edificio movimiento

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62 Dr. Arq. Eduardo Maestripieri Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires Se ha comentado cómo la Dirección de Arquitectura de la Administración General de Correos encaró una reorganización, con el propósito de implementar un plan de infraestructura edilicia propio. En 1947 el arquitecto Aristóbulo Martínez recurrió a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires para reunir a un grupo de estudiantes de los últimos cursos de la carrera, proponiéndoles su incorporación a esta nueva oficina; los proyectos surgidos de la misma, referentes inevitables de todas las realizaciones posteriores, fueron desarrollados en aquellos años por una nueva generación de arquitectos egresados a fines de la década del ‘40. 1 Las prácticas desarrolladas en sus primeros años de inserción en la vida académica y profesional ponen de manifiesto el espesor generacional y la diversidad de las búsquedas y afir- maciones desplegadas, y nos alientan a reorientar la reflexión de la disciplina sobre sus fuentes de inspiración moderna. En la heterogeneidad de las propuestas de aquella prolífica, pero a la vez inacabada cultura arquitectónica, desplegadas en los comienzos de su actuación como prin- cipiante generación de arquitectos, es posible percibir prefiguraciones de ciertos problemas y singularidades de la arquitectura moderna y contemporánea. Es evidente que la perspectiva en la que se colocan estas manifestaciones establece las condiciones y posibilidades de la compa- ración, por lo tanto, pese a la discontinuidad, dispersión y fragmentación de la producción urba- na y arquitectónica, el conjunto de obras y proyectos de esta nueva generación, vinculada cul- turalmente a las realizaciones precedentes de Alfredo Agostini, Mario Roberto Álvarez, el Grupo Austral, Eduardo Catalano, Carlos Coire, Jorge Ferrari Hardoy, Eduardo Sacriste, Jorge Vivanco y Amancio Williams, constituye un episodio significativo de la producción moderna argentina. La secuela de trabajos y reflexiones de las décadas subsiguientes, expusieron algunas de las origi- nales e inéditas actitudes y orientaciones de esta generación inspirada tanto en las enseñanzas y manifestaciones locales de lo moderno, como en las búsquedas cercanas o semejantes de las lozanas generaciones de arquitectos del Viejo Mundo. A uno y otro lado del océano los arquitectos, se regodearon convencidos de que vivían la verdadera edad moderna: que su manera de pensar, sentir y hacer arquitectura era actual, que tenían ideas originales, por saber reconocer e interpretar las fuentes de la arquitectura. Creían vivir en la relativa seguridad de políticas de estado en las que era posible construir y continuar una vía moderna o al menos, contribuir desde la arquitectura a su modernización. Formados en la sensibilidad y la predisposición por lo moderno, se lanzaron a la vida profesional asumiendo, tempranamente alguno de ellos, la profundización, y en algunos casos, la posterior crítica, al producto, en apariencia homogéneo y monolítico, de aquella modernidad arquitectónica, cul- tural y productiva de la que se creían virtuales herederos y naturales continuadores. Los prime- ros modernos y modernistas de nuestro medio fueron bastante prudentes a la hora de hacer sus propias aseveraciones; sin embargo, el optimismo constructivo del Nuevo Mundo les permitió ciertas afirmaciones fundacionales. Reaccionaron, en una sociedad conservadora, ante lo que consideraron la decadencia cultural y académica, abordando sus problemas prácticos e inte- lectuales de una manera claramente optimista y moderna, y, tanto en la arquitectura como en el urbanismo, sus vidas intentaron personificar modos, lógicas o procedimientos racionales de realización, desde instituciones o posiciones personales que creían ausentes de superstición y anacronismos. En la flamante Dirección de Arquitectura no había figuras determinantes y hegemónicas; recién graduados, muchos de ellos no contaban con una experiencia constructiva y un saber técnico especializado. El carácter utilitario y serial del programa arquitectónico definido en el Desplazamientos y correspondencias proyectuales. Edificio Movimiento 1. Ver el artículo de Adriana Collado y la reseña biográfica de los profesionales implicados elaborada por Elisa Radovanovic, en esta misma publicación.

