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3 - Actualidad el Latino Semanal 28 de Diciembre del 2018 al 3 de Enero del 2019

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Santiago de Cuba cuna del boleroViene de la Prime Página

...adaptada a la topografía ac-cidentada del terreno, donde espreciso ascender o descenderconstantemente, de ahí sus callesescalonadas, los balcones natura-les y las pendientes que propor-cionan hermosas perspectivas yhacen de Santiago un mirador ex-cepcional.

Viajar a Santiago es una expe-riencia sensorial. Son muchos losplaceres que la ciudad y su entor-no proporcionan al visitante: reco-rrer las bulliciosas calles Enrama-das, Aguilera o Heredia, arteriasvitales donde palpita el espíritu dela vida santiaguera; tomarse un ronañejo escuchando inmortales so-nes del Trío Matamoros y Com-pay Segundo en la Casa de la Tro-va (donde prevalece el refrán “LaTrova sin trago se traba”); llegarhasta el cercano poblado El Ca-ney (a unos pocos kilómetros),cuna de las ricas frutas del famo-so pregón y escenario de los últi-mos combates entre cubanos, nor-teamericanos y españoles duran-

te la guerra de Independencia; vi-sitar la antigua plantación cafeta-lera La Isabelica, en las laderasde la Gran Piedra, creada por in-migrantes franceses en su huidade la revolución negra de Haití;navegar por las aguas de la bahíay bordear el poblado marinero deCayo Smith, La Socapa y PuntaGorda, áreas de recreo y veraneocreadas por la burguesía en la dé-cada de 1920; extasiarse ante lavisión del impresionante castillo deSan Pedro de la Roca al atarde-cer; arrollar con una conga en lascalles en época de Carnaval o pe-regrinar hasta el pueblito de ElCobre, donde se encuentra el san-tuario que guarda la imagen de lapatrona de Cuba y tiene su sedela increíble -Steel Band que dirigeHermes Ramírez

En marzo de 2012, BenedictoXVI vio actuar a Hermes y su gru-po al subir a El Cobre, en la cordi-llera del mismo nombre, a 25 kiló-metros de la ciudad. El Papa que-dó impactado y eso que la bandasolo interpretó para él el Ave Ma-ría y Virgen Mambisa, y no oyósus versiones salvajes de Bacalaocon pan, de Chucho Valdés, y suscalipsos, sones y bailables cuba-nos, que hacen a los santiaguerosperder la cabeza y la cintura. “Lamúsica es el hombre escapado desí mismo”, resume Hermes, quepiensa que, en cierto modo, ese estambién el espíritu de Santiago: laciudad es de carne y hueso, entraen trance, baila, bebe, sufre y gozaigual que sus habitantes, por esolos sentidos explotan cuando en lacalle suena la corneta china en unaconga.

Santiago aporta tres referenciasa la lista del patrimonio mundial.El primero es el castillo de SanPedro de la Roca o castillo delMorro, impresionante obra de in-geniería militar edificada duranteel siglo XVII por Juan BautistaAntonelli, El Mozo. A la entradade la bahía, la fortaleza fue testigode acontecimientos históricoscomo la batalla naval en la que fuehundida la escuadra del almiranteCervera, el 3 de julio de 1898, quemarcó el final del imperio colonialespañol y abrió las puertas a la in-tervención norteamericana y a laposterior independencia de Cuba.Esta fortificación abaluartada, quese despliega en sucesivas terrazashacia el mar combinando formasgeométricas y simetrías perfectas,es una de las más importantesconstruidas por los españoles enAmérica.

El segundo tesoro es el paisajearqueológico de las primeras plan-taciones de café, que incluye losvestigios de 171 edificacionesagroindustriales de finales del si-glo XVIII y principios del XIX. Elconjunto es muestra de la influen-cia de la inmigración franco-hai-tiana, que trajo consigo en el su-reste de Cuba elementos de unacultura que nada tenía que ver conla de la colonia española, y no solopor la obra arquitectónica, ingenie-ril o hidráulica construida, sino tam-bién por la música, la danza, lagastronomía, la religión, el arte y

por los gustos y costumbres queimportaron, y cuya huella puedeobservarse en barrios de la ciudadcomo el Tívoli o en la calle delGallo.

