UNIVERSIDAD VERACRUZANA
FACULTAD DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA
ESPECIALIZACIÓN EN MÉTODOS ESTADÍSTICO
“FACTORES PSICOSOCIALES RELACIONADOS CON LA EDAD DE LA
MENARCA.”
TRABAJO RECEPCIONAL
REPORTE DE APLICACIONES
QUE COMO REQUISITO PARCIAL PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESTA
ESPECIALIZACIÓN
PRESENTA:
Rosa Lilia Castillo López
DIRIGE:
Mtro. Jesús Hernández Suárez
XALAPA, VER. AGOSTO DE 2013.
4
DEDICATORIAS
A mis padres, Eloina López Palmero y Rey Castillo Hernández, por
haberme dado el regalo más importante de todos: la vida, así como todas las
atenciones que he recibido de ellos y que han desencadenado el deseo de
superarme personal y profesionalmente. Muy especialmente a mi mama por
confiar en mí y ser un ejemplo de valentía y fortaleza.
A mis hermanas, Lucia y Esme por ser mi motivación en cada uno de mis
proyectos.
A mi familia por creer en mí, llenar mi vida de momentos felices y alentarme
siempre a cumplir mis metas.
A la especialización en Métodos estadísticos, principalmente a la Dra. María
Luisa Hernández Maldonado, y al Mtro. Jesús Hernández Suárez, quienes con
todo el profesionalismo y la dedicación con las que se caracterizan, me apoyaron
en la realización de este proyecto.
A la Dra. María Luisa Marván por su paciencia, sus sabios consejos, su
apoyo en todos los aspectos, y sobre todo por ser mi ejemplo a seguir en el ámbito
profesional.
A todos los que han aportado algo positivo a mi vida, ¡¡Gracias!!
5
RESUMEN
El presente trabajo es la recopilación teórico-práctica expresado en forma de
reporte que se elaboró con la finalidad de analizar la relación entre algunos
factores psicosociales y la edad de la menarca en mujeres escolares del Distrito
Federal. Contiene una revisión clara sobre las diferentes investigaciones
realizadas para analizar la relación existente entre la edad de la menarca y la
relación que tiene ésta con distintos aspectos psicosociales que se desencadenan
en la pubertad. Propone un modelo de regresión probit mediante el cual se puede
calcular el promedio de edad y posteriormente se realizó un análisis multivariado.
Entre los resultados más importantes se destaca la disminución en la edad media
de aparición de la menarca, en comparación con otros estudios realizados en
México.
6
ÍNDICE
1. Introducción 7
1.1. Antecedentes 7
1.2. Planteamiento del problema 12
1.3. Justificación 13
1.4. Objetivos 14
1.4.1. General 14
1.4.2. Específicos 14
2. Marco Teórico 15
2.1. La maduración reproductiva y psicosocial 16
2.2. Los aspectos psicológicos de la menarca temprana 18
2.3 La menarca temprana en el mundo 21
3. Materiales y Métodos 23
3.1. Participantes 23
3.2. Instrumentos 24
3.3. Análisis de Datos 25
3.3.1. Edad media de la menarca: Modelo de Regresión Probit 25
3.3.2. Asociación de Variables: Análisis de Correspondencia 26
4. Resultados 28
4.1. Análisis descriptivo 28
4.2. Análisis de regresión probit 30
4.3. Prueba de Ji-cuadrado 31
4.4. Análisis de correspondencia 34
5. Conclusiones 35
6. Bibliografía 38
7
I. INTRODUCCIÓN
Para toda joven la menarca (primera menstruación) es un evento significativo en
su vida. La menarca, siendo un fenómeno inminentemente neurobiológico, se
convierte en uno psicobiológico en donde los factores físicos, psicológicos y
sociales se engarzan (Marván y Cortés, 2008). En el caso particular de las niñas
que presentan una menarca temprana (MT), tienen que afrontar situaciones que
no siempre son capaces de soportar, debido a que poseen escaso control sobre
su entorno. La situación tan inesperada no les permite prepararse para un nuevo
momento en su vida, y las coloca en un estado de indefensión, reaccionando de
forma no adaptativa ante condiciones estresantes. En el presente trabajo se
realizó un análisis de regresión probítica para conocer la edad media de la
menarca en una muestra de niñas mexicanas, y posteriormente se realizó un
análisis de correspondencia para conocer ciertas consecuencias psicológicas que
pudiera traer consigo la edad de la menarca
1.1 Antecedentes
Las transformaciones físicas que acompañan al desarrollo de la función sexual
inician aproximadamente dos años antes de aparezca la menarca, este período de
transición es conocido como pubertad. Es una etapa de crecimiento rápido,
representado por la aparición de los caracteres sexuales secundarios, da inicio
entre los 8 y 13 años de edad, el crecimiento mamario (telarquia), es uno de los
primeros cambios que se pueden palpar claramente, seguido por el crecimiento en
8
talla, que suele ocurrir entre los 9 y 11 años (Díaz de Blas, Galán y Kazlauskas,
2009); aproximadamente unos seis meses después aparece el vello púbico
(Guerrero y Gracia, 2010; Calzada et al., 2001; Alés et al., 2006). Karapanou y
Papadimitrou (2010) refieren que las niñas México-americanas presentan un
desarrollo intermedio entre las jóvenes negras y blancas, con una edad de
crecimiento mamario de 10.3 años, aparición del vello púbico a los 10.5 y con la
llegada de la menarca a los de 12.7 años de edad.
