Download - SOCIEDAD DE SALVAMENTO DE NÁUFRAGOS
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Tan humanitaria Sociedad se constituyó en esta villa el día 15 de Noviembre de
1893, con asistencia del Delegado de la Junta Central de Salvamento de Náufragos Don Juan de Eliza y Vergara.
Dicha Sociedad tiene establecida en la Atunara una magnífica Estación de
Salvamento, con edificio propio, bote salva-vidas y aparato lanza-cabos, costeado
todo por la Junta Central de Madrid, con fondos legados por la Sra. Doña Juana de Dios Lacoste.
El bote “Juana de Dios” está tripulado por una brigada de marineros al mando
del patrón D. Antonio Celiva Martínez. Desde su instalación ha prestado esta Estación grandes servicios en diferentes
naufragios, siendo los principales los siguientes:
El 21 de Febrero de 1895 salvaron con grave riesgo a los tripulantes del bergantín
italiano “Nuevo María”, que amaneció encallado al Norte de La Atunara. El 5 de Enero de 1898 realizó el salvamento de todos los tripulantes del brick-
barca italiano “Fortunata”, completamente perdido en la playa de Santa Bárbara.
Por esto heroicos servicios la Junta Central de Madrid otorgó al personal de la brigada diferentes premios en metálico y medallas de plata y bronce.
En la actualidad (año 1899) la Junta de Salvamento de esta villa la componen los
señores siguientes: Presidente: D. Manuel J. Bonelo é Infante.
Vice-presidente 1º: D. Trinidad Fernández Roda.
Vice-presidente 2º: D. Félix García del Rivero.
Vocales: Sr. Cura Párroco D. Laureano Pandelo.
D. Bartolomé Lima Ortiz. D. Ricardo Ruiz Cuadro.
D. Juan de los Santos Madrid.
D. Enrique Rovira Ortiz. D. Francisco Vegazo Olmedo.
D. Manuel Lorenzo Méndez.
D. Ramón María Moreno Infante. Tesorero: D. Manuel Vegazo Olmedo.
Secretario: D. Cristóbal Amaya Ramírez.
Fuente: Guía de Gibraltar y su Campo.
Lutgardo López Zaragoza.
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TEXTO SACADO DE UN ARTÍCULO ANÓNIMO ESCRITO EN LA
REVISTA “EL MUNDO NAVAL ILUSTRADO” DE 1 DE FEBRERO DE
1898, EN EL QUE SE DESCRIBE CON DETALLE COMO NACIÓ LA
SOCIEDAD DE SALVAMENTO DE NÁUFRAGOS DE LA LÍNEA DE LA
CONCEPCIÓN.
La Sociedad, patrocinada por todos los hombre de corazón, ha ido adquiriendo
grandes vuelos y sobreponiéndose en importancia a otras extranjeras de su índole,
contando con multitud de Juntas e instalaciones en diversos punto del litoral español, así como de un rico material de salvamento.
Entre las varias estaciones fundadas merced al desprendimiento de generosos
donantes, merece especial mención la que se halla en el punto denominado La
Tunara, inmediato a Gibraltar, cuya creación hállase relacionada con asuntos de honor nacional. No podemos resistir la tentación de dar cuenta algo detallada de
este acto nobilísimo.
Años hace que por los Ministerios de Estado y de Marina se indicó que era muy sensible para el Gobierno verse en la necesidad de permitir el paso de la línea a los
ingleses de Gibraltar (aunque por motivos humanitarios) conduciendo cañones y
fusiles de salvamento, siempre que ocurría en la inmediata costa española el
naufragio de un buque. El Gobierno invitaba, pues, a la Sociedad a fundar en aquel sitio denominado La
Tunara una estación de salvamento. Tiempo hacía ya que el Consejo Superior de la
Sociedad había proyectado lo mismo que entonces se le indicaba oficialmente; pero si bien parecía fácil que habiendo instalado 54 Juntas Locales o estaciones pudiera
establecer otra en la dicha costa de Tunara, era, sin embargo, empresa mucho más
difícil, porque no se trataba de levantar el espíritu de una población para que las
cuotas de sus socios sostuvieran sus gastos y utilizar sólo para los salvamentos y ejercicios a marineros y pescadores allí residentes en gran número, sino que en la
costa de La Tunara, donde no hay población, se hacía indispensable sostener de
continuo una brigada dispuesta siempre a funcionar y dedicada de un modo exclusivo al objeto de salvar vidas; por otra parte, una estación de salvamento en
aquel punto vecino de los ingleses no podía ser imperfecta; necesitaba un buen bote
insumergible, con un cañón lanzacabos del mejor modelo y una caseta o edificio
donde se conservaran todos los útiles de salvamento y que pudiera guarecer a sus hombres.
