Download - Tema 9 el bronce final
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 1
1.- PRECISIONES TERMINOLÓGICAS Y MARCO CRONOLÓGICO
El Bronce Final es el último período de la Prehistoria y fue en toda Europa una etapa de importantes
cambios, con repercusiones en la demografía, la organización económica y las relaciones sociales:
Reactivación de todos los sectores productivos debido a las novedades tecnológicas.
Transformación de los modos de producción tradicionales.
Cambios importantes en la estructura social: en muchas zonas surgen sociedades jerarquizadas en las
que el poder lo ejercían algunos individuos pertenecientes a los grupos dominantes, denominadas
sociedades complejas.
En la Península Ibérica este cambio se ve favorecido por el despegue comercial entre las diferentes
culturas, originado por la gran producción de los talleres metalúrgicos atlánticos y la enorme actividad mercantil
desarrollada en el Mediterráneo. En el siglo X a.C. los talleres atlánticos alcanzan su máximo desarrollo y sus
producciones son imitadas y adquiridas en todo el Mediterráneo.
Es durante el Bronce Final cuando se consolida la industria del bronce, frente a las producciones de cobre,
con un notable incremento de los objetos metálicos. Se observa un empobrecimiento de la industria lítica y ósea,
reservándose los trabajos en hueso y asta para enmangues y monturas.
En términos generales se aceptan como fechas límites el 1.250 a.C. para el inicio y el 700 a.C. como fecha
de transición a la Edad del Hierro (Pág. 321).
Fachada Atlántica:
o Bronce Final Atlántico I: 1.250-1.100 a.C.
o Bronce Final Atlántico II: 1.100-940 a.C.
o Bronce Final Atlántico III: 940-750 a.C.
Fachada Mediterránea:
o Sureste:
Fase I: 1.100/1.000-850 a.C.
Fase II: 850-750 a.C.
Fase III: 800/750-700 a.C. Denominada por algunos preibérica u orientalizante, de
transición a la Edad del Hierro.
o Noreste:
Campos de Urnas antiguos o Bronce Final II: 1.300-1.100 a.C.
Campos de Urnas recientes o Bronce Final III: 1.100-650 a.C.
Meseta Norte: Se establecen tres fases teniendo en cuenta el armamento metálico:
o Bronce Final I: 1.200-1.100 a.C.
o Bronce Final II: 1.100-900 a.C.
o Bronce Final III: 900-700 a.C.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 2
2.- LA INCIDENCIA DE LOS APORTES ATLÁNTICOS, MEDITERRÁNEOS Y
CONTINENTALES SOBRE LOS INDÍGENAS
A la Península Ibérica llegan distintas corrientes socio-culturales a finales del II milenio a.C.:
1. Atlántica: Se desarrolla al oeste y norte de la Península Ibérica y procede de las Islas Británicas, Bretaña e
Irlanda. Incorporan nuevas armas y una nueva tecnología metalúrgica muy desarrollada, la del verdadero
bronce, con la aleación cobre-estaño y plomo. Se produce una renovación tecnología en la navegación:
con cascos tallados en los que las tablas se yuxtaponen y ensamblan, y cascos en “tingladillo” (las tablas
se solapan y cosen); los remos son muy rápidos y es posible que ya se usara la vela.
2. Mediterránea: Se documenta en el sureste y Andalucía, con dos características: los elementos
mediterráneos se cruzan con los que llegan desde el Atlántico y comienzan las relaciones con el Oriente
mediterráneo, preludio de la influencia fenicia y griega. Aportan cerámicas, objetos de adorno y uso
personal y tal vez la escritura.
3. Centroeuropa: Afecta a Cataluña y País Vasco por el norte, y por el sur hasta Castellón y Albacete.
Difusión de los campos de túmulos y de urnas, generalizando el rito de incineración y una metalurgia de
bronce desarrollada, con nuevos tipos de armas.
Se puede definir unas características esenciales de todos los grupos culturales de la Península Ibérica:
Gran diversidad cultural y mayor dinamismo en las relaciones regionales.
Su originalidad, debida al sustrato del Bronce Medio.
El protagonismo del litoral mediterráneo, con profundos cambios culturales desde el siglo VIII a.C.
Minorías aristocráticas que concentran el poder económico y político de comunidades tribales, que al
pasar el tiempo se consolidan en territorios buen definidos.
La amplitud y apertura de las relaciones extrapeninsulares, con las tres corrientes descritas, que producen
el cambio cultural.
3.- FACHADA ATLÁNTICA
El Bronce Atlántico es un complejo tecnológico y material, sobre todo del bronce y orfebrería, que se
extiende por las regiones marítimas del continente europeo. La difusión de ideas y la comunicación se vio
favorecida por el desarrollo de la navegación.