La presencia del primer sangrado revela que la joven es capaz de reproducirse,
pero esta situación no es estrictamente cierta, requiere de un tiempo para que su
cuerpo se adapte y sus ciclos sean completamente fértiles y regulares. De tal
forma que las menstruaciones irregulares pueden durar tan sólo tres meses,
aunque algunos endocrinólogos refieren un rango mayor de 12 a 18 meses
(Guerrero y Gracia, 2010; Kronenberg et al., 2009). Por tanto, es claro establecer
cuándo la niña es premenarca y cuando es posmenarca referida por la ausencia y
presencia del sangrado menstrual respectivamente, mientras que para la
menarquia en status quo se limitará hasta el tiempo en que la joven regularice sus
ciclos menstruales.
De los primeros reportes sobre la edad de aparición de la menarca, se encuentra
el de Dagmar y Sutherland (1949), los cuales refieren un rango de edad entre los 9
y 18 años, con un promedio de 13.4 en zonas urbanas y 13.09 años de edad en
regiones rurales. Los autores indican que la presencia de la primera menstruación
está en relación con factores nutricionales, hereditarios y medio ambientales,
aspectos que se ven reflejados en mayor peso y estatura. Varios estudios
9
demuestran que la edad de la menarca se ha reducido durante los últimos 100
años, entre ellos el de Dagmar y Sutherland (1949).
Karapanou y Papadimitrou (2010) en una reciente revisión muestran una lista de
20 países, los trabajos fueron realizados entre 1985 y el 2006, la mayoría de los
países son del primer mundo, el rango de edad de aparición de la menarca es de
12 a 13.5 años; el estudio referido sobre Francia es el más reciente, indica un
promedio de 12.6 años de edad. En Korea la reducción de edad de la menarca es
dos a tres meses por década, estableciéndose en 1952 a los 14.8, en 1979 a los
14.4, en 1986 a los 13.4 y en 1988 a los 12.5 años (Park et al.,1999). De igual
manera en otro estudio realizado Taiwán, compararon a tres generaciones de
mujeres, los resultados demostraron una disminución de la edad: 15.16 años,
14.50 y 13.00 entre abuelas, madres e hijas respectivamente (Shiow-Ru, y Kuan-
Ho, 2008).
En Latinoamérica se muestra la misma tendencia que en los estudios anteriores,
por ejemplo en Venezuela, en las zonas urbanas reducen significativamente la
edad de la menarca a 11.89 años y en zonas rurales de 12.34 años (Vera et al.,
2009; Wronka, y Pawlinska-Chmara, 2005).
En México, se observa la misma trayectoria del fenómeno, una disminución de la
edad de la menarca, la cual se relaciona con el nivel socioeconómico, la talla y la
nutrición, así como también se advierten diferencias entre las niñas de zonas
rurales y urbanas. En Guanajuato refieren una edad promedio de 12.8, mientras
que en la Ciudad de México es de 12.4 (García-Baltazar, 1993). Por su parte,
Aréchiga et al., (1999) indican un promedio de 12.64 en Iztapalapa y 12.39 en
10
Coyoacán. Calzada en el 2001, revela un media de 12.11, en la Ciudad de México.
Finalmente, en el noreste de México, Méndez et al., (2006), señalan una edad
promedio de 12.06 años, encontrando una relación estrecha entre la talla y el nivel
socioeconómico medio.
El rango de edad de aparición de la menarca temprana es entre los 8 y 11.6 años
de edad, como lo indican diversos estudios, si la menarca aparece antes de los 8
años se considera un desorden hormonal (Rah et al., , 2009; Chodick et al.,
2005; Joinson et al., 2011; Blumstein, 2006), los estudios previamente
presentados muestran un promedio mundial de 12.6 años con una desviación
estándar aproximada de un año como lo maneja Joinson et al. (2011) para sus
propios estudios.
Por otra parte, las investigaciones revelan que las jóvenes que presentan su
primer sangrado a partir de la edad promedio, parecen adaptarse rápidamente a
los cambios que enfrentan, mientras que las chicas con menarca temprana tienen
mayores dificultades.
Como se mencionó, la reducción en la edad promedio de la aparición de la
menarca es mayor en las zonas urbanas, es ahí donde se genera situaciones de
vida más estresantes, implican mayores esfuerzos para enfrentar situaciones
nuevas, de exigencia académica, familiar, económica y social. Además en ciertas
grupos sociales se ha extendido el periodo de la adolescencia, de tal manera que
las jóvenes no adquieren las responsabilidades de la vida adulta.
11
La madurez física y biológica adelantada procura mayores conductas de riesgo, lo
que exige una mayor madurez psicológica, como lo demuestran los siguientes
estudios. Gaudineau et al. (2010) explican que la menarca adelantada en
pequeñas menores de 11 años, se asocia con la presencia de dos ó más
episodios de consumo de alcohol, conducta sexual temprana y sobrepeso. En un
estudio retrospectivo realizado por Boden (2011) con adultas menarcas
tempranas, se observó una mayor frecuencia de embarazos adolescentes,
además de presentar conducta criminal y desordenes de ansiedad. Joinson et al.
