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Proceso de de adherencia a la unión eu
Zona euro
Zona schengen
Teorías del Comercio Internacional
La economía ha tratado desde hace cientos de años de explicar los factores de competitividad de los países y sus empresas. Prueba de ello son las teorías que a continuación van a mencionarse. En ellas, no se hace mención todavía del término “competitividad”, en su lugar se habla de la “ventaja” que tienen unos países con respecto a otros en la elaboración de algún bien. Por esa razón se han incluido en este apartado, a manera de antecedente histórico de la competitividad y la integración de las empresas y los países.
Mercantilismo
La primera teoría del comercio internacional surgió en Inglaterra a mediados del siglo XVI. Conocida como mercantilismo, su declaración de principios consistía en que el oro y la plata eran los pilares fundamentales de la riqueza nacional y eran esenciales para un comercio vigoroso. El principio fundamental planteaba que era conveniente para un país mantener un excedente de comercio, a través de un mayor nivel de exportación que de importación. Al hacerlo, un país acumularía oro y plata e incrementaría su riqueza y prestigio nacionales. Ésta doctrina defendía la intervención gubernamental para lograr un excedente en la balanza comercial. El error del mercantilismo consiste en creer que el comercio es un “juego de suma cero” Actualmente los gobiernos saben perfectamente que pocos países en el mundo pueden tener mayores exportaciones que importaciones, ya que como se verá en las teorías siguientes, ningún país tiene los recursos para ser autosuficiente y exportar el excedente de su producción después de haber satisfecho el consumo nacional, sin embargo el estudio de la balanza de pagos sigue siendo un referente importante para analizar el comportamiento de una economía. Se sabe que aunque no siempre se puede ser superavitario, un déficit puede ser no tan malo, sobre todo cuando no representa un porcentaje importante del producto interno bruto y cuando puede ser compensado por un ingreso de capitales.
Por otro lado, el oro y la plata han dejado de ser los fundamentos de la riqueza de los países, ahora ésta no es algo estático que se pueda guardar en un cofre, sino que se ha convertido en algo dinámico, tal como la tecnología o los servicios que son los que realmente crean la riqueza y el prestigio para los países.
Ventaja absoluta
Adam Smith en su obra clásica “The Wealth of Nations” de 1776, argumentaba que los países deben especializarse en la producción de mercancías para las que tengan una ventaja absoluta y, posteriormente intercambiar estos productos por artículos producidos por otros países, nunca se debe producir en casa lo que se pueda adquirir, a un menor costo, de otros países. Esta teoría a pesar de ser la primera en considerar la especialización como un factor estratégico para los países, tomaba ésta sólo a nivel de país entero, no a nivel de regiones. Actualmente ningún país tiene el monopolio total en la producción de algún artículo, sino por el contrario, se da una gran competencia entre los países por ganar mercados con artículos de manufacturas mayormente nacionales de cada uno de ellos. Un exportador compite por ejemplo, contra los exportadores de otros países, así como contra productores nacionales de los países de destino. Una empresa trasnacional tal vez encontrará más conveniente incluso trasladar sus operaciones fabriles a otro país donde se encuentra su mercado meta. La teoría de Adam Smith simplifica la cuestión de decidir “qué producir” a un acuerdo entre caballeros entre todas las naciones del mundo negociando cómo se distribuirán la obtención de alimentos, materias primas y bienes manufacturados, industriales o de consumo. Tampoco considera las cuestiones de distribución, ya que podría ser que un país es más eficiente en la producción de ciertos productos, pero al trasladarlos hasta otra parte del mundo se pierda dicha ventaja.
Ventaja comparativa
En su libro “Principles of Political Economy” de 1817, David Ricardo demostró que un país debe especializarse en aquellos bienes y servicios que pueda producir de manera más eficiente y adquirir, de otros países aquellos que produzca de manera menos eficiente, incluso cuando, en ocasiones, esto represente adquirir bienes extranjeros cuya producción final puede ser más eficiente. De esta manera, la teoría de David Ricardo hace énfasis en la productividad de los países.
Tanto la teoría de la ventaja absoluta con la de la ventaja comparativa simplifican en sus modelos el comportamiento de la economía mucho más allá del ceteris paribus ordinario, en donde se estudia una variable y se dejan estáticas las demás. Aquí se están omitiendo factores como los que se mencionaron en el apartado anterior, por ejemplo: qué pasa cuando más de un país son los más eficientes en la producción u obtención de un bien en dos regiones distintas del mundo. Es sin embargo un gran acierto definir la ventaja de los países en la productividad, la cual se definirá más adelante en esta tesis. Sin embargo cabe destacar que es muy cierto que un país puede volverse más productivo en la obtención de cierto artículo gracias a aspectos como el desarrollo tecnológico.
