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BIOMA VIDA AL SUR DE LA TIERRA PINGÜINOS DE MAGALLANES Aquellos extraños gansos... REVISTA ISSN 0719-093X MARZO 2014 La Chochoca Un manjar de papa chilota Buena memoria Edulio y su lucha por el medioambiente

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Revista BIOMA 2014

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BIOMAVIDA AL SUR DE LA TIERRA

PINGÜINOS DE MAGALLANESAquellos extraños gansos...

REVISTA

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719-

093X

MARZO 2014

La ChochocaUn manjar de papa chilotaBuena memoriaEdulio y su lucha por el medioambiente

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BIOMAVIDA AL SUR DE LA TIERRA

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Pingüinos de Magallanes, “Aquellos extra-ños gansos…” Cuando se conoce a un Pingüino por pri-mera vez, es fácil verlos como adorables criaturas muy simpáticas, sin embargo...

EN ESTA EDICIÓN

La Chochoca, un manjar de papa chilota Las tierras insulares tienen esa virtud que al estar apartadas del continente, saben guardar sus secretos mejor que si estu-vieran más accesibles...

BUENA MEMORIAEdulio y su lucha por el medioambien-te Es plena temporada veraniega y la co-muna de Tongoy se encuentra reple-ta de turistas en las calles. Es hora de almuerzo y la gente se vuelca a cada espacio libre...

El pulso de la Naturaleza, Es un espacio donde la vida toma un carácter interpretativo des-de la óptica de un Guardaparque chileno, las sensaciones y la percepción de todos los sentidos humanos....

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César Jopia QuiñonesDirector

Bienvenidos a esta nueva edición de Revista BIOMA

EDITORIALDe la avifauna chilena, uno de nues-tros más interesantes y atractivos personajes son los pingüinos, hay nueve especies en nuestras costas y de la misma forma también son variados sus hábitats, espinosos de-siertos semiáridos, bosques lluviosos y congelados mundos blancos en el extremo del mundo.Y Chile hace lujo de esta variopinta escenografía, la basta y extensa faja de tierra marca su propia territoriali-dad para cada una de estas familias de pingüinos del cono sur.Desde el norte, con la familia de Spheniscus hasta la Antártica con las variadas especies de Pigocélidos, Eu-dyptes y Aptenodytes, ciertamente se trata de una invaluable ecología animal digna de estudiar y de la cual tenemos mucho aún que aprender y apreciar.El Pingüino de Magallanes es un me-didor natural de la salud de los hábi-tats donde vive, al igual que todas las especies del planeta, su frágil reacti-vidad al contacto humano es clara señal de cuanta distancia debemos mantener para protegerlo.Al visitar el Monumento Natural de los islotes de Puñihuil, si bien estába-mos felices de estar ahí, vimos como el creciente mercado turístico gana terreno, sustentable o no... a la larga podría desatar efectos colaterales da-ñinos que podrían reclamar sus victi-mas que .Este delicado entorno natural está protegido sólo por ordenanzas mu-

nicipales de la I. Municipalidad de Ancud. Las que hacen referencia al control y fiscalización de los botes adaptados para el turismo, como por ejemplo el uso de motores fuera de borda sin mescla de combustible con aceite y el impacto ambiental resul-tante de la cantidad de veces al día que navegan los operadores turisti-cos para acercase a las pingüineras, entendemos que son tres operado-res y cada uno visita los islotes unas cinco veces diarias, es decir son quin-ce veces que un bote va con veinte o más pasajeros a ver a estas aves, los que se acercan a sólo unos metros de los pingüinos y sus nidos en las rocas y agujeros del islote.Conaf fiscaliza e informa a los pasaje-ros sobre este Monumento Natural, pero tememos que estas "invasio-nes" tan repetidas e intensas durante todo el verano podrían provocar a largo plazo un cambio en los hábitos pelágicos de estas aves.

Pero por lo anterior esperamos co-municar a las autoridades competen-tes que se realice una fiscalización más estricta y restrictiva para prote-ger este hábitat y a estas aves.

