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Acta fenomenolgica latinoamericana. Volumen IV (Documentos)Crculo Latinoamericano de Fenomenologa
Lima, Pontificia Universidad Catlica del Per
2012 - pp. 665-692
Sntesis pasiva y temporalizacin/espacializacin
MARCRICHIR
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Nota del traductor
El texto de Marc Richir que aqu traducimos, y que fue publicado en la obra colectiva,
editada por el mismo Richir y por E. Escoubas, titulada Husserl (col. Krisis, Grenoble:Jrme Millon, 1989, pp. 9-41), tiene un inters especial. Constituye, como se ver,
un anlisis pormenorizado de algunos elementos de losAnlisis sobre las sntesis pasivasde Husserl (HuaXI) que Richir opone a determinados resultados de los anlisis hus-serlianos de la conciencia interna del tiempo. Este texto es inmediatamente posterior
al importante dptico constituido por las dos obras Phnomnes, temps et tres I - Ontologieet phnomnologie(Grenoble: Jrme Millon, 1987) y Phnomnologie et institution symbolique(Grenoble: Jrme Millon, 1988). Es, sin embargo, anterior a la imponente obra Ph-nomnologie en esquisses. Nouvelles fondations (Grenoble: Jrme Millon, 2000). En esta
ltima obra Richir encontrar en la phantasia, tal como Husserl la entrev en algunospasajes de HuaXXIII,el elemento que le permita conceptualizar de un modo intrnse-camente husserliano lo que Richir ya describe en este texto que traducimos y en los
dos libros anteriores a Phnomnologie en esquisses ya citados: un tipo de temporalizacinabsolutamente sui generis, cercano a la temporalizacin de lo que Husserl denominaPhantasie y propio de los mbitos ms arcaicos de fenomenalizacin (lo que Richir
llamar lo proto-ontolgico y cuya dificultad estriba en que sus elementos hacen
concrescencia aparte del presente impresional, pero en presencia o en los lindes de lapresencia).
Pensar un tipo de presencia no impresional (que Richir entiende como originaria-mente protentiva y retentiva) conducir a Richir a uno de los resultados fundamenta-
les de su fenomenologa: la multiestratificacin de la fase de presencia, que Richir
elaborar en los trminos de una arquitectnica fenomenolgica a partir de otro gran
libro inmediatamente posterior al texto que traducimos, a saber, las Mditations phno-mnologiques. Phnomnologie et phnomnologie du langage (Grenoble: Jrme Millon, 1992).He aqu otro de los intereses estratgicos del largo artculo de Richir que aqu tradu-
cimos: la prefiguracin de lo que, apenas tres aos despus, supondr la elaboracin
de una arquitectnica fenomenolgica (inspirada en pero distinta de la arquitect-
nica kantiana, puesta de manifiesto, en todas sus implicaciones, por su alumno FrankPierobon).
La arquitectnica fenomenolgica queda prefigurada, en este texto, bajo la forma
de diversos estratos de concrescencia dentro de una misma fase de presencia; fase depresencia que, precisamente en virtud de dicha multiestratificacin, no puede ser, ipsofacto, impresional. Hay pues, en Richir, todo un trabajo fenomenolgico para ahondaren o casi literalmente excavar y socavar la no equivalencia estricta entre presencia
a una conciencia o fase de presencia y presente impresional. Ese trabajo feno-
menolgico contempla los modos richirianos, originalsimos y muy finos, de enten-
der los entrecruzamientos entre protenciones y retenciones y, claro est, sus relacio-
nes o relativas no relaciones con las proto-impresiones. As, lo que en Mditations
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phnomnologiques distingue Richir como los tres tipos fundamentales de sntesis pasi-va ya se anuncia aunque falta el tratamiento explcitamente arquitectnico de la
cuestin en este texto. Sntesis pasivas operativas en el a la vez de una misma fase
de presencia. De ah que toda la dificultad resida, como veremos, en pensar ese a lavez del modo (no impresional) que permita habilitar regmenes de temporalizacinsimultneamente operantes en una misma experiencia y, sin embargo, sitos en estratosfenomenolgicos distintos y ms o menos arcaicos.
Existen multitud de documentos disponibles en internet y relativos a la fenome-
nologa de Marc Richir en la excelente pgina, elaborada por Sacha Carlson: www.
laphenomenologierichirienne.org. Hay tambin dos nmeros dedicados a Richir en la
revista Eikasa (www.revistadefilosofia.com) con numerosos artculos y textos de Richirtraducidos al castellano.
PABLOPOSADAVARELA
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1. Ms all de la conciencia ntima del tiempo
Es, cuando menos, digno de resear que, ya desde muy temprano, desde las Investi-gaciones Lgicas, la problemtica de la asociacin, que se convertir, ms tarde, en la dela sntesis pasiva, haya surgido a distancia y con independencia de la problemtica
de la lgica pura, por lo tanto, de lo lgico-eidtico. A partir del 4 de la Ia Investigacin,
al preguntarse Husserl por el origen de la indicacin (Anzeige) en la asociacin, escribe:
Toda unidad de experiencia, como unidad emprica de la cosa, del proceso, del orden o
de la relacin de cosa (dinglich), es unidad fenomnica en virtud de la co-pertenencia
(zusammengehrigkeit) sensible (fhlbar) de partes que destacan unitariamente y de lados
(Seiten) de la objetualidad [objectit] apareciente [apparaissante]. Lo uno remite en la aparicin
(Erscheinung) a lo otro, segn un orden y un vnculo determinados. Y lo singular (scil. objeto,
parte o lado) no es, en estas remisiones hacia adelante y hacia atrs (in diesen Hin-und
Rckweisungen) el puro contenido vivido, sino el objeto apareciente (o su parte, su carcter,
etc.), y que solo aparece porque la experiencia confiere a los contenidos un nuevo carcterfenomenolgico, el de no valer ya por s mismos sino permitir que un objeto diferente a
ellos acceda a la representacin (vorstelligmachen)1.
Y Husserl precisa enseguida que esta relacin, en la que se funda la indicacin, es
inmediatamente sensible (fhlbar), no procede en absoluto de la puesta en forma lgicade las significaciones (Bedeutungen).
SNTESIS PASIVAY TEMPORALIZACIN/ESPACIALIZACIN
1Logische Untersuchungen, Tbingen: Niemeyer, 1968, Bd. II, I. Teil, p. 30. Sin duda es a un pasaje de este tipo(existen otros) al que se refiere en Experiencia y juicio, tr. fr. por D. Souche, Paris: P.U.F., coll. Epimthe, 1970, 16, p. 88 (p. 78 de la edicin Landgrebe, en Classen u. Goverts, 1954).
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Este pasaje es ya de una enorme sutileza, y merece ser comentado, ms all de
esa apariencia de cierto empirismo que destila (Husserl habla de unidad emprica), es
decir, de un determinado sensualismo donde nos encontramos, en germen, con el sen-
sualismo de la hyl. Efectivamente, lo que se constituye en su unidad es la objetualidado el objeto apareciente: el propio objeto en tanto que aparece, el objeto en su dimensinfenomenolgica, que no es simplemente una cosa, sino tambin un proceso, un orden
o relacin de cosa. Es esta objetualidad la que, a su vez, ser objeto como la VIaInvestigacin lo pondr de manifiesto de la predicacin lgica en la cual se constituircomo estado-de-cosas (Sachverhalt) eidtico lo que, en el marco de laVIa Investigacin,ms nos interesa corresponde ms bien a lo que Husserl subsume bajo el ejemplo
avenida de rboles y que no es, en primer trmino, un estado-de-cosas eidtico. La
unidad que aqu nos ocupa bien puede estar recortada por la percepcin en cohe-
rencia con las particiones simblicas del lenguaje comn sin por ello dejar de cons-tituir no tanto una unidad emprica o un estado-de-hechos constatado en la expe-
riencia, cuanto, antes bien, una unidad fenomenolgica. En cualquier caso, Husserl laconsidera bajo el ngulo de la co-pertenencia de sus partes o de sus lados o aspectos
co-pertenencia que es precisamente el lugar de lo que ms tarde denominar sn-
tesis pasiva, y que por lo pronto refiere, aqu, a la asociacin. Ahora bien, qu ocurre
con la constitucin de esta unidad? Sus momentos (partes, lados o aspectos), que se
remiten mutuamente los unos a los otros en un vaivn (Hin-und Rckweisungen) rec-proco, ya se mantienen unidos por el hecho de ser esta co-pertenencia sensible, fhlbar:
esta Fhlung no es simplemente del orden de la sensacin bruta y positiva del empiris-mo, no remite a simples contenidos vividos recibidos en el estupor de la pasividad,sino a contenidos que aparecen a ras del objeto, a ras de esa unidad fenomenolgica,
y segn un tipo de constitucin que permite que un objeto diferente a ellos acceda a
la representacin. La profunda diferencia respecto del empirismo reside en que la
conciencia no necesita construir el objeto a partir de esos contenidos, es decir, queel objeto no es, de antemano, el soporte, sustrato o sujeto de sus cualidades o de sus
caracteres lo cual no ser el caso sino con la entrada de lo lgico-eidtico y con la
intuicin categorial; ocurre, antes bien, que el objeto aparece de entrada como unidadfenomenolgica, y que la modalidad de este aparecer corresponde, en el sujeto, a laFhlung de esa co-pertenencia que mantiene unidos a sus momentos.
