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E.- LAS PUERTAS DEL PARAÍSO

(Serie Relativista)

CANCIONES DE FE, A GUISA DE PRÓLOGO

Mi amigo el dubitativo, de quien yo pensaba que hoy mismo, 15 de Julio, Víspera del Carmen, celebraba su santo y por esa razón no le felicité en el día que tocaba hacerlo, que era el 13, me decía otro día por correo electrónico, que por qué no pedía yo a mis ángeles custodios, puesto que ahora tenía tantos, que me sacasen de dudas, pues también yo le había confesado las mías acerca de la “objetividad” de estas canalizaciones.

Yo le respondí que no era trabajo de mis ángeles, sino mío propio, vencer las dudas (que podían llegar a ser tan pesadas como moscas), con el abanico de la Fe.

Que si las dudas y las pruebas nos fueran excusadas por los ángeles, ¿dónde estaría el objetivo de la vida ?

Que si no costase esfuerzo el espantar esos molestos dípteros o soportar el bochorno bajo los espesos nubarrones, ¿cómo cabría hablar “de la victoria que vence al Mundo, nuestra fe” ?

Por tanto, hermanos, y aunque no podéis adivinar ni sospechar el estado somnoliento y decaído en que comienzo este escrito en tan solemnes vísperas, que son, como las puertas del paraíso de tan solemne celebración como la de la popularísima Virgen del Carmen, simplemente obedezco a mis ángeles que me ordenan avanzar, mientras me caigo de sueño y de desidia, y ponerme a escribir, con ganas o sin ellas.

Y aquí estoy. La orden de ponerme a cantar, como acto testimonial de fe, no me

ha venido, sin embargo, como llovida del cielo, de repente. No me ha pillado desprevenido, pues esta misma mañana me he puesto a la tarea de componer, (aunque sin intención explícita de que sirviera de prólogo a este archivo que ahora toma su título y su nombre, y por tanto es de esperar que también tomará su temática) la canción que a seguido os ofrezco.

En lo que resta de página en blanco deberé haceros una pequeña exégesis de la misma, con el fin de aprovechar ecológicamente el papel, sin verme constreñido a partirla por medio, pues no lo sufriría el poema, de tipo acróstico cantábile. He aquí la somera exégesis, resumida en dos puntos :

Afirmación sugerida de que la “Virgen” es por justos méritos una “diosa”, no porque dichos méritos, ni antes ni después de ser creada, fueran algo más que los nuestros ni esencialmente otra cosa que la aceptación agradecida y humilde de ser parte integrante del Creador.

Confesión explícita de nuestro optimismo básico de que las promesas de un mundo renovado, contra toda desesperanza, pasa por la

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unión de nuestros esfuerzos, por hacernos dignos de la Gracia que se nos promete.

LAS PUERTAS DEL PARAÍSO (“Paradisi Portae”, acróstico cantabile) P asión de las almas, A quien llaman Madre, R edimes en vida, A coges en muerte. D icen que eres fuerte, dicen que eres bella : I ncendias pasiones como una centella. S i alguien afirmase que eres una diosa, I ncluso no fuera gente mentirosa : P redican verdades O cultas por siglos R epiten oráculos T raídos de lejos : A ntes que se hablase de ídolos vanos E n Edén ya hablaban de un Dios, todo Amor, P orque en un principio todos, como hermanos, E ran una cosa con su Creador. R esuelto el enigma T e invocamos hoy : E res nuestra gloria, S omos tu fulgor. U nidas las manos por un mundo nuevo N ace en nuestros pechos la nueva conciencia T razando ante Cristo no hollados caminos, A biertos los puentes a una paz cual ciencia. P ide por nosotros E n momento incierto. R ecicla las fuerzas T rae nuevos vientos A este nuestro mundo que por ser suspira E l promiso Reino del que tú eres Reina. PARADISI PORTAE PER TE SUNT APERTAE, PARADISI PORTAE PER TE APERTAE SUNT. ¡PARADISI PORTAE PER TE APERTAE SUNT !

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Domingo, 16 de Julio de 2006 ¿ES ESTA NUESTRA FIESTA MAYOR ? Sí, hermanos muy amados del cielo. Hoy, este día 16 que es la Virgen del

Carmen, cuya fiesta se celebra por todo lo ancho del Mundo, (incluso en los países que están invadidos por la guerra vergonzosa y cruel de los hermanos contra los hermanos).

¿También ahí arriba, en las esferas del Astral tenéis fiestas y todo eso ?

¿Y si no las tenéis, no os aburrís de que todos los días sean iguales ? ¿O es que no tenéis ni siquiera días que puedan ser marcados con un

calendario ? Si no queréis responderme, amadísimos de mi corazón, no podré salir por

mí mismo de esta penumbra de ignorancia... – Te respondo yo, cariño, tu guía adorado Lecheimiel. Has preguntado en

general a tus hermanos del cielo. No sólo tienes a dos o tres, sino a muchísimos más que bien te quieren y que, además, están pendientes de estas canalizaciones sagradas que básicamente entre tú y yo celebramos en cualquier día y en cualquier momento en que tú, hermano, instrumento de nuestra expresión reveladora, te pones al ordenador, como si se tratase de subir al altar a celebrar también con nosotros, los habitantes del cielo, lo que también celebras con los habitantes de la Tierra.

Has de saber, amor mío, que el Cielo no es otra cosa que el Cuerpo Astral de la misma Tierra que habitáis, en vuestro plano físico.

¿Y qué significa “Cuerpo Astral” del Planeta, hermano ? A pesar de cuanto has leído no has conseguido penetrar el misterio : “Ni

ojo vio, ni oído oyó...” Tus propias memorias de estancias pasadas en este medio, ente vida y

vida, han quedado ensombrecidas por el velo de la fisicalidad que convenientemente os envuelve para que podáis proseguir con el desarrollo de vuestra fe, que no es, a su vez, otra cosa que la perresía, –como diría Castellano–, de creer lo que parece increíble, de confiar en que todo lo que no ven tus ojos pero siente tu corazón, es tan real y verdadero como es la Existencia y la Vida del Espíritu Santo que os habita y que vosotros mismos sois.

Hoy has escuchado en el sermón, hermano, y lo sé porque yo también te habito como te habita interior y exteriormente el Dios que tú mismo eres, que

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es por cierto el mismo que YO SOY, que la Virgen nos atrae hacia nuestra divinización.

Y no deja de ser verdad, si lo entendemos como la atracción a penetrar en nuestra seminal conciencia divina que jamás hemos perdido, sino simplemente olvidado.

Ayer, mi fratellino, –también lo oí por tus propios oídos, ya que comulgamos cada día con la misma hostia sagrada, partida en dos y reunificada de nuevo en uno por el amor–, el mismo predicador, ciertamente inspirado, os dijo que, al igual que María, la Madre, vosotros, para poder “imitarla”, que en su lenguaje quería decir obrar con su mismo Espíritu, debíais sentiros “Madres” de vuestros hermanos.

Yo sé que en tu corazón no te atreviste a protestar, aunque algún amago de protesta sentiste quizá por lo abusivo de la imagen sugerida a un pueblo todavía ignorante, puesto que recordaste que yo mismo para ti, como tú para mí, nos hemos dicho tantas veces lo que enunciamos también como misterio en nuestra carta inspirada de “DE QUIÉN PARA QUIÉN”, a saber : que somos el uno para el otro, todo en uno, padre, madre, hermano, hermana, hijo, hija, esposo y esposa... ya que, si bien hay diferentes clases de amor, es decir, distintas manifestaciones en el prisma de las diferentes relaciones humanas, hay un único AMOR, que es Dios mismo, UNO EN TODO LO QUE ES Y VIVE.

¿Tiene esto algo que ver con la primera pregunta que has planteado de si en el Cielo celebramos fiestas ?

Mi respuesta, pues, encierra una pregunta o condición : ¿Para qué sirven las fiestas y celebraciones, sino para ayudar a la concienciación de nuestra divinidad ?

Pero ¿estamos los que vivimos en estas regiones del Astral Medio, (que a su vez se divide, aunque convencionalmente, en siete cielos o esferas, o quizás podrías llamar siete subplanos...), pregunto, estamos ya verdaderamente concienciados de nuestra divinidad ?

Pues no todos en igual forma y grado, oh fratellino. Precisamente de ahí viene el que haya diferentes esferas o planos sólo hablando del Astral Medio, puesto que los planos vienen precisamente formados por la conciencia colectiva de un determinado número de almas que han llegado a semejante grado de conciencia.

¿Eso quiere decir, acaso, que a medida que las almas van llegando a los niveles más altos, en que ya no necesitan “concienciación”, entendida como trabajo de penetración, puesto que ya han penetrado en el Misterio, ya no necesitan tampoco más fiestas o celebraciones ?