(2011) estudiaron prospectivamente a niñas, encontrando niveles
significativamente elevados de síntomas depresivos a la edad de 13 años, en las
menarcas tempranas.
Por su parte, Stice et al. (2002) señalan que niñas con menarca anticipada,
muestran un elevado nivel de depresión, abuso de sustancias y desordenes
alimenticios. En niñas chinas, Deng et al. (2011) encontraron una relación
estrecha entre la menarca precoz y la presencia de psicopatologías como
síntomas suicidas, depresión, ansiedad y conductas de auto-castigo (arrancarse el
cabello y realizarse cortes en la piel).
Como puede observarse en las evidencias antes expuestas, el desarrollo sexual
atraviesa por muy diversas fases biológicas y sociales. La prontitud en el momento
del primer sangrado, parece colocar a las adolescentes en una situación
vulnerabilidad.
12
1.2 Planteamiento del problema
La pubertad constituye un periodo de la vida en donde la niña se encuentra en
proceso de desarrollo físico y psicológico. El momento de aparición de la
menarquia toma mayor significado debido a la necesidad de las pequeñas para
adaptarse a una nueva forma de vida. Su cuerpo no se encuentra en homeostasis,
sino por el contrario aparece un proceso conocido como reostasis, en donde debe
adaptarse a un nuevo trabajo fisiológico, produciendo transformaciones físicas y
conductuales, cambios que permanecerán para el resto de su vida. Sin embargo,
en la mayoría de los casos, toman de forma inesperada a las jóvenes. Por su
parte, los constructos sociales, la escuela y la familia, promueven diversos valores
y actitudes que no facilitan su adaptación a una condición biológica natural.
Por tal razón, la aparición temprana de la menarquia constituye un paso aún más
difícil, ya que las niñas no se encuentran suficientemente maduras cognitiva y
emocionalmente, para adaptarse y enfrentar tal situación. La importancia de
estudiar la edad de la menarca y las consecuencias psicológicas que esta conlleva
radica en proporcionar elementos para llevar a cabo acciones preventivas y
remediales para enfrentar el posible impacto negativo de la menarca precoz en los
ámbitos escolares, familiares y de salud.
13
1.3 Justificación
El estudio del desarrollo en la infancia, no es tarea fácil; existen suficientes
problemas metodológicos para resistirse a trabajar con dicha población. Sin
embargo, es un grupo vulnerable que requiere la atención de todos, ya que en
ellos se sustenta la sociedad. El descubrir las situaciones que se encuentran
involucradas al presentarse la menarquia temprana permite iniciar diversas formas
para prevenir los inconvenientes que deben afrontar las jóvenes. La depresión, las
adicciones, los trastornos alimenticios, la obesidad, son prioridad en la salud
pública. Dentro de la Salud Mental, el estudio de la depresión y los conflictos
psicosociales se ha llevado a cabo en adultos de forma exhaustiva, los métodos
de tratamiento han sido también ampliamente investigados, la realidad es que la
prevención se encuentra en el trabajo en la infancia. La cual ha sido descuidada,
por un lado por las dificultades en su abordaje, pero también por las dudas sobre
la existencia en la presencia de desequilibrios psicosociales y emocionales en los
niños.
Por otra parte, el costo de no realizar investigaciones y diagnósticos en nuestra
población será muy grave, ya que rehabilitar las psicopatologías como anorexia,
sobrepeso, trastornos de ansiedad, conducta adictiva y de auto-castigo, depresión,
embarazos tempranos, entre otras. Implican tratamientos prolongados, caros y
frecuentes recaídas, lo que impacta en las áreas laborales, sociales, familiares y
en muchos casos, puede llegar hasta la muerte.
14
1.4 Objetivos
1.4.1 Objetivo general
Analizar la relación entre algunos factores psicosociales y la edad de la
menarca en mujeres escolares del Distrito Federal, México.
1.4.1 Objetivos específicos
• Conocer la edad media de la menarca en la población estudiada.
• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y el consumo de drogas
(alcohol y tabaco)
• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y la vida en pareja
• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y la estabilidad familiar
• Analizar la relación entre el estatus de la menarca y los conocimientos
previos acerca de la menstruación.
15
II. MARCO TEÓRICO
La menarca (Real Academia Española, 2011), es definida como el momento del
primer sangrado menstrual, en el cual se inicia la vida reproductiva, la madurez
sexual, el paso de la infancia a la vida adulta, sin embargo, para una mujer este
hecho tiene muchos más significados, desde el punto de vista cognitivo, social y
principalmente emocional.
La pubertad es la etapa del desarrollo comprendida entre la infancia y la
adolescencia, en la que se alcanza la madurez sexual. La menarca, que se refiere
al primer período menstrual, es el evento que marca la pubertad en las mujeres.
La edad de la menarca varía entre los 9 y 16 años. Aún cuando la primera
menstruación significa cierto grado de madurez en el desarrollo uterino, la
menarca no implica que ya exista una plena capacidad reproductiva. Los primeros
ciclos menstruales son irregulares, y suele haber un intervalo de esterilidad
puberal tras la primera menstruación.
