Revista de la EFLA | 44 páginas | Distribución gratuita | Año XI | N° 61 | Octubre - Noviembre 2017
Cita entre textosPublicaciones
Sergio DemitroffPaula Levisman
Virginia Nucciarone
Flavia Martín FríasSilvana Tagliaferro
Amalia CazeauxRodrigo EchalecuLeticia Scottini
Cinthya SauRomina Scordino
Cartel de clínica
Convocante a la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Miembro de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano
Revista Bimestral orientada a la difusión y transmisión del Psicoanálisis.
pag. 2
EDITORIALClaudia Luján3
Lo radicalmente OtroAmalia Cazeaux5Lo éxtimo: Lo radicalmente otro en la intensión y la extensión del psicoanálisisRodrigo Echalecu
8Lo más éxtimo, lo más íntimo Leticia Scottini11NeumoníaCinthya Sau13Lo éxtimo: Posición del analista…No retroceder frente a lo ominosoRomina Scordino
15AGENDAActividades18
Indice
Lo éxtimo y lo real del gocePaula Levisman (AE) 21Lo éxtimo, radical exterioridad íntimaVirginia Nucciarone
23
Del soy al no soy, lo extimoSergio Demitroff19
LITERARIASLa Hospitalidad26PRACTICA DE ESCUELARazones para escribir(Algunos apuntes sueltos)Gabriel Gómez
27
Los celos y sus versionesFlavia Martín Frías31La celosía, el celo, y algunos delirios Silvana Tagliaferro34
Grupos de Trabajo inscriptos en el marco de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano y Carteles de la EFLA
38
Pre-Jornadas de carteles39CARTEL DE ENTRADA Y PERMANENCIA40CARTELES DE DIRECCIÓN
ESPACIO DE ARTE
4141
MIEMBROS Y PARTICIPANTES42Comisión DirectivaPresidente: Claudia Luján.Vicepresidente: Rodrigo Echalecu.Secretaria: Paula Levisman.Tesorero: Romina [email protected]
Horario de SecretaríaMartes 19 a 21hs.Miércoles, jueves y viernes 18 a 22hs.Teléfonos: 221-4245287 / [email protected]
PUBLICACIONES
CARTEL DE CLINICA
SECRETARIA DE CARTELES
CITA ENTRE TEXTOS
pag. 3
“Extimo” es un neologismo que inventa Lacan
para referirse a eso “radicalmente otro” que forma
parte de la estructura misma del sujeto.
Concepto paradójico, complejo, que da cuenta de
una torsión; allí donde lo interno y lo externo se em-
parentan. Eso extranjero que se vuelve familiar, inti-
mo, “lo éxtimo como lo más íntimo”1, lo ominoso…
Esta nueva edición de Moebiana nos ofrece distin-
tos modos, diversos abordajes sobre este concepto;
escritos que intentan abordar, desde diferentes aris-
tas, este real con el que nos encontramos en nuestra
práctica analítica, en los consultorios, en las institu-
ciones.
Si seguimos alguna de las propuestas que leeremos
en estas páginas, podemos decir que “el espacio de lo
éxtimo es topológico, supone una continuidad entre
el interior y el exterior, a la manera de la banda de
Moebius, o la botella de Klein, por ejemplo”.2
Desde la clínica, la literatura, la experiencia ins-
titucional, vamos haciendo un recorrido para tratar
de situar ese instante pulsante en donde lo éxtimo se
hace presente. Ese pasaje del “soy al no soy”3, que ve-
mos en la estructura misma de los celos4; eso extra-
ñamente familiar que se presenta en lo real del cuer-
1. Leticia Scottini “Lo éxtimo, lo más íntimo”.2. Romina Scordino “Lo éxtimo: Posición del analista… No retroceder frente a lo ominoso”.3. Sergio Demitroff “Del soy al no soy. Lo éxtimo”.4. Flavia Martín Frías “Los celos y sus versiones”; Silvana Tagliaferro “La celosía, el celo, y algunos delirios.”
po, -en una neumonía, por ejemplo-5, lo novedoso o
sorpresivo que emerge como traza en el escrito6. En
fin… presentaciones que nos interrogan y nos ponen
a trabajar.
Se trata del avance de un goce que requiere in-
tervención-interdicción. “Interdicción en el centro.
Ante todo hay ausencia… ex-siste como núcleo éxti-
mo de goce”7.
Entonces nos encontramos con la pregunta: “¿Qué
posición la del analista en la clínica en intensión ante
lo éxtimo?”8
Pregunta que atañe a una ética. Habla de la “posi-
ción del analista”; podríamos agregar, sostenida en
un deseo: el deseo del analista. Pregunta que posibi-
lita el pasaje del “qué hacer” al “quehacer”.
Continuamos leyendo: “Lo radicalmente Otro se
presenta en el lazo social, en el cuerpo, en el lenguaje,
produciendo la ruptura de la ilusión”9. Ruptura con
la ilusión de unidad que hace cuerpo.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esta extraña fa-
miliaridad, cuando eso radicalmente otro, se hace
presente en el lazo social entre analistas? ¿Cuando
5. Cinthya Sau “Neumonía”.6. Gabriel Gómez “Razones para escribir. Algunos apuntes sueltos”.7. Virginia Nucciarone “Lo éxtimo, radical exterioridad íntima”.8. Rodrigo Echalecu “Lo éxtimo. Lo radicalmente otro en la intensión y en la extensión”.9. Amalia Cazeaux “Lo radicalmente Otro”.
EditorialEditorial
pag. 4
lo éxtimo emerge en el cuerpo de una escuela de psi-
coanálisis?
Proponemos una respuesta: apelamos al “análisis
del analista” come eje ético en torno al cual gira la
formación de los analistas. Apelamos a un enlace a lo
real que haga agujero; que la relación a la castración
agujeree los ideales y los narcisismos.
“Si la formación de los analistas no contempla la
cuestión sobre el saber agujereado, fallado, propio de
la estructura que se aborda en el análisis, estamos en
la impostura o la creencia del saber absoluto, alejado
de la cuestión del agujero y de la falta, no conside-
rando esa exterioridad íntima propia de lo éxtimo”10.
Una escuela de psicoanálisis opera, algunas veces,
como cuarto nudo que enlaza, -hace lazo-, a partir de
lo novedoso que allí se produce. Lo que cada quien
puede producir a partir de una experiencia, que es la
del psicoanálisis.
Una escuela de psicoanálisis ofrece las condiciones
de posibilidad para que ello pase; que la palabra ope-
re como interdicción dando lugar al deseo. Interdic-
ción que está escrita en nuestras leyes, en nuestros
fundamentos.
No estamos exentos de que esa “extraña familiari-
dad”, que entendemos por éxtimo, se haga presente
en los diferentes espacios de la escuela, -en los gru-
pos de trabajo, en el encuentro con el otro-, porque es
de estructura. Es por eso que contamos con los dis-
10. Rodrigo Echalecu “Lo éxtimo. Lo radicalmente otro en la intensión y en la extensión”.
positivos para darle a ello la mejor tramitación posi-
ble: el pase, el seminario, el cartel, como dispositivos
princeps de una escuela de psicoanálisis, allí donde el
goce encuentra alguna regulación.
La escuela propone diversos espacios de trabajo.
Nuestra Propuesta de Enseñanza, que se encuentra
dando una segunda vuelta, invita a trabajar, en este
semestre, el concepto de “Pulsión” como concepto
fundamental. Los Seminarios a Nombre Propio,
proponen un recorrido singular por los interrogan-
tes que cada quien pueda recortar de su experiencia
analítica. Las Reuniones Clínicas donde formaliza-
mos lo que se nos presenta en lo real de nuestra prác-
tica. En Jornadas, encuentros, asambleas, etc.
En Octubre de este año nos espera la Reunión La-
canoamericana de Psicoanálisis de Rio de Janeiro,
una nueva oportunidad de encontrarnos y compar-
tir el trabajo que cada quien ha venido realizando en
este tiempo. Oportunidad de reforzar los lazos que
nos unen, las transferencias compartidas, y relanzar
los interrogantes de los que se nutre el psicoanálisis
mismo.
Tenemos la responsabilidad, por el compromiso
que asumimos con el psicoanálisis, de hacer de la di-
ficultad, de ese encuentro con lo real, oportunidad
para continuar avanzando.
Claudia Luján - Comisión [email protected]
Editorial
pag. 5
Lo radicalmente Otropor Amalia Cazeaux
Publicaciones
En la VI Jornada de Carteles y Grupos de la
EFLA, presenté un escrito que surge del trabajo en
el cartel “Pulsión y objeto a” en el que, en algunos de
los puntos allí abordados, es posible establecer un
enlace con la propuesta de esta revista.
Recorto entonces “lo radicalmente Otro” para dar
comienzo a este nuevo texto, con la expectativa de
circunscribir algo respecto de lo éxtimo, en la inten-
sión y en la extensión.
Ilusoriamente, el parlêtre tiende a sostener un
todo, búsqueda permanente que las cuestiones cie-
rren, que el saber sea completo, al individuo. Es-
píritu agregativo que, en el punto máximo de esa
tendencia, se hace segregación. Así como “del todo”
el riesgo es al totalitarismo y del “individuo” al indi-
vidualismo como expresión.
Lo radicalmente Otro se presenta en el lazo social,
en el cuerpo, en el lenguaje, produciendo la ruptura
de la ilusión. En el lazo social, con el compañero, el
partenaire, el prójimo, ante la inminencia de goce;
en el cuerpo, por la irrupción de un goce en más que
requiere su acotamiento para hacerse tolerable; en
el lenguaje, precisamente por la extrañeza que oca-
siona Lalengua en la que el sujeto ha sido hablado.
Lo radicalmente Otro se presenta inesperada-
mente, abruptamente, provocando la angustia que
surge como señal del efecto sujeto.
Es Eso, extranjero-íntimo, extraño – familiar,
que tomó Freud en 1919 como lo Unheimlich y
que ha sido traducido de diferentes maneras,
sea como “lo siniestro”, “lo ominoso”, “lo fami-
liarmente extraño”. Eso que surge en el exterior
como continuidad de un interior que resulta
ajeno al yo, que lo afecta, angustia. Como vi-
niendo de Otro lado. Exterior e interior que no
son dos espacios diferenciados; el dos entra en
cuestión por la continuidad misma. Déjà vu en
el que lo familiar, “a esto ya lo viví”, se nos hace
extraño.
En el seminario “De un Otro al otro”, Lacan
hablará del “pote de mostaza”, de la “vasija”,
para dar cuenta del modo en que los significan-
tes bordean un agujero. Al campo del Otro le
falta al menos un significante que posibilita que
el sujeto pueda efectuarse. La significación no
es plena de sentido. En la operación de incorpo-
ración del lenguaje queda un resto inasimilable,
inconmensurable, el objeto a y una inscripción
que denota ese agujero, el S1.
También relata allí una anécdota. Pescando
en algún río ve pasar una lata de sardinas y allí
Lacan expresa: “la lata me mira”. Afirmación
que, al mismo tiempo en que dice de la mirada
como objeto, produce ruptura entre animado-
inanimado; interior – exterior. ¿Quién está allí
en posición de objeto ante el Otro? Siniestro.
pag. 6
Ante esa mirada es probable que surja la an-
gustia como afecto - efecto.
En ese mismo seminario Lacan deja claramente
estipulado que “el objeto a es el agujero que se de-
signa en el Otro cuando se examina en su relación
con el sujeto”. Las formaciones del inconsciente
irán revelando que en la causa hay agujero; que el
sujeto no puede ser nunca objeto del Otro más que
como respuesta fantasmática ante el deseo, el Otro
está barrado.
Lo siniestro es la presencia de un objeto taponan-
do la falta, el deseo. La angustia evidencia esa pre-
sencia.
La prosecución de un análisis conlleva, en su tra-
mo final, el atravesamiento del fantasma, ir más allá
de la respuesta que alguien se ha formado ante la
pregunta por el deseo del Otro. Ello implica atrave-
sar la angustia de castración, superposición de dos
faltas, la del sujeto y la del Otro. Y ante la presencia
de un goce opaco, que vira a lo siniestro, saber-ha-cer-allí con Eso. Es una posibilidad de salir de la es-
tupefacción que puede provocar el surgimiento de
lo siniestro a tomar lo Real como oportunidad.
La posición del analista en el dispositivo analíti-
co, en intensión, implica soportar no sólo el lugar de
semblante de objeto a en el momento en que pro-
duce el acto, sino también aceptar lo extraño de ese
decir que no le es propio, el del analizante que for-
mula el amor, el deseo y el goce que lo habitan desde
Lalengua con la que ha sido hablado en los tiempos
de constitución subjetiva. Es desde esa extrañeza,
ruptura del sentido, desde donde interviene, no sin
lo familiar que se sostiene por estar bien situado en
la transferencia.
En la extensión, en las instituciones analíticas,
también se tiende a sostener una ilusión de totali-
dad, ya que eso es inmanente a la constitución sub-
jetiva de cada una de las partes que la componen.
Solemos ficcionar que cada una de las instituciones,
escuelas, tiene determinada particularidad que la
caracteriza. Se cree sostener un interés general, co-
mún a todos, tal como la formación de los analistas,
y bajo una determinada expectativa nos reunimos.
El resultado de esa ilusión es el “espíritu de cuerpo”.
Este concepto que Freud tomó, utilizado por la
filosofía, la historia y la ética, surge de la milicia.
