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Por Hector Berlioz

Prefacio B lB partitura

" EI género de esta obra sin duda no semalinterpretará. Aunque las voces seusen frecuentemente no es ni una ópe­ra en concierto ni una cantata, sino unasinfonra con coros. Si el canto figuracasi desde el principio es con el fin depreparar el espfrítu del auditorio paraaquellas escenas en donde los senti ­mientos y las pasiones deben ser ex­presados por la orquesta. Otro propó­sito es el de introducir poco a poco enel desarrollo musical a las masas cora­les ya que su aparición demasiado sú­bita hubiera dañado la unidad de lacomposición. Asr, el prólogo, como elprólogo en el drama de Shakespearemismo, usa un coro para explicar la ac-

emanciparla de la estrechez de los ritmos,de las formas y de las reglas tradicionalesen que está encerrada y sobre todo eman­ciparla de la dominación de la palabra .

Sarlioz escribe a la princesa de Wittges-tein el 12 de agosto de 1856: "Soy parti­dario de la música libre. sr, libre y altiva,soberana y conquistadora; quiero que todolo dom ine, que todo lo asimile, que noexistan más para ella Alpes y Pirineos ;pero para sus conquistas tiene que com -batir en persona y no por medio de sus lu­gartenientes. Admito que tenga , si es po­sible, buenos versos en Irnea de batalla,pero es necesario que ella misma vaya ala Unea de fuego como Napoleón, que lu­che en la primera ((nea de la falange comoAlejandro. Estan poderosa que en más deun caso vencería sola, y tiene mil vecesel derecho de exclamar como Medea: IVOsola, y es bastantel"

Para Berlioz se trata, pues, de acrecen­tar siempre el poder expresivo de la músi ­ca pura. Berlioz, el revolucionario, llega ala sinfonra dramática cuyo modelo insupe­rada sigue siendo hasta hoy Romeo y Ju­liets. ·Cuando dirigió su estreno en el Con­servatorio de Paris el 24 de noviembre de1839, se encontraba en la audienc ia unjoven compos itor de 26 años, RichardWagner, para quien la sinfonra dramáticade Berlioz fue " la revelación de un nuevomundo musical " ,

La sinfonra dramática y descriptiva deBerlioz desató una gran polémica. l Cómohubieran podido comprender la evoluciónmusical más audaz del siglo XIX? Nadiemejor que el compositor, con sus proplas -

. palabras, en su célebre Prefacio. para i1us­

. tramos sobre su obra.

Discos

Por Rafael Madrid

UNA OBRAREVOLUCIONARIA

H ector Berlioz nació en la COte-Saint­André, un pueblito montañoso cerca deGrenoble, el 11 de diciembre de 1803.Cuando nació. Haydn pasaba de los 60a ños, Beethoven tenía casi 33, Rossini 11y Sch ubert seis. Dest inado a convertirseen la figura musical más grande en el mo­vimiento románti co francés, Berlioz se re­locionó en Par ís con Liszt, Chopín, Dela­crolx, Victor Hugo , Balzac, Dumas y Gau­t ie r, y pronto llegó a ser uno de los máspoderosos genios musicales que jamás ha­yan existido, puesto al servicio del más dé­bil de los caracteres. En ese cuerpo demontal\é s robusto seco y sufrido. habita­ba un alma ardiente y débil, cuyo senti­miento más fuerte. constante y obsesivofue una enfermiza avidez de ternura: "Lainexorable sed de temura que me mata".. ." la mús ica y el amor son las dos alas delalma" , escr ibe en sus Memorias. Amar,ser amado. Por ese sólo hecho darfa todoel resto . Pero su amor es el de un adoles­cente, incapaz de verse a sr mismo . Care­ce de la energra y lúc ida pasión del hom­bre enseñado por la vida, que juzga al ob­jeto de su amor sin ilusiones, con susdefectos y hasta con sus vicios, amándo-lo por lo que es.

Es cur ioso observar cómo este hombreQue vivió una vida tan libre, con tantasaventuras. expresó siempre la pasión cas­tamente. ¡Qué pureza virginal en sus in­mortales páginas de amor, los dúos de Lostroyanos o la Noche serena de Romeo yJulieta/

El apogeo del genio de Berlioz es a los35 años, con el Requiem y Romeo... Sonéstas las dos obras capitales de su vida,dos obras que pueden suscitar los juiciosmás opuestos. pero ambas abren al artedos amplios caminos nuevos que consti­tuyen la vra triunfal de la revolución queBerlioz inicia en la música . Se trata de

oe.Ií tre

fuentes entabla el " legato" en favor deloficio que ejerce.

