Download - Torres Bodet. Margarita de Niebla
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
1/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
2/37
Uno de esos meses de ~toño en que el ciclo
maduro
se abre
en gajos de sol sobre la altiplanicie. Las cinco habían sonado
hacía más de una hora en el reloj de la escuela y sin embargo
faltaba mucho aún para que llegara con sus seis pisadas isócro
nas el tiempo de la salida. La hora como un globo de goma
había ido llenándose de oxígeno y los minutos se alargaban
elásticos en las telas de araña del jardín.
Desde la mañana habíamos permanecido sentados en una
inmovilidad de escribas examinando como representantes de
las escuelas oficiales a las alumnas de español de aquel colegio
alemán del u n
Retiro
cuyo nombre hubiera igualmente po
dido convenir a un convento que a una cervecería. En los pri-
- La señorita Miller s anunció ladirectora del colegio
en la
silla destinada a las alumnas se instaló dentro de una cabellera
de aire una mirada de zafiro.
Habían desfilado antes de aquél tantos rostros morenos
inexactos que su blancura y su precisión enfriaron la tarde
como la aparición de un paisaje de invierno en el calor artificial
de un cinematógrafo. Con la mirada oblícua el profesor de
gafas que trabajaba a mi derecha atravesó el cuestionario y
mecánicamente fue a aterrizar a esta pregunta:- ¿Cuáles son
los verbos irregulares?
oethc
Fausto.
¡Si me muevo de este sitio si me
aventuro a acercarme no puedo verla
sino envuelta en niebla
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
3/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
4/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
5/37
A partir de los exámenes he pasado muchos días frente al Buen
Retiro
sin sonreír de la anticuada elegancia de este nombre
que antes sólo podía pronunciar disminuyéndolo en un decli-
ve de burla adelgazando la consistencia de sus sílabas para ver
al trasluz l falso recato
la sensibilidad desteñida que lo ins-
piraron a su directora Acostumbro salir a pie durante estas se-
manas de vacaciones como si temiera que el automóvil me lle-
vara más de prisa a través del tiempo hasta el umbral de los
meses de trabajo en que me aguarda la promesa del año nuevo
Escojo siempre una calle distinta para no dar al placer que dis-
fruto el aspecto endurecido de la costumbre A veces la ruta
elegida me transporta a través de algunos ángulos inéditos de la
ciudad y entonces descubro una sorpresa mezclada en partes
iguales de deleite y de rubor como la que conmovería al erudi-
to que hallara en el libro más leído el tesoro de una página
desconocida Cada esquina adquiere para mí las proporciones
de un cabo de Buena Esperanza Con la alegría de mis sentidos
vacantes voy creando la geografía de mi ciudad Los aromas
hacen las veces de los alfileres en los mapas
el perfume almi-
donado de una tienda de ropa o el olor caliente de una panade-
ría limitan las latitudes
Las calles que me acercan al
Buen Retiro
tienen nombres en
que empieza a sonreírme una complicidad favorable Son nom-
bres del antiguo México que las juntas municipales no han lo-
grado todavía sustituir con los apellidos de sus miembros
Alfonso Reyes
[figenia
¿
habré de conducirla paso a paso
omo ieg extr vi d que t nte el mino
hasta dejarla donde la perdí
automóvil cargado de risas de mujeres que ti
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
6/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
7/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
8/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
9/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
10/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
11/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
12/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
13/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
14/37
francés de un texto hebreo, rico de elocuencia en el original
pero organizado según las reglas de una arquitectura más lógica
11
la traducción. Como pianista, Margarita disfruta de la tradi
ci ón
clásica de su madre, pero, en algunos trémolos más lángui
os
o simplemente en la perezosa caricia con que resbala sobre
l s pausas, adivino la influencia del padre, tan tírni en e arte
l 1I1ll
en la vida, disimulada también -como en la vida- bajo
lil
apariencia de una gran devoción por los severos métodos
,· )nyugales.
\Iargarita de niebla
de vida contemporánea? Sumisa en e ambiente de sus padres a
la voluntad de los acontecimientos recobra los sábados, con
la libertad perdida, la dureza, e silencio, los secretos andamios
de su personalidad? No podría creerlo.
