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    PSICOANLISIS DE NIOS: UN REGRESO AL FUTURO

    Ricardo Rodulfo

    I

    Henos aqu. Inspirados por el pasado, por los tiempos ancestrales. Pero cul es

    la significacin de nuestro encuentro? Por qu estamos juntos aqu? Hay muchas

    razones posibles, no todas deseables. En ste un homenaje acadmico, en lo esencial

    retrico, impregnado de las sombras de la tradicin? El peso de esta sombra recae

    sobre nosotros? Va el psicoanlisis a continuar vivo slo a la manera de un ritual

    reverenciante de una gloriosa tradicin?; dicho de otra manera, va el psicoanlisis a

    seguir existiendo como un espectro de s mismo? O est este espectro retornando para

    decir algo out of joint, rompiendo la rigidez cadavrica de un antiguo

    enmarcamiento?.Y por qu yo? Por qu un argentino aqu, en la casa del psicoanlisis? Es por

    la razn de un psicoanlisis nio, infantil, por la causa de un joven, adolescente

    psicoanlisis? El psicoanlisis de nios es una suerte de junior, un doble hermano

    menor, no el heredero? Cul puede ser el estatuto de este segundo psicoanlisis

    nacido despus del principal, nacido despus del oficial, del que lleva sobre s el

    Apellido-del-Padre representndolo?

    Qu estamos haciendo aqu? Celebrando sin confesarlo un secreto funeral bajo

    las apariencias de un cumpleaos o de una reunin social? Y por qu he cruzado el

    Atlntico para venir a hablar tan luego en este sitio, que ya es de inters turstico?

    Acaso slo por mi propio, previsible, narcisismo, slo persiguiendo el incremento de

    mi reputacin? En el nombre de qu he venido hasta aqu?

    Supongamos ahora que les dijera: en el nombre del futuro, de lo que el destino

    de ningn apellido puede prever, por ms fundador que se lo postule.

    Se encuentra en el pensamiento psicoanaltico algn orden de conceptos o algo

    de su trama, de su entramado, que pueda justifricar una afirmacin como la que acabo

    de hacer. Y si es as cul, cules?

    Empecemos del lado de los conceptos. Empecemos por la Nachtragslichskeit.

    No es de traduccin fcil: aprs-coup, a posteriori, resignificacin, retroaccin: en tanto

    concepto introducido a tiempo para pensar un modo singular de la temporalidad ( a

    tiempo para alejar al Psicoanlisis de una secuenciacin banal de los hechos que

    estudia) abre un camino -camino hasta ahora potencial, nunca afrontado- para concebirque este hermano menor, este segundo psicoanlisis, este doble ambigo menos

    jerarquizado, no funciona simplemente como una adicin linealmente seriada, una

    derivacin subsidiaria nunca convocada a la hora de hablar en serio de la teora

    psicoanaltica, una aplicacin que -por su mismo carcter de tal- nada nuevo podra

    traer, un clon sin vida propia, sino como un suplemento cuya introduccin hace del

    otro psicoanlisis -del de el psicoanlisis- tambin un suplemento; ninguna de

    aquellas cosas sino un injerto en el primer psicoanlisis -que pasa siempre por

    primero- que altera algo en su prctica, cambia algo en su fisonoma, y, lo que es ms

    La siguiente es la versin castellana de la conferencia pronunciada en ingls- dictada en elMuseo Freud de Viena, la Berggasse 19, el 6 de junio de 1997, por invitacin de lo que podra

    llamarse el ala renovadora de la Asociacin Psicoanaltica local.

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    importante, interpelndolo en sus races, en sus fundamentos, cambia algo esencial en la

    direccin de la teora como un todo.

    Llegados a este punto es conveniente detenerse para enfatizar esto: estoy

    introduciendo una concepcin muy diferente a la habitual, la que supone el psicoanlisis

    de nios como una continuidad, una simple prolongacin - no tan pura en todo caso,

    menos ortodoxa- del verdadero psicoanlisis, del psicoanlisis de verdad quesiempre le habra dictado su verdad. Por el contrario, estoy afirmando: ninguna

    continuidad simple, ninguna extensin de menor calidad o grado inferior por su

    dependencia conceptual; afirmo el psicoanlisis de nios, en cambio, como una segunda

    emergencia, una nueva erupcin, del psicoanlisis que debe necesariamente

    reestructurar todo el campo, el entero psicoanlisis en su conjunto. No me estoy

    ocupando, entonces, de un psicoanlisis para gente menor (vale decir, de acuerdo a

