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Revista de Geografía Vol. IV, No. 5, MÉXICO, 1992 77
AVANCES RECENTES SOBRE
SEDIMENTOLOGIA Y DIAGÉNESIS
....CIENCIA es el enlace del
HOMBRE con la NATURALEZA, que
responde con otras exigencias,
un orden secuencial de pensamiento
y de acción: observación y registro,
análisis y clasificación,
integración e interpretación,
y comprobación.
Cualquier cambio en este orden,
o es poesía, o es error...
DR. JOAQUÍN EDUARDO AGUAYO CAMARGO *
INTRODUCCIÓN
La geología ha tenido un despertar vertiginoso en los
últimos 25 años, después de haber pasado por un letargo de
varias décadas. Este nuevo impulso se debió fundamental-
mente a la revolución de ideas que causó la postulación de
la teoría sobre la expansión del fondo oceánico y su relación
con el desplazamiento de los continentes, ideas propuestas
por H. H. Hess (1962), R. S. Dietz (1961), quienes plantea-
ron que los movimientos tectónicos regionales eran el
resultado de una repercusión global y no se debía simple-
mente a inestabilidades locales de la litósfera. Por otra parte,
existía la inquietud de hacer de la geología una ciencia más
cuantitativa, sin perder sus matices subjetivistas, que son la
observación misma de los fenómenos naturales y de la
interpretación de las causas que los originan, ya que éstos
no son fácilmente cuantificables debido a su complejidad.
La identificación e interpretación de los procesos geológicos
dependen de la experiencia, persistencia y curiosidad de los
estudiosos de las ciencias de la Tierra que tratan de entender
la evolución de nuestro Planeta y del Universo mismo.
Por coincidencia se han conjuntado varios aspectos en la
postulación de la teoría Tectónica Global; por un lado, la
tecnología, en todas sus fases, avanzó a pasos agiganta-
dos, y por el otro, la necesidad mundial de localizar
recursos minerales -particularmente energéticos- propi-
ció que las grandes empresas petroleras de los países
altamente desarrollados fomentaran la investigación bá-
sica y la aplicada, en todas las áreas de la ciencia geológica.
En lo particular, sólo se hará referencia sobre conceptos
de los sedimentos y de las alteraciones físico-químicas y
bioquímicas que sufren los mismos a partir de su depósito
hasta su sepultamiento final, procesos conocidos como
diagenéticos.
* Instituto de Ciencias del Mar y Limnología Universidad Nacional Autónoma de México
Numerosos grupos de investigadores revisaron los
conceptos sobre modelos sedimentarios elaborados en
décadas anteriores y analizaron simultáneamente los pro-
cesos geológicos que actúan en las rocas que afloran en
el continente y que son las principales fuentes de gene-
ración de sedimentos; de esta manera pudieron
determinarse y cuantificarse los parámetros que gobier-
nan el transporte y el depósito de las partículas
sedimentarias, así como el grado de destrucción de los
diferentes minerales y fragmentos rocosos bajo diversas
condiciones de clima y de energía. Con base en estos
conceptos se hicieron múltiples observaciones en los
ambientes recientes de depósito, complementándose las
realizadas enlaboratorios de sedimentología y geoquímica
en universidades e institutos de investigación de varios
países.
Los investigadores describieron con detalle las facies
sedimentarias que conforman los ambientes de depósito
bajo diversas condiciones tectónicas y climáticas, desde
continentales hasta litorales y desde marinas someras
hasta profundas. Estas últimas son exploradas por barcos
oceanográficos equipados con instrumentos de medición
de alta precisión analítica y con equipos de muestreo
técnicamente sofisticados; tal es el caso, en México, de
los estudios hechos por el "Glomar Challenger" del
" Deep Sea Drilling Projet", que recabó información del
subsuelo de las cuencas oceánicas del Pacífico y del
Golfo de México. También se fotografiaron los fondos
marinos del Océano Pacífico y del Golfo de California; se
colectaron sedimentos directamente por medio de sub-
marinos, como el "Albin" y el "Cyana", propiedad de
Estados Unidos y de Francia respectivamente. Nos refe-
rimos a ellos como un simple ejemplo, ya que existen
varios barcos oceanográficos y son numerosas las
expediciones que se realizan anualmente con buques
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oceanográficos nacionales como el "Mariano
Matamoros", el "Fuma" y el "Justo Sierra", entre otros
más, que exploran las regiones del Pacífico, del Golfo de
México y del Caribe, para inventariar y evaluar los
recursos naturales renovables y no renovables que existen
en la zona exclusiva del mar patrimonial en México.
En síntesis, a partir de la década de los sesenta, los
criterios de análisis e interpretación de los ambientes
sedimentarios han sido diferentes de los de las décadas
anteriores y, por ende, la columna estratigráfica está
siendo reinterpretada nuevamente, ya que es parte fun-
damental de la ciencia geológica para entender los
eventos dinámicos a los que ha estado sujeto nuestro
planeta a través de toda su historia evolutiva.
Debemos estar concientes de que la postulación de la
teoría de Tectónica Global no es por sí sola la "piedra
filosofal" que convierte todo en respuesta; sin embargo,
es oportuno señalar que ha dado la pauta para hacer una
revisión profunda sobre las ideas que tradicionalmente
se consideraban como "ampliamente" conocidas y "satis-
factoriamente" explicadas; puesto que las interpretaciones
simples sobre la geodinámica mundial son inadecuadas en
la medida que se enriquece el conocimiento científico con
la obtención de nueva información o bien, cuando los datos
previstos se organizan y reinterprete a la luz de los
criterios que dicta el estado actual de la ciencia.
AMBIENTES SEDIMENTARIOS Y ANÁLISIS
DE FACIES
Los sedimentos, como partículas individuales o como
agregados, son el producto de las interacciones comple-
jas entre la corteza terrestre y la atmósfera, la hidrósfera
y la biósfera, procesos que son multiplicados por el
tiempo geológico. Como sabemos, la corteza terrestre
está constituida por rocas antiguas que revelan toda la
historia previa de la evolución tectónica y sedimentaria
que ha sufrido el planeta. Al ser expuestas en la superfi-
cie estas rocas sufren, como todo producto físico-químico
fuera de su ambiente de formación, el ataque de los
agentes atmosféricos y orgánicos y buscan equilibrarse
bioquímica y físico-químicamente con el nuevo am-
biente que los rodea. La incidencia de los rayos solares
sobre la superficie del terreno, la fisiografía del mismo, la
latitud y la altitud, son algunos de los factores que
regulan el clima.
Podemos agruparlos productos minerales resultantes de
la desintegración de las rocas preexistentes en cuatro
tipos generales:
1) minerales que resistieron el ataque de los agentes
físico-químicos y biológicos y que se conservan
como partículas disgregadas;
2) minerales que se hidratan y tienden a pulverizarse
hasta tamaños de limo y arcilla;
3) minerales de neoformación, productos de la disolu-
ción parcial de la roca y de la precipitación in situ de
estas soluciones a nuevos minerales y
4) minerales derivados de la disolución de la roca ori-
ginal y que se precipitan en una cuenca sedimenta-
ria fuera de los sitios de los que provienen.
Los cuatro productos minerales son acarreados final-
mente hasta el mar, en donde sufren nuevamente una
serie de transformaciones mediante procesos orgánicos
e inorgánicos, hasta equilibrarse con el nuevo ambiente
que los controla. Los iones aportados al mar son sinteti-
zados por los organismos lacustres y marinos; algunos
de ellos son atrapados en estructuras rígidas como testas
y conchas; otros iones son retenidos en el cuerpo blando
de los organismos, y cumplen la función de agentes
metabolizantes; otros más, son atrapados inorgá-
nicamente en las partículas arcillosas y en los minerales
precipitados físico-químicamente.
Sabemos que los procesos de intemperismo, erosión
y transporte que actúan sobre los continentes, juegan un
papel muy importante en el ciclo evolutivo de la vida y
en el depósito de sedimentos en las cuencas oceánicas.
Se ha calculado que el aporte actual anual de sedimentos
al mar por erosión del continente es aproximadamente
de 60 km3 (Amstrong, 1969); sin embargo, un gran vo-
lumen de sedimentos se deposita en las plataformas
continentales durante varios cientos de años. Posterior-
mente, a causa de los movimientos sísmicos o bien por la
carga excesiva de los sedimentos, estos se desplazan hacia
el fondo de las cuencas oceánicas como una simple ava-
lancha mezclada con el agua marina y transportan
volúmenes de orden de 0.01 a 100 Km3 (Walker, 1973); lo
anterior se ha observado en la columna estratigráfica, bajo
la form ade depósitos turbidfticos(sedimentos transportados
en condiciones subacuosas por corrientes de turbidez).
Durante su deslizamiento, estas grandes avalan-
chas submarinas, erosionan a su vez el subestrato
marino; el volumen erosionado es de gran magnitud;
del orden de 300 a 400 km3, como se calculó en los
cañones submarinos Delgado y Monterrey en el borde
continental de California, en la costa sur-occidental de
Estados Unidos. Este gran volumen de sedimentos se
depositó paulatinamente al pie del talúd continental for-
mando los abanicos abisales que contienen entre 300,000
y 450,000km3de sedimentos acumulados (Menard, 1964).
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Los mecanismos de transporte y depósito de las partícu-
las sedimentarias dependen del tipo, de la velocidad y de la
persistencia de las corrientes que los gobiernan, ya sean
cólicas, fluviales o marinas. Una vez que ocurre el depósito,
los sedimentos son sepultados por otros y nuevamente
sufren transformaciones físico-químicas al reaccionar con
los fluidos intersticiales contenidos entre las partículas
sedimentarias; estas reacciones modifican las condiciones
de oxidación reducción y de acidez-alcalinidad del am-
biente de depósito, pues hacen variarla salinidad, temperatura
y presión en el mismo. Los procesos mencionados litifican
las partículas disgregadas, ya sea mediante la compactación,
la cementación, o bien ambos fenómenos; también las
recristalizan, las disuelven, o son reemplazadas iónicamente
por otros minerales de neofoimación o autígénicos. A este
conjunto de reacciones interactivas, que llegan a enmasca-
rarlos rasgos texturales primarios del sedimento original se
le conoce como proceso diagenético', de él hablaremos
posteriormente.
Los sedimentos contenidos en la columna estratigráfica
no solo son el producto de la desintegración de las rocas que
afloran en el continente, del transporte y del depósito de los
sedimentos resultantes, como fue el caso expuesto; también
se genera in situ un gran volumen de partículas de carbonato
de calcio y grandes extensiones de evaporitas (sulfates y
cloruros), principalmente en los litorales y sobre la platafor-
ma marina continental, actualmente entre las latitudes 30
norte y 30 sur. Estas rocas carbonatadas y evaporíticas son
abundantes desde el Paleozoico, y han sido tema de
investigación desde hace dos o tres siglos. Sin embargo,
fue hasta mediados del siglo pasado (1853), cuando el
inglés Henry C. Sorby, hizo el primerestudio petrográfico
cuantitativo de las calizas y detalló sistemáticamente la
dirección de paleocorrientes en estratos antiguos; además
estableció las bases para reconocer las partículas princi-
pales que constituyen este tipo de rocas y reconoció
además los ambientes sedimentarios que las originan.
Antes de Sorby, los paleontólogos y estratígrafos desco-
nocían con detalle los ambientes de sedimentación que
originaban a las rocas sedimentarias, como él lo observó.
Sin embargo, fue hasta un siglo después, cuando las
agrupaciones científicas de las ciencias de la tierra sintie-
ron la necesidad de difundir con mayor profundidad los
conocimientos sobre el origen de las calizas, y de inter-
pretar sus estructuras internas y texturas; esto pudo ser
posible gracias al aliento y apoyo económico proporcio-
nado por las grandes empresas petroleras, ya que de estos
estratos calcáreos se estaban extrayendo grandes cantida-
des de hidrocarburos entrampados tanto en estructuras
geológicas tales como anticlinales y fallas, como en los
cambios de litofacies laterales, conocidos como trampas
estratigráficas, que no tienen ninguna expresión estructu-
ral aparente. Aún más, también encontraban petróleo y
gas en las calizas sin cambios de litofacies laterales y sin
expresión estructural pero con cambios de permeabilidad
lateral y vertical; a éstas se les denomina trampas
diagenéticas.
