz y el sonido:

As estara a salvo en una oscura agona

Ms all de cualquier reminiscencia.

Enumera los infortunios de su vida: Citern que lo alberg para que el mundo observara el execrable nacimiento. Plibo y Corinto,

Ciudad en que cre

El asiento de mis ancestros: que justo

Pareca, tu hijo! Y todo el tiempo esta maldad

Era un cncer dentro de mi!

Porque estoy enfermo

En mi vida diaria, enfermo desde mi origen.

Los tres caminos en los que bebi la sangre de su padre, su propia sangre, derramada por su propia mano. Su matrimonio:

La red

Del incesto, padres, hermanos, hijos mezclados

con novias, suegras: la ltima maldad

Que puede conocer el hombre: ninguna lengua puede decir

Qu tanta maldad.

De nuevo Edipo pide ser sacado y escondido.

No tengan miedo de tocarme

De todos los hombres, yo solo puedo soportar esta culpa.Maldice y se arrepiente, a sabiendas que en sentido objetivo, sus emociones personales no tienen importancia. Ningn perdn puede alterar sus acciones y redimir la Casa de Labdakos. El suicidio no traer paz. Debe continuar su vida sin sentidos Una celda de miseria, ciego a la luz y el sonido... a salvo en una oscura agona, ms all de cualquier reminiscencia.

Creonte se apodera de la situacin. No tiene intenciones de venganza por las injurias personales hechas por Edipo hacia l. Tampoco se burla ni reprocha. Le pide a Edipo remover su presencia, que es una contaminacin para la dignidad del hombre de casa de familia. Edipo le ruega sacarlo a un lugar donde ninguna voz humana lo llamara. Pero Creonte insiste en que deben esperar para escuchar al dios. Aunque el Orculo dice que el parricida debe ser destruido, no est claro lo que se debe hacer. Edipo pide ir a Citern, a la tumba indicada por los padres. Y sabe que su muerte nunca ocurrir por enfermedad o cualquier forma natural. Le est reservado un destino impensable. Pide ver a sus hijos para poner sus manos sobre ellos las manos que le han llevado sus propios ojos a esta forma de ver. Les dice que no tuvo vista ni conocimiento de ser su padre con la mujer que fuera la fuente de su propia vida. Todas las tragedias y maravillas de la vida se forjan con las maneras de ver de los hombres, aunque sus ojos estn claros, no pueden ver. Llora por sus hijos. Porque cuando quieran casarse, quin se arriesgar al veneno que llevan dentro? No existe maldad que quiera un nio cuyo padre mat a su padre, sembr el tero de aquella que lo sostuvo y luego engendr al nio en la fuente de su propia existencia! Incesto y esterilidad terminan siendo iguales. El vstago del incesto debe marchitar sus vidas en un sueo estril.

Todos esperan por las palabras del orculo. Creonte, el obediente servidor de la Ley, no hablar ms all del conocimiento. A diferencia de Layo y Edipo, es renuente a hablar de exterminio como solucin para los males sociales. Layo extermin a Yocasta. Juntos exterminaron su hijo. Edipo se exili de Corinto. En la obra amenaz con exterminar a Tiresias, Creonte, al pastor, al mensajero, a Yocasta y finalmente, a l mismo. En el drama, hay poco de intrusin y provocacin y mucho de exterminio y negacin. Creonte defiende la aceptacin de hechos y orden, as como Edipo defiende la verdad y la justicia. Pero, en este punto de la obra, Edipo est consigo mismo con dolor, rabia y remordimiento. Creonte no ceder ante tal indulgencia. Un hombre puede actuar libremente pero no tomar una vida, as acte en ignorancia o desespero. El hombre debe vivir de acuerdo al orculo o de acuerdo al principio de realidad. Edipo tambin reconoce lo intil del suicidio incluso en la casa de la muerte, no podra soportar ver a su padre.

La obra culmina con el reproche de Creonte a Edipo por su ltimo rechazo a obedecerlo y dejar atrs a sus hijos.

No pienses ms

Que tienes el mando aqu, ms bien piensa

Cmo, cuando lo tenas, serviste tu propia destruccin.

Edipo se inclina ante la autoridad de Creonte.

El tiempo lo alivia todo