Región Sur. Tomo 2Chiapas, Guerrero y Morelos
Condiciones Socioeconómicas y Demográficasde la Población Indígena
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9 789707 531383
REGIÓN SUR. TOMO 2. CHIAPAS, GUERRERO Y MORELOS
Condiciones Socioeconómicas y Demográficas de la Población Indígena
REGIÓN SUR. TOMO 2. CHIAPAS, GUERRERO Y MORELOS
Condiciones Socioeconómicas y Demográficas de la Población Indígena
Coordinador: Saúl MillánInvestigación: Chiapas: Margarita Hope, Andrés Oseguera y Tania Acosta; Guerrero: Eliana Acosta y Tania Acosta; Morelos: Eliana Acosta
Primera edición, 2008D.R. © 2008 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Av. México Coyoacán 343, colonia Xoco, Deleg. Benito Juárez C.P. 03330, México, D.F.D.R. © 2008 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Presidente Mazarik 29, colonia Polanco, C.P. 11570, México, D.F.
ISBN 978-970-753-138-3 / Región Sur. Tomo 2. Chiapas, Guerrero y MorelosISBN 978-970-753-139-0 / Región Sur (obra completa)ISBN 978-970-753-159-8 / Colección Condiciones Socioeconómicas y Sociales de la Población Indígena
http://www.cdi.gob.mx.
Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización del titular, en térmi-nos de la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
Las opiniones, el análisis y las recomendaciones de política no reflejan necesariamente el punto de vista del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, como tampoco de su junta ejecutiva ni de sus Estados miembros.
Impreso y hecho en México
CDI330.972C65sT.2Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos IndígenasRegión Sur. Tomo 2. Chiapas, Guerrero y Morelos [texto]: Condiciones Socioeconómicas y Demográficas de la Población Indígena / Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. – México: CDI: PNUD, 2008.176 p.: mapas, tbs., graf.Incluye bibliografíaContenido: Chiapas Región Altos ; Región Selva Lacandona ; Región Norte – Guerrero Región Montaña ; Región Costa Chica ; Región Zona Centro ; Región Norte – MorelosISBN 978-970-753-138-3 (Región Sur, tomo 2)ISBN 978-970-753-139-0 (Obra completa)
1. CHIAPAS – DEMOGRAFÍA 2. GUERRERO – DEMOGRAFÍA 3. MORELOS – DEMOGRAFÍA 4. CHIAPAS – CONDI-CIONES SOCIOECONÓMICAS 5. GUERRERO CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 6. MORELOS. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 7. REGIONES INDÍGENAS – CHIAPAS 8. REGIONES INDÍGENAS - GUERRERO 9. REGIONES INDÍGENAS – MORELOS 10. INDIOS DE CHIAPAS – CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 11. INDIOS DE GUERRERO – CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS 12. INDIOS DE MORELOS – CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS I. t.
Catalogación en la fuente: GYVA
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CONTENIDO
CHIAPASIntroducción 11Región Altos de Chiapas 19La población indígena 19Salud y Fecundidad 22Educación 23Ingresos y empleo 25Marginación social 27Configuración etnolingüística 29Migración 32Región Selva Lacandona 37La población indígena 38Salud y fecundidad 41Educación 43Ingresos y empleo 45Marginación social 47Configuración etnolingüística 48Migración 53Región Norte 57La población indígena 57Salud y fecundidad 60Educación 61Marginación social 65Configuración etnolingüística 67Migración 69Bibliografía 72
GUERREROIntroducción 75Región Montan� a 83La población indígena 84Salud y fecundidad 86Educación 87Ingresos y empleo 89
�
Marginación social 91Configuración étnica 93Migración 98Región Costa Chica 103La población indígena 104Salud y fecundidad 106Educación 107Ingresos y empleo 110Marginación social 112Configuración etnolingüística 113Migración 117Región Centro 121La población indígena 122Salud y fecundidad 123Educación 125Ingresos y empleo 128Marginación social 130Configuración etnolingüística 131Migración 133Región Norte 137La población indígena 138Salud y fecundidad 139Educación 141Ingresos y empleo 142Marginación social 145Configuración etnolingüística 146Migración 148Bibliografía 149
MORELOSIntroducción 153La población indígena 154Salud y fecundidad 157Educación 159Ingresos y empleo 161Marginación social 164Configuración etnolingüística 165Migración 171Bibliografía 175
��
11
IntroduccIón
A diferencia de otras entidades federativas, Chiapas se ha caracterizado en las últimas décadas por una gran movi-
lidad de la población indígena dentro del estado y por un bajo índice de migración fuera de la entidad. Aunque las
razones de esta movilidad son diversas e involucran distintos factores, es posible identificar comportamientos interre-
gionales que nos permiten distinguir una nueva distribución de la población indígena a lo largo de las regiones que
conforman el estado.1 Hasta la década de los setenta, los asentamientos de los distintos grupos étnicos se circunscri-
bían a regiones específicas y bien delimitadas: los zoques y los ch´oles, por ejemplo, ocupaban la Región Norte de
la entidad, los tzeltales y los tzotziles compartían la región conocida como Los Altos de Chiapas, mientras que lacan-
dones, tojolabales y algunos tzeltales habitaban la Selva Lacandona. Por su parte, los chuj y los mames se ubicaban
a lo largo de la frontera con Guatemala.
Después de la década de los setenta, sin embargo, la distribución de la población indígena se ha modificado con-
siderablemente a lo largo de la entidad. Hoy en día, en efecto, encontramos una clara variación en la distribución de
la población indígena, cuya movilidad interna implica ya una reconfiguración del mosaico étnico chiapaneco, prin-
cipalmente de los grupos étnicos predominantes, como son los tzotziles, los tzeltales, los ch´oles, los zoques y los to-
jolabales. A partir de los años setenta la migración hacia la Selva Lacandona se volvió masiva y los asentamientos de
grupos provenientes de otras regiones y otros estados le confirieron a esta zona un carácter pluriétnico, plurirreligioso
y plurirregional. De la misma forma, tzeltales y tzotziles, tradicionalmente asentados en Los Altos, comenzaron a po-
ner los ojos en el norte del estado; los primeros, en la región que históricamente ocupaban los ch´oles, y los segundos,
particularmente móviles, en la zona ganadera que habitaban los zoques. Durante la década de los noventa los límites
� Son muy diversas las regionalizaciones que se han hecho de Chiapas, algunas tienen como parámetro factores socioeconómicos, otras consideran las condiciones geográficas y medioambientales. Existen también las que distinguen las regiones a partir de características culturales. En este trabajo tomamos como punto de partida la regionalización propuesta por el ini a partir de los criterios de porcentaje de población indígena, de acuerdo con la cual las tres regiones indígenas de Chiapas son Norte, Altos y Selva Lacandona (Gutiérrez, 2000: p. 33).
12
estatales resultaron insuficientes para una población que buscaba nuevas fuentes
de trabajo, de tal manera que la migración hacia las entidades vecinas empezó a
ser una alternativa atractiva para los indígenas chapanecos.
En la actualidad Chiapas cuenta con una población total de 3 920 892 habi-
tantes, de los cuales 1 117 597 corresponden a personas que hablan una lengua
vernácula o habitan en un hogar donde dicha lengua es parte del patrimonio fa-
miliar. Se puede afirmar, por lo tanto, que 28.5% de la población estatal perte-
nece a alguno de los grupos etnolingüísticos que pueblan el territorio del estado.
En orden de importancia, dichos grupos comprenden en primer término a los ha-
blantes de tzotzil y tzeltal, cuyos miembros representan 69% de los hablantes de
lenguas indígenas de Chiapas, calculados en 809 592 personas mayores de cinco
años. El resto de los grupos indígenas, demográficamente minoritarios, está inte-
grado principalmente por personas de esa edad que hablan las lenguas ch´ol, zo-
que o tojolabal, que en términos relativos constituyen 26% del total, así como por
un porcentaje menor de hablantes de mame, lacandón y de otras lenguas indíge-
nas que provienen de Guatemala, como el chuj, el cakchiquel y el kanjobal. Los
procesos de colonización interna, particularmente importantes en la Selva Lacan-
dona, han agregado además un número creciente de indígenas zapotecos, origi-
narios de Oaxaca, y de nahuas provenientes de distintas entidades federativas del
país. El resultado es un mosaico étnico sumamente complejo que incrementa la
tradicional diversidad cultural del territorio chiapaneco (véase gráfica 1).
Geográficamente, la población indígena de Chiapas se distribuye en tres
áreas prioritarias, como son Los Altos, la Región Norte y la Selva Lacandona,
donde se localiza 93% de los indígenas chiapanecos. A diferencia del centro y el
sur del estado, que carecen por lo general de hablantes de lengua indígena, es-
tas tres regiones están conformadas por municipios con 40% o más de población
indígena, aunque en la mayoría de los casos esta proporción es mayor a 70% de
la población municipal. En Los Altos de Chiapas, por ejemplo, 14 de los 19 mu-
nicipios que integran la región se inscriben en este rango demográfico, lo que la
convierte en el área con mayor índice de población indígena dentro del estado.
En términos absolutos, sin embargo, la Selva Lacandona alberga el mayor número
de residentes indígenas, ya que cuatro de cada 10 indígenas chiapanecos habi-
tan en alguno de los 16 municipios que conforman esta extensa área. La Norte,
en cambio, es una región densamente poblada donde el promedio de indígenas
resulta minoritario, si bien su volumen representa cerca de la quinta parte de la
población indígena estatal (véase cuadro 1).
Salvo contadas excepciones, que corresponden a los centros urbanos de las
distintas regiones, los municipios indígenas de Chiapas son entidades de alta y
muy alta marginación social. De hecho, el grado de marginación que caracteri-
za a dichas entidades suele incrementarse en una proporción semejante a la de
la población indígena que albergan. Si este principio es común a los distintos
municipios de cada región, puede a su vez hacerse extensivo a las tres regiones
consideradas, donde los niveles de marginalidad se incrementan en relación di-
recta a la proporción de indígenas residentes. El análisis comparativo demues-
tra, en efecto, que los niveles de marginación social resultan más acentuados en
aquellas zonas donde la población indígena es mayoritaria, y en cambio tienden
a disminuir ahí donde ésta representa menos de 50% de la población regional.
Al comparar dos regiones que difieren por la densidad de su población indígena,
Gráfica �. Lenguas indígenas en Chiapas según número de hablantes, 2000
287 070275 016
136 786
39 233
35 12819 957 7 686 3 654 1 763 1 325 1 238 5 475
0
50 000
100 000
150 000
200 000
250 000
300 000
Tzot
zil
Tzel
tal
Ch’o
l
Zoqu
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Tojo
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l
Mam
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Zapo
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Kanj
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Náh
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Chuj
Otr
as le
ngua
s
13
como son Los Altos y el Norte del estado, se advierte con facilidad que los indi-
cadores socioeconómicos varían proporcionalmente de acuerdo con los porcen-
tajes de dicha población. No es sorprendente, así, que la región de Los Altos de
Chiapas, donde casi siete de cada 10 personas pertenecen a alguno de los grupos
indígenas, contenga los índices más elevados de monolingüismo, analfabetismo
e inasistencia escolar, para mencionar tan sólo los indicadores más elocuentes.
Al ser la región con el mayor porcentaje de indígenas dentro del estado, los índi-
ces de monolingüismo afectan aun a 47.4% de los hablantes de tzotzil y tzeltal,
en una proporción que se encuentra 10 puntos porcentuales por encima de la
media estatal y que contrasta con los índices de monolingüismo del Norte del es-
tado, calculados en 22.5% de los hablantes de lengua indígena de esta zona.
De ahí se desprende que los índices de analfabetismo e inasistencia escolar
serán a su vez más elevados en Los Altos, ya que 43 de cada 100 indígenas ma-
yores de 15 años no saen leer ni escribir, mientras la cuarta parte de los niños
indígenas de seis a 14 años de edad no asisten regularmente a la escuela. En el
Norte del estado, donde la población indígena es minoritaria, las tasas de analfa-
betismo e inasistencia escolar son en cambio menores a las de sus vecinos, pues
involucran tan sólo a 36% del primer conjunto y a 18% del segundo.
A pesar de estas diferencias, que se traducen a su vez en el nivel de ingresos,
el acceso a las instituciones de salud y los servicios en las viviendas, las tres regio-
nes comparten características que distinguen a la población indígena de Chiapas
como uno de los sectores más vulnerables del país. Dedicados fundamentalmen-
te a las ramas primarias de la economía, en las que laboran las tres cuartas partes
de su población económicamente activa (Pea), los indígenas chiapanecos se ca-
racterizan, en efecto, por presentar uno de los menores índices de ingresos a lo
largo del territorio nacional, ya que 40.2% de la población indígena ocupada ca-
rece de ingresos remunerados y 42% obtiene menos de un salario mínimo men-
sual. Estos porcentajes no son solamente superiores a los de la media indígena
nacional, sino incluso más elevados a los que exhiben los indígenas de Oaxaca y
Guerrero, entidades que comparten con Chiapas los primeros sitios de margina-
ción social. En este sentido, la Selva Lacandona destaca como una de las regio-
nes económicamente más vulnerables del país, sobre todo si se considera que uno
de cada dos trabajadores indígenas no cuenta con ingresos remunerados y uno de
cada tres gana menos del salario mínimo vigente. El resultado, en su conjunto,
es que cerca de 250 mil trabajadores indígenas del estado (82% de la población
indígena ocupada) viven en condiciones de pobreza o de pobreza extrema, con
ingresos inferiores a ese nivel básico de bienestar (véanse gráficas 2 y 3).
Las condiciones de pobreza y marginación social se acentúan entre una po-
blación indígena que ha permanecido o se ha diseminado en las zonas rurales
del estado, donde residen tres cuartas partes de los indígenas chiapanecos, mu-
chos de los cuales se distribuyen en pequeñas comunidades que no sobrepasan
el centenar de habitantes. De hecho, aunque Chiapas cuenta actualmente con
6 240 localidades, distribuidas en los 119 municipios, 80% de ellas se localiza
en las tres regiones indígenas de la entidad. Los Altos de Chiapas, la Selva Lacan-
dona y la Región Norte del estado son, por lo tanto, áreas densamente pobladas
que, sin embargo, presentan un alto grado de dispersión. En efecto, los datos más
recientes muestran que de las 4 999 localidades que conforman dichas regiones,
1 712 corresponden a parajes o rancherías que tienen menos de 100 habitantes,
lo que indica que 6% de la población se distribuye en 35% de las localidades
regionales.
Esta tendencia se acentúa principalmente en el Norte del estado y en la Selva
Lacandona, las dos regiones que han servido de refugio a numerosos tzotziles y
tzeltales que provienen de Los Altos de Chiapas, o de zoques y ch´oles que han
sido desplazados de sus comunidades originales. Por ser territorios en constante
colonización, ambas regiones han estado sometidas a la creciente proliferación de
pequeños asentamientos, menores de 100 habitantes, que actualmente representan
45% de sus localidades. El efecto de este proceso ha sido que, antes de concen-
Cuadro �. Distribución regional de la población indígena de Chiapas, 2000
Región Población total
Población indígena
Porcentaje regional
Porcentaje estatal
Los Altos 530 245 362 69� 68.4 32.4
Selva Lacandona 767 774 466 �64 60.7 41.7
Región Norte 876 2�3 205 606 23.4 18.3
Otras regiones � 746 660 83 �36 4.7 7.6
Total 3 920 892 1 117 597 100
14
localidades de menos de 100 personas, para 1990 había 226 con el mismo rango
de población. Al mismo tiempo, si bien la cabecera del municipio de Ocosingo
tuvo un alto crecimiento de 1970 a 1990 y de 1990 a 2000, su crecimiento como
municipio también se presentó en las localidades de uno a 99 individuos. De esta
forma, si para 1970 existían sólo 181 localidades entre rancharías y ejidos, para
1990 existían ya 913 del mismo tamaño, número que también es significativo si
se considera el crecimiento de localidades con una población que sobrepasa a
los 100 habitantes y a la conformación de nuevos municipios desprendidos del
mismo Ocosingo, lo cual significó que varias de sus localidades no fueran censa-
das e incluidas como parte de su territorio.
La creación de nuevos asentamientos ha sido un proceso hasta cierto pun-
to inevitable entre una población que se ha caracterizado por la gran movili-
dad dentro del estado. Como hemos señalado, los desplazamientos indígenas
en Chiapas responden más a una migración interregional que a un éxodo masi-
vo fuera de las fronteras estatales. Sin embargo, la dificultad de contar con tie-
rras fértiles para el cultivo, debido a las causas arriba mencionadas, ha llevado a
buscar otras formas de subsistencia y obligado a buena parte de los trabajadores
trarse en centros urbanos de mayor tamaño, los indígenas inmigrantes tiendan a
dispersarse en pequeñas localidades, de tal manera que sus tierras y su ganado
estén más cerca de sus viviendas. En buena medida, la dispersión de la población
indígena en pequeñas comunidades también responde a una forma tradicional de
organización y asentamiento, en la que no se establece un centro ceremonial alre-
dedor del cual gira la actividad religiosa del grupo, sino que cada comunidad tiene
su propio sistema de cargos, a la manera de múltiples centros ceremoniales.
La colonización de la Selva Lacandona resulta en este sentido un caso para-
digmático. A pesar de que las cabeceras de los municipios han visto crecer de
manera desmesurada su tamaño en las últimas tres décadas, el resultado de estos
flujos migratorios ha repercutido en la conformación de infinidad de asentamien-
tos en unidades territoriales escasamente pobladas, de carácter pluriétnico, que
se distribuyen por toda la Selva Lacandona. En el municipio de Las Margaritas,
por ejemplo, la población de la cabecera municipal se ha duplicado durante las
últimas tres décadas, mientras que las localidades menores a 100 habitantes se
duplicaron en un periodo de 20 años. Así, mientras que para 1970 existían 97
Gráfica 2. Población indígena ocupada de Chiapas según nivel de ingresos, 2000
40%
42%
10%
8%
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo mensual
De 1 a 2 salarios mínimos mensuales
Más de 2salarios mínimos mensuales
Gráfica 3. Población indígena ocupada de Chiapas según sector de ocupación, 2000
230 995
26 031
54 270
0
50 000
100 000
150 000
200 000
250 000
Sector primario Sector secundario Sector terciario
15
indígenas a convertirse en la fuerza de trabajo básica para ganaderos y finque-
ros mestizos, así como para algunas de las actividades del mercado laboral en
ciudades regionales como Villahermosa, Cancún, Coatzacoalcos y Tuxtla Gutié-
rrez. En este proceso, la migración indígena hacia otros estados del sureste de la
República se ha incrementado de manera considerable. En el estado de Tabasco,
por ejemplo, el censo de 2000 contabilizó 20 144 hablantes de ch´ol, 3 828 de
tzeltal, 2 071 de tzotzil y 1 787 de zoque. Estas cifras son relativamente similares
a las que actualmente presenta el segundo centro de atracción migratoria: el es-
tado de Campeche, donde residen cerca de 20 mil indígenas provenientes de las
regiones indígenas de Chiapas (véase gráficas 4 y 5).
Los estados de Tabasco, Campeche y Quintana Roo se han convertido en los
principales polos de atracción para los migrantes indígenas de Chiapas, que se
han desplazado paulatinamente hacia algunos municipios de esas entidades en
donde se ha favorecido el proceso de colonización. Tal es el caso, en efecto, de
los cerca de 11 mil ch´oles que residen en el municipio tabasqueño de Tacotal-
pa, cuya migración se remonta a las primeras décadas del siglo xx, cuando las
políticas estatales impulsaron la creación de nuevos asentamientos con indíge-
nas provenientes de Chiapas. Las relaciones históricas que ha tenido este grupo
con Tabasco y Campeche, principalmente, se han traducido en flujos migratorios
de ida y vuelta que los han llevado a encontrar en esas tierras su segundo hogar
(Gutiérrez, 2000: p. 78). En otros casos, sin embargo, la migración ha estado mo-
tivada por incentivos laborales o comerciales, como sucede con los indígenas
tzotziles y tzeltales que residen en los municipios de Calakmul y Candelaria, en
el estado de Campeche, o bien en los municipios de Benito Juárez y Othón P.
Blanco, en Quintana Roo.
Dentro del territorio zoque, en la Región Norte del estado se ha presentado
una movilización de los habitantes que ha reordenado su distribución regional.
El descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo en la Vertiente del Golfo,
explotados actualmente por Pemex, se ha convertido en una fuente de empleo
con fuerte demanda para la población regional. De la misma forma, algunos sec-
tores de población indígena que habitaban tradicionalmente en la Sierra y la Ver-
tiente del Golfo se han desplazado hacia la Depresión Central en busca de em-
pleos como peones o jornaleros. De esta forma, la zona de la Depresión Central,
Gráfica 4. Migración indígena de Chiapas hacia otras entidades federativas, 2000
27 830
20 583
5 397
13 525
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
Tabasco Campeche Quintana Roo Otrasentidades
Gráfica 5. Migración de los grupos indígenas de Chiapas hacia otras entidades federativas, 2000
40 414
20 006
13 32611 589
4 569
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
35 000
40 000
45 000
Ch’ol Zoque Tzeltal Tzotzil Otros grupos
16
que ha visto incrementar de manera importante su población, ha conformado en
cambio una serie de conglomerados urbanos de carácter multiétnico.2 Mientras
los zoques que permanecieron en la Sierra y la Vertiente del Golfo mantienen
sus formas de vida tradicionales, organizándose en pequeños asentamientos y
conservando la lengua vernácula, los que habitan en la Depresión Central han
adoptado formas de vida propias de los mestizos. Así, mientras que las comu-
nidades de la Vertiente del Golfo o de la Sierra concentran a la mayor parte de
la población zoque, lo que les confiere un carácter monoétnico, la Depresión
Central se ha convertido en un centro receptor de personas de diversos grupos
étnicos que llegan ahí en busca de empleo y una mejor vida. Es precisamente en
esta subregión donde el número de hablantes de tzotzil ha aumentado de manera
continua en las últimas décadas; las migraciones de indígenas dirigidas por el Es-
tado hacia esta zona en los principios de los años setenta, marcaron la ruta para
el constante tránsito y asentamiento de población tzotzil (Gutiérrez, 2000: p. 76).
Tan sólo entre 1995 y 2000 llegaron a Ocozocoautla 5 544 tzotziles provenientes
principalmente de Simojovel en Los Altos de Chiapas.3 Actualmente, poblaciones
como Ocozocoautla, Jiquipilas y Chicoasén, en la Depresión Central, así como
Solosuchiapa y Amatán, en la Vertiente del Golfo, consideradas tradicionalmente
zoques, tienen como primera lengua indígena el tzotzil y, salvo en los casos de la
Vertiente del Golfo, donde la segunda lengua es el zoque, el resto de los munici-
pios mencionados tienen al tzeltal como segunda lengua.
Aun cuando la movilidad dentro de la región de Los Altos es muy elevada, la
distribución tanto de tzeltales como de tzotziles fuera de sus fronteras tradiciona-
les resulta más significativa en tanto que representa una reconfiguración étnica de
las distintas regiones del estado. Por su ubicación histórica en el este de la zona
de Los Altos, los tzeltales se han dirigido hacia la Selva Lacandona y el noreste,
tradicionalmente ocupado por los ch´oles. Por su parte, los tzotziles, asentados al
2 El levantamiento zapatista ha provocado un incremento en el número de migrantes y la diversidad de sus orígenes étnicos; actualmente hay asentamientos tzeltales y ch’oles en la zona cercana a Los Chimalapas (Gutiérrez, 2000: p. 78).3 De acuerdo con Gutiérrez, los municipios de Los Altos de Chiapas que han aportado más tzotziles a la Depresión Central son Simojovel, Zinacantán, Pueblo Nuevo Solistahuacán, San Juan Chamula, San Andrés Larráinzar, Huitiupán y El Bosque (2000: p. 77).
oeste de Los Altos, trazaron su flujo migratorio hacia el territorio zoque, ubicado
en el noroeste, y a las tierras ganaderas del oeste del estado. Así, municipios que
anteriormente eran habitados en su mayoría por zoques, ahora presentan un alto
porcentaje de población tzotzil, como es el caso de Solosuchiapa e Ixhuatán. In-
cluso en algunos casos, como el de Ocozocoautla, se ha reconfigurado la com-
posición étnica del municipio, que ahora tiene como primera lengua al tzotzil,
cuando sus antiguos habitantes eran zoques. Si bien la movilidad que caracteriza
a tzotziles y tzeltales ha sido una constante histórica que se remonta a mediados
del siglo xix (Gossen, 1983: p. 256), está a su vez relacionada con el crecimien-
to demográfico, el sistema político que impide los separatismos sectarios dentro
de las comunidades y la alta marginalidad y pobreza de la población. Sin duda
alguna, ninguno de estos tres factores ha cambiado en la actualidad; por el con-
trario, lo que se observa es un incremento de la población y un aumento en los
índices de marginalidad y pobreza que caracterizan a los municipios tzotziles y
tzeltales de Los Altos.
Estos datos nos permiten apreciar cómo, aun cuando los grupos indígenas de
Chiapas se ven obligados a moverse constantemente y abandonar sus lugares de
origen, sus territorios originales siguen teniendo una fuerte presencia indígena,
pues lo que se vive en el estado es una constante reconfiguración étnica y una pre-
eminencia de las culturas indígenas, más vivas que nunca. Los altos índices de na-
talidad mantienen la población de las regiones indígenas más o menos constante,
aunque la expansión de los grupos indígenas chiapanecos ha llegado a los estados
vecinos e incluso a algunos muy lejanos, como Baja California. Las fronteras inter-
nas de Chiapas han dejado de ser el límite, ahora se buscan nuevos hogares más
allá. Así, lo que antes fueron territorios relativamente acotados, son hoy en día es-
pacios geográficamente discontinuos pero étnicamente conectados por innumera-
bles rutas migratorias que se bifurcan a lo largo del territorio nacional.
1�
1�
regIón Altos de chIApAs
La región de Los Altos de Chiapas se extiende sobre la cadena montañosa del centro del estado que se eleva hacia el
sureste desde el valle del río Grijalva. Se trata por lo tanto de una meseta sumamente escarpada en la que se distin-
guen pequeños valles regados por canales subterráneos. El más extenso de esos valles está ocupado por la cuidad de
San Cristóbal de las Casas, que constituye el centro rector de la región serrana y se encuentra rodeado de numerosas
comunidades tzotziles y tzeltales. De ahí que la zona haya sido identificada como una “región de refugio” (Aguirre
Beltrán, 1967), caracterizada por un centro ladino que convierte a las comunidades indígenas en pequeños satélites
de la metrópoli regional.
La región de Los Altos está integrada por 19 municipios, en la mayoría de los cuales predomina la población in-
dígena, tanto tzotzil como tzeltal. Esta población se distribuye en dos subregiones relativamente acotadas, como son
los valles bajos y la zona montañosa. En la primera se encuentran las haciendas ganaderas y de cultivos de maíz, que
proporcionan gran parte de los ingresos del estado (Robledo, 1995: p. 214). En las tierras frías, ubicadas por encima
de los 1 500 metros de altura, el maíz sigue constituyendo el centro de las actividades económicas, si bien se cultiva
aún mediante las técnicas tradicionales. Los suelos de esta región, sumamente arcillosos y rocosos, sufren actualmen-
te los efectos de la erosión e influyen de manera drástica en el bajo rendimiento de las cosechas.
La población indígena
Si Chiapas se ha caracterizado por tener una de las tasas de crecimiento más altas del país, Los Altos es la región del
estado donde este proceso se manifiesta de manera más clara. De acuerdo con Gutiérrez (2000: p. 38), en sólo dos
décadas la población de la región se duplicó, pasando de 209 mil habitantes que tenía en 1970, a 443 mil para 1990.
En el año 2000 la población de los 19 municipios había aumentado hasta llegar a 530 245 habitantes, la cuarta parte
de los cuales se concentra en San Cristóbal de las Casas.
Pese a su acelerado crecimiento demográfico y a la creciente afluencia de población externa, Los Altos de Chia-
pas sigue siendo la región con mayor densidad de población indígena del estado. Actualmente se calcula que 75 de
20
cada 100 habitantes vive en un hogar indígena, donde la mayoría se desenvuelve
en alguna de las lenguas vernáculas, principalmente el tzotzil o el tzeltal. Estima-
da en 362 691 personas caracterizadas por esa condición, su presencia es ma-
yoritaria en 16 entidades y minoritaria tan sólo en los municipios de Ixtapa, Las
Rosas y Venustiano Carranza, situados en la periferia de la región.
La densidad de población indígena es particularmente relevante en seis muni-
cipios de la región, donde se concentra 70% de tzotziles y tzeltales que pueblan
la región. Entre éstos, sin embargo, San Juan Chamula y San Cristóbal de las Ca-
sas tienen un lugar preponderante, ya que ambos municipios colindantes reúnen
en su territorio a más de 30% de la población indígena regional. Su población
indígena es en efecto dos veces superior a la de Oxchuc, Tenejapa y Zinacantán,
y casi tres veces mayor a la de Chenalhó, que en conjunto representan los muni-
cipios con mayor número de indígenas en el nivel regional.
En los 19 municipios que la integran, Los Altos cuenta con 981 localidades,
de las cuales 314 son menores a 100 habitantes. Debido a su alta densidad de
población, la mitad de las localidades regionales se concentran en los seis munici-
pios mencionados, que presentan menores niveles de dispersión que los restantes.
En este rubro, en efecto, se observan distintos patrones de comportamiento entre
los municipios tzotziles y tzeltales. Aunque ambos grupos tienen patrones tradi-
cionales de asentamiento y formas tradicionales de herencia que han repercutido
en el tamaño de sus localidades, los efectos han sido diferenciales. Un ejemplo de
esta situación es la que presentan el municipio tzotzil de Chamula y el municipio
tzeltal de Pantelhó, cuyos patrones de asentamiento son radicalmente opuestos.
Mientras el primero consta de 110 localidades, de las cuales sólo seis son menores
a los 100 habitantes, el segundo alberga 64 comunidades menores a ese rengo de
población, aun cuando el número de asentamientos es de 92 localidades.
Las razones de esta diferencia deben ubicarse en las distintas formas de orga-
nización social que presentan ambos grupos etnolingüísticos. Entre los tzotziles,
cuando un hombre contrae matrimonio lleva a la mujer a vivir a la casa de su
padre y en cuanto le es posible construye una casa en las tierras cercanas, que
por herencia le han sido cedidas, de ser posible incluso en el mismo solar. Esta
costumbre da como resultado varias familias nucleares que comparten un mis-
mo territorio, al tiempo que genera una movilidad casi nula de los varones y una
extrema parcelación de la tierra (Gutiérrez, 2000: p. 53). Lo anterior explica en
buena medida la densidad de la población en los municipios con mayoría tzotzil,
que para 1990 era de 106.6 habitantes por kilómetro cuadrado, casi dos veces y
media superior al promedio estatal (Robledo, 1995: p. 202). De ahí que, a dife-
rencia de los tzeltales, los tzotziles se asienten en unidades territoriales de tama-
ño medio (entre 100 y 1 000 habitantes), con menores grados de dispersión.
Los tzeltales, por su parte, con una concepción distinta de la herencia, sólo
la reparten cuando es suficiente; sin embargo, como en la mayoría de los casos
es escasa, se prioriza el reparto de la tierra entre las mujeres solteras, como una
forma de asegurar su subsistencia, pues se considera que los hombres tienen más
medios para sobrevivir. Así, cuando una pareja joven se casa, puede elegir vivir
con la familia de aquel que tenga más recursos. Si ninguna de las dos cuenta con
medios económicos suficientes para soportar los gastos de una nueva pareja, ésta
busca su propia parcela para asentarse. Aquí la movilidad de los varones es mu-
cho mayor al caso tzotzil, así como la densidad de población es menor en sus lo-
calidades, que son poco numerosas y muy dispersas, de tal suerte que es posible
apreciar una diferencia notable en las formas de asentamiento de ambos grupos
y en el tamaño de las comunidades que forman.
El resultado de esta tendencia es que mientras entre los tzotziles la proporción
de localidades menores a 100 habitantes es de 26%, entre los tzeltales asciende a
45% de las localidades situadas en sus municipios. En este caso, en efecto, es evi-
dente que conforme va aumentando el tamaño de las localidades, el número de
éstas disminuye, como lo muestra el caso tzeltal; en cuanto a las localidades tzotzi-
les, aun cuando se encuentran distribuidas en un mayor número de municipios, su
número es menor que las localidades tzeltales, distribuidas en menos municipios.
La cifra correspondiente a las localidades de menos de 100 habitantes entre los tzo-
tziles es también muy inferior a la de los tzeltales; sin embargo, esta tendencia se
invierte conforme aumenta el tamaño de las localidades (véase gráficas 6 y 7).
En el nivel regional puede observarse que las comunidades indígenas de Los
Altos de Chiapas mantienen vigentes sus mecanismos de reproducción lingüís-
tica, ya que casi ocho de cada 10 personas que habitan en un hogar indígena
conservan el empleo de su lengua materna. La región tiene además la caracte-
rística de albergar al mayor porcentaje de indígenas monolingües en el estado,
en una proporción que es 10 puntos porcentuales mayor a la media estatal. En
efecto, mientras ésta se calcula en 37% de indígenas monolingües mayores de
21
cinco años, la media regional asciende a 47% de los hablantes de lengua indíge-
na (véase gráficas 8 y 9).
Es probable, sin embargo, que ninguna región indígena del país presente ín-
dices tan elevados de monolingüismo femenino como Los Altos de Chiapas. En
esta zona, de hecho, siete de cada 10 mujeres indígenas mayores de cinco años
desconocen el castellano, cuyo empleo parece principalmente reservado al sec-
tor masculino. El dato no es sorprendente si se considera que en 12 de los 19 mu-
nicipios el porcentaje de monolingüismo supera a la mitad de los hablantes de
lengua indígena de cada entidad, y cuatro de ellos (Chamula, Chanal, Chenalhó
y Tenejapa) se encuentran entre los 10 municipios con mayor índice de mono-
lingües en todo el estado. Sin embargo, si exceptuamos a los niños menores de
cinco años, se puede observar que entre las generaciones más jóvenes existe un
mayor desplazamiento de la lengua vernácula hacia el empleo exclusivo del cas-
tellano. La pirámide poblacional muestra que el empleo de la lengua vernácula
abarca casi por completo a la totalidad de población adulta, particularmente a la
Gráfica 6. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
27.9
72.1
Zonas urbanas Zonas rurales
Gráfica 7. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
3 193
48 351
152 194
108 755
49 500De 50 000 a 99 999
De 15 000 a 49 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
42.0
13.7%
0.9%
13.4%
30.0
Gráfica 8. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena
y sexo, 2000
Hombres Mujeres
Hablantes No hablantes
77.3% 77.7%
22.7%
176 458 184 182
22.3%
22
con un promedio de 3.4, 3.1 y 3 hijos, respectivamente. En contraste, Amatenan-
go del Valle y San Cristóbal de Las Casas, ambos municipios con presencia indí-
gena importante, tienen el menor promedio, con 2 y 2.1 hijos vivos por familia
(véanse gráficas 11 y 12).
Sin embargo, la configuración de los integrantes del hogar ha tenido cambios,
incluso en los grupos indígenas. Fenómenos como la migración, el crecimiento
en el número de madres solteras o las separaciones han producido que cada día
sea mayor el número de hogares con jefatura femenina. En Los Altos de Chiapas
este fenómeno no se presenta de manera uniforme, ya que en municipios como
Santiago el Pinar el porcentaje de hogares con jefatura femenina es poco relevan-
te (5.4%), pero en municipios como Chamula, Amatenango del Valle o San Cris-
tóbal de las Casas, de cada 10 hogares indígenas en dos la jefatura está a cargo
de la población femenina (véase gráfica 13).
El escaso acceso a los servicios de salud afecta en mayor medida a los mu-
nicipios indígenas. Santiago el Pinar es el municipio donde es más evidente esta
que cuenta con más de 40 años, pero tiende a disminuir entre los niños y jóvenes
menores de 15 (véase gráfica 10).
Salud y fecundidad
Los procesos demográficos expresan una serie de valores culturales que inciden
en el incremento de las tasas demográficas. Bajo condiciones de alta ruralidad,
las mujeres indígenas de Los Altos de Chiapas inician la maternidad a edad tem-
prana y prolongan su actividad procreativa hasta alrededor de los 45 años. Este
hecho, sin embargo, se explica como un mecanismo de sobrevivencia de la fami-
lia: en una zona donde el índice de mortalidad era muy alto, se hacía necesario
tener muchos hijos con el fin de asegurar que por lo menos algunos llegaran a la
edad adulta. De ahí que, aun cuando las tasas de mortalidad han descendido, los
índices de natalidad se mantienen particularmente elevados, al grado que estima-
ciones recientes reportan un promedio de 10 hijos por mujer en edad reproduc-
tiva (Gutiérrez, 2000: p. 38).
En lo que se refiere a la fecundidad, en efecto, la mayoría de los municipios
con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población de 12 a 49 años son
entidades indígenas. Entre ellos destacan Santiago el Pinar, Pantelhó y Mitontic,
Gráfica 9. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
87 442
48 87259 461
83 699
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
Gráfica �0. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
40 000 30 000 20 000 10 000 0 10 000 20 000 30 000 40 000
0 - 4
10 - 14
20 - 24
30 - 34
40 - 44
50 - 54
60 - 64
Hombres Mujeres
Nota: La población hablante de lengua indígena se capta a partir de los 5 años de edad.No incluye a 440 hombres y 395 mujeres que no especificaron su edad.
23
la entidad. Actualmente, en efecto, se estima que 43 de cada 100 indígenas ma-
yores de 15 años aún no saben aún leer ni escribir. De hecho, de los 193 786 in-
dígenas que se encuentran en ese rango de edad, 110 524 son alfabetos y 83 262
son aún analfabetas, lo que ubica a Los Altos de Chiapas como la región con el
mayor rezago educativo en ese rubro.
De manera semejante a la condición lingüística, que ubica al monolingüismo
femenino muy por encima del masculino, el analfabetismo afecta principalmente
a las mujeres indígenas de la región, cuyo número de analfabetas es incluso su-
perior al de aquellas que saben leer y escribir. De ahí que 66% de los indígenas
analfabetas de la región sean mujeres que no cuentan con ninguna instrucción
problemática, ya que ninguno de los habitantes que pertenece a algún grupo
indígena tiene acceso a servicios de salud brindados por el estado o por insti-
tuciones privadas. También en Larráinzar (99.8%), Chamula (99.4%). Tenejapa
(99.3%) y Zinacantán (99.2%) se encuentra una situación alarmante en este as-
pecto (véase gráfica 14).
La falta de acceso a servicios de salud es determinante en la alta tasa de
mortalidad infantil existente en Los Altos. Los indicadores muestran que la ma-
yoría de los municipios con mayores porcentajes de mortalidad infantil son
aquellos que están configurados por más de 70% de población indígena (véase
gráfica 15).
En los municipios de Chalchihuitán, Aldama, Chanal y Santiago el Pinar esta
problemática es tan alarmante que, en promedio, cinco de cada 10 niños meno-
res de un año no logran sobrevivir. Este promedio se reduce significativamente en
San Cristóbal de las Casas, donde sobreviven ocho de cada 10.
Educación
Al presentar los índices de monolingüismo más elevados del estado, Los Altos de
Chiapas es a su vez la región con mayor porcentaje de analfabetas a lo largo de
Gráfica �2. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica ��. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
Viudo, separado o divorciado
Casado o unido
Hombres Mujeres
Soltero
45.639.8
53.1 54.0
1.3
6.2
24
escolar, la mayoría de las cuales son además monolingües en lengua tzeltal o
tzotzil (véase gráfica 16).
La condición de analfabetismo es una característica generalizada en ocho de
los 19 municipios regionales, donde el número de personas que no saben leer ni
escribir incluye a más de la mitad de la población mayor de 15 años. En algunos
casos, como en Santiago el Pinar, este índice es incluso cercano al 70% de esa
población, lo que representa una proporción dos veces superior a la media regio-
nal (véase cuadro 2).
En términos absolutos, sin embargo, los municipios más afectados por el
analfabetismo son los que se distribuyen en torno a San Cristóbal de las Casas,
el centro urbano más grande la región. Si el número de analfabetas asciende a
10 667 indígenas residentes en esta entidad, en San Juan Chamula y en Zinacan-
tán suma 18 483 para el primer caso y 8 605 para el segundo. En conjunto, estos
tres municipios vecinos albergan 45% de los indígenas analfabetas de la región,
aun cuando los dos últimos son entidades estrechamente comunicadas con la in-
fraestructura urbana de la que goza San Cristóbal de las Casas.
