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CIEN VALORES PARA UNA VIDA PLENA

La persona y su acción en el mundo

ENSAYO MILENIO

17

Francesc Torralba

Cien valorespara una vida plena

La persona y su acción en el mundo

l l e I D a, 2 0 0 9

Editorial

milEnio

Traducción de Marisa Torres Badia

© Francesc Torralba roselló, 2001© de la traducción: Marisa Torres badia, 2003

© de esta edición: editorial Milenio, 2009sant salvador, 8 - 25005 lleida (españa)

[email protected]

Ilustración de la cubierta: Mercè TrepatPrimera edición (pdf): noviembre de 2009

esta edición corresponde a los contenidos de la primera edición en formato papel, de diciembre de 2003

Isbn: 978-84-9743-342-6

Made in Spain

Título de la edición original en catalán:

Cent valors per viure.

La persona i la seva acció en el món

© Pagès editors, s. l., 2001

esta obra ha sido traducida con la ayuda del

7

ÍNDICE

A modo de prólogo: vivir y dejar vivir ............................ 13

ILOS OTROS

1. Más allá del yo, más allá del tú: la alteridad............ 352. Un valor antiguo y siempre nuevo: la amistad ......... 393. Vivir —con— los otros: la civilidad ............................ 454. Acoger al extranjero: la hospitalidad ........................... 495. La necesidad del secreto: la confianza ....................... 556. El entendimiento como posibilidad: el diálogo ......... 597. El otro como hermano: la fraternidad ........................ 638. Sentirse reconocido: el honor....................................... 679. Curar las heridas del pasado: el perdón .................... 69

10. Contar con el otro: la fidelidad ................................... 73

IILA INTERIORIDAD

11. La experiencia del espejo: la aceptación .................... 87

8

12. La fidelidad al propio credo: la coherencia ............... 9113. Implicarse en el mundo: el compromiso.................... 9514. Dar vueltas reflexivamente: la meditación .................. 9915. El valor de la presencia: la corporeidad .................... 10316. El valor interior: la elegancia ....................................... 10717. No ser caústico con uno mismo: la flexibilidad ....... 11118. Vivir más allá del cálculo: el desinterés ..................... 11519. El trabajo de aceptarse: la alegría ............................... 11920. Interiorizar la voz del otro: el consejo ....................... 123

IIILA NATURALEZA

21. Todo ser tiene una dignidad: la benevolencia .......... 13522. Los límites de la tecnocracia: la ecodulia................... 13923. Cuando ya no hay palabras: el silencio ..................... 14324. La obsesión por conocer: el estudio ........................... 14725. Vivir armónicamente con el mundo: la austeridad ... 15126. Dejarse embelesar por el paisaje: la inacción ............ 15527. Sentirse agradecido por el don de la naturaleza: la gra-

titud .................................................................................. 15928. Todos somos uno: la solidaridad cósmica ................. 16329. Ante las esferas celestiales: la sencillez....................... 16730. Crecer con moderación: la sostenibilidad ................... 171

IVLA VIDA COTIDIANA

31. El valor de la buena educación: la cortesía .............. 18332. Vivir sin fricciones: la mansedumbre .......................... 18733. Dejar vivir a los demás: el respeto ............................. 19134. Sentirse afín a los demás: la simpatía ......................... 19735. Lo que no se enseña en la universidad: el tacto ..... 19936. Vivir de una manera afable: la cordialidad ................ 20337. No ser ruidoso: la discreción ....................................... 207

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38. Darse cuenta de que no estamos solos: la genero-sidad ................................................................................. 211

39. Aprender a hablar oportunamente: la sensibilidad.... 21740. No aparentar más de lo que somos: la sobriedad ... 219

VEL ARTE

41. Aprender a mirar de otra manera: la contemplación 22942. La armonía y la unidad del todo: la belleza ............. 23343. Fijar la mirada atentamente: la concentración............ 23744. Explorar obsesivamente una obra: el entusiasmo ..... 24145. Disfrutar de las cosas buenas: la jovialidad ............... 24546. Descubrir el valor de la singularidad: la unicidad .... 24947. Aprender a disfrutar del arte: la soledad ................... 25348. Frente al espíritu calculador: la serenidad.................. 25749. Atrapar el sentido de la cosa: la comprensión.......... 25950. La forja del arte: la inquietud ...................................... 261