Ventaja Competitiva
En su obra Ventaja competitiva. Creación y sostenimiento de un desempeño superior,
publicada en 1985, Michael E. Porter denomina ventaja competitiva al valor que una
empresa es capaz de crear para sus clientes, en forma de precios menores que los de
los competidores para beneficios equivalentes o por la previsión de productos
diferenciados cuyos ingresos superan a los costes. Para Porter, el valor es la cantidad
que los compradores están dispuestos a pagar por lo que la empresa les proporciona.
Una empresa es lucrativa si el valor que obtiene de sus compradores supera al coste
necesario para crear el producto. El crear productos para los compradores cuyo valor
exceda al coste es la meta de toda estrategia empresarial. Para analizar el valor que
una empresa es capaz de crear para sus compradores, Porter utiliza lo que él llama la
cadena de valor, o sucesión de actividades empresariales en las que surge el valor.
Cualquier característica de una empresa que la distingue del resto y la sitúa en una
posición superior para competir. Las ventajas competitivas básicas son el liderazgo en
costes y la diferenciación de productos.
Teoría de Heckscher-Ohlin
Los economistas suecos Eli Heckscher, en 1919, y Bertil Ohlin, en 1933, expusieron una explicación distinta de la ventaja comparativa. Ambos aseveraron que la ventaja comparativa es producto de las diferencias en la dotación de factores (tierra, mano de obra y capital) Distintas dotaciones de factores explican las diferencias en los costos relativos a los factores. Entre más abundante es un factor, menor es su costo. Los países exportarán aquellos bienes que hacen uso intensivo de aquellos factores localmente abundantes, e importarán bienes que hacen uso intensivo de aquellos factores localmente escasos.
Al parecer con esta teoría, un país que es intensivo en mano de obra está condenado a exportar productos intensivos en este factor, sin embargo existen ejemplos como el de Suiza o Hong Kong, países que actualmente son bastante prósperos y en donde abundan los grandes capitales, sin embargo no siempre fueron así. El desarrollo de servicios financieros en ambos, además del transporte marítimo en el segundo, fueron aspectos que hicieron que ambos países dejaran de depender de su mano de obra o su escasa tierra para desarrollarse.
En las teorías vistas hasta ahora, no se considera al comercio de servicios, la inversión extranjera y el desarrollo tecnológico como aspectos potenciadotes del crecimiento de los países. La riqueza de los países era vista sólo en función del intercambio de bienes producidos en el país de donde la persona que estudia el fenómeno es originaria.
Teoría del ciclo de vida del producto
Raymond Vernon propuso la teoría del ciclo de vida del producto a mediados de los años sesenta. La teoría decía que de manera aparente, las empresas pioneras en un producto creían que era
mejor mantener las plantas productivas cerca del mercado y del lugar de toma de decisiones. Debido a la novedad del producto, las empresas pueden cobrar precios relativamente elevados por sus nuevos productos. La demanda inicial en otros países avanzados no justifica la producción inicial en esos países del nuevo producto, pero si requiere exportaciones del país de origen. Con el tiempo, la demanda del nuevo producto empieza a crecer en otros países avanzados y entonces los productores extranjeros encuentran un motivo para iniciar la producción de tales bienes y de esta forma, abastecer a sus mercados nacionales. Conforme el mercado madura, el producto se vuelve más estandarizado, al ocurrir ésto, las consideraciones de costos representan un papel más importante dentro del proceso competitivo y la producción se vuelve a trasladar, esta vez hacia países en vías de desarrollo. El ciclo puede repetirse conforme los países en desarrollo empiezan a adquirir una ventaja de producción sobre los países desarrollados.
Ésta es otra teoría que presenta un modelo para explicar el funcionamiento del comercio, válido principalmente para el momento en que se elaboró. Aquí la producción de bienes de reciente creación pasa del país desarrollado donde se desarrolló a otro país desarrollado y de ahí a un tercer país menos desarrollado. Muchas empresas siguen llevando a cabo las funciones de I&D en sus países de origen, pero también bastantes han recurrido a los clusters tecnológicos donde llevan a cabo dichas funciones, además de la producción de bienes fruto de dicho trabajo creativo. Bastantes países compiten por que las empresas de más alta tecnología se instalen en sus parques industriales a fin de incrementar la mano de obra ocupada en esas regiones y darle mayor valor agregado a sus exportaciones. Esta tesis se tiene justamente el propósito de estudiar los clusters como factores de competitividad entre las empresas.
En la actualidad los mayores flujos de inversiones viajan entre los países desarrollados, sin embargo no siempre sucede lo que la teoría del ciclo de vida del producto propone acerca de que la producción se da originalmente en los países creadores de una nueva tecnología para luego pasar a otros países desarrollados, suceden casos en que un nuevo desarrollo tecnológico es creado en el cluster tecnológico de una empresa norteamericana en Bruselas, Bélgica, y de inmediato se decide llevar la producción de dicha mercancía a un país en desarrollo, tal como China o Europa del Este, dejando sólo en los demás países en desarrollo oficinas de venta acompañadas a veces de centros de distribución.