Implica la creencia de compartir un sentimiento
de honor y orgullo por ideales y logros de un grupo
de personas. Sostiene los preceptos de solidaridad,
abnegación y sacrificio, exige resolver los problemas
internos dentro del mismo grupo, planteando una
cierta igualdad entre sus miembros. Para que se lo-
gre ese espíritu de cuerpo se erradica la palabra, las
singularidades, lo extraño al grupo y su bien.
Sin embargo, lo que hace de fundamento a la reu-
nión de analistas es la experiencia de análisis, expe-
riencia de castración, donde la palabra tiene el valor
de hacer corte de goce, es una práctica de la singu-
laridad, donde se va realizando la inscripción de la
falta, se va revelando el agujero que se designa en el
Otro y se anota S(A).
El deseo del analista y el objeto a son funciones
Publicaciones
pag. 7
que se producen en el dispositivo analítico. No ha-
cen común-unidad dado que son lo más propio de
cada uno. La escuela de analistas ofrece dispositi-
vos que dan marco para que algo de la experiencia
de análisis pase a la extensión, al enlace con los
otros, en la transferencia de trabajo y en un estilo
que es de cada uno, portado en cada nombre que es
desde donde puede sostenerse un decir.
El analista es una formación del inconsciente en
tanto síntoma, producto del lazo social que se da
en la intensión. La escuela es el espacio donde es
posible que esa experiencia se extienda a través de
un decir, y eso puede hacer transmisión. Alguien
dice de diferentes modos, de un modo singular,
qué ha sido esa experiencia. Sólo es posible decir a
nombre propio, asumiendo el riesgo que eso con-
lleva, con un estilo y eso tiene, de alguna manera,
valor de testimonio.
En la escuela, a través de los dispositivos, es es-
perable que se haga lugar a un decir que porta la
experiencia de la falta, objeto a como causal de de-
seo, que se tolere un decir que no da consistencia
al ser.
Si bien el objeto a y el deseo del analista no se
comparten, es posible su transmisión, efecto que
se lee a posteriori, sosteniendo cada vez la reali-
zación de una práctica que inscriba las diferencias,
no haciendo de ellas segregación.
BIBLIOGRAFÍA:
• Jacques, Lacan. Seminario “De un Otro al
otro”. Editorial Paidós.
• Jacques, Lacan. Proposición del 9 de Octu-
bre de 1967. Ornicar?
• Jacques, Lacan. Seminario “La angustia”.
Editorial Paidós
• Sigmund, Freud. “Lo siniestro”. Amorrortu
Editores.
Publicaciones
pag. 8
Publicaciones
Lo éxtimo: Lo radicalmente otro en la intensión y la extensión del psicoanálisispor Rodrigo Echalecu
Para bordear lo “éxtimo”, voy a referirme, en
principio, a la angustia. Es de resaltar que la
angustia, por un lado, resulta ser un fenóme-
no clínico fundamental, pero a su vez obedece
a razones de estructura y a una lógica en lo que
respecta a la dirección de la cura y a la posición
del psicoanalista. Posteriormente me referiré a
lo “éxtimo” en la institución de analistas y al en-
lace entre saber y agujero, considerando al obje-to a como agujero, un modo al que acudió Lacan
para referirse a la extimidad del objeto a.
Existe una anécdota que caracteriza a la an-
gustia que sintió Freud1, la cual refiere que
cuando cumplió 50 años, un grupo de sus par-
tidarios vieneses le obsequió un medallón, rea-
lizado por un famoso escultor. El medallón lle-
vaba esculpido un perfil de Freud y en el reverso
reproducía un grabado griego de una frase de
Sófocles perteneciente a Edipo Rey: “aquél que descifró los famosos enigmas y fue varón muy poderoso”. Cuando Freud leyó la inscripción,
reveló el hecho de que siendo joven estudiante,
en la Universidad de Viena, solía pasearse por el
gran patio y las arcadas y contemplar los bustos
de antiguos profesores ilustres de la institución.
Se le ocurrió entonces la fantasía, no sólo de ver
1. E. Jones. “Vida y obra de Sigmund Freud”. Tomo II. Cap. 1: “El fin del aislamiento” (1901-1906). Anagrama editores.
allí su propio busto, cosa que no tendría nada
de notable en un estudiante ambicioso, sino de
que alrededor del busto habría una inscripción
con las mismas palabras que ahora veía en el
medallón.
La palidez y el estrangulamiento agitado, en-
trecortado de la voz, propios de la vivencia de
angustia, se presentan en el maestro vienés ahí
donde de lo que se trata, es de la “realización”
de cierta fantasía adolescente. Lo Unheimlich
se presenta a partir de esas letras grabadas, se-
ñalando un tiempo de presencia del objeto, ahí
donde falta la falta, dirá Lacan. Presencia del
objeto, lo cual se traduce en angustia.
Esa inquietante extrañeza, o como lo propo-
nen las traducciones, “lo ominoso”, “lo sinies-
tro”, “lo extrañamente familiar o infamiliar”2
a lo que alude lo Unheimlich, se presenta como
exterior incluido, el pasaje de uno a otro se efec-
túa en continuidad, resultando ser la Banda de
Moebius la que representa esa continuidad del
derecho y del revés. En la angustia lo acentuado
es el goce del Otro, goce de la cosa, tal como lo
rastreamos en Lacan en el primer tramo de su
enseñanza.
2. Erik Porge. “Transmitir la clínica psicoanalítica”. Nueva Visión. Cap. 14: “Topología de la extimidad”.
pag. 9
¿Qué posición la del analista en la clínica en
intensión ante lo éxtimo, que en el caso de la
angustia es señal de lo real? ¿Y ante la presen-
cia del objeto obturando el agujero, dificultando
que la castración opere?
Sabemos que a lo real no hay que chocarlo
sino atravesarlo. De ahí el arte de llevar a cabo el
acto analítico, como acontecimiento que propi-
cia el atravesamiento, resguardando esa vacuola
de goce como vacío éxtimo, permitiendo enlazar
lo real con lo simbólico, el inconsciente con su
agujero.
En el caso de la angustia podemos situar la
dimensión temporal del corte con el objeto, la
angustia media entre el deseo y el goce y una
vez más, es el deseo del analista el que propicia
la política, basada en la lógica de la castración.
La realización de un deseo, como en el ejemplo
de Freud, angustia porque se “satura” la falta,
apareciendo colmada. Y “si algo aparece en este hogar de la falta, entonces surge el sentimiento de extrañeza (Unheimlich), iniciador y aurora de la angustia”3
Ubicar el objeto en el fantasma permitirá cir-
cunscribir y contornear el vacío, propiciándose
que el sujeto se instale como corte, corte con el
objeto frente a lo arrasador de un goce que ame-
naza si no se produce el viraje hacia el deseo. La
función deseo del analista resulta ser, como di-
jimos, la propiciadora de ese pasaje, productora
3. M. Safouan. “Lacaniana. Los seminarios de Jacques Lacan. 1953-1963”. Cap. 10: “La angustia (1962-1963)”. Paidos editores.
de alteraciones en la satisfacción pulsional del
sujeto. Y ello sucede entre interior-exterior, en
la continuidad entre lo familiar y lo infamiliar
que se presenta. Desentendernos de una cues-
tión semejante, allí donde el objeto de goce le
hace tope a lo simbólico, dejaría inmerso al su-
jeto en una práctica de charlatanería. Cuando el
analista no logra situar el tope, el límite del sa-
ber, el análisis queda en la insistencia simbólica
y en el despliegue del sentido.
Ahora, esa extimidad propia del objeto a tam-
bién podemos articularla moebianamente entre
la intensión y la extensión.
La Escuela de analistas es un escenario pro-
picio para relanzar la causa por el psicoanálisis.
En la Escuela contamos con dispositivos como
el del cartel, por enumerar tan solo uno de ellos,
que invitan a quien se forma como analista a
realizar la experiencia, no solo del saber sino
también del no saber, ese que Lacan nombra
agujero en el Seminario XVI cuando se refiere,
al objeto a. Lo define allí como “agujero que se designa en el Otro cuando se lo examina en su relación con el sujeto”4. Subrayo “agujero”. El
saber de los conceptos se topa con el límite, así
como el saber del inconsciente, está agujereado.
Cuando Lacan se pregunta por el deseo del
analista, a la altura del Seminario XI, donde el
tema de fondo no era otro que el de la forma-
ción de los analistas y la cuestión de la autoriza-
4. J. Lacan, Seminario XVI “De un Otro al otro”. Cap.: “Topología del Otro”. Ed. Paidós.
Publicaciones
pag. 10
ción, introduce a los conceptos fundamentales,
aclarándonos que “sólo mediante un salto, un paso al límite se realiza el concepto”. Los con-
ceptos nos dan la posibilidad de formalizar lo
real a través de lo simbólico, son una respuesta,
la lacaniana, leyendo a Freud, a la pregunta por
el deseo del analista, “el análisis no consiste en encontrar el rasgo diferencial de la teoría, se trata de hacer hablar y de que eso propicie una escritura, un trazado de lo real que se ha de pe-netrar”.5
Nuevamente nos encontramos aquí con el lí-
mite. Así como el concepto apunta a franquear
ese límite, podemos decir que el análisis tendrá
el mismo norte.
Entiendo que si la formación de los analistas
no contempla la cuestión sobre el saber aguje-
reado, fallado, propio de la estructura que se
aborda en el análisis, estamos en la impostura
o la creencia del saber absoluto, alejado de la
cuestión del agujero y de la falta, no consideran-
do esa exterioridad íntima propia de lo éxtimo.
Circunscripto ese borde, delimitado lo éxti-
mo y considerando a partir de ello que el saber
conceptual y el del análisis en intensión tienen
un límite, el asunto se tratará, una vez más, de
saber hacer en ese borde. Para quien se anali-
za podrá tomar el sesgo de saber hacer con el
síntoma, con la angustia. Para quien se forma
como analista y practica el psicoanálisis condu-
5. J.Lacan, Seminario XI “Los cuatro conceptos funda-mentales del psicoanálisis”. Cap.: “La Excomunión”. Ed. Paidós.
ciendo curas, en ese arte convergerán, además
de la práctica de los conceptos y de lo novedoso
que se produce en la Escuela, el propio análisis
con sus consecuentes aportes para autorizarse a
ocupar el lugar del semblante. Y también en la
extensión, ante algunos otros.
Publicaciones
pag. 11
Lo más éxtimo, lo más íntimo por Leticia Scottini
Publicaciones
Lacan en el Seminario VII, La Ética, propone el
término “extimidad”, término que reúne a la vez lo
más íntimo y lo más exterior, para indicar que lo éx-
timo es lo más íntimo. Dice que lo “éxtimo” es lo que
describimos como ese lugar central, esa exterioridad
íntima. Esa extimidad, que es lo más exterior, sin de-
jar de ser interior, es la Cosa, dice Lacan, Das Ding.
Das Ding quiere decir “fuera- de- significado”.
En función de ese fuera-de-significado, el sujeto se
constituye en un modo de relación, de afecto prima-
rio, anterior a toda represión. Lo novedoso es que
Lacan retomando a Freud nos dice que, este Das Ding como fuera de significado constituye un lugar
central en tanto define, diseña la estructura. En re-
lación a ese Das Ding original se realiza la primera
elección de objeto, la primer orientación, el primer
emplazamiento de la orientación subjetiva que defi-
nirá la elección de la neurosis. Esta primer orienta-
ción regulará desde entonces el Principio de Placer.
Das Ding es lo mudo, pero lo mudo que está en re-
lación a la palabra, en tanto verdadero resorte del fun-
cionamiento del proceso primario. ¿De qué manera lo
mudo se constituye en relación a la palabra? El grito
del bebé, lo mudo, no lo necesitamos. Ese grito es a la
vez mudo y palabra, en tanto está en relación al Otro,
dirigido al Otro del significante, lo más éxtimo, lo más
extranjero, lo más hostil. Ahí donde aparece una res-
puesta del Otro, mediatizada por el significante, a la
demanda del sujeto, a la vez hay algo que se calla. En
el momento en que ese grito dirigido al Otro es pro-
nunciado, reside la Cosa. Das Ding es lo que decanta
como aquello que se calla, como lo que no tiene expli-
cación, al mismo tiempo que se relaciona con aquello
que del Otro aparece como una respuesta a la deman-
da del sujeto. Ahí donde aparece una respuesta a la
demanda del sujeto a la vez hay algo que se calla.
Das Ding es el núcleo del mundo subjetivo de la
economía psíquica. Es el centro alrededor del cual
gira el mundo subjetivo del Inconsciente. Las cade-
nas significantes se organizan en función de él. Pero
es importante destacar que ese Das Ding está justa-
mente en el centro del sentido excluido, lo más éxti-
mo es lo más íntimo.
Siendo lo más íntimo, en realidad es exterior,
ese Das Ding, ese Otro prehistórico imposible
de olvidar. Los primeros tiempos de la necesidad
constituyen una dependencia hacia el Otro que es
ajeno pero estando al mismo tiempo en su núcleo.
Se trata de algo, Das Ding, que a nivel del Incons-
ciente solamente representa una representación.
De esta forma el pensamiento Inconsciente que
nos interesa a los analistas se asienta en lo Real.
Das Ding como el punto inicial, lógico y a la vez
cronológico, de la organización del mundo del psi-
quismo, se presenta y se aísla como el término ex-
tranjero en torno al cual gira todo el movimiento de
la representación. Es así como el Principio de Placer
está ligado al funcionamiento del aparato neuronal.
La función del Principio de Placer es llevar al sujeto
pag. 12
de significante en significante, colocando todos los
significantes que sean necesarios, para mantener en
el nivel más bajo la tensión que regula todo el fun-
cionamiento del aparato psíquico. El Principio de
Placer gobierna la búsqueda del objeto.