VILAS SITUACIONES LÍMITE

51. La fuerza interior: la fortaleza ...................................... 27152. Reconocer la propia debilidad: la humildad .............. 27753. Los límites de la razón: el sentido del misterio ........ 28354. Aprender a vivir en el límite: la paciencia ................ 28955. Aprender del otro: el escuchar .................................... 29556. Superar las dificultades: la resilencia ........................... 30157. Vivir atento a los más vulnerables: la compasión .... 30558. Practicar el autodominio: la templanza ....................... 31159. Enfrentarse a los propios límites: la veracidad .......... 31760. La continuidad en el tiempo: la tenacidad ................ 323

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VIIEL OCIO

61. Frente a la planificación: la espontaneidad ................ 33562. Celebrar el goce de vivir: la fiesta .............................. 34163. Un síntoma de buena salud: el humor ...................... 34564. Una forma de interacción con los demás: el juego . 35165. Vigilar con la mirada: la astucia .................................. 35566. Tener los ojos abiertos: la curiosidad ......................... 35967. El sentido de la intimidad: el pudor........................... 36368. Vivir el ocio con los demás: la tolerancia ................. 36969. Hablar con uno mismo: la sinceridad ......................... 37370. Frente a la estupidez: la buena conversación ........... 377

VIIIEL TRABAJO

71. Recuperar el valor del trabajo: la laboriosidad .......... 38972. Trabajar éticamente: la honestidad .............................. 39373. Ante la precariedad laboral: la imaginación ............... 39774. Saber qué tenemos entre manos: la competencia ..... 40175. Valorar la acción y sus consecuencias: la prudencia 40576. Llegar a tiempo: la puntualidad ................................... 40977. Saber estar: la urbanidad .............................................. 41378. La obra bien hecha: el rigor ........................................ 41779. Un valor que se cotiza alto: la eficiencia .................. 42180. El espíritu de servicio: la disponibilidad .................... 423

IXLA EDUCACIÓN

81. La transmisión del pasado: la memoria ...................... 43582. La lucha contra el imperio de la banalidad: la serie-

dad ................................................................................... 43983. El gran imperativo de la libertad: la responsabilidad... 44384. Asegurar los criterios de equidad: la igualdad .......... 447

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85. Dejar que sean niños: la inocencia ........................... 45186. Frente al libertinaje: la libertad .................................. 45587. La lógica del matiz: la epiqueya ................................ 45988. El respeto hacia los mayores: la piedad filial .......... 46389. Frente a tanto emotivismo: la racionalidad .............. 46990. Un valor de los educadores: la longanimidad ......... 473

XEL FUTURO

91. Frente a la mala fe: la buena fe ............................... 48392. Frente a la reiteración de lo mismo: la creatividad 48793. La capacidad de vencer las dificultades: el coraje .. 48994. No lo aceptes todo: la crítica ..................................... 49595. Toda meta cuesta mucho sudor: la perseverancia .. 49996. El futuro no es evidente: la fe .................................. 50397. Afrontar los grandes retos: la magnanimidad........... 50598. La gran asignatura pendiente: la paz ........................ 50999. Una auténtica comunidad: la justicia ......................... 513

100. Frente al desánimo: la esperanza .............................. 517

Bibliografía general ............................................................... 521

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Vivir es un aprendizaje largo y apasionante que se prolongaa lo largo del tiempo y del espacio y que nunca acaba de llegara su plena culminación. De hecho, siempre estamos en caminoy cada momento nos aporta nuevos materiales para reflexionary asumir en nuestra propia conciencia. Vivir es dejarse interpe-lar constantemente por aquello a lo que nos conduce la propiaexistencia, tanto si es agradable como doloroso. No obstante,no siempre es fácil asumir el reto de vivir y mucho más difícilresulta vivir con dignidad, es decir, saber vivir libre y responsa-blemente.