Atendiendo a la tipología de las armas, se establecen tres fases para esta área:
1. Bronce Final Atlántico I (1.250-1.100 a.C.): metalurgia que une tradiciones locales y productos atlánticos.
2. Bronce Final Atlántico II (1.100-940 a.C.): plena incorporación hispánica en los circuitos atlánticos.
3. Bronce Final Atlántico III (940-750 a.C.): complejo de las “espadas en lengua de carpa” en Bretaña,
marcado por un gran desarrollo de los talleres metalúrgicos y el comercio.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 3
3.1 NOROESTE Y CORNISA CANTÁBRICA Norte de Portugal y Galicia, penetrando hacia la meseta norte y zona este de Asturias y Cantabria. Es la
etapa más brillante y original de la Edad del Bronce en esta área; se definen dos facies diferentes:
1. Bronce reciente I: 1.200-900 a.C El útil característico es el hacha de talón con una anilla lateral, o de dos
anillas con nervio central; son productos de talleres locales y se exportan a otras regiones. Las de una
anilla se utilizan como verdaderas hachas y las de dos como azuelas. Suelen hallarse en escondrijos,
fuera de contexto arqueológico, algunas sin utilizar. Se acompaña de hachas de cubo tipo bretón,
escoplos, cinceles y muchas espadas, tipo estoque largo (argáricas) y más adelante pistiliformes de
empuñadura calada, de posible origen bretón.
2. Bronce reciente II: Relacionado con la llegada de gentes centroeuropeas con diferentes tipos de armas,
las espadas de hoja larga y punta de “lengua de carpa” o “gota de sebo”, con empuñaduras de lengüeta
calada y puntas de lanza, hoces lisas o con nervaduras. Se siguen fabricando las hachas con talón de una
o dos anillas laterales, puñales con empuñadura calada y calderos de cobre con remaches (irlandeses). El
estadio terminal en la evolución de este útil es el hacha de talón, desde los tipos planos del Bronce
antiguo, pasando por las de rebordes salientes y las de tope sin nervaduras, siempre intentando ahorrar
metal, ya que era un producto caro. Un avance son las hachas de cubo o tubo, con una oquedad para el
enmangue, relegadas cuando se generaliza el hierro. La orfebrería está representada por cuencos de
oro, como los del tesoro de Riantxo (La Coruña), y en menor medida por pulseras.
En el Bronce Final hubo un intenso tráfico de mercancías y personas, basado en el intercambio de
determinados elementos hacia el interior de la península, con hallazgos en escondrijos, como el de Beratón
(Soria); las influencias no sólo fueron importadas, también fueron exportadas.
3.2 EXTREMADURA Es un punto de encuentro entre las corrientes mediterránea, atlántica y centroeuropea, y difusor hacia el
interior. En los depósitos de objetos de bronce, los escondrijos de oro y el arte rupestre, está lo más
representativo de esta etapa; hay dos yacimientos esenciales:
1. La Cueva del Boquique (Cáceres), que da nombre a la cerámica de este tipo, fósil director del Bronce
Reciente y de la Edad del Hierro. En esta cerámica, la impresión e incisión se alternan de manera rítmica,
con dos motivos geométricos que les son respectivamente característicos: el punto impreso y la línea
incisa, formando bandas con series de “punto y raya”.
2. Valcorchero (Cáceres): único poblado excavado hasta ahora, asociado a una necrópolis de cistas de piedra
y ubicado en un cabezo, entre cuyos peñascos se construyeron chozas de planta circular.
La metalurgia está muy desarrollada, con hachas de diferentes tipos, puntas de lanza, escoplos, colgantes,
etc., y en la orfebrería destacan los torques de oro con decoración geométrica, cadenas de espirales y brazaletes
de ascendencia bretona.
3.3 ANDALUCÍA OCCIDENTAL Debió iniciarse hacia el siglo X a.C. y se desarrolla durante los dos siglos siguientes en las tierras bajas de
Huelva, depresión bética y zonas bajas de las estribaciones de Sierra Morena.
Aparecen cerámicas con decoración bruñida y pintada geométrica, junto con armas como las espadas
pistiliformes con empuñadura maciza, y especialmente puñales y espadas con empuñadura calada y punta de
“lengua de carpa”. Se encuentran depósitos de armas en aguas, religión sin representaciones de divinidades,
metalurgia de tipo atlántico y un posible lenguaje de origen indoeuropeo no céltico.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 4
La cerámica ofrece vasos con carena muy marcada y decorados con surcos, botellas con gallones en relieve,
cuencos, ollas de fondo plano, etc. El metal al principio es escaso y aumenta con los influjos atlánticos,
apareciendo puñales cortos con remaches, hachas planas con rebordes y al final, espadas de “lengua de carpa” y
lengüeta calada. En oro hay grandes torques y brazaletes.
3.4 METALURGIA La metalurgia del bronce convierte a las regiones peninsulares productoras de cobre y estaño en las
principales abastecedoras de materias primas para territorios como Francia, Islas británicas y Centroeuropa.
En la fachada atlántica se han encontrado gran cantidad de objetos metálicos, pero la mayoría no están
asociados con los grupos humanos que los utilizaron.
Aparecen una gran variedad de armas: espadas de carpa, lanzas, hachas de diversos tipos y otros útiles
realizados con aleaciones de cobre, estaño y plomo, introducidos como productos de trueque por materias
primas, y más adelante sirvieron de prototipo en los talleres peninsulares. La mayoría de las comunidades
fabricaron sus instrumentos sin necesidad de acudir a especialistas, aunque hay también algunos centros cuya
producción rebasa el marco del autoabastecimiento.