Además de la menarca, en la pubertad ocurren otros cambios corporales
importantes, ya que existe un incremento en la secreción de determinadas
hormonas de la hipófisis, y por consiguiente de los ovarios, con un efecto
fisiológico general. La hormona del crecimiento produce una aceleración del
crecimiento que lleva al cuerpo a alcanzar casi su estatura máxima en un
promedio de dos años. Los otros cambios corporales son denominados caracteres
sexuales secundarios, que en el caso de la mujer se deben principalmente a la
producción de pequeñas cantidades de estrógenos. Los caracteres sexuales
16
secundarios femeninos más notables son: a) aparición de vello púbico y axilar, b)
desarrollo de los senos, c) deposición de grasa alrededor de las caderas y los
muslos, e) aumento de tamaño y actividad de las glándulas sebáceas de la piel, lo
que puede ocasionar la aparición de acné, d) desarrollo de una clase específica de
glándulas sudoríparas, lo que provoca un incremento de olor corporal, y e)
desarrollo de los órganos sexuales. A diferencia de estos cambios que aparecen
de manera gradual, la menarca ocurre súbitamente.
A pesar de que la menarca solo es uno de los múltiples eventos biológicos que
ocurren durante la pubertad, tiene un significado especial, y es considerada como
un punto de transición importante en la vida de las mujeres. La mayoría de las
mujeres adultas recuerdan su experiencia de la menarca, e incluso algunas son
capaces de dar descripciones detalladas, lo que significa que fue un evento muy
importante en su vida (Lee, 1996). La experiencia de la menarca depende de
varios factores, tales como la clase de preparación recibida, el conocimiento que
tiene sobre el tema, las expectativas que tiene, el apoyo recibido, la propia
personalidad, y la edad de la niña al momento de experimentarla.
2.1 La maduración reproductiva y psicosocial
Patton y Viner (2007) hacen notar que al mirar la evolución de la humanidad desde el
punto de vista ontogénico y filogénico, se acentúan las diferencias biológicas, psicológicas
y sociales. Hace aproximadamente 200 mil años aparecieron los homo sapiens sapiens.
En esos tiempos, la posibilidad de vivir más de 30 años era difícil, por lo que los hombres
y las mujeres tenían un desarrollo biológico temprano, y la menarca aparecía a una edad
17
promedio de 10 años, lo que permitía la rápida procreación. Las incipientes sociedades no
requerían una maduración psicosocial muy distante a la madurez biológica, ya que los
grupos de humanos eran pequeños y con pocas exigencias (Gluckman y Hanson, 2006;
Patton y Viner, 2007). Sin embargo, comenzaron los primeros asentamientos agrícolas y
posteriormente durante la revolución industrial, la madurez reproductiva fue poco a poco
atrasándose.
El siglo XX fue de dramáticos cambios en todos los sentidos. Por un lado, la mayoría de
los investigadores están de acuerdo en que hay un adelanto significativo en la aparición
de la menarca. Pero al mismo tiempo, las circunstancias sociales y laborales actuales
exigen que las jóvenes permanezcan más tiempo preparándose para la vida adulta, y
muchas jóvenes comienzan a postergar la maternidad. A pesar de que la madurez
biológica es temprana, la madurez psicosocial ocurre varios años después, observándose
un dramático desfase (Gluckman y Hanson, 2006; Patton y Viner, 2007; Walvoord, 2010).
Los factores psicológicos que se han reportado como causas del adelanto de la
menarca, están en relación con las situaciones de vida durante edades tempranas.
Las investigaciones apuntan a que los conflictos familiares, la ausencia y/o
rechazo de los padres, la infelicidad y carencia de amor en el hogar, el divorcio de
los padres, ser hija primogénita, la falta de afecto (Kenneth et al., 1997), la
violencia, la migración, el abuso sexual, el maltrato físico y emocional (Lien et al.,
2010), son situaciones con alto nivel de estrés para las niñas en desarrollo.
Asimismo, los estudios en neurobiología explican que las situaciones con alto nivel
de distrés elevan el cortisol, activando al eje HHA, que a su vez echa a andar al
eje HHG, originando el desarrollo de la madurez sexual (Kronenberg et al., 2009 y
Carranza, 2011).
18
En el siglo XXI, la menarca aparece entre los 9 y 14 años, mientras que la
madurez psicosocial ocurre entre los 15 y se extiende hasta los casi 30 años,
observando un desfase alarmante (Gluckman & Hanson, 2006b; Patton & Viner,
2007; Walvoord, 2010). Las jóvenes están biológicamente listas para la
procreación, pero aún no maduras psicológica y socialmente para la crianza, la
elección de pareja, la reproducción, la autonomía y el manejo de una vida adulta.
2.2 Los aspectos psicológicos de la menarca temprana
La postura evolucionista describe a la adolescencia como un proceso ontogénico.
Después de un desarrollo físico y psicosocial importante desde el nacimiento
hasta la pubertad, comienza a detenerse el crecimiento, para ahora, permitir que
el cerebro alcance la madurez. ¿Qué está ocurriendo en el cerebro de un
adolescente? Las investigaciones en neurobiología describen que, al llegar la
pubertad los circuitos neurales se hallan en gran actividad. Aquellas conexiones
que participan en el análisis de situaciones de riesgo, la toma de decisiones y la
planeación, la autorregulación de conductas, y el control de impulsos se
encuentran en plena construcción. Luego entonces, se requiere de la maduración
de los circuitos límbico-corticales (Vigil et al., 2011). Para lograr dicho control, se
necesitan experiencias de vida y un ambiente psicosocial estable. Por el contrario,
un ambiente estresante y hostil producirá deficiencias en la mielinización,
sinaptogéneis y neurogénesis, provocando disminución del volumen de diversas
áreas cerebrales como la corteza frontal, el cíngulo, el cerebelo y el hipocampo
entre otras, lo que tiene un impacto en el desarrollo y maduración de habilidades
19
para la vida, la toma de decisiones, la autorregulación y el control de impulsos
(Andersen y Teicher, 2004; Teicher , 2002; Teicher et al., 2003; Teicher et al.,
2006).