En vista de los nuevos descubrimientos petrolíferos, en
1959, "The American Association of Petroleum
Geologists" (A.A.P.G.), y "The Society of Economic
Paleontologists and Mineralogists" (S.E.P.M.), auspicia-
ron la reunión de un grupo de científicos para que revisaran
las clasificaciones de calizas que se habían propuesto y
utilizado durante más de un siglo. Los sistemas de cla-
sificación se discutieron durante dos años y los resultados
fueron publicados en 1962 en la Memoria 1 de The
American Association of Petroleum Geologists:
"Classification of Carbonate Rocks", y cuyo editor ftie
William E. Ham. La clasificación de las calizas fue el
punto de partida fundamental para lograr un mejor enten-
dimiento sobre los procesos que las originan y sobre los
mecanismos geológicos que las preservan o destruyen.
De las clasificaciones propuestas, que en la actualidad
son más de 12, solamente dos han sido ampliamente
aceptadas y utilizadas por la comunidad geológica
mundial: la propuesta por Robert L. Folk, y la de Robert
J. Dunham. La clasificación del primer autor es
composicional y textural, y se distinguen cinco consti-
tuyentes mayores o principales, de los cuales, a cuatro los
agrupa y los denomina como "aloquímicos" (origen no
químico):
1) fragmentos fósiles
2) oolitas y pisolitas
3) fragmentos de sedimentos retrabajados o intraclastos, y
4) pellas de posible origen fecal, formados por excreción
de crustáceos, anélidos y otros organismos que viven
en lagunas litorales, planicies de mareas y plataformas
marinas someras.
El quinto constituyente calcáreo formador de calizas
está constituido por los grandes crecimientos orgánicos
coloniales, como algas, corales, esponjas, rudistas y
otros fósiles también coloniales que han desaparecido a
través del tiempo geológico, y cuya particularidad es la
de formar complejos arrecifales, yaque estos organismos
son, o fueron, sedentarios; por esta razón los agrupó con
el término de "Biolititas" (Bios: vida; litos: piedra).
Tanto las partículas aloquímicas como los arrecifes, están
litificados por otros dos constituyentes: por una matriz
constituida de fango calcáreo que se infiltra físicamente
entre los poros de los aloquímicos, y por un cemento
calcáreo que también está contenido entre los poros de los
sedimentos, pero que precipita espontáneamente a partir
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de una solución saturada de carbonato de calcio, ya sea
como calcita espática con bajo contenido de magnesio,
como aragonita, o bien como calcita hipermagnesiana.
R. L. Folk (op. cit.) denominó a estos dos constituyentes
como "ortoquímicos" (precipitados químicos).
La clasificación de R.J. Dunham es textural y no
propone alguna terminología en particular para los di feren-
tes tipos de aloqufmicos que no fueran los mencionados por
Folk. Su clasi ficación se basa en la relación que existe entre
la matriz y el cemento con las partículas calcáreas o
aloquímicos. El autor separa, al igual que R. L. Folk, los
crecimientos orgánicos coloniales formadores de arrecifes
y los denominan «Boundstone» (sin traducción al español).
La postulación de las dos clasificaciones despertó gran
interés y entusiasmo por conocerla génesis y distribución
de los constituyentes calcáreos en los innumerables am-
bientes recientes de depósito de todo el mundo, en diversas
latitudes. Grupos de sedimentólogos volvieron a revisar
aquellas provincias sedimentarias de Bahamas, Florida,
Belice, Cancún, Isla Mujeres, y otras no tradicionales por
inaccesibles, como las de Australia, India y las islas de los
mares del Pacífico, del Caribe y del Atlántico.
El volumen de los trabajos publicados sobre ambientes
sedimentarios y del análisis de sus facies es numeroso, al
igual que las revistas científicas especi alizadas que escriben
sobre el tema. Es de esperarse que la enorme producción
científica publicada en varios idiomas durante las dos
últimas décadas sea difícil de asimilar, por lo que se ha
venido agrupando temáticamente en:
1) Glosarios ilustrados con fotografías de las partículas
orgánicas e inorgánicas, texturas primarias y secunda-
rias fotografiadas en el microscopio petrográfico con-
vencional y con el de barrido electrónico.
2) Glosarios fotográficos de estructuras sedimentarias pri-
marias.
3) Publicaciones temáticas de ambientes sedimentarios
específicos y de las facies que los caracterizan.
Este cúmulo de conocimientos es fundamental para
distinguir e interpretar los depósitos sedimentarios aná-
logos antiguos que constituyen a las rocas de la columna
estratigráfica. Para poder predecirlas en el subsuelo es
necesario tener un buen conocimiento de las causas que
las originan y de su distribución en el tiempo y en el
espacio. Aun así, existen ciertas limitaciones, ya que
comúnmente no se cuenta con el muestreo apropiado y
la columna estratigráfica está estructuralmente defor-
mada de manera que las rocas que la constituyen se han
alterado parcialmente, es decir, diagenéticamente; aún
más, sus características petrológicas primarias han des-
aparecido completamente por efectos de la alta presión
y temperatura a las que han sido sometidas a través del
tiempo; este fenómeno se le conoce como metamorfismo.
DIAGÉNESIS Y POROSIDAD
El término de diagénesis (conocido también como
metasomatismo), fue acuñado porj. Waltheren 1893-94,
(en: Wolf y Chilingarian, 1976), al referirse a los cambios
físico-químicos que sufren los sedimentos durante el
sepultamiento, y que concluyen con su litificación en
condiciones bajas de temperatura y presión; aún así, se
conservan, o son di scemibles sus características texturales,
estructurales y mineralógicas primarias, a pesar de que
estas últimas hayan sufrido procesos de recristalización,
reemplazamiento o disolución parcial.
Es importante identificar las fases sucesivas de alte-
ración físico-química y biológica que han sufrido las
partículas, o el conjunto de sedimentos, desde que se
depositan hasta que se litifican y posteriormente a ello,
pues de esta manera es posible reconstruir conjuntamen-
te con otros parámetros tales como los estructurales y
estratigráficos la historia tectónica evolutiva de las pro-
vincias geológicas. Es decir, entendiendo la evolución
diagenéüca -también conocida como paragénesis- se
pueden predecir los estratos con diferencias de
permeabilidad en el subsuelo; dicho proceso es necesa-
rio en las exploraciones de yacimientos minerales y de
hidrocarburos. El principal motivo por el que las grandes
empresas petroleras apoyaron estudios de ésta índole,
fue la perspectiva de llegar a comprender las causas de
la porosidad y permeabilidad de las rocas sedimentarias
que sirven como receptáculos al petróleo y al gas para
poderlos localizar en el interior de la corteza terrestre.
A mediados del siglo pasado H.C. Sorby, como ya se
mencionó, reconoció texturas de recristalización, diso-
lución y reemplazamiento en rocas calcáreas, así como
otras que son el producto de la transformación de
polimorfos minerales (minerales de la misma composi-
ción, pero con estructura cristalina diferente); tal es el
caso del neomorfismo que sufre la aragonita al conver-
tirse en calcita, ambas están constituidas por carbonato
de calcio, pero la primera cristaliza en el sistema
ortorrómbico (hábito fibroso) y la segunda en el
hexagonal (hábito en bloques). Más tarde Cullis (1904)
estableció la secuencia paragenética de cementación,
recristalización y reemplazamiento en dolomita a partir
de la aragonita y de la calcita. Otros investigadores
trabajaron aisladamente con estas ideas, pero sin enten-
der la importancia que tienen los procesos de diagénesis
en la historia evolutiva o petrogenética, de las secuen-
cias estatigráficas. Fue hasta los años cincuenta cuando
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Graf y Lamar (1950), Bergenback y Teniere (1953),
Bathurst(1958,1959), Folk (1959,1965) y Wolf (1965),
entre otros, trataron de dilucidar criterios para distingir la
calcita espática derivada de la recristalización del fango
calcáreo, de la calcita espática precipitada espontánea-
mente como cemento, a partir de una solución saturada en
carbonato de calcio.
Reconocer las facies de depósito y los rasgos de
diagénesis en las rocas sedimentarias es fascinante por-
que éstas narran toda la historia tectónica y sedimentaria
de una provincia geológica, con las implicaciones
paleogeológicas y paleográficas siguientes: condiciones
de clima, relieve fisiográfico, abundancia y diversidad de
fauna, variaciones y tipo de energía que controlaban los
sedimentos, profundidad del medio de depósito, com-
posición química del ambiente de la columna estratigráfi ca,
y cambios físico-químicos que ocurrían en el subsuelo.
El conocimiento de las rocas sedimentarias se inicia
con el análisis de sus facies y de los ambientes de depósito
que les dieron origen, consideraciones que sirven de
fundamento para establecer las condiciones en las que las
rocas se alteran durante su litifícación y después de ésta.
Particularmente, R.J. Dunham (1963) postuló que las
rocas pierden su porosidad debido a la precipitación del
cemento calcítico durante el flujo del agua dulce o
meteórica entre los poros de las calizas; este proceso se
lleva a cabo arriba del nivel freático, es deciren condiciones
subaéreas. Dicha observación fue convincente para la
comunidad geológica de aquel tiempo, ya que el fenómeno
se observaba en los depósitos calcáreos del Pleistocene
que afloran en Bahamas, Florida y Cancún-Isla Mujeres.
Más tarde, los geólogos, además del martillo y la lupa,
también utilizaron equipos de buceo, desde tanques in-
dividuales hasta submarinos capaces de recolectar
muestras a profundidades mayores a los 3,000 metros, es
decir, en el talud continental y en el fondo oceánico. El
resultado de estas exploraciones fue sorpresivo, pues los
sedimentos calcáreos no se cementan exclusivamente en
ambientes subaéreos por el flujo del agua meteórica,
como lo suponía R.J. Dunham (1969); también se encon-
tró que el proceso de cementación existe en ambientes
marinos profundos. Friedman (1964) reportó fangos de
calcita microcristalina (micrita) completamente
cementados a 75 metros de profundidad en el Mar Rojo;
Milliam (1966) describe calcita con hábito cristalino
fibroso (aragoni ta) cementado a las partículas de carbona-
to de calcio en antiguas islas volcánicas del Pacífico;
Gevirtz y Friedman (1966), reportaron cemento
aragonítico en el fondo del Mar Rojo; Ginsburg et al.
(1967), y Land y Goreau (1970), encontraron los arrecifes
del Pleistoceno en Bermudas y Jamaica litificados con
cemento marino de calcita hipermagnesiana; y en fin, a
partir de esos descubrimientos muchos investigadores
han seguido localizando nuevas áreas marinas en las que
se precipita cemento calcítico en sus tres polimorfos:
calcita con bajo contenido de magnesio, calcita
hipermagnesi ana (calcita con al to contenido de m agnesio)
y aragonita.
Los nuevos descubrimientos sobre diagénesis en cali-
zas, suscitaron que un grupo importante y numeroso de
investigadores se documentara sobre la formación de los
constituyentes calcáreos, de su depósito y de las condicio-
nes y tiempos de cementación. En este renglón, R.L. Folk
identificó en 1973 tres medios mayores de cementación,
los cuales se clasifican de acuerdo a salinidad, tempera-
tura, agitación y profundidad del agua, y por otro lado, a
la profundidad y tiempo de sepultamiento de los sedimen-
tos. Los procesos y ambientes diagenéticos mayores que
propuso R.L. Folk son los siguientes:
A. Diagénesis por fluyo de agua meteórica
a) Ambiente superficial: causado generalmente (aunque
no necesariamente) por la reacción físico-química
entre el agua dulce y la salobre con las calizas, que las
transforma en suelos calcáreos o caliche; los cristales
individuales resultantes de esta reacción son: calcita
microcristalina (micrita), calcita en rombos y pisólitas
de caliche (estructuras concéntricas mayores de 2mm
de diámetro con varios anillos) y calcreta o costras de
calcita finamente laminadas.
b) Ambiente vadoso: la reacción entre el agua meteórica
que se pencóla en el subsuelo y las calizas, se realiza
entre las superficie del terreno y el nivel freático; los
productos calcíficos resultantes son cristales elongados
y en bloques; los primeros son conocidos como cris-
tales microestalactíticos. También existen minúsculos
cristales de calcita del tamaño del limo, que Robert J.
Dunham (1963,1969), los denominó limo calcítico, y
que están asociados con las otras dos formas cristalinas.
c) Ambiente freático: la alteración química de la columna
calcárea ocurre, como su nombre lo indica, bajo el
nivel freático, y el producto de esta reacción en la
precipitación de calcita espática en bloques y mo-
saicos.
