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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN
Departamento de Ciencias Sociales, Ética y Ciencias Religiosas
Carrera en Humanidades y Filosofía
Trabajo final: Pobreza generacional (Pobreza y condición juvenil)
Autor: Br. José Ángel Hernández Montiel
Carnet: 2010950002
Asignatura: Pobreza y Desarrollo
Managua, agosto de 2012
MARCO CONCEPTUAL
En el presente trabajo nos proponemos abordar de manera general, la
pobreza generacional tanto a nivel de la región Latinoamericana como de
Nicaragua. De la primera (L. A.) y de la segunda (Nic.) hemos investigado
estadísticas generales basadas en la educación, la salud, el empleo, la
participación política, social y cultural de la juventud, centrándonos en la
última década (2000-10). Abordaremos en mayor profundidad a Nicaragua.
¿Qué se entiende por pobreza generacional? Por lo general cuando se
piensa en la transmisión generacional de la pobreza, se hacen sobre todo
referencias a las situaciones a las que se pueden enfrentar los hogares en
los que hay niños y niñas. Sin embargo, es preciso entender que los riesgos
de transmisión de la pobreza no acaban ahí. Nos parece importante ampliar
la visión y ver otras etapas del ciclo de vida, pues existen también
situaciones que se dan en la adolescencia y la juventud que si no se
atienden pueden sumir a una generación en la pobreza. Un ejemplo de ello
es el embarazo en adolescentes aún no preparadas profesionalmente1.
Actualmente la región latinoamericana atraviesa por un periodo de
transformaciones demográficas muy marcadas, con importantes
repercusiones en la estructura por edad de la población que se manifiestan,
sobre todo, en un aumento de la proporción de adultos y personas mayores.
Estas transformaciones demográficas de alguna manera plantean grandes
cambios en relación a la población joven y adulta, y por tanto, en la
composición de las inversiones en desarrollo de capacidades (educación) y
del consumo en materia de salud y protección social.2.
En todas las sociedades, los flujos intergeneracionales, –ya sean públicos o
privados–, no sólo tienden a ser considerables, sino que además suelen
tener un impacto importante sobre la igualdad o desigualdad social y el
crecimiento económico. El mayor o menor desarrollo de una generación
1 La transmisión inter-generacional de la pobreza.2 Panorama Social de América Latina, 2010: p. 1.
2
específica de jóvenes depende, en gran medida, de los recursos que reciba
de las generaciones de mayor edad, sobre todo en términos de educación y salud3.
En Latinoamérica como en muchas partes del mundo, los jóvenes están
enfrentando situaciones de vida muy difíciles marcadas por la pobreza y la
desigualdad dentro de un contexto de políticas económicas y sociales que
apenas están abriéndose a la posibilidad de escuchar lo que éste sector
tiene que decir4. Sin embargo, la promoción de la juventud a partir de
políticas sociales integrales, que tengan a los jóvenes y sus organizaciones
representativas como sujetos de éstas, no son una simple cuestión
generacional ni una reivindicación corporativa, sino que constituye uno de
los factores estratégicos en los proyectos de desarrollo de nuestros países y
en su consolidación democrática5.
Es importante saber a qué sector regional de una determinada población nos
estamos refiriendo cuando utilizamos las palabras joven, jóvenes o juventud.
De acuerdo al artículo número 1 de la Convención Iberoamericana de los
Derechos de la Juventud (CIDJ) se considera bajo las expresiones "joven",
"jóvenes" y "juventud" a todas las personas, nacionales o residentes en
algún país de Iberoamérica, comprendidas entre los 15 y los 24 años de
edad. El concepto mencionado entra en perfecta consonancia con lo
establecido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) que desde 1983,
declaró como persona joven aquella comprendida entre los 15 y 24 años de
edad. Se debe advertir que en la región latinoamericana existen legislaciones
y conceptos que establecen rangos de edad más amplios o restrictos6.
Dirigiendo nuestras miradas a Nicaragua, es necesario decir que uno de los
puntos de partida más importantes de los estudios resientes sobre la
realidad juvenil, es el reconocimiento que la juventud ya no se puede
considerar como una simple fase del ciclo vital encauzada al tránsito hacia la
3 Según Panorama Social de América Latina, 2010: p. 1.4 Promoviendo la participación infantil y juvenil en el marco de construcción de ciudadanía, 2007: p. 1.5 Participación juvenil y ciudadanía, 2000 p. 46 Manual de apoyo a la formación de una política nacional para la juventud, 2009: p. 6.