Existen muchas maneras de vivir y cada persona esculpesu propia forma de vida. La singularidad de una persona noes algo abstracto o indefinido, sino que se expresa en su manerade vivir, pensar y actuar. Incluso en su forma de vivir detectamossu identidad, su manera de ser, aunque resulta evidente quesiempre hay una distancia entre lo que detectamos del otroy lo que el otro es en sí mismo.

A MODO DE PRÓLOGO: VIVIR Y DEJAR VIVIR

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Hay una íntima relación entre los valores y la manera devivir. Los valores nos ayudan a vivir, a vivir más intensamentey con mayor profundidad nuestra cotidianidad, a asumir todoaquello que nos presenta la existencia diaria. Los valores noson una salida por la tangente o una manera de escaparse deesta vida proyectando otra diferente, sino todo lo contrario.Vivir es comprometerse en cada instante y los valores nos danla facultad para discernir adecuadamente la calidad de nuestroscompromisos vitales.

Los valores nos facultan para vivir esta vida con sus difi-cultades, pero también con sus regalos. También nos ayudana relacionarnos mejor con el mundo que nos rodea, con losdemás y con la naturaleza. Los valores configuran el carácterde la persona y, aunque son invisibles e intangibles porqueno se ven ni pesan, dan fortaleza al espíritu y permiten nuestrodesarrollo a lo largo de nuestra existencia. Por eso los valoresson para vivirlos y disfrutarlos. No son entelequias abstractasque están allí, en un mundo distante y lejano al hombre, sinoque forman parte de nuestra vida y, a través de la educación,es necesario desvelarlos y fortalecerlos.

Educar en valores significa ayudar al educando a descubrirlos valores latentes en su conciencia y a darles consistenciay solidez a través del ejemplo y del testimonio. Los valoresno se pueden aprender de una manera objetiva, como si fuesendatos geográficos o realidades numéricas, sino que deben comu-nicarse de una forma indirecta y subjetiva. Se transmiten a travésde la vida que lleva un sujeto determinado y, en la mayoríade ocasiones, de una manera indirecta, es decir, sin referirseexplícitamente al valor en cuestión.

Ciertamente, hay valores que nos ayudan a vivir con másplenitud nuestra vida, todos y cada uno de esos momentos quenos toca vivir, pero también hay contravalores o valores nega-tivos que erosionan gravemente el carácter y que hacen quenuestra cotidianidad sea aún más cruda y más difícil. Los valores

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nos ayudan a ver el lado bueno de vivir, mientras que loscontravalores nos privan del goce de vivir. La realidad en símisma es neutra, pero según nuestra forma de mirar adquiereuna tonalidad u otra. Aprender a vivir es también aprender amirar la realidad con unos ojos nuevos, lo cual no quiere decirque se tengan que ocultar las dificultades y, menos todavía,obviarlas, sino todo lo contrario. Cuando nos dejamos educarpor los valores, aprendemos a mirar el mundo con otros ojos,a disfrutar a fondo de la realidad, a vivir con intensidad. Losvalores están al servicio de la vida y no la vida al servicio delos valores. Vale la pena luchar y esforzarse por conseguir undeterminado valor, siempre que este valor nos ayude a vivircon más libertad y responsabilidad nuestra existencia diaria.

Es necesario aprender a vivir poco a poco, optando en cadaencrucijada, y reflexionando sobre qué nos conviene en cada mo-mento. Las experiencias del pasado nos enseñan a aceptar elpresente y no podemos vivir como si no hubiese sucedido nadaen un tiempo pretérito. La memoria también nos aleccionarespecto a nuestro futuro, pero los valores no sólo sirven paravivir la propia vida con dignidad, sino para dejar vivir a losdemás. Es necesario aprender a vivir, pero también es necesarioaprender a dejar vivir, porque —bien lo sabemos— hay formasde vida que privan de vivir a los demás y vulneran el derechoque tienen éstos a vivir libremente.

¡Vivir y dejar vivir! ¡He aquí el gran lema! Pero dejar vivira los que me rodean, no quiere decir desinhibirse, es decir,practicar la indiferencia hacia ellos, sino más bien todo locontrario. Dejar vivir a los demás es una manera activa de estaren el mundo, un estilo de vida que se caracteriza por el respetoy la atención hacia las personas que me rodean. Los valoresnos ayudan a vivir individualmente, pero también colectiva-mente. Dejar que el otro viva aunque su manera de vivir seadiferente de la de uno mismo e, incluso, directamente opuesta:¡he aquí el gran reto!