En cada uno de los
gestos con que nos sonríe durante las veladas de San Ángel hay
una espontaneidad tan deliciosa Reparte las horas en torno su
yo con un sentido del tiempo que recuerda
el
que los primitivos
tenían de espacio. Las distribuye todas en un mismo plano de
su sensibilidad, sin dar ocasión a que la distancia avalore los
volúmenes según e compromiso de una perspectiva más sabia,
o de una óptica menos convencional. Inmediatamente al lado
de la hora breve de saludo en la antesala, dibuja, como uno de
esos escenarios contiguos de que se vale el teatro moderno pa
ra la representación de dramas simultáneos, la hora del té, am
plio cuadro flamenco que adorna la mesa con todas las tenta
ciones de la gula y ninguna de las cortesías de la sobriedad. Pero
no se interrumpe allí la distribución de la tarde campestre. Des
pués de la merienda, está ya prevista y como presente en los
fragmentos anteriores, la hora de la música, intermedio mágico
en que las melodías parecen fluir del silencio copioso de los co
mensales. El violoncello de señor Millers se puebla entonces de
una atmósfera sentimental. En cambio y como comprobación
de que el arte no es nunca la expresión de la vida, sino, al con
trario, la realización de las virtudes que la vida no dio al artista,
la señora Millers que se entristece por la más leve tragedia y
pone siempre un terrón más de azúcar en el té de sus invitados)
no revela ternura en
el
piano, sino exactitud. Sus dedos oprimen
las teclas con limpieza meticulosa, dando a todas sus interpre
taciones un valor simbólico.
Todo lo que interpreta se convierte, así, en ecuación de se
gundo grado, desde la Sonata Patética de Beethoven, que mo
dula con dicción implacable, hasta
el
Preludio más nebuloso de
Chopin, tan depurado entre susmanos, que parece la traducción
Torres odet Narrativa completa
8
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
15/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
16/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
17/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
18/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
19/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
20/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
21/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
22/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
23/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
24/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
25/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
26/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
27/37
lI n una mano en que las venas, habitualmente invisibles, abul
n
los tallos de una enredadera azul, sostengo la voz de Mar-
rita -pesada de lágrimas- sobre el disco del audífono que la
traiciona. Me avisa que su padre ha resuelto partir con ella para
Alemania. Saldrán esta misma semana en vista de que los nego
dos de la Ferretería siguen cada vez peor . La frase que, des
hace algunos meses, ha venido repitiendo la señora Millers,
adquiere a través del teléfono -dicha por Margarita- un valor
especialmente dramático. Oigo crecer, en torno a ella, ese silen
cio musical de la casa de sus padres que la costumbre ha acaba
do por convertir, aun cuando calla, en un cultivo de melodías
latentes y pienso en el dolor que debe producirle el contacto
de esas cosas cuya ternura +atenuada por el hábito= recobró,
con la sola idea de perderlas, sentido útil de su familiaridad.
Yo también me siento conmovido. En vez de oír el mensaje de
Margarita, me parece estar leyéndolo en el papel de un cable
grama, traducido por el empleado que, a los rasgos de la cali
grafía amiga, sust ituyó el abecedario inexpresivo, neutro, de
una máquina de escribir.
Como la tela mal resrirada de un retrato de mujer, la imagen
de Margarita, ceñida apenas por
l
marco de la ventana en que
mi fantasía la coloca, llena de islas y de arbitrarios silencios.
Una nube la abulta en l frente, otra, como una mirada, se le
adormece en los ojos y los visillos de encaje, rizados por el
G6ngora
Desviase buscandosus desvíos...
La mirada de Paloma, fría ahora y magnética como una brúju
la, señala la dirección de mi error. - Carlos, no trate de conven
cerme de lo que no cree. Usted no toma en serio lo que ha di-:
cho de su vejez y de la juventud de Otto. Lo que le desagrada
es el interés que demuestra por Margarita y a mí también).
Nos interrumpe el señor Scheffler con esa impertinencia cor
dial que da a los hombres, en la tardía madurez, un aspecto be
névolo de militares retirados. ¿Será esta impresión un resultado
más de la lucha por la existencia? _ ¡Ah señor Borja, lo descu
bro
en
flagrante delito de
flirt
Margarita se vuelve hacia nosotros al oír las palabras de su
tío. Por lo visto la indiscreción es, entre los Millers, una virtud
familiar. Pero ... esa mirada que cruza con Paloma, esa impa
ciencia por terminar l partido que la aburre éno son acaso una
prueba más del afecto que le inspiro? ¿Quién me salvará de
~ -
ta duda, ahora que la timidez de Paloma ha vueltó a caer, como
una lápida, sobre la inteligencia de sus observaciones precisas?