Las jóvenes que presentan su primer sangrado menstrual a la edad promedio de
su contexto, parecen adaptarse rápidamente a los cambios que enfrentan,
mientras que las chicas con menarca temprana (MT) tienen mayores dificultades.
Uno de los factores que comienzan a provocar problemas es el aspecto físico, ya
que se manifiestan los caracteres sexuales secundarios y el aumento de la
estatura, lo que da una apariencia de mayor edad. Además, las niñas MT
presentan mayor índice de masa corporal (IMC), y el cambio en la distribución de
la grasa es un factor relacionado con la insatisfacción y la angustia por su figura
(Karapanou y Papadimitriou, 2010; Lien et al., 2010; Wronka y Skachmara, 2005).
Per se los niños y adolescentes tienen dificultades para afrontar de forma
adecuada situaciones estresantes, debido al poco control de su entorno, es decir,
no pueden tomar decisiones y dependen de los adultos que les rodean (Trianes,
2002). Lazarus y Folkman (1986) postulan que cuando un acontecimiento ocurre
demasiado pronto, como es el caso de la MT, es posible que generen respuestas
no adaptativas, impidiendo que las jovencitas se preparen cognitivamente para un
nuevo papel en la vida. La niña siente que puede perder la aceptación o el apoyo
del grupo. Si las niñas y las jóvenes adolescentes no construyeron habilidades
para el manejo de ambientes que demandan un esfuerzo extra para darles
solución, entonces tendrán mayores dificultades para reaccionar, colocándolas en
un riesgo constante (Brooks-Gunn et al., 2001). Se ha relacionado con jóvenes
20
con MT la presencia sobrepeso, conducta sexual y episodios de embriaguez a
edades tempranas (Gaudineau et al., 2010). Asimismo, se ha demostrado que las
jóvenes con MT buscan más independencia de los padres, salen con jóvenes a
una edad anticipada, tienen más novios, inician conductas de coqueteo fácilmente,
comienzan su vida sexual anticipadamente, por tanto tienen embarazos en la
adolescencia, lo cual se asocia a inadecuados criterios para elegir pareja, se
vinculan a hombres inapropiados, su plan de vida con su pareja es a corto plazo y
su estilo de crianza es inadecuado (Hoier, 2003; Kaltiala-Heinoa et al., 2003; Kim,
1999).
Los conflictos constantes y severos entre los padres, la mala relación de la niña
con su madre, una madre fría y ausente, el rechazo del padre, desde la infancia
temprana hasta los 11 años, aparte de adelantar la menarca, también la coloca
en condiciones de riesgo permanente (Kim, 1999; Kim et al., 1997). Diversos
estudios han demostrado que en las niñas con MT aparecen niveles mayores de
síntomas suicidas, depresión y ansiedad, así como respuestas exageradas al
distrés; los desordenes alimenticios, el abuso de sustancias, las conductas de
auto-castigo (por ejemplo, arrancarse el cabello o realizarse cortes en la piel)
también son reportadas en dicha población (Deng et al., 2011; Joinson et al.,
2011; Kaltiala-Heinoa et al., 2003; Kim, 1999; Liena et al., 2006; Rierdan & Koff,
1991; Stice et al., 2001). Así mismo, se ha obseravado una mayor frecuencia de
embarazos adolescentes, conducta criminal y desordenes de ansiedad en jóvenes
MT (Boden et al., 2011).
21
2.3 La menarca temprana en el mundo
La Organización Mundial de la Salud indica que la adolescencia temprana se
ubica entre los 10 y los 14 años (Secretaria de Salubridad Asistencia, 2010), en el
periodo comprendido como pubertad. Pero cada mujer, muestran un desarrollo
propio, lo que provoca dificultades para identificar a una niña con una menarca
temprana (MT). Sin embargo, los siguientes elementos pueden servir como
criterios:
El primero es lograr diferenciar la MT del desarrollo puberal precoz. La pubertad
precoz se refiere a la aparición de los caracteres sexuales secundarios a una
edad inferior a ± 2.5 años de la media obtenida para una población determinada y
es considerada una condición patológica. En cambio, la MT es una condición de
temporalidad, no existe alteración clínicamente determinada (Guerrero & Gracia,
2010; Organización Panamericana de la Salud, 2000; Pérez & Prieto, 2006;
Rodríguez, 1997; Shiow-Ru & Kuang-Ho, 2008; Thomas et al., 2001).