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Edificio Movimiento de la Dirección de Arquitectura de la Administración General de Correos. 1949.Proyecto: Arqs. Ángel Gallardo, Augusto Gaido, Roberto Páez y Francisco Rossi.Cfr. Adriana Collado (Et. al.) Arquitectura moderna y Estado en la Argentina. Edificios para Correos y Telecomunicaciones (1947-1955), CEDODAL, Universidad Nacional del Litoral, 2013

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    Dr. Arq. Eduardo MaestripieriFacultad de Arquitectura, Diseo y Urbanismo. Universidad de Buenos Aires

    Se ha comentado cmo la Direccin de Arquitectura de la Administracin General de Correos encar una reorganizacin, con el propsito de implementar un plan de infraestructura edilicia propio. En 1947 el arquitecto Aristbulo Martnez recurri a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires para reunir a un grupo de estudiantes de los ltimos cursos de la carrera, proponindoles su incorporacin a esta nueva oficina; los proyectos surgidos de la misma, referentes inevitables de todas las realizaciones posteriores, fueron desarrollados en aquellos aos por una nueva generacin de arquitectos egresados a fines de la dcada del 40.1

    Las prcticas desarrolladas en sus primeros aos de insercin en la vida acadmica y profesional ponen de manifiesto el espesor generacional y la diversidad de las bsquedas y afir-maciones desplegadas, y nos alientan a reorientar la reflexin de la disciplina sobre sus fuentes de inspiracin moderna. En la heterogeneidad de las propuestas de aquella prolfica, pero a la vez inacabada cultura arquitectnica, desplegadas en los comienzos de su actuacin como prin-cipiante generacin de arquitectos, es posible percibir prefiguraciones de ciertos problemas y singularidades de la arquitectura moderna y contempornea. Es evidente que la perspectiva en la que se colocan estas manifestaciones establece las condiciones y posibilidades de la compa-racin, por lo tanto, pese a la discontinuidad, dispersin y fragmentacin de la produccin urba-na y arquitectnica, el conjunto de obras y proyectos de esta nueva generacin, vinculada cul-turalmente a las realizaciones precedentes de Alfredo Agostini, Mario Roberto lvarez, el Grupo Austral, Eduardo Catalano, Carlos Coire, Jorge Ferrari Hardoy, Eduardo Sacriste, Jorge Vivanco y Amancio Williams, constituye un episodio significativo de la produccin moderna argentina. La secuela de trabajos y reflexiones de las dcadas subsiguientes, expusieron algunas de las origi-nales e inditas actitudes y orientaciones de esta generacin inspirada tanto en las enseanzas y manifestaciones locales de lo moderno, como en las bsquedas cercanas o semejantes de las lozanas generaciones de arquitectos del Viejo Mundo.

    A uno y otro lado del ocano los arquitectos, se regodearon convencidos de que vivan la verdadera edad moderna: que su manera de pensar, sentir y hacer arquitectura era actual, que tenan ideas originales, por saber reconocer e interpretar las fuentes de la arquitectura. Crean vivir en la relativa seguridad de polticas de estado en las que era posible construir y continuar una va moderna o al menos, contribuir desde la arquitectura a su modernizacin. Formados en la sensibilidad y la predisposicin por lo moderno, se lanzaron a la vida profesional asumiendo, tempranamente alguno de ellos, la profundizacin, y en algunos casos, la posterior crtica, al producto, en apariencia homogneo y monoltico, de aquella modernidad arquitectnica, cul-tural y productiva de la que se crean virtuales herederos y naturales continuadores. Los prime-ros modernos y modernistas de nuestro medio fueron bastante prudentes a la hora de hacer sus propias aseveraciones; sin embargo, el optimismo constructivo del Nuevo Mundo les permiti ciertas afirmaciones fundacionales. Reaccionaron, en una sociedad conservadora, ante lo que consideraron la decadencia cultural y acadmica, abordando sus problemas prcticos e inte-lectuales de una manera claramente optimista y moderna, y, tanto en la arquitectura como en el urbanismo, sus vidas intentaron personificar modos, lgicas o procedimientos racionales de realizacin, desde instituciones o posiciones personales que crean ausentes de supersticin y anacronismos.

    En la flamante Direccin de Arquitectura no haba figuras determinantes y hegemnicas; recin graduados, muchos de ellos no contaban con una experiencia constructiva y un saber tcnico especializado. El carcter utilitario y serial del programa arquitectnico definido en el

    Desplazamientos y correspondencias proyectuales. Edificio Movimiento

    1. Ver el artculo de Adriana Collado y la resea biogrfica de los

    profesionales implicados elaborada por Elisa Radovanovic, en esta

    misma publicacin.

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    Fotografas del Edificio Movimiento en 1956, en el momento de la conclusin de las obras (Fuente: Nuestra Arquitectura, 328-329, noviembre-diciembre de 1956, pp. 43-55)

    plan de edificios para el correo y la convocatoria a realizar un trabajo en equipo, confrontando la capacidad de produccin asociada del proyecto como disciplina autnoma, con el arquitecto artista sujeto a reglas compositivas anacrnicas representaba la oportunidad de demostrar desde una estructura tcnica estatal el cambio del paradigma profesional.