Los Altos de Chiapas son también la región que presenta el mayor índice de
inasistencia escolar entre los niños indígenas que cuentan entre seis y 12 años
de edad. Mientras en regiones como la Selva Lacandona el índice es de 16% de
los infantes en edad escolar, en Los Altos asciende a dos de cada 10 niños que
habitan en un hogar indígena, lo cual equivale a 15 639 niños indígenas que no
tienen aún acceso a la escuela primaria en los 19 municipios de la región.
Gráfica �4. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �3. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
5.48.68.88.89.39.49.610.010.1
10.611.011.311.5
13.614.8
17.8
15.2
19.819.9
Santiago el Pinar*Pantelhó*
Oxchuc*Chanal*
Larráinzar*Tenejapa*Ixtapa***
Venustiano Carranza***Chalchihuitán*
Aldama*Chenalhó*Mitontic*Huixtán*
Teopisca**Zinacantán*
Rosas, Las***San Cristóbal de las Casas**
Amatenango del Valle**Chamula*
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
25
La falta de acceso a la educación secundaria es a su vez la más elevada del
estado, sobre todo si se considera que 45% de los jóvenes indígenas que tienen
entre 13 y 15 años de edad no asisten actualmente a la escuela. Sin embargo,
mientras para el sector masculino este índice es de 23%, para las mujeres se ex-
tiende a más de la mitad de su población. De hecho, como lo muestra la gráfica
siguiente, sólo una de cada dos jóvenes indígenas de la región cursa la escuela
secundaria, un promedio que es incluso menor al que presentan regiones tan
apartadas como la Selva Lacandona (véase gráfica 17 y cuadro 3).
Entre la población adulta, mayor a 15 años de edad, la situación educativa no
es del todo diferente. Cuatro de cada 10 indígenas de Los Altos carecen de todo
tipo de instrucción escolar y sólo dos de ellos han concluido la escuela primaria.
El resultado es un total de 123 363 indígenas (64% de la población mayor de 15
Gráfica �5. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
años) que carecen o no han concluido el primer nivel de la educación básica, lo
que repercute en un promedio extremadamente reducido de población indíge-
na que cuenta con estudios de educación secundaria. De hecho, se calcula que
sólo 3% de los indígenas mayores de 15 años han logrado prolongar sus estudios
más allá de la educación básica, incluyendo al reducido sector que cuenta con
bachillerato.
Ingresos y empleo
En Los Altos de Chiapas coexiste un minifundismo extremo, protagonizado por
las comunidades indígenas, con un latifundismo inmoderado por parte de los
mestizos, quienes concentran en muy pocas manos la mayor parte de la tierra
bajo la forma de propiedad privada. Lo anterior ha generado una situación de
conflicto constante que no ha logrado solucionarse a pesar de los diversos repar-
tos agrarios. Si a esto sumamos el agotamiento de los recursos naturales, producto
de la sobreexplotación, nos damos cuenta de que las contrariedades a las que se
enfrentan los pobladores de esta zona son muchas y muy diversas.
Gráfica �6. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
56.9
43.1
69.9
30.1
44.855.2
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
26
Aunque las reacciones de ambos grupos son distintas ante la dificultad de
asentarse y trabajar la tierra, las consecuencias de su comportamiento se resumen,
para los dos casos, en su alta movilidad dentro del estado. De esta forma, tanto la
constante parcelación de las tierras de las localidades tzotziles, como la frecuen-
te conformación de nuevas y diminutas localidades tzeltales, han provocado que
las nuevas generaciones no dispongan de tierras suficientes para su subsistencia
y se vean forzadas a buscar alternativas fuera de sus lugares de origen.
La movilidad laboral no ha estado en este caso caracterizada por un despla-
zamiento de la población indígena hacia los centros urbanos, cuyos sectores in-
dustriales y de servicios absorben tan sólo a 22% de la población indígena que
se encuentra económicamente activa. El sector agrícola, en cambio, continúa
siendo la rama de la economía a la que se dedican 71% de los hombres y 55%
de las mujeres indígenas de la región y es, por lo tanto, la principal fuente de
ingresos para tzotziles y tzeltales. La rama del comercio y los servicios, sin em-
bargo, ha absorbido a un número creciente de mujeres indígenas que residen en
San Cristóbal de las Casas, el principal centro comercial de la región. Este cen-
Cuadro 2. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por municipio según sexo e índice
de sobreanalfabetismo femenino, 2000
Municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Altos de Chiapas 43.1 30.1 55.2 1.8
Amatenango del Valle** 49.0 3�.9 63.4 2.0
Chalchihuitán* 5�.2 37.3 65.� �.7
Chamula* 58.4 42.5 7�.9 �.7
Chanal* 47.0 35.6 58.4 �.6
Chenalhó* 43.0 28.8 56.6 2.0
Huixtán* 37.� 25.5 48.2 �.9
Ixtapa*** 33.9 23.� 44.5 �.9
Larráinzar* 4�.3 29.� 53.0 �.8
Mitontic* 62.0 5�.0 72.� �.4
Oxchuc* 3�.3 20.4 42.4 2.�
Pantelhó* 53.3 4�.9 64.8 �.5
Las Rosas*** 52.0 45.2 59.0 �.3
San Cristóbal de las Casas** 27.9 �7.8 36.8 2.�
Tenejapa* 34.8 22.0 46.4 2.�
Teopisca** 53.5 36.3 69.� �.9
Venustiano Carranza*** 47.2 39.6 55.� �.4
Zinacantán* 54.6 34.2 72.6 2.�
Aldama* 58.3 44.0 7�.3 �.6
Santiago el Pinar* 68.6 48.4 88.2 �.8
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor con relación al de los hombres.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �7. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos de edad y sexo, 2000
48.5
76.8
61.0
82.2
54.7
79.5
51.5
23.2
39.0
17.8
45.3
20.5
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
2�
tro, de hecho, emplea a 60% de la población indígena que se dedica al sector
terciario y a 35% de los que laboran en el secundario. No obstante, en ambos
casos se observa una preponderancia del sector femenino frente al masculino,
que sigue dedicado prioritariamente a las tareas del campo (véase gráfica 18).
Comparada con otras regiones indígenas del estado, la población indígena de
Los Altos de Chiapas presenta un nivel de ingresos relativamente más elevado,
si bien la mitad de su población económicamente activa percibe menos de un
salario mínimo. Comparativamente, sin embargo, el promedio de trabajadores
indígenas que carecen de ingresos remunerados es menor al de sus vecinos de
la Selva Lacandona, donde este índice se eleva a casi la mitad de la población
económicamente activa. En los 19 municipios de Los Altos la proporción de tra-
bajadores sin ningún ingreso remunerado desciende a 34% de la Pea, lo que re-
duce el margen de población que vive en una pobreza extrema. En contraste, el
número de trabajadores que gana más de un salario mínimo es apenas de 19 362
personas, lo que representa menos de 20% de la población indígena en edad la-
boral (véase gráfica 19).
En el nivel regional, el promedio de trabajadores indígenas que carecen de
ingresos se reduce considerablemente por la presencia de indígenas que labo-
ran regularmente en San Cristóbal de las Casas, donde sólo 12% no obtiene in-
gresos remunerados y donde más de la mitad de la Pea trabaja en los sectores
secundario y terciario. Sin embrago, esta situación no es característica de todos
los municipios de la región, ya que en al menos cinco de ellos (Chanal, Huixtán,
Larráinzar, Oxchuc y Aldama) el número de trabajadores sin ingresos supera a
más de la mitad de su población económicamente activa. Es en estos municipios
donde también se observan los menores porcentajes de trabajadores dedicados
a actividades ajenas al sector primario, lo que indica claramente que el nivel de
ingresos está relacionado con el tipo de actividad. En otros términos, ahí donde
la gran mayoría de la población indígena se emplea en la agricultura, el nivel de
ingresos desciende drásticamente y coloca al conjunto de la población indígena
en grados extremos de pobreza.
Marginación social
La diferencia económica y social que distingue a San Cristóbal de las Casas del
resto de los municipios de la región se expresa claramente en los índices de mar-
Cuadro 3. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción
según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 37.5 25.5 48.2
Primaria incompleta 24.9 28.9 2�.3
Primaria completa 24.4 29.4 �9.9
Secundaria incompleta 3.� 4.0 2.3
Secundaria completa 6.2 7.8 4.7
Postsecundaria 3.0 3.6 2.5
No especificado 0.9 0.8 �.�
Gráfica �8. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
71.4
10.516.9
55.3
17.224.5
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a �.2% de hombres y 3.0% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
2�
las que alberga el municipio vecino de San Juan Chamula. Aunque el número de
viviendas indígenas es relativamente semejante en ambos casos, sus condiciones
de hacinamiento reflejan la distancia económica y social que media entre estos
dos municipios. En San Cristóbal de las Casas, donde el número de hogares indí-
genas asciende a 13 196 viviendas, sólo 43% permanece aún con piso de tierra;
en cambio, en 85% de las 12 185 viviendas de San Juan Chamula prevalece esta
situación, la cual se corrobora en el hecho de que en San Cristóbal de las Casas
75% de ellas cuenta con agua entubada, mientras en Chamula sólo 39% goza de
ese servicio (véase gráfica 21).
Salvo casos excepcionales, como el de Chalchihuitán, donde sólo una de
cada cuatro viviendas tiene energía eléctrica, el resto de los municipios dispone
por lo general de un servicio eléctrico mayoritario. Los problemas de hacina-
miento se acentúan particularmente en la escasez generalizada de pisos de tierra
y la falta de disponibilidad de agua potable, ya que ambos rubros afectan a más
de la mitad de las viviendas indígenas de la región. Los casos de Chalchihuitán,
Chanal y Aldama llaman la atención por ser los municipios donde estos índices
se elevan a casi la totalidad de las viviendas habitadas, si bien las construcciones
ginación social que presentan las comunidades indígenas en relación al centro
mestizo que las integra. De los 19 municipios regionales, en efecto, sólo San
Cristóbal de las Casas reúne las características de un municipio con “baja” mar-
ginalidad, mientras el resto son aún considerados municipios con alta y muy alta
marginación social. En términos numéricos, esto implica que, de una población
estimada en 362 361 indígenas, 81% vive en condiciones de alta o muy alta mar-
ginalidad (véase gráfica 20).
La condición de escasa marginación social que goza San Cristóbal de las Ca-
sas explica en parte la atracción que ejerce sobre la población indígena circun-
dante, la cual ha encontrado en este centro urbano un lugar que ofrece condi-
ciones diametralmente opuestas a la de muchos municipios que se encuentran a
pocos kilómetros de distancia. De ahí que tanto su población como el número de
sus viviendas indígenas sean las más extensas de la región, superiores incluso a
Gráfica �9. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
34.731.0
43.5
47.748.4
46.1
4.3
13.110.5
6.17.5
7.1
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Total
Hombres
Mujeres
Gráfica 20. Población indígena de Los Altos de Chiapas según nivel de marginación social, 2000
67 095
37 291
258 305
Marginación baja Marginación alta Marginación muy alta
0
50 000
100 000
150 000
200 000
250 000
300 000
2�con pisos de tierra son aún la característica de la gran mayoría de los hogares en
los 18 municipios donde prevalecen las condiciones de alta o muy alta margi-
nalidad.
Configuración etnolingüística
En Los Altos de Chiapas, como señala Pedro Viqueira, se observa un proceso de
“reindianización” muy evidente después de la irrupción del conflicto armado en
1994. De esta forma, en algunos municipios, como Chamula y Cancuc, se han
expulsado literalmente a los mestizos o ladinos de los pueblos indígenas, mien-
tras que en otros, como Larráinzar, Oxchuc y Sitalá, se han dado enfrentamientos
violentos entre los mestizos y los indígenas por diferencias en el comercio. San
Cristóbal de las Casas ha sido, desde su fundación por parte de los españoles, un
lugar exclusivo de ladinos; sin embargo, con las migraciones fundamentalmen-
te de tzotziles en las últimas décadas, la densidad demográfica entre mestizos e
indígenas es muy semejante. Efectivamente, de los 132 421 habitantes en San
Cristóbal, 30 774 son indígenas hablantes de tzotzil y 10 991 de tzeltal, los dos
grupos etnolingüísticos mayoritarios que se extienden en los 19 municipios re-
gionales.
La situación interétnica que caracteriza a San Cristóbal de las Casas se repro-
duce a su vez en diversos municipios, como Pantelhó, Huixtán, Venustiano
Carranza y Teopisca, donde tzotziles y tzeltales comparten el territorio municipal.
Aunque otros grupos indígenas han arribado a la región, provenientes princi-
palmente de las zonas zoque, ch´ol y tojolabal, su número no es aún lo suficien-
temente amplio como para alterar la antigua configuración etnolingüística, que
ubica a tzotziles y tzeltales como los hablantes de lengua indígena más numero-
sos de Los Altos de Chiapas (véase gráfica 22 y cuadro 4).
Tzotziles
Con excepción del municipio de Chanal, donde su presencia es sumamente es-
casa, los hablantes de tzotzil (batsil winik u “hombres verdaderos”) se distribuyen
en contingentes mayores a lo largo de la región, ocupando principalmente los
municipios de Chamula, Chenalhó, Larráinzar, Zinacantán y un centro urbano
Gráfica 2�. Viviendas indígenas de Los Altos de Chiapas según disponibilidad de servicios, 2000
69 001
51 689
30 563
13 638
Total de viviendas Con piso de tierra Sin agua Sin electricidad
0
10 000
20 000
30 000
40 000
50 000
60 000
70 000
80 000
Gráfica 22. Configuración etnolingüística en Los Altos de Chiapas, 2000
1 900
93 202
185 732
0 50 000 100 000 150 000 200 000
Otras lenguas
Tzeltal
Tzotzil
30
49% de su población. Los grupos de edad que se distribuyen entre los 40 y los
59 años son en cambio mucho más reducidos, ya que constituyen sólo 15% de la
población total y por lo tanto la mitad de los hombres y mujeres que tienen entre
20 y 39 años edad (véase gráfica 23).
Si se considera que casi ocho de cada 10 personas que habitan en un hogar
indígena conservan el uso de su lengua materna, se advertirá que el tzotzil es una
lengua que no ha sufrido un desplazamiento sustantivo y que tiende a reproducir-
se con gran amplitud dentro de los grupos domésticos. De hecho, aun las genera-
ciones más jóvenes conservan en gran medida el empleo de su lengua vernácula.
Pero es sobre todo en el sector femenino donde el tzotzil se reproduce con mayor
facilidad, ya que las mujeres presentan aún un elevado grado de monolingüismo.
A diferencia de los hombres, cuyo dominio del castellano es mucho más exten-
so, las mujeres siguen siendo el principal factor de reproducción lingüística en la
medida que 58% de ellas es todavía monolingüe. Su desconocimiento del caste-
como es San Cristóbal de las Casas, en donde habita el mayor número de hablan-
tes de esta lengua indígena. En estos cinco municipios reside de hecho 52% de
los tzotziles de Los Altos de Chiapas, calculados en 237 928 hablantes, que a su
vez representan 63% de los tzotziles residentes en el estado de Chiapas.
Como otros grupos indígenas del país, la demografía del pueblo tzotzil está
conformada principalmente por jóvenes menores de 20 años, que representan
Cuadro 4. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tzotzil por municipio, 2000
Municipio Población tzotzil Distribución porcentual
Total 185 732 100.0
Chamula* 48 703 26.3
San Cristóbal de las Casas** 30 955 �6.7
Zinacantán* 24 40� �3.�
Chenalhó* �7 964 9.7
Larráinzar* �0 425 5.6
Chalchihuitán* 9 846 5.3
Huixtán* 9 253 5.0
Teopisca** 8 �09 4.4
Venustiano Carranza*** 6 528 3.5
Mitontic* 6 006 3.2
Pantelhó* 5 53� 3.0
Ixtapa*** 3 683 2.0
Aldama* 2 444 �.3
Santiago el Pinar* � 386 0.7
Oxchuc* �8� 0.�
Las Rosas*** 249 0.�
Amatenango del Valle** �6 0.0
Chanal* 4 0.0
Tenejapa* 48 0.0
.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 23. Distribución porcentual de la población tzotzil por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.6
2.02.0
2.9
3.9
4.6
6.3
6.3
8.4
10.5
13.9
16.5
18.7 17.9
15.7
13.9
11.08.8
6.8
6.5
4.4
3.9
2.9
3.7
2.0
2.1
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
31llano es por lo tanto más elevado que el de otros grupos indígenas vecinos, como
tzeltales, ch´oles y tojolabales (véase gráfica 24).
Tzeltales
Los tzeltales, quienes se refieren a sí mismos con el apelativo de winik atel (“hom-
bres trabajadores”), conforman una población de 92 202 hablantes de esta len-
gua indígena, lo que los constituye en el segundo grupo en importancia numérica
dentro de la región. Emparentados lingüística y culturalmente con los tzotziles, su
población se extiende a lo largo de seis municipios, donde constituyen el grupo
indígena mayoritario, así como en 10 municipios adicionales, en donde repre-
sentan una minoría con respecto a la población tzotzil. Dado que en Chiapas ha-
bitan 370 812 hablantes de tzeltal, los que residen en Los Altos suman apenas la
cuarta parte de los tzeltales chiapanecos, la mayoría de los cuales se concentran
en los municipios de Oxchuc y Tenejapa. Sin embargo, como sucede con los tzot-
ziles, la cuidad de San Cristóbal de las Casas alberga un número considerable de
miembros de este grupo indígena y es, de hecho, el tercer centro de importancia
para la población tzeltal (véase cuadro 5).
La estructura demográfica de la población tzeltal es hasta cierto punto dife-
rente a la de sus vecinos tzotziles, ya que carece de una amplia base de jóve-
nes menores de 20 años. Si entre los tzotziles este grupo de edad representa la
mitad de la población, entre los tzeltales es apenas de 40%. En contraste, como
lo muestra la siguiente gráfica, existe un número significativo de personas, tanto
hombres como mujeres, que tienen entre 60 y 64 años edad, a los cuales se une
un amplio contingente de personas en edad madura (véase gráfica 25 y 26).
Gráfica 24. Población de 5 años y más tzotzil bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
55 902
32 756 34 368
58 541
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
Cuadro 5. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tzeltal por municipio, 2000
Municipio Población tzeltal Distribución porcentual
Total 93 202 100.0
Pantelhó* 30 25� 32.5
Teopisca** 25 263 27.�
Tenejapa* �� 046 ��.9
Las Rosas*** 5 6�0 6.0
Chanal* 5 5�5 5.9
Huixtán* 5 000 5.4
Amatenango del Valle** 3 485 3.7
Zinacantán* 3 020 3.2
Venustiano Carranza*** � 47� �.6
San Cristóbal de las Casas** � 232 �.3
Chenalhó* � 0�7 �.�
Aldama* �28 0.�
Chamula* 8� 0.�
Larráinzar* 47 0.�
Chalchihuitán* 20 0.0
Mitontic* 3 0.0
Oxchuc* � 0.0
Santiago el Pinar* �2 0.0
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
32
Aunque la reproducción lingüística de los tzeltales es semejante a la de los
tzotziles, sus índices de monolingüismo son menos acentuados entre el sector fe-
menino, a pesar que el número de mujeres monolingües sigue siendo superior al
de aquellas que también dominan el castellano. Los índices de monolingüismo
se incrementan principalmente en los municipios serranos, considerados los más
tradicionales, y en algunos casos, como en Chanal y Pantelhó, abarcan a cerca
de 60% de la población.
Migración
Debido a la escasez de tierras cultivables, los indígenas de Los Altos de Chiapas
se ven obligados a migrar temporalmente para emplearse como peones en las
fincas cafetaleras del Soconusco o en las fincas ganaderas de la Depresión Central
(Robledo, 1995: p. 216). De hecho, a pesar de que las fincas cafetaleras han de-
jado de ser el principal atractivo para la movilización de los indígenas, debido a
las variaciones del precio del café, tan sólo de 1995 a 2002 se movilizaron 7 379
tzotziles y 4 052 tzeltales dentro del estado de Chiapas. Dado que las tierras de
labor se dividen entre un mayor número de miembros, la presión demográfica
para salir del lugar de origen en busca de nuevas alternativas, o para expulsar a
otros con el fin de que dejen más tierras cultivables, es aún muy fuerte. A partir
de estas apreciaciones podemos empezar a entender por qué se ha caracteri-
zado a los tzotziles como el grupo más móvil de Chiapas —incluso se habla de
la diáspora tzotzil— y al mismo tiempo sus comunidades siguen siendo las más
densamente pobladas.
Uno de los centros de atracción más importantes, tanto de los tzeltales como
de los tzotziles en la misma región de Los Altos, ha sido San Cristóbal de las
Casas. Con una población mayoritariamente mestiza, San Cristóbal ha sido el
centro de atracción más importante para los indígenas que se enganchan des-
de la ciudad para trabajar en las fincas cafetaleras, en las haciendas ganaderas
y azucareras de otras regiones de Chiapas y Tabasco. Actualmente representa
un centro de trabajo importante para los indígenas, sobre todo con la venta de
artesanías (Viqueira, 1988: p. 222). De esta forma, de los 7 379 tzotziles que
Gráfica 25. Distribución porcentual de la población tzeltal por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
0.3
4.5
2.0
2.3
2.8
4.0
4.5
6.2
6.5
8.2
10.8
13.8
16.0 15.6
14.0
11.4
8.8
6.5
6.5
4.4
4.0
2.8
2.1
0.3
4.1
1.9
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Gráfica 26. Población de 5 años y más tzeltal bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
29 245
15 997
21 112
24 999
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
33
salieron de sus pueblos en el mismo periodo, que va de 1995 a 2002, 1 503
llegaron a San Cristóbal; mientras que de los 4 052 tzeltales, 1 199 tuvieron el
mismo destino.
Así, los indígenas de Los Altos se han caracterizado por mantener una alta
movilidad dentro del estado de Chiapas, empleándose como mano de obra ba-
rata en regiones económicamente importantes, como el Soconusco y la Región
Norte del estado, o bien buscado tierras fértiles para la siembra y la ganadería
extensiva en la Selva Lacandona. En los últimos años, sin embargo, su movilidad
ha ido disminuyendo por diversas razones, entre las que se encuentran la caí-
da del precio del café, la escasez de tierras en la parte selvática de Chiapas y la
confluencia de guatemaltecos hacia la zona, cuya presencia representa el arribo
de mano de obra más barata en las fincas cafetaleras del Soconusco (Viqueira,
1988: pp. 223-225).
De acuerdo con Gary Gossen (1983: p. 256), esta movilidad por parte de los
tzotziles, que tiene cerca de 150 años dentro del mismo estado de Chiapas, está
relacionada con el crecimiento de la población, el sistema político que impide
los separatismos sectarios dentro de las comunidades y la alta marginalidad y po-
breza de la población. Sin duda alguna, ninguno de estos tres factores ha cam-
biado en la actualidad, por el contrario, lo que se observa es un recrudecimiento
de la marginalidad, la intolerancia y el crecimiento demográfico. El caso de San
Juan Chamula, cuya población tuvo un crecimiento porcentual de 14% de 1995
a 2000, es un claro ejemplo de cómo el aparato político de la cabecera municipal
se ha encargado de expulsar sistemáticamente a su población disidente, tanto del
sistema religioso como del político.
Por su ubicación histórica en el este de la zona de Los Altos, los tzeltales se
han dirigido a la Selva Lacandona y el noreste, tradicionalmente ocupado por los
ch´oles. Por su parte, los tzotziles, asentados al oeste de Los Altos, trazaron su
flujo migratorio hacia el territorio zoque, ubicado en el noroeste, y a las tierras
ganaderas del oeste del estado. Así, municipios que anteriormente eran habita-
dos en su mayoría por zoques, ahora presentan un alto porcentaje de población
tzotzil, como en el caso de Solosuchiapa e Ixhuatán. Incluso en algunos casos,
como el de Ocozocoautla, se ha reconfigurado la composición étnica del muni-
cipio, que ahora tiene como primera lengua al tzotzil, cuando sus antiguos habi-
tantes eran zoques.
En la última década, tanto los tzeltales como los tzotziles han decidido tras-
pasar las fronteras estatales en busca de mejores oportunidades de vida en las en-
tidades colindantes, siguiendo las rutas establecidas por los migrantes guatemal-
tecos hacia Tabasco, Campeche y Quintana Roo, principalmente, donde habita
cerca de 3% de la población tzotzil y 3.5% de la población tzeltal. Actualmente
se estima que un total de 24 317 indígenas tzotziles y tzeltales residen fuera de las
fronteras de Chiapas, la mayoría de los cuales se concentra en los estados antes
mencionados (véase gráfica 27).
Aunque 97.1% de los tzotziles que habitan en el país reside en Chiapas, tan
sólo 69% está en su territorio tradicional, es decir, en la región de Los Altos. En
el norte del estado, habitado tradicionalmente por los zoques, reside un total de
30 102 tzotziles, que representa 7.6% de su población estatal. Los centros urba-
nos de la región sur, como Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y Venustiano Carranza,
albergan un total de 79 904 tzotziles, lo que constituye 20% del total estatal, un
porcentaje que contrasta con el 2% que habita en la Selva Lacandona y el 1%
que reside en el norte del estado, históricamente territorio ch´ol.
Gráfica 27. Población tzeltal y tzotzil en los principales centros de atracción migratoria, 2000
1 893 2 139
2 838
4 473
5 899
7 075
0
1 000
2 000
3 000
4 000
5 000
6 000
7 000
8 000
Estado de
México
Distrito
Federal
Quintana
Roo
Campeche Tabasco Otras
entidades
34
Los tzeltales de Chiapas constituyen 96.5% del total nacional, 59.5% de és-
tos se encuentran en la región de Los Altos y 26.9% en la Selva Lacandona. A
diferencia de los tzotziles, que se han desplazado paulatinamente hacia la zona
zoque, el número de tzeltales tiende a incrementarse en el norte de la entidad,
tradicionalmente habitado por los ch´oles, donde habita 6.3% de los tzeltales
chiapanecos. Este porcentaje es aún mayor al de los miembros de este grupo in-
dígena fuera de Chiapas, cuya proporción es apenas de 3.4% de su población
nacional. En este caso, los tzeltales siguen patrones migratorios semejantes a sus
grupos étnicos vecinos, y se dirigen principalmente hacia los estados de Cam-
peche, Tabasco, Quintana Roo, Veracruz y Yucatán, aunque una población de
2 326 tzeltales se distribuye actualmente entre el Estado de México y el Distrito
Federal.
35
3�
regIón selvA lAcAndonA
Desde la época colonial hasta el presente, la Selva Lacandona ha sido un territorio que ha sufrido numerosas colo-
nizaciones. La resistencia de los primeros lacandones ante las incursiones militares españolas ha sido sólo una de
las diversas historias violentas que han sufrido los pobladores ancestrales de esta región, caracterizada por una gran
riqueza de recursos naturales. Desde el siglo xix, y fundamentalmente a lo largo del siglo xx, tanto los pequeños
empresarios que han explotado las maderas preciosas con graves consecuencias para la vida vegetal y animal de la
selva, como los ganaderos y los campesinos humildes (en su mayoría indígenas tzeltales y ch´oles) que han arrasado
durante varias décadas grandes extensiones de tierra para la ganadería extensiva y el cultivo del maíz mediante la
roza-tumba-quema, se han encargado de emprender una de las colonizaciones más extensas de la época moderna,
con consecuencias irreversibles para la propia Selva Lacandona (De Vos, 2002: pp. 348-351).
Sin duda alguna, el panorama que a lo largo de la historia ha presentado esta región se ha vuelto más complejo
desde mediados del siglo xx, tanto por los constantes esfuerzos de la iniciativa privada de apoderarse de los recur-
sos naturales, como por la colonización de campesinos provenientes de Los Altos de Chiapas. Después de impulsar
o avalar esta colonización, el gobierno federal creó zonas de reserva nacional durante 1972 y 1978 bajo el nombre
de Zona Lacandona y Reserva Integral de la Biosfera “Montes Azules”, respectivamente. Las acciones se efectuaron
sin considerar los antiguos asentamientos de varios grupos indígenas expulsados de las fincas cafetaleras y los lati-
fundios desde mediados del siglo xx, con el fin de impedir el poblamiento incontrolado de los indígenas al corazón
de la selva.4 Los conflictos con la población indígena, que vivía en condiciones de marginalidad extrema, se fueron
multiplicando por los constantes reacomodos que el gobierno federal llevaba a cabo para resguardar la riqueza de la
biosfera. La semilla de la rebelión zapatista, iniciada en 1994, se encuentra precisamente en las diferencias entre los
indígenas expulsados, reagrupados en organizaciones ejidales y pastorales en la parte de las Cañadas, y el gobierno
4 El decreto de �972 benefició a 66 familias lacandonas, perjudicando a 26 poblaciones de indígenas tzeltales y ch’oles (De Vos, �998: p. 357; 2002: p. 33).
3�
federal, que no ha podido detener el avance poblacional hacia la selva, conside-
rada como territorio estratégico por sus riquezas naturales, como el petróleo, el
agua y las reservas bióticas.
Es preciso aclarar que, debido a las significativas diferencias que existen entre
el noroeste y el sureste de la región, resulta difícil definir una zona homogénea a
lo largo de la Selva Lacandona, ya que cubre dos subregiones diferenciadas por la
presencia de distintos grupos étnicos y diferentes condiciones ecológicas. Mien-
tras la zona sureste ha sido el principal espacio de colonización de la población
tzeltal, tzotzil y tojolabal, la subregión noroeste cubre el territorio histórico de los
ch´oles, que se encuentran distribuidos en los municipios de Salto de Agua, Tila,
Sabanilla, Palenque y Tumbalá. Estos municipios, situados en la zona que se ex-
tiende al norte del macizo central, tienen una relación más cercana con el estado
de Tabasco que con el propio Chiapas, de tal suerte que Villahermosa funciona
como su núcleo rector (Alejos, 1998: p. 320).
Las diferencias entre ambas subregiones son también geográficas y ambien-
tales. Mientras la zona del sureste que colinda con Guatemala se caracteriza
por la existencia de amplias laderas cubiertas de selva media, la subregión del
noroeste está formada por una cadena de montañas de hasta 2 mil metros de
altura, la mayor parte del tiempo cubierta por nubes provenientes del Golfo,
lo que le otorga una alta humedad al ambiente. Entre las montañas se encuen-
tran pequeñas planicies formadas por cuencas de ríos; en general, el clima es
el propio del bosque tropical húmedo, con temperaturas cálidas en los valles
y templadas en lo alto de la serranía. Se trata de una región privilegiada por
la belleza natural de sus ríos y cascadas, particularmente las de Agua Azul,
visitadas por turistas de todas partes del mundo (Alejos, op. cit.). De ahí que
puedan distinguirse tres zonas en la región ch´ol: la montañosa, donde se en-
cuentra el municipio de Tila; la serrana central, a la que pertenece Salto de
Agua, y la serranía, que se extiende desde Palenque hasta las llanuras que li-
mitan con Ocosingo.
La Selva Lacandona muestra una de las extensiones más grandes en el país de
selvas altas perennifolias, uno de los ecosistemas más complejos y diversos que
se conocen; pero, a la vez, uno de los más vulnerables y frágiles frente a la ma-
nipulación humana. Como una respuesta a la grave situación de la explotación
forestal en la Selva Lacandona, a partir de 1989 el gobierno estatal prohibió la
extracción forestal. Paralelamente, se ha impedido cualquier cambio en el uso de
suelo en la región y se ha implementado un estricto control en lo que respecta a
las fechas en que se permite efectuar las quemas previas a las siembras.
La población indígena
El alto crecimiento demográfico de la región ha estado relacionado con dos pro-
cesos paralelos: el arribo de los migrantes indígenas desde los años cuarenta y
cincuenta del siglo pasado, a raíz de las incursiones de los monteros y chicleros,
y la colonización dirigida por el Estado en los años setenta y ochenta, a partir
de la erupción del Chichonal en 1982 (Leyva, 1995: p. 92). Por ejemplo, expul-
sados de su pueblo Francisco León en la zona norte de Chiapas por la erupción
volcánica, los zoques fundaron en Ocosingo la localidad Nuevo Francisco León.
Al mismo tiempo, aunque por distintas razones, varios poblados ch´oles que se
habían internado en la selva en busca de tierras fueron reubicados, en el mismo
municipio de Ocosingo, en las localidades de Palestina y Frontera Corozal (Gar-
cía, 2000: p. 194). Si contamos además la constante migración de guatemaltecos
que han cruzado la frontera para asentarse en el municipio de Las Margaritas y en
los municipios recién conformados, como Marqués de Comillas y Benemérito de
las Américas, colindantes con Guatemala, lo que tenemos es una zona con una
gran expansión poblacional de carácter pluriétnico.
En los 16 municipios que la integran, la Selva Lacandona es una región ma-
yoritariamente indígena, en la que residen 767 774 habitantes, 65% de los cuales
habla o vive en algún hogar indígena. Sin embargo, la distribución de esta pobla-
ción no es homogénea, ya que los municipios de Chilón, Las Margaritas y Ocosin-
go reúnen 45% de la población indígena regional, calculada en 466 164 personas
que pertenecen a alguno de los grupos indígenas residentes. La tercera parte de
esta población se concentra a su vez en cinco municipios septentrionales, cuyo
territorio alberga principalmente a los ch´oles de la entidad. Los ocho municipios
restantes, de menores dimensiones, oscilan entre 4 mil y 20 mil indígenas, cuya
demografía representa tan sólo 20% de la población indígena regional.
Salvo Comitán de Domínguez, donde la población indígena es relativamente
minoritaria, el resto de los municipios de la región presenta porcentajes superio-
res a 40% de población indígena, y en cinco casos su presencia es incluso supe-
3�
rior a 80% de la población municipal. En Tila y San Juan Cancuc nueve de cada
10 habitantes vive en un hogar indígena o habla alguna de las lenguas indígenas
del municipio.
La alta densidad de población indígena ha favorecido hasta la fecha los meca-
nismos de reproducción lingüística, de tal manera que la pérdida de las lenguas
vernáculas no constituye uno de los problemas apremiantes de la región. Si en el
nivel regional se calcula que casi ocho de cada 10 personas que habitan en hogar
indígena conserva el empleo de su lengua natal, en algunos municipios este pro-
medio se incrementa a 95% de la misma población. Esta tendencia, sin embargo,
disminuye severamente en aquellos municipios donde la población indígena es
relativamente minoritaria, como sucede en Comitán de Domínguez, donde sólo
cuatro de cada 10 indígenas habla una lengua vernácula. En cambio, ahí donde
la población indígena es mayoritaria, como sucede en Tila y en Cancuc, prácti-
camente toda la población indígena conserva el dominio del ch´ol o del tzeltal
(véase gráfica 28).
Los mecanismos de reproducción lingüística se reflejan con cierta claridad en
los altos índices de monolingüismo que pueden observarse a lo largo de la región.
Del total de hablantes de lengua indígena, cuyo número asciende a 355 926 per-
sonas, 34% es aún monolingüe. Si bien la gran mayoría de este sector pertenece
a mujeres mayores de cinco años, cuyo número es casi dos veces mayor al de los
hombres, éstos presentan a su vez un número elevado de personas que desco-
nocen el castellano. En algunos municipios, como San Juan Cancuc, 77% de los
hablantes de lengua indígena presenta aún esta característica, lo que lo constitu-
ye en el municipio con mayor porcentaje de monolingüismo en el estado (véase
gráfica 29).
Aunque la tendencia a abandonar la lengua vernácula se acentúa en las ge-
neraciones menores a 30 años, la pirámide de edad muestra que los mecanismos
de reproducción lingüística se conservan vigentes en las generaciones más jóve-
nes, cuya proporción es de siete hablantes por cada miembro de un grupo quin-
quenal. Entre las generaciones maduras, mayores a 40 años de edad, el número
de personas que desconocen la lengua vernácula es poco significativo, al grado
que la totalidad de hombres y mujeres mayores de 50 años son aún hablantes de
lenguas indígenas (véase gráfica 30).
En la mayoría de los municipios de la selva, la población menor de 14 años
representa cerca de la mitad de la población, mientras que el porcentaje restan-
te se distribuye entre un diverso rango de población que va de 15 a 64 años de
Gráfica 28. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres Mujeres
Hablantes No hablantes
77.1%
76.7%
22.9%
231 796 231 984
23.3%
Gráfica 29. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
130 133
48 540
95 56682 426
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
40
edad. En municipios como Benemérito de las Américas, Marqués de Comillas y
Maravilla Tenejapa, la población joven menor de 14 años llega a 51%, 52.6%
y 50.7%, respectivamente. Estos indicadores muestran el alto crecimiento que
tendrá la población en las siguientes décadas, cuando dichos jóvenes se despren-
dan de su unidad doméstica y formen una familia.
La mayoría de los indígenas de la Selva Lacandona se distribuyen en peque-
ñas localidades que oscilan entre los 100 y los 300 habitantes, lo que hace que
79% de su población esté concentrada en las zonas rurales de los 16 municipios
regionales. Actualmente estos municipios albergan un total de 2 006 localidades,
de las cuales 877 tienen menos de 100 habitantes. De hecho, la mitad de las lo-
calidades de los municipios de Ocosingo y Chilón, que son los que presentan el
patrón de asentamiento más disperso, ingresan en este pequeño rango de pobla-
ción, lo que indica una amplia gama de rancherías de reciente creación que se
han ido poblando con el flujo de migrantes.
Sin embargo, la dispersión de los asentamientos tiende a ser mayor en la zona
sureste de la región, particularmente en los municipios colindantes con la fron-
tera sur del país. Los flujos migratorios de indígenas tzeltales, tzotziles, ch´oles,
zoques y tojolabales, sobre todo, han determinado las dinámicas de poblamiento
caracterizadas por la conformación de nuevas localidades o por la fundación de
pequeños asentamientos (rancherías, ranchos y ejidos) alrededor de las cabeceras
municipales. A pesar de que las cabeceras de los municipios han visto crecer de
manera desmesurada su tamaño en las últimas tres décadas, el resultado de estos
flujos migratorios ha repercutido en la conformación de infinidad de asentamien-
tos en unidades territoriales diminutas, de carácter pluriétnico, que se distribuyen
por toda la Selva Lacandona. En el municipio de Las Margaritas, por ejemplo, la
población de la cabecera se ha duplicado durante las últimas tres décadas, mien-
tras que las localidades menores a 100 habitantes se duplicaron en un periodo de
20 años. Así, mientras que para 1970 existían 97 localidades de menos de 100
personas, para 1990 había 226 y para el año 2000 185 con el mismo rango de
población. Al mismo tiempo, si bien la cabecera de Ocosingo tuvo un alto creci-
miento de 1970 a 1990 y de 1990 a 2000, su crecimiento como municipio tam-
bién se presentó en las localidades de uno a 99 individuos. De esta forma, si para
1970 existían sólo 181 localidades entre rancharías, ejidos y ranchos, para 1990
existían 913 del mismo tamaño y 633 para el año 2000, número que también es
significativo si se considera el crecimiento de localidades con una población que
sobrepasa los 100 habitantes y a la conformación de nuevos municipios despren-
didos del mismo Ocosingo, lo cual significó que varias de sus localidades no fue-
ran censadas e incluidas como parte de su territorio (véanse gráficas 31 y 32).
El proceso de colonización, caracterizado por la creación de pequeñas co-
munidades indígenas, se ha expresado en la constante remunicipalización de la
Selva Lacandona. De esta manera, en un periodo que va de 1984 a 1998 se fue
conformando la idea de establecer el municipio de Maravilla Tenejapa, con la
unión de 30 comunidades constituidas por diferentes grupos indígenas pertene-
cientes a Las Margaritas. A pesar de la oposición de las autoridades municipales,
en 1999 fue reconocido el municipio de Maravilla Tenejapa (Rodríguez, 2001:
pp. 13-14). Es el caso también de Benemérito de las Américas y de Marqués de
Comillas, conformados en 1998 por 14 y 24 comunidades, respectivamente, des-
prendidas del municipio de Ocosingo (Harvey, 2001: pp. 15-18). Con la coloni-
zación dirigida, sobre todo en Marqués de Comillas, donde Pemex ha realizado
exploraciones petroleras desde mediados de los setenta del siglo pasado, arriba-
Gráfica 30. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
50 000 40 000 30 000 20 000 10 000 0 10 000 20 000 30 000 40 000 50 000
0 - 45 - 9
10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 64
65 y más
Hombres Mujeres
Nota: La población hablante de lengua indígena se capta a partir de los 5 años de edad.No incluye a 78� hombres y 672 mujeres que no especificaron su edad.