El segundo criterio se basa en las investigaciones que estudian poblaciones con
MT, en donde refieren un rango que va de los 8 hasta los 12.76 años de edad
(Blumstein, 2006; Deng et al., 2011; Joinson et al., 2011). A pesar de ser un buen
criterio, dichas investigaciones son en diversos países, en donde el promedio de
la edad de la menarca regular es diferente. Por lo tanto, el tercer criterio está en
relación con la población estudiada, tomando en cuenta el promedio del país o de
localidad referida (urbana o rural). Por ejemplo, el promedio más reciente
encontrado en México se obtuvo en el noroeste del país y es de 12.06 ± 0.44
años. (Méndez et al., 2006) en contraste, en Nepal la edad promedio de la
22
menarca es de 16.2 años, mientras que para Grecia es de 12 años (Thomas et al.,
2001); ¿quién sería menarca temprana para cada país?, la respuesta hace
indispensable ajustar este criterio en cada localidad y época estudiada.
23
III. MATERIALES Y MÉTODOS
La información se obtuvo de un proyecto que se está elaborando en el Instituto de
Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana. Dicho proyecto tiene
como objetivo analizar la ansiedad y depresión en niñas con menarca temprana.
En la presente investigación se recolectó la información utilizando dos métodos, el
primero es status quo, esto se refieren que los datos se recolectaron cerca del
momento en que se presentó la menarca y el segundo método es el retrospectivo,
el cual se refiere a que cuando se obtuvo la información ya había pasado mucho
tiempo (años) después de haberse presentado la menarca.
3.1 Participantes
Se trabajó con participantes que asistían a escuelas públicas de nivel primaria,
secundaria y preparatoria, de turnos matutinos y/o vespertinos de la Ciudad de
México. Se trabajó con una muestra no probabilística debido a que la selección de
las participantes se sujetó a las características de las variables que se
investigaron. Se obtuvieron las mediciones de niñas de entre los 10 y 16 años de
edad.
24
3.2 Instrumentos
Se elaboró un formato de datos generales e identificación, en donde si indicó la
edad actual, así como la ausencia o presencia de la menarca, lo cual permitió
establecer un estatus menarquico, dividiendo a las niñas y jóvenes en menarcas
tempranas, regulares y tardías.
Se elaboró un cuestionario para las estudiantes y en el que se incluyeron 4
aspectos:
La estabilidad en las relaciones familiares: Este aspecto se conforma por dos
preguntas, la primera hace referencia a la percepción que tienen las participantes
acerca de si sus padres se preocupan por su salud y bienestar; la segunda
pregunta se refiere a la tranquilidad y cariño que las participantes perciben en su
familia
El consumo de drogas: Este aspecto se conforma por dos preguntas, la primera
evalúa el uso de tabaco y la segunda evalúa el uso de alcohol
La actividad de vida en pareja: Este aspecto se conforma por dos preguntas, la
primera indaga en el número de novios que las participantes han tenido, y la
segunda pregunta pretende conocer si las participantes han tenido relaciones
sexuales.
Los conocimientos previos acerca de la menstruación: Este aspecto se conforma
por dos preguntas, busca conocer si las participantes sabían qué hacer cuando
experimentaron la menstruación por primera vez, y la segunda pregunta pretende
25
conocer si las participantes sabían que estaba pasando cuando experimentaron la
menstruación por primera vez.
Se emplearon también dos escalas, una de depresión y otra de ansiedad, las
cuales no se utilizaron en este estudio.
3.3 Análisis de Datos
3.3.1 Edad media de la menarca: Modelo de Regresión Probit
Para conocer la edad media de la menarca se realizó un modelo de regresión
probit, el cual ya ha sido utilizado en estudios anteriores con la finalidad de
obtener la edad promedio de la menarca (Méndez et al., 2006; Aréchiga et al.,
1999) Para obtener la edad promedio de la menarca se tomaron en cuenta todas
las participantes.
El procedimiento que se siguió se describe a continuación:
1) Se registró la edad actual de las participantes
2) Se preguntó si ya habían tenido su primera menstruación y se registro la
respuesta afirmativa o negativa
3) A las participantes que respondieron afirmativamente a la pregunta anterior se
les pregunto a qué edad habían experimentado su primera menstruación
Una vez obtenidos los datos anteriores, se procedió a realizar un análisis de
frecuencias, de tal modo que se crearan tres nuevas variables
26
a) Covariables: la edad actual de las niñas
b) Total observado: En dicha variable se registró el número total de niñas de cada
edad
c) Frecuencia de respuesta: En esta variable se registró el número de
participantes con menarquía por cada edad
Estas nuevas variables se ingresaron al software SPSS 20 para así obtener la
edad promedio.
Una vez obtenido el promedio de edad, se procedió a clasificar a las participantes
en tres grupos:
Menarca temprana: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre
los 8 y los 10 años.
Menarca regular: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre
los 11 y los 12 años.
Menarca tardía: corresponde a las participantes que tuvieron su menarca entre los
13 y los 16 años.
3.3.2 Asociación de Variables: Análisis de Correspondencia
Para realizar el análisis se incluyeron las participantes que ya habían tenido su
primera menstruación, y por restricciones de la institución que proporcionó la
matriz de datos no fue posible incluir a todas estas participantes.
27
Antes de realizar el análisis de correspondencia se realizaron tablas de
contingencia de dos vías utilizando como base el estadístico Ji cuadrado con la
finalidad ver si existe dependencia entre el estatus de la menarca con las
siguientes variables:
1) Consumo de tabaco.
2) Consumo de alcohol.
3) Relaciones de noviazgo que ha tenido.
4) Haber tenido relaciones sexuales.
5) Experimentar tranquilidad y cariño en su familia.