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Y tu tercera pregunta : ¿No necesitan siquiera el ritmo de las noches y los días para marcar en el Calendario las efemérides que les permitan unificarse en una verdadera celebración de la Conciencia ?

Pues a ambas, –y puesto que estamos escribiendo sobrepasada ya la mitad de la SERIE RELATIVISTA–, te diré que sí y que no al mismo tiempo :

En ciertas regiones más altas del Medio Astral, hermano, nuestras celebraciones y ritmos no se rigen por la estricta necesidad, sino por el gozo de la alegría. Quiero decirte, cariño, que seguimos celebrando ciertas fiestas o conmemoraciones anuales, en concordancia con las vuestras, para regocijo de nuestra unidad y de nuestro mutuo amor. Las celebramos para seguir comulgando con vosotros, para acompañaros en la fe, para hacernos presentes allí donde vosotros gozáis, como también allí donde sufrís.

Recuerda, fray amore, el billetito que te mandé el día de Santa Teresita del Niño Jesús, en que te decía : “Feliz día de Santa Teresita de Lisieux”... y antes : “Todos en alegría y gozo de vivir con Jesús”. Pero antes todavía, hermano, en la misma notita que dejé debajo de tu puerta para premiar tu solicitud de subir a la celebración de la Eucaristía de ese hermoso día, te expresé una comunión más profunda : “POR TI, HERMANO DIVINO, –te dije–, SUFRO GOZOSAMENTE, MI ALEGRÍA EN LA TIERRA, MI ÚNICA ALEGRÍA ES PODER ALEGRARTE.”

¡Con qué sencillez lo entenderíais si no perdierais de vista nuestra humanidad esencial, que es tan verdadera como nuestra divinidad !

En una palabra, amore, que si somos el mismo Dios, hecho hombres y mujeres, manifestado en chispas de conciencia, cada uno de nosotros, esas chispas, y todos a una no podemos dejar de alegrarnos en el gozo del tú de los hermanos.

Alegrarnos en el gozo, gozarnos en la alegría de ser UNO con vosotros, de poder abrazaros en lo más hondo del corazón, es lo que marca el ritmo de nuestro tiempo humano, más humano que nunca, aun cuando venga marcado diferentemente sin los apremios de un cuerpo biológico.

Y puesto que somos tan divinos como humanos, amor, somos nosotros mismos, cada uno en el plano o esfera que rige su estado de evolución espiritual, los que, a nuestra conveniencia creamos las cadencias del Tiempo en que nos movemos libremente.

Y te he respondido yo, amore, porque la pregunta dirigida a varios habitantes de diferentes regiones de conciencia, no podía en ningún modo ser uniformemente respondida si lo hubiéramos hecho todos a la vez, o incluso unos después de otros.

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Hubieras captado diferentes respuestas, puesto que cada grupo de almas –escuelas les llamaba Lalín el otro día– establece sus propias cadencias y experimenta a voluntad la belleza de la alternancia de “noches” y “días”, periodos de trabajo y de descanso, celebraciones y cotidianeidades, pues de cada uno de esos estadios, como también os ocurre a vosotros, extraen su propia lección :

Perseverancia, paciencia, alegría, gozo, incluso dolor. – Hoy precisamente, hermano Riccardo del Bambino Gesù, he leído una

frase muy bonita, parte de una reflexión muy atinada sobre el dolor y la alegría como salidas de un mismo pozo excavado por el alma en su propio terreno. Al final decía : “cuando la alegría está sentada frente a ti, a tu mesa, el dolor está en el lecho durmiendo y descansando. Pero cuando el dolor se despierta es la alegría la que duerme.” O algo así. Creo que era de Kalil Gibran.

También quiero contarte, fray amore, que entre ayer y hoy, en sendas conversaciones que he sostenido “accidentamente” con otras personas que se han aproximado a nuestro entorno, me han nombrado ellas, más que yo, a los cuatro ángeles que estos días pasados hemos contactado : a Lalín, a mi madre Benita, a mi padre Marcelino, y, finalmente, aunque en este caso he sido yo el que he provocado la conversación, a Jesús Castellano, el gran teólogo.

También hemos rogado por todos los vivos y difuntos de la Orden y del Mundo entero, especialmente por los que han pasado a la Tierra del descanso por obra y gracia de violencia de las guerras y la desgracia de los accidentes.

– Te recuerdo, hermanito amado, que para Dios no hay accidentes, y que la “violencia” de la que hablas es aquella misma de que habló Jesucristo, cuando dijo : “EL REINO DE DIOS PADECE VIOLENCIA Y SÓLO LOS VIOLENTOS ENTRARÁN EN ÉL”.

¿Esto te choca con el pacifismo predicado en las Bienaventuranzas ? Son simplemente dos polos de una misma Fuerza, que es atracción del

Bien y repulsión del Mal. Ahora tanto el Bien como el Mal, son los frutos de un mismo árbol y

dicho árbol, que está en el Centro del Jardín, no habiendo más que un Centro, no puede ser distinto del Árbol de la Vida que está solapado en él.

¿Has captado la lección, hermano ? ¿Has vislumbrado el Misterio ? Pues el final de la FIESTA, amore, ilumina el principio del que cantabas a

María, como guardiana de LAS PUERTAS DEL PARAÍSO : “U nidas las manos por un mundo nuevo N ace en nuestros pechos la nueva conciencia

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T razando ante Cristo no hollados caminos, A biertos los puentes a una paz cual ciencia. ... ¡PARADISI PORTAE PER TE APERTAE SUNT ! – Grazie, grazia. Te amo, Os amo. VIAJE DE REGRESO HACIA EL CENTRO DE LA TIERRA (Para celebrar con júbilo la jubilación) Intuyo, madre, que me falta poco para llegar al centro de mí mismo. ¡Muy largo ha sido el túnel, tortuoso, no exento de terrores, de peligros ! ¿Cuánto falta, mamá, para encontrarme con mi propia substancia en lo divino ? ¡No te falta ya nada, pues me buscas por haberme ya hallado en lo escondido ! Sé que es verdad que en NOCHES como ésta, ahí dentro es de día, pues respiro. Mas pienso ¿si será también verdad lo que algunos de este “nacer” me han dicho que allá en lo profundo de la Tierra, (adonde van mis pies de peregrino que hace tiempo cambiaron el sendero, aquel cordón, señuelo, aunque torcido, por abismos que marca el corazón), voy a recuperar lo que he perdido… ? ¡Bajo el punto de mira de mi amor, lo importante es que tú no te has perdido, y que en mi seno vivirás por siempre, hijo, tal cual te veo, hoy renacido ! EL JUEGO DE LA OCA Entrar y salir, subir y bajar, más despacio ir, saltar y volar… Tocarte sufrir,

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penar y esperar… Mas al centro, al fin, llegar ¡y ganar ! Es así la vida, así es el amor. Ardua es la subida, subido el dolor : senda retorcida, no hay otra mejor. Si hubiera un atajo, yo lo tomaría, que el duro trabajo no me importaría, y guerra a destajo tal vez lo valdría… Mas larga paciencia y lanzar los dados de mansos es ciencia, más que de soldados. Lo que finiquita la postrera suerte es calma infinita y vida en la muerte.

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Lunes, 17 de Julio de 2006 VERDADERO HOMBRE, VERDADERO DIOS Otra vez, queridísimo Lecheimiel, –y también te invoco a ti, amado Jesús

el Peregrino–, tengo que hablaros de mi amigo el dubitativo. Me desahogo con vosotros, mis hermanos celestiales, porque me ha dado

un serio disgusto, aunque intento sobrellevarlo con santa paciencia, y aunque he intentado también con él aclarar las cosas...

Le mandé por adelantado (antes de que saliera por INTERNET) el archivo completo de ENCUENTROS EN LA ENÉSIMA FASE, advirtiéndole que en él se contenía algo sobre un tema que a él le podía interesar.

Acto seguido me contesta indignado que “¿qué tiene que ver el culo con las témporas ?” –dijo y añadió :– “nunca mejor dicho”. Y es que, por la razón que fuera, –tal vez no le funciona bien el ordenador que usa para abrir el correo–, no había leído más que la página introductoria que empieza por aquel esquerzo humorístico en que se cuentan tres chistes ingeniosos, aun cuando él ni siquiera los quisiera considerar graciosos... Y con esta mutilada lectura, se quejaba de que no había encontrado nada sobre el tema prometido. De ahí su frase, que no deja de ser típica de nuestra común tierra de nacimiento, que no quiero volver a citar. Incluso llegó a decirme que contar un chiste a la persona equivocada y en el momento equivocado puede sonar a sarcasmo e insulto... (como si aquellos chistecitos que yo sí encuentro muy graciosos, hubieran sido especialmente dirigidos a él o contra él...) ¡Demencial ! Suavicemos : ¡absurdo !