Transpuesto a otros trminos, esto significa que si hay sntesis de los diversos
momentos de esta unidad fenomenolgica, no puede esta proceder, a su vez, de la
actividad de la conciencia como actividad lgica de juzgar a la bsqueda de estados-
de-cosas eidticos mediante conceptos o intenciones de significacin. As pues, esta
sntesis, que la actividad de la conciencia ya siempre encuentra hecha, no puede sinoser pasiva en relacin a esta actividad y, en la medida en que es estrictamente pre-lgi-ca, resulta, asimismo, ante-predicativa, por mucho que la actividad lgico-eidtica pue-da, a continuacin, analizarla pero ser segn otras particiones: las particiones lgicaspropias de los conceptos y de los eid. Habremos advertido, como de pasada, cmo
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asoma lo que, en definitiva, conformar la pregunta de fondo de Experiencia y juicio:cmo se articulan las particiones lgico-eidticas con las particiones en trminos de
momentos de las unidades fenomenolgicas que proceden de la sntesis pasiva y
ante-predicativa? Y, sobre todo, lo que constituye el problema al que, al cabo, Expe-riencia y juicio no parece haber aportado tratamiento satisfactorio: cmo captar, a rasde las unidades fenomenolgicas, particiones en trminos de momentos que, de
hecho, no sean ya la sombra proyectada por anticipado, as sea muy subrepticiamen-te, por las particiones lgico-eidticas a las que se trataba de llegar en esa investiga-
cin del paso o transicin a estas propio de una genealoga de la lgica?
Esto pone de manifiesto todo el inters, crucial, de la problemtica de la sntesis
pasiva para la fenomenologa, toda vez que se trata del lugar en el que, a distancia de
lo lgico-eidtico, es decir, de las tareas exclusivas de una teora del conocimiento
que Husserl y otros muchos continuadores han confundido con las tareas de la fe-nomenologa, se perfila, al menos, la posibilidad de tomar en cuenta, y de reflexionar
sin concepto,las unidades fenomenolgicas como tales, es decir, los fenmenos comonada ms que fenmenos. Se trata, claro est, de un lugar de una intrincadsima difi-
cultad, puesto que no solo hemos de cuidarnos de que las unidades fenomenolgicas
como tales no se hallen de antemano previamente recortadas en clave de objeto o
estados-de-cosas, sino que, aparte de ello, tampoco han de estar previamente recor-
tadas, en s mismas, en otros tantos momentos, momentos que no seran sinotributarios del anlisis lgico-eidtico a posteriori; tributarios, por caso, de su particin
en objetos y cualidades en objetos intencionales y data hilticos. Entrevemos,de este modo, lo mucho que la problemtica husserliana de la hyl tiene de crucial, deambiguo (entre sensualismo y fenomenologa) y de difcil. Todo depende, en definitiva,
de que la sntesis pasiva no es pasiva en virtud de una receptividad ciega de la con-
ciencia, sino precisamente en virtud de una actividad sinttica en que la conciencia
es pasiva como tal, sntesis pasiva en virtud, en suma, de otra cosa que llamaremos,
haciendo eco a Husserl, inconsciente fenomenolgico, y donde se constituyen las
unidades fenomenolgicas como tales.
El problema se complica an ms en Husserl a cuenta de que, en sus investigacio-
nes sobre la conciencia ntima del tiempo, descubre, como sabemos, una inten-
cionalidad longitudinal que, a su parecer, es absolutamente inmanente al s-mismo de
la conciencia de s, y donde se supone que ha de emerger una conciencia pre-reflexivay no objetivante en la que el s-mismo se da a posteriori2. Hay, pues, tambin algo
as como sntesis pasiva en la temporalidad originaria o, mejor dicho, toda sntesis
pasiva queda necesariamente arrastrada por la temporalizacin en presencia de la
temporalidad originaria. Sin embargo, esto le plantear al propio Husserl una temible
apora que acabar poniendo en tela de juicio nada ms y nada menos que la totalidad
2Cf. R. Bernet, Origine du temps et temps originaire chez Husserl et Heidegger, Revue Philosophique de Louvain,85, no. 68, noviembre de 1987, pp. 499-521, en particular la p. 507.
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de su doctrina de la temporalizacin en presentes provistos de sus retenciones y
protenciones: a nuestro parecer ser esta situacin aportica la que, precisamente,
aporte la prueba de que no vamos del todo desencaminados al asignar a la proble-
mtica de la sntesis pasiva el papel absolutamente nodal en punto al sentido de lafenomenologa que, de hecho, le otorgamos.
Cul es, entonces, la dificultad a la que nos referimos? La sorprendemos en su
vivacidad gracias a los textos publicados en 1966 por los Archivos Husserl y dedicados
a la sntesis pasiva3. Todo radica, nos explica Husserl en el 27 del curso publicado en
este volumen como texto principal (fechado en 1923/26), en que, con la sntesis pa-
siva, el tiempo originario adquiere un contenido concreto, y que, de ese modo, el an-lisis intencional de la conciencia del tiempo y de su efectuacin es, de entrada, una
efectuacin abstractiva (APS, 128, el subrayado es nuestro). El anlisis del tiempo
abstrae del contenido, de suerte que no ofrece representacin alguna de las estruc-turas sintticas necesarias del presente en flujo y de la corriente unitaria del presente,
y que ataen, de alguna forma, a la particularidad del contenido (ibid.). De este modo,la fenomenologa de la asociacin ha de concebirse como una continuacin ms eleva-da de la doctrina de la constitucin originaria del tiempo (APS, 26, 118). Husserl llega in-cluso a escribir cierto es que en un Forschungsmanuskript destinado al uso privado(Beilage XI, APS, 387) que toda la doctrina de la conciencia del tiempo es obra de
una idealizacin conceptual, y que el punto de partida adecuado debiera ser el cam-
po de los fenmenos concretos y discretostomados, incluso, como Urphnomene(ibid.,
subrayamos). Habra, pues, discontinuidades en la temporalidad originaria concretaque condujesen a tener que revisarlo todo, a pasar ms all de la conciencia ntima deltiempo, de su decurso continuo y montono, vinculado, como es sabido, a la mono-
tona de un sonido? Las asociaciones no se hacen exclusivamente, como bien sabemos,
por contigidad, lo cual s se compadecera con la continuidad uniforme del tiempo,
sino tambin por semejanza y contraste, es decir, a distancia, segn desajustes, y des-ajustes no simplemente espaciales, sino tambin temporales. Qu sera entonces un
tiempo concreto que saltara, de ese modo, por encima de s mismo, que se espacia-
se o espacializaseoriginariamente, tal y como, por lo dems, cada cual lo experimen-ta de forma cotidiana tanto al escuchar msica o poesa, como, sencillamente, al leer
o escribir un texto?
Veremos que, en realidad, Husserl, al considerar ese tipo de ejemplos, se topar
con aporas, y de entrada, principalmente, con la que llamaremos apora del presenteestratificado. Para estudiarla, seguiremos el texto de los apndices, que datan todosdel periodo 1920-1926, y donde Husserl, escribiendo en primer trmino para s mismo,
se nos antoja, sin lugar a dudas, bastante menos reacio a disimular las dificultades.
3E. Husserl,Analysen zur passiven Synthesis,Aus Vorlesungs-und Forschungsmanuskripten, 1918-1926, hrsg. vonM. Fleischer, Husserliana, Bd. XI, La Haya: Nijhoff, 1966. Citaremos, en el cuerpo de nuestro texto, por las siglasAPS, seguidas de la indicacin de pgina.
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2. La apora del presente estratificado
En la Beilage XIII, empieza Husserl considerando la esfera del presente como consti-
tuida por multiplicidades de apariciones que juegan en ella a la manera de impresiones
originarias recordemos las Lecciones sobre el tiempo en coexistencia originaria (Urko-existenz). Debe, pues, haber, en correspondencia con la multiplicidad de los puntos-origen [points-sources] sensibles, una multiplicidad de retenciones en coexistencia ori-ginaria y, sin embargo, no puede haber, en un presente originario (Urgegenwart), variasretenciones de un nico y mismo punto-sensible. De ello resulta una determinada
organizacin de las multiplicidades que ya es obra de la sntesis pasiva (cfr.APS, 387).Parece que bastara con admitir que si tal o cual momento de tal o cual multiplicidad
se temporaliza en presente provisto de retenciones, dichas colas retencionales se
estiran longitudinal y paralelamente segn la misma estructura de distribucin que lade las impresiones originarias, y de ah la imagen que sugerimos de un presente es-
tratificado. Pero esto slo es cierto a condicin de que un mismo objeto permanezca
inmutable en el tiempo. Qu sucede si el propio objeto cambia; si, como en un frag-mento musical, hay paso fluyente desde una distribucin presente de sonidos a una
distribucin distinta? Leamos el texto:
Nuevos puntos, constituyendo puntos de arranque para otras tantas lneas, por lo tan-
to, devenir en flujo (strmendesWerden) de nuevas series retencionales transversales. Por
otro lado, desaparicin-cese: series retencionales transversales sin cabeza y, finalmente,el volverse nulas de las series retencionales transversales. Presente originario vivo en la
vivacidad (Lebendigkeit), fusin de series que funcionan sintticamente identificndose
(APS, 387).