“En cada cafetal había una bi-blioteca y un piano”, cuenta el con-servador de la ciudad, Omar Ló-pez, que para explicar la importan-cia de la huella francesa en San-tiago ha creado en la Casa Dran-guet el Centro de Interpretación yDivulgación del Patrimonio Cultu-ral Cafetalero. Situada a un cos-tado de la antigua plaza de Armas,ocupa una hermosa casona colo-nial con influencias neoclásicasperteneciente a un rico hacenda-do cafetalero, un ejemplo típico dela arquitectura doméstica santia-guera.

Por último, y derivada tambiénde esta huella, en 2003 se declarópatrimonio inmaterial de la huma-nidad la Tumba Francesa La Ca-ridad de Oriente, agrupación mú-sico-danzaria fundada el 24 de fe-brero de 1862 por esclavos haitia-nos que acompañaron en su huidade Saint-Domingue a los colonosfranceses. Hoy la dirige AndreaQuiala Venet y cada semana re-crea en su sede aquellos elegan-tes bailes de salón aprendidos porlos esclavos de sus amos: minués,rigodóns y carabinés de estilo ver-sallesco, pero interpretados al rit-mo de los tambores africanos. Tansingular como esta cultura mesti-za y el don de gentes de sus habi-tantes es el urbanismo y la arqui-tectura de Santiago. La Maquetade la ciudad es un buen lugar paracomenzar a sumergirse en su ri-queza. Reproduce a escala las 320hectáreas de su centro histórico,con sus más de 500 edificios dealto valor patrimonial y otras áreasimportantes como el hermoso re-parto de Vista Alegre (construidoen la primera década del siglo XXpara las clases adineradas siguien-do los modelos anglosajones de laCiudad Jardín y de la finisecularCity Beautiful norteamericana) oel cementerio de Santa Ifigenia,monumento nacional, donde estáel mausoleo del héroe nacionalJosé Martí, las tumbas de los pa-dres de la independencia y tam-bién la del líder de la revolucióncubana, Fidel Castro, además delos restos de los grandes trovado-res del país, de Miguel Matamo-ros a Compay Segundo, pasandopor Ñico Saquito y Pepe Sánchez.

Vista la Maqueta, lo mejor queuno puede hacer es echarse a lacalle y dejarse llevar hasta el Par-que Céspedes, la plaza principal.A diferencia de la plaza de Armasde La Habana, que preservó suimagen colonial, el espacio funda-cional de Santiago es fundamen-talmente ecléctico, reflejo del afánde modernidad y renovación de lasclases dominantes y los sectoresmás cultos a comienzos del sigloXX, cuando la ciudad experimen-tó una profunda transformación alperder peso la herencia colonial enfavor de nuevas ideas arquitectó-nicas y urbanas. Desde su crea-ción en el siglo XVI, el ParqueCéspedes, antaño plaza Mayor,plaza de Armas y plaza de IsabelII, fue el centro político, religioso,administrativo y social. Aquí estála llamada Casa de Velázquez, pro-bablemente la más antigua deCuba, que fungió como Casa deContratación y fue residencia delos gobernadores y de importan-tes familias, y hoy es el Museo deAmbiente Histórico. Están tam-bién el Palacio de Gobierno y lacatedral, cuyo origen se remontaal siglo XVI, aunque fue recons-truida en numerosas ocasionesdebido a terremotos, huracanes yataques de corsarios y piratas. Suimagen ecléctica actual se debe ala remodelación realizada entre1916 y 1922 por Carlos Segrera,arquitecto fundamental de Santia-go, pues a él se deben el hotel CasaGranda, el Museo Bacardí y mu-

chos edificios que son seña deidentidad de la ciudad.