Nueva teoría del comercio internacional
La nueva teoría del comercio empezó a surgir en la década de los setenta. De acuerdo con ella, muchas industrias experimentaban rendimientos crecientes de la especialización, debido a la presencia de economías sustanciales de escala. Además los teóricos del nuevo comercio aseveran que por la presencia de economías de escala importantes, la demanda mundial únicamente apoyará a unas cuantas firmas en varias industrias. Los teóricos del nuevo comercio afirman que los países pueden exportar ciertos productos simplemente porque cuentan con una firma que entró por primera vez en una industria que sólo puede sostener a unas cuantas empresas. Gracias a que pueden obtener economías de escala, los primeros en entrar en una industria pueden colocar un candado en el mercado mundial que desaliente los intentos de una penetración subsecuente. Muchas industrias globales tienen un número muy limitado de empresas. Tal es el caso de las industrias de aviones comerciales, químicos, equipo de construcción, camiones, neumáticos, aparatos electrónicos y motores de reacción. Mediante la utilización juiciosa de los subsidios, un gobierno puede incrementar las probabilidades de que las firmas nacionales sean las primeras en actuar dentro de las industrias emergentes.
Tenemos aquí un estudio del comercio de las grandes corporaciones mundiales, las cuales controlan en gran medida el comercio, sobre todo de los países en desarrollo. Para participar en
uno de estos sectores no cuentan ya definitivamente aspectos como la dotación de factores o la productividad, sino que existen barreras a la entrada que van relacionadas con altas inversiones en I&D, plantas productivas, equipamiento industrial y comercialización, además de fuertes apoyos gubernamentales que sólo algunos países pueden otorgar. Una vez adentro del sector, estas grandes empresas se ubican principalmente en los países de origen de los capitales, tal es el caso de Airbus o Goodyear, la primera con capital europeo, tiene su sede en Francia, pero se abastece de filiales localizadas en los países circunvecinos, España, Inglaterra y Alemania principalmente; la segunda tiene plantas por todo el mundo, pero principalmente en E.U., que además es el mercado con el mayor número de automóviles y tiene una región donde su ubican varias de las más grandes armadoras automotrices; Airbus sólo tiene un competidor fuerte que es Boeing, la cual se encuentra en Norteamérica, Goodyear tiene varios competidores en Europa y Asia, sin embargo no se da frecuentemente la llegada de un nuevo participante al negocio.
Al parecer esta nueva teoría del comercio internacional se cumple en aquellas compañías de grandes dimensiones, sin embargo, no se debe olvidar que hay países en los que las pequeñas y medianas empresas son el motor de la economía exportadora. Los países tratan de atraer algunas empresas de la cadena productiva de estos sectores poco competidos, para ello crean y ofrecen clusters productivos tales como el cluster tecnológico ubicado en El Salto, Jalisco o el aeronáutico, de reciente creación en Querétaro.
Geografía Económica.
La geografía económica analiza la combinación de factores naturales y espaciales en el estudio de las actividades económicas de una región o un país.
Esta especialidad estudia la localización y naturaleza de las actividades económicas, los patrones de uso de la tierra, el valor de la misma en relación con las vías de transporte, la rentabilidad del suelo, la distribución espacial de las actividades productivas en las ciudades y el mundo.
La geografía económica estudia las relaciones oferta-demanda desde una perspectiva espacial, para ello analiza la localización y características de los lugares "productores" y su relación espacial y temporal con los lugares "consumidores". Estos procesos están relacionados con las leyes de mercado, comercio nacional e internacional, los procesos de mundialización de la economía y la situación económica propia de cada país.
Geografía Política.
Es la ciencia que estudia los acontecimientos políticos en relación con los factores geográficos y sus incidencias en los Estados. Su principal objetivo es estudiar las relaciones entre la población, el Estado y el territorio, para ello analiza las diferentes consecuencias del ejercicio del poder político sobre un espacio.
Geopolítica.
La geopolítica es una ciencia que se ocupa del estudio de la causalidad espacial de los sucesos políticos y de los próximos o futuros efectos de los mismos. Se nutre especialmente de otras disciplinas de envergadura tales como la historia, la geografía descriptiva y la geografía política.
Posguerra
Geoconomia después de la posguerra
El regionalismo es un elemento clave del orden económico internacional
surgido después de la segunda guerra mundial. Los países que comparten
un espacio regional, se unen para lograr una mejor capacidad de
negociación internacional, de competitividad en los mercados mundiales y,
potencialmente, para lograr objetivos mediante la coordinación de esfuerzos
en los foros internacionales, en la labor de atracción de inversiones o en el
El Retorno del Regionalismo.Aspectos Políticos y Económicos en Los Procesos de Integración Internacional
desarrollo de proyectos industriales y tecnológicos conjuntos.
