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Órgano de la Unión Obrera Comunista (mlm) • Voz de los Explotados y Oprimidos “La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo.” Lenin 28 de noviembre de 2017 • Año 20 www.revolucionobrera.com - e-mail: [email protected] blogrevolucionobrera.blogspot.com - Colombia • Suramérica TODO EL PODER A LOS SOVIETS Edición Especial Conmemorativa Edición Especial Conmemorativa http://www.revolucionobrera.com/documentos/consignacion.pdf

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Órgano de la Unión Obrera Comunista (mlm) • Voz de los Explotados y Oprimidos

“La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo.”

Lenin

28 de nov iembre de 2017 • Año 20www.revo luc ionobre ra . com - e -ma i l : [email protected]

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TODO EL PODER A LOS SOVIETS

Edición Especial

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Conmemorativa

http://www.revolucionobrera.com/documentos/consignacion.pdf

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2 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

Hace 100 años, por estos días, el proletariado ruso se preparaba para protagonizar una de las gestas heroicas más importantes de toda la humanidad: llevar a cabo bajo la forma de la dictadura del proleta-riado, las enormes enseñanzas del marxismo y brillantemente desarro-lladas por el leninismo, inauguran-do la era de la Revolución Proletaria Mundial.

En franca batalla, con la revolu-ción de octubre de 1917, se coronó la abigarrada y compleja lucha contra las diversas formas del revisionismo que desde las propias filas de los marxistas hacían todos los esfuer-zos para impedir que el proletaria-do le asestara el golpe demoledor a la burguesía y los terratenientes. Populistas, economistas, menche-viques y centristas se unían para desprestigiar a los leninistas bol-cheviques quienes lucharon a brazo partido en la dirección de la clase obrera rusa para que tumbaran al zar, destruyeran por completo las instituciones burguesas y tomaran sin reservas las riendas de la socie-dad, para comenzar la majestuosa obra de la construcción del socialis-mo en alianza con los millones de campesinos y de las masas de las naciones oprimidas por el imperio zarista que estaban necesitados de grandes cambios y dispuestos a darlo todo por la revolución.

Hace 100 años, los obreros rusos fueron verdaderos héroes y com-batientes de primera fila en contra de quienes minimizaban su papel en la historia de la lucha de clases, por considerarlos, como muchos lo hacen hoy, una fuerza incapaz de comprender y liderar las grandes transformaciones revolucionarias, considerándolos solo material de fuerza para la lucha por la super-vivencia, por la lucha económica y aduciendo que la lucha política y la aprehensión del marxismo eran asuntos exclusivos de los intelec-tuales de las clases cultas. Contra esos falsos revolucionarios, los bol-cheviques fueron titanes en el com-

bate ideológico y político; fueron la verdadera argamasa que dio la vitalidad y poder para tomar el cielo por asalto y desencadenar todo el potencial creador y progresista de obreros, campesinos e intelectuales revolucionarios.

La Revolución de Octubre de 1917 marcó con letras de molde en el libro de la historia de la huma-nidad, que desde la división de la sociedad en clases sociales, ha sido la lucha entre ellas la fuerza motriz del desarrollo, estancamiento o retroceso de la humanidad; y que en el caso de la sociedad capitalis-ta, más aún en su última etapa, el imperialismo, la clase obrera tiene la misión histórica de destruir con la violencia revolucionaria toda la estructura del viejo y caduco Esta-do reaccionario, y sobre sus cenizas construir uno cualitativamente dis-tinto a todos cuantos han existido hasta ahora; un Estado al servicio de la inmensa mayoría de la socie-dad, la mayor de la democracias posibles, acompañada de la dicta-dura en contra de la ínfima minoría parásita, que no por ser pequeña, es menos peligrosa, y por ende debe ser enfrentada con el poder armado de obreros y campesinos.

Hace 100 años, los obreros rusos cristalizaron la enseñanza esen-cial de que para triunfar sobre la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, los proletarios deben organizarse en un Partido revolu-cionario, en dura lucha contra los “compañeros de viaje” del marxis-mo. La revolución de octubre dejó muy claro que ese partido es el destacamento de vanguardia de la clase, su más alta forma de orga-nización, la materialización de los vínculos entre la vanguardia y la inmensa masa de proletarios, una organización regida por el centra-lismo democrático que armada de un científico programa para la revo-lución, es la mayor garantía, tanto para el triunfo como para la conso-lidación del poder obrero campesino en la revolución Proletaria.

Hace 100 años, la Revolución de Octubre dio por terminada la época de las revoluciones dirigidas por la burguesía; demostrando que esta clase social había perdido su capa-cidad de revolucionarizar la socie-dad; y que en adelante, este papel es exclusivo del proletariado, única clase capaz de dirigir la rueda de la historia hacia el desarrollo, no solo de las revoluciones proletarias en los países capitalistas, sino inclu-so de las revoluciones que tienen como tarea principal la superación del semifeudalismo en la época del imperialismo. La clase obrera es en el capitalismo, la única clase revo-lucionaria hasta el fin, pues por su condición objetiva, no está interesa-da en preservar desde ningún punto de vista al capitalismo y sobre todo su condición esencial, la explota-ción del hombre por el hombre y la propiedad privada sobre los medios de producción. Las demás clases, o sectores de ellas, solo pueden jugar un papel revolucionario, en la medi-da en que acepten la dirección del proletariado y de su Partido y Pro-grama para su lucha.

“Todo el poder a los Soviets” fue la consigna que retumbó en toda Rusia hace 100 años, cuando los oportunistas, aliados con la bur-guesía, se convirtieron en el peligro principal para el triunfo de la revo-lución. La campaña represiva des-atada por los falsos revolucionarios en contra de los bolcheviques, fue enfrentada con el clamor generali-zado de entregar las riendas de la sociedad a las organizaciones obre-ras y de inmediato se pasó a la tarea de preparar la insurrección armada contra el Gobierno Provisional. Los Soviets de obreros, campesinos y soldados, fueron la cristalización del poder omnímodo de la alianza obrero campesina, y con ello se des-encadenó un período de desarrollo sin precedentes en la historia de la humanidad; desarrollo que llevó a enormes alturas en unas cuantas décadas todos los ámbitos de la vida económica, política, cultural, cientí-

En los 100 años de la Revolución de Octubre, levantar con firmeza

la bandera de la RevoluciónProletaria Mundial

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 3fica y deportiva. En pocos años, las mieles de la revolución dirigida por la clase obrera, llevaron a Rusia a liderar la construcción de la unidad fraternal de los pueblos y dar vida a lo que posteriormente se conocería como la Unión de Repúblicas Socia-listas Soviéticas.

Con la revolución de octubre de 1917, los obreros rusos mostraron al mundo entero, y enseñaron a las masas de todo el planeta, que mien-tras no se destruya el Estado bur-gués, la revolución es pura basura demagógica y un buen servicio para la burguesía. Llevando a la práctica y desarrollando las enseñanzas de la Comuna de París, la revolución de Octubre le permitió a Lenin sin-tetizar que la esencia del nuevo tipo de Estado reside en que la fuente del poder está en “la iniciativa direc-ta de las masas populares desde abajo”, en la “sustitución de la poli-cía y el ejército, como instituciones apartadas del pueblo y contrapues-tas a él, por el armamento directo de todo el pueblo” y en la sustitución de la burocracia estatal por funcio-narios elegibles, removibles a todo momento y con salarios de obreros.

Los millones de obreros y campe-sinos, que hace 100 años inaugura-ron la era de la Revolución Proletaria Mundial, son los mismos que ade-más de encabezar la magnífica obra de construir el socialismo y dejar ese enorme legado para las gene-raciones futuras, ofrendaron sus vidas para derrotar años después a

una de las peores lacras de la histo-ria moderna, el fascismo. Con José Stalin, tan odiado por la burguesía y sus lugartenientes oportunistas, pero tan querido por las masas, los obreros y campesinos encabezadas por el Ejército Rojo, fueron la punta de lanza que dio la estocada definiti-va a Hitler y su ejército, demostran-do también en el terreno militar la superioridad del país de los soviets.

Sin embargo, en la larga lucha por acabar con las diferencias de clase y las formas de opresión que subsisten en el socialismo, el prole-tariado fue derrotado tras la muerte de Stalin por la nueva burguesía, surgida en el propio Estado y en el seno del mismo partido. Esa nueva burguesía, socialista de palabra pero imperialista de hecho, restau-ró el capitalismo en la Unión Sovié-tica y desde entonces ha competi-do con los demás imperialistas por esclavizar y expoliar a los pueblos del mundo.

Hoy, 100 años después, levantar en alto la Revolución de Octubre de 1917, no puede hacerse sin rescatar sus valiosas enseñanzas, de apli-cación universal

y tan vigentes para la necesaria nueva toma del cielo por asalto. De ahí, que sea una responsabilidad de los auténticos marxistas leninistas maoístas, no solo rescatar sus ense-ñanzas, exaltar sus logros y hacer una valoración de sus errores, sino llevar a cabo una fuerte campaña en contra de todos aquellos que a la hora de homenajear a la Rusia de los soviets, lo hacen mellando el filo revolucionario y rescatando solo algunos aspectos, pretendiendo hacerla inofensiva para la burgue-sía, o mostrándola como una expe-riencia del pasado, impracticable para el mundo de hoy. Las tergiver-saciones del revisionismo de todos los pelajes y las vacilaciones sobre el legado de la gran Revolución de Octubre deben ser duramente com-batidas por los obreros y los autén-ticos comunistas en todo el mundo.XI Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm)Colombia, agosto de 2017

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La Revolución de Octubre, odiada por la burgue-sía, recuerdo lejano para la pequeña burguesía, vigente para el proletariado, fue el tema del anterior Editorial, diferenciando la posición de las clases fren-te al gran acontecimiento que dio paso a la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial. Ahora, es necesa-rio diferenciar las posiciones de las tendencias que se mueven en el muy amplio espectro de la izquierda.

De un lado, la tendencia reformista reconoce la Revo-lución de Octubre como un acontecimiento de impor-tancia para la sociedad actual, que marcó un hito en la historia y que aunque sucedió hace 100 años y en solo una parte de países, tuvo enseñanzas que se deben aprender. Reformistas burgueses y pequeñoburgueses intentan convertir la experiencia de la revolución rusa en una advertencia de lo que puede pasar si no se con-trolan los “desafueros” del apetito voraz y desenfrenado de las empresas monopolistas, de los pulpos financie-ros y de los políticos corruptos. Su crítica al sistema capitalista no va más allá del límite de la explotación asalariada y de la democracia burguesa. Su aspiración es hacer el capitalismo “más humano”, sin expropiar a los expropiadores y sin derrocar el poder político de los explotadores como “equivocadamente” —dicen— lo hicieron los bolcheviques; esto es, mantener el derecho de la propiedad privada sobre los medios de produc-ción como derecho primario e intocable y a unos pocos viviendo del trabajo de otros, preservar el privilegio de la explotación asalariada y el Estado dictatorial de los capitalistas, pero todo “con menos abusos”. Sueñan con que las enseñanzas de Octubre sirvan a su prácti-ca de curanderos de las heridas mortales que tienen el capitalismo al borde de la tumba.

Como parte de la tendencia reformista, está la ten-dencia oportunista, o sea, la tendencia de los refor-mistas disfrazados de revolucionarios marxistas, que celebró con bombos y platillos el centenario de la Revo-lución de Octubre, diciendo ser su heredera y defen-diéndola a condición de suprimirle los “excesos inne-cesarios” en el derrocamiento de los opresores, en el sometimiento de los enemigos del pueblo y en la cons-trucción del socialismo. Para los oportunistas la Revo-lución rusa es vigente pero sin bolcheviques; su máxi-mo anhelo es apenas la Revolución rusa (burguesa) de febrero de 1917. De ahí que los integrantes de la tendencia oportunista aparenten aceptar las teorías del marxismo unos, del marxismo leninismo otros, y del marxismo leninismo maoísmo otros más, pero a con-dición de suprimirle el radicalismo de la violencia revo-lucionaria de las masas y la dictadura del proletariado. Hablan del Estado democrático burgués pero ocultan su carácter y esencia de dictadura de clase; ven en esa relación no una unidad indisoluble sino solo la bandera de una democracia que cobije a toda la sociedad, elu-diendo cualquier mención a la violencia revolucionaria como una necesidad histórica para las transformacio-

nes revolucionarias; sueñan con la “transición pacífica al socialismo” a través de las urnas con un gran blo-que para hacerle sobrepeso a la “extrema derecha”, o incluso con las armas pero no dirigidas a destruir el viejo Estado sino al servicio de su remodelación. Son “anti-imperialistas” a muerte pero en una lucha divor-ciada de la lucha de clases contra el poder del capital. Exaltan a “anti-imperialistas” del tipo de Kim Jong-un y Maduro, pero critican a los bolcheviques por “extre-mistas y sectarios”. Defienden solo la letra de la teoría revolucionaria de Lenin sobre el Estado, pero rechazan su aplicación práctica por los Soviets. Algunos secto-res de oportunistas que se dicen enemigos del fascismo denigran y difaman a Stalin gran jefe del triunfo sovié-tico sobre el fascismo internacional. Otros manifiestan su reconocimiento a la Revolución de Octubre y a su papel iniciador de la nueva Era de la Revolución Pro-letaria Mundial, pero consideran cerrado el ciclo de su vigencia, por ser una revolución “incompleta”, “insufi-ciente”, una “casualidad histórica”, cuyas enseñanzas ya no son aplicables, por lo cual llaman a desarrollar “nuevas teorías” que “superen las insuficiencias” del marxismo leninismo maoísmo en la actualidad, teorías que resultan ser la misma vieja cantinela de quienes desde los tiempos de Marx han declarado “caduco” el marxismo, los mismos refritos teóricos ya refutados por los comunistas.

De otro lado, está la tendencia revolucionaria, cuyos integrantes levantaron sin titubeos en los homenajes a la Revolución de Octubre su carácter revolucionario, defendiendo la dictadura del proletariado y la violencia revolucionaria de las masas como condiciones esen-ciales para hablar de revolución; defienden la plena vigencia de sus enseñanzas y rescatan el papel decisi-vo del Partido Comunista Revolucionario como desta-camento de vanguardia indispensable para alcanzar el triunfo. Llaman a llevar a la práctica las enseñanzas de los bolcheviques y consideran que el poder directo de las masas encabezadas por el proletariado es de capi-tal importancia para el triunfo del socialismo pues no puede haber poder alguno por encima del nuevo poder de las masas; refrendan la necesidad de destruir todo el viejo aparato estatal y construir sobre sus cenizas el nuevo Estado de Obreros y Campesinos. En sus decla-raciones hay una base de unidad esencialmente correc-ta, pero con varias matizaciones en la manera como se considera se deben poner en práctica ciertas enseñan-zas: el tipo de partido leninista o la teoría del partido militarizado, la posibilidad o no de llevar a pleno desa-rrollo el armamento general del pueblo y la relación que tiene con ello el nuevo Ejército, la definición exacta de la ciencia de la revolución donde está la discusión en torno a la “síntesis” de la ideología, la idea de “princi-palmente maoísmo”, la necesidad de los “pensamientos guía”. Son partidos, grupos y organizaciones que en los distintos continentes desarrollaron diversas activida-

Las Tendenciasde Izquierda Frentea la Vigencia de la

Revolución de Octubre

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des en conmemoración de los 100 Años de la Revolución de Octubre: conferencias, movilizaciones, encuentros, declaraciones. Fue una magnífica actuación en gene-ral de los comunistas revolucionarios en contraposi-ción a los demócratas y oportunistas quienes dedicaron mucho esfuerzo a recordar a Octubre como un hecho del pasado. Hasta donde se ha podido conocer, los mar-xistas leninistas maoístas desarrollaron un importante trabajo que debe ser motivo de júbilo y entusiasmo para continuar la lucha por llevar adelante las tareas de los comunistas.

Dos aspectos llaman la atención y deben llevar a la reflexión, al menos en lo conocido hasta el momento. De una parte, muy pocos documentos teóricos, lo que denota cierta debilidad en la defensa de esta herencia que solo y únicamente pertenece a los revolucionarios, en lucha contra los defensores vergonzantes de Octubre quienes llenaron los medios con innumerables escritos de propaganda negativa para los obreros y campesinos. De otra parte, solamente se conocieron dos declaracio-nes conjuntas1 firmadas por organizaciones marxistas leninistas maoístas, que si bien son valiosas, dan cuen-ta de la atomización en que se encuentran las fuerzas llamadas a resolver el urgente problema de la vanguar-dia mundial de la Revolución Proletaria. La conmemo-ración del Centenario de la Revolución de Octubre, fue una ocasión para haber destacado ante los obreros del mundo más los aspectos de unidad que sin duda exis-ten; sin embargo, dado el énfasis en las matizaciones que dividen, fueron muy pocos quienes firmaron las declara-ciones. Dos aspectos que deben incentivar la profundi-zación del deslinde entre el marxismo leninismo maoís-mo y el oportunismo, la lucha por avanzar en la tarea de construir la nueva Internacional. Es necesario avanzar en la unidad de los marxistas leninistas maoístas del mundo, para convertir las emotivas y sentidas procla-mas revolucionarias por el Centenario de la Revolución de Octubre en fuerza organizada a nivel internacional que supere los sectarismos y trace un plan de actividad mancomunada para todos los países. Tal es el contenido correcto de algunos pronunciamientos llamando a pre-parar una nueva Conferencia Internacional de los mar-xistas leninistas maoístas.

El imperialismo esta moribundo pero no va caer solo; se requiere que los comunistas se vinculen con las masas y apliquen las enseñanzas de la experiencia de los bolcheviques, para romper las barreras nacionales, de sexo, idioma, raza que impiden la unidad del prole-tariado como una sola clase y la alianza con los cam-pesinos y demás sectores revolucionarios de la peque-ña burguesía; para que como lo hicieron los Soviets de diputados obreros campesinos y soldados, poder avan-zar en las condiciones actuales a tomar nuevamente el cielo por asalto, volver a instaurar el poder de la Dicta-dura del Proletariado, único capaz de sacar a la socie-dad del atolladero donde la tiene sumida el capitalismo imperialista.

Comité de Dirección - Unión Obrera Comunista (mlm)Noviembre 24 de 2017

1 http://www.centremlm.be/Joint-declaration-1917-2017-the-goal-is-still-the-insurrection

http://dazibaorojo08.blogspot.com.co/2017/11/declaracion-conjunta-de-partidos-y.html

“Olvidar o menospreciar la experiencia histórica de la Revolución de Octubre, con el pretexto de ver un antagonismo entre la insu-rrección proletaria y la gue-rra popular prolongada, es abandonar el marxismo en cuanto a la teoría militar del proletariado. Renunciar a esa experiencia con el argumento de considerar la Revolución de Octubre parte de una etapa caduca de la Revolución Proleta-ria Mundial, es abjurar del leninismo —el marxismo de la época del imperialismo— para abrazar la teoría bur-guesa socialdemócrata de las “ventanas históricas” según la cual, ya el proleta-riado tuvo su oportunidad histórica de transformar el mundo y fracasó.”http://www.revolucionobrera.com/documentos/nn/nn5-esp.pdf

Propuesta de Línea Generalde la UOC mlmpara la unidaddel MovimientoComunistaInternacional

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Sin lugar a dudas la Revolución de Octubre cambió el curso de la historia universal, como demuestran los múltiples pronunciamientos, actos, eventos y manifes-taciones promovidos por las distintas clases sociales. Para nadie podía pasar inadvertido un acontecimiento trascendental de la lucha entre proletarios y burgue-ses, entre las fuerzas de la revolución y las fuerzas de la reacción, que hoy, como hace 100 años se enfrentan también en la valoración y aprendizaje de las lecciones de este hito histórico.

Además, el Centenario de la Revolución de Octubre llega en momentos cuando el capitalismo imperialista, convertido en un sistema mundial de explotación y de opresión, se cuartea y se hunde en la más profunda crisis económica de su historia, la cual ha agudiza-do todas sus contradicciones mostrando su avanzado estado de decadencia, descomposición y agonía, seña-lando la urgente necesidad de darle muerte a manos del proletariado y demás trabajadores, para garantizar incluso la continuidad de la vida en el planeta. Esta circunstancia, peligrosa para las clases parásitas, hace que se generen las más agudas discusiones y luchas en torno a las lecciones del imperecedero Octubre Rojo, especialmente, frente al papel y la misión de la clase obrera, a la necesidad de su Partido político indepen-diente, la Dictadura del Proletariado y la vigencia de la violencia revolucionaria de las masas.

Por un lado, los burgueses e imperialistas de todos los países, incluida la burguesía imperialista rusa con Putin a la cabeza, todos los apologistas de la explota-ción asalariada y sus loros cagatintas de los medios de comunicación, se esfuerzan en demeritar la gesta que inauguró la Era de la Revolución Proletaria Mundial. Para las clases dominantes, rememorar los días que estremecieron al mundo es peligroso porque significa mostrarles a los proletarios la posibilidad real y cierta de ocupar el escenario de la historia y tomar en sus manos la dirección de la sociedad; de ahí se derivan sus tergiversaciones propagando la mentira de que Octubre no fue una insurrección armada de las masas obreras y campesinas, sino un golpe de Estado inne-cesario, fraguado por los bolcheviques en las sombras para instaurar su propia dictadura; un subterfugio del cual se hacen eco los jefes de los partidos reformistas y oportunistas (agentes de la burguesía en las filas del movimiento obrero) para declarar por enésima vez la caducidad de la violencia revolucionaria de la masas y alimentar el sueño ingenuo y reaccionario de que es posible conquistar el poder por la vía parlamentaria, como lo estilan en Colombia los jefes guerrilleros arre-pentidos y los demás partidos reformistas, incluidos los falsos comunistas.

Por el contario, para el proletariado revolucionario siguen siendo ciertas las palabras del Manifiesto Comu-nista respecto a que sus objetivos de acabar con toda

forma de explotación y de opresión “sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”, como lo hicieron los obreros, campe-sinos y soldados en Rusia para destronar a las clases explotadoras.

Para quienes viven del trabajo ajeno, rememorar el triunfo de los Soviets sobre el gobierno provisional en octubre de 1917 es peligroso, pues significa poner al desnudo la imposibilidad de la burguesía de llevar a cabo una revolución democrática consecuente, dada su esencia reaccionaria y su compromiso con los seño-res de la tierra y el imperialismo. Y si hace un siglo la historia se había encargado de juzgar a la burgue-sía como una clase en decadencia, hoy no puede hacer más que demostrar su incompatibilidad con el desarro-llo social. De ahí provienen sus furibundos ataques al “terror” bolchevique, a las medidas dacronianas, a los que se unen los jefes de los partidos pequeñoburgue-ses y oportunistas, entre ellos, el creador de la “nueva síntesis” del comunismo, el revisionista Avakian, quien llegó a decir que Lenin utilizaba “métodos mafiosos o gansteriles”.

Para la clase obrera por el contrario, el Poder Sovié-tico cumplió la tarea que le quedó grande a la burgue-sía, y no solo a la débil e impotente burguesía rusa: el poder de las masas de obreros y campesinos acabó con los restos de la servidumbre como ningún otro país en la historia lo había hecho y con tal energía, audacia, rapidez y profundidad que la revolución francesa pali-dece ante la gesta del pueblo ruso. Pero hay más, esta gesta sin parangón en la historia, no se detuvo contem-plando las tareas democráticas realizadas, sino que fue más allá y esta es la causa más profunda del odio con-centrado de quienes reverencian la propiedad privada y la explotación asalariada: la Revolución de Octubre no solo nacionalizó la tierra para entregarla en usufructo a los campesinos, sino que socializó las fábricas, las industrias y los bancos entregándoselos al pueblo.

Para los defensores de la dictadura de los explota-dores o democracia burguesa, recordar que el Octubre Rojo hace 100 años entregó todo el Poder a los Soviets mandando a la basura la caricatura de democracia y su Asamblea Constituyente burguesa para sustituirlas por el poder directo de los obreros, campesinos y solda-dos, constituye un crimen atroz, porque significa poner su mundo de revés. Para ellos y sus acólitos jefes de los partidos pequeñoburgueses y oportunistas es inaudito que los esclavos, convertidos en “bestias de carga” bajo el capitalismo, se atrevan a tomar el cielo por asalto y a dirigir la sociedad.

En efecto, la Revolución de Octubre consistió en que el proletariado y el campesinado destruyeron todo el aparato del Estado, todas sus instituciones burocrá-ticas, todos sus aparatos represivos, sus carceleros y sus jueces sustituyéndolo por un nuevo tipo de Estado,

La Revolución de Octubre, Odiada por la Burguesía, Recuerdo

Lejano para la PequeñaBurguesía, Vigente

para el Proletariado

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 7sin burócratas privilegiados ni parlanchines inoficio-sos, creando un cuerpo legislativo y ejecutivo a la vez, un gobierno sencillo y barato formado por los represen-tantes obreros y campesinos, sustentado en las orga-nizaciones armadas de las masas: los Soviets ocupa-ron el puesto de los funcionarios o fueron colocados por encima de los funcionarios; los Soviets se encargaron de elegir a los jueces y tribunales; los Soviets fundieron efectivamente a las masas del pueblo con el ejército, llevando a cabo el armamento del pueblo y desarman-do a la burguesía, sin lo cual es imposible la victoria del socialismo; los Soviets fueron una forma de dictadu-ra del proletariado, un millón de veces más democrática que la más democrática de las repúblicas burguesas.

La Revolución de Octubre causa terror a los impe-rialistas, a la burguesía y a sus secuaces y lugartenien-tes pequeñoburgueses y oportunistas porque con su triunfo impulsó la formación de partidos comunistas en todo el mundo y la construcción de la Internacio-nal Comunista, el Partido Internacional de la Insurrec-ción para organizar la Revolución Proletaria Mundial. Sus enseñanzas se esparcieron como el viento fresco de la primavera afianzando la esperanza y demostran-do que la revolución no es sólo un anhelo popular de soñadores, sino una posibilidad real para acabar con la dominación burguesa y las utopías de sus ilusos reformadores.

Esta es otra razón por la cual en el Centenario de Octubre, todos los reaccionarios hacen sus mayores pero inútiles esfuerzos por tapar la hediondez de su sistema agonizante y por aplastar las fuerzas del prole-tariado revolucionario que hoy aprende de las grandes enseñanzas de sus predecesores, luchando por dotar a la clase obrera de su destacamento de vanguardia en cada país y marchando a la construcción de la nueva Internacional Comunista, instrumento principal para el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.