    las bases metafsicas de la cultura occidental, gente inferior en su realizacin del ser

    humano); del psicoanlisis del que s me estoy ocupando es de un psicoanlisis -de

    nios- cuyos principios, hiptesis y desarrollos penetran profundamente en el cuerpo del

    psicoanlisis todo, haciendo que todo el psicoanlisis no pueda quedar dicho en lo

    que dice el psicoanlisis.Pero no sin su ayuda. No sin conjurar lo ms propio de su espritu. El

    psicoanlisis naci como una prctica underground -imposible prescindir de esta

    metfora, pese a la antipata estructuralista por las profundidades- y su manera

    particular de forjarse instrumentos conceptuales, herramientas con qu pensar, fue

    tambin muy underground, poco ajustada a los cnones acadmicos ( o burocrticos) de

    la ciencia. Sus caminos, en la comprensin de lo que podemos considerar su tradicin,

    el fondo de su sedimento, tuvieron mucho ms que ver con las holzwege de Heidegger

    que con las carreteras principales, caminos rectos, grandes autopistas; con garabatos

    mucho ms que con trazados geomtricos euclidianos. Desde su nacimiento ( o bien

    esto caus su nacimiento) el psicoanlisis sinti toda la atraccin por lo corrientemente

    descartado como insignificante o, por lo menos, de segunda clase. Y sus puntos de

    inflexin siempre han procedido siguiendo la costumbre -la suya, hacindola suya- de

    tomar como nuevo punto de partida tctico una esmerada reconsideracin de aquello

    que no era objeto, que no tena objeto que lo fuera de la perspectiva establecida como

    cientfica, subvirtiendo as, precisamente, ese orden de lo establecido por un

    establishment mitopoltico. El estilo de esta tradicin y sus consecuencias impregnan

    tambin, alterndolo, el campo de la relacin entre adultos y nios y -principalmente

    para la orientacin de esta conferencia- entre el psicoanlisis y el psicoanlisis de

    nios. (Entre parntesis, no es sino por esta razn que un psicoanalista que trabaja con

    pacientes nios y adolescentes est potencialmente en condiciones -en ventaja- de llevar

    su trabajo ms lejos en el anlisis de un paciente adulto que su colega sin esa dimensinen su prctica, sin esa doble o triple visin).

    II

    Y por qu medios el psicoanlisis de nios producira esta subversin, esta

    transformacin radical sobre el psicoanlisis clsico, en el interior de su problemtica?.

    Llegados a este punto, necesito un compaero.

    Es un hecho curioso sobre el que vale la pena reflexionar el que cuando alguien,

    a cualquier edad, comienza a aprender algo como msica, por ejemplo, es sumamente

    ventajoso para l hacerlo en pareja, con otro empeado en el mismo proceso. Msadelante este no es un requisito necesario, o inclusive es requerida una mayor

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    individuacin, pero en los principios parece verdad, una verdad que aquellos que

    ensean msica han descubierto en su propia experiencia. Y cada uno la podra

    redescubrir en su campo especfico. La conclusin es que un paso nuevo se da mejor

    lado a lado, en una situacin de emparejamiento. (Esto es verdad tambin para el

    interior del self: alguna instancia ideal debe ser la compaera del yo cuando este afronta

    un nuevo sendero). Como Lord Bayron I need a hero. Ill call my friend no don Juanen este caso, pero s Winnicott pero como un compaero, para un camino que soy yo

    quien est emprendiendo, no para esconderme a su reparo, segn es lo demasiado usual

    en la tradicin psicoanaltica de las citas.

    Winnicott quin? Quin es Winnicott? Los procedimientos psicoanalticos por

    lo general lo confinan al retrato de un hombre de buen carcter, inventor del objeto

    transicional y etctera y nada ms. Esto no es el Winnicott que estoy conjurando aqu en

    este momento, sino un otro que an no ha sido nunca ledo -si leer es algo ms complejo

    que una recorrida lineal a travs de algunas pginas y que una memorizacin de un

    conjunto de proposiciones-: cuando digo leer estoy hablando segn la direccin que

    este verbo toma a partir del estructuralismo en la dcada del sesenta, con Althusser y

    Lvi-Strauss y ms all del estructuralismo con Foucault, Deleuze y Derrid-; un autorque empez de nuevo (pero no en alta voz); el primero que no tom como su punto de

    partida lo que Daniel Stern llama el nio reconstrudo a travs del anlisis de adultos,

    sino el nio real, el nio concreto fuera de los prejuicios comunes, includos aquellos

    derivados de la teora clsica del psicoanlisis tal como ya estaba establecida cuando

    irrumpe la prctica y la experiencia con pacientes de poca edad.