Existieron dos centros de producción metalúrgica importantes en el estuario del Tinto-Odiel (Huelva) y al
norte del Tajo en Portugal. Se relacionaban entre sí e intercambiaban sus productos con otras regiones
peninsulares, Mediterráneo central-oriental y el suroeste francés. En la ría de Huelva, fechado en la primera
mitad del siglo IX a.C., apareció una metalurgia compuesta de centenares de piezas, destacando espadas de
lengua de carpa y punta, regatones de lanza, puñales, fíbulas de codo y un casco de cresta (Pág. 328, 329 y 330).
En el centro y norte de Portugal se inicia la actividad hacia fines del siglo IX a.C., estando en plena
producción en la primera mitad del siglo VI a.C., cuando se difundieron las producciones más representativas: los
asadores articulados y las lanzas y espadas con pomo rematado en botón.
En Extremadura y centro-norte de Portugal se han encontrado hallazgos de oro, piezas sueltas o conjuntos
que pueden llegar a pesar varios kilos. Algunas veces se escondían tesoros en un hoyo o dentro de un recipiente
que se enterró en el suelo. Entre los objetos de adorno personal destacan los torques, de uno, dos y hasta tres
aros soldados, decorados con motivos geométricos incisos, brazaletes cilíndricos decorados con molduras,
calados y púas talladas cuidadosamente a cincel.
A través de las relaciones de intercambio debieron llegar nuevos cultivos e innovaciones técnicas para el
laboreo de la tierra: la substitución de la azada por el arado tirado por animales o el empleo del abono y otras
técnicas de fertilización del suelo, que permitieron incrementar la producción y mantener un mayor volumen de
población en los asentamientos permanentes.
En Asturias y Galicia se talaron grandes extensiones de bosque con el fin de ampliar tanto los pastizales
como los terrenos de cultivo. Aunque no se tiene constancia, es posible que se aplicara al trabajo del campo el
nuevo instrumental metálico.
3.5 CERÁMICA Se generalizan algunas técnicas para el acabado y la decoración de las vasijas (bruñido y decoración
geométrica), dando preferencia a las formas abiertas de perfiles carenados.
Entre Miño y el Duero, se realiza cerámica a mano de tradición campaniforme, con decoración incisa. En la
mayoría de poblados de Andalucía occidental se encuentran cerámicas de tipo doméstico, decoradas en el
interior con motivos geométricos y con las superficies bruñidas. También son características del Bronce Final las
cerámicas decoradas con motivos geométricos, con la superficie pintada en rojo, de grandes dimensiones y de
tipología variada: vasos cerrados, cuencos, cazuelas y soportes.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 5
3.6 ASENTAMIENTOS El desconocimiento de los rasgos culturales propios de las poblaciones más antiguas, nos impide saber qué
relaciones existían entre los grupos del final de la Edad del Bronce.
Las comunidades se establecieron sobre lugares estratégicos económicamente hablando, en las áreas de
captación de recursos o próximas a las vías de comunicación.
En el territorio portugués se evidencia la existencia de un sistema de poblamiento jerarquizado, en el que
las aldeas situadas en lugares elevados, favorece su defensa, y son ideales para el acceso a los recursos
diversificados y complementarios.
Se conocen también pequeños núcleos de población instalados en terreno llano o suaves colinas, tierras
aptas para su aprovechamiento agrícola.
A partir del siglo IX a.C. en el Bajo Guadalquivir tiene lugar un auténtico auge poblacional del que no
sabemos su naturaleza.
En la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel (Huelva), surgió alrededor del siglo IX a.C. un poblado de
cabañas circulares construidas con materiales perecederos, que tuvo una importante participación en los
intercambios comerciales entre la fachada atlántica y el Mediterráneo. Se supone que en el poblado se procedía
a la transformación del mineral de cobre que se extraía en la cuenca minera de Riotinto. También existían otros
asentamientos más pequeños especializados en otros aspectos de la producción minero-metalúrgica.
Varias de estas comunidades del Bronce Final fueron el origen de poblaciones actuales como Lebrija, Coria
del Río o Córdoba.
3.7 ENTERRAMIENTOS Poco se sabe de las prácticas funerarias de los momentos finales del Bronce, es muy probable que siguieran
las pautas de los últimos siglos del II milenio, en fosas, cistas, etc. Tal vez se generalizó la costumbre de la
exposición de los cadáveres al aire libre, lo que explicaría la carencia de restos para investigar. A partir del siglo
VIII a.C., mediante el contacto con los fenicios, existen evidencias de lugares de enterramientos.
Esta ausencia de manifestaciones funerarias hace pensar que debieron existir prácticas mortuorias
diferentes a las convencionales, como arrojar los muertos a las aguas. Las numerosas espadas recuperadas del
fondo de los ríos, podrían ser el equipo para el más allá de varones poderosos. Esta hipótesis se basa en que al
lado de las armas extraídas en ríos de la fachada atlántica europea, aparecen cráneos humanos. Así, el conjunto
de espadas, lanzas y fíbulas de codo, de la Ría de Huelva, se puede considerar como un gran depósito funerario
del siglo IX a.C.