La necesidad y urgencia de la revolución proletaria se hace cada día más evidente ante la explotación y la opresión que sufre la inmensa mayoría de la sociedad, se muestra como única salida al hambre y la miseria que arrasa regiones y devasta países en medio de la abundancia y el parasitismo de un ínfima minoría de ricos holgazanes; es la solución a la dominación semi-colonial, a las guerras de agresión a los pueblos y a la guerra mundial imperialista; es el único medio de poner fin a la destrucción de la naturaleza…

Ante la evidencia objetiva de la decadencia del orden burgués que por sí misma lanza las fuerzas sociales a la lucha anticapitalista en todos los órdenes, una condición magnífica para elevar la conciencia revolu-cionaria de las masas y los pueblos al cumplimiento de su misión histórica, el Centenario de la Revolu-ción de Octubre se convierte en motivo de una lucha despiadada en torno a la vigencia del socialismo y del comunismo.

Imperialistas, burgueses y sus lacayos diplomados de la explotación una vez más dan por muerto el comu-nismo y una vez más dan por fracasado el socialismo. Una vez más frenéticos repiten las viejas mentiras y ocultan que la caída del muro de Berlín en 1989 y el derrumbe del socialimperialismo ruso por esos mismos días, no fue la debacle del socialismo como dicen, ni el fin del comunismo como pregonan, sino el derrumbe de uno de los bastiones del capitalismo imperialista y la caída de la máscara de la nueva burguesía que había usurpado el Poder Soviético y por fin mostraba abierta-mente su asquerosa tez.

Y una vez más también los jefes de los partidos pequeño burgueses y oportunistas se suman al coro de la reacción, esparciendo tan viles mentiras y decla-rando insuficiente el marxismo como teoría y guía de la revolución; pero es tanta su incapacidad y cobar-día que todo cuanto pueden presentar como “mejor”, “novedoso” o “superación” del marxismo, son las viejas y raídas banderas de los reformadores liberales de los siglos XVIII y XIX convertidas en esta época del reinado del capital financiero y de la dictadura de los monopo-lios, en ilusas pretensiones reaccionarias: democrati-zar la propiedad sin acabar con los monopolios, demo-cracia multipartidista y derecho a disentir, Asamblea Constituyente Popular… dejando intactas las institu-ciones burguesas, liberación nacional sin tocar el capi-tal, libertad de prensa y autonomía cultural…

Todos esos son sueños ilusos y reaccionarios por cuanto el imperialismo sigue siendo la antesala del socialismo, capitalismo moribundo listo para ser sepultado por la Revolución Proletaria Mundial, como demostró la Revolución de Octubre. Por ello en la cele-bración de su Centenario el proletariado revolucionario proclama nuevamente el fin inevitable del capitalismo y la marcha inexorable de la sociedad al establecimien-to del socialismo y el comunismo en toda la tierra.

Como expresara la Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm): “¡El capitalismo imperia-lista está en crisis! ¡Viva el Socialismo y el Comunismo! es hoy el grito mundial de combate de los comunistas contra el agonizante sistema capitalista imperialista que pronto será sepultado por la Revolución Proletaria Mundial para dar paso al nuevo sistema socialista cuyas premisas mate-riales ya han sido creadas por el imperialismo. Un desenlace, cuya demora en las condiciones actua-les, depende, sobre todo, del elemento subjetivo, del elemento consciente, cuya tarea inmediata es unir y organizar el cuartel general de la Revolución Proletaria Mundial, el destacamento de vanguar-dia del proletariado mundial, la nueva Internacio-nal Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo.”

Comité de DirecciónUnión Obrera Comunista (mlm)

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8 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

En el Centenario de la Revolución de Octubre, el imperialismo muestra su decadencia y descomposición en medio de los estertores de la peor cri-sis económica del capitalismo mun-dial; y mientras el proletariado se prepara nuevamente a conquistar el poder, la burguesía y sus loros de los medios, interesados en perpetuar la esclavitud asalariada, pretenden con-vencer a los pueblos del mundo que la guerra y la violencia revolucionaria son cosas pasadas de moda; de ahí que mientras los imperialistas bom-bardean y exterminan países y some-ten por la fuerza de las armas a los pueblos, para defender sus privile-gios, pregonan para los trabajadores la renuncia a los métodos revolucio-narios de lucha.

A ese coro nauseabundo se han unido los partidos oportunistas y todos los reformistas, armados y des-armados que, particularmente en Colombia, hoy defienden la paz que se inventaron las clases dominantes para legalizar el despojo de los pobres del campo y desarmar ideológicamen-te a los obreros y campesinos, cuyas aspiraciones máximas solo pueden conquistarse con la Guerra Popular, con la insurrección armada siguiendo el camino de los proletarios en Rusia hace 100 años.

Ante ese coro reaccionario los legí-timos herederos de la Revolución de

Octubre enarbolamos las vigentes palabras de Marx y Engels en el Mani-fiesto del Partido Comunista:

“Los comunistas consideran indig-no ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanza-dos derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.”

Con este motivo reproducimos apartes de la Propuesta de Formu-lación de una Línea General Para la Unidad del Movimiento Comu-nista Internacional presentada por la Unión Obrera Comunista (mlm) a discusión de los marxistas leninistas maoístas de todos los países.

Los extractos son una defensa de la violencia revolucionaria de las masas, de la Guerra Popular como cami-no inevitable del proletariado y las masas populares en su lucha por la liberación, como enseñaron los días que estremecieron y convulsionaron al mundo.

Allí se encuentra una defensa de las grandes enseñanzas de la gesta que inauguró la Era de la Revolución Proletaria Mundial en oposición de quienes alegan la existencia de un tal

“ciclo de octubre” que ya se “cerró”, lo cual no es más que una abjuración del marxismo y de la experiencia de la Revolución de Octubre.

En los fragmentos se muestra la vigencia de la Insurrección Armada, el Camino de Octubre que hoy sigue teniendo validez y es fuente de ense-ñanza para el proletariado de los paí-ses donde predominan las relaciones capitalistas de producción; deslindan-do con quienes hacen una separación mecanicista y subjetiva entre Guerra Popular e insurrección, demostrando que la Insurrección es una forma par-ticular de la Guerra Popular.

Argumentar que la experiencia insurreccional del proletariado en Rusia no volverá a presentarse es subjetivismo y, en últimas, es opo-nerse a que las masas osen tomar el cielo por asalto, por cuanto desarma al Partido proletario de una correcta comprensión de la guerra. La idea de preparar una “guerra popular prolon-gada” como camino general para con-quistar el poder en los países capi-talistas, independiente de los deseos subjetivos, conduce inevitablemente a la aventura guerrillerista urbana; camino desastroso ya ensayado por sectores de la pequeña burguesía revolucionaria en Europa y América Latina en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado.

La Vigencia de Octubre y el Camino de la

Insurrección Armada

La Vigencia de la Revolución de OctubreEl triunfo de la Revolución de Octu-

bre de 1917 en la Rusia zarista, inau-guró la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial; la Era de la derro-ta mundial del imperialismo. Con la ruptura en Rusia del frente imperia-lista mundial, comienza a cuartearse el sistema capitalista mundial.

En el fragor de la I Guerra Mundial imperialista y aprovechando la reser-va indirecta de las contradicciones entre los enemigos, la clase obrera actuó como partido político indepen-diente, al frente de la insurrección del pueblo armado que destruyó el viejo Estado e instauró el nuevo Esta-do de la Dictadura del Proletariado, siguiendo la enseñanza de La Comu-na de París:

La clase obrera, dirigida por el Partido Bolchevique, aliada a los campesinos pobres y apoyada por los soldados y los marinos, derribó el Poder de la burguesía, instauró el Poder de los Soviets, creó un nuevo tipo de Estado, el Estado Soviético socialista, abolió la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, entregó ésta en disfrute a los campesinos, nacio-nalizó toda la tierra del país, expropió a los capitalistas, puso término a la guerra conquistando la paz, obtuvo la necesaria tregua y creó con ello las condiciones para el desarrollo de la construc-ción socialista1.

1 Historia del Partido Bolchevique de la URSS.

La Revolución de Octubre creó las condiciones materiales para cons-truir la Unión de Repúblicas Socia-listas Soviéticas —URSS—, ligando la lucha del nuevo movimiento revolu-cionario antiimperialista contra toda opresión nacional, con la lucha de la clase obrera contra el poder del capi-tal; resolviendo mediante el poder de la Dictadura del Proletariado el pro-blema nacional de un Estado multi-nacional, sobre la base de la igualdad de las naciones antes sometidas por el imperio zarista de los rusos, de su plena libertad de unión o de separa-ción con derecho a existir como Esta-dos independientes.

La Revolución de Octubre difundió el Marxismo Leninismo por los países

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 9del mundo; dio un empuje enorme a la organización mundial del prole-tariado, la Internacional Comunis-ta, avivando y apoyando ideológica y materialmente la construcción de Partidos Comunistas en los diversos países.

La Revolución de Octubre se con-virtió, por sus actos, en puente entre las dos corrientes históricas de la Revolución Proletaria Mundial, en su avanzada y base de apoyo, en la pio-nera de la construcción de la nueva

sociedad socialista, en la demostra-ción de cómo la derrota de la burgue-sía y el imperialismo exige y presupone la derrota del oportunismo interna-cional para el cual sólo es aceptable el marxismo y la revolución, si se les suprime la teoría y la práctica de la Dictadura del Proletariado.

Olvidar o menospreciar la expe-riencia histórica de la Revolución de Octubre, con el pretexto de ver un antagonismo entre la insurrección proletaria y la guerra popular prolon-

gada, es abandonar el marxismo en cuanto a la teoría militar del prole-tariado. Renunciar a esa experiencia con el argumento de considerar la Revolución de Octubre parte de una etapa caduca de la Revolución Pro-letaria Mundial, es abjurar del leni-nismo —el marxismo de la época del imperialismo— para abrazar la teo-ría burguesa socialdemócrata de las “ventanas históricas” según la cual, ya el proletariado tuvo su oportu-nidad histórica de transformar el mundo y fracasó.

La Confusión Sobre Guerra Popular e InsurrecciónContraponer

y separar con una “muralla china” la Gue-rra Popular y la Insurrección considerándo-las “dos mode-los opuestos estratégicos” y disparatando de la insurrección como “insurrec-cionalismo” —acto único de unos cuantos putchistas, sin preparación ni adiestramiento

de las masas populares—, es ignorar la posición del marxismo sobre la insu-rrección, desconocer la experiencia histórica de la revolución proletaria y demostrar una crasa incomprensión de la violencia revolucionaria de las masas, como característica esencial común de la Revolución Proletaria, la Guerra Popular y la Insurrección.

La insurrección en masa, la guerra revolucionaria, los desta-camentos de guerrilleros: estos son los únicos procedimientos con la ayuda de los cuales un pueblo pequeño puede vencer a uno grande; solo así un ejér-cito más débil puede enfren-tarse a otro más fuerte y mejor organizado1.La Insurrección es una forma de

lucha armada de las masas, una forma de guerra de las masas, una forma de Guerra Popular, como lo demuestra la historia de la revolu-ción proletaria. La contraposición artificial entre la Guerra Popular y la Insurrección tiene su base ideoló-gica en el idealismo subjetivo que se niega a reconocer la realidad objetiva tal cual es, y en el dogmatismo con-

1 La Guerra en Italia, Marx y Engels – 1849.

trario al criterio materialista marxis-ta de aceptar la verdad de la doctri-na estrictamente por su conformidad con el proceso objetivo tal como fue aceptado en 1984:

El peso relativo de las ciuda-des en relación al campo, tanto política como militarmente, es una cuestión sumamente impor-tante que plantea el creciente desarrollo capitalista de algunos países oprimidos. En algunos de estos países es correcto iniciar la lucha armada con insurreccio-nes en la ciudad, y no siguiendo el modelo de cercar las ciudades desde el campo. Además, inclu-so en los países donde la vía de la revolución es la de rodear las ciudades desde el campo, pue-den ocurrir situaciones en las que un levantamiento de masas conduce a sublevaciones e insu-rrecciones en las ciudades y el partido debe estar preparado para aprovechar tales situacio-nes como parte de su estrategia de conjunto2.Proclamar la “fusión de la guerra

popular prolongada y la insurrección armada” —como lo ha hecho el revi-sionismo pseudo-MLM prachandis-ta— es en lo ideológico, una perver-sión de la correcta relación entre la Guerra Popular y la Insurrección y, en lo político, un ardid oportunista para renunciar a la Guerra Popular que seguramente, de no haber sido por la traición, hubiera alcanzado el triunfo, desencadenando una gran insurrec-ción en Katmandú. La palabrería de Kiran & Cía., sobre la “insurrección popular”, la “revuelta popular”, la “lucha armada”, no pasó de ser una frase hueca, una amenaza sumisa: “el partido tomará las armas si el poder del Estado no puede garantizar los derechos del pueblo”, léase si la bur-guesía impide el camino parlamenta-rista de la transición pacífica3.

2 Declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista – 1984.

3 “El acuerdo de 12 puntos y el acuerdo general de paz

El que la Insurrección sea parte y una forma de la Guerra Popular, no niega que además de los principios generales comunes con la Guerra Popular, la experiencia del movimien-to obrero y de la revolución prole-taria, haya comprendido sus leyes particulares:

La primera es que jamás se debe jugar a la insurrección a menos se esté completamen-te preparada para afrontar las consecuencias del juego. […] La segunda es que, una vez comen-zada la insurrección, hay que obrar con la mayor decisión y pasar a la ofensiva. La defen-siva es la muerte de todo alza-miento armado, que está perdido antes aún de medir las fuerzas con el enemigo4; Y sus condiciones especiales para

asegurar el triunfo:Para poder triunfar, la insu-

rrección debe apoyarse no en una conjuración, no en un parti-do, sino en la clase más avan-zada. Esto en primer lugar. La insurrección debe apoyarse en el auge revolucionario del pueblo. Esto en segundo lugar. La insurrección debe apoyarse en aquel momento de viraje en la historia de la revolución ascensional en que la actividad de la vanguardia del pueblo sea mayor, en que mayores sean las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, a medias, indecisos, de la revolución. Esto en tercer lugar5.

han fracasado. Hay que elaborar un nuevo convenio de acuerdo con la nueva situación”, palabras de Baidya Mohan presidente del “nuevo” PCN(M), tras la celebración del 7º Congreso.

4 Revolución y contrarrevolución en Alemania, Engels – 1852.

5 El Marxismo y la Insurrección, Lenin – 1917.

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10 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

En esta ocasión se hará referencia a un importante aspecto, el determi-nante para que la Rusia zarista fuera transformada en la Unión de Repúbli-cas Socialistas Soviéticas; este aspec-to es: la Dictadura del Proletariado, la forma del Estado bajo el socialismo.

Es muy necesario dentro todo lo que se ha hablado de la Revolución de Octubre, rescatar la Dictadura del Proletariado, no solo porque ha sido fieramente atacada por la burguesía y sus secuaces, sino porque es la pie-dra de toque para la unidad del Movi-miento Comunista Internacional; su defensa es la pugna entre los mar-xistas que defienden su necesidad y vigencia y los revisionistas, que alu-diendo una insuficiencia del marxis-mo, la desechan por su radicalidad hacia las clases dominantes y, abo-gan por una dirección del Estado en asocio con los eternos enemigos del proletariado.

Ahora bien, se ha sostenido que la lucha de clases es el motor del desa-rrollo social, de acuerdo con Marx esta lucha de clases conduce indefectible-mente a la dictadura del proletariado necesaria para avanzar a la comple-ta abolición de las clases: “Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo his-tórico de esta lucha de clases y algu-nos economistas burgueses la anato-mía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases histó-ricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dicta-dura no es de por sí más que el tránsi-to hacia la abolición de todas las cla-ses y hacia una sociedad sin clases”. (Marx, Carta a Joseph Weydemeyer, 1852).

Entonces, no basta con vociferar que la lucha de clases es el motor del desarrollo de la sociedad, si no existe un objetivo que realmente conlleve a dicho desarrollo; en otras palabras, la lucha de clases, es bien distinta al movimientismo, a la lucha meramen-te económica, a la consigna “el movi-

miento lo es todo”, a la conciliación entre clases y el compartir el Estado con una supuesta burguesía pro-gresista que ya no existe en ningún rincón del mundo. La lucha de cla-ses como motor del desarrollo social es la que, en las actuales condicio-nes, debe conllevar a la conquista del poder político del proletariado. Lenin en su discurso Con motivo del cuarto aniversario de la Revolución de Octu-bre deslindó con las “novísimas” posi-ciones que hoy intentan convencer de la “bondad” de la conciliación entre clases:

“El régimen soviético es precisa-mente una de las confirmaciones o manifestaciones evidentes de esta transformación de una revolución en otra. El régimen soviético es el máxi-mo de democracia para los obreros y los campesinos y, a la vez, significa la ruptura con la democracia burgue-sa y el surgimiento de un nuevo tipo de democracia, de alcance histórico universal: la democracia proletaria o dictadura del proletariado”.

Ahora bien, como lo enseñó La Comuna de París y la Revolución Rusa y China, a la conquista del poder político no se llega a través de las urnas, ni de acuerdos con la odia-da burguesía; el poder político es la forma como en un sistema económi-co determinado se ejerce la dictadura de clase, en este caso la burguesía y los terratenientes quienes no cederán el poder voluntariamente. Esperar a que el capitalismo cambie pacífica-mente al socialismo, “transición pací-fica”, es una falacia bernsteniana que ha desestimado la importancia de la violencia revolucionaria como único medio para derrocar el poder de la burguesía e instaurar el poder políti-co del proletariado.

De este modo, se ha revisado el marxismo, haciendo ver la violencia revolucionaria como algo muy radical y ya no tan necesario, han preferido tomar el atajo de las elecciones, de los acuerdos y conciliación entre clases, de remiendos al sistema capitalista y su Estado; en últimas, los revisionis-tas han decidido desechar el marxis-mo y abrazar las “ventajas inmedia-tas” sin cambiar radicalmente y de raíz el actual sistema económico que acaba rápidamente con el hombre y la naturaleza.

El marxismo leninismo maoís-mo demostró que es con la violencia revolucionaria como se conquista el poder proletario y, hacia ello es que debe estar dirigida la lucha de clases, con los obreros al frente en alianza con el campesinado y el Partido del proletariado como dirigente.

La Revolución de Octubre impu-so y desarrolló la Dictadura del Pro-letariado y dio ejemplo al mundo de cómo es que obreros y campesinos dirigen el destino de la sociedad. El éxito fue tal, que la burguesía no ha cesado en su ataque, hasta penetrar en el mismo movimiento comunista, con posiciones blandas y de despre-cio hacia la “terrible” dictadura de los proletarios, haciéndola ver como una barbarie perpetrada por dirigentes a quienes odian, como es el caso del camarada Stalin y, culpando a la dic-tadura de los proletarios de perversos crímenes, con el fin de desprestigiar la gloriosa Democracia Proletaria o Dictadura del Proletariado al decir de Lenin, que en Rusia liberó a millones de obreros y campesinos de la explo-tación y opresión capitalista y, al mundo entero del oscurantismo nazi.

Y es que el carácter de la Dictadu-ra del Proletariado se impuso con la tenacidad de los proletarios en Rusia, su capacidad creativa, su disciplina de obrero, su deseo de avanzar a un mejor futuro, marcaron una época de muchos avances en todos los aspec-tos, como fue la expropiación de los medios de producción, la producción planificada y de acuerdo a las necesi-dades de la sociedad, la alfabetización de toda la población, la erradicación de enfermedades como la viruela, los avances científicos y tecnológi-cos, la electrificación del campo, en fin… todo lo que bajo el zarismo esta-ba estancado, el proletariado ruso lo desatrancó al quitar el dique que sos-tenía el atraso, la pobreza y la mise-ria; es decir, al destruir el podrido y raído Estado y al construir el nuevo Estado tipo Comuna: el Estado de Dictadura del Proletariado.

Es por ello que de la burguesía no puede esperarse una adulación, ni acaso un pequeño reconocimiento a la Dictadura del Proletariado desa-rrollada en Rusia, pues fue efectiva dictadura para las minoritarias cla-ses dominantes, contra los explota-dores; esa es la esencia del Estado proletario, ningún derecho para los

La Revolución de Octubre y la Vigencia de la Dictadura del

ProletariadoCon motivo del centenario de la Revolución de Octubre han sido innu-

merables las conmemoraciones, alusiones, historias y escritos dedicados a ella en todo el mundo. Todas las clases han tenido que pronunciarse y no es para menos, pues la Revolución de Octubre inauguró la ERA DE LA REVO-LUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL; es un hito innegable de la humanidad y los comunistas tienen el importante papel de rescatar su vigencia y su ejem-plo para la actual lucha del proletariado mundial.

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 11explotadores, toda la democracia para las clases trabajadoras, como dijera Lenin en su discurso Con moti-vo del cuarto aniversario de la Revolu-ción de Octubre:

“No importa que los perros y los cerdos de la moribunda burguesía y la democracia pequeñoburguesa que los sigue nos cubran de improperios, mal-diciones y burlas a montones por los desaciertos y los errores que hemos cometido al construir nuestro régimen soviético. No olvidamos un momento que, en efecto, hemos tenido y tene-mos aún muchos desaciertos y erro-res. ¡Y cómo no íbamos a tenerlos en una obra tan nueva, nueva en toda la historia mundial, como es la de crear un tipo de régimen estatal sin prece-dente! Lucharemos sin cesar para corregir nuestros desaciertos y nues-tros errores, para mejorar la forma en que aplicamos los principios soviéti-cos, que dista aún mucho, muchísimo, de ser perfecta. Pero podemos estar y estamos orgullosos de que nos haya caído en suerte la felicidad de iniciar la construcción del Estado soviético, de iniciar así una nueva época de la historia universal, la época de la dominación de una clase nueva, opri-mida en todos los países capitalistas, de la clase que avanza por doquier hacia una vida nueva, hacia la victoria sobre la burguesía, hacia la dictadura del proletariado, hacia la liberación de la humanidad del yugo del capital y de las guerras imperialistas”.

De ahí que las posiciones que han traicionado la lucha de los explo-tados como fue el caso del “cami-no Prachanda” en Nepal en 2006, o como la “nueva síntesis” de Avakian en Estados Unidos, no sean más que posiciones burguesas con antifaz marxista; una revisión peligrosa, que amparada en la supuesta omnipo-tencia del imperialismo o la supuesta insuficiencia del marxismo, terminan negando la necesidad y vigencia de la Dictadura del Proletariado, postran-do a los trabajadores a los intereses de los explotadores y oxigenando el capitalismo imperialista.

Lo que molesta a los “nuevos” reformadores o desarrolladores del marxismo y a la burguesía en el mundo, es que el Estado de Dic-tadura Proletaria, se forjó desde la Comuna con un carácter distinto, y fue comprobado con la revolución Rusa, dando los mejores frutos; este carácter, según el Programa para la Revolución en Colombia de la Unión Obrera Comunista (mlm) consiste en la …iniciativa directa de las masas desde abajo, sustitución de la policía y el ejército por el armamento general del pueblo, sustitución de la burocra-cia estatal por funcionarios elegibles y removibles por las masas, con salario de obrero… una clara diferenciación que rompe de inmediato con la buro-cracia parásita propia del Estado capitalista, que destruye el viejo apa-rato militar separado de las masas y opuesto a ellas, que desde el princi-pio mismo sienta las bases para la extinción del Estado.

La Dictadura Proletaria en Rusia no dio derecho a la minoría explo-tadora; ejerció el poder del pueblo a través de los Soviets y dirigió la socie-dad socialista hasta hacerla avanzar como nunca antes lo había hecho el capitalismo. Tal fue su influencia, que los obreros de todo el mundo vie-ron por sí mismos que el socialismo no se correspondía con lo que vocife-raba la burguesía. La Dictadura Pro-letaria en Rusia con su ejemplo, obli-gó a la burguesía en todo el mundo a ceder algunas reformas de tipo social, bajo lo que llamaron “Estado de Bienestar”.

Los bolcheviques fueron ejemplo en la tenaz lucha por consolidar el socialismo bajo la Dictadura Proleta-ria, jamás se dieron por vencidos y de este modo lograron, no solo dirigir al pueblo soviético que salió victorioso en la II Guerra Mundial imperialista, sino crear el campo socialista. Una labor titánica que inevitablemente dejó importantes bajas y les impidió cubrir algunos flancos de la lucha, factores que influyeron en la poste-

rior derrota t e m p o r a l ; pero nadie puede negar que su apor-te al mundo al poner punto final a la guerra y

al dar ejemplo de nación socialista es invaluable.

La experiencia de la Dictadu-ra Proletaria en la Unión Soviética enseñó la necesidad de mantener la dictadura omnímoda del proletaria-do sobre la minoría explotadora; de mantener el principio del pueblo en armas y la política manda al fusil; de no renunciar jamás a la democra-cia directa de los trabajadores para designar los funcionarios elegibles y removibles en cualquier momento y con salario de obrero. Enseñó, como se expone en la Propuesta de Línea General para la Unidad del Movimien-to Comunista Internacional, que el poder estatal debe descansar y apo-yarse en las organizaciones de masas obreras y campesinas armadas, eje-cutivas y legislativas al mismo tiem-po; enseñó sobre todo, que la lucha de clases continúa en el socialismo, pues los explotadores jamás descan-sarán en su propósito de recuperar el poder político perdido.

Del Estado de Dictadura Proleta-ria, con sus incontables aciertos que hicieron avanzar la sociedad y tam-bién con los errores cometidos, los obreros del mundo han aprendido; las nuevas generaciones de obreros y campesinos, tienen la fortuna de con-tar con un camino ya recorrido por los hermanos proletarios en Rusia y China; un camino donde se tiene claro la necesidad de continuar la revolución bajo el socialismo, mante-ner el pueblo en armas y no un ejér-cito especializado, garantizar el poder directo de las masas a través de sus organizaciones y mantener el Estado libre de burocracia privilegiada.

Los comunistas en Colombia evo-can los triunfos de la Dictadura Pro-letaria instaurada en Rusia, apren-den de los errores cometidos y con ello elevan su ánimo revolucionario, seguros de que ésta es la Era de la Revolución Proletaria Mundial y del triunfo inevitable del socialismo. Por eso insisten sin descanso y con espí-ritu bolchevique en la construcción del Partido del Proletariado, como dispositivo imprescindible para diri-gir la lucha de obreros y campesinos por la conquista del poder político, donde sea la Dictadura Proletaria la que desatranque la sociedad y haga avanzar la sociedad como lo hicieron los proletarios rusos hace cien años.

¡GLORIA A LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE, FARO DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA

MUNDIAL!