    Curiosamente, hay muchos colegas en el psicoanlisis que piensan que una

    considerable parte de las proposiciones freudianas han sido superadas, mientras

    continan usando sus postulados principales sin cambio alguno (se puede transformar

    enteramente un sistema conceptual manteniendo intacto un postulado bsico o un

    puado de ellos).

    Mi tesis se enuncia como sigue: Winnicott no es un psicoanalista de nios sino

    un psicoanalista que us su gran experiencia con nios para repensar y reedificar el

    psicoanlisis en su conjunto, pretendiendo mientras tanto que slo estaba meramente

    aadiendo una o dos ideas al cuerpo central de la teora que no afectaban en nada sus

    presuposiciones metapsicolgicas. Con todo rigor, esto es inexacto. Pero esta

    inexactitud es muy interesante para la problemtica que nos convoca esta noche: el

    futuro, el futuro del psicoanlisis. A diferencia de Freud Winnicott rehus lapaternidad

    de un movimiento o de una tendencia; discreta pero firmemente rehus colocarse as

    mismo en el lugar de padre primordial (o de Padrino) de un movimiento; tampoco se

    ubic as mismo detrs de un padre cualquiera: ms bien se emplaz a un lado, al

    margen. Pero precisamente, como bien sabemos, el psicoanlisis siempre fluye mejorpor un margen o por un entre (entre psicologa y medicina, por ejemplo entre las

    ciencias y los discursos de otro tipo). Nunca alcanzaremos el futuro corriendo por las

    autopistas. Y ocurre que nuestro futuro como psicoanalistas est abrumado por el

    Nombre del Padre, nombre que da al psicoanlisis tan frecuentemente la apariencia de

    una secta o de un dogma religioso. Esto no significa que el nombre de Freud deba caer

    como, valga el caso el de un Newton; el psicoanlisis es algo diferente a una ciencia

    strictu sensu. Pero esto s significa que el nombre de Freud debe ser reemplazado como

    una gran marca en la emergencia del psicoanlisis ms no como su padre, si el

    psicoanlisis es algo ms que un hecho cronolgicamente datable: si el psicoanlisis es

    hijo de Freud morir como Freud muri: el hijo muere como el padre, no hay

    escapatoria bajo esta condicin.

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    III

    Recapitulemos. Con Winnicott como compaero escogimos el camino de un

    recomienzo, en absoluto como resultado de un juego especulativo abstracto: todo lo

    contrario, tomando muy en cuenta y muy en serio una experiencia absolutamentesingular como punto de partida, la experiencia, por supuesto, de analizar a un nio. Un

    punto tal requiere como condicin quasi fenomenolgica el precepto de poner entre

    parntesis momentneamente las aseveraciones psicoanalticas sobre la niez que no

    deriven directamente de esa intensa y concreta experiencia.

    A qu con confronta esta experiencia? Qu nos hace afrontar?.

    Nos confronta con eljugar.

    De aqu en adelante, soslayar en lo posible toda consideracin relativa a la

    significacin del juego. Soslayar, incluso, vrmelas con las significaciones que le

    supongamos al jugar. En cambio, procurar concentrarme exclusiva y estrictamente en

    el jugar como un hecho con el que el trabajo psicoanaltico tropieza cuando aborda

    pacientes nios. Hay un punto elemental que me propongo destacar: la primera cosa queme da el derecho a postular la existencia de una subjetividad frente a mi, la sola primera

    cosa, la nuclear, la extrema cosa que me hace decir aqu no se trata de una mquina ni

    tampoco de un organismo, esta extrema y nica cosa la-cosa-de-las-cosas es el hecho

    del jugar: si ello juega, l o ella es. Eso juega, por lo tanto es un ser humano, o -ms

    exactamente- unser subjetivo, unself.

    (Las patologas mentales de mayor severidad, el autismo en particular nos brindan la

    contra-prueba de esto que estoy acentando como principio bsico y universal).

    El esclarecimiento de esta proposicin merece una confrontacin con las que

    Freud desarrollara a propsito del juego. Para ir al grano, desplegaremos primero esas

    proposiciones freudianas, tal cual pueden ser ledas en Ms all del principio del placer:

    1) En correspondencia con el grado de desarrollo de la teora para la poca en que l

    escribe, Freud primero que nada se dedica a defender la hiptesis de que todo juego

    tiene un significado, que no es una actividad absurda y sin sentido, a partir de lo cual se

    concentrar en preguntarse sobre ese significado. No ha llegado el momento an para

    ocuparse del jugar como hecho subjetivo o como acontecimiento en que deviene la

    subjetividad.