Hay pues aqu, sin lugar a dudas, sntesis pasiva. Pero eso no es todo, ya que, por otro
lado prosigue Husserl inmediatamente despus en el propio presente originario hay
fusin segn la continuidad de lo no-idntico (coexistencia) en el orden local. La afec-
cin = vivacidad como condicin de la unidad. En la corriente, ambos rdenes son unaforma idntica que no puede ser ocupada sino una sola vez. Todo presente originario
se ve, de este modo, empujado por uno nuevo, surgiendo as las series longitudinales de
retenciones en co-pertenencia. (APS, 388)
La dificultad reside, por lo tanto, en la aparicin de nuevas impresiones originarias
por ejemplo nuevos sonidos y nuevos instrumentos y la desaparicin de otras.
Cualquier novedad en el flujo estratificado del presente originario se halla inmediata-
mente seguida por su cola retencional (serie transversal, unida a lo que aparece, y que
queda sumida en el pasado inmediato), mientras que toda desaparicin se halla pre-
cedida por su eco, que persiste en retenciones (series transversales) que han perdido
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su cabeza, es decir, su impresin originaria, antes de que dicho eco desaparezca, a su
vez, en la nulidad. Y todo esto se fusiona (verschmelzen) en el presente originario, esdecir, por otro lado, en el orden local, orden, por tanto, propio de un lugar, de una
espacializacin que pone en continuidad lo no-idntico segn la co-pertenencia o co-existencia; siendo estos lugares, adems, del orden de la afeccin (pensemos en la
Fhlung de la Ia Investigacin lgica), resultan de la asociacin o de la sntesis pasiva. Aspues, no habra presente originario de la unidad en flujo sin esta sntesis espacializan-
te de la multiplicidad. Tanto vale decir: no hay temporalizacinen presente de una unidadfenomenolgica sin espacializacin, sin puesta en relacin, unas con otras, de las seriesretencionales transversales en series retencionales longitudinales, intrnsecas a las
unidades fenomenolgicas. Dnde reside, desde el punto de vista husserliano, la apo-
ra? En el hecho de que mediante esta transgresin intencional de la inmanencia supues-
tamente propia de una impresin con su cortejo de retenciones, la sntesis pasivaunifica flujos temporales supuestamente heterogneos, y en particular elementos de
estos flujos que son, a su vez, heterogneos entre s: impresiones originarias absolu-
tamente frescas con colas retencionales ya sin cabeza, e incluso Husserl no lo dice,
pero va de suyo protenciones sin impresin originaria con impresiones originarias,
e incluso con colas retencionales sin cabeza. Si un fragmento musical hace sentido
haciendo tiempo es porque estamos a la espera de algo en nuestra escucha, y si
el fragmento es bueno, lo que surge siempre est ligeramente desajustado, resulta
inesperado respecto de lo que esperbamos, lo cual nos ofrece la impresin de que el
propio fragmento se despliega por delante de nosotros, precedindonos apenas un
poco, mostrndonos el camino que, con todo, hacemos con l; en cambio, si estedesajuste entre las protenciones y lo que surge es demasiado grande, entonces dire-
mos que nos hemos desconectado de la escucha, que lo que surge no parece pro-
ceder ya de la propia msica que se hace, sino ser, ms bien, fruto del azar.
As las cosas, todo se juega en la fusin, en la Verschmelzung que entra en lizacontra la estratificacin del presente, y en orden a una espacializacin que es tal que
permite que este presente estratificado no se reduzca a un simple caos de impresio-
nes, sino al presente fenomenolgico de una unidad fenomenolgica de un fenme-no. Por lo tanto, el problema est, asimismo, en saber cmo la sntesis pasiva impide
la evanescencia del presente originario en un tal caos; caos que sera, segn Husserl(cfr.APS, 388), la conciencia vaca o nula de un pasado indeterminado e indiferen-ciado que nos remite al inconsciente. Volveremos sobre el particular ya que Husserl
retomar varias veces esta cuestin.
En la Beilage XIV escribe:
Todo presente momentneo con su ahora (Jetzt) originariamente impresional y su cola est
vinculado a un presente paralelo, un presente con su serie distinta de modificacin in-
tencional. Este vnculo es la asociacin de la simultaneidad. Se trata de la asociacin
que... en la pasividad produce (herstellt) una unidad de orden superior, con mayor preci-
sin, un vnculo que constituye... la unidad... de la simultaneidad de los objetos separados.
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Se trata tambin, cabe decir, de una asociacin originaria: un vnculo de un gnero ajeno
a la esencia (ausserwesentlich), un vnculo que no [se] funda en la esencia (imWesen). (APS,
389-390)
No tiene, pues, de derecho, nada que ver con lo lgico-eidtico, no puede, por
ende, ser objeto de un anlisis eidtico razn por la cual, sin duda alguna, Husserl
hubo de considerarlo tan problemtico, y sin embargo, es indisociable de la cons-
titucin de unidades fenomenolgicas, de fenmenos. Decir que es de simultaneidad
equivale a decir, de forma ms o menos torpe o ingenua (como si constituyesecortesen el flujo del tiempo), que es el lugar de una espacializacin en la temporalizacin; perocon la paradoja aadida, de la que Husserl es plenamente consciente (cfr.APS, 390),de que habra de asociar o sintetizar ahora, ya-no-ahora y, aadiremos, no-ahora-
an, lo cual supone un solapamiento o una transgresin (bergreifen) de los flujos tem-porales supuestamente autnomos en la constitucin de los fenmenos. La sntesis
se efecta tambin a distancia, y entre elementos o momentos heterogneos entre loscuales reina la discontinuidad.
Cmo puede esto conciliarse con la homogeneidad de la constitucin del tiem-
po? Husserl escribe al respecto:
Todas las vivencias del tiempo inmanente se constituyen en un tiempo inmanente en tan-
to que unidades temporales y se constituyen en tanto que unidades del sentido en modos
de dacin modalizados por el tiempo (scil. retenciones), pero no de tal forma que cadacual se constituya para s y que cada cual est sometido a la misma ley de constitucin
del tiempo; sino que se constituyen de tal forma que el modo ahora (Jetzt) de cada en-
trada en escena originariamente impresional verdaderamente sea, en cada una de las
vivencias, su ahora, siendo, al mismo tiempo (zugleich), un ahora, un modo que vincule
todas estas vivencias. Sin embargo, el fenmeno originario concreto es el del flujo
unitario... en las continuidades descritas que forman (bilden) cada vez, y segn cada una
de las secciones transversales, una fase de unidad (que es a su vez una unidad puntual).
Se trata de una unidad originaria o, ms bien, de una forma de unidad originaria. El con-
tenido es lo que puede cambiar... pero esta forma de unidad de la conciencia del tiempo
constituyente es necesaria... An faltan aqu las descripciones y los anlisis ltimos. La
forma fija del presente vivo y lo que atraviesa esta forma de su flujo: una ausencia de
tiempo (Zeitlosigkeit) de la forma en la que el tiempo se constituye. (APS, 391-392)
Dicho de otro modo: las secciones transversas del flujo, donde tiene lugar el
solapamiento, es decir, la espacializacin originaria de los flujos temporales vinculadoscon diversos decursos temporales y con diversas impresiones originarias, correspon-
den a unafase de unidad (para nosotros: una unidad fenomenolgica primitiva), quees, a su vez, una forma de unidad originaria en la que solo el contenido (los datos
hilticos) puede cambiar. Es caracterstico que esta forma de unidad, que a su vez
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corresponde a la asociacin de simultaneidad, constituya, para Husserl, la forma fija delpresente vivo, atravesada por el curso del tiempo. Ser, pues, de un modo muy clsi-
co como dicha simultaneidad, que no puede sino ser instantnea y corresponder a las
secciones transversas del flujo, sea, a su vez, intemporal (zeitlos) y remita a otras des-cripciones y anlisis supuestamente ltimos. Hay, en este paso, como un deslizamien-
to hacia la abstraccin que le impide a Husserl pensar la espacializacin en la tempo-ralizacin, hacerlo desde el seno mismo de su recproca movilidad. Y ello a pesar de
haber dado un primer paso en la aprehensin de la ubicuidad del ahora: este no es, ex-clusivamente, el de la inmanencia propia de una u otra vivencia, sino tambin, al mis-
mo tiempo (zugleich), en la lateralidad o transversalidad, un ahora englobante o sint-tico: por retomar los trminos de las Lecciones sobre el tiempo, la intencionalidadtransversal no slo habita las retenciones, sino tambin, y, a lo que parece, ya siempre,
el propio Jetzt impresional. Dicho de otro modo, el propio ahora est tambin origina-riamente espacializado en su temporalizacin, tiene varias dimensiones que corres-
ponden a las dimensiones del fenmeno, sin que, por ello, deban estas ser referidas
al corteabstracto y transversal del hacerse del tiempo puesto que esta multiplicidadoriginaria y espacializante de las dimensiones o de los horizontes fenomenolgicos
del fenmeno ha de corresponder a una multiplicidad intrnseca de la temporalizacin deese mismo fenmeno. Pero la condicin para acceder a esta concepcin ms profun-
da de la temporalizacin reside en que el tiempo ya no se tome separado del espacio,tal y como ocurre en Husserl, mediante la abstraccin de un Simul en el que todo
quedara desplegado a la vez y en la intemporalidad del instante. Hay que meditar elzugleich que mide la ubicuidad del ahora entre una u otra impresin originaria y la fasede unidad en la que tambin penetran otras retenciones que corresponden a lo queya no es ahora y otras protenciones donde queda preaprehendido lo que no es ahoraan. Este ahora global es, a su vez, espacializado/espacializante y, sin duda, no es talempezamos a comprenderlo sino en la medida en que est, de suyo y desde siem-
pre, trabajado por la ausencia o el desajuste consigo mismo no hay totum simul sino de loque est actualmente presente, es decir, de todos los puntos supuestamente presentesdel espacio: el presente no puede ser co-presente con pasado o futuro, las retencio-
nes y las protenciones son horizontes del presente pero no son, de suyo, una suerte depresente repetido: tal es, en este punto, el estado de la apora con que Husserl se
encuentra en la idea de un presente, e incluso de un ahora estratificados4.