En el Bronce Final los únicos enterramientos que se conocen en toda la fachada atlántica están en el
suroeste de Portugal, en la región del Alentejo, en donde continuaban las tradiciones de principios del II milenio
a.C., enterrándose en pequeñas cistas, rectangulares o cuadradas. En algunas tumbas cubiertas con lajas de
esquisto, se esculpieron además de signos de difícil interpretación, símbolos religiosos, un repertorio variado de
armas y otros instrumentos metálicos: espadas, hachas, alabardas, puñales, cinceles, etc. Fechándose en la
última etapa del Bronce Final.
Las estelas decoradas son características del Suroeste. Se trata de grandes lajas planas, de piedra,
decoradas con grabados en los que se representan guerreros con sus armas, carros y objetos personales, a las que
se le ha dado un significado funerario, ritual, social y simbólico de heroización de personajes relevantes (Pág.
335). Estas estelas normalmente aparecen fuera de contexto arqueológico, por lo que resulta difícil asociarlas a
un tipo determinado de hábitat, y se les atribuye la cronología a través de la tipología de los objetos
representados: espadas del Bronce Final atlántico, escudos con escotadura en V, de tipo tartésico, lanzas, fíbulas,
peines y espejos. En pocos casos se ha podido relacionar la estela a una tumba, un ejemplo es la roca en Solana
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 6
de las Cabañas (Cáceres). La mayor parte se concentran en Extremadura y el Alentejo y suelen fecharse entre
1.100 y 800 a.C. (Pág. 336 y 337).
3.8 ESTRUCTURA SOCIAL El desarrollo de las actividades de intercambio provocó la acumulación de poder en pocas manos y acentuó
las desigualdades, tanto en el interior de cada grupo social como entre las distintas comunidades. No existe un
único criterio para explicar las causas que propiciaron dicho proceso. Para algunos fue la metalurgia el motor de
los cambios económicos y sociales, complementado con el comercio y las redes de intercambio por parte de las
élites, distribuyendo objetos de prestigio. Otros apuntan hacia el desequilibrio medioambiental y el crecimiento
demográfico como causas del cambio cultural. Para los últimos, los cambios se produjeron por la mejora
generalizada de la producción agropecuaria y el desarrollo de la metalurgia, que propiciaron un crecimiento
económico.
Considerar las armas y joyas ostentosas como símbolos de poder y riqueza, hace suponer que a fines de la
Edad del Bronce, en la mayoría de la fachada atlántica peninsular, se implantó una organización política compleja,
equiparable a las jefaturas, reforzando los jefes su papel privilegiado mediante la acumulación de bienes de
prestigio, que acentuaba más las desigualdades entre la población.
El control de las fuentes de recursos y de las redes de intercambio y distribución de materias primas y
bienes que consolidaban este poder, y el libre tránsito de las mismas, estaba garantizado por pactos entre jefes y
el intercambio de regalos. Muchas alianzas se aseguran mediante matrimonios. Quizá los torques de oro
pudieron formar parte de las transacciones matrimoniales, como dote de la novia. En una sociedad de jefaturas,
el jefe puede consolidar su poder por diferentes causas, pero para mantener el dominio a largo plazo debe
apoyarse en una élite o un grupo de guerreros.
El estudio de los objetos metálicos encontrados en la Península a partir del Calcolítico, permite asegurar
que el desarrollo inicial de la metalurgia del cobre y del bronce está relacionado con la fabricación de objetos
valiosos, principalmente adornos y armas. Su carácter lujoso hace que sean exclusivos de una parte de la
comunidad. También pudieron ser usados como moneda de cambio para la obtención de otros bienes de
prestigio tales como el ámbar o el marfil, ganado y quizá personas.
En la Edad del Bronce se asiste al crecimiento del poder de las armas, propiciado por las desigualdades
sociales y la competitividad que surgió entre las comunidades por el control y defensa de los recursos
económicos. Aparecieron conflictos y surgió la necesidad de defensa y protección por parte de grupos de poder.
La rapiña y la guerra se convirtieron en algo habitual para obtener beneficios rápidos, así como fuerza de trabajo
adicional, mediante la captura de esclavos.
A partir del III milenio a.C. está ya esbozada la figura del guerrero occidental, a medio camino entre el
cazador y el luchador. En una sociedad que compite por el control de los recursos económicos, los
enfrentamientos serían una forma de obtener prestigio y poder.
En el Bronce el guerrero se convierte en una figura aceptada socialmente, poseedora de un status elevado,
relacionado con las jerarquías.
Fruto de la generalización del armamento será la creación de una panoplia ofensiva y defensiva formada
por objetos tales como escudos, petos de cuero, lanzas o cascos. Con el hierro se perfeccionarán y ampliarán los
modelos, que permanecerán sin grandes cambios hasta la llegada de la ballesta y las armas de fuego.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 7
4.- SURESTE Y LEVANTE
Este período está caracterizado por la llegada en el Nordeste de los grupos indoeuropeos de los Campos de
Túmulos y Urnas, mientras que Levante y Sudeste reciben influencias de la Meseta y Andalucía occidental, que se
convierte ahora en un área difusora.
4.1 PERIODIZACIÓN Se ha estructurado en tres fases:
Bronce Final I (1.100-850 a.C.): continúa la introducción de elementos meseteños de Cogotas I, de los
Campos de Urnas del noreste e influencias del Bronce Atlántico, debido a las relaciones comerciales. En
metal destacan los alfileres de cabeza enrollada.