3
adultez, sino como una condición social cuyas características vienen
definidas no simplemente por los factores externos de cambio, sino por la
forma en que los y las jóvenes interactúan, en cuanto actores sociales, con
tales factores7. Debido a esta situación, se dice mejor que de 18 a 30 se es joven.
Después que hemos ubicado ambos contextos, el generacional y el de la
juventud, pasaré a redactar lo que significó para los jóvenes el siglo XX en
los países latinoamericanos: Podemos decir que el siglo XX estuvo marcado
por numerosos movimientos sociales e incluso revoluciones que luchaban
por transformar las situaciones de injusticia y enorme desigualdad en las
que vivía la mayor parte de los países. Además, la existencia de dictaduras,
que sometieron a las sociedades a procesos represivos y crímenes de lesa
humanidad. Existieron numerosos golpes de estado que derrocaron a
presidentes que habían logrado sus puestos mediante elección popular. Es
preciso destacar que en los últimos 25 años ha existido una fuerte presencia
política de juntas militares en varios países de la región8.
Las políticas autoritarias y las crisis económicas y sociales derivadas de
dichas condiciones históricas, provocaron que los sectores que viven en
carne propia la exclusión hayan generado múltiples iniciativas y alianzas
para poder sobrevivir y democratizar su entorno. El cambio que ha seguido
la sociedad civil para madurar sus propuestas ha sido largo y sinuoso.
Nicaragua en este sentido tiene mucho que aprender de los cambios
ocurridos a lo largo de su historia para poder transformar su presente.
El desafío es que la juventud nicaragüense pueda ver cumplidos sus
derechos a la educación, a la salud, a un empleo digno, etc., desde donde
puedan cortar esa cadena asfixiante de una pobreza transmitida de
generación en generación. Derechos muchas veces negados, de costoso o
de difícil acceso a causa de políticas gubernamentales mal empleadas.
7 La cultura juvenil en las obras educativas de la Compañía de Jesús.8 Promoviendo la participación infantil y juvenil en el marco de construcción de ciudadanía, 2007: p. 2.
4
Capítulo II
De acuerdo al contexto descrito anteriormente, la juventud latinoamericana y
muy especialmente la nicaragüense, se convierten en un problema a discutir
y analizar, en busca de respuestas que de alguna manera puedan iluminar
las grandes interrogantes sobre la realidad nacional que se ha vivido a
través de la historia, pero sobre todo haciendo énfasis en la última década.
Juventud y Educación
La educación en los países de la región, según el Informe Regional sobre la
educación para todos en América Latina y el Caribe (2011) presenta la
siguiente panorámica general: “El rendimiento escolar y las tasas de acceso
a la educación post-secundaria son bajos en la mayoría de los países, y
constituye una amenaza real en la búsqueda de una educación de calidad
para todos […]. Alcanzar la educación a lo largo de toda la vida aún es un
gran desafío pendiente en la región y lo seguirá siendo” (pp. 4-31).
En el caso de Nicaragua, se dice que el país presenta un leve porcentaje de
analfabetismo, pues según Asensio Flórez (2011): “La tasa de alfabetismo
en jóvenes de 15 a 24 años [difundida por] el Censo 2005, arrojó un total de
1.125.778 personas de 15 a 24 años, de las cuales 979531 sabían leer y
escribir, para una tasa nacional promedio de 87.0 por ciento de alfabetismo,
o bien 13 por ciento de analfabetismo para este grupo etáreo.
Los departamentos que habían avanzado significativamente en tener
alfabetizada a esta población juvenil eran: Managua (96.4 por ciento), Masaya
(94.0 por ciento), Carazo (93.4 por ciento), Rivas (93.1 por ciento), Granada
(92.8 por ciento), León (91.8 por ciento), Estelí (91.5 por ciento), y
Chinandega (90.5 por ciento). En cambio, los departamentos que se
encontraban por debajo del 80 por ciento de alfabetismo juvenil eran: Río
San Juan (74.3 por ciento), RAAS (72.8 por ciento), RAAN (72.3 por ciento), y
Jinotega (72.1 por ciento). Efectivamente, el alfabetismo juvenil era
5
significativamente menor en las áreas rurales (77.0 por ciento rural versus
94.5 por ciento urbano)” (pp. 44-45). Este es el estado educacional de Nic.
Actualmente hacen falta políticas de estado y estrategias de desarrollo que
valoren la educación como factor básico y movilizador de los procesos y de
resultados de calidad del desarrollo en todos los campos. La educación es
un factor decisivo en el crecimiento económico de un país, pues permite
acceder a fuentes de trabajo que facilitan salir de la pobreza en que se vive.