En cuanto al Más allá del Principio de Placer, el
sujeto repite para reencontrarse con aquel objeto
perdido. Su búsqueda se produce en las vías del sig-
nificante, y se re-actualiza en el campo que quedó
por fuera del símbolo, Das Ding. En esa búsqueda,
el encontrar le gana de mano al buscar ya que nunca
se encuentra lo que se buscaba. Lo que se encuentra
nunca se produce en el mismo orden de lo que se
busca. Se repite el desencuentro con el objeto.
Das Ding, identificado con el “recuperar de nue-
vo”, es la tendencia a volver a encontrar el objeto
perdido y funda en esa repetición la orientación del
sujeto hacia el objeto. En esa orientación hacia el
objeto, la regulación de la trama, las ideas se llaman
unas a otras según un complejo de memoria a la
manera de una concatenación cuyo funcionamiento
es regulado por la ley del Principio de Placer.
Ahora bien lo que nos interesa en relación a nuestra
labor como analistas, es que en ese mismo lugar de
la Cosa, se organiza algo que es a la vez lo opuesto, lo
inverso y lo idéntico. Ese movimiento sustituye a esa
realidad muda que es Das Ding. Es una realidad que
comanda y que ordena por estar en relación a lo Real.
En función de esa sustitución el sujeto vía lo opues-
to, lo inverso, lo idéntico armará su imaginario de su
novela familiar.
La Cosa se nos presenta como palabra, y ya no
sólo como silencio, en la medida en que podemos
decir algo en relación a ese Real. El agujero de lo
Real ya no será sólo el trauma sino “troumatisme”
en la ficción de imaginar un agujero. La ficción se
constituye en la novela de un decir particular para
cada sujeto constituyendo su imaginario.
Es tarea del analista establecer la diferencia entre
dos hecho reales, el trauma y su ficción imaginaria.
Intervenir ubicando la identificación que domina el
imaginario de un sujeto, es en función de vaciar el
representante de los significantes para que, interven-
ción mediante, advenga un nuevo sentido. Intervenir
de este modo cerca lo Real para modificarlo en la
economía psíquica del sujeto. Se trata de un punto de
vuelco en el que el artista vía la técnica de la anamor-
fosis, invierte la utilización ilusoria del espacio.
La Anamorfosis es la transformación, mediante
las leyes de la perspectiva, de las formas como re-
presentaciones distorsionadas de la realidad.
Si suponemos que el imaginario distorsiona lo
real, una superficie cobra sentido cuando se mira
desde cierto punto de vista.
BIBLIOGRAFÍA:
• Jacques, Lacan: Escritos 1: “Función y
Campo de la palabra y del lenguaje en
Psicoanálisis”.
• Jacques, Lacan: Seminario XI: “Los cua-
tro conceptos fundamentales del Psicoa-
nálisis”.
• Jacques, Lacan: Seminario VII: “La Ética”.
• Jacques, Lacan: Seminario XVI: “De un
Otro al otro”.
Publicaciones
pag. 13
Neumonía por Cinthya Sau
Publicaciones
Al llegar la propuesta de escribir para la re-
vista sobre el concepto de lo éxtimo acuñado
por Lacan me sentí convocada, causada. Toca-
ba algo de lo que venía trabajando desde una
perspectiva mucho más amplia e interesante.
Comenzó la búsqueda, rastreo de textos, capí-
tulos de los distintos seminarios, relatos lite-
rarios. Lo éxtimo comenzó a trabajar en mí.
De pronto la investigación se vio interrum-
pida. 39 grados de fiebre, dolor punzante bajo
las costillas, falta de aire leve pero sentida, fal-
ta de energía.
Placa radiográfica mediante la médica pro-
fiere su diagnóstico, no sin un rodeo de expli-
caciones acerca de la conclusión a la que llega
de la lectura que hace de su revisación clínica
y de las imágenes: “...mirá, ambos pulmones
tendrían que verse igual, pero este (refiriéndo-
se al pulmón izquierdo) tiene manchas blan-
cas, eso quiere decir que tenés neumonía”.
Contemplaba la imagen y pensaba ¡cuán-
tas manchas! Pregunto. La médica aclara que
sólo la mancha pequeña es la infección, la otra
mancha es mi corazón emplazado casi en su
totalidad del lado izquierdo. Me sorprendió,
era mi corazón y no lo reconocía más que por
sus palabras.
Medicamentos, reposo, descanso, cuidados,
el cuerpo había dejado su inhibición habitual
para ponerse en el centro de la escena. Quería
leer, escribir, continuar con mi búsqueda pero
no podía. Constantemente se me venía al re-
cuerdo la frase que Freud cita del poeta acerca
del dolor de muela.
Tomaba relevancia la figura del médico que
daba indicaciones, consejos, maneras diversas
de controlar indicios en mi cuerpo para evitar
una complicación mayor, “puede ser grave” de-
cían. “Mi cuerpo”, para cuidar de él necesitaba
la vuelta por el otro. Esa vuelta tranquilizaba,
apaciguaba la incertidumbre. Allí aparecía la
extimidad, “lo que es más íntimo es justamen-
te lo que estoy forzado a no poder reconocer
más que en el afuera”.1
Luego de la recuperación la pregunta que
retornaba en mí era la siguiente: ¿por qué se
habían vuelto tan importantes las palabras que
los médicos proporcionaban?
Al trabajar en el ámbito de la salud pública,
mis compañeros, casi en su mayoría médicos,
comenzaron a ofrecer diferentes versiones de
lo que sucedía dentro de mi cuerpo y las con-
secuentes acciones que hubieran tomado cada
1. Lacan, Jacques, Seminario 16 “De un Otro al otro.” Ed Paidós. Clase 12 de marzo de 1969. Pág. 206.
pag. 14
uno, más medicamentos, distintas combina-
ciones de ellos, más reposo, menos reposo.
Hasta una metáfora que explicaba mi falta de
energía “...imagínate que tus defensas son un
ejército que estuvo luchando contra un enemi-
go, la infección, ahora se tienen que reponer y
por eso estás exhausta.” Mis defensas libraron
una batalla y como consecuencia yo estaba ex-
hausta. Extraño.
Todos estos relatos y explicaciones me per-
mitían situarme como sujeto de la experiencia
bordeando el interior ahuecado, real, impo-
sible de simbolizar pero a la vez de manera
paradojal, espacio por el cual nos es posible
inscripción alguna que haga borde. Borde que
permite hacer algo con “eso” sin que lo sinies-
tro se despliegue en todo su esplendor.
El lenguaje en sí mismo es denso, sólo a tra-
vés de su agujereamiento se incorpora el vacío,
la vacuola éxtima que nos propone Lacan en al-
gunos de sus seminarios, vacuola que aloja al
objeto, objeto que dará la posibilidad de sujeto.
La incorporación del vacío permite delimitar
la superficie sobre la cual escribir algo, hacer
marcas subjetivas que den marco a lo inasible.
La neumonía (compacta, gravosa) debió ser
horadada para dar lugar a otros significantes
que se encadenaran de manera tal de poder
circunscribir algo de lo extranjero, de lo irre-
ductible.
Cito a Daniel Paola “...el cuerpo como idea
debe ser distinto del soma, porque lo somático
es puro desconocimiento.”2
Sin saberlo la búsqueda aparentemente in-
terrumpida retornó en la posibilidad de enlace
alguno, escritura mediante, de la experiencia
vivida.
2. Paola, Daniel, “Lo incorpóreo.” Ed. Homo Sapiens. Prólogo. Marzo de 2000.
Publicaciones
pag. 15
Lo éxtimo: Posición del analista…No retroceder frente a lo ominosopor Romina Scordino
Publicaciones
Éxtimo es un término inventado por Lacan en
el marco de lo ominoso freudiano, lo opuesto a
íntimo.
Remite constantemente a una paradoja, es de-
cir, lo éxtimo presentifica lo que es y no es al mis-
mo tiempo, una contradicción lógica. La extimi-
dad nos conecta con un pensamiento paradojal.
Implica, de uno u otro modo, una posición que no
está ni adentro ni afuera, no es ni interior ni exte-
rior, se encuentra en-el-entre, y nos lleva a pensar
en una continuidad adentro-afuera.
Espacialmente, lo éxtimo no puede represen-
tarse si no es por medio de la topología. En un
espacio geométrico que comprende dos dimen-
siones sólo obtendríamos la representación del
adentro y del afuera limitados y separados por
un borde. El espacio de lo éxtimo es topológico,
supone una continuidad entre el interior y el ex-
terior, a la manera de la banda de Moebius, o la
botella de Klein, por ejemplo.
Lo ominoso freudiano aporta por medio del sig-
nificado no unívoco de “heimlich”, la estructura
de lo éxtimo, opuesto en primera instancia a lo
íntimo.
Freud, en su desarrollo acerca de lo ominoso,
realiza una investigación lingüística de los dife-
rentes significados de heimlich, traducido como
familiar, cotidiano, del hogar, no ajeno, pero tam-
bién oculto, secreto y clandestino. En un punto
heimlich coincide con su opuesto Unheimlich.
“De esta larga cita, lo más interesante para nosotros es que la palabra heimlich, entre los múltiples matices de su significado, muestra también uno que coincide con su opuesto Un-heimlich. Por consiguiente, lo heimlich deviene Unheimlich.”1
Se plantea un devenir entre lo heimlich y lo
Unheimlich, algo es ahora heimlich para pasar
a ser otra cosa, Unheimlich, es decir, lo familiar,
íntimo, no ajeno al sujeto puede pasar a ser ex-
traño, ajeno, desasosegante, que provoca horror
angustioso.
Sin embargo, advertimos que la conexión lógica
que se encuentra entre los términos de ese deve-
nir no es la disyunción, algo no resulta o familiar
o ajeno, sino que es necesaria la conjunción de
esos dos términos contradictorios para que se
haga presente el sentimiento de lo ominoso, lo te-
rrorífico, más que angustioso. Lo familiar, íntimo,
se torna ajeno, extraño al propio sujeto. Algo de lo
1. S. Freud, Lo ominoso, pág.224. Ed. Amorrortu
pag. 16
secreto (bajo la represión), eso familiar entraña-
ble pero oculto, se devela como extraño y fuera de
dominio. Se asocia lo Unheimlich a lo “extraña-
mente familiar”.
Parafraseando a Freud, debemos realizar una
distinción entre lo ominoso que uno vivencia y lo
ominoso que puede alguien representarse o sobre
lo cual lee.
En la experiencia del análisis podemos tomar
contacto con lo ominoso, terrorífico, ya sea en el
análisis personal, o bien, en los análisis que con-
ducimos.
El analista, cuando dirige una cura, debe contar
en su haber con su deseo, deseo del analista. Este
recurso le permitirá ocupar una posición éxtima.
El analista no es un íntimo de su analizante, no es
familiar, pero lo va siendo a lo largo de la cura sin
dejar de ser extraño. ¿Qué analista no ha escucha-
do alguna vez decir a su analizante?: “esto no se lo cuento a nadie, es la primera vez que lo digo, acá, no es lo mismo que hablar con un amigo”.
El analista no es amigo de su analizante, devie-
ne “extrañamente familiar”. Al analista se le dicen
cosas, en el marco del dispositivo, que no se dicen
por fuera.
Será función del analista maniobrar en trans-
ferencia con eso “extrañamente familiar” de la
relación terapéutica. Si bien, es necesario que
al analista se lo ame, éste sabe que ese amor es
un engaño. Es decir, el analista sólo puede hacer
semblante de objeto, es y no es, por momentos so-
porta el lugar del objeto de goce, para relanzar el
deseo de su analizante. Esto es posibilitado por el
deseo del analista y su extimidad.
El deseo del analista vehiculiza, permite un pa-
saje, una continuidad, y en ese devenir el analista
se constituye como éxtimo.
Es por su deseo, que el analista puede soportar
la aparición en la cura de lo siniestro, lo terrorí-
fico, y así mismo, convocarlo. Lo ominoso puede
manifestarse de diferentes maneras. Dentro de lo
angustioso se puede diferenciar algo de lo omino-
so, no todo lo angustioso es ominoso.
Lo ominoso remite a la presencia de lo real en
la escena del análisis, y en el analizante, a la expe-
riencia de lo real en su propia vida.
En la clínica con sujetos que padecen enfer-
medades crónicas, de origen desconocido, irre-
versibles y progresivas, donde el sujeto sufre,
por ejemplo, crisis psicomotoras de agitación in-
voluntaria, la experiencia de lo siniestro se hace
presente en la vida del sujeto y muchas veces en
el dispositivo analítico en lo real, cuando la crisis
se manifiesta allí.
Esta situación, deja al sujeto alienado frente a
la falta de dominio de su propio cuerpo, que se
convierte en esos momentos en algo tan ajeno,
que horroriza y lo coloca frente al sentimiento de
lo ominoso. Lo podemos saber por los dichos del
analizante, luego de sucedida la crisis. Un pacien-
Publicaciones
pag. 17
te relataba: “El cuerpo se me reb(v)ela, es como un cuerpo extraño, como si la cabeza se separa-ra del cuerpo cuando estoy en crisis, y pienso en la muerte, casi no puedo respirar”.
El propio cuerpo, familiar por lo cotidiano, se
vuelve extraño e incontrolablemente mortífero.
Según los dichos de este paciente, las crisis
son sucesivas y exacerbadas por lo emocional,
cuando está ansioso, nervioso o molesto, los sín-
tomas de agitación son tan profundos e intensos,
que llegan a inmovilizarlo, no pudiendo contro-
lar voluntariamente su cuerpo. Dice: “siento un dolor insoportable en todo el cuerpo, como des-garros, una angustia visceral, tengo que estar pendiente de no dejar de respirar.” Y agrega:
“Esto no lo puedo hablar con cualquiera”. Es de
notar, que al hablar, algo de lo terrorífico se apa-
cigua en el sujeto.