Todas estas dificultades se incrementan an ms si damos entrada, en la proble-
mtica, a las asociaciones por semejanza (hnlichkeit) que pueden, como sabemos, re-ferirse a momentos de unidades fenomenolgicas que estn distantes unas de otrasno solo en el espacio, sino tambin en el tiempo. A falta de espacio para examinar de
cerca las Beilagen XVI y XVII (APS, 396-405) en que Husserl comienza a examinar esta
4En ocasiones se plantea la pregunta de modo explcito: escribe, en la Beilage XVI (APS, 397): podemos decir:
al mismo tiempo (zugleich) consciente de modo impresional y retencional?
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cuestin sealemos, a pesar de todo, el inters de la Beilage XVII para el problema
de la individuacin eidtica, que no podemos tratar aqu, nos volcaremos directa-
mente sobre el anlisis de la Beilage XVIII (APS, 405-411) donde, paradjicamente, la
profundizacin de la apora comporta algunos visos de solucin. Veamos cul es elestado de la cuestin.
Escribe Husserl:
La unidad del campo de la conciencia est siempre producida por cohesiones (Zusammen-
hnge) sensibles (sinnlich), por el vnculo sensible de semejanza y de contraste sensibles.
Sin ello, ningn mundo podra darse. Cabra sostener: la semejanza sensible y el contraste
sensible (que presupone, por su parte, la semejanza) son la resonancia que funda cada cosa
constituida o constitutum. Es una ley universal de la conciencia el que de toda conciencia
separada (Sonderbewusstsein), i.e. de todo objeto separado, arranca una resonancia, y la se-mejanza es la unidad de lo que resuena. A esto [se aade] la ley separada de la distincin
(Abhebung). La resonancia es una forma de recubrimiento (Deckung) en la distancia, en la sepa-
racin. Le pertenece de modo esencial la posibilidad de la transferencia (bergang) y de
la produccin (Herstellung) de un recubrimiento en solapamiento (berschiebend), mientras
que lo que queda as recubierto (llevado a congruencia) es pensado y mentado por sepa-
rado en actos separados. [...] Unidad sensible como semejanza continua en la coexisten-
cia y en la sucesin. Los camposmomentneos de la coexistencia y de la sucesin.
Frente a ello: despertar a distancia. (APS, 406, subrayamos)
Son textos de esta naturaleza los que dan la medida del autntico genio de Hus-
serl como fenomenlogo. Para empezar, ningn mundo, es decir, en este caso, ningn
mundo como fenmeno, o ningn fenmeno-de-mundo, podra darse sin el trabajo
de la sntesis pasiva, sin que haya, a ras del fenmeno, asociaciones por contraste y por
semejanza anteriores al trabajo de la conciencia propiamente dicho a la particin del
mundo en objetos de la percepcin. Por lo tanto, aquello con lo que Husserl toca aqu
es importante en punto a la fenomenicidad del fenmeno-de-mundo, a pesar de que,
sin duda, no sea del todo consciente de ello. A continuacin, esas asociaciones son,
en un sentido profundsimo, resonancias, es decir, si lo entendemos bien, acordes entreelementos que los hacen resonar al unsono, que los hacen amplificarse uno a otro,
en un recubrimiento que los mantiene a distancia, acordes que incluso provocan que
la vibracin ontolgica de alguno de los elementos sea apta para despertar la de
otro distinto. Se trata pues aqu, i.e. en estas unidades sensibles que son, como uni-
dades fenomenolgicas, de fenmenos, de lo que Merleau-Ponty denominaba con
mucho tino una cohesin sin concepto: lo que conforma esta cohesin no es, como
hemos visto, la actividad lgico-eidtica de la conciencia, sino la sntesis, que es pa-
siva en relacin a esta actividad, y que consiste, cuasi-musicalmente, en una reso-
nancia. Vale decir que, en entero rigor, los elementos que entran de ese modo en re-
sonancia estn, a su vez, recortados a ras de la fenomenicidad de los fenmenos por
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la propia resonancia que hace que se solapen, se recubran y se amplifiquen al puntode llevarlos a ser distinguidos; y que, as, organizndose en cierto modo a ras de la
fenomenicidad del fenmeno-de-mundo, constituyen lo que llamamos, siguiendo al
ltimo Merleau-Ponty, no ya esencias o eid, sinoWesen salvajes5, cuyas particiones sonanteriores o previas a las particiones lgico-eidticas. Sin embargo, la resonancia se
hace, precisamente, a distancia respecto de la continuidad de la temporalizacin enpresente vivo, encabalga[enjambe] de golpe lo que parecer entonces como intervalo odesajuste del decurso temporal, es decir, espacializa en el interior del presente, o mejordicho en el interior de la temporalizacin en presencia, lo cual tiene por efecto que,
a la inversa, el presente ya no solo parece como el presente vivo de una conciencia o
de un s-mismo originario, sino tambin y en primer trmino como presente al mun-
do de un mundo. He aqu la consecuencia que Husserl, obnubilado por su doctrina
del tiempo interno e inmanente, va a ser, lo veremos, incapaz de extraer. Y con ello sele escapar la necesidad de pensar la constitucin o la gnesis transcendental de las
Wesen salvajes.As y todo, Husserl est a un paso de ello cuando plantea la semejanza, en la
pgina siguiente (APS, 407), de la resonancia con la armona: muy cerca est de con-cebir la fenomenicidad como una armona deWesen salvajes en la desarmona; y sobretodo cuando explica (ibid.) que el elemento o elWesen despertado en la armona ya sehalla en relacin con aquel que l despierta incluso antes de que sea presentificado(vergegenwrtigt). De hecho, es como decir que resonancia o armona juegan, efectiva-
mente, a espaldas de la conciencia y del tiempo que le es ntimo, que juegan, en defi-nitiva, dentro de lo que, por nuestro lado, llamamos inconsciente fenomenolgico: en loque en realidad es una proto-temporalizacin/proto-espacializacin intrnseca a los
fenmenos-de-mundo. La pasividad de la sntesis pasiva no es tal sino por ser, por
as decirlo, la actividad inconsciente e i-nocente del inconsciente fenomenolgico.
Aquello que est en resonancia no est constituido por entero en la fase de presencia
provista de sus retenciones y de sus protenciones, sino que ya se ha constituido
detrs de esta como en su matriz transcendental, y lo ha hecho bajo la forma de re-
miniscencias y premoniciones transcendentales que no son ni retenciones ni proten-
ciones, ya que no proceden primariamente ni de la temporalizacin en presente, ni
tampoco de la impresin originaria. As ocurre aun cuando uno u otro de los elemen-
tos asociados pueda dar lugar a o desencadenar, como sabemos, una impresin
originaria. Esto significa a condicin de tener en cuenta la autonoma salvaje y feno-
menolgica de las particiones aqu en juego que los elementos oWesen salvajes noestn necesariamente presentes, y que, cuando se vuelven presentes en tanto que impre-siones, esto no ocurre jams sino con una parte de los mismos, a saber, con aquellos
5Cf.nuestro Phnomnes, temps et tres, Grenoble: Jrme Millon, 1987 y nuestro Phnomnologie et institution symbolique,Grenoble: Jrme Millon, 1988. [Una versin en PDF de ambas obras puede encontrarse en la pgina de que dimos
noticia en la Nota de presentacin: www.laphenomenologierichirienne.org. (N. del T.)]
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Wesen que despiertan, pero encabalgando la continuidad del tiempo, y por resonancia,otrosWesen salvajes que no por ello entran, en su totalidad, en la esfera del presentede la conciencia. As pues, este presente no har jams sino extraerse, por as decirlo,
sobre un fenmeno-de-mundo no del todo presente, y cuya mundanidad correspon-de al horizonte de ausencia para la conciencia que en ella se genera al temporalizarpresente. Y comprendemos, tras todas estas dificultades que experimenta Husserl al
conciliar lo que est tratando de poner en claro con la estructura uniforme de la con-
ciencia ntima del tiempo (cfr.APS, 408-411), que hay una ruptura, un hiato o una lagu-na en la continuidad fenomenolgica entre la autonoma fenomenolgica de las parti-ciones por resonancia, en cierto modo espontneas, propias de losWesen salvajes, ylo que, de esosWesen salvajes, ser extrado en el presente de la conciencia para serre-organizado, redistribuido, recortado de nuevo en lenguaje y luego en juicio lgico:
la apora reside en que si le concedemos a lo ante-predicativo verdadero estatuto fe-nomenolgico, entonces hemos de renunciar a que haya una transicin, es decir, una
posibilidad de engendramiento simple de lo predicativo a partir de lo ante-predicati-
vo imposibilidad a la que Husserl, como sabemos, jams se resign, ms metafsico
que fenomenlogo en este punto.