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Vivimos en un mundo plural donde coexisten diferentesformas de vida de manera simultánea. No todos vivimos dela misma manera, ni tenemos presentes los mismos valores a lahora de encarrilar nuestra existencia. Esta pluralidad tan patenteen la vida cotidiana, en el cuerpo social, es rica en sí mismay embellece la realidad. No habría nada peor que habitar enun universo uniforme, idénticamente igual, donde no existieseninguna singularidad, ninguna originalidad, ningún contraste.La diferencia es bella en sí misma, mientras que la reiteraciónde lo mismo resulta empobrecedora desde todos los puntos devista.

Sin embargo, no siempre es fácil vivir con los demás,especialmente cuando éstos viven según otros valores y tienenotras costumbres y hábitos sociales. No es lícito hacer una meraapología de la pluralidad, sin darse cuenta de las tensiones quese generan. La diversidad es fecunda pero es necesario educara las personas para que sepan vivir en una atmósfera plural.En cierto modo, es más fácil vivir en la uniformidad porquetodos los movimientos del otro son previsibles y esperables,pero vivir en la diversidad exige un aprendizaje social y unabuena dosis de elasticidad anímica. Considerando que la tensiónes inherente en un marco de pluralidad axiológica, se hacenecesario aprender a vivir esta tensión (y en ella), sin caer enla violencia, en la coacción y, mucho menos en formas decolonialismo.

Cada uno tiene derecho a vivir su propia vida libremente,pero esto también quiere decir que tiene el deber de respetarla vida del otro y su forma de expresividad. Sólo cuando unaforma de vida atenta directamente contra la vida de otro o biencontra alguno de sus derechos fundamentales, es necesariointervenir y apelar a una ética mínima. Los valores que aquíreseñamos nos ayudan a vivir individualmente, pero tambiéncolectivamente, especialmente en un marco de pluralidad social.Son valores que favorecen el crecimiento personal, pero también

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el crecimiento como pueblo, y fomentan la convivencia y labuena armonía social.

En términos generales, la diferencia genera miedo y, enalgunos casos, incluso rechazo. Todo lo que es diferente nossorprende, nos desconcierta e, incluso, puede amenazarnos;mientras que todo lo que es igual nos tranquiliza, nos reconfortaporque ya sabemos qué consecuencias tiene. Ante la diferenciasentimos miedo, tememos perder nuestra frágil identidad y, porello, ponemos en práctica la actitud defensiva, nos encerramosdentro del recinto de la propia muralla y tratamos de evitarel choque con los demás. No es correcto plantear el reto dela diferencia en términos exclusivamente problemáticos, sinoque también es necesario plantearlo en términos de posibilidad.La diferencia es una invitación a vivir, de otra manera, nuestraexistencia y nos invita a ver el mundo con otros ojos. Es necesarioaprender a disfrutar del hecho de la diferencia y darse cuentadel juego de relaciones que se producen y de la fecundaciónresultante, tanto a nivel cultural como de valores.

Los valores se manifiestan en nuestras acciones y omisiones,en nuestras palabras y también en nuestros silencios. Pero unacosa son los valores que creemos poseer y otra cosa, biendiferente, son los valores que realmente vivimos en nuestravida. Para averiguar los valores que mueven una existencia haciaun determinado horizonte de sentido, no hay otra manera deinvestigarlos que fijando la atención en la manera cómo sedesarrolla aquella vida. A través de sus movimientos, podremosir averiguando cuáles son los valores reales que hacen moveraquella vida en una determinada dirección. Los valores son comohorizontes de referencia que orientan nuestra vida hacia undeterminado sentido.

Vivimos en un mundo en donde no hay un único horizontede sentido. Los humanos damos sentido a nuestra vida demaneras muy diferentes y esto explica que nuestra noción detiempo y espacio también sea muy diferente. Cuando afirmamos

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que algo tiene valor, estamos diciendo que vale la pena dedicarletiempo y esfuerzo y que este tiempo y este esfuerzo que estamosinvirtiendo tienen sentido; mientras que, cuando algo no tienevalor para nosotros, tampoco tiene sentido dedicarle tiempoy esfuerzo. Existe, por tanto, una íntima relación entre tiempo,sentido y valores.