41ron a la zona campesinos tzeltales, tzotziles, ch´oles y chinacantecos por los pro-
yectos hidroeléctricos en Chiapas. A éstos se agregaron desde 1984 inmigrantes
de otros estados de la República, como Campeche y Tabasco (González Poncia-
no, 1988: pp. 428-429).
Salud y fecundidad
Otro factor demográfico importante para conocer la dinámica de la población
indígena es analizar este grupo a partir de su distribución por estado conyugal. En este sentido, se puede observar que la mayoría la población masculina es sol-
tera, mientras que la femenina está casada, aunque la diferencia porcentual entre
ambas es mínima; mientras que para ambos sexos la población que está viuda,
divorciada o separada también es mínima (véase cuadro 6 y gráfica 33).
Aunque esta misma tendencia se observa si se analiza a la población por tipo
de municipio, el porcentaje de hombres y mujeres solteros es ligeramente mayor
en municipios indígenas, comportamiento inverso al presentado en la mayoría de
las regiones indígenas del país; mientras que para las mujeres casadas el mayor
porcentaje se observa en los municipios con presencia indígena (57.1%).
La presencia de hogares con jefatura femenina también se da en las comuni-
dades indígenas de la Selva Lacandona, aunque no resulta tan pronunciada como
en Los Altos o la frontera sur, ya que sólo en Yajalón o Comitán de Domínguez,
de cada 10 hogares, sólo uno está comandado por una mujer, mientras que en
los demás municipios el volumen de hogares de este tipo es menor a 10% (véase
gráfica 34).
La fecundad es un indicador que permite acercarnos al crecimiento de esta
población. Sin embargo, el comportamiento de la Selva Lacandona resulta simi-
lar al de la mayoría de las regiones indígenas de la entidad.
El mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de 12 a
49 años se presenta en Marqués de Comillas y Benemérito de las Américas, con
3.2 y 3.1 hijos, respectivamente; el caso contrario se observa en Comitán de Do-
mínguez y San Juan Cancuc (véase gráfica 35).
Por otra parte, Comitán de Domínguez, Benemérito de las Américas y Ma-
ravilla Tenejapa destacan por tener el mayor porcentaje de población que no es
Gráfica 3�. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
20.8
79.2
Zonas urbanas Zonas rurales
Gráfica 32. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
24 748
67 354
181 977
186 627
4 786
5.3%
14.5%
39.1%
40.1%
1.0%
De 500 000 a 999 999
De 15 000 a 49 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
42
derechohabiente a ningún servicio de salud, con sendos porcentajes de 99.4 y
98.6 (véase gráfica 36).
San Juan Cancuc es el municipio donde el porcentaje de derechohabiencia
resulta mayor, aunque sigue siendo alarmante que sólo cuatro de cada 10 habi-
tantes gocen de este derecho. La falta de acceso a servicios de salud es determi-
nante en la alta tasa de mortalidad infantil existente en algunos de los municipios
de la Selva Lacandona (véase gráfica 37).
Los índices de mortalidad infantil van de 25.5% a 54.2%; se destacan Sitalá,
San Juan Cancuc, Chilón y Marqués de Comillas, donde prácticamente la mitad
de los niños indígenas no logra sobrevivir su primer año.
Cuadro 6. Distribución porcentual de la población de �2 a 49 años por estado conyugal por tipo de municipio y sexo, 2000
Tipo de municipio
Total Soltero Casado o unidoViudo, separado
o divorciado
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Selva Lacandona 123 349 128 234 47.4 40.7 51.6 55.6 1.0 3.7
Indígena* 58 433 52 252 48.3 42.3 50.7 54.3 �.0 3.4
Presencia indígena** 63 7�6 7� 276 46.4 39.0 52.6 57.� �.0 3.9
Indígena dispersa*** � 200 4 706 46.3 40.8 52.4 53.2 �.3 6.0
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 33. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
47.4
40.7
51.7
55.6
1.03.7
Hombres Mujeres
Viudo, separado o divorciado
Casado o unidoSoltero
Gráfica 34. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
43
encuentran además por encima de la media estatal, cuyo promedio de analfabe-
tas es de 42% de los indígenas de 15 años y más (véase cuadro 7).
Como sucede en otras regiones indígenas, la condición de analfabetismo afec-
ta de manera mucho más drástica al sector femenino que al masculino, al grado
que el número de mujeres que no sabe leer ni escribir es incluso superior al de
aquellas que cuentan con instrucción escolar. De hecho, mientras el promedio
de analfabetas en el sector masculino es de tres hombres para cada 10, en el fe-
menino se eleva casi al doble este conjunto, ya que 54 mujeres de cada 100 son
aún analfabetas (véase gráfica 38).
Educación
Después de Los Altos de Chiapas, la Selva Lacandona es la región indígena de
la entidad que presenta el índice más elevado de analfabetismo. Actualmente se
calcula, en efecto, que 42 de cada 100 indígenas mayores de 15 años no saben
leer ni escribir, lo que representa un total de 103 210 indígenas analfabetas. La
cifra no es sólo mayor a la de sus vecinos de Los Altos, sino también constituye
50% de la población indígena analfabeta que reside en esta entidad federativa.
De ahí que no sea sorprendente que la región incluya a dos de los 10 municipios
con mayores porcentajes de analfabetismo: Cancuc y Sitalá. Seis municipios se
Gráfica 35. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 36. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
44
En buena medida, los altos índices de analfabetismo que presenta el sector
femenino son el correlato inevitable de una región donde cerca de la mitad de
las mujeres entre 13 y 15 años de edad no asiste a la escuela. Si bien la genera-
ción anterior tiene un mayor índice de asistencia, ya que ocho de cada 10 niñas
entre seis y 12 años van a la escuela primaria, los índices de inasistencia escolar
son extremadamente elevados en la siguiente generación, que debería en princi-
pio cursar la educación secundaria. En este rubro, en efecto, existe también una
marcada diferencia entre hombres y mujeres, dado que los primeros parecen te-
ner mayores posibilidades de prolongar su instrucción y concluir la educación
básica (véase gráfica 39).
El resultado de este panorama es que cerca de 97 mil indígenas mayores de
15 años carecen de todo tipo de instrucción escolar, mientras que 72 528 indíge-
nas no concluyeron la educación primaria. De ahí también que sólo 15% de la
población adulta tenga la primaria completa y 14% haya estado en condiciones
de continuar su carrera educativa. El cuadro siguiente muestra que el porcentaje
de hombres y mujeres que accedieron al bachillerato es apenas de 1.6% de la
población, lo que habla de las escasas posibilidades educativas que caracterizan
a la Selva Lacandona (véase cuadro 8).
Gráfica 37. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Cuadro 7. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por municipio, según sexo e índice de
sobreanalfabetismo femenino, 2000
Municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Selva Lacandona 41.4 28.1 54.4 1.9
Altamirano** 42.8 30.6 55.3 �.8
Comitán de Domínguez*** 34.3 23.4 44.4 �.9
Chilón* 47.� 30.4 63.3 2.�
Las Margaritas** 43.3 3�.8 54.4 �.7
Ocosingo** 36.7 25.0 48.7 �.9
Palenque** 34.9 24.4 45.3 �.9
Sabanilla* 37.4 24.3 50.6 2.�
Salto de Agua* 43.7 27.5 59.3 2.2
Sitalá** 6�.2 50.3 7�.9 �.4
Tila* 39.3 25.6 52.8 2.�
Tumbalá* 45.0 28.6 60.3 2.�
Yajalón* 4�.5 30.7 5�.6 �.7
San Juan Cancuc* 53.� 39.8 65.9 �.7
Benemérito de las Américas** 37.0 26.5 48.2 �.8
Maravilla Tenejapa** 39.8 28.2 5�.6 �.8
Marqués de Comillas** 43.7 30.7 57.7 �.9
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor al de los hombres.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
45Ingresos y empleo
Aunque la principal actividad agrícola de la población indígena es el cultivo del
maíz, el cual se realiza mediante el sistema de roza-tumba-quema, las comunida-
des enfrentan la ocupación constante de tierras para el cultivo, cuya superficie se
ha visto severamente reducida en razón de la creciente ganadería extensiva que
impera en la región. En 1986, en efecto, se destinaron numerosos créditos refac-
cionarios que causaron una expansión de la ganadería, desmontándose nuevas
áreas de selva para esta actividad que desplaza de manera creciente a la agricultu-
ra. La ganaderización en la Selva Lacandona ha tenido diferentes efectos, entre los
que destacan la reducción de la producción por unidad de superficie y la disminu-
ción de las fuentes de trabajo. Asimismo, dado que los productos son destinados a
un mercado extrarregional, la ganadería provoca una dependencia mercantil del
exterior para productos básicos y una dependencia de los financiamientos y de los
mercados externos para la comercialización y venta del producto.
Por otro lado, las presiones de los poderosos grupos madereros, así como la
falta de visión política al trasladar planes de explotación de un lugar a otro sin
tomar en cuenta los factores socioculturales, económicos, agrarios y políticos,
hicieron propicias las condiciones para que se iniciara un anárquico saqueo de
la riqueza maderera de la zona. Las estimaciones indican que de 1875 a 1982
se deforestaron 521 178 hectáreas de bosque tropicales. Según estas cifras, para
Gráfica 38. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condiciones de alfabetismo según sexo, 2000
58.6
41.4
71.9
28.1
45.654.4
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
Gráfica 39. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos de edad y sexo, 2000
53.3
82.1
70.9
85.1
62.1
83.7
46.7
17.9
29.1
14.9
37.9
16.3
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
Cuadro 8. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 36.4 25.2 47.3
Primaria incompleta 3�.4 34.2 28.7
Primaria completa �7.0 20.9 �3.3
Secundaria incompleta 5.0 6.5 3.4
Secundaria completa 7.6 �0.3 5.0
Postsecundaria �.6 2.0 �.2
No especificado �.0 0.9 �.�
46
1983 quedaba sólo 51% de los recursos forestales originales. El derrame econó-
mico que tuvo la actividad forestal en la Selva Lacandona fue insignificante en
comparación con el enorme costo ecológico y el escaso desarrollo social.
La explosión demográfica de las últimas décadas ha tenido efectos conside-
rables sobre el medio ambiente de esta región, ya que la necesidad de tierras de
cultivo ha llevado a los campesinos a la tala de los bosques, de la misma forma
que la agricultura extensiva de milpa y la ganadería han deforestado severamen-
te la zona, hasta hace poco selvática. Por otro lado, la excesiva parcelación de
la tierra, originada en parte por el sistema tradicional de herencia, ha obligado a
muchos campesinos a buscar nuevas tierras u oportunidades de trabajo en otros
lugares, particularmente en Tabasco, Campeche y la zona selvática de la región.
Como lo ha hecho desde la colonización del territorio selvático, la población
indígena continúa dedicándose al sector primario y, por lo tanto, a la búsqueda
de tierras fértiles para la siembra de maíz y la crianza extensiva de ganado va-
cuno, principalmente. En el noroeste de la región, donde habitan los ch´oles, la
base de la economía sigue siendo la agricultura de milpa, la crianza de aves y
cerdos para su consumo, así como la producción de café para la obtención de
dinero. En las últimas décadas se ha extendido la crianza de ganado vacuno en
pequeña escala, como un recurso de ahorro e inversión (Alejos, op. cit.: p. 326)
(véase cuadro 9 y gráfica 40).
Las estimaciones más recientes indican, en efecto, que 79.6% de la población
económicamente activa, calculada en 138 698 indígenas mayores de 12 años, tie-
ne como principal actividad alguna de las labores relacionadas con el sector pri-
mario. En casi todos los municipios este porcentaje es, de hecho, superior al 85%
de la Pea municipal, y tiende a acentuarse ahí donde la población indígena es ma-
yoritaria. Exceptuando los casos de Comitán, Ocosingo y Palenque, sigue siendo
rural el resto de los municipios con fuerte presencia indígena, donde 84% de los
hombres y 63% de las mujeres están dedicados al campo, sea en sus variantes de
agricultura o en ganadería. Llama la atención que los trabajadores indígenas em-
pleados en el sector industrial sean extremadamente minoritarios y que la mayor
parte de ellos se concentre en el municipio de Ocosingo, donde se observa el por-
centaje más elevado de indígenas empleados en el sector secundario.
A diferencia de los hombres, las mujeres indígenas de la región parecen in-
cursionar con mayor amplitud en el área del comercio y los servicios que ofrecen
los principales centros urbanos de la región, como son Comitán, Ocosingo y Pa-
lenque. Este último, que se caracteriza por una actividad turística muy importan-
te, absorbe junto con Ocosingo a cerca de la mitad de los indígenas que trabajan
en el sector terciario, si bien la mayoría corresponde a mujeres en edad laboral
que han migrado del campo a la ciudad.
La supremacía que muestra el sector terciario con respecto al secundario res-
ponde a vez a la gran tradición comercial que ha imperado durante siglos en la
Cuadro 9. Población de �2 años y más económicamente activa en hogares indígenas por tipo según sexo, 2000
Tipo Total Hombres Mujeres
Población activa �39 597 78.9 2�.�
Ocupada �38 994 78.8 2�.2
Desocupada 603 86.6 �3.4
Gráfica 40. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
84.6
4.79.6
63.7
4.9
26
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a �.�% de hombres y 5.4% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
4�
región, pues debido a que el río Tulijá y algunos de sus afluentes eran navega-
bles, sus corrientes permitían comunicar la región con Tabasco, lo que le otorgó
a ésta un carácter estratégico para la comercialización de productos dentro y
fuera de Chiapas, de manera tal que Salto de Agua funcionaba como un puerto
de vital importancia para la vida económica de toda la región (Alejos, op. cit.:
p. 323). Sin embargo, tanto el comercio como los servicios turísticos son acti-
vidades controladas por los mestizos, que eventualmente emplean trabajadores
indígenas.
Al obtenerse principalmente de las actividades agrícolas, los ingresos de los
trabajadores indígenas de la región son tan escasos que sólo 6.7% recibe más
de dos salarios mínimos. En contraste, uno de cada dos indígenas en edad labo-
ral carece de ingresos remunerados y sólo la décima parte gana entre uno y dos
salarios mínimos. En otros términos, un total de 111 410 trabajadores indígenas
carece de ingresos o bien obtiene menos de un salario mínimo, lo que equivale a
85% de la población indígena económicamente activa (véase gráfica 41).
El cuadro siguiente muestra además que el nivel de ingresos tiende a dismi-
nuir proporcionalmente al porcentaje de población indígena en cada municipio.
Mientras en los municipios con población indígena dispersa el índice de trabaja-
dores sin ingresos es sólo de 20%, en las entidades mayoritariamente indígenas
dicho promedio se eleva a 47% de ese sector, y en el caso de las mujeres alcanza
64% de su población económicamente activa (véase cuadro 10).
Marginación social
Aunque la Selva Lacandona constituye la segunda región con mayor población
indígena de Chiapas, presenta los índices más altos de marginalidad a lo largo
de la entidad. Esta tendencia se acentúa principalmente en los municipios de re-
Gráfica 4�. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
45.442.3
57.2
39.241.2
31.4
8.29.0
5.1
7.27.5
6.3
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Cuadro �0. Distribución porcentual de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas por tipo de municipio
y sexo según ingreso, 2000
Tipo de municipio y sexo Sin ingresos
Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 45.4 39.2 8.2 7.2
Indígena* 47.7 39.� 6.8 6.4
Presencia indígena** 43.5 39.5 9.2 7.8
Indígena dispersa*** 20.2 38.3 25.2 �6.3
Hombres 42.3 41.2 9.0 7.5
Indígena* 43.6 42.� 7.5 6.8
Presencia indígena** 4�.8 40.5 9.9 7.8
Indígena dispersa*** 22.3 29.4 30 �8.3
Mujeres 57.2 31.4 5.1 6.3
Indígena* 64.� 27.� 4.0 4.8
Presencia indígena** 5�.4 35.0 5.9 7.7
Indígena dispersa*** �4.8 60.5 �3.5 ��.2
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
4�
ciente creación: Marqués de Comillas, Benemérito de las Américas y Maravilla
Tenejapa. En estos municipios se concentra actualmente una población estima-
da de 15 348 indígenas, de los cuales 40% es analfabeta, 22% son monolingües,
98% carece de servicios de salud y 75% no recibe ingresos por su trabajo.
En menor grado, la situación de “muy alta marginalidad” se extiende a nueve
municipios adicionales, lo que indica que una población de 301 392 indígenas
de la Selva Lacandona viven aún en condiciones de extrema marginación social,
mientras que sólo 7 245, localizados en Comitán, presentan características de
marginación media (véase gráfica 42).
La situación de sus viviendas corrobora estos altos índices de marginalidad:
71% tiene piso de tierra, 44% carece de agua entubada y de drenaje y 31% no
cuenta con luz eléctrica. Si estos indicadores son alarmantes, en los municipios
de reciente conformación la situación parece agravarse. En Benemérito de las
Américas y Marqués de Comillas sólo 16 de cada 100 casas cuentan con agua
entubada, mientras que más de 60% de las viviendas carece de energía eléctrica.
Estos municipios no sólo tienen los índices más altos de natalidad, sino que las
deficiencias en la educación, en la economía y en la infraestructura parecen acre-
centarse. En Marqués de Comillas, de las 11 localidades con mayoría indígena,
94.2% está dedicada al sector primario y 74.9% no recibe ingresos por su traba-
jo, además de vivir en condiciones sumamente precarias por carecer de energía
eléctrica, agua entubada, drenaje, servicios de salud y de un programa educativo
efectivo (véase gráfica 43).
Configuración etnolingüística
A partir del alto crecimiento demográfico, impulsado sobre todo por las inmi-
graciones de 1950 a 1970 y de 1970 a 1990 (Gutiérrez, 2000: p. 96), se ha ido
generado una nueva configuración étnica en la Selva Lacandona. Las oleadas mi-
gratorias de indígenas tzeltales, tzotziles, ch´oles, zoques y tojolabales, principal-
mente, han determinado una dinámica de poblamiento caracterizada por la con-
formación de nuevas localidades o por la fundación de pequeños asentamientos
(rancherías, ranchos y ejidos) alrededor de las cabeceras municipales. A pesar de
que éstas han visto crecer de manera desmesurada su tamaño en las últimas tres
décadas, el resultado de tales flujos migratorios ha repercutido en la conforma-
ción de infinidad de asentamientos de carácter pluriétnico. En municipios como
Altamirano, por ejemplo, existen al menos cinco grupos etnolingüísticos que in-
teractúan entre sí, aun cuando la población total del municipio es de alrededor
Gráfica 42. Población indígena de la Selva Lacandona según niveles de marginación social, 2000
7 285
157 527
301 392
0
100 000
200 000
300 000
400 000
Marginación media Marginación alta Marginación muy alta0
Gráfica 43. Viviendas indígenas de la Selva Lacandona según nivel de servicios
59 831
28 00921 272
0
10 000
20 000
30 000
40 000
50 000
60 000
Con piso de tierra Sin agua entubada Sin energía eléctrica
4�
de 22 mil habitantes. Lo mismo se puede decir de otras entidades, como Maravi-
lla Tenejapa, donde además de las lenguas indígenas nacionales se habla el chuj
y el ixil, provenientes del país vecino de Guatemala.
El resultado es una región extremadamente diversa en términos étnicos y lin-
güísticos, en la que actualmente conviven 11 lenguas vernáculas de Chiapas y
Guatemala (ch’ol, chuj, ixil, kanjobal, kekchí, lacandón, mame, tojolabal, tzeltal,
tzotzil y zoque), y seis lenguas originarias de otras entidades del país (chontal,
chinanteco, mazateco, mixteco, náhuatl y zapoteco). Si bien algunas de ellas re-
presentan apenas una docena de hablantes, como es el caso del ixil, otras son, en
cambio, el patrimonio de millares de indígenas que se distribuyen a lo largo de
toda la región y se asientan prácticamente en todos sus municipios, como es el
caso del grupo etnolingüístico tzeltal (véase gráfica 44).
Tzeltales
Los tzeltales constituyen, en efecto, el grupo etnolingüístico más importante en la
región, ya que el número de hablantes de esa lengua supera al de tojolabales, tzot-
ziles, ch´oles y zoques, que le siguen en importancia (Gutiérrez, 2001: p. 102).
De acuerdo con los datos estadísticos, en la Selva Lacandona residen 172 089
hablantes de tzeltal, lo que representa 46% de los hablantes de esta lengua indí-
gena en Chiapas. En la Selva Lacandona su presencia es relativamente constante
en 14 municipios, entre los que destacan Chilón, San Juan Cancuc y Ocosingo,
que albergan 70% de su población (véase cuadro 11).
En el municipio de Ocosingo, donde su número asciende a 64 960 hablantes,
los tzeltales representan 58.1% de la población total. Si tomamos en cuenta los
censos de 1970 y 1990 podemos apreciar un crecimiento sostenido en el número
de indígenas tzeltales en este municipio, aunque sus porcentajes con respecto a
la población municipal han disminuido. Así, para 1970 los tzeltales de Ocosingo
representaban 62% de la población total del municipio, mientras que en 1990
su proporción había disminuido a 53.6%. Esta disminución relativa se explica si
advertimos que, al conformarse los municipios de Marqués de Comillas y Bene-
mérito de las Américas, la población se fragmentó cuando las comunidades que
pertenecían a Ocosingo pasaron a formar parte de estos nuevos municipios. Aun
así, para el año 2000 los tzeltales siguen representando el grupo indígena ma-
Gráfica 44. Configuración etnolingüística de la Selva Lacandona, 2000
172 089
131 719
35 111
5 848
7 660
0 20 000 40 000 60 000 80 000 100 000 120 000 140 000 160 000180 000 200 000
Tzeltal
Cho’l
Tojolabal
Tzotzil
Otras lenguas
Cuadro ��. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tzeltal por municipio, 2000
Municipio Población tzeltal Distribución porcentual
Total 244 357 63.6
Altamirano 5 �8� 59.3
Chilón 49 820 79.9
Ocosingo 64 960 65.9
Sitalá 3 573 56.9
Yajalón �0 872 77.7
San Juan Cancuc �5 80� 9�.0
Benemérito de las Américas � 429 42.0
Marqués de Comillas � �5� 48.4
Comitán de Domínguez � �05 6.9
Palenque 8 204 47.5
Salto de Agua 3 3�4 85.4
Tila 4 976 95.�
Tumbalá 8�2 88.7
Maravilla Tenejapa 89� 46.0
50
yoritario del municipio, a pesar de la constante migración de ch´oles y tzotziles,
que si bien para 1970 representaban sólo 0.2% y 0.1%, para el 2000 constituían
4.8% y 1.4%, respectivamente (véase gráfica 45).
Esta constante demográfica de la población tzeltal también llama la atención,
a pesar de que el movimiento inmigratorio de indígenas procedentes de Los Altos
de Chiapas y de la Región Norte prácticamente se detuvo después de la década de
los noventa (De Vos, 2002: p. 36). Efectivamente, de 1995 a 2000, sólo 657 tzel-
tales migraron a Ocosingo provenientes de Altamirano, Comitán de Domínguez,
Chilón y Oxchuc principalmente, mientras que sólo 222 ch´oles de Palenque y
60 tzotziles de San Cristóbal llegaron a Ocosingo en los últimos años. Ante esta
situación es muy probable que la constante parcelación de ejidos para la distri-
bución de la población en crecimiento a lo largo del municipio sea el resultado
de un alto índice de natalidad y, por lo tanto, de un predominio de la población
joven con respecto a la adulta, aspecto que también puede observarse en Las
Margaritas y los otros municipios de nueva creación.
Hacia el norte de la región la población tzeltal empezó a reconfigurar el pa-
norama étnico desde la década de los setenta, cuando, huyendo de los conflictos
agrarios que vivían en sus comunidades de origen, decidieron emplearse como
jornaleros en las fincas cafetaleras ubicadas en las partes montañosas del norte
del estado, habitadas históricamente por los ch´oles. Procedentes, principalmen-
te, del municipio de Oxchuc y Chilón, los tzeltales de Los Altos de Chiapas mi-
graban de manera temporal, ajustándose a los tiempos de cultivo y cosecha del
café; sin embargo, consiguieron asentarse en comunidades en torno a las cabe-
ceras municipales de Salto de Agua, Tila, Tumbalá y, sobre todo, en Palenque,
donde se insertaron en las actividades relacionadas con el turismo. En los últimos
cinco años, según los datos estadísticos, se desplazaron a la zona 441 tzeltales.
No obstante, el número de tzeltales que se establecen en Los Altos ha decrecido
en la última década, a favor de una migración hacia los estados vecinos.
Ch’oles
En términos numéricos, los ch´oles constituyen el segundo grupo indígena más
importante de la Selva Lacandona, ya que el número de hablantes de esta lengua
indígena asciende 131 719 personas mayores de cinco años. Sin embargo, esta
cifra, que representa 75% de los ch´oles que habitan en el estado de Chiapas,
se concentra esencialmente en cinco municipios del norte de la región, donde
el ch´ol es mayoritario con respecto a otras lenguas indígenas. En Tila, por ejem-
plo, los 40 354 hablantes de ch´ol son 90% de la población indígena municipal
y 85% de la población total del municipio. No obstante, su paulatino desplaza-
miento hacia el sureste de la región ha provocado que su presencia sea cada vez
más considerable en cuatro municipios adicionales, algunos de los cuales son de
reciente creación, nacidos como municipio pluriétnicos. Si bien el ch´ol no es
una lengua mayoritaria en estas entidades, su número de hablantes representa ya
una comunidad relativamente amplia que asciende a más de 10 mil personas, la
mitad de las cuales se asientan en el municipio de Ocosingo (véase cuadro 12).
El desplazamiento de los ch´oles hacia el sur de la Selva Lacandona responde
a diversos factores. Debido a la erupción del volcán Chichonal en 1982, algunas
comunidades ch´oles, al igual que zoques, fueron desalojadas y reubicadas en
distintos parajes que ya constituían parte de los flujos migratorios de los ch´oles
Gráfica 45. Distribución porcentual de la población tzeltal por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.6
2.0
2.0
2.9
3.8
4.4
6.1
6.6
8.8
10.5
13.3
16.7
18.9 18.6
16.4
14.2
11.59.5
6.5
6.5
3.9
3.5
2.6
2.9
1.6
1.9
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
51
hacia el sur de la región. En efecto, los ch´oles fueron los encargados de abrirles
paso a las compañías madereras que venían bajando de Tabasco a finales del si-
glo xix, pues las grandes empresas agroexportadoras, propiedad de extranjeros,
monopolizaron rápidamente la tierra, obligando a la población ch´ol a trabajar
en las monterías en la selva que explotaban las maderas preciosas (Alejos, 2000:
p. 323). Desde entonces su flujo hacia los municipios meridionales ha sido con-
tinuo y ha estado guiado, en general, por la búsqueda de terrenos de cultivos que
no encuentran en sus lugares de origen (véase gráfica 46).
La explosión demográfica de las últimas décadas ha tenido efectos conside-
rables sobre el medio ambiente de esta región, ya que la necesidad de tierras de
cultivo ha llevado a los campesinos a la tala de los bosques, de la misma forma
que la agricultura extensiva de milpa y la ganadería han deforestado severamente
la zona, hasta hace poco selvática. Siguiendo a Alejos (1998: p. 320), el marcado
crecimiento demográfico de los ch´oles en las últimas décadas se debe princi-
palmente al control de plagas, pestes y enfermedades. Por otro lado, la excesiva
parcelación de la tierra, originada en parte por el sistema tradicional de herencia,
ha obligado a muchos campesinos a buscar nuevas tierras u oportunidades de
trabajo en otros lugares, particularmente en Tabasco y Campeche. Las relaciones
históricas con estos estados, principalmente, se han traducido en flujos migrato-
rios de ida y vuelta que los han llevado a encontrar en esas tierras su segundo
hogar (Gutiérrez, op. cit.: p. 78).
En los municipios tradicionales, como Tila, Salto de Agua y Tumbalá, la len-
gua de los ch´oles conserva aún una fuerte vigencia como medio de comunica-
ción doméstico, mientras que en Sabanilla y Palenque tiende a ser desplazada
con mayor facilidad por el castellano. De ahí que en los primeros municipios el
porcentaje de monolingües sea de cuatro personas adultas por cada 10 hablantes
de ch´ol, mientras que en los segundos dicha proporción disminuye a la mitad.
Debido a que Sabanilla y Tumbalá son los municipios de más difícil acceso de la
región —pues sus precarias vías de comunicación y lo accidentado del territorio
dificultan los flujos migratorios—, su población se ha mantenido relativamente
estable. En cambio, municipios como Palenque, con una actividad turística muy
importante, han acogido a gran parte de la población desplazada de otras regio-
nes del estado, permitiendo que otros grupos indígenas, principalmente tzeltales,
cuenten hoy en día con una presencia considerable (véase gráfica 47).
Cuadro �2. Distribución porcentual de la población de 5 años y más ch´ol por municipio, 2000
Municipio Población ch´ol Distribución porcentual
Total 131 717 70.8
Palenque �9 909 47.5
Sabanilla �� 36� 86.�
Salto de Agua 30 698 85.4
Tila 40 354 95.�
Tumbalá �9 08� 88.7
Ocosingo 5 569 65.9
Yajalón 2 885 77.7
Benemérito de las Américas � 306 42.0
Marqués de Comillas 554 48.4
Gráfica 46. Distribución porcentual de la población ch’ol por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.7
2.3
2.1
3.5
4.2
5.0
6.0
6.7
8.5
10.1
13.2
16.6
17.8 17.5
16.2
13.4
11.1
9.3
6.6
6.7
4.5
4.2
3.1
3.1
1.8
2.0
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
52 Tojolabales
Con una población de 35 111 hablantes de esta lengua indígena, los tojolabales
de la Selva Lacandona constituyen 62% de sus miembros en el nivel estatal, dis-
tribuidos principalmente en los municipios de Altamirano, Comitán y Las Marga-
ritas, que han sido su territorio tradicional. Mientras en el primer municipio re-
presentan una lengua minoritaria, menor al número de hablantes de tzeltal, en los
otros dos son el grupo etnolingüística mayoritario, y en el caso de Las Margaritas
equivale a más de 40% de la población municipal.
En las últimas décadas, en virtud del despojo de tierras al que han sido so-
metidas, numerosas familias tojolabales se han desplazado hacia los municipios
colindantes de la Frontera Sur, principalmente hacia los municipios de La Inde-
pendencia y La Trinitaria, donde han formado las colonias Ignacio Allende y Ve-
racruz. Aunque existen pequeñas localidades que no sobrepasan los 300 habitan-
tes, su creación refleja el creciente proceso de desalojo al que han estado sujetos
los tojolabales en sus territorios de origen, invadidos por inmigrantes que provie-
nen del interior del estado o de otros municipios del país (véase cuadro 13).
Debido en parte a su desplazamiento hacia otras regiones colindantes, la po-
blación tojolabal se ha mantenido relativamente estable en los municipios de la
Selva Lacandona. Los datos censales de 1990 son, en efecto, semejantes a los de
la actualidad, ya que en ambos se estima una población aproximada de 35 mil
hablantes de tojolabal en los tres municipios originarios. Actualmente más de la
mitad de su población cuenta con menos de 20 años de edad y una parte con-
siderable de las generaciones jóvenes se ubica entre los 10 y los 15 años (véase
gráfica 48).
Entre los tojolabales la presencia de monolingües no es demasiado elevada, y
cuando se presenta responde generalmente a personas mayores de 60 años que
no recibieron ninguna instrucción escolar. Los sistemas de educación básica, pre-
sentes en casi todas las comunidades tojolobales, han promovido una castellani-
zación acelerada entre las generaciones más jóvenes, que tienen esencialmente
una condición bilingüe. Sin embargo, “muchas mujeres tienen poca fluidez en el
español pues, confinadas al hogar, no tienen oportunidad de practicar la ‘kasti-
yia’ ni necesitan emplearla” (Ruz, 1995: p. 158) (véase gráfica 49).
Gráfica 47. Población de 5 años y más ch’ol bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
49 848
16 061
35 386
29 897
Cuadro �3. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tojolabal por municipio,
2000
Municipio Población tojolabal Distribución porcentual
Total 36 599 100.0
Altamirano** 3 495 9.5
Comitán de Domínguez*** � 954 5.3
Chilón* �07 0.3
Las Margaritas** 29 874 8�.7
Ocosingo** 459 �.3
Palenque** 2 0.0
Maravilla Tenejapa** 699 �.9
Marqués de Comillas** 9 0.0
* 70% y más de población hablante de lengua indígena.** De 40% a 70% de población hablante de lengua indígena.*** Menos de 40% de población hablante de lengua indígena.
53
Migración
La migración en la Selva Lacandona ha sido primordialmente interna, con menor
influencia hacia el exterior, lo que ha implicado el desplazamiento de diversos gru-
pos indígenas hacia nuevos parajes y municipios de reciente creación. Uno de los
municipios más afectados por el proceso de inmigración ha sido Las Margaritas,
que entre 1980 y 1990 duplicó el volumen de su población con las distintas olea-
das de migrantes que arribaron durante esa década, desplazando a población in-
dígena local hacia municipios vecinos y distantes. Tan sólo de 1995 a 2000, 486
tojolabales migraron del municipio de Las Margaritas hacia Comitán de Domín-
guez, y 403 tzeltales salieron de Ocosingo hacia San Cristóbal de las Casas y Tux-
tla Gutiérrez. Sin embargo, el movimiento inmigratorio de indígenas procedentes
de Los Altos de Chiapas y de la Región Norte prácticamente se detuvo después
de la década de los noventa. Tanto el narcotráfico en los nuevos municipios que
colindan con Guatemala, como la continua deforestación hacia el corazón de la
selva para la siembra y el ganado, representan los principales factores que han
interrumpido la diáspora indígena en este territorio selvático y el asentamiento de
la población de manera definitiva.
La crisis del precio del café a finales de los ochenta, aunada a la excesiva
parcelación de la tierra, obligó a su vez a numerosos campesinos indígenas al
cambio de cultivo o a la migración, pues conforme aumentaba el número de po-
bladores disminuía el número de tierras disponibles. Esto ha promovido, entre
otras cosas, que grupos como los ch´oles se dispersen por el resto del estado y
formen importantes comunidades también en los estados vecinos, a pesar de lo
cual su territorio tradicional no ha quedado abandonado. Para el año 2000, sin
embargo, se registró un número de 20 44 ch´oles en Tabasco, 1 649 en Quinta-
na Roo, 15 724 en Campeche, 462 en Veracruz y, en el caso de Yucatán, 671
se concentran en Mérida. Como lo hemos indicado, las relaciones históricas
que ha tenido este grupo con Tabasco y Campeche se han traducido en flujos
migratorios de ida y vuelta que los han llevado a encontrar en esas tierras su se-
gundo hogar.
Aunque de menores dimensiones, el caso tzeltal es hasta cierto punto similar.
Los tzeltales han tenido un desplazamiento constante entre la región de Los Al-
Gráfica 48. Distribución porcentual de la población tojolabal por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
4.8
2.3
2.6
3.1
4.6
4.8
6.1
6.7
8.3
10.4
13.2
16.0
16.6 16.9
15.4
14.2
11.28.9
6.7
6.5
4.5
4.4
2.8
3.9
1.8
2.4
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Gráfica 49. Población de 5 años y más tojolabal bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
14 070
3 796
10 488
7 321
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
54
tos de Chiapas y los municipios de la Selva Lacandona, y constituyen por lo tan-
to el grupo que más ha influido en la colonización de los nuevos asentamientos
que predominan en esta región. Al igual que los ch´oles, con los que comparten
diversos territorios municipales, la migración externa de los tzeltales ha estado
dirigida principalmente hacia los estados de Campeche y Tabasco; sin embargo,
su flujo migratorio es considerablemente menor al de sus vecinos indígenas. De
ahí que los mayores contingentes de tzeltales fuera del estado de Chiapas se con-
centren en el municipio tabasqueño de Tenosique, donde residen 2 425 tzeltales,
así como en el municipio campechano de Calakmul, donde habitan cerca de mil
hablantes de esa lengua indígena (véase gráfica 50).
Salvo el flujo relativamente amplio de ch´oles hacia Campeche y Tabasco, la
migración externa no es una constante entre los grupos indígenas de la región, ni
tampoco se observa en ellos una movilidad masiva hacia los principales centros
de atracción del país, como el Estado de México o el Distrito Federal. Entre las
seis entidades federativas en las que se localiza población indígena proveniente
de la Selva Lacandona destacan esencialmente Tabasco, Campeche y Quintana
Roo como principales espacios migratorios. Incluso en estos casos su presencia
se restringe a un número limitado de municipios: Tacotalpa, Centro, Macuspana
y Tenosique, en el estado de Tabasco, con cerca de 23 mil inmigrantes de la Sel-
va Lacandona; Carmen, Escárcega, Calakmul y Candelaria, en Campeche, con
17 189 inmigrantes, y Othón P. Blanco, en Quinta Roo, con 1 655 indígenas que
provienen de esa región.
26 101
20 240
4 494 4 889
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
Tabasco Campeche QuintanaRoo
Otrasentidades
Gráfica 50. Entidades federativas con mayor presencia de gruposindígenas de la Selva Lacandona, 2000
55
5�
regIón norte
La Región Norte de Chiapas, colindante con los estados de Tabasco, Veracruz y Oaxaca, cubre 26 municipios que
incluyen la capital del estado. Si en términos absolutos Tuxtla Gutiérrez es la entidad que alberga al mayor número de
indígenas dentro de la región, su enorme densidad demográfica hace que la población indígena resulte relativamente
minoritaria y represente apenas 23% de la población regional, la mitad de la cual reside en la capital.
El Norte de Chiapas se distingue por tres centros urbanos importantes: Cintalapa, Ocozocoautla y Tuxtla Gutié-
rrez, situados al suroeste de la región, lo cuales concentran el mayor número de habitantes y el menor porcentaje de
población indígena dentro de la zona. Hacia el norte se extiende un amplio conjunto de municipios donde los gru-
pos tzotziles, zoques y ch´oles resultan predominantes y donde las condiciones de vida siguen siendo esencialmente
rurales para el conjunto de comunidades que la integran.
En términos ecológicos, el Norte de Chiapas puede dividirse en tres zonas diferenciadas: Vertiente del Golfo, Sierra
y Depresión Central (Del Carpio, 1995: p. 239). A diferencia de esta última, conocida por sus grandes extensiones de
pastizales dedicados a la ganadería, la Vertiente del Golfo cuenta con importantes yacimientos petroleros, mientras
que la Sierra se caracteriza por la presencia de cafetales y cacaotales. La explosión demográfica de las últimas déca-
das ha tenido efectos considerables sobre el medio ambiente de esta región, ya que la necesidad de tierras de cultivo
ha llevado a los campesinos a la tala de los bosques, de la misma forma que la agricultura extensiva de milpa y la
ganadería han deforestado severamente la zona, hasta hace poco selvática.
La población indígena
En la medida que el Norte de Chiapas incluye a la capital del estado, cuyo municipio reúne la mitad de la pobla-
ción regional, los indígenas representan apenas la cuarta parte de los habitantes de esta región interétnica. De hecho,
mientras la población total asciende a 876 213 habitantes, sólo 205 606 hablan una lengua vernácula o habitan en
algún hogar indígena. Sin embargo, 15 de los 26 municipios regionales albergan una población indígena superior a
5�
40% y ocho más tienen una presencia indígena superior a 10% de la población
municipal. Los dos municipios restantes, Cintalapa y Tuxtla Gutiérrez, no sólo
representan las entidades más pobladas de la región, sino también los centros ur-
banos con menor densidad de población indígena en términos relativos. Aunque
ambos reúnen cerca de 26 mil personas pertenecientes a alguno de los grupos in-
dígenas regionales, su enorme densidad demográfica tiende a inclinar la balanza
a favor de la población no indígena, que en estas circunstancias aparece como
una población extremadamente mayoritaria a lo largo de la región.
