TEORÍA ECONÓMICA A DEBATE: LA IMPOSIBILIDAD DEL SOCIALISMO A PARTIR
DE LA OBRA DE FRIEDRICH A. HAYEK
ESTEBAN ARROYAVE RAMÍREZ
ESTEBAN ANDRÉS CALDAS BECHARA
Director
KATHERINE FLÓREZ PINILLA
Proyecto de Grado para optar por el título de Economista
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CALI
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
PROGRAMA DE ECONOMÍA
SANTIAGO DE CALI, 2014
La imposibilidad del socialismo 2
RESUMEN
La histórica y extensa discusión en la ciencia económica sobre qué modelo económico debe
ser implantado en los países para que sus habitantes puedan obtener los mayores beneficios
posibles, ha dado origen a diversas opciones, pero han sido dos los modelos protagonistas de los
más fuertes enfrentamientos en los círculos intelectuales de economía. El “liberalismo clásico”
criticado incansablemente por las desigualdades que se habían dado durante su funcionamiento,
dio origen al “socialismo” el cual gozó de una pronta acogida puesto que prometía acabar con las
desigualdades del liberalismo y brindarle a los individuos una nueva “libertad”: la “libertad
económica”, la cual según ellos daría mayores beneficios que la ya lograda “libertad política”
del liberalismo.
Palabras claves: Modelo económico, liberalismo clásico, socialismo, individuos, libertad,
libertad económica, libertad política.
ABSTRACT
The historical and extensive discussion in economics about which economic model should be
implemented in countries to ensure that their citizens can get the greatest possible benefits, has
spawned various options, but two models have been the protagonists of the fiercest clashes the
intellectual circles of economy. The "classical liberalism" criticized tirelessly by the inequalities
that had occurred during its operation, gave rise to the "socialism" which joy of an early
acceptance since promised to end inequalities of liberalism and give individuals a new
"freedom": "economic freedom", which according to them would give greater benefits than those
already achieved with "political freedom" of liberalism.
Keywords: Economic model, classical liberalism, socialism, individuals, freedom, economic
freedom, political freedom.
La imposibilidad del socialismo 3
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 5
CAPÍTULO I. FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DEL LIBERALISMO CLÁSICO Y DEL
SOCIALISMO .............................................................................................................................. 11
1.1 El liberalismo Clásico .......................................................................................................... 12
1.2 El Socialismo ......................................................................................................................... 32
CAPTIULO II CONTRASTE EPISTEMOLÓGICO DE LAS TEORÍAS ECONÓMICAS DEL
LIBERALISMO CLASICO Y DEL SOCIALISMO SEGÚN SUS FUNDAMENTOS .............. 46
2.1 El método .............................................................................................................................. 50
2.2 Concepción del fenómeno económico .................................................................................. 51
2.3 Naturaleza del fenómeno económico .................................................................................... 51
2.4 Supuesto metodológico ......................................................................................................... 52
2.5 Concepción del hombre ......................................................................................................... 53
2.6 Origen de las instituciones .................................................................................................... 54
2.7 Necesidad de poder coercitivo .............................................................................................. 55
2.8 Medio para ejercer el poder coercitivo .................................................................................. 56
CAPTIULO III. PROPUESTA LIBERAL CLÁSICA: NI ANARQUISMO NI SOCIALISMO
........................................................................................................................................................ 58
3.1 Demarquía ................................................................................................................................ 60
3.2 Funciones del gobierno ............................................................................................................ 61
3.3 Sindicatos ................................................................................................................................. 63
3.4 Pensiones ................................................................................................................................. 64
3.5 Seguro de enfermedad .............................................................................................................. 65
3.6 Redistribución de la riqueza ..................................................................................................... 65
3.7 Impuestos ................................................................................................................................. 66
3.8 Justicia social ............................................................................................................................ 69
La imposibilidad del socialismo 4
CONCLUSIONES ........................................................................................................................ 70
REFERENCIAS ............................................................................................................................ 77
La imposibilidad del socialismo 6
1. Introducción
El lenguaje, por lo tanto, no sólo es capaz de aportar
valiosos conocimientos, sino que contribuye también a
aceptar muchas insensateces que luego es difícil erradicar.
(Hayek, 1997, 326)
Darle una definición puntual al “liberalismo” o al “socialismo” hoy en día es casi imposible,
relacionar estos dos términos con ciertas características que nos aclaren las diferencias que
existen entre ellos es una ardua tarea; estas engorrosas dificultades se dan por la siguiente razón:
Términos como “liberalismo” o “democracia”, “capitalismo” o “socialismo”, ya no
simbolizan hoy sistemas coherentes de ideas. Han llegado a describir conjuntos de principios
y hechos completamente heterogéneos, que el accidente histórico ha asociado con estas
palabras, pero que tienen muy poco en común, además de haber sido defendidas en diferentes
épocas por la misma gente o incluso sólo bajo el mismo nombre. (Hayek, 1986, 3)
La pérdida en la claridad de lo que simboliza un término es grave, pero que el significado de
éste genere ambigüedad en la interpretación, es decir, que por no simbolizar un sistema coherente
de ideas pase a describir un conjunto de principios y hechos completamente heterogéneos, desata
una fuerte preocupación en la Ciencia Económica. Este problema generará no solo confusión en
el estudio teórico de la economía, sino que además creará medidas de política desacertada e
ineficaz. Tal como dice Hayek incrementará la dificultad en el estudio del conocimiento a causa
de “nuestro envenenado lenguaje” (Hayek, 1997, 325).
La dificultad del estudio del conocimiento afectada por la ambigüedad de los términos en las
ciencias económicas nos ha perjudicado notablemente, el simple hecho de que bajo un mismo
término político, dos personas o dos grupos de personas conciban y defiendan diferentes ideales
deja de ser una simple coincidencia para convertirse en una disputa donde el ganador sea aquel
La imposibilidad del socialismo 7
que sepa sustentar mejor sus ideas. Esto fue lo que sucedió con el “liberalismo clásico”1 y el
“socialismo”, una disputa entre dos ideologías completamente opuestas, dos tradiciones de la
libertad que tienen sus fundamentos filosóficos y epistemológicos en dos corrientes de
pensamiento distintas, pero que en el momento de la disputa de los fines que cada una de estas
ideologías proponía alcanzar, el “socialismo” tomo la delantera por “su argumento racionalista,
especioso, y aparentemente lógico […] mientras decaía la menos articulada y menos explícita”
(Hayek, 2008, 83) argumentación liberal como se observa a continuación:
Para aquietar todas las sospechas y uncir a su carro al más fuerte de todos los impulsos
políticos, el anhelo de libertad, el socialismo comenzó a hacer un uso creciente de la promesa
de una «nueva libertad». El advenimiento del socialismo iba a ser el salto desde el reino de la
indigencia al reino de la libertad. Iba a traer la «libertad económica», sin la cual la ya ganada
libertad política «no tenía valor». Sólo el socialismo era capaz de realizar la consumación de
la vieja lucha por la libertad, en la cual el logro de la libertad política fue sólo el primer paso.
El sutil cambio de significado a que fue sometida la palabra libertad para que esta
argumentación se recibiese con aplauso es importante. Para los grandes apóstoles de la
libertad política la palabra había significado libertad frente a la coerción, libertad frente al
poder arbitrario de otros hombres, supresión de los lazos que impiden al individuo toda
elección y le obligan a obedecer las órdenes de un superior a quien está sujeto. La nueva
libertad prometida era, en cambio, libertad frente a la indigencia, supresión del apremio de
las circunstancias, que, inevitablemente, nos limitan a todos el campo de elección, aunque a
algunos mucho más que a otros. Antes de que el hombre pudiera ser verdaderamente libre
había que destruir «el despotismo de la indigencia física», había que abolir las «trabas del
sistema económico». En este sentido, la libertad no es más que otro nombre para el poder o la
riqueza. Y, sin embargo, aunque las promesas de esta nueva libertad se combinaron a
menudo con irresponsables promesas de un gran incremento de la riqueza material en una
sociedad socialista, no era de una victoria tan absoluta sobre la mezquindad de la naturaleza
de donde se esperaba la libertad económica. A lo que se reducía realmente la promesa era a la
desaparición de las grandes disparidades existentes en la capacidad de elección de las
diferentes personas. La aspiración a la nueva libertad era, pues, tan sólo otro nombre para la
vieja aspiración a una distribución igualitaria de la riqueza. Pero el nuevo nombre dio a los
socialistas otra palabra en común con los liberales, y aquéllos la explotaron a fondo. Y
aunque la palabra fue usada en diferente sentido por los dos grupos, pocas gentes lo
advirtieron, y todavía menos se preguntaron a sí mismas si las dos clases de libertad
prometidas podían en realidad combinarse. (Hayek, 2008, 113 y 114)
1 De ahora en adelante se usara el término “liberalismo clásico” para describir el conjunto de ideas y hechos que
postula y defiende Friedrich A. Hayek para evitar confusiones con el término ”neoliberalismo”, usado en la
actualidad para representar un conjunto de ideas y hechos distintos a los que planteó Hayek.
La imposibilidad del socialismo 8
En esta cita se evidencia como el “socialismo” aprovechó la ambigüedad del término
“libertad” para sustentar sus ideas y así tomar ventaja sobre el “liberalismo”, pero este no es el
único término al cual el “socialismo” le ha sacado ventaja por su ambigüedad.
En este aspecto el término político “individualismo” es el que ha sido más distorsionado. Por
una parte ha sido distorsionado por sus oponentes como una caricatura irreconocible –y
siempre debemos recordar que los conceptos políticos que hoy están pasados de moda son
conocidos por muchos de nuestros contemporáneos sólo a través de la figura que sus
enemigos hicieron de ellos– sino que también se han utilizado para describir diferentes
actitudes hacia la sociedad, con tan poco en común entre sí como con aquellas actitudes
tradicionalmente consideradas contrarias. (Hayek, 1986, 3)
El término “individualismo” es usado constantemente en todo el texto a pesar de ser tan
distorsionado, esto es porque Hayek los considera indispensable para poder sustentar su defensa
hacia el “liberalismo clásico”, dado que
Tanto el término “individualismo” como “socialismo” son una creación original de los
seguidores de Saint-Simon, fundadores del socialismo moderno. Crearon primero el término
individualismo para describir la sociedad competitiva, a la cual se oponían, e inventaron el
término socialismo para describir la sociedad centralmente planificada en la que toda
actividad era dirigida bajo el mismo principio que se aplicaba dentro de una sola industria.
(Hayek, 1986, 4)
Por lo tanto no existe mejor término que el de “individualismo” para contrastarlo con el
término “socialismo”, puesto que, además de haber sido creado por los socialistas modernos,
“tiene la distinción de haber influido en que la palabra “socialismo” fuera acuñada
deliberadamente para expresar su oposición a él.” (Hayek, 1986, 4)
Esta tergiversación entre el “liberalismo clásico” y el “socialismo” ha creado grandes
dificultades al momento de identificar los fundamentos filosóficos y epistemológicos en los
cuales se basan estas ideologías; esta es la preocupación de Friedrich A. Hayek, quien dedicó
gran parte de su obra al estudio de los fundamentos filosóficos y epistemológicos del “liberalismo
clásico” y del “socialismo” para poder aclarar las múltiples interpretaciones erróneas que se han
hecho del “liberalismo clásico” y sustentar los errores en la construcción del “socialismo”. Por la
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vigencia que aún tiene la discusión entre liberalismo y socialismo y con el fin de investigar
¿Cuáles son las razones epistemológicas que imposibilitan la creación de los modelos
económicos socialistas desde la perspectiva de Hayek?, lo cual no se había hecho hasta ahora en
economía, el objetivo general de este trabajo busca: determinar las razones epistemológicas que
imposibilitan la creación de los modelos económicos socialistas desde la perspectiva de
Friedrich A. Hayek, para la consecución de este objetivo general se trazaron los siguientes
objetivos específicos:
- Identificar los fundamentos filosóficos del liberalismo clásico y del socialismo.
- Contrastar epistemológicamente las teorías económicas del liberalismo clásico y del
socialismo según sus fundamentos.
- Describir la alternativa liberal clásica propuesta por Friedrich A. Hayek.
Por lo anterior, la metodología empleada en esta investigación es de enfoque cualitativo y de
tipo hermenéutico, puesto que se fundamenta en la interpretación lógica de la obra de Friedrich
A. Hayek para dar solución a la problemática de nuestra investigación. Las obras de las cuales se
hace la interpretación lógica son las siguientes: Individualismo: el verdadero y el falso; Los
fundamentos de la libertad; Camino de servidumbre; La fatal arrogancia; Derecho, legislación y
libertad; Nuevos estudios de filosofía, política, economía e historia de las ideas; y La
contrarrevolución de la ciencia. De estos siete textos, es en los dos primeros donde se hace
mayor énfasis para la construcción del trabajo.
El trabajo se divide en esta introducción, tres capítulos y las conclusiones, el primer capítulo
tiene dos partes, en la primera parte se identifican los fundamentos filosóficos del “liberalismo
clásico” y en la segunda parte se identifican los fundamentos filosóficos del “socialismo”. En el
segundo capítulo se hace el contraste epistemológico del “liberalismo clásico” y del “socialismo”
según sus fundamentos, ahí se construye un cuadro comparativo de estas dos corrientes de
La imposibilidad del socialismo 10
pensamiento, este cuadro se compone de ocho variables las cuales se explican detalladamente
después del cuadro. En el tercer capítulo se describe la alternativa “liberal clásica” propuesta por
Friedrich A. Hayek donde se explica cómo y para qué debe existir el Estado. Finalmente se
exponen las conclusiones del trabajo.
La imposibilidad del socialismo 11
CAPÍTULO I
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DEL LIBERALISMO CLÁSICO Y DEL
SOCIALISMO
La imposibilidad del socialismo 12
1.1 LIBERALISMO CLÁSICO
“La actitud del liberal hacia la sociedad es como la del
jardinero que cultiva una planta, el cual, para crear las
condiciones más favorables a su desarrollo, tiene que
conocer cuánto le sea posible acerca de su estructura y
funciones.”
(Hayek, 2008, 105)
Para poder iniciar el recorrido por los fundamentos filosóficos del liberalismo clásico es
indispensable entender el significado de la libertad y especialmente de ‹‹libertad individual›› o
‹‹libertad personal››. Según Hayek se entiende como: “el estado en que un hombre no se halla
sujeto a coacción derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros” (Hayek, 2008, 32). El
liberalismo clásico es reconocido por Friedrich A. Hayek como el “verdadero individualismo”
por ser esta la única ideología coherente que llega a la libertad individual o personal por medio de
la aplicación del método individualista; esta ideología pertenece a una “tradición intelectual”
(Hayek, 1986, 4) de la cual sus principales representantes son: John Locke, Bernard Mandeville,
David Hume, Josiah Tucker, Adam Ferguson, Adam Smith, Edmund Burke, Alexis de
Tocqueville y Lord Acton.
El “individualismo verdadero” es una “teoría de la sociedad” que intenta comprender cuales
son “las fuerzas que determinan la vida social del hombre” para en segunda instancia configurar
una serie de “máximas políticas” (Hayek, 1986, 6) fundamentadas en dicha concepción de la
sociedad; para demostrar esta afirmación haremos un recorrido por la esencia del pensamiento de
algunos autores mencionados en el párrafo anterior, mostrando cómo fueron identificando “las
fuerzas que determinaban la vida social del hombre” para que en segunda instancia Hayek muy
brillantemente construyera unas máximas políticas fundamentadas en la “tradición intelectual”
de estos autores.
La imposibilidad del socialismo 13
John Locke fue un pionero en teoría política y legal en el establecimiento de los principios en
los que se salvaguardara la libertad individual, uno de ellos el de la separación de poderes, lo
catalogó como la única garantía para el respeto de la soberanía natural, le asignó el poder
supremo a la rama legislativa siempre y cuando ésta representara los derechos e intereses de los
ciudadanos y afirmó que la rama ejecutiva se le debía confiar exclusivamente a una monarquía la
cual sólo se encargaría de garantizar la ejecución de las leyes (Piña, 2002). Según Locke:
Para entender correctamente el poder político y deducirlo desde su origen, debemos
considerar en qué estado se hallan naturalmente todos los hombres; éste es un estado de
perfecta libertad para ordenar sus acciones y disponer de sus posesiones y personas como les
parezca adecuado, dentro de los límites de la ley de la naturaleza, sin pedir permiso o
depender de la voluntad de ningún otro hombre. Es también un estado de igualdad, en el que
todo poder y jurisdicción son recíprocos, pues nadie tiene más que otro. Nada hay más
evidente que el hecho de que las criaturas de la misma especie y rango, que nacieron
promiscuamente para disfrutar de las mismas ventajas de la naturaleza y usar las mismas
facultades, también deberían ser iguales entre sí, sin subordinación o sujeción, a menos que el
señor y amo de todas ellas, por manifiesta declaración de su voluntad, pusiera a una por
encima de la otra y le confiriera, por medio de una evidente y clara designación, un derecho
indudable de dominio y soberanía (Locke, 2002, 9).
Esta clara descripción de perfecta libertad, Locke la complementa con el principio de las
limitaciones de dicho estado de libertad, el cual se puede pero no se debe confundir con un estado
de licencia, puesto que a pesar de que el hombre tenga una libertad incontrolable al momento de
disponer de sí mismo o de sus posesiones, no tiene la libertad para destruirse a sí mismo ni a
ninguna otra criatura a menos de que su propia preservación (es decir, en defensa propia o para
castigar una ofensa u agresión) se lo demande. Esto se debe a que el estado de naturaleza se
encuentra regido por una ley natural, la cual le enseña a toda aquel que la consulte, que por ser
todos iguales e independientes nadie puede hacerle daño a otra persona en su vida, salud, libertad
o posesiones; dado que todos los hombres son obra de un “Hacedor omnipotente” lo que por
ende los convierte en su propiedad y por lo tanto, deben estar el tiempo que a Él y no a otros les
plazca (Locke, 2002).