Veámoslo con algunos ejemplos. Para el lector empeder-nido, leer libros no es una pérdida de tiempo, sino que tienevalor y, lo tiene porque tiene sentido. A través de la lecturase da cuenta de que enriquece su espíritu y de que amplíasus perspectivas vitales. Para el corredor de fondo, en cambio,correr una larga distancia no es una pérdida de tiempo porquecorrer tiene valor por sí mismo y tiene valor porque tiene sentido.Se da cuenta de que de esta manera aprende a dominar sucuerpo, consigue moderar sus tensiones cotidianas y a meditarpersonalmente sobre su vida.

Se podría afirmar que, de hecho, ahí donde reflejamosauténticamente cuáles son nuestros valores es en la gestión deltiempo que hacemos a lo largo de nuestra vida. Lo podríamosexpresar en una sola frase: “Dime qué haces con tu tiempovital y te diré cuáles son tus valores”. La relación con una personaque vive su vida a partir de unos valores diferentes, los propios,siempre es interpelante y, a la vez, desafiante. El contacto conuna persona, un extraño moral —podríamos decir—, nos ayudaa ver el mundo con otros ojos y esto nos obliga a proyectaruna mirada crítica hacia los propios valores personales.

No es cierto que vivamos en una permanente crisis de valoresy no es nuestra finalidad tratar de paliar, aunque sea mínima-mente, esta crisis de valores con la publicación de un textoen donde estén contenidos cien valores diferentes. Vivimos enun mundo en donde más bien existe una inflación de valores,en donde conviven estilos de vida diferentes, en donde se dauna auténtica pluralidad de costumbres y de hábitos queenriquecen notablemente nuestras sociedades. Sí que es cierto

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que algunos valores transmitidos generacionalmente se handesvirtuado o bien se han transformado con celeridad, perolos humanos no podemos vivir sin valores, aunque no seamosdel todo conscientes, en todas nuestras acciones siempre hayalgún tipo de valor o contravalor imperante. Es necesario tomarconciencia y ser capaces de hacer autocrítica con respecto anuestros propios hábitos y costumbres.

Partamos de la idea de que la felicidad no reside en lasgrandes cosas, en las grandes palabras o en las grandesconquistas, sino en las pequeñas cosas de la cotidianidad. Quizáalguien considerará que esta idea de felicidad es muy minimalistae, incluso, dimisionaria, pero estamos convencidos de que lavida buena, la vida bella y armónica, tal como dirían los griegos,no se alcanza persiguiendo grandes hitos, al estilo de Prometeoo de Fausto, sino en la manera de asumir la propia cotidianidady la capacidad que tenemos de darle forma con nuestras manos.No podemos perder de vista el carácter finito y vulnerable dela condición humana.

Los valores nos ayudan a vivir con intensidad nuestracotidianidad y, cuando vivimos coherentemente nuestra vidacon nuestros propios valores, nos sentimos profundamentefelices. De hecho, existe una estrecha relación entre valoresy felicidad. La felicidad es, en pocas palabras, la vida ordenada,la existencia armónica y equilibrada. En cambio, cuando alguienvive su vida en oposición constante con los valores que sientedentro de la conciencia, se siente infeliz y vacío. Por otra parte,cuando es capaz de proyectar en su existencia, en la vida decada día, los valores que palpitan en su conciencia, su vidaadopta una forma ordenada y bella, no hay fractura entre elhombre exterior y el hombre interior, entonces hay transpa-rencia.

* * *

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Para facilitar la lectura de esta obra, nos proponemos des-cribir a continuación la arquitectura del texto, a fin y efectode poder localizar mejor el sentido de cada valor y su corres-pondiente agrupación en este libro. El texto que sigue acontinuación permite múltiples lecturas y está pensado paraque el lector se sienta muy libre a la hora de leerlo. Puedeempezar por cualquier lugar, en función de sus intereses yapetencias personales. Hemos organizado esta pequeña enci-clopedia de los valores en diez bloques, cada uno de los cualesestá integrado por diez valores.