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CPINGÜINO DE MAGALLANESPingüino de Magallanes

"Aquellos extraños gansos…"

uando se conoce a un Pin-güino por primera vez, es fácil verlos como adorables criaturas muy sim-páticas, sin embargo se trata de es-pecies que provienen de una arista de la naturaleza que se caracteriza por contener animales que contra-dicen ciertas lógicas, pero ¿por qué decimos esto? Simple… son aves pero no vuelan, no son peces, pero nadan como si volaran, raro… ¿verdad?Cuando el cronista de Hernando de Magallanes los describió como "ex-traños gansos" no imaginó que esta-ba en presencia de una especie total y diametralmente distinta a un "gan-so" de granja.Más tarde fueron llamados pingüi-nos, por su similar taxa a la familia de los Alcidae (Frailecillos, Alcas y Araos), pero ciertamente no guarda-ban tampoco ninguna relación ge-nética.

El Pingüino de Magallanes (Sphe-niscus magellanicus) es una especie abundante y no se encuentra en pe-ligro de extinción, pero hay estudios que indican una baja importante en

El Pingüino de Magallanes se distribuye de manera general, a través de todo el litoral del

cono sur de Sudamérica

su población, la que se adjudica a la contaminación por petróleo de las aguas, el creciente turismo, la pesca industrial y otro factor no tan antro-pogénico como los anteriores, pero no menos sospechoso la corriente del niño.En la isla grande de Chiloé, fuimos a conocer a este pequeño amigo en el Monumento Natural islotes de Puñi-huil al oeste de la comuna de Ancud, al llegar nos encontramos con una extensión de llanas playas flanquea-das por riscos y bosques de tipo Lau-rifolio (Tepa, Luma, Canelo, Tineo, Tiaca, Coihue, Ulmo, Mañio, Trevo, Lingue, Alerce, Arrayan, Fuinque y Ñirre). Como fondo una serie de is-lotes pequeños que en sus cretas so-brevuelan cientos de gaviotas domi-nicanas (Larus dominicanus).El creciente mercado turístico hizo de este Monumento Natural un des-tino interesante para los amantes de las aves, en el lugar hay operadores que han dejado la pesca por captar turistas y mostrarles las colonias de estas aves, en una lancha de "Raúl Excursiones", fuimos hasta la orilla de uno de los islotes. Es pleno febrero y el número de individuos de la espe-cie P. Magallanes es menor respecto a otros periodos estivales, ellos aún están con polluelos, los que ya en enero han experimentado la primera

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PINGÜINO DE MAGALLANES

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muda, ahora en inicios de febrero ya comienzan a incursionar y aventu-rarse en el mar, preparándose paula-tinamente para lo que será su segun-da muda y abandono de las colonias a fines de marzo.En el incesante vaivén de la lancha hacemos todo lo posible para cap-tar sus detalles, su fisionomía, ¿pero para qué?.La familia Spheniscus a la que perte-nece el "pingüino del sur" como tam-bién es conocido comúnmente el de Magallanes, cuenta con estrechas si-militudes genéticas con el Pingüino de Humboldt (Spheniscus humbold-ti) o pingüino del norte y el Pingüino del Cabo (Spheniscus demersus) o Pingüino de anteojos. Tanto que se especula que podría tratarse sólo de "razas" de una misma especie.Las diferencias están en el rango de distribución -además de sus decora-dos anillos albi-negros en sus pluma-jes, por los que también son llama-dos pingüinos anillados-.

Nuestro protagonista habi-ta desde Valparaíso hasta Cabo de Hornos, el P. Humboldt desde Arica a Corral y el P. del Cabo en la costa sur de Africa. El Pingüino de Magallanes se distri-buye de manera general, a través de

“se les ha visto incluso Australia y algunas en islas del Atlántico sur y Nueva Zelanda...”

Pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti)

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Chungungo (Lontra felina)

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Juvenil (1 a 2 años) de Gaviota Dominicana (Larus dominicanus d.)