Es válido afirmar que lo éxtimo de la posición
del analista, posibilita hacer algo cada vez con
lo ominoso puesto en juego en un análisis. Para-
fraseando a Lacan, se trataría de no retroceder
frente a lo ominoso.
BIBLIOGRAFÍA:
• Sigmund Freud, “Lo ominoso”, 1919. Ed.
Amorrortu
• Erik Porge, “Transmitir la clínica psicoana-
lítica”. Ed. Nueva Visión
Publicaciones
pag. 18
Agenda
Curso de Invierno
Propuesta de Enseñanza
Reunión Clínica
Seminario a nombre propio
“La angustia como fenómeno clínico fundamental”
“Pulsión. El goce y la satisfacción en la clínica”
ACTIVIDADES REALIZADAS
AGOSTO / SEPTIEMBRE
Enseñantes: Roberto Consolo, Rodrigo Echalecu y Amalia Cazeaux.
Comienzo 1 de Agosto, 19:30 hs
Enseñantes: Alejandra Di Nubila, Rodrigo Echalecu, Lucia Isasa, Paula Levisman, Claudia Luján, Virginia Nucciarone, Mariana Pereyra, Cinthya Sau, Romina Scordino, Silvana Tagliaferro, Laura Vellio y Sandra Iribarne.
Comienzo 16 de Agosto, 19:30 hs
Participan: Roberto Consolo, Sandra Iribarne, Paula Levisman, Flavia Martin Frías, Leticia Scottini y Silvana Tagliaferro.
25 de Agosto. 20hs
Enseñante: Leticia Scottini. Invitada: Sandra Alderete.
3 encuentros. Comienzo 31 de agosto.
Retorno a la clínica: “Los celos y sus versiones”
Pasión e inhibición. Lo imposible de frenar en cada uno. Cómo hacer.
pag. 19
Cita entre textos
“… designe como la vacuola, esta interdicción en el centro, que constituye en suma, lo que nos es más cercano sin dejar de sernos
exterior. Habría que inventar la palabra éxtimo para designar lo que está en juego”.
J. Lacan, Seminario 16 “De un Otro al otro”, Clase 14, “Las dos vertientes de la sublimación”,
12/03/69. (el subrayado es nuestro)
Del soy al no soy, lo éxtimopor Sergio Demitroff
…Su ser padeciente, penoso, invadía el espacio
con sus dichos que sostenían un oscuro encierro.
Atrapada en la maldad de su partenaire, otro,
injusto y ruin, convivía con las peores bajezas y
miserias, rebajada a un objeto. Sin salida posible
servía a su voluntad. Así se presentaba, como víc-
tima inocente no sólo de él sino de los otros de su
historia que desde siempre abusivamente la ha-
bían maltratado.
Transcurrían los encuentros con sus relatos
consistentes y repetidos de su relación a este otro
que la sometía a un vivir indigno, dejando esca-
par solamente pequeñas indicios, con aires disi-
mulados de odio y venganza no reconocidos. En
un momento, el menos esperado como siempre,
entre lamentos dice: “Soy ser-vil”! , “ser vil” re-
suena fuertemente y el horror invade, y como en
su casa la angustia se hace presente…. – “Ama al
prójimo como a ti mismo”1 !!!
1. En referencia a “El Malestar en La Cultura” S. Freud, y Seminario XVI, “De un Otro al otro” J. Lacan
Unheimlich, como afirmará Freud, en un mo-
vimiento de torsión se continúa en heim, lo si-
niestro; lo siniestro de su partenaire, de su propia
casa, irrumpe en el propio decir que extrañamen-
te se cuela por la hendija. La hiancia del incons-
ciente se abre y así como se presenta se desvanece.
Lo tan horroroso, extranjero, a la vez tan cercano,
familiar, íntimo y secreto, éxtimo, la inminencia
intolerable del goce2, como dice Lacan, del próji-
mo que lo encarna, goce propio y extraño que se
presenta al sujeto.
Lo éxtimo, neologismo que une lo externo y lo
íntimo, lugar central producto de la estructura-
ción del sujeto en los tiempos instituyentes. Re-
sultado de las operaciones del encuentro entre
el pequeño ser viviente con el Otro tesoro de los
significantes, por el que es hablado, a la vez que
alojado necesariamente, para que el sujeto pueda
advenir.
2. J. Lacan, Seminario XVI, “De un Otro al otro”.
pag. 20
Ese Otro auxiliador, Nebenmensch, atrave-
sado por la castración, por la ley paterna, será
lo más íntimo del sujeto a la vez que extranjero.
Otro que sí ofrece su vacío, vacuola, necesaria,
para que el cachorro humano en primer lugar
pueda ocupar, como objeto, pero sin obturar,
dejando resquicios, espacios sin cubrir, sin un
encaje perfecto. Para que luego por el don de
amor pueda advenir sujeto en lugar de quedar
allí petrificado como objeto, identificación pri-
mera mediante, para que el Otro devenga sim-
bólico, el lenguaje significante, en tanto que no
sólo goza de su objeto sino que también ama
y desea. Primera inscripción significante, que
constituye a su vez lo real.
Vacío, Das Ding, estructural y estructurante
del sujeto, vivencia mítica de satisfacción que
no dejará de repetir el desencuentro nostálgi-
co, donde se recortará ese objeto perdido para
siempre, extraño e íntimo; éxtimo, de Otro a
un otro, el objeto a resta. Lugar que deberá
vaciar, para luego responder con su fantasma
qué objeto es para el Otro, qué es lo que de-
sea, con la falsa ilusión de completarlo. Como
resultado lo que al sujeto le es propio, la falta
estructural, que le da estatuto real al objeto a,
y el goce en juego, termina siendo incompren-
sible e intolerablemente extraño del otro por
su extimidad.
El inconsciente cifra, su lectura en el análi-
sis, recorta un sujeto deseante, posibilidad de
algo novedoso, de escritura, un nuevo anuda-
miento. Donde la castración que acota goce,
haga de lo intolerable del otro, que en definiti-
va comparte la misma estructura de falta, algo
menos acuciante y amenazador.
“Ser- vil”, extrañeza del dicho, que se ordena-
rá en discurso en análisis, trasluce una verdad.
Significante nuevo que emerge entre un sujeto y
un analista, analista que desde ese lugar tan par-
ticular se ubica en función, lugar de semblante
de objeto causa de deseo, transferencia mediante
y siendo parte de su síntoma como dirá Lacan3,
lugar que remite también a la extimidad, para
poder operar. Pero claro que si es por estructura,
es porque han acontecido en los tiempos institu-
yentes las operaciones necesarias para que pueda
emerger un sujeto, con lo real de un goce opaco
que lo habita, tan ajeno y tan íntimo a su vez; un
decir, que irrumpe, un saber no sabido que emer-
ge, que se ordena en discurso si cada termino ocu-
pa su lugar, lazo social que implica la castración.
En ese encuentro inédito con un analista, habrá
posibilidad de una nueva escritura que del encie-
rro haga apertura, un movimiento del soy donde
no pienso, al pienso donde no soy.
3. J. Lacan, Seminario XI, “Los cuatro conceptos funda-mentales”.
Cita entre textos
pag. 21
Me parece necesario hacer un pequeño recorri-
do teórico para arribar a esta cita de Lacan que
me invita a compartir nuestro cartel de publica-
ciones de la Escuela.
En principio debemos tomar el concepto
de realidad en que Lacan se apoya, tomando la
lengua de Freud para hacer una distinción entre
dos palabras que son utilizadas para traducir este
concepto.
Estas palabras en alemán son Realitat y Wirkli-cheit.
La primera es una realidad que se sostiene por
sí misma, es más cercana a aquello que Lacan
nombra como real, la segunda es una realidad te-
jida por lo simbólico, una realidad que se va efec-
tuando, podríamos decir.
Esta distinción entre realidad y real termina
con la dicotomía de interior (llamado realidad
psíquica) y exterior (llamado realidad externa).
Es decir que a partir de Lacan no hay un adentro
y un afuera sino que hay una superficie que puede
realizar una torsión y nos encontrarnos con una
línea divisoria entre una realidad simbolizada es
decir tejida por los significantes y bordeada por
las palabras y una realidad real, en el sentido que
lo simbólico no recubre todo lo real .
Este concepto podemos encontrarlo en la física
cuántica allí donde algo se comporta de un modo
inesperado y no es formalizable mediante las leyes
de la física o de las matemáticas, por ejemplo un
campo donde no funciona la ley de gravedad o don-
de los polos negativo y positivo a veces se repelen
a veces se fusionan sin explicación, allí es donde
Lacan toma este concepto de la física y dice: lo real
es lo imposible que escapa a la matematización o
simbolización, lo real tiene leyes inesperadas.
Ya Freud en el Proyecto de una Psicología para Neurólogos hablaba de una inscripción de la rea-
lidad interior y exterior y de las experiencias de
satisfacción y placer en el cuerpo.
Esa inscripción de las pulsiones del inconscien-
te, Freud la denomina la Cosa, Das Ding es decir,
un vacío que debe estar, central, alrededor del
cual se organizaran las pulsiones y sus represen-
tantes, los significantes que de este modo man-
tendrán una distancia con el objeto de deseo, que
en ese caso ya está atravesado por el lenguaje.
A este momento anterior donde Freud habla
de las inscripciones situadas entre percepción
conciencia las llama Aufbau, estructura, Lacan lo
relaciona con la estructura significante que se le
impone al sujeto a través de Otro, es decir que la
primera aprehensión de la realidad, el sujeto la
tiene a partir del prójimo.
Cita entre textos
Lo éxtimo y lo real del gocepor Paula Levisman (AE)
pag. 22
Una parte de esta información procede del
cuerpo propio y sus excitaciones y otra parte
procede como energía constante que permanece
unido como cosa (Ding).
Pero Das Ding en este momento no es repre-
sentable, escapa a representación, como decía-
mos anteriormente en la física, es un resto no
simbolizable que se escapa.
Es decir que Das Ding es el primer exterior del
sujeto, a la vez que también es interior en tanto
esa primera experiencia de satisfacción que se
busca y se quiere volver a encontrar… Pero es
una experiencia que nunca se ha tenido, porque
nunca se ha perdido.
Este Das Ding constituye una especie de va-cuola, neologismo que viene de la palabra va-cuum en latín que significa vacío, (se utiliza en
la biología y botánica para referirse a un lugar
de almacenamiento y concentración de sustan-
cias que realizan un transporte y una conexión
con las células) esas vacuolas tienen diferente
grado de concentración e intentan realizar una
homeostasis.
Es decir que la Cosa, Das Ding es anterior a
todo significado, es anterior a la represión, es lo
extraño, en el yo (mi), es lo externo en mí.
La vacuola entonces es ese agujero, ese éxti-
mo, así lo llamó Lacan haciendo homofonía en-
tre lo más íntimo y lo más ajeno que llevamos en
la constitución misma.
Esta vacuola de goce que organiza el placer en el
cuerpo, funciona como interdicción, como límite, de
allí que distribuye, y equilibra.
Ese vacío, esa vacuola, a su vez organiza las pul-
siones y por ende las demandas del sujeto, es lo que
permite que el agujero pueda ser simbolizado como
falta, como “objeto a” que conformará, junto al su-
jeto barrado, la fórmula del fantasma.
El sujeto neurótico se encuentra una y otra vez
en la repetición con la búsqueda de aquel goce in-
terdicto, y allí se pierde en lo más íntimo y gozoso
que encuentra en el prójimo, de allí muchas veces
el rechazo y lo intolerable con el otro que no hace
lazo social.
Lacan insistirá en la dirección de la cura en no
perder la orientación respecto de ese real aludiendo
al significante que agujerea y permite la aparición
del Otro como un lugar evacuado de goce, limpio de
goce, donde la experiencia de lo extraño, lo ajeno,
no sea más que un exceso, que precisa su regulación.
BIBLIOGRAFÍA:
• Moustapha Safouan, “Lacaniana. Los semi-
narios de Jacques Lacan”.
• Eric Porge, “Jacques Lacan, un psicoana-
lista” .
• Jacques Lacan, Seminario “De un Otro al
otro”
• Sigmund Freud, “Pulsiones y sus destinos”
• Wikipedia definiciones
Cita entre textos
pag. 23
Interdicción en el centro. Ante todo hay ausencia.
No es más que a partir del no es posible en el origen
que lo real toma lugar, ex-siste como núcleo éxtimo
de goce. No es posible que funda un vacío, forclu-
sión de sentido. Hiancia constituida a partir del gol-
pe que implica el troumatisme, efecto del lenguaje
que funda una falta radical. Núcleo del inconsciente,
efecto de lo simbólico en lo real. Movimiento de ex-
pulsión-sustracción que ocasiona un vacío, agujero
irreductible que se instala a partir de la operación
primordial de la represión. Operador fálico en fun-
ción, que produce un corte, la caída de esa parte re-
sidual, objeto a, para que el sujeto se pueda efectuar.
