Un viaje por la Reserva de la Biosfera La
Encrucijada, sur de Chiapas, México
Texto y fotografías Jorge Paz [email protected]
Los manglares representan uno de los
ecosistemas más complejos y productivos
del planeta. Entre sus cualidades destaca
el papel que desempeñan como filtro
natural de las corrientes que fluyen hacia
el océano y la mitigación del efecto de
fuertes vientos y oleaje ante la presencia
de ciclones. Aquí, los cuerpos de agua
continentales se mezclan con el agua del
mar creando ambientes con diferente
salinidad, temperatura y transparencia, lo
que permite la existencia de formas de
vida particulares.
Ante la abundancia de agua, la vegetación muestra una extraordinaria adaptación a
base de formas, tamaños y sistemas de reproducción, como son las enormes raíces
aéreas que les brindan soporte en un suelo fangoso e inestable además de soportar
fuertes vientos como ya se mencionó. Por ejemplo, el mangle rojo produce una semilla
llamada localmente “candela” cuya forma le permite que al desprenderse el árbol,
caiga verticalmente enterrándose en el sustrato lodoso, o bien flotar y esperar una
mejor oportunidad para fijarse al lecho de la laguna para su germinación. La densa
maraña de raíces y la gran cantidad de árboles hacen un sitio prácticamente
inaccesible para los humanos, gracias a lo cual estos ambientes son refugio de fauna
muy particular, contando en sus registros (SEMARNAT, 1999; p 30) 94 aves
migratorias, grandes mamíferos como el jaguar (Pantera onca) o
menores como el mono araña (Ateles geoffroyi) y el oso
hormiguero (Tamandua mexicana), además de reptiles como
cocodrilo real (Crocodylus acutus), anfibios, peces, moluscos y
crustáceos. Tuve la oportunidad de compartir este recorrido con
amigos que elaboran la cartografía de humedales y realmente la
zona en sus contextos natural, socioeconómico y cultural me
cautivó.
El viaje inicia en el poblado de Escuintla, enclavado en la llanura
costera del Pacífico a 150 km al sureste de Tuxtla Gutiérrez y a
60 km al noroeste de Tapachula. Junto con otros municipios del
sur conforman la región del Soconusco famosa por sus
escenarios, diversidad biológica y productiva. Su cercanía al
océano permitió que en 1897 llegaran a la zona grupos de
japoneses, chinos y alemanes principalmente (Gobierno de
Chiapas, 2005), quienes se establecieron definitivamente
trayendo consigo distintos sistemas productivos y elementos
culturales que aun prevalecen en la actualidad.
Navegando en Cayuco, Laguna Panzacola
Guardaparques en la Reserva de la Biosfera La Encrucijada
Ubicación de la zona de estudio y algunos puntos de interés que se mencionanen el documento.
Imagen de Google Earth de la zona
Junto con Acacoyagua y Acapetahua forma un sistema de pueblos físicamente muy
cercanos lo que establece una estrecha relación sólida y permanente. Predomina la
actividad comercial y de servicios. Durante mi estancia se celebraba la fiesta en honor a
Santo Domingo (8 de agosto), por lo que los alrededores de la iglesia se encontraban
ocupados con varios puestos ofreciendo diferentes productos a los lugareños. Reconocí el
“chucho seco” que es un pan regional típico de las ferias locales, inconfundible por el
azúcar rosada que le adorna; había
también rosquillas y diversos frutos
curtidos como jobo y nanche.
Una grata sugerencia fue comer en
el Dragón de Beijin, en donde
disfruté de la auténtica comida
china, reflejo del mosaico cultural
que se vive, siente y paladea en
este lugar. El kai tian, elaborado con
pollo, cerdo, vegetales y cacahuate;
sazonado con salsa de soya, y
acompañado de arroz cocido,
desde luego, usando los palitos,
fueron un aliciente para el viaje de 6
horas que había realizado.
Kai tian, en el Dragón de Beijin
Panorámica de Escuintla, Chiapas
Al siguiente día muy temprano, un buen desayuno y nos
trasladamos a Acapetahua, poblado localizado a 5 km al
suroeste para encontrarnos con personal que administra la
Reserva de la Biosfera “La Encrucijada”, quienes nos guiaron
en el recorrido. En sus oficinas disponen de varias figuras
elaboradas con coco, lo que se ha convertido en una artesanía
representativa de la zona.