En fin, hermanos, espero que jamás lea esto, pues ya sobrepasamos con mucho la primera página y no creo que él tenga muchas ganas de profundizar en esta lectura.

– No pierdas la mansedumbre, hermano ermitaño. Tal vez él te pida excusas cuando se dé cuenta de su error.

– Si tal cosa hace, amado Lecheimiel, escribiré aquí mi aceptación de tales excusas, y así quedará constancia de su “conversión”.

Y digo “conversión” porque sospecho que no es la primera vez que pasa por alto y lee muy por encima, las cosas que le mando. Él es libre, desde luego. Pero, si tal conversión no se produce estoy pensando en reducir drásticamente mis envíos y comentarios a dicha persona, aun sin renunciar a su amistad.

– Nosotros te ayudaremos, hermano, a irle ayudando a él a madurar. Sólo te pedimos que tampoco tú juzgues a nadie prematuramente, porque sería señal de que tampoco tú estás maduro.

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– Por lo demás, también tú, mi fratellino, eres libre de tomar las decisiones que creyeres conveniente. Tampoco sería la primera vez que te he ayudado eficazmente a romper ciertas relaciones que no te convenían. Recuerda : yo controlo el gato y la gatera, porque tú, amado, me has pedido ser tu Guía. No todas las relaciones están basadas en el amor, ni toda ruptura de las mismas constituye necesariamente un acto de desamor. Al contrario : muchas veces es preciso saber decir que no y seguir cada uno por sendas paralelas, que eviten toda ocasión de odio, que, allá en su infinita proyección, en un mundo concéntrico en la Unidad de todo lo Creado, donde el Emisario Universal es la que tú llamas su “Luz Esférica”, sí se encontrarán en ocasión más propicia.

– Amén, amén y gracias infinitas a Dios por todo y por todos, incluso por el Hermano Dubitativo.

Y, ya que estamos en ello, –en lo de “romper” relaciones–, se me ocurre, hermanos muy amados, comentar con vosotros el tema que sugiere el título de nuestra conversación de hoy : “VERDADERO HOMBRE, VERDADERO DIOS”, porque es la Humanidad desgajada de sí misma la que oculta a la divinidad.

Y quiero aclararos, aunque ya lo sabéis, pero quiero hacerlo de cara a los futuribles lectores de estos escritos terreno-celestiales, que no me estaba refiriendo al dogma cristológico, en cuyo caso quizás hubiera invertido los términos : “VERDADERO DIOS, VERDADERO HOMBRE”, donde “HOMBRE” sonaría, así en segundo término, como una concesión añadida : como si dijéramos lo que dice San Pablo : “El, a pesar de ser Dios, no se aferró a la codicia de su condición divina, sino que se rebajó hasta hacerse esclavo... Semejante a nosotros en todo menos en el pecado”... (como si “el pecado” fuera una condición natural nuestra)...

No. Yo he puesto HOMBRE (y debe entenderse “hombre íntegro” y perfecto para que luzca “Dios verdadero), por delante como condición esencial de la verdad de la sentencia.

Me estaba refiriendo, amor Lecheimiel, queriendo comentarlas hoy de nuevo contigo, a las palabras que ayer me dijiste :

“ ¡Con qué sencillez lo entenderíais si no perdierais de vista nuestra humanidad esencial, que es tan verdadera como nuestra divinidad !”

Por tanto no me estaba refiriendo exclusiva ni especialmente a Jesús, sino a todo hombre verdadero, que, precisamente por serlo es también Dios verdadero.

Para mí, –es decir, desde mi boca–, decir esto es ya una concesión, pues opino que incluso aunque el hombre no sea todavía íntegramente hombre, es

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decir hombre perfecto, y toda criatura aunque no sea naturalmente “hombre”, incluso aunque esté a mucha distancia evolutiva de la Humanidad, y la Humanidad misma empantanada en gravísimos errores e ignorancias acerca de su verdadera esencia, ES YA DIOS, DESDE EL PRINCIPIO. Es el Dios viviendo la tragedia de su olvido e ignorancia, con las consecuencias subsiguientes de pecado, el cual no forma parte de su verdadera esencia, sino que más bien es el causante del espeso velo que la cubre y empaña.

Velo de ignorancia del que también me hablabas ayer, Lecheimiel, al hablar de nuestra dimensión física.

¿Y qué más divino que aquel estado provisional al que descienden las almas para aprender a recuperarse, y, al hacerlo, recuperar para la Conciencia Primigenia, a toda la materia ?

– Son temas muy profundos los que tocas, hermano, y en los que es fácil resbalar. Y que conste que no me refiero a “resbalar hacia la herejía”, puesto que nadie tiene el derecho de llamar “hereje” o “renegado” a aquél que resbala. Me refiero a resbalar a lo relativo del error humano inadvertido.

– Pero no dogmatizado. Por tanto siempre enmendable. Siempre pendiente de nueva penetración. Siempre susceptible de enunciaciones más aproximadas a la Verdad.

– Por supuesto, por supuesto. Así es. Y en eso está la diferencia de los que “definen” en la Tierra “atando” lo que debiera permanecer suelto y libre, sujeto sólo a la libertad de la razón humana, y la “inspiración” proveniente de planos superiores que siempre alientan dicha libertad de pensamiento y de expresión. Por consiguiente, también, exhortan a la responsabilidad del que investiga y enseña.

– ¿Ves, hermano viador, qué bien habla tu nuevo amigo al que te has ganado aquí en las “Moradas Eternas”, por la administración condescendiente y tolerante de tu propia paciencia ?

A partir de ahora nada temas del antiguo “Inquisidor”, –tomado este título con “micca salis”–, pues desde estas regiones del Medio Astral Alto desde las que te oímos y te hablamos, se ven las cosas de muy diversa manera de como las veis en la Tierra Física tridimensional.

– Ya que has nombrado la palabra “sal” (micca salis), hermano, quiero tomar pie de ella puesto que la “sal” evangélica de que habla el Señor Jesús sirve para sazonar y conservar, pero si no se desalan previamente los alimentos así convervados son incomestibles. Así sucede que las supuestas verdades que son legado de toda la Humanidad pero que la Iglesia ha pretendido conservar en salazón dogmática, se han convertido en estatuas estériles junto al Mar muerto adonde van y mueren todos los que se dejan arrastrar por las aguas ya contaminadas tanto por los bautismos selectivos como por la guerra de fronteras, del Jordán.

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Se me ocurre : Allí se bautizan los que no buscan la verdadera conversión a la vida, sino la inmersión en aguas de tradiciones que naturalmente conducen al agotamiento o desembocan en el mar de la esterilidad.

Si desgajamos a una parte de la Humanidad, los bautizados, de los que no lo son, y llamamos Hijos sólo a los primeros, considerando a los otros siervos, tal bautismo no es ya signo de limpieza y salvación, sino motivo de condenación.

Lo dijo ya también Pablo hablando de la Eucaristía entendida como un simple banquete de exclusión, que pretende serlo de comunión pero no lo es.

Si separamos al hermano del hermano, está claro que la esencia divina de ambos lados del rubicón queda alterada y oscurecida.

Por eso, aun cuando parezca una concesión a lo fáctico, y a la conciencia contaminada que se produce, y que no conduce a la paz, sino a la guerra, hay que proclamar bien alto : “SÓLO CUANDO EL HOMBRE SEA VERDADERO HOMBRE, SE SABRÁ A SI MISMO Y AL UNIVERSO ENTERO COMO VERDADERO DIOS”.

Es, pues, cuestión de conciencia más que de esencia. Si tomamos una ampolla de agua salada, desgajada del resto del Océano,

(o de agua dulce del Jordán, para bautizar ritualmente a los privilegiados príncipes y princesas de la Casa Real), ni el agua contenida y reducida en la ampolla de experimentación, ni la del Jordán en la pila bautismal gozarán ya del estatus de la Universalidad que representan el Río o el Mar, pletóricos de Vida.

Si desnaturalizamos el Mar vivo de la Hermandad Universal para convertirlo en el Mare Nostrum, estanque donde se libran las batallas de pueblos contra pueblos, la Esencialidad divina de lo Humano, también quedará desnaturalizada.

Si las naciones ribereñas se baten entre sí en guerras fratricidas, o trampas para la emigración y para los negocios mafiosos, ninguna de ellas tendrá derecho a llamarse no ya “cristianas”, pero ni siquiera “humanas”.

Entonces será preciso un ingente esfuerzo de nueva Evangelización, no concebida como una “pesca” milagrosa, sino como un respeto ecológico por la diversidad.

¿Cómo lo diríamos, en pocas palabras con la canción que inauguró nuestro archivo y nuestro canto introductorio ?

Yo, hermanos celestes seleccionaría estas palabras, aplicadas no tanto a la Virgen, cuanto a la Humanidad entera que fue creada virginal :

“D icen que eres fuerte, dicen que eres bella : I ncendias pasiones como una centella.