Acto fundacional. Tiempo de la constitución subje-
tiva, origen de la dependencia de las relaciones del
sujeto con el Otro, lugar de la palabra, portador de
significantes. Dialéctica subjetiva en la que anida el
circuito demanda – deseo, donde la respuesta del
Otro a la demanda del sujeto contiene un punto de
silencio. Recorrido de la demanda por los desfila-
deros del significante que en su trayecto va contor-
neando un agujero que propicia el deseo. Campo del
goce que se define en el cuerpo por la inserción de la
pulsión con la sustancia gozante, lógica que se con-
juga con la corporeidad. Goce fálico que libidiniza
el cuerpo y sus orificios, permitiendo que la pulsión
realice su tour determinando en el Otro una estruc-
tura de borde. Configuración de la vacuola, término
que proviene del latín vacuum, vacío. Espacio vacío
de goce, “incorporal”, que está ligado esencialmente
a la simbolización primitiva propia de la significa-
ción del don de amor. El Otro dona amor, renun-
cia de gozar al sujeto, transmite una falta, ofrece
una cavidad donde éste se pueda alojar. Efecto de
la Identificación primordial, a lo Real del Otro Real,
entrada del lenguaje que resulta de incorporar el
agujero del Otro Real. Modo en que algo exterior se
vuelve interior, exterior envolvente, presentándo-
se, lo íntimo bajo el modo de la “hospitalidad”, se
ofrece para hospedar a lo extranjero, a lo ajeno, a
lo otro. En el lugar más íntimo está lo externo. Sitio
interdicto, centralidad de una zona prohibida, que
constituye lo más próximo sin dejar de ser extra-
ño. Centro excluido de sentido alrededor del cual
se organiza la cadena significante que comanda el
inconsciente. Exterioridad íntima, exterior-interior,
afuera-adentro, duplicidad radical imaginaria que
instala el efecto de lo simbólico en lo real. Lógica de
la incompletud donde se instituye el Otro como lu-
gar “evacuado del goce”, lógica entre el campo del
Otro y su vaciado. Prohibición primordial que vacía
el goce del Otro, introducción de la falta, barra, agu-
jero, por el cual se puede distinguir el objeto a. Ob-jeto a que se encuentra en un lugar que designamos
con el término éxtimo, en tanto, comprende una
cuestión paradojal, conjuga lo íntimo con la radi-
cal exterioridad. Espacio interior que comprende al
espacio exterior. Movimiento de reversión a través
del cual la exterioridad interior pasa a ser exterior.
Espacio exterior que el sujeto construye sobre el
modelo de irreductibilidad de su espacio interior,
intensión que se torna extensión reconociendo ese
Cita entre textos
Lo éxtimo, radical exterioridad íntimapor Virginia Nucciarone
pag. 24
punto enraizado en el imaginario que propone la
discriminación entre uno-otro (a - a’), es decir, no
hay posibilidad de decir uno en esa dimensión. El
imaginario adquiere consistencia en ese carozo de
real que no se instituye sin un otro que lo reconoz-
ca y afirme su existencia, su distinción. Lo éxtimo
como lo más íntimo, lo radicalmente otro. Ese otro
que entra en uno.
En serie ubico el concepto de Das Ding, la Cosa
perdida que Lacan retoma de las referencias freu-
dianas, para situar el concepto de “extimidad”. Dirá
que lo más íntimo se encuentra en el Nebenmensch, el prójimo, como “inminencia intolerable del goce”,
en tanto, su presencia implica la incorporación de
una ausencia, pues trae aquello que desconozco y
que no comprendo, introduciendo una extrañeza.
En tal sentido, la introducción de la función del Ne-benmensch plantea, no sólo, una cuestión de lugar,
dónde situar ese hombre más próximo, sino que
propicia la emergencia de un enigma: ¿dónde existe, fuera de ese centro de mí mismo, algo que me resul-te más próximo? Ese “algo” caracterizado como ab-
solutamente primario por Freud, se identifica en el
grito, en una exterioridad jaculatoria, por lo cual lo
que nos resulta más íntimo es justamente lo que es-
tamos forzados a no poder reconocer más que en el
afuera. Por eso ese grito no necesita ser emitido para
ser un grito. Aquí les propongo el encuentro con una
de las obras de arte más famosas del noruego Ed-vard Munch, aquella que lleva justamente por título
“El grito”. En-cuadro, allí el grito se sitúa en un pai-
saje calmo con, no lejos en la ruta, dos personas que
se alejan y ni siquiera se dan vuelta. Es esencial que
de la boca torcida del ser femenino en primer plano
que representa este grito no salga nada más que el
silencio absoluto. En ese grabado, Lacan establece
una singular correlación entre ese grito y el silencio
que lo rodea. El silencio no es el fondo del grito: el
grito provoca el silencio. “El grito hace el abismo donde el silencio se precipita”, subraya Lacan. Del
silencio mismo que centra este grito surge la presen-
cia del ser más cercano, el ser esperado, tanto más
cuanto que está ahí desde siempre, el prójimo. El
grito hace surgir el silencio. Grito que no se oye. El
silencio como un nudo cerrado que puede resonar
cuando lo atraviesa y hasta agujerea el grito. Grito
en el vacío, entonces, grito mudo, que agujerea el
goce ante lo intolerable de su proximidad. Carác-
ter primordial del agujero del grito, agujero infran-
queable, marcado en el interior de nosotros mismos
y al cual apenas nos podemos aproximar.
Detrás de la pintura, tropiezo y me encuentro con
el hallazgo de un sueño revelador, otro texto entre
textos, que me sirve de pre-texto para cercar con
una vuelta en más la cita que me aventuró en el des-
pliegue de este argumento.
“Nos estábamos peleando con mi mamá en el li-ving de la casa. De repente, ella se transformaba en un monstruo, con una boca con dientes afilados y unas uñas como garras. Me quería morder en el brazo, arañar y yo lograba despegarla, sacármela de encima. Nos alejábamos, ella iba al mueble del comedor, lo abría y revoleaba cuchillos, pero como yo estaba en la cocina cerraba la puerta para que no me tocaran. En un momento yo agarraba una cuchilla para apuñalarla en la espalda pero final-mente me iba”.
Cita entre textos
pag. 25
Lo éxtimo marca el lugar más interno de lo ex-
terno, aquello que nos es más cercano sin dejar de
sernos exterior. El acto de desciframiento e inter-
pretación de las letras que anidan en este sueño le
permitieron a N ubicar y reconocer cuál es su lu-
gar en relación a su partenaire y por consecuencia
su sufrimiento. Bronca, odio, ira, arrebato, furia,
mal-estar y angustia habitan a N al momento de la
consulta, a la vez que signan la relación conflictiva
que sostiene con su madre. Sueño que inaugura el
reconocimiento de un territorio de goce dado por
un partenaire loco. Una madre “insensible”, emo-
cionalmente inestable, que porta un rasgo de in-
minente violencia, no tiene tacto para relacionarse
con la gente, solo lo hace provocando fuertes peleas.
“O te muerde o te mata”, efecto identificatorio, del
que N logra salir, a diferencia de su madre. Soplo
vital que viene a señalar ese punto de extimidad
que habilita una salida diferente a la de su madre,
“yo agarraba una cuchilla para apuñalarla pero finalmente me iba”. N no se deja penetrar de ma-
nera idéntica por el objeto que habita a su madre,
puede soportar y sostener aquel punto de silencio
que antecede a la demanda del Otro, logra poner un
freno, y así moverse en un terreno libre de goce. Si
bien, aquello que rechaza se le vuelve como lo más
íntimo, “el otro soy yo, el partenaire porta algo mío”
puede irse, poner una distancia a la salida loca de su
madre de “morder o matar”. Movimiento de retro-
versión que produce una diferencia de escritura tras
una intervención. N cuenta con ese punto éxtimo
que está en el límite de lo externo, vacuola de goce,
que media regulando la relación con el prójimo para
que no se vuelva amenazante, punto que lo salva de
“ser mordido o matado”, “morder o matar”. En otra
vertiente, la pregunta por la modalidad de relación
que mantiene con su pareja, acoge una vez más lo
extraño. Como horizonte en la dirección de la cura,
una máxima lacaniana se impone: “el amor es lo que hace al goce condescender al deseo”. Garras que en
lugar de herir, arañar o matar, comienzan a aca-
riciar, y abrazar. Boca con dientes afilados que en
lugar de gritar, morder o matar, comienza a abrir-
se para dialogar, y besar. “El sueño es una profecía íntima de aquello que nos ha moldeado, a saber, nuestro deseo inconsciente. El sueño es presa del espanto y de la capacidad de superar este espanto, de danzar alrededor de él y de hacer imágenes a partir de jirones y de fragmentos”1.
BIBLIOGRAFÍA:
• Anne Dufourmantelle, Elogio del riesgo. Pa-
radiso editores.
• Derrida Jacques Anne Dufourmantelle, La
hospitalidad. Ediciones de la Flor.
• Daniel Paola, Erradamente la Pulsión. Edito-
rial Homo Sapiens.
• Lacan Jacques, Seminario 9 “La identifica-
ción”
• Lacan Jacques, Seminario 7 “La ética del Psi-
coanálisis” (1960). Editorial Paidós.
• Lacan Jacques, Seminario 12 “Problemas
cruciales del psicoanálisis” (1965)
• Lacan Jacques, Seminario 16 “De un Otro al
otro” (1968). Editorial Paidós.
1. Néstor Braunstein, Memoria y espanto o el recuerdo de infancia. México, Siglo XXI, 2008.
Cita entre textos
pag. 26
1Las “personas desplazadas”; los exiliados,
los deportados, los expulsados, los desarraiga-
dos, los nómades tienen en común dos suspi-
ros, dos nostalgias: sus muertos y su lengua.
Por una parte, quisieran volver, al menos en
peregrinaje, a los lugares donde sus muertos
enterrados tienen su última morada (la últi-
ma morada de los suyos sitúa aquí el ethos, la
habitación de referencia para definir el propio
hogar, la ciudad o el país donde los padres, el
padre, la madre, los abuelos reposan con un
reposo que es el lugar de inmovilidad desde el
cual calibrar todos los viajes y todos los ale-
jamientos). Por otra parte, los exiliados, los
deportados, los expulsados, los desarraigados,
los apátridas, los nómades anémicos, los ex-
tranjeros absolutos, siguen a menudo recono-
ciendo la lengua, la lengua llamada materna,
como su última patria, incluso su última mo-
rada. Esa fue una vez la respuesta de Hannah
Arendt: ya no se sentía alemana salvo por la
lengua, como si la lengua fuera un resto de
pertenencia mientras que, volveremos sobre
esto, las cosas son más tortuosas. Si esta pa-
rece ser, además, y por eso mismo, la primera
y última condición de la pertenencia, la lengua
es también la experiencia de la expropiación,
1. Fragmento del libro La Hospitalidad, (pág 91-93) Ediciones de la Flor
de una irreductible exapropiación. La lengua
llamada “materna” es ya “lengua del otro”. Si
decimos aquí que la lengua es la patria, a sa-
ber, lo que los exiliados, los extranjeros, todos
los judíos errantes del mundo llevan en la sue-
la de sus zapatos, no es para evocar un cuerpo
monstruoso, un cuerpo imposible, un cuerpo
cuya boca y lengua arrastrarían los pies, in-
cluso bajo los pies. Ahí nuevamente está en
juego el paso, de progresión, de agresión, de
transgresión, de digresión. ¿Qué nombra en
efecto la lengua, la lengua llamada materna, la
que se lleva consigo, la que nos lleva también
del nacimiento a la muerte?¿No representa el
propio-hogar que jamás nos abandona?¿Lo
propio o la propiedad, la fantasía al menos de
propiedad que, lo más cerca posible de nues-
tro cuerpo, y ahí volvemos siempre, daría lu-
gar al lugar más inalienable, a una especie de
hábitat móvil, una vestimenta o una carpa? La
llamada lengua materna, ¿no sería una espe-
cie de segunda piel que se lleva sobre uno, un
propio-hogar móvil? ¿Pero también un pro-
pio-hogar inamovible puesto que se desplaza
con nosotros?
Literarias
La Hospitalidad1
Jacques Derrida- Anne Dufourmantelle
(fragmento)
pag. 27
Práctica de escuela
Razones para escribir (algunos apuntes sueltos)
“Guardar silencio es lo que queremos, sin saberlo, escribiendo”
Maurice Blanchot en “La Escritura del Desastre”
¿Por qué intentar escribir algo sobre la escritura,
en una escuela de psicoanálisis, siendo éste afín a
una experiencia de palabra? ¿Para qué necesita el
psicoanálisis la escritura? Interrogarse sobre ella,
es aquí ponerla en el centro de la escena.
Si bien el psicoanálisis es una experiencia que
no tiene otro medio que la palabra y que no puede
hacerse por escrito, sin embargo necesita de éste
porque la palabra es inasible, la verdad que porta
siempre se escabulle, sólo puede decirse a medias.
Escritura, de ella se ocupan la lingüística, la lite-
ratura, la filosofía y el psicoanálisis. Parece tener
algo de azaroso, es una suerte de misterio que nos
provoca este medio tan ancestral y dominante.
Y si de azaroso se trata, podría tratarse de si-
tuar cuál es la lógica que ordena este azar. ¿A qué
refiere esta suerte de misterio que nos provoca
este medio tan pregnante?
En principio intento resaltar que escribir, es
una forma de trazar. 1∞
Etimológicamente, “escribir” viene del lat.
1. ∞ (trazos / marca / hendidura / huella).
“scrïvre”, que significa “trazar caracteres”; éste
por su parte, se remonta a la raíz indoeuropea
“squeribh” que es “realizar incisiones”.
Ateniéndonos a ésto, la escritura sería una es-
pecie de incisión que comenzó a hacerse en hue-
sos, tablas de arcilla, vasijas y piedras miles de
años atrás. Antes de que se subordinara al lengua-
je articulado, era el arte de la marca, pasible de
transcribir cualquier cosa sin corresponderse con
un sistema fonético que la pronunciara.