6) Sentir que sus padres de preocupan por su bienestar.
7) Sentirse prepara al experimentar su primera menstruación.
8) Tener conocimiento sobre lo que sucedía cuando experimentó su primera
menstruación.
9) Tener conocimiento sobre qué hacer cuando experimentó su primera
menstruación.
Posterior a dicho análisis se realizó un análisis de correspondencia múltiple para
estudiar las asociación entre la clasificación del estatus de la menarca con las
variables que resultaron significativas en la prueba anterior.
28
IV. RESULTADOS
Los participantes oscilaron en edades entre 8 y 16 años para el análisis de
regresión probit, y entre 10 y 16 y años de edad para el análisis de
correspondencia múltiple, teniendo como promedio de edad 13.30 con una
desviación estándar de 1.10.
4.1 Análisis descriptivo
En la Gráfica 1 se muestra que el 72.9% de las participantes pertenecían a una
familia de tipo nuclear, es decir, una familia conformada por padre, madre e hijo(s).
El 23.1% vivían solo con la madre, y 4.0% vivían solo con el padre.
Gráfica 1.Personas con las que vive
72.9
4.0
23.1 padre y madre
solo padre
solo madre
29
La Gráfica 2 muestra que el 31.70% de las participantes ocupaban el lugar de
hermano mayor en la familia, y el 68.30% ocupaban otro lugar.
Gráfica 2: lugar que ocupa entre los hermanos.
En la Gráfica 3 se observa que el 90.19% de las participantes han platicado con su
madre sobre la menstruación, el 2.20 % han platicado con un hermano, el 2.45%
han platicado con un amigo, y es importante resaltar que el 5.08% no ha platicado
con nadie sobre el tema de la menstruación.
31.7
68.3
la mayor
otro lugar
30
Gráfica 3: Personas con que platicó de la menstruación
4.2 Análisis de regresión probit.
En la Tabla 1 se muestra el total de las participantes por edad, así como el número
de participantes que ya han tenido su primera menstruación por cada uno de los
grupos de edad
Edad Total observado
por edad Frecuencia de
respuesta
8 25 0
9 70 0
10 92 12
11 93 33
12 155 112
13 215 200
14 261 253
15 108 106
16 106 106
Media de edad = 11.28 X2 = 8.22; gl= 6; p < 0.222
Tabla 1: Edad media de la menarquia.
90.2
5.1 2.1 2.5
mama nadie hermano (a) amigo
0.0
10.0
20.0
30.0
40.0
50.0
60.0
70.0
80.0
90.0
100.0
31
La edad de la menarquia para la población estudiada fue de 11.28, es
considerablemente más baja que en otros grupos de la cuidad México.
4.3 Prueba de Ji-cuadrado.
En la Tabla 2 se muestran las variables que se analizaron en las tablas de
contingencia, así como los resultados de la prueba Ji-cuadrado y su p-value
asociado.
Variable dependiente Variable independiente X2 (gl) p-value
Estatus de la menarca Ha consumido tabaco 1.00 (2) 0.606
Estatus de la menarca Ha consumido alcohol 4.22 (2) 0.114
Estatus de la menarca Ha tenido relaciones sexuales 0.277 (2) 0.871
Estatus de la menarca En su familia hay cariño y tranquilidad 3.99 (2) 0.136
Estatus de la menarca Siente que sus padres se preocupan por
su bienestar
2.72 (2) 0.255
Estatus de la menarca Cuando tuvo su primera menstruación se
sentía preparada
3.68 (2) 0.158
Tabla 2: Variables analizadas con la prueba Ji-cuadrado.
Debido a que el p-value asociado a las variables que se muestran en la tabla es
mayor a 0.05, se puede decir se no se rechaza H0, por lo tanto no existe relación
de dependencia entre las variables independientes y el estatus de la menarca
32
La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”
con la variable “Ha tenido novio”, obtuvo una X2 (gl)= 10.22 (2) y un p-
value=0.006; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si existe
dependencia entre estas variables (ver Gráfica 4).
Grafica 4: Relación entre estatus de la menarca y tener novio
La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”
con la variable “Cuando tuvo su menarca sabía que pasaba”, obtuvo una X2 (gl)=
33.12 (2) y un p-value<0.001; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si
existe dependencia entre estas variables (ver Gráfica 5).
0
50
100
150
200
250
300
350
M. temprana M. regular M. tardía
no
si
33
Gráfica 5: Relación entre estatus de la menarca y saber que pasaba
La tabla de contingencias en la que se incluyó la variable “estatus de la menarca”
con la variable “Cuando tuvo su menarca sabía qué hacer”, obtuvo una X2 (gl)=
21.71 (2) y un p-value<0.001; por lo tanto se rechaza H0 y se puede decir que si
existe dependencia entre estas variables (ver Gráfica 5).
Gráfica 6: Relación entre estatus de la menarca y saber que tenía que hacer
0
50
100
150
200
250
300
350
400
M. temprana M. regular M. tardía
si
no
0
50
100
150
200
250
300
350
M. temprana M. regular M. tardía
si
no
34
4.4 Análisis de correspondencia.
Para realizar el análisis de correspondencia múltiple se incluyeron las variables
“Estatus de la menarca”, “Ha tenido novio”, “Cuando tuvo su menarca sabía que
pasaba” y “Cuando tuvo su menarca sabía qué hacer”, pues fueron las que se
observó un patrón de dependencia. En el Gráafico número 6 se observa que se
forma un grupo en el cual se incluye la categoría de menarca temprana con las
categorías de no saber qué pasaba y no saber qué hacer al momento de tener su
primera menstruación, este grupo indica que existe una asociación entre dichas
categorías, las cuales explican el 55.65% de la varianza total (ver gráfica 6).