En el Parque Céspedes, o en elBalcón de Velázquez, o en el caféLa Isabelica, en una esquina de laplaza de Dolores, uno puede co-nocer a personajes como JuanManuel Villy Carbonell, apodadoEl Benny porque canta como Ben-ny Moré y puso su voz en una pe-lícula sobre el famoso artista cu-bano. El Benny se define como “unbohemio desde los ocho años, por-que así es Santiago”, y pasea porlas calles vestido como El Bárba-ro del Ritmo pese al calor sofo-cante. Solo o con su guía uno pue-de perderse por el sistema de pla-zas y plazuelas del centro históri-co. Cada una tiene su personali-dad, como la plaza de Marte, des-de el siglo XVII el espacio paralos ejercicios de las tropas espa-ñolas, entonces denominado Cam-po de Marte. Siguiendo las callesde Aguilera y Enramadas, uno pue-de descubrir callejones embruja-dores como el del Carmen —hoyun mercadillo de artesanía—, do-blar por Heredia hacia las seño-riales casonas que albergan loscuriosos Museo El Carnaval yMuseo del Ron, o llegar a las fa-mosas escaleras de Padre Pico,coronadas por el Museo de la Lu-cha Clandestina, o bajar hasta lafantástica alameda Michaelsen,donde se abre la ciudad a la bahía,con su reloj y su zona industrial.

Santiago es mucho Santiago.Puedes escuchar por la noche, enLa Casa de la Trova o en La Pa-changa, al Septeto Santiaguero. Oviajar junto a la costa por la pre-ciosa carretera de Mar Verde has-

ta los restos del Almirante Oquen-do, con su torreta y cañones sa-liendo del mar en la playa de JuanGonzález, lugar donde fue hundi-do el crucero acorazado durantela batalla naval entre la escuadrade Cervera y la Armada estado-unidense en 1898. En Santiagopuedes visitar la Loma de SanJuan, escenario de uno de los máscruentos combates de aquella gue-rra; entrar al cuartel Moncada,donde comenzó la revolución deFidel Castro; subir a la Gran Pie-dra y ver los cafetales. Perderteen el parque Baconao, declaradoreserva de la biosfera; entrar entrance al escuchar un ensayo dela Steel Band de Hermes en ElCobre, y visitar antes el santuariodedicado a la Virgen de la Cari-

dad. Santiago, ya se sabe, es elCaribe. Fuego. Mezcla. Piel. Au-tenticidad.

Tan poderosa es la personalidadde Santiago y tan conectada estácon el calor y el modo de ser delos santiagueros, que basta condejarse llevar por ellos para entrar-le a la ciudad y descubrir sus se-cretos. Lo ha sabido ver Meliá, laprincipal cadena extranjera queopera en la isla, que administra elhotel Meliá Santiago, de cinco es-trellas. Bajo el nombre de “Undestino, una historia”, su propues-ta consiste en mostrar Santiago através de algunos de sus persona-jes y protagonistas, incluyendo alConservador de la Ciudad, OmarLópez, que explica a los viajeroscomo la última de las siete villascubanas fundadas por los conquis-tadores españoles en la segundadécada del siglo XVI es un grananfiteatro natural, donde no hayuna sola calle horizontal y en la quepaisaje y urbanismo están plena-mente integrados y (enlazar consu video). O de Alfredo Vaillant,integrante de la Steel band del ElCobre, que a la vez es artesano yvende a los peregrinos virgencitasde la Caridad talladas por él enmadera (enlace a video El sonidodel Cobre). Esta también MiriamReyes, costurera autodidacta deuna de las comparsas del Carna-val, que cuenta que “el que no arro-lla con una conga no es santiague-ro”. Dice Miriam que cuando apa-rece por una esquina la conga deLos Hoyos o cualquier otra, “aun-que estén dentro de su casa ves alas personas mayores, de ochentaaños o más, moviéndose sin pa-rar” (enlazar con su video Loscolores del carnaval. ) Lo dice yes verdad. Así es Santiago.

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