En una lnea semejante, Husserl, en la Beilage XIX (APS, 411-416) empezar por
distinguir, en la esfera del presente, el trasfondo afectivo (campo de la sntesis pasiva)
que vincula, ad liminem, al inconsciente (dasUnbewusste) (APS, 411), que se pone luegoen relacin con el sueo (APS, 412). Llegar incluso a hablar, a propsito de la snte-
sis pasiva que mezcla y distingue, de una edificacin sin tiempo (zeitlos) en todo presen-te momentneo (APS, 413), y a plantear la cuestin de la concretizacin de unidades,de la separacin de esas unidades respecto de otras unidades, y de su constitucin
como coexistencia de lo que dura en la continuidad en devenir (del tiempo) (APS, 413),
por lo tanto, a plantearse la cuestin de la autonoma o de la espontaneidad de la par-
ticin de losWesen salvajes en la intemporalidad (Zeitlosigkeit) del inconsciente fenome-nolgico. Se tratara aqu de la auto-organizacin del caos de las impresiones como
elementos originarios genticos, en lo que no seran an sino objetos entre comillas
fenomenolgicas inarticulados (ibid.). Siguiendo este impulso, Husserl se encomenda-r a la tarea de comprender, al menos idealmente, esta gnesis a partir del caos, y lo
har en dos pginas de una enorme densidad y que quisiramos comentar con cierto
pormenor. Volveremos, al hacerlo, sobre la apora del presente estratificado.
3. La temporalizacin/espacializacin en la sntesis pasiva
Efectivamente, todo el problema reside, de nuevo, en saber cmo las unidades parale-las de la sucesin (los decursos temporales ligados cada vez a uno u otro Wesen salvajeo elemento, mudado en impresin originaria) pueden concretizarse bajo la forma
de una coexistencia duradera de objetos de presente (Gegenwartsgegenstnde) susceptibles,
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a su vez, de conservarse en la continuidad del curso temporal. Esto solo puede dar-
se si las condiciones de la concrecin de los elementos y de su contraste siguen
cumplindose en ese presente que dura, es decir, si los elementos ya se han distin-
guido y si las paralelas permanecen paralelas y no vuelven al caos (cfr.APS, 414).Ahora bien, nos dice Husserl de entrada (ibid.), los campos sensibles, es decir,
en nuestros trminos, las unidades fenomenolgicas o los fenmenos-de-mundo,
estn vinculados unos a otros de modo catico, y ello por el hecho de que nada los
constrie intrnsecamente a vincularse unos a otros. Pero aade: todo campo sensi-
ble es una unidad csmica armnica (ibid.). Lo cual significa, en nuestros trminos:todo campo sensible es un fenmeno-de-mundo, individuado como tal de modo,
ciertamente, contingente, pero en cuya fenomenicidad ya est en juego una determi-nada armona, una determinada resonancia entre elementos (Wesensalvajes) que pre-
cisamente es objeto de la sntesis pasiva. Y con todo, Husserl, desde luego muy feno-menolgicamente entonado en este pasaje, precisa que esto no es suficiente pues
el orden de continuidad temporal es otro, es distinto del de esta cohesin sin conceptopropia del fenmeno: Toda nueva impresin momentnea hace que la que acaba de
darse resbale a un lado. Nada tiene en comn con esta impresin precedente, ni esta
ltima con su predecesora. [...] Ninguna de las condiciones de la fusin y de la unifi-
cacin concreta se cumple; as, todo lo empujado (scil.hacia el pasado) se hunde sinpausa en el inconsciente. (APS, 414). Por decirlo de otro modo: no recibo el fen-
meno como un espectculo desplegado de par en par, un panorama o una fotografa,
sino que solo recibo conscientemente de l algunas impresiones que, por aadidura,son excluyentes unas de otras. O tambin: no es el fenmeno entero el que, como una
seccin instantnea en el tiempo, discurre continuamente con arreglo a una simple
traslacin lineal e isomorfa de todos y cada uno de sus puntos. De ah procede la idea
de un caos de impresiones que, sin embargo, no se ha de confundir con las armonas
o las resonancias de elementos a ras de fenmeno; este caos que Husserl, claro est,
se ve obligado a poner en escena para ser coherente con su doctrina del tiempo, es
tan abstracto como esta ltima.
As y todo, s pondera Husserl de inmediato la imposibilidad (cfr.APS, 414-415)resultante de hablar de construcciones y de posibilidades ideales, abstractivas
(APS, 415), y de terminar concluyendo que hay, en ese punto, un defecto en las lec-
ciones (texto principal de APS) y en lo que precede (ibid.). Por nuestra parte, hemostratado de mostrar en nuestros trabajos6que este vnculo es del orden de un esque-
matismo fenomenolgico-transcendental en el que la comunicacin de fenmeno-
de-mundo a fenmeno-de-mundo se hace a contrapelo de la temporalidad, es decir,
en el seno de una proto-temporalizacin/proto-espacializacin, y segn la distorsin
originaria, una de cuyas posibles figuras es la que se juega a ras de la concrecin de
6Cf.aparte de las dos obras ya citadas, nuestras Recherches phnomnologiques, vol. I (Rech. I, II, III) y II (Rech. IV, V),Bruxelles: Ousia, 1981, 1983.
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fenmenos como los que Husserl designa con el trmino resonancia o armona
y que esta resonancia, dentro de un fenmeno-de-mundo, jams se d sin una
resonancia con otros fenmenos-de-mundo, he ah un problema demasiado complejo
como para que podamos examinarlo aqu7.Si bien, desde nuestro punto de vista, entrevemos aqu no slo la posibilidad sino
tambin la necesidad de introducir un esquematismo transcendental de la fenomeni-
zacin, cmo reacciona Husserl al respecto? Tras haber retomado por un instante
su idea de presente estratificado para constatar su insuficiencia (cfr.APS, 415), conclu-ye que nos la habemos aqu con cohesiones afectivas (scil. en nuestros trminos: sinconcepto) de elementos heterogneos a travs (durch) de la forma homognea del tiem-po (ibid., el subrayado es nuestro). Esto equivale a decir, como nosotros, que si estascohesiones atraviesan el tiempo, es porque se hacen a contrapelo del mismo. En eco a
la resonancia y a la armona, Husserl aade, de forma verdaderamente genial:
As, las apariciones de la rtmica estn ellas mismas iniciadas desde la simple repeticin
de contenidos inarticulados, y fundan lo que hay de comn (Gemeinsamkeit) en la forma del
tiempo, lo que puede entrar en escena (auftreten) en diversas esferas sensibles como co-
hesin afectiva mantenindose como la misma. Una rtmica de seales luminosas puede
recordar una rtmica de seales sonoras... Es precisamente por ello por lo que la aso-
ciacin ordinaria puede tambin solaparse (bergreifen)de campo sensible a campo sensible
(APS, 415, subrayamos).
La misma cosa vale tambin para las formas locales o para las Gestalten locales deesas formas (ibid.): manifiestamente, aadiremos, por tratarse tambin de ritmos.
Pasaje crucial donde los haya porque, tras la apariencia de reactivacin de la
sntesis clsica entre forma intemporal y decurso temporal en el ritmo, Husserl acce-
de ms bien a pensar ese mismo ritmo como hacindose a contrapelo del tiempo,
formando as la cohesin sin concepto de los fenmenos, y el vnculo de tal fenme-
no a tal otro fenmeno. Dicho de otro modo, la sntesis pasiva es rtmica por cuanto
se solapa con el decurso temporal ya que no solo vincula entre s elementos que se
hallan sobre distintas lneas del presente estratificado (cuyo carcter hipottico ha
sido avanzado), sino tambin porque los vincula entre s transgrediendo el lmite
abstracto fijado por un ahora impresional, dado que, de un modo distinto al que
considera una lnea nica correspondiente a un objeto cuasi-instantneo nico, fu-
siona impresiones con lo que ya no es tal, e incluso con lo que jams lo ha sido, as
como fusiona impresiones con lo que jams sern tales. Es lo que queremos decir
cuando enunciamos que hay espacializacin en la temporalizacin. De ello se des-
prende que no hay, sino abstractivamente, temporalizacin sin espacializacin, sin
rtmica. Aunque Husserl nos da una idea de ello a decir verdad equvoca (aunque esta
7Ver a este respecto: Phnomnes, temps et tres, IIme section.
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nos parece esencial), de todo lo anterior se desprende asimismo el hecho de que si
la rtmica se hace, al menos en cuanto a una parte de s misma, a contrapelo o endesajuste respecto de la temporalizacin en presencia, es porque halla su origen ms
arriba, aguas arriba de esta ltima, es decir, en el esquematismo fenomenolgico dela fenomenizacin como proto-temporalizacin/proto-espacializacin. Dicho de otro
modo: si la rtmica o el ritmo articula de antemano contenidos inarticulados, si la re-peticin es significativa sin por ello ser, ipso facto, repeticin en el tiempo, o repeticindel tiempo, si, por lo tanto, el ritmo es lo que sostiene unido al fenmeno en su cohe-sin sin concepto, es porque, como ritmo, corresponde, como poco, al eco rtmico del
ritmo fundamental segn el cual el fenmeno-de-mundo se fenomenaliza como fen-
meno; corresponde, por lo tanto, al eco, rtmico a su vez, del esquema transcenden-
tal de la fenomenizacin del fenmeno. El ritmo en el tiempo o a travs del tiempo,
ritmo que, en realidad, temporaliza el tiempo y el fenmeno, solo puede llevar a caboesto ltimo, solo puede transgredir el flujo uniforme (o estratificado) del presente, si sehace eco de un ritmo que es de suyo proto-temporalizante/proto-espacializante y en
el que el mundo se fenomenaliza como fenmeno o fase de mundo: fase inconscien-
te en la que se juega la sntesis pasiva, y por cuya relacin con la fase de presencia
de la conciencia (provista de sus retenciones y de sus protenciones) habra que pre-
guntarse tal y como el propio Husserl lo exige al final de esta Beilage (APS, 415-416).