Las formas de cementos calcíficos que se mencionan y
que cristalizan a partir del agua meteórica saturada de
carbonato de calcio, tienen un contenido bajo de sodio y
magnesio, debido a que el agua dulce está infrasaturada
de estos dos elementos. M.C. Gross (1964) analizó
isotópicamente mediante oxígeno y carbono los cristales
de calcita espática colectados de los ambientes
diagenéticos en mención, y mostró que tenían una rela-
ción baja de 018/016 y C13/C12 (el agua de mar está
enriquecida con el isótopo de oxígeno 18 y el de carbono
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13, caso contrario al del agua dulce o meteórica), por lo
que los análisis del autor reafi rman la influencia meteórica
en la generación de las estructuras cristalinas diagenéticas
descritas.
B. Diagénesis en Perimareas
La zona de perimareas incluye la de intermareas, tam-
bién conocida como zona litoral (limitada por las mareas
diarias de pleamar y bajamar), y la de supramarea
(superior a la de pleamar) que es inundada
esporádicamente por las mareas vivas y durante las
tormentas ciclónicas.
El nivel de salinidad que afecta a la zona de perim areas
es sumamente variable, particularmente en la de
supramarea, debido al flujo del agua meteórica al mar
originado por corrientes fluviales o por precipitación
pluvial, que disminuye la salinidad; caso contrario
sucede cuando el agua del mar se estanca en la zona de
supramarea, pues la salinidad aumenta por evaporación
hasta 8 veces más que el agua marina normal, que es de
35 partes por mil. El resultado de las fluctuaciones del
nivel del mar y del flujo del agua meteórica es la
precipitación de cementos complejos que varían en la
zona de supramarea desde calcita en mosaicos y bloques,
aragonita en fibras y calcita hipermagnesiana en bloques
microcristalinos. R.N. Ginsburg (1953), J.C.M. Taylor
y L. V. Illings (1969), K.H. Wolf (1965), y otros autores,
hicieron una revisión completa sobre el origen y las
propiedades ópticas y químicas de los cementos mencio-
nados, reconociendo que la pérdida de porosidad de los
sedimentos calcáreos se efectúa rápidamente y que, al
litificarse, dan origen a las calizas sin necesidad de sufrir
un gran sepultamiento; sucede lo contrario con las rocas
que tienen partículas de feldespato-minerales derivados
de la erosión de las rocas ígneas y metamórficas-,
retardan más su litificación y pierden la porosidad
intergranular en el subsuelo, por compactación o por
cementación de arcilla precipitada in situ, o bien, con
calcita y sílice.
Las rocas que están en contacto con el agua de mar, en
la zona de inframarea somera, pueden ser afectadas por
el agua dulce que se infiltra a través de las partes del
continente expuestas al mar, o sea, en la zona transicional
freática marina y continental, en la que se precipitan
cristales de calcita en fibras con zonas de crecimiento o
maclas entrecruzadas y dolomita compuesta química-
mente por carbonato doble de calcio y magnesio, de la
que posteriormente hablaremos debido a su importancia
como producto de diagénesis.
C. Diagénesis Submarina
Antes de los años sesenta se pensaba que los sedimentos
calcáreos del fondo marino requerían ser sepultados
para poder cementarse. Sin embargo, cuando se colecta-
ron sedimentos de cuencas oceánicas como el Mar Rojo,
se observó que estos estaban litificados por calcita
hipermagnesiana; sucedió lo mismo con los sedimentos
del Océano Pacífico, y en otras provincias marinas,
como en el Golfo de California (Aguayo, 1984), que
reportó cemento de calcita y dolomita litificando fangos
de organismos pelágicos, asociados con chimeneas
hidrotermales. Frecuentemente «The Association of
Petroleum Geologists», y «The Society of Economic
Paleontologists and Mineralogists» preparan memorias
especiales sobre mecanismos de cementación en sedi-
mentos calcáreos, que enriquecen la editada por Bricker
(1971).
D. Diagénesis en Subsuelo
Lo único que se conoce sobre mecanismos de
cementación de calizas emplazadas a gran profundidad
(varios cientos de metros), es que la calcita espática,
como mineral cementante, es la más común, ya sea con
hábito cristalino en bloques, en mosaicos, o con cristales
individuales anhedrales y subhedrales (sin formas
geométricas definidas o parcialmente desarrolladas); o
bien en forma de fibras y agujas, que se forman por
cristalización a partir de la aragonita, preservándose los
contomos cristalinos extemos de los cristales originales
de la aragonita, y también el hábito microcristalino en
bloque de la calcita hipermagnesiana. El contenido de
sodio y magnesio es bajo en todos los casos menciona-
dos, ya que durante los procesos de recristalización hay
una movilización iónica de estos dos elementos, fuera de
los cristales calcáreos.
R.L. Folk (1965) y R.G.C. Bathurst (1971), realiza-
ron revisión profunda sobre los procesos de cementación
y recristalización en las rocas y sedimentos calcáreos. El
primero de ellos escribió su trabajo clásico: Some Aspects
of Recristallization in Ancient Limestones, y el segundo
publicó el libro Carbonate Sediments and Their
Diagenesis. Ambos autores (y posteriomente muchos
otros estudiosos del tema) concluyeron que el carbonato
de calcio en sus diferentes formas, es decir, como
partículas individuales, matriz y cemento, es debido a la
interacción de los siguientes factores: alta salinidad y
evaporación por incremento en la temperatura del agua
marina, por agitación e influencia orgánica, así como
por la estabilidad del lecho marino que los contiene.
Debido a los factores anteriores, el carbonato de calcio
se precipita más rápidamente en la zona de intermareas
que en los fondos oceánicos.
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Por otro lado, el hábito cristalino que adquieren lo,s
diversos polimorfos de carbonato de calcio, depende del
grado de salinidad del agua, de la temperatura, y de la
agitación del medio sedimentario; estos factores también
se encargan de controlar que los elementos, como por
ejemplo el sodio, magnesio, estroncio y otros, queden
atrapados en la estructura atómica cristalina de los mine-
rales durante su formación.
En las últimas dos décadas se han escrito numerosos
trabajos sobre los ambientes sedimentarios y los atributos
diagenéticos que los caracterizan, debido, como ya diji-
mos, a que de sus análogos antiguos actualmente
sepultados a varios kilómetros de profundidad, se siguen
extrayendo grandes volúmenes de aceite crudo y de gas.
Por este motivo, grupos de investigadores y de técnicos de
diferentes disciplinas, reinterpretan aquellas áreas que
hace apenas pocos años eran consideradas «ampliamen-
te» conocidas, a pesar de que las descripciones que se
hacían de las rocas de la columna estratigráfica eran
sumanente escuetas, como: «caliza macrocristalina de
color gris, con vetillas de calcitas y pirita diseminada».
Estas descripciones de las rocas no eran suficientes para
interpretarlas condiciones del depósito de los sedimentos
precursores a la roca, tal vez porque se consideraba que lo
importante, a fin de cuentas, era localizar el petróleo sin
prestar atención al tiempo y mecanismos de formación de
los mismos. Aparentemente esto es justificable si se toma
en cuenta dos factores: primero, que habían muchas
estructuras geológicas relativamente someras por explorar,
y segundo, que no se había desarrollado profusamente la
geoquímica del petróleo, de manera que carecía de criterios
más precisos sobre la generación de hidrocarburos y
sobre los mecanismos de migración y de entrampamiento
de los mismos.
La corriente en la investigación actual es
interdisciplinaria, encaminada al entendimiento científi-
co para evaluar las provincias geológicas, y prospectar
recursos naturales de interés económico.
Dolomita, Mecanismos de Formación
Otro paradigma fascinante en sedimentología y
estratigrafía es el origen de la Dolomita (cristal rómbico
de carbonato doble de calcio y magnesio).
Desde 1843 hasta la fecha, se han escrito no menos de
5,000 trabajos sobre la dolomita y sus mecanismos de for-
mación. ¿Por qué la comunidad científica le ha dedicado
tantos esfuerzos? ¿Es éste un mineral raro en la natura-
leza? O bien, ¿Será un recurso mineral valioso e
insustituible? ¡Nada de eso! La dolomita es común en la
columna estratigráfica; sin embargo, es un mineral que
indica las condiciones físico-químicas y bioquímicas de
los ambientes sedimentarios y de la historia evolutiva
de la secuencia estratigráfica que la contiene, a pesar de
que el proceso en sí tiende a destruir o a enmascarar los
rasgos texturales y extructurales de la roca y éstos pocas
veces son identificables una vez que han sido alterados
por el proceso diagenético de dolomitización.
Entonces si sus efectos son destructivos ¿Cómo podemos
establecer o discernirla secuencia de evolución diagenética-
paragénesisde una roca ode toda una columna estratigráfica?
Esta es una buena pregunta, que ha suscitado numerosos
paradigmas entre los sedimentólogos y estratígrafos.
La dolomita es abundante en la columna estratigráfica;
no obstante, no lo es en los ambientes sedimentarios
actuales. James D. Dana identificó en 1843 dolomitización
en los complejos coralináceos de los atolones del Océano
Pacífico, y postuló que se originaban en el mar debido a
la reacción del ión de magnesio con el de carbonato de
calcio contenido en los corales. Ernest W. Skeats (1918)
entre otros, asocia la abundancia de dolomita de los
atolones del Pacífico con un reemplazamiento temprano
a profundidades menores de 50 metros y en aguas cálidas.
Anteriormente, en 1859, Sterry T. Hunt, señaló que la
dolomita es consecuencia de la precipitación de sulfatos
de calcio (yeso), que incrementa la relación magnesio/
calcio en el agua; la solución resultante sobresaturada de
magnesio reemplaza a las partículas sólidas de carbonato
de calcio. Gilbert C. Cullis (op cit.) y Ernest W. Skeats
(1905), encontraron cristales de dolomita con hábito
cristalino en drusa, cubriendo cavidades en el complejo
arrecifal de Funafuti en el Pacífico, a unos 200 metros de
profundidad, y la consideraron como producto de preci-
pitación primario y no del reemplazamiento; estas
investigaciones dieron origen a una nueva corriente sobre
mecanismos de formación del mineral a que nos referi-
mos. A partir de esos años, se han postulado no menos de
15 posibles orígenes de la dolomita, de las cuales sólo
mencionaremos los más relevantes.
Ciertos organismos como las algas cianofíceas, tien-
den a atrapar entre sus filamentos soluciones ricas en
magnesio y sintetizan y precipitan fotosintéticamente
calcita hipermagnesiana que posteriormente recristaiiza
en protodolomita y finalmente en dolomita; es decir, que
es una secuencia sucesiva de ordenación iónica entre el
calcio, el magnesio y el carbonato dentro de la estructura
atómica del mineral.
La interpretación sobre el origen de la dolomita me-
diante este mecanismo ha sido tortuosa, debido a que
actualmente no existen suficientes ambientes
sedimentarios en donde se presente. Mawson (1929)
reportó dolomita margosa en sedimentos lagunares de
Australia; esto fue confirmado por Alderman et al. en
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1957. Ambientes sedimentarios actuales de supramarea
con alta evaporación, en donde se precipitan evaponías
y dolomitas, fueron descritas por Shinn (1964) en Flori-
da; Shinn, Ginsburg y Lloyd (1965) en Bahamas; Illing,
WelJs y Taylor (1965) describieron las «sebkhas» o
planicies de supramareas en el Golfo Pérsico; y en fin,
muy pronto 1 a teoría de la «supramarea» o de la «sebkha»
se convirtió en el dogma del siglo, para explicar los
grandes depósitos de dolomitas presentes en la columna
estratigráfica.
Los mecanismos físico-químicos dolomitizantes son
diversos; la dolomita reemplaza a los cristales de calcita
con una sobre saturación de iones de magnesio debido a
la alta evaporación del agua marina, precipitando tam-
bién sulfates de calcio, en forma de yeso y de anhidrita;
la relación magnesio/calcio se incrementa cuando los
iones de calcio son capturados iónicamente en la estruc-
tura cristalina de los sulfates. Esta teoría fue propuesta
por Friedman y Sanders (1967) y Kinsman (1969),
reafirmando la idea de S.T. Hunt, que la dió a conocer en
1859.