Bronce Final II (850-750 a.C.): desaparecen los materiales de Cogotas I y se elaboran vasos con decoración
pintada a mano, bicromos o monocromos. Aparecen cerámicas bruñidas. Destacan espadas de lengüeta
calada y hoja pistiliforme, con hoja en forma de lengua de carpa o con empuñadura de lengüeta estrecha
con cruceta.
Bronce Final III (800/750-700 a.C.): fase paralela al período orientalizante en el sur andaluz y momento
previo a la aparición del mundo ibérico.
4.2 ASENTAMIENTOS Es la región peninsular mejor conocida después de la Meseta en la etapa del Bronce Final. El urbanismo se
caracteriza por estar compuesto de verdaderas viviendas, no estructuras adosadas, de planta circular u oval, con
zócalos de piedra y alzados de tapial, adobe y ramajes, generalmente enlucidos, y con columnas que sustentan el
techo. Los materiales son cada vez menos consistentes, se abandona la mayoritaria utilización de la piedra
(cultura argárica), sustituyéndose por muros de adobes, tapial y ramajes.
Aquí se documenta una etapa denominada Bronce Tardío, que no es argárico pero se apoya en ella. Ofrece
dos tipos de asentamientos:
1. Unos en que perdura el viejo sustrato argárico, con poblados como Fuente Álamo (Murcia).
2. Otros promovidos por gentes de la Meseta, de la cultura de Cogotas I. En la Cuesta del Negro (Granada),
se ocupó entre el siglo XIII y finales del X a.C., un cerro abandonado por una comunidad argárica,
construyendo sobre los restos, modestas cabañas de barro y ramas con zócalos de piedra y hogar en el
centro.
Un poblado destacado en esta zona es Peña Negra (Alicante), fundado en el siglo IX a.C. y vinculado al
comercio del metal entre las costas atlánticas y el Mediterráneo. También debió de ser por su situación un nudo
clave de comunicación hacia las rutas ganaderas del interior, así como para la obtención de sal. Se ha
desenterrado una cabaña con un horno de fundición, en cuyo exterior, amontonados junto a las paredes, se
encontraron escorias y mazas para triturar mineral, numerosos fragmentos de moldes de piedra y arcilla para
fabricar espadas, lanzas, hachas, agujas y abundantes restos de objetos metálicos (Pág. 342). No es casual que el
hierro apareciera por primera vez en estos centros minero-metalúrgicos.
4.3 ENTERRAMIENTOS Existen pocos datos sobre sus costumbres funerarias, y es posible que se introdujera la incineración en un
momento avanzado del Bronce Final.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 8
4.4 CULTURA MATERIAL La economía es agrícola de regadío, con ganadería de ovejas y cabras, caza y pesca a pequeña escala. Hay
industria textil.
Es de destacar la orfebrería, quizá con fines comerciales. Destaca el tesoro de Villena (Alicante), conjunto
escondido en la primera mitad del siglo IX a.C., del que forman parte además de brazaletes, cuencos con
decoraciones en relieve y embutidas, botellas de oro y plata, láminas de oro caladas y algunos elementos de
hierro, que se utilizó como un metal noble más (Pág. 343).
En instrumentos, los materiales más comunes son puntas de flecha y punzones de hueso, dientes de hoz de
sílex y molederas de piedra pulimentada, brazaletes de piedra y pesas de telar.
La cerámica ofrece cuencos, vasos ovoides, cazuelas troncocónicas, botellas y vasos con fondos planos. Las
hay de diversos tipos, destacando el tipo Cogotas (excisa y de Boquique), testimoniando la expansión de las
gentes meseteñas por esta zona.
5.- NORESTE. CAMPOS DE URNAS
Al final de la Edad del Bronce en la región de Cataluña, Valle del Ebro y norte de Valencia, existían grupos
de ascendencia centroeuropea, que difundieron nuevas formas de vida y nuevas creencias, relacionadas con el
mundo de ultratumba, diferentes de las poblaciones autóctonas. Éstos quemaban los cadáveres y depositaban
sus restos en urnas de cerámica que enterraban en cementerios comunitarios, auténticos Campos de Urnas, que
ha dado nombre a este grupo cultural.
Cronología:
Campos de Urnas antiguos: 1.100-900 a.C.
Campos de Urnas recientes: 900-700 a.C.
Campos de Urnas de la Edad del Hierro: 700-500 a.C.
5.1 ORÍGENES Se desconocen las causas que dieron lugar a la dispersión de las gentes de los Campos de Urnas por gran
parte de Europa. A lo largo del tiempo fueron cruzando los Pirineos pequeños grupos cuyo destino eran las
tierras del Languedoc y Rosellón, llegando a Cataluña y desde allí al resto.
Los distintos grupos de Campos de Urnas, desarrollan unos rasgos específicos en cada zona, que permiten
diferenciar hasta siete círculos.
Tanto sus costumbres funerarias, como el uso de cerámicas decoradas con motivos acanalados sobre vasos
bicónicos de borde convexo, distinguen a estos inmigrantes. Tienen una primera etapa en la alfarería que
evoluciona por tendencias que adoptan al otro lado de los Pirineos, a partir del 900 a.C., los Campos de Urnas
peninsulares inician una evolución propia.