La imposibilidad del socialismo 14
Siendo coherente con lo anterior Locke consideraba que:
El poder político es el derecho de dictar leyes, incluida la pena de muerte [sólo cuando su
propia preservación está en juego] y, en consecuencia, todas las penas menores necesarias
para la regulación y preservación de la propiedad, y el derecho de emplear la fuerza de la
comunidad en la ejecución de tales leyes y en la defensa del Estado ante ofensas extranjeras.
Y todo ello exclusivamente en pos del bien público (Locke, 2002, 8).
Un siglo antes de la publicación de La Riqueza de las naciones en 1776, existió una fuerte
crítica al mercantilismo que lo llevó hasta su descomposición para darle paso al liberalismo
económico, esta sustitución se dio a causa de la pérdida de “respetabilidad intelectual” del
mercantilismo como doctrina; en este periodo uno de los críticos más fuertes del mercantilismo y
destacado precursor del nuevo liberalismo fue Bernard de Mandeville, el cual postulaba una
teoría empírica basándose en que las impresiones de los sentidos conforman todo lo que podemos
llegar a saber del mundo, por lo tanto, el razonamiento solo puede venir de los hechos y no de
consideraciones apriorísticas o racionalistas (Ekelund y Hébert, 2008).
Mandeville consideraba que los vicios son inseparables y necesarios para que las sociedades
grandes y poderosas puedan hacer subsistir su riqueza y grandeza, pero aclaraba al igual que
Locke que con eso no quería “decir que cada miembro de ellas, que sea culpable de algún vicio,
no deba ser continuamente castigado por ellos, cuando se convierte en delitos” (Mandeville,
1982, 9). En su obra La fábula de las abejas o los vicios privados hacen la prosperidad pública
construye una llamativa sátira sobre las profesiones y vocaciones sin importar sus grados o
condiciones, para demostrar la “vileza de los ingredientes que en conjunto componen la saludable
mixtura de una sociedad bien organizada y para ensalzar el maravilloso poder del talento político
gracias al cual, con los más despreciables elementos, se erige tan bella maquina” (Mandeville,
1982, 6). Esta fábula concluye con la siguiente moraleja:
Dejad, pues, de quejarnos: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal, un panal
honrado. Querer gozar de los beneficios del mundo, y ser famosos en la guerra, y vivir con
holgura, sin grandes vicios, es vana utopía en el cerebro asentada. Fraude, lujo y orgullo
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deben vivir mientras disfrutemos de sus beneficios: el hambre es sin duda, una plaga terrible,
pero, sin ella, ¿quién medra o se alimenta? ¿Acaso no debemos la abundancia del vino a la
mezquina vid, seca y retorcida? La cual, mientras olvida sus sarmientos, ahoga a otras plantas
y se hace madera, pero nos bendice con sus frutos apenas es podada y atendida: igualmente
es benéfico el vicio cuando la Justicia lo poda y limita; y, más aún, cuando un pueblo aspira a
la grandeza, tan necesario es para el Estado como es el hambre para comer; la virtud sola no
puede hacer que vivan las Naciones esplendorosamente; las que revivir quisieran la Edad de
Oro, han de liberarse de la honradez como de las bellotas. (Mandeville, 1982, 21)
En la moraleja se sintetiza lo que Mandeville (1982) quería exponer a lo largo de la fábula,
demostrar que es imposible disfrutar de todas las extravagantes comodidades que nos ofrece la
vida en una nación rica y poderosa; y al mismo tiempo obtener las bendiciones de la virtud e
inocencia inherentes de una edad de oro. Todas las afirmaciones que hace Mandeville parten de
la concepción de hombre que él tiene, el cual define “como un compuesto de varias pasiones que
todas, a medida que se las provoca y van saliendo a la superficie, lo gobiernan por turno, quiéralo
o no” (Mandeville, 1982, 22).
Adam Smith es considerado comúnmente como “el padre de la economía moderna” y el
principal artífice de la economía como disciplina científica debido a sus brillantes contribuciones
(Sen, 2012), además de ser el padre de una ciencia, se le reconoce también como el padre “de una
doctrina: el liberalismo económico” (Rodríguez, 2011, 8). Smith considera al hombre como un
ser egoísta pero:
Sin importar cuán egoísta se suponga que es el hombre, hay evidentemente algunos
principios en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de otros y vuelven su
felicidad necesaria para él, a pesar de que no obtenga nada de ella excepto el placer de verla.
(Smith, 2012, 5)
Smith y los grandes escritores del siglo XVIII interpretaban el ““egoísmo” (self-love)” o los
“intereses egoístas” como una actitud moral dominante, es decir, no planteaban el egoísmo en
sentido estricto, sino como un “motor universal” (Hayek, 2009, 64), esto se evidencia en la
siguiente premisa:
La imposibilidad del socialismo 16
No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra
cena, sino el cuidado que ponen ellos a su propio beneficio. No nos dirigimos a su
humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus
ventajas. (Smith, 2011, 46).
Su teoría se basaba en la simpatía y el amor propio, planteaba que en el interior de cada
persona había un “espectador imparcial” que se encargaba de juzgar la medida en que son
beneficiosas sus acciones para el individuo o su entorno (Rodríguez, 2011); Smith utilizaba un
recurso imaginario de que existía una “mano invisible”, para explicar los resultados espontáneos
de la libertad individual sin necesidad de coacción, esta “mano invisible” se encargaba de regular
el mercado y garantizar que en el momento en que una persona tomara la decisión en busca de su
beneficio propio la “mano invisible” lo condujera a promover un objetivo que no estaba en sus
planes (Rodríguez, 2011). Por lo tanto, todo agente económico “al perseguir su propio interés
frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase
fomentarlo” (Smith, 2011, 554).
Smith descalificaba todos los sistemas de preferencia o restricción afirmando que “el sencillo
y obvio sistema de la libertad natural se impone por sus propios méritos” (Smith, 2011, 659). Por
lo tanto toda persona que no esté violando las leyes de la justicia quedara en perfecta libertad para
perseguir su interés personal y conducir su trabajo y capital con la persona que desee (Smith,
2011); para garantizar lo anterior Smith dedicó el Libro V de su obra: Una investigación sobre la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones a la explicación de las funciones que debía
cumplir el Estado en el desempeño económico de un país y cómo financiarlas; creía conveniente
que el Estado garantizara tres derechos fundamentales a sus ciudadanos para que exista completa
armonía social y así poder desarrollar el funcionamiento de la economía en completa libertad.
El primer deber del Estado consistía en: “proteger a la sociedad de la violencia e invasión de
otras sociedades independientes” (Smith, 2011, 665); el segundo deber era: “proteger en cuanto le
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sea posible a cada miembro de la sociedad contra la injusticia y opresión de cualquier otro
miembro de la misma, o el deber de establecer una administración exacta de la justicia” (Smith,
2011, 674) y el tercer y último deber del Estado: “construir y mantener las instituciones y obras
públicas” (Smith, 2011, 685).
Edmund Burke considerado por Hayek como uno de los mayores representantes del
“verdadero individualismo”, fue contemporáneo de Adam Smith y descrito por éste, como el
único hombre que pudo conocer, “cuyos planteamientos en temas económicos eran exactamente
iguales a los suyos sin haber existido entre ellos algún contacto anterior” (Hayek, 1986, 4);
también fue considerado como uno de los mayores adversarios del ‹‹individualismo›› de
Rousseau, puesto que temía que las teorías que éste predicaba sobre el individualismo
racionalista conducían inevitablemente al colectivismo.
En su obra Reflexiones sobre la revolución francesa la cual tuvo origen en una
correspondencia con M. Dupont el cual le pide a Burke su opinión sobre los importantes sucesos
que atraían en gran medida la atención de la gente en ese momento (Herrero, 1942); se observa el
deseo de Burke por la libertad en la siguiente cita:
Me complazco en afirmar que deseo una libertad regulada, moral y viril con la misma
intensidad que cualquier miembro de esa sociedad, sea quien fuere; y en todo el curso de mi
carrera pública he dado buenas pruebas de mi fidelidad a esa causa. Creo que envidio tan
poco como ellos la libertad de cualquier otro país. (Burke, 1942, 45)
Seguido de la anterior afirmación Burke (1942) aclaraba que no quería adelantarse y elogiar la
libertad lograda por Francia, hasta poder hacer un amplio estudio para identificar si esta nueva
libertad estaba siendo compatible al momento de ser combinada con el gobierno y con las demás
cosas que él consideraba necesarias para que la libertad sea duradera y beneficiosa, como
veremos a continuación:
La adulación corrompe al que la hace y al que la recibe; y no es más útil a los pueblos que a
los reyes. Por ello debo suspender mis felicitaciones por la nueva libertad de Francia hasta
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que sepa cómo se ha combinado con el gobierno, con la fuerza pública, con la disciplina y
obediencia de los ejércitos, con la recaudación de unos impuestos eficaces y bien
distribuidos; con la moralidad y la religión; con la seguridad de la propiedad; con la paz y el
orden; con los usos civiles y sociales. Todas estas cosas son buenas (a su modo); y sin ellas la
libertad no es ─mientras dura, y no es probable que dure mucho─ un beneficio. El efecto de
la libertad sobre los individuos consiste en que puedan hacer lo que quieran. (Burke, 1942,
46)
El “individualismo verdadero” fue representado de manera ejemplar en el siglo XIX por las
obras de dos magníficos historiadores y filósofos: Alexis de Tocqueville y Lord Acton, los cuales
desarrollaron los más destacados aportes de: la filosofía política escocesa, de Burke y de los
whig2 ingleses con notable éxito; además es en la traducción al inglés de las obras de Tocqueville
donde se introduce por vez primera en este idioma el termino ‹‹individualismo›› para describir
una actitud que él deplora y rechaza en su obra La Democracia en América (Hayek, 2009).
Alexis de Tocqueville fue un abogado Francés de ideas liberales que en un viaje a
Norteamérica junto a Gustave de Beaumont durante nueve meses, para estudiar el sistema
penitenciario en los Estados Unidos, terminó recolectando el material necesario para poder
escribir más que un informe sobre el tema por el cual viajó a Norteamérica y es de ese material
donde nace su obra La Democracia en América (González, 1957); Tocqueville que había sido
educado en el formalismo de la antigua aristocracia francesa se topó en Norteamérica con un
hombre distinto, “un hombre sin artificio, al self-made-man, en quien la cortesía era llana y
procedía de la convicción de la igualdad de todos los hombres que saben emplear su vida en la
actividad productiva” (González, 1957, 9).
Tocqueville (1957) cuenta que de las cosas nuevas que pudo observar de su estancia en los
Estados Unidos, lo que más llamó su atención y realmente lo sorprendió fue la “igualdad de
condiciones”, la cual influía notablemente en la marcha de la sociedad, le daba cierta dirección al
2 Whig es el nombre dado a los partidarios de los privilegios de Parlamento frente a los defensores de las
prerrogativas de la corona (tory, pl. tories) en las luchas políticas inglesas del siglo XVII y posteriormente al partido
liberal. (Burke, 1942, 56 y 57)
La imposibilidad del socialismo 19
espíritu publico dando un giro a las leyes, y determinaba nuevas máximas para los gobernantes y
particulares costumbres a los gobernados. Agregaba que la igualdad de condiciones:
Lleva su influencia mucho más allá de las costumbres políticas y de las leyes, y que no
predomina menos sobre la sociedad civil que sobre el gobierno: crea opiniones, hace nacer
sentimientos, sugiere usos y modifica todo lo que no es productivo… Así, pues, a medida que
estudiaba la sociedad norteamericana, veía cada vez más, en la igualdad de condiciones, el
hecho generador del que cada hecho particular parecía derivarse, y lo volvía a hallar
constantemente ante mí como un punto de atracción hacia donde todas mis observaciones
convergían. (Tocqueville, 1957, 31)
En la cita anterior se observa como Tocqueville colocaba la igualdad de condiciones como un
eje central del cual se derivaban los demás hechos, resaltando las bondades que había
proporcionado al pueblo Norteamericano dicha igualdad, pero advertía que “la primera y la más
viva pasión que la igualdad de condiciones hace nacer, es el amor a esta misma igualdad”,
contaba que en ese momento y especialmente en Francia está pasión por la igualdad tomaba cada
vez más fuerza en el corazón humano y se afirmaba que sus contemporáneos tenían un amor más
fuerte hacia la igualdad que hacia la libertad; lo cual para Tocqueville carecía de fundamentos
puesto que no encontraba “que se hayan averiguado bien todavía las causas de este hecho”
(Tocqueville, 1957, 463), por lo tanto el trataría de hacerlo, lo cual a nuestro parecer logró en la
brillante premisa que citamos a continuación:
Imaginemos un punto extremo en que la libertad y la igualdad se toquen y se confundan: yo
supongo que todos los ciudadanos concurran allí al gobierno, y que cada uno tenga para ello
igual derecho. No difiriendo entonces ninguno de sus semejantes, nadie podrá ejercer un
poder tiránico, pues, en este caso, los hombres serán perfectamente libres, porque serán del
todo iguales, y perfectamente iguales porque serán del todo libres, siendo este el objeto ideal
hacia el cual propenden siempre los pueblos democráticos. (Tocqueville, 1957, 463)
John Emerich Edward Dalberg-Acton más conocido como Lord Acton fue un historiador y
pensador político de los más importantes en la vida política y cultural de la Inglaterra victoriana
(De la Nuez, 2011), tenía la convicción de que “la causa de los acontecimientos son las ideas y de
que una nueva época comienza siempre con una nueva idea. Asimismo, pensaba que la
La imposibilidad del socialismo 20
persecución de unos ideales determina la historia, aunque estos ideales no siempre puedan
realizarse” (De la Nuez, 2011, 14). Por lo tanto, “la función del historiador consiste en tener
presente y dominar el movimiento de las ideas, que no son el efecto sino la causa de los
acontecimiento públicos” (Acton, 2011, 31). A causa de lo anterior “el fin del orden político era
para Lord Acton la libertad. La libertad es el más elevado fin e ideal político, the highest political
end, pues para el verdadero liberal la libertad es siempre un fin, nunca un medio” (De la Nuez,
2011, 17).
En su estudio sobre La historia de la libertad en la antigüedad Acton afirmaba que:
En todas las épocas el desarrollo de la libertad ha sido obstaculizado por sus enemigos
naturales, la ignorancia y la superstición, el deseo de conquista y el amor al lujo, por el afán
de poder de los ricos y la desesperada necesidad de comida de los pobres. […] En todos los
tiempos, los amigos sinceros de la libertad han sido escasos, y sus triunfos se deben a
minorías, que consiguieron imponerse gracias a la asociación con otros cuyos objetivos a
menudo diferían de los suyos propios; […] Ningún obstáculo ha sido tan constante, o tan
difícil de superar, como la incertidumbre y la confusión acerca de la naturaleza de la
verdadera libertad. Si los intereses hostiles han provocado mucho daño, las ideas erróneas lo
han hecho mucho más; y su avance está recogido en el aumento del conocimiento, tanto
como en el progreso de las leyes. La historia de las instituciones es a menudo una historia de
decepciones y de ilusiones, ya que su virtud depende de las ideas que produce y del espíritu
que las mantiene, mientras que su forma permanece inalterada cuando su sustancia ya se ha
extinguido. (Acton, 2011, 57 y 58)
Acton introduce al lector con esta reconstrucción de los enemigos naturales que ha tenido la
libertad y como las minorías que sinceramente apoyaron a la libertad han podido triunfar, para
después describir lo que él entiende como libertad según este proceso histórico y para qué es
competente el estado en una sociedad libre, y lo explica así:
Por libertad entiendo la seguridad de que todo hombre estará protegido para hacer cuanto
crea que es su deber frente a la presión de la autoridad y de la mayoría, de la costumbre y de
la opinión. El estado sólo es competente para asignar obligaciones y para trazar la línea que
separa el bien del mal en su esfera inmediata. Más allá del límite de lo que es necesario para
su bienestar sólo puede proporcionar a la lucha por la vida una ayuda indirecta, fomentando
aquellos factores que vencen la tentación: la religión, la educación, y la distribución de la
riqueza. (Acton, 2011, 59)
La imposibilidad del socialismo 21
A pesar de que Hayek no incluye entre los representantes del verdadero individualismo a
Ludwig Von Mises, para nosotros es ineludible traer a colación que es “la lectura del análisis
crítico del socialismo, publicado por Mises en 1922, la que hizo que Hayek abandonara los
ideales socialistas que abrazo en su juventud”3 (Huerta de Soto, 2012, 122) y “a partir de
entonces y gracias a una recomendación de Wieser, Hayek comenzó a colaborar estrechamente
con Mises en el ámbito profesional” (Huerta de Soto, 2012, 122), además “es importante resaltar
que Hayek debe a Mises el punto de partida de casi todo lo que hizo en teoría económica”
(Huerta de Soto, 2012, 123). Por lo tanto, desarrollaremos a continuación la concepción que
Mises tenía sobre el Liberalismo, plasmada en su obra Liberalismo [LA TRADICIÓN CLASICA].