El lapso en que mis compañeros afinaban detalles y cargaban combustible para la lancha,
aproveché y realicé un breve recorrido a la zona comercial del pequeño poblado. Poco
antes habíamos realizado algunas compras de productos enlatados, pan, tortillas y
refrescos para nuestra estancia en el campamento, fue entonces que conocí la famosa
tienda de “Doña Hermila”, sin duda un sitio que cautiva por la variedad, colores y cantidad
de mercancía que ofrece. Abarrotes, juguetes, escobas, papelería, hieleras, ropa,
huaraches y seguramente también medicinas. Es uno de esos antiguos y versátiles
negocios que al pasar el tiempo ha prosperado y no podíamos dejar de visitar. Doña
Hermila accedió de buena manera a que tomara algunas fotografías.
Continué la interesante visita por la antigua estación del ferrocarril que transitaba entre
Guatemala y Veracruz. Inhabilitado desde fines del siglo pasado, la gente rumora que el
gobierno está reparando los puentes que cruzan los numerosos ríos y próximamente
entrará en operaciones este importante medio de transporte conocido como el Ferrocarril
del Istmo que recorre más de 300 kilómetros de la llanura costera.
El viejo edificio y las vías ahora son ocupados por puestos de comida, frutas y pollo entre
otros productos. La pizarra junto a la taquilla, parece haber quedado suspendida en el
tiempo, conservando los destinos y sus respectivos números.
Artesanías a base de coco
Vistosa mercancía
Rambután Pepino
Llamó mi atención el pequeño e improvisado puesto de una señora que entre otros
productos locales vendía pepino y rambután, esta última es una fruta exótica originaria del
sureste asiático que se ha adaptado bien a la condición tropical de Chiapas, siendo
exportado a Japón y Estados Unidos de América (Gobierno de Chiapas, 2007; p 6).
Accedió a la toma de fotografías después de conversar un poco con ella y comprarle una
bolsa de esta curiosa fruta.
Al medio día visitamos el Centro de Información Ambiental (CIA) en el Embarcadero Las
Garzas, en donde realizamos un recorrido por los senderos y conocimos la información
sobre los diferentes tipos de mangle (SEMARNAT, 1999; p23) (Visita al CIA, 2009): rojo
(Rizophora mangle) el más abundante, negro o botoncillo (Conocarpus erectus), blanco
(Laguncularia racemosa) y el madre sal (Avicennia germinans). Tuvimos la oportunidad,
dentro de la reserva, de observar el amarillo (Rizophora harrisonii) que reportara Rico-
Gray en 1990. Frecuentemente están asociadas, en un proceso sucesorio dependiendo
del nivel que alcanzan las mareas; sin embargo, prevalece una especie o una asociación
de dos o tres especies dependiendo del lugar en donde se hayan asentado (CONABIO,
2008; p 8). De ahí nos preparamos para abordar la lancha,
mientras comíamos unos sándwiches que compramos en
Escuintla por la mañana.
Reynerio Ovalle y Candelario Girón, ambos nativos de la
zona y celosos guarda parques de La Encrucijada, junto con
el biólogo Don Efraín Gutiérrez, quien se encarga del aspecto
Estación del Ferrocarril
Centro de Información Ambiental,
Las Garzas, Chiapas CIA, Las Garzas, Chiapas
de tenencia de la tierra, serían nuestros guías. Mauricio
Ocaña, biólogo responsable del trabajo cartográfico
estableció contacto previo con el personal que administra la
Reserva. Trabajó algunos años en la década de los 90´s por
lo que conocía no solo el territorio sino también aspectos
importantes como la organización de las comunidades y sus
costumbres, algo que fue de gran ayuda durante el recorrido.
Lo apoyó Néctar Nucamendi, agrónomo de profesión y persona con amplio conocimiento
de la vida del campo, además de hábil y respetuoso en el trato con la gente.
De Las Garzas parten lanchas a diferentes comunidades ribereñas cuyo único acceso es
por la vía fluvial.
Bajo el intenso sol y el bochorno típico de la región debido a la atmósfera saturada de
humedad, iniciamos el recorrido zambulléndonos en la fresca sombra a lo largo del canal
bordeado de mangle rojo. De una orilla a otra los árboles se entrelazaban formando un
enramado que nos brindaba un agradable ambiente. Estaba emocionado y maravillado
del paisaje que forman las largas raíces aéreas como si fueran zancos que permitieran a
los grandes árboles desplazarse en este medio acuático. Las diferentes tonalidades de
verde al filtrarse la luz solar a través del dosel le brindan un toque especial al paisaje.