Respecto al substrato local, se tiene poca información. En las montañas, donde el pastoreo era su medio
de vida, se han documentado hábitats y enterramientos de inhumación colectiva en cuevas. El hallazgo de
cerámicas acanaladas en algunas cuevas de Cataluña y en algunos poblados al aire libre con tradiciones del
Bronce Medio, prueban que pronto se establecen contactos entre extranjeros e indígenas.
La rápida propagación y asimilación de la cultura de Campos de Urnas, hace pensar que las comunidades
indígenas fueron absorbidas. Las gentes de los Campos de Urnas acabaron hablando ibérico, lo que indica que a
su vez sufrieron un proceso de iberización lingüística, pero lograron imponer su organización económica, sus
costumbres funerarias y su utillaje doméstico. Desde comienzos del I milenio a.C. resulta difícil distinguir cada
uno de los grupos étnicos, debido a que sus registros arqueológicos son muy similares.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 9
5.2 ACTIVIDAD ECONÓMICA Son comunidades de no más de 50 ó 60 individuos y se sabe poco de su estructura socioeconómica. Eran
campesinos dedicados al pastoreo y la agricultura, y producían lo necesario para autoabastecerse. En los valles
del Ebro y el Segre se cultivan cereales y en las montañas se dedican al pastoreo, de cabras y ovejas. Se hacían
intercambios con otros grupos para adquirir instrumentos metálicos y de bronce.
Son sociedades tribales gobernadas por vínculos de parentesco, sin que existieran desigualdades
significativas entre los diferentes miembros.
5.3 ASENTAMIENTOS Tenemos pocos restos de la presencia de las gentes de Campos de Urnas en la Península Ibérica, debido a
que no permanecían mucho tiempo en el mismo lugar, y sus cabañas estaban hechas con materiales perecederos.
Un grupo de pastores se estableció entre 1.100 y 900 a.C. en el Ampurdán (Gerona). Habitaban cabañas
hechas con troncos y ramas, con hogar dentro, cultivaban trigo y cebada además de criar bóvidos, cerdos y
ovicápridos, cazaban, pescaban y recogían en la costa moluscos.
En las tierras fértiles de la llanura costera sí debieron de existir poblados o aldeas estables, dedicados a la
agricultura.
5.4 ENTERRAMIENTOS Los rituales funerarios en esta etapa son bastante desconocidos, tal vez se practicara la inhumación en
cuevas, monumentos colectivos megalíticos o incluso en alguna de carácter individual; así lo evidencia la
necrópolis de Los Castellets en Mequineza, Zaragoza.
A partir del siglo X a.C. en el valle del Segre y el Bajo Aragón, las prácticas funerarias cambian, no el ritual de
tratamiento del cadáver, sino en la estructura de la tumba. Eran enterramientos en urna donde los restos
quemados, se tapaban con un plato invertido o con una piedra plana, y se introducían en un hoyo que se cubría
con un túmulo de piedras y tierra; es probable que en el exterior una estela de madera o una piedra señalaba el
lugar. No era costumbre poner ajuar en las tumbas, aunque en algunas se ha encontrado vasos pequeños de
cerámica que pudieron contener ofrendas. Los túmulos solían emplazarse sobre colinas visibles desde los
poblados (Pág. 247).
5.5 EXPANSIÓN TERRITORIAL En los Campos de Urnas se produce un gran crecimiento demográfico a partir del siglo X a.C. En Valencia se
localizan cerámicas acanaladas, pero se interpreta como resultado de contactos ocasionales, en cambio en
Alicante sí se ha evidenciado pequeños grupos de Campos de Urnas.
En el sur de Cataluña las aldeas se construían sobre cerros elevados y con buena visibilidad. Las viviendas
eran de planta rectangular, tapial o adobe y con techo sostenido por postes de madera, con el hogar en el centro
o en una esquina, como en La Pedrera (Lérida).
En el valle medio del Ebro el poblado más representativo es el de Cortes de Navarra. En la llanura alavesa
se han documentado asentamientos tanto en llano como en cerros de fácil defensa.
6.- MESETA
La meseta es la zona mejor conocida debido al estudio y localización de una serie de asentamientos que, al
no ser reocupados, se conservaron y proporcionaron datos de gran interés.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 10
6.1 MESETA SUR Esta zona recibió influencias del Bronce atlántico y de Cogotas I. Existen los poblados denominados
“fondos de cabaña” con pocos metales, que evidencian una continuidad con épocas anteriores. Horizontes:
Pantoja (yacimiento epónimo de Toledo): datado antes del 1.000 a.C. y paralelizable a Boquique.
Ecce Homo (yacimiento cerca de Alcalá de Henares): desde el 1.000 a.C., con cuchillos, láminas de sílex y
molederas; hay cerámicas lisas, incisas tipo campaniforme, excisas, de Boquique, pellizcadas y pintadas.
Se documenta una importante actividad agrícola, con ganadería y caza como complemento.
6.2 MESETA NORTE Basándonos en el armamento metálico, se establecen tres fases cronológicas:
Bronce Final I (1.200-1.100 a.C.): el depósito de Valdevimbre (León) refleja la síntesis de las corrientes
autóctona y extranjera.