Juventud y Condición laboral
La educación es uno de los elementos claves que explica la probabilidad de
trabajar. Pero además, es una variable que está estrechamente relacionada
con el flujo de ingresos que los individuos esperarían recibir en el
transcurso de su vida laboral. A nivel de la región, por ejemplo, según
Estado del Arte sobre empleo juvenil en América Latina y Europa (2011):
“Aproximadamente 6.7 millones de jóvenes en América Latina están
desempleados, es decir, buscan empleo y no lo encuentran, lo que
representa aproximadamente el 44% del total de desempleados en América
Latina […].
Por otro lado, “En la adolescencia (15‐17 años) el problema puede ser que
algunos jóvenes que ya están fuera del sistema educativo porque trabajan
desde edades tempranas –trabajo infantil– y, por tanto, inician su juventud
con serias dificultades para acceder a una trayectoria laboral y social
positiva” (p. 5).
Según Empleo y Salario (2011) “El desempleo de los jóvenes en Nicaragua,
al igual que en otros países, presenta tasas mucho mayores que las de otros
grupos de edades, lo que es consistente en el tiempo. En el año elegido para
la realización de la estimación empírica (2007), se obtuvo una tasa global de
desempleo de 5.8 por ciento, mientras que la de los jóvenes de 15 a 24 años
fue de 8.3 por ciento. Asimismo la tasa de desempleo presentó una mayor
variabilidad a lo largo del período 2000-2009, que la de otros grupos etarios.
6
Esto podría indicar un mayor impacto de los ciclos económicos sobre la
tasa de desempleo juvenil (pp. 78-79).
Los porcentajes de desempleo en las zonas rurales y urbanas de Nicaragua
varían considerablemente. Según Empleo y Salario (2011): “En 2007, los
jóvenes pertenecientes al quintil de ingresos más bajo poseían en promedio
6.4 años de educación, lo que contrastó con 7.6 años de los jóvenes en
general y 10.4 años de los pertenecientes al quintil más alto. Por otro lado,
se observó en 2007 que los quintiles más pobres presentaron
consistentemente tasas de desempleo mayores en todos sus grupos de
edades. La mayor tasa de desempleo correspondió a los jóvenes de 20 a 24
años del quintil de hogares más pobres con 20 por ciento, llegando incluso
al 45.6 por ciento en los jóvenes del área urbana” (p. 9).
Con estos insumos se puede comprender parte del ciclo perverso de la
pobreza: los jóvenes de hogares pobres presentan bajos niveles de
educación; los jóvenes con menor educación tienen tasas de desempleo
mayores e ingresos laborales menores a lo largo de su ciclo de vida; y los
jóvenes de hogares con menores ingresos tienen niveles de educación
menor, reiniciando así el ciclo.
Juventud y Participación política
A nivel de Latinoamérica, para Rodríguez (2011): “La juventud goza de más
acceso a educación y menos acceso a empleo. Los jóvenes de hoy tienen
más años de escolaridad formal que las generaciones precedentes, pero
duplican o triplican el índice de desempleo con respecto a esas
generaciones. Están más incorporados en los procesos consagrados de
adquisición de conocimientos y formación de capital humano, pero más
excluidos de los espacios en que dicho capital humano puede realizarse, a
saber, el mundo laboral y la fuente de ingresos para el bienestar propio (p.
6). En este sentido Nicaragua se asemeja bastante a la realidad de L. A. Pues
es evidente que unos recursos aumentan y otros disminuyen a la vez.
7
En Nicaragua, se puede decir que en el transcurso de la última década, se ha
podido apreciar que mientras los jóvenes gozan de un mayor acercamiento a
la información, tienen menor acceso al poder. Tienen un mayor nivel de
escolaridad, pero participan menos en espacios decisorios de la sociedad,
sobre todo en la esfera del estado.
Son constantes las numerosas campañas políticas provenientes tanto del
partido de gobierno como de partidos opositores al mismo, que utilizan la
energía, inocencia y simpatía de la juventud para promover sus campañas
políticas. Recurren a ellos mientras están en campaña electoral, pero una
vez estando en el gobierno se olvidan e incumplen las promesas hechas.
Según Juventud, Trabajo, Dignidad y Participación (2009): “La crisis del
empleo juvenil es también una crisis de oportunidades para las y los
jóvenes. Además de que les impide obtener sus propios ingresos, comprar
una vivienda o invertir en su educación, también limita la participación
política. […] cuando hay desempleo la participación no es un tema de
prioridad. Los procesos de participación política pasan a segundo o tercer
plano para las y los jóvenes, ya que primero tienen que pensar en sobrevivir
y buscar la forma de ayudar a sus familias” (p. 14).