Otro origen inorgánico dolomitizante es por la dismi-
nución de la salinidad en un ambiente inicialmente
hipersaliño (esquizohalino), al diluirse el agua marina
normal con el agua meteórica (Folk y Land, 1974). La
dolomita también se forma inorgánicamente cuando la
solución acuosa enriquecida en iones de magnesio,
migra por gravedad y se infiltra entre los sedimentos
calcáreos no consolidados (Deffeyes, Lucia y Weyl,
1965).
El mecanismo contrario existe cuando las soluciones
saturadas de calcio y magnesio fluyen hacia arriba por
capilaridad durante la evaporación del agua, y las par-
tículas calcáreas se dolomitizan; a este proceso se le
conoce como teoría capilar (Hsü y Siegenthaler, 1969).
Goodell y Garman (1969) proponen un mecanismo
de disolución y sobrecrecimiento en los cristales de
dolomita previamente formados para dar lugar a otros
más grandes (agradación diagenética). Hanshaw et al.
(1971), Land (1973) y Land et al. (1975) sugieren que los
procesos de dolomitización son más efectivos en la zona
freática marina, o sea, en la zona en la que el agua me-
teórica infiltrada en las calizas, se mezcla con el agua
marina.
El agua del mar es una de las fuentes principales de
iones de magnesio; otra es la arcilla, conocida como
esmecita sódica, enriquecida en iones de magnesio,
sodio, hierro y otros constituyentes. La arcilla durante su
compactación libera al magnesio por incremento de
temperatura y dolomitiza a los sedimentos calcáreos que
contienen a la arcilla; tal es el caso en la costa de
Louisiana en los Estados Unidos y en los sedimentos
recientes depositados en las cuencas oceánicas. Los
procesos de dolomitización descritos hasta este momen-
to, ocurren casi simultáneamente o un poco después del
depósito de los sedimentos bajo condiciones superficia-
les o someramente sepultados.
La dolomitización también se presenta durante el
sepultamiento de los sedimentos calcáreos y al producto
se le denomina dolomita «profunda», y cuando ésta se
asocia con la deformación estructural y el fracturamiento
de la columna estratigráfica, se le conoce como dolomita
«tectónica». En ambos casos, la arcilla insoluble, ya sea
de origen orgánico diseminada en las calizas, libera los
iones de magnesio cuando se somete la caliza a presión,
recristalizándose y disolviéndose parcialmente. Los iones
liberados se movilizan junto con el agua intersticial
contenida en los horizontes arcillosos intercalados con
las calizas.
Otra teoría que intenta explicar los grandes espesores
de rocas dolomitizadas, es la propuesta por J E. Adams
y M.L. Rhodes, en 1960. Los autores explican que hacia
el subsuelo los fluidos sobresaturados en magnesio
(provenientes estos de las evaporitas, sulfates y cloruros)
más superficiales, se infiltran en las calizas, reemplazán-
dolas por dolomita. Al proceso diagenético se le conoce
como teoría del reflujo.
Existe otro proceso de dolomitización por soluciones
saturadas de magnesio y calcio, asociadas con aguas
geotérmicas o hidrotermales a grandes profundidades;
estas soluciones se precipitan como cualquier otro ce-
mento en las fracturas o en otras cavidades disponibles
en la roca, denominándose dolomitas primarias; o sea
que no es producto de reemplazamiento sino de la
precipitación primaria del fluido saturado de magnesio,
calcio y bicarbonato. En este caso la temperatura,
anómalamente alta, sustituye al tiempo de reempla-
zamiento bajo condiciones normales (25° a 50° C).
Como se mencionó anteriormente, una vez que ocurre
el reemplazamiento de la calcita por la dolomita, la textura
ori ginal de la roca se pierde y no es posible identificarla con
el microscopio petrográfico convencional. Lo anterior
constituye un problema crítico para los sedimentólogos y
estratígrafos, ya que dependen del reconocimiento de los
constituyentes petrográficos originales para poder inter-
pretar el ambiente primario de sedimentación de la roca, su
evolución físico-química y mineral durante su litificación,
y de la historia tectónica de la provincia geológica para
predecir, en el subsuelo, horizontes estratigráficos de inte-
rés económico.
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La necesidad que tienen los científicos de identificar
los rasgos primarios de las rocas calcáreas dolomitizadas,
los indujo a experimentar con varias técnicas de investi-
gación; en un principio éstas fueron simples, pues utilizaron
reactivos de composición orgánica como la alizarina roja
y otras similares para distinguir entre la calcita y la
dolomita; (Friedman, 1959), lo cual es posible, ya que la
primera se tifie de rojo al reaccionar con la solución y la
segunda permanece incolora. Con este método es posible
identificar ambos minerales, pero no se revela la textura
original de la roca sedimentaria. En 1965, R.F. Sippel y
E.D. Glover hicieron resaltar algunos rasgos primarios en
calizas recristalizadas, pero no en dolomitas, por medio
de la luminiscencia (luminosidad) diferencial que se
produce en los minerales cuando se excitan sus iones
durante el bombardeo de electrones que inciden sobre la
superficie de la preparación rocosa. También se han utili-
zado otros métodos para producir la luminosidad de los
componentes calcáreos; entre ellos están la excitación iónica
mediante rayos X, y el método de termoluminiscencia que
activa, por medio del calor, algunos iones atrapados en la red
cristalina del mineral.
Los métodos descritos, tienen dos desventajas; prime-
ro, que dañan la preparación en lámina delgada de la roca,
y segundo que la operación de la instrumentación no es
fácil, ya que se requiere de gran experiencia y paciencia
para obtener resoluciones aceptables. Recientemente, en
1985, J.J. Dravis y D A. Yurewicz de la Compañía
Petrolera Exxon de los Estados Unidos, obtuvieron mag-
níficos resultados al lograr hacer resaltar los rasgos
texturales primarios de las rocas dolomitizadas, utilizan-
do una fuente de luz fluorescente adaptada al microscopio
petrográfico convencional. La aportación de dichos auto-
res es más que satisfactoria, ya que la muestra de roca en
lámina delgada, puede ser observada un sinnúmero de
veces, sin sufrir daño alguno. El empleo del método de
fluorescencia en rocas dolomitizadas abre un nuevo cam-
po para la interpretación de la evolución de las provincias
geológicas calcáreas. En épocas anteriores, sin estos
avances científicos, poco se podía investigar acerca de las
columnas estratigráficas de calizas recristalizadas y
dolomitizadas. La aplicación del método analítico de
fluorescencia permite identificar tanto los constituyentes
orgánicos e inorgánicos, como la textura original de la
roca; además, pueden distinguirse los diversos cementos
y su tiempo relativo de precipitación y se observan los
procesos evolutivos de la porosidad, así como la geome-
tría y distribución de la misma D.H. Zenger, J.B. Dunham
y R.L. Ethington, en 1980, editaron un compendio sobre
conceptos y modelos de dolomitización, en el cual resu-
men los pri ncipales logros científicos actuales al respecto.
Los avances que se han logrado en la Sedimentología y
en Estratigrafía dependen en gran parte de la utilización de
la electrónica para resolver problemas geológicos, puesto
que no sólo se pueden identificar los parámetros primarios
y secundarios de las rocas, sino también cualificarlos.
DIAGÉNESIS EN ARENISCAS
La investigación sobre el origen de los sedimentos
terrígenos es amplia, particularmente en lo referente a los
mecanismos de transporte y acumulación en ambientes
tales como aluviales, cólicos, litorales, marinos someros
y profundos. Sin embargo, la información que se tiene
sobre los procesos diagenéticos que actúan en este tipo de
sedimentos, es comparativamente más escasa que en las
calizas; concretamente, cuando se trata de explicar el
origen y el tiempo de formación de la porosidad de
areniscas, y de la destrucción de las partículas primarias
por sepultamiento de la columna estrati gráfica.
Antes de 1975 la comunidad sedimentológica considera-
ba que más del 90% de la porosidad contenida en los
terrígenos era primaria-intergranular, es decir, con huecos
formados durante el depósi to de las partículas sedimentarias,
y de origen secundario cuando la roca se fractura.
A principios de la década de los setenta algunos geólogos
soviéticos habían observ ado aisladamente cantidades signi-
ficativas de porosidad en areniscas, debido a la disolución
del mineral cementante y de algunos litoclastos, aunque no
fué sino después de la segunda mitad de esa década cuando
se publicaron numerosos trabajos que describen la impor-
tancia de los procesos de diagénesis en el subsuelo como
generadores de la porosidad secundaria en areniscas; ejem-
plos de ellos son los trabajos de: V. Schmidt, 1976; G.D.
Stan ton y E.F. McBride, 1976; E.D. Pittman, 1979; V.
Schmidt y D A. McDonald, 1979 y muchos otros más.
La aportación más importante a la Sedimentología y ala
Estratigrafía que hicieron los investigadores mencionados y
otros no referidos, fue el hecho de reconocer cuando menos
cinco tipos diferentes de porosidades secundarias en arenis-
cas, y que se les puede diferenciar según el proceso de
formación y la relación textural que tienen con el resto de la
roca. Estos cinco tipos son los siguientes, según su origen:
1) por fracturación,
2) por contracción de las partículas individuales, de la matriz
o del cemento,
3) por disolución selectiva de las partículas,
4) por disolución selectiva del cemento o de la matriz, y
5) por disolución selectiva de los minerales autigénicos
precipitados en el subsuelo.
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La identificación de los diferentes tipos de porosidad
en las areniscas, así como de los minerales de
neoformación o autigénicos que se forman en el subsuelo,
son importantes índices geológicos para predecir recur-
sos minerales, ya que la disolución de algunos minerales
y la precipitación de otros, depende de la presión y la
temperatura a laque están sometidos, de su composición
química, de los fluidos intersticiales y del tiempo
geológico en el cual actúan los procesos mencionados.
En el caso particular de muchos campos de aceite y de
gas, las porosidades secundarias en los estratos de rocas
tenigenas juegan un papel importante en la formación
de resérvanos de hidrocarburos; como ejemplos se men-
cionan los yacimientos estudiados porJ.B. Hayes (1979)
y E.D. Pittman (1979). A pesar de los grandes avances
que se han hecho desde la segunda mitad de la década
anterior, el estudio y el entendimiento pleno de la
diagénesis en arenisca aún está en ciernes y los investi-
gadores están encausando la investigación descriptiva y
cuantitativamente a este respecto. Esto es evidente en las
publicaciones de D A. McDonald y R.C. Surdam (1984),
así como en la de J E. Welton, publicada en el mismo
año. Ambos trabajos asocian los atributos texturales de
las rocas en su composición mineral y química, por
medio de métodos analíticos determinativos con la
microsonda de barrido y difracción de rayos X, previa
observación bajo el microscopio electrónico de barrido
y con el petrográfico convencional.
La sistematización y cuantificación de los datos
geológicos, geofísicos y geoquímicos conducen a la
evaluación de grandes provincias geológicas, y para
ello se ha hecho necesario compilar, integrare interpretar
toda la información posible en fomia interdisciplinaria.
Por ejemplo, una forma de secuencia para resolver
problemas de evolución tectónica, sedimentación y
diagénesis sería el siguiente:
SÍNTESIS METODOLÓGICA PARA EL ESTU-
DIO DE PROVINCIAS GEOLÓGICAS
1) Datos Estratigráficos y Estructurales.
2) Análisis de Fades Sedimentarias (clase y distribución).
3) Provincia Sedimentaria (ambiente y subambiente).
4) Atributos Diagenéticos (variación, asociación
y distribución).
5) Evolución Tectónica (estable, subsidencia, emersión,
divergencia, convergencia).
6) Paragénesis (tectonismo, sedimentación y diagénesis
secuencial).
7) Predicción de Recursos Minerales.
Los análisis sedimentológicos y estratigráficos, al
igual que otras ciencias geológicas, geoquímicas y
geofísicas tienen como objetivo, proporcionar una me-
jor comprensión de este gran sistema dinámico y
cambiante en el que vivimos, llamado planeta Tierra,
que es el producto de toda una evolución de los procesos
físico-químicos y biológicos que la rigen y a los que rige,
y que difícilmente podrían ser representados matemáti-
camente, ya que son numerosas las variables geológicas
que intervienen en el Espacio y el Tiempo.