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S i alguien afirmase que eres una diosa, I ncluso no fuera gente mentirosa : P redican verdades O cultas por siglos R epiten oráculos T raídos de lejos : A ntes que se hablase de ídolos vanos E n Edén ya hablaban de un Dios, todo Amor, P orque en un principio todos, como hermanos, E ran una cosa con su Creador.

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Martes, 18 de Julio de 2006 A PORTA INFERI LIBERA ME, DOMINE Me has llamado, Lecheimiel, muy de mañana, sugiriéndome en mis

meditaciones a través del agujero por donde diviso la Unidad en la Diversidad de lo Cuántico..., es decir, de aquello que puede ser modelado por la conciencia libre del que contempla, sugiriéndome, digo, que escribiera algo sobre LAS PUERTAS DEL INFIERNO, que no estaría de más como contraste o contrapeso en este archivo de LAS PUERTAS DEL PARAÍSO.

¿No son acaso las mismas e idénticas puertas que conducen al inicio del pasaje de la decantación y de la elección mediante el que aprendemos a recordar que somos dioses ?

Pero, al escribir la fecha que señala esta conversación, en un día en que por cierto las naciones tiemblan ante lo poco bueno que presagian las guerras fratricidas entre árabes e israelíes, y, de forma más general entre los experimentadores de armas del Imperio y los que aún retienen el arma del chantaje mediante la manipulación de las reservas energéticas, cuando los imperialistas buscan apoderarse del poder de los reservistas, mientras a unos y a otros amenaza la tercera fuerza del terrorismo organizado...

Al escribir la fecha, digo, de “18 de Julio”, cuando nadie sabe a qué juegan los poderes fácticos de los separatistas violentos contra los integristas a ultranza..., me han venido resonancias de “Alzamientos” pasados, premiados por el fascismo con pagas extraordinarias y todo lo demás...

Al escribir tan fatídica fecha, que me recuerda aquélla otra marcada con el mismo día y el mismo mes, pero de hace exactamente setenta años, me he dado cuenta de que, efectivamente, las puertas del Paraíso y las del Infierno, eran una misma e idéntica cosa, dando entrada a un camino que luego se bifurca en dos antagónicas sendas..., que sí, tal vez algún día en un Más Allá del Más Allá, volverán a juntarse en méritos del poder reunificador de la Luz Esférica de que hablábamos ayer..., pero en cualquier caso de una doble senda que por misteriosos vericuetos y rodeos lanza a las almas a muy diferentes experiencias, a muy diversos y antagónicos modos de aprender acerca de la Vida y de la Muerte...

Del dolor y del gozo... En suma, de los relativos modos de lograr la felicidad del cumplimiento

de los deseos, por los “paralelos” caminos que rodean, que abrazan, que tratan

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de evadir y evitar, –mientras son ellos mismos los que trazan–, el abismo insondable de la separatividad,

Y, sí, ya salió a relucir la palabra “ABISMO”. ¿Es equivalente a la palabra “INFIERNO” ? En la parábola evangélica del Rico Epulón y del Pobre Lázaro, el primero,

que ya ha gozado en esta vida de todo cuanto apetecía su corazón avaro y codicioso, y que, por tanto, ya ha gozado de un cielo relativo a sus deseos, de espaldas totalmente a las necesidades de los que le rodeaban, entre ellos del pobre de solemnidad, Lázaro, que mendigaba las migajas de su mesa mientras era lamido por los perros más misericordiosos que su amo, ahora, cambiadas las tornas por obra de la muerte, es decir, cuando ya los sacerdotes han recitado sobre su cadáver las famosas palabras medievales (pues sabido es que también los anacronismos son válidos para ilustrar lo que atraviesa la relatividad del tiempo) de : “A Porta Inferi Líbera Eum”..., un dios que parece disfrutar con su sordera crónica, le condena al terrible y dogmático INFIERNO.

¿Por qué he dicho : “dogmático” ? Pues porque, aunque estrictamente no lo fuera, para muchas

generaciones sí lo ha sido. Y precisamente basando sus argumentos en la ejemplaridad de esta parábola.

Sin ir más lejos, mi madre Benita me argumentaba así, cuando yo le negaba la existencia del Infierno : “¡Pues así lo dice el Evangelio, en la parábola del Rico Epulón !”.

A lo que yo le respondía : “Mamá, en esta parábola no se trata propiamente del Infierno, puesto que en ese lugar de la definición dogmática no hay caridad. Mientras en el infierno evangélico que citas, hay un asomo de altruismo cuando el rico aquél intercede por sus hermanos ante Abrahán.

Inútil discutir con ella. Era más papista que el Papa, aunque esté mal el decirlo y aunque no le reste nada a la bendición que encierra su nombre.

Ella seguía argumentando, además, sobre la “eternidad” de dicho horripilante lugar de tormento concebido para saciar la justicia del Creador, y expuesto y dogmatizado por un Jesús evangelizador, añadiendo que : “entre vosotros y nosotros se extiende un ABISMO que no puede ser traspasado en ninguno de los dos sentidos.

Queda, pues, medianamente claro mediante esta parábola, que INFIERNO y ABISMO, no son exactamente la misma cosa.

Del SENO DE ABRAHÁN, (del que en el catecismo, cuando éramos niños, se nos hablaba como de un cuarto INFIERNO), apenas se menciona en esta parábola, como lugar, sin embargo, de cielo o al menos de esperanza de

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redención. Desde dicho “SENO” se divisa el ABISMO separador, tan nítidamente como desde el INFIERNO de los condenados propiamente dicho.

Todo esto es anacrónico, lo sé, aunque como doctrina oficial u oficiosa aún no ha sido solemnemente derogado, pese a todos los nuevos Catecismos y Charlas papales emanadas aquí o allá con boca pequeña, como aquella de Juan Pablo II, en que declaró que el CIELO no era un “lugar”, sino un “estado”. Sirvió de muy poco, pues todavía siguen diciendo que al morir “vamos a la Casa del Padre”.

Recientemente el famoso teólogo Razinger, ahora Benedicto XVI, ha abolido, nada menos que mediante Sínodo cuasi conciliar, tan sólo el LIMBO, que ya había caído en desuso. ¡Malempleado el gasto que originó reunir a tantos “expertos” !

Sin embargo se deduce que todavía sigue creyendo en el PURGATORIO, pues sigue impertérrito impartiendo “indulgencias plenarias” a todo aquél que riéndose burlonamente del Ecumenismo de Lutero, acuda en tropel a visitarle.

Mientras tanto, todavía un famoso Cardenal de Sevilla, –que para más inri se llama Amigo–, nos exhortaba en unos ejercicios espirituales a los sacerdotes a no dejar caer la doctrina vigente del INFIERNO, y nos hablaba de la grave obligación de recordarla a los fieles con toda claridad de vez en cuando.

Claro que el tal Cardenal tiene una excusa pues, aparte de no hablar “ex cathedra”, vive en una ciudad martirizada por el calor insoportable en los largos veranos donde el Guadalquivir no basta para aportar una gota de agua a los labios sedientos de masoquismo.

Así están más o menos las cosas, hoy día en la Iglesia. Pues bien, hermanos : Hoy, antes de ponerme a escribir y a dialogar con

mis ángeles del cielo, bien presentes aunque hoy inaudibles, en éste que parece ser un “soliloquio” o “monólogo”, pero con el cual estoy seguro, –¡estoy sintiéndolo !–, que están disfrutando lo suyo incluso mi madre Benita, acompañada en su recreo por mi padre Marcelino, donde tal vez estén presentes también, (pues ahora con mi pensamiento les invoco) mi difunto hermano Ricardo (que no tiene nada que ver, o muy poco, con el ángel del Amor Herido Riccardo del Bambino Gesù), y su hijo, también Ricardo que no aguantó vivir en esta parte del abismo, en una Tierra sin suficiente amor, y se marchó prematuramente de la manera y por los motivos que él sabe... digo, hermanos, que antes de ponerme a escribir, he practicado un experimento :

Sabía que si Lecheimiel me pedía una poesía sobre el tema del INFIERNO, del que me sugería hablar, me iba a ser difícil, en realidad casi

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imposible, encontrarla, a no ser que se mencionase tan hipotético lugar sólo en sentido figurado o poético.

Por tanto me he puesto previamente sobre el archivo de poesías, a buscar por las palabras “INFIERNO” y “ABISMO”, y, efectivamente, no he encontrado más que “infiernos” que significan dolor de la separación de un amor que se esconde tras el bosque de los años quemados en balde. Si es que hay algo que haya sucedido en balde. O “abismos” que significan más o menos lo mismo.

Os ofreceré alguna muestra al final de esta conversación con los ángeles inaudibles, en el día de hoy.