Bronce Final II (1.100-900 a.C.): armamento enriquecido por las novedades del desarrollo de los Campos
de Urnas, y queda plasmado en las espadas de hoja pistiliforme. Ahora la Meseta se incorpora a la órbita
económica de la zona atlántica. Aparecen las hachas de apéndices laterales (originarias de Oriente
Medio), difundidas a partir del año 1.000 a.C. hacia el sur de la Península. De finales de esta época
destaca el depósito burgalés de Huerta de Arriba, fechado en torno al 900 a.C. o el depósito de Sansueña
(Zamora, pág. 350).
Bronce Final III (900-700 a.C.): Las espadas de hoja pistiliforme son sustituidas por las de punta de “lengua
de carpa”, fósil director de esta fase.
La Edad del Bronce en la Meseta finaliza cuando llega la metalurgia del hierro, a partir del 700 a.C.
6.3 COGOTAS I Aunque el Bronce Final se inicia en la Meseta hacia el 1.200 a.C., este horizonte, que toma su nombre del
yacimiento epónimo de Ávila, parece iniciarse antes, con centro principal en la cuenca del Duero y penetración de
sus materiales en contextos peninsulares de Andalucía, Levante y Norte. Se caracteriza por sus cerámicas
elaboradas a mano, con decoraciones incisas, de Boquique y excisas, pudiendo tener antecedentes en el
Campaniforme Ciempozuelos la fase inicial de Proto-Cogotas. (Pág. 351 y 352).
6.3.1 Asentamientos
Se documentan diferentes formas de asentamientos: unos en alto dominando el entrono; otros en
lugares de ocupación prolongada anterior; y los más habituales están en las terrazas de las cuencas medias y
finales de los ríos.
En Cogotas I su urbanismo se caracteriza por establecimientos formados por agrupaciones de cabañas,
posiblemente circulares, construidas con materiales perecederos, y junto a éstas e incluso en su interior, se abren
hoyos o fosas de uno a dos metros de diámetro de boca, con funciones diversas: almacenamiento de productos
agrícolas, tumbas o depósitos votivos.
Las gentes de Cogotas I (1.300-900 a.C.) se desplazan por toda la Península, demostrado por la dispersión
de sus cerámicas, que se encuentran desde el sur del País Vasco a Andalucía, del norte de Portugal al valle del
Ebro y desde la sierra de Teruel al valle del Vinalopó (Alicante).
6.3.2 Enterramientos
Estos grupos limitan sus manifestaciones funerarias a unos pocos enterramientos individuales y a lo sumo,
dobles o triples. Estos se hacen en el interior de alguna de las fosas que se abren dentro de las cabañas del
poblado, pudiendo ser unos privilegiados. La mayoría fueron colocados en lugares de enterramientos
tradicionales, como cuevas o dólmenes.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 11
Uno de los yacimientos que más documentación aporta es el de San Román de la Hornija (Valladolid). Se
encontraron tres individuos inhumados con las piernas replegadas. Uno de ellos sostenía en las manos un
pequeño lingote de bronce, y sobre su cabeza, un conejo como ofrenda; otro llevaba un arete de bronce en una
oreja. El hoyo estaba sellado por un enlosado de piedras y se rellenó de tierra mezclada con ceniza y fragmentos
de cerámicas, con formas y decoraciones de este grupo cultural. En el relleno se encontró una fíbula de codo,
igual a las del depósito de la Ría de Huelva.
6.3.3 Actividades económicas
Se supone que la principal actividad económica de las gentes de Cogotas I era la ganadería trashumante
por:
La alta densidad de pequeños y pocos duraderos asentamientos en parajes muy próximos.
La debilidad de las estructuras de habitación.
La coincidencia de los emplazamientos con cañadas o terrenos de pasto.
La abundancia de restos faunísticos en algunos yacimientos.
La difusión de las cerámicas puede que sea por la necesidad de estas gentes, de buscar pastos para el
ganado en otras tierras. Se intercambiaban cerámica entre las comunidades por bienes o servicios. Esta cerámica
se caracteriza por su buena factura, uniformidad de formas: cuencos de cuerpo troncocónico, fuentes de carenas
altas, vasos globulares, todo con base plana y estrecha, con decoración excisa, incisa, puntillado, impresión y de
bobuique, recubriendo la mayoría del vaso con un estilo geométrico en el que se combinan zigzags, triángulos,
ajedrezados y guirnaldas (Pág. 354).
La necesidad de proveerse de sal para la alimentación, conservación de la carne y aprovechamiento de las
pieles, podría ser la causa de los contactos con la costa, lo que explicaría la colección de fíbulas de codo halladas
en la meseta.
También se debió practicar una agricultura itinerante, de rozas. Los recursos agrarios como principal
fuente económica aparecen claramente en Moncín (Borja), en el que se han excavado silos con capacidad para
guardar dos toneladas de trigo, encontrándose abundantes piezas de piedra, hojas de hoz y molinos para la siega
y transformación del grano.
