Las imágenes de Verónica Baeza, grabados digitales, los bordados, collages
y los gofrados que acuña en sus trabajos hablan de una artista que regresa a suobra tras una involuntaria ausencia, para volver a m
eter las manos en la corteza
de los árboles y exprimir de ellas la sabiduría de la Tierra. Si bien en su propuesta
todo es armonía, búsqueda, plenitud y entrega, hay una fragilidad que subyace
en est a serie, que puede aludir a la condición del ser humano, a su destino
histórico, a la amenazada y am
enazante naturaleza. El blanco que adquiere unim
portante volumen en esta obra de gran depuración, rem
emora un vacío o un
silencio, más elocuente que palabras, gestos, o colores derram
ados a borbotones.U
n sinnúmero de cruces aflora tam
bién en estos trabajos recientes de Baeza, aligual que en los de N
úñez, cruces que se perfilan como artificios plásticos.
Para Guillerm
o Núñez, se trata del choque de dos contrarios: “el torturador
y el torturado, el cazador y su presa, el débil y el poderoso, la lucha entre eloprim
ido y el que ostenta y ejerce con violencia el poder, la rabia amarga del
humillado y quien le hiere, el herido y su victim
ario”.
Para Verónica Baeza, una cruz es simplem
ente “una línea vertica l y una líneahorizontal. U
na marca hum
ana que reduce la libertad. Una barricada, una
barrera. Un signo de confrontación, m
isterio, incógnita, un enigma…
”
“Territorios” fue una invitación extendida por Galería Trece a estos artistas,
que ofrecen al unísono su incursión por las fronteras entre la materia y el espíritu,
entre el hombre y la naturaleza, entre el relato histórico inm
utable y un porvenirque se representa en intervalos de ese m
ismo pretérito raconto -en N
úñez-, o enritm
adas pausas de luz y marcas que escudriñan el paisaje del hom
bre -en Baeza.
“Territorios” es a la vez una invitación a ver tras las sombras, el paso y el
peso del tiempo, com
o escribió Octavio Paz en “Carta de creencia”:
“Entre la noche y el díahay un territorio indeciso.N
o es luz ni sombra:
es tiempo.”
Marilú O
rtiz de Rozas
¿Qué es territorio? Se preguntan estos dos artistas unidos por una larga
amistad y por una trayectoria com
ún en el sendero ideológico. Y responden:“Para nosotros, es apropiarnos del paisaje, del paisaje hum
ano, del paisaje delalm
a; nuestro lugar en el universo, nuestro modo de ver el m
undo. Dar un sentidoal espacio que aquí ocupam
os, dar sentido a la existencia, a nuestros anhelos yesperanzas; un res plandeciente terrem
oto, una marca, un señuelo. N
uestrossueños…
”
En esta muestra conjunta han querido unificar sus form
atos y soportes:cada uno presenta diez obras en papel, siete de 100 x 70 cm
, y tres de 35 x 50 cm,
donde despliegan técnicas mixtas. Entregan así una propuesta donde se leen
dos lenguajes, dos universos plásticos cercanos y contrapuestos, como dos
planetas que orbitaran en forma centrífuga y centrípeta a la vez.
El trazo, el color y la mancha en N
úñez no rehuyen jamás la em
bestida delrecuerdo, no tienen sentido si no es para m
antener viva la llama de la m
emoria,
del dolor y la impotencia, la violencia del pasado que no term
ina nunca de pasary sigue conjugándose en presente a lo largo y ancho de su obra. U
na tentativaque colinda con la eternidad, pero donde el único descanso posible es el de quiensacia su afán de narrar lo inenarrable, de traspasar la barrera del pudor y seguirplasm
ando aquello que muchos ya preferirían olvidar. Sin em
bargo, la tensiónentre los diversos elem
entos pictóricos, la semántica del terror, se atenúan en
las obras presentadas en esta muestra. La abstrac
ción y el intenso cromatism
opodrían sugerir un am
plio espectro de fantasías a un espectador inadvertidode la aguda prosa de este artista, que se ha sum
ergido en los holocaustos de lahum
anidad, “culpable de existir”, como ha escrito en una de sus num
erosaspublicaciones.
¿Qué es territorio? Se preguntan estos dos artistas unidos por una larga
amistad y por una trayectoria com
ún en el sendero ideológico. Y responden:“Para nosotros, es apropiarnos del paisaje, del paisaje hum
ano, del paisaje delalm
a; nuestro lugar en el universo, nuestro modo de ver el m
undo. Dar un sentidoal espacio que aquí ocupam
os, dar sentido a la existencia, a nuestros anhelos yesperanzas; un res plandeciente terrem
oto, una marca, un señuelo. N
uestrossueños…
”
En esta muestra conjunta han querido unificar sus form
atos y soportes:cada uno presenta diez obras en papel, siete de 100 x 70 cm
, y tres de 35 x 50 cm,
donde despliegan técnicas mixtas. Entregan así una propuesta donde se leen
dos lenguajes, dos universos plásticos cercanos y contrapuestos, como dos
planetas que orbitaran en forma centrífuga y centrípeta a la vez.
El trazo, el color y la mancha en N
úñez no rehuyen jamás la em
bestida delrecuerdo, no tienen sentido si no es para m
antener viva la llama de la m
emoria,
del dolor y la impotencia, la violencia del pasado que no term
ina nunca de pasary sigue conjugándose en presente a lo largo y ancho de su obra. U
na tentativaque colinda con la eternidad, pero donde el único descanso posible es el de quiensacia su afán de narrar lo inenarrable, de traspasar la barrera del pudor y seguirplasm
ando aquello que muchos ya preferirían olvidar. Sin em
bargo, la tensiónentre los diversos elem
entos pictóricos, la semántica del terror, se atenúan en
las obras presentadas en esta muestra. La abstrac
ción y el intenso cromatism
opodrían sugerir un am
plio espectro de fantasías a un espectador inadvertidode la aguda prosa de este artista, que se ha sum
ergido en los holocaustos de lahum
anidad, “culpable de existir”, como ha escrito en una de sus num
erosaspublicaciones.