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RcvisU dc Gcogr* fit Vol. iv, n<x 5, Mexico, 1992 91
OBSERVACIONES DE GEOGRAFIA FISICA SOBRE
BELICE
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Sin embargo, no es el lodo el distintivo del litoral dé ciudad de
Beliee, sino el aguaque nosda la impresión deunmundo acuático e inesWáeque
doWrn Wa W com del paK como todas las tierras planas y bajas donde
aparecen en sucesión, desde el interior hasta el litoral, los grandes lechos de los ríos,
los pantanos y las lagunas internas, los pantanos y las lagunas litorales y talmente
una franja, más o menos ancha, pempor lo general M^r;é manglar. Esta
predominancia del agua está relacionada con los ciclones devaMadomsque
WguWmenm, pero en forma Aecum», se áWm sobre gWp#qip
desde 1961 las autoridades se vieron obligadas a cambiar definitivamenW el jugar
donde se asentaba la capital.
PRESENTACIÓN GENERAL
A lo largo de 280 km de norte a sur y de 110 km en su
parte más ancha, Belice traza una especie de rectángulo
estrecho de 2,963 km2en la costa del Caribe al norte de
Centroamérica entre los 16 y los 18° de latitud norte.(1)
Dos terceras partes están constituidas por extensas
llanuras costeras y mesetas bajas claramente situadas
por debajo de los 100 m de altitud, que cubren toda la
parte centro-norte del pafs^perteneciendo geológicamente
a la plataforma de Yucatán, región estable, así como a
la llanura costera desde Dangriga (ex Stann Creek) hasta
la frontera de Guatemala en el sur. Unicamente la parte
sur-suroeste del país, las Maya Mountains, corresponde
efectivamente a una elevación del terreno orientada del
suroeste al noreste de unos cien kilómetros de largo por
70 km de ancho. Estas elevaciones constituyen un bloque
disimétrico inclinado hacia el suroeste con un fuerte y
claro declive hacia el este, que cuenta con el pico más alto
del país (Victoria Peak 1,120 m). La costa del Caribe se
distingue por la larga barrera de arrecifes (cayos y
escollos) orientados norte-sur, paralelos al litoral a
* Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. (CNRS). Centro de Estudios de Geografía Tropical, Burdeos, Francia. (CEGET).
!)De acuerdo con lo publicadoporU.S.A.I.D. sobre Belice, las islas y arrecifes coralinos (cayos) representan 690 km2, por lo que la superficie «continental» de Belice se eleva a 21,423 km1.
unos 10 km mar adentro, que aislan múltiples lagu-
nas. De acuerdo con los autores anglosajones se
trata de la segunda barrera de arrecifes más impor-
tante del mundo y de la primera de este tipo en el
hemisferio norte. Como no se pudo recorrer esta
barrera, ya no se hablará de ella en el resto del texto.
CONDICIONES CLIMATOLÓGICAS:
CONSTANTES Y VARIACIONES
El clima tropical de Belice (subtropical según los
autores anglosajones) está caracterizado por su gran
compatibilidad con la alternancia de dos estaciones:
una seca y fresca, más o menos distinguible entre
noviembre y mayo, y una estación calurosa y húme-
da de junio a octubre. Dixon distingue una estación
seca de febrero a mayo y una estación húmeda de
junio a septiembre, separadas por una estación lla-
mada intermedia entre octubre y enero. En el
transcurso del año dominan los alisios procedentes
del océano Atlántico. La temperatura promedio es
elevada en las tierras bajas del interior y ligeramente
templada en el borde del litoral a causa de la brisa
del mar. Así se observan 27° en promedio durante
los meses más calurosos (entre julio y septiembre),
21° durante los meses más frescos (entre octubre y
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mayo) con máxi mas del orden de 35° en la costa, de 38°
en el interior y mínimas de 10° (2). Las máximas
ocurren entre julio y septiembre, durante los intensos
aguaceros de esta época del año; entre octubre y diciem-
bre refresca en forma generalizada cuando aparecen los
vientos del sector norte. La humedad relativa es siempre
considerable (83% de promedio anual).
La lluvia cae principalmente de junio a octubre, pero
decrece de sur a norte; la importancia de la estación seca
varía en sentido inverso. En conjunto la pluviometría
promedio experimenta un cambio de sencillo a triple-
entre el norte (Distrito de Corozal) y el sur del país
(Distrito de Toledo) con grandes variaciones interanuales.
En promedio interanual se observa la cantidad de 1,250
mm en Corozal y de 4,500 mm en Punta Gorda (3). En
el sector de las Maya Mountains se desconoce la preci-
pitación exacta, pero puede ser más elevada en algunos
sitios que en las tierras bajas debido a las corrientes de
convección ocasionadas por el relieve.
Conviene presentar algunos detalles acerca de las
manifestaciones cataclísmicas pero endémicas de esta
climatología, originadas por la situación geográfica de
Belice.
LOS NORTES
Entre diciembre y febrero, en general Belice está sujeto
a descensos de aire frío desde el Golfo de México, o sean
los «Nortes» mexicanos, períodos de lluvias intensas y
de fuertes vientos, causa de violentas tempestades en
la costa y de fuertes aguaceros durante la estación seca
de invierno; al mismo tiempo, la temperatura baja nota-
blemente por debajo de lo normal. Las consecuencias de
estas tempestades son por lo demás visibles a lo largo
de la costa, pues desmantelan los cordones litorales,
destruyen el manglar y en ocasiones los árboles plantados.
LOS HURACANES
Pero son los huracanes (ciclones), consecuencia de las
bajas presiones tropicales, los que potencialmente resul-
tan más peligrosos y cuyas marcas se pueden apreciar en
ta mayor parte del país, en especial en la costa. Se
producen principalmente al inicio del otoño, pero en
ocasiones también desde que principia la estación de
lluvias hacia el mes de junio. Agosto, septiembre y
octubre son los meses de mayor peligro y se calculan
aproximadamente 8 tempestades por año como frecuen-
cia interanual de huracanes que afortunadamente no
presentan todas las características de los verdaderos
huracanes y se clasifican como simples depresiones o
tempestades tropicales.
1 La publicación de U.S. A.I.D. indica un promedio de estación fría de 16- 17° y de estación caliente de 24- 25° (máxima promedio en estación fría de 28° C; en estación caliente32-33°C). Las máximas absolutas observadas fueron de 42.8° CenSibun Hills, Valle detSibun River y de 40.6° C en Punta Gorda en Dangriga.
Dixon indica las siguientes cifras para los años 1944-1953: Corozal 1,37 mm; Orange Walk 1,527 mm; Belice 1,552mm; San Ignacio 1,293 mm; Dangriga l,906mm; Punta Gorda 4,021 mm.
Se calcula que entre 1886 y 1978 únicamente un 5%
de los ciclones registrados en el Atlántico tropical llega- ron a Belice (4) y Stoddart opina que una frecuencia de
un huracán cada 10 años puede ser razonablemente
tomada en cuenta para Belice.
Se tiene conocimiento de la presencia de ciclones
devastadores en Belice desde 1780, sobresaliendo los
de 1785,1805 y 1813 (Waddell, Stoddar). La ciudad de
Belice fue total o parcialmente destruida durante los
ciclones de 1787 (2 de septiembre), 1931 (10 de sep-
tiembre, 1,000 ó 2,000 muertos de15,000 habitantes) y
de 1961 (31 de octubre, huracán llamado Hattie, ciudad
arrasada en un 60%, 262 muertos). Este último ciclón,
destruyó por segunda vez la capital después de 30 años,
por lo que las autoridades tomaron la decisión de
trasladar esta última a un sitio (Belmopan) apartado de
estos fenómenos, a unos 80 km tierra adentro.
La ciudad de Corozal fue destruida por los ciclones
de 1942 (20muertos) y 1955 (huracán Janet) y Dangriga
fue arrasada por el Hattie en 1961, habiéndose registra-
do en Mullins Rivers 275 muertos, vientos de 300 km/h
y una elevación del nivel del mar de 4 metros, con lo que
se destruyeron bosques y cultivos. Asimismo, fue devas-
tada Punta Gorda en 1945 (80% de las casas arrasadas).
En 6 años, los huracanes Janet y Hattie abatieron la
mayor parte de los cocoteros de la costa y acabaron con
muchas plantaciones; el huracán de 1813 se conoce
también por haber acabado con innumerables árboles.
En 1970, el huracán Francelia devastó el riquísimo valle
de Stann Creek (totalmente cultivado con cítricos, ca-
cao, plátanos) y la parte baja del valle del Belize River,
evaluándose las pérdidas entre el 85 y el 95%. La fuerte
tempestad de 1978, tuvo consecuencias equiparables en
la costa, al igual que el ciclón Greta en 1980.
Desde 1787 los huracanes han devastado la costa de
Belice unas 25 veces. Si bien las destrucciones más
severas sólo abarcan en general espacios reducidos y
localizados (una ciudad, una vertiente, un valle), estas
manifestaciones afectan todo el litoral y la mayoría de
las vertientes de las partes de las faldas de la parte
oriental de las Maya Mountains con violentos vientos,
lluvias torrenciales y sus consecuencias (enormes
torrentes de agua, corrientes de lodo, lavas torrenciales y deslizamientos de tierra cuyas huellas todavía pueden
apreciarse en el valle de Stann Creek). Los maremotos
generados por los ciclones terminan de destruir la costa,
siendo terribles en las islas y arrecifes coralinos, situados
a unos cuantos metros por arriba del nivel del océano (Citrón et al.) Se sabe que el huracán Janet dejo sin casa
a la tercera parte de la población del Belice de entonces.
Por este motivo, nortes y huracanes ocupan un sitio muy
importante en Belice.
4La depresión tropical se conviene en huracán cuando la velocidad de los vientos generados sobrepasa los 119 km/h. Consultar la presentación de U.S.A.I.D. sobre Belice.
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TRASCENDIENDO LA HOMOGENEIDAD, LAS
GRANDES REGIONES FÍSICAS
Tal como hemos visto, condiciones climatológicas bastante
homogéneas son las que reinan sobre los dos conjuntos: las
Mayas Mountains, única barrera relativamente elevada, y
vastas tierrasplanas y bajas dominadas por el anterior, con
sus abruptas pendientes. Después de nuestro limitado reco-
rrido de reconocimiento, no pudimos ir más allá de esta
doble distinción que, por otra parte, corresponde a la de
algunos autores que han estudiado Belice (en especial
Dixon), distinción basada en los grandes conjuntos
geológicos cuyo modelado no aporta nada nuevo, mientras
que por el momento es difícil separar la costa misma de las
llanuras y de las mesetas bajas del litoral por estar demasia-
do entrelazadas las evoluciones comunes que tratamos de
reconstruir.
LAS MAYA MOUNTAINS
Un horst inclinado
Corresponden a un horst disimétrico, inclinado hacia el
suroeste, de rocas sedimentarias paleozoicas resistentes
(Carbonífero-Pérmico, Formación de Santa Rosa, de
arenisca, cuarcita y pizarra) delimitado al norte y al sur
por grandes fallas este-oeste. Estos accidentes son más o
menos paralelos a la importante falla de rumbo que más
al sur dió origen al Golfo de Honduras (accidente
Polochic-Motagua) y, por lo tanto, forman parte de las
deformaciones regionales que afectan a America Cen-
tral; los accidentes que delimitan las Maya Mountains al
norte corren a lo largo del borde sur de la plataforma de
Yucatán. Las rocas fueron plegadas y metamorfizadas a
causa de la emersión volcánica antigua (pórfiros del
Bladen volcanic member) y de los batolitos graníticos
más recientes (Trias).
Tal como lo demostró Dixon, la meteorización fue
mucho más rápida en los granitos que en las pizarras, las
areniscas o las cuarcitas, por lo que se propició la incisión
y la ampliación lateral de los valles y de las cuencas como
las del Norte y Sur de Stann Creek, la de Swasey Branch
(Cockscomb Basin). Se encuentra ahí un modelado carac-
terístico de colinas en domo recubiertas con fuertes
alteritas; el suelo es de buena calidad y el valle de Stann
Creek ilustra perfectamente este proftmdo desmantela-
miento de los granitos. En cambio, las areniscas, las
cuarcitas y las pizarras han resistido mejoría meteorización
y, formando su armadura, conservaron el aspecto general
de la meseta. Por causa de las corrientes se deslavó la mayor
parte de la cobertura de alteritas desarrollada a partir de las
rocas.
El conjunto se eleva hasta los 1,120 m dentro de las
cuarcitas de los Cokscomb Range y corresponde a una
meseta maciza de pendiente generé orientada hacia el
suroeste, que da un curso consecuente a los ejes de
drenaje encauzados hacia el oeste. La cima de la meseta,
a 800-900 m aproximadamente, corresponde probable-
mente a una muy vieja superficie de erosión; quizá haya
varios niveles escalonados a partir de los 600 m, pero
desafortunadamente ninguno parece haber conservado
sedimentos correlativos.