A pesar de los sacrificios casi insuperables, con relación a sus recursos, que
imponía a la Sociedad esta empresa, fue considerada a tal extremo patriótica e importantísima, que el Consejo Superior acordó unánimemente proceder al
establecimiento de una estación de primer orden en La Tunara, presuponiendo para
ello más 9.000 duros de gastos, cuyo acuerdo se comunicó al Ministerio de Marina
para su satisfacción. La Sociedad, persistente en su propósito, hacía tiempo que venía economizando
cuanto le era posible, no obstante el material que envía a las Juntas pobres.
Mucho tiempo más hubiera necesitado la central para reunir lo indispensable a aquella fundación, cuando inopinadamente recibió la siguiente carta del Sr D. Luis de Isasi, vecino de Jerez: “Deseando mis hermanos y yo conmemorar con algún acto
benéfico el 29 de Febrero próximo, primer centenario de nuestra buena y querida madre la Sra. Juana de Dios Lacoste, viuda de Isasi (q.D.h.), nos ha parecido que lo que cumpliría
más a nuestro propósito sería ofrecer a esa Sociedad 25.000 pesetas para que las destinara a
las atenciones más urgentes, si bien nos sería muy grato que con esa cantidad tuviese bastante
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para la construcción de un bote salvavidas que se llamase la Buena Madre, y que lo destinase
al punto de las costas que esa Sociedad considerase podría prestar mejores servicios”.
Y he aquí que, merced a este donativo cuantioso, quedó cubierto a uno de los
sitios de la costa española más frecuentes en siniestros con un personal y material
inmejorables.
La Comisión Ejecutiva contestó al Sr. Isasi manifestándole que la estación de La Tunara sería bautizada con el nombre de La Buena Madre y el bote con el de Juana
de Dios; que adosada al edificio se construiría una capilla donde pudieran dar
gracias a la Virgen los náufragos socorridos y luego volver los ojos a La Buena
Madre, cuyo busto pondríase al pie del altar y con su nombre y apellidos, para que
los librados de las olas conserven en su corazón el bendito recuerdo de aquella a
quien después de Dios le deben la vida.
El Consejo Superior concedió a estos generosos donantes la medalla de oro de cooperación y el título de socios de mérito.
Prueba bien elocuente de la grandísima utilidad que reporta a los barcos que
navegan cerca de aquel litoral la instalación de La Tunara, es el salvamento que
vamos a bosquejar, efectuado el 5 del pasado mes de Enero: Al amanecer de dicho día apareció encallado hacia la playa de Levante (La
Línea de la Concepción) y en muy apurada situación el bric-barca italiano
“Fortunata”, que había corrido un fuerte temporal y estaba ya partido y casi a punto de hacerse mil pedazos. Demandaban auxilio sus tripulantes, y sin pérdida
de tiempo acudió a la orilla la brigada de la Estación de Salvamento, llevando el
lanzacabos. Con extraordinaria rapidez se practicaron las operaciones para salvar a
los náufragos, y con tal pericia que al primer cohete quedó el cabo lanzado en poder de los tripulantes, de modo que en el intervalo de una hora pudieron quedar a salvo
y en tierra todos ellos, cuyo número ascendía a trece.
Es digno de notar que, según costumbre, vinieron auxilios de la Estación de Salvamento inglesa, instalada en la inmediata plaza de Gibraltar, pero cuando
llegaron al lugar del siniestro, viendo los magníficos aparatos que utilizaba la
Estación de La Tunara, y el acierto con que sus hombres efectuaban las difíciles
operaciones de salvamento, hubieron de permanecer inactivos y como simples espectadores, aplaudiendo con entusiasmo el brillante servicio que la Estación
española efectuaba, salvando la vida aquellos infelices que sólo en Dios confiaban
ya, esperando hallar la muerte entre las encrespadas olas. Poco después, los restos del buque, que se deshizo por completo, notaban en las aguas, y muchos fueron
arrojados a la playa. El imponente aspecto del mar, la tremenda rompiente, hubiera
impedido en absoluto utilizar el magnífico bote salvavidas que también posee esta
Estación.
Fuente: REVISTA “EL MUNDO NAVAL ILUSTRADO”
AÑO II, NÚMERO 10, DE 1 DE FEBRERO DE 1898.
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Don Antonio Celiva Martínez
Componentes de la Sociedad de Salvamento de Náufragos, con el Padre
Pandelo en el centro
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Bote salvavidas “Juana de Dios”, sistema “Forrest”
Aparato lanzacabos, llamado “Spandau”
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Placa de agradecimiento a la familia Isasi
Cuadro de Rafael Monleón sobre el salvamento del “Fortunata”
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Edificio donde se ubicaba la Sociedad de Salvamento de
Náufragos
Bote salvavidas “Juana de Dios”
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I.H.M.
Edificio donde se encontraba la Sociedad de Salvamento de Náufragos,
hoy inmediaciones del Puerto Pesquero de La Atunara