En contr posición a \o s I\al do porM tiano Azuela, Quien desde 1908 refu­taba la existencia de la critica liter tia me­xicana; de cara al respaldo que a sta opi­nión confieren, entr e otros. Monterde yZaid - negando con ello su prop a d atra­za exeg' tica - y de fren te al ju clo radicaldaReÑ Avilés Fabila en el sentido de que" en M'xico nadie puede suponer que haycrftlca literaria, a meno Que a un m n­tecato o un chovini ta recalcitr nt " . Tre­jo Fuentes o tiene Que la neg clón s s­temét ica de la crítl c " d riva n un

erróneo concepto 9 n r izador dond 1m·

peran la abstr eccion s, I sub t lvid d.101 juic io y conclu ion s priorist lco ."

Es cl 1'10 , reconoce, I crftlca /Iterariaen Mbico as un nt id d qu no e capaa vlclos como I Improvlsacl6n, el amlgu •mo, I f It de obj tivid d, la adul c ón Vla def nsa d int r I gru ro. porencima d 6stos, I I bor anallt ca h Idog nando t rt no I aurn r c da z dem n ra m6 prol alon I y con t nte porquien , nt QU " fr neot redOf mer ocenarios" o almpl I I vent. " et , na/l·zan. d f in n, xpl ic n y cal f e n o y

'utof : y, h e río , cr n 'a re onanclav Ioratlv Q n e ita tOO 1ter.tura perapond r t IUS le nc I y d men

Inl t I do n I t rr. de ned - lacrftlca - n i Q C I todo meno pre -clo V vitup rlo, F ro y sir.". r pr n-te un r guro o rezon m nto contra I n-terpr et clon subj tiVal y parc . 1 • quepretenden n 9 r lo eap clos conquist a.dos por quíenee. contreccrrí nte, eri.g n en promotor d I gusto y la estt§tlcalitera rias para, d I d dlfer nt s foro • ilu·minar el panoroma de nuestra lit ratura.Este libro es, tomblén, el voto de conñan­za que Treja Fuente otor; a la critica /1­terari realizada por lal més recl ntes ge·neracion es: preparadas, unlv rsltarias, asablanda d Que no hay crftlco 'n un vas·to pasado literario, son 'stas I s encarga­das de ensanchar ese ámbito de confron­tación en Que lit eratura y critica Int erac­tüan , por más Que los detr etoras gratui­tos se afanen en entonar un canto desirenas . O

Ignacio Tre ja Fuentes, Faros y sirena, M6xicoEd. Plaza y Valdés, 1988, 183 pp .

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E s.c e n a r .I o e r

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ción. Es cantado por un coro reducido .de tan sólo 14 voces. Más tarde se oye(fuera del escenario) solamente el coromasculino de los Capuletos y despuésen la ceremonia fúnebre a un coro mix­to de los Capuletos. Al principio del fi­nale figuran los dos coros completosMontescos y Capuletos asl como FrayLorenzo, y al final los tres coros com­binados.

"Esta última escena de la reconci­liación de las dos familias pertenece aldominio de la ópera o del oratorio. Nun­ca ha sido asr representada en ningúnteatro desde los tiempos de Shakes­peare, pero es tan bonita. tan musicaly remata tan bien una obra de esta cIa­se que no le permite al compositor pen­sar en tratarla de otra manera.

"Si en las famosas escenas del jar­dfn y del cementerio el diálogo de losdos amantes, los "aparte" de Julietay los arranques apasionados de Romeono son cantados, si los dúos de amory de desesperación son confiados a laorquesta, las razones son numerosasy evidentes. Antes que nada esta obraes una sinfonra y no una ópera y estesolo hecho es más que suficiente enopinión del autor. Además, dado quelos dúos de esta naturaleza han sidotratados vocalmente mil veces por losmás grandes maestros, resultaba pru­dente lo mismo que curioso intentarotro medio de expresión. Todavla más,la sublimidad misma de este amor re­sulta tan azarosa para el músico al in­tentar plasmarla en su obra que debe

dar a su fantas ía una libertad que elsent ido limit ado de las palabras cant ­das no lo permit irra, y recurre al lengua­je instrumental, lengua más rica. mávariada, menos Impedid a y, por su va­guedad misma , Incomparablementemás poderosa."