Una de las conclusiones del presente estudio nos indica que la
regionalización de la economía mundial se nos muestra como un proceso
ciertamente pujante, caracterizado por la formación de espacios de integración
y cooperación junto al desarrollo de la conciencia regionalista. Otra se refiere
al hecho que hay un directa vinculación entre la transformación del escenario
de las relaciones internacionales en los últimos decenios y la tendencia a la
diversificación de los espacios regionales. Ahora bien, si la regionalización es
contraria, simultánea o derivada del proceso de globalización/mundialización,
es un tema cuyos argumentos se encuentran todavía en discusión. De
lo que no pueden quedar dudas es que el regionalismo es una estrategia
plenamente aceptada por los países en la formulación de sus relaciones
económicas externas, y que esta vía coexiste –a veces conflictivamente- con
la multilateral. En este sentido, todavía estaría por ser evaluada de un modo
más concluyente y menos ideológico, la articulación del regionalismo con el
sistema internacional de comercio.
Si la regionalización supone que los países miembros de un acuerdo
buscan la obtención de ventajas comerciales y estratégicas mediante el
establecimiento de un espacio integrado, el escenario multilateral nos muestra
que los potenciales beneficios a obtenerse con la liberalización comercial en
diversas áreas, pueden quedar diluidos si no hay reciprocidad en la concesión
de preferencias comerciales y en los accesos a los mercados. Esta situación
puede tornarse más conflictiva porque los temas de la agenda de los nuevos
regionalismos –al igual que en la OMC- no son exclusivamente comerciales.
En efecto, los temas que se están incorporando de modo progresivo en las
negociaciones desbordan los tópicos tradicionales (por ejemplo, aranceles) e
incluyen, según hemos considerado, cuestiones nuevas e, incluso, algunas
novedosas (brand issues y new brand issues), tales como las regulaciones del
mercado del trabajo, los estándares ambientales, la migración de personas
o los movimientos de capital. Estas realidades que reflejan los movimientos
regionales en relación con el orden económico mundial, generan fuertes
condicionamientos sobre los lineamientos externos de los países y sobre la
formulación de sus políticas internas. En otro trabajo, habría que analizar los
nuevos rumbos de la cooperación y su reflejo en el campo de las negociaciones
multilaterales.
Raúl Bernal-Meza, Gustavo Alberto Masera - Cadernos PROLAM/USP En lo que a nuestro ámbito regional se refiere, los cambios estructurales
en la economía global y la configuración de un orden económico fundado en
gran parte en la dinámica del regionalismo, ha promovido en América Latina
el resurgimiento, aggiornarmiento o renovación de los esquemas ya existentes,
e incentivando la conformación de nuevos espacios de integración como
son los actuales esfuerzos, impulsados por algunos países, de transformar el
MERCOSUR y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en un ámbito de
cooperación más amplio, tal la Unión de Naciones Sudamericanas (UNS),
también llamada Comunidad Sudamericana de Naciones. Observamos que
en este proyecto, liderado por Brasil como potencia regional indiscutible
del Cono Sur, resta profundizar la discusión sobre el mejoramiento de la
infraestructura regional en el marco de la Iniciativa IIRSA (BERNALMEZA,
SAHA, 2005). Asimismo, la UNS podría ser el comienzo de una
solución para los problemas derivados de la superposición excesiva de
procesos paralelos de cooperación e integración y de frentes simultáneos de
negociación.
La crítica que realizamos desde nuestra perspectiva latinoamericana,
es que los objetivos del regionalismo aparecen hoy más vinculados a la
inserción en los mercados internacionales, y a una articulación externa de
los países de la región con los centros dinámicos de la economía mundial,
que al logro de una transformación real de las estructuras socio-económicas
aún poco competitivas, heterogéneas y fragmentadas; porque, en definitiva,
la inserción, por más exitosa que sea, no puede suplir la ausencia de una
verdadera estrategia de desarrollo.
la Comisión presentó tres propuestas de instrumentos legislativos
en 2005. El 20 de diciembre de 2006 se adoptaron dos de los
instrumentos [el Reglamento (CE) nº 1987/2006 relativo a los
aspectos del primer pilar del establecimiento, funcionamiento y
utilización del SIS II, y el Reglamento (CE) nº 1986/2006 relativo al
acceso al SIS II por los servicios competentes para la expedición de
los certificados de matriculación de vehículos]. El tercer
instrumento, la Decisión 2007/533/JAI del Consejo relativa a los
aspectos del tercer pilar del establecimiento, funcionamiento y
utilización del SIS II, fue aprobado el 12 de junio de 2007.
El Consejo de Justicia y Asuntos de Interior de diciembre de 2006
dio su aprobación al proyecto SISone4all (un esfuerzo conjunto de
los Estados miembros coordinado por Portugal). El SISone4all era
una solución temporal que permitió a nueve países miembros que
se incorporaron a la UE en 2004 conectar con la versión actual del
sistema SIS (SIS1+) con algunas adaptaciones técnicas. La
correcta conclusión de los trabajos para SISone4all, junto los
buenos resultados de las evaluaciones de Schengen, permitió la
supresión de los controles en las fronteras internas con estos
nuevos países por tierra y mar a finales de 2007, y por aire en
marzo de 2008.