A este hecho es necesario agregar que en las últimas décadas se observa un
decrecimiento de la población indígena regional. A raíz de la erupción del vol-
cán Chichonal en 1982, muchas de las comunidades de la región zoque fueron
desalojadas y sus habitantes reubicados en su mayoría en la Selva Lacandona,
fundamentalmente en el municipio de Ocosingo, donde se fundaron localida-
des, como Nuevo Francisco León. La antigua región zoque sufrió a partir de
entonces un drástico decrecimiento de su población, al grado que municipios
como Chapultenango, cuya población ascendía en 1970 a 5 654 habitantes, re-
gistraba 5 552 habitantes para la década de los noventa (iNegi, 1970 y 1990).
Un ejemplo de esta tendencia es el municipio de Copainalá, cuya población
asciende a 19 298 habitantes y donde sólo 5.3% es hablante de zoque, lo cual
indica una disminución considerable de la población indígena en los últimos
años. En 1990, en efecto, el porcentaje de la población indígena ascendía a
6.4% de la población municipal, según las estimaciones de Del Carpio (1995:
p. 239). Otros municipios, como Ocozocoautla, que han recibido un número
importante de inmigrantes, principalmente tzotziles, han reportado a su vez un
descenso radical de hablantes de zoque, de tal manera que el tzotzil se ha con-
vertido en la primera lengua de este municipio, con 9 183 hablantes. El zoque,
que en 1990 contaban aún con 381 hablantes, ha pasado en la actualidad a ser
la lengua minoritaria después del tzeltal, que en Ocozocoautla cuenta ya con
143 hablantes.
Durante la década de los noventa la población de las localidades que habían
sido abandonadas por el siniestro del Chichonal empieza a recuperarse y presen-
ta un incremento poblacional. Para el censo de 2000, Chapultenango tiene ya
una población de 6 965 habitantes, lo que representa un incremento de 1 413
habitantes respecto a 1990, que se ve reflejado, sobre todo, en el número de
nuevas localidades dentro del municipio. En 10 años, en efecto, se fundaron 11
localidades en el municipio de Chapultenango, de tal forma que las 18 registra-
das en 1990 ascendieron a 29 en el año 2000, de las cuales 17 son actualmente
menores a 100 habitantes.
Con excepción de Ocozocoautla y Tecpatán, que sobrepasan el centenar de
localidades, la mayoría de los municipios de la región integran un promedio de
asentamientos que oscila entre 40 y 50 cincuenta localidades, lo que arroja un
total de 1 114 comunidades a lo largo de los 26 municipios. Dado que se trata
esencialmente de asentamientos rurales, 40% de la población indígena de la re-
gión se localiza en localidades menores a 500 habitantes; sin embrago, como lo
muestra la gráfica siguiente, 11.7% reside ya en centros urbanos que sobrepasan
50 mil habitantes. De ahí que pueda afirmarse que cerca de la tercera parte de
la población indígena regional habita en comunidades urbanas mayores a 2 500
habitantes (véanse gráficas 51 y 52).
Actualmente la población hablante de lengua indígena representa cerca de 65%
de los habitantes de la región que residen en algún hogar indígena. Los datos censa-
les del año 2000 indican, en efecto, que un total de 133 763 mayores de cinco años
conservan el empleo de su lengua vernácula, mientras cerca de 70 mil habitantes de
Gráfica 5�. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
27.1
72.9
Zonas urbanas Zonas rurales
5�
hogares indígenas se desenvuelven exclusivamente en castellano. En su gran mayo-
ría, este sector corresponde a jóvenes menores de 20 años que han perdido el domi-
nio de la lengua familiar, lo que indica una fuerte pérdida de las lenguas indígenas y
un abismo generacional cada vez más acentuado (véanse gráficas 53 y 54).
A diferencia de otras regiones chiapanecas, la población indígena del norte
del estado presenta un mayor desplazamiento lingüístico a favor del castellano.
Actualmente se estima que cuatro de cada 10 indígenas menores de 20 años han
perdido el empleo de su lengua vernácula, la cual comienza a ser patrimonio ex-
clusivo de las generaciones mayores a 50 años de edad. De ahí también que los
índices de monolingüismo sen considerablemente más reducidos que en otras
regiones indígenas del estado. En el Norte de Chiapas tal índice es apenas de
16% del total de hablantes de lengua indígena, un promedio que está 20 puntos
porcentuales por debajo de la media estatal. Aunque la proporción es semejante
entre hombres y mujeres, los índices de monolingüismo son ligeramente supe-
riores en el sector femenino, si bien el número de mujeres bilingües es dos veces
superior al de monolingües (véase gráfica 55).
Gráfica 52. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
1 430
31 212
58 255
60 984
20 125
0 20 000 40 000 60 000 80 000
De 50 000 a 99 999
De 15 000 a 49 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
18.1%
33.9%
40.6%
0.8%
11.7%
Gráfica 53. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres MujeresHablantes No hablantes
66.5% 64.9%
33.5%
101 119 101 092
35.1%
Gráfica 54. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
20 000 15 000 10 000 5 000 0 5 000 10 000 15 000 20 000
Hombres Mujeres
0 - 4
10 - 145 - 9
15 - 19
25 - 29
35 - 39
45 - 49
55 - 59
65 y más
20 - 24
30 - 34
40 - 44
50 - 54
60 - 64
Nota: La población hablante de lengua indígena se capta a partir de los 5 años de edad.No incluye a 349 hombres y 27� mujeres que no especificaron su edad.
60En este rubro, sin embargo, existen al menos cinco municipios cuyos niveles
de monolingüismo son cercanos a 40% de la población hablante de lengua indí-
gena, uno de los cuales (Simojovel) reúne la cuarta parte de la población regional
monolingüe, con 7 863 hablantes de lengua indígena que desconocen el castella-
no. Los cuatro municipios restantes (El Bosque, Ocotepec, Pueblo Nuevo Solista-
huacán y San Andrés Duraznal) albergan 11 369 monolingües, que en conjunto
representan la tercera parte de los monolingües regionales.
Salud y fecundidad
En términos generales, la infraestructura sanitaria del Norte de Chiapas es amplia y
se cubre a través de las unidades médicas rurales del imss, que se localizan en las
cabeceras municipales o en los ejidos más poblados. A través de ellas se efectúan
campañas de vacunación, desparasitación y prácticas básicas de higiene. Además,
la población acude a dichas unidades para recibir tratamiento médico en heridas,
enfermedades diversas y atención al parto (Del Carpio, 1995). Sin embargo, en al-
gunos municipios el acceso a los servicios de salud continúa siendo limitado. En
este sentido, los municipios de Pantepec, Tapalapa y Jitotol destacan por tener el
menor promedio de población indígena derechohabiente, ya que de cada 100
personas 48, 36 y 26, respectivamente, son atendidas en algún centro de salud.
Otro factor demográfico que es importante para conocer la dinámica de la po-
blación indígena de la región de Norte de Chiapas es analizar aquélla a partir de
su distribución por estado conyugal. En este sentido, entre los hombres y las muje-
res indígenas de la región el comportamiento resulta similar, ya que en la mayoría
está casada o unida o es soltera, siendo marginal para ambos sexos la población
viuda, divorciada o separada (véase gráfica 56 y cuadro 14).
La presencia de hogares con jefatura femenina también es común en las co-
munidades indígenas del norte del estado, siendo ésta tan pronunciada en Tapa-
lapa como en el caso de algunos municipios de Los Altos de Chiapas o la Frontera
Sur, donde prácticamente dos de cada 10 hogares están comandados por la po-
blación femenina. Le siguen Tapachula y Copainalá. Caso contrario se presenta
en el municipio de Francisco León, donde el porcentaje de hogares con jefatura
femenina es poco representativo (3.3%) (véase gráfica 57).
Gráfica 55. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
56 420
10 854
46 211
19 365
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
Gráfica 56. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
47.8
39.6
51.0
55.8
1.24.6
Soltero Casado o unido Viudo, separadoo divorciado
Hombres Mujeres
61
Como en la mayoría de las regiones indígenas, los municipios con mayor pro-
medio de hijos, entre la población de 12 a 49 años, es de tres infantes. Sin embar-
go, en Ixtapangajoya, municipio que se caracteriza por tener menos de 40% de
población indígena, ese promedio es de cuatro (véanse gráficas 58 y 59).
Sin embargo, la gran vulnerabilidad de la población infantil indígena se presen-
ta de manera diversa en el Norte de Chiapas. Mientras que en Tuxtla Gutiérrez, la
capital estatal, dos de cada 10 niños no logran sobrevivir el primer año, en mu-
nicipios como Amatlán o Francisco León tal promedio se eleva a cinco de cada
10 (véase gráfica 60).
Educación
En términos generales, el nivel educativo de la población indígena del norte es
relativamente más elevado al que presentan sus vecinos de la selva y de Los Al-
tos, donde los índices de analfabetismo están incluso por encima de la media in-
dígena estatal. En todas las cabeceras municipales se encuentran escuelas, tanto
federales como estatales, que ofrecen la instrucción primaria completa; en Oco-
tepec existe un albergue escolar perteneciente al sistema de educación indígena.
Asimismo, “para continuar con estudios más avanzados, la población estudiantil
puede optar por inscribirse en el sistema de telesecundarias que se encuentran en
todas las cabeceras municipales del área” (Del Carpio, 1995: p. 254).
La infraestructura educativa ha permitido, en efecto, que los índices de analfa-
betismo entre la población indígena de 15 años y más se encuentren por debajo de
la media estatal. En el caso del sector masculino, estos índices se han abatido consi-
derablemente, al grado que sólo uno de cada cuatro hombres mayor de 15 años es
analfabeta. Entre la población femenina el promedio de mujeres que no sabe leer
ni escribir es casi el doble, si bien el número de mujeres con instrucción escolar es
ligeramente superior al de aquellas que son analfabetas (véase gráfica 61).
Cuadro �4. Distribución porcentual de la población de �2 a 48 años por estado conyugal por tipo de municipio y sexo, 2000
Tipo de municipioTotal Soltero Casado o unido
Viudo, separado o divorciado
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Norte de Chiapas 53 273 54 889 47.8 39.6 51.0 55.8 1.2 4.6
Indígena* 25 48� 2� 726 47.� 38.0 52.0 57.9 0.9 4.�
Presencia indígena** 27 �75 30 653 46.7 39.2 52.3 56.2 �.0 4.6
Indígena dispersa*** 6�7 2 5�0 49.4 4�.3 49.� 53.8 �.5 4.9
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 57. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
3.36.4
7.0
8.0
8.28.3
8.4
8.68.6
9.2
9.8
10.010.3
10.5
10.6
11.211.6
12.3
12.413.6
14.4
14.7
15.117.5
22.1
Francisco León*
Ocozocoautla de Espinosa*
San Andrés Duraznal*
Cintalapa***Huitiupán*
Solosuchiapa***
Amatán*** El Bosque*
Jitotol*
Ocotepec*
Ixtacomitán***Ixhuatán**
Simojovel**
Tecpatán***Bochil**
Chapultenango*
Pueblo Nuevo Solistahuacán**
Ixtapangajoya***Coapilla***
Tapilula***
Pantepec**Rayón**
Copainalá***
Tuxtla Gutiérrez***
Tapalapa*
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
62
gión se encuentran por encima de la media indígena estatal, calculada en 42% de
ese sector poblacional. Dichos municipios, donde la población indígena es mayo-
ritaria, reúnen la mitad de los indígenas analfabetas del Norte de Chiapas, y uno
de ellos (Simojovel) contiene 17% de los analfabetas regionales (véase cuadro 15).
Los índices de escolaridad no son homogéneos a lo largo de la región y tienden
a disminuir en la medida que la población indígena se incrementa. Por ejemplo, en
el nivel regional el Norte de Chiapas presenta uno de los mayores índices de asis-
tencia escolar entre los niños indígenas de seis a 12 años de edad, ya que sólo 14
El promedio regional de analfabetismo se ve considerablemente reducido por
la influencia que ejerce en él la capital del estado, cuyos niveles de escolaridad
son de los más elevados de la entidad. En Tuxtla Gutiérrez, en efecto, sólo 12% de
la población indígena que habita en el municipio es aún analfabeta. En cambio, la
población indígena que reside en los municipios más apartados, como Pantepec
y Simojovel, presenta índices de analfabetismo cercanos a 50% en los indígenas
mayores de 15 años. El cuadro 15 muestra que al menos seis municipios de la re-
Gráfica 58. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
1.52.42.4
2.42.52.52.62.6
2.62.62.6
2.72.7
2.72.7
2.82.82.8
2.82.82.92.9
3.0
3.13.5
Tuxtla Gutiérrez***Copainalá***
Tapalapa*El Bosque*
Simojovel**
Tapilula***San Andrés Duraznal*
Ixtacomitán***Jitotol*
Tecpatán***
Pantepec**Bochil**
Coapilla***Ocotepec*Huitiupán*
Chapultenango*Cintalapa***
Pueblo Nuevo Solistahuacán**Solosuchiapa***
Ixhuatán**
Francisco León*Ocozocoautla de Espinosa*
Rayón**Amatán***
Ixtapangajoya***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 59. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
52.266.6
74.381.7
86.887.4
90.491.594.0
96.797.497.897.997.998.798.899.099.199.199.399.499.499.499.9100.0
Pantepec**Tapalapa*
Jitotol*Ixhuatán**
Tecpatán***Simojovel**
Rayón**Cintalapa***
El Bosque*Copainalá***
Ocozocoautla de Espinosa*Chapultenango*
Coapilla***Ocotepec*Huitiupán*
Francisco León*Bochil**
Pueblo Nuevo Solistahuacán**Tapilula***
Ixtapangajoya***Solosuchiapa***
Amatán***Ixtacomitán***
San Andrés Duraznal*Tuxtla Gutiérrez***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
63
de cada 100 no asisten a la escuela primaria. Pero en algunas entidades, como El
Bosque, Cintalapa y Simojovel, el promedio de inasistencia es de 20 niños por cada
100, lo que supera nuevamente a la media indígena estatal (véase gráfica 62).
Aunque “algunos miembros de la comunidad zoque han concluido estudios
profesionales, tanto en la universidad de Chiapas como en la de Oaxaca” (Del
Carpio, 1995: p. 254), los datos generales indican que sólo 17% de la población
indígena mayor de 15 años cuenta con estudios de postprimaria. Gran parte de
ellos se concentra además en el municipio de Tuxtla Gutiérrez, cuyo índice de
indígenas con estudios posteriores es el más elevado de la entidad. De hecho, a
nivel regional se estima que sólo cuatro de cada 100 indígenas mayores de 15
años tienen una instrucción superior a la educación básica, mientras 31% de esta
población carece de todo tipo de instrucción (véase cuadro 16).
Desde finales del siglo xix la Región Norte de Chiapas se erigió como una de
las regiones productoras de café de la entidad. Diversos autores (Pérez Castro,
1989; Toledo Tello, 1999) estiman que la introducción de la cafeticultura mo-
dificó profundamente la economía de una región que hasta entonces había per-
manecido habitada casi exclusivamente por población indígena. Desde entonces
dicha población quedó incorporada al sistema de fincas cafetaleras o tabacaleras,
hasta que la dotación de tierras permitió la formación de numerosos ejidos que
prolongaron por cuenta propia la producción de café. En la zona de Simojovel
y Huitiupán el aumento de la población y el bajo rendimiento de los cafetales
obligaron a los ejidatarios a seguir manteniendo relaciones con los antiguos pa-
trones, “pues en las épocas del corte de café, los productores con menos recursos
se contratan en las fincas” (Pérez Castro, 1989: p. 91).
En los municipios zoques la disminución de la población a partir de la erup-
ción del Chichonal no redujo los problemas agrarios. En municipios con alta
Gráfica 60. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
43.244.5
46.147.4
37.238.338.5
38.939.2
40.6
37.136.7
36.135.435.034.734.033.0
33.032.3
31.330.6
29.7
27.318.7Tuxtla Gutiérrez***
Cintalapa***Tapilula***
Ocozocoautla de Espinosa*Copainalá***
Ixtacomitán***Bochil**
Tecpatán***Tapalapa*
Solosuchiapa***El Bosque*
Jitotol*Coapilla***
Rayón**Ixhuatán**
Chapultenango*Pueblo Nuevo Solistahuacán**
San Andrés Duraznal*Simojovel**
Ixtapangajoya***Huitiupán*
Pantepec**Ocotepec*
Francisco León*Amatán***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 6�. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
64.0
36.0
75.1
24.9
53.1
46.9
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
64 concentración de población indígena, como es el caso de Chapultenango, la
superficie municipal resultaba insuficiente para satisfacer la demanda de tierras
y trabajo para la población, en virtud de que la reforma agraria había repartido
varias veces la misma tierra entre diferentes grupos de campesinos, creando una
gran incertidumbre por la indefinición de límites entre los ejidos (Del Carpio,
1995: pp. 268-269). Actualmente los pobladores de estos municipios son esen-
cialmente campesinos minifundistas, pequeños productores de granos básicos,
café, ganado y algunos productos artesanales, como alfarería y cestería.
Del total de población indígena que se encuentra económicamente activa,
79% tiene aún a la agricultura como principal actividad productiva, en los ru-
bros que han sido señalados. Sin embargo, en algunas zonas cercanas a Simo-
jovel se ha observado una tendencia creciente a abandonar la agricultura por
otro tipo de actividad que resulta más lucrativa. Ana Bella Pérez Castro no sólo
señala que la población dedicada a la agricultura descendió de 98 a 87% en una
década, sino también que “la población que ha dejado de tener como actividad
principal a la agricultura es la que ha pasado a las actividades del comercio y a
los servicios” (1989: p. 87). Si los trabajadores indígenas dedicados al sector se-
Cuadro �5. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por municipio según sexo e índice de
sobreanalfabetismo femenino, 2000
Municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Norte de Chiapas 36.0 24.9 46.9 1.9
Amatán*** 38.6 23.6 54.2 2.3
Bochil** 34.5 24.0 44.8 �.9
El Bosque* 42.9 29.� 56.2 �.9
Cintalapa*** 36.2 26.0 46.2 �.8
Coapilla*** 29.4 �9.0 40.3 2.�
Copainalá*** 26.6 �9.� 34.5 �.8
Chapultenango* 3�.3 20.4 42.� 2.�
Francisco León* 38.� 26.� 5�.5 2.0
Huitiupán* 39.6 26.9 52.7 2.0
Ixhuatán** 39.8 22.2 57.� 2.6
Ixtacomitán*** 28.7 20.� 37.3 �.9
Ixtapangajoya*** 30.� �5.4 43.3 2.8
Jitotol* 39.6 25.8 53.5 2.�
Ocotepec* 49.4 38.8 59.9 �.5
Ocozocoautla de Espinosa* 32.� 22.2 42.4 �.9
Pantepec** 50.9 37.5 63.4 �.7
Pueblo Nuevo Solistahuacán** 47.4 32.4 6�.4 �.9
Rayón** 38.4 27.7 49.� �.8
Simojovel** 49.7 37.4 6�.3 �.6
Solosuchiapa*** 34.4 22.4 47.� 2.�
Tapalapa* 23.2 �2.8 33.� 2.6
Tapilula*** 34.6 25.8 43.2 �.7
Tecpatán*** 3�.7 22.0 4�.3 �.9
Tuxtla Gutiérrez*** �2.4 8.4 �6.2 �.9
San Andrés Duraznal* 46.2 24.7 67.6 2.7
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor en relación al de los hombres.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 62. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos de edad y sexo, 2000
53.9
84.7
65.9
86.4
59.9
85.6
46.1
15.3
34.1
13.6
40.1
14.4
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
65
cundario son sumamente escasos, concentrados en su mayoría en Tuxtla Gutié-
rrez, aquellos que han incursionado en el comercio y los servicios representan
15% de la Pea. Primordialmente, éste ha sido el caso de las mujeres indígenas
de la región, ya que más de la mitad se emplea en esa rama productiva (véase
gráfica 63).
Como en otros rubros, la capital del estado invierte la tendencia que prevale-
ce en el resto de los municipios regionales. Los 8 522 indígenas que se encuen-
tran ocupados en esa entidad se dedican mayoritariamente al sector del comercio
y los servicios, en una proporción que asciende a ocho trabajadores por cada 10.
De ahí también que su nivel de ingresos sea el más elevado de la región, ya que
32.8% obtiene utilidades mayores a dos salarios mínimos y sólo 5.4% carece de
ingresos remunerados.
En contraste, el nivel de ingresos en el resto de los municipios contrasta ra-
dicalmente con los que se obtienen en la capital del estado. Los datos estadísti-
cos indican en este caso que 46% de la población indígena ocupada no cuenta
con un salario fijo y que 39% gana menos de un salario mínimo. Fuera de Tuxtla
Gutiérrez, en efecto, sólo cinco de cada 100 trabajadores indígenas obtienen re-
cursos superiores a dos minisalarios, un proporción que contrasta con el 32.8%
que prevalece en la capital de la entidad (véase gráfica 64).
Dedicadas sobre todo al sector terciario de la economía, las mujeres indíge-
nas de la región exhiben un nivel de ingresos relativamente superior al de sus pa-
res masculinos. En este rubro, como muestra la gráfica anterior, 13 de cada 100
trabajadoras gana más de dos salarios mínimos; en contrapartida, sólo nueve de
cada 100 trabajadores obtiene un ingreso semejante. La supremacía de los in-
gresos femeninos se observa también entre aquellas personas que ganan de uno
a dos minisalarios, así como en un menor porcentaje de mujeres que carece de
ingresos remunerados (véase cuadro 17).
Marginación social
Con excepción de la capital del estado, el conjunto de municipios del Norte de
Chiapas presenta características de alta y muy alta marginalidad, según las esti-
maciones de coNaPo. Dado que un total de 89 457 indígenas residen en entida-
des ubicadas en la primera categoría y 92 697 en la segunda, es posible afirmar
Cuadro �6. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción
según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 3�.6 23.2 39.9
Primaria incompleta 35.0 37.8 32.�
Primaria completa �6.0 �8.6 �3.5
Secundaria incompleta 4.5 5.4 3.5
Secundaria completa 7.4 9.0 5.9
Postsecundaria 4.5 5.� 3.9
No especificado �.0 0.9 �.2
Gráfica 63. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector
según sexo, 2000
77.2
6.8
15.0
34.6
10.7
50.3
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a �.0% de hombres y 4.4% de mujeres que no especificaron el sector económico en que parti-cipaban.
66
que 90% de la población indígena regional se localiza en municipios de alta o
muy alta marginación social. El resto, estimado en 21 243 indígenas que residen
en Tuxtla Gutiérrez, participa en cambio de los beneficios que ofrece una entidad
municipal de muy baja marginalidad.
De los 11 municipios considerados como entidades de muy alta marginación
social, nueve corresponden a territorios municipales donde la población indíge-
na es mayoritaria con respecto a la población total. Estos municipios, habitados
mayoritariamente por zoques y tzotziles, tienen la característica de formar una
franja continúa que se localiza en el extremo septentrional de la región, lejos de
la capital del estado y cerca de las fronteras con Veracruz y Tabasco.
Las condiciones que presentan los municipios de alta y muy alta marginalidad
pueden ilustrarse por la escasez de servicios que exhiben las viviendas indígenas,
cuyos índices contrastan fuertemente con los que se observan en la capital del
estado. Mientras en Tuxtla Gutiérrez sólo 18% de las 4 525 viviendas indígenas
de la entidad están construidas sobre pisos de tierra, en el resto de los municipios
ese porcentaje se eleva a siete de cada 10 viviendas en las que habitan familias
indígenas. La misma desproporción se observa para otros servicios básicos, como
electricidad o gas combustible. En el primer caso, la energía eléctrica cubre 95%
de las viviendas de la capital, la mayoría de las cuales emplean gas como medio de
combustión; en los municipios del interior, en cambio, la cuarta parte de las vi-
viendas indígenas carecen de energía eléctrica y 91% utiliza leña o carbón para
los requerimientos domésticos (véase gráfica 65).
La disponibilidad de agua es semejante tanto en la capital del estado como en
los municipios de alta y muy alta marginalidad. En ambos casos, en efecto, siete
de cada 10 viviendas indígenas cuentan con el servicio de agua potable y en nin-
gún municipio se observa una escasez generalizada. Cabe señalar que Cintalapa,
Gráfica 64. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
39.540.6
34.2
38.537.8
41.4
12.212.5
11.2
9.89.1
13.2
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Nota: No incluye a �.0% de hombres y 4.4% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
Cuadro �7. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo, 2000
Tipo de municipio y sexo Sin ingresos
Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 39.5 38.5 12.2 9.8
Indígena* 43.� 43.2 8.2 5.5
Presencia indígena** 47.� 36.6 9.6 6.7
Indígena dispersa*** 30.8 36.4 �7.3 �5.5
Hombres 40.6 37.8 12.5 9.1
Indígena* 42.7 43.8 8.3 5.2
Presencia indígena** 45.8 36.7 �0.8 6.7
Indígena dispersa*** 34.6 33.6 �7.4 �4.4
Mujeres 34.2 41.4 11.2 13.2
Indígena* 45.9 38.5 7.4 8.2
Presencia indígena** 5�.3 36.6 5.3 6.8
Indígena dispersa*** �7.3 46.� �6.9 �9.7
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
6�
Francisco León y Huitiupán son las entidades donde el agua y la electricidad re-
sultan proporcionalmente más escasas.
Configuración etnolingüística
Como el resto de las regiones indígenas de Chiapas, la Norte es una región in-
terétnica en la que dos grupos indígenas mayoritarios, tzotziles y zoques, com-
parten el espacio con ch´oles y tzeltales, que resultan demográficamente minori-
tarios. En mayores o menores proporciones, estos grupos indígenas conviven en
diversos espacios municipales y forman, por lo tanto, diferentes municipios mul-
tiétnicos, cuyas lenguas mayoritarias suelen ser el tzotzil y el zoque. En términos
generales, sin embargo, ambos grupos se distribuyen en espacios relativamente
acotados. Mientras los zoques ocupan un conjunto de municipios vecinos, que
colindan con las fronteras de Oaxaca, los tzotziles se ubican sobre una franja
continua que cubre la parte meridional de la región y se extiende entre las fron-
teras de Oaxaca y Tabasco (véase gráfica 66).
Tzotziles
A través de flujos migratorios continuos, la presencia de los tzotziles se ha he-
cho cada vez más importante en la mayoría de los municipios de la región, al
grado que hoy en día representan 60% de los hablantes de lengua indígena en
el Norte de Chiapas. De ahí que su presencia se perciba cada vez más en mu-
nicipios occidentales, como Cintalapa y Ocozocoautla, donde su número era
escaso hasta hace algunos años. El resultado es una población actual de 81 170
hablantes de tzotzil cuyos miembros son mayoritarios en 15 municipios regio-
nales, si bien en nueve municipios restantes constituyen ya la segunda lengua
indígena en importancia. Su número es tan elevado en el Norte de Chiapas que,
en conjunto, constituyen la quinta parte de los tzotziles residentes en el estado
(véase cuadro 18).
La demografía de los tzotziles del Norte de Chiapas está conformada princi-
palmente por jóvenes menores de 20 años, que representan 49% de su pobla-
ción. En cambio, los grupos de edad que se distribuyen entre los 40 y los 59 años
son mucho más reducidos, ya que constituyen tan sólo 15% de la población total
Gráfica 65. Nivel de servicios en viviendas indígenas del Norte de Chiapas, 2000
31 303
22 489
7 644 7 902
Total de viviendas Con piso de tierra Sin electricidad Sin agua0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
35 000
*No incluye viviendas indígenas de Tuxtla Gutiérrez.
Gráfica 66. Configuración etnolingüística del Norte de Chiapas, 2000
3 392
4 764
7 087
36 523
76 840
0 10 000 20 000 30 000 40 000 50 000 60 000 70 000 80 000 90 000
Otras lenguas
Ch’ol
Tzeltal
Zoque
Tzotzil
6�
y por lo tanto la mitad de los hombres y mujeres que tienen entre 20 y 39 años
edad (véanse gráficas 67 y 68).
En aquellos municipios de la región donde el tzotzil es la lengua indígena
mayoritaria, 65 de cada 100 personas que habitan en un hogar indígena conser-
van el empleo de la lengua vernácula. Aunque ésta no se encuentra amenazada,
dicho porcentaje supone un ligero descenso con respecto a los tzotziles de Los
Altos de Chiapas. De ahí también que el promedio de monolingües sea conside-
rablemente menor al de esta región, ya que sólo la cuarta parte de los hombres y
60% de las mujeres permanecen en esa condición lingüística. A diferencia de Los
Altos, donde el número de mujeres monolingües es mayor al de las bilingües, en
el norte el número de los primeros en ningún caso es mayor al de los segundos.
En El Bosque y Simojovel, sin embargo, el índice de monolingües es superior al
de la media indígena estatal, ya que en tales municipios se concentra casi la mi-
tad del total de monolingües tzotziles que residen en la región.
Cuadro �8. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tzotzil por municipio, 2000
Municipio Población tzotzil Distribución porcentual
Total 81 170 100.0
Simojovel** �� 027 �3.7
El Bosque 9 535 ��.7
Pueblo Nuevo Solistahuacán** 9 530 ��.7
Bochil** 9 374 ��.5
Ocozocoautla de Espinosa* 9 225 ��.4
Huitiupán* 7 076 8.7
Jitotol* 5 766 7.�
Tuxtla Gutiérrez*** 3 942 4.9
Cintalapa*** 2 980 3.7
Tecpatán*** 2 622 3.2
Ixhuatán** 2 43� 3.0
San Andrés Duraznal* 2 275 2.8
Amatán*** 2 0�2 2.5
Coapilla*** 885 �.�
Copainalá*** 675 0.8
Solosuchiapa*** 657 0.8
Ixtapangajoya*** 445 0.5
Rayón** 226 0.3
Pantepec** �73 0.2
Tapilula*** �59 0.2
Francisco León* 58 0.�
Ixtacomitán*** 87 0.�
Chapultenango* 8 0.0
Tapalapa* 2 0.0
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 67. Distribución porcentual de la población tzotzil por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.5
2.1
2.2
3.0
4.2
4.5
6.2
6.7
8.2
11.0
13.8
16.4
17.8 17.9
16.6
14.2
11.2
8.7
6.6
6.3
4.4
3.9
2.7
3.2
2.0
2.0
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
6�
como Ocozocoautla, que han recibido un número importante de inmigrantes, prin-
cipalmente tzotziles, han reportado a su vez un descenso radical de hablantes de
zoque, de tal manera que el tzotzil se ha convertido en la primera lengua de este
municipio, con 9 183 hablantes. El zoque, que en 1995 contaban aún con 381 ha-
blantes, ha pasado en la actualidad a ser la lengua minoritaria después del tzeltal,
que en Ocozocoautla cuenta ya con 143 hablantes (véase cuadro 19).
A diferencia de otros grupos indígenas de Chiapas, la población zoque no
exhibe una clara tendencia al crecimiento demográfico, ya que sólo 40% de su
población es menor a 20 años de edad. En contraste, siete de cada 100 hablan-
tes de zoque son personas mayores de 65 años y más de la mitad se ubican entre
20 y 64 años. La pirámide poblacional muestra, en efecto, que la mayoría de sus
miembros se encuentra en este rango de edad, mientras el número de niños me-
nores de cinco años representa apenas 14% de su población (véase gráfica 69).
El zoque es además una de las lenguas indígenas de Chiapas que presenta una
mayor tendencia a ser sustituida por el castellano. En los municipios donde este
grupo indígena es mayoritario, sólo seis de cada 10 personas que habitan en un
hogar indígena conservan el empleo de su lengua natal, la cual tiende a perderse
paulatinamente entre las nuevas generaciones. Este hecho explica, en parte, que
el porcentaje de monolingües zoques sea de los más reducidos entre los grupos
indígenas del estado. Actualmente se calcula que, de los 36 523 hablantes de la
lengua, sólo 4 216 desconocen el castellano, lo que constituye apenas 12% del
total (véase gráfica 70).
Con todo, más de la mitad de los monolingües zoques se concentra en el
municipio de Ocotepec, que continúa siendo el municipio con el mayor número
de hablantes de esta lengua indígena. Ahí el número de monolingües representa
39% de las personas mayores de cinco años que hablan zoque, lo cual está inclu-
so por encima de la media indígena estatal.
Migración
La dificultad de contar con tierras fértiles para el cultivo ha llevado a los grupos
indígenas de la región a buscar otras formas de subsistencia, obligándolos a con-
vertirse en la fuerza de trabajo básica para ganaderos y finqueros mestizos. A esta
migración temporal, centrada en el trabajo agrícola, se ha agregado en las últimas
Zoques
Los zoques conforman un grupo etnolingüístico que se distribuye hacia ambos
lados de la frontera que une a Oaxaca con el estado de Chiapas. Actualmente se
estima que un total de 39 233 hablantes de esta lengua indígena residen en la
última entidad, de los cuales 36 523 se concentran en la zona norte del estado,
ocupando 11 municipios en los que son el grupo indígena mayoritario y cinco
donde son minoritarios con respecto a la población tzotzil.
Los municipios con mayor concentración de población zoque son Chapulte-
nango y Francisco León en la Vertiente del Golfo; Ocotepec, Pantepec y Tapalapa
en la Sierra. Por lo que se refiere a la Depresión Central, los municipios de Copaina-
lá, Ocozocoautla y Tecpatán son los que tienen un mayor número de zoques entre
sus habitantes, aunque su presencia es ya casi imperceptible y tiende a disminuir
considerablemente. Un ejemplo de esta tendencia es el municipio de Copainalá,
cuya población asciende a 19 298 habitantes y donde sólo 5.3% es hablante de
zoque, lo cual indica una disminución considerable en los últimos años. En 1995,
en efecto, el porcentaje de la población indígena ascendía a 6.4% de la población
municipal, según las estimaciones de Del Carpio (1995: p. 239). Otros municipios,
Gráfica 68. Población de 5 años y más tzotzil bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
32 499
8 230
24 167
14 590
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
�0
décadas una ampliación del mercado laboral hacia otras ciudades regionales,
como Villahermosa, Cancún, Coatzacoalcos y Tuxtla Gutiérrez. En este proceso,
la migración indígena hacia otros estados del sureste de la República se ha incre-
mentado. En el censo de 2000 se contabilizaron 908 zoques en Quintana Roo,
1 787 en Tabasco y 4 592 en Veracruz.
Sin embargo, la migración indígena de la Región Norte es difícil de cuantifi-
car debido a que los censos de población recientes no distinguen entre zoques de
Chiapas y aquellos que se asientan en Oaxaca, o bien entre tzotziles del norte y
los que provienen de Los Altos de Chiapas. No obstante, a través de los estudios
etnográficos se ha registrado una movilización de la población indígena que ha
reordenado su distribución en la región. El descubrimiento de grandes yacimien-
tos de petróleo en la Vertiente del Golfo, explotados por Pemex, se ha convertido
en una fuente de empleo con fuerte demanda para la población regional. De la
misma forma, algunos sectores de población indígena que habitaban tradicional-
mente en la Sierra y la Vertiente el Golfo se han desplazado hacia la Depresión
Central en busca de empleos como peones o jornaleros. De esta forma, la pobla-
Cuadro �9. Distribución porcentual de la población de 5 años y más zoque por municipio, 2000
Municipio Población zoque Distribución porcentual
Total 36 523 100.0
Ocotepec* 7 475 20.2
Chapultenango* 4 623 �2.7
Tecpatán*** 4 460 �2.2
Pantepec** 3 558 9.7
Francisco León* 3 �45 8.6
Tapalapa* 2 987 8.2
Jitotol* 2 075 5.7
Rayón** 2 034 5.6
Ixtacomitán*** � 302 3.6
Copainalá*** � 036 2.8
Tapilula*** 903 2.5
Ixhuatán** 682 �.9
Tuxtla Gutiérrez*** 685 �.9
Amatán*** 5�9 �.4
Solosuchiapa*** 347 �.0
Simojovel** �66 0.5
Cintalapa*** �09 0.3
Coapilla*** 98 0.3
Ocozocoautla de Espinosa* ��3 0.3
Bochil** 56 0.2
Ixtapangajoya*** 55 0.2
Pueblo Nuevo Solistahuacán** 5� 0.�
San Andrés Duraznal* 20 0.�
El Bosque* �� 0.0
Huitiupán* �3 0.0
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 69. Distribución porcentual de la población zoque por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
7.3
3.43.6
4.4
5.15.4
6.2
6.4
7.49.5
12.0
14.2
14.5 14.7
14.5
11.7
10.28.0
6.9
6.5
5.5
5.1
4.0
6.4
2.9
3.3
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
�1
ción en esas subregiones mantiene un crecimiento moderado, pues una vez que
se superan ciertos límites de crecimiento poblacional y se intensifica la presión
demográfica sobre la tierra, se produce un éxodo poblacional como mecanismo
de control demográfico.
La zona de la Depresión Central, que ha visto incrementar de manera im-
portante su población, ha conformado en cambio una serie de conglomerados
urbanos de carácter multiétnico. El levantamiento zapatista ha provocado un in-
cremento en el número de migrantes y en la diversidad de sus orígenes étnicos,
al grado tal que actualmente hay asentamientos tzeltales y ch´oles en la zona
cercana a Los Chimalapas (Gutiérrez, 2000: p. 78). Mientras los zoques que per-
manecieron en la Sierra y la Vertiente del Golfo mantienen sus formas de vida
tradicionales, organizándose en pequeños asentamientos y conservando la len-
gua vernácula, los que habitan en la Depresión Central han adoptado formas de
vida propias de los mestizos. Así, mientras que las comunidades de la Vertiente
del Golfo o de la Sierra concentran la mayor parte de la población zoque, lo que
les confiere un carácter monoétnico, la Depresión Central se ha convertido en un
centro receptor de personas de diversos grupos étnicos que llegan en busca de
empleo y una mejor vida.
Es precisamente en esta subregión donde el número de hablantes de tzotzil ha
aumentado de manera continua en las últimas décadas; las migraciones de indí-
genas dirigidas por el Estado hacia esta zona en los principios de los años setenta
marcaron la ruta para el constante tránsito y asentamiento de población tzotzil
(Gutiérrez, 2000: p. 76). Sólo entre 1995 y 2000 llegaron a Ocozocoautla 554
tzotziles provenientes de Simojovel, principalmente, en Los Altos de Chiapas (iNi,
2002).1 Actualmente, poblaciones como Ocozocoautla, Jiquipilas y Chicoasén, en
la Depresión Central; Solosuchiapa y Amatán, en la Vertiente del Golfo, conside-
radas tradicionalmente zoques, tienen como primera lengua indígena la tzotzil y,
salvo en los casos de la Vertiente del Golfo, donde la segunda lengua es el zoque,
el resto de los municipios mencionados tienen al tzeltal como segunda lengua.
Por otro lado, la excesiva parcelación de la tierra, originada en parte por el
sistema tradicional de herencia, ha obligado a muchos campesinos a buscar nue-
vas tierras u oportunidades de trabajo en otros lugares, particularmente en Tabas-
co, Campeche y la Selva Lacandona. Los datos que presenta el iNi son, en este
sentido, esclarecedores, pues para el año 2000 se registró un número de 20 144
ch´oles en Tabasco, 1 649 en Quintana Roo, 15 724 en Campeche, 462 en Ve-
racruz y, en el caso de Yucatán, 671 se concentran en Mérida (iNi, 2002). Las re-
laciones históricas que ha tenido este grupo con Tabasco y Campeche, principal-
mente, se han traducido en flujos migratorios de ida y vuelta que lo han llevado a
encontrar en esas tierras su segundo hogar (Gutiérrez, op. cit.: p. 78).
La migración de los ch´oles a la Selva Lacandona resulta un caso paradigmá-
tico. Si contabilizamos el conjunto de municipios que la conforman, en el 2000
tenemos un total de 11 274 ch´oles habitando ahí. Debido a la erupción del
volcán Chichonal en 1982, algunas comunidades ch´oles, al igual que zoques,
fueron desalojadas y reubicadas en la selva; sin embargo, los flujos migratorios
de los ch´oles hacia ésta tenían ya mucho tiempo de haber comenzado. Fueron
ellos los encargados de abrirles paso a las compañías madereras que venían ba-
jando de Tabasco a finales del siglo xix, pues las grandes empresas agroexporta-
doras, propiedad de extranjeros, monopolizaron rápidamente la tierra, obligando
� De acuerdo con Gutiérrez, los municipios de Los Altos de Chiapas que han aportado más tzotziles a la Depresión Central son Simojovel, Zinacantán, Pueblo Nuevo Solistahuacán, San Juan Chamula, San Andrés Larráinzar, Huitiupán y El Bosque (2000: p. 77).