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12 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

El oportunismo es la falsificación y deformación del marxismo; es la mutilación de su contenido revolu-cionario; es la renuncia a los princi-pios marxistas declarados insubsis-tentes so pretexto de cambios en la realidad que no modifican la esencia del sistema imperialista mundial. El oportunismo al pretender conciliar las contradicciones antagónicas que determinan la temporalidad históri-ca del sistema imperialista, se con-virtió es el enfermero de cabecera en el lecho de muerte de este sistema mundial de opresión y explotación. Existen múltiples variantes de opor-tunismo, pero todas comparten un contenido esencial: abjuración del materialismo histórico y dialéctico, defensa de la colaboración de cla-ses, del nacionalismo burgués y de la transición pacífica al socialismo, negación de la teoría de las crisis económicas y del socialismo cien-tífico, prédica de la atenuación de las contradicciones antagónicas del imperialismo, prosternación ante la legalidad y la democracia burguesa, renuncia a la misión histórica del proletariado y su dictadura de clase en el socialismo.

El desarrollo del marxismo revo-lucionario en la línea definida por Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse-tung, ha sido en lucha frontal contra las distintas teorías de las variantes oportunistas. El Leninis-mo dio continuidad al desarrollo del marxismo elevándolo al nivel supe-rior del marxismo revolucionario de la época del imperialismo. El Maoís-mo, dio continuidad al desarrolló del Marxismo-Leninismo, elevándo-lo a una tercera y superior etapa, el Marxismo-Leninismo-Maoísmo como ciencia para dirigir la Revolu-ción Proletaria contra el imperialis-mo y luchar contra la restauración capitalista en los países socialistas

continuando la revolución bajo la Dictadura del Proletariado.

En conmemoración del Centena-rio de la Gran Revolución de Octu-bre, producto de la aplicación crea-dora de la teoría del marxismo a la práctica de la revolución, es perti-nente puntualizar que el Leninismo no solo resolvió los problemas de la revolución en Rusia enfrentando teorías abiertamente enemigas del marxismo, sino que en lucha contra el oportunismo convertido en fenó-meno internacional, logró darle un desarrollo de aplicación universal a la teoría del marxismo.

Solo es posible resaltar aquí, del vasto arsenal teórico del Leninis-mo, algunas de las armas teóricas forjadas para ser empuñadas por el proletariado internacional. El Leni-nismo pulverizó las teorías populis-tas que en rechazo al marxismo des-estimaban el desarrollo capitalista en Rusia, el papel del proletariado y de la lucha de clases como motor de la historia, asumiendo la defensa de los intereses del pequeño productor, del campesinado como “vanguardia” de la revolución, de los “héroes” o “personalidades” como protagonis-tas de la historia, y del terrorismo individual como método sistemático para “hacer la revolución” y “cons-truir un socialismo sin proletarios”.

En cuanto a las corrientes opor-tunistas que se decían partidarias del marxismo, el Leninismo ajus-tó cuentas con el revisionismo clá-sico preconizado por Bernstein en Alemania, cuyas teorías en filoso-fía, economía y política declararon inconsistentes los principios revo-lucionarios del marxismo, en espe-cial el paso del capitalismo al socia-lismo convirtiendo en proverbial la tristemente célebre consigna para reformar el capitalismo: “el objeti-

vo final no es nada, el movimiento lo es todo”. También en Rusia tales teorías fueron puestas en práctica por una corriente economista y fue-ron acogidas como línea dentro del Partido por un sector de marxistas socialdemócratas que luego encar-narían el oportunismo menchevique. En lucha contra esa nueva variante oportunista, el Leninismo dio un desarrollo, de aplicación universal, a la teoría del Partido del proletaria-do, en la polémica del ¿Qué Hacer? publicada en folleto en 1902 demos-trando que la raíz profunda del oportunismo consiste en rebajar el papel de la conciencia socialista y someterla a marchar tras la espon-taneidad del movimiento obrero. En el ¿Qué Hacer? se formulan genial-mente los fundamentos ideológicos del Partido como organización cons-ciente y de vanguardia del movi-miento obrero espontaneo.

Luego, ante el surgimiento de una forma menchevique de opor-tunismo en problemas de organi-zación que erigió en línea la “des-organización interna” del Partido, el Leninismo enfrentó y destrozó la teoría martoviana de ser miem-bro del Partido “sin necesidad de pertenecer a alguno de sus organis-mos”, en la polémica de Un paso adelante, dos pasos atrás publi-cada en 1904 donde se exponen los fundamentos de la organización en el Partido, recalcando en que debe ser la más alta forma de organiza-ción de la clase obrera, un desta-camento consciente de vanguardia que materializa los vínculos entre la consciencia socialista y las masas del movimiento obrero; un destaca-mento organizado regido por el cen-tralismo democrático cuya unidad exige de los militantes una discipli-na consciente, única y obligatoria; un destacamento político organiza-do, sin el cual es imposible el triun-fo revolucionario del proletariado y la instauración de su dictadura de clase.

Con ocasión de la revolución rusa de 1905, la corriente menchevique acogiendo las teorías del oportunis-

El Leninismo

Fruto de la Revolución de Octubre y Segunda Etapa de Desarrollo

del Marxismo

“El leninismo es el marxismo de la época del imperia-lismo y de la revolución proletaria. O más exactamente: el

leninismo es la teoría y la táctica de la revolución prole-taria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del

proletariado en particular”. Stalin

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 13mo internacional en cuestiones de táctica, otorgó a la burguesía liberal el papel de “vanguardia” en la revo-lución y de triunfar ésta, se oponía a la participación de los comunistas en un nuevo poder por considerar que esa revolución todavía no era socialista. El Leninismo dio cuen-ta de tales teorías oportunistas en la polémica de Dos tácticas de la socialdemocracia en la Revolu-ción Democrática, en la cual for-mula la línea revolucionaria para la actuación del proletariado en una revolución cuyo filo todavía no era principalmente contra el capitalis-mo sino contra la autocracia zarista y el feudalismo, una revolución de carácter democrático por su conte-nido, es decir, burguesa, pero que la podía y debía dirigir el proletariado cuyo aliado principal era el campe-sinado no la burguesía liberal y la vía para conquistar el poder era la vía de la violencia revolucionaria de las masas, la vía de la insurrección armada, no la vía parlamentaria. Una revolución democrática dirigi-da por el proletariado como condi-ción para avanzar luego a la revolu-ción socialista. Las magistrales tesis del Leninismo en esta polémica, no solo derruyeron las teorías opor-tunistas de los mencheviques y de los trotskistas opuestos a la alianza obrera-campesina, sino que sirvie-ron de base al Presidente Mao para la aplicación creadora del Marxis-mo-Leninismo a las condiciones de la revolución democrática en China ya como parte de la nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial inaugurada por la Revolución de Octubre de 1917, dándole forma acabada y universal a la teoría de la Revolución de Nueva Democracia para los países feudales, semifeuda-les, coloniales y semicoloniales.

La derrota de la revolución rusa de 1905 a manos de la reacción zarista, dio paso a las ideas vacilan-tes frente a la teoría de la revolu-ción proletaria, liquidadoras de la organización del partido proletario y de renuncia a la concepción mate-rialista dialéctica del marxismo. Así mismo, fue amplio, profundo y con-tundente el contra-ataque del Leni-nismo para derrotar las teorías de las nuevas variantes de oportunis-mo, donde cohabitaban menchevi-ques, bolcheviques liquidadores y trotskistas. De las armas teóricas forjadas por el Leninismo en ese período, se destaca la polémica en

filosofía publicada en 1908 en el libro Materialismo y Empiriocri-ticismo en combate a las ideas de algunos marxistas que adoptaron como propias falsas conclusiones del físico y filósofo austriaco Ernst Mach y del filósofo alemán Richard Avenarius, quienes apoyados en los novedosos descubrimientos de la física sobre el movimiento de la materia, de la comprobación físi-ca del carácter relativo de algu-nas propiedades de la materia que antes eran consideradas absolutas, concluyeron la “desaparición” de la materia, la negación de su existen-cia objetiva y de las leyes del movi-miento de la materia. El Leninismo demostró que los novedosos desa-rrollos “marxistas” de la filosofía, significaban en realidad abjurar del materialismo dialectico y abrazar el idealismo filosófico y el fideísmo.

En 1914 el estallido de la I Gue-rra Mundial imperialista, fue un cambio en la situación del mundo que alentó una nueva forma de oportunismo en la II Internacional Socialista: el socialchovinismo, o sea la defensa de la nación y de la patria burguesa por encima de los intere-ses internacionales del proletaria-do. Los jefes “socialistas” decidie-ron adaptarse al nacionalismo de la burguesía imperialista de sus res-pectivos países, dieron la espalda al proletariado y todo el apoyo a la primera matanza mundial imperia-lista. La abierta traición socialcho-vinista al socialismo, al internacio-nalismo y a la revolución proletaria, encontró una variante más peligro-sa aún para el movimiento obrero: el kautskismo. Más peligrosa por-que su ideólogo Kautsky encarnó la variante oportunista de conciliación entre el socialchovinismo burgués y el internacionalismo marxista, una variante que por su carácter centris-ta recibió apoyo de Trotski el más redomado centrista de la época. Le correspondió al Leninismo hacer añicos tanto las teorías oportunis-tas socialchovinistas como el opor-tunismo internacional kautskista, en demoledoras polémicas elevadas a desarrollos universales del mar-xismo. De los innumerables desa-rrollos teóricos del Leninismo son de destacar El imperialismo, fase superior del capitalismo que en 1916 en medio de la guerra impe-rialista, en un asombroso desarrollo de la economía marxista analizó el paso del capitalismo de la fase de

libre competencia a la fase de la concentración monopolista, donde el capital financiero y su exporta-ción a otros países se convirtió en el puntal del parasitismo imperia-lista, el viejo problema nacional se fundió con el nuevo problema colo-nial del imperialismo que dividió al mundo entre un puñado de países imperialistas, explotadores, opreso-res y el resto de países oprimidos y explotados, se impuso la tendencia a la reacción política, y se transfor-mó no solo en la fase superior del capitalismo, sino en su fase última, de decadencia y descomposición del sistema social basado en la explo-tación del trabajo asalariado. El Leninismo demostró que contra la ultra-oportunista teoría del ultra-imperialismo donde el imperialismo “resuelve” sus contradicciones sin necesidad de revolución, el imperia-lismo es un sistema agonizante que debe fenecer a causa de sus propias contradicciones y será sepultado para siempre en la historia por la Revolución Proletaria Mundial.

La teoría oportunista del ultra-imperialismo iba inevitablemente aparejada a la renuncia kautskis-ta a las teorías marxistas sobre la lucha de clases, el Estado y la Dic-tadura del Proletariado. De tales disparates el Leninismo no dejó piedra sobre piedra, destruyendo la tergiversación oportunista sobre la cuestión del Estado, en admirables polémicas que dieron un desarrollo universal al marxismo revoluciona-rio. El Estado y la Revolución y La Revolución Proletaria y el renega-do Kautsky, son poderosas armas forjadas por el Leninismo en esta lucha contra el oportunismo kauts-kista, que defienden y desarrollan los fundamentos de la doctrina mar-xista sobre el Estado, la revolución violenta y la inevitable dirección de la lucha de clases hacia un nuevo Estado de Dictadura del Proleta-riado, sobre lo cual el desaparecido Movimiento Revolucionario Interna-cionalista declaró correctamente en 1993: “Lenin dijo, ‘Sólo es marxista quien extiende el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado’. A la luz de las invaluables leccio-nes y avances logrados mediante la Gran Revolución Cultural Proletaria dirigida por Mao Tsetung, esta línea divisoria ha sido mejor demarcada. Ahora puede plantarse que sólo es

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marxista quien extiende el recono-cimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado y al reconocimiento de la existencia objetiva de las clases, de contradicciones antagónicas de clase, de la burguesía en el Partido y de la continuación de la lucha de clases bajo la dictadura del prole-tariado durante todo el período del socialismo hasta el comunismo”. He ahí, la esencia más profunda de la distinción entre el marxismo y el oportunismo.

En la historia del Movimiento Comunista Internacional, el Mar-xismo Leninismo Maoísmo ha pro-pinado contundentes derrotas a las teorías oportunistas, sin lo cual hubieran sido impensables los grandes triunfos del proleta-riado en el siglo XX. Sin embargo, tales teorías oportunistas vuelven a surgir defendiendo su esencia ya derrotada pero bajo nuevas formas

camufladas como siempre en una supuesta “defensa”, “desarrollo” y “superación” del marxismo, porque el oportunismo —cuyo contenido general es el sacrificio de los inte-reses a largo plazo de la clase obre-ra en aras de ventajas inmediatas y pasajeras para lo cual mella el filo revolucionario del marxismo convir-tiéndolo en una teoría inofensiva y aceptable por la burguesía— no es un problema moral ni voluntaris-ta de revolucionarios descarriados. El oportunismo es una necesidad del imperialismo que, siendo desde principios del siglo XX un sistema que vive artificialmente a expensas de la explotación del trabajo mun-dial y la destrucción del planeta, ha prolongado su existencia agó-nica por la ayuda del oportunis-mo que maniata las fuerzas de la revolución, las aparta y disuade de su papel transformador, ataca a la cabeza consciente del movimiento,

al Partido pervirtiéndolo y convir-tiéndolo en un apéndice de la bur-guesía cuando no en un grupo de conspiradores terroristas apartado de las masas. De ahí que el Leni-nismo sentenciara: “La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemen-te a la lucha contra el oportunismo”.

La Unión Obrera Comunista (mlm) consecuente con ese manda-to leninista y atendiendo a la crisis actual del Movimiento Comunista Internacional, cuya unidad en una nueva Internacional Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo, presupone e implica des-lindar los campos con toda forma de oportunismo, ha presentado una Propuesta de formulación de una Línea General para la unidad del Movimiento Comunista Internacio-nal, de la cual en esta ocasión se extrae el aparte pertinente, que se inserta a continuación.

IMPERIALISMO Y OPORTUNISMOEl imperialismo es la fase agóni-

ca del capitalismo, la fase de agu-dización extrema de sus contradic-ciones, la fase de profundización en grado sumo de su contradicción fundamental entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada. A la historia del imperialismo, va umbilicalmen-te ligada la transmutación del opor-tunismo, que conserva su contenido esencial “conciliar el antagonismo de las contradicciones que determi-nan el fin del sistema capitalista” pero cambia de forma atendiendo a las necesidades del imperialismo, a los cambios en el movimiento obje-tivo de la sociedad en su tendencia histórica hacia el socialismo y el comunismo. El oportunismo es el enfermero del imperialismo en su lecho de muerte.

En el periodo de surgimiento del imperialismo1, cuando pasan a ser dominantes los monopolios en la economía capitalista, el oportunis-mo toma la forma bernsteiniana o revisionismo clásico, que ante el desarrollo de las premisas materia-les del socialismo, considera innece-saria la revolución proletaria; decla-ra insubsistentes los principios revolucionarios del marxismo en

1 Se refiere al período de 1873 a 1903 cuando al terminar una crisis económica del capitalismo, dice Lenin: El capitalismo se ha transformado en imperialismo.

cuanto a la concepción materialista de la historia, la lucha de clases y especialmente la Dictadura del Pro-letariado; niega la concepción dia-léctica del movimiento social, pre-gona la evolución pacífica, negando las crisis del capitalismo y su paso a la fase de decadencia y descompo-sición; la consigna “el objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo” concentra la política de renunciar a la revolución a cuenta de las venta-jas pasajeras del parlamentarismo, en ese período de desarrollo pacífi-co de la lucha de clases, y entroniza las vías legales como formas prin-cipales de lucha en todo momento, reduciendo los alcances de la revo-lución proletaria al límite permitido por la institucionalidad burguesa2.

El cambio en la situación objetiva, caracterizado por la contradicción inter-imperialista que pasa a jugar el papel de contradicción principal�, y cuya agudización condujo al esta-llido de la Primera Guerra Mundial imperialista, dio madurez al opor-tunismo bajo la forma de social-chovinismo o defensa abierta de los intereses de la burguesía nacional en una guerra internacional. La

2 Aunque el Partido Socialdemócrata Alemán en los Congresos de Stuttgart (1898), Hannover (1899), y Lübeck (1901), rechazó las exigencias teóricas de Bernstein y lo recombino, no resolvió sobre la necesidad de refutar las teorías revisionistas, cuestión que luego asumió de forma profunda y contundente el leninismo.

consigna “defensa de la patria”, se corresponde con la necesidad impe-rialista de la guerra.

Tan descarado alineamiento del oportunismo con la burguesía, urge otra forma recatada de oportunismo: el centrismo kautskista conciliador entre el marxismo y el social-cho-vinismo, forma aún más peligrosa para la unidad internacional de los comunistas, pues invoca el marxis-mo para justificar la tolerancia con el social-chovinismo y sustentarlo teóricamente. El kautskismo consi-dera que el cambio en la situación objetiva, por el fuerte desarrollo de los monopolios y de los países impe-rialistas, conllevaría a la fusión en un solo monopolio mundial3, lo que acabaría la competencia, haría innecesarias las guerras y elimina-ría por sí solas las contradicciones del imperialismo; esta es la teoría del ultra-imperialismo, ante el cual ya no sería necesaria la revolución proletaria, ni la independencia de clase del proletariado, y mucho menos su nuevo Estado de Dicta-dura de clase. El centrismo kauts-kista renunció a la independencia de clase del proletariado, quebró

3 En este siglo, en Nepal, del PCN(M) surgió esta misma idea bajo una forma nueva: “Estado globalizado del imperialismo estadounidense”, de donde se extrajo la conclusión según la cual, la revolución en Nepal no podía triunfar y era necesario un “Acuerdo global de paz” que selló la traición revisionista a esa revolución.

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 15su unidad internacional en favor del apoyo nacionalista a la burguesía, aceptó sacri-ficar al proletariado y hacerlo carne de cañón de una gue-rra mundial por intereses reaccionarios y puramente imperialistas, y abiertamen-te renegó de la Dictadura del Proletariado. En esencia, el centrismo kautskista es tan servil ante la burguesía impe-rialista, como el social-chovi-nismo franco.

Contra el oportunismo social-chovinista y kauts-kista, se levantó el Partido Comunista bolchevique “con la dirección el gran maestro del proletariado Lenin”, para encabezar en el Movimiento Comunista Internacional la defensa del marxismo y del internacionalismo. El Leni-nismo destrozó las teorías revisionistas de Bernstein y Kautsky, impuestas en la Segunda Internacional; dio cimiento ideológico al triun-fo de la revolución proletaria en Rusia, a la nueva orga-nización mundial del proletariado la Tercera Internacional o Inter-nacional Comunista; y desarrolló el Marxismo revolucionario en las condiciones de la fase imperialista o nueva Era de la Revolución Pro-letaria Mundial, elevándolo a una nueva y superior etapa: el Marxismo Leninismo.

El kautskismo fue derrotado teó-ricamente, pero prestó un gran ser-vicio al imperialismo: causó la pri-mera gran escisión del Movimiento Comunista Internacional; dejó sin vanguardia comunista al proleta-riado europeo impidiendo así que la Revolución Proletaria se extendiera por ese continente, y contaminó a los comunistas con ideas ajenas a la teoría marxista del Estado, que luego se impusieron por la fuerza de la costumbre en Rusia y en China, socavando la esencia de la Dictadu-ra del Proletariado enseñada por La Comuna de París.

En el siguiente período1 de la fase imperialista, caracterizado por la contradicción inter-monopolis-ta como la contradicción principal que condujo a la II Guerra Mun-dial imperialista, la lucha contra

1 De 1918 a 1948: período de profundización y extensión del desarrollo capitalista en el mundo.

el oportunismo se concentró en el nuevo Partido mundial del prole-tariado: la Internacional Comunis-ta, campo de combate permanente contra el oportunismo de derecha, de “izquierda” y de centro trotskis-ta, todas formas útiles, cual Caba-llos de Troya, al propósito militar imperialista de barrer del mapa a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

La Internacional Comunista trazó correctamente la táctica de Frente Único Antifascista, la cual condu-jo a la victoria “encabezada por el Ejército Rojo y el heroico pueblo de la URSS” sobre la reacción nazi fas-cista; también en China, donde fue aplicada consecuentemente, llevó al triunfo de la Revolución de Nueva Democracia. Sin embargo, la tácti-ca de Frente Único Antifascista fue tergiversada por una nueva forma de oportunismo: el browderismo, surgida en el Partido Comunista de Estados Unidos, ante el cam-bio de la situación representada en el hecho objetivo de un bloque de países imperialistas enfrentado al fascismo y al nazismo; un cambio interpretado como escisión progre-sista del imperialismo, como cese de la contradicción antagónica entre el proletariado y la burguesía anti-

fascista, que hacía innecesaria la revolución proletaria en paí-ses imperialistas como Estados Unidos. El oportunismo brow-derista, que deformó la correc-ta línea de Frente Único de la Internacional en una línea opor-tunista de conciliación con el imperialismo estadounidense, fue acogido por algunos Parti-dos Comunistas y combatido por otros, como preámbulo de la gran e inevitable lucha entre el Marxismo Leninismo y el revi-sionismo jrushchovista.

La victoriosa Revolución de Nueva Democracia en China for-taleció y extendió el socialismo existente en la URSS y junto con otros países de regímenes demo-cráticos antiimperialistas dio existencia al Campo Socialista, contrario al campo imperialista; esa fue una nueva correlación de las fuerzas mundiales en un corto período2 caracterizado por la contradicción entre los dos sistemas convertida en la con-tradicción principal mundial, y como tal, en la causa material y condición objetiva del surgi-

miento de una nueva y elaborada forma de oportunismo: el revisio-nismo jrushchovista o revisionismo moderno.

El jrushchovismo pregonó la con-ciliación entre los dos sistemas: el socialista y el imperialista, entre los dos Estados: de dictadura proleta-ria y dictadura burguesa, entre las dos clases antagónicas: el proleta-riado mundial y la burguesía mun-dial; atacó las conquistas del socia-lismo en la URSS y enlodó el papel del maestro del proletariado Stalin, bajo el pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”3; declaró

2 De 1948 a 1958: período de extensión y fortalecimiento del sistema socialista en el mundo.

3 Los ataques a Stalin, característicos del trotskismo y oficializados por el jrushchovismo en el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) en 1956, fueron refutados por los marxistas leninistas en la gran polémica contra el revisionismo moderno, con un histórico balance del papel del Camarada Stalin: “Los méritos y errores en la vida de Stalin son una realidad objetiva histórica. Comparados sus méritos y sus errores, pesan más los primeros que los últimos. Las acciones principales de su vida son acertadas, y sus errores son de segundo orden. Todo comunista honrado que respete la historia, al hacer el balance de las actividades teóricas y prácticas de Stalin en conjunto, verá primero, sin duda, lo que constituye el aspecto principal de su vida. Por lo tanto, al apreciar, criticar y vencer con acierto los errores de Stalin, debemos salvaguardar el aspecto principal

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insubsistentes las teorías marxistas leninistas sobre el imperialismo, la lucha de clases, la Revolución Pro-letaria, el Partido y el Estado, argu-mentando que la nueva correlación de fuerzas mundiales permitía “la transición pacífica” del capitalismo al socialismo, la “coexistencia pací-fica” con el imperialismo, el avance del socialismo por sola “emulación pacífica”, “un Estado de todo el pue-blo” en lugar del Estado de Dicta-dura del Proletariado, y “un Partido de todo el pueblo” en vez del Partido Comunista del proletariado1.

Si bien las Conferencias de los Partidos Comunistas realizadas en Moscú en 1957 y 1960 refirmaron el Marxismo Leninismo diametral-mente opuesto a las nuevas teo-rías del revisionismo jrushchovista, fue el Partido Comunista de China “PCCH2, bajo la dirección del Presi-dente Mao Tse-tung, el que conse-cuentemente encabezó y continuó la lucha internacional en defensa del Marxismo Leninismo y contra el revisionismo moderno jrushchovis-ta; lucha que delimitó los campos entre una línea general marxista leninista� opuesta a la línea gene-ral revisionista del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética “PCUS. De nuevo, una gran lucha contra el oportunismo permitió el desarrollo del marxismo revolucionario a una nueva y supe-rior etapa: el Marxismo Leninismo Maoísmo. La defensa maoísta de los principios del Marxismo Leninis-mo, de la experiencia histórica de la Revolución Proletaria, de la Dic-tadura del Proletariado, de la cons-trucción del socialismo y del papel de Stalin, se ciñó a la línea leninista en cuanto a la experiencia interna-

de su vida, y salvaguardar el marxismo-leninismo, que él defendió y desarrolló.” En la actualidad, varios partidos u organizaciones maoístas, sin criticar ese balance, de hecho lo revierten pretendiendo tergiversar la historia, dando más peso a los errores de Stalin que a sus aciertos, y además, extienden ese mismo método y rasero para juzgar la III Internacional. Como afirma la Declaración del MRI en 1984: esto es “aprovechar los errores reales para sacar conclusiones reaccionarias”.

1 En el siglo XXI, las teorías del revisionismo moderno en la cuestión central del Estado de Dictadura del Proletariado, han sido reeditadas por partidos revisionista pseudo maoístas bajo las nuevas formas del “multipartidismo” y del “derecho al disentimiento”, del PCN (M) y el PCR, EU, respectivamente.

2 El Partido del Trabajo de Albania que con la dirección de Enver Hoxha, contribuyó a la refutación del revisionismo jrushchovista, más tarde, también liderado por Enver Hoxha, se transformó en un cuartel general antimaoísta, para atacar y desprestigiar la Gran Revolución Cultural Proletaria en China.

cional: tomarla críticamente y com-probarla por sí mismos.

El maoísmo reafirmó la línea y la actuación correcta de los marxistas leninistas, criticó sus errores y defi-ciencias en la lucha por transformar el mundo, siendo este conocimien-to de gran ayuda para la teoría y la práctica del mayor alcance de la Revolución Proletaria: la Gran Revo-lución Cultural Proletaria en China, que guiada por el Marxismo Leni-nismo Maoísmo dio continuidad a la experiencia histórica anterior, con una mejor comprensión de las leyes de la sociedad socialista y de su lucha de clases, de los métodos comunistas en el trabajo del Partido y su lucha de líneas, en la necesi-dad de movilizar a las más amplias masas populares para continuar la revolución bajo la Dictadura del Pro-letariado. El revisionismo jrushcho-vista, vencedor en el Partido y en el Estado de la URSS, fue derrotado teóricamente pero, aún así, prestó un gran servicio al imperialismo: causó la segunda gran escisión del Movimiento Comunista Internacio-nal y disolvió el Campo Socialista; transformó a la URSS de potencia socialista en potencia social-impe-rialista, oxigenando al campo impe-rialista con el mercado y la explota-ción del proletariado y las masas en esa extensa zona del planeta.