La organización del los asentamientos situados en cerros altos y bien defendidos, parece más compleja. Da
la impresión de que éstos tienen que ver con el comercio, que estimuló la aparición de centros de población en
las principales vías de paso, como en Cancho Enamorado (Salamanca), que domina desde un lugar inaccesible, un
camino que comunica el suroeste peninsular con la Meseta Norte. Algunos autores piensan que por este camino
llegaron a partir del siglo X a.C., elementos atlánticos: hachas, puñales, fíbulas; y más tarde los primeros útiles de
hierro conocidos en la Meseta.
7.- BALEARES
El Bronce Final en las islas baleares está representado por la cultura Talayótica I, incluso parte del
Talayótico II. Abarca desde el siglo XIV al VIII a.C., y se caracteriza por la aparición de los talayots y otras
construcciones complejas, el abandono de las cuevas a favor de asentamientos al aire libre, la concentración de
población y una mayor complejidad en la economía agrícola y ganadera.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 12
7.1 ARQUITECTURA Los talayots son torres construidas con técnicas ciclópeas, de planta circular, oval o cuadrada, con alzados
de mampostería en forma troncocónica o troncopiramidal. La parte inferior es maciza y algunas presentan una
cámara circular o cuadrada, con corredor y puerta de acceso por medio de una rampa o de corredor. Un
elemento básico es la columna central, formada por tambores de piedra que amplía diámetro a la vez que altura;
las cubiertas serían de lajas de piedra, aunque se conoce el uso de vigas de madera como en Sant Agustí
(Menorca).
Se cree que son estructuras jerarquizadas de carácter militar. Suelen aparecen aislados, en conjunto,
dentro de un poblado o formando parte de la muralla.
Poblados
Aunque perviven algunas navetas de habitación de Mallorca, ahora dominan los poblados. Suelen ser de
planta circular o paracircular, alzándose tanto en terrenos elevados como en llanuras o pequeñas laderas; no
existe un urbanismo, las viviendas se distribuyen irregularmente respetando un talayot central, al que se añaden
construcciones o habitaciones distribuidas a lo largo de un eje central. La mayoría de poblados están limitados
por una muralla con puerta adintelada sobre dos jambas, aunque no hay fortificaciones en los accesos. Las casas
son rectangulares, circulares o radiales, y a veces, se sujeta el techo mediante columnas. En Menorca destacan
las casas circulares o poligonales, con patio cuadrado interior, hogar y diversas habitaciones (Torre d’en Gaumés)
Las salas hipóstilas son exclusivas de Menorca y ocupan un lugar central dentro de algunos poblados. Se
trata de estructuras semisubterráneas, de planta alargada, a las que se accede por una puerta adintelada o un
corredor. El espacio interior se compartimenta a base de columnas que sostienen la techumbre de lajas de
piedra. También podía estar cubierta por un túmulo de tierra, como en Torralba d’en Salort (Pág. 357 y 358). Se
las interpreta como viviendas relevantes, pero se ha confirmado en Torralba que se trataba de un almacén, que
en su fase final albergó numerosas ánforas.
Las taulas son construcciones más sencillas; constan de una piedra vertical apoyada en el suelo y otra
horizontal sobre ella, y se discute si fueron lugares sacros. Alzada en el interior de un recinto, frente a la puerta
de acceso abierta en el centro de la fachada principal, suelen estar orientadas entre sur-sudeste y sur-sudoeste.
Las navetas de Menorca, en contra de las de Mallorca que se utilizaron como viviendas en época
pretalayótica, son construcciones funerarias en forma de nave invertida, con la fachada plana, en la que se abre la
puerta de acceso que da a un corredor que comunica con la cámara. Algunas tenían dos pisos y la cubierta era de
lajas planas. Generalmente están situadas lejos de los asentamientos. La más conocida es la de Els-Tudons,
donde se localizaron en su parte inferior expoliada, más de un centenar de inhumaciones (Pág. 358).
Progresivamente estos enterramientos fueron desapareciendo y reemplazados por hipogeos, enterramientos en
cuevas tapadas con muros, cremaciones y tumbas con cal de época más tardía.
7.2 METALURGIA, CERÁMICA Y PIEDRA Desde el comienzo de esta cultura, existe un gran dominio de las técnicas metalúrgicas, localizándose un
gran número de moldes de fundición, que demuestra un comercio exterior, ya que las islas tienen pocos
yacimientos mineros.
Se han encontrado espadas de bronce, de hoja ancha, algunas con nervio marcado y empuñadura maciza,
elemento clásico de la metalurgia balear; también se conocen hachas de cubo, de talón y anillas y de apéndices
laterales, como en Can Mariano Gallet (Pág. 358). Además de escoplos, puntas de flecha triangulares con
pedúndulo y puntas de lanza con enmangue tubular.
La cerámica está realizada a mano, de pasta de calidad mediocre y de color negruzco. Suelen ser ollas,
vasos troncocónicos, platos y copas.
TEMA 9: EL BRONCE FINAL (PÁG. 319)
RESUMEN REALIZADO POR SILVIA PÉREZ VÁZQUEZ CURSO 2012/2013 Página 13
La piedra es el material más abundante. Son frecuentes percutores y alisadores, además de molinos de
vaivén, lo que indica un importante cultivo de cereales. Los molinos mallorquines suelen ser aplanados y los
menorquines más voluminosos y pesados, realizados con arcillas rojas del norte de la isla, lo que indica la
existencia de rutas terrestres para su transporte.