Gráfica 70. Población de 5 años y más zoque bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
16 820
1 452
14 789
2 764
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
�2
a la población ch´ol a trabajar en las monterías en la selva que explotaban las
maderas preciosas (Alejos, 2000: p. 323). Desde entonces su flujo hacia la Selva
Lacandona ha sido continuo y ha estado, en general, guiado por la búsqueda de
terrenos de cultivos que no encuentran en sus lugares de origen.
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�3
�5
IntroduccIón
El estado de Guerrero se distingue por su diversidad étnica y su elevado volumen de población indígena. Con un
estimado de 529 780 personas que hablan una lengua vernácula o habitan en un hogar indígena, dicha población
representa actualmente 17.2% de la demografía estatal, calculada en 3 079 649 habitantes, que se distribuyen en los
76 municipios de esta entidad federativa. Las estimaciones más recientes arguyen que, en 34 municipios, la pobla-
ción indígena equivale a menos de la décima parte de las poblaciones municipales y que tres municipios adicionales,
Iguala, Acapulco y Chilpancingo, albergan un número de indígenas mayor a 5 mil habitantes (iNi, 2002).
Minoritaria a nivel estatal, la población indígena es, sin embargo, mayoritaria en una de las regiones del estado.
Conocida como la Región de la Montaña, esta zona escarpada, de difícil acceso y de una pobreza generalizada, es
hoy en día la sede de 48% de los indígenas guerrerenses. En ella no sólo habita el volumen más importante de la
población indígena del estado, sino también tres de los cuatro grupos etnolingüísticos de la entidad; los amuzgos se
sitúan principalmente en la región de la Costa. La Montaña es, en efecto, la zona que reúne el mayor número de ha-
blantes de mixteco, tlapaneco y náhuatl, las tres lenguas indígenas más extendidas en el territorio guerrerense.
La Montaña no es, sin embargo, la única región de Guerrero donde se concentra la población indígena esta-
tal. De las siete regiones oficialmente reconocidas (iNegi, 2002), sólo la Costa Grande, Tierra Caliente y Acapulco
pueden ser consideradas áreas donde la población indígena es particularmente minoritaria, ya que el número de
hablantes de lenguas vernáculas no supera en estos casos 3% de la población regional. Otras regiones, además
de la Montaña, son en cambio territorios densamente poblados por amuzgos, tlapanecos, nahuas o mixtecos, cuya
importancia estadística es sin duda creciente en virtud de sus desplazamientos internos y del incremento constan-
te de su población. De acuerdo con su importancia numérica, la Costa Chica ocupa el segundo sitio como región
indígena de la entidad, seguida de la Región Centro y, en menor escala, de la del Norte de Guerrero. Junto con la
Región Montaña, la población indígena de estas regiones abarca 93% de los indígenas que habitan en el territorio
guerrerense, distribuidos principalmente en los 21 municipios del estado en los que su número representa más de
40% de la población local (véase gráfica 71).
�6
Las regiones indígenas de Guerrero forman un territorio continuo que se ex-
tiende desde la costa meridional hasta los límites que unen la entidad con los
estados de Oaxaca, Puebla, Morelos y Estado de México. Parte de ese territorio
es hoy en día una de las zonas con mayores índices de marginalidad en el país,
sobre todo si se considera que, además de ser un territorio con alta densidad de
población indígena, se encuentra situado en la entidad federativa que mantiene
el índice de desarrollo humano más bajo de México. A lo largo de 25 años, en
efecto, la entidad ha ocupado los tres primeros lugares de pobreza y exclusión
social, junto con los estados de Chiapas y Oaxaca (iNegi, 1995; López, Rodrí-
guez y Vélez, 2004). Sin embargo, a diferencia de éstos, donde los programas
de política social han incidido en el nivel de bienestar de sus regiones indígenas,
el estado de Guerrero ha ascendido dos posiciones en la tabla nacional de mar-
ginación social, pasando del tercero al primer lugar en los últimos 20 años. No
es sorprendente, así, que 67 de sus 76 municipios sean a la fecha considerados
como entidades de alta y muy alta marginalidad, mientras sólo cuatro de ellos
presenten las características opuestas.
El estado de Guerrero destaca por diferentes indicadores que revelan la
actual situación económica y social de los pueblos indígenas que pueblan su
territorio. Después de Chiapas, cuya densidad de población indígena es más
elevada, Guerrero se sitúa como la segunda entidad con mayor porcentaje de
hablantes de lenguas indígenas que aún son monolingües y ocupa el primer si-
tio en el índice de indígenas mayores de 14 años que no saben leer ni escribir.
No sólo se calcula que más de la tercera parte de la población indígena del es-
tado desconoce el empleo del castellano, sino también que uno de cada dos
indígenas en ese rango de edad es analfabeta. Superior al de la media indígena
nacional, este índice es incluso mucho más elevado al que muestran estados
como Oaxaca y Chiapas, donde sólo 34% y 42% de la población indígena se
encuentra en una situación semejante. De ahí que el nivel de instrucción esco-
lar entre los indígenas guerrerenses sea comparativamente inferior al de los in-
dígenas oaxaqueños y chiapanecos. Mientras en estos casos se estima que 29%
y 38% de las poblaciones indígena mayores de 14 años carecen de todo tipo de
instrucción escolar, en Guerrero dicho porcentaje asciende a 45.4% de ese sec-
tor poblacional, lo que equivale a una diferencia de 16 puntos porcentuales con
respecto al caso oaxaqueño.
Aislados de los centros rectores del estado, siete de cada 10 indígenas gue-
rrerenses habitan hoy en municipios de muy alta marginalidad. Si bien durante la
década de los setenta se ampliaron las vías de comunicación mediante el progra-
ma de caminos de mano de obra, conectando poblados a los que antes se acce-
día sólo por transporte aéreo, la comunicación terrestre no ha logrado traducirse
en un factor que reduzca la distancia entre el nivel de vida de los municipios
indígenas y el de los centros urbanos de la entidad. Regiones como la Montaña
o la Costa Chica son aún territorios con escasos niveles de servicios públicos, al
grado de que en ambos casos más de la mitad de las viviendas indígenas carecen
de agua potable y siete de cada 10 están construidas sobre pisos de tierra. En Aca-
tepec, municipio indígena de la Montaña, sólo 13 de cada 100 viviendas cuen-
tan con el beneficio de la electricidad, aun cuando se trata de un municipio con
cerca de 5 mil hogares y con 29 919 indígenas residentes. En situación semejante
se encuentran municipios densamente poblados como Metlatónoc y Ometepec,
Gráfica 7�. Distribución de la población indígena de Guerrero por región, 2000
115 408
37 010
40 413
98 289
238 860
0 50 000 100 000 150 000 200 000 250 000 300 000
Otras regiones
Norte
Centro
Costa Chica
Montaña
��
donde el número de habitantes no justifica la ausencia parcial de electricidad o
de agua potable. De ahí que resulte significativo el hecho de que, salvo Tlapa de
Comonfort, la totalidad de los municipios con 70% y más de población indígena
sean entidades con muy alto grado de marginación social, mientras los munici-
pios con una marginalidad media o baja son centros con población indígena dis-
persa (véase gráfica 72).
En general, la ausencia de servicios básicos suele explicarse por el alto gra-
do de dispersión que los pueblos indígenas muestran en su patrón de asenta-
mientos. Aunque los indígenas guerrerenses no son en este caso la excepción,
conviene aclarar que 35% de ellos vive actualmente en localidades mayores a
los 2 500 habitantes, aun cuando la mayoría sigue concentrándose en pequeñas
comunidades que oscilan entre este rango y los 100 habitantes. Como sucede
en otras entidades federativas, los indígenas de Guerrero optan por patrones de
asentamiento dispersos, generalmente motivados por la escasez de tierras de
cultivo en regiones donde son pocas o inexistentes las tierras planas y fértiles,
como es el caso de la Montaña (Villela, 1994). Para una población que continúa
siendo mayoritariamente rural, la actividad agrícola determina en buena me-
dida la distribución demográfica, al tiempo que incide en los desplazamientos
de población hacia centros urbanos de mayor tamaño. En este sentido, llama la
atención que un porcentaje considerable de la población indígena guerreren-
se se asiente en aquellas ciudades del estado que cuentan con más de 100 mil
habitantes, ya que su número, estimado en cerca de 36 500 indígenas, es pro-
porcionalmente mayor al que presentan los estados de Chiapas y Oaxaca (véase
cuadro 20).
Aun cuando la población indígena de Guerrero continúa siendo esencial-
mente rural, dedicada a la tierra, cerca de la mitad de su población económi-
camente activa (Pea) se emplea en los sectores de la industria, el comercio y los
servicios. Los datos más recientes indican que en los 30 municipios de la entidad
donde la población indígena es mayoritaria o tiene una dimensión mayor a 5 mil
habitantes sólo 48.7% de la población ocupada se dedica a las labores del sector
primario. En buena medida, el desplazamiento hacia los sectores alternativos de
la economía se debe a la inserción del sector femenino en el mercado laboral,
cuya mano de obra se ha canalizado preferentemente hacia labores ajenas a la
agricultura. Sin embargo, el abandono del campo es un proceso que incide de
manera general en el conjunto de la población indígena del estado y que, en al-
gunos casos, alcanza niveles que son dignos de observarse. En la Región Norte,
por ejemplo, ocho de cada 10 indígenas en situación laboral han abandonado las
tareas agrícolas para emplearse en la industria de la transformación, sector que Gráfica 72. Población indígena de Guerrero según nivel
de marginación social, 2000
355 535
114 725
14 375
45 145
Muy alta Alta Media Baja0
50 000
100 000
150 000
200 000
250 000
300 000
350 000
400 000
Cuadro 20. Distribución de la población indígena de Guerrero por tamaño de localidad según grado de marginación de la localidad
de residencia, 2000
Tamaño de la localidad Total
Grado de marginación de la localidad
Muy bajo Bajo Medio Alto Muy alto N/D
a) � a 99 20 503 5 8 76 655 �9 759 0
b) �00 a 2 499 345 32� 27 �02 99� 57 397 286 804 0
c) 2 500 a �4 999 80 830 �53 466 7 622 28 275 44 3�4 0
d) �5 000 a 99 999 36 760 0 3 4�� 33 349 0 0 0
e) �00 000 y más 36 494 0 36 494 0 0 0 0
Resto del municipio 6 �54 0 0 0 0 0 6 �54
Guerrero 526 062 185 40 481 42 038 86 327 350 877 6 154
��
municipio. En este caso, como sucede en otros centros urbanos, menos de 4%
de la población indígena ocupada se dedica a las labores agrícolas y, en cam-
bio, la cuarta parte está laborando en empleos vinculados con la industria de la
transformación.
En una situación semejante se encuentran las ciudades de Taxco, Iguala y Chil-
pancingo, cuya población indígena oscila entre los 5 mil y los 10 mil habitantes.
A pesar de ser considerados centros que conservan cierto equilibrio demográfico,
no dejan de ser polos de atracción laboral para una población indígena que tiende
a abandonar el campo e incursionar cada vez más en las ramas alternativas de la
economía, de las cuales estos centros les ofrecen sin duda mayores posibilidades.
El abandono temporal de las comunidades de origen, antiguamente separadas de
los centros urbanos de la entidad, promueve hoy en día una diversificación de ac-
tividades que permite a los migrantes indígenas incursionar en distintos centros y
en distintas ramas laborares. Tan sólo la industria de la construcción, centrada so-
bre todo en las grandes ciudades, absorbe a 11% de la población indígena ocupa-
da de Guerrero, mientras que las ramas del comercio ambulante, el servicio do-
méstico y la venta de artesanías ocupan un porcentaje semejante.
La población indígena de Guerrero se caracteriza por una alta movilidad que,
en las últimas décadas, ha diversificado sus rutas y destinos migratorios. La migra-
absorbe a 60% de la población indígena regional. Una situación similar puede
observarse en la Región Centro, donde seis de cada 10 trabajadores indígenas in-
cursionan en los sectores de la industria, el comercio y los servicios.
A pesar de que entre los indígenas guerrerenses se observa un paulatino des-
plazamiento de las tareas agrícolas por empleos vinculados a los sectores secun-
dario y terciario, el nivel de ingresos de su Pea continúa siendo menor al de otras
entidades federativas con grados semejantes de marginación. En Chiapas y en
Oaxaca, por ejemplo, 40% de la población indígena ocupada carece de ingresos
remunerados; en Guerrero dicha proporción no sólo se incrementa en general
cinco puntos porcentuales, sino también se eleva a 56.7% de la población indí-
gena ocupada en regiones como la Montaña. En contraste, sólo 12 de cada 100
trabajadores indígenas obtienen más de dos salarios mínimos como promedio
mensual de ingresos, la mayoría de los cuales habita en los centros urbanos de
estado. La diferencia de salarios es en este caso significativa y explica en parte
la atracción que dichos centros ejercen sobre la población indígena económica-
mente activa. En Chilpancingo, capital de la entidad, el promedio de trabajado-
res indígenas que recibe más de dos salarios mínimos es cuatro veces mayor al
de Chilapa de Álvarez, municipio indígena que se ubica en la misma región del
estado. En consecuencia, el porcentaje de trabajadores indígenas que carece de
ingresos es apenas de 6.8% en el primer caso, mientras que en el segundo afecta
a 53% de la población indígena ocupada (véase gráfica 73).
No es sorprendente, así, que los centros urbanos de la entidad sean hoy en
día focos importantes de atracción para la población indígena estatal, cuyo sec-
tor económicamente activo busca mejores niveles de ingresos en las grandes
urbes. Acapulco, principalmente, se ha convertido en un centro de atracción la-
boral que lo ubica como la ciudad de mayor movilidad demográfica dentro del
estado, al grado que 10% de su población indígena proviene de otras entidades
y cerca de 4% ha arribado en los últimos cinco años. De ahí que el puerto y sus
localidades colindantes se encuentren entre los cinco municipios con mayor vo-
lumen de población indígena en Guerrero, si bien ésta apenas representa 3.4%
de la población municipal. En su mayoría migrantes que provienen de las distin-
tas regiones del estado, los 24 648 indígenas que residen en Acapulco subsisten
principalmente mediante el empleo en el sector del comercio y los servicios, la
rama productiva que absorbe 70% de los trabajadores indígenas residentes en el
Gráfica 73. Población indígena ocupada de Guerrero según nivel de ingresos, 2000
115 354
52 768
27 78720 797
14 008
Poblaciónocupada
Sin ingresos Menos de 1 SM De 1 a 2 SM Más de 2 SM0
20 000
40 000
60 000
80 000
100 000
120 000
��
resultan cada vez más dependientes de los ingresos migratorios. El resultado,
como apunta Lilián González (2005: p. 37) para el caso de los nahuas del Norte
de Guerrero, es que “las nuevas generaciones no están interesadas en ser campe-
sinos, ni recolectores, ni curanderos tradicionales: la migración les da la alterna-
tiva de considerar otras opciones”.
De esta manera, el futuro de la población indígena de Guerrero es incierto,
sobre todo si se considera que la gran mayoría de su población tiene actualmente
menos de 20 años y que una proporción considerable ha perdido el empleo de su
lengua vernácula, así como valores y principios que identificaban a sus abuelos. Es
probable, entonces, que de ser una de las poblaciones con mayor número de mono-
lingües en el país, conglomerados enteros de ciertas regiones olviden en pocas dé-
cadas la lengua de sus ancestros, como sucede en numerosos municipios del centro
y el norte del estado, donde casi la mitad de los jóvenes indígenas menores de 15
años ya no emplean el náhuatl como medio de comunicación (véase gráfica 74).
ción hacia los centros urbanos del estado es sólo parte de un proceso generaliza-
do, inserto ya en la economía indígena, que hoy se extiende más allá de las fron-
teras estatales y nacionales. Vecinos cercanos a dos centros de atracción laboral,
como son Morelos y el Estado de México, los migrantes indígenas de Guerrero
suelen desplazarse temporalmente hacia campos agrícolas colindantes, centros
turísticos o ciudades vecinas que se encuentran en crecimiento, para trabajar
como jornaleros agrícolas, vendedores ambulantes o peones de la construcción.
Su diversidad es tan amplia que difícilmente puede caracterizarse; sin embargo,
es posible advertir que existe una participación diferenciada en cada región, lo
cual “confirma el hecho de que las corrientes migratorias mantienen cierta con-
tinuidad en su composición, debido a la progresiva especialización de los traba-
jadores en algunas comunidades” (Sánchez, 2005). Así, es posible observar una
superioridad numérica de migrantes tlapanecos de Guerrero en los Altos de Mo-
relos, de comunidades nahuas y mixtecas de la Montaña en la zona ejotera del
mismo estado, y de comunidades nahuas de las regiones Norte, Centro y Monta-
ña en los campos agrícolas donde se siembra el angú (ibídem). En la mayoría de
los casos, particularmente para las generaciones más jóvenes, estos centros labo-
rales funcionan como estancias iniciales para una migración más prolongada que
sigue la ruta del noroeste mexicano y culmina generalmente en Estados Unidos.
Su trayectoria, como ha observado Kim Sánchez (2005: p. 29), revela “la existen-
cia de diferentes modalidades de migración pendular y golondrina que alternan
en un mismo ciclo anual dos o más destinos”, siguiendo por lo general la ruta que
trazan parientes y paisanos de sus propias comunidades.
Las rutas migratorias se han vuelto así cada vez más distantes y prolongadas.
No sólo abarcan los estados norteamericanos de California y Arizona, que han
sido sitios recurrentes de la migración indígena nacional. En la actualidad es po-
sible identificar comunidades de indígenas guerrerenses en el lejano estado de
Illinois y en otros territorios septentrionales de la Unión Americana. Su presen-
cia es tan amplia en el vecino país del norte que numerosos autores, basándose
en el caso de los indígenas guerrerenses, conciben estos núcleos poblacionales
como “comunidades trasnacionales”, situadas a medio camino entre la localidad
de origen y el lugar de destino. Esta situación intermedia, que intenta transitar en-
tre dos tradiciones encontradas, ha generado un desfase cultural que comienza
a trastocar la antigua fisonomía de las comunidades de origen, que por lo demás
Gráfica 74. Guerrero: composición de la población en hogares indígenas* según condición de habla indígena y pertenencia étnica, 2000
01020304050 0 10 20 30 40 50
Habla alguna lengua
No habla pero pertenece a un grupo indígena
Vive en hogar indígena
Miles de personas
Hombres Mujeres
65 y más60 - 6455 - 5950 - 5445 - 4940 - 4435 - 3930 - 3425 - 2920 - 2415 - 1910 - 14
5 - 90 - 4
* Población donde el jefe y/o cónyuge habla alguna lengua o pertenece a un grupo indígena.Fuente: Estimaciones de conapo con base en el xii Censo General de Población y Vivienda, 2000.
�0
Con todo, la situación lingüística de los indígenas guerrerenses no es ho-
mogénea, en la medida en que depende de numerosos factores regionales que
imprimen diferencias sustanciales para la reproducción cultural. Así, mientras
municipios del centro y el norte tienden a desplazar la lengua vernácula por el
uso cotidiano del castellano, otras entidades de la Costa Chica o de la Montaña
figuran entre los municipios con mayor índice de monolingües en el país. Las
densidades de población, los niveles de instrucción escolar o la configuración
étnica de cada región son, entre otros, factores que influyen de manera decisiva
en el destino cultural de cada uno de los grupos indígenas involucrados, obli-
gando a que el análisis sea cada vez más preciso y puntual. De ahí que resulte
necesario considerar a la población indígena de Guerrero con referencia en las
características que definen sus regiones originarias, considerando en cada caso
un conjunto de indicadores estadísticos que revelan las enormes diferencias que
pueden existir entre regiones indígenas que usualmente se han concebido como
homogéneas. Las páginas siguientes intentan mostrar que nada está más alejado
de la realidad y que los pueblos indígenas guerrerenses, como los grupos indíge-
nas en general, sólo pueden ser cabalmente comprendidos cuando se observan
a la luz de sus diferencias.
�1
�3
regIón MontAñA
La Región Montaña está situada en la porción nororiental del estado de Guerrero y abarca una superficie de 10 775
kilómetros cuadrados. En ella habita la mayor proporción de población indígena de la entidad, representada por tres
grupos etnolingüísticos: tlapaneco, mixteco y nahua. Mientras los pueblos nahuas se concentran en el norte de la re-
gión, los tlapanecos de concentran en el sur de la Montaña. Los mixtecos, por su parte, ocupan la parte más alta, en un
área que constituye una prolongación de la Región Mixteca que abarca el estado de Oaxaca.
La región estuvo prácticamente aislada del resto del estado hasta 1965, cuando se construyeron los primeros ca-
minos de asfalto que comunicaron las poblaciones de Tlapa y Chilapa con Chilpancingo. Históricamente, Tlapa ha
sido el centro mestizo, comercial y político de la Montaña (ibídem: p. 37). En la época prehispánica esta población
fue centro político y económico, y durante la época colonial los españoles la tuvieron como lugar privilegiado de
asentamiento y núcleo de sus principales actividades productivas.
Conformada por 18 municipios, la Montaña constituye hoy una de las regiones más pobres y marginales del país
en relación con los recursos productivos, la actividad económica y el bienestar social. La región carece de infraes-
tructura, por lo que no existe la posibilidad de generar directamente empleos que contribuyan a la solución de los
problemas de extrema pobreza. De hecho, por sus condiciones de pobreza extrema, la Montaña se ha transformado
en una zona de reserva de mano de obra poco calificada; en esta misma medida, la fuerza de trabajo indígena ha sido
sobreexplotada por la industria de la construcción y por el capital agrocomercial. Los indígenas de la región funda-
mentan su vida en el trabajo agrícola de temporal, si bien esta actividad no ha sido suficiente y se han visto obligados
a emigrar a otras partes del estado, del país y a Estados Unidos. En un lugar donde sólo una parte de la población,
predominantemente mestiza, tiene acceso a la educación básica y media y a los servicios de salud, parte de la pobla-
ción indígena se aventura hacia Sinaloa, San Quintín o Nueva York.
En la Región Montaña se distinguen tres zonas ecológicas: la pendiente norte de la Sierra Madre, que corresponde
a una zona seca, de vegetación pobre, en la que se encuentra la ciudad mestiza de Tlapa; la zona de la Montaña, con
altitudes entre 2 mil y 3 mil metros sobre el nivel del mar, donde el clima es húmedo, con pastizales verdes y tupidos
�4
que se encuentran en los extensos bosques de pinos, y la zona costera, cuyas par-
tes centrales se distinguen por su rica y extensa vegetación y por los numerosos
ríos (Dehouve, 1992).
Los procesos de deterioro ambiental se manifiestan en problemas de defores-
tación de bosques en la zona templada de Metlatónoc, Malinaltepec, Acatepec,
Alcozauca, Zapotitlán Tablas, Atlamajalcingo del Monte y Tlacoapa. Los motivos
de tal fenómeno van desde la explotación forestal para su comercialización hasta
los incendios provocados durante las labores agrícolas y pecuarias, pasando por
las consecuencias del pastoreo de ganado caprino y ovino.
Otros fenómenos que contribuyen en el proceso de deterioro ambiental son
la erosión del suelo, la ganaderización y la intensificación agrícola. Pero estos
fenómenos tienen su razón de ser en la grave situación de rezago y marginalidad
socioeconómica que viven los pueblos de la Montaña, la poca cobertura asis-
tencial de las dependencias de gobierno (municipal, estatal y federal) para aten-
der las demandas, la imposición de paquetes y programas productivos no acordes
a las necesidades ni características de los pueblos, la escasa participación y orga-
nización comunitaria para el reconocimiento y resolución de sus problemas y,
por último, la nula participación de los involucrados para planear programas de
desarrollo social vinculados con el manejo adecuado de los recursos naturales
(pAIr, A.C., 1999).
La población indígena
La población total de la Montaña es de 320 114 habitantes, distribuidos en los 18
municipios que constituyen esta región. De esta población, 238 860 correspon-
den a personas que hablan una lengua vernácula o habitan en un hogar indígena,
lo que corresponde a 74.6% de la demografía regional. De ahí que se trate de una
región mayoritariamente indígena en la que el tlapaneco, el mixteco y el náhuatl
conforman las lenguas indígenas predominantes (véase gráfica 75).
Así como la Montaña se distingue por ser una región multiétnica, los munici-
pios que la conforman son a su vez multilingües. Tlapanecos, mixtecos y nahuas
coexisten en el interior de una misma unidad administrativa, como es el caso de
los municipios de Tlapa, Copanatoyac y Xalpatláhuac, donde se encuentra po-
blación nahua y mixteca, o Malinaltepec y Atlamajalcingo, donde coexiste pobla-
ción tlapaneca y mixteca. A diferencia de otros pueblos, tlapanecos, mixtecos y
nahuas presentan una estructura de crecimiento en ascenso, lo cual garantiza una
reproducción de las lenguas indígenas regionales a través de amplia generación
de jóvenes que, en menor o mayor medida, mantienen el empleo de sus lenguas
vernáculas. Este hecho explica que tres de cada cuatro indígenas de la región ha-
blen alguna de las lenguas originarias, si bien los hombres presentan una mayor
tendencia a sustituirlas en favor del castellano. Aunque la mayor parte de la po-
blación de la Montaña habla alguna lengua indígena, tanto hombres como muje-
res, se presentan mayores índices en el sector femenino: 75.6% de la población
femenina y 74.6% de la masculina es hablante de mixteco, tlapaneco o náhuatl.
La pirámide de edad de la población indígena de la Montaña muestra precisa-
mente que en esta región hay una estructura de crecimiento en ascenso, así como
un alto porcentaje de población hablante. Si la mayor proporción de población
indígena se concentra en los grupos más jóvenes, particularmente en aquellos
que tienen de cinco a nueve y de 10 a 14 años, conforme ascienden los grupos de
edad es menor tanto el número de población como el de hablantes, con excep-
ción del grupo de edad de 50 a 54 años, con un leve crecimiento del porcentaje.
Sin embargo, los menores índices de población no hablante coinciden con el as-
Gráfica 75. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena
y sexo, 2000
Mujeres Hombres
Hablantes No hablantes
75.6%74.6%
24.4%25.4%
122 622114 220
�5
censo en los grupos de edad. Así como en los grupos de menor edad se encuen-
tra el mayor porcentaje de población hablante, también en ellos se advierten los
mayores índices de población no hablante, de manera que en el grupo de edad
de cinco a nueve años hay cerca de 3 mil infantes que ya no emplean la lengua
originaria de sus padres (véase gráfica 76).
Un aspecto representativo de la Montaña es que el mayor porcentaje de po-
blación indígena se encuentra en zonas rurales, con 87.2%, en tanto que el res-
to se localiza en zonas urbanas. Actualmente la mitad de la población indígena
de la Montaña se concentra en localidades rurales de 500 a 2 499 habitantes,
y 36.4% reside en localidades con menos de 500 habitantes. En contraste, sólo
12.8% de dicha población habita en centros urbanos mayores a 2 500 poblado-
res, aunque un número significativo se sitúa en ciudades que sobrepasan los 20
mil habitantes (véanse gráficas 77 y 78).
El hecho de que la mayor parte de los indígenas de la región se encuentre en
localidades con una baja densidad de población da cuenta de un patrón de resi-
dencia sumamente disperso, pero también explica los elevados niveles de mono-
Gráfica 76. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
25 000 20 000 15 000 10 000 5 000 0 5 000 10 000 15 000 20 000 25 000
Hombres Mujeres
0 - 4
5 - 9
10 - 14
15 - 19
20 - 24
25 - 29
30 - 34
35 - 39
40 - 44
45 - 49
50 - 54
55 - 59
60 - 64
65 y más
Habla lengua indígena No habla lengua indígena
Gráfica 77. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
12.8
87.2
Zonas urbanas Zonas rurales
Gráfica 78. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
10 036
120 499
86 529
20 448De 20 000 a 49 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
50.8
8.6
4.2
36.4
�6
lingüismo que pueden encontrarse entre los hablantes de las lenguas indígenas
regionales. La Montaña se distingue por un elevado número de indígenas que
desconocen el castellano, al grado que sus índices de monolingüismo son inva-
riablemente superiores a la media estatal. Si ésta se estima en 35% de los hablan-
tes de lengua indígena del estado, en la Montaña este promedio afecta a 31% de
los hombres y a 43.7% de las mujeres que hablan alguna lengua indígena en la
región. En otros términos, esto significa que prácticamente la mitad de los hom-
bres y casi ocho de cada 10 mujeres indígenas no están capacitados para desen-
volverse en castellano (véase gráfica 79).
Aun cuando el porcentaje de monolingüismo es alto entre los tres pueblos indí-
genas originarios de la región, en este rubro se distinguen los municipios con pobla-
ción mayoritaria de mixtecos y tlapanecos. De hecho, los municipios con mayores
índices de monolingüismo son las entidades mixtecas de Metlatónoc, Alcozauca
de Guerrero y Copantoyac, donde el promedio de monolingües oscila entre 40% y
69%, así como los municipios tlapanecos de Acatepec y Atlixtac, con porcentajes
cercanos a la mitad de los hablantes de lengua indígena (véase cuadro 21).
Salud y fecundidad
Si bien la mayor parte de la población indígena de la Montaña está casada, lo que
indica la preponderancia del matrimonio entre tlapanecos, mixtecos y nahuas, en
la actualidad el nivel de fecundidad se ha reducido considerablemente en una
región donde la tasa de mortalidad es alta y el acceso a los servicios de salud es
muy limitado (véase gráfica 80).
En los 18 municipios que conforman la Región Montaña el promedio en la
población indígena femenina es de dos a tres hijos nacidos vivos. En este caso,
sin embargo, no se advierten diferencias significativas entre los diversos tipos de
municipios, ya que tanto los promedios más altos como los más bajos se presen-
tan en municipios indígenas, con presencia indígena e indígena dispersa. Por
ejemplo, en el promedio de 3.1 a 3.3 encontramos a municipios como Cualác,
Alcozauca de Guerrero y Metlatónoc, cuyos porcentajes de población indígena
se ubican en esas categorías (véase gráfica 81).
Un porcentaje significativo de los hogares indígenas cuenta con jefatura fe-
menina, como es el caso de Ahuacuotzingo, con 27.1%, Tlacoapa, con 24.4%,
Huamuxtitlán, con 23.8%, y Cualác, con 22.9%. Este dato muestra que las muje-
res son las que se encargan del sustento de la familia, en ausencia de los hombres
en el seno familiar, ya sea por el aumento de la migración, de las separaciones o
del índice de madres solteras (véase gráfica 82).
La mayoría de los municipios de la Montaña carecen de los servicios básicos
de salud. Este rezago se observa en el hecho de que menos de la décima parte de
la población indígena regional es derechohabiente en las clínicas de salud con
que cuenta el estado, y en algunas entidades municipales su ausencia afecta al
total de población, como son los casos de Xochihuehuetlán y Alpoyeca. En con-
traparte, nahuas, mixtecos y tlapanecos solventan sus problemas de salud me-
diante el empleo de la medicina tradicional, que consiste básicamente en el uso
de plantas propias de la región y en prácticas y conocimientos depositados en
curanderos, rezanderos, parteras y hueseros (Gobierno del Estado de Guerrero,
1997) (véase gráfica 83).
Es importante tomar en cuenta que en la Región Montaña no hay una corres-
pondencia entre los municipios con mayor marginación en los servicios de salud
Gráfica 79. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
58 821
26 437
52 145
40 500
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingüe
��
y las tasas de mortalidad infantil. El municipio que presenta un menor índice de
mortalidad infantil, con un promedio de 27.1, es Huamuxtitlán, que se encuen-
tra en cambio entre los municipios con mayor rezago en los servicios de salud.
En contraste, conviene advertir que los municipios con mayores índices de mor-
talidad infantil son casi siempre entidades donde la población indígena resulta
mayoritaria, como en Metlatónoc, Atlixtac, Acatepec, Xalpatláhuac, Zapotitlán
Tablas y Copanatoyac (véase gráfica 84).
Educación
Así como en la Región Montaña existe un elevado rezago en el acceso a los
servicios de salud, lo mismo sucede con respecto a los servicios educativos. De
ahí que los niveles de alfabetismo, asistencia e instrucción escolar sean general-
mente inferiores en el conjunto de los municipios regionales, sin que exista una
marcada diferencia entre los municipios indígenas, con presencia indígena y con
población indígena dispersa. En todos ellos, sin embargo, es una constante el
mayor el rezago que presenta la población femenina, cuyos índices de analfabe-
tismo afectan a 57.4% de la población de 15 años y más (véase gráfica 85).
Existe, con todo, una distinción en los índices de analfabetismo según el tipo
de municipio. Si bien observamos indicadores similares en los municipios indí-
genas y con presencia indígena, en los de población indígena dispersa es mayor
el porcentaje de analfabetismo, con 54.4% en la población total, 45.7% entre los
hombres y 61.2% entre las mujeres. En los tres tipos de municipios hay un índi-
ce de sobreanalfabetismo femenino: en los municipios con presencia indígena,
Cuadro 2�. Porcentaje de la población de 5 años y más indígena monolingüe por municipio y sexo, 2000
Municipio Total Hombres Mujeres Diferencia M-H
Montaña 37.6 31.0 43.7 12.7
Ahuacuotzingo*** 34.0 29.4 37.7 8.3
Alcozauca de Guerrero* 55.4 49.� 60.9
Alpoyeca*** 6.0 4.9 6.9
Atlamajalcingo del Monte* 32.9 24.0 4�.6 �7.6
Atlixtac* 48.7 38.9 57.9 �9.0
Copanatoyac* 40.0 30.2 49.� �8.9
Cualác** 4.� 3.0 5.2 2.2
Huamuxtitlán*** �2.5 9.0 �5.5 6.5
Malinaltepec* 28.6 23.� 33.9 �0.8
Metlatónoc* 69.8 62.� 76.8 �4.7
Olinalá** 9.7 7.6 ��.8 4.2
Tlacoapa* 33.2 25.4 40.0 �4.6
Tlalixtaquilla de Maldonado*** 3�.� 25.� 36.5 ��.4
Tlapa de Comonfort* �4.5 �0.9 �7.8 6.9
Xalpatláhuac* 30.0 24.0 35.2 ��.2
Xochihuehuetlán*** 5.4 5.9 5.0 -0.9
Zapotitlán Tablas* 35.5 28.� 42.5 �4.4
Acatepec* 49.0 40.0 57.5
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 80. Estado conyugal de la población de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
46.5 37.8
52.255.4
1.26.8
Soltero Casado o unido Viudo, separado odivorciado
Hombres Mujeres
��
1.6%, en los indígenas, 1.5%, y en los de población indígena dispersa, 1.3%.
Aunque los mayores índices de analfabetismo se presentan en los municipios con
población indígena dispersa, en éstos se observa un menor índice de sobreanal-
fabetismo femenino (véase cuadro 22).
En la región de la Montaña la mayoría de niños y adolescentes indígenas asis-
ten a la escuela primaria y secundaria. No obstante, es necesario destacar que se
presenta una marcada disminución, de 13 puntos porcentuales, en el índice de
asistencia escolar entre el grupo de edad de 13 a 15 años en comparación con el
de seis a 12. Mientras en este caso 85 de cada 100 niños indígenas asisten a la
escuela, en el primero la proporción decrece a 71.4% de los adolescentes indíge-
nas de la región, un porcentaje que decrece aún más entre las jóvenes indígenas,
con apenas 67% de su población (véanse gráfica 86 y cuadro 23).
La ausencia de instrucción escolar se observa principalmente entre la pobla-
ción adulta que cuenta con 15 años y más. Tanto entre los hombres como entre
las mujeres, un alto porcentaje no cuenta con algún tipo de instrucción educa-
tiva: 30.2% entre los primeros y 47.9% entre las segundas. Al igual que en los
índices de analfabetismo y asistencia escolar, las mujeres indígenas son las que
presentan un mayor porcentaje de rezago educativo, de manera que casi cinco
de cada 10 carecen hoy en día de instrucción escolar (véase gráfica 87).
En la Región Montaña nueve de cada 10 indígenas tienen rezago educativo,
en promedio. Entre los municipios con un mayor índice al respecto están Ahua-
cuotzingo, con 97.8%, Atlixtac, con 95.9%, y Metlatónoc, con 95.1%.
Gráfica 8�. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
2.2
2.2
2.5
2.6
2.6
2.9
2.9
2.9
2.9
2.9
3.0
3.0
3.0
3.0
3.1
3.1
3.1
3.3
Xochihuehuetlán***
Huamuxtitlán***
Tlapa de Comonfort*
Alpoyeca***
Olinalá**
Xalpatláhuac*
Malinaltepec*
Copanatoyac*
Atlamajalcingo del Monte*
Zapotitlán Tablas*
Tlacoapa*
Acatepec*
Atlixtac*
Tlalixtaquilla de Maldonado***
Ahuacuotzingo***
Metlatónoc*
Alcozauca de Guerrero*
Cualác**
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 82. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
27.1
24.4
23.8
22.9
21.3
20.8
20.4
20
19.919.7
18.4
18.2
17.8
13.7
13.6
12
10.7
Ahuacuotzingo***
Tlacoapa*
Huamuxtitlán***
Cualác**
Alpoyeca***
Alcozauca de Guerrero*
Atlixtac*
Malinaltepec
Copanatoyac*
Tlapa de Comonfort*
Xalpatláhuac*
Zapotitlán Tablas
Xochihuehuetlán***
Olinalá**
Metlatónoc*
Atlamajalcingo del Monte*
Tlalixtaquilla de Maldonado***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
��
jo en las propiedades agrícolas mestizas ha sido indígena; nahuas, tlapanecos y
mixtecos se han empleado bajo pésimas condiciones laborales, lo que ha contri-
buido a los altos índices de marginación de la Montaña. Ante las crisis recurren-
tes del campo, la deforestación de la tierra y las casi nulas oportunidades econó-
micas, la población indígena se ha visto obligada a migrar.
La economía de autoconsumo que hasta hoy ha distinguido a los pueblos in-
dígenas corresponde con los indicadores socioeconómicos. De hecho, aunque la
mayoría de su población se dedica al sector primario, más de la mitad se catalo-
ga como población económicamente inactiva. Ante una población de 12 años y
más que asciende a 143 943 personas, sólo 48 019 forman parte de la población
que se encuentra económicamente activa: 68% son hombres y 32% son mujeres
(véase gráfica 88).
Ingresos y empleo
En la región han convivido tradicionalmente dos tipos de economía. Mientras
una de ellas tiene un carácter comercial y es desarrollada principalmente por la
población mestiza, la otra ha estado vinculada a una población indígena que se
dedica a la producción agrícola y la cría de ganado, destinadas al autoconsumo,
junto con la venta de artesanías a pequeña escala (Dehouve, 1992). La agricul-
tura comercial se ha concentrado en la zona conocida como la Cañada de Hua-
muxtitlán, la cual abarca la ciudad de Tlapa, centro mestizo por excelencia de la
región, y los municipios de Alpoyeca y Huamuxtitlán, donde se produce arroz,
maíz y frutas que se comercializan en el ámbito regional, nacional e incluso in-
ternacional (pAIr, A.C., 1999). Como bien señala Dehouve, la fuerza de traba-
Gráfica 83. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
93.4
96.0
96.0
96.9
97.0
97.2
97.2
97.6
97.6
98.0
98.6
98.7
99.2
99.3
100.0
100.0
Atlamajalcingo del Monte*
Malinaltepec*
Tlacoapa*
Cualác**
Alcozauca de Guerrero*
Zapotitlán Tablas*
Olinalá**
Copanatoyac*
Ahuacuotzingo***
Xalpatláhuac*
Metlatónoc*
Acatepec*
Huamuxtitlán***
Atlixtac*
Alpoyeca***
Xochihuehuetlán***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 84. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
52.8
54.0
66.9
46.1
46.0
43.8
43.843.7
43.1
42.3
40.939.2
36.8
32.3
31.728.6
27.8
27.1Huamuxtitlán***
Alpoyeca***
Tlapa de Comonfort*
Cualác**
Xochihuehuetlán***
Tlalixtaquilla de Maldonado***
Olinalá**
Atlamajalcingo del Monte*
Malinaltepec*
Alcozauca de Guerrero*
Tlacoapa*
Ahuacuotzingo***
Copanatoyac*
Zapotitlán Tablas*
Xalpatláhuac*
Acatepec*
Atlixtac*
Metlatónoc*
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
�0
En una población indígena que se asienta principalmente en zonas rurales, el
sector agropecuario continúa empleando a la mayor parte de la población econó-
micamente activa. Los indicadores de ocupación muestran, en efecto, que 64 de
cada 100 trabajadores indígenas se emplean en este tipo de actividad, mientras
sólo 16 participan laboralmente en el sector de la industria y la transformación.