Desde los tiempos de la primera revolución rusa, existe una variante del revisionismo que ha sido rebati-da por el marxismo en fuerte, pro-funda y prolongada lucha: el trots-kismo, una forma de oportunismo con apariencia centrista en general; centrista entre bolcheviques y men-cheviques, pero de hecho, aliado a éstos últimos en el Bloque de Agos-to que buscaba liquidar el Partido; centrista entre internacionalistas y social-chovinistas, pero en realidad junto con Martov, acólito y tolerante del centrismo de Kautsky. Centrista entre la dictadura de la burguesía y la Dictadura del Proletariado, pero en la práctica el trotskismo intrigó e instigó ataques contra ésta últi-ma, torpedeando “junto con men-cheviques, social-revolucionarios y “comunistas de izquierda”” la paz de Brest-Litovsk; se opuso a la alian-za con los campesinos para la coo-perativización agrícola, como parte de la construcción del socialismo; armó la “oposición militar” contra la creación del Ejército Rojo, mientras admiraba a los viejos militares pro-

fesionales del ejército zarista; habló de la gran importancia de los sin-dicatos en la URSS, pero los atacó en cuanto a escuelas de gobierno, de administración económica y de socialismo; el trotskismo es una forma de oportunismo que niega la posibilidad de la construcción del socialismo en un solo país.

La lucha del marxismo contra el trotskismo ha sido permanen-te desde 1905. Si bien Lenin había denunciado que el trotskismo levan-taba banderas de unidad para ata-car las banderas de unidad, y Stalin había combatido la teoría trotskista de la “libertad de fracciones” en el Partido como una teoría antipartido, antagónica al centralismo demo-crático y a la disciplina consciente del proletariado, fue el XV Congreso del Partido Comunista Bolchevique realizado en 1927, el que condenó al trotskismo como ideología anti-bolchevique y antisoviética, por lo cual Trotski fue expulsado del Parti-do, de la URSS y de la Internacional Comunista.

Aunque el trotskismo se asimi-la al “izquierdismo” en cuanto a su posición “obrerista” de rechazo y desprecio por la alianza obrero campesina, no por ello deja de ser fundamentalmente una variante del oportunismo de derecha, del revi-sionismo. El trotskismo dio apoyo expreso y público al “Informe secre-

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 17to” que Jrushchov urdiera en 1956 contra la Dictadura del Proletaria-do, contra el Socialismo y contra el Camarada Stalin;� el trotskismo fue un encarnizado enemigo y detrac-tor de la Internacional Comunista, combatió la Revolución China en sus etapas de Nueva Democracia y Socialista y, con especial saña, hizo causa común con los jrus-hchovistas y hoxhistas contra la Gran Revolución Cultural Proleta-ria. Bajo el dogma de la “revolución permanente”, el trotskismo niega la revolución por etapas en los paí-ses semifeudales y semicoloniales, pregonando la Revolución Socialis-ta única, pero haciendo de ella una caricatura1 que no va más allá de las reformas, las nacionalizaciones y el embellecimiento del Estado de dictadura de la burguesía. El trots-kismo es una forma de oportunismo anti marxista-leninista-maoísta.

En el siguiente período de la fase imperialista�, cuando la contradic-ción entre países imperialistas y países oprimidos se transformó en la contradicción principal mundial, dio piso material a la tendencia de resaltar el movimiento de liberación nacional y opacar la lucha de clase del proletariado, de nuevo el oportu-nismo se expresó mostrando su otra cara: el “izquierdismo”. El “izquier-dismo”, una forma de oportunis-mo a nivel internacional que, en oposición radical a los viejos parti-dos revisionistas pacifistas y parla-mentarios, abandona la concepción marxista de la táctica, convirtiendo la lucha armada en la “única” forma de lucha a utilizar; abandona la concepción materialista del papel de las masas, para abrazar la teoría de los héroes, pregonada por el gueva-rismo pequeñoburgués; abandona la teoría leninista del Partido como destacamento político de vanguar-dia del proletariado, para convertir-lo en un destacamento de conspira-dores separado de la clase y de las masas, cuando no en las híbridas organizaciones político-militares. La tendencia “izquierdista” fue reforza-da por la inercia de la gran lucha inmediatamente anterior contra el oportunismo de derecha pacifista.

El oportunismo “izquierdista” sirvió al imperialismo en este y en el siguiente período: condujo a la

1 Desde los años 70, a los trotskistas se les conocía por su consigna: “Revolución Socialista, o caricatura de revolución”; hoy se les conoce por defender una caricatura de la Revolución Socialista.

liquidación de muchos e importan-tes partidos marxistas leninistas; aisló al proletariado de su vanguar-dia, opacó su papel a nivel interna-cional, subestimó su independen-cia de clase, dejó en segundo lugar su misión histórica y la Dictadura del Proletariado, y así la pequeña burguesía quedó dueña de la van-guardia. En varios países de Europa degradó la guerra popular a simple terrorismo urbano; en los países oprimidos, tomó la dirección de varias luchas armadas antiimperia-listas pervirtiendo el heroico papel revolucionario de las masas cuyo movimiento, o fue conducido a la derrota, o fue reducido a tomar el viejo Estado para sus propios fines “cuestión resuelta por el marxismo desde las insurrecciones obreras en Europa a mitad del siglo XIX” o, simplemente completó el ciclo de identidad con el oportunismo de derecha, sacrificando la revolución armada en el altar de la conciliación y los acuerdos de paz con el impe-rialismo y su lacayos.

Pero, la lucha contra el “izquier-dismo” es de vieja data. El Marxis-mo luchó en el siglo XIX contra el blanquismo y el anarquismo como tendencias externas. El Marxismo Leninismo luchó contra el opor-tunismo “izquierdista” surgido, a comienzos del siglo XX “una vez terminado el primer reparto mun-dial imperialista”, en los partidos comunistas y en el propio seno de la III Internacional; en ese período el oportunismo “izquierdista” apare-ció como expiación del derechismo de la II Internacional, y se manifes-tó como: la renuncia al trabajo en los sindicatos u organizaciones de masas reformistas, el desprecio a la lucha legal y la sobreestimación de la lucha clandestina, la desestimación del papel de los jefes “argumentan-do luchar contra la “dictadura del partido””; la imposición como regla general de las consignas “ningún compromiso”, “ningún acuerdo”, y la defensa de la “teoría de la ofensiva” sin la necesaria lucha de resistencia por mejoras inmediatas2. El Marxis-

2 Para la época, Lenin publicó un libro que fue entregado a los delegados del Segundo Congreso de la Internacional Comunista titulado: La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, sentando las bases de la actuación del partido entre los sindicatos reformistas y la utilización de la legalidad burguesa. Actualmente en el MCI existe una variante “izquierdista” que limita el juicio de lo correcto, al criterio de si se desarrolla o no lucha armada en el momento; incluso algunas organizaciones

mo Leninismo Maoísmo luchó, en el Partido Comunista de China, contra las líneas oportunistas de “izquier-da” en la guerra popular prolonga-da, y contra el linpiaoísmo en plena Revolución Cultural Proletaria; en los Partidos Marxistas Leninistas de los países oprimidos luchó con-tra las tendencias pro-guevaristas, terroristas y foquistas.

En el período siguiente de la fase imperialista�, determinado por la contradicción principal mundial protagonizada por la lucha entre las dos superpotencias EU y Rusia, la lucha del marxismo contra el opor-tunismo se concentra en la vanguar-dia de la Revolución Proletaria Mun-dial: la Gran Revolución Cultural Proletaria en China. La gran polémi-ca internacional contra el jrushcho-vismo, nueva forma “socialista” del revisionismo, armó a los comunis-tas chinos para enfrentar las formas “socialistas” del oportunismo segui-dor del camino capitalista y procli-ve a terciar en la lucha imperialista entre las dos superpotencias.

En el terreno teórico el Marxis-mo Leninismo confrontó las líneas revisionistas de Liu Shao-chi, Chou En-lai, Teng Siao-pin “continuado-res de Bernstein, Kautsky y Jrush-chov” defensores de las teorías “de las fuerzas productivas”, “los tres mundos” y “las cuatro moderniza-ciones”. El Marxismo Leninismo también combatió la línea “izquier-dista” de Lin Piao en apariencia ultra-maoísta “exaltación del culto a la personalidad del Presidente Mao y transposición mecánica al mundo en su conjunto, de las condiciones en que se libró la Guerra Popular en China” pero en esencia, el mismo ya denunciado revisionismo “socia-lista”, que buscaba derrocar la Dic-tadura del Proletariado, restaurar el capitalismo y revertir la crítica al revisionismo jrushchovista3.

repudian el trabajo entre los sindicatos y las organizaciones de masas por considerarlas reformistas o economicistas a causa de su dirección; o centran su atención en construir un Partido sin apoyo de masas, pero con armas. En las toldas revisionistas, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, se amolda unilateralmente para justificar su cretinismo parlamentario en oposición y renuncia a la vía armada o de la violencia revolucionaria de las masas.

3 Respecto a la línea “izquierdista” de Lin Piao, existen organizaciones que la reivindican en una defensa abierta del “izquierdismo”, tal como otras lo hacen de la “teoría de los tres mundos” y se llaman así mismas tercermundistas, u otras defendieron a capa y espada la línea de Ten Siao-ping. Lo especial ahora es, que como parte de la gran confusión

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En el terreno político, la Gran Revolución Cultural Proletaria dio continuación a la revolución bajo la Dictadura del Proletariado y por más de una década impidió la res-tauración del capitalismo en China; pero la Gran Revolución Cultu-ral Proletaria fue derrotada, ya no por ignorancia o inexperiencia en la lucha contra las formas revisio-nistas en el socialismo, sino por la fuerza de la costumbre en los que-haceres del Estado, por el abando-no en la práctica de la línea de la Comuna.1 El revisionismo “a nom-bre y en defensa” del maoísmo, tomó el control del Partido Comunista y degeneró el Estado en una dictadu-ra de la nueva burguesía “comunis-ta”, cuyo poder restauró el capitalis-mo en China convirtiéndola en un país imperialista, opresor y explo-tador del pueblo chino y de otros pueblos. Nuevamente el revisionis-mo demostró su papel histórico de servir directamente al imperialismo, auxiliar al caduco y agonizante sis-tema capitalista, entregarle todo el potencial, progreso y avance de la economía socialista china y, prin-cipalmente, garantizar el parasitis-

en el MCI, existen organizaciones marxistas leninistas maoístas que se declaran en favor de reversar la crítica de la GRCP a Lin Piao, argumentando nuevas versiones chinas y occidentales sobre los hechos. La decisión del PCCH en vida del Presidente Mao, la crítica masiva de la GRCP y la comunicación del PCCH sobre las circunstancias de la muerte de Lin Piao, siguen siendo la fuente más autorizada y creíble para los comunistas, sobre esta cuestión.

1 Sobre una nueva base de conocimiento, experiencia y lucha, se repitió la amarga lección de la URSS: el EPL mantenía el monopolio de las armas; el burocratismo corroía los órganos de poder Estatal; en la dirección del Partido y del Estado levantaron poderosos cuarteles los seguidores del camino capitalista; las masas, en especial la proletarias, desarmadas quedaron separadas del ejercicio directo del poder del Estado, que terminó siendo de nuevo una fuerza especial “al servicio de las masas” y separada de ellas.

mo imperialista con la esclavización asalariada de más de mil millones de trabajadores.

Pero no fueron sólo los revisionis-tas chinos quienes alzaron bande-ras rojas contra las Rojas Banderas del Marxismo Leninismo Maoísmo, también, desde afuera, lo hizo la dirección del Partido del Trabajo de Albania, otrora Marxista Leninista y contraria al revisionismo jrushcho-vista. Contra el maoísmo, el Partido del Trabajo de Albania enarboló el hoxhismo, pero terminó renegando del Marxismo Leninismo y acogien-do posiciones clásicas del revisio-nismo y del trotskismo. El hoxhismo denigró de la Guerra Popular seña-lándola como una guerra “sin fin y sin perspectivas”, negó la lucha de líneas en el Partido; desconoció la Gran Revolución Cultural en China como el mayor avance histórico de la Revolución Proletaria, y defen-dió a rajatabla los errores de Stalin. Para atacar al maoísmo, el hoxhis-mo le endosó la revisionista teoría de los “tres mundos”, desconocien-do la distinción esencial leninista entre países imperialistas y oprimi-dos; la tendencia a conciliar con el social-imperialismo ruso y a desco-nocer su genuino carácter imperia-lista, llevó al hoxhismo a subesti-mar la contradicción mundial entre las dos superpotencias. El hoxhis-mo, aunque de palabra no niega la revolución por etapas en los países semifeudales y semicoloniales, sub-estima el análisis concreto de la situación concreta “base materia-lista para resolver el carácter de la revolución en cada país”, con lo que termina acogiendo la línea trotskis-ta de “revolución permanente socia-lista” que, en la práctica, es un tipo de revolución que no sobrepasa los

límites de la democracia burgue-sa.2 El hoxhismo hizo causa común con el PCUS “jefe del revisionismo moderno mundial” contra el Mar-xismo Leninismo Maoísmo, contra la Dictadura del Proletariado y el Socialismo; el hoxhismo mostró su carácter oportunista en su misma práctica: condujo a la restaura-ción del capitalismo y del poder de la burguesía, con todos sus odios nacionales, en la propia Albania.

El triunfo de la nueva burguesía revisionista en China dio comien-zo a la más profunda, prolonga-da y grave crisis en el Movimiento Comunista Internacional, carac-terizada por la impotencia política, la confusión ideológica y la disper-sión organizativa. Desde entonces, los marxistas leninistas maoístas luchan por unir y reorganizar sus filas, sobre la base del profundo deslinde con el oportunismo, de una profunda asimilación de la expe-riencia histórica y de una profunda comprensión de la situación actual del capitalismo moribundo, batalla en medio de la cual nace, lucha y muere, el Movimiento Revoluciona-rio Internacionalista “MRI.

Aprovechando la derrota en China, la burguesía imperialista ha orquestado, junto con la socialde-mocracia internacional, una frené-tica embestida contra el socialismo y el comunismo; se une hoy el ata-que de todos los oportunistas con el objetivo común de tergiversar la historia, desechar la experiencia de la revolución proletaria�, rene-gar de los principios del marxismo, del socialismo y de la Dictadura del Proletariado, con un rasgo peculiar en el periodo actual: se configura una nueva forma de oportunismo, presentada a sí misma como “mar-xista leninista maoísta”.

2 La tendencia de la corriente hoxhista en el Movimiento Comunista Internacional, ha sido hacia la división y la definición abierta en ideología, programa y táctica, entre las dos grandes líneas en cuya confrontación tuvo su surgimiento: la línea revisionista y la línea marxista leninista maoísta. De eso dan cuentas los hechos: Partidos “M-L” sumidos en el fango parlamentario (incluso en ministerios y presidencias) junto con los revisionistas y trotskistas; Partidos M-L a medio camino, coqueteando tácticamente con la democracia burguesa y estratégicamente con la destrucción del Estado reaccionario; y partidos que renuncian a la herencia hoxhista y acogen de nuevo y en firme el Marxismo Leninismo Maoísmo.

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Todo pareciera indicar que las mujeres estamos con-denadas al maltrato, la humillación, explotación y opre-sión, las violaciones y hasta el asesinato. Y así es en el capitalismo, un sistema que nos reduce al hogar, a la reproducción y a ser simples objetos sexuales. Un sis-tema en donde nuestro único delito es ser mujeres. Un sistema que nunca ha garantizado realmente los dere-chos de la mujer y que ha tenido que reconocer algu-nos de manera formal, porque nos lo hemos ganado con lucha y porque fue el proletariado revolucionario y su propio Estado quien mostró a todo el mundo el papel de las mujeres en la sociedad.

Hace cien años, la victoria de los obreros y campesinos en Rusia, daba el primer paso para que las condiciones de la mujer cambiaran radicalmente, pues la mujer en todas las sociedades divididas en clases ha sido oprimida de diversas formas.

La Revolución de Octubre de 1917, luchó incansable-mente para barrer toda la basura de las clases explota-doras acerca de la inferioridad femenina y brindó las con-diciones para que la mujer tuviera igualdad económica, política y social.

Desde la misma preparación de la insurrección, el papel de las mujeres fue decisivo, donde miles de heroí-nas sin nombre lucharon hombro a hombro con los obre-ros y campesinos, para hacer realidad la consigna de “Todo el poder a los soviets” e instaurar la bandera del socialismo en Rusia.

Como lo relató Alexandra Kollontai, fueron obreras, campesinas jóvenes y ancianas, esposas de soldados y amas de casa. Incluso mujeres oficinistas y profesiona-les, mujeres cultas y educadas llevaron la bandera roja hacia la victoria de Octubre, marchando animadas y des-interesadamente por un mejor futuro.

Trabajando en todos los frentes, en las comunica-ciones del ejército, en las barricadas, en la agitación y la propaganda, en los puestos de dirección, cada una de estas heroínas hizo parte del engranaje de esa gran máquina que fue la Revolución de Octubre, sabían que eran dueñas de la mitad del cielo y con gran ánimo y combatividad entregaron su vida por la causa revolucio-naria, sostuvieron sobre sus hombros todas las dificul-tades que implicaba preparar el camino para la partici-pación masiva de las mujeres en la revolución.

Dieron ánimo en el campo de batalla de las barricadas mostrando resolución digna y gran liderazgo, reconocido incluso por sus camara-das a quienes su resolución y firme coraje dieron valor e inspiraron a aquellos que habían perdido esperanzas. “¡Adelante!” ―hacia la victoria.

Y no fue en vano su lucha, su entrega vive en la misma victoria de esa revolución, en todos los logros y ganancias que luego disfrutaron las mujeres bajo la Dictadura del Proletariado en la Unión Soviética.

Las primeras medidas que tomó el Poder soviético fue-ron la entrega de tierras a las campesinas, brindar a las mujeres el mismo derecho de participación y de decisión en las asambleas; licencias por maternidad no menores a un año; la socialización de la crianza de los hijos que dejó de ser una carga suya para hacerse por medio de las guarderías colectivas que eran sostenidas por el Estado Soviético, ayudando así a que las mujeres continuaran sus estudios o trabajos con condiciones garantizadas por el Estado; así mismo se legisló a favor de un mismo sala-rio por un mismo trabajo realizado; se prohibió el trabajo nocturno para las mujeres y en las ramas que afectaran su salud.

Solo el socialismo trajo este tipo de bienestar a las mujeres, amplió su participación en la construcción de una nueva sociedad y les brindó el apoyo necesario para realizarlo.

Las mujeres participaron no solo en la revolución socialista de forma excepcional, como ya se mencionó, fueron ellas quienes además tomaron la iniciativa partici-pando en las primeras líneas del frente en todas las revo-luciones: lucharon contra el Zar en 1905 y 1917, en la guerra civil y contra la intervención extranjera, así como contra las desviaciones de los oportunistas. No impor-taba su condición, tanto madres, hermanas, esposas e hijas tenían solo una cosa en común: provenían y defen-dían los ideales proletarios, los intereses obreros y no dejaron de lado su responsabilidad social por lo que deci-dieron conscientemente unirse a las filas de la vanguar-dia. Tales son los ejemplos de mujeres como Nadezhda Krupskaya, Tsesilia Brobovskaya, Alexandra Kollontai, Inessa Armand, Elizaveta Drabkina, entre otras.

Es un hecho claro e indiscutible que, sin la partici-pación de las mujeres, la Revolución de Octubre no se hubiese podido conquistar ni sentar las bases de una sociedad que exaltó el papel de la mujer poniendo en alto sus capacidades y dando pasos de gigante hacia su emancipación.

¡Viva la Revolución de Octubre que sentó las bases de la liberación de las mujeres!

LAS MUJERESY EL OCTUBRE ROJO

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20 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

Enfrentar y resolver el problema de la opresión nacional rusa en el viejo Estado multinacional de los zares, fue otro de las grandes logros y enseñanzas de la Revolución de Octubre.

La Rusia zarista era una cárcel de pueblos, donde la unión de dis-tintas naciones dentro de un mismo Estado fue impuesta por la fuerza de la opresión nacional, de los pri-vilegios de la nación dominante y de las trabas y cercenamiento de los derechos de las minorías nacio-nales. La Revolución de febrero de 1917 derribó la dictadura de la autocracia zarista pero no liquidó el poder reaccionario de la burguesía y los terratenientes; estas clases que-daron al mando del Estado. Fue la victoria insurreccional de los obre-ros, campesinos y soldados en la Revolución Proletaria de Octubre la que derrocó el poder político de la burguesía, destruyó el viejo Estado reaccionario e instauró del poder de los Soviets, el poder del nuevo Esta-do de Dictadura del Proletariado.

El problema nacional del vasto país de los Soviets, estaba sin resol-ver y era además sumamente com-plejo, si se entiende que es el proble-ma de la independencia, la libertad, la autodeterminación, el derecho a conformar un Estado propio de “una comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida económica y de sicología, mani-festada en la comunidad de cultura”, pero donde minorías nacionales se habían dispersado por todo el viejo Estado zarista y estaban enclava-das dentro de otras definidas uni-

dades regionales; tal era el caso de los judíos en Polonia, los letones en Lituania, los rusos en el Cáucaso, los polacos en Ucrania…

Teniendo en cuenta que el paso del capitalismo de su fase de libre competencia a la fase superior imperialista, cambió en extensión y profundidad la forma de abor-dar el problema nacional de la pri-mera fase, donde la burguesía de la nación oprimida al frente de las masas del pueblo se levantaba en movimiento nacional contra la bur-guesía de la nación opresora, y aun-que su interés de clase era suprimir la opresión nacional que la limitaba para competir en el mercado, pre-sentaba tal interés como el interés de todas las clases de la nación oprimida. En la fase imperialis-ta donde la exportación del capital pasó a primar sobre la exportación de mercancías, la misma burguesía se encargó de derribar las fronteras nacionales que antes había cons-truido, y entonces, el viejo proble-ma nacional se fundió con el nuevo problema colonial del imperialismo que dividió al mundo en un puñado de países imperialistas, opresores, explotadores, esclavizadores, y una inmensa mayoría de países oprimi-dos, explotados y esclavizados en las redes del capital financiero.

Desde entonces, ha existido una aguda lucha de líneas entre la forma burguesa, pequeñoburgue-sa y chovinista de resolver el pro-blema nacional a la vieja usanza, exasperando el nacionalismo y sin tocar el poder del capital, y la forma proletaria y marxista de resolverlo de acuerdo al principio del interna-cionalismo que preserva la unión internacional de los obreros y liga la solución a la opresión nacional con la solución de la opresión de clase,

esto es con el problema del derroca-miento del poder del capital.

La experiencia soviética fue una demostración palpable de esa lucha y una escuela en la solución inter-nacionalista del problema nacional. Una lucha contra la concepción chovinista que pretendía reducir la cuestión nacional en Rusia al respe-to de la autonomía cultural-nacio-nal sin inmiscuirse en el problema del poder del capital, acentuando el deslinde nacional y las particulari-dades de minorías nacionales que de hecho, en la vida real, ya no estaban agrupadas en una misma nación, y conllevando a la separación del pro-letariado por nacionalidades.

El poder de los Soviets enfrentó el problema nacional en Rusia desde el punto de vista del internacionalis-mo proletario, donde para liquidar la opresión nacional no había que separar a los hombres por nacio-nes ni reforzar las barreras nacio-nales, sino por el contrario, acen-tuar el deslinde de clases, reforzar la unidad de los obreros de todas las naciones y nacionalidades con-tra toda la burguesía, reforzar la alianza de los obreros y campesi-nos contra la alianza de la burgue-sía y los terratenientes, reforzar la unidad de los pueblos de todas las naciones y nacionalidades contra la intervención de los imperialistas apoyados por las clases contrarre-volucionarias, consolidar la derrota del poder del capital para garantizar la unidad de las naciones sobre una nueva base.

Así, los tres primeros decretos del nuevo Estado de los Soviets fueron sobre la paz (proponiendo a los Estados imperialistas acabar la guerra y firmar la paz sobre la base de igualdad de derechos), sobre la tierra (liquidando la casta de los

La URSS Ejemplode Cómo Resolver

el Problema Nacional

“No hay término medio: los principios vencen, los principios no se «concilian». Tenemos, pues, el principio de la unión internacional de los obreros como punto indispensable para resol-ver la cuestión nacional”.

Stalin

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 21terratenientes, aboliendo la propie-dad privada sobre la tierra y entre-gando en usufructo 150 millones de hectáreas a los trabajadores) y sobre el poder (todo a manos de los Soviets, a la Republica Soviéti-ca) como en efecto ocurrió en todas las ciudades y nacionalidades de Rusia, donde las masas armadas derrocaron el poder de la burguesía y los terratenientes e instauraron el nuevo poder de los Soviets.

La expropiación de los expropia-dores aterró a los imperialistas, quienes en alianza con los burgue-ses y terratenientes expropiados emprendieron una intervención armada contra el Poder Soviético. Los primeros años de la Revolu-ción de Octubre fueron de heroica guerra popular revolucionaria de los obreros y campesinos, median-te la cual derrotaron la interven-ción imperialista y la guerra civil contrarrevolucionaria.

La derrota del poder del capital o lo que es lo mismo, la consolida-ción de la Dictadura del Proleta-riado, posibilitó que en diciembre de 1922 el primer Congreso de los Soviets de toda Rusia, fundara la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sobre la base de su libre voluntad, con derechos iguales y conservando cada una de ellas la facultad de abandonar libre-mente la Unión Soviética. Un Esta-do Soviético formado por la unión socialista fraternal y voluntaria de todas las nacionalidades, en el cual inicialmente se unieron la Repúbli-ca Federativa Soviética de Rusia, la República Soviética Socialista de Ucrania, la República Sovié-tica Socialista de Bielorusia, las Repúblicas Soviéticas Socialistas de Transcaucacia (Azerbaidzhán, Georgia y Armenia), y más tarde se unieron las Repúblicas Soviéticas Federales de Ubekistán, Turkme-nia y Tadzhikistán.