La supresión de los controles en las fronteras internas allanó el
terreno para la aplicación de enfoques alternativos y menos
arriesgados en la migración del SIS1+ al SIS II. Después de que los
Estados miembros solicitaran más tiempo para probar el sistema y
adoptar una estrategia menos arriesgada para la migración del
antiguo sistema al nuevo, la Comisión presentó propuestas de un
reglamento y una decisión que definían la tareas y
responsabilidades de las distintas partes implicadas en la
preparación de la migración al SIS II (incluidas las pruebas y
cualquier trabajo de desarrollo posterior que se necesite durante
esta fase). El Consejo aprobó estas propuestas el 24 de octubre de
2008.
What is the euro area?The euro area consists of those Member States of the European Union
that have adopted the euro as their currency. Today, around 330 million
citizens in 18 countries live in the euro area, and this number will
increase as future enlargements of the euro area continue to spread the
benefits of the single currency more widely in the European Union.
All European Union Member States are part of Economic and Monetary
Union (EMU) and coordinate their economic policy-making to support the
economic aims of the EU. However, a number of Member States have
taken a step further by replacing their national currencies with the single
currency – the euro. These Member States form the euro area.
When the euro was first introduced in 1999 – as 'book' money –, the euro
area was made up of 11 of the then 15 EU Member States. Greece joined
in 2001, just one year before the cash changeover, followed by Slovenia
in 2007, Cyprus and Malta in 2008, Slovakia in 2009, Estonia in 2011 and
Latvia in 2014. Today, the euro area numbers 18 EU Member States.
Of the Member States outside the euro area, Denmark and the United
Kingdom have 'opt-outs' from joining laid down in Protocols annexed to
the Treaty, although they can join in the future if they so wish. Sweden
has not yet qualified to be part of the euro area.
The remaining non-euro area Member States are among those which
acceded to the Union in 2004 and 2007, after the euro was launched. At
the time of their accession, they did not meet the necessary conditions
for entry to the euro area, but have committed to joining as and when
they meet them – they are Member States with a 'derogation', such as
Sweden.
Andorra, Monaco, San Marino and the Vatican City have adopted the
euro as their national currency by virtue of specific monetary
agreements with the EU, and may issue their own euro coins within
certain limits. However, as they are not EU Member States, they are not
part of the euro area.
Governing the euro areaBy adopting the euro, the economies of the euro-area members become
more integrated. This economic integration must be managed properly
to realise the full benefits of the single currency. Therefore, the euro
area is also distinguished from other parts of the EU by its economic
management – in particular, monetary and economic policy-making.
Monetary policy in the euro area is in the hands of the
independent Eurosystem, comprising the European Central Bank
(ECB), which is based in Frankfurt, Germany, and the national
central banks of the euro-area Member States. Through its
Governing Council, the ECB defines the monetary policy for the
whole euro area – a single monetary authority with a single
monetary policy and the primary objective to maintain price
stability.
Within the euro area, economic policy remains largely the
responsibility of the Member States, but national governments
must coordinate their respective economic policies in order to
attain the common objectives of stability, growth and
employment. Coordination is achieved through a number of
structures and instruments, the Stability and Growth Pact (SGP)
being a central one. The SGP contains agreed rules for fiscal
discipline, such as limits on government deficits and on national
debt, which must be respected by all EU Member States, although
only euro-area countries are subject to sanction – financial or
otherwise – in the event of non-compliance
Adopción del euroLa Unión Europea crece a medida que los países candidatos cumplen las
condiciones de adhesión e ingresan en la misma (este proceso se
conoce con el nombre de «ampliación»). De forma similar, la zona del
euro se va ampliando a medida que los Estados miembros de la UE no
participantes en la misma cumplen las condiciones de adhesión y
adoptan el euro.
La zona del euro está formada por los Estados miembros de la UE que
han adoptado la moneda única. La zona del euro no es estática: de
conformidad con el Tratado, todos los Estados miembros de la UE
deberán ingresar en la misma una vez que cumplan las condiciones
necesarias, a excepción de Dinamarca y el Reino Unido, que han
negociado una cláusula de «exclusión voluntaria» que les permite
mantenerse al margen de la zona del euro.
También se espera que Suecia ingrese en la zona del euro en el futuro,
pero aún no cumple las condiciones necesarias.
Ampliación progresiva, integración progresivaUn país candidato a la adhesión a la Unión debe alinearse en muchos
aspectos sociales, económicos y políticos con los Estados miembros de
la UE. Este alineamiento está encaminado en gran medida a garantizar
que el país en vías de adhesión pueda operar con éxito en el mercado
único de bienes, servicios, capital y trabajo de la Unión. La adhesión
implica un proceso de integración.La adopción del euro y el ingreso en la
zona del euro suponen un mayor grado de integración con los otros
Estados miembros de dicha zona. La adopción del euro también requiere
amplios preparativos, especialmente la convergencia económica y
jurídica.