El sector terciario, en cambio, ha cobrado una relevancia específica y absorbe al
20% adicional, pero su incremento como fuente de empleos se debe sobre todo
a la inserción de las mujeres en el mercado laboral. Así, mientras los hombres
presentan mayores índices de ocupación en el sector primario y secundario, las
mujeres se distinguen en el sector terciario, con un porcentaje de casi el doble
que los hombres (véase gráfica 89).
Vinculada al sector agrario y en consecuencia a las continuas vicisitudes con
que se enfrenta la agricultura de la región, la mayor parte de la población indíge-
na ocupada carece de un ingreso regular. Al tratarse de una agricultura de auto-
consumo, cerca de 26 mil trabajadores no cuentan con un ingreso remunerado,
lo que representa 58.7% de la población ocupada mayor de 12 años. Si a esta
cifra se suman las 8 219 personas que obtienen menos de un salario mínimo, se
advierte que tres de cada cuatro indígenas de la Montaña viven en condiciones
de extrema pobreza, ya que sólo 12% de la población ocupada recibe ingresos
superiores a dos salarios mínimos.
Estos indicadores son similares en hombres y mujeres, pues tanto en unos
como en otros es mayor el porcentaje de los que no perciben ingresos, con 54.2%
y 61.7%, respectivamente. Sin embargo, hay una distinción que es necesario ha-
cer notar: en los hombres, el segundo porcentaje es el de quienes reciben de uno
Cuadro 22. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por tipo de municipio según sexo e índice
de sobreanalfabetismo femenino, 2000
Tipo de municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Montaña 48.3 38.0 57.3 1.5
Indígena 48.� 37.8 57.� �.5
Presencia indígena 49.2 37.6 59.7 �.6
Indígena dispersa 54.5 45.7 6�.2 �.3
Gráfica 85. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
51.6 48.442.6
57.4
61.8
38.2
Total Mujeres Hombres
Alfabetas Analfabetas
Gráfica 86. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos de edad y sexo, 2000
�1
a dos salarios mínimos, con 17.3%; mientras que en las mujeres, es el de menos
de un salario mínimo, con 20.4% (véase gráfica 90).
Si se considera el nivel de ingresos por tipo de municipio se advierte clara-
mente que el porcentaje de quienes no obtienen ingresos se agudiza en los mu-
nicipios indígenas, ya que el promedio general pasa a ser de 58.4% de la pobla-
ción ocupada. En contraste, en los municipios con población indígena dispersa
este índice desciende a 38.3% de esa población. En los municipios con presencia
indígena es menor el porcentaje de quienes no reciben ingresos, con 29.3%, en
tanto que éstos son los que obtienen más de dos salarios mínimos, con 14.6%.
En los municipios indígenas la mayoría de las mujeres no percibe ingresos,
con 70.4%; en contraste, en los municipios con población indígena dispersa
56.4% de las mujeres adquiere más de dos salarios mínimos. Esto indica que en
los municipios indígenas siete de cada 10 mujeres no reciben ingresos, mientras
que en los municipios con población indígena dispersa casi seis de cada 10 ob-
tienen más de dos salarios mínimos.
Existe un marcado contraste entre los municipios. Por ejemplo, en Acatepec,
municipio indígena, 91.3% no percibe ingresos o recibe menos de un salario
mínimo. Lo mismo identificamos en otros dos municipios indígenas: Zapotit-
lán Tablas, con 89.5%, y Metlatónoc, con 89.2%. Por el contrario, en Tlapa de
Comonfort el rezago al respecto corresponde sólo a 38.4%, y en otros, como
Xochihuehuetlán y Alpoyeca, es de 39.4% y de 43%, respectivamente (véase
cuadro 24).
Marginación social
Ninguno de los municipios de la Montaña guerrerense es considerado como una
entidad de baja marginación social. Por el contrario, según las estimaciones de
coNaPo, 12 de sus municipios presentan las características básicas de una mar-
ginalidad extrema y seis están catalogados como centros de alta marginación
social. La Montaña es, así, la región con mayores niveles de marginación en un
estado que encabeza actualmente la lista de entidades federativas con mayores
rezagos socioeconómicos. No es sorprendente, por lo tanto, que diversos indica-
dores de la región presenten índices que llegan a ser alarmantes con respecto a
Cuadro 23. Porcentaje de población de 6 a �5 años en hogares indígenas que no asiste a la escuela por tipo de municipio
según grupos de edad y sexo, 2000
Tipo de municipioTotal Hombres Mujeres
6-12 13-15 6-12 13-15 6-12 13-15
Montaña 15.2 28.6 14.9 24.1 15.0 33.0
Indígena �5.6 28.0 �5.3 24.0 �5.9 32.�
Presencia indígena �0.9 30.8 9.5 23.5 �2.2 37.6
Indígena dispersa �4.0 36.8 �3.3 28.3 �4.7 43.8
Nota: No incluye a la población que no especificó la condición de asistencia.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica 87. Porcentaje de población de �5 a 59 años en hogares indígenas en rezago educativo por tipo de municipio
según sexo, 2000
91.989.9
87.0
90.8
87.8
84.9
92.891.7
88.9
Indígena* Presencia indígena** Indígena dispersa***
Total Hombres Mujeres
Nota: Se refiere a la población que no logró concluir la educación básica.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
�2
personas. Sin embargo, en este conjunto de municipios seis de cada 10 vivien-
das no tienen agua entubada y 75% de ellas está construida sobre piso de tierra.
Aunque la mayoría dispone de energía eléctrica, 85% no tiene acceso a formas
alternativas de combustible para cocinar, por lo que la leña sigue siendo el prin-
cipal combustible de la zona (véase gráfica 92).
Considerada regionalmente, la cobertura de la energía eléctrica abarca a sie-
te de cada 10 viviendas de los municipios indígenas, en un promedio semejante
a la media estatal. Sin embargo, en la Montaña subsisten municipios en los que
prácticamente se desconocen los beneficios de la energía eléctrica, a pesar de
ser entidades densamente pobladas, como es el caso de Acatepec. Con 4 806
viviendas, en las que habitan 24 919 indígenas que representan 99% de la po-
blación municipal, dicho municipio sólo cuenta con 668 casas con luz eléctrica,
lo que equivale a decir que más de 20 mil personas no gozan aún de sus benefi-
cios. Acatepec, uno de los municipios indígenas más poblados de la Montaña, se
distingue a su vez por el acentuado hacinamiento de sus viviendas, 95% de las
cuales son construcciones elementales, formadas sobre pisos de tierra, que en su
los promedios estatales y naciones. Una región done 43.7% de las mujeres que
hablan una lengua indígena es aún monolingüe, donde 48% de la población in-
dígena mayor de 15 años es analfabeta y donde 56% de la población ocupada
carece de ingresos remunerados, sólo puede ser considerada como una de las
regiones más pobres del país.
En este sentido, la región de la Montaña muestra elocuentemente que los ni-
veles de marginación tienden a acentuarse en aquellos municipios en los que se
incrementa la población indígena. De hecho, la mayor parte de las entidades que
presentan características de muy alta marginación tienen a su vez la singularidad
de ser municipios con una población indígena superior a 70% de la población
municipal, ya que únicamente dos de ellas son entidades con menores porcenta-
jes en ese rango. En conjunto, sin embargo, las condiciones de extrema margina-
ción que distinguen a esos municipios afectan a 187 718 indígenas de la región,
los cuales representan una cifra tres veces mayor a los cerca de 50 mil indígenas
que habitan en los municipios de marginación alta (véase gráfica 91).
Los niveles de marginación social que exhibe la Montaña se manifiestan en
las condiciones de hacinamiento, pauperización y ausencia de servicios de las
viviendas indígenas. En los 13 municipios que cuentan con porcentaje mayor a
40% de población indígena, el promedio de habitantes por vivienda es de 5.2,
en una proporción que va de 41 282 viviendas en las que viven cerca de 228 mil
Gráfica 88. Porcentaje de población de �2 años y más en hogares indígenas según condición de actividad, 2000
Activa49 820 Inactiva
93 443 63.5%
35.5%
InactivaActiva Mujeres Hombres
Gráfica 89. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
66.6
18.113.4
54.4
9.5
33.1
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a �.9% de hombres y 3.0% de mujeres que no especificaron el sector económico en que partici-paban
�3
gran mayoría carecen de agua entubada. De hecho, de las 4 806 viviendas sólo
1 500 tienen este servicio y es probable que en su mayor parte se concentren en
la cabecera municipal (véase cuadro 25).
El caso de Acatepec no es un ejemplo aislado. Otros municipios indígenas
densamente poblados, como Metlatónoc y Zapotitlán Tablas, presentan carac-
terísticas semejantes. En ambos, en efecto, nueve de cada 10 viviendas tienen
piso de tierra, la mayoría carece de agua entubada y, en el primer caso, 70% no
dispone de energía eléctrica. El hecho de que ambos municipios sean entidades
con 99% de población indígena, como Acatepec, muestra que existe un contras-
te con aquellos municipios que se distinguen por tener una población indígena
dispersa. En Xochihuehuetlán, por ejemplo, sólo tres de cada 10 hogares cuen-
tan con piso de tierra y 91% tiene acceso a la energía eléctrica. La proporción
de población indígena en este municipio, sin embargo, es sólo de 3% del total
municipal.
Configuración étnica
Aunque la Montaña es una región interétnica, su configuración está marcada
principalmente por la presencia de tres grupos indígenas mayoritarios: tlapaneco,
mixteco y náhuatl. La población de estos grupos originarios equivale a 99% de
los hablantes de lenguas indígenas de la región, a la cual han arribado contingen-
tes dispersos de otros grupos indígenas que hasta hoy resultan extremadamente
minoritarios. Lenguas como el amuzgo, el zapoteco, el purépecha y el chinan-
teco prácticamente no tienen representatividad, aun cuando algunos municipios
alberguen a diversos representantes de estas lenguas indígenas. En cambio, de los
18 municipios que integran la región en cinco la principal lengua es el tlapaneco,
en siete el mixteco y en seis el náhuatl. Al ser el grupo mayoritario, el tlapaneco
abarca 38% de la población indígena regional, mientras el mixteco y el náhuatl
representan 34% y 26% de este sector (véase gráfica 93).
Cuadro 24. Distribución porcentual de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas por tipo de municipio y sexo según
ingreso, 2000
Tipo de municipio y sexo Sin ingresosMenos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 56.9 17.7 13.5 11.9
Indigena* 58.4 �7.2 �2.7 ��.7
Presencia indígena** 29.3 29.8 26.3 �4.6
Indígena dispersa*** 38.3 �8.3 32.0 ��.4
Hombres 55.2 17.5 16.5 10.8
Indígena* 56.4 20.� �4.8 8.7
Presencia indígena** 65.5 6.� �9.0 9.4
Indígena dispersa*** 50.0 �2.4 20.6 �7.0
Mujeres 65.1 22.1 4.5 8.3
Indígena* 70.4 2�.6 2.9 5.�
Presencia indígena** 47.0 34.8 3.9 �4.3
Indígena dispersa*** 4.6 8.3 30.7 56.4
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena. Gráfica 90. Distribución de la población de �2 años y más en hogares
indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
56.7
54.2
61.7
17.7
16.5
20.4
13.8
17.3
6.3
11.8
12.0
11.6
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
�4
Tlapanecos
Los tlapanecos, como se conocen genéricamente, se autodesignan con el nombre
de mbo me’ phaa, que significa “el que habita en Tlapa”. Otra posible derivación
es mépa, en referencia a los que hablan su propia lengua, o mi’ mbaa, que se tra-
duce como “el que está pintado” (Oettinger, 1980; Carrasco, 1994).
Actualmente los me’ phaa representan el grupo indígena mayoritario en la
Montaña, con 38.7%, ya que su población se calcula en 72 283 hablantes de esa
Gráfica 9�. Población indígena de la Montaña según nivel de marginación social, 2000
187 718
51 142
Muy alta marginación Alta marginación0
20 000
40 000
60 000
80 000
100 000
120 000
140 000
160 000
180 000
200 000
Gráfica 92. Viviendas indígenas de la Montaña según nivel de servicios, 2000
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
30 000
35 000
40 000
45 000
Total de viviendas Sin agua entubada Con piso de tierra Sin electricidad
Cuadro 25. Municipios con población indígena marginada en relación a las características de la vivienda, 2000
MunicipioSin drenaje o sanitario exclusivo
Sin electricidad
Con piso de tierra
Con hacinamiento
Marginación (conApo)
Ahuacuotzingo*** 74.3 36.4 69.� 88.8 Muy alto
Alcozauca de Guerrero* 78.3 9.4 7�.7 90.� Muy alto
Alpoyeca*** 32.3 23.9 47.8 84.6 Alto
Atlamajalcingo del Monte* 60.2 24.3 85.2 9�.9 Muy alto
Atlixtac* 73.2 48.6 89.2 9�.7 Muy alto
Copanatoyac* 76.2 27.8 82.8 92.8 Muy alto
Cualác** 32.6 22.2 6�.8 89.� Alto
Huamuxtitlán*** 47.9 5.2 42.3 86.9 Alto
Malinaltepec* 69.8 55.0 90.5 9�.0 Muy alto
Metlatónoc* 84.9 65.9 98.� 93.2 Muy alto
Olinalá** 78.4 22.5 70.9 9�.� Muy alto
Tlacoapa* 70.2 7�.6 9�.� 88.5 Muy alto
Tlalixtaquilla de Maldonado*** 67.0 3.7 68.� 87.3 Alto
Tlapa de Comonfort* 40.� �4.5 56.� 87.� Alto
Xalpatláhuac* 73.9 6.3 74.3 90.5 Alto
Xochihuehuetlán*** 27.9 2.7 3�.5 84.2 Muy alto
Zapotitlán Tablas* 45.� 48.2 9�.2 90.� Muy alto
Acatepec* 63.0 58.8 97.9 90.6 Muy alto
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
�5
lengua indígena. Se distribuyen en la parte sur de la Montaña, particularmente
en los municipios de Malinaltepec, Acatepec, Atlixtac, Zapotitlán Tablas y, en
menor medida, Copanatoyac, Tlacoapa, Tlapa de Comonfort y Atlamajalcingo
del Monte. Hoy en día habitan un total de 140 120 hablantes de tlapaneco a lo
largo del territorio nacional, de los cuales 123 317 residen dentro del estado de
Guerrero. Esto indica que, a pesar de los crecientes flujos migratorios, la Región
Montaña continúa siendo el área mayoritaria para este grupo lingüístico, ya que
su territorio concentra 53% de la población tlapaneca nacional y 62% de la es-
tatal (véase cuadro 26).
Este pueblo indígena de la Montaña se ha afirmado en un territorio y, por lo
menos desde la segunda mitad del siglo xx, su población presenta un crecimien-
to sostenido. La distribución de sus generaciones muestra que los mayores por-
centajes de población, tanto en hombres como en mujeres, se concentran en los
grupos de edad más jóvenes y tienden a reducirse entre las generaciones adultas,
con la excepción del grupo de 65 a 69 años, donde se presenta un aumento en
el porcentaje, con 4.7% en hombres y en mujeres. Hoy en día, sin embargo, casi
50 de cada 100 hombres y mujeres tlapanecos tienen entre cinco y 19 años de
edad (véase gráfica 94).
Los altos porcentajes de monolingüismo que presentan los hablantes de tlapa-
neco muestran que el empleo de la lengua vernácula sigue siendo una constante
entre las distintas generaciones de la población. De hecho, aun cuando la mitad
de la población tlapaneca tiene menos de 20 años de edad, 30% de los hombres
y 44% de las mujeres que hablan esta lengua indígena son aún monolingües, lo
cual indica que el monolingüismo no es exclusivo de las generaciones con mayor
edad (véase gráfica 95).
Gráfica 93. Distribución porcentual de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por tipo de lengua, 2000
38.76
34.45
26.65
Otras lenguas
Chinanteco
Purépecha
Zapoteco
Amuzgo
Náhuatl
Mixteco
Tlapaneco
0.08
0.02
0.01
0.01
0.04
Cuadro 26. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tlapaneca por municipio,
2000
Municipio Población Distribución porcentual
Total 72 283 100.0
Ahuacuotzingo 33 0
Alcozauca de Guerrero 3� 0
Alpoyeca 40 0.�
Atlamajalcingo del Monte � 705 2.4
Atlixtac 8 428 ��.7
Copanatoyac �56 0.2
Cualác 47 0.�
Huamuxtitlán 58 0.�
Malinaltepec 25 006 34.6
Metlatónoc � �99 �.7
Olinalá 34 0
Tlacoapa 6 598 9.�
Tlalixtaquilla de Maldonado 3 0
Tlapa de Comonfort 2 087 2.9
Xalpatláhuac 9 0.0
Xochihuehuetlán 0.0
Zapotitlán Tablas 7 298 �0.�
Acatepec �9 55� 27.0
�6 Mixtecos
Los �uu savi, “el pueblo de lluvia” en castellano, abarcan diversos territorios en los
estados de Oaxaca, Puebla y Guerrero. En esta última entidad se localizan en la
parte alta de la Montaña, que se distingue por ser la zona más abrupta e inco-
municada. De los 386 874 hablantes de mixtecos a nivel nacional, 62 494 se
encuentran en la Montaña de Guerrero, donde representan el segundo pueblo
indígena de la región, con 34.43%.
Desde la época prehispánica la Mixtecapan se extendió en la parte oriental del
actual estado de Guerrero, por lo que se puede considerar el enclave de los �uu
savi en la Montaña como una prolongación de la mixteca de Oaxaca. Actualmen-
te los mixtecos se distribuyen en 12 municipios de la región, en siete de los cuales
conforman la lengua indígena predominante. Los municipios con mayor porcenta-
je de población mixteca son Metlatónoc, Alcozauca de Guerrero y Copanatoyac,
que en conjunto agrupan a cerca de 70% de la población mixteca regional. En
Xalpatláhuac y Malinaltepec se encuentra un porcentaje significativo de pobla-
ción mixteca, y se extiende en menor medida en los municipios de Alcozauca de
Guerrero, Tlalixtaquilla de Maldonado, Atlamajalcingo del Monte y Copanatoyac.
En particular, los mixtecos de la Montaña se han distinguido por condiciones de
pobreza muy acentuadas. A causa de lo accidentado de su topografía no han po-
dido desarrollar una economía intensiva, de tal manera que la agricultura de au-
toconsumo ha sido la base de su subsistencia, la cual han complementado con la
cría de ganado menor y la venta de productos tejidos de palma. La migración, que
ha sido una de las principales estrategias económicas ante la pobreza y margina-
ción, los ha llevado a trasladarse de manera temporal o definitiva a la ciudad de
México, a los campos agrícolas en el noroeste del país y a Estados Unidos.
A pesar de las carencias económicas, de la falta de servicios, de que una gran
parte de los �uu savi es monolingüe y no sabe leer ni escribir, su población está
creciendo y la mayor parte son jóvenes. Al igual que los tlapanecos, en efecto,
entre los mixtecos se da un crecimiento poblacional en aumento, lo que asegura
su reproducción como grupo. El mayor porcentaje lo encontramos en tres grupos
de edad: el de cinco a nueve años, con 20.9% en los hombres y 19.4% en las
mujeres; el de 10 a 14 años, con 16.9% en los hombres y 15.8% en las mujeres,
y el de 15 a19 años, con 11.6% en los hombres y 12% en las mujeres. Aunque
Gráfica 94. Distribución porcentual de la población tlapaneca por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.1
2.6
4.74.8
2.4
2.7
3.4
3.9
4.2
5.2
5.8
7.2
9.2
13.5
17.7
20.4
3.4
4.1
4.7
5.9
6.5
7.69.5
12.2
16.3
19.2
Hombres Mujeres
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Gráfica 95. Población de 5 años y más tlapaneca bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
24 191
10 533
20 308
16 429
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
��
la tasa de crecimiento se reduce con los grupos de edad, en la generación de 65
a 69 años se observa un aumento en el porcentaje: 5.5% entre hombres y 4.4%
entre mujeres (véase gráfica 96).
Los índices de monolingüismo entre los hablantes de mixteco siguen siendo
altos si se considera que de los 29 063 hombres que hablan esta lengua indígena
12 689 son monolingües, lo que representa 43.7%. Entre las mujeres el índice
aumenta: del total de población femenina, que es de 32 110, 18 589 es monolin-
güe: 57.9%. En esta región, entre los mixtecos 40 de cada 100 hombres y casi 60
de cada 10 mujeres sólo hablan su lengua originaria (véase gráfica 97).
Nahuas
Los nahuas constituyen el pueblo indígena mayoritario del estado de Guerrero, ya
que su población se calcula en 136 681 hablantes distribuidos en toda la entidad.
En la Montaña, sin embargo, representa el tercer grupo indígena de la región, con
un total de 42 598 personas que hablan esta lengua indígena, lo que representa
26.65%. El mayor número de población nahua se concentra en los municipios de
Tlapa de Comonfort, Olinalá y Copanatoyac. No obstante, las unidades adminis-
trativas con mayor proporción, en términos relativos, son Ahuacuotzingo, donde
99.6% es hablante de náhuatl; Huamuxtitlán, con 93.9%; Cualác, con 91.3%, y
Xochihuehuetlán, con 85.1%.
A pesar de que la Montaña se ha caracterizado históricamente por haber es-
tado incomunicada del contexto estatal, los nahuas han sido una excepción. Si
integración al contexto estatal se explica por la relación con población nahua de
otras regiones, en específico del centro y el norte de la entidad, y por el comercio
de artesanías. De ahí que este grupo haya sido partícipe de la cultura regional que
se ha conocido como “nahuas del Alto Balsas”, la cual se ha distinguido por las
múltiples relaciones intraétnicas y por la producción artesanal.
Si bien entre los nahuas ha predominado la agricultura de temporal destinada
al autoconsumo, junto con una producción limitada de ganado menor, el comer-
cio de artesanías ha sido fundamental en su economía, sobre todo en la actualidad.
La población nahua de la Montaña ha creado un circuito comercial, que rebasa la
Gráfica 96. Distribución porcentual de la población mixteca por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
2.6
2.6
4.4
3.2
4.4
4.7
6.2
6.4
7.8
9.8
12.0
15.8
19.4
Hombres Mujeres
5.5
3.1
2.6
3.3
4.2
4.4
5.5
5.7
7.1
11.6
8.4
16.9
20.95 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Gráfica 97. Población de 5 años y más mixteca bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
16 374
12 689 13 521
18 589
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
��
región y al estado, en torno a la venta y manufactura de cerámica, textiles, objetos
de palma y carrizo. Asimismo, la migración se ha generalizado cada vez más y no
sólo por el comercio; los nahuas se desplazan a las plantaciones de café de la Costa
Grande de Guerrero, al estado de Morelos para la zafra azucarera y a las zonas de
producción industrial de Baja California, Sonora y Sinaloa (Villela, 1994).
La población nahua de la Montaña no se destaca por mayores niveles de
bienestar. Al igual que mixtecos y tlapanecos, presenta altos índices de analfabe-
tismo y escasez de infraestructura y servicios. Sin embargo, se distingue por los
bajos porcentajes en monolingüismo, en comparación con los otros pueblos de la
región, seguramente debido a la vocación artesanal y comercial del grupo. Aun-
que hay un menor índice de población monolingüe, el mayor índice corresponde
a las mujeres, como entre mixtecos y tlapanecos. De los 16 909 hombres, 3 074
son monolingües, y de las 16 530 mujeres los son 5 258: de los primeros, 15.4%,
y de las segundas, 24.1% (véase gráfica 98).
Con todo, entre los nahuas encontramos la misma tendencia que en tlapane-
cos y mixtecos en la estructura de la población. Salta a la vista un crecimiento
poblacional en aumento y una proporción superior de jóvenes. El mayor porcen-
taje se ubica entre los grupos de edad de cinco a nueve, de 10 a 14 y de 15 a 19
años. El mayor índice de crecimiento corresponde al grupo de cinco a nueve, con
17.3% entre los hombres y 15.6% entre las mujeres; le sigue con poca diferen-
cia el grupo de 10 a 14, con 16.3% entre la población masculina y 14.5% entre
la femenina. En el grupo de edad de 15 a 19 años encontramos 11.1% entre los
hombres y 11.9% entre las mujeres. Asimismo, vemos que hay una disminución
en el crecimiento conforme al aumento en los grupos de edad, con la notable ex-
cepción del grupo de edad entre 65 y 69 años, que representa 8% de población
masculina y 6.8% de población femenina (véase gráfica 99).
Migración
La Montaña de Guerrero se distingue por el fuerte proceso de emigración que ca-
racteriza a la mayoría de los municipios de la región. En sí, esta región no es lugar
de atracción de migrantes, ya que no cuenta con significativas áreas productivas
y fuentes de empleo. Por el contrario, de los 18 municipios de la región 10 están
dentro de la categoría de expulsión y el resto de equilibrio. Los municipios con
mayores índices de emigración son tanto indígenas como con presencia indígena
y población indígena dispersa.
En las últimas décadas la migración se ha incrementado en la región de la
Montaña. Para un gran número de familias de todos los municipios, la migración
ha sido una salida ante una economía agrícola deficitaria, con recursos deteriora-
dos y un fuerte crecimiento demográfico, sobre todo en aquellos con altos índi-
ces de marginalidad. La migración se ha vuelto una de las estrategias económicas
más importantes, aunque todas sigan girando alrededor de la producción agrícola
(Félix y Cristiani, 1996). Los lugares más recurridos por la migración han sido los
estados de Sinaloa, para el cultivo del jitomate, y Morelos, para la zafra de azú-
car; lo mismo el puerto de Acapulco y la ciudad de México, donde los montañe-
ros realizan trabajos de comercio ambulante, servicios y albañilería.
La migración se realiza con mayor frecuencia durante los meses de diciembre
y enero; en abril y mayo los campesinos siembran en sus parcelas y después se
desplazan a otros sitios dentro del estado de Guerrero, como la Costa Grande o
Acapulco, y hacia destinos más lejanos, como Morelos, Nayarit, Jalisco, Duran-
go, Puebla, San Quintín, Baja California, Sinaloa o Estados Unidos. Los migrantes
duran en promedio de cinco a seis meses fuera de sus comunidades (ibídem).
Gráfica 98. Población de 5 años y más nahua bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
16 909
3 074
16 530
5 258
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
��
Durante 1993 los indicadores de pronAsol estimaban que 30 mil jornaleros
habían abandonado el estado de Guerrero, la mayoría de los cuales procedían
de municipios de la Montaña, como Metlatónoc, Alcozauca y otras entidades de
predominio mixteco y tlapaneco. Si la migración mixteca de la Montaña es difí-
cil de contabilizar, en virtud de que sus migrantes provienen tanto de Guerrero
como de Oaxaca, la migración tlapaneca indica que cerca de 20 mil hablantes
de esta lengua indígena residen ya fuera de su estado de origen, principalmente
en Morelos, Sinaloa, Estado de México y Distrito Federal.
Aunque el estado de Guerrero cuenta con pocos polos de atracción migrato-
ria, el puerto de Acapulco destaca como uno de los centros estatales con mayor
flujo de población indígena. Su industria turística ha promovido que 24 684 indí-
genas, principalmente guerrerenses, residan de manera permanente a lo largo del
municipio. De ahí que, aunque resultan extremadamente minoritarios con res-
pecto a la población total, hoy en día se registren en esa entidad 7 204 mixtecos,
2 683 de amuzgos, 3 322 tlapanecos y 8 859 hablantes de náhuatl que provienen
en su gran mayoría de la Montaña de Guerrero (véase gráfica 100).
El caso de los nahuas es significativo porque muestra los mecanismos con que
una cultura indígena se adapta a las nuevas exigencias de un mercado turístico
que guía su proceso migratorio. A partir de la década de los cincuenta, cuando
Acapulco se convierte en un centro de recreación turística, los nahuas de Oapan
y Ameyaltepec descubrieron un nuevo mercado para su alfarería tradicional, por
lo que se dieron a la tarea de innovar piezas artesanales para el consumo turísti-
co. Entre éstas, el papel amate destacó como una artesanía que pronto se convir-
tió en una industria regional, permitiendo que los nahuas ingresaran a un circuito
de comercio ambulante que abarcaba las principales ciudades del estado. Sin
embargo, a pesar de viajar constantemente y pasar periodos largos en los centros
urbanos, los nahuas no rompen las relaciones con sus pueblos de origen y han
establecido una forma de migración que no es del todo permanente. Los proble-
mas de carestía, inseguridad y falta de venta han hecho más difícil ir y venir de
sus comunidades, aunque casi todos los originarios de esta región consideran su
vida en las ciudades como una situación temporal, y su comunidad sigue siendo
su referente social y ceremonial más importante (Good, s.f.).
Gráfica 99. Distribución porcentual de la población nahua por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
3.2
3.2
6.8
3.7
4.8
5.0
6.4
6.7
8.0
9.6
11.9
14.5
15.6
Hombres Mujeres
8.1
3.5
3.1
3.6
4.6
5.0
5.7
6.1
6.9
11.1
8.0
16.3
17.35 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Nota: No incluye a 0.6% de mujeres y 0.7% de hombres que no especificaron su edad
Gráfica �00. Migrantes tlapanecos según principales entidades federativas, 2000
2 315
3 6533 927
4 483
2 559
Morelos Distrito Federal Sinaloa Estado de México
Otras entidades0
1 000
2 000
3 000
4 000
5 000
101
103
regIón costA chIcA
La Costa Chica se localiza en la parte sureste del estado de Guerrero, en los límites que separan la entidad del territorio
oaxaqueño. La región tiene una extensión de 7 495.33 kilómetros cuadrados y está conformada por 13 municipios, en
los que reside un total de 338 416 habitantes, la tercera parte de los cuales corresponden a personas que hablan una
lengua vernácula o bien habitan en un hogar indígena.
La Costa Chica está conformada por amplias planicies costeras y por las estribaciones sureñas de la Sierra Madre
del Sur. Desde el punto de vista hidrológico, la zona pertenece a la región del Pacífico Sur y forma parte de los ríos
Cortijos, Santa Catarina y Quetzala, que después se unen para formar el río Grande, y de la cuenca del río Tlapaneco,
afluente del río Balsas. Se distingue por tres tipos de climas: uno cálido subhúmedo con lluvias de verano, otro semi-
cálido subhúmedo con lluvias en verano y, por último, uno húmedo templado con la misma temporada de lluvias.
Por sus características climáticas la Costa Chica es rica en árboles frutales, bosques tropicales y una zona amplia de
pradera, además de contar con múltiples corrientes de agua y áreas de costa. En general, los suelos son arcillosos y
aptos para la agricultura. No obstante, la explotación irracional del bosque y las prácticas agrícolas han provocado su
erosión gradual. Sus praderas son propicias para la agricultura, ya que cuenta con buenos pastos y agua permanente
todo el año, y las costas son una fuente rica en productos marinos. En la Costa Chica la explotación forestal, aunque
menor en comparación con la Costa Grande, constituye una de las principales actividades productivas. En las zonas
medias de la sierra la cafeticultura representa una opción para muchas familias. La agricultura de autoconsumo sigue
siendo la principal fuente productiva entre los pueblos indígenas, sobre todo la vinculada al cultivo de maíz, ajonjolí,
frijol, caña de azúcar y plátano.
En esta región se desarrolla la actividad ganadera más importante del estado, si bien hacen falta programas que
refuercen el mejoramiento del ganado vacuno. La Costa Chica cuenta con un alto potencial para generar proyectos
de agricultura e impulsar la pesca a gran escala, así como las condiciones para desarrollar huertas frutales y agroin-
dustriales (Gobierno del Estado de Guerrero, 2004).
104
La población indígena
A diferencia de la Montaña de Guerrero, la Costa Chica no es una región mayori-
tariamente indígena. De los 13 municipios que la componen siete corresponden
a entidades con población indígena dispersa, en las que habita menos de la dé-
cima parte de la población indígena regional, estimada actualmente en 115 408
personas que comparten esta característica. En los seis municipios restantes re-
side 92% de este sector poblacional, en entidades densamente pobladas por ha-
blantes de mixteco y amuzgo, las lenguas indígenas predominantes.
La mayor parte de la población indígena de la Montaña está constituida por
mixtecos, amuzgos y, en menor medida, tlapanecos y nahuas. Los municipios
amuzgos y mixtecos se caracterizan por el alto número de hablantes de alguna
de las lenguas indígenas, así como por presentar altos índices de monolingüismo
y por contar con una dinámica poblacional en aumento. Aunque estas entidades
cuentan con una mayoría de hablantes de amuzgo y mixteco, es significativo el
porcentaje de una segunda lengua, lo que hace de la Costa Chica no sólo una
región multiétnica, sino también un territorio constituido por numerosos munici-
pios multilingües en los que los grupos etnolingüísticos predominantes conviven
con tlapanecos y nahuas.
El empleo de las lenguas vernáculas entre la población indígena de la Costa
Chica es aún lo suficientemente amplio como para asegurar su propia reproduc-
ción. Actualmente siete de cada 10 personas que habitan en un hogar indígena se
desenvuelven en alguna de las lenguas regionales, si bien los hombres muestran
una tendencia ligeramente mayor que las mujeres a perder su lengua originaria.
Del total de población masculina que habla una lengua indígena, que se calcula
en 56 682 personas, es hablante 70.1%. En tanto que de la población total feme-
nina, 58 183 personas aproximadamente, 71% es también hablante de una len-
gua indígena (véanse gráficas 101 y 102).
El volumen de población indígena que ha perdido el empleo de la lengua
vernácula se concentra principalmente en las generaciones menores a 40 años
de edad y tiende a incrementarse entre los adolescentes y los niños indígenas. La
pirámide población muestra en efecto que, conforme es mayor el grupo de edad,
menor es el porcentaje de población y menores los índices de personas que han
perdido la lengua originaria. Prácticamente, de la edad de 40 a 55 años y más, la
mayor parte de la población es hablante de alguna de las lenguas indígenas de
la región. Aunque en las generaciones más jóvenes se advierte una pérdida pro-
gresiva de la lengua, no es aún lo suficientemente amplia como para pensar en
un proceso paulatino de extinción. Asimismo, el perfil de la estructura de edad
da cuenta de que en esta región hay un ascenso de la población indígena, lo que
garantiza su reproducción como grupo.
Tanto en el sector masculino como en el femenino, la población de cinco
años y más que habla alguna de las lenguas indígenas presenta altos índices de
monolingüismo. Éstos, en efecto, están aún por encima de la media indígena es-
tatal, calculada en 35% de población monolingüe. Las estimaciones para la Costa
Chica son de ocho puntos porcentuales mayores a la media estatal, ya que 43 de
cada 100 personas que hablan una lengua indígena desconocen el castellano. Si
bien este porcentaje disminuye entre la población masculina a 35% de los ha-
blantes, se incrementa de manera significativa entre las mujeres indígenas de la
región, al grado que 48% de la población femenina hablante de lengua indígena
se caracteriza por su condición monolingüe. La población que no habla castella-
no se concentra principalmente en los municipios con 70% o más de población
indígena. En estas unidades administrativas el porcentaje general de monolin-
Gráfica �0�. Población que habita en hogares indígenas según su atribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres Mujeres
Hablantes No hablantes
70.1% 71.0%
29.9%29.0%
56 682 58 183
105
güismo es de 59.4% de la población total, pero se incrementa a 64.8% entre la
población femenina (véase gráfica 103).
Los altos niveles de monolingüismo son significativos entre una población in-
dígena que si bien sigue siendo mayoritariamente rural, tiende a asentarse cada
vez más en zonas urbanas. De hecho, la población indígena de la Costa Chica
que se concentra en áreas urbanas es alta en términos absolutos y comparativa-
mente mayor a la de otras regiones indígenas del estado. A diferencia de la Mon-
taña, donde sólo cuatro de cada 100 indígenas viven en localidades urbanas, la
tercera parte de la población indígena de la Costa Chica habita en localidades
mayores a 2 500 habitantes. La población rural, sin embargo, representa aún 67%
de la población indígena regional, distribuida principalmente en comunidades
que no alcanzan el límite de los 2 500 habitantes, aunque sobrepasan los 500
(véase gráfica 104).
Una de las principales dificultades que ha tenido el gobierno para construir
infraestructura y dotar de los principales servicios a las comunidades indígenas
ha sido la dispersión de su población. Por ejemplo, en la zona amuzga sólo tres
Gráfica �02. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
15 000 10 000 5 000 0 5 000 10 000 15 000
Habla lengua indígena No habla lengua indígena
Hombres Mujeres
0 - 45 - 9
10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 64
65 y más
Nota: Se considera a la población hablante de lengua indígena a partir de los 5 años de edad.No incluye a ��8 mujeres y �44 hombes que no especificaron su edad.
Gráfica �03. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
25 532
14 217
21 39919 913
Bilingües
Hombres Mujeres
Monolingües
Gráfica �04. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
34 083
41 717
35 519
3 985De 15 000 a 19 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
36.1
3.5
29.6
30.8
106
de las 302 localidades tienen más de mil habitantes. El 99% de los amuzgos se
encontraban en comunidades de entre 500 y mil personas. De manera que la in-
fraestructura y los servicios se han concentrado sobre todo en las cabeceras mu-
nicipales; gran parte de la población, que se asienta en cientos de localidades, no
ha tenido acceso a educación, salud, electricidad y demás servicios (Programa
de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural, 1976, Gobierno del Estado de
Guerrero, 1997).
En la Costa Chica, en efecto, la distribución de la población indígena varía en
relación con el tamaño de localidad. Aunque una buena parte de la población se
encuentra en localidades de 100 a 499 habitantes, 23.6% se sitúa en localidades
de 2 500 a 4 999 y cerca de 20% en localidades de 500 a 999. Sólo cuatro de
cada 100 indígenas se encuentran en localidades de 15 mil a 19 999 residentes.
Salud y fecundidad
Por la configuración de los hogares indígenas es posible advertir que en la Costa
Chica la mayor parte de la población indígena está casada o vive en unión con-
yugal. Actualmente 50.8% de los hombres y 55.6% de las mujeres están casados,
lo que representa la mayoría de la población indígena. Por su parte, el sector de
indígenas solteros comprende 48% de la población masculina y 38.7% de la fe-
menina. La estructura conyugal presenta, sin embargo, un mayor número de mu-
jeres viudas, separadas o divorciadas que presiden los hogares indígenas, lo que
se ha traducido en un porcentaje considerable de hogares con jefatura femenina.
En Cuautepec, por ejemplo, 30% de los hogares indígenas tiene una jefatura fe-
menina, mientras en otros municipios, como Copala y Azoyú, los índices son de
20.2% y 19.3%, respectivamente (véase gráfica 105).
Al parecer, los índices de fecundidad han disminuido significativamente en
las últimas décadas. Entre los amuzgos, por ejemplo, el promedio de hijos na-
cidos vivos durante la década de los ochenta era de seis infantes (Ávila y Borja,
1996), un promedió que se ha reducido a 2.5 en la actualidad.
Los municipios que presentan un mayor promedio son Igualapa, Copa-
la y Cuautepec, y los de menor son Xochistlahuaca, Tecoanapa, Ometepec y
Tlacoachistlahuaca. Los dos municipios con presencia indígena están dentro del
menor promedio de hijos nacidos vivos. Es interesante observar que los munici-
pios indígenas presentan los índices más bajos, lo que muestra una reducción de
la fecundidad entre los pueblos indígenas.
Como en la Montaña, en la Costa Chica es una constante la carencia de servi-
cios de salud. En los 13 municipios es alto el porcentaje de población en hogares
indígenas sin derechohabiencia; en promedio, nueve de cada 10 indígenas de
la región no tienen acceso a esos servicios. El mayor porcentaje se encuentra en
San Marcos y Cuautepec, con 100%; el menor está en Florencio Villarreal, con
82.2%, y en Tecoanapa, con 93.3%. Considerando los dos municipios indígenas,
el promedio es alto: en Tlacoachistlahuaca es de 97.8% y en Xochistlahuaca, de
97.4% (véanse gráficas 106 y 107).