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todo el litoral del cono sur de Suda-mérica, a pesar de esto de todas for-mas nos enteramos que se les ha vis-to incluso Australia y algunas en islas del Atlántico sur y Nueva Zelanda.Mientras navegamos en estas frías aguas chilotas, vemos como el P. Ma-gallánico comparte estos estrechos afloramientos de roca en el mar con otras especies de hábitos pelágicos especialmente con avifauna costera como el Pilpilén (Haematopus ater) el Cormorán pata colorada (Phala-crocorax gaimardi) también con los regordetes Lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) e inquietos Chun-gungos (Lontra felina) por nombrar a los más vistosos, y no podemos de-jar de nombrar a los hermosos gan-sos Caranca (Chloephaga hybrida) que terminan de coronar este rico hábitat.En este ir y venir de aves, reflexiona-mos… tanta vida requiere de mucho alimento… las especies en este bio-ma costero, luchan por sobrevivir y conseguir sustento, es un tarea dia-ria y muy ardua la competencia no es poca ni pobre, el Pingüino de Ma-gallanes busca su esquivo alimento mediante el buceo por persecución, hasta cerca los 90 metros de profun-didad, capturando peces como Sar-dinas, Merluzas y Bacalidillas, así mis-mo cefalópodos como el Gonatus antarticus y Calamares (Loligo gahi), además de algunos pequeños crus-táceos como la Langostilla (Munida gregaria).

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Los vemos reposar medios aletarga-dos con el Sol de la tarde, se acicalan buscando parásitos en sus sedosas plumas y entendemos su maravillosa presencia, las especies de pingüinos en las costas sur de nuestro conti-nente son sin duda un gran lujo que debemos conocer, aunque sea des-de la prudente distancia que nos da el respeto que debemos tener por especies tan frágiles a la alteración humana, que ni siquiera es prudente pisar el suelo que ellos pisan.

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Para explorar...para descubrir...para conservar

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LA CHOCHOCA

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Un manjar de papa chilota

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as tierras insulares tienen esa virtud que al estar apartadas del con-tinente, saben guardar sus secretos mejor que si estuvieran más accesi-bles en tierra "firme" por decirlo de alguna manera.Chiloé en ese sentido… es magia pura… en la interminable cantidad de caminos que se pierden por sus suaves colinas que dan la impresión a veces de ser símiles de las tierras al-tas de Escocia, vamos encontrando que estos paramos y su gente han tenido por cientos de años a un pro-tagonista en sus cocinas y ollas que no sólo es un alimento, sino que es el eje de sobrevivencia de estas co-munidades insulares, hablamos de la papa (Solanum tuberosum).Tanto así que se dice que los pueblos originarios de Chiloé cultivaron más de mil variedades de papas, y desde esos tiempos inmemoriales las for-mas de prepararla han sobrepasado, con toda seguridad, la capacidad de la memoria colectiva heredada.Una de estas preparaciones es la Chochoca, originaria de los pueblos Huilliches, que digamos por graficar-lo de alguna manera, es pariente del tan famoso Milcao que es insepara-ble acompañante del incomparable Curanto junto con el Chapalele. Pero a pesar de nuestro -hay que recono-cerlo- gusto por el Milcao chilote, no conocíamos nada respecto a la Cho-choca.Pues, en Chiloé es el nombre que se la da a esta preparación que si bien es un muy sabrosa, no guarda nin-guna sofisticada receta Gourmet. Consiste en dos tipos de preparación uno es la Chochoca blanca y la otra

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Se cuecen papas que luego se mue-len con la consistencia del puré, lue-go se ralla la papa cruda y se estila en un paño, se mesclan las dos con-siguiendo una masa uniforme.Paralelamente el chicharrón de gra-sa de cerdo, se sofríe para que quede crujiente y se mescla con la masa de papas y luego de esto viene lo atrac-tivo de este bocado sureño, mientras observamos este proceso encienden un brasero largo con montura para girar un palo, conocido como "Cho-choquero" que parece más un uslero gigante… en él las manos generosas de nuestra anfitriona envuelve la masa en todo el largo de este palo, se lleva a las brasas y lo giran por algo más de media hora hasta dorarse.Algunas personas van colocando el chicharrón sobre la masa extendi-da que se ha cortado a lo largo del palo, luego van sacando tiras con un cuchillo y enrollan cada tira con los chicharrones como un Roll de Sushi y está listo para servir y la otra forma es mesclando, como decíamos antes, el chicharrón con las papas y de ahí al palo y al plato después.Como siempre en nuestra sección de Chile sobre la mesa, nos maravilla-mos con esas preparaciones simples, sin sofisticadas recetas ni siquiera co-cinas, sólo amor por el buen y noble alimento, nada más.