La sinfonra tiene el plan general de 4 mo ­vimientos con un prólogo como introduc­ción vocal al primero. La escena de amory el scherzo de la reina Mab , ambas Ins­trumentales, corresponden al movimien­to lento y al scberzo, mientras el coro fi­nal remata la obra. La scéne-d'emoúr esuna prueba de que Berlioz pudo verter sucorazón y usar su pericia en forma máscompleta y más intensa solamente con laorquesta, justamente como Wagner alcan­za sus momentos culminantes con la or­questa cuando sus cantantes callan. ElRo­meo. . . es un ejemplo maravilloso de quela música puede expresar matices mil ve­ces más sutiles y exactos que la palabra.

No solamente son dignas de admira­ción las páginas más célebres de estacomposición, como la mencionada esce­na de amor (detodos sus trozos era el queBerlioz preferfa) o como La tristeza de Ro­meo y la fiesta de los Capuletos, en la que

.una voluntad a lo Wagner desencadena ydomina torbellinos de pasión y alegria,sino los menos conocidos, como el scher­zetto cantado de la reina Mab, o el des­pertar de Julieta y la muerte de los dosamantes. Esun lenguaje magnrtico, sobrioy de maravillosa claridad, pleno de nervio ­sa precisión. Libertad de ritmos ante todo .

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u Urt d d melodr obre todo .ndo un texto b o en la v rsi6n

d G "me • 1 má conocida en 1sigloXVIII . Iioz hizo u lecci éCCI n peraonetd I m t i I Ycomi ionó a u migo ~-lO e m p p r darle form a versifica­da n fr neé .

Exi ten n 1m r do do v 'ones dee. t . obr n di eo eompacto y gr bacl6ndigit al: I d Rle rdo Muti al frente de laOrqu t d Fil d If i llevando como so­Ii a J Norman. John Al r y SimonE te y al COfO We tm inster, grab da en1986 n I morí I H 11 de RI d fi parala et iqu t EMI; y I d Ch rl Outolt consu Orqu ta Slnfónlc d Montreal, parala marc O ee -London con lo 011 teaFlorene Qulv r, m uo opr no, AlbertoCup do, t nor, y I b jo Tom Kr u e, aareomo 1 Conjunto Voe 1 Tudor d Mon·tr 1, cuy b e ón zo n la lilad San Eu t ulo n Mont r I en 1986.

Amb v Ion on m gnlfl c y lad cisión p r 1 cc lon r un d p nd r.no t nto de la up rior ld d rtr t lca o dela calld d d gr b clón, no d I c ntl­dad de múslc qu I comp IUagr b do­ra pone en un álbum d d di co . Enef cto , n el p quete Án I vi n ola­m nte la Infonl Romeo y Juliets , por loque en el 8 gundo di ca ólo se aprove­chan 136 mlnutosl m ntra en el prlm rohay casi 60.

En cambio, en el álbum O cea-Londonviene además la Slnfonra Fúnebre y Tríun ­fal, tamb ién de Berlloz, para un aprovecha­miento máximo de 172' 21"1 en el segun ­do disco .

En los terrenos arttstlcc y de grabaciónÁngel tiene en su haber a la Incompara­ble Jessye Norman que canta divinamen­te su parte, asf como la calidad superiorde la Orquesta ele Filadelfia, sobre todo enla cuerda , dirigida por la inspirada batut ade su t itular Ricardo Mutl, ahora tambiéndirector artístíco del Teatro LaSealade Mi·lán. En cambio oecca-London posee en lagrabación mayor brillantez y presencia, o­bre todo en algunos pasajes como la Granfiesta de los Capuletos, y el Coro Tudorde Montreal me parece superior al West­minster, más equilibrado enambos

Esperamos con ansia que Philips vuel­va a grabar esta obra con CoIin üavís, el

mejor director eleBer/ioz d nue tro tiem­po, o cuando meno tren f i ra s discocompacto su gloriosa gr b ción que rea·

lizó con London Symphony . <>

Romeoy~, Sinfonfa dramática Op. 1~,para solistas . coro y orq ta . Dedicada a NI-cok) Paganin/. en traged ' depeare.


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