En relación con las tasas de mortalidad, los municipios con mayores índices
son los municipios indígenas: Xochistlahuaca, con 49%, y Tlacoachistlahuaca,
con 48%. Los municipios con menores índices son Copala, con 29.6%, Floren-
cio Villarreal, con 29.9%, y San Marcos, con 31.2%. Habrá que advertir que la
diferencia entre los municipios con menores y mayores tasas es de 20 puntos
porcentuales. En este sentido coinciden los altos índices de mortalidad infantil
con la carencia de los servicios de salud en los municipios indígenas. Tanto en
Gráfica �05. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
48.0
38.7
50.855.6
1.25.7
Soltero Casado o unido Viudo, separado odivorciado
Hombres Mujeres
10�
Xochistlahuaca como Tlacoachistlahuaca sólo dos de cada 100 personas tienen
acceso a este servicio (véase gráfica 108).
Educación
El rezago educativo en la Costa Chica es uno de los más altos del país; supera in-
cluso al que se observa en regiones con una acentuada marginación social, como
es el caso de la Montaña de Guerrero. Este rezago se advierte principalmente en
el hecho de que más de la mitad de la población indígena regional no sabe leer ni
escribir y cuenta con un alto porcentaje de inasistencia y deserción escolar. Cal-
culado en 53.9% de la población indígena de 15 años y más, el índice de analfa-
betismo es incluso superior a la media indígena estatal, una de las más elevadas
del país en materia de educación indígena.
En los seis municipios indígenas de la región, la población de 15 años y más
asciende a 55 907 personas, de las cuales 30 516 son analfabetas. El analfabetis-
mo afecta por lo tanto a más de la mitad de la población indígena de esta zona,
y en algunos municipios, como Xochistlahuaca, abarca 65% de la población mu-
nicipal que se encuentra en ese rango de edad.
El caso de Xochistlahuaca es significativo porque demuestra que el rezago educa-
tivo se incrementa proporcionalmente conforme aumenta la densidad de población
indígena en cada municipio. Con una población de 21 304 indígenas, que consti-
tuyen 93% de la demografía municipal, Xochistlahuaca es una de las entidades con
mayor número de indígenas en la Costa Chica y uno de los centros con la mayor can-
tidad de hablantes de amuzgo en la región. Aunque su población de 15 años y más es
cercana a las 12 mil personas, solamente 4 163 saben leer y escribir, mientras cerca
de 8 mil carecen aún de esta capacidad educativa (véase gráfica 109).
Gráfica �06. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
82.2
91.3
94.8
95.9
96.9
97.0
97.4
97.6
97.8
98.9
99.6
100.0
100.0
Florencio Villarreal***
Tecoanapa***
Azoyú***
Ometepec***
Copala***
Igualapa**
Xochistlahuaca*
San Luis Acatlán**
Tlacoachistlahuaca*
Ayutla de los Libres***
Cuajinicuilapa***
Cuautepec***
San Marcos***
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �07. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años
en hogares indígenas, 2000
2.5
2.5
2.6
2.6
2.7
2.7
2.8
2.8
2.9
2.9
3.1
3.1
3.2
Xochistlahuaca*
Tecoanapa***
Ometepec***
Tlacoachistlahuaca*
Florencio Villarreal***
Ayutla de los Libres***
Azoyú***
San Luis Acatlán**
San Marcos***
Cuajinicuilapa***
Cuautepec***
Copala***
Igualapa**
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
10�
Colindante con el estado de Oaxaca, Xochistlahuaca pertenece a un con-
junto de municipios mixtecos y amuzgos que presentan los más altos índices de
analfabetismo del estado, superados tan sólo por el municipio de Metlatónoc,
en la Montaña de Guerrero. Al igual que Xochistlahuaca, en efecto, los munici-
pios de Ometepec y Tlacoachistlahuaca, vecinos al primero, tienen índices de
analfabetismo superiores a 50% de su población mayor de 15 años y se caracte-
rizan por ser entidades de alta concentración de población indígena. Baste decir
que en estos tres municipios, que conforman una microrregión acotada, reside
55% de la población indígena regional y 62% de los analfabetas indígenas de
la zona.
Si los índices regionales de analfabetismo son particularmente altos en los
municipios con mayor densidad de población indígena, llegan a ser alarmantes
entre el sector femenino de la región. De hecho, mientras la mayoría de los hom-
bres indígenas saben leer y escribir, en un promedio que va de 54% de alfabetas
a 46% de analfabetas, entre las mujeres esa proporción se invierte de manera sus-
tantiva, ya que seis de cada 10 mujeres indígenas de la Costa Chica es aún anal-
fabeta. El analfabetismo femenino es extensivo en toda la región, pero se acentúa
particularmente en los seis municipios con mayor densidad de población indíge-
na, donde afecta a siete de cada 10 mujeres indígenas, lo que representa uno de
los índices más elevados del país (véase cuadro 27).
Los índices de analfabetismo tienden hoy en día a reducirse entre las gene-
raciones indígenas que se encuentran entre los seis y los 15 años de edad, ya
que los programas educativos han logrado extenderse de manera relativamente
amplia en este sector generacional. Sin embargo, los municipios indígenas de
la Costa Chica siguen presentado mayores niveles de inasistencia escolar que
los de otras regiones del estado. En la generación infantil, que cuenta de seis a
12 años de edad, 16% no tiene acceso a la educación primaria. Aun cuando la
inasistencia escolar es en este caso más acentuada entre los niños que entre las
niñas, éstas se ven más afectadas en cuanto a la ausencia de educación secunda-
ria. De hecho, una de cada tres adolescentes indígenas que tienen entre 13 y 15
Gráfica �08. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
49.0
48.0
39.9
38.3
36.7
35.8
34.1
33.4
33.3
31.2
30.7
29.9
29.6Copala***
Florencio Villarreal***
San Marcos***
Azoyú***
Ometepec***
Tecoanapa***
Cuajinicuilapa***
Igualapa**
Cuautepec***
Ayutla de los Libres***
San Luis Acatlán**
Tlacoachistlahuaca*
Xochistlahuaca*
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �09. Porcentaje de población de �5 años o más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
46.153.9 53.7
46.3
38.9
61.1
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
10�
terceros, de 88.2%. Considerando el total de población, el rezago educativo es
más alto en los municipios con presencia indígena, pero los municipios eminen-
temente indígenas siguen siendo los más afectados en cuento a esa problemática
que se presenta entre la población femenina.
años de edad no asiste a la escuela secundaria, en una proporción que es cinco
puntos porcentuales mayor a la de los varones que se encuentran en el mismo
rango de edad.
Con todo, la inasistencia escolar es más pronunciada en los municipios indí-
genas. En estos municipios, del total de población en la edad de seis a 12 años,
23.3% no asiste a la escuela primaria, mientras 36.7% de los adolescentes que
tienen de 13 a 15 años no tiene acceso a la escuela secundaria. En contraste, en
los municipios con población indígena dispersa, estos porcentajes descienden a
14.2% de la población de seis a 12 años y a 27.5% en la de 13 a 15 (véanse grá-
fica 110 y cuadro 28).
Sin embargo, en la instrucción escolar las generaciones adultas son las más
afectadas. Del total de la población indígena que tiene entre 15 y 59 años de
edad, 46.6% no cuenta con ningún tipo de instrucción y 23.2% tiene la primaria
incompleta. De ahí que solamente 3% de la población indígena regional tenga
estudios superiores a la educación secundaria, lo cual exhibe uno de los mayores
rezagos educativos en el país (véase cuadro 29).
En general, los municipios indígenas, los de presencia indígena y los de po-
blación indígena dispersa presentan un alto rezago educativo. Del total de pobla-
ción, en los primeros el rezago es de 89.3%, en los segundos, de 89.6%, y en los
Cuadro 27. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por tipo de municipio según sexo e índice de
sobreanalfabetismo femenino, 2000
Tipo de municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Costa Chica 53.9 46.3 61.1 1.3
Indígena 65.� 58.5 7�.2 �.2
Presencia indígena 44.6 37.� 52.0 �.4
Indígena dispersa 5�.� 43.� 58.8 �.4
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor en relación al de los hombres.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica ��0. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos
de edad y sexo, 2000
71.7
84.5
76.1
83.5
73.8
84.0
28.3
15.5
23.9
16.5
26.2
16.0
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
Cuadro 28. Porcentaje de población de 6 a �5 años en hogares indígenas que no asiste a la escuela por tipo de municipio según grupos
de edad y sexo, 2000
Tipo de municipioTotal Hombres Mujeres
6-12 13-15 6-12 13-15 6-12 13-15
Costa Chica 16.0 26.2 16.5 23.9 15.5 28.3
Indígena* 23.3 36.7 24.3 35.0 22.3 38.3
Presencia indígena** 9.5 �3.4 �0.0 �0.5 9.0 �6.�
Indígena dispersa*** �4.2 27.5 �4.4 25.5 �4.� 29.5
Nota: No incluye a la población que no especificó la condición de asistencia.* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
110
Ingresos y empleo
La economía de los pueblos indígenas de la Costa Chica está basada en la agri-
cultura de autoconsumo, en la ganadería a pequeña escala y, en menor medida,
en la venta de artesanías. En las últimas décadas, sin embargo, la producción de
café, el ganado bovino y la explotación forestal han constituido las fuentes eco-
nómicas más importantes de la región. No obstante, estas últimas actividades han
estado principalmente en manos de la población mestiza, dejando al margen y en
desventaja a los indígenas.
En la actualidad hay una distinción entre hombres y mujeres indígenas en
relación con las ramas productivas. Mientras que la mayor parte de población
masculina se dedica al sector primario, la población femenina se concentra en
el secundario y, en menor medida, en el terciario. Esta distinción responde a una
división de trabajo dentro de las familias. Entre los amuzgos, por ejemplo, los hom-
bres labran la tierra y llegan a comercializar el excedente del campo, mientras las
mujeres se dedican a la manufactura de artesanía textil que ofrecen a la venta
(Ávila y Borja, 1996). Aunque esta estrategia económica ha asegurado la existen-
cia y reproducción de la población indígena, la pobreza y la marginación han
sido una constante, lo cual se expresa en los bajos niveles de ingresos. Si bien la
mayor parte de los indígenas son parte de la Pea y se encuentra ocupada, es alto
el porcentaje de quienes no obtienen ingresos o reciben menos de un salario mí-
nimo (véase gráfica 111 y cuadro 30).
Si se considera únicamente a los seis municipios indígenas de la zona, se ad-
vierte que 47% de la población de 12 años y más se encuentra económicamente
activa, con un total de 30 730 personas que, en su gran mayoría, están ocupadas
en alguno de los sectores productivos. Sin embargo, el sector primario continúa
siendo la rama productiva de mayor empleo para la población indígena regional,
ya que seis de cada 10 indígenas de la Costa Chica obtienen aún sus ingresos de
la producción agropecuaria.
La Pea que se ha desplazado hacia los sectores de las manufacturas y de los
servicios está constituida, principalmente, por mujeres jóvenes que han encontra-
do en ese tipo de actividades un medio de complementar la economía familiar.
Cuadro 29. Distribución de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 46.6 39.5 53.3
Primaria incompleta 23.2 26.6 20.0
Primaria completa �3.0 �4.7 ��.4
Secundaria incompleta 5.6 6.4 4.9
Secundaria completa 7.0 8.2 5.9
Postsecundaria 2.9 3.0 2.8
No especificado �.7 �.6 �.8
Cuadro 30. Población de �2 años y más económicamente activa en hogares indígenas por tipo según sexo, 2000
Tipo Total Hombres Mujeres
Población activa 36 825 64.7 23.5
Ocupada 36 643 64.6 26.6
Desocupada �82 84.� �5.9
Gráfica ���. Porcentaje de población de �2 años y más en hogares indígenas según condición de actividad, 2000
Inactiva Activa Mujeres Hombres
97.2%
2.8%
20 739
10 039
111
De esta forma, mientras 78.5% de la población indígena masculina se emplea en
el sector primario, 53% de la población femenina económicamente activa labora
en el sector secundario y 28.3% adicional lo hace en el sector terciario. De ahí
que exista una clara diferencia entre los sexos en relación con la actividad pro-
ductiva, diferencia que se traduce en la tendencia que muestran los hombres a
dedicarse en su mayoría a la agricultura, y las mujeres a la industria y, en segunda
instancia, a la economía de servicios (véase gráfica 112).
En estas circunstancias, la población masculina presenta una mayor tenden-
cia a carecer de ingresos que la población femenina. En términos generales, en
efecto, 50.7% de la población económicamente activa de la Costa Chica no re-
cibe ingresos remunerados, 26.9% obtiene menos de un salario mínimo; 15.1%,
de uno a dos, y 7.3%, más de dos. Sin embargo, este porcentaje se incrementa
cuando se considera sólo a la población masculina, 53.9% de la cual no cuen-
ta con ingresos remunerados. Entre las mujeres, en cambio, dicha proporción es
menor, ya que sólo 42.4% se encuentra en una situación semejante.
No obstante, entre la Pea que recibe algún ingreso, las mujeres indígenas desta-
can por presentar la mayor proporción de trabajadoras que obtienen menos de un
salario mínimo, ya que cuatro de cada 10 que laboran padecen esa situación. El tra-
bajo masculino parece ser en este caso mejor remunerado, pues sólo dos de cada
10 hombres en situación laboral reciben un ingreso semejante. De ahí, también, que
19% de los varones pueda obtener entre uno y dos salarios mínimos, mientras úni-
camente 5.6% de las mujeres recibe un salario similar (véase gráfica 113).
La discriminación salarial que se observa entre los géneros a nivel regional se
reproduce a su vez en los distintos tipos de municipios que existen en la Costa
Chica, de acuerdo con la densidad de población indígena que presentan. En los
municipios eminentemente indígenas, la mayor parte de la población no cuenta
con ingresos y una proporción menor obtiene más de dos salarios mínimos. Los
trabajadores que residen en los municipios con presencia indígena obtienen en
cambio mayores ingresos, pues la mayor parte de la población recibe de uno a
dos salarios mínimos (véase cuadro 31).
Los municipios con mayor rezago en el índice de ingresos son de hecho los
municipios eminentemente indígenas, como Tlacoachistlahuaca y Xochistlahua-Gráfica ��2. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en
hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
78.5
11.5 8.815.5
53.2
28.3
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a 0.9% de hombres y 2.3% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
Gráfica ��3. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
50.7
53.9
42.4
26.9
20.3
43.7
15.1
18.9
5.6
7.3
6.9
8.3
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Total
Hombres
Mujeres
112
ca. En estos municipios, en promedio, ocho de cada 10 indígenas no cuentan
con algún tipo de ingreso, y menos de 5% de la Pea obtiene más de dos salarios
mínimos.
Marginación social
En la Costa Chica los niveles de marginación social son tan elevados que ningu-
no de los municipios que la integran puede considerarse de baja marginalidad.
De los 13 municipios que conforman la región siete están dentro de la categoría
de alta marginación y seis son considerados de muy alta marginación. En parti-
cular, los pueblos que se encuentran alejados de la costa son los más afectados
por la marginación y la pobreza extrema. De hecho, los municipios de muy alta
marginalidad forman una franja continua que corre paralela a la costa, desde las
fronteras de Oaxaca hacia el interior del estado. Salvo el caso de Cuautepec, que
cuenta con una población indígena dispersa, dichos municipios corresponden
a entidades indígenas donde los niveles de marginación son más acentuados
en virtud de los altos niveles de monolingüismo, analfabetismo y bajos ingresos
económicos. La marginación social responde así a una diferenciación etnolin-
güística: mientras en la parte baja conviven mestizos y afromestizos, en la parte
alta, que es la más pobre y donde se concentra el mayor porcentaje de población
indígena, interactúan amuzgos, mixtecos y tlapanecos (pAIr, A.C., 1999) (véase
gráfica 114).
De los cerca de 115 mil indígenas que habitan en la Costa Chica de Guerrero,
86 mil residen en municipios que han sido catalogados como entidades de muy
alta marginación social. En los municipios indígenas, en efecto, se encuentran las
zonas con mayores índices de marginación y pobreza extrema. Además de no con-
tar con los servicios básicos y tener tan sólo caminos de acceso limitado, un gran
porcentaje son analfabetas y monolingües, mientras gran parte de sus habitantes,
en su mayoría indígenas, viven en condiciones de pobreza extrema por la falta de
Cuadro 3�. Distribución porcentual de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas por tipo de municipio y sexo según ingreso,
2000
Tipo de municipio y sexo Sin ingresosMenos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 50.1 26.8 15.9 7.3
Indígena* 50.6 27.3 �5.3 6.8
Presencia indígena** �9.3 �5.9 55.6 9.2
Indígena dispersa*** 5�.6 27.� �3.8 7.4
Hombres 52.3 21.4 19.5 6.8
Indígena* 49.2 27.2 �7.4 6.�
Presencia indígena** �8.3 9.9 62.9 8.9
Indígena dispersa*** 56.8 �8.3 �7.7 7.�
Mujeres 44.0 41.5 6.0 8.5
Indígena* 55.8 27.8 7.� 9.4
Presencia indígena** 24.6 45.9 �8.9 �0.7
Indígena dispersa*** 40.0 46.9 5.� 8.0
* 70% y más de población indígena.** De 40% a 69% de población indígena.*** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica ��4. Distribución de la población indígena de la Costa Chica según grado de marginación social, 2000
86 018
29 390
Muy alta Alta0
20 000
40 000
60 000
80 000
100 000
113
empleo formal, carencia de servicios públicos básicos, infraestructura y vías de
comunicación (pAIr, A.C., 1999). En municipios indígenas, como Xochistlahuaca
y Tlacoachistlahuaca, según advertimos anteriormente, ocho de cada 10 personas
obtienen menos de un salario mínimo o no cuentan con ingreso alguno. En cam-
bio, en municipios como Cuajinicuilapa, con menos de la décima parte de pobla-
ción indígena, sólo tres de cada 10 personas presentan una marginación económi-
ca semejante. La diferencia, habrá que apuntarlo, es de 50 puntos porcentuales.
Entre otras variables, la marginación económica y social se manifiesta en las
características de las viviendas y en la infraestructura básica con que cuentan
los distintos municipios. De las cerca de 19 mil viviendas que se distribuyen en los
seis municipios indígenas de la región, 75% corresponden a construcciones ele-
mentales que están aún edificadas sobre pisos de tierra, la totalidad de las cuales
no cuenta con servicio sanitario. La ausencia de agua potable afecta a 9 209 vi-
viendas, que representan poco menos de la mitad de los hogares indígenas de la
región. Aunque la energía eléctrica es un servicio generalizado en los municipios
costeros, con menores porcentajes de población indígena, en las entidades de las
zonas altas, como Ayutla y Tlacoachistlahuaca, sólo cuatro de cada 10 viviendas
cuentan con este servicio (véase gráfica 115).
En municipios como Cuautepec, Ayutla de los Libres y Tlacoachistlahuaca,
ocho de cada 10 viviendas están sin drenaje. Los municipios con los índices más
altos de carencia de electricidad son Ayutla de los Libres, San Luis Acatlán y Xo-
chistlahuaca; en ellos la mitad de la población se encuentra sin ese servicio. En
Igualapa, Tlacoachistlahuaca y San Luis Acatlán más de 80% de las viviendas tie-
ne piso de tierra. En tanto que en municipios como Ayutla de los Libres, Tlacoapa
y San Luis Acatlán más de 90% de la gente vive en hacinamiento.
Configuración etnolingüística
Al igual que la Montaña, la Costa Chica es una región multiétnica que cuenta con
un alto número de población indígena, la cual representa, sin embargo, una mino-
ría frente a la población mestiza y afromestiza que predomina en la región. Al cons-
tituir sólo la tercera parte de la población regional, mixtecos, amuzgos y tlapanecos
conforman grupos etnolingüísticos minoritarios que se asientan en un conjunto de
municipios acotados, en algunos de los cuales su presencia es mayoritaria.
Aunque otros grupos etnolingüísticos se han asentado en la zona, como es el
caso de zapotecos y nahuas, su presencia es extremadamente reducida y apenas
representa 3% de la población indígena regional. Mixtecos y amuzgos integran,
por el contrario, 84% de este conjunto poblacional, a los cuales se une un núme-
ro significativo de tlapanecos que, con un total de 11 293 hablantes, ocupan el
tercer sitio en importancia numérica (véase gráfica 116).
Mixtecos
La población mixteca de la Costa Chica se concentra en municipios colindan-
tes de la región de la Montaña, formando un territorio continuo que si bien
ha sido separado y distinguido en beneficio de las fronteras estatales y regio-
nales, continúa un área relativamente homogénea. La antigua Mixtecapan, en
efecto, se extendió desde la sierra hasta las costas del Pacífico y hoy en día
abarca los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero. De ahí que los mixtecos de
la Costa Chica y los de la Montaña compartan lengua, tradiciones y activida-
Gráfica ��5. Viviendas indígenas de la Costa Chica según nivel de servicios, 2000
19 231
15 659
9 209 8 748
Total deviviendas
Con piso detierra
Sin agua Sin electricidad
0
5 000
10 000
15 000
20 000
25 000
114
des económicas y mantengan un intenso intercambio (Gobierno del Estado de
Guerrero, 1997).
Los hablantes de mixteco de la Costa Chica suman 34 784 personas, que en
conjunto representan la cuarta parte de los mixtecos guerrerenses y 8% de los
mixtecos residentes en el país. Aunque se distribuyen en nueve entidades de la
Costa Chica, su población tiende a concentrarse principalmente en tres munici-
pios: Ayutla de Los Libres, San Luis Acatlán y Tlacoachistlahuaca. Sin embargo,
en otros municipios hay un número significativo de mixtecos, como Igualapa,
Ometepec y Xochistlahuaca, donde su número asciende a cerca de 5 mil hablan-
tes de esa lengua indígena.
La base de la economía mixteca es la agricultura de autoconsumo, la cría de
ganado menor y el comercio a pequeña escala. En Ometepec, San Luis Acatlán
y Ayutla de los Libres venden cultivos de la temporada y productos manufactura-
dos por ellos mismos, sobre todo de palma, como sombreros y petates. La migra-
ción al noroeste del país y a Estados Unidos representa una de las salidas econó-
micas ante la pobreza y la marginación (véase cuadro 32).
Ciertamente, los mixtecos presentan altos índices de monolingüismo y anal-
fabetismo, y la mayor parte de su población no tiene acceso a los servicios de
educación y salud. No obstante, su población mantiene una estructura y una di-
námica de crecimiento. La mayoría de los mixtecos de la Costa Chica tiene entre
cinco y 19 años, si bien el grupo de edad con mayor volumen es el de cinco a 9
años. De hecho, conforme es mayor el grupo de edad, tiende a descender el vo-
lumen de población, con la excepción de las personas que tienen 65 años y más,
en las que se observa un leve crecimiento (véase gráfica 117).
Más acentuado entre las generaciones mayores, el monolingüismo es común
en 38% de los hablantes de mixteco que residen en la Costa Chica. Sin embargo,
afecta en mayor proporción a las mujeres del grupo, ya que casi cinco de cada
10 no hablan el castellano (véase gráfica 118).
Al igual que el monolingüismo, es patente el rezago educativo y, en particu-
lar, el analfabetismo. De la población total, 60.6% no sabe leer ni escribir. Es
analfabeta 51.1% de los hombres, es decir, cinco de cada 10, y 69.5% de las
mujeres, siete de cada 10.
Gráfica ��6. Distribución porcentual de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por tipo de lengua, 2000
42.9
37.3
16.3
3.1
0.2
0.2Otras lenguas
Zapoteco
Náhuatl
Tlapaneco
Amuzgo
Mixteco
Cuadro 32. Distribución porcentual de indígenas mixtecos según municipio, 2000
Municipio Población mixteca Distribución porcentual
Total 34 784 100.0
Ayutla de los Libres �� 663 33.5
Azoyú 755 2.2
Copala 7� 0.2
Cuajinicuilapa 450 �.3
Cuautepec �38 0.4
Florencio Villarreal 42 0.�
Igualapa 2 �59 6.2
Ometepec � 24� 3.6
San Luis Acatlán �0 62� 30.5
San Marcos �26 0.4
Tecoanapa 362 �.0
Tlacoachistlahuaca 6 �29 �7.6
Xochistlahuaca � 027 3.0
115
Amuzgos
Los amuzgos se encuentran entre los estados de Guerrero y Oaxaca, dentro del
complejo sociocultural de la Mixteca de la Costa. Ocupan actualmente un área
en el sureste del estado de Guerrero que comprende los municipios de Omete-
pec, Tlacoachistlahuaca y Xochistlahuaca, en el distrito de Abasolo. Su pobla-
ción, que asciende a 32 998 hablantes en la Costa Chica, constituye 80% de los
amuzgos residentes en el territorio nacional, el resto de los cuales habitan princi-
palmente en territorio oaxaqueño.
Aunque la agricultura constituye la principal actividad productiva de los
amuzgo, complementan su economía con ganado menor, la venta de caña de
azúcar y diversos frutos y la producción de artesanías. En este rubro destaca la
elaboración de textiles por parte de las mujeres, quienes elaboran telas de algo-
dón y rebozos mediante el telar de cintura. Con esas telas elaboran huipiles, man-
teles y servilletas que ellas mismas comercializan, aunque están a merced de los
intermediarios. Los hombres se emplean como jornaleros en los bajos costeros o
desempeñan trabajos no calificados en Ometepec, Acapulco o Lázaro Cárdenas,
Michoacán (Ávila y Borja, 1996; Gobierno del Estado de Guerrero, 1997).
Cada vez más, los amuzgos se han visto obligados a diversificar su economía
y buscar otras alternativas aparte de la agricultura, como lo ha sido la migración
temporal y la venta de artesanías. Las oportunidades económicas de la región
son mínimas y las condiciones de vida y marginación de este pueblo indígena
no han posibilitado un desarrollo económico. Aproximadamente la mitad de la
población es monolingüe y analfabeta; la mayor parte de ella no tiene acceso a
los servicios de salud. No obstante, la población ha mantenido un crecimiento
constante: en 10 años la población pasó de 23 456 habitantes a 32 998, lo que
representa un ascenso casi de 30% (ibídem) (véase cuadro 33).
La mayor parte de la población amuzga tiene entre cinco y 19 años de edad.
El grupo de edad mayoritario es el de cinco a nueve años, con 18% entre los
hombres y 16.9% entre las mujeres; le sigue el de 10 a 14 años, con 15.7% y
15.4%, y el de 15 a 19 años, con 13.1% y 12.2%. Conforme es mayor el grupo
Gráfica ��7. Distribución porcentual de la población mixteca en hogares indígenas por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
17.0
14.9
13.1
10.1
8.5
7.3
7.0
5.1
4.4
3.5
3.9
2.6
2.6
Hombres Mujeres
4.6
2.7
2.4
3.4
4.2
5
6.4
7
7.8
9.7
12.6
15.7
18.55 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 y más
Gráfica ��8. Población de 5 años y más mixteca bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
11 547
4 990
9 0267 957
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
116
de edad desciende el porcentaje, con la excepción del grupo de 35 a 39 años,
con 6.9% en la población masculina y 7.1% en la femenina. Hay un ascenso del
porcentaje en el grupo de 65 años y más: dos puntos entre los hombres y 2.6 en-
tre las mujeres (véase gráfica 119).
El amuzgo es el grupo indígena de Guerrero que presenta el índice más ele-
vado de monolingüismo. Actualmente se calcula que cinco de cada 10 hombres
y seis de cada 10 mujeres no hablan castellano. En Xochistlahuaca, el municipio
con mayor número de hablantes de esta lengua indígena, prevalece un total de
11 820 personas mayores de cinco años que son monolingües, lo que representa
70% de los hablantes de amuzgo que residen en la entidad. Si bien este porcen-
taje desciende en Ometepec, el segundo municipio en importancia numérica, el
volumen de monolingües sigue siendo significativo, ya que afecta a cerca de 5
mil personas mayores de esa edad (véase gráfica 120).
La mayor parte de la población amuzga, tanto masculina como femenina, no
sabe leer ni escribir, aunque esta tendencia se acentúa en el segundo sector. Del
Cuadro 33. Distribución porcentual de indígenas amuzgos según municipio, 2000
Municipio Población amuzga Distribución porcentual
Total 32 998 100.0
Ayutla de los Libres 60 0.2
Azoyú �39 0.4
Copala �09 0.3
Cuajinicuilapa 554 �.7
Cuautepec 4 0.0
Florencio Villarreal �5 0.0
Igualapa 50 0.2
Ometepec �2 056 35.7
San Luis Acatlán 4 0.0
San Marcos 70 0.2
Tecoanapa � 0.0
Tlacoachistlahuaca 3 96� �2.0
Xochistlahuaca �5 975 49.3
Gráfica ��9. Distribución porcentual de la población amuzga en hogares indígenas por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
16.9
15.4
12.2
10.1
8.6
7.3
7.1
5.1
4.3
3.4
4.8
2.2
2.6
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 y más
Hombres Mujeres
4.3
2.3
2.9
3.3
4.4
4.8
6.9
6.6
8.2
9.7
13.1
15.7
18.0
Gráfica �20. Población de 5 años y más amuzga bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
7 953 7 6586 771
9 666
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
11�
total de población, 56.9% es analfabeta; de los hombres lo es 52.8% y de las mu-
jeres, 60.8%. En esta región cinco de cada 10 hombres y seis de cada 10 mujeres
no saben leer ni escribir.
Tlapanecos
Los yopes, como se autodenominan los tlapanecos que se encuentran en la Cos-
ta Chica, conforman el tercer grupo étnico mayoritario de la región. Representan
16.3% del total de la población indígena. Desde 1200 d.C. los yopes habitan el
territorio que constituye una de las regiones del estado de Guerrero. Fue el primer
grupo en asentarse en la Costa Chica y llegaron a controlar un vasto territorio,
que se conoció como Yopitzingo, que abarcó diversas áreas del actual estado.
Especialmente se distinguen por haber sido un grupo rebelde y aguerrido que no
fue sometido por los mexicas y que resistieron a la conquista y colonización de
los españoles (Carrasco Zúñiga, 1995).
En la actualidad, de los 140 120 hablantes de tlapaneco que se encuentran
en el país, 11 611 residen en la Costa Chica; en específico, se concentran en los
municipios de San Luis Acatlán, Ayutla de los Libres y Azoyú. Destaca San Luis
Acatlán no sólo por el número de representantes de este grupo (6 654), sino tam-
bién por el mayor porcentaje en relación con la población total (57.4%). En este
municipio aproximadamente seis de cada 10 indígenas son tlapanecos (véase
cuadro 34).
Los tlapanecos mantienen un significativo incremento de su población, como
puede observarse en la siguiente gráfica sobre la distribución porcentual, aspecto
que se expresa en la mayor proporción de población joven. Ciertamente, la ma-
yor parte de los tlapanecos se concentra en tres grupos de edad: cinco a nueve,
10 a 14 y 15 a 19 años. De manera que cerca de 46% de la población total oscila
entre cinco y 19 años (véase gráfica 121).
A diferencia de los tlapanecos de la Montaña, en la Costa Chica la mayor
parte de la población de este grupo se desenvuelve tanto en su lengua originaria
como en castellano, aunque no deja de ser significativo el porcentaje de mono-
lingües, sobre todo en el sector femenino. En efecto, 36.6% de las mujeres sólo
habla tlapaneco, porcentaje que disminuye en 12 puntos porcentuales entre los
hombres (véase gráfica 122).
Migración
Actualmente ningún municipio de la Costa Chica es un municipio de atracción
migratoria. De los 13 municipios de la región, 10 tienen la categoría de expul-
sión y tres se encuentran en un estado de equilibrio. Los seis municipios de la
región que cuentan con un promedio superior a 40% de población indígena
son considerados entidades expulsoras de población, mientras aquellos que se
encuentran en equilibrio son municipios con muy baja densidad de población
indígena.
Entre los pueblos indígenas de la región, en efecto, los mixtecos se caracterizan
por su tradición migratoria, que se extiende a lo largo de toda la Mixteca de la Cos-
ta, tanto en Oaxaca como en Guerrero. De ahí que los municipios de la Costa Chi-
ca que presentan mayores índices de expulsión sean San Luis Acatlán, Ayutla de los
Libres, Xochistlahuaca y Ometepec, donde predomina la población mixteca. Los
mixtecos se desplazan para emplearse en la construcción al Distrito Federal, en la
Cuadro 34. Distribución porcentual de indígenas tlapanecos según municipio, 2000
Municipio Población tlapaneca Distribución porcentual
Total 11 611 100.0
Ayutla de los Libres 3 906 33.6
Azoyú 687 5.9
Copala 54 0.5
Cuajinicuilapa 76 0.7
Cuautepec 40 0.3
Florencio Villarreal �2 0.�
Igualapa �� 0.�
Ometepec 92 0.8
San Luis Acatlán 6 654 57.4
San Marcos �� 0.�
Tecoanapa 62 0.5
Tlacoachistlahuaca 2 0.0
Xochistlahuaca 4 0.0
11�
zafra de azúcar a Veracruz y Morelos, en el corte de algodón a Sonora, en la pizca
de jitomate a Sinaloa y en los campos hortícolas a Estados Unidos (iNi, 1997).
Al igual que los mixtecos, cuya migración es tan amplia que supone un vasto
número de municipios de origen que expulsan población, la gran mayoría de los
cuales se localiza en el estado de Oaxaca, los amuzgos de la Costa Chica han
incorporado la migración a su economía local mediante su empleo como jorna-
leros agrícolas en las zonas costeras, o bien como obreros no calificados en Aca-
pulco o en la ciudad de Lázaro Cárdenas, Michoacán. En estos últimos centros
se han formado pequeñas colonias de hablantes de amuzgo; ascienden a 2 682
migrantes, en el primer caso, y a 515, en el segundo. Sin embargo, el mayor nú-
mero de migrantes amuzgos se distribuye principalmente en el Estado de México,
Sinaloa y el Distrito Federal, que concentran 30% de los 7 628 amuzgos que se
encuentran fuera de sus lugares de origen.
Por último, habrá que decir que la migración intermunicipal presenta por-
centajes muy bajos; este dato da cuenta de que en la Costa Chica es muy poca
la movilidad de población entre municipios. No obstante, los centros urbanos de
San Luis Acatlán, Ayutla de los Libres, Xochistlahuaca y Ometepec son lugares de
atracción para los pueblos indígenas de la región, que acuden a estas localidades
para vender, comprar o acceder a servicios básicos.
Gráfica �2�. Distribución porcentual de la población tlapaneca en hogares indígenas por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
16.7
15.4
12.9
10.1
7.0
6.7
6.3
4.8
4.6
3.6
5.1
3.3
3.3
Hombres Mujeres
6.1
2.8
3.4
4.0
4.5
4.7
6.3
5.4
7.1
8.2
13.3
16.0
17.95 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 y más
Gráfica �22. Población de 5 años y más tlapaneca bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
4 176
1 428
3 601
2 098
11�
121
regIón centro
En el área de la Sierra Central y la cuenca superior del río Balsas se localiza la Región Centro de Guerrero, constituida
únicamente por tres municipios indígenas y ocho con población indígena dispersa. A diferencia de otras regiones del
estado, donde se encuentra una mayor densidad de población indígena, como la Montaña o la Costa Chica, el centro
se caracteriza por tener importantes núcleos políticos y económicos. La región alberga a Chilpancingo, la capital del
estado, alrededor de la cual se concentra una economía industrial y de servicios que ha promovido un desarrollo ur-
bano y una amplia infraestructura en carreteras y servicios.
La Región Centro comprende la subregión que, en la tradición etnográfica, se conoce como el Alto Balsas, en vir-
tud del río que lleva el mismo nombre. A lo largo del río Balsas y en la sierra colindante entre Mezcala y la frontera
entre los estados de Guerrero y Puebla, se localizan pueblos y rancherías con población nahua. Este territorio confor-
ma una región indígena delimitada geográfica, histórica y culturalmente. Como plantea Catharine Good, los pueblos
que se asientan en la región del Alto Balsas conforman una región bien integrada: “todos hablan el mismo idioma, se
casan entre sí dentro de la región, comparten las mismas fiestas y ceremonias religiosas, y dependen de los mismos
recursos naturales y ecológicos.” (2004: p. 3).
Localizadas entre 500 y 800 metros sobre el nivel del mar, las poblaciones nahuas cuentan con un tipo de eco-
logía de bosque tropical seco. La región es caliente todo el año, con un prolongado periodo de sequía que va de oc-
tubre a mayo; entre junio y septiembre se da un intenso periodo de lluvias. La presencia de amplias áreas de tierras
fértiles, recursos del bosque y abundante agua, ha permitido que las poblaciones nahuas cuenten con tierras fértiles
de cultivo. Además del comercio, la agricultura constituye una de las principales actividades productivas y, sobre
todo, conforma uno de los ejes fundamentales de la vida comunitaria. La producción agrícola, que sigue un régimen
de propiedad comunal, es destinada al consumo familiar y está estrechamente ligada al ciclo y organización ceremo-
nial. La agricultura y el comercio se complementan con una ganadería a pequeña escala.
La agricultura y la ganadería en la región se han visto afectadas por la contaminación del río Balsas, las sequías y
la deforestación. Por un lado, este río, que ha sido fundamento de la vida de los nahuas, se ha visto afectado por los
122
desechos de las ciudades y las industrias de Guerrero, Morelos y Puebla, provo-
cando la desaparición de peces, animales y aves. Por el otro, la sequía y la defo-
restación han puesto en peligro la economía de subsistencia. “El deterioro ecoló-
gico —anota Good— sigue a paso alarmante en todo el estado de Guerrero. Ya
desde los años sesenta la contaminación en el río Balsas por el crecimiento de las
ciudades de Morelos y Puebla provocó la desaparición de muchas especies de
pescado y otros recursos acuáticos. La deforestación está provocando cambios de
clima, y las sequías parecen estarse agudizando, poniendo en peligro la agricul-
tura de subsistencia y la ganadería” (ibídem).
La población indígena
La Región Centro alberga una población total de 532 845 habitantes, de los cua-
les 98 289 hablan una lengua vernácula o residen en un hogar indígena. Princi-
palmente hablante de náhuatl, esta población representa menos del 20% de la
población regional, lo que hace de la Centro una región donde la población indí-
gena es extensa en términos absolutos, pero minoritaria en términos relativos.
Chilapa de Álvarez, Mártir de Cuilapan y Zitlala son los tres únicos munici-
pios en los que la población indígena representa más de 40% de la población
municipal, aunque en Tixtla y en Eduardo Neri el número de indígenas es mayor
a 8 mil residentes. El municipio de Chilapa concentra, sin embargo, a cerca de
la mitad de la población indígena regional, con un total de 47 298 personas que
hablan o viven en un hogar indígena. Su vecino Zitlala es la segunda entidad in-
dígena en importancia numérica, seguido de Chilpancingo, la capital del estado,
donde habitan 10 921 indígenas de la región.
La población indígena del centro se distingue por estar constituida, casi en su
totalidad, por población nahua. A diferencia de la Montaña y la Costa Chica, la
Centro, en efecto, no es una región multiétnica, con excepción de un par de mu-
nicipios donde coexisten tlapanecos y nahuas.
La mayor parte de la población indígena es hablante de su lengua originaria,
y aunque es significativo el índice de monolingüismo, es menor en comparación
con los pueblos de la Montaña y la Costa Chica. El hecho de que en la región se
concentre la mayor proporción de indígenas que se desenvuelven en castellano,
se debe en parte a la vocación comerciante de los nahuas del Alto Balsas, así
como al contacto con centros urbanos, como la ciudad de Chilpancingo y otras
ciudades donde los nahuas acuden con regularidad a ofrecer sus productos arte-
sanales. No obstante, la mayor parte de la población se asienta en zonas rurales
y vive de la agricultura. De hecho, 62.8% de la población indígena se localiza
dentro del ámbito rural y sólo 37.2% vive en zonas urbanas, principalmente en
el área que abarca la capital del estado (véase gráfica 123).
Las localidades donde se concentra la población indígena presentan diferen-
cias significativas: mientras que 35 de cada 100 indígenas residen en localidades
de 500 a 2 499 habitantes, 27 de cada 100 habitan en localidades de menos de
500 habitantes. En contraste, la cuarta parte de la población indígena regional se
concentra en localidades que superan los 2 500 pobladores. De ahí que la Cen-
tro sea la región del estado donde es mayor el número de indígenas que reside en
centros urbanos mayores a 100 mil habitantes (véanse gráficas 124 y 125).
El proceso de urbanización que se observa en un sector importante de la po-
blación indígena regional ha tenido una influencia decisiva en el desplazamiento
de la lengua vernácula. En efecto, tres de cada 10 personas que habitan en un ho-
gar indígena han perdido el empleo del náhuatl como medio de comunicación.