Llegamos al estero y observamos el poblado La Palma, asentado en la barra que divide
este cuerpo de agua del océano Pacífico. Por comentarios de nuestros guías, se
estableció hace más de 100 años. La Lupe es otra comunidad muy cerca de la
“bocabarra”, es decir, de la zona en donde se da el intercambio del agua dulce con la
Embarcadero, Las Garzas, Chiapas
Canal en la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, Chiapas
oceánica. Este sitio nos dejó maravillados cuando al atardecer
cruzábamos mientras el mar “llenaba” la laguna, provocando
fuerte agitación en el agua. Hicimos una parada para observar
la vegetación de la franja costera, que de la orilla de la laguna a
la costa mide aproximadamente 300 m. observamos selva
espinosa y vegetación de dunas, esta se considera invasora
colonizando arenas móviles (SEMARNAT, 1999; p 25). Ahí se encuentra un faro de apoyo
para la navegación marítima.
La historia de La Encrucijada es interesante: desde el primer viaje de Don Miguel Álvarez
del Toro - sabio naturista que dejó un gran legado a Chiapas - a mediados del siglo
pasado (SEMARNAT, 1999; p 39), se reconoció la importancia y valor de este complejo
sistema de humedales. Es a partir de 1972 que se inicia el proceso de establecer un área
Natural Protegida. Finalmente, en 1995 obtiene la categoría de Reserva de la Biosfera. En
este viaje recorrimos la porción sureste del sistema lagunar Chantuto-Panzacola.
Cerca de las 17:00 llegamos al Centro Ecoturístico Barra de Zacapulco, en donde
disfrutamos de una excelente comida a base de pescado y mariscos. Este sitio a la orilla
del Pacífico se encuentra muy cerca del poblado del mismo nombre. Ofrece a los
visitantes un buen servicio de restaurante con precios accesibles además de pequeñas y
acogedoras cabañas para 2 personas con precios que van de los $ 200.00 a los $ 350.00,
dependiendo de la temporada. Para su visita, es conveniente reservar con Don Francisco
(tel 9181017092) para garantizar el espacio. Vale la pena visitarlo.
Faro
Centro Ecoturístico “Barra de Zacapulco”, Acapetahua, Chiapas
Faro
Faro, Acapetahua, Chiapas
Partimos satisfechos del sazón y servicio rumbo a las instalaciones que la administración
de la Reserva tiene establecidas al interior del área Natural para su operación. Nos
acompañaba un hermoso atardecer que teñía las nubes de un suave color rojo-naranja, la
brisa nos refrescaba con su fragancia oceánica, mientras la puesta del sol marcaba el
final de la jornada para la gente de la región, pues ya no se apreciaba la misma intensidad
de movimiento que observamos a lo largo del día.
La instalaciones del campamento muestran el esplendor que en otra época alcanzó este
centro: oficinas, cocina, dormitorios, baños, muelle; todo esto ahora deteriorado como
consecuencia de las inundaciones del 2005 y por el saqueo que algunas personas
inconscientes.
Los mosquitos y zancudos, fieles acompañantes en nuestro viaje, se habían multiplicado.
Mientras mis compañeros revisaban las muestras botánicas colectadas durante el día,
armé las casas de campaña que representaban un buen refugio para reposar y
protegernos de los insectos. Nuestro dormitorio fue uno de los amplios corredores de la
oficina principal.
Algunos compañeros aprovecharon para refrescarse en el muelle con agua del estero,
mientras yo observaba el cielo que en momentos amenazaba con un aguacero al
nublarse y emitir innumerables destellos que dibujaban momentáneamente la enorme
silueta de la Sierra Madre de Chiapas; sin embargo, el viento ligero disipaba por ratos las
Atardecer en La Lupe, Acapetahua, Chiapas
nubes y permitía deleitarme con una impresionante cantidad de estrellas en la diáfana
atmósfera de este rincón del trópico mexicano.