Cada bloque se corresponde con una dimensión de la vidahumana. Es evidente que, ni están todas, ni tampoco nos hemospropuesto integrarlas todas, lo cual sería, por nuestra parte, unapretensión desmesurada y casi fáustica. El ser humano esuna realidad pluridimensional y no hemos pretendido serexhaustivos en este punto. Hemos resaltado diez aspectos dela vida humana que consideramos muy trascendentes, tantodesde el punto de vista individual como colectivo y en cadauno de estos bloques hemos destacado diez valores que creemosque pueden potenciar la vivencia de aquella dimensión. Estasdiez dimensiones son las siguientes: los otros (I), la interioridad(II), la naturaleza (III), la vida cotidiana (IV), el arte (V), lassituaciones límite (VI), el ocio (VII), el trabajo (VIII), la educación(IX) y el futuro (X).

El primer bloque está destinado a pensar en nuestra relacióncon los demás y a averiguar qué valores nos ayudan a vivirarmónicamente con ellos. Partimos de la idea de que los valoresnos ayudan a mejorar y a perfeccionar nuestra relación conlos demás. El ser humano es un animal perfectivo que, a lolargo de su vida, tiene la capacidad de madurar y de perfeccionaren muchos aspectos, pero no de una manera inmediata sinomediante el esfuerzo y el trabajo.

Los valores son piezas esenciales para la mejora de lapersona y de las sociedades en general. Sin escogerlo, nos damos

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cuenta de que los demás forman parte de nuestro mundo yde que existen formas de interacción con ellos que resultangravemente contraproducentes. Entre los valores que nos ayu-dan a cohesionar nuestra relación con los demás y a hacerlamás plena y más consistente, hemos destacado los siguientes:el valor de la alteridad (1), el de la amistad (2), el de la civilidad(3), el de la hospitalidad (4), el de la confianza (5), el del diálogo(6), el de la fraternidad (7), el del honor (8), el del perdón(9) y el de la fidelidad (10).

El segundo bloque del libro está orientado a los valoresde la interioridad. La persona humana no es solamente unaexterioridad que vive de cara afuera, sino que es un ser capazde una vida propia, un ser capaz de zambullirse en su interiory de “pensarse” a fondo. Existen una serie de valores que nosayudan a relacionarnos intensamente con nosotros mismos y,de paso, perfeccionan nuestras relaciones con los demás. Entreestos valores hemos destacado los siguientes: el de la aceptación(11), el de la coherencia (12), el del compromiso (13), el dela meditación (14), el de la corporeidad (15), el de la elegancia(16), el de la flexibilidad (17), el del desinterés (18), el de laalegría (19) y el del consejo (20).

El tercer bloque del libro está dedicado a estudiar la relaciónentre el ser humano y la naturaleza. He aquí una relación tensay difícil. Nos damos cuenta de que la forma de interacción queha presidido esta relación en los últimos dos siglos no essostenible, sino francamente negativa tanto para el futuro delentorno natural como para el futuro de la especie humana.Por tanto, es esencial que la persona aprenda a querer y avalorar el entorno natural y, para ello, es indispensable queasuma una serie de valores y que los haga efectivos en estainteracción con la naturaleza globalmente considerada. Entreestos valores que hemos enfatizado están los siguientes: labenevolencia (21), la ecodulia (22), el silencio (23), el estudio(24), la austeridad (25), la inacción (26), la gratitud (27), la

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solidaridad cósmica (28), el valor de la sencillez (29) y el valorde la sostenibilidad (30).

El cuarto bloque del libro está orientado a reflexionar sobrela vida cotidiana. La vida cotidiana es rica y compleja y paravivirla con intensidad es necesario ir equipado con un buenconjunto de valores. Además, la vida cotidiana oscila de manerainestable entre la belleza y la fealdad, entre la alegría y el tedio,entre la felicidad y el desencanto. Para afrontar este vaivéncontinuo, es esencial interiorizar un conjunto de valores quefortalezcan la personalidad y la hagan más dúctil, pero, a lavez, más independiente. Existen una serie de valores que faci-litan y equilibran debidamente la vida de cada día y la hacenmás afable y más fecunda. La cotidianidad puede mostrarsemonótona y gris y es esencial saber introducir mecanismos parasuperar esta tendencia. La vida de cada día sería muy diferentesi fuéramos capaces de vivir los siguientes valores: la cortesía(31), la mansedumbre (32), el respeto (33), la simpatía (34),el tacto (35), la cordialidad (36), la discreción (37), la genero-sidad (38) y la sobriedad (39).