Preparación de la adhesiónAntes de que un Estado miembro pueda adoptar el euro, debe cumplir
determinados criterios económicos y jurídicos. Los «criterios de
convergencia» económica están diseñados para garantizar que la
economía de un Estado miembro esté suficientemente preparada para
adoptar la moneda única y pueda integrarse de forma armónica en el
régimen monetario de la zona del euro. La convergencia jurídica
requiere que la legislación nacional, particularmente la relativa al banco
central nacional y a cuestiones monetarias, sea compatible con el
Tratado.
La sustitución de una moneda nacional por el euro constituye una
operación de gran envergadura que requiere muchos preparativos
prácticos, tendentes, por ejemplo, a garantizar que la moneda nacional
se retira rápidamente, que los precios de los bienes se convierten y
presentan de forma adecuada y que se mantiene bien informados a los
ciudadanos. Todos estos preparativos dependen del particular
«escenario de transición al euro» que adopte el país candidato a
ingresar en la zona del euro. De la primera introducción del euro se ha
obtenido una experiencia significativa, que redunda en beneficio de los
países que desean actualmente adherirse a la zona del euro. La
Comisión Europea ofrece considerable ayuda y asesoramiento a los
países candidatos a ingresar en la zona del euro.
Mecanismo de tipos de cambio (MTC II)Algunos países no participantes en la zona del euro ya son miembros del
mecanismo de tipos de cambio (MTC II). Éste es un sistema encaminado
a evitar fluctuaciones excesivas del tipo de cambio entre las monedas
participantes y el euro que puedan perturbar la estabilidad económica
dentro del mercado único. La participación es voluntaria, pero al mismo
tiempo constituye uno de los «criterios de convergencia»: para poder
adoptar el euro, los países candidatos a ingresar en la zona del euro
deben haber participado en dicho mecanismo sin sufrir tensiones graves
durante como mínimo dos años
El euro es la moneda única que comparten actualmente 18 Estados miembros de la Unión Europea, que forman la zona del euro. La introducción del euro en 1999 fue un importante paso hacia la integración europea. También constituye uno de sus principales éxitos: aproximadamente 333 millones de ciudadanos de la UE lo emplean actualmente como moneda y disfrutan de sus ventajas, que se seguirán extendiendo a medida que otros países de la UE vayan adoptando el euro.
Al introducirse el 1 de enero de 1999, el euro se convirtió en la nueva moneda oficial de 11 Estados miembros, sustituyendo a las antiguas monedas nacionales (tales como el marco alemán o el franco francés) en dos etapas. En primer lugar se introdujo como moneda virtual para los pagos no efectuados en efectivo y con fines contables, mientras que las antiguas monedas siguieron empleándose en los pagos en efectivo, siendo consideradas como divisiones del euro. Posteriormente, el 1 de enero de 2002, el euro apareció físicamente, en forma de billetes y monedas.
El euro no es la moneda de todos los Estados miembros. Dos países (Dinamarca y el Reino Unido) han optado por la cláusula de «exclusión voluntaria» contemplada en el Tratado, que les exime de participar en la zona del euro, mientras que el resto (muchos de los nuevos Estados miembros más Suecia) todavía no cumplen las condiciones para adoptar la moneda única. Una vez que lo hagan, sustituirán su moneda nacional por el euro.
El euro y la Unión Económica y MonetariaTodos los Estados miembros de la UE forman parte de la Unión
Económica y Monetaria (UEM), la cual puede definirse como una fase
avanzada de integración económica basada en un mercado único que
implica una estrecha coordinación de las políticas económicas y fiscales
y, en el caso de los países que cumplen ciertas condiciones, una política
monetaria única y una moneda única: el euro.
El proceso de integración económica y monetaria de la UE se desarrolla
paralelamente a la propia historia de la Unión. Cuando se fundó la
Comunidad Económica Europea en 1957, los Estados miembros se
centraron en el establecimiento de un «mercado común». Con el tiempo
resultó clara la necesidad de una cooperación económica y monetaria
más estrecha para un mayor desarrollo y florecimiento del mercado
interior. Sin embargo, el objetivo de lograr una plena unión económica y
monetaria y una moneda única no se consagró hasta el Tratado de
Maastricht de 1992 (Tratado de la Unión Europea). Dicho Tratado
establecía las normas básicas para la introducción de la moneda única y
determinaba los objetivos de la UEM, las responsabilidades de cada
protagonista y las condiciones que deben cumplir los Estados miembros
para poder adoptar el euro. Estas condiciones se conocen con el nombre
de «criterios de convergencia» (o «criterios de Maastricht»), y consisten
en una inflación baja y estable, un tipo de cambio estable y unas
finanzas públicas saneadas.
¿Quién gestiona el euro?Cuando el euro se hizo realidad, la política monetaria pasó a ser
responsabilidad del Banco Central Europeo (BCE), entidad independiente
creada a tal efecto, y de los bancos centrales nacionales de los Estados
miembros que habían adoptado el euro. Juntos componen el
Eurosistema.