    2) Mediante un salto que Freud oculta con procedimientos retricos dirigidos a asumir

    la apariencia de la verdad, el significado del juego no puede ser otro, se nos dice, que

    una reaccin a la prdida de la madre, a su partida. An cuando Freud slo habla de

    un primer juego sus continuadores no encontrarn mayores problemas en transformar

    ese un en el. As, quedar establecido que el primer juego no es sino una reaccina la experiencia de perder a la madre cada vez que esta se va.

    3) Subsecuentemente la repeticin del juego (arrojar no importa que cosas) es explicada

    parcialmente como una tentativa de dominar el indeseable acontecimiento de la partida

    de la madre, pasivamente sufrido por el pequeo.

    4) El nico basamento de todo este desarrollo es la creencia de Freud en que es

    imposible que la partida de la madre pueda resultar placentera o an indiferente para

    un nio. Dicho de otra manera, es imposible para freud imaginar que aquel pueda, dada

    ciertas condiciones, desear y an buscar el no estar con su madre por un rato; dicho de

    otra manera ms: imaginar un pequeo que desee ir y venir y no sumergirse en su

    madre.

    5) Las consecuencias principales de esta perspectiva en lo concerniente al jugar van aser:

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    a) su estatuto de reaccin, su estatuto reactivo. Freud no llegar a preocuparse ante la

    evidencia de que los nios gozan arrojando las ms diversas cosas an con su madre

    presente; es ms, al principio lo hacen en presencia de su madre, como parte de un jugar

    con ella. Evidencia que permanecer opaca durante mucho tiempo para el psicoanlisis,

    de tan evidente que le parece a Freud el deseo de la contnua presencia de la madre;

    b) su dependencia del significado del tener que tener un sentido. Freud piensa que unjuego debe justificarse asimismo por un significado inconsciente, lo cual le cierra el

    paso a la consideracin del jugar en tanto verbo, accin, actividad, ms ac de todo

    significado pero como su condicin, su presuposicin.

    Resulta imposible en el marco de una conferencia como esta desplegar extensamente y a

    fondo lo anterior, pero pienso que la experiencia clnica junto a ese suplemento

    enriquecedor que es la observacin de bebs con criterios psicoanalticos desmienten la

    imagen de Freud del nio y del juego, o al menos la reestructuran por completo, como

    parte de un conjunto ms vasto. Secuenciando ahora nuestras propias proposiciones:

    1) El hecho del jugar es el acontecimiento que funda y coincide con la actividad

    subjetiva misma; en tanto tal no necesita del soporte de ninguna significacin, edpica o

    no.2) No es una prctica reactiva, aparecida siempre despus de alguna delusin o

    frustracin. Su emergencia es en cambio originaria, no condicionada a aquellas. Que

    posteriormente pueda involucrarse en trabajos defensivos -como el hacer activamente lo

    que fue padecido- es un segundo movimiento, una segunda destinacin, no la original.

    3) El jugar no est tampoco originariamente conectado con la angustia (como modo de

    tramitarla) sino con la alegra, con la violencia de la alegra, estaramos tentados a

    decir, tal cual se la puede percibir en un beb agarrando, golpeando, chupando,

    cantando o arrojando.

    4) Tampoco est su tendencia originaria dirigida a la restitucin de un estado anterior;

    contrariamente el jugar est intrnsecamente ligado a la produccin de diferencias

    buscadas a travs de la repeticin (vase al beb gozando un sonido nuevo en la msica

    de la voz de su madre y procurando entonces reproducirlo). Este ltimo es un aspecto

    decisivo: el fundamento de los fundamentos en psicoanlisis -de maneras conscientes y

    no tan conscientes- ha sido y es an hoy el principio de inercia, tal como Freud

    lacnicamente lo estableciera en su Q=0, la extraa, si lo consideramos, idea freudiana

    funcionando como postulado de que el deseo capital del psiquismo reside en la ausencia

    de estimulacin. En su prctica clnica cotidiana una enorme cantidad de psicoanalistas

    desacuerdan con este postulado, pero cada vez que llega la hora de hablar o pensar

    oficialmente parecen sentirse obligados a obedecer el dogma. Pero la investigacin del

    jugar nos conduce o ms bien nos arrastra a la hiptesis que sustituye ese postulado por

    un principio de difericin o de bsqueda de la diferencia. (Obsrvese que es algo mscomplejo lo que propongo que una simple inversin: no se trata de la bsqueda de la

    cantidad de estimulacin por s misma).