    La arquitectura es en relacin a otras prcticas tcnicas y artsticas, aquella que menos se presta a excluir la idea de racionalidad. Un edificio tiene que satisfacer criterios pragmticos y constructivos que circunscriben y determinan la tarea proyectual. La racionalidad de la arqui-tectura, no depende tanto de la presencia o ausencia de criterios racionales cuanto de la impor-tancia atribuida a la lgica de sentido de las reglas, modos y procedimientos dentro del proceso del proyecto arquitectnico. La razn implica la intervencin de una regla, un modo proyectual entre la experiencia directa del mundo y cualquier prctica tcnica como es la arquitectura. Esta nocin, de que la arquitectura es la aplicacin de reglas y lgicas de procedimiento establecidos por el ejercicio de la razn, puede tomarse como la definicin ms general del racionalismo en arquitectura. El avance del racionalismo en la enseanza de la arquitectura, la difusin y promo-cin de los ideales modernos a travs de sus mentores y de una sociedad propensa a admitir nuevas representaciones de la vida moderna permiten inferir un ambiente propicio para formu-lar un plan de infraestructuras y obras pblicas asociado a un Estado Moderno.

    La voluntad del Estado de crear oficinas tcnicas adecuadas para la produccin de infra-estructuras para la salud, la cultura, la educacin y las comunicaciones generaba orientaciones contrapuestas entre los que se afirmaban en una actitud profesional y pragmtica de la arqui-

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    tectura y aquellos que sostenan una visin disciplinar de la misma. Dicho de otra manera, entre quienes la entendan en ltima instancia como una tcnica combinatoria de un conjunto redu-cido de conocimientos autnomos al servicio de una cierta lgica de produccin y consumo, y quienes proponan a la arquitectura como forma de construccin de la cultura en un sentido a la vez mucho ms amplio y profundo. En nombre de este debate se imponan antinomias irreductibles, afinidades lineales y unvocas entre ideologa y arquitectura, se reducan las po-sibilidades de una reflexin profunda sobre los distintos problemas y se instalaba una mirada sesgada sobre los mismos.

    Abordar desde la Direccin de Arquitectura un plan de infraestructura edilicia que inter-prete lo genrico y lo singular, lo contingente y lo constante, las innovaciones y las permanen-cias constructivas, preceptivas y formales fue un desafo tanto por la magnitud del programa como la extensin del territorio en el que deban desplegarse las diferentes acciones y concre-ciones. Desde esta perspectiva, el Edificio Movimiento, fue un episodio proyectual previsible en la red de edificios y relaciones tipolgicas desarrollados durante esos aos.

    El Edificio Movimiento fue proyectado en 1949 por los arquitectos ngel Gallardo, Au-gusto Gaido, Roberto Pez y Francisco Rossi, aunque las obras se iniciaron recin a principios de 1951; fue concebido como un centro de servicios, especialmente destinado a la flota vehi-cular de Correos y oficinas diversas. Emplazado en un terreno triangular en la zona portuaria de Buenos Aires y adyacente a una de las drsenas del Puerto Nuevo, el edificio completa un tejido anmalo, de carcter logstico y de servicios, subsidiario de las actividades y movimientos portuarios, y aislado de la ciudad formal. La malograda prolongacin de la avenida Pueyrredn sobre las playas ferroviarias existentes y su continuacin en una avenida costanera elevada pre-vea la conexin del edificio con una futura autova que lo vinculara con el norte de la ciudad. Desafectado hace unos aos del patrimonio edilicio estatal, el edificio confirma la calidad cons-tructiva y proyectual. Inmutable a la obra del tiempo, subsiste con un nuevo uso utilitario que no ha alterado su slida presencia en un tejido extendido en mayor complejidad e informalidad.

    El proyecto rene un conjunto de soluciones y respuestas arquitectnicas que simult-neamente se ensayaban en los proyectos de las principales cabeceras de distrito, como Mendo-za (1948), Mar del Plata (1950-52) y San Juan (1950-52). El bloque o edificio laminar compacto, acompaado de un basamento diferenciado ya haba sido ensayado, tanto como una unidad es-pacial independiente, como entre medianeras. En este caso, el bloque es un prisma rectangular de doce pisos de altura con una estructura convencional de vigas y columnas que disponiendo de un ncleo asimtrico permite una planta libre destinada a oficinas con circulacin lateral. En el cuerpo diferenciado se ubica un importante taller mecnico dedicado a la reparacin y man-tenimiento integral de los vehculos aplicados a la distribucin postal. La reiteracin conceptual del uso de la planta libre y la estructura independiente introducen un sistema generalizado que minimiza diferencias precisamente cuando otras soluciones constructivas, an vigentes a fines de la dcada del 40, las habran maximizado; por ejemplo, las diferencias entre los elementos de sostn, los elementos sostenidos y su punto de unin.