Arañar, escarificar, rasgar. Podría pensarse a
la escritura como inscripción cerca del trazo. Ella
incluye la materia donde se imprime, el espacio
donde se extiende. Parece ser en ese sentido que
de lo que se trata es de divisiones y aperturas.
Escritura como trazo, creo es lo que realza el ca-
rácter chino “wen” [文] utilizado para referirse a
“cultura”, “literatura”, “escritura”, “civilización”,
y lo que es afín a “marca”. Es más, en un dicciona-
rio chino del siglo I se lo define como “intersec-ción de trazos”, imágen de un cruce (marca de
la Cultura).
La escritura de “wen” como sugerencia de tra-
zos que se cruzan 文, en sí misma -creo- lleva la
importancia de cruzarse con el otro, con lo otro.
Hay varios ejemplos de palabra chinas que
por Gabriel Gómez
pag. 28
contienen el carácter 文 / (wen / wén) Resca-
to entre éstas 文胸 ( wénxiōng = sostén ). Al
respecto remito a una a firmación de Lacan en
la clase 11 del Seminario XXIII, El Sinthome, de
1975/1976. En ella señala “Una escritura es un hacer que da sostén al pensamiento”.
Tal vez por ello me parece pertinente citar unos
versos de “Caminos del espejo”, un poema de
Alejandra Pizarnik, incluído en el libro “Extrac-ción de la Piedra de la Locura” del año 1968:
“Aún si digo sol y luna y estrella me refiero
a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo”.
Me pregunto si aquí no nos encontramos
ante el silencio como lugar idílico, donde se li-
beraría de la búsqueda infinita de la eterna ca-
dena de sustituciones, donde las palabras pue-
den reencontrar su significado perdido a través
del paso por la cultura, por los hombres, que al
usarlas, las han cargado de significados que las
desvirtúan.
¿Qué sería reencontrar su significado perdido?
Es como si el lenguaje apartara a Pizarnik del
mundo y el único lugar donde se podía vivir en
paz era el silencio.
“Pero el silencio es cierto. Por eso escri-bo Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.”
Parece que la verdad, perseguida con tanto an-
helo, no es música que pueda ser escuchada. Por
estar alojada en el inconsciente está separada de
nosotros.
El sujeto, dividido por la acción del significante,
tendría como sesgo a la alienación: el encontrarse
escindido.
Si la alienación del sujeto se liga a su constitución
el campo del Otro en tanto operación que determina
la captura del sujeto por el significante, este
significante no mata, sino que inaugura una función:
la afánisis, que constituye un desvanecimiento, una
desaparición, una petrificación.
“Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quien me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.”
Aquí, el efecto del significante es introducir un
golpe, el sujeto se desvanece. Por aquello de que
la opción que procura buscar el sentido, se topa
con el sin sentido. No hay sentido pleno en el ser
hablante. Lo que queda, entonces, es una falta:
ni uno ni otro. Esta es la acción del campo del
Otro en la constitución del sujeto en su primer
movimiento.
Parece tratarse del mismo, siempre inasible,
asunto… ése de coser hilvanes, para así hacer de
litoral al vacío, en un intento de cernir lo Real.
Litoral que relaciona dos sustancias diferentes,
que no tienen nada en común. Lacan retomará la
Práctica de escuela
pag. 29
función de la letra como lo que permite tocar el
borde del agujero en el saber ya que la letra cons-
tituye el litoral entre el goce y el saber. Por eso
dirá que: “Entre centro y ausencia, entre saber y goce, no hay litoral que no vire a lo literal, si no es para que ustedes puedan tomar el mismo viraje en todo momento. Sólo de eso pueden con-siderarse como agente que lo sostenga”.
Es así que podemos pensar en la letra y su instan-
cia, en un escrito como pasar por el borde de lo real
y en la escritura como acto, sobre una superficie.
Para ir concluyendo, un breve comentario.
Creo que Lacan hace referencia a la escritura en
al menos en tres acepciones que no son absolu-
tamente separables, a saber: Entendida como
cierta precipitación del significante, el acto de
escribir sobre una superficie. Luego, tenemos la
escritura en matemas entendiendo a la lógica
como ciencia de lo Real, es decir, los matemas
como fórmulas escritas que carecen de sentido
en sí mismas. Para culminar en la escritura con
nudos entendida como “un hacer que da soporte
al pensamiento”
Por otra parte, la verdad sufre una progresiva
desvalorización en el curso de la enseñanza de
Lacan, en beneficio de lo Real, que se convierte en
el polo que orienta la experiencia analítica. Real
y escritura, ambos son necesarios para poder
pensar un principio de conclusión de dicha expe-
riencia, sin los cuales un psicoanálisis no tendría
fin. Para poder concluir un análisis hace falta
que no todo sea inasible, es preciso que algo se
pueda cernir, y eso se logra gracias a la escritura.
La concepción que tiene Lacan de la palabra im-
plica que la palabra misma tiene efectos de es-
critura, así vemos como lo que se descifra en la
palabra bajo transferencia tiene efectos de escri-
to, efectos que permiten poder asegurar a un real
de la experiencia. De este modo se escribe una
secuencia que va de la palabra al escrito, y del es-
crito a lo Real.
En psicoanálisis palabra y escritura no están
separadas como se podría creer, lo que se escribe
fue primero palabra y lo que contingentemente
deja de no escribirse y se escribe se escribe sir-
viéndose de la palabra. La palabra es primera
respecto de la escritura y lo que la escritura escri-
be no es otra cosa que lo que del goce se fija. Di-
cho en otros términos el goce se fija al escribirse.
Lo que esta escritura escribe no es otra cosa
que el goce y el lugar donde se escribe no es otro
que el cuerpo, el cuerpo como sede del goce,
como lo definirá Lacan en el Seminario XVII,
“De un discurso que no fuese semblante “Lo que se evoca de goce cuando se rompe un semblante es lo que en lo real se presen-ta como erosión. De ahí que la escritura pueda considerarse en lo real la erosión del significado, es decir, lo que llovió del semblante en la medida en que eso es lo que constituye el significado (…) La escri-tura, la letra está en lo real y el signifi-cante en lo simbólico”2.
2. (p. 113) ∞ Nota en revista Télèrama, 2001
Práctica de escuela
pag. 30
Para concluir me gustaría citar a François
Cheng: “La caligrafía no es por lo tanto solamente un gesto estético. Quien la practique debe comprometer en efecto todo su ser: al nivel físico, desde luego, porque la ejecución supone una tensión que compromete al cuerpo entero; a nivel estético, luego: el artista compondrá de las figuras que deben cumplir las exigencias de relieve, de proporción, de ritmo y de armonía. Su gesto (acción)
es único. El no puede hacer ninguna corrección, no tener ningún arrepen-timiento, ni ningún remordimiento… Queda por último el nivel intelectual o
espiritual: Las figuras encarnadas son de ideogramas significantes, sean los textos caligrafiados poéticos o filosófi-cos. La caligrafía es un arte del trazo a la imágen del aliento en la cosmología china; ella conectará la pulsión del hom-bre a la pulsación del mundo.”3
Después de todo, como le escuché decir a la es-
critora Luisa Valenzuela hace ya tiempo en una
conferencia sobre las pasiones y la escritura:
“No hay razones objetivas para escribir”.
maildegabrielgomez
3. (p. 113) ∞ Nota en revista Télèrama, 2001
Práctica de escuela
pag. 31
Quizás por estar tomada tanto por el mundo
de los niños como por la literatura no pude elegir
otro texto más que el que comparto hoy, a pesar
de haber investigado mucho y barajado innume-
rables posibilidades.
Un fragmento del cuento Felicidad clandestina
de Clarice Lispetor.
“Ella era gorda, baja, pecosa y de cabellos ex-
cesivamente crespos, casi amarillentos. Tenía un
busto enorme, mientras que todas nosotras toda-
vía éramos chatas. Por si eso fuera poco, llenaba
los dos bolsillos de la blusa, por encima del bus-
to, con caramelos. Pero tenía lo que a cualquier
niña devoradora de historias le gustaría tener: un
padre dueño de una librería.
Pero qué talento tenía para la crueldad. Toda
ella era pura venganza, chupando ruidosamente
los caramelos. Cómo nos debía odiar esa niña,
nosotras que éramos imperdonablemente lin-
das, espigadas, altas, de cabellos libres. Conmigo
ejerció su sadismo con serena ferocidad. En mis
ansias de leer, no me daba cuenta de las humilla-
ciones a las que me sometía: seguía implorándole
prestados los libros que ella no leía.
Hasta que le llegó el magno día de empezar a
ejercer sobre mí una tortura china. Como al pa-
sar, me informó que tenía Las Travesuras de Na-
ricita, de Monteiro Lobato.
Era un libro gordo, era un libro para vivir
con él, para comerlo, para dormir con él. Y to-
talmente por encima de mis posibilidades. Me
dijo que si pasaba por su casa al día siguien-
te, me lo prestaría.
Hasta el día siguiente, de la alegría, me trans-
formé en la esperanza misma: no vivía, nadaba
lentamente en un mar suave, las olas me lleva-
ban y me traían.
Al día siguiente fui a su casa, literalmente co-
rriendo. Ella no vivía en una casa de altos como
yo, sino en una casa. No me invitó a pasar. Mi-
rándome a los ojos, me dijo que le había presta-
do el libro a otra niña y que regresara a buscar-
lo al día siguiente. Boquiabierta, salí despacio,
pero enseguida tuve un arrebato de esperanza.
Me guiaba la promesa del libro, el día si-
guiente llegaría. Los días siguientes serían lue-
go mi vida entera, el amor por el mundo me
esperaba.
Pero el asunto no terminó allí. El plan secreto
de la hija del librero era tranquilo y diabólico.
Al día siguiente, allá estaba yo en la puerta de
su casa, con una sonrisa y el corazón latiendo
fuerte. Para escuchar la tranquila respuesta:
que el libro todavía no estaba en su poder, que
volviera al día siguiente.
Cartel de Clínica
Los celos y sus versiones*
por Flavia Martín Frías
pag. 32
Y continuó así. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Ella
sabía que era un tiempo indefinido, mientras no
eliminara toda la hiel de su gordo cuerpo. Yo ya
empezaba a adivinar que me había elegido para
hacerme sufrir; a veces adivino. Pero, aun adivi-
nando, a veces acepto: como si el que quiere ha-
cerme sufrir necesitara desesperadamente que yo
sufra.
¿Cuánto tiempo? Yo iba todos los días a su casa,
sin faltar uno solo. A veces me decía: tuve el li-
bro ayer a la tarde, pero viniste a la mañana, de
modo que se lo presté a otra niña. Y yo, que no era
propensa a las ojeras, las sentía hundirse bajo mis
ojos espantados.
Hasta que un día, cuando estaba en la puerta
de su casa oyendo, humilde y silenciosa, su nega-
tiva, apareció su madre. Debía resultarle extraña
la aparición muda y cotidiana de aquella niña en
la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las
dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecorta-
da, de palabras poco esclarecedoras. A la señora
le parecía cada vez más extraño el hecho de no
entender qué pasaba. Hasta que esa buena madre
entendió. Se volvió hacia la hija y con enorme sor-
presa exclamó: “¡pero si ese libro nunca salió de
esta casa y tú ni siquiera quisiste leerlo!”.
Y lo peor para esa mujer no era descubrir lo que
ocurría. Debía ser descubrir, con horror, qué cla-
se de hija tenía. Ella nos espiaba en silencio: la
potencia de perversidad de su hija desconocida
y la niña rubia parada en la puerta, exhausta, al
viento de las calles de Recife. Fue entonces que,
recomponiéndose por fin, le dijo firme y calma
a su hija: “vas a prestarle el libro ahora mismo”.
Y a mí: “y tú vas a quedártelo todo el tiempo que
quieras”. ¿Se dan cuenta? Eso valía mucho más
que darme el libro: “por el tiempo que yo quisie-
ra” es todo lo que una persona, grande o peque-
ña, puede tener la osadía de querer.
¿Cómo contar lo que ocurrió después? Yo es-
taba aturdida, y así recibí el libro en mis manos.
Creo que no dije nada. Tomé el libro. No, no salí
saltando como siempre. Salí caminando bien
despacio. Sé que sostenía el libro gordo con las
dos manos, apretándolo contra el pecho. Cuánto
tiempo tardé en llegar a casa, poco importa. Mi
pecho estaba caliente, mi corazón pensativo.
Cuando llegué a casa no me puse a leer. Fingía
que no tenía el libro, sólo para después tener el
sobresalto de tenerlo. Horas después lo abrí, leí
algunas frases maravillosas, lo cerré de nuevo,
me puse a dar vueltas por la casa, demoré toda-
vía más yendo a comer pan con manteca, fingía
que no sabía dónde había guardado el libro, lo
encontraba, lo abría durante unos segundos.
Creaba las más falsas dificultades para aquella
cosa clandestina que era la felicidad. La felicidad
siempre iba a ser clandestina para mí. Parece
que ya lo presentía. ¡Cuánto tardé! Vivía en el
aire… Había orgullo y pudor en mí. Yo era una
reina delicada.
A veces me sentaba en la hamaca, meciéndome
con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en
un éxtasis purísimo.
Cartel de Clínica
pag. 33
Ya no era una niña con un libro: era una mujer
con su amante.”
Elegí este cuento en esta ocasión porque me
pareció describir de una manera poética que los
celos y sus versiones, dan cuenta de la estructu-
ración del sujeto, de su posición ante los otros y la
forma de asunción de una posición sexuada.