Pero antes, mi mamá Bendita, la más papista que el Papa, la cual recibió de mi parte, después de muerta, varios poemas que la libraban de un inútil “purgatorio” del que no acababa de salir sin la ayuda de mis filiales sufragios, y por los que me está muy agradecida, me está pidiendo en mi corazón, que inserte aquí sólo uno que recité en su mismo entierro, y que, previamente le había leído en su lecho de muerte, solicitando su aprobación.

Aprobación que ella, por supuesto, me dio, y fue cuando me reveló entre dientes que le habían hablado de mí, (antes de nacer yo, o antes de nacer ella, no lo sé, pues no me atreví a preguntarle más. No sé tampoco quién podía haberle hablado...), y que, inédito hasta ahora, reza así :

CAMPANAS A FIESTA ¡Tañed las campanas, ángeles, a fiesta, que en toda su pompa a vosotros llega la Iglesia Católica, nuestra madre inmensa... Vedla cuán humilde al Sumo Dios reza : “Llevadme cuanto antes de esta triste tierra... Hijos, nueve tengo, –son los que me quedan de doce que tuve cuando estaba entera–. Son los que me diste que a la luz pariera... ¡Ahora que mis hijos tienen quién les quiera, ya puedo partir

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a la gloria eterna... !” Nunca siglos vieron mujer tan entera, en doctrina sana, en fe y obras buenas... ¡También en defectos ! -¿quién no los hubiera ?–, que luces sin sombra no hacen buena escena... Mas sus hijos, luego, rogarán por ella... No lloréis, los ángeles a su cabecera... De tan grande pérdida ni se hable siquiera : ¡Será la simiente de una raza nueva ! De hijos humildes que hermanos se sepan, con grandes lecciones que recordar bellas... Demostrar incumbe al que esto no crea que, si yo exagero, ¡él es mayor que ella ! ¿A que es bonita ? Más que eso. Fue emocionante leerla en aquella ocasión tan especial. Lo

realmente estupendo de este poema, (aprobado en vida como sufragio propio por mi madre, no lo olvidéis), es que fue unánimemente aprobado por todos mis hermanos presentes, incluido ese Ricardo que ahora está en el más allá de aquí, y seguramente me ve o me vislumbra vagamente a mí como en un más allá de su aquí, pues sobre todo les gustó que yo balancease en el poema las ironías con el cariño, y los defectos de mi madre con sus virtudes.

Perdonadme, lectores de la negritud, si alguno hay entre vosotros, que no tengo infiernos más espeluznantes de que hablar, pues para ello bastante tenemos con este lugar de tormento que es este Planeta nuestro en transición.

En transición, sí. ¿Desde dónde hasta dónde ? ¿Cuál es el ABISMO al lado del cual nos estamos deslizando y en el que

hay un real peligro de caer de bruces la Humanidad toda ?

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¡De sobras lo sabéis para que no volvamos aquí a mencionar LAS PUERTAS DEL INFIERNO que abren sus fauces amenazadoras... !

Entre las cuales se cuentan, como no podía ser menos, las doctrinas integristas mantenidas erre que erre por la Iglesia Católica, nuestra madre inmensa.

Pero no insistamos en ellas, porque si las nombramos mucho, les otorgamos poder.

Así es lo cuántico. Amén, aleluya y gracias a todos los ángeles inaudibles que hoy han

asistido a esta inolvidable sesión de monoespiritismo. ¡Gracias ! – Bueno, fratellino, ahora que ya has terminado la sesión, déjame sólo

intervenir para confirmarte en todo cuando has escrito. Y decirte que, efectivamente todos hemos disfrutado mucho con tus recuerdos y meditaciones y que todos te estamos muy agradecidos. Incluso han venido a tus cercanías vibracionales mi madre Benedicta y mi padre Antonio, que te saludan afectuosamente.

Puedes, como has dicho, ofrecernos alguno de tus poemas de archivo sobre las palabras ABISMO e INFIERNO.

Adiós, que es “en Dios para siempre”, amor. DECHADOS DE PAZ (Sobre “abismos”) Mil gracias ostentando, mirándome a los ojos con ternura, fuístemelos curando, con osada bravura, hasta hacerlos capaces de tu altura. Para eso hasta el Carmelo, desde el que amplia visión al mundo alcanza, nuestro carro gemelo subía, como lanza, y allí se establecía la alianza. Del monte descendía luego al mar de la Vida nuestra arca, cuando el agua bravía cesaba y nuestra barca no podía remar en chica charca.

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Con designio piadoso, las aguas escindían nuestras vidas y en un mar proceloso nuestras velas tendidas ansiaban del dolor ser redimidas. Así creció el deseo del reencuentro dichoso que soñamos, y como gran trofeo al fin reconquistamos aquello que al principio planeamos : Ser los dos uno mismo en el Amor de Cristo unificados, y volver del abismo por Él glorificados, para ser de la paz fieles dechados. SOS A LA QUINTA DIMENSIÓN (Sobre “Infiernos”) De ti, mi ángel hermoso, según lo que me tienes prometido, pido, menesteroso, que atiendas mi gemido y me libres del lazo en que he caído. – Yo te respondo, hermano, que ya antes de pedirme te he escuchado. Te llevo de la mano, y el lazo he desatado, y el poder del infierno he derrotado. Que el lazo del Luzbel, desde esta quinta orilla hasta la Tierra, controla San Miguel. Pues al demonio aterra alma que en la oración sus pies aferra. Nunca pienses, amor, que tu oración se queda en ti baldía. Si te turbó el dolor, fue porque Dios quería probar tu fe, sanar tu cobardía. ¿Cómo podrá el cobarde

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creer que en Dios su vida se sustenta, si sobre al ara que arde no supera la afrenta del fuego en el que el odio se alimenta ? Valiente es el que huye de presunción que en sombras se mantiene y pedir no rehuye de Aquel que amor le tiene, sentir que entre sus brazos se sostiene. Por tanto, amor, tranquilo en los míos reposa dulcemente, que tus sueños vigilo en medio de tu gente, y sus iras extingo impunemente.

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Por la tarde del mismo día 18 de Julio NON PRAEVALEBUNT A vueltas, hermanos míos celestes y terrestres, con el tema de esta

mañana, quiero comunicaros el último pensamiento, con el cual, probablemente (eso depende de Lecheimiel), daremos por terminado este librito.

¡Oh las sincronicidades ! Habíamos hablado del régimen que en España otorgaba paga extraordinaria en memoria del Alzamiento que calificaban de cruzada y recientemente ha sido condenado por un tribunal de Europa como fascismo puro y duro, al estilo o en línea con otros modelos que “florecieron” en la Europa central y en Italia.

Y hete aquí que al subir al monasterio me encuentro por debajo de la puerta de mi celda un sobrecito con un regalo extraordinario, –paga extraordinaria, que quizás tenga que ver más con la fiesta del Carmen pasada que con la efemérides política de hoy...–, (eso poquito que nos dan desde hace algún tiempo a cada fraile para sus necesidades más perentorias y que a mí no me llega ni para tabaco, aunque si lo almacenase, pues otros gastos no tengo, hoy quizás sería rico. En lugar de almacenarlo me lo gasto en mi vicio y en alimento para gatos, el mío y los demás)...

Agradezco la sincronicidad en metálico, como dicen, o mejor dicho, en papel del Estado, y la considero, bajo otra vertiente, como regalo espiritual.

¡Y es que todo es uno y lo mismo ! Hemos puesto las PUERTAS DEL INFIERNO, no al final de la jornada de

la Vida, sino al principio, como formando un mismo conjunto arquitectónico con las PUERTAS DEL PARAISO.

Las hemos calificado como PUERTAS DE LA ELECCIÓN LIBRE. A partir de ahí, la bifurcación, los rodeos y finalmente la llegada a la meta, como en el JUEGO DE LA OCA que insertamos en este mismo archivo :

“Lo que finiquita la postrera suerte es calma infinita y Vida en la Muerte.” Por tanto que se despidan los que entonan con gran énfasis la supuesta

sentencia evangélica : “EL PORTAE INFERI NON PRAEVALEBUNT”, como aquéllos que la traducen por el bando contrario : “¡NO PASARÁN !”...

Porque aquí no se trata de una guerra civil entre dos bandos divididos, sino, como hemos dicho, de una libre opción.

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He estado releyendo partes del libro LA TERCERA MUERTE DE DIOS, que verdaderamente ponen la carne de gallina. Impresionante la huella en vacío dejada por las hecatombes humanas del Siglo XX, y no me refiero a catástrofes naturales, incendios, erupciones volcánicas, corrimientos de tierra, tifones, huracanes, terremotos, maremotos, sunamis, etc, etc., que aunque también causadas por el desequilibrio humano, pueden parecer fortuitas. Me refiero, como se refiere el autor del libro, André Glucksmann, a las guerras y genocidios que ha causado el propio hombre desnaturalizado, y que han logrado erradicar la misma noción del Hombre, y, en consecuencia la vieja noción de Dios.