TorresBodet. Narrativacompleta
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
28/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
29/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
30/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
31/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
32/37
Confieso que el proyecto de un viaje largo en compañía de
Margarita sobre todo en compañía de sus padres - no
me
ha
hí sonreído jamás. Tenía de ellos una noción estática como la
que reúne a las figuras enla superficie de una tela. Sin embargo
su afición por la música ese arte de ausencias- debió haber
me habituado al pensamiento de perderlos más aún al de no
perderlos del todo sino en la medida en que el viaje respetara
su inevitable lógica interior. Sólo ahora entiendo por qué tan
tos errores de apreciación me lastimaban en el trato diario con
los Millers. Quise juzgarlos con el criterio de un escultor pro
yectándolos sobre la solidez de un espacio y ellos querían ser
estimados como entidades musicales es decir como un juego
de sombras en la pantalla del tiempo.
Por eso apenas iniciado el viaje que me oscurece los ilu
mina. Su existencia cobra sentido a semejanza del pez que tras
una cruel odisea por
l
aire -todavía agitado por un resto de
vida- cae de nuevo al agua. En este ambiente natural el ro
manticismo de la señora Millers atenúa. Los ángulos obtusos
de que está construida la pequeña inteligencia de su esposo se
resuelven como los senos de un problema de trigonometría en
la suavidad de una circunferencia más amplia.
Margarita ...
¿Cómo definir l cambio que el viaje realiza en ella? Tengo la
impresión de no haberla visto hasta hoy sino de perfil. Elotro
semblante que la visión lateral disimulaba me explica l que
Sera peut etre endormie
et
toi nepensera guere
Guillaume de Lorris
apoyando su brazo derecho sobre mi espalda deposita en mis
labios como un heliotropo un beso pequeño oscuro y conccn
tradamente sensual.
Torres Bodet · Narrativa completa
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
33/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
34/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
35/37
¿y ahora -pregunta Margarita-,
é st á
usted más contento
del viaje, amigo Carlos?
¿Por qué este brusco regreso al
usted
indiferente que me
leja de ella, cuando existía ya entre nosotros la relación ina
lámbrica, el espionaje del
tú é rá
que mi actitud de ayer la
molestó? Debí pasar por encima de su sueño; asediarla más Ín
timamente; hacerla creer que la poseería por un abuso absurdo
de fuerza y no por una concesión natural de su voluntad. Tal
vez. [Pero esta mañana me siento tan alegre, tan dispuesto a
traducirlo todo a un idioma optimista Desde el barco que he
mos venido a visitar a hurto de sus padres, Margarita y yo con
templamos el puerto por donde, dentro de algunas horas, va a
huir de nosotros, ernpequeñe ién ose hasta deshacerse en bru
ma, la realidad del país en 'que vivimos. Las casas, pintadas de
brillantes colores, forman un contraste violento con el cielo y
con la sorda blancura de los edificios oficiales, aterciopelados
por el vaho de la costa. Demasiado grande para caber dentro de
una tarjeta postal, este conjunto -que no es un panorama- no
se atreve tampoco a adquirir las proporciones de una ciudad.
Desde la borda, las distancias son tan breves que podríamos,
con un fósforo, encender el faro de la capitanía, improvisando
la noche. Después, como en un poema romántico, nos entriste
cería el destino de las barcas. Pero esta poesía de los puertos
no se ha hecho para olfatos delicados. Sube del muelle un olor
Plotino, né d s
é
Como puesto que los dos no son
sino uno launidad que forman se ha
vuelto múltiple
IU hilllt lJ¡,¡enlCue Margarita, pero su superioridad IllQIVI U_
Ir 01.1
menos ante la superioridad hereditaria de su amiga. '
dl,¡ es con quien debí casarme pienso, mientras, entre las
bijas del pullman, me huye la forma del reposo.
Toda lo noche, a través de las ventanillas, desfila junto a
un paisaje de dudas, acelerado por la velocidad opuesta del
rrocarril.
Torres Bodet Narrativa
omph
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
36/37
-
8/17/2019 Torres Bodet. Margarita de Niebla
37/37