A disfrutar…

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BUENA MEMORIA: "Extractos de la vida cotidiana del Hombre y la Mujer Rural"

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Edulio y su lucha por el medioambiente

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"Mi motivación…son las generacio-nes que vienen… que mis hijos y mis nietos van a vivir dos o tres veces a lo mejor peor. Que ellos no van a cono-cer un ave que yo estoy conociendo ahora o que a lo mejor vean una foto de su abuelo, contemplando algo tan bonito como es un cisne cosco-roba, una tagua, no sé cualquier ave, porque todas tienen la misma impor-tancia"

s plena temporada veraniega y la comuna de Tongoy se encuen-tra repleta de turistas en las calles. Es hora de almuerzo y la gente se vuel-ca a cada espacio libre, generando una sensación de hacinamiento en el lugar. Casi luchado entre la multi-tud buscamos una mesa en un res-taurant y como un verdadero tesoro elegimos un lugar con vista al mar. Desde nuestros asientos observamos la playa, el mar y una gran cantidad de pelícanos. De pronto este cuadro apacible de vacaciones, se convierte en una imagen penosa: los pelícanos intentaban comer un envase de plás-tico y otros elementos extraños que flotan en el mar. Aparte de nosotros, nadie más daba crédito a la escena.En nuestra mesa y como si hubiera sido coincidencia, nos acompaña don Edulio Pérez Yañez un apasiona-do por el cuidado y la conservación del medioambiente. Mientras ob-servamos esta situación, nos cuenta cómo su historia y sus vivencias, lo llevaron a volcarse casi por completo en la tarea titánica de proteger, edu-car y difundir el patrimonio natural y

la vida silvestre del lugar donde ha-bita. Esa imagen que presenciamos se transforma en el vivo retrato del por qué se hace necesario crear una conciencia más respetuosa con el en-torno.Edulio, es un hombre de campo y como niño inquieto muchas veces su interacción con el entorno natu-ral, no fue reflexiva entorno al a su cuidado. Sin embargo su sensibilidad estaba latente, esperando cualquier suceso que gatillara sus reales mo-tivaciones. Mientras tanto, su vida acontecía en un sector rural cercano a Tongoy, llamado el Tangue.Es ya siendo un adulto y de mane-ra coincidente con su traslado por trabajo a Tongoy, cuando se genera su despertar, debido a que observa un fuerte contraste entre su limpio campo de la niñez y los basurales presentes en la playas locales. Adi-cionalmente, trabajando en una empresa de la zona, comienza a ob-servar el impacto de estos actores en el entorno natural, junto con la con-taminación que a diario realizan las personas y empresas. Tales situacio-nes comenzaron a inquietarlo y lo lle-varon a levantar la voz, para mostrar esta situación invisibilizada. Para esto se integró a diferentes plataformas de participación, entre ellas el comi-té ambiental de Coquimbo, donde representó a los entornos naturales que él consideró en su minuto, aban-donados dentro de la comuna. Así logro, entre otros logros, que se prio-rizaran las problemáticas de Tongoy, como las segundas más importantes de la comuna de Coquimbo.

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Además de esto, Edulio participa en la agrupación David León Tapia, organización muy renombrada, la cual se dedica a distintos trabajos en el ámbito cultural, como tam-bién medioambiental y que debe su nombre a un recordado profesor de la zona. Con esta agrupación a de-sarrollado proyectos destinados a la limpieza de playas y el humedal Sa-linas Chica, valiéndose de algunas notas en los periódicos locales por la cantidad de basura recolectada en dichas jornadas. Así constantemente está monitoreando la limpieza de és-tos lugares.Es un apasionado por lo que hace y expresamente lo realiza por amor y entrega a lo que considera una labor noble pero de la cual no busca reco-nocimiento mediático. Además es un hombre concreto, y así se toma las soluciones que deberían implemen-tarse: más que quedarse en los boni-tos discursos que proliferan por estos tiempos, él espera y busca soluciones reales y consecuentes, especialmen-te hacia sus humedales.Cree en las nuevas generaciones y en ellas enfoca sus esfuerzos y sus principales motivaciones. Los cam-bios actuales y el impacto que se está visualizando en los entorno na-turales, particularmente los que se encuentran en los alrededores de las ciudades, lo llevan a reflexionar que quizás sus hijos o sus nietos, no van a tener la posibilidad de ver las bellezas naturales que hoy él puede apreciar en sus queridos campos de Tongoy y el Tangue. Es por eso que él ha buscado inculcar la inquietud en sus nietos, para que éstos desde