La política fiscal (impuestos y gastos) sigue siendo competencia de los
gobiernos nacionales, si bien éstos pueden adherirse a unas normas de
hacienda pública establecidas de común acuerdo y englobadas en el
Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Los gobiernos nacionales también
conservan la plena responsabilidad de sus políticas estructurales
(empleo, pensiones y mercado de capitales), aunque acceden a
coordinarlas con objeto de lograr los objetivos comunes de estabilidad,
crecimiento y empleo.
¿Quién emplea el euro?
El euro es en la actualidad la moneda de los 333 millones de personas que viven en los 18 países de la zona del euro. También es utilizado, ya sea como moneda de curso legal o simplemente con fines prácticos, en una amplia serie de países (sobre todo en los países más próximos y en antiguas colonias de los Estados miembros).
Por lo tanto, no es sorprendente que el euro se haya convertido rápidamente en la segunda moneda internacional más importante, después del dólar, e incluso ha rebasado a la moneda estadounidense en algunos aspectos (por ejemplo, en lo que se refiere al valor del efectivo en circulación).
¿Por qué necesitamos el euro?
Además de facilitar los viajes, una moneda única es un elemento muy positivo desde el punto de vista económico y político. El marco en el que se gestiona el euro hace de éste una moneda estable con un bajo nivel de inflación y bajos tipos de interés y promueve una hacienda pública saneada. Una moneda única también es un complemento lógico del mercado único, cuya eficiencia aumenta. El empleo de una moneda única aumenta la transparencia de los precios, elimina los costes de cambio de moneda, mejora el funcionamiento de la economía europea, facilita el comercio internacional y dota a la UE de una voz más poderosa en los foros internacionales. Asimismo, la dimensión y la fortaleza de la zona del euro la protegen frente a perturbaciones económicas exteriores, tales como subidas inesperadas del precio del petróleo o turbulencias de los mercados de cambios.
Finalmente, hay que señalar el importante hecho de que el euro da a los
ciudadanos de la UE un símbolo tangible de su identidad europea, de la
que pueden sentirse cada vez más orgullosos a medida que la zona del
euro crece e incrementa estas ventajas para sus miembros actuales y
futuros.
Unión Económica y MonetariaLa Unión Económica y Monetaria (UEM) representa un paso
importantísimo hacia la integración de las economías de la UE e implica
la coordinación de las políticas económicas y fiscales, una política
monetaria común y una moneda común, el euro. Aunque los 28 Estados
miembros de la UEM participan en la unión económica, algunos países
han alcanzado un mayor grado de integración y han adoptado el euro.
Estos países forman la zona del euro.
La decisión de formar una Unión Económica y Monetaria fue tomada por
el Consejo Europeo en la ciudad neerlandesa de Maastricht en diciembre
de 1991, recogiéndose posteriormente en el Tratado de la Unión
Europea (Tratado de Maastricht). Con la Unión Económica y Monetaria,
la UE da un paso más en su proceso de integración económica, que se
inició en 1957 con su fundación.
La integración económica proporciona a la economía de la UE en su
conjunto y a las economías de los distintos Estados miembros las
ventajas de una dimensión, una eficiencia interna y una solidez
mayores, lo que, a su vez, permite un incremento de la estabilidad
económica, del crecimiento y del empleo, que beneficia directamente a
los ciudadanos europeos.
Desde el punto de vista práctico, la UEM significa:
La coordinación de las políticas económicas de los Estados
miembros
La coordinación de las políticas fiscales, especialmente
imponiendo límites máximos a la deuda y el déficit públicos
Una política monetaria independiente aplicada por el Banco
Central Europeo (BCE)
Una moneda única y la zona del euro
Gobernanza económica en el marco de la UEM
En la UEM no existe una única institución responsable de la política
económica, sino que comparten esta responsabilidad los Estados
miembros y las instituciones de la UE. Los principales protagonistas de
la UEM son:
El Consejo Europeo establece las principales orientaciones de la
política económica<:li>
El Consejo de la UE (el «Consejo») coordina la política económica
de la UE y decide si un Estado miembro puede adoptar el euro
El «Eurogrupo» coordina las políticas de interés común para los
Estados miembros de la zona del euro
Los Estados miembros establecen sus presupuestos nacionales,
dentro de los límites acordados para el déficit y la deuda, y
determinan sus propias políticas estructurales en materia de
empleo, pensiones y mercado de capitales
La Comisión Europea realiza un seguimiento del cumplimiento y
los resultados
El Banco Central Europeo establece la política monetaria, con el
objetivo primordial de la estabilidad de precios
El Parlamento Europeo - comparte con el Consejo la tarea de
formular legislación, y somete la gobernanza económica a
escrutinio democrático, en particular a través del nuevo Diálogo
Económico.
¿Qué se entiende por «integración económica»?Generalmente, la unión económica y monetaria constituye una etapa
avanzada del proceso de integración económica. En el proceso de
integración económica pueden distinguirse seis etapas:
Zona de comercio preferencial (reducción de aranceles aduaneros
entre determinados países).
Zona de libre comercio (supresión de aranceles sobre algunos o
todos los bienes entre los países participantes).