Todo el bloque alzado, tal como ya se vió, domina
abruptamente las tierras bajas a lo largo de las grandes
fallas, con desniveles de varios cientos de metros a pesar
de una gama altimétrica absoluta limitada, dando origen
a profundas gargantas para los principales ejes de drenaje
y a innumerables cascadas (como las de Hidden Valey
Falls, sitio turístico).
Estas escarpas de falla causan una fuerte erosión regre-
siva y Dixon hace observar que todos los ríos de la ladera
norte de las Maya Mountains, en general afluentes del
Belize River, capturaron, durante la época de los bajos
niveles marinos que favorecen la incisión, según él, los
cursos altos de la red superior de la Eastern Branch y por
lo tanto del Belize River (de oeste a este: Barton Creek,
Roaring Creek, Caves Branch y Si bun River); sucedió lo
mismo con la Eastern Branch (Macal River) que anterior-
mente se dirigía hacia San José Soccoths (noroeste)
mientras que en la actualidad muestra un curso orientado
hacia el noreste (San Ignacio).
LAS ACUMULACIONES ALUVIALES
Asimismo, Dixon observa la existencia de depósitos
aluviales, de guijarros silíceos y cuarzos, situados entre los
300 y los 550 metros de altitud en las cercanías de Little
Vaqueros Creek (uno de los cursos altos de la Eastern
Branch); él relaciona estos depósitos con antiguas terrazas
aluviales quizá deformadas y construidas atrás de la barrera
de las calizas Campur, donde el drenaje sigue siendo en gran
parte subterráneo. Este es el caso, subrayado porDixon.de
los aluviones antiguos observados en el valle de la Chiquibul
a unos 600m de altitud, cuando el río desaparece totalmente
aguas abajo en las calizas.
Existe la posibilidad de que recientemente haya habido
rejuegos de los grandes accidentes, digamos cuaternarios,
y sería conveniente realizar investigaciones complemen-
tarias, hechas con precisión mediante cartografía, en todo
el sector de las Maya Mountains y de la Mountain Pine
Ridge, en especial a lo largo del contacto paleozoico-
cretácico.
Aparte de los ejemplos citados, los restos de terrazas
aluviales son escasos en las Maya Mountains, a causa de
las profundas gargantas y desfiladeros. Dixon señala
unos cuantos más en el curso alto del Macal River
Eastern Branch, pero también, y en forma profusa, más
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abajo de San Ignacio, a lo largo del Belize River, donde
individualiza dos niveles, uno estrecho a los 6 m de
altitud relativa, el otro claramente más ancho hacia los
4.5 m por arriba del lecho del río. El nivel más antiguo
se encuentra en los alrededores de Benque Viejo del
Carmen donde pensamos que las deformaciones afectan
los antiguos aluviones de la Western Branch.
En el valle del North Stann Creek pueden observarse
importantes, quizás los más importantes, depósitos
aluviales del país, dado a que según Dixon, alcanzan un
espesor de por lo menos 70 metros, por lo que confieren
a este valle todas las características de un «valle relle-
no». En la parte superior de éste, hacia Middlesex, el
material de lavas torrenciales incluye bloques de 30 a 60
cm de d iámetro y Dixon observa en todo el valle un nivel
a 6 m de altitud relativa. Nos parece evidente la alimen-
tación de las lavas torrenciales a través de las corrientes
de lodo y de los movimientos en masa de diversos tipos
cuando las intensas lluvias de los huracanes azotan las
laderas; dentro del paisaje se ven claramente los nichos
iniciales y este tipo de dinámica siempre debe haber
funcionado bien.
En todo el margen norte de las Maya Mountains se
observan amplios depósitos aluviales donde, abajo de la
falla fronteriza, Dixon sitúa conglomerados gruesos de
4 a 5 metros de espesor que se pueden examinar en los
valles de Belice y del Si bun River. Estos depósitos
prosiguen hacia el este a lo largo del North Stann Creek,
tal como ya lo señalamos, pero también del Sittee River,
del South Stann Creek, del Monkey River y de sus
tributarios. La terraza m ás baj a es siempre 1 a m ás extensa
y Dixon observa la presencia de 3 terrazas, estando
situada la más alta entre los 9 y los 12 metros por arriba
del lecho del río; los niveles aluviales antiguos están
consolidados en poderosos conglomerados de cemento
ferruginoso que puedenobserv arse a lo largo del Southern
Highway (carretera sur), más arriba del Big Creek, al
oeste de Savananh Forest Station. Estos gruesos conglo-
merados en la ladera oriental al igual que en la ladera
norte de las Maya Mountains parecen, como da a
entender Dixon, relacionarse con restos de antiguos
conos aluviales de grandes dimensiones y, con car-
tografía, se podría retrazar los antiguos cursos de
esparcimiento. Hacia el sur, se observan dichos alu-
viones hasta el Indian Creek, en el noroeste de Punta
Gorda. En general el nivel reciente de acumulación
corresponde a esparcimientos finos de arena y limo con
algunos guijarros, muy apreciados por el aprovecha-
miento agrícola que se puede obtener (cítricos, plátanos,
y también ganadería). Encima de los antiguos aluviones
de los conos se ha instalado un bello bosque de pinos,
con frecuencia degradado en sotobosque y en sabana
arbolada donde algunas palmeras se extienden en las
depresiones más húmedas.
LAS CALIZAS
En su falda norte y en especial en la del sur, el horst
paleozoico domina a través de sus poderosas escarpas de
falla a los afloramientos de calizas cristalinas de gran
espesor, que datan del Cretáceo y corresponden a la
formación Campur. Estos afloramientos bordean todo el
horst, con excepción de la parte este, donde domina
directamente la llanura costera pleistocena. En todo el
noroeste del país va disminuyendo la altitud conforme
se aleja de las Maya Mountains y los estratos de calizas
vienen a constituir afloramientos subhorizontales muy
bajos (unos diez metros de altitud como máximo)
cuando que en otras partes alcanzan 800 metros y en
todos los casos unos cientos de metros de altitud.
Con precipitaciones interanuales que pueden calcu-
larse en 2,500 mm, estas calizas están intensamente
karstificadas alrededor de las Maya Mountains y deben
de haber ocupado una superficie mucho más importante
que en la actualidad. Constituyen un bello ejemplo de
karst de torreones, de mogotes, (cockpit karst de Miller)
donde abundan dolinas, poljés, grutas, simas y ríos
subterráneos con pérdidas, resurgimientos y depósitos
de tufes y de travertinos muy visibles en especial en el
curso alto del Belize River. Foreste motivo, si bien estas
calizas representan un manto acuífero muy importante
para el país, también constituyen una especificidad
morfológica de primer orden y un atractivo turístico
muy importante. Estos relieves kársticos pueden reco-
nocerse fácilmente, incluso en las imágenes de satélites,
(Ford, et. al.), por su modelado característico en morros
y colinas convexas, de laderas muy empinadas (mogotes,
hums). Por otra parte, estos morros en ocasiones domi-
nan directamente las llanuras en foima de hums de 90 a
150 metros de altura (cf. Pecarry Hills al suroeste de la
ciudad de Belice).
Dixon indica que estos sectores kársticos presentan
particularidades en cuanto a la circulación del agua
durante la estación principal de lluvias entre junio y
agosto, siendo la causa las redes subterráneas, pues al
encontrarse bajo presión, pueden dar origen a violentas
corrientes capaces de transportar grandes bloques; cre-
cidas de 6 a 9 metros de alto son comunes, de escasa
duración, y desaparecen tan rápidamente como apare-
cieron. Dichos fenómenos se observan a lo largo del
Belize River en el Distrito de Cayo (San Ignacio) donde
la crecida sobrepasó momentáneamente los 10 metros
de alto.
Se pueden ver varios ejemplos de karst; al sur de la
carretera occidental (western highway) y al este de
Belmopan, toda una parte de la red del Caves Branch,
afluente del Sibun River, es subterránea (cf. surgimiento
del Blue Hole y pérdida después, a lo largo de la
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carretera Belmopan-Dangriga); lo mismo ocurre con el
Indian Creek, otro afluente del Sibun River. Todas las
formas kársticas están representadas, desde los lepiés
hasta las dolinas y los poljés que constituyen, junto con
unos cuantos elementos de las terrazas aluviales, los
únicos terrenos cultivables de los afloramientos de cali-
zas. Los poljés de Caves Branch, de Sibun Camp y de
Margaret's Creek están ocupados principalmente por
unidades de ganadería extensiva. Los inmigrantes proce-
dentes de la vecina Guatemala, o de El Salvador,
desmontan la selva lluviosa de las laderas de las colinas
para instalar sus milpas en rendzinas de poco espesor, que
rápidamente se ven sometidas al deslave cuando están
expuestas a la lluvia sin ninguna protección. Estos mis-
mos paisajes se encuentran en el sur, no lejos de Punta
Gorda, donde las calizas de la formación La Cumbre
(cretácico tardío, paleoceno) también constituyen muy
bellos morros que dominan poljés y dolinas. En el
noroeste del país (norte de Spanish Lookout) también hay
poljés instalados sobre los afloramientos de las calizas
Campur situadas a baja altitud, así como sobre las calizas
y mamo-calizas de las formaciones Doubloon y Cayo del
paleoceno-eoceno; actualmente se encuentran en cultivo
por colonos menonitas.
LAS LLANURAS Y LA COSTA
Tal como lo indicamos anteriormente, la mayor parte
de la costa está bordeada, en una anchura variable, por
una franja de lagunas y pantanos, aislados a veces de la
línea de costa mediante cordones litorales de arena, de
los cuales, se encuentran ejemplares más o menos conser-
vados tierra adentro. Dixon ha descrito la dinámica de
estos cordones actuales o recientes, muchas veces abier-
tos por las tempestades o durante los huracanes para dejar
pasar agua y arena que poco a poco van a llenarlas lagunas
junto con la llegada complementaria de depósitos conti-
nentales.
En otros sitios, se forman cordones de manglar
directamente sobre la línea de costa o se extienden am-
pliamente en las ciénegas. Este conjunto costero está en
perpetua evolución tanto en el frente marítimo como
tierra adentro. En efecto, es en estos pantanos costeros, de
lagunas salobres a saladas, donde desembocan los cursos
inferiores de los ejes de drenaje que depositan así una gran
parte de su carga, sobre todo limosa.
NIVELES MARINOS
En ocasiones, estos pantanos costeros terminan tierra
adentro más abajo de niveles marinos más elevados, con
toda claridad se encuentran en algunos sitios privilegiados.
Observamos uno muy patente en la parte norte del país
(cercanías de Corozal-Calcutta) hacia los 12-15 metros
de altitud. El talud de este nivel muestra depósitos conso-
lidados de playa de arena que, de acuerdo con Dixon,
resultarían ser del plio-pleistoceno; el propio autor indica
la existencia de numerosos niveles marinos: un nivel
superior situado a los 75 metros de altitud, seguido de
otros más, entre los cuales hay dos principales, entre los
12 y IB metros de altitud, cubiertos por un antiguo
conglomerado de playa de bloques de calizas (ej. nivel de
Progreso).
Se trata de plataformas marinas de abrasión sustenta-
das por las calizas y mamas cretáceas y terciarias que
aplanadas, forman este vasto horizonte de llanuras. En
ocasiones están constituidas por extensos depósitos de
mamas blancas con conchas marinas y corales localiza-
dos principalmente entre los 12 y 15 metros de altitud,
como en los Distritos de Corozal, de Orange Walk y de
Belice. Dixon, citando a Flores, calcula que estos depó-
sitos se formaron durante el mio-pleistoceno sobre la
plataforma de abrasión desarrollada a costa de las margas
del mioceno.
Más abajo, dos niveles entre 3.5 y 2 metros de altitud
corresponden a fases más recientes de estacionamiento
del océano, durante el pleistoceno o posteriormente; se
presentan en forma de tobas calcáreas blandas con
bancos conglomeráticos gruesos de fragmentos coralinos
y nódulos calcáreos de 30 a 90 centímetros de espesor,
comparables a una arenisca de playa tal y como se forma
actualmente, de acuerdo con Dixon, en los arrecifes de
Turneffe Islands. Estos niveles, y sobre todo el más
elevado, llevan, como los anteriores, la marca de la
disolución y del karst, pues presentan pequeñas fosas de
disolución y microdolinas. Con suelos de rendzina desarrolla-
dos sobre las calizas, forman tierras adecuadas para la caña de
azúcar en todo el sector de Orange Walk.