Para Mises la doctrina liberal es aquella que considera sólo “el comportamiento de los
hombres en este mundo”, su principal interés es el incremento del “bienestar exterior, material, de
los individuos” y deja de lado las “necesidades interiores […] exigencias espirituales y
metafísicas”, de este modo el liberalismo no le ha prometido la dicha y felicidad a los individuos,
sino sólo la “máxima satisfacción posible de todos aquellos deseos que pueden ser satisfechos
mediante la disponibilidad de objetos del mundo exterior” (Mises, 2007, 28).
Mises afirma que el liberalismo ha sido reprochado de diferentes maneras por mantener una
“actitud exterior y materialista”, pero lo que estos críticos del liberalismo no analizan es que “si
el liberalismo fija su atención exclusivamente en los bienes materiales, no es porque minusvalore
lo bienes espirituales”, sino por el contrario, “está convencido de que lo que hay de más alto y
profundo en el hombre no puede quedar sometido a reglas externas”, por consiguiente, “trata de
crear tan sólo el bienestar exterior, porque sabe que la riqueza interior, la riqueza espiritual, no
puede venir al hombre desde afuera, sino sólo desde su interior” (Mises, 2007, 28 y 29). Ahora
3 Según confesión propia, el Hayek de aquellos años no se diferenciaba mucho del resto de sus compañeros en lo que
a ideas políticas se refiere: era un socialista “fabiano” que, siguiendo los pasos de su maestro Wieser, pensaba que la
benigna intervención del estado era capaz de mejorar el orden social. (Huerta de Soto, 2012, 122)
La imposibilidad del socialismo 22
bien, teniendo clara esta errónea interpretación que se ha hecho sobre el interés prioritario de la
doctrina liberal, podremos entender correctamente la magnífica definición que da Mises, a
nuestro parecer, una de las más precisas y completa sobre el liberalismo, la cual dice lo siguiente:
El liberalismo no es una religión, no es una concepción general del mundo, una
Weltanschauung, y mucho menos un partido que defiende intereses particulares. No es una
religión, porque no pide ni fe ni entrega, no vive en una aureola de misticismo y no posee
dogmas. No es una concepción general del mundo, porque no pretende explicar el cosmos y
no nos dice ni quiere decirnos nada sobre el sentido y el fin de la existencia humana. No es
un partido de intereses, porque no promete, no quiere proporcionar y no concede de hecho
privilegios de ninguna clase a ningún grupo y a nadie personalmente. El liberalismo es algo
completamente distinto. Es ideología, teorización del nexo que mantiene unidas las
realidades sociales y al mismo tiempo aplicación de esta teoría al comportamiento de los
hombres en las realidades sociales. No promete nada que sobrepase los límites de lo que en la
sociedad y por medio de la sociedad puede realizarse. Sólo una cosa quiere dar a los
hombres: un desarrollo pacífico y continuo del bienestar material para todos, para mantener
lejos las causas externas del sufrimiento en los límites en que pueden hacerlo las instituciones
sociales. Reducir el sufrimiento, aumentar el placer, tal es su fin (Mises, 2007, 258 y 259)
Después de este breve recorrido por la esencia del pensamiento de esta tradición intelectual
que se encargó de representar de manera formidable el verdadero individualismo, llegamos a esa
segunda instancia en la que Hayek después de haber identificado las fuerzas que determinan la
vida social del hombre desarrolladas por estos autores, construyó una serie de máximas políticas
basadas en la concepción de la sociedad que identificó en las obras de cada uno de ellos y las
plasmó con notable rigurosidad en su obra Los fundamentos de la libertad.
Es importante destacar que Hayek le daba un gran valor al buen uso del lenguaje dado que
observaba “la degradación de que ha sido objeto el lenguaje por parte del socialismo” y a causa
de esto procuró resaltar “la importancia que para el observador tiene no dejarse confundir por el
erróneo empleo de los vocablos hasta el extremo de quedar preso de los citados planteamientos”
(Hayek, 1997, 194). Este mal uso del lenguaje es tan grave que “las ideas fundamentales pueden
tener el valor de siempre, pero las palabras, incluso cuando se refieren a problemas que coexisten
con nosotros, ya no traen consigo la misma convicción” llevándonos a extremos donde “los
La imposibilidad del socialismo 23
argumentos no se mueven dentro de un contexto que nos sea familiar y raramente nos dan
respuesta directa a los interrogantes que formulamos” (Hayek, 2008, 19).
Siendo coherente con lo anterior Hayek en primera instancia explica el concepto de “libertad”
el cual lastimosamente ha sido usado con ambigüedad para sacarle provecho al atractivo
inherente que este posee, y lo contrasta con los términos: “libertad política” (2008, 35),
“libertad interior” (2008, 37) y “libertad como poder” (2008, 38) para demostrar porque estas
“varias «libertades» no son diferentes especies del mismo género, sino condiciones enteramente
distintas, a menudo en conflicto unas con otras, y que, por tanto, deberían ostentar claras
diferenciaciones” y “aunque en algunos de los restantes sentidos pudiera ser legitimo hablar de
diferentes clases de libertad, tales como «libertad de» y «libertad para» en nuestro sentido la
«libertad» es una, variando en grado pero no en clase” (Hayek, 2008, 33).
Siempre que hablemos de “libertad” dice Hayek que lo entenderemos como “ausencia de
coacción” (2008, 31), puesto que, “el estado en que un hombre no se halla sujeto a coacción
derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros se distingue a menudo como libertad
«individual» o «personal»” (Hayek, 2008, 32), por lo tanto “la «libertad» se refiere únicamente a
la relación de hombres con hombres, y la simple infracción de la misma no es más que coacción
por parte de los hombres” (Hayek, 2008, 33 y 34) y se debe tener claro lo siguiente:
La cuestión de cuantas vías de acción se abren a la persona es, desde luego, muy importante.
Ahora bien, también es algo muy diferente de hasta qué punto puede aquélla seguir sus
propios planes e intenciones en su actuación y en qué medida el patrón de su conducta es de
su propio diseño, dirigido hacia fines para los que ha estado forzándose persistentemente,
más bien que hacia necesidades creadas por otros con vistas a hacer de ella lo que quieran. El
que una persona sea libre no depende del alcance de la elección, sino de la posibilidad de
ordenar sus vías de acción de acuerdo con sus intenciones presentes o de si alguien más tiene
el poder de manipular las condiciones hasta hacerla actuar según la voluntad del ordenancista
más bien que de acuerdo con la voluntad propia. La libertad, por tanto, presupone que el
individuo tenga cierta esfera de actividad privada asegurada; que en su ambiente exista cierto
conjunto de circunstancias en las que los otros no puedan interferir. (Hayek, 2008, 34)
La imposibilidad del socialismo 24
El primer término con el cual Hayek contrasta su significado de “libertad” es con la “libertad
política” que significa “la participación de los hombres en la elección de su propio gobierno, en
el proceso de la legislación y en el control de la administración” (Hayek, 2008, 35) y es en “la
relación que a menudo se busca entre tal consentimiento del orden político y la libertad individual
[…] una de las fuentes corrientes de confusión del significado de esta última” (Hayek, 2008, 36),
por esto se debe tener claro que
Cualquier individuo tiene derecho a «identificar la libertad… con el proceso de participación
activa en el poder público y en la pública elaboración de las leyes». Únicamente debe
aclararse que todo el que procede así alude a un estado distinto del aquí referido, y que el uso
vulgar de la misma palabra para describir tan diferentes condiciones no significa que la una
sea en cualquier sentido el equivalente o el sustitutivo de la otra. (Hayek, 2008, 36)
El segundo contraste que realiza Hayek es el de “libertad” con la “libertad interior” o
“metafísica”, la cual “se refiere a la medida en que una persona se guía en sus acciones por su
propia y deliberada voluntad, por su razón y permanente convicción más bien que por impulsos y
circunstancias momentáneas”, por consiguiente “lo opuesto a «libertad interior» no es la coacción
ajena, sino la influencia de emociones temporales, la debilidad moral o la debilidad intelectual”
(Hayek, 2008, 37), por lo tanto, la “libertad interior” tanto en su significado como en su opuesto
es completamente distinta de la “libertad”.
En el tercer contraste de “libertad” con “libertad como poder” Hayek se detiene a advertir
que es esta confusión la más peligrosa, puesto que emplean el término “libertad” para describir
la facultad física de “hacer lo que uno quiera”, el poder de satisfacer nuestros deseos o la
capacidad de escoger entre las alternativas que se abren ante nosotros” (Hayek, 2008, 38 y 39), y
esto lastimosamente nos llevó a que
Tal metafórico uso de la palabra fue frecuente durante mucho tiempo; pero hace
relativamente pocos años no abundaban los que confundían formalmente esta «libertad» sin
cortapisas, esta libertad que significa omnipotencia, con la libertad individual que un orden
social puede asegurar. Sólo cuando tal confusión fue deliberadamente cultivada como
integrante de los argumentos socialistas se hizo peligrosa. Una vez que se admite la
La imposibilidad del socialismo 25
identificación de libertad con poder, no hay límites a los sofismas por los que el atractivo que
ejerce la palabra libertad se utiliza como justificación de medidas que destrozan la libertad
individual, como tampoco se les ve fin a los fraudes de quienes exhortan a las gentes en
nombre de la libertad a abdicar de la misma. Con la ayuda de tal equivoco, la noción de
poder colectivo en la esfera pública ha sido sustituida por la libertad individual, y, de esta
forma, en los estados totalitarios, la libertad ha sido suprimida en nombre de la libertad.
(Hayek, 2008, 39)
Esta nefasta confusión del significado de “libertad como ausencia de coacción” (Hayek, 2008,
31) con la “libertad como poder” nos ha llevado inevitablemente a identificar la libertad con
riqueza (Hayek, 2008), posibilitando “explotar toda la atracción que la palabra libertad arrastra en
apoyo de la petición de redistribución de la riqueza”, pero “aunque libertad y riqueza sean dos
realidades que la mayoría de nosotros deseamos, y aunque a menudo necesitemos de ambas para
obtener lo que apetecemos, […] siguen siendo diferentes”, porque “el que yo sea o no dueño de
mí mismo y pueda o no escoger mi propio camino, y el que las posibilidades entre las que yo
deba escoger sean muchas o pocas son dos cuestiones totalmente distintas” (Hayek, 2008, 41);
por lo tanto y “por encima de todo, sin embargo, tenemos que reconocer que podemos ser libres y
continuar siendo desgraciados. La libertad no significa la posesión de toda clase de bienes o la
ausencia de todos los males” (Hayek, 2008, 42), pero a pesar de lo anterior tenemos que aceptar
que “la libertad debe ser deseable aunque no todas las personas obtengan ventajas de ella”
(Hayek, 2008, 41).
Hayek nos ha dejado claro que “libertad” sólo hay una a pesar de los múltiples usos de esta y
nos advierte que las “libertades” explicadas y contrastadas anteriormente sólo aparecen en el
momento en que la “libertad” falta y se evidencia en los “especiales privilegios y exenciones”
que se le da a ciertos “grupos e individuos […] mientras el resto permanece más o menos
esclavizado” (Hayek, 2008, 43), por esto es indispensable tener claro que
Todo aquello que permite hacer cosas específicas no es libertad, a pesar de designarlo como
«una libertad»; en tanto que la libertad es compatible con la no permisión para hacer cosas
específicas, se carece de ella si uno necesita permiso para llevar a cabo la mayor parte de
La imposibilidad del socialismo 26
cuanto pueda hacer. La diferencia entre libertad y libertades es la que existe entre una
condición en virtud de la cual se permite todo lo que no está prohibido por las reglas
generales y otra en la que se prohíbe todo lo que no está explícitamente permitido. (Hayek,
2008, 43 y 44)
Para poder entender completamente el significado de “libertad” y concluir los contrastes de
esta con las distintas “libertades” Hayek se encarga de definir claramente el significado de
“coacción” como la “presión autoritaria que una persona ejerce en el medio ambiente o
circunstancia de otra”, si existe dicha “coacción” “la persona sobre la que se ejerce dicha
presión, en evitación de mayores males, se ve forzada a actuar en desacuerdo con un plan
coherente propio y a hacerlo al servicio de los fines de un tercero” es por esto que “la coacción es
precisamente un mal porque elimina al individuo como ser pensante que tiene un valor intrínseco
y hace de él un mero instrumento en la consecución de los fines de otro”; por esto es
indispensable entender la “libertad como la ausencia de coacción” para que “por medio de la libre
acción, en virtud de la cual una persona persigue sus propios objetivos utilizando los medios que
le indica su personal conocimiento, tiene que basarse en datos que nunca pueden moldearse a
voluntad de otro” (Hayek, 2008, 45).
Sin embargo, para Hayek no es posible eludir en su totalidad a la coacción, “porque el único
camino para impedirla es la amenaza de coacción” (Hayek, 2008, 45), por esto:
La sociedad libre se ha enfrentado con este problema confiriendo al Estado el monopolio de
la coacción, he intentado limitar el poder estatal a los casos que sea necesario ejercerlo e
impidiendo que dicha coacción la ejerzan persona privadas. Esto es posible únicamente
porque el Estado protege las esferas privadas de actuación de los individuos contra la
interferencia de otros y delimita dichas esferas privadas, no mediante una adscripción
específica, sino creando las condiciones para que el individuo pueda determinar su propio
campo de acción apoyándose en reglas que le dicen cuál será la actuación del gobernante ante
diferentes tipos de situaciones. (Hayek, 2008, 45 y 46)
Ahora bien, teniendo claras las notables diferencias que existen entre el significado de
“libertad como ausencia de coacción” y los otros tres tipos de “libertades” para Hayek, podemos
trasladarnos al estudio que él hace sobre El poder creador de la civilización libre. Inicialmente
La imposibilidad del socialismo 27
Hayek hace dos afirmaciones importantes, la primera tiene que ver con el protagonismo que ha
tenido la ignorancia del hombre en sus logros alcanzados y la segunda el papel fundamental que
ha desempeñado dicha ignorancia en la creación de la civilización y lo explica de la siguiente
manera:
La sentencia socrática de que el reconocimiento de la ignorancia es el comienzo de la
sabiduría tiene profunda significación para nuestra comprensión de la sociedad. El primer
requisito en relación con esto último es que nos percatemos de lo mucho que la necesaria
ignorancia del hombre le ayuda en la consecución de sus fines. La mayoría de las ventajas de
la vida social, especialmente en las formas más avanzadas que denominamos «civilización»,
descansa en el hecho de que el individuo se beneficia de más conocimientos de los que posee.
Cabría decir que la civilización comienza cuando en la persecución de sus fines el individuo
puede sobrepasar los límites de su ignorancia aprovechándose de conocimientos que no
poseía. La importante circunstancia de cómo en la inevitable ignorancia humana se
fundamenta gran parte de la obra de la civilización ha recibido poca atención. (Hayek, 2008,
47)
Que no se le haya prestado la atención que se debe a la ignorancia humana como artífice de la
civilización nos ha llevado a que “muchas de las construcciones utópicas” carezcan “de valor,
porque siguen la dirección de los teorizantes que dan por descontada la posesión de un
conocimiento perfecto”. Por esto, es indispensable según Hayek que se reconozca la importancia
de la ignorancia humana a pesar de que el análisis de esta sea difícil, puesto que “para entender
de qué forma funciona la sociedad hay que intentar definir la naturaleza general y el grado de
nuestra ignorancia respecto a aquella” (Hayek, 2008, 48).
El haber pasado por alto la ignorancia humana y basarnos en “la idea de que el hombre está
dotado de una mente capaz de concebir y crear civilización”, nos ha hecho afirmar que “el
hombre ha creado su civilización y, por lo tanto, también puede cambiar sus instituciones como
guste”. Pero esto es totalmente falso dice Hayek, en primer lugar “el hombre no impone
simplemente sobre el mundo que lo rodea un patrón creado por su mente” porque “la mente
humana es en sí misma un sistema que cambia constantemente como resultado de sus esfuerzos
para adaptarse al ambiente que lo rodea” (Hayek, 2008, 48 y 49), y en segundo lugar la
La imposibilidad del socialismo 28
afirmación de que el hombre ha creado deliberadamente la civilización4 y por lo tanto puede
cambiar sus instituciones a gusto
Estaría justificada únicamente si el hombre hubiese creado la civilización deliberadamente,
con completo conocimiento de lo que estaba haciendo, o si tal hombre, por lo menos,
conociese claramente la manera de mantenerla. En cierto sentido es verdad que el hombre ha
creado su civilización y que ésta constituye una producción de las acciones humanas, o más
bien de las acciones de unos pocos centenares de generaciones; sin embargo, ello no significa
que la civilización sea el resultado de los designios humanos o que incluso los hombres sepan
de qué depende su funcionamiento y continuada existencia. (Hayek, 2008, 48)
Hayek resalta la importancia de la ignorancia humana y pide que sea tenida en cuenta como
necesaria para la consecución de los fines del hombre, pero también reconoce que existe un
“conocimiento consciente que guía las acciones individuales” que también se encarga de facilitar
“al individuo el logro de sus fines” (Hayek, 2008, 50). Este conocimiento consciente lo divide
así:
En primer lugar, tenemos el hecho de que la mente humana es en sí misma un producto de la
civilización dentro de la cual el hombre ha crecido y que desconoce mucho de la experiencia
que la ha formado, experiencia que la auxilia encarnada en los hábitos, convenciones,
lenguajes y creencias morales que entran en su composición. En segundo lugar, el
conocimiento que cualquier mente individual manipula conscientemente es sólo una pequeña
parte del conocimiento que en cualquier momento contribuye al éxito de sus acciones.