Dios, enfrentado, –dice el autor– al Mal absoluto, sencillamente ha perdido la batalla y ha muerto.

Mis palabras son agua diluida al lado de las suyas o de las por él citadas de otros autores, testigos de un antes y un después de las masacres ejecutadas por el que a partir de ahora tampoco merece llamarse “hombre”, ejecutadas como si se tratase de un simple “trabajo”, realizado en consorcio laboral por verdugos y víctimas, vaciados de toda substancia de conciencia.

¿Qué clase de “trabajo” ? Desmontar toda la vieja construcción que llamaban “fe cristiana”, e

incluso todo principio de “fe humanitaria”, y dejar obsoleta toda esperanza. Sencillamente declarar sin aspavientos y sin necesidad de palabras la

MUERTE DE DIOS. (No vale la pena aquí aclarar por qué el autor la llama “tercera”. “A la tercera va la vencida”, decimos en mi tierra, y esta vez la noción de Dios parece vencida, destronada para siempre jamás y dejada a la intemperie para ser devorada por los buitres que se tragan como la cosa más natural toda la carroña de la Historia, incluso negándola como si fuera la última novela inventada para entretenimiento de las masas).

De todas maneras, ahora que cierro el libro para reposar de tanta lectura axfisiante, me encuentro con lo escrito en la contraportada del mismo :

“La primera vez que Dios murió fue en la cruz. La segunda, en los libros de Marx y Nietzsche. La tercera, en la psique del hombre europeo... No se trata ya de reemplazar a Dios, pues es su mismo lugar en la sociedad el que parece haber desaparecido. El siglo XIX cuestionaba el punto de referencia que habría de estructurar a la civilización : ¿gravitaría la sociedad en torno al cielo de la Razón o conservaría el de la Fe ? Ahora, razón y fe parecen haber sido destronadas. Del atlántico a los Urales, los modos de vida difieren, los logros económicos son contradictorios, pero por primera vez las inquietudes del hombre de la calle sobre la vida, la muerte, el cielo o la tierra, son idénticas.

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¿Exportará Europa al resto del mundo la muerte de Dios ? Con lucidez..., etc., etc..

Me gustaría aquí ser uno de esos carroñeros, –poetas de la negritud a

quienes nombraba esta mañana–, para disfrutar leyendo y comentando con vosotros cada una de las frases cada uno de los pensamientos, cada una de las terroríficas escenas y cuentos evocados por tan profundo pensador como el que comentamos ahora muy por encima.

Sólo comentaré, de memoria, el comentario que uno de los testigos supervivientes cuando colgaron a un niño en Dachau, que por su ligereza de peso tardó en morir en el nudo corredizo de la horca más de media hora, a quien se vieron obligados a mirar los demás prisioneros : “¿Dónde está el Buen Dios en todo esto ?” A lo que otro prisionero respondió : “Míralo ahí colgado de la soga”.

Y bien, ahora, ¿aún nos quedan ganas de ir gritando por ahí que LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PREVALECERÁN contra la Iglesia de Cristo ?

¿O, en el bando contrario, que los fascistas, los Nazis, los Bolcheviques, o quienes sean los que se alzan como representantes del último grito de la moda pesudoitelectual : NO PASARÁN ?

Evidentemente ya han pasado y cualquier cosa puede volver a pasar. Si pasó lo que pasó mientras Dios existía, ahora que ha muerto ¿queda algún límite para la barbarie ?

Cuando se ha manifestado lo que el autor en repetidas ocasiones llama MAL ABSOLUTO, queda algo que no pueda ser reducido a ese nuevo “DIOS DEL MAL” ?

Pero si hasta ahora habíamos creído que Dios era el BIEN ABSOLUTO, ¿de donde ha salido ese MAL ABSOLUTO que lo ha desbancado ?

No nos queda más remedio que renunciar a todas esas “absoluteces” o “absolutismos”, y renunciar, de paso, a toda noción de un Dios que gobierna desde fuera la Vida, como un Rey Absoluto, como un Tirano Dictador, o como un Papa Infalible..., De paso, también, dejar de creer que el último intelectual descreído, agnóstico, materialista, existencialista, o nihilista, esté en posesión de la Verdad, como profeta de la fácil negación ilustrada.

Yo creo, sinceramente, que Dios se ha dejado asesinar para que surja y resucite el HOMBRE RESPONSABLE DE SI MISMO.

O, como dice mi poema de AMOR POSTMODERNO : “Tanto amó Dios al mundo, que se apartó del medio de su órbita para no colisionar con su destino.”

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Yo creo que expresiones altisonantes como BIEN O MAL ABSOLUTOS, quedan desbancadas por su intrínseca RELATIVIDAD. Porque a los mismos hechos que parecen negarlas se oponen las reflexiones que provocan.

No existe el Bien Absoluto, sino la conciencia derivada de la confrontación entre lo que captamos como Bien precisamente porque nos libra de nuestros males. No existe el Mal absoluto porque nos echamos a temblar ante la posibilidad, –muy real, por cierto–, de ser destruidos por él y reducidos a la nada, o simplemente de ser desheredados de lo que concebimos como Bien.

Ahora bien, para traspasar las “puertas críticas de la libre elección” con el auténtico sentimiento de libertad activa y deliberada por nuestra parte, mediante la edificación de puentes constructivos hacia la paz, debemos asumir los caminos no hollados que atraigan hacia nosotros la ayuda del Cristo retornado.

Hacer la opción por “una paz cual ciencia”, (que no consiste tanto en “hacer” como en ser lo que queremos ser : “una ciencia-de-la-paz” o “paz-ciencia”).

O, retomando la canción de fe con que abríamos este archivo de LAS PUERTAS DEL PARAÍSO, y encomendándonos al Amor andrógino de un Dios encarnado en nosotros mismos, –hombres y mujeres, adultos y niños, infantes que aún balbucean las palabras que no acaban de comprender–, al que al presente invocamos más como Madre que como Padre, pues parece que su energía masculina a punto ha estado de destruir el Mundo, al que invocamos, pues, como REINA DE LA PAZ QUE ABRE LAS PUERTAS DEL PARAÍSO, le cantamos :

“U nidas las manos por un mundo nuevo N ace en nuestros pechos la nueva conciencia T razando ante Cristo no hollados caminos, A biertos los puentes a una paz cual ciencia. P ide por nosotros E n momento incierto. R ecicla las fuerzas T rae nuevos vientos A este nuestro mundo que por ser suspira E l promiso Reino del que tú eres Reina.” ¡PARADISI PORTAE PER TE APERTAE SUNT !

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Miércoles, 19 de Julio de 2006 ¡PARADISI PORTAE PER TE APERTAE SUNT ! (Apéndice angélico multilógico) “Eran los ángeles que en tus cuerdas pulsaban, lo mismo que en mi piano, gozando de tu voz la melodía que allí me regalabas como antaño.” “SOY YO, Hermano amado, el que quiero que toques para mí la melodía

que he preparado para cantarte”. Ayer, oh fratellino, excepto una breve intervención mía, una vez

terminada tu sesión canalizadora de la mañana, cuando me pareció oportuno intervenir “audiblemente”, para confirmarte en tus intuiciones y en nuestra presencia, sólo tú, en aparente soliloquio o monólogo llevaste todo el peso de la canción de la Reconciliación.

Te dejamos aparentemente solo ante las Puertas del Infierno, que sorteaste con admirable habilidad al plantear que eran unas e idénticas con las Puertas del Paraíso, que lleva por título el librito que hemos finalizado felicísimamente.

Cuando yo canté para ti en Roma, y te pedí que tocases el piano en pianísimo, –¿recuerdas ?–, con el fin de que escuchases mis sentimientos, las modulaciones de mi voz..., (cosa que apenas conseguí en aquella sesión inolvidable donde pulsaban los ángeles, tanto en mi voz un poco acartonada por el mismo exceso de la emoción que no me permitía expresarme adecuadamente, como en tu piano que te sirvió a ti, un poco ansioso de hacerlo lo mejor posible, de cara a la galería, como instrumento de mediana calidad, hermano), allí sentamos las bases de una futura comunicación cada vez más explícita y diáfana, donde cada uno de nosotros, –las partes gemelas de una sola alma–, piensa más en el otro que en sí mismo.