Mi afición a la astronomía siempre me permitió identificar los astros y constelaciones más
sobresalientes de cierta época a lo largo del año. Ahora en cambio, encontrándome en
una latitud de 15°16´ norte (INEGI, 2005), en uno de los sitios de México más próximos al
ecuador geográfico, para mí todo era confusión. “Me oriento, verifico la hora en mi reloj y
busco en el cuadrante sureste de la bóveda la imponente constelación de Escorpión…,
simplemente no la distingo entre la inmensa cantidad de estrellas y los breves espacios
que me dejan las nubes que viajan con el viento. Esto me mantiene absorto y ocupado
repasando mentalmente las técnicas de orientación utilizando los astros… Es inútil… En
un claro momentáneo, logro identificar la constelación del delfín; eso me complace…
Abandono mi labor de identificarlas y me dejo envolver con ese maravilloso manto de
nubes, estrellas y brisa marina…” (Fragmento de mi diario de campo).
Descansé bien, la lluvia nocturna refrescó el
ambiente e hizo más confortable el sueño en
nuestras reducidas casas de campaña. Muy
temprano, después de tomar jugo y café nos
conducimos por el estero; el destino era el
punto conocido como el “Encuentro”, en
donde confluyen los ríos Huixtla y Hueyate
pero la poca profundidad y la invasión de lirio
nos hicieron desistir y emprender el regreso
después de tomar algunas fotos de la zona de
popal, vegetación que se caracteriza por
plantas de tipo herbáceo que ocupa zonas
pantanosas de agua dulce (SEMARNAT,
1999; p 24).
El viaje continuó y Reynerio, nuestro hábil
conductor, detectó una falla en el motor. Con
apoyo de Candelario ambos sumaban una
incomparable experiencia en situaciones
como esta. Hicieron un arreglo provisional y
recomendaron visitar la comunidad de la
Palma en donde lo repararían. Llegamos a
este sitio que ya habíamos visto durante
nuestro recorrido del día
anterior. Paramos frente
al taller de Don Gilberto
quien inmediatamente
destapó el motor y
realizaba ajustes con un
desarmador, mientras
Vegetación de popal, “El Encuentro”, Chiapas
Reparación del motor, La Palma, Acapetahua, Chiapas
Granja camaronícola, Acapetahua, Chiapas
preparamos uno sándwiches de atún, pues para esa hora ya
sentíamos apetito.
Néctar y yo recorrimos algunas calles para comprar
refrescos, ya que el calor era intenso. Nuevamente captaron
mi interés las coloridas viviendas y una pequeña tienda muy
bien abastecida con gran cantidad de mercancía. La
propietaria accedió a mi solicitud y logré tomar unas fotos a
cambio de comprar refrescos. Las calles bien trazadas y
limpias están cubiertas de arena. El poblado dispone de
energía eléctrica y, lógicamente, su sustento principal es la
actividad pesquera.
Continuamos rumbo a la laguna Panzacola y en el trayecto
pasamos por la laguna Cerritos y por un estrecho canal que
no aparece en muchos mapas; sobre este encontramos una
granja camaronícola construida a base de madera y redes
abarcando el ancho del canal, cuidando dejar un espacio
para el tránsito de las lanchas y cayucos.
En esta bella laguna teníamos puntos de interés señalados en los mapas. Durante un
rápido reconocimiento del borde oriental, el manglar formaba una compleja maraña de
raíces, ramas y bejucos, por lo que nuestra lancha de 12 plazas con motor fuera de borda
no era la apropiada para explorar esas regiones de la laguna que se nos mostraban tan
interesantes como inaccesibles. Muy cerca de nosotros, un anciano y su hijo a bordo de
un cayuco, lanzaban sistemáticamente
su “atarraya” (red), vaciando el
contenido en el interior de su pequeña
lancha. Nos acercamos para negociar
un préstamo momentáneo;
sorprendidos por su amabilidad, nos
dirigimos al sitio que nos señaló en
donde atado a unos bejucos del tular,
encontramos otro cayuco aun más
reducido. Lo remolcamos hacia la zona
de nuestro interés y lo abordaron Efrén,
Néctar, Mauricio y Candelario, quien
era hábil con el remo. Se distribuyeron
cuidadosamente ya que se trata de una
nave muy inestable que requiere de
gran destreza no solo para su manejo,
sino también para mantenerse seguro y
evitar volcarse.