No existe un ser hablante no afectado por los
celos. El drama de los celos es lo que constituye
el arquetipo de los sentimientos sociales. A partir
de los celos se despliega la agresividad, el amor, la
identificación y el deseo. Se trata de diferenciar el
yo del objeto y del otro.
Decir yo implica una abstracción y una sus-
tantivizacion de quien fue mirado por el Otro,
sustrae y menciona al mismo tiempo el nombre
propio. El tu y el yo concierne al entre dos y en
esta plataforma se monta la agresividad en sus
primeras manifestaciones. Un semejante cataliza
la aparición de la desemejanza en este caso de la
hija del librero y la protagonista.
El estadio del espejo requiere de la primera
identificación, la entrada en el lenguaje. Lo mítico
de la primera identificación apareja otras opera-
ciones como la constitución del yo, el narcisis-
mo y la identificación al trazo. Estos efectos de
unificación imaginaria auspician la aparición del
semejante y el inicio del lazo con los otros.
La agresividad es una tensión correlativa de la
estructura narcistica en el devenir del sujeto, que
reaparece en otros momentos de la vida. Cuan-
do ella se articula con la función pacificadora del
Nombre del Padre, se normativiza permitiendo
vivir en sociedad. Estos elementos estaban pre-
sentes para que las niñas del cuento protagoniza-
ran esta historia.
A partir del lazo con sus pares el niño resitúa
su imagen. En la latencia la imagen especular se
pone a prueba a través de otro cuerpos, semejan-
tes con quienes comenzar a distinguirse, unas
gordas y tetonas las otras chatas y esbeltas. Unas
con muchos libros y caramelos y otras con ansias
de esos objetos.
Si la hija del librero como la protagonista se
reconoce como una entre otras en el lazo social,
es decir, si se sirve del Nombre del Padre aban-
donando su posición exclusiva de hija, reconocerá
también que la madre no toda es, que para ella
también hay un mas allá. El goce para una mujer
esta mas allá de la madre y próximo a la falta del
Otro.
*Escrito presentado en Reunión Clínica: “Los celos y sus
versiones”.
Cartel de Clínica
pag. 34
Cartel de Clínica
La celosía, el celo, y algunos delirios*
por Silvana Tagliaferro
Un intercambio de miradas, un SMS extraño,
una alusión, una ausencia, un viaje inesperado, una
llegada tarde: la celosía ha entrado en su vida.
Ella se inmiscuye, se hace presente en tus ideas,
tu cuerpo, tu casa, ella te habilita y no hay más res-
piro. Ya no hay quietud, la duda, la intriga anuncian
su posible pérdida, su partida inminente, su pronta
salida. Una tercera, la celosía, asomó entre ustedes,
invisible, inaudible pero presente en las mentiras,
en las ausencias, en los pliegues de las escenas.
Como señala Anne Dufourmantelle, en su libro
En caso de amor, los filósofos guardan por esta
pasión, la celosía, una secreta ternura porque ella
plantea esa creencia inherente a la condición hu-
mana de remitir al desamparo, a un cierto aban-
dono, incluso a la traición que pone en juego la no posesión del otro.
Al decir de Freud, no habría ser hablante no to-
mado por esta pasión. Podrán ubicarse como celos
normales o patológicos; concurrentes, proyectados
o delirantes, pero abarcando un gran rango no ha-
bría quién quede fuera, incluso quien los niega, en
la negación estaría ubicando la escena de la que no
se quiere saber.
Compuesta de tristeza y dolor por el objeto eró-
tico que se cree perdido, o por sentimientos hosti-
les por la ofensa narcisista vivida en la celosía, los
celos aún calificados de normales no terminan de
comprenderse y esto porque hunden sus raíces en
tiempos tempranos, remitiendo a la trama Edípica
o al complejo fraterno.
Lacan recurre a la experiencia de San Agustín, en
sus Confesiones, para dar cuenta de la operatoria
de la frustración como inscripción de la falta, en el
momento del despertar de la pasión celosa. El niño
queda presa de la pasión celosa. El sentimiento de
celos asoma ante su hermano que es el que hace
surgir para él, en imagen, la posesión de un obje-
to elidido, quitado, extirpado: el pecho, hasta aquí
oculto para él. Porque no era en su ritmo metoní-
mico donde sentía su dependencia sino a partir de
palidecer, la palidez de su rostro, que ilumina algo
nuevo con esa pérdida, que es el deseo del objeto irremediablemente perdido que empieza a resonar
en su fundamento mismo de sujeto, ubicándose en
tanto faltante como causa.
Allí en la palidez es en donde asoma el deseo y
esto a través del partenaire. Es un daño dirá Lacan
pero que da nacimiento al deseo. El deseo nace de
esa imagen desgarrada, esa hiancia que dio lugar a
desear. Ese hermano, el más próximo y a la vez el
que frustró retirando el objeto, el prójimo, el que
afecta produciendo un efecto real.
A veces, construir un objeto de fascinación y
odioso es un recurso para quien no sabe dónde está
pag. 35
su deseo. La envidia, la mirada envenenada por-
que se mueve, pasea, conversa dirige la aten-ción hacia otra, lleva a quedar pegado a la vida
de un otro: Qué hace? Dónde está? Con quién está? Qué dijo? Habló de mi? Ballet agotador de
ideas que pican y devoran como en un nido de
víboras.
El otro no está ahí donde usted esperaba. O
puede ser que esté ahí pero que usted lo consi-
dere fuera. La desconfianza, la duda, incendian
el territorio amoroso. Ha entrado ella: la celosía.
En el celo no hay lugar para el tres, es yo- tú.
Cuando entra como celosía puede que no se re-
sista al análisis poniendo rápidamente la coorde-
nada en relación al deseo, pero también los hay
de otro tinte, de otra coloratura y composición.
Los celos de Otello
En la propuesta freudiana los celos presentan
distintos tintes, los hay dice el maestro concu-
rrentes, podríamos pensar: ¿concurrentes al
amor? Esta celosía encuentra la otra escena en
un análisis y como antes señalamos, la vía de ac-
ceso a la dimensión deseante. Pero los estratos o
grados pueden variar los hay también celos como proyección: ve la propia infidelidad en el otro,
intentando en tí hallar lo que hace a lo deseante.
Y aún en los celos delirantes el dos lo seguimos
encontrando. Es de remarcar que cuando Freud
trabaja la paranoia y la erotomanía ubica tres
momentos (frases) de lo gramatical que en los
celos patológicos se reducen a dos:
yo le amo- ella lo ama
El segundo tiempo en la constitución gramatical
está forcluído. Esto lo trabaja Daniel Paola, en su li-
bro Erotomanía paranoia y celos señalando que al-
guna implicación debe tener que el segundo tiempo
esté borrado, siendo el tiempo de la negación como
instituyente de lo simbólico.
Si lo intentáramos situar rápidamente en una obra
clásica, como es Otello de W. Shakespeare podría-
mos señalar que para que se desaten los celos en
Otello fue preciso un Yago.
Otello ama y admira a Cassio y esto podría dar lu-
gar a imputarle su amor a Desdémona:
Lo amo a Cassio- Desdémona ama a Cassio.
Pero para que se despierte el monstruo de ojos verdes alguien tiene que haberlo alimentado1.
De entrada sabemos en la obra que Yago urde un
plan, una red de mentiras contra Desdémona porque
odia a Otello, se siente desplazado y no reconocido
en un cargo que hubiera esperado fuera suyo. Han
nombrado a Cassio su teniente y a él dejado el lugar
de su alférez. Se encarniza con el moro, envenena
su dicha e inflama con ira y vejaciones el entorno de
la pareja enemistando a Desdémona con su padre.
Ella la bella y pura dama ama a Otello por su va-
lentía, con un oído ávido ha escuchado cada uno de
los peligros y cada una de sus hazañas.
1. W. Shakespeare, Otello, Tercer acto- escena III.
Cartel de Clínica
pag. 36
El plan de Yago es claro y explícito: “engañarle después de algún tiempo los oídos a Otello, su-surrándoles que Cassio es demasiado afable con su mujer.”2
Armando una telaraña delgada entrampa cual
mosca al gentil y noble Cassio donde también
quedará atrapada Desdémona para hacer caer al
moro en los celos que lo violenten a la locura.
El momento en que los celos se desencadenan,
es cuando aparece la evidencia pedida por Ote-
llo a Yago: ¡Dame la prueba palpable de que es
desleal! 3 El pañuelo, símbolo de su unión con
Desdémona, aparece puesto por Yago en manos
de Cassio. Otello mismo expresa haberse deja-
do llevar hasta estallar en una cólera ciega, pura mirada, pura evidencia que no le permite ver el engaño que termina en locura y muerte. Este
tiempo en el que la prueba aparece a los ojos cer-
teros del moro de Venecia confirma el amor de
Yago por este, su amo. Este tiempo, es el que se-
ñala Daniel Paola, en su libro, es necesario esté
silenciado porque es el tiempo que no pudiendo
ser negado, hace lugar a la certeza. Algo que Sha-
kespeare muestra de modo claro de entrada, el
engaño que lleva adelante Yago. Un suceder de
escenas son ofrecidas como verdaderas cuando
en realidad son falsas, no pudiendo tener lugar
el enigma que implicaría un tres, la certeza de
pura mirada, pura evidencia lleva al desencade-
namiento paranoico.
2. W. Shakespeare, Otello, Primer acto- escena III.3. W. Shakespeare, Otello, Tercer acto- escena III.
¿En cada uno habita ese monstruo, dormido en
nuestras venas latiendo al ritmo del corazón?
Olor a celo
Ella consulta porque hay un olor continuo a pi-
cante que no deja de perturbarla. Ha pensado y
pone en juego diversos recursos en el infructuoso
intento de neutralizarlo. Se baña, se perfuma, se
queda quieta, contiene la respiración, el olor igual
aparece. Ha llegado incluso a pensar en cortarse la
nariz, si no lo hace es porque cree que el olor igual
seguiría estando.
El intento de situar las coordenadas en que esta
perturbación irrumpió va permitiendo que la frase
“olor a picante” encuentre en el analista alguna
resonancia, otro sentido que ese olor (olfativo) que
ella dice tiene pegado a su nariz y que sabe que la
enloquece porque sólo ella lo percibe. Es así, que
en el análisis empieza a relatar su dolor durante los
primeros tiempos de pareja. El dolor empezó cuan-
do unos análisis clínicos realizados por su marido
arrojan un resultado con la presencia de una enfer-
medad venérea de transmisión sexual. No sabe por
qué, algo que no puede precisar se había modifica-
do en ella cuando se casó. Nunca hubiera pensado
que él le fuera infiel, aunque esa sospecha estaba,
dice, como en algún lugar a la espera. Si algo ha-
bía considerado al momento de armar pareja, fue
buscar alguien que le diera la certeza de que ella
iba a ser única. Una relación donde eso no fuera
problema. Y así había sido con Santi, hasta el ca-samiento y luego este resultado… El resultado del
análisis clínico había desatado en su vida un infier-
Cartel de Clínica
pag. 37
no. Una inestabilidad, algo así como una tempestad
de oleaje colérico e irritante, ya no estaba tranquila
en ningún lado. Incluso eso no había logrado apa-
ciguarse ni aún cuando el laboratorio pidiera dis-
culpas porque habían confundido los resultado del
paciente, fue un error administrativo. No pudiendo
correr esto de su cabeza: -Ya estaba hecho. Ya esta-ba manchada la inocencia, ya no podría volver a armar la capa que la cubría y envolvía, esa rela-ción donde solo cabían dos haciendo UNO.
Pero llegó el día en que la duda, la intriga, la sos-
pecha, la ira también quedaron nuevamente exilia-
das. Tachada de la relación. Hablar de sus celos, de
esos tiempos enloquecedores como ella los situara,
fue un gran esfuerzo en el análisis. Después de la
tormenta siguió una engañosa calma. Engañosa
porque, lo que hasta ahí había aparecido en esa
trama tormentosa y tortuosa de buscar, y buscar,
en mails, bolsillos, o incluso en el agotamiento de
que le contara con minuciosidad escena tras escena
hasta encontrar algo que evidenciara lo que escon-
día, retorna de manera alucinatoria: Un olor ace-chante continuo que la mantiene alerta.
Un olor a celo: olorpicante.
Cuando la pulsión no es límite entre lo psíquico y
lo somático, cuando no se contó con la voz media,
que una voz medie, retorna de lo real como órga-
no, puro olfato: olor. Curiosamente o no tanto, el
olor/dolor no dejaba de hacer escuchar su apellido.
Cuando no medió el sentido, el dolor, no hubo la
traición que la terceridad introduce, ese daño que
habilita a desear. Recurrir al patronímico Douler,
su apellido (dolor en francés), aunque te deje pega-
da a un olor sería una forma de decir de ese dolor?
*Escrito presentado en Reunión Clínica: “Los celos y sus
versiones”.
BIBLIOGRAFÍA:
• W. Shakespeare, Otello, El moro de Venecia.
Ed Buro Editor
• S. Freud, Sobre algunos mecanismos neuró-
ticos en los celos, la paranoia y la homose-
xualidad, 1921 Ed Siglo XXI
• J. Lacan, Seminario Las relaciones de obje-
to. Ed Paidós
• D. Paola, Erotomanía, paranoia y celos. Ed
Homo Sapiens
• A. Dufourmantelle, En caso de amor (tra-
ducción en curso)
• San Agustín, Confesiones. Ed Losada
Cartel de Clínica
pag. 38
Secretaría de Carteles
Grupos de Trabajo inscriptos en el marco de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano.