Dixon insiste en una elevación del nivel marino de 5
a 6 metros hacia 3-4000 BP, pues encontró acumulacio-
nes de conchas marinas asociadas con restos de cerámica
rota entre O range Walk y Corozal; de acuerdo con este
autor, estas conchas fueron transportadas por los pre o
protomay as, pero también es posi ble que en esa época (sin
fecha conocida), se hayan podido recoger estas conchas
en una playa que se encontrara más tierra adentro que
ahora y cuyo trazo costero correspondería a la línea actual
de los pantanos costeros. Por lo tanto, variaciones de este
tipo quizá afectaron recientemente el continente y se
descubren huellas de este fenómeno por debajo del nivel
actual del océano con la presencia, mencionada por
Dixon, de una antigua línea de playa sumergida hacia 30-
40 brazas de profundidad (entre 55 y 70 m aproximadamente).
Estos niveles también existen en el sur del país donde
Dixon detectó la misma terraza marina de 15 metros al
oeste de las lagunas de Gales Point (al sur de la ciudad de
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Belice) donde, arriba de la plataforma de abrasión
tallada en las calizas cretácicas, presenta una ligera
cubierta de arenas y arcillas removidas. Los morros
calizos aislados, que corresponden a los restos de la
formación erosionada, dominan la terraza entre el
Manatee River y el Western Highway. La disolución
kárstica de la caliza da origen a depresiones cenagosas
situadas por debajo del nivel de la plataforma marina,
mientras que un nivel de grutas en las calizas está
localizado a un poco más de 15 metros de altitud, que
corresponde a la antigua posición de la línea de la playa.
Dixon cita un ejemplo similar al oeste de Dangriga,
cerca de Pomona, donde desemboca el valle del Stann
Creek y hace observar que la terraza aluvial de Pomona
se encuentra a un poco más de 15 metros, lo cual
confirma las observaciones anteriores. Más al sur, en el
Distrito de Toledo y a lo largo de la carretera de Punta
Gorda a San Antonio, se encuentra la misma plataforma
costera que termina bruscamente al pie de los relieves
calizos que bordean la parte sur de las Maya Mountains.
ALUVIONES FLUVIALES Y MARINOS
Dixon demostró que al norte de las Maya Mountains, los
niveles marinos pueden remover antiguas terrazas
aluviales sobre las cuales se ha instalado actualmente
una sabana arbolada y bosques de pinos. Estos aluvio-
nes, removidos o no por el océano, corresponden a
tierras propicias para el cultivo. Toda la mitad del norte
del país (Distritos de Corozal, OrangeWalk y Belice)
está conformada por una vasta llanura, planicie alterada
por unas cuantas ondulaciones orientadas norte-sur,
mientras que su superficie se eleva desde la costa hasta
la frontera guatemalteca sin alcanzar los 100 metros de
altitud.
Al contrario del sistema de drenaje en forma radial (a
pesar del karst) de las Maya Mountains, esta mitad norte
del país está principalmente drenada por una serie de
ríos paralelos sur-norte (Booth's River, Río Hondo,
New River, Belize River en parte). Las ondulaciones
tienen formaciones superficiales arenosas mientras que
las depresiones en su mayoría son cenagosas y mal
drenadas a pesar de la presencia en general, de ejes de
drenaje. Esta disposición paralela al trazo de la costa
y ala barrera de arrecifes mar adentro, permitió formar
la hipótesis, sin verificación aún, de la existencia de
antiguas estructuras de arrecifes coralinos (Setzekom).
Dixon observó, más acertadamente, que el trazo sur-
norte de los principales ejes del drenaje obedecía a una
serie de accidentes subparalelos que se originan a lo
largo de las fallas de rumbo del Labouring Creek y del
Belize River. Estos accidentes están representados en la
carta geológica de 1986 (Cornee). Análisis de la arena y
de los minerales pesados realizados por Dixon a partir
de aluviones de las llanuras al norte del Belize River,
muestran que éstos proceden principalmente de calizas
y margas subyacentes (en un 90%), pero que algunos
(10%) proceden de las Maya Mountains. Así pues,
parecen haber sido transportados por un antiguo curso
del Belize River dirigido hacia el norte y que quizá
confluía con el New River al norte de Orange Walk y
de Honey Camp, tras haber ocupado el espacio entre los
sectores de Spanish yBlack Creek y los sitios de Maskall
y de Honey Camp. Deformaciones tectónicas asociadas
a las grandes fallas de rumbo que limitan la plataforma
yucateca al sur (cf. más arriba), deben de ser el origen de
la curva que actualmente efectúa el Belize River hacia el
sur; un ligero levantamiento de las llanuras al norte del
país podría explicar este desvío hacia el este (posible-
mente también el del Sibun River), probablemente con
una subsidencia correlativa en la parte central del país.
Dixon también observó que durante la estación de
lluvias, el Belize River sigue alimentando directamente
las lagunas y las ciénegas situadas cerca de la fuente del
New River, con lo que se refuerza la hipótesis del
cambio de curso.
Cubierto por un bosque de pinos muy degradado,
existe también a lo largo del Río Hondo, en especial
entre August Pine Ridge y San Felipe, un antiguo nivel
aluvial observado por Dixon; domina una terraza baja
arenosa ocupada primordialmente por pastos extensi-
vos. Se pueden hacer observaciones similares a lo largo
del New River donde los pinos cubren los depósitos más
antiguos.
En los alrededores de la costa, cerca de Sand Hill y en
todo el sector situado inmediatamente al oeste de la
ciudad de Belice hasta Hattieville, se pueden ver restos
de cordones costeros de arena, que en su mayoría se
aprovechan como bancos de arena en las cercanías de la
ciudad de Belice. En estos cordones se encontraron los
restos de ocupaciones humanas, de las más antiguas de
la región (Dixon, Nelken-Temer), pues datan de una
época (6,000 BP) cuando una línea de la playa estaba
claramente más hacia el interior del territorio que en la
actualidad. La situación presente de estos cordones,
como Dixon lo hizo observar acertadamente, pudiera
proceder de un ligero levantamiento general de esta
parte del territorio.
Hacia el sur, se observan también dichos cordones
costeros, en especial en el cono reciente del Stann Creek
más arriba de Dangriga, donde el primer cordón surge
en Sarawina, seguido al este por una serie de restos
marinos cuyos materiales se mezclan o intercalan con
los sedimentos fluviales.
En complemento a estas observaciones realizadas en
el continente, Dong Ryong Choi y Holmes se dedicaron
a estudiar detalladamente los relieves coralinos situados
mar adentro y comprobaron que no reposan únicamente
en sedimentos marinos, sino también en depósitos
deltáicos fluviales contemporáneos de las regresiones
marinas cuaternarias (pleistoceno). Los resultados de
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sus trabajos muestran que los arrecifes fosilizan también una
paleomorfologfa kárstica sumergida, controlada a su vez
por la tectónica. Los arrecifes pleistocenes y holocenos -
hasta finales de la glaciación Wisconsin - se desarrollaron
en altos fondos correspondientes a acumulaciones fluviales
formadas cuando el trazo costero se encontraba más al este
con un nivel marino muy bajo. Se pueden reconstruir las
paleoredes fluviales responsables de esas acumulaciones y
ver que la de Victoria Channel (parte del Inner o Main
Channel), al suroeste de Placentia, corría hacia el sur y el
Golfo de Honduras, uniéndosele varios tributarios desde el
oeste, mismos que corresponden a los ríos actuales. Por este
motivo, la plataforma litoral no es más que una llanura
fluvial anegada, con varias generaciones de islotes y arre-
cifes coralinos formados desde el Terciario hasta la época
actual; los más antiguos están desmantelados o en vías de
serio, o bien fosilizados por las construcciones más recien-
tes. En este caso, y para la región en general intervino
también la tectónica a pequeña escala, mientras que a gran
escala el papel principal correspondería a la evolución
subaérea de la planicie durante los cambios climáticos
cuaternarios y los bajos niveles del océano, cuando la
incisión de los cauces y las acumulaciones fluviales se
sucedían con la alternancia regresión-transgresión marinas.
Los complejos margo-calizos recientes (formaciones
eocenas-miocenas) que constituyen la mayoría del
substrato de las llanuras costeras de Belice, presentan
características desfavorables para la presencia perma-
nente de mantos freáticos de agua dulce de fácil utilización,
pues los pozos se secan con frecuencia, como pudimos
observarlo en la región de Corozal; además, la presencia de yeso y de las sales en estos depósitos marinos puede,
como lo indica Dixon, impedir el consumo del agua; el
autor señala la presencia de sal y yeso que aparece en la
estación seca en todo el valle del Belize River, incluso
más arriba de Belmopan y hasta San Ignacio. En la
mayoría de los ríos se ha observado la subida de agua
salada durante la estación seca, incluso, Dixon notó esto
en 1955 a lo largo del New River hasta Hill Bank. En
cambio, los afloramientos de calizas del Cretáceo y del
Paleoceno que dominan las llanuras están profundamen-
te karstifícadas y contienen, como se señaló anteriormente,
importantes reservas de agua dulce.
DINÁMICA RECIENTE Y ACTUAL,
UTILIZACIÓN DE LOS DIFERENTES MEDIOS
En el transcurso de una larga historia, todavía poco
explorada (Nelken Temer), los hombres se fueron adap-
tando a los diferentes medios ambientales del país. En las
Maya Mountains escasean los restos de ocupación, prin-
cipalmente fuera de los afloramientos de las calizas
karstifícadas, donde no faltaba el agua y se podía cultivar
-como se puede ver todavía en la actualidad- en las terrazas
aluviales, en los fondos de los poljés y en las laderas. Es
el caso de los sitios arqueológicos del centro, del sur y del
oeste del país como Uxbantun, Lubaantun, Nim'Li Punit,
Caracol, Xunantunich y muchos más, y no deja de obser-
varse que las instalaciones están alejadas de la costa,
resguardadas del fuerte impacto de los huracanes. En las
llanuras y en la costa hay otra serie de sitios más
relacionados con la presencia de ríos navegables y de
zonas favorables para pescar y recoger conchas: los sitios
de Kendal, Mayflower y Pomona en el sur, los de Altun-
Ha, de Colha, de Santa Rita y muchos otros, plantean la
cuestión de la navegación de larga distancia para esos
grupos.
La transformación de Belice es rápida, por constituir
todavía hace pocos años un territorio virgen, en su mayor
parte. En 1961, Waddell consideraba que más del 90% de
la superficie del país estaba cubierta por bosques, cosa
que ya no ocurre en la actualidad; Nations y Komer
indican que cada año se desforestan 32 km2 en Belice (de
9,750 km de bosques sin degradar en1983) para dejar
lugar a la colonización agrícola, lo que resulta considera-
ble en relación con la superficie limitada del país.
Se observó el fenómeno a gran escala al oeste-
noroeste de Belmopan, donde la región de Spanish Lookout ha sido objeto de una importante colonización
menonita, así como en la parte noroeste del país (alrede-
dores de Neuestadt, Edentahl).
A lo largo de la costa, muy afectada por los ciclones,
también se desmonta el manglar, en ocasiones con fines
turísticos; estas obras resultan peligrosas pues destruyen
la única protección de sedimentos, en general muy blan-
dos. Se ve cómo se van formando microacantilados vivos
en los niveles marinos más recientes, provocando la
inclinación y caída de los árboles, - la mayoría cocoteros-
situados justo atrás de la orilla del manglar. El manglar
mismo se ve sometido alas consecuencias délos ciclones,
como puede observarse en las cercanías de Consejo-
Corozal en el litoral oeste de la bahía de Chetumal; se
observan fenómenos similares al sur de Punta Gorda,
en Orange Point y en muchos otros sitios a lo largo de la
costa. Este tipo de evolución está propiciada por el
trasiego y la sufusión en el material calcáreo cerca de la
costa, fenómeno asociado a veces a la acción de nume-
rosos cangrejos pero también a la caída de los árboles
durante los ciclones. En ocasiones se han colocado
enrocamientos limitados en algunas secciones litorales
afectadas, lo que sólo constituye una protección muy
temporal; en otros sitios, como en Punta Gorda, los
muros de gaviones representan acciones de protección
más serias.