El ser humano es un animal estético. Es capaz de quedarsepasmado ante una obra de arte y de disfrutar en su interiorde su contemplación. La percepción de la belleza no es ajenaa la vida humana, sino que forma parte intrínseca de ella. Parapoder desarrollar a fondo esta capacidad estética, la de percibirla belleza inherente a la realidad y a todas las cosas, es esencialel despliegue de cierta pedagogía, de una educación del senti-miento de belleza. Sólo si interiorizamos determinados valores,podremos disfrutar a fondo de este tesoro que nos ofrece larealidad humana que es el arte. Generalmente, interpretamoslos valores en términos de moral, de corrección o de incorrec-ción, pero existen valores de orden estético que nos facultanpara vivir con intensidad nuestra dimensión estética. En el quintobloque hemos destacado los siguientes valores: la contempla-ción (41), la belleza (42), la concentración (43), el entusias-

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mo (44), la jovialidad (45), la unicidad (46), la soledad (47),la serenidad (48), la musicalidad (49) y la inquietud (50).

El ser humano atraviesa a lo largo de su vida situacioneslímite, experiencias duras y difíciles de digerir, que conviertenla vida humana en una tragedia, en un clamor, en un ultraje.Aunque social y culturalmente hemos hecho del dolor un tabú,el sufrimiento no es ajeno a la vida humana, sino todo locontrario, es inherente a ella. Vivir es sufrir, aunque no sólopadecer, ni exclusivamente sufrir, pero el sufrimiento no esextraño a la vida. No obstante, no siempre sabemos asumirlocon madurez y, menos todavía, afrontarlo con dignidad.También es cierto que hay sufrimientos de tonalidades muydiversas y que, a veces, hay dolores que superan con crecesla capacidad humana. Sin embargo, es necesario concienciarsede que el dolor, y quien dice el dolor dice también laenfermedad, la vejez, la decepción, la frustración, el desengañoy, finalmente, la muerte, forman parte consustancial de la viday de que hace falta cultivar determinados valores para asumiresta dimensión trágica de la vida humana.

De ahí que sea tan necesario asumir una serie de valoresque alimenten a la persona y la hagan apta para afrontar estassituaciones dilemáticas, que inevitablemente nos comporta elhecho de vivir. En el sexto bloque, desarrollamos diez valorespara afrontar las situaciones de debilidad; son los siguientes:la fortaleza (51), la humildad (52), el sentido del misterio (53),la paciencia (54), el escuchar (55), la resiliencia (56), la com-pasión (57), la templanza (58), la veracidad (59) y la tenacidad(60).

Aunque aún no hayamos entrado, ni por asomo, en lasociedad del ocio, el hecho es que la persona humana ademásde definirse como un animal laborans, también se puede definircomo aquel animal que juega (Eugeni d’Ors dixit) y que sedistrae o, al menos, que trata de vivir con placer el ocio delque dispone. Es cierto que gran parte de nuestra vida nos la

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pasamos trabajando, pero el ocio en nuestra sociedad no esaccidental sino que también forma parte de la vida humana.Sin embargo, existe un ocio positivo que educa y forma a lapersona en su totalidad; pero también existe un ocio negativoque destruye a la persona y a las relaciones interpersonalesen el seno de la sociedad. Para poder disfrutar con plenituddel poco ocio del que disponemos, es necesario que interio-ricemos unos determinados valores, que son los que hemosdesarrollado en el séptimo bloque: la espontaneidad (61), lafiesta (62), el humor (63), el juego (64), la astucia (65), la cu-riosidad (66), el pudor (67), la tolerancia (68), la sinceridad(69) y la buena conversación (70).