    Las formas que resultan en el bloque y en el pabelln se acercan ms a la abstraccin que a las leyes consecuentes con la naturaleza de los materiales empleados y la expresin visual de dichas leyes. La envolvente abstracta inmutable a la obra del tiempo, domina en la elec-cin de los materiales que desaparecen transformados en color, texturas y bajo mantenimiento. La paradoja de este modo proyectual es que, con el fin de satisfacer requisitos constructivos de verdad emprica, la obra se despoja de toda inmediatez de significado. Su propsito es re-ducir todas las operaciones proyectuales a un mnimo de decisiones relacionadas con el uso dominantemente utilitario del Edificio Movimiento y de todos los edificios vinculados al plan. Esta propuesta reductiva puede ser considerada como un empobrecimiento de los significados encerrados en la convencin cultural, sin embargo, sta no fue la interpretacin que le dio el equipo tcnico de la Direccin de Arquitectura, donde, por el contrario, la estrategia proyectual adoptada fue interpretada como un eficaz medio para alcanzar una consistente identidad insti-tucional, con un respuesta inmediata, concreta, con un alcance territorial y perdurable.

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    Completa el proyecto un pabelln destinado a cocheras y una estacin de servicio. El pabelln, de seis niveles y una capacidad de 600 vehculos, adopt como solucin la generacin de una rampa de pendiente ascendente-descendente continua. La atpica estructura, una losa o piso en pendiente continua es la esencia del proyecto del pabelln. La propuesta traspasa los lmites del caso particular, brindando una solucin de inters general y una respuesta a un problema estructural. Una pendiente promedio del 3% fue adoptada luego de diversos estu-dios relacionados con la maniobrabilidad, las pendientes aceptables para estacionamiento y la atpica forma del terreno, que oblig a comprimir y modelar la espiral contenida en la forma general del pabelln. El piso en continua pendiente alrededor de un hueco triangular, que defi-ne un ncleo de servicio, est determinado por el desplazamiento radial en sentido ascendente o descendente de una generatriz horizontal. La disposicin de las columnas permiti liberar el cerramiento de interferencias estructurales definiendo una envolvente continua de suaves curvas que acenta materialmente la apariencia de movimiento sugerida en el carcter y la de-nominacin general del edificio. La original e indita propuesta reconoce como antecedente directo el proyecto de la Spiralway (1945) de Eduardo Catalano y Basil Yurchenco. Este proyecto propona una solucin estructural genrica aplicable en edificios industriales, independiente de los requerimientos del programa y del sitio.

    El bloque y el pabelln definen un conjunto abstracto y autnomo que se recorta en el paisaje urbano de Buenos Aires separndose de su implicacin con el entorno inmediato. Los elementos, las partes del conjunto pierden importancia en si mismos, mientras que cobran pro-tagonismo las relaciones entre el edificio y el pabelln. El sentido ltimo del conjunto reside en la forma de esas relaciones, ms all del valor especfico de los diversos elementos y el propsito o destino de cada uno de ellos. Desde esta mirada interpretativa, en el Edificio Movimiento, es posible hacer la distincin entre lo abstracto y lo figurativo?; en qu consistira la figuracin o representacin arquitectnica? La clave de esa distincin parece estar contenida en la doble acepcin que posee la palabra forma en el mbito arquitectnico. En el primer caso, la forma se identifica con la constitucin interna de la obra o proyecto arquitectnico, y alude a la disposicin y ordenacin general de sus partes, de manera que la forma se identifica con el concepto moder-no de estructura. En el segundo caso, la forma se refiere a la apariencia de la obra de arquitectura, a su aspecto y conformacin externa, de modo que se convierte en sinnimo de figura.

    Fotografas del Edificio Movimiento en 1956, en el momento de la conclusin de las obras (Fuente: Nuestra Arquitectura, 328-329, noviembre-diciembre de 1956, pp. 43-55)

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    La nocin de forma como estructura remite a las dimensiones inteligibles de lo arqui-tectnico y abre la puerta a la concepcin abstracta. La nocin de forma como figura se refiere a las dimensiones sensibles o perceptibles de la obra de arquitectura y constituye la base de la elaboracin figurativa. Este movimiento pendular entre representaciones locales exaltando las particularidades culturales y representaciones arquitectnicas identificadas con valores univer-sales sigue vigente y atraviesa toda la cultura arquitectnica.