    (De nuevo el autismo y otras patologas tempranas de gravedad nos

    proporcionan la ms adecuada contraprueba, ya que el nio autista por ejemplo no

    soporta la diferencia, slo se apacigua con la ms compulsiva y destructiva repeticin

    hacia el cero. Claro que la suya es una desviacin radical y no una tendencia natural).

    5) La significacin de un juego -algo a menudo de tanta importancia en el curso de una

    sesin- no es tan importante como la funcin principal del jugar que consiste

    bsicamente en producir y buscar la estimulacin, trabajando en crearla, lejos de slo

    atenerse a reaccionar a ella. Al respecto, todas las prcticas conocidas como

    estimulacin temprana deberan tener muy en cuenta esta ltima consideracin parano fallar o no provocar ms dao que el que vienen a curar, sometiendo al nio a recibir

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    estmulos en lugar de ayudarle a fabricarlos. Antes, mucho antes, de ser una respuesta,

    el jugar plantea una propuesta.

    6) En correlacin con todo lo anterior, el juguete en tanto objeto especfico resulta de la

    actividad de juego en s misma, es su producto.

    7) Todas y cada una de las adquisiciones que un nio hace las hace a travs de la

    actividad del jugar o a travs del jugar como una praxis capital. Esto es verdad de losprocesos de aprendizaje, es verdad de los ms simples como de los ms sofisticados

    procesos: considrese la rica y largamente datada vocalizacin del beb durante el

    primer ao de vida: es un depliegue de juego sonoro que constituye la va para la

    adquisicin del lenguaje propiamente dicho. Si esta va se ve cerrada o seriamente

    interferida el efecto ser el mutismo o diversos grados de ecolalia, lo cual nos ensea

    ejemplarmente que lo que un nio no adquiere jugando no puede adquirirlo o slo bajo

    una forma alienada, normal algunas veces en apariencia, pero en realidad

    profundamente carente de significacin subjetiva. En este sentido, diversos disturbios

    en los procesos de aprendizaje durante la niez y la adolescencia hayan su causa en

    tempranas patologas del jugar.

    8) Lo antedicho es tambin cierto para la vida sexual temprana, y no deberamosconsiderar la referencia a juegos sexuales o a hacer el amor como un juego como meros

    usos del lenguaje sin races profundas en la experiencia corporal. De hecho lo que en la

    sexualidad temprana no cae bajo el signo del jugar deviene traumtico; si un nio no

    consigue jugar con su excitacin esto constituye un serio conflicto para l, y un foco de

    posible neurosis o de otros desrdenes psquicos.

    9) Todo esto tenido en cuenta, el jugar no es una actividad entre otras, un captulo -por

    muy importante que fuera- en el libro de la constitucin subjetiva: por el contrario, es el

    punto por excelencia, la corriente principal de subjetivacin, de ser y devenir una

    subjetividad. Si esto es as el jugar no debe ser limitado a un perodo del desarrollo, ni

    confinado a una poca ms o menos remota de nuestra vida como algo que ya pas.

    Como una cualidad que impregna las ms diversas actividades su importancia es

    esencial a lo largo de toda la existencia humana. Y si esto es as no nos puede resultar

    extrao pensar que el futuro del psicoanlisis pasa a travs de una profunda

    reconsideracin del jugar y de una radical reformulacin de los postulados de la

    metapsicologa (y no simplemente una renovacin conceptual o de lxico) recentrndola

    en el jugar. Las alternativas a esta opcin son francamente obsoletas (como la teora que

    cuando apela a instintos o pulsiones fundamentales) o bien dominadas por creencias

    mticas (en el terreno del psicoanlisis, esto llev a hacer del complejo de Edipo el

    centro de la subjetividad) o an francamente empobrecedoras (como cuando el

    psicoanlisis es reducido a los cnones de la psicologa acadmica, cuando se somete a

    una nocin sociolgica empirista de medio, cuando se simplifica en un lingisterismoidealista y trascendental).

    Esto es, en fin, lo que he venido hasta aqu para decirles. Aqu, donde hay tambin

    races de mi pasado, de mi ascendencia, que impulsan mi preocupacin por el futuro.

    Descriptores: paradigma, jugar, postulado, originario.


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