Carteles
Integrantes: Liza Alberti (Lazos, Institución Psicoanalítica
de La Plata), Adrian Dambolena (EFBA – Encuentros
Psicoanalíticos Quilmes), Silvana Tagliaferro (EFLA), Ernesto
Vetere (Lazos, Institución Psicoanalítica de La Plata).
Integrantes: Maren Balseiro, Amalia Cazeaux, Adriana
Legal, Claudia Luján. Mas uno: Analia Stepak
Integrantes: Paula Levisman, Rodrigo Echalecu, Amalia
Cazeaux, Roberto Consolo. Mas Uno: Norberto Ferreyra.
Integrantes: María Clara Almeida, Laura Vellio,
Mariana Pereyra, Gabriel Gómez, Daniel Paratore. Mas
uno: Amalia Cazeaux.
Integrantes: Alejandra Herrera, Mariana Biombo,
Virginia Nucciarone, Sandra Iribarne. Más uno:
Alejandra Di Nubila.
Integrantes: Carolina Gamaler, Ludmila Hobler, Silvina
Naveiro, Evangelina Spagnolo. Mas uno: Silvana Tagliaferro.
Integrantes: Sandra Alderete (EFLA), Bárbara Alsina
(Lazos, Institución Psicoanalítica de La Plata), Cecilia
Caeta (Lazos, Institución Psicoanalítica de La Plata),
Arabella Cagiano (Lazos, Institución Psicoanalítica
de La Plata), Mercedes Igea (Lazos, Institución
Psicoanalítica de La Plata), Claudia Pegoraro (Lazos,
Institución Psicoanalítica de La Plata). Mas Uno:
Graciela Berraute.
Integrantes: Clarisa Canda (EFBA), Graciela Corrao
(EFBA), Helga Fernández (EFA), Mara Musolino
(Mayéutica Institución Psicoanalítica), Fernanda
Restivo (EFBA), Silvana Tagliaferro (EFLA), Adriana
Zanón (ESFRos).
“¿Qué es el saber-hacer?”
“Lo femenino. Posición y goce”
“La pulsión y el objeto a”
“Identificación/es”
“Aproximación a la cuestión de los nombres”
“La posición ética del analista”
Integrantes: Analía Batista, Amalia Cazeaux (EFLA),
Rodrigo Echalecu (EFLA), Ursula Kirchs (EFA), Ilda
Rodríguez (Mayéutica Institución Psicoanalítica),
Noemi Sirota (EFA).
“Síntoma-Sinthôme” “Sujeto, Tiempo, Constitución”
“Transferencia en las psicosis”
Integrantes: Clara Cruglak (EFBA), Eva Lerner (EFBA),
Guillermina Díaz (ESFRos), Fernanda Restivo (EFBA),
Susana Splendiani (ESFRos), Silvana Tagliaferro (EFLA).
“El amor en los tiempos de segregación”
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Secretaría de carteles
Pre-Jornadas de Carteles y GruposVI Jornada de Carteles y Grupos
En el mes de julio, en la EFLA se llevaron a cabo
las Pre-Jornadas de Carteles y Grupos: ha-
blar del cartel como dispositivo de escuela para el
trabajo con otros enlazados por un interés común
y apostando a que emerja la transferencia de tra-
bajo es necesario cada vez, porque los dispositi-
vos son una construcción y producción con otros,
por eso mismo, hacer transmisión de ello no es
algo dado de antemano.
En esta oportunidad la Secretaría de carteles
convocó a algunos de sus miembros y participan-
tes a compartir la experiencia acerca del tema.
Participaron de dicha actividad, Claudia Lu-ján, Silvina Naveiro, Sergio Demitroff y Cristina Borda por la Secretaría de Carteles.
Grato fue encontrar un auditorio interesado y
participativo, donde se entrecruzaron las pregun-
tas y comentarios de quienes recientemente in-
gresan a la escuela y de quienes vienen apostando
a la experiencia del cartel desde hace años. Este
enlazado fue producción, producir un decir cada
vez, en la vía de la transmisión.
Así llegamos al esperado 5 de agosto, don-
de se realizaron las VI Jornadas de Carteles y Grupos de investigación; contamos con la
participación de dos carteles que ya habían pre-
sentado producciones con anterioridad. En la pri-
mera hora de la mañana, “Lo femenino. Posición y goce”. Integrado por Adriana Legal, Maren
Balseiro, Amalia Cazeaux, Claudia Luján.
Y para finalizar, “La pulsión y el objeto a”. In-
tegrado por Roberto Consolo, Amalia Cazeaux, Paula Levisman y Rodrigo Echalecu. Los traba-
jos presentados se encontrarán en el archivo de la
biblioteca de la escuela y también serán publica-
dos oportunamente.
No hay Jornadas sin el deseo y el entusiasmo de
quienes deciden arrojar sus producciones y com-
partirlas con otros, así circulan y contribuyen al
porvenir del Psicoanálisis en la cultura.
Nuestro más sentido agradecimiento a todos
los que contribuyeron a que se desarrollaran las
VI Jornadas de Carteles y Grupos de investiga-
ción de la Efla.
Secretaría de Carteles Cristina Borda, Claudio Gómez
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Cartel de Entrada y Permanencia
Cartel de Entrada y Permanencia
En el Estatuto de Funcionamiento de la EFLA leemos
que el Cartel de Entrada y Permanencia “se encarga de
recibir los pedidos de entrada a la escuela, promover la
entrada y trabajar las condiciones de ingreso y perma-
nencia de los miembros”.
Desde el momento en que recibimos algún pedido de
entrada se inicia un recorrido, que implica la reunión y la
palabra de cada uno. A veces, de ese trayecto, decanta una
inscripción (sea como miembro, participante o asistente
a la propuesta de enseñanza) según el modo en que cada
quien desee incorporarse al conjunto de la EFLA. Otras ve-
ces, leemos que el trayecto ya está en curso pero que, pre-
cisamente, falta una inscripción en el cuerpo de la EFLA.
Lo que constatamos cada vez es que esas reuniones traen
consecuencias para la escuela.
En esas conversaciones mantenidas con los que se acer-
can interesados por el modo de funcionamiento vamos
situando que es desde la intensión, desde el análisis, cómo
alguien se autoriza a formularse una pregunta sostenida en
una determinada posición, singular, que se redobla como
cuestión al enlazarse con los otros en la pregunta por la for-
mación de los analistas.
La formación de los analistas implica una puesta en for-
ma de los interrogantes que se circunscriben en un espacio
íntimo y que, se articularán, de otro modo, en el anuda-
miento con otros practicantes del psicoanálisis, propician-
do una vuelta más.
La escuela se presenta como espacio disponible a alojar
lo singular, ofreciendo diferentes modos de inscripción
para que aquel que así lo desee pueda comenzar una ex-
periencia que resulta moebiana, implicando a la intensión
y a la extensión.
Con cada uno de esos encuentros, constatamos el movi-
miento que se produce en la escuela.
De entrada, se abren preguntas nuevas, que nos llevan a la
lectura de los documentos que nos rigen (Acta de Fundación
y Estatuto de Funcionamiento), vivificándose así las letras
que fundamentan el modo de agruparnos.
De entrada, se despierta el enlace con los demás carteles
de dirección y secretaría de carteles.
De entrada, se realiza un trabajo conjunto con Comisión
Directiva.
De entrada, eso impacta en la permanencia. No sólo res-
pecto de la escuela, también provoca cuestiones en el cartel
mismo.
De entrada, se pone en acto el funcionamiento de cartel,
propiciando el encuentro con el más –uno.
Por eso nos resulta una invitación al trabajo cada vez
que alguien se acerca con sus preguntas. Nos entusiasman
esos encuentros porque nos permiten avanzar en la tarea
que hemos elegido realizar como Cartel de Entrada y Per-
manencia.
También resulta una alegría cuando podemos comu-
nicar nuevas incorporaciones a la tarea de hacer escuela.
En esta oportunidad se suman María Virginia Vigo como
miembro, Lisandro Inclán, Gabriel Alejandro Gómez y
Alicia Riva como participantes. Les auguramos un fructí-
fero y productivo trabajo en el lazo con otros, para el avan-
ce del psicoanálisis.
Invitamos a quienes estén interesados a comunicarse
con nosotros que escriban a la casilla carteldeentradayper-
Cartel de Entrada y Permanencia
Amalia Cazeaux, María José Colombo, Sergio
Demitroff, Mariana Piombo
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Carteles de Dirección
Espacio de arte en la Efla
Carteles de Dirección
CARTEL DE BIBLIOTECA SANDRA IRIBARNE; ANABELLA OTTAVIANI; LAURA VELLIO. [email protected]
CARTEL DE ENSEÑANZA ROBERTO CONSOLO; CINTHYA SAU; LETICIA SCOTTINI; FERNANDA ARTIÑANO RIVAS. carteldenseñ[email protected]
CARTEL DE ENTRADA Y PERMANENCIA AMALIA CAZEAUX; MARÍA JOSÉ COLOMBO; SERGIO DEMITROFF; MARIANA PIOMBO. [email protected]
EXTENSIÓN REPRESENTANTES EN CONVERGENCIA, MOVIMIENTO LACANIANO POR EL PSICOANÁLISIS FREUDIANO: AMALIA CAZEAUX, MAREN BALSEIRO. [email protected]
CARTEL DE CLÍNICA SANDRA ALDERETE; MARÍA CRISTINA BORDA; PATRICIA CHARI; ANDREA SILVAPOBAS; MARÍA BEATRIZ PAGANO. [email protected]
SECRETARIA DE CARTELES MARÍA CRISTINA BORDA; CLAUDIO GÓMEZ. [email protected]
CARTEL DE PUBLICACIONES ALEJANDRA DI NUBILA; LUCÍA ISASA; MARIANA PEREYRA; VIRGINIA NUCCIARONE; SILVANA TAGLIAFERRO. [email protected]
CARTEL DE PASE GRACIELA BERRAUTE A.E. (EFA), ANA CASALLA A.E. (EFBA), PAULA LEVISMAN A.E. (EFLA), NOEMÍ SIROTA A.E.(EFA). [email protected]
Muestra Plástica Muestra Plástica“Despues de lo profundo”
AGOSTO SEPTIEMBRE
Artistas: Eugenia Alba Pose, Fernanda Di Gialleonardo.
Artistas: Andrés Girboni.
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ALDERETE, SANDRA(0221) [email protected]
ALMEIDA, MARÍA CLARA(0221) 15 [email protected]
ARTIÑANO RIVAS, FERNANDA(0221) 15 [email protected]
BALSEIRO, MAREN(0221) [email protected]
BORDA, MARÍA CRISTINA(0221) [email protected]
CAZEAUX, M. AMALIA(0221) 4572062 / (0221) [email protected]
CONSIGLIO, MELINA(0221) 4275279 / (0221) [email protected]
CONSOLO, ROBERTO(0221) 4276460 / (0221) [email protected]
COLOMBO, MARÍA JOSÉ(0221) [email protected]
CHARI, PATRICIA(0221) [email protected]
DEMITROFF, SERGIO(0221) 4803457 / (0221) [email protected]
DI NÚBILA, ALEJANDRA(0221) [email protected]
ECHALECU, RODRIGO(0221) 4572062/ (0221) [email protected]
FREY, CINTIA(0221) 4241331 / (0221) [email protected]
FRITTAYÓN, DARÍO(0221) [email protected]
GAMALER RODRIGUEZ, CAROLINA(0221) 4751108/ (221) [email protected]
GÓMEZ, CLAUDIO(0221) [email protected]
IRIBARNE, SANDRA(0221) [email protected]
ISASA, LUCÍA(0221) [email protected]
LEGAL, ADRIANA(0221) [email protected]
LEVISMAN, PAULA(011)42527526 / (011)[email protected]
LOMBARDO, MARÍA ALEJANDRATel 0221 15 [email protected]
LUJÁN, CLAUDIA(0221) 4231007 /(0221) [email protected]
MARTÍN FRÍAS, FLAVIA(0221) [email protected]
NUCCIARONE, VIRGINIA(0221) [email protected]
OTTAVIANI, ANABELLA(0221) [email protected]
PAGANO, MARÍA BEATRÍZ(0221) 4221688 / (0221) [email protected]
PARATORE DANIEL GERMÁN(0221) [email protected]
PELLEJERO, MARISA(0221) 4527119 / (0221) [email protected]
PEREYRA, MARIANA(0221) [email protected]
PIOMBO, MARIANA(0221) [email protected]
SAU, CINTHYA(0221) [email protected]
SCORDINO, ROMINA CARLA(0221) 4523446 / (0221) [email protected]
SCOTTINI, LETICIA(0221) [email protected]
SILVAPOBAS, ANDREA(0221) [email protected]
TAGLIAFERRO, SILVANA(0221) 4524581 / (0221) [email protected]
VELLIO, LAURA(0221) 4274365 / (0221) [email protected]
VIGO, MARÍA VIRGINIA(0221) 15 [email protected]
GOMÉZ, GABRIEL ALEJANDRO(0221) 15 [email protected]
LUDMILA HOBLER(011) [email protected]
LISANDRO, INCLÁN(0 221) 15 [email protected]
SILVINA NAVEIRO(0221) [email protected]
ALEJANDRO SIGAL(0221) [email protected]
EVANGELINA SPAGNOLO(0221) [email protected]
ALICIA RIVA(221) [email protected]
MIEMBROS
PARTICIPANTES
Lista de Miembros y Participantes
Fundada el 18 de diciembre del 2004
Avenida 7 N° 239 entre 36 y 37Teléfonos: (0221) 424-5287 / (0221) 15-359-8418
12 años de escuela