El poder de los Soviets, el poder de la Dictadura del Proletariado, la hermandad de los obreros y la unión de los pueblos de todas las nacionalidades y naciones soviéti-cas, la alianza entre los obreros y campesinos, fueron las bases para la fundación de la Unión de Repú-blicas Socialistas Soviéticas que iniciaron de lleno la construcción del socialismo en 1925 con una economía que se conservaba en el

grado de desarrollo de 1914 al ser devastada por la primera guerra mundial y por la guerra civil con-trarrevolucionaria, pero que en pocos años avanzó aceleradamente superando el desarrollo económico de los países capitalistas atascados en la gran depresión de 1929.

El poderoso Estado de Dicta-dura del Proletariado en la URSS no solo mostró las bondades de la unidad y colaboración naciona-les para un portentoso avance en la construcción del Socialismo, sino que también mostró la fuerza para defender el país de los Soviets ante la embestida nazi y decidir el fin de la segunda guerra mundial imperialista derrotando a la bestia hitleriana.

Lo que no pudieron lograr las fuerzas reaccionarias del capital desde el exterior, fue urdido desde el interior de la URSS, en el Esta-do y en el Partido, donde la nueva burguesía del socialismo con ropa-je comunista, logró socavar la Dic-tadura del Proletariado y restaurar el capitalismo y la dictadura de la burguesía.

La Revolución de Octubre mos-tró en la práctica de la URSS que en la fase imperialista, en los Esta-dos multinacionales, sólo el Socia-lismo y la Dictadura del Proleta-riado pueden proporcionar la base material para la igualdad nacional, la plena libertad de separación o de unión de las naciones y la libertad de las naciones a existir como Esta-dos independientes. Esta verdad fue corroborada de forma inversa: cuando se restauró el capitalismo y el poder de la burguesía, se restau-ró también la opresión nacional, la división nacional de la clase obre-ra, los odios y guerras nacionales entre los pueblos de la antigua Unión Soviética. Al final, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéti-cas fue destrozada y sus conquis-tas socialistas fueron convertidas en botín de las nuevas burgue-sías nacionales, pero tal derrota no puede negar el gran logro de la Revolución de Octubre de unir en la construcción del socialismo a 170 millones de personas de 50 dife-rentes nacionalidades de 11 repú-blicas soviéticas, enseñando en la práctica el camino para resolver el problema nacional en esta época del capitalismo imperialista.

“La teoría de “fusio-nar la lucha de clases en la lucha nacional” es una teoría oportunis-ta que retoma el enfo-que reformista de la II Internacional sobre la cuestión nacional, como problema aislado, inde-pendiente, sin relación alguna con la cuestión general del poder del capital, del derroca-miento del imperialismo, y de la revolución prole-taria. Es una línea con-trarrevolucionaria, por-que rompe y distorsiona la unidad de contrarios entre las dos corrientes de la Revolución Prole-taria Mundial. Al desta-car unilateralmente la lucha nacional, diluye, opaca, silencia, menos-precia y aplaza la lucha de clase del proletaria-do contra el capitalismo, esa es la misma línea socialchovinista de la socialdemocracia euro-pea de comienzos del siglo XX, la misma línea revisionista del Partido Comunista de la Unión Soviética —PCUS— en los años 60, la misma línea actual revisionista de la “nueva síntesis” del Partido Comunista Revolucionario EU —PCR,EU— contra la lla-mada por él “reificación del proletariado”.

Propuesta de Línea General de la

UOC mlm para la unidad del Movi-

miento Comunista Internacional

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22 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

“En todos los problemas funda-mentales, la oposición trotskista ha pasado por completo a las posicio-nes de los lacayos ‘izquierdistas’ del oportunismo, adquiriendo un carácter evidentemente contrarre-volucionario. Los trotskistas, encu-briéndose con frases de fidelidad a la revolución y a la URSS, calumnian a la Internacional Comunista, al PC (b) de la URSS y a la dictadura prole-taria...” (A propósito de la oposición trotskista, Declaración de la Inter-nacional Comunista, 1928)

Dentro de las corrientes que celebraron el centenario de la Revo-lución de Octubre se encuentra el trotskismo, esa variante nausea-bunda del oportunismo caracteriza-da por su posición centrista, entre la revolución y la contrarrevolución, entre el proletariado y la burguesía que cualesquiera sean las intencio-nes termina sirviendo indefectible-mente a la contrarrevolución.

Como por encargo del imperialis-mo, Trotski y sus secuaces tomaron como bandera de lucha la figura de Stalin para combatir al proletaria-do internacional, especialmente al Partido necesario para dirigir su lucha revolucionaria y la Dictadu-ra del Proletariado imprescindible para abolir las clases y las dife-rencias de clase. Por eso en cada uno de sus escritos, sin excepción, siempre existe alguna alusión con-tra Stalin, llegando a convertir el stalinismo en algo así como el anti-cristo para algunas sectas religio-sas, en la vana y reaccionaria pre-tensión de separar a este gigante maestro del proletariado de Lenin y el marxismo.

Pero contrario a todos sus esfuerzos, ya desde principios del siglo pasado se anunciaba una característica de este personaje que terció del lado de los menche-viques, saliendo con las trilladas frases ampulosas pero insulsas para resolver los problemas, como siguen haciendo sus seguidores en

la actualidad. Ante la discusión del papel del proletariado en la revolu-ción democrática el “genio” se limi-tó a decir: “gobierno obrero”; en la práctica, oposición a la insurrec-ción de los obreros y campesinos en 1905 como abiertamente lo hicie-ron los mencheviques.

Más tarde, en medio de la reac-ción stolypiniana, en la lucha con-tra liquidadores terció del lado de estos y es Lenin mismo quien cali-fica su actuación: “Trotski es un manipulador, un mentiroso y un cínico. En su agitada carrera polí-tica, ha pasado de los eseristas, a los socialistas revolucionarios, a los mencheviques... Sin embargo, una cosa no ha cambiado jamás: es un ferviente enemigo y crítico del Parti-do bolchevique, se opone a él en toda ocasión (...) ¡Ese es Trotski! Amaga a la izquierda y actúa a la derecha, es un prestidigitador de la realidad (…) ¡El servicial Trotski es más peli-groso que un enemigo!”. Esta es una característica que han conservado sus congéneres: mentir, falsificar la historia, engañar cínicamente…

Años después, en el transcurso de los preparativos de la primera guerra mundial y en la lucha contra los socialtraidores de la II Interna-cional y los centristas kautskianos, Lenin se refiere al sucio papel de Trotski: “Tanto Roland-Holst como Rakovski (¿ha visto su folleto fran-cés?) y como Trotski, todos son, a mi juicio, perniciosísimos ‘kautskia-nos’, en el sentido de que todos son partidarios, en formas diferentes, de la unidad con los oportunistas, de que todos adornan en formas diver-sas el oportunismo, de que todos aplican (de distintas maneras) el eclecticismo en lugar del marxismo revolucionario… ¡¡ha llegado Trots-ki, y este miserable se ha confabu-lado en el acto con el ala derecha de Novi Mir contra los zimmerwaldia-nos de izquierda!! ¡¡Así precisamen-te!! ¡¡Bravo, Trotski!! Siempre fiel a sí mismo: raposea, trapacea, adopta

poses de izquierdista y ayuda a los derechistas mientras puede...”

Como buen camaleón, después de combatir al Partido Bolchevique durante todos los años anteriores, Trotski se subió al tren de la revo-lución solicitando con sus compin-ches ingreso en el Partido en 1917 en vísperas de la revolución, siendo aceptado con condiciones, las cua-les violó en poco tiempo: ligero de lengua, denunció la fecha de la insu-rrección en el Soviet de Petrogrado obligando a adelantarla; luego se negó a firmar la paz con los alema-nes ocasionando un grave perjuicio a la revolución; tuvo que ser reem-plazado en la tarea de construir el Ejército Rojo por su ineptitud y manías burocráticas; desde el prin-cipio se opuso a la construcción del socialismo que creía imposible; ese supuesto adalid de la “democracia obrera” y “enemigo” de la burocra-cia, propuso después “sacudir los sindicatos” desde arriba desatando una discusión que impidió precisa-mente tomar medidas para poner freno a la burocracia en el joven Estado obrero y, finalmente, cons-tituyó una fracción antipartido y antisoviética, motivo por el cual fue expulsado del Partido, de la Inter-nacional Comunista y de la Unión Soviética por sus servicios al impe-rialismo y la reacción.

No por casualidad, fue Mijail Gorbachov, el célebre burgués de la Perestroika y encargado de quitar-le la máscara socialista al imperia-lismo ruso, quien en 1990 autorizó la “rehabilitación” de Trotski. En esa ceremonia dirigida por el gran burgués Boris Yeltsin, éste sinies-tro personaje dijo que Trotski había sido un “gran revolucionario víctima de las conspiraciones políticas de su época”. Fue así como la nueva bur-guesía rusa se encargó de dejar en claro el carácter contrarrevolucio-nario del trotskismo.

El trotskismo no es una corrien-te comunista como se presenta a

La “Celebración”Trotskista de la

Revolución de Octubre

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 23sí misma, sino una columna de la burguesía en el seno del movimien-to obrero, de ahí que la celebración trotskista de la Revolución de Octu-bre es una farsa para encubrir sus servicios a la reacción: sus idioteces contra la alianza obrero campesina, contra la posibilidad del triunfo y de la construcción del socialismo en un solo país o grupo de países, contra el Partido basado en el centralismo democrático, así como sus virulen-tos ataques contra Stalin, el Par-tido Bolchevique, la Internacional Comunista y el Socialismo en Rusia y China… son los mismos que pro-paga el imperialismo y la reacción en sus diatribas anticomunistas.

Kostas Mavrakis, en su trabajo Sobre el Trotkismo editado en 1973, reconoce que Trotski tuvo una buena actuación durante la Revo-lución de Octubre; sin embargo, pone al descubierto sus falsificacio-nes históricas, su afán de suplan-tar el leninismo por el trotskismo y sus profundos errores; de ahí que su valoración del trotskismo no puede tener objeciones ni tildarse de unilateral:

“Los propagandistas burgueses y los ideólogos trotskistas están casados bajo el régimen de comuni-dad de bienes. Los primeros apor-tan a los segundos sus oficinas de investigación y documentación. Las obras de kremlino y pekinología, las publicaciones del consulado gene-ral de los Estados Unidos en Hong Kong, son las principales fuentes de las diatribas trotskistas contra los países socialistas. Por su parte, los trotskistas son importantes pro-veedores de hipótesis ‘teóricas’, de esquemas y de falsificaciones histó-ricas que permiten atacar a Stalin y la China Popular desde un punto de vista aparentemente de ‘izquierda’, lo que es un gran recurso para algu-nos periodistas que quieren pare-cer esclarecidos. Se trata de una ‘armonía preestablecida’, no de una colusión deliberada. Por razones diferentes, unos y otros propagan la

idea de que los partidos comunistas no eran más que títeres manipula-dos por Moscú y Stalin, la fuente de todo el mal.”

En la Propuesta de Formula-ción de una Línea General Para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional, en el Capítulo IV: El Marxismo y las Corrientes Oportu-nistas, la Unión Obrera Comunista (mlm) hace la siguiente valoración histórica del trotskismo:

Desde los tiempos de la primera revolución rusa, existe una variante del revisionismo que ha sido rebati-da por el marxismo en fuerte, pro-funda y prolongada lucha: el trots-kismo, una forma de oportunismo con apariencia centrista en general; centrista entre bolcheviques y men-cheviques, pero de hecho, aliado a éstos últimos en el Bloque de Agos-to que buscaba liquidar el Partido; centrista entre internacionalistas y social-chovinistas, pero en realidad junto con Martov, acólito y tolerante del centrismo de Kautsky. Centrista entre la dictadura de la burguesía y la Dictadura del Proletariado, pero en la práctica el trotskismo intrigó e instigó ataques contra ésta últi-ma, torpedeando —junto con men-cheviques, social-revolucionarios y “comunistas de izquierda”— la paz de Brest-Litovsk; se opuso a la alianza con los campesinos para la cooperativización agrícola, como parte de la construcción del socia-lismo; armó la “oposición militar” contra la creación del Ejército Rojo, mientras admiraba a los viejos militares profesionales del ejército zarista; habló de la gran importan-cia de los sindicatos en la URSS, pero los atacó en cuanto a escuelas de gobierno, de administración eco-nómica y de socialismo; el trotskis-mo es una forma de oportunismo que niega la posibilidad de la cons-trucción del socialismo en un solo país.

La lucha del marxismo contra el trotskismo ha sido permanente desde 1905. Si bien Lenin había

denunciado que el trotskismo levan-taba banderas de unidad para ata-car las banderas de unidad, y Stalin había combatido la teoría trotskista de la “libertad de fracciones” en el Partido como una teoría antipartido, antagónica al centralismo democrá-tico y a la disciplina consciente del proletariado, fue el XV Congreso del Partido Comunista Bolchevique realizado en 1927, el que condenó al trotskismo como ideología anti-bolchevique y antisoviética, por lo cual Trotsky fue expulsado del Par-tido, de la URSS y de la Internacio-nal Comunista.

Aunque el trotskismo se asimi-la al “izquierdismo” en cuanto a su posición “obrerista” de rechazo y desprecio por la alianza obrero campesina, no por ello deja de ser fundamentalmente una variante del oportunismo de derecha, del revi-sionismo. El trotskismo dio apoyo expreso y público al “Informe secre-to” que Jrushchov urdiera en 1956 contra la Dictadura del Proletaria-do, contra el Socialismo y contra el Camarada Stalin;1 el trotskismo fue un encarnizado enemigo y detrac-tor de la Internacional Comunista, combatió la Revolución China en sus etapas de Nueva Democracia y Socialista y, con especial saña, hizo causa común con los jrus-hchovistas y hoxhistas contra la Gran Revolución Cultural Proleta-ria. Bajo el dogma de la “revolución permanente”, el trotskismo niega la revolución por etapas en los paí-ses semifeudales y semicoloniales, pregonando la Revolución Socialis-ta única, pero haciendo de ella una caricatura2 que no va más allá de las reformas, las nacionalizaciones y el embellecimiento del Estado de dictadura de la burguesía. El trots-kismo es una forma de oportunismo anti marxista-leninista-maoísta.

1 La negación trotskista de la experiencia histórica de la Dictadura del Proletariado, cuyos Estados en Rusia y China no les merecen más que el apelativo de “Estados obreros degenerados y burocratizados”, se convierte en afinidad oportunista con la valoración que de esa experiencia hace el revisionismo pseudo-MLM del siglo XXI.

2 Desde los años 70, a los trotskistas se les conocía por su consigna: “Revolución Socialista, o caricatura de revolución”; hoy se les conoce por defender una caricatura de la Revolución Socialista.

Trotski es un manipulador, un mentiroso y un cínico. En su agitada carrera política, ha pasa-do de los eseristas, a los socialistas revolucio-narios, a los mencheviques... Sin embargo, una cosa no ha cambiado jamás: es un ferviente enemigo y crítico del Partido bolchevique, se opone a él en toda ocasión (...)

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24 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

Todo el poder a los soviets, no sólo era una consigna, sino que encerraba la esencia de la construcción y man-tenimiento del nuevo Estado de Dic-tadura del Proletariado, la democra-cia de la inmensa mayoría sobre una ínfima minoría. Precisamente para derrotar a la burguesía que se apol-tronó en el poder soviético en febrero de 1917, el llamado que hicieron los bolcheviques fue Todo el poder a los soviets que desencadenó una violen-cia desmedida de la burguesía y los terratenientes contra quienes llama-ban a continuar la revolución y derro-car al nuevo gobierno encabezado por Kerensky. Ya en Octubre del mismo año, se cristalizó el grito de batalla y la clase obrera en alianza con los campesinos asumió el poder total y la dirección en el nuevo tipo de Estado.

Sin embargo, para 1926 una idea confusa empezó a tomar vuelo y a desestimar esta máxima de la cons-trucción socialista; el concepto de los Soviets como simples “correas de transmisión” del poder, lamentable-mente planteada por Stalin fue un comienzo para que el poder de las masas tuviera una cortapisa en su desarrollo, y se incubara la idea de la “dictadura del Partido”; es decir, la idea según la cual, quien ejerce la dictadura es el dirigente ideológico y político, el Partido, y lo hace a través de la vanguardia, el Proletariado. Esta incorrección en la línea política en un asunto tan fundamental fue bien aprovechada por los oportunistas, para desestimar con el tiempo el papel de la clase y darle un poder desmedi-do al Partido. No puede haber poder alguno por encima de las masas, si ello sucede, su dictadura no es plena y por ende puede estar sujeta a impo-siciones desde arriba. Lenin muy bien lo expresó en su polémica con Kauts-ky: “la dictadura es un poder que se apoya directamente en la violencia y no está sometido a ley alguna. La dic-tadura revolucionaria del Proletariado es un poder conquistado y manteni-do mediante la violencia ejercida por el proletariado sobre la burguesía, un poder no sujeto a ley alguna”.

Carlos Marx, en su estudio sobre la Comuna expresó: “El primer decre-to de la Comuna de París fue… La supresión del Ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado”. Considerada está como otra máxima para garantizar la permanencia del poder directo de las masas y la cons-trucción del poder soviético. Los bol-cheviques en la Revolución de Octu-bre fueron categóricos en defender esta condición como imprescindible para que se cristalizara la revolución, pues es claro que el poder nace del fusil, y quien tenga el monopolio de las armas siempre tendrá el poder sobre los demás. Si no puede haber ningún poder por encima de la clase obrera y su alianza con los campe-sinos, de suyo se desprende que no puede haber un ejército permanente que reemplace el poder de las masas armadas. Lenin lo expresaba así: “El poder soviético es un nuevo tipo de estado sin burocracia, sin policía, sin ejército permanente, en el que la demo-cracia burguesa es sustituida con una nueva democracia: La democracia que adelanta a primer plano la vanguardia de las masas trabajadoras, convirtién-dolas en legislador, ejecutor y protec-tor militar, y crea el aparato capaz de reeducar a las masas”.

Sin embargo, dos condiciones se atravesaron en el camino de su desa-rrollo pleno durante la Revolución de Octubre. El primero una condición objetiva: la guerra, donde los impe-rialistas se lanzaron militarmente para destruir a la patria socialista y fue necesaria la creación del pode-roso y glorioso Ejército Rojo que no sólo impidió la destrucción del Estado Obrero, sino que a la postre fue deci-sivo para derrotar al fascismo ale-mán. Y la segunda, de orden ideoló-gico, una lucha de líneas que pervivió dentro de los comunistas a lo largo de todo el proceso de construcción de la revolución y que se caracterizaba por las dudas sobre la aplicación de la enseñanza de La Comuna, la vacila-ción sobre la posibilidad y necesidad del armamento general del pueblo y por ende cierto culto a la perma-nencia de un cuerpo especial con el monopolio de las armas.

La creación del Ejército Rojo fue sin lugar a dudas una necesidad y la historia así lo refrenda con creces; su papel como destacamento de primera fila para detener a los imperialistas y derrotar a los nazis fue un aporte enorme a las masas de todo el mundo y con orgullo todos los obreros y los comunistas recuerdan las gestas de este destacamento de la patria socia-lista. Sin embargo, haberlo considera-do como cuerpo especial permanente, que con el paso de los años terminó reemplazando a las masas armadas y fue uno de los motivos de la derro-ta; el proletariado fue desarmado y una nueva burguesía surgió en los mandos medios y sobre todo altos del poderoso Ejército Rojo. La lucha entre leninistas y oportunistas fue una expresión más de la continuación de la lucha de clase en el socialismo, ahora en el terreno del poder omní-modo del proletariado. Los oportu-nistas desde siempre mantuvieron la idea de un ejército como cuerpo espe-cial diferente de las masas sólo que al momento de expresarlo, lo remar-caban como un ejército al servicio del poder de la clase obrera, lo cual, es sin duda pura palabrería demagógica nada distinta a la basura burguesa que pregona que sus ejércitos están para defender al pueblo, a la nación, a la soberanía, a la democracia, etc. La revista Contradicción en su edición No, 4, de octubre de 1990, concluye que: “La enseñanza de la Comuna no consistió en que el ejército estuviera al servicio del proletariado, sino en que el proletariado SE CONVIRTIERA en ejército! Que esa función espe-cializada de tener armas, NO FUERA monopolio de un grupo de hom-bres, sino de LAS MASAS POPULA-RES! Cuando se mantiene una fuerza armada ´AL SERVICIO´ DE LA CLASE OBRERA, basta con que la ideología burguesa y el burocratismo penetren a dicha ´fuerza´ para que cambie de color, y se convierta en servidora de OTRA CLASE: LA BURGUESÍA, que-dando la clase obrera sin el Poder y SIN LAS ARMAS”

La creación del Ejército Rojo fue un repliegue en la línea de la Comu-

Acerca de la DerrotaTemporal y

Relativaen la URSS

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 25na, una concesión necesaria por las necesidades objetivas, pero con el tiempo, de repliegue se convirtió en Línea General, lo cual terminó echan-do a la basura una de las enseñanzas fundamentales de la Comuna, que no sólo afectó a Rusia, sino incluso luego a la revolución china. Hoy por hoy, esta valiosa enseñanza, aún no ha sido asimilada por muchos comunis-tas revolucionarios que siguen insis-tiendo en la necesidad de un ejército como cuerpo especial por encima del armamento general del pueblo.

Un Estado más simple, sin buro-cracia privilegiada, con organismos ejecutivos y legislativos a la vez, con una amplia participación de las masas y elegibles y removibles en cualquier momento. Esa fue la orien-tación de la Comuna de París, sin-tetizada por Marx y refrendada por Lenin y los bolcheviques. El poder de los soviets compuesto por la enorme masa de obreros y campesinos, con poder absoluto sobre todos los asun-tos administrativos, con elección directa y poder de remoción de los funcionarios en cualquier momento, sin salarios exuberantes, vinculan-do cada vez más a la gente sencilla del pueblo a las labores administrati-vas del Estado; esa era la orientación para la edificación socialista y una diferencia cualitativa con el Estado burgués-terrateniente. La maraña de dificultades con que se encontraron los bolcheviques para desarrollar esta política estatal llevó a que se diera en enconada lucha, no solo con las limi-taciones objetivas, sino sobre todo con los oportunistas que, como siem-pre sucede, se apoyan en esas dificul-

tades para abandonar el camino revo-lucionario e inocular toda su basura burguesa.

El principal obstáculo, la falta de formación de las masas, quienes para esa época tenían las puertas hermé-ticamente cerradas para su adiestra-miento, Lenin lo expresaba así: “de palabra, la administración soviética es accesible para todos los trabajado-res; pero, en la práctica, como todos sabemos, dista mucho de serlo”. Se necesitó un enorme trabajo de edu-cación de las masas, y a la par, tener que acudir a los especialistas, forma-dos por la vieja sociedad y por ende transmisores de toda la basura bur-guesa en todos los órdenes, entre eso, exigencia de mejores salarios. La labor para llevar a la práctica las enseñanzas de la Comuna no era tarea fácil, pues además, la fuerza de la costumbre, llevaba a muchos obreros y campesinos a marginarse de su participación en las tareas del Estado, lo que necesitaba fuerte labor de educación y propaganda, pero además trajo otro problema, el reemplazo de las masas por parte de los comunistas, y así, gran porcentaje de las funciones estatales eran cubier-tas por miembros del Partido; todo lo cual, como siempre, fue aprovechado por los oportunistas para incubar la idea de la “dictadura del partido”, y contribuir a su burocratización. Acu-dir a los profesionales y los especia-listas era una condición obligada por un período, pero con el tiempo pasó de “rodeo” necesario a “Línea de Com-portamiento”, y el burocratismo se convirtió en otra causa de la derrota temporal de la revolución.

Con enormes sacrificios las masas en la URSS se levantaron de las enor-mes penurias provocadas por la gue-rra y por el intento de ahogo econó-mico provocado por el cerco de los imperialistas. Todas las áreas de la economía, del arte, de las ciencias, del deporte florecieron rápidamente y la patria de los soviets se convirtió en una flor esplendorosa admirada por los pueblos del mundo. Sin embar-go, la lucha de clases se continuaba desarrollando y el propio Stalin adver-tía de esa realidad; en el XIII Congre-so expresó que: “El sector del Partido que ha alborotado en torno a la demo-cracia ha servido, involuntariamente, de portavoz y de canal para la agita-ción que despliega la nueva burguesía

en nuestro país y que persigue el fin de debilitar la dictadura, ´ampliar´ la constitución soviética y reestablecer los derechos políticos de los explotado-res”. Con Stalin estuvieron muy cerca de comprender el peligro que amena-zaba la continuación de la construc-ción socialista: la continuación de la lucha de clases en el Socialismo. Sin embargo, no llegaron al fondo del pro-blema, pues consideraban este ene-migo como algo externo al Partido y al Estado, sin percatarse que la nueva burguesía estaba desarrollándose en el propio poder estatal y en la orga-nización partidaria de los bolchevi-ques; centraron sus esfuerzos en el desarrollo económico y le dejaron el camino a la nueva burguesía que con ropaje comunista levantó las bande-ras de la paz con la burguesía, de la transición pacífica, del Estado y el Partido de todo el pueblo.

La nueva burguesía mantuvo una lucha frenética en contra de la línea bolchevique, y para ello los oportu-nistas fueron su punta de lanza, su caldo de cultivo donde se desarrolló y emergió, usurpando el poder y cam-biando la correlación de fuerzas a su favor tras la muerte de Stalin.

La lucha de clases jamás estuvo ausente de la construcción socialis-ta, fue una batalla enconada desde antes de 1917 y pervivió durante todo su desarrollo; no había un solo día en que la línea burguesa no se mani-festara frente a cualquier polémica, decisión o campaña. Y por ello los 39 años que se reconocen como de poder obrero en la URSS son un período valiosísimo en la historia de la lucha de clases y sobre todo en la batalla que encabeza el proletariado mun-dial por darle merecida sepultura al capitalismo.

En palabras de Lenin: “Durante siglos se han venido formando los esta-dos según el tipo burgués, y por prime-ra vez ha sido hallada una forma de Estado no burgués. Puede que nuestro mecanismo sea hasta malo, pero dicen que la primera máquina de vapor que se inventó también era mala, e inclu-so no se sabe si llegó a funcionar. No es eso lo que importa; lo que impor-ta es que el invento se consumó (…) No importa que nuestra que nuestra máquina Estatal sea pésima; en fin de cuentas, está hecha, se ha realizado el mayor invento histórico y se ha funda-do un Estado de tipo proletario”

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Después de la caída del zar del poder las sentencias bolcheviques se cumplieron, el nuevo gobierno provi-sional no entregó al país ni la paz, ni el pan, ni la tierra. El gobierno provi-sional hacía todo a su alcance para restaurar el gobierno monárquico, mientras que los obreros y solda-dos se mantenían firmes en evitarlo a toda costa. En aquel panorama se perfiló una dualidad de poderes entre el nuevo gobierno provisional repre-sentante de los capitalistas y terra-tenientes y las amplias masas popu-lares representada en los soviets. Aquella situación creada por la Revo-lución de Febrero no podía sostener-se por mucho tiempo, pues la marcha de los acontecimientos exigía que el Poder se concentrase en uno de los dos sitios: o en el regazo del Gobierno provisional o en manos de los Soviets.