E.M.:regular
E.M.:temprana
E.M.:tardía
N:si
N:no
S.P.:si
S.P.:no
S.H.:si
S.H.:no
-1.0 -0.5 0.0 0.5 1.0 1.5 2.0
Dimensión 1; Eigenv alores: .41700 (33.36% de Inercia)
-2.5
-2.0
-1.5
-1.0
-0.5
0.0
0.5
1.0
1.5
2.0
2.5
Dim
ensió
n 2
: E
igenvalo
res:
.27867 (
22.2
9%
de I
nerc
ia)
Gráfica 7: Asociación entre estatus de la menarca distintas variables.
35
V. CONCLUSIONES
Una de las necesidades fundamentales de este estudio fue conocer la edad media
de la menarca, pues hay evidencias de que dicho dato ha presentado una notable
disminución en las últimas décadas. Hasta el año 2009 el promedio mundial de la
edad de la menarca era de 12.6 años, pero si analizamos este dato es
indispensable tomar en cuenta que para llegar a él fue necesario incluir tanto a
países desarrollados, como a países en desarrollo, por lo que pudiera haber un
sesgo en el resultado. Dentro del grupo de países en vías de desarrollo se
encuentra precisamente México, en donde ya se ha realizado varios estudios que
toman en cuenta la edad media de la menarca, entre los resultados encontrados
para la ciudad de México, resalta un decremento importante, pues en 1999 el
promedio fue de 12.64, en 2001 se obtuvo una media de 12.11, en 2006 se
encontró una edad promedio de 12.06 años, y en el estudio actual se obtuvo una
media 11.28. Por lo anterior es importante recalcar que cuando un acontecimiento
ocurre demasiado pronto, como es el caso de la menarca, puede generar
respuestas no adaptativas, la persona siente que puede perder la aceptación o el
apoyo del grupo en el cual de desarrolla, además, las situaciones adelantadas no
le permiten al individuo prepararse cognitivamente para un nuevo papel en su
vida.
El objetivo principal de esta investigación fue analizar la relación entre algunos
factores psicosociales y la edad de la menarca en mujeres escolares, como ya se
ha comentado, existen diversos estudios que explican que el adelanto de la
36
madurez reproductiva puede traer consigo mayores conductas de riesgo, por lo
tanto la presencia de la menarca a temprana edad se relaciona con diferentes
factores entre los que resalta el inicio de vida sexual a edades anticipadas, este
dato tiene relación con los resultados obtenidos en nuestro estudio, pues se
encontró que existe dependencia entre el estatus menarquico y el hecho de haber
tenido novio, de esto se desprende la idea de que para estas jóvenes pudo ser
más difícil la adaptación a los cambios de tipo sociales, entre los que se incluyen
las relaciones de pareja y el momento en el que estas deben iniciar, pero además,
por esta falta de criterio, es posible que su elección de pareja sea inadecuada, y
como consecuencia se presenten embarazos no deseados, abortos, corta vida de
pareja y/o estilos de crianza inadecuados.
La experiencia de la menarca depende de varios factores, tales como la clase de
preparación recibida, el conocimiento que se tiene sobre el tema, las expectativas
que se tienen, el apoyo recibido, la propia personalidad, y la edad de la niña al
momento de experimentarla. Otro aspecto analizado en este estudio fueron los
conocimientos acerca de la menarca, y resulta interesante que no se han
encontrado investigaciones en las cuales se haya tomado en cuenta este aspecto.
En el actual análisis se encontró que existe una relación de dependencia entre el
estatus de la menarca y el hecho de saber que pasaba y saber qué hacer en el
momento de su primera menstruación, y más aún, se encontró que estas variables
están asociadas con la aparición de la menarca en edad temprana. Este hecho
indica que la menarca en edades tempranas no le da a las niñas la oportunidad de
37
adquirir elementos para llevar a cabo acciones preventivas para enfrentar el
posible impacto negativo de la menarca precoz.
Pese a lo interesante que resultan ser los hallazgos mencionados, existen algunas
limitaciones que podrían afectar significativamente los resultados, por ejemplo que
la institución que proporcionó los datos no permitió utilizar la totalidad de ellos para
hacer el análisis de correspondencia; por otro lado, no se tomó en cuenta que la
población analizada perteneciera al mismo estrato socioeconómico. Por lo que es
necesario considerar un posible sesgo en los resultados.
Los alcances de esta investigación parecen prometedores. Sin embargo es
necesario continuar indagando sobre la temática, tomando en cuenta los
elementos metodológicos indispensables. De tal modo que la estadística juega un
papel de suma importancia para el investigador, auxiliándolo en la búsqueda de
resultados consistentes y objetivos. Para el caso de este trabajo se propone
indagar en las diferencias que pudieran existir en términos socioeconómicos y
sociodemográficos para las futuras investigaciones, con la finalidad de proveer
estrategias de apoyo para las nuevas generaciones.
38
VI. BIBLIOGRAFÍA
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