(Hayek, 2008, 50)
Esta útil pero desconocida experiencia se evidencia en “todas nuestras costumbres,
conocimientos prácticos, actitudes emocionales, instrumentos e instituciones” que no son más
que el resultado de “adaptaciones a experiencias pasadas que se han desarrollado por eliminación
selectiva de las conductas menos convenientes” llegando a constituir “la indispensable base del
éxito en la acción, de la misma forma que lo es nuestro conocimiento consciente” (Hayek, 2008,
51).
4 La concepción del hombre que construye deliberadamente su civilización brota de un erróneo intelectualismo para
el que la razón humana es independiente de la naturaleza y posee conocimientos y capacidad de razonar
independientes de la experiencia. (Hayek, 2008, 49)
La imposibilidad del socialismo 29
La transmisión de dichas experiencias ha colocado “a nuestra disposición muchos
instrumentos –en el más amplio sentido de la palabra- perfeccionados por los humanos”
facilitándonos “la utilización del medio que nos rodea” (Hayek, 2008, 53). Este
Acervo de «instrumentos» ideados por el hombre y que constituye parte importante de su
adaptación al mundo que le rodea comprende mucho más que herramientas materiales. En
gran medida está integrado por formas de conducta que habitualmente seguimos sin saber por
qué; son las denominadas tradiciones e instituciones, que utilizamos porque están a nuestro
alcance como producto de un crecimiento acumulativo y sin que jamás hayan sido ideadas
por una sola inteligencia. (Hayek, 2008, 53).
Hayek ve la “libertad como oportunidad”, pero ¿oportunidad de qué?, de que “a través de los
esfuerzos mutuamente ajustados de muchos individuos” se utilice “más conocimiento del que
cualquier persona posee o es posible que sintetice intelectualmente” y que por medio de la
unificación de este conocimiento disperso se pueda obtener “logros más elevados que los que
cualquier inteligencia única pudiera prever y disponer”; todo esto producto de que “la libertad
significa la renuncia al control directo de los esfuerzos individuales” y por lo tanto “la sociedad
libre puede hacer uso de mucho más conocimiento del que la mente del más sabio de los
legisladores pudiera abarcar”. Por consiguiente “nuestra fe en la libertad no descansa en los
resultados previsibles en circunstancias especiales, sino en la creencia de que, a fin de cuentas,
dejará libres para el bien más fuerzas que para el mal” (Hayek, 2008, 57 y 58).
Para terminar de explicar porque la libertad se debe contemplar como una oportunidad y
porque debe ser garantizada para todos, Hayek dice lo siguiente:
Los beneficios que yo deduzco de la libertad son de esta forma, y principalmente el resultado
de la utilización de la libertad por otros y la mayoría de aquellos usos de la libertad que yo no
podría aprovechar por mí mismo; por lo tanto, no es necesariamente la libertad que yo pueda
ejercer por mí mismo la más importante para mí. Ciertamente, la posibilidad de ensayo de
algo por alguien es más importante que la posibilidad de todos para hacer las mismas cosas.
No hemos reclamado la libertad porque deseemos la capacidad para hacer cosas específicas,
ni porque consideremos una especial libertad como esencial para nuestra felicidad. El instinto
que nos induce a rebelarnos contra cualquier privación física, aunque resulta un aliado de
gran utilidad, no es siempre una guía segura para justificar o delimitar la libertad. Lo que
La imposibilidad del socialismo 30
importa no es la libertad que yo personalmente desearía ejercitar, sino la libertad que puede
necesitar una persona con vistas a hacer cosas beneficiosas para la sociedad. Solamente
podemos asegurar esta libertad a las personas desconocidas dándosela a todos. (Hayek, 2008,
56)
Hayek hace una impecable diferenciación entre “organización y competencia” donde “la
competencia, sobre la que descansa el proceso de selección, debe entenderse en el más amplio
sentido e incluye tanto la que existe entre grupos organizados y desorganizados como la que se da
entre individuos”, por lo tanto, “pensar en dicha competencia en contraste con cooperación u
organización será equivocar su naturaleza”, puesto que, “el empeño para alcanzar ciertos
resultados mediante la cooperación y la organización constituye una parte integrante de la
competencia igual que lo son los esfuerzos individuales” (Hayek, 2008, 64). Pero ¿Qué tendría
que ver esto con la libertad?
Tiene mucho que ver, porque “el argumento en favor de la libertad no es un argumento contra
la organización… sino contra todas las organizaciones exclusivas privilegiadas y monopolísticas,
contra el uso de la coacción para impedir a otros que traten de hacerlo mejor”. Por consiguiente,
Hayek llega a la importante conclusión de que “cambiar la sociedad en bloque en una
organización centralizada dirigida de acuerdo con un plan único” nos llevaría “a la extinción de
las mismas fuerzas que modelaron las inteligencias individuales humanas que lo planearon”
(Hayek, 2008, 64 y 65).
Para concluir este apartado citaremos lo que Hayek piensa sobre el “racionalismo y los límites
de la razón” (Hayek, 2008, 65), dado que según su argumentación, el socialismo se basa en la
aplicación del racionalismo en la economía y en las ciencias sociales:
El racionalista que desea subordinar todo a la razón humana se enfrenta, por lo tanto, con un
dilema real. El uso de la razón apunta al control y a la predicción. Sin embargo, los procesos
del progreso de la razón descansan en la libertad y en la impredicción de las acciones
humanas. Cuantos magnifican los poderes de la razón humana sólo suelen ver una cara de
aquella interacción del pensamiento y la conducta humana en donde la razón es al mismo
La imposibilidad del socialismo 31
tiempo formada y utilizada. No ven que, para tener lugar, el proceso social del cual surge el
desarrollo de la razón, éste tiene que parecer libre de su control. (Hayek, 2008, 65)
Pero es tal la “pretensión del conocimiento” de los socialistas, que no les permite ver que el
eje central de la fundamentación y sustentación de su modelo –el racionalismo─ es a su vez la
principal causa de su imposibilidad.
La imposibilidad del socialismo 32
1.2. EL SOCIALISMO
El político que pretenda dirigir a los particulares sobre la
forma en que deben invertir sus capitales no sólo se carga a
sí mismo con la preocupación más innecesario sino que
asume una autoridad que no deberá ser delegada con
seguridad en ninguna persona, en ningún consejo o senado,
y que en ningún sitio es más peligrosa que cuando está en las
manos de un hombre tan insensato y presuntuoso como para
fantasear que es realmente capaz.
(Adam Smith, 2011, 554)
El socialismo moderno según Hayek tiene sus orígenes en las diferentes líneas de
pensamiento, implementadas por “pensadores franceses y europeos” (Hayek, 1986, 4). Esta línea
de pensamiento deviene del papel determinante que desempeñó el racionalismo Cartesiano
implantado por Descartes para encontrar nuevas verdades y aumentar el conocimiento sobre la
explicación del mundo, el cual se basa en cuatro reglas generales descritas en el Discurso del
método las cuales son:
1. No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer evidencia que lo era; es decir,
evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no comprender, en mis juicios,
nada que lo que se presente a mi espíritu tan clara y distintivamente que no tuviese alguno
para ponerlo en duda.
2. Dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y
en cuantas requiriese su mejor solución.
3. Conducir ordenadamente en los pensamientos, comenzando por los objetivos más simples
y como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden
aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.
4. Hacer en todas enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviera
seguro de no omitir nada. (Descartes, 1982, 82 y 83)
Además aseguró que los actores principales de esta tradición son, Jean-Jacques Rousseau con
su teoría sobre el contrato social y los fisiócratas con sus principales representantes: François
Quesnay, Víctor Riqueti, el marqués de Mirabeau, Dupont de Nemours, Nicholas Baudeau. Este
tipo de racionalismo siguiendo el argumento de Hayek (1997; 2003; 2009), tiende siempre a
transformarse en lo opuesto del individualismo, es decir, se convierte en el socialismo o en el
colectivismo. Y este concepto maleable hacía el socialismo lo denominó el falso individualismo.
La imposibilidad del socialismo 33
El motivo por el cual el individualismo verdadero se transforma en el falso se debe a “una
confianza exagerada en los poderes de la razón individual y de un desprecio consecuente hacia
todo lo que no ha sido ideado conscientemente por ella o que no le sea completamente
comprensible.” (Hayek, 1986, 8)
Por último, Hayek explica que el socialismo comenzó por ser una reacción contra el
liberalismo promulgado en la Revolución Francesa, y que éste ganó aprobación bajo la bandera
de la libertad. Partiendo de esto aseguró que “los escritores franceses que construyeron los
fundamentos del socialismo moderno sabían, sin lugar a dudas, que sus ideas sólo podían llevarse
a la práctica mediando un fuerte gobierno dictatorial.” (Hayek, 2008, 111)
Para entender mejor se hará un recorrido, a través, de algunos de los autores más destacados
del socialismo con el fin de corroborar la hipótesis hayekiana del falso individualismo, entre los
que podemos encontrar a: Henri de Saint-Simón, Robert Owen, Charles Fourier, Pierre-Joseph
Proudhon y Karl Marx.
Saint-Simón, a quien Hayek denominó como el primero de los planificadores modernos
(Hayek, 2008, 112). La revolución francesa para él fue el triunfo del “tercer estado”, es decir, de
la clase activa de la nación, los encargados no sólo de la producción, sino también del comercio,
frente a la que él denominó la clase “ociosa” y privilegiada, que eran la nobleza y el clero. Pero
este triunfo según Saint-Simón no era más que la conquista del poder por una parte exclusiva de
la clase activa: la burguesía poseyente (Engels, 1981, 36). Y fue el mandato de esta clase la que
llevo a Francia a la ruina, dando el pretexto a Napoleón para realizar el golpe de Estado. Por esta
razón él creía que tanto los “ociosos” como la “burguesía poseyente” no debían dirigir y
gobernar, puesto que con la revolución los ociosos”, habían perdido la capacidad de gobernar
tanto espiritualmente como políticamente, mientras que debido a las situaciones de terror
La imposibilidad del socialismo 34
causadas por la burguesía creyente tampoco poseían esta capacidad de gobernar. De este modo,
planteo a la ciencia y a la industria como los encargados para dirigir (Engels, 1981).
Él mostraba gran preocupación por la industria y creía que “la clave de como aumentar la
producción se encontraba en la razón, y en la identidad de los intereses de clase” (Ekelund y
Hébert, 2008, 250). Además declaró que:
Todos los hombres están unidos por los intereses generales de la producción, por la necesidad
que todos tienen de seguridad en el trabajo y de la libertad en el cambio. Los productores de
todas las tierras son, por tanto, esencialmente hermanos. Nada se opone en el camino de su
unidad y la coalición de sus esfuerzos es la condición indispensable si la industria tiene que
alcanzar la influencia de la que puede y debe disfrutar. (Ekelund y Hebert, 2008, 250)
Saint-Simón creía en la cooperación y en la identificación de los intereses de clases, en lo
referente a la producción de bienes privados, y apoyaba asociaciones profesionales, para lograr
un “objetivo industrial común” el cual era un aumento de la producción, pero aseguraba que este
tipo de asociaciones no harían daño a la sociedad, por el contrario afirmó que todos los hombres
presentan interés en este proceso de producción (Ekelund y Hébert, 2008, 251).
Hayek asegura que los seguidores de Saint-Simón –sansimonianos- fueron los creadores tanto
del término “individualismo”, como del “socialismo”. El “individualismo” lo utilizaron para
describir la sociedad competitiva la cual contradecían y el término “socialismo”, para explicar la
sociedad planificada en la que todas las actividades son reguladas mediante el mismo principio
aplicado en una misma industria (Hayek, 1986, 4).
Siguiendo el argumento de Hayek el planteamiento individualista:
Se propone a demostrar que el hombre en sociedad es capaz, utilizando los recursos que le
proporciona el proceso social, de incrementar sus propios poderes con ayuda del
conocimiento implícito en ellos y de los cuales nunca es plenamente consciente. Este
planteamiento nos permite comprender que la única “razón” que puede, en todos los
aspectos, considerarse superior a la razón individual no existe al margen del proceso
interindividual en el que, con ayuda de medios impersonales, los conocimientos de tantas
generaciones del pasado y de tantos millones de hombres de la generación actual se
La imposibilidad del socialismo 35
combinan e integran mutuamente, y que este proceso es la única forma en que la totalidad del
conocimiento humano puede existir. […] mientras que el método colectivista, no se contenta
con el conocimiento parcial que este proceso puede brindar dentro, y que de hecho representa
todo lo que el individuo puede obtener, sino que funda sus pretensiones de control consciente
en la presunción de poder abarcar este proceso como un todo y de utilizar todos los
conocimientos en forma sistemáticamente integrada. De este modo conduce directamente al
colectivismo político; y si bien el colectivismo metodológico y el político son cosas distintas,
no es difícil demostrar que el primero lleva al segundo y que, de hecho, el colectivismo
político sin el metodológico carece totalmente de base intelectual: sin la presunción de que la
razón individual consciente es capaz de abarcar todos los fines y todo el conocimiento de la
“sociedad” o de la “humanidad”, queda sin fundamento la convicción de que estos fines
pueden alcanzarse mejor por medio de una dirección central consciente. Esta concepción,
desarrollada coherentemente, debe llevar por necesidad a un sistema en el que todos los
miembros de la sociedad se convierten en meros instrumentos de una única mente rectora y
todas las fuerzas sociales espontaneas, a las que de hecho se debe el crecimiento de la mente,
desparecen. (Hayek, 2003, 145 y 146)
Por otro lado, Robert Owen, pensaba que habían tres grandes obstáculos, para alcanzar la
reforma social los cuales eran: la propiedad privada, la religión y la forma vigente del
matrimonio. Para él la maquinaria que había en esa época sólo beneficiaba a una pequeña
cantidad de personas y esclavizaba a otra, pero según él, éstas estaban llamadas a trabajar por el
bienestar colectivo (Engels, 1981).
Owen afirmaba que si se le mejoraba el entorno al hombre este mejoraría, además, agregó lo
que él denominó sus “principios verdaderos” los cuales son:
1. Que el carácter universalmente ha sido creado para y no por el individuo.
2. Que se puede implantar en los seres humanos cualquier costumbre o sentimiento.
3. Que el individuo no tiene control sobre sus sentimientos.
4. Que todo individuo puede ser adiestrado para producir mucho más de lo que pueda
consumir, siempre que se le proporcione una extensión de terreno que pueda cultivar.
5. Que todos los principios fundamentales que se aceptaban y sobre los que la sociedad había
estado montada hasta ahora son erróneos y puede demostrarse que son totalmente
imaginarios. (Ekelund y Hébert, 2008, 258)
Él se preocupaba, por los trabajadores de las fábricas New Lamark en Escocia, cuya dirección
tomó en 1800, intentó realizar cambios en el entorno social para cambiar el entorno de los
La imposibilidad del socialismo 36
trabajadores, redujo el trabajo de los niños y además invirtió en la educación. (Ekelund y Hébert,
2008).
Se puede evidenciar que el plan de Owen es muy similar al de Charles Fourier, sin embargo,
Engels (191) explica que Fourier, divide la historia en cuatro etapas: 1) el salvajismo, 2) el
patriarcado, 3) la barbarie y 4) la civilización. Su idea era construir pequeñas ciudades
(Falansterios), las cuales reunirían entre mil quinientas personas, la producción económica de los
falansterios para él tendría que efectuarse de manera colectiva, por ende la propiedad individual
se transformaría en un capital común y el producto social tendría que dividirse en tres partes: el
capital, trabajo y dirección (Ekelund y Hébert, 2008).
En Los Falansterios, se lograrían economías mediante la vida comunal, las tareas domésticas
se realizarían de manera colectiva, los adultos trabajarían en lo que más le atrajera y debido a
esto se lograría una competencia de manera amigable por obtener el trabajo más adecuado. Pero
estas ideas de Fourier no se pudieron desarrollar, debido a que no llegaron capitales ricos para
poder financiar este plan (Ekelund y Hébert, 2008, 260).
Por último Pierre-Joseph Proudhon es conocido como “…uno de los principales inspiradores de
las doctrinas sindicalistas y anarquista” (Roll, 1994, 220). Proudhon en 1840 lanzó una fuerte
crítica contra el abuso de la propiedad tal como lo expresa en una cita expuesta por Eklund y
Hébert
Si tuviera que contestar a la siguiente pregunta: ¿Qué es la esclavitud? Y respondiera en
pocas palabras: es el asesinato, mi pensamiento desde luego, sería comprendido. No
necesitaría de grandes razonamientos para demostrar que el derecho de quitar al hombre el
pensamiento, la voluntad, la personalidad, es un derecho de vida y muerte, y que hacer
esclavo a un hombre es asesinarlo. ¿Por qué razón, pues no puedo contestar a la pregunta
¿Qué es la propiedad?, diciendo concretamente: la propiedad es un robo, sin tener la certeza
de no ser comprendido, a pesar de que esta segunda afirmación no es más que una simple
transformación de la primera? (Ekelund Y Hébert, 2008, 261).
La imposibilidad del socialismo 37
Como se expresó anteriormente Proudhon no lanzó una crítica a la propiedad privada, por el
contrario, la consideraba como una condición vital de la libertad. Pero se oponía al tributo no
ganado que la empresa moderna y las leyes le otorgaban al capitalista, por lo tanto, creía que
debían abolirse la renta, el interés y la ganancia, pero conservando la propiedad. Para eliminar el
tributo ganado por la empresa moderna Proudhon propuso que la propiedad se dividiera y la
agricultura como la industria la ejercieran varios y pequeños productores (Roll, 1994).