Para aquel momento la políti-ca oportunista de los mencheviques y socialrevolucionarios encontraba aún apoyo en las masas del pueblo. Todavía eran muchos los obreros, y más aún los soldados y campesinos engañados en el errado camino de los oportunistas, confiaban en que “pron-to vendría la Asamblea Constituyente a arreglarlo todo como era debido”, creían que la guerra no se hacía por obtener conquistas, sino porque era necesaria para la defensa del Estado. A estos era a los que Lenin llamaba defensistas honradamente equivo-cados. Pero las promesas y exhorta-ciones no cumplen efecto durante mucho tiempo y la política oportunis-ta no hacía otra cosa que postergar la acción y engañar a la gente confiada. Los bolcheviques tuvieron en aquel terreno una dura lucha por esclare-cer y enfrentar a los oportunistas y al nuevo gobierno.

La revolución de febrero represen-tó una oportunidad para que el par-tido bolchevique pasara de la clan-destinidad a desarrollar abiertamente su labor política y de organización. Por aquel entonces, la cifra de afi-liados al Partido bolchevique era de 40 a 45.000. Pero eran cuadros tem-plados en la lucha. Los comités del Partido fueron reorganizados sobre

la base del centralismo democrático y se estableció el principio de desig-nar por elección de abajo arriba todos los órganos del Partido. El paso del Partido a la legalidad puso de mani-fiesto las discrepancias existentes en su seno. Kamenev y algunos mili-tantes de la organización de Moscú, como por ejemplo Rykov, Bubnov y Noguin, abrazaron la posición semi-menchevique de apoyo condicionado al Gobierno provisional y a la política de los defensistas. Stalin, que acaba-ba de regresar del destierro, Molotov y otros, en unión de la mayoría del Partido, defendieron la política de desconfianza en el Gobierno provi-sional, se manifestaron en contra del defensismo y preconizaron la lucha activa por la paz y contra la guerra imperialista. Una parte de los mili-tantes del Partido vacilaba, reflejando con ello su atraso político, resultado de su larga estadía en la cárcel o en el destierro. Se notaba la ausencia del jefe del Partido, de Lenin. El 16 de abril de 1917, después de una larga expatriación, Lenin regresó a Rusia. Lenin llegó a Petrogrado el 3 de abril por la noche. En la estación de Fin-landia y en la plaza que da acceso a ella, se congregaron para recibirle miles de obreros, soldados y mari-nos. Un entusiasmo indescriptible se apoderó de las masas cuando Lenin bajó del tren. El jefe de la revolución fue llevado en volandas hasta la gran sala de espera, donde aguardaban los mencheviques Chjeidse y Skobelev para dirigirle un saludo de “bienveni-da” en nombre del Soviet de Petrogra-do, saludo en el que “expresaban la esperanza” de que Lenin “marcharía de acuerdo” con ellos. Pero Lenin, sin escucharles, pasó de largo, dirigién-dose a la masa de los obreros y sol-dados, y, subido a un carro blindado, pronunció su famoso discurso, en el que llamaba a las masas a luchar por el triunfo de la Revolución Socialista. “¡Viva la Revolución Socialista!”, fue-ron las palabras con que Lenin puso fin a este discurso, el primero que pronunciaba, después de largos años de destierro.

A su llegada a Rusia, Lenin se entregó con toda energía al trabajo

revolucionario. Al día siguiente de su llegada, pronunció en una reunión del Partido bolchevique un informe sobre la guerra y la revolución, volviendo luego a exponer las tesis de este infor-me en una asamblea a la que asistie-ron, además de los miembros del Par-tido, los mencheviques. Tales fueron las célebres “Tesis de Abril” de Lenin, que trazaron al Partido y al proleta-riado la línea revolucionaria clara del paso de la revolución burguesa a la revolución socialista.

Las Tesis de Abril de Lenin traza-ban un plan genial de lucha del Par-tido para el paso de la primera a la segunda etapa de la revolución, para el paso de la revolución democrático-burguesa a la revolución socialista. En el terreno económico, las medidas de transición podían resumirse así: nacionalización de toda la tierra del país, mediante la confiscación de las tierras de los terratenientes; fusión de todos los bancos en un solo Banco Nacional, sometido al control del Soviet de diputados obreros; implan-tación del control sobre la producción social y el reparto de los productos. En el terreno político, Lenin preconizaba el paso de la República parlamenta-ria a la República de los Soviets. Esto significaba un importante avance en el terreno de la teoría y la práctica del marxismo. Hasta entonces, los teó-ricos marxistas venían consideran-do la República parlamentaria como la mejor forma política de transición hacia el socialismo. Ahora, Lenin pre-conizaba la sustitución de la Repú-blica parlamentaria por la República de los Soviets, como la forma más adecuada de organización política de la sociedad en el periodo de tran-sición del capitalismo al socialismo. “La peculiaridad del momento actual en Rusia -decían las Tesis- consis-te en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el Poder a la burguesía por carecer el proleta-riado del grado necesario de concien-cia y de organización, a su segunda etapa, que pondrá el Poder en manos del proletariado y de los campesinos más pobres”. (Lenin, t. XX, pág. 88, ed. rusa).

El Partido BolcheviqueDurante los Meses que

Siguieron a laRevolución de Febrero

La Tesis de Abril

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 27En cuanto a los soviets, por el

momento los bolcheviques se encon-traban en minoría, en éstos pre-dominaba el bloque menchevique-socialrevolucionario, que servía de vehículo a la influencia de la bur-guesía sobre el proletariado. En sus Tesis, Lenin señalaba además que la misión del Partido consistía en: “Explicar a las masas que el Soviet de diputados obreros es la única forma posible de gobierno revolucionario, por cuya razón, mientras este gobierno se someta a la influencia de la burguesía, nuestra misión sólo puede consistir en explicar los errores de su táctica de un modo paciente, sistemático, tenaz y adaptándose especialmente a las

necesidades prácticas de las masas. Mientras estemos en minoría, desarro-llaremos una labor de crítica y escla-recimiento de los errores, mantenien-do, al mismo tiempo, la necesidad de que todo el Poder del Estado pase a los Soviets de diputados obreros...” (Lenin, t. XX, pág. 88, ed. rusa).

Esto quería decir que Lenin no incitaba a la insurrección contra el Gobierno provisional aún, ya que era sostenido por la confianza de los Soviets. En otra parte de esta tesis, Lenin exigía que el Partido se quitase la “ropa sucia”, que dejase de llamar-se Partido socialdemócrata. Social-demócratas se llamaban también los partidos de los Segunda Internacio-

nal y los mencheviques rusos. Era un nombre manchado, deshonrado por los oportunistas, por los traidores al socialismo. Lenin proponía que el Partido bolchevique adoptase el nom-bre de Partido Comunista, que era como llamaban a su partido Marx y Engels. Finalmente, Lenin exigía la fundación de la nueva Internacional, de la Tercera Internacional o Interna-cional Comunista, libre de las taras del oportunismo y del socialchovinis-mo. Las Tesis de Lenin levantaron un griterío rabioso entre la burguesía, los mencheviques y los socialrevolu-cionarios, pero fueron de vital impor-tancia para el partido y la revolución.

Crisis del Gobierno Provisional y la Conferencia de AbrilEl 18 de abril, el ministro de Rela-

cionas Exteriores del Gobierno provi-sional, Miliukov, declaró a los aliados que “todo el pueblo aspiraba a prose-guir la guerra mundial hasta conse-guir un triunfo decisivo” y les asegu-raba que era “intención del Gobierno provisional cumplir escrupulosamen-te los deberes asumidos para con nuestros aliados”. El 19 de abril llegó a conocimiento de los obreros y solda-dos esta declaración. El 20 de abril, el Comité Central del Partido bolche-vique invitó a las masas a protestar contra la política imperialista del Gobierno provisional. El 20 y el 21 de abril de 1917 (calendario viejo), salie-ron a la calle en manifestación masas de obreros y soldados, en número que no bajaría de 100.000 hombres, movi-das por un sentimiento de indigna-ción contra la “nota Miliukov”. En los carteles se inscribieron estas consig-nas: “¡Que se publiquen los tratados secretos!”, “¡Abajo la guerra!”, “¡Todo el Poder a los Soviets!”. Los obreros y los soldados marcharon desde los suburbios hasta el centro de la ciu-dad, en dirección a la residencia del Gobierno provisional. En la avenida Nevski y en otros puntos se produ-jeron choques con algunos grupos sueltos de burgueses.

Los contrarrevolucionarios más descarados, como el general Korni-lov, declararon que la manifestación debía disolverse a tiros, y llegaron incluso a dar las órdenes pertinentes. Pero las tropas, a quienes cursaron estas órdenes se negaron a ejecutar-las. Un pequeño grupo de miembros del Comité del Partido en Petrogrado (Bagdatiev y otros) lanzó durante esta manifestación la consigna del derro-camiento inmediato del Gobierno pro-visional. El C.C. del Partido bolchevi-que condenó severamente la conducta de estos aventureros de “izquierda”, reputando aquella consigna como extemporánea y falsa, como una con-signa que impedía al Partido ganar la

mayoría dentro de los Soviets y que se hallaba en contradicción con el punto de vista del desarrollo pacífico de la revolución, adoptado por el Partido.

Los acontecimientos del 20 y 21 de abril marcaron el comienzo de la crisis del Gobierno provisional. Era la primera grieta importante que se abría en la política oportunista de los mencheviques y socialrevoluciona-rios. El 2 de mayo de 1917, Miliukov y Guchkov fueron separados del Gobierno provisional bajo la presión de las masas. Se constituyó el primer Gobierno provisional de coalición, en el que entraron, al lado de los repre-sentantes de la burguesía, los men-cheviques (Skobelev y Tsereteli) y los socialrevolucionarios (Chernov, Kerenski y otros). Con esto, los men-cheviques y los socialrevolucionarios se pasaron al campo de la burguesía contrarrevolucionaria.

El 24 de abril de 1917 inauguró sus tareas la VII Conferencia (Confe-rencia de Abril) del Partido bolchevi-que. Por primera vez, desde que exis-tía el Partido, se reunía abiertamente una conferencia bolchevique, que por su importancia, ocupa en la historia del Partido el mismo lugar que un congreso.

La Conferencia de Abril, en la que estaban representados los bolchevi-ques de toda Rusia, reveló el desarro-llo impetuoso del Partido. Asistieron a ella 133 delegados con voz y voto y 18 con voz pero sin voto, representando en total a 80.000 miembros organi-zados del Partido. La Conferencia de Abril discutió y trazó la línea del Par-tido en todos los problemas funda-mentales de la guerra y la revolución: la situación del momento, la guerra, el Gobierno provisional, los Soviets, el problema agrario, el problema nacio-nal, etc.

En esta Conferencia, Kamenev y Rykov se levantaron contra Lenin. Siguiendo las huellas de los menche-

viques, repetían que Rusia no estaba preparada para la revolución socia-lista, que en Rusia sólo era posible una República burguesa y proponían al Partido y a la clase obrera limitar-se a “controlar” el Gobierno provisio-nal. En realidad, su posición, al igual que la de los mencheviques, era la de mantener el capitalismo, la de mante-ner el Poder de la burguesía.

Zinoviev intervino también en con-tra Lenin respecto al problema de si el Partido bolchevique debía continuar dentro de la unión de Zimmerwald o romper con ella, para crear la nueva Internacional. Lenin insistía en la necesidad de salir inmediatamente de esta organización, y crear una nueva Internacional, la Internacional Comu-nista. Zinoviev proponía seguir con los zimmerwaldianos. Lenin condenó enérgicamente esta actitud de Zino-viev, calificando su táctica de “archio-portunista y perniciosa”.

Después de escuchar el informe de Lenin sobre el problema agrario, la Conferencia aprobó una resolución sobre la confiscación de las tierras de los terratenientes para ponerlas a disposición de los Comités de Cam-pesinos y sobre la nacionalización de todas las tierras del país. Los bolche-viques llamaban a los campesinos a luchar por la tierra y hacían ver a las masas campesinas que el Partido bol-chevique era el único partido revolu-cionario que ayudaba a los campesi-nos de una manera real a derrocar a los terratenientes.

Tuvo gran importancia el informe del camarada Stalin sobre el proble-ma nacional. Ya antes de la revolu-ción, en vísperas de la guerra impe-rialista, Lenin y Stalin habían trazado las bases para la política del Partido bolchevique respecto al problema nacional. Lenin y Stalin decían que el Partido proletario debía apoyar al movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos contra el impe-

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28 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

rialismo. En relación con esto, el Par-tido bolchevique defendía el derecho de autodeterminación de las nacio-nes hasta llegar a la separación del Estado a que pertenecían para formar Estados propios e independientes. Este punto de vista fue el que defen-dió en la Conferencia, informando por el C. C., el camarada Stalin.

En contra de Lenin y Stalin inter-vino Piatakov, quien ya durante la guerra había adoptado ante el pro-blema nacional, en unión de Buja-rin, una posición nacionalchovinista. Piatakov y Bujarin eran contrarios al derecho de autodeterminación de las naciones.

La línea oportunista, antileninista, de Kamenev, Zinoviev, Piatakov, Buja-rin, Rykov y sus contados adeptos fue derrotada. La Conferencia mar-chó unánimemente detrás de Lenin, adoptando una actitud clara y deci-dida ante todos los problemas funda-mentales y trazando el rumbo hacia la victoria de la revolución socialista.

Cambio en la Dualidad de Poderes,Matanza de Julio de Soldados y Obreros

Tras la conferencia de abril, los bolcheviques desplegaron toda su ini-ciativa para ganar a las masas, uno de sus mayores esfuerzos lo realiza-ron en el seno del ejército, ya que por todas partes comenzaron a crearse organizaciones militares. Los bolche-viques trabajaron incansablemente en los frentes y en la retaguardia por organizar a los soldados y a los mari-nos. A la obra de revolucionarización de los soldados contribuyó en sumo grado un periódico destinado al frente que publicaban los bolcheviques con el título de Okopnaia Pravda (“Prav-da de las Trincheras”). Gracias a esta labor de propaganda y agitación de los bolcheviques, se consiguió que ya en los primeros meses de la revolu-ción los obreros de muchas ciudades procediesen a reelegir los Soviets, en particular los de distrito, expulsando de ellos a los mencheviques y social-revolucionarios y sustituyéndolos por afiliados al Partido bolchevique. La labor de los bolcheviques dio excelen-te resultado, sobre todo en Petrogra-do. En la Conferencia de Comités de fábricas que se celebró en Petrogrado del 30 de mayo al 3 de junio de 1917, se agrupaban ya en torno a los bol-cheviques las tres cuartas partes de los delegados. El proletariado de la capital marchaba ya casi en su tota-lidad bajo la consigna bolchevique de “¡Todo el Poder a los Soviets!”.

El 16 de junio de 1917 se reunió el I Congreso de los Soviets de toda Rusia. Los bolcheviques estaban aún en minoría dentro de los Soviets; en este Congreso contaban con poco más de 100 delegados, contra 700 a 800 que tenían los mencheviques, social-revolucionarios y otros partidos.

El 18 de junio de 1917 ocurrió una manifestación que partió desde los barrios populares de Petrogrado, la manifestación que desfiló por delan-te de la tumba de las víctimas de la revolución reveló el grado de madu-rez revolucionaria, cada vez mayor de las masas y la creciente confian-za de éstas en el Partido bolchevique. Las consignas de los mencheviques y socialrevolucionarios, predicando la confianza en el Gobierno provisional y la necesidad de continuar la guerra,

se perdían entre la inmensa masa de consignas bolcheviques. Alrededor de 400.000 manifestantes marcharon bajo banderas en las que campeaban estas consignas: “¡Abajo la guerra!”, “¡Abajo los diez ministros capitalis-tas!”, “¡Todo el Poder a los Soviets!”.

No obstante, el Gobierno provi-sional, sostenido por el apoyo del I Congreso de los Soviets, decidió pro-seguir su política imperialista. Y fue precisamente el 18 de junio cuando el gobierno, cumpliendo la voluntad de los imperialistas anglo franceses, lanzó a las tropas del frente a la ofen-siva, pero aquella ofensiva se derrum-bó. Lo ruidoso de aquel fracaso excitó los ánimos de la capital. La indig-nación de los obreros y soldados no tenía límites, pues se daban cuenta de que cuando predicaba una política de paz, el Gobierno provisional enga-ñaba al pueblo y el Gobierno provi-sional abogaba por la continuación de la guerra imperialista. También reveló que el Comité Ejecutivo Central de los Soviets y el Soviet de Petrogrado no querían o no podían oponerse a los actos criminales del Gobierno pro-visional y marchaban a rastras a la zaga de él.

La indignación revolucionaria de los obreros y soldados de Petrogrado se desbordaba. El 16 de julio, comen-zaron a producirse manifestaciones espontáneas en Petrogrado, en la barriada de Viborg. Estas manifes-taciones continuaron durante todo el día. Algunas de ellas desemboca-ron en una grandiosa manifestación general con armas bajo la consigna del paso del Poder a los Soviets. El Partido bolchevique era contrario a la acción armada en aquel momento, por entender que la crisis revolucionaria no estaba aún madura, que el ejér-cito y las provincias no estaban aún preparados para apoyar la insurrec-ción en la capital, que una insurrec-ción aislada y prematura en Petro-grado sólo serviría para facilitar a la contrarrevolución el aplastamiento de la vanguardia revolucionaria. Pero cuando se vio que era imposible con-tener a las masas y evitar que se lan-zasen a la manifestación, el Partido acordó tomar parte en ella, con el fin

de darle un carácter pacífico y orga-nizado. El Partido bolchevique logró lo que se proponía, y cientos de miles de manifestantes marcharon hacia el Soviet de Petrogrado y hacia el Comi-té Ejecutivo Central de los Soviets, donde exigieron que éstos se hicie-sen cargo del Poder, rompiesen con la burguesía imperialista y emprendie-sen una política activa de paz.

A pesar del carácter pacífico de la manifestación, fueron lanzadas con-tra los manifestantes las tropas de la reacción, los destacamentos de cade-tes y de oficiales. Por las calles de Petrogrado corrió abundante la san-gre de los obreros y soldados. Para aplastar a los obreros, fueron traídas del frente las unidades militares más retrógradas y contrarrevolucionarias. La violencia de la burguesía se gene-ralizó y atacó rabiosamente todas las imprentas bolcheviques, el obrero Voinov fue asesinado en la calle por los cadetes por el solo hecho de estar vendiendo el Listok Pravdi (“Hoja de la Pravda”). Comenzó el desarme de los guardias rojos. Las unidades revolucionarias de la guarnición de Petrogrado fueron alejadas de la capi-tal y enviadas al frente. Menudearon las detenciones, tanto en los frentes como en la retaguardia. El 7 de julio, se dio la orden de detener a Lenin. Fue detenida toda una serie de militantes prestigiosos del Partido bolchevique. Con esto, el Gobierno provisional de coalición, del que formaban parte representantes tan caracterizados de los mencheviques y socialrevolu-cionarios como Tsereteli y Skobelev, Kerenski y Chernov, se sumía en la charca del imperialismo y de la con-trarrevolución abierta y descarada. En vez de una política de paz, desa-rrollaba una política de continuación de la guerra. En vez de defender los derechos democráticos del pueblo, adoptaba la política de liquidación de estos derechos y de represión arma-da contra los obreros y los soldados. Lo que no se habían atrevido a hacer los representantes de la burguesía, Guchkov y Miliukov, lo hacían los “socialistas” Kerenski y Tsereteli, Chernov y Skobelev. Se había acaba-do la dualidad de poderes.

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 29

En medio de una campaña increí-blemente encarnizada de la prensa burguesa y pequeñoburguesa, se reunió en Petrogrado el VI Congreso del Partido bolchevique. Este Con-greso se reunió a los diez años del V Congreso en Londres y a los cinco años de la Conferencia bolchevique de Praga. Sus sesiones duraron desde el 26 de julio hasta el 3 de agosto de 1917, y tuvieron carácter clandesti-no. La prensa se limitó a anunciar la convocatoria del Congreso, sin indi-car el sitio en que había de reunirse. Las primeras sesiones se celebraron en la barriada de Viborg. Las últimas, en la escuela de las inmediaciones de la Puerta de Narva. La prensa bur-guesa pedía la detención de todos los congresistas. Pero, aunque se pusie-ron en campaña los sabuesos de la policía para descubrir el sitio en que se reunía el Congreso, no pudieron averiguarlo. Lenin, acechado por los esbirros del Gobierno provisional, no pudo asistir al Congreso, pero dirigió sus tareas desde el retiro clandesti-no en que se encontraba, por medio de sus discípulos y colaboradores en Petrogrado: Stalin, Sverdlov, Molotov y Ordzhonikidse. Asistieron al Con-greso 157 delegados con voz y voto, y 128 con voz solamente. El Parti-do contaba, por aquel entonces, con unos 240.000 afiliados. Hacia el 3 de julio, es decir, antes de ser aplastada la manifestación obrera de este mes, cuando los bolcheviques trabajaban aún en la legalidad, el Partido tenía 41 órganos de prensa, de los cuales se publicaban 29 en ruso y 12 en otras lenguas.

Después de las jornadas de julio cambió bruscamente la situación política del país. Ya no existía duali-dad de poderes. Por no querer tomar todo el Poder, los Soviets, con su dirección socialrevolucionaria y men-chevique, quedaron reducidos a la impotencia. El Poder se concentró en manos del Gobierno provisional de la burguesía, el cual continuaba desar-mando a la revolución, aplastando sus organizaciones y persiguiendo

al Partido bolchevique. La posibili-dad de un desarrollo pacífico de la revolución había desaparecido. Sólo cabía —decía el camarada Stalin— una solución: derrocar el Gobierno provisional y tomar el poder por la fuerza. Y sólo el proletariado, aliado a los campesinos pobres, podía tomar el Poder por la fuerza. “El periodo pacífico de la revolución ha terminado -dijo el camarada Stalin-; ha comen-zado el periodo no pacífico de la revo-lución, un periodo de choques y explo-siones...” (Actas del VI Congreso del P. C. (b) de la U.R.S.S., página 111).

El Partido marchaba hacia la insurrección armada. En el Con-greso hubo gente que, reflejando la influencia burguesa, se manifestó en contra del rumbo hacia la revolu-ción socialista. El trotskista Preobra-zhenski propuso que en la resolución sobre la conquista del Poder se dijese que sólo se podría encaminar al país por la senda socialista si triunfaba la revolución proletaria en la Euro-pa occidental. El camarada Stalin rebatió esta proposición trotskista. “No está descartada -dijo el camara-da Stalin- la posibilidad de que sea precisamente Rusia el país que rompa la marcha hacia el socialismo... Hay que rechazar esa idea caduca de que sólo Europa pude señalarnos el cami-no. Hay un marxismo dogmático y un marxismo creador. Yo me sitúo en el terreno del segundo”. (Obra citada, págs. 233-234).

Bujarin, abrazando posiciones trotskistas, afirmó que los campesi-nos tenían ideas defensistas, que for-maban un bloque con la burguesía y no marcharían con la clase obrera. Refutando a Bujarin, el camarada Stalin demostró que había diversas clases de campesinos: los campesi-nos ricos, que apoyaban a la bur-guesía imperialista, y los campesi-nos pobres, que deseaban aliarse a la clase obrera y la apoyaban en la lucha por el triunfo de la revolución. El Congreso rechazó las enmien-das de Preobrazhenski y Bujarin y

aprobó el proyecto de resolución del camarada Stalin.

El Congreso examinó y aprobó la plataforma económica del Partido bolchevique, cuyos puntos funda-mentales eran: confiscación de las tierras de los terratenientes y nacio-nalización de toda la tierra del país, nacionalización de los bancos, nacio-nalización de la gran industria, con-trol obrero sobre la producción y la distribución.

Subrayó el Congreso la importan-cia de la lucha por el control obrero sobre la producción que desempeña-ba un gran papel, como medida de transición hacia la nacionalización de la gran industria.

En todos los acuerdos, el VI Con-greso insistió de un modo especial en la importancia de la tesis leninista sobre la alianza del proletariado y de los campesinos pobres, como condi-ción para el triunfo de la revolución socialista.

Uno de los problemas que se exa-minaron en el Congreso fue el de la comparecencia de Lenin ante los Tribunales. Kamenev, Rykov, Trots-ki y otros habían sostenido, ya con anterioridad al Congreso, que Lenin debía entregarse a los tribunales de la contrarrevolución. El camarada Stalin se manifestó resueltamente en contra de esta tendencia. El VI Con-greso compartió también el punto de vista de Stalin, por entender que lo que se preparaba no era un proceso, sino una represión. El Congreso no dudó ni un momento que el propósi-to de la burguesía no era otro que el de deshacerse físicamente de Lenin, como de su más peligros enemigo. Formuló su protesta contra la enco-nada campaña policíaco-burguesa de que se hacía objeto a los jefes del proletariado revolucionario y dirigió un saludo a Lenin.

En el VI Congreso fueron aproba-dos los nuevos estatutos del Partido. En ellos, se determinaba que toda la organización del Partido se basa-ría en los principios del centralismo democrático.

El Partido BolcheviqueRumbo a la Preparación

de la Insurrección Armada

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30 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

Esto significaba lo siguiente:1) Carácter electivo de todos los

órganos de dirección del Partido de abajo arriba;

2) rendición periódica de cuentas de la gestión de los órganos del Partido ante las organizaciones del Partido correspondientes;

3) severa disciplina de Partido y sumisión de la minoría a la mayoría;

4) obligatoriedad incondicional de los acuerdos de los órganos superiores para los inferiores y para todos los miembros del Partido.

Los estatutos del Partido dispo-nían que los nuevos afiliados fuesen admitidos por las organizaciones de base, mediante recomendación de dos miembros del Partido y previa ratificación de la Asamblea general de afiliados de la organización de base.