Un negocio bien abastecido, La Palma, Acapetahua, Chiapas
Casas, La Palma, Acapatehua, Chiapas
Lentamente se internaron entre los reducidos
pasajes que dejaban las largas raíces y las
tendidas ramas hasta desaparecer de nuestra
vista…
Era el medio día; el sol y el calor eran intensos. A
nosotros nos guarecía la sombra de los árboles a
los cuales habíamos anclado la lancha. Reynerio y
yo permanecimos a bordo y mientras él se
acomodó en el asiento posterior para tomar una
siesta, yo me recosté en la proa del bote. No había
nada por hacer, solo esperar que nuestros
compañeros volvieran.
“Los moscos ya no son tan agresivos como el día
anterior, o al menos ya estoy más acostumbrado a
ellos. Bajo la sombra de estos mangles rojos y con
el ligero balanceo de la lancha me doy cuenta que
por el momento todo lo que hay que hacer es
disfrutar de este ambiente. Agudizo mis sentidos y
percibo el zumbido de las chicharras, los cantos
de distintas aves que cruzan el cielo azul; de vez
en cuando los sambucos saltan en el agua.
Recordé que en mi mochila guardé un poco de rambután y amenizo el momento
saboreando este fruto exótico.
¡Qué agradable es este remoto lugar! Disfruto de un ambiente en el que todo es vida y
movimiento en el agua, en el manglar, en el océano, en la laguna, en el aire, en mi
mente... Los planes personales encuentran el tiempo y el espacio ideales para clarificarse
en el pensamiento, mientras el universo sigue su marcha” (fragmentos de mi diario de
campo).
Reynerio despierta y discretamente llama mi
atención señalándome hacia uno de los miles de
árboles sobre el cual se encuentra una águila
canela (Busarellus nigricollis) (SEMARNAT, 1999;
p 150) esperando el momento apropiado para
lanzarse al agua en busca de un pez. Después de
dos vanos intentos se aleja batiendo sus largas
alas con exquisita elegancia consiguiendo que
olvidemos su falla y nos concentremos en su
vuelo.
Raíces de manglar, Laguna Pazacola,
Pescador, Laguna Panzacola
La inconfundible silueta de otros pescadores aparece
a la distancia. Se acercan sin dejar de lanzar
hábilmente su red una y otra vez a la laguna. Son
personas diestras en su manejo y en el difícil arte de
mantenerse de pié en el cayuco. Reynerio les saluda
y llama indicándoles que en la zona en donde
estamos hay gran cantidad de sambucos (Dormitator
litifrons) (SEMARNAT, 1999; p 142). Observo el agua
y entre los destellos que forman las pequeñas olas al
recibir la luz logro distinguir varios ejemplares de este
pez que merodean curiosos cerca de nuestra lancha; sus ojos saltones sobresalen de su
pequeño cuerpo y nos miran como si nos recordaran que este territorio les pertenece.
Intento tomar algunas fotografías, pero los destellos y la austeridad de mi cámara digital
impiden una buena imagen; sin embargo, decido integrarla a mi escrito en el intento de
compartir estos bellos detalles con el lector.
Aprovecho el momento y la experiencia de Reynerio, persona nativa del la región. Me
cuenta acerca del sambuco, pez que años atrás no representaba interés para la gente; en
cambio ahora, durante la época de reproducción (marzo-abril) capturan para obtener su
“hueva” ya que se ha convertido en un producto muy apreciado en la zona. Algunas
señoras esposas
de pescadores lo
usan como objeto
de intercambio
para obtener otros
productos de
primera
necesidad como
maíz, frijol, jabón,
frutas, entre otros,
al recorrer las
localidades
ribereñas. Es
interesante la
manera en la que
dentro de este
ecosistema se
tienden lazos
comerciales tan
antiguos como el
trueque.
Pescador, Laguna Panzacola
Sambuco entre reflejos
Por fin, después de un par de horas, regresaron nuestros compañeros, y emprendimos el
camino hacia el Embarcadero Las Garzas. Durante el trayecto observamos gran cantidad
de ninfas (Nymphaea amplea) (también llamada balona) (SEMARNAT, 1999; p 126)
vegetación acuática cuyos tallos se encuentran sumergidos en el agua y sus raíces fijas
en el fondo. Se caracterizan por sus legendarias hojas flotantes de un color verde intenso,
su flor es muy bella.