Así pues, para él se debía crear un banco sin capital, por lo tanto, sin interés alguno. El banco
emitiría billetes que, no eran convertibles en oro, y estos billetes circularían en lugar del dinero y
se aceptarían como pago de bienes. El papel fundamental sería que éste servicio no costaba nada,
y suprimido el interés se suprimía también la explotación de la propiedad para él (Roll, 1994,
224).
Schumpeter creía que la meta que tenían los socialistas utópicos5 no era en sí visionarias ni
absurdas. Lo que les faltaba era el camino, y que el único método sugerido para lograr estos
procesos era por medio de la acción del gobierno (Schumpeter, 1971, 391). Conclusión que no
dista a la descrita por Friedrich Von Hayek al inicio de este apartado.
El fin de las ideas planteadas por los socialistas anteriormente mencionados se debe relacionar
con la obra escrita por Karl Marx y Friedrich Engels El manifiesto del partido comunista en 1848
(Schumpeter, 1971).
De igual modo, Marx y Engels realizaron obras individualmente como: Trabajo asalariado y
capital (1845), Contribución a la crítica de la economía política (1859), El capital (1867),
Salario, precio y ganancia (1865), escritas por Marx y, Anti-Dühring (1878), del socialismo
5 Término acuñado por Karl Marx a la mayoría de socialistas que le precedieron o que ofrecían en sus días
enseñanzas en competencia con las suyas (Schumpeter, 1971, 389)
La imposibilidad del socialismo 38
utópico al socialismo científico (1880), el origen de la familia, la propiedad privada y la familia
(1884), escritas por Engels.
Marx no siguió ninguna de las corrientes socialistas que se habían formado hasta ese
momento, por el contrario, se opone a cada una de estas y las califica de la siguiente manera en el
manifiesto del partido comunista (Escartín, 2006):
Al socialismo clerical lo tildó de ir de la mano de la aristocracia.
Al socialismo “pequeño burgués” (Marx y Engels, 2012, 72) de reaccionario y utópico, al
querer restaurar los antiguos medios de producción como los gremios y el patriarcado.
Al socialismo alemán o “verdadero” de ser el representante más fiel de la pequeña burguesía
y no representar al proletariado.
Al socialismo burgués de persuasivo, al tratar de convencer al “proletariado” que no le
conviene realizar cualquier movimiento revolucionario, por el contrario que se preocuparan por
mejoras en su condición de vida mediante reformas administrativas.
Al socialismo y comunismo “Utópico-Critico” (2012, 84) cuyo representantes más
importantes son Saint-Simón, Fourier y Owen, lo tildo de fantasioso por querer construir
sociedades futuras donde reina la armonía social y donde desaparece el antagonismo de clases
(Marx y Engels, 2012).
Marx creía que estos socialismos no se basaban en hechos reales ni en las de las fuerzas
económicas y sociales que hicieran prever el advenimiento de un determinado futuro socialista,
por esta razón los consideró utópicos, en contraste con su análisis que Marx hacía donde las
fuerzas económicas y sociales eran las causantes de los cambios en la sociedad. Por esta razón
decidió crear un nuevo socialismo el cual denominó “socialismo científico”, puesto que este se
basaba en hechos verídicos que advertían cambios sociales. Para comprender los cambios
sociales utiliza su concepción materialista histórica, debido a que desde la óptica marxista, los
La imposibilidad del socialismo 39
factores económicos son los causantes de la historia de las sociedades, que se había caracterizado
por la lucha de clases (Escartín, 2006).
La visión-objetivista del materialismo histórico implantado por Marx se evidencia en Anti-
Düring libro escrito por Engels, y la cual es:
La concepción materialista de la historia parte del principio de que la producción, y, junto
con ella, el intercambio de sus productos, constituyen la base de todo el orden social; que en
toda sociedad que se presenta en la historia la distribución de los productos y, con ella, la
articulación social en clases o estamentos, se orienta por lo que se produce y por cómo se
produce, así como por el modo como se intercambia lo producido. Según esto, las causas
últimas de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse
en las cabezas de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas,
sino en las transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que
buscarlas en la filosofía, sino en la economía de las épocas de que se trate. (Engels, 2003,
264)
Marx resume este proceso dinámico de la evolución histórica de las sociedades, por las fuerzas
productivas en la siguiente cita:
En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones,
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un
determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas
relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre
la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas
de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social
político e intelectual de la vida en general. No es la conciencia de los hombres lo que
determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su
conciencia. En un estudio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de
la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o –lo cual
sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo- con las relaciones de producción dentro
de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman
de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia
entonces una época de revolución social. Con la modificación del fundamento económico,
todo ese edificio descomunal se trastoca con mayor o menor rapidez (Marx, 1981, 4 y 5).
Marx realiza una interpretación posterior de la concepción materialista de la historia donde se
enfatiza en los términos dialécticos, en base a que fue el método empleado por Marx. El
desarrollo de esta interpretación se denomina el “materialismo dialéctico” (Escartín, 2006, 308).
La imposibilidad del socialismo 40
Este tipo de materialismo implantado por Marx se puede definir como “la ciencia que estudia
las relaciones entre la conciencia y el mundo material objetivo, las leyes más generales del
movimiento y desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del conocimiento” (Spirkin, 1969, 5).
Además este permite:
Descubrir el hilo conductor que subyace en el movimiento histórico, hasta poder determinar
que el capitalismo será destruido irremediablemente para dar lugar al comunismo, forma
ideal en la que el hombre se reconciliará con la naturaleza y con el hombre mismo (Herrerías,
2002, 185).
De igual modo, El materialismo dialéctico parte de dos premisas fundamentales las cuales son:
1. Que la moderna concepción científica del mundo sólo puede asentarse en la aceptación
del movimiento, la mutación y el desarrollo como principio fundamental del ser y del
saber.
2. Que es imposible comprender de modo cabal el concepto de desarrollo sin admitir la
concatenación, interdependencia e interacción de los fenómenos (Casanova, 2007, 87).
Casanova citando a Engels da a conocer cuáles son las tres leyes fundamentales de la
dialéctica que rigen en todas partes y abarcan los aspectos de la realidad:
Las leyes de la dialéctica se extraen, por tanto, de la historia de la naturaleza de la historia de
la sociedad humana. Dichas leyes no son, en efecto, otra cosa que las leyes más generales de
estas dos fases del desarrollo histórico y del mismo pensamiento. Y se reducen, en lo
fundamental a tres leyes: Ley del trueque de la cantidad en cualidad; ley de la penetración de
los contrarios; y ley de la negación de la negación (Casanova, 2007, 88).
Estas tres leyes se explican de la siguiente manera:
1. La primera ley nos advierte que la verdad no consiste simplemente en afirmar que todo se
desarrolla, sino en comprender científicamente el mecanismo de este desarrollo. En ese
sentido, su peculiaridad distintiva es entender el desarrollo como un proceso de
desaparición de lo viejo y surgimiento de lo nuevo.
2. La compresión de la segunda ley resulta más dificultosa. Según ésta, a todas las cosas y
procesos les son inherentes contradicciones internas, lo cual constituye la fuente y fuerza
motriz del desarrollo. La contradicción interna es una propiedad inalienable de la
estructura de todo objeto y de todo proceso.
3. La ultima ley explica que: el concepto de negación significa decir no, rechazar algo; pero
la dialéctica lo considera como un aspecto del desarrollo: por eso tiene sentido
incomparablemente más profundo que en el uso corriente de la palabra. “Negar, en
dialéctica –señalaba Engels-, no significa simplemente decir no, o declarar inexistencia de
La imposibilidad del socialismo 41
una cosa, o destruirla de cualquier modo” (OME, vol. 35: 144), ya que la negación
dialéctica se caracteriza por ser el nexo de lo nuevo con lo viejo. Esto quiere decir que lo
precedente se niega y se conserva al mismo tiempo, aunque todo lo que se conserva del
peldaño anterior pasa al siguiente sustancialmente trasformado (Casanova, 2007, 88-90).
Para concluir este método “no impone ningún esquema y lo que pretende es orientar en el
estudio de la realidad” (Casanova, 2007, 90).
Algunas tesis del materialismo histórico de Marx se pueden evidenciar en el Manifiesto del
partido comunista (Escartín, 2006) en la siguiente cita: “Toda la historia de la sociedad humana,
hasta el día, es una historia de lucha de clases" (Marx y Engels, 2012, 13).
Además, F. Engels en el prólogo de la edición Alemana de 1883, afirma que:
El pensamiento fundamental el cual recorre todo el manifiesto comunista es, a saber, que la
producción económica y la estructura social que se deriva necesariamente de ella en cada
época de la historia constituyen el fundamento de la historia política e intelectual de esa
época; que en consecuencia (desde la disolución de la antiquísima propiedad común de la
tierra), la historia entera ha sido una historia de luchas de clases (Marx y Engels, 2012, 107).
Esta afirmación encuentra cierta semejanza con la tesis fundamental del materialismo
histórico.
A lo largo del manifiesto Marx expresa su inconformidad con el sistema capitalista y con la
clase burguesa, que a pesar, de que cuenta con apenas un siglo de existencia, ha creado fuerzas
productivas más grandiosas y majestuosas que todas las generaciones que le antecedieron (Marx
y Engels, 2012). Pero, aseguran que:
Hace ya decenios que la historia de la industria y el comercio es solo la historia de la rebelión
de las fuerzas productivas modernas contra las relaciones modernas de producción, contra las
relaciones de propiedad que son las condiciones de existencia de la burguesía y su
dominación (Marx y Engels, 2012, 26).
Por consiguiente, explica que los únicos encargados para crear esta rebelión es el proletariado,
que se va desarrollando a medida que la burguesía o el capital aumenta (Marx y Engels, 2012).
Para Marx el proletariado comienza su lucha contra la burguesía con su existencia, después
recorre diversas etapas, pasando por la lucha de obreros individuales, luego los de una fábrica,
La imposibilidad del socialismo 42
después los obreros de una localidad contra el burgués que los explota de manera directa. En esta
etapa, los obreros son una masa repartida por el país y dividida por la competencia. Pero el
triunfo de esta lucha en esta etapa es momentáneo, el verdadero objetivo es la unificación de los
obreros. Estas unificación se favorece por los medios de comunicación, que les permite a los
obreros de diferentes nacionalidad y localidades entrar en contacto, y con esa unificación las
luchas se centralizan en una lucha nacional, en una lucha de clases (Marx y Engels, 2012), puesto
que, “Toda lucha de clases es, sin embargo, una lucha política” (Marx y Engels, 2012, 34).
El proletariado es la única clase revolucionaria, las demás sucumben con el desarrollo de la
industria. La lucha del proletariado contra la burguesía por su forma es primero una lucha
nacional, el proletariado de cada país debe acabar con su propia burguesía en primer lugar (Marx
y Engels, 2012).
Al esbozar las fases más generales de la evolución del proletariado hemos seguido el curso de
la guerra civil más o menos velada que se desarrolla en el seno de la sociedad existente hasta
el punto en que estalla una revolución abierta y el proletariado, derrocando por violencia a la
burguesía, implanta su dominio (Marx y Engels, 2012, 43).
Marx Según Engels, “adoptó en 1847 la expresión “comunista” con preferencia a la expresión
“socialista” porque el socialismo había adquirido por entonces un sabor de respetabilidad
burguesa” (Schumpeter, 1971, 396).
El objetivo comunista que seguía Marx era:
El mismo que el de todos los demás partidos proletarios: constitución del proletario como
clase, derrocamiento del dominio de la burguesía, conquista del poder político por parte del
proletariado” (Marx y Engels, 2012, 48).
La teoría comunista implantada por Marx se resumen en una expresión: abolición de la
propiedad privada (Marx y Engels, 2012) y el proletariado utilizará:
…su dominio político para ir arrancado gradualmente a la burguesía todo el capital, para
centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del
La imposibilidad del socialismo 43
proletariado organizado como clase dominante, y para incrementar con la mayor rapidez
posible la masa de las fuerzas productivas (Marx y Engels, 2012, 64).
Y con el poder en manos del Estado según Engels es posible:
Una producción social con arreglo a un plan trazado de antemano. El desarrollo de la
producción convierte en un anacronismo la subsistencia de diversas clases sociales. A
medida que desaparece la anarquía de la producción social, va languideciendo tambien la
autoridad política del Estado. Los hombres, dueños por fin de su propia existencia social, se
convierten en dueños de la naturaleza, en dueños de sí mismo, en hombres libres. (Engels,
1981, 74)
Por último, K. Marx y F. Engels realizan diez medidas aplicables al modelo del comunismo, y
que pueden diferir según los diferentes países, las cuales son (Marx y Engels, 2012):
1. Expropiación de la propiedad de la tierra y empleo de la renta de la tierra para los gastos
del estado.
2. Fuertes impuestos progresivos.
3. Supresión del derecho de herencia.
4. Confiscación de la propiedad de todos los emigrantes y sediciosos.
5. Centralización del crédito en manos del estado por medio de un banco nacional con capital
estatal y monopolio exclusivo.
6. Centralización del transporte en manos del Estado.
7. Multiplicación de las fábricas nacionales, de los instrumentos de producción, roturación de
los terrenos incultos y mejora de los campos de acuerdo con un plan general.
8. Trabajo obligatorio igual para todos, organización de ejércitos industriales especialmente
para la agricultura.
9. Unificación de la explotación agraria e industrial; medidas encaminadas a hacer
desaparecer gradualmente la diferencia entre la ciudad y el campo.
10. Educación pública y gratuita de todos los niños. Abolición del trabajo fabril de los niños
en su forma actual. Unificación de la educación con la producción material, etc. (Marx y
Engels, 2012, 65).
Las ideas de Marx y Engels inspiraron a personas como: Vladímir llich Uliánov conocido
como V.I Lenin, Iósif Vissariónovich Stalin. Líderes y fundadores de la Antigua Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Lenin, por su parte, al tomar el poder los bolcheviques, en octubre de 1917, lo nombran
presidente del consejo de comisarios del pueblo, la revolución Rusa con los ideales de él se
decide tomar medidas más violentas (Herrerías, 2002).
La imposibilidad del socialismo 44
Al igual que Marx proponía la violencia como único método para derrocar al Estado burgués
como lo expresa Herrerías en la siguiente cita: “La sustitución del Estado burgués por el Estado
proletariado es imposible sin una revolución violenta” (Herrerías, 2002, 201).
Para él, lograr una revolución comunista era más fácil en los países atrasados, puesto que, en
los países desarrollados tenían más recursos para poder sofocar e intentar sofocar el
levantamiento (Herrerías 2002).
Por su parte Stalin basado en las ideas de Lenin y Marx, crea lo que se conoce como la teoría
socialismo nacional. El logro centralizar el poder. Las decisiones que tomaran los órganos
superiores deberían para él ser acatadas por los órganos inferiores. Reconocía un escalonamiento
de los salarios, los ingresos en el pensamiento estaliniano los ingresos serán graduados de
acuerdo a la ocupación, pero los aportes de Stalin son pobres, se hizo conocer en como un gran
organizador (Herrerías, 2002).
Ludwig Von Mises en su libro la acción humana define dos formas para de realizar el
socialismo:
La primera es puramente burocrática. Todas las industrias y explotaciones agrícolas, así
como el comercio, están formalmente nacionalizadas; hay departamentos administrativos por
funcionarios públicos. Cada unidad del aparato de producción se encuentra en la misma
relación con la organización central en que se encuentra la oficina local de correos con su
Dirección General. […] la segunda forma mantiene nominal y aparentemente la propiedad
privada de los medios de producción, así como un aparente mercado de supuestos precios,
salarios y tipo de interés. Pero los empresarios han desaparecido, a no ser como jefes de
empresa. Tales personajes, a primera vista, dirigen y ordenan las empresas a ellos
encomendadas; compran y venden, contratan y despiden personal, conciertan operaciones
financieras, pagan intereses y amortizan crédito. Pero en estas actuaciones se ven obligados a
seguir rigurosamente las directrices que el gobierno les marca en cada caso. Este órgano
administrativo instruye detalladamente a los jefes de empresa acerca de qué y como han de
producir, a qué precio y dónde deben comprar; a quienes, en fin, han de vender (Mises, 2011,
846 y 847).
La imposibilidad del socialismo 45
De igual modo Ludwig Von Mises expresa sus conclusiones acerca de la teoría socialista en la
siguiente cita:
Tanto los partidarios como los adversarios del socialismo tácticamente convenían en que se
trataba de un sistema de organización económica perfectamente viable y que se podía
ensayar. La vastísima literatura socialista se limita a destacar supuestas deficiencias del
capitalismo y ensalzar los beneficios culturales que el socialismo había de traer consigo.
Nunca se enfrentaron tales ideólogos con los aspectos económicos del socialismo (Mises,
2011, 820).
La imposibilidad del socialismo 46
CAPÍTULO II
CONTRASTE EPISTEMOLÓGICO DE LAS TEORÍAS ECONÓMICAS DEL
LIBERALISMO CLASICO Y DEL SOCIALISMO SEGÚN SUS FUNDAMENTOS.
La imposibilidad del socialismo 47
CONTRASTE EPISTEMOLÓGICO DE LAS TEORÍAS ECONÓMICAS DEL
LIBERALISMO CLASICO Y DEL SOCIALISMO SEGÚN SUS FUNDAMENTOS
La concepción socialista es a la vez grandiosa y sencilla…
De hecho, puede ser considerada como una de las más
ambiciosas creaciones del espíritu… Algo tan valiente y
atrevido que justificadamente ha logrado levantar la más
excelsa admiración. Si queremos salvar a nuestro planeta de
la barbarie, lejos de ignorar desdeñosamente los argumentos
socialistas, es preciso refutarlos.