El VI Congreso admitió en el Parti-do a los llamados “mezhraiontzi”, con

su líder Trotski. Era éste un peque-ño grupo que había sido creado en Petrogrado en 1913 y del que for-maban parte elementos trotskistas-mencheviques y algunos antiguos bolcheviques, desviados del Partido. Durante la guerra, esta organización tuvo un carácter centrista. Lucha-ba contra los bolcheviques, pero sin estar de acuerdo tampoco en muchas cosas con los mencheviques, por lo que ocupaba una posición interme-dia, centrista, vacilante. Al celebrar-se el VI Congreso, los miembros de esta organización declararon que estaban identificados en un todo con los bolcheviques y pidieron su ingre-so en el Partido. El Congreso acce-dió a su petición, confiando en que con el tiempo llegarían a ser verda-deros bolcheviques. Algunos de ellos, como, por ejemplo, Volodarski, Urits-ki y otros, llegaron, en efecto, a con-vertirse en bolcheviques después de su ingreso en el Partido. Pero Trotski y los elementos más afines a él, que no eran muchos, no ingresaron en el

Partido, como había de demostrarse andando el tiempo, para trabajar a favor de él, sino para quebrantar y minar su fuerza desde dentro.

Todos los acuerdos del VI Congre-so se encaminaban a preparar al pro-letariado y a los campesinos pobres para la insurrección armada. El VI Congreso encauzó el Partido hacia la insurrección armada, hacia la revo-lución socialista.

El manifiesto del Partido lanza-do por el VI Congreso invitaba a los obreros, a los soldados y a los campe-sinos a preparar sus fuerzas para los encuentros decisivos con la burgue-sía. Y terminaba con estas palabras:

“¡Preparaos para nuevas batallas, camaradas de lucha! ¡Permaneced firmes, valientes y serenos, sin deja-ros llevar de provocaciones, acumu-lando fuerzas y formando vuestras columnas de combate! ¡Agrupaos bajo la bandera del Partido, proleta-rios y soldados! ¡Formad bajo nuestra bandera, oprimidos del campo!”.

El Golpe Fallido de Kornilov, los Soviets de Petrogradoy Moscú se Pasan al Lado de los Bolcheviques

Después de que la burguesía se adueñó de todo el poder, se organizó para preparar la reacción desenfre-nada por todos lados. El 12 de agosto, se abrió en el Gran Teatro de Moscú la Conferencia de Estado convocada por el Gobierno provisional para movili-zar las fuerzas de la burguesía y de los terratenientes. A esta Asamblea asistieron, principalmente, los repre-sentantes de los terratenientes, de la burguesía, del generalato, de la ofi-cialidad y de los cosacos. Los Soviets estuvieron representados en ella por los mencheviques y los socialrevolu-cionarios. El día en que comenzaba sus sesiones la Conferencia de Esta-do, los bolcheviques organizaron en Moscú, en señal de protesta, una huelga general, en la que tomó parte

la mayoría de los obreros. Estalla-ron también huelgas en una serie de ciudades. El socialrevolucionario Kerenski amenazó fanfarronamente, en su discurso ante la Conferencia, con aplastar “a sangre y fuego” cual-quier intento de movimiento revolu-cionario, incluyendo las tentativas de los campesinos de apoderarse por sí y ante sí de las tierras de los terra-tenientes. El general contrarrevolu-cionario Kornilov pidió, sin andarse con rodeos, que se “suprimiesen los Comités y los Soviets”. En el Estado Mayor del general en jefe pululaban alrededor del general Kornilov ban-queros, comerciantes e industriales, con promesas de dinero y ayuda. También se entrevistaron con él los representantes de los “aliados”, es

decir, de Inglaterra y Francia, exi-giendo que no se demorase el ataque contra la revolución.

Las cosas combinaban para la conspiración contrarrevoluciona-ria del general Kornilov, Kornilov se puso de acuerdo con Kerenski res-pecto a su proyectada acción con-trarrevolucionaria, pero en el mismo momento en que Kornilov comenzó a actuar, Kerenski, dando un brusco viraje, cambió de frente, se separó de su aliado, ya que éste temía del fra-caso de la intentona y que la revolu-ción lo aplastara también después de su fracaso, así que Kerenski muerto de miedo, fue en busca del amparo en los bolcheviques, convencidos de que éstos eran la única fuerza efec-

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 31tiva de la capital capaz de aplastar a Kornilov.

Pero, aun movilizando a las masas para aplastar el movimiento de Kor-nilov, los bolcheviques no ceja-ron en su lucha contra el Gobierno Kerenski, desenmascarando ante las masas a este Gobierno y a los mencheviques y socialrevoluciona-rios, que, con toda su política, ayu-daban objetivamente a la intentona contrarrevolucionaria de Kornilov. Gracias a todas estas medidas, fue aplastada la intentona de Kornilov. El general Krimov se pegó un tiro. Kornilov y sus cómplices, Denikin y Lukomski, fueron detenidos (aun-que pronto habían de ser puestos de nuevo en libertad por Kerenski). El aplastamiento de la intentona korni-lovista puso el descubierto e ilumi-nó de golpe la correlación de fuerzas entre la revolución y la contrarrevo-lución. Demostró el fracaso total de todo el campo contrarrevoluciona-rio, desde los generales y el partido kadete hasta los mencheviques y los socialrevolucionarios, cogidos en las redes y prisioneros de la burguesía. Era evidente que la política de pro-longación de aquella guerra agota-

dora, que al alargarse provocaba el desastre económico del país, había quebrantado definitivamente la influencia de estos partidos entre las masas del pueblo. El aplastamiento de la korniloviada revelaba además, que el Partido bolchevique se había convertido ya en la fuerza decisiva de la revolución, en una fuerza capaz de deshacer los manejos de la contra-rrevolución, cualesquiera que ellos fuesen. El Partido bolchevique no era todavía un partido gobernante, pero durante los días de la korniloviada actuó como una verdadera fuerza de gobierno, pues sus instrucciones fueron seguidas sin vacilar por los obreros y los soldados. Finalmen-te, el aplastamiento de la intentona kornilovista vino a demostrar que aquellos Soviets que se creían ago-nizantes, encerraban en su seno, en realidad, una grandiosa fuerza revo-lucionaria. No cabía dudar de que habían sido precisamente los Soviets y sus Comités revolucionarios los que habían cerrado el paso a las tro-pas de Kornilov y contra los que se habían estrellado sus fuerzas.

Comenzó a desarrollarse la fase de animación y renovación de los

Soviets, la fase de bolchevización de los Soviets. Las fábricas y empresas industriales y las unidades militares, al reelegir a sus diputados, ya no enviaban a los Soviets a menchevi-ques y socialrevolucionarios, sino a representantes del Partido bolchevi-que. Al día siguiente de aplastar la intentona de Kornilov, el 31 de agos-to, el Soviet de Petrogrado se pro-nunció a favor de la política de los bolcheviques. El antiguo Presidium del Soviet de Petrogrado, formado por mencheviques y socialrevolucio-narios, con Chjeidse a la cabeza, se retiró, dejando el puesto libre a los bolcheviques. El 5 de septiembre, el Soviet de diputados obreros de Moscú se pasó al lado de los bolche-viques. También se retiró por el foro, dejando el camino abierto a los bol-cheviques, el Presidium socialrevolu-cionario-menchevique de este Soviet. Esto significaba que se daban ya las premisas fundamentales necesarias para una insurrección victoriosa.

Volvía a estar a la orden del día la consigna de “¡Todo el Poder a los Soviets!” e iniciaba la desbandada de los partidos oportunistas.

La Insurrección de Octubre en PetrogradoIntervinieron y votaron en con-

tra de esta histórica resolución dos miembros del C.C.: Kamenev y Zino-viev. También ellos soñaban, como los mencheviques, con una Repúbli-ca parlamentaria burguesa. Trots-ki, aunque en esta sesión no votó abiertamente contra la resolución del C.C., presentó una enmienda a ella que, de haberse aceptado, habrá reducido a la nada y hecho fracasar la insurrección. Propuso que ésta no comenzase hasta la apertura del II Congreso de los Soviets, lo que equi-valía a dar largas a la insurrección, a fijar de antemano el día en que había de estallar, poniendo en guar-dia con ello al Gobierno provisional. Se creó, por el mandato del Comité Central del Partido, el Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado, que había de asumir las funciones de Estado Mayor legal de la insurrección. A la par que ocurría esto, la contrarrevolución se apre-suraba también a concentrar sus fuerzas. La oficialidad del ejército se organizaba en la entidad contrarre-volucionaria titulada “Liga de Ofi-ciales”. Los contrarrevolucionarios creaban por todas partes Estados Mayores para la formación de bata-llones de choque. Hacia fines de octu-

Los bolcheviques comenzaron a prepararse enérgicamente para la insurrección. Lenin señaló que, teniendo como tenían ya mayoría en los Soviets de diputados obre-ros y soldados de las dos capitales, Moscú y Petrogrado, los bolchevi-ques podían y debían tomar en sus manos el Poder. Haciendo el balance del camino recorrido, Lenin subraya-ba: “La mayoría del pueblo está con nosotros”. En sus artículos y cartas al Comité Central y a las organizacio-nes bolcheviques, Lenin trazaba un plan concreto para la insurrección: decía cómo debían utilizarse las uni-dades militares, la flota y los guar-dias rojos, qué puntos decisivos era necesario ocupar en Petrogrado para garantizar el éxito de la insurrección, etc.

El 7 de octubre, Lenin se trasla-dó clandestinamente de Finlandia a Petrogrado. El 10 de octubre de 1917, se celebró la histórica sesión del Comité Central del Partido bol-chevique, en la que se acordó dar comienzo a la insurrección arma-da pocos días después. La histórica resolución aprobada por el C.C. del Partido y redactada por Lenin decía:

“El C.C. reconoce qua tanto la situación internacional de la revo-

lución rusa (insurrección de la flota alemana, signo agudo de la marcha ascendente de la revolución socialis-ta mundial en toda Europa, luego la amenaza de una paz entre imperialis-tas con el fin de estrangular la revo-lución en Rusia), como la situación militar (decisión indudable de la bur-guesía rusa y de Kerenski y Cía. de entregar Petrogrado a los alemanes) y la conquista por el Partido proletario de la mayoría dentro de los Soviets; unido todo ello a la insurrección cam-pesina y al viraje de la confianza del pueblo hacia nuestro Partido (eleccio-nes de Moscú); y, finalmente, la pre-paración manifiesta de una segunda korniloviada (evacuación de tropas de Petrogrado, concentración de cosacos en esta capital, cerco de Minsk por los cosacos, etc.), pone a la orden del día la insurrección armada.

“Reconociendo, pues, que la insu-rrección armada es inevitable y se halla plenamente madura, el C.C. insta a todas las organizaciones del Partido a guiarse por esto y a exami-nar y resolver desde este punto de vista todos los problemas prácticos (Congreso de los Soviets de la región Norte, salida de tropas de Petrogra-do, acciones en Moscú y Minsk, etc.)”. (Lenin, t. XXI, pág. 330, ed. rusa).

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32 Revolución Obrera 28 de Noviembre de 2017

bre, la contrarrevolución disponía de 43 batallones de éstos. Organizán-dose, además, batallones formados exclusivamente por los “Caballeros de San Jorge”.

El Gobierno de Kerenski planteó el problema de su traslado de Petrogra-do a Moscú. Esto indicaba que esta-ba preparando la entrega de Petro-grado a los alemanes, para atajar la insurrección en esta capital. Pero la protesta de los obreros y soldados de Petrogrado obligó al Gobierno provi-sional a permanecer allí.

El 16 de octubre, se celebró una sesión ampliada del C.C. del Parti-do bolchevique. En ella se eligió un Centro del Partido encargado de diri-gir la insurrección, con el camarada Stalin a la cabeza. Este Centro era el núcleo dirigente del Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado y fue el que dirigió prácti-camente toda la insurrección.

En esta sesión del C.C., los capi-tuladores Zinoviev y Kamenev vol-vieron a pronunciarse contra la insurrección. Y habiendo obtenido la merecida réplica, combatieron abiertamente desde la prensa a la insurrección y al Partido. El 18 de octubre, un periódico menchevique titulado Novaia Zhisn (“Vida Nueva”) publicó una declaración de Kamenev y Zinoviev, manifestando que los bol-cheviques preparaban una insurrec-ción y que ellos consideraban esta insurrección como una aventura. Con ello, Kamenev y Zinoviev ponían en conocimiento de los enemigos la decisión del C.C. acerca del movi-miento y de su organización para una fecha inmediata. Este acto era una traición. Lenin escribió, a propósito de esto: “Kamenev y Zinoviev han delatado a Rodzianko y a Kerenski el acuerdo del C.C. de su Partido sobre la insurrección armada”. Y planteó ante el Comité Central la expulsión del Partido de Zinoviev y Kamenev.

Los enemigos de la revolución, prevenidos por los traidores, comen-zaron a tomar sin pérdida de tiempo las medidas necesarias para atajar la insurrección y aplastar al Estado Mayor dirigente de la revolución, al Partido bolchevique. Pero los días y las horas de vida del Gobierno pro-visional estaban contados. No había ya fuerza capaz de detener la mar-cha arrolladora de la Revolución Socialista.

El 21 de octubre, fueron enviados a todas las unidades revolucionarias de tropas comisarios bolcheviques del Comité Militar Revolucionario.

Durante los días que precedieron a la insurrección, se desarrolló una enér-gica labor preparatoria de la lucha en el seno de las unidades militares y en las fábricas y empresas industria-les. Se asignaron también misiones concretas a los barcos de guerra, a los cruceros Aurora y Sariá Svobodi (“Amanecer de la libertad”).

En la sesión del Soviet de Petro-grado, Trotski delata al enemigo la fecha de la insurrección, el día seña-lado por los bolcheviques para des-encadenar el movimiento. Para no dar al Gobierno de Kerenski la posi-bilidad de hacer fracasar la insu-rrección armada, el C.C. del Partido decidió comenzar y llevar a cabo la insurrección antes de la fecha pro-yectada, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets.

Kerenski comenzó a actuar en las primeras horas de la mañana del 24 de octubre (6 de noviembre del calen-dario nuevo), dando orden de suspen-der el periódico titulado Rabochi Put (“La Senda Obrera”), órgano central del Partido bolchevique, y envian-do los carros de asalto al local de la redacción de este periódico y al de la imprenta de los bolcheviques. Pero, hacia las 10 de la mañana, siguien-do instrucciones del camarada Sta-lin, los guardias rojos y los soldados revolucionarios desalojaron a los carros de asalto y reforzaron la guar-dia de la imprenta y de la redacción del periódico. Hacia las 11, salió “La Senda Obrera”, con un llamamiento para derribar al Gobierno provisio-nal. Al mismo tiempo, y siguiendo instrucciones del Centro del Partido para la insurrección, fueron concen-trados urgentemente en el Smolny los destacamentos de soldados revo-lucionarios y de guardias rojos. La insurrección había comenzado.

En la noche del 24 de octubre, se trasladó Lenin al Smolny, para hacerse cargo personalmente de la dirección del movimiento. Durante toda la noche, no cesaron de llegar al Smolny unidades revolucionarias de tropas y destacamentos de guardias rojos. Los bolcheviques los enviaban al centro de la ciudad, a cer-car el Palacio de Invierno, donde se había atrincherado el Gobierno provisional.

El 25 de octubre (7 de

noviembre), la Guardia Roja y las tropas revolucionarias tomaron las estaciones de ferrocarril, las cen-trales de Correos y Telégrafos, los Ministerios y el Banco del Estado. Fue disuelto el Preparlamento.

El Palacio del Smolny, residencia del Soviet de Petrogrado y del Comi-té Central del Partido bolchevique, se convirtió en Cuartel General de la revolución; era de aquí de donde salían todas las órdenes de batalla.

Los obreros de Petrogrado demos-traron en estas jornadas que habían pasado, bajo la dirección del Partido bolchevique, por una buena escuela. Las unidades militares revoluciona-rias, preparadas para la insurrec-ción por la labor de los bolcheviques, cumplían exactamente las órdenes de batalla que se les daban y se batían en fraternal compenetración con la Guardia Roja. La marina de guerra no desmereció del ejército. Krons-tadt era una fortaleza del Partido bolchevique, donde hacía ya mucho tiempo que no se reconocía el Poder del Gobierno provisional. Con el estruendo de sus cañones, enfilados sobre el Palacio de Invierno, el cruce-ro “Aurora” anunció, el 25 de octu-bre, el comienzo de la nueva era, la era de la Gran Revolución Socialista.

El 25 de octubre (7 de noviem-bre), se publicó un llamamiento del Partido bolchevique “A los ciudada-nos de Rusia”. En él se decía que el Gobierno Provisional burgués había sido derribado y que el Poder había pasado a manos de los Soviets.

El Gobierno provisional se había refugiado en el Palacio de Invierno, bajo la protección de los cadetes y de los batallones de choque. En la noche del 25 al 26 de octubre, los obreros, soldados y marinos revo-lucionarios tomaron por asalto al Palacio de Invierno y detuvieron al Gobierno provisional.

La insurrección armada enPetrogrado

había vencido.

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 33Ecos de laCelebración

del Centenariode la Revolución

de Octubreen Colombia

El 28 de Octubre en Bogotá, en un acto político-cultural, un grupo de 70 activis-tas revolucionarios realizaron un acto para conmemorar los 100 Años de la Revo-lución de Octubre. Con música, poesía y discursos, el adornado recinto se colmó de vivas a la vigencia de la Revolución Bolchevique. Publicamos a continuación los discursos escritos y leídos por varios revolucionarios.

Buenas tardes soy distribuidora del periódico RO y les quiero expre-sar mi caluroso saludo y profundo agradecimiento a los camaradas organizadores y asistentes a este evento.

Se me ha pedido que hable de un tema que me llena de emoción: los aportes de la dictadura del proleta-riado en el campo del arte.

Y lo resumo en dos palabras, Realismo Socialista; que hasta el día de hoy muchos han osado en califi-car como un esperpento, como una catástrofe que promueve el culto a la personalidad y castra la creati-vidad del artista. La historia de la literatura y el arte soviéticos refu-ta convincentemente esos prejui-cios; en palabras de Mijail Shólojov: “Quien desee comprender lo que es el realismo socialista, deberá fijarse atentamente en la enorme experien-cia atesorada por la literatura sovié-tica, en casi medio siglo de existen-cia. La historia de esta literatura, es el realismo socialista, encarnado en las imágenes vivas de los persona-jes y en brillantes cuadros de la vida del pueblo”. (Discurso de apertura del II Congreso de los Escritores de la Federación Rusa, 3 de marzo de 1965).

El realismo socialista tiene un carácter internacional, por ser el primer arte nuevo, socialista, en la historia, crece y se expande por todo el mundo debido a su carácter de clase y esto se evidencia en traba-jos como los de David Alfaro Siquei-ros, Frida kalho, Juan o Gormam y

La Revolución de Octubreen el Arte y la Literatura

Diego Rivera y las obras literarias de Pablo Neruda y Miguel Hernán-dez entre otros.

Gracias al realismo socialista, adquiere gran relevancia la relación contenido y forma, el carácter polí-tico; es decir, el carácter de clase del arte, y su actitud ante la reali-dad objetiva. Cuando el artista crea distracciones o abstracciones que alejan al público de la realidad se está, consciente o inconscientemen-te, creando un arte que le sirve a las clases dominantes a la burguesía, pero cuando por el contrario se crea un arte que eduque, que movilice, que suba la moral y se corresponda con la realidad objetiva hablamos de un arte para los oprimidos y explo-tados ejemplo de ello los trabajos de Gorki, Larisa Reisner, León Tolstoy, V. Korolenko, entre otros, en oposi-ción a la idea del arte por el arte; es decir a la idea de un arte neutral por encima de las clases, ni el arte ni nada de lo que se mueve en este sistema es neutral y cada quien, en especial el artista, debe tener claro, arte para qué y para quién

Lo importante no es lo que el arte dé, a unos cientos o miles de habitantes de un país, sino que sea capaz de unir “los sentimientos, los pensamientos y la voluntad” de las masas, elevarlas, “despertar en ellas a artistas y desarrollarlos; un arte así es el realismo socialista.

M. Gorki en Moscú, en su Manus-crito Artículos Crítico Literarios expresa: “Por fin encontré un cierto camino propio y ya han pasado 40

años desde que marcho por él y éste me ha llevado justamente allí donde debía. La clase obrera me ha acepta-do como a uno de los suyos, me sien-to por completo en mi lugar y en ello bebo las fuerzas para vivir y trabajar en lo que son ya casi treinta años”.

En literatura se destacaron Gorki, Lunacharski, Larisa Reis-ner, Fadéev, Tvardovsky, Shólojov, A. Chejov, entre otros, con obras que reflejan una estrecha relación con la realidad y toman a los campesinos y proletarios como sus personajes principales.

En cuanto al cine, cuando Lenin pronunció su famosa frase: “De todas las artes, el cine es para noso-tros la más importante”. Se refería a que para aquella época el cine (junto con la radio) era el medio de comunicación más eficaz para la formación de las masas, ya que casi el 80% de la población rusa era analfabeta.

En 1919 el Gobierno socialista ruso nacionalizó la industria cine-matográfica y creó una escuela de técnicos y artistas. En los años 20, se realizaron una serie de obras que aún son estudiadas en las escuelas de cine de todo el mundo. En 1931 aparece el sonido en el cine ruso; directores cómo Serguéi Eizenshtéin, Vsévolod Pudovkin, Lev Kuleshov y Dziga Vertov fueron conocidos en todo el mundo.

Durante 1941, la etapa más san-grienta de la Segunda Guerra Mun-dial, que cobró la vida de millones

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de ciudadanos soviéticos, los estu-dios cinematográficos del país pro-ducían principalmente cintas pro-pagandísticas documentales y de ficción, para mostrar el heroísmo del pueblo ruso en la lucha contra las tropas nazis.

Desde 1918 el nuevo Estado socialista puso en funcionamien-to los trenes y barcos de Agitación y Propaganda que demuestran el interés por unir la agitación, la pro-paganda y la organización. Los tre-nes se desplazaban a los lugares en los que se consideraba era más importante o urgente realizar tareas de agitación.

Eran trenes y barcos pintados artísticamente, con bibliotecas volantes, depósitos de libros, cine-matógrafos, tribunas móviles, apa-ratos de instrucción e información y donde no existían vías férreas, en

los rincones más apartados del país, se desplazaron camiones con litera-tura, instructores y agitadores.

Respecto a la música también podemos ver que los aportes del realismo socialista brotaron por doquier, en Alemania, Francia, Cuba y la misma Rusia, recodemos las canciones de la insurrección en Silesia, los himnos revolucionarios de los obreros rusos, el coro del Ejército Rojo y la internacional.

En la canción, el himno y la mar-cha resulta más fácil “captar” y expresar el énfasis de la lucha revo-lucionaria que inspira a las masas y posee una alta tensión emocional y a diferencia de todas las demás formas de la creación artística, la canción de masas está destinada a su ejecución en el curso de la activi-dad revolucionaria práctica, en reu-niones, barricadas y mítines, y por

ello es más necesaria al movimien-to revolucionario que los demás géneros.

A manera de conclusión: La libertad en el arte consiste en

el dominio que se tiene de la rea-lidad, para tomarla y presentarla sobre una base superior sin apar-tarse de ella.

Las masas oprimidas hoy más que nunca necesitan un alimen-to espiritual, necesitan de las pro-ducciones que sólo los a artistas les podemos brindar.

Necesitamos un arte rojo, como roja es la sangre que nos corre por las venas, que mueva lo más pro-fundo de nuestros sentimientos, que nos alborote la conciencia de clase y sirva como faro a la construcción de un mundo nuevo, del mundo comunista.

La Revolución de Octubre y la Dictadura del ProletariadoDijo el camarada Stalin: “El leni-

nismo es el marxismo en la época del imperialismo y de la revolución proletaria. El leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado. Lenin discípulo de Marx y Engels, actuó en el período del imperialismo desarro-llado, en el período en que se des-pliega la revolución proletaria. El leninismo es el desarrollo ulterior del marxismo”.

Hace 100 años el proletariado ruso llevó a cabo una extraordinaria gesta: llevar a la práctica la dicta-dura del proletariado apoyado en el marxismo, magistralmente desarro-llado por el leninismo e inaugurar la Era de la Revolución Proletaria Mundial.

Previo a este hecho heroico, fue necesario dar una batalla enconada contra todas las formas de revisio-nismo que hacía grandes esfuer-zos por impedir que el proletariado asestara el mortal golpe a burgue-ses, terratenientes e imperialistas.

Hace 100 años, los obreros rusos demostraron ser verdaderos héroes en todos los frentes, no solo mate-rial de fuerza en la lucha por la supervivencia, por la lucha econó-mica, sino que fueron titanes en el combate ideológico y político; tuvie-ron la vitalidad y poder para tomar el cielo por asalto, desencadenando todo el potencial creador y progre-

sista de obreros, campesinos e inte-lectuales revolucionarios.

La Revolución de Octubre marcó en el libro de la historia de la huma-nidad, que la lucha entre las clases sociales, es el motor de desarrollo, estancamiento o retroceso de la sociedad y, que en la etapa imperia-lista del capitalismo, la clase obrera tiene la misión histórica de destruir con la violencia revolucionaria, las estructuras del caduco Estado reac-cionario y sobre sus cenizas cons-truir uno distinto a todos cuantos han existido hasta ahora; un Esta-do al servicio de la inmensa mayo-ría de la sociedad, la mayor de las democracias posibles.

El Estado de Dictadura del Prole-tariado sin la dirección de un parti-do revolucionario como organización de vanguardia, regido por el centra-lismo democrático, no hubiera sido posible como tampoco el triunfo del proletariado sobre burgueses, terra-tenientes e imperialistas.

“¡Todo el poder a los Soviets!” fue la consigna de Lenin hace 100 años que retumbó en toda Rusia. Los Soviets de obreros, campesinos y soldados desencadenaron en pocas décadas un gigantesco desarrollo de la humanidad en todos los ámbitos de la vida económica, política, cultural, científica y deportiva.

Los Soviets de obreros, campesi-nos y soldados cumplieron y dieron

el primer paso en el cumplimiento de la misión histórica en la cons-trucción del Estado Socialista, en transición a la sociedad sin clases, acabando con toda forma de explo-tación y opresión; esto es, acabar con la explotación capitalista y la fuente de toda explotación como es la propiedad privada.

Hace 100 años el proletariado ruso, tras conquistar el poder polí-tico comprendió, tomando la expe-riencia de La Comuna de París, que no puede tomar posesión de la máquina estatal, sino destruir el viejo aparato burocrático, demolerlo hasta sus cimientos, no dejar pie-dra sobre piedra y, sobre las ruinas construir el nuevo Estado de obre-ros y campesinos, tomando sin dila-ción, las medidas analizadas con todo detalle por Marx y Engels:

Funcionarios elegibles y removi-bles en cualquier momento.