Internándose por uno de los reducidos pasajes, Laguna Panzacola
Ninfas, Reserva de la Biosfera La Encrucijada
Navegando en cayuco, Reserva de la Biosfera
La Encrucijada, Chiapas
En la laguna Cerritos encontramos un grupo de pescadores muy activos; después de
intercambiar saludos e información continuamos con el recorrido. Hicimos una última
parada antes de que me separara de este incansable equipo, pues debía regresar a
Tuxtla Gutiérrez. Paramos en un pastizal donde rescatamos algunos datos de interés para
el estudio. Eran cerca de las 14:00 h y el calor era intenso. Ante una atmósfera saturada
de humedad, nuestro sudor no se evaporaba, sino que escurría por el cuerpo. Candelario
y Reynerio encontraron la solución: de un grupo de palmas cortaron algunos cocos. Con
una destreza envidiable en el manejo del machete realizaron un par de cortes estratégicos
dejando solamente un orificio suficiente para llevarnos el fruto a la boca y refrescar
nuestra garganta con la deliciosa agua. ¡Ummm! Otro privilegio que tuvimos en este
último tramo de la jornada, fue ver un águila pescadora (Pandion haliaetus) (SEMARNAT,
1999; p 150) llevando entre sus afiladas garras un pescado que de vez en cuando
picoteaba sin dejar de volar, buscando un sitio especial para saborearlo.
Arribamos a Las Garzas, me despedí de mis compañeros y
amablemente Efrén y Néctar me llevaron a Escuintla para
alcanzar el autobús de las 18:00 h. A su regreso comprarían
gasolina. Continuamos el viaje en sentidos opuestos; yo, hacia
el noreste rumbo a la capital Tuxtla Gutiérrez; ellos,
afortunados, hacia el suroeste para continuar por dos días más
el recorrido a lo largo de los inhóspitos canales y rincones de la
reserva de la Biosfera La Encrucijada.
Bebiendo agua de coco. Foto: Mauricio Ocaña
Ninfas, Reserva de la Biosfera La Encrucijada
“A bordo del autobús y a manera de distracción, intento reconfortarme y comienzo a
revisar mis notas para la integración del reporte, pero no encuentro la manera de
comenzar a describir las maravillas que el manglar atesora. Después de varios intentos,
repaso las escenas que recorren mi mente buscando los momentos más
trascendentes…no los encuentro, no los hay ¡No logro aplicar el tamiz adecuado para
plasmar en palabras los paisajes que me cautivaron! Nuevamente, como la noche anterior
al observar el cielo, decido cesar en mi labor y cierro mi libreta. Pienso en mi familia y en
las personas que han dejado huella en mi vida. Observo a través de la ventanilla... Afuera,
la lluvia hace su trabajo, aportando grandes cantidades de agua al suelo, arroyos, ríos y
tarde o temprano a la laguna y al manglar que he visitado. Finalmente, en estas frases
encuentro la conexión con ese sitio mágico al que me propongo algún día regresar. Es
entonces cuando comienzan a fluir los primeros párrafos que acompañan este escrito…”
(Fragmentos de mi diario).
Fuentes consultadas:
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Manglares de México. México
2008.
Gobierno de Chiapas. Secretaría del Campo. Mercado Agropecuario. Edición 77 *02 de Marzo ’07.
http://www.agrochiapas.gob.mx/boletines/gaceta%20virtual_77.pdf
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Carta Topográfica escala 1:50 000 D15B41La Palma.
Segunda Edición. México, 2002.
Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal. Enciclopedia de los Municipios de México. Gobierno del Estado de Chiapas, 2005. Disponible en
http://www.iturbide.gob.mx/work/templates/enciclo/chiapas/municipios/07003a.htm.
Miranda, F. La vegetación de Chiapas. Primera parte. Ediciones del Gobierno del Estado. Tuxtla
Gutiérrez, Chis. México, 1952.
Secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca. Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera La Encrucijada. Instituto Nacional de Ecología. México, 1999.
Agradezco al Biol. Mauricio Ocaña y al Ing. Néctar Nucamendi de la Coordinación Estatal Chiapas de INEGI, el apoyo para este recorrido.
Igualmente las facilidades otorgadas por el personal de la Reserva de la Biosfera La Encrucijada: Biol. Efraín Gutiérrez, responsable de tenencia de la tierra. Reynerio Ovalle y Candelario Girón, guarda parques. Gracias también a la Biol. Sandra Mora Corro, por la información proporcionada, y a la Mtra. Maili González Machorro por los comentarios y observaciones al documento.
Recorrido: agosto 2009 Elaboración del reporte: septiembre-octubre/2009
Cangrejos, Reserva de la Biosfera La Encrucijada