(Mises, citado por Hayek, 1997, 189)
Como vimos en el capítulo anterior, la “teoría de la libertad” moderna desarrollada en el siglo
XVIII y XIX en Inglaterra y Francia, dio origen a dos tradiciones de la libertad, denominadas por
Hayek como: la “tradición británica o inglesa” y la “tradición francesa o continental6; la
primera de estas tradiciones era de carácter empírico y tenía sus raíces en las obras de Locke,
Mandeville, Hume, Smith y Burke mientras que la segunda tradición era esencialmente
racionalista7, influida principalmente por Descartes, Rousseau y los fisiócratas8.
La “la tradición francesa” con su argumento racionalista aparentemente lógico, desplazó a la
“tradición inglesa” profesando su “halagadora presunción sobre los poderes ilimitados de la
razón humana”, creando así una utopía “ensayada en numerosas ocasiones, pero sin conseguir
jamás el éxito”. La diferenciación de estas dos tradiciones según Hayek “se oscurece porque la
denominada tradición francesa de libertad surge en gran parte del intento de interpretar las
6 Estos dos filones intelectuales […] constituyeron los principales elementos de lo que en el siglo XIX se llamaría
liberalismo. (Hayek, 2007, 156) 7 «Racionalismo» y «Racionalista» se usaran aquí siempre en el sentido definido por B. Groethuysen […] como una
tendencia «a regular la vida individual y social de acuerdo con los principios de la razón y a eliminar, en la medida
de lo posible, todo lo que sea irracional.» (Hayek, 2008, 83) 8 La nacionalidad de los principales representantes de estas dos tradiciones no “coincide totalmente con los límites
geográficos” estipulados en los países de inicio, puesto que “franceses como Montesquieu y más tarde Benjamin
Constant y, sobre todo, Alexis de Tocqueville están, probablemente, más cerca de lo que hemos denominado
«tradición británica» que de la «tradición francesa». Y con Thomas Hobbes, Inglaterra aporta, por lo menos, uno de
los fundadores de la tradición racionalista” (Hayek, 2008, 84 y 85).
La imposibilidad del socialismo 48
instituciones inglesas” y también porque “las concepciones que de las instituciones británicas
tuvieron otros países se basaron principalmente en las descripciones hechas por los escritores
franceses”. Esta pérdida de claridad en la diferenciación de estas dos tradiciones se agudizó
“cuando incluso los principios liberales ingleses se apoyaron tanto en la tradición francesa cono
en la tradición inglesa” (Hayek, 2008, 83).
A pesar de que estas dos tradiciones “coincidían en algunos postulados esenciales ─ como la
libertad de pensamiento, de palabra y de prensa ─” (Hayek, 2007, 156) y por tal razón podían ser
presentadas como un único movimiento, un análisis más riguroso de las concepciones que tenían
estas tradiciones nos permitiría observar
Cómo la coincidencia era en parte meramente verbal, ya que los términos clave ─ «libertad»
e «igualdad» ─ se empleaban en acepciones diferentes. En efecto, para la más antigua
tradición inglesa, el valor supremo radicaba en la libertad individual, entendida como
protección mediante la ley contra toda forma de coacción arbitraria, mientras que en la
tradición continental se destacaba sobre todo la reivindicación del derecho que todo grupo
tiene a determinar su propia forma de gobierno. (Hayek, 2007, 156 y 157)
Por lo tanto para esclarecer esta confusión entre las dos tradiciones de la libertad interpretadas
como un único movimiento, presentaremos a continuación un cuadro comparativo con el cual
demostraremos desde las categorías epistemológicas, por qué no se deben presentar estas dos
tradiciones como una sola (metodología, teoría e ideología), sino como dos corrientes de
pensamiento opuestas, que dan origen a dos movimientos denominadas: “liberalismo clásico” y
“socialismo”.
La imposibilidad del socialismo 49
Tabla 1. Contraste de fundamentos epistemológicos: Liberalismo Clásico vs. Socialismo
FUNDAMENTO LIBERALISMO
CLASICO SOCIALISMO
PREGUNTA
OPERACIONALIZADORA VARIABLE
¿Cuál es el método
para explicar el
fenómeno económico?
1. Método
(Paradigma
metodológico)
Empírico Racionalista
¿Cómo conciben el
fenómeno económico?
2. Concepción del
fenómeno
económico
Orgánico y carente de
sistema Mecánico
3. Naturaleza del
fenómeno
económico
Evolucionista
Constructivista
(Evolución
planificada)
¿Qué supuesto
metodológico emplean
para entender el orden
social?
4. Supuesto
metodológico Individualismo Colectivismo
¿Qué características
posee él individuo?
5. Concepción del
Hombre
- Razón limitada e
imperfecta
(inacabada,
proceso de
ensayo y error)
- Subjetivo
- Producto social
(instituciones,
moral, hábitos,
entorno,
costumbres)
- Razón
ilimitada y
perfecta
- Objetivo
- “Alienado”
por la clase
social o
cualquier otro
colectivo
¿Cómo conciben el
origen de las
instituciones?
6. Origen de las
instituciones
- No deliberado
- Espontaneo
- Deliberado
- Planificado
¿Cuál es la relación
entre instituciones y
coacción?
7. Necesidad de
poder coercitivo Limitado Ilimitado
8. Medio para
ejercer el poder
coercitivo
- Instituciones
garantistas
- Normas generales
y abstractas
- Permite todo lo
que no está
prohibido por las
reglas generales
- Gobierno
omnipotente
(totalitario)
- Leyes
ilimitadas y
mandatos para
la acción
(concretas,
La imposibilidad del socialismo 50
- Políticas de largo
plazo
órdenes
específicas)
- Prohíbe todo lo
que no está
explícitamente
permitido
- Políticas de
corto plazo
Fuente: Realización propia
2.1 Método:
El método mediante el cual explican el fenómeno económico el liberalismo clásico y el
socialismo es el primer y gran contraste de estas dos ideologías, la diferencia entre el punto de
vista empírico “que explica gran parte del orden que encontramos en los asuntos humanos, como
el resultado imprevisto de las acciones individuales” y la perspectiva racionalista “que atribuye
todo el orden que se observa a un plan deliberado” (Hayek, 1986, 8), son el punto de partida:
Entre la perspectiva que, en general, asigna un papel más bien menor a la razón en los
asuntos humanos, y sostiene que el hombre ha logrado lo que tiene a pesar de guiarse sólo
muy parcialmente por la razón, y que su razón individual es harto limitada e imperfecta,
perspectiva ante la cual se opone la tendencia que es proclive a creer que la Razón con R
mayúscula es siempre total e igualmente asequible a todos los humanos y que cuanto el
hombre logre es resultado directo y está condicionado por el control de la razón individual.
(Hayek, 1986, 8)
El método empírico para la explicación del fenómeno económico representa “un agudo
conocimiento de las limitaciones de la mente individual, que induce a una actitud de humildad
hacia los procesos sociales anónimos e impersonales, mediante los cuales los individuos ayudan a
crear cosas mayores que las conocidas” mientras que el método racionalista “es el producto de
una confianza exagerada en los poderes de la razón individual y de un desprecio consecuente
hacia todo lo que no ha sido ideado conscientemente por ella o que no le sea completamente
comprensible.” (Hayek, 1986, 8)
La imposibilidad del socialismo 51
2.2 Concepción del fenómeno económico:
El liberalismo clásico concibe el fenómeno económico como orgánico, por ser este de carácter
evolutivo y presentar transformaciones en su desarrollo, además de carecer de sistema por ser de
carácter abstracto, mientras que el socialismo concibe el fenómeno económico como un estado
mecánico creado por la mente humana, lo cual le permite modificarlo cuando y como lo desee.
Es decir, para la corrientes planificadoras de la sociedad y la economía tales como el
socialismo, el paradigma racionalista permite adaptar el esquema cartesiano para la valoración de
los fenómenos: entender el todo según el desempeño de las partes, asumir que el mundo está
diseñado como una máquina (mecanicismo) y propender por encontrar las leyes que rigen el
comportamiento de dicha maquinaria. Una vez entendido el funcionamiento de la máquina se
deduce que esta se puede manipular por el ingeniero (ingeniero social en sentido de Mises) y
transformar según sus intereses.
Para las corrientes liberales por el contrario, no es posible entender plenamente el
comportamiento social, se puede acercar al fenómeno, entenderlo desde su complejidad, sin
llegar a reducirlo a unos mínimos, considera imposible modificar las creaciones de la acción
humana, dado que su fundamentación parte de que las creaciones de la acción humana no se
dieron porque la sociedad haya podido prever lo beneficios que estas traerían, por lo tanto, no
pueden ser modificadas según sus intereses.
2.3 Naturaleza del fenómeno económico:
El liberalismo interpreta el fenómeno económico como un proceso evolutivo9 fundamentado
en el ensayo y el error, en las continuas e incrementales transformaciones de la humanidad
9 Otras de las escuelas del pensamiento económico que conciben de esta manera el fenómeno económico son la
Escuela Institucionalista, Schumpetereana y Neoinstitucionalista.
La imposibilidad del socialismo 52
incentivadas por su acción humana10 y su capacidad empresarial, considerando asimismo que “la
mente humana es en sí misma un sistema que cambia constantemente como resultado de sus
esfuerzos para adaptarse al ambiente que lo rodea.” (Hayek, 2008, 49) De este modo el
liberalismo “demostró la existencia de un orden evidente que no era resultado del plan de la
inteligencia humana ni se adscribía a la invención de ninguna mente sobrenatural y eminente,
sino que provenía de una tercera posibilidad: la evolución adaptativa.” (Hayek, 2008, 88)
El socialismo en cambio fundamenta la naturaleza del fenómeno económico en el
constructivismo, el cual no es más que “«prever el desarrollo futuro y modelar (gestalten) ese
futuro o, si se prefiere expresarlo de este modo, crear el futuro de la humanidad»” (Segerstedt,
citado por Hayek, 2007, 20 y 27).
Se desprecian las transformaciones incrementales que gestan los individuos para reemplazarlas
por aquellas que puede emitir una mente superior, representativa y políticamente aceptable,
argumentando que el alto grado de racionalidad que posee una mente superior le brinda el
conocimiento necesario para modificar de manera acertada todo lo que le parezca necesario, para
así sustituir todo lo que creo la acción humana de modo no deliberado por lo que pueda crear la
razón humana de modo deliberado.
2.4 Supuesto metodológico:
El liberalismo usa como supuesto metodológico para entender el orden social, el
individualismo, puesto que la tesis fundamental de este es que “no hay otra forma para llegar a
una comprensión de los fenómenos sociales si no es a través de nuestro entendimiento de las
acciones individuales dirigidas hacia otras personas y guiadas por un comportamiento esperado.”
10 La acción humana es una conducta consciente, movilizada voluntad transformada en actuación, que pretende
alcanzar precisos fines y objetivos; es una reacción consciente del ego ante los estímulos y las circunstancias del
ambiente; es una reflexiva acomodación a aquella disposición del universo que está influyendo en la vida del sujeto.
(Mises, 2001, 15)
La imposibilidad del socialismo 53
Esta tesis fundamental es completamente opuesta a la errónea interpretación de que “el
individualismo postula (o basa sus argumentos sobre el supuesto de) la existencia de individuos
autónomos y aislados, en lugar de entender que el carácter y la naturaleza de los hombres están
determinados por su existencia en sociedad.” (Hayek, 1986, 6)
Por lo tanto el supuesto metodológico individualista interpretado correctamente va en contra
del colectivista, puesto que los supuestos metodológicos colectivistas “pretenden ser directamente
capaces de considerar a los conjuntos sociales, como la sociedad, y otras en cuanto entidades “sui
generis” que existen en forma independiente de los individuos que las componen.” (Hayek, 1986,
6)
Como mencionamos en la introducción, el “individualismo” ha sido el termino político más
estropeado por el lenguaje, se ha convertido en una caricatura casi irreconocible y ha sido
utilizado con excesiva ambigüedad, por tal razón Hayek se encargó de reivindicar el método
individualista utilizado por el liberalismo clásico y le dio su propio matiz llamándolo: “verdadero
individualismo”, como vimos en el primer capítulo.
2.5 Concepción del hombre:
Las diferencias entre el liberalismo y el socialismo son evidentes cuando se contrastan las
características que tiene el hombre en cada una de estas ideologías; el socialismo “presupone que
el hombre originariamente estaba dotado de atributos morales e intelectuales que le facilitaban la
transformación deliberada de la civilización” (Hayek, 2008, 90) y por consiguiente “se basaron
necesariamente en presumir la existencia de una cierta propensión del individuo para la acción
racional, así como en la natural inteligencia y bondad de dicho individuo.” (Hayek, 2008, 92). El
liberalismo por el contrario se basa en un:
Planteamiento antirracionalista, que no considera al hombre como un ser inteligente y
racional sino como un ser irracional y falible, cuyos errores individuales son corregidos sólo
La imposibilidad del socialismo 54
en el curso de un proceso social, y que aspira a sacar la máxima utilidad de un material muy
imperfecto. (Hayek, 1986, 8)
Con base en los fundamentos epistemológicos que hemos visto hasta el momento y teniendo
en cuenta las claras descripciones de la “tradición intelectual” que dio origen al “liberalismo
clásico” que se hicieron en el capítulo anterior, es nuestra tarea aclarar por qué Adam Smith y su
escuela no fueron los creadores del “Homo economicus”; para eso citaremos la espléndida
descripción que hace Hayek sobre esa cuestión:
La mejor ilustración de la errónea interpretación que hoy se hace del individualismo de
Adam Smtih y de su escuela es acaso la extendida creencia de que inventaron el espantajo del
«hombre económico» y que sus conclusiones estén viciadas por el presupuesto de un
comportamiento rigurosamente racional o, más en general, por una falsa psicología
racionalista. Obviamente, estos autores estaban muy lejos de sostener semejantes ideas. Nos
acercaríamos más a la verdad diciendo que, desde su punto de vista, el hombre es
naturalmente perezoso e indolente, despilfarrador e irreflexivo, y que únicamente gracias a la
fuerza de las circunstancias ha sido posible hacer que se comporte de un modo económico y
atento en la adaptación de los medios a los fines. Pero también esto sería injusto para con la
visión muy compleja y realista que tuvieron de la naturaleza humana. (Hayek, 2009, 61 y 62)
2.6 Origen de las instituciones:
Los filósofos ingleses “no encontraron el origen de las instituciones en planificación o
invenciones, sino en la sobrevivencia de lo que tiene éxito.” (Hayek, 2008, 86)
Las instituciones en las cuales descansan los logros humanos están funcionando sin una
mente que las dirija y las diseñe. Según lo expresó Adam Ferguson, “las naciones tropiezan
accidentalmente con las instituciones, que en realidad son el resultado de la acción humana y
no el resultado del designio humano”. La colaboración espontánea de los hombres libres a
menudo crea cosas que son más grandiosas de lo que sus mentes en forma individual pueden
llegar a abarcar por completo. (Hayek, 1986, 7)
Por lo tanto el “orden político es producto de nuestra inteligencia ordenadora en mucha menor
cuantía de lo que comúnmente se imagina.” (Hayek, 2008, 86). La principal preocupación de la
“tradición intelectual” del liberalismo no era crear las condiciones necesarias para que el hombre
pudiera dar lo mejor de sí, sino:
…encontrar un conjunto de instituciones mediante las cuales el hombre podría verse
estimulado, por decisión propia y a partir de los motivos que determinan su conducta común,
La imposibilidad del socialismo 55
a contribuir en todo lo posible para satisfacer las necesidades de los demás. Descubrieron que
el sistema de propiedad privada daba dichos estímulos en un mayor grado de lo que hasta ese
momento se había supuesto. Sin embargo, no sostenían que este sistema fuera incapaz de
evolucionar, y menos aún, tal como aparece en otra de las distorsiones comunes de sus
argumentos, que existía una “armonía natural de intereses” al margen de instituciones
concretas. No sólo estaban preocupados por los conflictos de los intereses individuales sino
además enfatizaron la necesidad de “instituciones bien construidas” donde las “reglas y
principios de los intereses en pugna y de las ventajas comprometidas” reconciliarían los
intereses en conflicto sin dar poder a ningún grupo en especial para hacer prevalecer de esta
forma sus intereses e ideas por sobre los de los demás. (Hayek, 1986, 12)
Esta argumentación va en contra de “la concepción cartesiana de una razón humana
independiente y anteriormente existente que ha inventado esas instituciones y contra la idea de
que la sociedad civil ha sido formada por algún primitivo y sabio legislador o un primitivo
«contrato social».” (Hayek, 2008, 86)
2.7 Necesidad de poder coercitivo:
Siendo conscientes de las limitaciones del conocimiento que posee cada individuo y partiendo
de que ninguna persona o grupo de personas tiene la capacidad de conocer todo lo que los demás
conocen, el liberalismo deriva en “su principal conclusión práctica: la exigencia de una estricta
limitación de todo poder coercitivo o exclusivo.” Claro está, esta limitación va “dirigida sólo en
contra de la utilización de la “coerción” que origina la organización o asociación, y no contra la
asociación como tal.” (Hayek, 1986, 15)
Esta limitación del poder coercitivo planteada por el liberalismo, tiene su tesis “en que mucho
de lo que en opinión de la mayoría puede ser originado sólo mediante la dirección consciente,
puede ser mejor logrado a través de la colaboración voluntaria y espontánea de los individuos.”