Sueldo no superior al salario pro-medio de un obrero.

Inmediata implantación de un sistema en el que todos desempeñen funciones de control e inspección.

En lugar de instituciones espe-ciales de una minoría privilegia-da (burocracia privilegiada, jefes del ejército permanente), ejercer el poder directo de las masas.

El Estado Soviético hizo realidad lo que en La Comuna fue un ensa-

Page 35: consignacion.pdf Edición EspecialConmemorativaEdición ...por considerarlos, como muchos lo hacen hoy, una fuerza incapaz de comprender y liderar las grandes transformaciones revolucionarias,

28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 35yo: el poder Soviético es un nuevo Estado sin burocracia, sin policía, sin ejército permanente, en el que la democracia burguesa está susti-tuida por una nueva democracia: la democracia que adelanta en primer plano la vanguardia de las masas trabajadoras, convirtiéndolas en legisladoras, ejecutoras y militares, creando el aparato para reeducar a las masas.

Se vinculan a las masas traba-jadoras a las labores de la admi-nistración pública y a las milicias obreras y campesinas, se crearon formas organizativas de masas para controlar y aprender el funciona-

miento del Estado, tales como: la Inspección Obrera y Campesina y la Comisión Central de Control.

La nacionalización de la tierra y entregarla a los campesinos para su usufructo, campesinos organizados en lo que llamaban los Coljoses.

Se acabó el analfabetismo en la ciudad y el campo.

Se electrificó toda Rusia.Para contrarrestar el bloqueo

imperialista se requirió implemen-tar en las masas que el proletariado se hiciera su propia técnica.

Las fábricas pasaron a manos de los obreros.

Se crearon grandes fábricas para la construcción de maquinaria para la industria, la agricultura, la industria militar.

Para liberar a la mujer de la explotación del hogar y la crianza de los hijos, se crearon las guarde-rías sociales dirigidas por hombres y mujeres.

He ahí una breve radiografía de los avances bajo la dictadura del proletariado en Rusia.

“LEVANTAR LA BANDERA DE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE”

Las Enseñanzas de la Revoluciónde Octubre en Materia de Educación

La conmemoración de los 100 años de la Revolución de Octubre de 1917 es una fecha histórica e impor-tante para el proletariado mundial, que permite recordar la extraordina-ria disciplina y tesón de los bolche-viques y el proletariado ruso; dado que fueron capaces de comprender las contradicciones del capitalismo en su época imperialista.

En materia de educación la prin-cipal enseñanza que dejaron los bol-cheviques fue la ligazón de la teoría con la práctica en el trabajo diario, que es necesario estudiar mucho por cuenta propia y es preciso que los conocimientos de las masas no sean fragmentarios, sino sistemá-ticos, ligados entre sí, y suficientes para elevar todo el trabajo.

Los resultados de esta ligazón de la teoría con la práctica permi-

tió que las ideas comunistas pren-dieran entre las masas de obreros y campesinos, y que a través de los soviet de diputados las ideas cien-tíficas más avanzadas de la época se aplicaran en las necesidades de la producción de la sociedad. Los soviets de diputados fueron descu-biertos por las masas en la revolu-ción de 1905 y posteriormente se convirtieron en un segundo poder que disputaba la dirección social a la anacrónica monarquía zarista y que en octubre de 1917 se impusie-ron por encima del gobierno provi-sional de carácter burgués.

Además adecuaron el estudio de la teoría de la ciencia de la revo-lución proletaria a las condicio-nes cambiantes y concretas de la lucha de clases en Rusia para saber encausar en un gran caudal todos

los riachuelos de la energía revolu-cionaria del proletariado y el campe-sinado pobre y que Rusia pasara de ser una de las naciones más atrasa-das del mundo a convertirse en una potencia económica e industrial.

Para Lenin, en tiempos de gue-rra es preciso instruir a los reclutas directamente en las acciones milita-res: “¡Asimilad, pues, con más auda-cia los nuevos métodos de instruc-ción, camaradas! ¡Forjad con más audacia nuevos y nuevos destaca-mentos enviadlos al combate, reclu-tad más jóvenes obreros, ampliad los marcos habituales de todas las organizaciones del partido, comen-zando por los comités y terminando por los grupos de fábrica, sindicatos de taller y círculos estudiantiles!

“Recordad que toda lentitud de nuestra parte en esta obra redun-

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dará en beneficio de los enemigos de los comunistas, pues los nuevos arroyos buscaran salida inmedia-tamente y al no encontrar un cause comunista buscaran otros cauces.”

En memoria de los héroes de la Revolución Bolchevique de 1917, es necesario estudiar y aplicar todo el arsenal de experiencia aportada en medio de este hito histórico mun-dial que abrió paso a la nueva era de la Revolución Proletaria Mun-

dial y produjo la fuerza social que permitió derrotar a los nazis en la segunda guerra mundial; además comprender el error que se cometió de descuidar la lucha de clases en la época socialista que llevó a la pér-dida del poder de los obreros y los campesinos en la URSS desde 1956.

Hoy Rusia es una potencia impe-rialista dirigida por los monopolios en competencia con los apetitos contrarrevolucionarios de los impe-

rialistas norteamericanos, alema-nes, ingleses, japonés, chinos.

En Colombia y el mundo se man-tiene la explotación capitalista en la época imperialista y por tanto es necesario utilizar la síntesis de esta experiencia bolchevique como material de guía para resolver los problemas concretos actuales de la revolución proletaria mundial. Empezando por estudiar la Historia del Partido Bolchevique.

La Revolución de Octubre y la JuventudApreciados camaradas y amigos,Buenas tardes, reciban un rojo y

combativo saludo de parte de este joven revolucionario y comunista.

Hoy en este acto político cultu-ral, en conmemoración de la pri-mera gran victoria de la clase obre-ra abanderada por el proletariado ruso, debemos recordar que esa revolución nos ha dejado un legado importantísimo, no solo porque nos muestra la vigencia que tienen hoy en día todas las ideas y sentimientos que conllevaron a esa heroica labor hecha por los bolcheviques, sino porque además de ello nos plantea la crucial misión de realizar las ver-daderas tareas que nos presenta el movimiento de masas a los jóvenes revolucionarios.

Y muy importante ahora, cuando la labor verdaderamente combativa de los jóvenes de nuestro pueblo, se ve permeada por las viejas ideas del revisionismo y el oportunismo, las que vuelven a aparecer como supuestas nuevas banderas a tra-vés de movimientos como el llamado “socialismo del siglo XXI” o las lla-madas “nuevas síntesis” salvadoras de la humanidad.

Pero que sepan las elites revisio-nistas que existen jóvenes, hijos de obreros y campesinos, dispuestos a combatir sus mentiras, tergiversa-ciones y falsas promesas salvado-ras que ponen las esperanzas, sue-ños y aspiraciones en las urnas del podrido aparato parlamentario, que jamás podrá resolver el problema no solo de los jóvenes sino de toda nuestra clase.

Los problemas más graves que hoy amenazan a los jóvenes prole-tarios son, la falta de educación, la drogadicción, el desempleo, la falta de oportunidades, la condena de la inmensa mayoría de la juventud

a ser simple material en prepara-ción para ser triturado en el moli-no de la explotación. Y si además de joven, eres mujer, la tienes más jodida aun, eres un objeto de venta y compra, el estereotipo de mujer perfecta se basa en su apariencia física y convierte a los hombres en instrumentos de opresión, acoso y maltrato contra el sexo femenino, y ello conlleva al común abuso sexual sobre nuestras jóvenes campesinas y obreras, manteniéndolas y reco-nociéndolas como objeto sexual al punto que legaliza la prostitución como una forma de trabajo nor-mal. Pero en la juventud, toda esta porquería de sociedad capitalista crea a la vez un clima de combati-vidad y efervescencia en las masas juveniles.

Bien camaradas, ya planteado el problema, es hora de plantear la solución...

Amigos, camaradas, compañe-ros... La labor principal de la juven-tud revolucionaria en este momento es aprender y enseñar. ¿Pero apren-der y enseñar qué?

Aprender de la lucha inagota-ble de los obreros, que en campos y ciudades se lanzan al combate por alcanzar sus reivindicaciones, aprender de la lucha de nuestros campesinos y comunidades indíge-nas, que se enfrentan con valentía contra el Estado, los terratenientes y las empresas imperialistas; apren-der de nuestros compañeros reci-cladores en su forma de unidad y organización gremial; y sobre todo APREHENDER profundamente la ciencia de la revolución, tomándola siempre como guía para la acción, aplicando la dialéctica materialista, aprender a servir al pueblo con el arte y la cultura, con los actos polí-ticos y con la lucha directa en con-

tra de todas las ideas que truncan el camino de la emancipación de nuestra clase.

¿Y enseñar qué?Enseñar con nuestro fermen-

to juvenil que la caduca sociedad caerá gracias al esfuerzo de jóvenes y adultos proletarios, unidos con los hermanos campesinos, luchan-do en todos los campos sociales con un mismo objetivo: Hacer la revolu-ción, destruir el Estado capitalista, construir la nueva sociedad socia-lista y avanzar hacia la sociedad comunista.

Ahora bien… ¿Qué se conquis-tó en el ámbito de la juventud con la revolución rusa y qué podemos lograr nosotros con la unidad de los jóvenes revolucionarios?

El Partido Comunista Bolchevi-que de la URSS organizó a la juven-tud en varios destacamentos acorde a su edad, desde la Organización Juvenil del Partido Comunista de la URSS o komsomol, se desencadenó un inmenso movimiento de organi-zación de la juventud que jugó un papel importante en la defensa de la Unión Soviética cuando fue inva-dida por la Alemania nazi. Los lla-mados Pioneros, niños entre 9 y 12 años, realizaban trabajos sociales en la edificación socialista, reco-lectaban dinero para ayudar a los niños afectados por la guerra en otros países. Para 1923 las organi-zaciones juveniles contaban con 75 mil miembros, para 1926 eran más de 2 millones, llegando en 1940 a contar con 14 millones.

De un futuro hundido en los vicios, el alcoholismo, la delincuen-cia, el analfabetismo, o a lo sumo la super explotación inmisericor-de bajo el yugo del capitalismo y el feudalismo, la revolución les abrió a los jóvenes un mundo repleto de

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 37posibilidades en el arte, el deporte, la ciencia, la producción, empezan-do por el acceso a la educación; la escolaridad obligatoria se acompa-ñó de la construcción de muchas instituciones que llevaron a que el número de alumnos en las escuelas primaria y media pasaran de 8 millo-nes en 1914 a 28 millones en 1936, mientras que el número de alumnos en escuelas superiores aumentó de

112 mil en 1914 a 542 mil en 1937. Decía el propio Stalin que: “Obser-vad a los camaradas stajanovistas. ¿Quiénes son estos hombres? Son, principalmente, obreros y obreras jóvenes o de edad media, hombres preparados desde el punto de vista cultural y técnico, modelos de preci-sión y exactitud en el trabajo”

La juventud logró en la patria de los soviets un gran sentido socialis-

ta: ayudaba a los demás y fomen-taba la ayuda mutua en diversos ámbitos, promovía el arte y la cul-tura, participaba de la vida política y económica del país, por ello se for-maba desde la infancia en los valo-res socialistas, su admisión en las organizaciones era promovida por sus congéneres y su afiliación era totalmente voluntaria.

VIVA LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA Y COMBATIVAROMPER LOS MUROS DE LA UNIVERSIDAD Y DEL COLEGIO,

SERVIR AL PUEBLO DEL CAMPO Y LA CIUDADVIVA EL ARTE Y LA CULTURA, AL SERVICIO DE LAS MASAS DE OBREROS Y CAMPESINOS

VIVA LA REVOLUCION DE OCTUBRE, FARO LUMINOSO DE LA REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL

Muchas gracias compañeros.

¡Mujeres como Esclavas, Nunca Más! Buenas tardes a todos; agradez-

co la invitación a este evento y me alegra que podamos celebrar esta fecha tan importante para nosotros; de pronto hay personas pensando que esto solo es netamente aca-démico y simplemente es una his-toria del pasado para contar, pero yo les quiero decir que no es así, que sí nos atañe a todos nosotros aprender y entender lo que pasó en Rusia, porque es nuestra historia y debemos aprender de ella, esto no es sólo para académicos, esto no es solo para gente que quiera decir “yo soy intelectual y me se la historia”, no compañeros, los llamo a todos a que estudiemos el proceso y no traguemos entero todo lo que nos envían por Facebook o WhatsApp, lo que nos muestran en el documen-tal de Natgeo y Discovery chanel, pues la historia depende de quién la cuenta y tiene un sello de clase; no dejemos que la burguesía cuente nuestra historia, ellos cuentan su versión, así como han hecho aquí en Colombia con nuestras luchas, como con la huelga de los pilotos y la nombro porque es la más recien-te, los medios de comunicación de la burguesía hacen ver esta huelga como producto de la avaricia des-medida de los pilotos, pero nosotros sabemos que es todo lo contrario, así como han hecho con los campe-sinos, con los estudiantes y con los obreros.

¿Por qué dedicar tiempo para hablar de la mujer en un evento

tan importante? Nosotros no le damos importancia al problema de la mujer como lo hace la burguesía hipócritamente porque las mujeres son las madres y criar a los hijos es muy difícil, por cierto, lo nombro como problema no porque nosotras seamos un problema, sino por la contradicción entre hombre y mujer que se presenta, porque debemos reconocer la contradicción para saber cómo tratarla, es necesario reconocer que existe la opresión a la mujer. Esta condición de opresión nace con el surgimiento de la propiedad privada, los invito a que lean la “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” de Engels para que profundicen en este aspecto porque no puedo explicarles a fondo por el tiempo, y solo acabando con la propiedad privada se resuelve el problema. Es por esa razón que en el capitalismo no se puede resolver esta contradicción, con proyectos de ley, ni siquiera con la ley que da más años de condena por feminicidio, ni declarando la igualdad en la constitución, esto no depende de buenas o mala voluntades. Esto se puede empezar a resolver en el socialismo y terminar de resolverse en el comunismo; en el socialismo todavía existe la lucha de clases, todavía existe el Estado, es decir hay una dictadura y todavía sigue en pugna la contradicción entre hombre y mujer, todavía sigue en pugna la lucha por los derechos de la mujer, todavía sigue en pugna la contradicción entre burguesía y proletariado, pero la

diferencia entre el capitalismo y el socialismo es que bajo la dictadura del proletariado se lucha contra todo tipo de opresión y contra la propiedad privada, se socializan los medios de producción, el Estado le brinda a la mujer condiciones para que tenga igualdad política, económica y social.

Las primeras medidas que tomó el poder soviético en este aspecto fueron: la crianza de los hijos deja de ser una carga suya y lo convier-te en una responsabilidad social por medio de las guarderías y esto ayudó para que pudieran vincular-se al trabajo, continuaran sus estu-dios, además el Estado soviético permitió que se desempeñaran en el campo que eligieran, le entregó tie-rras a las campesinas, le brindó a la mujer el mismo derecho de partici-pación y decisión en las asambleas, es decir derecho al voto, un mismo salario por una misma labor, las licencias por maternidad no eran inferiores a un año, se prohibió el trabajo nocturno para las mujeres y en las ramas que afectaran su salud.

La mujer participó activamente en el proceso revolucionario, en el Ejército Rojo, en el Partido, en los cargos del Estado, en organizacio-nes de masas jugando un papel destacado.

Voy a mencionar algunas muje-res porque no puedo mencionarlas todas, no me alcanza el tiempo y hay muchas de las que ni siquiera se conoce la historia. En el desarro-

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llo de la segunda guerra mundial en la defensa de la patria socialista Ludmila Pavlichenko fue francotira-dora, 309 muertes confirmadas y de ellas 36 francotiradores enemigos, fue una de las mejores francotira-doras, una mujer temible para los nazis, ella no era la única mujer pero fue una de las más destacadas. Los nazis también les temían a “las brujas de la noche” (así le decían los nazis a las aviadoras militares del 588 regimiento de bombarde-ro nocturno de la Unión Soviética), osadas aviadoras con aviones des-

tartalados adecuados para la gue-rra, donde ellas apagaban el avión en pleno vuelo y planeaban para acercarse sin ser oídas y así asestar golpes letales contra los regimientos nazis, luego prendían los aviones para volarse.

La mujer también participó en la educación como Aleksandra Kolon-tái ministra de educación, primera mujer en asumir un puesto como ministra, Nadezhda Krupskaya miembro del Partido Comunis-ta, pionera en el desarrollo de las bibliotecas y fundadora del sistema

educativo socialista, Inessa Armand música comunista directora de la organización por la igualdad de las mujeres, Valentina Tereshkova la primera mujer en ir al espacio. Me falta mencionar un montón de muje-res que participaron en diferentes campos, incluso en la medicina, en la ciencia, en el Estado, mujeres entregadas a la causa que demos-traron que no solo servimos para criar; pero esto sólo se logra atacan-do el problema de raíz, acabando con la propiedad privada y partici-pando en el proceso revolucionario.

Los Obreros y la Revolución de Octubre: de Bestiasde Carga del Capital a dirigentes de la Sociedad

“El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía política. Lo es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida huma-na. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.” Federico Engels 1876.

Partiendo de lo anterior podemos decir que el trabajo es la base de toda la historia de la especie huma-na, que el factor principal de ésta ha sido la producción de los medios de vida: comida, abrigo, vivienda, etc.

Sin embargo, en algún punto de la historia la producción de la vida material dio origen a la propiedad privada, la cual sometió el trabajo a la explotación dividiendo de esta forma la sociedad en clases, entre poseedores y desposeídos, entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. División que se mantuvo en los diferentes mode-los sociales que había conocido la humanidad: el esclavismo, feudalis-mo y capitalismo. Pero de este últi-mo surgió la clase social capaz de hacer avanzar la humanidad a una fase superior de desarrollo, la clase obrera, indisolublemente ligada al trabajo, que tan pronto comprendió su situación de explotación, se dio a la tarea de transformar esa reali-dad desarrollando sus propias ideas y por medio de la organización y a costa de muchos sacrificios, con-siguió romper las cadenas de la explotación elevándose a la posición de clase dominante en Rusia aquel octubre de 1917.

Pero la edificación del socialismo no fue tarea fácil, se necesitó del esfuerzo y sacrificio de los traba-jadores para superar la austeridad que les había heredado el régimen zarista y para defender la patria socialista del ataque de 14 países que buscaban ahogar la revolución en la cuna.

A paso lento pero seguro se rea-lizó la electrificación e industriali-zación del campo, la colectivización de la tierra, se incursionó en nuevas ramas de la industria, se planifico la producción y en pocos años Rusia pasó de ser uno de los países más atrasados de Europa a convertirse en una potencia, en la Unión Sovié-tica, pero a diferencia de los demás países allí el trabajo había dejado de ser esclavizante, había dejado de ser una fuente de explotación y el fruto de éste se traducía en benefi-cio social.

A pesar de que aún continuaba la lucha de clases y las contradic-ciones, el socialismo realzó la con-dición del trabajador como un ver-dadero ser humano, ya no era éste una bestia de carga, ni mano de obra desechable, ahora se reconocía y se valoraba el aporte que hacía a la sociedad a través del trabajo y se le garantizaban las condiciones de participación en el direccionamien-to de ésta.

Para el año 1930 se erradicó el desempleo, mientras el capitalismo atravesaba por la “gran depresión” donde la gente se suicidaba a causa de la difícil situación económica. La jornada laboral se estableció en 7 horas, reducida a 6 y 4 para las profesiones más riesgosas; los tra-

bajadores contaban con una red de sanatorios, casas de descanso, clubs y balnearios puestos a su dis-posición, así mismo con un perio-do vacacional de 30 días totalmen-te pagos. La edad de jubilación se estableció a los 60 años para los hombres y 55 para las mujeres, en cuanto a quienes se desempeñaban en los trabajos más pesados podrían jubilarse a la edad de 50 años, para acceder a la pensión bastaba con cumplir la edad y tener una cotiza-ción de 20 años, pudiendo pensio-narse en cualquier momento por tener un hijo discapacitado. El pago por incapacidades era del 100% del salario, extendiéndose esta incapa-cidad por enfermedad de los hijos. La Unión Soviética fue el país que consiguió la mayor igualdad entre hombres y mujeres, nivelando los salarios, concediendo una licencia de maternidad de 12 meses, imple-mentando guarderías estatales para que las mujeres pudieran trabajar y estudiar, mientras el Estado se ocu-paba de la crianza de los hijos, de esta manera 9 de cada 10 mujeres trabajaban, estudiaban y además tenían tiempo de ocio…

Los benéficos del socialismo inspiraron a los obreros de todo el mundo a persistir en la organiza-ción y lucha por romper las cadenas de la explotación, lo que obligó a los estados capitalistas a ceder ante las reivindicaciones obreras para evitar que estos tomaran el camino de la revolución.

Pero la causa de la clase obrera fue traicionada y la burguesía con-siguió nuevamente hacerse al poder y desmembrar la patria socialista

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28 de Noviembre de 2017 www.revolucionobrera.com 39y con ello echar por tierra cuanto pudo de sus avances.

Hoy el trabajo está regido por la explotación, los obreros del mundo no tenemos patria socialista y de las conquistas de nuestros antepasa-dos no queda sino el recuerdo. Pero

tenemos las enseñanzas de la Revo-lución de Octubre, las enseñanzas de la Revolución Cultural China, tenemos la imperiosa necesidad de cambiar este sistema social que amenaza con acabar la humanidad entera.

Hoy más que nunca cobran vigencia las palabras de Marx y Engels: “Que las clases dominantes tiemblen ante una revolución comu-nista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cade-nas, tienen en cambio un mundo que ganar…

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!”

La Revolución de Octubre y el Trabajo de Propaganda

Y los comunistas en Rusia hace 100 años, supieron llevar a cabo muy bien esta verdad de apuño del marxismo; lucharon a brazo parti-do contra la idea de que los obreros no necesitaban de un destacamen-to para organizar y dirigir su lucha; desde una huelga hasta la insurrec-ción para derrocar todo el orden esta-blecido, llamaron “… a formar una organización revolucionaria capaz de unir a todas las fuerzas y de dirigir el movimiento no sólo nominalmente sino en realidad, es decir, capaz de estar siempre dispuesta a apoyar toda protesta y toda explosión, apro-vechándolas para multiplicar y refor-zar los efectivos que han de utilizarse en el combate decisivo”

Lucharon contra aquellos que creían que a los obreros no les inte-resaba la política y había que hablar-les únicamente de los problemas del estómago, menospreciando a la clase obrera y dándole más crédi-to a la burguesía ascendente en ese momento.

Los bolcheviques, como se llama-ban los comunistas allá, convenci-dos que para vencer, la clase obrera debía guiarse por el saber, se empe-ñaron en elevar a las masas en la comprensión de las ideas socialistas y confiaban plenamente en que a los obreros y campesinos les interesa-ban, no solamente los asuntos rei-vindicativos, sino el porvenir de su clase y de la humanidad y que no se necesitaba de salvadores supremos, que sólo el pueblo salva al pueblo.

Confiaban que se podía transfor-mar la clase obrera en sí, que por su situación de miseria y opresión se sumía en el alcohol, maltrataba a

su mujer e hijos, y transformarse en clase para sí, capaz de dirigir por casi 40 años un nuevo Estado y llevar a una nación a los más altos desarro-llos en todos los aspectos de la vida de los hombres.

Se luchó contra la idea de que la acciones espectaculares, moviliza-ban al pueblo, posición que se basa-ba en que éste es una masa bruta y seguidista, contra el desespero pequeñoburgués que esperaba resul-tados rápidos y no la labor pacien-te de educar a las masas a través de un aparato de propaganda que diariamente estuviera explicando sobre todos los acontecimientos que sucedían en Rusia y que afectaban a todas las clases sociales, que per-mitía a la clase obrera poderse ver, comprenderse y transformarse.

Los bolcheviques estaban conven-cidos de la necesidad de construir un periódico que contribuyera también a organizar el Partido, el dispositivo estratégico para la revolución, pues a través de éste se lograba que todo obrero consciente e intelectual, se comprometiera a hacer una tarea, por mínima que fuera para que este periódico pudiera llegar a todos los rincones de Rusia educando y movi-lizando a las masas trabajadoras.

Y este plan, propuesto por uno de los grandes dirigentes del prole-tariado, Vladimir Ilich Lenin, dio sus frutos en octubre de 1917 y cuando hubo el momento de dirigir la insu-rrección y llamar a TODO EL PODER A LOS SOVIETS el Partido que se había formado por 30 años estaba listo para ponerse al frente y dirigir esa insurrección.

Hoy en Colombia, la clase obre-ra del campo y la ciudad así como los campesinos, luchan por impedir su degradación física y moral a la que quiere llevarla la burguesía, los terratenientes y los imperialistas.

Con mucho aguante los obreros han soportado el recorte de todas los derechos laborales conquistados hace años con lucha, con una resis-tencia inimaginable los campesinos han aguantado una guerra reaccio-naria que comenzó en la década del 80, pero la paciencia del pueblo se está agotando; y por las calles se grita “¡el pueblo esta berraco, cara-jo!, ¡Ni el Estado ni los politiqueros, solo el pueblo salva pueblo!, ¡Viva la huelga!, ¡Por nuestros muertos ni un minuto de silencio…! que dejan ver que los vientos de la lucha vuelven como una agradable brisa refrescan-te y aleccionadora.

Y es ahí donde recordando lo que enseñaron los bolcheviques hace 100 años, urge construir el Partido de la clase obrera que organice y dirija el descontento de las masas hacia el derrocamiento del sistema, urge que contribuyamos en la construcción de la Internacional Comunista para derrocar el Imperialismo mundial.

Y no puede ser de otra forma que elevando la conciencia del pueblo y para esto como hace 100 años se necesita un aparato de propagan-da que llegue a todos los rincones de Colombia que eduque al pueblo, le enseñe a ubicar quienes son sus enemigos verdaderos, quienes sus amigos y cuales son la tareas para hacer.

A todo obrero consciente el llama-do es a difundir, escribir su expe-riencia, y orientar a través de los órganos de propaganda revoluciona-ria y hacer parte del destacamento para derrocar de una buena vez a esta burguesía parásita, explotadora y asesina.

“La clase obrera posee un elemento de triunfo: el número. Pero el número no pesa en la balanza si no está unido por la asociación y guiado por el saber”

Carlos Marx 1864

¡Viva la Revolución de Octubre!¡Por la Construcción del Partido de la Clase Obrera… Adelante!