pequeños sean reflexivos y conoz-can, lo que Edulio demoró en cono-cer en 40 años de vida. En esta forma de ver la vida, elementos como las de playas, los humedales, la flora y fau-na se vuelven fundamentales. Edu-lio no realiza este trabajo educativo solamente con su familia, sino con cualquiera que visite los lugares de la zona y desconozca la información natural del entorno. Edulio, no quiere pasar por la vida con la sensación de ser un simple es-pectador de la realidad, si no, se plan-tea así mismo la necesidad de asumir un rol activo frente a la defensa de lo que para él es su principal motiva-ción; su campo, los humedales y su biodiversidad. Por ello desea seguir luchando y dedicar tiempo completo a lo que más le apasiona; recorrer a pie los senderos del Tangue. Mien-tras tanto, entre la vorágine turística de Tongoy, mantiene siempre la es-peranza que las personas podamos vivir con algo de respeto y cariño ha-cia la naturaleza.

Texto y Fotografía: Loreto Alfaro RodríguezPara Revista BIOMA

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El Pulso de la Naturaleza

Diminuto Señor Cordillerano

Un memorable día de noviembre, salí a terreno en la Reserva Nacional Radal Siete Tazas, de la región del Maule, hoy Parque Nacional, con la finalidad de marcar ruta para un pro-grama de caminatas guiadas.Al llegar al nacimiento de la quebra-da de Los Coigües, en la ladera sur oeste del imponente Cerro El Alto, me senté a descansar en un peque-ño saliente rocoso, situado al lado de una vertiente.Mientras recuperaba energías, me dediqué a observar los borbotones de agua transparente, que brotaban a ras del suelo, como irrenunciable promesa de vida, que emergía desde las profundidades de la montaña ge-nerosa.Repentinamente, el sonido incon-fundible del batir de unas alas, me in-dujo a levantar la vista para buscar al autor de tan enérgico vuelo; al des-cubrirlo, mi sorpresa fue mayúscula; sobre la vertiente, casi al alcance de mi mano, suspendido en el aire con destreza indescriptible, un picaflor pardo verdoso, de garganta verde esmeralda y pecho azulado iridiscen-

te, me observaba con curiosidad y movimientos nerviosos.De aspecto etéreo, casi mágico, como si flotara en el aire, avanzó al-gunos centímetros hacia mí y luego retrocedió, inclinando levemente la cabeza hacia ambos lados, analizán-dome con su mirada, luciendo una cola larga y ancha casi completa-mente blanca.En ese momento percibí una suave brisa que envolvió mi rostro, produ-cida por sus alas, como si el abanico de un espíritu del bosque, quisiera calmar mi agitación. Repentinamente puso fin a su danza prodigiosa, alejándose a gran velo-cidad hacia la parte alta de la mon-taña, hasta desaparecer de mi vista. Esta visión inesperada y sorprenden-te, borró al instante todo el cansan-cio de cuerpo y mente, que me co-braba la montaña, por irrumpir en su sagrada tranquilidad.Mi entusiasmo se acrecentaba, en la medida que comprendía que había sido protagonista del primer avista-miento en esta unidad, del Picaflor Cordillerano, "Oreotrochilus leuco-

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pleurus", un ave singular que pre-senta en sus hábitos costumbres tan extraordinarias, como la de pegar su nido en las paredes rocosas con clara de huevo.Por todo esto y por mucho más, esta aparición casi sobrenatural es para mí una inmejorable recompensa, por

dedicar un día de mi existencia a co-nocer un poco más de la montaña, lugar de contrastes y fuente de ins-piración para nuestro trabajo diario.

Texto: Mario A. Ortiz Lafferte.Ilustración: César Jopia

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Para explorar... para descubrir... para conservar...

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