Por lo tanto “el individualista coherente debería ser un entusiasta de la colaboración voluntaria,
siempre y cuando esto no signifique la coerción de otros o conduzca a la investidura de poderes
exclusivos.” (Hayek, 1986, 15)
La imposibilidad del socialismo 56
El socialismo a diferencia del liberalismo, plantea una necesidad de poder coercitivo ilimitado,
donde los individuos no utilicen los medios que tienen a su disposición para el logro de los fines
que les parezca deseable, sino que utilicen los medios disponibles para ir tras unos fines
específicos trazados por un gobierno totalitario, donde la dirección consiente de un grupo de
personas prima sobre la espontaneidad individual. Es esta la gran diferencia entre lo que el
liberalismo y el socialismo plantean en cuanto a poder coercitivo se refieren, el liberalismo no es
anarquía, puesto que acepta la necesidad del poder coercitivo para su funcionamiento, pero a
diferencia del socialismo lo limita “a aquellos campos en donde es indispensable prevenir la
coerción por otros y en orden a reducir el total de coerción a un mínimo.” (Hayek, 1986, 15)
2.8 Medio para ejercer el poder coercitivo:
La mejor manera de representar y sintetizar los medios por los cuales pretendía el liberalismo
limitar el poder coercitivo se observan en la siguiente cita:
John Locke afirmo explícitamente que en un Estado libre incluso el poder del cuerpo
legislativo debe estar limitado de manera precisa, esto es a la aprobación de leyes en el
específico sentido de normas generales de conducta igualmente aplicables a todos los
ciudadanos. Que toda coerción sólo puede considerarse legítima si esto significa la aplicación
de normas generales en este sentido se convirtió en el principio fundamental del liberalismo.
Para Locke y para los últimos teóricos del partido whig y de la separación de poderes, no era
tanto la fuente de las leyes como su carácter de formas generales de recta conducta
igualmente aplicables a todos, lo que justificaba su aplicación coercitiva. (Hayek, 2007, 143)
Los medios que usa el socialismo para ejercer el poder coercitivo son todo lo opuesto a lo que
se planteó en la cita anterior, partiendo de que el poder coercitivo en el socialismo es ilimitado, se
llega a un estado donde no existen unas normas generales de aplicación igualitaria sino un poder
central único, que dicta leyes concretas y mandatos de conducta específicos para la consecución
de fines que satisfagan los intereses de quienes ejercen el poder, prohibiéndole a los individuos
hacer todo aquello que no esté explícitamente permitido.
La imposibilidad del socialismo 57
Para finalizar se citarán las conclusiones prácticas que plantea Talmon como resultado del
contraste de estas dos ideologías (liberalismo y socialismo), conclusiones que representan de
manera formidable lo que se desarrolló a lo largo del capítulo, como veremos a continuación:
«La una encuentra la esencia de la libertad en la espontaneidad y en la ausencia de coacción;
la otra, sólo en la persecución y consecución de un propósito colectivo absoluto»; «la una
mantiene un desarrollo orgánico lento y semiconsciente; la otra cree en un deliberado
doctrinarismo; la una está a favor del método de la prueba y el error y la otra en pro de un
patrón obligatorio valido para todos» (Talmon, citado por Hayek, 2007, 85)
La imposibilidad del socialismo 59
PROPUESTA LIBERAL CLÁSICA
NI ANARQUISMO NI SOCIALISMO.
Libertad no sólo significa que el individuo tiene la
oportunidad y responsabilidad de la elección, sino también
que debe soportar las consecuencias de sus acciones y
recibir alabanzas o censuras por ella. La libertad y la
responsabilidad son inseparables
(Hayek, 2008, 105).
Un Estado con mucho poder (en teoría para permitir una
sociedad mejor) requiere una gran administración y, por
consiguiente, terminará siendo víctima de la burocracia que
es quien, finalmente, gobierna.
John Stuart Mill (2001, 6).
Ya referenciadas las bases filosóficas y el contraste epistemológico de los dos movimientos:
liberalismo y socialismo, revisaremos el concepto que tiene Friedrich A. Hayek con respecto al
Estado y los servicios que debe tener el poder público con sus ciudadanos. Estas aclaraciones las
haremos porque aún se concibe que los defensores del liberalismo clásico no creían conveniente
un Estado, sin embargo, estos autores como lo explica Hayek “no pretendían que los poderes
públicos hubieran de desentenderse totalmente de los asuntos económico; afirmaron que existen
actuaciones estatales que por principio han de prohibirse, no pudiendo ser justiciadas por razones
de conveniencia” (Hayek, 2008, 302).
Por esta razón hemos de dedicar este espacio de nuestra monografía a interpretar y describir
las políticas que el liberal Friedrich A. Hayek, describe a lo largo de sus obras: Derecho,
legislación y libertad, Fundamentos de la libertad.
En primer lugar, Hayek no concibe al Estado y a las instituciones y tradiciones –económicas,
jurídicas y morales- como algo que surgió repentinamente, por el contrario, estas se crearon
La imposibilidad del socialismo 60
espontáneamente en el proceso evolutivo de la civilización. Para él nuestro comportamiento se
debe ajustar a estas instituciones (Hayek, 1997).
Ahora bien, Hayek se fundamenta en el Estado de Derecho para poner una limitación a el
gobierno y que este no ejerza ningún tipo de coacción sobre las personas, excepto para cumplir
leyes establecidas (Hayek, 2008). Leyes que “…no han sido deliberadamente inventadas, sino
que se han desarrollado mediante un proceso gradual de prueba y error al que la experiencia de
sucesivas generaciones ha ayudado para que las reglas sean lo que son” (Hayek, 2008, 206).
Estas leyes sirven para que las acciones de los individuos estén planeando tenga probabilidad
alta de éxito, pero estas leyes como las denominó él, son instrumentales, puesto que los
individuos no las cumplen por mandato o por perseguir el fin del legislador, sino que las cumplen
para poder lograr sus propios objetivos (Hayek, 2008).
3.1 Demarquía
En su obra Nuevos estudios de filosofía, política, economía e historia de las ideas nos presenta
una constitución para su nuevo modelo de gobierno el cual denominó demarquía (2007, 138).
“Un sistema en el que demos no tiene ningún poder bruto (kratos), sino que se limita a gobernar
(archein) según leyes permanentes, promulgadas y dadas a conocer por el pueblo, y no a través
de decretos extemporáneos” (Hayek, 2007, 138). En este sistema prevalece la separación de
poderes y Hayek describe que debe haber dos poderes el primero el gobierno y el segundo es la
rama legislativa los objetivos de ambos se expresan en la siguiente cita:
…Para los objetivos del gobierno propiamente dicho parece deseable que encuentren
expresión los deseos concretos de los ciudadanos, o, en otras palabras, que estén
representados los intereses particulares. Para el funcionamiento del gobierno. Se precisa
claramente una mayoría comprometida con un programa de acción y “capaz de organizar”.
Por otra parte, la legislación propiamente dicha no debería obedecer a los intereses sino a las
opiniones, es decir a las ideas sobre qué tipo de acción es justo o equivocado, no como
instrumento para alcanzar fines particulares sino como norma permanente y que no tenga en
cuenta los efectos sobre grupos o individuos particulares (Hayek, 2006, 480).
La imposibilidad del socialismo 61
Es fundamental, dividir estas dos labores porque en las manos de un ente gobernante ambas
funciones, promulgaría las leyes para beneficio y conseguir los fines que estos mismo desean y
no para identificar las acciones que son justas. La asamblea legislativa debe ser elegida de
manera diferente a la gubernamental, sus representantes deben durar en sus cargos largos
periodos y deben tener determinada edad, debido a que esto garantiza sabiduría y además se
mantiene al margen de intereses privados (Hayek, 2007).
Ya explicado el modelo de gobierno que Hayek creía conveniente y se ajustaba a sus ideas, lo
que nos atañe ahora describir son las tareas del gobierno propiamente dicho, las ideas que él se
plantea guardan cierta simpatía con Adam Smith, por esta razón describiremos algunas políticas
implementadas por él, por otro lado describiremos el concepto de impuestos y sus fórmula
descrita por Adam Smith en su libro la riqueza de las naciones.
3.2 Funciones del gobierno
Las funciones que tiene el gobierno según Hayek no deben desatenderse de los problemas
económicos, el Estado debe crear medidas que faciliten el funcionamiento de la economía de
mercado, también debe prestar a sus ciudadanos tareas como: defensa nacional, mantenimiento y
construcción de carreteras, vigilancia de las calles, suministros de información catastral, registros
de la propiedad, las estadísticas, servicios que como lo denomina Hayek “no comportan ninguna
ganancia para quien los presta, y por tanto no los proporciona el mercado” (Hayek, 2006, 412).
Pero la función primordial que Hayek destaca y debe cumplir el poder público es el de mantener
un sistema monetario eficiente y seguro (Hayek, 2008).
La protección al pueblo de la violencia y la injusticia representa el primer deber que tiene el
soberano para con el pueblo, el Estado les brinda a un grupo de ciudadanos manutención y el
empleo, estos pueden por medio de la practica constante de ejercicios militares (Smith, 2011),
La imposibilidad del socialismo 62
prestar este servicio fundamental, la fuerza militar debe ser “mantenida por el Estado en tiempos
de guerra primero, y más tarde incluso en tiempos de paz” (Smith, 2011, 672).
Otra labor o función que identifica Hayek para el poder público la cual se fundamenta en las
ideas de Adam Smith, es la de:
…construir y mantener esas instituciones y obras públicas que aunque sean enormemente
ventajosas para una sociedad son sin embargo, de tal naturaleza que el beneficio jamás
rembolsaría el coste en el caso de ningún individuo o número pequeño de individuos y que,
por lo tanto, no puede esperar que ningún individuo o grupo reducido de individuos vayan a
construir o mantener (Smith, 2011, 685).
Smith asegura que este tipo de obras son las que puedan facilitar el comercio, mientras que las
instituciones son para la instrucción del pueblo, y son de dos clases; la primera destinada a la
enseñanza de los jóvenes y la segunda a la instrucción de las personas de todas las edades (Smith,
2011).
En el caso de las obras, una carretera, un puente o un canal navegable, afirma que se pueden
conservar mediante un peaje, ya sea por vehículo que transite por la carretera o por tonelaje de
los barcos, no concibe él una manera más equitativa de mantener estas obras, y a pesar de que el
costo del peaje caiga sobre el consumidor esta se verá beneficiado, puesto que con las obras los
bienes llegarán a un precio más barato, y como afirma “la persona finalmente paga este impuesto,
por consiguiente, gana gracias a él más de lo que pierde por pagarlo” (Smith, 2011, 687).
Una función del Estado que prioriza Hayek, “es el mantenimiento de un sistema monetario
eficiente y seguro” (Hayek, 2008, 306). Esta intervención del estado al sistema monetario se debe
a tres razones estas son:
1. La primera de ellas influye sobre todo sistema monetario en todo tiempo; la variación de
las disponibilidades monetarias de un mercado provoca perturbaciones de mucho mayor
peso que las originadas por cualquier otro de los cambios que afectan a la producción y a
los precios
La imposibilidad del socialismo 63
2. La segunda influye sobre todos aquellos sistemas monetarios en que la cuantía de las
disponibilidades dinerarias depende en gran medida de las facilidades crediticias
concedidas
3. La tercera alude al enorme volumen que en la actualidad han alcanzado los gastos
públicos; esta circunstancia podría eventualmente variar; pero de momento no puede ser
pasada por alto al tratar de temas dinerarios (Hayek, 2008, 430).
La primera consideración, se tiene en cuenta por que la moneda se presenta como rueda loca
dentro del mecanismo de mercado, y esto genera perturbaciones en las actividades comerciales,
sino se tienen medidas oportunas para corregirlo, todo esto se debe a que el dinero, no genera
utilidad en su consumo como otros bienes, sino por medio de cederla a un tercero (Hayek, 2008).
El punto dos hace referencia, a la libre variabilidad de las disposiciones monetarias y el único
modo para poder aliviar este tipo de inconveniente es creando una institución que se encargue de
aumentar o disminuir la cuantía de pago, estas instituciones son sencillamente los bancos
centrales (Hayek, 2008).
La última consideración se da, porque a pesar de que los bancos centrales tengan alguna
autonomía frente a el gobierno, este logra que estas instituciones sigan sus mandatos y como lo
afirma Hayek: “el Estado, lo queramos o no, es quien en nuestros días dicta la política monetaria”
(Hayek, 2008, 432).
En las siguientes páginas de este capítulo haremos unas aclaraciones con respecto a lo opina
Friedrich Von Hayek con respecto a los sindicatos, a la organización asistencial, distribución de
los ingresos, los impuestos retomando el concepto de Adam Smith y su fórmula y por último una
aclaración sobre el concepto de justicia social.
3.3 Sindicatos
Los sindicatos para Hayek ejercen coacción sobre sus compañeros de trabajo, además son
libres de ejercerla, estos pueden tienen un control ilimitado sobre el empresario, en ocasiones lo
hace renunciar a sus utilidades. Por lo cual son inconvenientes para la actividad económica:
La imposibilidad del socialismo 64
…los obreros pueden elevar los salarios reales por encima del nivel que prevalecería en un
mercado libre. Solamente mediante la limitación en la oferta, retirando parte de la mano de
obra. En consecuencia, el interés de quienes consiguen un empleo remunerado con mayor
salario se hallará siempre en pugna con el de que aquellos otros que solo encontraron empleo
en ocupaciones menos remunerados o de los que no encontraron en modo alguno (Hayek,
2008, 362).
Hayek registra que en los sectores donde los trabajadores no se organizaron en sindicatos, se
crearon más empresas e industrias, incluso los salarios subieron. A pesar de que en algunos casos
él esté en contra de los sindicatos identifica una función primordial que pueden cumplir estos y
es: asistir a los miembros de estos frente a riesgos peculiares de las actividades realizadas
respectivamente (Hayek, 2008, 370).
En lo correspondiente con la organización asistencial afirma. “En una sociedad industrializada
resulta obvia la necesidad de una organización asistencial, en interés incluso de aquellas personas
que han de ser protegida contras los actos de desesperación de quienes carecen de lo
indispensable” (Hayek, 2008, 381).
Hayek asegura que hay ciertos servicios que se deben prestar obligatoriamente por parte del
Estado, estos servicios son los de previsión social que se dividen en tres grandes ramas estas son:
seguros para la vejez, la enfermedad y el paro a continuación explicaremos cada uno y como se
pueden lograr.
3.4 Pensiones
La alta volatilidad de la moneda, por culpa de los gobiernos ha hecho perder a gran parte de
las personas dinero que han guardado para su jubilación por esta razón, se debe prestar este
servicio, por otro lado se identifica dos pasos que se dan apenas el Estado toma el control de este
servicio; el primero es que no solamente beneficiará a quienes por sus aportaciones lo merecen,
sino que por el contrario también se benefician los que no lo merecen (Hayek, 2008) y el
segundo:
La imposibilidad del socialismo 65
…estriba en que las pensiones no proceden de un fondo a tal fin acumulado, es decir, de la
supletoriedad renta debida al esfuerzo capitalizador de los beneficiarios, sino de haber
detraído a quienes a la sazón trabaja una parte de lo producido por ellos Hayek, 2008, 395).
Pero al final los ingresos de las personas de mayor edad van a depender siempre de los
ingresos que pueda obtener la juventud (Hayek, 2008).
3.5 Seguro de enfermedad
El seguro contra enfermedad en la opinión de Hayek puede traer muchos beneficios para los
ciudadanos, pero guarda cierto recelo con este tipo de seguro, debido a que una vez implantado
este servicio se convierte en irrevocable, otro de los grandes inconvenientes que se presenta en
este servicio prestado por el Estado, se debe a que los profesionales en la medicina se tienen que
regir por un ente, que le dice sus labores y lo someten a normas que este implante, por esta razón,
no se pueden desempeñar libremente en su campo donde mejor se pueden desenvolver (Hayek,
2008).
En el seguro contra el paro nos afirma que:
El sistema obligatorio denominado seguro contra el paro tendera fatalmente a “corregir” las
remuneraciones de cada sector, a subsidiar las actividades de menor estabilidad a costa de las
más estables y a imponer salarios incompatibles con un elevado nivel de empleo (Hayek,
2008, 403).
3.6 Redistribución de la riqueza
La redistribución de la riqueza el tercer punto a tocar en este capítulo nos lleva a la gran
desconfianza que tiene nuestro autor con respecto a los impuestos progresivos la herramienta más
utilizada por los gobiernos para generar una igualdad en los ingresos entre las personas y sobre
todo por los socialistas, para él esta carga de imposición no genera algo beneficioso para la
sociedad, por el contrario, este tipo de carga impositiva al final recae sobre los trabajadores, y
clase media, quienes suministran el mayor número de votantes y no sobre los grandes capitales
como se espera que suceda (Hayek, 2008). El único resultado que es legible de este impuesto
La imposibilidad del socialismo 66
“radica en la drástica limitación impuesta a los beneficios que pueden retirar quienes triunfan en
la vida mercantil, lo cual satisface la envidia de los menos afortunados política” (Hayek, 2008,
415).
Por esta razón Hayek no resulta partidario de una imposición progresiva, por el contrario, está
a favor de una imposición proporcional, puesto que, este no altera las diferentes remuneraciones
laborales, por ende, si las remuneraciones de dos servicios eran iguales antes de la imposición,
guardan la misma relación una vez descontado el impuesto (Hayek, 2008).
3.7 Impuestos
El Estado debe prestar la protección de la violencia, de las epidemias o de los desastres
naturales, construcción de carreteras, fijación de índices de medida, y muchos otros tipos de
información que van desde registro catastrales, mapas y estadísticas, control de calidad de bienes
y servicios (Hayek, 2006). Estas actividades deben ser financiados mediante impuestos, que “el
pueblo aporta mediante una fracción de su ingreso privado para constituir el ingreso público del
soberano o el estado” (Smith, 2011, 746).