También allí los ángeles, como cantas en tu aria, pusieron su sincronicidad significativa, según explicamos en nuestro primer librito, EL GOZO DEL TÚ, en el apartado “El sueño de Marta”. Y en su conmemoración escribiste, fratellino, inspirado también por mi emoción residual el siguiente poema que ya has reproducido varias veces en nuestros escritos :

RECUERDOS VIVOS

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No sabía que dentro mi capullo, en fase de crisálida enclaustrado, pudiera yo escuchar otro murmullo que el eco de mi voz amplificado. Mas era, sí, tu voz en reverbero la que oía entonar la melodía…, aquélla que cantabas, firme, austero, y yo te acompañaba, al piano, un día. ¿Recuerdas la ventura que tuvimos de poder ensayar juntos el aria que, luego, tu cantaste y yo, con mimos sostenía, en tono de plegaria ? Fue aquél de los momentos más dichosos que nos brindaba el ángel del destino, permitiendo plantar hitos gloriosos en promesas de amor libre y genuino. Esos días gloriosos ya han pasado, ahora que tú faltas de mi vera. Mas te oigo, en mí, cantar, alborozado, que otro Amor nos convoca en la alta esfera.

Bien, amore. Ese otro Amor que ahora nos convoca cuando te sientas al

ordenador, y en todo momento fuera de él, cuando piensas en mí, o, aun si no piensas, cuando yo lo hago en ti, es el Tercer Lenguaje del que habla Kryon, que es ininterrumpido y día y noche nos mantiene conectados.

Por tanto, hermanito, jamás puedes estar solo, y mucho menos cuando tienes la intención expresa de invocarme.

Ayer hablabas del “Infierno”, y yo sé que, al constatar que llevabas tú solo la “conversación con los inaudibles” en forma de monólogo o soliloquio, subliminarmente pensaste en una frase que pronunció aquel existencialista de que “El infierno son los otros”.

Tal frase, que no deja de tener algún sentido, en realidad es impía. El verdadero infierno es el aislacionismo egoísta y miope que no capta la

UNIDAD de todo lo Creado. Pero hoy quiero revelarte algo más, fray ermitaño que aparentemente

vives desconectado del mundo y de la realidad, incluso de la convivencia conventual, por motivos que no es del caso explicar ahora de nuevo.

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Con esta soledad, sin embargo, hermano, conectas en solidaridad con tantos y tantos hombres y mujeres que la padecen más o menos involuntariamente.

Pues para ti y para todos esos “solitarios” que pueblan las grandes ciudades tanto o más que los parajes agrestes de la montaña, para todos aquéllos que se encuentran en la más desolada soledad por haber perdido a sus seres queridos, quiero revelarte lo siguiente, que en cierto modo es una conclusión lógica y filosófica de la visión mística de la Unidad de todo lo que es :

CUANDO ESCRIBES, amore, cuando piensas, cuando tocas el piano en medio de la noche, multitud de seres de tu “más allá”, que son compañeros de mi “cielo”, te escuchan, te hablan, te dictan, y se emocionan con tus propias reacciones a su acción. En una palabra, actúas interactivamente con nosotros.

No hay ni siquiera un pensamiento del hombre que no tenga su influencia en toda la Esfera pensante del Universo.

Por eso, sí, por eso, dijo San Juan de la Cruz a quien bien conoces por dentro : “Un pensamiento del hombre vale más que todo el mundo”.

En consecuencia, hermano, sabrás que, como llegaste a apuntar en tu soliloquio, sentías adecuadamente nuestra presencia... La de aquellos de nosotros en los que expresamente pensabas y la de muchos otros atraídos por el magnetismo de tus propias ideas y de las que surgían en tu mente como reacción a las ideas que depositaban los ángeles en tu corazón, más que en tu mente.

Y se daban, aquí en el cielo, multitud de reacciones a tus reacciones... algo parecido a lo que escribiste en ENCUENTROS EN LA ENÉSIMA FASE, sobre los espejos virtuales enfrentados... ¿recuerdas ?

¡Es lógico, hermano ! Cada pensamiento es como una piedrecita lanzada sobre EL ESTANQUE DE

LAS HORAS MUERTAS, que en realidad están bien vivas. Las repercusiones de sus ondas provocadas se extienden y entrechocan entre sí y con los muros del estanque, siendo teóricamente inextinguibles.

Bien, amore. (Veo que miras el reloj porque te tienes que ir a un trabajo donde eres ireemplazable. ¿Ves ? Esa limitación del tiempo del que dispones para estos momentos sagrados, es uno de los muros sobre el que chocan nuestras ondas en estos momentos, y por supuesto las van amortiguando, por lo cual te he dicho que “teóricamente” eran inextinguibles, aunque a veces se extinguen muy pronto por circunstancias adyacentes o contrarias). Déjalo por

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ahora que, cuando vuelvas seguiremos cantando, no sólo tú y yo, sino muchos hermanos que quieren intervenir en nuestro coro... ¡Hasta luego !

*** *** *** – Buenas tardes, Lecheimiel. Esta mañana, cuando he cerrado nuestra comunicación escrita, –como

muy bien dices, nuestra comunicación de pensamiento no se interrumpe nunca a nivel profundo–, y cuando ya me iba a mi trabajo, se me ha ocurrido una pregunta :

Me parece lógico, en efecto, que cualquier movimiento en la esfera global de la Mente Humana, repercuta en todo el ámbito, y se propague como las ondinas de un lago, aunque a mayor velocidad, desde luego...

– A tal velocidad, hermano, que supera con mucho a la que atribuyen vuestros sabios a la luz en su espectro visible, la que podríamos llamar inapropiadamente “luz física”, pero sólo es un aspecto particular de la Luz Multidimensional que constituye la “substancia misma” del Universo.

Incluso te diré, amore, que hablar aquí de “velocidad” no es en absoluto apropiado, pues no es la luz lo que se mueve, sino los “objetos” o nódulos materiales los que se desplazan dentro de ella, –de esa sublime vibración que es el latir del corazón de Dios–, y lo hacen según el grado de movilidad específico del que puedan disponer los conjuntos unitarios a los que pertenecen, en relación con otros conjuntos más amplios o en comparación con otros vecinos de mayor o menor extensión.

Pero no es éste nuestro tema de hoy, hermanito amado, que nos llevaría muy lejos en el estudio de la física relativista y cuántica...

– Así es, mi fratellino celeste. De estas cosas me gustará enormemente explayarme contigo, cuando acabemos de celebrar ante los ángeles, en un futuro próximo, la “fiesta” que me tienes preparada...

Pero, la pregunta que quería hacerte, era más concreta : Si dices que, –como es lógico–, nuestros pensamientos formados en la

Tierra Física, por pobres que parezcan repercuten también en los vuestros, que habitáis en un medio de muchísimo más alta vibración..., al pasar de un medio físicamente más denso, a otro más etéreo como es el vuestro, ¿no sufrirán una especie de refracción, quizá mutación cualitativa, o, digamos, una reducción o bien una aceleración de “velocidad” de transmisión ?

Y también, creo, la pregunta podría hacerse sobre el “viceversa” del fenómeno, es decir, del Cielo a la Tierra... quizás nos perdemos algo esencial...

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¡Y que conste, Lecheimiel, que no quiero poner a prueba tu competencia en ciencias físicas (que me parece que es grande, así como tu afición con la que comulgas con la mía..., que por algo somos “almas gemelas”) !

– “Almas gemelas”, hermano, es decir poco. Somos más bien partes gemelas de una sola alma univitelina. Es lo que a veces llaman “compañeros del alma”, de un alma que se dividió en dos desde el principio para duplicar sus experiencias, y gozar del estatuto de los enamorados que, en un cierto plano, no se separan jamás.

Entre nosotros, amor, la comunicación, en realidad, no es a través del pensamiento, sino a través de la substancia andrógina de nuestro SER superior. Por eso, tampoco necesita “tiempo” de propagación invertido en recorrer, a la velocidad que sea, distancia alguna, la cual, de separarnos en apariencia, no es más que una ilusión óptica a los que nos miran desde fuera, desde nuestro “espacio exterior”.

– Pero a veces, cariño, tú me has hablado de “nuestros Seres Superiores”, en plural, mientras que ahora me dices que estamos unidos a nivel de nuestro “Ser Superior”...

– Sí. Puede parecer contradictorio, pero se trata de una misma verdad derivada de otra unidad más profunda todavía que nos une, en el Espíritu Santo, a toda la Substancia del Universo.

En este nivel Absoluto de la Esencia divina Indivisible, hermano, es en el que te decía que la Luz también es Inmóvil y son los objetos “pensados” y ejecutados mediante la fuerza creativa de tales pensamientos, la que les hace moverse en relación con otras fuerzas creativas, –y, lógicamente otras “creaciones”–, dependiendo tales movimientos, dentro de la Quietud absoluta del “Medio” general en el que parecen moverse y del que toman su substancia y su energía, de la pureza de intenciones y la intensidad de concentración con que son “pensados”.

– Pero, hermano, ¿acaso con cada pensamiento “creamos”, o más bien sólo modulamos la energía que los creó y que los mantiene, y los volvemos a emitir así modulados o coloreados por nuestra pequeña intervención ?