Gran parte de la actividad humana la ocupa, tal comocomentábamos anteriormente, el trabajo cotidiano. Mediante eltrabajo, transformamos la realidad y también nos transformamosa nosotros mismos. Las manos de un agricultor son duras yásperas porque el contacto con la tierra ha cambiado sufisonomía. Puede considerarse el trabajo como un castigo y,de hecho, hay muchas formas de trabajo que son perniciosaspara la persona porque la reducen a la mera categoría de ins-trumento. Pero el trabajo entendido como una actividad queennoblece al ser humano y que le llena de satisfacción no tienenada que ver con esta relación instrumental a la que nosreferimos. Para poder desarrollar en la cotidianidad el propiotrabajo, nos hace falta asumir una serie de valores. En el octavobloque, hemos expuesto los valores del mundo del trabajo yhemos destacado los siguientes: la laboriosidad (71), la hones-tidad (72), la imaginación (73), la competencia (74), la pru-dencia (75), la puntualidad (76), la urbanidad (77), el rigor(78), la eficiencia (79) y la disponibilidad (80).

La educación es esencial en la vida de la persona, no tansólo en las primeras etapas de su existencia sino a lo largode todo su desarrollo. Necesitamos formarnos, adquirir conoci-mientos y hábitos para poder afrontar la cruda realidad. Preci-

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samente porque el ser humano es indigente y precario necesitaformarse continuamente, ya que de esta manera va desarrollandosu personalidad en un mundo que, en muchas ocasiones, sepresenta de manera hostil. En la novena parte de esta obra,exploramos los valores esenciales de la educación pensandoen términos de futuro. Entre estos valores nos referiremos alos siguientes: a la memoria (81), a la seriedad (82), a laresponsabilidad (83), a la igualdad (84), a la inocencia (85),a la libertad (86), a la epiqueya (87), a la piedad filial (88),a la racionalidad (89) y a la longanimidad (90).

No es nada fácil imaginarse cómo será el futuro y menostodavía desde nuestro presente, que cambia con tanta celeridad.Tenemos cierta capacidad para anticipar algunos movimientosy para imaginar determinados escenarios en el porvenir, peroexisten muchos aspectos de nuestro futuro inmediato y leja-no que desconocemos y que tendremos que ir digiriendo, tantoa nivel personal como a nivel colectivo, tan pronto como sepresenten. No es necesario temer al futuro, pero tampoco lohemos de aceptar de manera resignada como si todo ya estuvieseescrito y no pudiésemos hacer nada para cambiarlo. El futurodepende, esencialmente, de nosotros y de nuestra acción enel mundo. En la última parte de este texto nos hacemos ecode una serie de valores que nos preparan anímicamente paraencarar el futuro sin miedo y con una buena dosis de esperanza.Entre estos valores hemos recogido los siguientes: la buenafe (91), la creatividad (92), el coraje (93), la crítica (94), laperseverancia (95), la fe (96), la magnanimidad (97), la paz(98), la justicia (99), el valor de la esperanza (100).

Al final del libro, adjuntamos una breve bibliografía quetiene como finalidad orientar al lector y ofrecerle material paraproseguir su reflexión más allá de este libro.

Morgovejo (León), agosto de 2001

I

LOS OTROS

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La primera evidencia que tenemos cuando observamos elmundo que nos rodea, sin penetración, es que los otros* existen.Mucho antes de tomar conciencia de mi propio ser, tomoconciencia de la existencia de los otros. Me los encuentro porla calle, los veo desde mi ventana, los oigo desde mi cuartode trabajo. Aunque intente evitar su presencia, los otros estánpresentes y configuran el entorno de mi existencia personal.No son un sueño, ni una ficción, ni el producto de la imaginaciónde un dios menor, sino que son realmente reales, aunque,seguramente, siempre hay una distancia entre lo que son y loque veo en ellos.

Los otros forman parte de mi vida, no los puedo aniquilar,ni me puedo desentender de ellos. Están aquí y allá, me rodeany forman parte de mi paisaje personal. Pero no son figuras

* N. de la T.: se ha tenido a bien traducir en diferentes momentos del libro elconcepto de “los demás” por el de “los otros”; se procura respetar así la idea quetransmite el autor y que recoge con acierto en éste su primer bloque temático.