Como lo describe Adam Smith, la renta privada de las personas proviene de tres fuentes: renta,
beneficio y salario. Los impuestos en última instancia serán pagados por algunas de estas fuentes,
aunque muchas veces el impuesto no es pagado por el fondo sobre el cual pretende que recaiga
(Smith, 2011).
Adam Smith establece cuatro reglas de la tributación en general las cuales:
1. Los súbditos de cualquier estado deben contribuir al sostenimiento del gobierno en la
medida posible en proporción a sus respectivas capacidades; es decir, en proporción al
ingreso del que respectivamente disfrutan bajo la protección del estado.
2. …El impuesto que cada individuo debe pagar debe ser cierto y no arbitrario. El momento
de pago, la forma del mismo, la cantidad a pagar, todos debe resultar meridianamente
claros para el contribuyente y para cualquier otra persona. Cuando esto no sucede cada
persona sujeta al impuesto se halla en cierta medida en manos del recaudador…
La imposibilidad del socialismo 67
3. …Todos los impuestos deben ser recaudados en el momento y la forma que
probablemente resulten más convenientes para el contribuyente.
4. …Todos los impuestos deben ser diseñados para extraer de los bolsillos de los
contribuyentes o para impedir que entre a ellos la menor suma posible, más allá de lo que
ingresan en el tesoro público del estado (Smith, 2011, 746 y 748).
Algunos de los impuestos que describe Adam Smith son: impuestos sobre la producción de la
tierra, impuestos directos sobre los salarios, Impuesto sobre beneficios del capital e impuestos
sobre bienes de consumo.
Impuestos sobre la producción de la tierra
Los impuestos sobre la producción de la tierra son en realidad impuestos sobre la renta; y
aunque originalmente son adelantados por el agricultor, al final los paga el terrateniente.
Cuando una cierta porción de la producción ha de ser pagado, como impuesto, el granjero
procura calcular lo mejor que pueda cuál será el valor probable de esta porción, un año con
otro, y efectúa una deducción proporcional en la renta que acuerda pagar al propietario…
(Smith, 2011, 751).
Impuesto directo sobre los salarios
Un impuesto directo sobre los salarios tiene el efecto de incrementarlos en una cuantía algo
más que la del impuesto, y en última instancia, este impuesto será pagado por el empleador, pero
si no se genera este aumento se debe en general a una reducción considerable de la demanda de
trabajo (Smith, 2011).
Impuestos sobre los beneficios del capital
Este tipo de impuesto en última instancia nunca cae sobre el empresario, (que debe conseguir
un beneficio razonable, pero con libre competencia muy pocas veces puede lograr este tipo de
beneficio), sino que recae sobre los consumidores, que son obligados a pagar el alza en los
precios de los bienes, y de este modo no le causa ningún problema al empresario. Sí este
impuesto es proporcional a la actividad que realiza el empresario recae en el consumidor y el
empresario no tiene ningún problema, pero sino es el mismo para todos, cae igualmente en el
La imposibilidad del socialismo 68
consumidor, pero favorece más a un empresario grande que a uno pequeño (Smith, 2011, 758 y
759).
Impuesto sobre bienes de consumo
El Estado al no saber de que manera gravar directamente los ingresos súbditos, lo hacen
indirectamente por medio de sus gastos, generando así los impuestos a los bienes de consumo.
Este gravamen eleva el precio del bien “porque el empresario, que adelante el impuesto, debe
generalmente rembolsárselo con un beneficio” (Smith, 2011, 766).
Un impuesto de este tipo, lo que genera es un aumento de los salarios proporcional al aumento
en los precios de los bienes, y de este modo incrementa el precio de las manufacturas, dando
como resultado una disminución de su venta y consumo (Smith, 2011). Además Adam Smith
concluye que:
Todo incremento en el precio de las cosas necesarias, salvo que sea compensando por un
aumento proporcional en los salarios, necesariamente disminuye en algún grado la capacidad
de los pobres para mantener a familias numerosas, y consiguientemente para satisfacer la
demanda de trabajo útil. … (Smith, 2011, 766 y 767).
Por último este tipo de impuestos para Smith los considera un desánimo para algunas ramas
de la economía, debido a que disminuyen el consumo y por ende reducen la producción, además
a los que negocian con los bienes gravados son sometidos a constantes visitas de los
recaudadores, generando incomodidad y opresión (Smith, 2011).
Impuestos sobre bienes de lujo
Los impuestos sobre bienes de lujo no generan un incremento de los salarios, porque el alto
precio de estos bienes no disminuye la capacidad de las personas para sacar adelante a sus
familias, por consiguiente este impuesto recae solamente sobre quien consume el bien (Smith,
2011).
La imposibilidad del socialismo 69
Para concluir según Adam Smith el sistema impositivo que permite un mercado casi libre, es
el sistema fiscal uniforme, y este tipo de imposición es la que puede generar que una economía
prospere (Smith, 2011).
3.8 Justicia social
El último punto destacable que nos menciona Hayek es el concepto de “justicia social” este
término para el describe “el principio de aspiraciones que constituye el socialismo” (Hayek,
2006, 265), y que a pesar de que el socialismo consideró la socialización de los medios de
producción, este fue un medio para lo que ellos consideraron una distribución “justa” de la
riqueza que después iban afirmar que se podía lograr mediante una imposición progresiva, por
este motivo han dejado sus orígenes y ahora se preocupan por la justicia social (Hayek, 2006).
Por lo tanto para el autor explica que mientras exista el término o mito “justicia social” y este
gobierne la acción política, este proceso conlleva a un sistema totalitario (Hayek, 2006, 268).
La razón por la cual en una economía de mercado no puede existir este concepto se haya en la
cuestión, porque en este no existe “ninguna voluntad que pueda determinar los ingresos relativos
de las personas” (Hayek, 2006, 270), debido a que cada individuo persigue sus propios fines.
La imposibilidad del socialismo 70
CONCLUSIONES
El estudio de los fundamentos filosóficos del “liberalismo clásico” es el punto de partida para
la construcción de la “tradición intelectual” que desde la perspectiva de Hayek formuló y
defendió coherentemente una “teoría de la sociedad” compuesta por las fuerzas que determinan la
vida social del hombre, que a su vez son la base de las “máximas políticas” propuestas por
Hayek. Estas fuerzas identificadas por Locke, Mandeville, Hume, Tucker, Ferguson, Smith,
Burke, Tocqueville y Lord Acton dieron los fundamentos filosóficos del “liberalismo clásico” el
cual según Hayek se diferencia principalmente del “socialismo” por el método que utiliza para
alcanzar el fin último de una sociedad: la libertad; dicho método es el “individualismo”.
A causa de la errónea interpretación que se ha hecho del “individualismo” y de la ambigüedad
con que ha sido utilizado este término, Hayek lo rescató y se encargó de demostrar desde la
perspectiva filosófica que el “individualismo” propuesto por los representantes del “liberalismo
clásico” no basa sus argumentos en la existencia de un ser autónomo y aislado (como lo han
hecho creer los enemigos de la libertad, es decir, los socialistas), sino por el contrario aceptan que
el carácter y la naturaleza del hombre son determinados por su existencia en sociedad, por lo
tanto, la única manera de comprender los fenómenos sociales es entendiendo las acciones de los
individuos en sociedad. Por consiguiente, Hayek para darle un carácter diferenciador a su
aclaración sobre el individualismo, acuña el término “individualismo verdadero” para simbolizar
el método individualista aplicado por el “liberalismo clásico” para el logro de la libertad.
El recorrido por el pensamiento de Locke, Mandeville, Smith, Burke, Tocqueville y Acton nos
revela la esencia de las máximas políticas a las cuales llega Hayek:
- En Locke se observa las características de la libertad natural del individuo, la separación
de poderes como salvaguardia de la libertad individual y la indispensable formulación del
La imposibilidad del socialismo 71
gobierno bajo la ley para limitar su poder y así impedir cualquier tipo de coacción
arbitraria por parte del gobierno a los individuos.
- En Mandeville se evidencia la formulación del individuo antirracional, indolente,
ambicioso, ese individuo gobernado por sus pasiones, el cual para disfrutar de las
comodidades que brinda la sociedad deja de lado la virtud y la inocencia.
- En Smith también se encuentra la formulación del individuo antiracional, indolente,
perezoso, pero a diferencia de Mandeville, Smith se encarga de explicar detalladamente
como la persecución de los intereses individuales terminan contribuyendo al bienestar
general. Para explicar lo anterior Smith utiliza el recurso imaginario de la “mano
invisible”. Smith también se encarga de desarrollar en su teoría las funciones que debe
desempeñar el Estado y como debe procurar sus ingresos.
- En Burke se observa el deseo de libertad, pero no libertad absoluta (anarquismo) sino de
libertad regulada, donde exista una armónica combinación de los intereses del gobierno
con los intereses privados.
- En Tocqueville se aclaran las diferencias y similitudes entre igualdad y libertad, es decir,
que todas las personas sean iguales ante la ley para que nadie pueda ejercer un poder
tiránico y así los hombres puedan ser del todo libres al ser todos iguales.
- En Acton se postulan las desventajas de un excesivo poder, dado que el poder corrompe
pero el poder absoluto corrompe absolutamente; además se hace una clara exposición de
que las ideas no son producto de un acontecimiento público sino que el acontecimiento
público es producto de una idea.
En general estos representantes del “liberalismo clásico” conciben el concepto de libertad
individual o personal como la ausencia de coacción arbitraria de una persona o un grupo de
personas sobre otra persona o grupo de personas. También aceptan un poder coercitivo ejercido
La imposibilidad del socialismo 72
por un Gobierno bajo la ley, es decir, que no tenga poder ilimitado sobre los individuos sino que
ejerza su control por medio de leyes de aplicación general e igualitaria entre individuos. Dos
concepciones que juegan un papel protagonista en los planteamientos de Friedrich A. Hayek.
Así como lo hizo con el término “individualismo”, Hayek se encargó de aclarar las diferencias
que existen entre la “libertad” entendida como la ausencia de coacción, con tres términos usados
constantemente por los enemigos de la libertad para sacarle provecho a la ventaja inherente que
tiene el término libertad; estos términos son:
- “Libertad política” la cual define como la simple participación de los individuos en la
elección del gobierno, el proceso de la legislación y el proceso de la administración.
- “Libertad interior” que no es más que la capacidad de los individuos para guiar sus
acciones por medio de su propia y deliberada voluntad.
- “Libertad como poder”, es en esta donde más énfasis hace Hayek por su peligrosidad, dado
que utiliza el termino libertad para justificar el poder hacer lo que se quiera.
Teniendo clara la definición de los tres tipos de “libertad” Hayek nos deja claro que “libertad”
solo hay una y es la libertad como ausencia de coacción, además advierte que cuando aparecen
estos otros tipos de libertad es porque la verdadera libertad está desapareciendo y se evidenciara
en los privilegios o exenciones que se les comience a dar a ciertos grupos e individuos.
A pesar del constante énfasis que hace Hayek sobre la libertad como ausencia de coacción, no
elude en su totalidad la coacción, es decir, acepta que debe existir un poder coercitivo, lo cual a
primera vista puede parecer contradictorio, pero deja de serlo cuando desarrolla las razones por
las cuales acepta la coerción y en qué sentido la acepta. En primera instancia afirma que es
imposible eliminar en su totalidad la coacción, puesto que el único camino para impedirla es por
medio de la misma coacción; en segunda instancia y siendo consciente que el individuo necesita
unas condiciones para desarrollar su campo de acción apoyado en una serie de reglas que le
La imposibilidad del socialismo 73
adviertan cuáles serán los resultados de sus actuaciones, acepta que el monopolio de la coacción
sea entregado al Estado, dado que este es el único que se puede encargar de proteger las esferas
privadas impidiendo la interferencia de otros individuos. Pero este monopolio de la coacción es
distinto del propuesto por el “socialismo”, puesto que es un poder coercitivo bajo la ley, lo cual
hace que la ejecución de su poder sea limitado y de igual aplicación a todos los individuos.
La concepción del hombre y de la creación de la civilización que tiene el “liberalismo clásico”
son indispensables para la construcción de las máximas políticas elaboradas por Hayek. El
“liberalismo clásico” concibe al hombre como un ser dotado de razón, pero de una razón limitada
e imperfecta, la cual va perfeccionando por medio del ensayo y error a lo largo de su proceso
evolutivo, además el hombre para el liberalismo es el producto de la sociedad, es decir, producto
de las instituciones, los hábitos, la moral, el entorno y las costumbres de su sociedad.
La civilización es considerada por el liberalismo como una creación no deliberada del hombre,
es decir, es producto de la acción humana pero no del designio humano, por lo tanto todo lo que
el hombre a creada dentro de la civilización ha sido a causa del poder creador de la civilización
libre, la cual le ha permitido al individuo utilizar todos los medios que la civilización tiene a su
disposición para satisfacer sus intereses personales y a su vez contribuir al bienestar general.
Además de lo anterior, Hayek resalta el protagonismo de la ignorancia humana en los logros
alcanzados por el hombre y advierte que desconocer a la ignorancia como artífice de la
civilización y todo lo que hay en ella, es lo que nos ha hecho aceptar el argumento del
“socialismo” que se fundamenta en que el hombre está dotado de una razón ilimitada y perfecta,
capaz de concebir y crear civilización, argumento que a su vez le ha dado el carácter mecanicista
y constructivista a la concepción que tiene el socialismo de la civilización.
El estudio epistemológico desde los fundamentos teóricos del liberalismo clásico y del
socialismo cumplió con dos funciones, en primera instancia aclaro el conjunto de ideas y hechos
La imposibilidad del socialismo 74
que constituyen cada uno de los términos utilizados por estas dos ideologías para simbolizar las
metodologías que emplean para la consecución de sus logros.
En segunda instancia la construcción de las ocho categorías epistemológicas explican las
diferencias entre el “liberalismo clásico” y el “socialismo”, y a su vez presentan las razones
epistemológicas que imposibilitan la creación del socialismo, estas razones son:
a) El paradigma metodológico racionalista del socialismo ha sido a la vez el eje central de su
argumentación y la causa de su fracaso, el exceso de confianza que le dan a la razón
humana no les permite ver las limitaciones e imperfecciones de esta, induciéndolos a una
arrogancia intelectual que los lleva a despreciar todo lo que no sea creado deliberadamente
o no sea totalmente comprensible.
b) La concepción del fenómeno económico que tiene el socialismo está severamente influido
por su método racionalista, el cual les da los fundamentos para afirmar que la economía es
una maquina creada por el hombre y por tal razón la puede modificar (constructivismo)
cada vez que lo desee y como lo desee.
c) El colectivismo como supuesto metodológico para entender el orden social es el
responsable de que los socialistas vean a la sociedad como entidades “sui generis”
independientes de los individuos que las componen.
d) La errónea concepción del hombre que tiene el socialismo es la principal causa de su
imposibilidad, presuponer al hombre dotado de atributos morales e intelectuales le ha dado
el espíritu constructivista, que acompañado del abuso de la razón que hace el socialismo,
presuponiendo que la razón está en los hombre de forma perfecta e ilimitada, los ha
conducido a afirmar que todo lo que ha creado el hombre ha sido gracias a la racionalidad
y por lo tanto, al ser este el creador de su civilización y todo lo que la compone puede
modificarla según sus intereses.
La imposibilidad del socialismo 75
e) El origen de las instituciones, la necesidad de poder coercitivo y los medios para ejercer el
poder coercitivo en el socialismo están por ende errados, esto es pues porque están
viciados por la errónea interpretación que tienen sobre las capacidades de la razón humana,
su creencia en que el hombre ha creado sus instituciones de manera deliberada y que por
gozar de plena racionalidad puede modificarlas ha dado origen al poder coercitivo
ilimitado ejercido por una mente superior, es decir, por aquel individuo que esté dotado de
una razón superior a la del resto de los individuos. Dicho poder ilimitado termina
cristalizándose en un gobierno omnipotente que en lugar de permitir hacer todo lo que no
está prohibido por las reglas generales, prohíbe hacer todo lo que no está explícitamente
permitido.
El orden espontaneo se va creando sin la necesidad de un Estado. Las personas en la búsqueda
de sus propios objetivos, se rigen por una tradición heredada y un conjunto de instituciones –
jurídicas, morales y económicas- que se crearon de manera no deliberada y que le facilitan la
consecución de estos mismos y no porque reciban mandatos e instrucciones de un poder central,
por lo tanto, se deben recomendar solo intervenciones que no interfieran con la creación
espontánea de información de los individuos.
Lejos de promulgar una anarquía, la propuesta liberal clásica de Hayek no niega que debe
haber poder coercitivo sobre los individuos, sino que debe limitarse, la única manera para lograr
disminuir la coacción del estado es por medio de un gobierno bajo la ley, donde el gobierno no
pueda ejercer ninguna tipo de coacción salvo para hacer cumplir una norma general.
Hayek acepta el Estado porque éste en ciertos casos dependiendo de la natural evolución
humana, es quien puede hacer de mejor manera la provisión de servicios como la defensa
nacional, construcción de carreteras y mantenimiento de obras públicas. El gobierno no se puede
desatender de los asuntos económicos y pueden ejercer coacción si algún individuo no está
La imposibilidad del socialismo 76
cumpliendo las reglas generales, y el único medio para ejercer este tipo de coacción es por medio
del castigo, por medio del derecho, de un sistema de justicia civil y penal.
La imposibilidad del socialismo 77
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