Ser esta cuestin la que nos encontremos retomada en la Beilage XXII (APS,
420-424), donde vuelve el problema de la rtmica y del inconscientefenomenolgicono
marcado o polarizado por gnero alguno de investidurassimblicas inconscientes,sino vinculado, por un lado, al olvido retencional, cuando todo se deslavaza en nulidaden el seno del pasado retencional y, por otro lado, a la esfera global de la percepcin
(APS, 420). Esta nulidad, que Husserl denomina tambin horizonte vaco (Leerhorizont),es aquello sobre lo que empezar a inquirir, y ante todo en el contexto de la escucha
de una meloda. Escribe:
Cuando la meloda prosigue y desde el horizonte vaco algo del comienzo, ya recndito,
emerge (auftaucht), es ah, en cambio, la entera cohesin, vuelta vaca, la que emerge en
cierto modo junto al ahora (Jetzt), es decir, con el presente concreto que se sostiene y que
est an en la luz, que es la parte en avanzada (Vorstck) del pasado, y que forma una
unidad con lo que acaba justo de pasar y que an est en la conciencia afectiva; es esta
parte la que en dicha conciencia se prolonga. Cuando me pongo a cantar el final de la
primera estrofa de un Lied, el comienzo est separado de ello desde hace un momento y,
por fin, desaparecido. Sin embargo, mientras que el final me exhorta al nuevo comienzo,
y que este entra en escena y despierta mi anterior comienzo as como su cohesin desva-
necida en la estrofa hasta que llega el final, es ahora (nun) la estrofa como unidad la que
se mantiene ah para m, sin que sea recordada en la rememoracin, y ello, en primer
lugar, de modo directo en el canto continuado de la nueva estrofa. (APS, 421)
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Dicho de otro modo, hay una presencia al menos latente de la estrofa entera, que
desborda las retenciones sin por ello proceder de la rememoracin (Wiedererinnerung).Qu es, pues, esta suerte de presencia ampliada que forma la cohesin sin concepto
de la meloda, del Lied o del poema, y que transgrede los estrechos lmites de las re-tenciones inmediatas? En los trminos de Husserl, de qu orden es este despertar
que vuelve a traer, al comienzo de una nueva estrofa, la estrofa precedente entera?
O este despertar que mantiene unida toda una sucesin de sonidos, incluso todo
un movimiento musical (ibid.)? A esta pregunta responder Husserl alegando que eldespertar es un nuevo modo (de intencionalidad?) que no crea una nueva vivencia
como lo hara la entrada en escena de una nueva sensacin, pero que lleva el cambio
retencional, que no cesa de cambiar, a la forma de la afectividad en la que algo se
sostiene en el decurso (ibid.), y en cierto modo, aadiremos, a travs de l. Esto pone
en tela de juicio la solidez de la distincin entre pasado retencional y pasado reme-morado, y plantea la pregunta por el recubrimento o el solapamiento (berschiebung) deambos en la fusin asociativa o en la sntesis pasiva (APS, 422). Se trata, de nuevo,
de una apora para la conciencia ntima del tiempo ya que esta ltima conduce, en
trminos husserlianos, a la inmortalidad del flujo retencional y de la conciencia, esdecir, al cambio temporal eterno que no se pierde sino en el lmite, es decir, al infinito,en el horizonte vaco de la vida inconsciente (cfr.ibid.). Tales son, cabe decir, los polosde oscilacin del pensamiento husserliano que verdaderamente lo obnubilaron: por unlado la inminencia de un importante descubrimiento fenomenolgico, que hubieseconducido a Husserl, tal y como lo presenta, a abandonar su doctrina del tiempo
ntimo, y a considerar la espacializacin en la temporalizacin, es decir, la espaciali-zacin/temporalizacin como rtmica, tesitura que Husserl est aqu muy cerca de asu-mir tal y como la describimos; y, por el otro, una autntica metafsica del tiempo internode la que jams quiso despegarse8. Se trata siempre de la misma cuestin ya que lo que
ha desaparecido del horizonte retencional est an presente, aparentemente en lo in-diferenciado, sin que por ello resulte, ipso facto, identificable en una rememoracin:efectivamente, no requiero de esta ltima para sentir, en mi sensibilidad y sin reflexio-nar sobre ello, la cohesin del fragmento musical o del poema que discurre. Si tambin
hay pensar en la escucha sin lo cual consistira esta en una recepcin amorfa de
seales este pensar no es, a su vez, del orden de una construccin: se trata ms biende la formacin del tiempo-espacio, de un sentido como temporalizacin/espaciali-
zacin que se sostiene en s mismo como estrofa o fase, es decir, con mayor gene-
ralidad, comofase de presencia (en un sentido por entero nuevo respecto de Husserl).Esta puede englobar, como se habr comprendido, todo un poema, toda una sinfona,
toda una novela, etc., es decir, que la particinfenomenolgica en que consiste no pue-de ser fijada de antemano.
8Se puede consultar, por otro lado, Monadologie transcendantale et temporalisation, comunicacin hecha en
el Coloquio Husserl organizado por el Centro de los Archivos Husserl de Lovaina, Leuven, 21- 24 de septiembre
de 1988, por publicarse en la col. Phaenomenologica, Kluwer, Dordrecht. [Fue publicado en Husserl-Ausgabe undHusserl-Forschung, S. IJsseling (ed.), Dordrecht/Boston/Londres: Kluwer Academic Publishers, 1990. (N. del T.)]
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Husserl retoma la pregunta por entero en la segunda parte de la Beilage, redac-
tada separadamente (cfr.APS, 525, observacin del editor). En primer lugar, lo que hade retenerse de la doctrina del tiempo es que el horizonte de las retenciones es,
al cabo, el horizonte vaco en el que las retenciones se hunden: se trata del pasadocomo vaco, indeterminado, y escapando a la intuicin, del inconsciente fenomenol-
gico como pasado. El enigma reside entonces en que pueda rememorrmelo de forma
ms o menos ntida aun cuando haya desaparecido de las retenciones y a pesar de
que a la rememoracin no es ajeno algo as como el sentimiento de una infinitud del
pasado (cfr.APS, 422-423). Pero este se halla, en realidad, en comunicacin con laapora de la conciencia ntima del tiempo. En efecto, Husserl escribe:
...el campo retencional consiste casi por completo en representaciones vacas que tienen
una cohesin continua y fluyente, que acarrean consigo indeterminidades, y pasa (scil.este campo) a la representacin vaca, en s misma completamente indeterminada, de un
pasado sin fin en el que esta ausencia de fin del pasado ya no debe pensarse como una
lnea clara y cerrada en un punto del horizonte como clausura aparente. (APS, 423)
No podemos saber si por un lapsus calami o de manera consciente escribe
Husserl aqu la palabra Vorstellung.As y todo, es cierto que su doctrina del tiempoconduce a la idea de un tiempo vaco, inexorablemente en curso en el apeiron de supasado, sobre un abismo que ningn horizonte puede poner en forma. La cada des-
de el presente al pasado se hace, por as decirlo, en cada libre, infinita, sin trminoasignable. Inmortal y eterna, por retomar trminos que hemos localizado en Husserl,
pero montona, de pesadilla, por carente de mundo y, en suma, sin fenmeno. Una
vez dentro de ese flujo, parece que ya no lo abandonamos jams si no es en virtud de
alguna estrella fugaz, una impresin seguida, al punto, por sus retenciones. No obs-
tante, Husserl aade:
A la esencia de la retencin vaca pertenece la posibilidad de verse cumplida
(Erfllbarkeit), y este cumplimiento es la rememoracin (ibid.). Pero a condicin, pre-cisa Husserl inmediatamente despus, de que no se trate de una rememoracin inme-
diata que reanime un presente concreto justo a punto de pasar seal de que Husserl
se muestra circunspecto en lo tocante a la nitidez de la diferencia entre retencin y
rememoracin. Y aade, de un modo, para nosotros, harto sorprendente aunque se
trate de un punto cuasi-constante en toda su obra, que la rememoracin que emer-
ge posee tambin su contenido [teneur]temporal por cuanto presentifica de nuevo(wiedervergegenwrtigt) un tiempo (una objetualidad temporal) bajo la forma de un proce-so con un horizonte protencional subsistente (bestndig) (ibid.). As pues, segn Husserl,la rememoracin es re-temporalizacin de toda la fase (en el sentido que es el suyo),
es decir, de la unidad indisociable constituida por la impresin, sus retenciones y sus
protenciones. Como si, de este modo, y utilizando, aqu, otro lenguaje, pudiese uno
rememorar la duracin misma! Afortunadamente para nuestra vida, no es ese, como
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cada quien sabe, el caso: de otro modo nos veramos obligados a soportar indefinida-mente en una suerte de eterno retorno lo que ya habamos soportado! Sin embar-
go, esta extraa y permanente ceguera husserliana a propsito de la temporalidad
propia de la rememoracin donde el tiempo se hace, cierto es, en la presencia delrecuerdo, pero como presencia que se hace en presente y con el material fenomeno-lgico de lo rememorado, y las ms veces con infidelidad respecto de lo que fue real-
mente vivido, distinguindose este tiempo rememorado de lo actualmente vivido en
virtud de una cierta ausencia originaria que, precisamente, es la propia del pasado, de loque no volver, de lo irremediablemente perdido, esta ceguera husserliana, decamos,
viene requerida desde su fe en la continuidad del tiempo interno, y es necesaria para
la determinacin del sitio que en el flujo ocupa todo acontecimiento u objeto
temporal. Que se trate aqu de una abstraccin literalmente adosada a la temporali-
dad intrnseca de la rememoracin es cosa que, por lo dems, Husserl concede en laBeilage XXIII al escribir que no puedo recorrer de forma continua en sentido inverso
(rckwrts) el camino del tiempo, y que esta posibilidad conducira, por otro lado, ala monotona de la existencia (APS, 484).