¿O no es más bien un solo reflejo del objeto el que modulamos y emitimos, y no el objeto mismo ?

– ¿Y qué diferencia hay, fray hermano, entre el objeto y su reflejo ? Te haré la pregunta de otra manera : ¿dónde se “acaba”, dónde están los límites de un objeto, sea persona, animal o cosa ? ¿Acaso crees que un objeto comienza y finaliza en su dimensión física ?

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Si fuera así, no cabría hablar, –como hoy se hace–, de cambios de dimensionalidad, sin que comportase la dejación física de un mundo.

No. Te digo que es posible abrirse a otras dimensiones donde encuentras las mismas “cosas” (o personas, o animales) pero en su extensión “astral”, es decir, presentes en sus extensiones dimensionales diferentes que desde la vuestra es imposible ver o apreciar por vuestros toscos sentidos.

Y no te engañes, hermano. Cuando subas a estos planos, no habrás salido de los mismos lugares donde al presente habitas, sino que simplemente habrás cambiado tu “punto de mira” y ampliado tus facultades de visión, en consonancia con otras dimensiones de la Luz. Es más, te digo, que no por el hecho de abrirte a otras dimensiones de los mundos paralelos que están, de algún modo todos en el mismo “lugar”, (que en definitiva es Dios=ha Makom=el Lugar), no por eso habrás descubierto todo lo que hay por descubrir. Simplemente se habrá ampliado un poquito tu facultad de comunicación por otras áreas que hasta entonces parecían inexistentes.

– Bueno, mi fratellino celestial y adorado. Te propongo que dejemos parte de lo que hay que conocer para estudiarlo más despacio y con más holgura, otro día, y podernos, (aunque sea en privado tú y yo) explayarnos en el gozo de un infinito descubrimiento, de una infinita aventura..., no sea que se convierta este diálogo, –que has anunciado “multilógico”– en otra cosa diferente y quede por otra parte desequilibrado el presente librito por culpa de un apéndice demasiado “pesado”.

– Me parece muy bien tu propuesta, fray amore, y muy sensata. Si te he permitido explayarte un poco más de lo debido en estos temas, –

o si yo mismo me he explayado–, no ha sido sino con la intención de presentar a los lectores la logicidad de nuestras canalizaciones, saliendo al encuentro de sus también lógicas dudas y vacilaciones.

En cuanto a los espíritus que venían a dialogar con nosotros esta tarde y a comentar cuánto les ha gustado el archivo que has completado de LAS PUERTAS DEL PARAÍSO, ellos me dicen ahora mismo, (los estoy viendo y oyendo aunque tú desde tu plano no puedas), que acceden gustosamente a limitarse a este saludo y noticia de su presencia. Que ellos también han aprendido mucho esta tarde con nuestras aclaraciones y preguntas, y que te dicen, simplemente cuánto te aman. Si bien esto no es nada simple de expresar con palabras.

Quiero que sientes la calidez de lo que recibes de ellos, a través de mí. Aunque vamos a hacer una excepción con Lalín, que está aquí protestando

de que no hay derecho de que se le haya hecho venir para nada. Que esperaba

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otra cosa de este encuentro..., en fin que te diga ella nuestro adiós, fray amore.

– ¡Eso, eso ! ¡Ya está bien ! Menos mal que Lecheimiel es un tesoro. Es más guapo y más razonable que tú, perdona que te lo diga.

– No descubres nada nuevo, hermana querida. – Sí, sí..., mucho hermana querida, y si no llega a ser por Lecheimiel

me dejas aquí plantada como un tronco. ¡Es que es verdad ! Es que..., ¡oye !... que no porque os creáis que estamos en este lado,

ya no somos humanos como vosotros, o más. Una tiene sus derechos y su dignidad... ¿o no ?

– ¿Quién te la ha negado, hermana ? – Bueno, mira. Si te pones así, otro día no vuelvo. (Hace ademán de

quitarse las gafas para limpiarlas, pero se da cuenta de que no lleva). – ¿No llevas gafas ? ¿Las has perdido ?. En realidad no te hacen falta.

Estás mucho más favorecida sin ellas. – (Sonríe.) Bueno, ¿qué quieres tomar ? (Mientras cierra el bolso con

un cierto nerviosismo, pero con parsimonia... ¡Ay, cuánta paciencia hay que tener con las mujeres ! Si fuera otro que yo me sé, en mi lugar, ya hubiera dicho o pensado que él, como célibe, no se sentía obligado a estar sujeto a tales veleidades femeninas).

(Puede que en estos momentos ella haya captado algo de mis pensamientos porque me mira de un modo extraño, como escrutador y no sabe si sonreír o llarar... ¡Se le pasará pronto ! A cada uno el trato que necesita...)

– Bueno, mira, si tú no quieres tomar nada, a mí sí me apetece un descafeinado de máquina. Tú haz lo que quieras..., o si no, vete leyéndome lo que has escrito sobre mí, anda, si cariño. Y no te lo tomes a mal, que llevaba aquí, junto al lago de las ardillas muchísimo tiempo esperándote... Anda, por favor. (me coge de la manga. Vuelve a abrir el bolso, y saca el móvil, –modelo útimo grito que jamás he visto aquí en la Tierra–, y parece disponerse a llamar a alguna amiga lejana, encarnada o desencarnada, no lo sé...) Ya sabes que te quiero mucho, y que pasamos aquí muy buenos ratos juntos y una aprende mucho..., no sé tú... ¡Anda lee, por favor !

¡Claro que sí. Que el otro día dijiste (que lo vi cuando lo leí en el espejo de los ojos de Lecheimiel, que me volverías a llamar cuando estuviésemos junto al Lago de Las Ardillas ! Y hoy que estamos aquí, tan tranquilos y tan bien, me querías dejar en ayunas !

¡Es verdad... ! O, si no, quita, que lo voy a leer yo, que tú lees demasiado deprisa y

no me entero de nada. Trae. Espera que me ponga las gafas... – Pero, Eudalia, que no necesitas gafas para nada. ¿No te acuerdas de

que ves perfectamente sin ellas ? (Pero ella no me hace caso y vuelve a abrir el

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bolso y saca de no sé dónde unas parecidas a las que llevaba aquí abajo, pero más limpias y bonitas, como si fueran de oro y de nieve. De todas maneras las limpia cuidadosamente antes de ponérselas)

Aunque te he dicho que estabas más guapa sin ellas, tampoco te caen mal. ¿De dónde has sacado este último modelo ?

– Bueno, trae. Anda. Tú fúmate un cigarrillo mientras tanto. – Pero lee en voz alta, por favor. (Ella lee muy bien, y con muchísimo sentido, aunque le gusta pararse

muchas veces y decir, admirada : “¡Es verdad ! “. ... Cuando llega al punto en que ahora estamos, de repente se queda mirándome a los ojos y me suelta :

– Oye, y tú, si dices que no me ves más que con los ojos del alma, ¿cómo es que describes aquí lo que yo hago y lo guapa que estoy o dejo de estar ?

– ¡Ah, hermana lalín ! Eso es un secreto del AMOR ! – ¡¡¡Es verdad... ! ! ! - Y lo que sigue, y sigue, es sesión privada que no os toca a vosotros,

curiosos lectores, saber ni indagar. – Así es. Así es, y ya dijimos en EL ESTANQUE DE LAS HORAS

MUERTAS cómo cada alma podía ponerse en comunicación canalizadora con aquellos con los que ama.

Que haya sido esto sólo un botón de muestra. Adiós, hermanos. Hasta la próxima. Lo que antecede lo firmo con mi AMEN ALELUYA. – Y yo respondo con la misma contraseña de alabanza al Creador : AMÉN

ALELUYA. ¡Y vuelvo a transcribiros, una vez más, para vuestro buen sabor de boca

en esta sesión que parece interrumpida a la francesa, y como premio de consolación, la poesía de la RELATIVIDAD, que hace alusión al maravilloso lago en el que acabáis de sumergiros, para que os deleitéis con sus ondas superficiales y su quietud profundísima !:

RELATIVIDAD Cuando el bosque salía, amor, a recrearse en tu hermosura, su aliento contenía… Y, en viendo tu figura, ¡el sol se demoraba en la espesura ! Renacía la flora que adoptaba el color de tu mirada.

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Y, oteando tu hora, la ardilla encaramada bajaba hasta tus pies alborozada. Junto al lago posabas y el lago te miraba enamorado. Incluso si rezabas a Dios, ensimismado, El era quien quedaba en ti prendado. Tus poemas hacían que naciesen las flores a mi vera, y, a su tiempo, traían olor de primavera al frío sequedal de mi ribera. Luego tu me escribías, contándome las cosas de tu lado, y al revés lo decías de como lo he contado ahora, que en tu tiempo me he aquietado.