Belice no es un país donde la erosión acelerada
alcance proporciones alarmantes. Sólo en algunos sitios
notamos barrancas de tipo de lavakas en pastos estableci-
dos en suelos arcillosos de descalcificación; pueden verse
en un mioceno margo-calizo por la carretera déla ciudad Belice a Belmopan (alrededores de Cotton Tree). En
verdad las cosas pueden empeorar con la pendiente en los
afloramientos calizos más antiguos, cultivados en la
actualidad a lo largo de la carretera de Belmopan a
Dangriga (cercanías de Roaring Creek).
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Mapa Esquemático de Belice, C. A.
SITIOS ARQUEOLOGICOS
CUMBRES AISLADAS (MORROS) ALTURA*
PC ROIDA Y RESUR6ENCIA
CASCADA
PUNTO DC NIVELACION ACOTADO (m)
LIMITE DE DISTRITO CURVA DE NIVEL OE 200 m
GRANDES ACCIDENTES Y TALUDES INDUCIDOS
LAGUNAS
FRONTERA INTERNACIONAL
RUTAS PRINCIPALES
ISOHIETAS (mm)
77 y 7
/f >^Con»»)o ^^ «Sonto RitoK/y BAH/A CHETUMAL f RanchitoJPTOROZAL JCateulto/p( , ]
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GUATEMALA
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i f)f\ Revista de Geografía 1W Vol. IV. No. 5. MÉXICO, 1992
HISTORIA Y GEOGRAFÍA
ING. ENRIQUE SALAZAR SÁNCHEZ*
El tiempo y el espacio son las dimensiones en que se
mueve el hombre y finca sus raíces. El tiempo y el
espacio nos dicen donde estamos, de donde venimos e
intentan deducir hacia donde vamos. Forestas razones la
historia y la geografía ocupan un lugar preponderante
dentro de los conocimientos humanos. La historia es
más comprensible y tiene más significado cuando está
referida al ámbito geográfico en que se desarrollan los
hechos, y la geografía misma cobra mayor sentido
cuando se le asocia a la historia de la humanidad.
Existen dos modos de descubrir y entender el mundo
que nos rodea, el primero es por la captación directa
de nuestros sentidos y el otro es por las deducciones
lógicas que realiza nuestra inteligencia. Los sentidos
nos dan una información directa y de primera mano de
los hechos; no existe mejor modo de captar !a realidad y
discernirlos detalles; desafortunadamente nuestros sen-
tidos son limitados y no pueden abarcarlo todo. A lo más
que aspiran es a captar algunas partes del conjunto, en
un momento dado, con la mayor nitidez. Pero el mundo
es demasiado complejo para poder apresarlo con la pura
percepción de nuestros sentidos, de ahí la necesidad de
acudir al razonamiento para entender mejor y estructurar
las casi infinitas partes y comprenderlo. Un intento para
lograr el entendimiento de nuestra compleja sociedad es
a través de las coordenadas que nos proporcionan la
historia y la geografía, reunidas ambas en estudios
complementarios. Este es precisamente el propósito de
LA GEOGRAFÍA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA
DE LA REFORMA (UNA VISIÓN HISTÓRICA) del
distinguido investigador Gerald Mc.Gowan del Colegio
Mexiquense A. C.
Si nos preguntaran.... ¿Por qué perduran hasta nues-
tros días, resabios de divisiones políticas, ya abolidas
históricamente?... La respuesta es que tales divisiones,
fueron hechas basándose en los límites de comarcas
naturales y éstas son subdivisiones de regiones geográ-
ficas bien definidas. Persisten a través del tiempo porque
no son fruto del capricho humano ni del azar político,
sino que provienen de soluciones prácticas y están más
allá de los artificios político-administrativos de otras
épocas. Tienen vigencia porque son más lógicas y
entendibles que los efímeros mandamientos políticos
* Jefe del Depto. de Geografía Socioeconómica. DGG. TNEGI.
posteriores, de ahí la dificultad de desarraigarlos y no
debe olvidarse que muchos de ellos datan de épocas
anteriores a la conquista y son fruto de inteligentes
culturas indígenas. Se trata de delimitaciones que sir-
vieron de soporte a las demarcaciones coloniales durante
tres siglos, que configuraron los límites políticos de
liberales y conservadores y aún en nuestros días persis-
ten rastros de ellas.
LA GEOGRAFÍA POLÍTICO ADMINISTRATI-
VA, trata precisamente del importante papel que
desempeñó la división política de México en una de las
partes medulares de nuestra historia patria: La época de
la Reforma durante la cual se gestó el modelo político
y social de los mexicanos. En esa época crucial en la
que los mexicanos enfrentaron ideas contradictorias
polarizadas por liberales y conservadores y todo se
sujetaba a cambios y cuestionamientos, algo perma-
nece incólume, el marco político administrativo dentro
del cual ejercían su poder los jefes políticos de cada
lugar. Una barranca, un parteaguas, un río, una llanura
desmesurada, cualquier impedimento natural, se con-
vertían en aquellos tiempos carentes de caminos y
comunicaciones, en una especie de barrera que rodeaba
porciones del territorio nacional y hasta ahí llegaba el
poderdel jefe político, transformando automáticamente
esa barrera natural en límite político administrativo. El
límite refuerza el poder de cada cacique dentro de su
región y la falta de comunicaciones lo refuerza aún
más, haciéndolo independiente de la tutela del centro.
En ese ámbito geográfico tiene lugar la lucha de libe-
rales y conservadores quienes mantienen criterios
opuestos en todo, menos en la demarcación precisa del
territorio geográfico correspondiente a cada distrito o
prefectura política, a cada subprefectura o partido,
porque el marco geográfico es único y el mismo para
ambos intereses. Es la sede de poder de los jefes
políticos no importa el bando al que pertenezcan. Y son
los jefes políticos quienes toman las decisiones y con-
forman el poder de la república, de ahí la importancia
del marco geográfico inamovible en el que estos per-
sonajes toman decisiones históricas trascendentes para
el destino del país.
El libro que aquí se reseña, concebido como un ATLAS
HISTÓRICO, contiene 172 páginas de formato 32x44 cm,
pictóricas de información política e histórica complemen-
tada con abundantes mapas a escala 1:1 250,000 que
cubren todo el territorio nacional, estado por estado, y per-
miten hacer las comparaciones geográficas pertinentes
con la situación actual, -incluyendo las claves de las áreas
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HISTORIA Y GEOGRAFÍA 101
geoestadísticas básicas (AGEB's) que sirven de soporte
a los levantamientos censales modernos- con la división
administrativa de la época de la Reforma. Epoca que el
autor considera «lachamiere historique de México, la que
cierra una etapa histórica y abre la correspondiente a la
creación de un estado nuevo».
A través de los mapas y los textos, el lector descubrirá
el México de hace 150 años: Un país organizado según
LOS LIBERALES en 24 estados, un territorio y un
Distrito Federal; y dividido en 133 distritos, 335 partidos
y 134 municipalidades. Y según el criterio de LOS CON-
SERVADORES, administrado por 22 departamentos, 6
territorios y el Distrito de México; y dividido en 134
prefecturas, 340 subprefecturas, y un número de ayun-
tamientos similar a las municipalidades. Diferencias
mínimas que afectaron los territorios principalmente, ya
que la fuerza de la geografía impuso la misma razón a
unos y otros. Era la realidad que no se podía modificar por
razones ideológicas de ninguna índole. Por esta razón,
dice el autor: el centralismo de los conservadores no
afectó los distritos/prefecturas, ni los partidos/subpre-
fecturas, ni las municipalidades/ayuntamientos como
partes constitutivas del Estado. Puede decirse que a su
manera los conservadores eran también federalizantes, y
que siempre predominó un federalismo natural, aunque
las decisiones se tomaran en la cúpula centralista. De
modo que cabe preguntarse si el pueblo percibió la
diferencia administrativa entre un régimen conservador
y un régimen liberal.
Ante la riqueza histórica de México, que contiene
tantas vertientes inéditas, inexploradas aún por la inves-
tigación sistemática y concienzuda, es una fortuna que
salgan a la luz nuevos estudios, y mayor fortuna que éstos
descubren nuevas vetas, que debidamente explotadas
aclaren nuestra complejidad nacional y conduzcan a la
solución concreta de los problemas actuales, o aporten
nuevas ideas para resolverlos y en el peor de los casos,
abran el camino a investigaciones más fructíferas.
Hoy que tanto se habla de la modernidad, como la
capacidad del individuo y de la sociedad, para enfrentar
y asimilar los cambios y adaptarse a ellos, este libro es
sin duda una valiosa aportación a los estudios políticos,
históricos, geográficos y sociales de México, que mucho
ayudará a la mejor comprensión de la realidad mexicana,
y por ende al enfrentamiento y adaptación ante los cam-
bios que se viven, y los que se avizoran inminentes.
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Esta publicación consta de 2 000 ejemplares y se terminó de
imprimir en el mes de abril de 1992 en los talleres del
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Av. Héroe de Nacozari No. 2301 Sur, Acceso 11, P.B.
Fracc. Jardines del Parque, CP 20270
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Sector Juárez, Zapopan, Jal.
HERMOSILLO, SON.
Periférico Pte. No. 310
y Norberto Aguirre Pal aneares,
Edificio Ocotillo Business Park
Col. Las Quintas
CP 83240 Hermosillo, Son.
Tel. 91-62 16-10-33 y 16-20-76
Telefax: 16-07-63
MERIDA, YUC.
Paseo Montejo No. 442, Edificio Oasis
CP 97100 Mérida, Yuc.
Tel. 91-99 26-12-12
Telefax: 26-18-09
MONTERREY, N.L.
Av. Eugenio Garza Sada No. 1702 Sur
Col. Nuevo Repueblo
CP 64700 Monterrey, N.L.
Tel. 91-83 45-01-38
Telefax: 45-01-98
OAXACA, OAX.
Calz. Porfirio Díaz No. 243-A
Col. Reforma
CP 68050 Oaxaca, Oax.
Tel. 91-951 588-97
Telefax: 5-58-44
PUEBLA, FUE.
11 Poniente No. 1711
Col. San Matías, CP 72000 Puebla, Pue.
Tels. 91-22 32-29-49 y 46-48-36
Telefax: 46-42-02
SAN LUIS POTOSI, S.LJ\
Independencia No. 1025, Centro
CP 78000 San Luis Potosí, S.L.P.
Tels. 91-48 12-30-72 y 12-30-75
Telefax: 13-91-84
TOLUCA, EDO. DE MEX.
Hidalgo Ote. No. 1227, P.B.
Esq. Jaime Nunó
CP 50000 Toluca, Edo. de Méx.
Tel. 91-72 14-22-00
Telefax: 14-29-30
Consulta gratuita en más de 300 bibliotecas y 250 mapotecas en todo el país.
La creación del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(INEGI), en el año de 1983, fue una respuesta a la necesidad de consolidar y
administrar los sistemas gubernamentales de información, y de proporcionar el
servicio público de información en materia estadística y geográfica, así como de
normar la política infórmática del sector público.
Tales sistemas de información, necesarios para el establecimiento de los
Servicios Nacionales de Información Estadística y Geográfica, de acuerdo con la ley
correspondiente, precisan de una organización eficiente y flexible que produzca,
compile, procese, norme y divulgue la información a que se hace referencia, la cual
es utilizada por diversos sectores para la planeación, la toma de decisiones y la
investigación.
La expresión y la comunicación de los aspectos relacionados con la geografía,
su marco teórico, sus técnicas y los resultados obtenidos de su investigación son,
pues, propósitos del INEGI. Es así como se ha planteado la necesidad de establecer
canales que hagan posible, de una manera eficaz, la comunicación entre el Instituto
y los sectores usuarios, tanto actuales como potenciales, de la información que éste
produce.
La REVISTA DE GEOGRAFIA intentará convertirse en un canal de comu-
nicación que abarque las diversas corrientes del pensamiento que conforman
actualmente el trabajo y la investigación en el campo de la geografía de nuestro país,
y en el mundo.
Agradecemos las contribuciones de quienes han hecho posible su realización,
en especial, la participación de los Editores Asociados. Asimismo, veremos con
agrado las sugerencias y comentarios de parte de los lectores, que conduzcan a
mejorar la calidad de su contenido.
Esperamos que la REVISTA DE GEOGRAFIA sea un foro abierto a la
discusión y ala búsqueda de soluciones adecuadas a la realidad de México.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADISTICA, GEOGRAFIA E INFORMATICA
ISSN 0186-2715
No. de Cat. 231373
MEXICO