Ser, pues, en virtud de la imposibilidad fenomenolgica manifiesta de su doc-
trina del tiempo interno, y tras haberla reafirmado dogmticamente hasta prolongarla,
de modo an ms absurdo si cabe, al caso del futuro (Zukunft) (cfr.APS, 424), cuandoHusserl, de repente, presa del remordimiento, se plantee, al final del fragmento, la
siguiente pregunta: Acaso debe siempre (Musses) darse un presente? La cuestin
est en saber si el presente puede o no reducirse a un horizonte completamente vaco(la noche absoluta de la intencionalidad) (ibid.). Por lo tanto, de nuevo: la preguntapor ese caos impresivo originario en que no hay mundo. Pero si no hay mundo, aca-
so habra, ah, un presente?
Hay que leer la Beilage XXIII para que la apora halle respuesta en el seno de la
sntesis pasiva. As, tras el pasaje ya citado, Husserl encadena el argumento del si-
guiente modo:
Si el comienzo de la vida fuera el periodo inicial de una monotona sin fin, sera un
periodo de olvido impenetrable (undurchbrechbar). Y si varios de esos periodos de mono-
tona estuvieran mediatizados por multiplicidades de contenidos, pero tales que ninguna
condicin asociativa se cumpliese en ellas, entonces solo podra ser avistada en toda su
extensin (berschaubar) una vida no montona, y no una unidad sinttica de la vida por
encima (ber) de todos sus periodos (APS, 424-425).
Dicho de otro modo: se tratara de una vida ciertamente infinita, sin sueo!, pero
Husserl insiste enseguida en ello vida absolutamente desprovista de sentido por estarabsolutamente desprovista de memoria y absolutamente desprovista de mundo.
Escasos son, hasta donde alcanzamos a saber, los pasajes de la obra husserliana publi-
cada hasta hoy en da en que Husserl sea a tal punto consciente de la monstruosidad
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filosfica de su doctrina, ms metafsica que fenomenolgica, del tiempo ntimo. E
igual de extrao es que, habiendo ahondado a tal extremo en la apora, est tan cer-
ca de reparar en la necesidadfenomenolgica que ha de asegurar la estricta autonoma
de la sntesis pasiva respecto de una doctrina del tiempo enteramente pendiente deuna profunda revisin y, de ah, la necesidad de retomarlo todo desde la unidades
fenomenolgicas, los fenmenos-de-mundo en su fenomenizacin y en su concre-
tizacin salvaje enWesen salvajes, a partir de una proto-temporalizacin/proto-espa-cializacin que se retoma (reflexionndose sin concepto) en una temporalizacin/es-pacializacin en conciencia.
As, Husserl escribe esto que sigue, que citamos in extenso y que resulta, cuandomenos, sorprendente:
Por lo tanto, es preciso decir que si es absolutamente necesario hablar de una asociacincontinuamente vuelta hacia atrs (rckgewendet), esta no puede hallar, ni en el continuo
uniforme (gleichfrmig), ni tampoco en un decurso (Ablaufen) uniforme (en cierto modo
siempre de nuevo el mismo sonido segn la misma distancia), ningn motivo de priori-
dad, es decir, que este continuo no puede motivar repercusin (Auswirkung) alguna de la
tendencia en una reproduccin pasiva y, por ende, tampoco afeccin privilegiada o aten-
cin ningunas, ni tampoco voluntad de reiteracin alguna.
Slo ah donde hay datos que surgen de modo no-uniforme puede tener lugar el
despertar, a raz de lo cual la rememoracin ha de tener necesariamente la forma de un
salto-hacia-atrs (Zurckspringen). (APS, 425)
Hemos ledo bien: saltar hacia atrs. Lo cual implica: discontinuidad en el decursodel presente. Por lo tanto: pluralidad de fases de presencia en curso con sus retencio-nes y sus protenciones como fases de presencia que no solo consisten en retenciones
y protenciones adheridas cada vez a una impresin originaria correspondiente, sino
tambin y sobre todo a una rtmica de dichas impresiones, rtmica estrictamente
coextensiva con una rtmica de las retenciones y de las protenciones: as pues, reten-
ciones y protenciones adheridas, ms bien, a una rtmica que, en la sntesis pasiva
concreta de la temporalizacin/espacializacin, mantiene unidos, en virtud del ritmo,
tanto aquellos elementos (que consisten enWesen salvajes) que hicieron impresin,como otros que no fueron impresivos, retenciones y protenciones de impresiones,
pero tambin retenciones y protenciones sin impresin, retenciones sin cabeza y
protenciones sin cola. Pero qu significa todo esto? Qu es entonces la presencia?
Es lo que trataremos de apuntar a modo de conclusin. Ms all de Husserl, pero en
la lnea de lo que el propio Husserl, como hemos advertido, se esforz en pensar.
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4. Presencia y ritmo: conclusin
La gran enseanza de las incursiones husserlianas en la problemtica de la sntesis
pasiva estriba en la radical insuficiencia de la simple forma del presente vivo para la
constitucin de unidades fenomenolgicas, es decir, de fenmenos. En este sentido,
el tiempo no es, en ltimo trmino, lo que, en primer lugar y las ms veces de modo
inadvertido, es constitutivo de la fenomenicidad de los fenmenos, y ni siquiera, en un
segundo grado, del carcter entitativo de lo que es. La relectura de las aporas husser-
lianas puede permitirnos un paso a contrapelo del punto de partida heideggeriano,
del que advertimos ahora lo muchsimo que an le debe a Husserl: en cualquier caso,
se da en ambos una propensin comn a la incapacidad de pensar la espacialidad y la
espacializacin originarias, como si estas ltimas hubieran de ser coextensivas de una
exteriorizacin que ocultara en la objetividad o en la Vorhandenheit la fenomenicidadde los fenmenos.
Sin embargo, y como hemos visto, no puede haber temporalizacin concreta enpresencia sin espacializacin intrnseca, sin desmultiplicacin interna del flujo supues-
tamente nico del tiempo (presente estratificado), y sin relaciones laterales que trans-
gredan la supuesta homogeneidad del decurso, relaciones entre elementos que, a
raz de esto mismo, ya no pueden remitirse a otras tantas impresiones originarias. Si
bien es necesario hablar de una impresin en el presente cuando escucho un frag-
mento musical o un poema, o incluso cuando leo, esta impresin es de suyo comple-
ja y no es simplemente una composicin de impresiones que evolucionara de forma
continua al hilo del decurso de la presencia. Esta impresin es a su vez temporal o,
mejor dicho, se desarrolla a su vez en lo que no deja de tender a envolverse como una
presencia. Desenrollndose, no est menos abierta sobre su porvenir que tendidahacia lo que se envuelve o enrolla en su pasado: se trata de protenciones y de reten-ciones algo ms complejas que aquellas que Husserl considera a la luz de la relacin
exclusiva y unilineal con una impresin originaria puntual y montona. Pues lo cierto esque lo pre-aprehendido en esas protenciones est ah de antemano, en presente, aunquea distancia de lo que se temporaliza de modo actual como presencia, lo cual significa
que ese ya-estar-ah es el ser de una cierta ausencia, la ausencia presente del futuro,su inminencia en el presente, su presentimiento, donde la aventura del presente ha
de desenvolverse todava. De modo simtrico, lo que es post-aprehendido en dichas
retenciones est ah todava, en presente, aunque ya a distancia de lo que continatemporalizndose como presencia; y este estar-ah-todava es asimismo el ser de una
determinada ausencia, la ausencia an presente de un pasado en el que, como bien s,algo de la aventura del presente ya se ha decidido sin por ello haberse clausurado ya,
puesto que esta ausencia es una latencia que siempre puede volver a despertarse,
tomar otro derrotero al hilo del desarrollo de la aventura se trata de un ser todava a
expensas de lo que va a producirse en la presencia.