    El Edificio Movimiento parece estar mas cerca de una orientacin abstracta y universalis-ta, coherente con un plan destinado a generar una imagen corporativa consistente y perdurable slo comparable -por su proyeccin territorial-, a la red de estaciones para el Automvil Club Argentino proyectada por Antonio Vilar entre 1938 y 1942. La diferencia entre ambos planes es que la orientacin propuesta por Vilar, expresada en una materialidad domstica y regionalista fue claramente figurativa.

    El procedimiento abstracto orienta el hacer arquitectnico hacia la produccin sintcti-ca, dando prioridad a las reglas y leyes internas de construccin formal de la obra de arquitectu-ra. Esta vertiente apunta hacia la universalidad y la inteligibilidad de la obra de arquitectura. En esta orientacin se reconoce al Edificio Movimiento. El inters o la ilusin proyectual se desplaza desde los elementos a las relaciones que se establecen entre ellos y a los principios y modos de diseo o composicin arquitectnica que las regulan. En el Edificio Movimiento el inters pro-yectual se manifiesta en la habilidad en articular en un terreno triangular las relaciones entre el bloque, el pabelln y la estacin de servicio. Los aspectos contingentes del sitio, -la abstracta geometra de la parcela- permiten modelar la forma del conjunto edilicio en un armnico con-trapunto entre la dura verticalidad del bloque y la sugestiva espiral ascendente que transforma en suaves curvas la horizontalidad del pabelln. El bloque responde con una envolvente discon-tinua que relaciona las diferentes orientaciones; abierta y transparente hacia el Ro de la Plata, opaca hacia el oeste. Este juego entre opacidad y transparencia, con diferentes recursos tcnicos y plsticos regula desde las condiciones ambientales y los determinantes del uso la controlada abstraccin del bloque.

    En este modelo proyectual existe una relacin causal entre usos y formas en arquitectura. La necesidad interna, -el programa de usos propuesto para el Edificio Movimiento- permite des-plazar la analoga y las relaciones con la ciudad como generadora de la forma arquitectnica. Esta nocin de uso, propsito y finalidad permite recurrir a un sistema independiente de valores ex-ternos estrechamente relacionado a una concepcin que considera que en el proyecto no debe haber interferencia alguna de nociones preconcebidas respecto a qu es la arquitectura. Con esta orientacin, resulta inevitable asociar el Edificio Movimiento con otras obras precedentes y contemporneas como el Pabelln Suizo (1930-32) de Le Corbusier, el edificio del Ministerio de Educacin y Salud Pblica (1936-43) de Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Carlos Leao, Ernani Vascon-celos y Affonso Eduardo Reidy; el edificio del Mercado del Plata (1947) de Oscar Crivelli y Jorge Heinzmann y el edificio Repblica (1951) proyectado por los arquitectos Snchez Ela, Peralta Ramos, Agostini (SEPRA), entre otras. En todas ellas, existen estrategias, recurrencias y adhesiones comunes relacionando el valor de uso con la certidumbre de la forma estructural. No obstante, el concepto de transformacin constituy una relacin significativa en las diferentes etapas del pro-yecto del Edificio Movimiento y la serie tipolgica desarrollada para los otros edificios de correo. En cualquier caso, mencionar la transformacin implica aceptar el hecho de que siempre parti-mos de algo preexistente, de algo que, a la vez que se transforma, mantiene algunas invariantes como elementos de continuidad. Definido el tipo como una estructura elemental, como un prin-cipio ordenador segn el cual una serie de elementos, que gobernados por relaciones precisas, adquieren una determinada estructura, podemos inferir cmo el bloque del Edificio Movimiento se relaciona en el plan con otras obras precedentes y contemporneas, superponindose y fecun-dndose mutuamente. Esta tensin, este juego recproco, que es posible establecer con toda la serie de obras, es lo que las convierte en casos ejemplares para la arquitectura moderna argenti-na, solo comparables con el mencionado plan de estaciones de servicio del Automvil Club Ar-gentino de Antonio Vilar, las exploraciones tipolgicas residenciales y hospitalarias de Wladimiro Acosta, relacionadas con el sistema Helios y el conjunto de seis hosteras proyectadas por Mario Soto y Ral Rivarola para el plan de infraestructura turstica de la provincia de Misiones.

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