Unión aduanera (aplicación de aranceles aduaneros comunes a
terceros países y una política comercial común).
Mercado único (con reglamentaciones comunes de los productos y
libertad de circulación de bienes, capital, trabajo y servicios).
Unión económica y monetaria (mercado único con una moneda y
una política monetaria comunes).
Integración económica completa (todo lo anterior más la
armonización de la política fiscal y otras políticas económicas).
Cuando en 1958 se fundó la Unión Europea, entonces llamada
Comunidad Económica Europea, el objetivo era crear una unión
aduanera y un mercado común para la agricultura. Posteriormente, este
limitado mercado común se amplió para abarcar también los bienes y
servicios dentro del mercado único, que ya se había realizado en gran
medida en 1993. Actualmente, la Unión Europea se encuentra en la
quinta etapa del proceso. La progresiva integración económica no se
inició con la decisión de crear el euro: se trata de un largo proceso que
forma parte de la historia de la UE y constituye uno de sus logros
fundamentales.
El euro en el mundoAdemás de ser la moneda de la zona del euro, el euro tiene gran peso a
nivel internacional. Las monedas son el medio a través del cual la
riqueza se acumula, se conserva y se intercambia entre países,
organizaciones y personas. Una moneda de gran proyección
internacional, como el euro, realiza estas funciones a escala mundial.
Desde su introducción en 1999, se ha convertido en una importante
moneda en las transacciones internacionales, sólo superada por el dólar
estadounidense.
Dentro de la zona del euro, la moneda única, el euro, es el medio que
emplean los gobiernos, empresas y particulares para el pago y el cobro
de bienes y servicios. También se emplea para acumular y crear riqueza
para el futuro a través del ahorro y la inversión. Por otra parte, el
tamaño, la estabilidad y la solidez de la economía de la zona del euro —
segunda economía más grande del mundo, después de la
estadounidense— hace cada vez más atractivo el euro, incluso fuera de
sus fronteras.
Los sectores público y privado de terceros países adquieren y utilizan el
euro con diversos fines, en particular para transacciones comerciales y
como moneda de reserva. Por esta razón, el euro es actualmente la
segunda moneda internacional más importante después del dólar
estadounidense.
La extendida utilización del euro en el sistema financiero y monetario
internacional demuestra su gran presencia a escala mundial:
El euro se emplea cada vez más en todo el mundo en las
emisiones de deuda pública y de deuda de las empresas. A final de
2006, el euro representaba aproximadamente una tercera parte
del mercado internacional de deuda, mientras que el dólar
representaba el 44%.
Los bancos con proyección mundial conceden un gran volumen de
préstamos denominados en euros por todo el mundo.
El euro es la segunda moneda más negociada en los mercados de
divisas, utilizándose en aproximadamente el 40% de las
transacciones diarias.
El uso del euro es extendido en facturaciones y pagos del
comercio internacional, no sólo entre la zona del euro y terceros
países, sino también, aunque en menor medida, entre terceros
países.
El euro se utiliza ampliamente, junto con el dólar, como
importante moneda de reserva para poder afrontar posibles
emergencias monetarias. Al final de 2006, más de la cuarta parte
de las reservas de divisas a nivel mundial se mantenían en euros,
frente al 18% registrado en 1999. Los países en desarrollo se
encuentran entre los países que más han aumentado su reservas
en euros, que pasaron del 18% en 1999 a alrededor del 30% en
2006.
Varios países gestionan sus monedas vinculándolas al euro, que
actúa como moneda ancla o de referencia.
El estatus del euro como moneda mundial, junto con el tamaño y el peso
económico de la zona del euro, están llevando cada vez más a las
organizaciones económicas internacionales, tales como el FMI y el G-8, a
considerar la economía de la zona del euro como una entidad. Esto
permite a la Unión Europea tener una mayor influencia en los foros
internacionales.
Para beneficiarse de este mayor peso, y contribuir eficazmente a la
estabilidad financiera internacional, la zona del euro está hablando cada
vez más con una sola voz en importantes foros económicos
internacionales.
Ello es el resultado de una estrecha coordinación entre los Estados
miembros de la zona del euro, el Banco Central Europeo y la Comisión
Europea durante las reuniones económicas internacionales.
Algunos terceros países y regiones están más estrechamente vinculados
al euro. El estable sistema monetario del euro hace de éste una
atractiva «moneda ancla» para ellos, especialmente para aquellos que
tienen acuerdos institucionales especiales con la UE, tales como
acuerdos comerciales preferenciales. Al vincular su moneda al euro,
estos países transmiten más certidumbre y estabilidad a sus economías
nacionales.
El euro también se emplea ampliamente en terceros países y regiones
vecinos de la zona del euro, como, por ejemplo, en el Sureste de Europa,
mientras que otros países — Andorra, Mónaco, San Marino y la Ciudad
del Vaticano— lo utilizan como moneda oficial en virtud de acuerdos
monetarios específicos celebrados con la UE y pueden emitir sus propias
monedas en euros dentro de determinados límites cuantitativos