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Esta observacin es importante porque pone de manifiesto que este pasado re-
tencional no se hunde en el horizonte vaco o en el inconsciente fenomenolgico
como definitivamente perdido, sino que, desde su distancia, es retenido, resulta re-
tencional antes bien por estar, de suyo, abierto al futuroapertura que no cesa ms quecuando la fase de presencia se cierra como sobre un sentido que se ha hecho, cuan-
do el fragmento musical o el poema llegan a su punto final. Esto significa que no hay
pasado retencional concreto propiamente dicho que no est a la espera de su futu-ro, y que, en este sentido, el presente no est, por as decirlo, cebado de s mismo al
tiempo que abierto a lo absolutamente imprevisible mientras guarda en s mismo
lo pasado en virtud de una suerte de inercia estlida, sino que, por el contrario, es un
presente minado por esas ausencias presentes en l del pasado retencional y del
futuro protencional. Est literalmente transido o atravesado de horizontes de ausen-
cia de los que, a decir verdad, no es sino la concrecin pasajera que no deja de ha-
cerse, y que resulta siempre artificial fijar. Por consiguiente, y a la inversa, si bien el
pasado retencional complejo de la fase est an en espera de su futuro, su futuro
protencional ya est cargado o enriquecido (segn los casos) por su pasado. Y es pre-cisamente esta presencia del futuro en el pasado y del pasado en el futuro lo que
configura por entero la presencia, la espera del futuro en el pasado y la salvaguarda
del pasado en el futuro no teniendo, precisamente, lugar sino en tanto que dura el
presente en la fase de presencia. Esta espera y esta salvaguarda se prolongan la una
en el interior de la otra en virtud de su solapamiento en la duracin del presente, en
la densidad fenomenolgica de este, densidad que no es densidad temporal sino en la
medida en que nada est ya pasado o cumplido del todo; antes bien, todo est pre-
cisamente en curso de cumplirse, como en un fundamental estar en vilo [porte--faux] enque se da una diferencia no menos fundamental en cuanto al contenido entre lo que
se sostiene en las retenciones pendientes del futuro y lo que, en punto al cumplimien-
to del pasado, ya se presiente en las protenciones. Presencia en distorsin en la que
parte del pasado est todava en futuro, y en la que el futuro ya est, en parte, en pa-sado. As pues, presencia en la que el pasado todava no se ha sedimentado por com-
pleto en lo pretrito, y donde una parte del futuro ya se ha decidido, a distancia de
lo absolutamente imprevisible. Solo porque se da, en la temporalizacin/espacializa-
cin concreta en presencia, este todava del pasado y este ya del futuro, podemos
recrearnos en la escucha de la msica o de la poesa, o en la lectura en general. Lo
absolutamente pretrito nos aburrira y lo absolutamente imprevisible nos parecera
catico, incomprensible.
Pero qu es lo que se forma, de este modo, en la temporalizacin? Se forman, aun tiempo, el sentido y la conciencia de ese sentido como hacindose, y donde, pre-
cisamente, experimentamos la alegra de asistir, en cierto modo, al nacimiento mismo
de la conciencia. Si pasado retencional y futuro protencional se entreveran as en virtud
de su distancia, si el uno an espera al otro en tanto que el otro ya guarda algo del
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uno, ello no puede acontecer a travs de la monotona, cebada de s misma, propia
de un decurso uniforme, sino a travs de la complejidad de una formacin que, pre-
cisamente, est hacindose, y que asocia a travs del flujo del presente pero enca-
balgndolo elementos del pasado retencional, elementos del futuro protencional,
y elementos de lo que se fragua en el presente. Sin embargo, esta asociacin, que
s es del orden de la sntesis pasiva por cuanto no soy yo quien la construye como
tampoco, por lo dems, el artista en la espontaneidad de su genio, que es, segn nos
dice Kant, la naturaleza en l, no pone necesariamente juntas, a travs de la fase de
presencia y estrindola, por as decirlo, transversalmente, impresiones actualmen-
te presentes (o habindolo sido, o debindolo ser): las impresiones adquieren un
estatuto completamente distinto desde el momento en que han de tomarse como los
elementos de la sntesis pasiva, es decir, del fenmeno que se temporaliza. Son,
efectivamente, a la luz de esta consideracin, partes involucradas en una espacializa-
cin en la temporalizacin, es decir, que estn, al menos en parte, relativamente ausentesde la actualidad del presente en curso de desarrollo. Cualquiera sabe que escuchar
bien un fragmento de msica o un poema no consiste en escuchar todas las notas o
todas las palabras, sino en escuchar entre las notas o las palabras, es decir, escucharel ritmo o los ritmos que tras ellas se van fraguando; pues es esta rtmica complejala que genera la cohesin sin concepto de la fase de presencia, y la que, detrs de la
particin en notas o en palabras con que el artista hubo de componer, recorta desde
s misma otros seres, otrosWesen (visiones, emociones como movimientos) que ya no
pertenecen a las notas o a las palabras. Es entonces cuando, en la rtmica compleja
de la temporalizacin/espacializacin, el fragmento musical o el poema nos habla, nosdice algo, y algo que es un sentidoun sentido allende las notas o las palabras, y quees irreductible a la significacin, y que, las ms veces, cuando no siempre, est mar-
cado por una tonalidad, en el sentido musical generalizado, que corresponde sin duda
a lo que Heidegger entenda por Stimmung.Y la prueba de que esta rtmica escapa ala codificacin simblica luego, a fortiori, a la codificacin lgico-eidtica nos laofrece el hecho, cotidiano, de que no hay buena escucha posible de la msica o de
la poesa sin interpretacin as est esta ejecutada por el buen intrprete (msi-
co o actor) o por el propio lector. Esta es la parte, no codificable y por lo tanto ina-
nalizable, que procede del genio del artista. Solo si esta rtmica se recrea puede
ocurrir que aquello que tena todo el aspecto de lo pretrito puesto que ha sido
(ya) compuesto a pesar de todo revive, una vez ms, su aventura, y lo hace con arre-
glo al mismo quiasmo de pasado a la espera de su propio futuro y de futuro enrique-
cindose de su pasado lo pretrito, a fin de cuentas, solo corresponde a lo que se
deja enteramente consignar mediante los cdigos simblicos instituidos.
La temporalizacin/espacializacin de una fase de presencia permanecer, pues,
incomprensible mientras nos empeemos en considerarla desde la abstraccin segun-
da de impresiones originarias, puesto que estas solo conciernen a los signos, es decir,
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a las notas y a las palabras. De hecho, solo si las impresiones originarias no estn
absolutamente presentes bajo la forma del ahora (Jetzt) puede de veras haber tiem-po que se temporalice en presencia provista de sus retenciones y de sus protenciones
en mutuo entrecruzamiento dentro de la espacializacin. Por lo tanto, tampoco habra
que decir que lasWesen recortadas por la rtmica constituyen, en cierto modo, impre-siones originarias de segundo grado: en la abstraccin en que consiste la impresin
originaria nos encontramos no solo con la abstraccin sensualista de la seal, sino
tambin con la abstraccin del instante fuera-de-tiempo. Lo que es seal no hace
tiempo porque no hace sentido: un ordenador o un autmata cualquiera reacciona
ante ello de un modo mucho ms eficaz que un humano. Y lo mismo ocurre, ms o
menos, con el presente que sobreviene como parada momentnea, por parte de la
conciencia, de la rtmica en movimiento. Si, en lo tocante a la conciencia, hemos
sugerido que esta en cierto modo nace a s misma al albur del sentido hacindose en
el seno de la temporalizacin/espacializacin en presencia, es precisamente porque el
sentido se hace en la presencia, porque se precede a s mismo en las protencionesy se sigue a s mismo en las retenciones, e incluso se espera a s mismo todava en las
retenciones a la espera de su futuro y ya se anticipa a s mismo en la protenciones,
ya preadas de pasado: imposible pensar una presencia sin pensar un s-mismo, el s
mismo reflexionante y reflexionado, pero sin concepto, del propio sentido hacindose.Esta suerte de despertar del sentido a s mismo y de vela del sentido sobre s mismoes precisamente lo que llamamos con-sciencia: co-saber del sentido por s mismo al
hilo de su propio desarrollo, desarrollo en el cual se enrolla y recoge. Pero siempre
cabe que esta con-sciencia pierda el hilo: ya no le queda, entonces, ms que plegarsea lo que, fuera de sentido, le sobreviene: y ser exactamente en este momento fuera-
de-sentido cuando se tope con la sensacin como impresin originaria. Si la concien-
cia permanece en ella, si no se ve retomada por la rtmica, entonces comparece el
caos, es decir Husserl lo presinti tanto el olvido como el aburrimiento.
Todo esto entraa una profunda revisin de la fenomenologa, que hay que abs-
tenerse de fijar en doctrina. Para empezar, hemos de pasar, tal y como Merleau-Ponty
nos invita a hacerlo en su ltima obra, del concepto de sensacin como actualmente
presente o como pudiendo estar, desde una identidad supuestamente constituida,
actualmente presente, a la concepcin de lo sensible como presencia nunca reabsor-bible en la supuesta actualidad de algo sentido, sino siempre atravesada por la ausenciade lo insensible. LosWesen de segundo grado recortados por la msica o por el poemamediante su rtmica no son esas presencias actuales que se dan en un presente, saturn-
dolo. No se vuelven sensibles extrayndose o emergiendo de un insensible que hara
en cierto modo las veces del depsito o reserva leibniziano de sus posibilidades, sino
que solo se tornan sensibles al estar traspasadas por lo insensible. Lo sensible, en el
sentido ms general (luego tambin lo sensible para el espritu, lo fhlbar de que
hablaba Husserl en la Ia Investigacin lgica) es la presencia de una cierta ausencia que le
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acaso Husserl temi demasiado. No obstante fue l el pionero y la tierra prometidaquiz le pareciera, de entrada, aterradora. Pero eso es, una vez ms, otra historia, y
que solo evoco para rendirle homenaje: al menos tuvo la grandeza de abrir la filosofa
a lo radicalmente otro, aunque a veces fuera a su pesar, lo cual, por lo dems, le pro-
tegi de toda desaforada grandilocuencia.
TRADUCCINDEPABLOPOSADAVARELA9
9Agradezco al Dr. Luis Niel el haberse tomado la molestia de leer una primera versin de esta traduccin y ha-
berme hecho varias indicaciones que he tenido en cuenta y que han contribuido a mejorar la legibilidad y pre-
cisin de esta versin en castellano del texto de Richir. Agradezco asimismo a Antonio Zirin una ltima lectura,
atenta y rigurosa, que permiti detectar algunos errores y tambin ofrecer una versin ms clara y elegante del
texto [N. del T.]