Consideramos que Educación, Condición laboral y Participación política,
están estrechamente vinculadas entre sí, formando un conjunto de
oportunidades que permiten el desarrollo integral de la juventud a nivel
latinoamericano y nicaragüense.
Siendo el 70 por ciento de la población nacional menor de 30 años, es claro
que se cuenta con un enorme potencial humano capaz de transformar la
realidad económica que sufre actualmente el país. Sin embargo, también es
una realidad el hecho de que las políticas requeridas para mover dicho
potencial humano: sean a nivel educativo, en la generación de empleos o en
términos de participación ciudadana, han permanecido en promesas orales,
investigaciones documentales y proyectos vacíos de todo compromiso.
8
Capítulo III
Después de haber hecho un pequeño pero muy significativo recorrido por
las distintas condiciones de vida que ha atravesado y que continúa
atravesando la juventud a nivel de Latinoamérica y de Nicaragua, nos resta
redactar en un primer momento nuestras conclusiones sobre el tema
abordado y en un segundo momento los retos, los cuales son
indispensables para formar una nueva perspectiva sobre la problemática
planteada. Las esperanzas de un mundo mejor pueden hacerse realidad.
Hemos llegado a la siguiente conclusión tanto a nivel de Latinoamérica
como de Nicaragua: consideramos que para poder romper con la
transmisión generacional de la pobreza es preciso darle a los niños,
adolescentes y jóvenes una igualdad de oportunidades, creando las
condiciones para que puedan realizar su derecho a la educación, a la salud,
a la participación en los diferentes proyectos gubernamentales, creando
condiciones de empleos dignos con salarios que satisfagan las necesidades
de cada individuo y sus respectivos gastos familiares.
A nivel de Latinoamérica es necesaria una mayor comprensión de lo que
significa la calidad de la educación, lo cual puede ayudar a mejorar la
formulación y la planificación de políticas educativas en toda la región. Otro
punto importante es la desigualdad social, lo que representa un gran
problema que en cierto modo la educación aún no ha ayudado a resolver de
manera satisfactoria. Hasta el día de hoy hay una estrecha relación entre el
ingreso familiar, el logro académico de los niños y de los jóvenes, y el tipo
de empleo que tendrán, dependiendo de su nivel de educación. En gran
medida esto a su vez determina el ingreso familiar de la próxima generación,
y las desigualdades se reproducen de una generación a otra.
En Nicaragua, a pesar que los jóvenes son la mayoría de la población,
carecen de políticas públicas integrales que favorezcan su desarrollo.
Muchas veces son vistos como objetos a utilizar en lugar de personas
dignas y capaces de transformar la realidad que está viviendo el país.
9
En término de educación, se necesita urgentemente que el gobierno
nicaragüense destine mayores recursos presupuestarios para mejorar el
salario de docentes, las infraestructuras de escuelas y colegios, la
promoción de una educación gratuita tanto en colegios como en
universidades, etc. Además, impulsar jornadas de alfabetizaciones rurales.
El acceso universal a la educación tanto en las zonas rurales como urbanas
es otro reto importante que debe asumir el gobierno. Dando prioridad en
primer lugar a las zonas más pobres y marginadas del país. Aunque en la
última década hemos visto una disminución en el analfabetismo, y en la
actualidad se continúa disminuyendo, surge la necesidad de continuar
combatiendo este flagelo para un mayor desarrollo de la nación, de la niñez,
de la juventud y del pueblo nicaragüense en general.
Con relación a las condiciones laborales, es de suma importancia promover
la inversión de empresas nacionales como internacionales. La fuga de
capital humano ya formado hacia el extranjero es alarmante. La inmigración
de jóvenes aumenta cada día, con lo cual se pierde la formación escolar
dada durante muchos años a dichas personas. Se deben crear políticas de
empleo que aspiren igualar los beneficios dados por los demás países C. A.
Considerando la participación política y social de los jóvenes, como ya
hemos visto anteriormente, el desempleo y la falta de acceso a trabajos bien
remunerado producen un descenso en la participación juvenil en las
políticas o actividades sociales que requieran inversión monetaria. Se
necesitan acciones concretas con fondos del estado que promuevan
gratuitamente la participación general de los jóvenes.
Otro punto relacionado con la participación ciudadana, es la parcialización
de partidos políticos que dan preferencia a sectores escogidos de la
juventud, los cuales utilizan para sus propios beneficios. Esta situación debe
ser abolida para contribuir de manera incondicional en la superación de
todos los jóvenes sin distinción de banderas políticas.
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