La pérdida de la lengua se observa principalmente entre las generaciones que
cuentan con menos de 40 años de edad y tiende a acentuarse entre los grupos más
jóvenes. La tercera parte de los niños menores de 15 años desconocen la lengua ori-
ginaria de sus padres, bilingües en su gran mayoría. De ahí que sólo la generación
mayor de 50 años conserve un dominio pleno del náhuatl y que casi la totalidad de
monolingües se concentre en el grupo mayor de 60 años (véase gráfica 126).
A diferencia del sector masculino, que presenta un mayor desplazamiento de
la lengua indígena, las mujeres nahuas tienden a preservar con mayor vigor el
empleo de su lengua natal. En esta misma medida, el porcentaje de mujeres mo-
nolingües es significativamente superior al de los hombres (véase gráfica 127).
El mayor índice de monolingüismo se ubica en municipios con presencia
indígena y corresponde, en gran parte, al sector femenino. En estos municipios
37.8% de total de la población es monolingüe, en una proporción que va de
29.4% entre los hombres a 45.4% entre las mujeres. En los municipios con po-
blación indígena dispersa, en cambio, es relativamente bajo el porcentaje de
quienes no hablan castellano: 9.2% de los hombres y 13.8% de las mujeres (véa-
se gráfica 128).
123En Chilapa de Álvarez, Zitlala y Mártir de Cuilapan se concentra la mayor par-
te de la población monolingüe. En estos municipios es significativa la diferencia
de monolingües entre hombres y mujeres: en Zitlala es de 17.1%, en Chilapa de
Álvarez, de 15.9%, y en Mártir de Cuilapan, de 14.2%.
Salud y fecundidad
Al igual que en la Montaña y la Costa Chica, en el centro la mayoría de la po-
blación indígena está casada, tendencia que se acentúa en municipios que se
distinguen por la presencia nahua. En este sentido, se puede observar que los
municipios con presencia indígena tienen un mayor porcentaje de casados que
los de población indígena dispersa, donde predominan los solteros (véase gráfica
129 y cuadro 35).
No obstante lo anterior, en los municipios indígenas se observa una reduc-
ción de la tasa de fecundidad y un incremento considerable de los hogares con
jefatura femenina. El promedio general es de dos a tres hijos nacidos vivos entre
las familias nahuas, muchas de las cuales se encuentran presididas por mujeres
que son viudas o separadas. Por ejemplo, en Zitlala, municipio con un alto por-
Gráfica �23. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
37.2
62.8
Zonas urbanas Zonas rurales
Gráfica �24. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres Mujeres
Hablantes No hablantes
68.5% 69.2%
31.5%
46 45150 698
30.8%
Gráfica �25. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
5.9
21.9
35.4
27.5 26 773
34 406
21 340
5 765
9 1009.3De 100 000 y más
De 20 000 a 49 999
De 2 500 a 9 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
124
centaje de población nahua, en casi tres de cada 10 hogares las mujeres son ca-
beza de familia. Aunque este indicador puede corresponderse con el crecimiento
de la migración en este municipio, también refleja un elevado índice de mujeres
indígenas que se encargan de la economía familiar.
Es importante notar que, a pesar de la cercanía y la conexión de la capital del
estado con las poblaciones nahuas, la mayoría de los indígenas no tienen acceso
a lo servicios de salud y continúan siendo altas las tasas de mortalidad infantil.
El centro, de la misma manera que la Montaña y la Costa Chica, destaca por los
altos índices de población indígena sin acceso a los servicios de salud. En esta
región, en promedio, nueve de cada 10 personas se encuentran sin derechoha-
biencia. Los municipios con mayor porcentaje de población indígena sin derecho
a servicios de salud son Mochitlán, Leonardo Bravo y General Heliodoro Castillo,
los tres con 100%. El único municipio con un menor rezago al respecto es Chil-
pancingo, con 89.7%. No obstante, la diferencia entre uno y otro es sólo de 10
puntos porcentuales (véanse gráficas 130, 131 y 132).
Gráfica �26. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0 1 000 2 000 3 000 4 000 5 000
0 - 45 - 9
10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 64
65 y más
Habla lengua indígena No habla lengua indígena
Hombres Mujeres
Nota: Se considera a la población hablante de lengua indígena a partir de los 5 años de edad.No incluye a ��8 mujeres y �44 hombres que no especificaron su edad.
Gráfica �27. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
24 246
7 551
22 143
12 930
Gráfica �28. Porcentaje de la población de 5 años y más monolingüe por tipo de municipio y sexo, 2000
37.8
11.6
29.4
45.4
13.89.2
Presencia indígena* Indígena dispersa**
Total Hombres Mujeres
* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
125
Educación
Investigaciones recientes indican que en las poblaciones nahuas del estado de
Guerrero ha habido en los últimos años un incremento de la cobertura asisten-
cial; sin embargo, no se ha podido superar el profundo rezago educativo (Villela,
1997). El acceso a la educación básica en la Región Centro ha ido en aumento,
de manera que los índices de analfabetismo e inasistencia escolar son menores en
comparación con otras regiones del estado; en contraste, es pobre la cobertura
en cuanto a educación media y superior. Habrá que subrayar que, al igual que la
Montaña y la Costa Chica, los municipios con mayor presencia indígena presen-
tan los mayores niveles de rezago educativo.
Actualmente el promedio estatal de analfabetismo asciende a 51% de la po-
blación indígena de 15 años y más, lo que representa uno de los índices más
elevados del país. A pesar de la cercanía que los nahuas del centro guardan con
la capital del estado y con los principales centros urbanos, el promedio de indí-
Entre los municipios con mayores tasas de mortalidad se encuentran Zitlala,
con 41.1%, Mártir de Cuilapan, con 38%, y Chilapa, con 37.6%. Este indicador
muestra que en municipios de tradición nahua no sobreviven entre 30% y 40%
de los hijos nacidos.
Cuadro 35. Distribución de la población de �2 a 49 años por estado conyugal por tipo de municipio y sexo, 2000
Tipo de municipioTotal Soltero Casado o unido
Viudo, separado o divorciado
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Centro 22 880 26 529 43.9 37.6 55.0 57.4 1.1 5.0
Presencia indígena* �4 6�� �7 298 4�.7 35.8 57.2 59.0 �.� 5.2
Indígena dispersa** 8 269 9 23� 47.8 4�.� 5�.0 54.2 �.2 4.7
* De 40% a 69% de población indígena.**Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �29. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
43.9
37.6
55.057.4
1.1
5.0
Soltero Casado o unido Viudo, separado odivorciado
Hombres Mujeres
Gráfica �30. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
1.7
2.0
2.3
2.4
2.5
2.5
2.7
2.8
2.9
3.0
3.4
Chilpancingo de los Bravo**
Mochitlán**
Eduardo Neri**
Juan R. Escudero**
Leonardo Bravo**
Tixtla de Guerrero**
Zitlala*
Chilapa de Álvarez*
Mártir de Cuilapan*
Quechultenango**
General Heliodoro Castillo**
* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
126
genas analfabetas es apenas inferior a esta media estatal, ya que cinco de cada
10 indígenas de la región no saben leer ni escribir. Como parte de una tendencia
generalizada, el analfabetismo afecta principalmente a la población indígena fe-
menina, pues seis de cada 10 mujeres son analfabetas (véase gráfica 133).
La diferencia en los índices de analfabetismo es particularmente acentuada
cuando se comparan los municipios indígenas con los de población indígena
dispersa. Mientras que en los primeros el analfabetismo es de 57.7%, en los se-
gundos es sólo de 35.3%. La diferencia entre uno y otro es de 23 puntos porcen-
tuales. De ahí que los municipios con mayor porcentaje de analfabetismo sean
Chilapa (59.4%), Mártir de Cuilapan (56.9%), Quechultenango (53%) y Zitlala
(51.2%), lo cuatro municipios con mayor población indígena de la región (véase
cuadro 36).
Los altos índices de analfabetismo no son sorprendentes en una región don-
de 43.6% de la población indígena no cuentan con algún tipo de instrucción
Gráfica �3�. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
20.3
25.1
Chilpancingo de los Bravo**
Tixtla de Guerrero**
Juan R. Escudero**
Eduardo Neri**
Mochitlán**
Leonardo Bravo**
Chilapa de Álvarez*
General Heliodoro Castillo**
Mártir de Cuilapan*
Quechultenango**
Zitlala*
27.7
27.9
30.3
33.6
37.6
37.7
38.0
38.0
41.1
* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �32. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
89.7
97.0
97.4
97.6
98.6
99.2
99.5
100.0
100.0
100.0
Chilpancingo de los Bravo**
Zitlala*
Tixtla de Guerrero**
Eduardo Neri**
Chilapa de Álvarez*
Mártir de Cuilapan*
Quechultenango**
General Heliodoro Castillo**
Leonardo Bravo**
Mochitlán**
Nota: No se presenta información en municipios donde la población indígena es poco significativa.* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �33. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
50.1 49.959.6
40.442.0
58.0
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
12�
El porcentaje de inasistencia es mayor en los municipios indígenas, ya que
es de 19.7% en el grupo de edad de seis a 12 años de edad y de 37.8% en el de
13 y 15. En los municipios con población indígena dispersa, en cambio, estos
porcentajes descienden a 10.6% en la edad de seis a 12 años y a 30.7% en la
escolar y donde 21% adicional tiene la primaria incompleta. Entre la población
indígena mayor de 15 años, en efecto, solamente 8% posee la secundaria com-
pleta, mientras 5.7% tiene educación superior. En otros términos, cinco de cada
10 mujeres y cuatro de cada 10 hombres no tienen ningún tipo de estudios (véa-
se cuadro 37).
Considerando la población total, hay una diferencia de 15 puntos porcentuales
en el rezago educativo entre los municipios con presencia indígena y con pobla-
ción indígena dispersa. En los primeros el rezago es de 91% y en los segundos es de
75.1%. No obstante, en ambos es mayor el rezago en las mujeres, con 92.3% en los
municipios con presencia indígena y 77.3% en los de población indígena dispersa.
El rezago educativo parece comenzar a abatirse entre las generaciones indí-
genas más jóvenes, cuya población asiste en su gran mayoría a la educación pri-
maria. No obstante, casi dos de cada 10 niños en edad escolar no tienen acceso a
ese nivel educativo, mientras 35 de cada 100 adolescentes indígenas no cursan la
escuela secundaria. Particularmente, las jóvenes indígenas tienden a abandonar
su carrera educativa cuando concluyen la educación básica, una tendencia más
pronunciada que entre los varones. De hecho, tanto en un grupo de edad como
en otro, es mayor el porcentaje de hombres que asiste a la escuela. En el primer
grupo de edad la diferencia es de dos puntos porcentuales, mientras que en el
segundo es de nueve (véase gráfica 134).
Cuadro 36. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por tipo de municipio según sexo e índice
de sobreanalfabetismo femenino, 2000
Tipo de municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino
Mixteca 49.9 40.4 58.0 1.4
Presencia indígena* 57.7 47.� 66.6 �.4
Indígena dispersa** 35.3 28.6 4�.5 �.5
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor en relación al de los hombres.* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Cuadro 37. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 43.6 36.3 50.�
Primaria incompleta 20.9 23.6 �8.5
Primaria completa �6.9 �8.9 �5.2
Secundaria incompleta 3.9 4.6 3.3
Secundaria completa 8.0 9.4 6.7
Postsecundaria 5.7 6.2 5.2
No especificado �.0 �.0 �.0
Gráfica �34. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos de edad y sexo, 2000
60.4
82.1
69.3
84.0
64.7
83.0
39.6
17.9
30.7
16.0
35.3
17.0
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
12�
de 13 a 15. La diferencia entre uno y otro es de ocho puntos porcentuales en el
primer grupo y de siete en el segundo. En ambos tipos de municipio y en los dos
grupos de edad es mayor el porcentaje de mujeres que no asisten a la escuela
(véase cuadro 38).
Ingresos y empleo
La agricultura, junto con el ganado menor y el comercio, constituyen las prin-
cipales actividades productivas entre los nahuas del centro. El trabajo artesa-
nal, como advierte Catharine Good, se lleva a cabo todo el año y se ajusta a las
tareas del campo, el cuidado de los animales y la participación en las fiestas.
Al respecto escribe: “Por medio del comercio combinado con la agricultura de
subsistencia […] los indígenas de esta región han logrado un buen nivel en tér-
minos económicos y sociales. Han usado el dinero que ganan en el comercio
para mejorar la dieta familiar a través de la compra de fruta, queso y carne, han
comprado animales domésticos y de trabajo, y han construido amplias casas de
material” (Good, 2004). A partir de 2001, con la disminución del turismo por las
“amenazas terroristas”, se redujo en gran parte la principal entrada económica
de los artesanos nahuas, de tal manera que se han visto obligados a migrar para
vender su fuerza de trabajo.
Los indicadores socioeconómicos dejan ver que todavía la agricultura consti-
tuye la principal rama productiva dentro de la población masculina; no obstante,
es menor en comparación con la Montaña y la Costa Chica. De hecho, un poco
menos de la mitad de la población se encuentra en el sector secundario y tercia-
rio (véanse gráficas 135 y 136).
Tanto hombres como mujeres se dedican a la industria y los servicios, parti-
cularmente a la manufactura y venta de artesanías. Sin embargo, el sector agro-
pecuario continúa siendo el ámbito privilegiado de trabajo para 57% de la pobla-
ción masculina económicamente activa. Para las mujeres indígenas, en cambio,
la industria manufacturera representa hoy la principal fuente de empleo, ya que
casi cuatro de cada 10 en situación laboral dependen económicamente de este
sector. Su participación es también importante en el sector terciario, que absorbe
35% de la población femenina económicamente activa (véase cuadro 39).
Comparada con otras regiones indígenas de Guerrero, la Región Centro exhi-
be mejores niveles de bienestar económico, ya que los índices de ingresos entre
Cuadro 38. Porcentaje de población de 6 a �5 años en hogares indígenas que no asisten a la escuela por tipo de municipio según grupos
de edad y sexo, 2000
Tipo de municipioTotal Hombres Mujeres
6-12 13-15 6-12 13-15 6-12 13-15
Centro 17.0 35.3 16.0 30.7 17.9 39.6
Presencia indígena* �9.7 37.8 �8.8 33.5 20.6 4�.7
Indígena dispersa** �0.6 30.7 9.8 25.4 ��.5 35.6
* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �35. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
57.4
23.118.2
25.6
37.035.3
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
Nota: No incluye a �.3% de hombres y 2.�% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
12�
la población nahua suelen ser superiores a los de otros grupos indígenas del esta-
do. La inserción de las mujeres en la industria manufacturera ha permitido redu-
cir el número de personas que carecen de ingresos, de tal manera que sólo tres
de cada 10 mujeres indígenas en situación laboral carecen de ingresos remune-
rados. Esta situación contrasta, por ejemplo, con el índice de ingresos en la Mon-
taña de Guerrero, donde 62% de las mujeres indígenas no obtiene ningún tipo
de remuneración. En la Región Centro, en cambio, la mayoría de la población
femenina económicamente activa tiene acceso al salario, aun cuando el mayor
porcentaje recibe menos de un salario mínimo.
Dedicadas principalmente a sectores ajenos a la agricultura, las mujeres na-
huas parecen, en efecto, gozar de una situación más holgada que los hombres del
mismo grupo, empleados sobre todo en el sector primario. En este caso, el pro-
medio de hombres que no recibe ingresos es mayor al de las mujeres, ya que 43%
de la población masculina económicamente activa carece de remuneraciones sa-
lariales. Si bien este promedio es superior al de otras regiones, como la Montaña,
muestra un amplio espectro de trabajadores indígenas que viven en una situación
económica pauperizada. A ellos se une el 21% adicional que recibe como ingre-
sos menos de un salario mínimo (véase gráfica 137).
Con todo, los índices de ingresos no son homogéneos a lo largo de la región.
Entre los municipios indígenas y los de población indígena dispersa existe una
diferencia de cinco puntos porcentuales en el nivel de ingresos. No obstante, tan-
to en un tipo de municipio como en otro, el menor porcentaje está dentro de la
categoría de más de dos salarios mínimos, con 7.9% y 10.3%, respectivamente.
En ambos tipos la mayor parte de la población masculina no recibe algún tipo de
ingreso, mientras que entre las mujeres el mayor porcentaje de población recibe
menos de un salario mínimo. Entre los hombres, tanto en los municipios con pre-
sencia indígena como los de población indígena dispersa, el menor porcentaje Cuadro 39. Población de �2 años y más económicamente activa en hogares indígenas por tipo según sexo, 2000
Tipo Total Hombres Mujeres
Población activa 28 831 67.5 32.5
Ocupada 28 435 67.2 32.8
Desocupada 396 89.9 �0.�
Gráfica �36. Porcentaje de población de �2 años y más en hogares indígenas según condición de actividad, 2000
28 831
33 628
Mujeres Hombres
71.2%
28.8%
Gráfica �37. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso
según sexo, 2000
39.243.2
30.7
30.621.5
49.9
18.322.4
9.7
11.912.9
9.7
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Total
Hombres
Mujeres
130
de población recibe más de dos salarios mínimos. Entre las mujeres es menor la
población que obtiene de uno a dos salarios mínimos (véase cuadro 40).
Entre los municipios con mayores índices de población que no recibe in-
gresos se encuentran aquellos donde se concentra la población nahua: Chilapa,
con 53%; Mártir de Cuilapan, con 46.3%, y Zitlala, con 39% de su población
económicamente activa. En contraste, municipios como Chilpancingo, donde la
población indígena es menor a la décima parte de la población municipal, el
promedio de trabajadores indígenas que carece de ingresos es apenas de 6.8%
de ese sector poblacional.
Marginación social
Aunque la Región Centro se caracteriza por integrar a la capital del estado y con-
tar con infraestructura más amplia que otras regiones guerrerenses, las vías de co-
municación y los servicios se concentran principalmente en las ciudades de Chil-
pancingo y Juan R. Escudero. De hecho, es una constante que en los municipios
donde se localiza la población nahua de la región presenten altos niveles de mar-
ginación, sea en educación, salud e ingresos o en condiciones de la vivienda.
De los 11 municipios regionales sólo Chilpancingo está considerado como
entidad de baja marginación social, seguido de Tixtla, que presenta un grado in-
termedio de marginación. Los nueve municipios restantes oscilan entre margina-
ción alta y muy alta. En esta última categoría se encuentran los tres municipios
que tienen más de 40% de población indígena, considerados de muy alta margi-
nación social y de bajo nivel de desarrollo humano (véase gráfica 138).
Chilapa, Mártir de Cuilapan y Zitlala conforman una franja de marginación
social continua que se localiza en las fronteras de la región, en los límites con la
Montaña de Guerrero. El resto de municipios con muy alta marginalidad, Helio-
doro Castillo y Quechultenango, se ubican a su vez a lo largo de esa frontera, en
las zonas más altas y retiradas de la región. De ahí que sus elevados niveles de
marginalidad respondan en parte a una situación geográfica que hasta la fecha ha
impedido el acceso a los servicios básicos y a las vías de comunicación. Ubica-
dos en esa área geográfica, los pueblos nahuas participan de una situación mar-
Cuadro 40. Distribución porcentual de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas por tipo de municipio
y sexo según ingreso, 2000
Tipo de municipio y sexo Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 39.2 30.6 18.3 11.9
Presencia indígena* 46.9 32.6 �2.6 7.9
Indígena dispersa** 42.2 3�.4 �6.� �0.3
Hombres 43.2 21.5 22.4 12.9
Presencia indígena** 5�.7 23.7 �6.3 8.3
Indígena dispersa** 46.4 22.4 20.� ��.�
Mujeres 307 49.9 9.7 9.7
Presencia indígena* 37.6 50.2 5.2 7.0
Indígena dispersa** 33.5 50.0 7.9 8.6
*De 40% a 69% de población indígena.**Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �38. Distribución de la población de la Región Centro según grado de marginación social, 2000
202 181
95 097
8 628 10 921
0
Muy alta Alta Media Baja
50 000
100 000
150 000
200 000
250 000
131ginal que es común a los municipios colindantes y que afecta a más de 200 mil
habitantes de las cinco entidades más marginadas de la Región Centro.
La distancia de estas entidades con la capital del estado ha promovido que los
servicios básicos sean relativamente escasos y, en consecuencia, que los hoga-
res indígenas no tengan suficiente acceso a ellos. En Chilapa, Mártir de Cuilapan
y Zitlala el número de viviendas indígenas asciende 13 356, 75% de las cuales
están edificadas sobre pisos de tierra que acentúan sus niveles de hacinamiento.
Aunque la mayoría de ellas cuentan con electricidad, seis de cada 10 carecen de
agua entubada y sólo la tercera parte tiene servicios sanitarios exclusivos (véase
gráfica 139).
Los mayores grados de marginación en la vivienda los tienen municipios con
población nahua. En este rubro es marcada la diferencia entre los municipios in-
dígenas y los mestizos, ya que la diferencia entre uno y otro llega a ser de 50%.
En Chilapa de Álvarez y Quechultenango, en promedio, 70% de las viviendas
no cuenta con drenaje y 30% se encuentra sin electricidad. Los municipios con
mayor proporción de viviendas con piso de tierra son Quechultenango, Mártir
de Cuilapan y Zitlala, con 80%. En tanto que nueve de cada 10 hogares en Que-
chultenango, Chilapa y General Heliodoro Castillo se caracterizan por su haci-
namiento (véase cuadro 41).
En este contexto, sin embargo, llama la atención el bajo nivel de servicios
con que cuenta Tixtla, un municipio de más de 30 mil habitantes en el que vive
un total de 8 628 indígenas. A pesar de ser un municipio densamente poblado,
con cerca de 2 mil viviendas, sólo 28% de ellas tiene agua entubada. El resto
son viviendas construidas sobre piso de tierra, carentes de servicio sanitario,
en las que la leña o el carbón siguen siendo los medios empleados como com-
bustible.
Configuración etnolingüística
A diferencia de otras regiones guerrerenses, la Centro no es una zona multiétni-
ca donde diferentes grupos indígenas tengan una presencia relevante. Aunque
Cuadro 4�. Municipios con población indígena marginada en relación a las características de la vivienda, 2000
MunicipiosSin drenaje o sanitario exclusivo
Sin electricidad
Con piso de tierra
Con hacinamiento
Marginación (conApo)
Chilapa de Álvarez* 72.4 30.8 76.2 89.6 Muy alto
Chilpancingo de los Bravo** �0.7 4.8 36.6 75.6 Alto
General Heliodoro Castillo** 59.5 52.� 76.6 88.4 Muy alto
Juan R. Escudero** 30.9 5.9 39.0 83.� Alto
Leonardo Bravo** 25.� 2.5 70.7 82.3 Alto
Mártir de Cuilapan* 5�.9 4.7 82.2 86.2 Muy alto
Mochitlán** 33.2 24.2 67.3 8�.4 Alto
Quechultenango** 66.5 26.8 83.5 92.0 Muy alto
Tixtla de Guerrero** 57.6 9.5 72.7 83.9 Medio
Zitlala* 30.8 �2.9 78.3 87.� Muy alto
Eduardo Neri** 54.0 6.5 7�.3 86.9 Alto
*De 40 a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �39. Servicios en la vivienda en los municipios indígenas de la Región Centro, 2000
13 356
10 275
8 745
3 287
Total de viviendas Con piso de tierra Sin agua Sin electricidad0
2 000
4 000
6 000
8 000
10 000
12 000
14 000
16 000
132
hablantes de diferentes lenguas indígenas han arribado a la región, su número
resulta aún tan reducido que apenas constituye la décima parte de la población
indígena regional. En cambio, los nahuas son un grupo etnolingüístico sumamen-
te extendido, que representa 89% de esa población. Como grupo dominante, su
presencia es constante en los 11 municipios regionales, aunque sólo en nueve
conforma la lengua indígena mayoritaria (véase gráfica 140).
Nahuas
Se sabe de la presencia de los nahuas en la Región Centro, o del Alto Balsas como
también se conoce, desde el año 1250. Este territorio, como una región delimita-
da geográfica, histórica y culturalmente, se remonta a la época prehispánica; en
este periodo había dos centros políticos y económicos, el señorío de Tlacozoti-
tlan y el de Oapan. Durante el dominio de la Triple Alianza, se constituyó como
una región productiva y tributaria. De la época colonial destaca la movilización
de mano de obra destinada a la producción minera y los cultivos europeos y,
sobre todo, las actividades laborales y comerciales vinculadas al comercio con
Asia. En esta época la región del Alto Balsas fue puente entre el puerto de Aca-
pulco y la ciudad de México.
En el siglo xix los nahuas se dedicaron al comercio de sal marina, práctica
que se prolongó hasta el siglo xx. Durante la Revolución se da un colapso econó-
mico, crisis que incluyó el comercio de sal. Después de este periodo se retomó
esta práctica y es hacia los años cincuenta que los nahuas se distinguieron por la
producción y venta de artesanías (Good, 2004).
Hoy en día los nahuas del Alta Balsas son conocidos por sus artesanías de
papel amate y piezas de barro pintado, que son reconocidas incluso por el
mercado de arte internacional. Sus productos los venden en múltiples centros
turísticos, entre los cuales están Taxco, Acapulco, Cuernavaca y la ciudad de
México. A partir de la producción de artesanías los nahuas del Alta Balsas han
tejido un tipo de producción familiar que conjunta la agricultura con el comer-
cio (ibídem).
El náhuatl es la lengua indígena más extensa de México, ya que su número
de hablantes es cercano a los dos millones y medio de personas. En el estado de
Guerrero residen actualmente 204 599 hablantes de náhuatl, de los cuales 62 773
se localizan en la Región Centro. Aunque se extiende en mayor o menor medida
entre los 11 municipio de esta región, 53% de sus miembros se localizan en el
municipios de Chilapa, mientras 45% reside en los municipios de Zitlala, Eduar-
do Neri, Quechultenango y Mártir de Cuilapan (véase cuadro 42).
La mayor parte de la población nahua tiene entre cinco y 19 años de edad.
Se trata por lo tanto de una población joven que se encuentra en continuo creci-
miento. La pirámide poblacional muestra que el volumen de población aumenta
conforme disminuyen los grupos de edad, aunque se observa un ligero incremen-
to en el grupo de 65 años y más. La distribución porcentual de la población na-
hua del centro da cuenta del equilibrio y del ascenso demográfico, aspecto que
asegura su vigencia y reproducción (véase gráfica 141).
La mayor parte de la población nahua es bilingüe, tanto hombres como
mujeres. En el caso de la población masculina, 21 643 son bilingües, mientras
que 7 518 son monolingües. De la población femenina, 19 158 son bilingües
y 12 857 son monolingües. A pesar de que en uno y otro sector es mayor el ín-
dice de población bilingüe, entre las mujeres es más elevado el porcentaje de
monolingüismo. Casi seis de cada 10 sólo hablan su lengua materna, en tanto
Gráfica �40. Distribución porcentual de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por tipo de lengua, 2000
0.4
0.2
0.2
0.3
0.3
3.3
5.4
89.9
Otras lenguas
Zapoteco
Mazahua
Amuzgo
Popoloca
Mixteco
Tlapaneco
Náhuatl
133
que tres de cada 10 hombres sólo se desenvuelven en lengua náhuatl (véase
gráfica 142).
Del total de población nahua del centro, la mayor parte es analfabeta, con
57.3% de personas mayores de 15 años. Entre los hombres, aunque es mayor el
índice de nahuas que saben leer y escribir, un alto porcentaje es analfabeta; esta-
mos hablando de casi la mitad de la población de este sector, con 47.2%. Entre
las mujeres es mayor el rezago: 66.1% de la población de este sector no sabe leer
ni escribir. En esta región casi cinco de cada 10 hombres y casi siete de cada 10
mujeres es analfabeta.
Migración
La producción artesanal ha proporcionado a los nahuas del Alto Balsas cierta es-
tabilidad económica, que se ha visto trastocada por la crisis económica de 1994
y, sobre todo a partir de 2001, por la crisis del turismo internacional por la “ame-
naza terrorista”. Esta condición ha provocado un amplio movimiento migratorio
que en la actualidad se traduce en un desplazamiento temporal a la zona agroin-
dustrial de Baja California, Sonora y Sinaloa, así como a los campos agrícolas de
Estados Unidos.
Al igual que los grupos indígenas de la Montaña, los nahuas del centro sue-
len contratarse como jornaleros agrícolas en el vecino estado de Morelos, donde
la producción de hortalizas ha desplazado paulatinamente a la zafra azucarera,
que anteriormente fuera la principal fuente de empleo de los migrantes (Sánchez,
2005). Generalmente, después de cubrir cierto periodo laboral, retornan a sus
comunidades de origen o bien se dirigen a otras regiones agrícolas del norte del
país, donde familias enteras se emplean como jornaleras para la pizca de jitoma-
te, melón y otros productos de exportación.
En las últimas décadas la migración nahua se ha diversificado, tanto espacial
como laboralmente. A partir de la década de los ochenta se inició un fuerte des-
plazamiento migratorio hacia Estados Unidos, donde los nahuas del centro se
Cuadro 42. Distribución porcentual de indígenas nahuas según municipio. 2000
Municipio Población nahua Distribución porcentual
Total 62 498 100.0
Chilapa de Álvarez* 33 734 53.7
Chilpancingo de los Bravo** � 542 2.5
General Heliodoro Castillo** 40 0.�
Juan R. Escudero** 44 0.�
Leonardo Bravo** 37 0.�
Mártir de Cuilapan** 5 477 8.8
Mochitlán** 38 0.�
Quechultenango** 483 0.8
Tixtla de Guerrero** 5 888 9.4
Zitlala* 8 858 �4.2
Eduardo Neri** 6 357 �0.2
* De 40% a 69% de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �4�. Distribución porcentual de la población nahua en hogares indígenas por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
16.1
13.7
11.3
9.6
8.0
6.7
6.9
5.34.8
3.7
7.3
3.4
3.2
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 y más
Hombres Mujeres
7.9
3.4
3.3
3.8
4.8
5.3
5.9
6.4
6.8
9.0
10.7
14.9
17.8
134
sumaron a millones de mexicanos que buscaron mejores condiciones salariales.
Así, mientras algunos se unieron a una migración estacional que se desplazaba
entre diferentes campos agrícolas de México y Estados Unidos, otros optaron por
la venta de artesanías, el comercio informal o el empleo como albañiles en los
centros urbanos más cercanos. De ahí que el municipios de Chilpancingo, don-
de se encuentra la capital del estado, sea hoy en día un territorio donde residen
cerca de 11 mil indígenas, 93% de los cuales se dedican a los sectores secunda-
rio y terciario.
Al igual que la Montaña y la Costa Chica, el centro no se distingue por ser una
región de atracción de migrantes. De los 11 municipios que conforman la región,
nueve están dentro de la categoría de expulsión y sólo dos municipios, Chilpan-
cingo y Eduardo Neri, están clasificados como de equilibrio. Los tres municipios
con mayor porcentaje de población indígena, Chilapa, Mártir de Cuilapan y Zitla-
la, ingresan dentro de la categoría de entidades expulsoras de población. A su
vez, la mayoría de los municipios con tasas elevadas de migración intermunicipal
son nahuas, como Tixtla, Chilapa y Zitlala. Este dato da cuenta de la movilidad
entre municipios nahuas de la región.
Gráfica �42. Población de 5 años y más nahua bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
21 643
7 518
19 158
12 857
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
135
13�
regIón norte
La Región Norte está constituida mayoritariamente por mestizos y algunos núcleos de población indígena, en parti-
cular de origen nahua. Integrada por 16 municipios que colindan con la frontera del estado de Morelos, la región se
caracteriza por contar con una importante producción agrícola e industrial, además de una amplia infraestructura en
caminos y servicios públicos. Dos ciudades de importancia, Iguala y Taxco, articulan la economía de la región y se
conforman como una fuente de atracción de población indígena que se emplea en la producción industrial y en ser-
vicios. En específico, el establecimiento de maquiladoras constituye una de las principales fuentes de empleo de sus
habitantes. También es Taxco un importante centro turístico y de producción de plata; en particular, esta ciudad se ha
convertido en uno de los principales centros de comercio de artesanía de los nahuas de la región.
La Región Norte tiene una extensión de 8 667 kilómetros cuadrados y abarca una zona montañosa con pequeños
valles. El clima es semicálido, con régimen de lluvias en verano y temperatura medio anual de 25°C; una parte de esta
región tiene un clima templado semihúmedo y con verano fresco y alta precipitación pluvial. Asimismo, cuenta con
montañas altas y abundante bosque. Dentro de la región se encuentra parte del río Balsas, en torno al cual se asientan
importantes centros de población nahua. Los pueblos situados entre la sierra y alrededor de la cuenca del río Balsas
se encuentran a una altitud de mil msnm.
El norte, además de distinguirse por la existencia de áreas con tierras fértiles, recursos del bosque y abundan-
te agua, destaca por contar con caminos de acceso y servicios públicos, y por su incipiente actividad industrial y
ganadera. La producción ganadera está creciendo, y los 16 municipios tienen la infraestructura para desarrollarla.
La actividad industrial es numerosa. No obstante, se concentra en ciertos municipios, como Iguala, Taxco, Huit-
zuco y Teloloapan. Hay maquiladoras de ropa y talleres de muebles, embotelladoras y procesadoras de refrescos
y vinos de mesa y fabricas de cemento. La región ha sido un enclave minero por sus yacimientos de plata, oro,
cobre, zinc, yeso y ónix.
La zona industrial ha sido centro de atracción para la población nahua y ha constituido una de sus principales
fuentes de empleo. Sin embargo, el desarrollo industrial y ganadero ha ocasionado graves deterioros al ambiente. La
deforestación de las tierras y la contaminación del río Balsas se han acentuado.
13�
La población indígena
Al igual que en la Región Centro, en la Norte la población indígena es extremada-
mente minoritaria, pues su volumen total representa apenas 8.7% de la población
regional. Ésta se calcula actualmente en 464 022 habitantes, de los cuales 40 413
habitan en un hogar indígena o hablan alguna lengua vernácula, generalmente el
náhuatl, la lengua indígena mayoritaria. En sí, los nahuas del norte y del centro son
parte del Alto Balsas; en particular, los municipios de Tepecoacuilco, Huitzuco,
Atenango del Río y Copalillo han compartido con los nahuas del centro geografía,
historia y tradición, y han mantenido múltiples relaciones e intercambios (Good,
2004). No obstante, las políticas gubernamentales y económicas han configurado
contextos diferentes que marcan y diferencian a los nahuas de una y otra región.
Los nahuas del norte se distinguen por concentrarse en zonas urbanas, por la
pérdida de la lengua entre los jóvenes y por presentar menores índices de mono-
lingüismo que otros grupos indígenas vecinos. De hecho, cuatro de cada 10 per-
sonas que habitan en un hogar indígena han desplazado su lengua familiar por el
empleo exclusivo del castellano (véase gráfica 143).
En comparación con otras regiones de Guerrero, la proporción de personas
mayores de cinco años que han perdido su lengua nativa es relativamente mayor,
particularmente entre las generaciones más jóvenes. Por ejemplo, en el grupo de
edad que se ubica entre cinco y 10 años de edad, casi la mitad se desenvuelve
exclusivamente en castellano. Esta tendencia, sin embargo, tiende a decrecer
conforme se asciende en los grupos de edad, de tal manera que la generación con
más de 65 años de edad conserva, casi en su totalidad, el empleo de su lengua
natal (véase gráfica 144).
Asimismo, a diferencia de las otras regiones con población indígena de la re-
gión, en las cuales la mayoría se concentra en el campo, en el norte una mitad se
concentra en zonas rurales y la otra en zonas urbanas, un fenómeno que se vin-
cula a la presencia de dos ciudades importantes en la región, Iguala y Taxco, en
las que es numerosa la población nahua. Mayores a 100 mil habitantes, ambos
centros albergan 10 581 indígenas, lo que representa cerca de la cuarta parte de
la población indígena regional (véase gráfica 145).
La Región Norte, en efecto, presenta una mayor concentración de población
y una menor tendencia al patrón disperso de residencia. La concentración de in-
dígenas en zonas urbanas ha promovido que sus asentamientos sean menos dis-
persos que los que pueden apreciarse en otras regiones guerrerenses. De hecho,
sólo un porcentaje reducido de la población indígena del norte reside en comu-
nidades menores a 500 habitantes. En cambio, siete de cada 10 indígenas de la
región viven hoy en localidades que oscilan entre 500 y 10 mil habitantes y 12%,
como hemos señalado, se concentra en centros urbanos de amplias dimensiones
(véase gráfica 146).
El continuo contacto con los centros urbanos, aunado a una pérdida paulati-
na de la lengua, hace que la Norte sea la región de Guerrero en la que se presenta
el menor porcentaje de monolingües en la entidad. De los 24 379 hablantes de
lengua indígenas que se reportan, sólo 4% son monolingües, la mayoría de los
cuales se concentra en los municipios de Copalillo y Tepecoacuilco. Aunque su
índice de monolingüismo es menor a la media estatal, ambos municipios presen-
tan, en efecto, un porcentaje considerablemente superior al de otros municipios
vecinos donde el índice de monolingüismo prácticamente ha desaparecido. En
Copalillo y Tepecoacuilco, en cambio, aún se observa un porcentaje conside-
rable de personan que no hablan castellano, con 21 y 31% de los hablantes de
Gráfica �43. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres Mujeres
Hablantes No hablantes
60.8% 61.1%
39.2%
18 957
21 075
38.9%
13�
lengua indígenas mayores de cinco años. Es importante resaltar que en ambos
municipios es significativa la diferencia entre sexos: mientras que tres de cada 10
hombres son monolingües, lo son cuatro de cada 10 mujeres. La diferencia es de
10 puntos porcentuales (véase gráfica 147).
Salud y fecundidad
Con respecto a la configuración de los hogares indígenas, el norte se distingue
por un mayor porcentaje de solteros, sobre todo entre los hombres, y por un ele-
vado índice de hogares con jefatura femenina. Dentro de la población masculina,
en efecto, es mayor el porcentaje de solteros, con 50.6%; mientras en la pobla-
ción femenina es mayor el porcentaje de casadas, con 51.6%. El porcentaje de
hombres casados es de 48.2% y el de mujeres solteras es de 43.8%. De la pobla-
ción masculina y femenina 1.2% y 4.6%, respectivamente, es viudo o está divor-
ciado o separado (véanse gráfica 148 y cuadro 43).
Gráfica �44. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0 1 000 2 000 3 000 4 000 5 000
0 - 45 - 9
10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 64
65 y más
Habla lengua indígena No habla lengua indígena
Hombres Mujeres
Nota: Se considera a la población hablante de lengua indígena a partir de los 5 años de edad.No incluye a ��8 mujeres y �44 hombres que no especificaron su edad.
Gráfica �45. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
50.0
50.0
Zonas urbanas Zonas rurales
Gráfica �46. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
715
1 724
12 551
15 390
4 675
5 073
0 5 000 10 000 15 000 20 000
31.3
12.6
11.7
38.3
4.3
1.8
100 000 y más
De 50 000 a 99 999
De 15 000 a 49 999
De 2 500 a 9 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
140
ferencia entre los municipios con respecto a los servicios de salud. Mientras que
99% de los nahuas que se encuentran en Taxco y Atenango del Río no cuenta
con derechohabiencia, en Buenavista de Cuéllar sólo 43.8% no la tiene. La dife-
rencia entre el mayor y el menor porcentaje es de 56 puntos porcentuales (véase
gráfica 151).
También es notable la distinción con respecto a las tasas de mortalidad. La dife-
rencia entre la mayor y la menor tasa es de 21 puntos porcentuales. En municipios
El estado conyugal, en relación con los tipos de municipio, también varía. En los
municipios indígenas es mayor el porcentaje de casados, con una diferencia de cin-
co y seis puntos porcentuales en relación con los municipios de población indígena
dispersa, los cuales presentan un mayor el porcentaje de solteros, con una diferencia
de cuatro a cinco puntos porcentuales en relación con los municipios indígenas.
Un dato que resulta sin duda representativo es el alto porcentaje de hogares
indígenas con jefatura femenina. En General Canuto, por ejemplo, cuatro de cada
10 hogares están presididos por una mujer, una situación que se asemeja a lo que
acontece en los municipios de Cuetzala, Ixcateopan y Tepecoacuilco. Estos mu-
nicipios no se distinguen por la expulsión de migrantes, de manera que es posible
atribuir esta condición al aumento de las separaciones o divorcios o al aumento
de madres solteras entre la población indígena (véase gráfica 149).
El promedio de hijos nacidos vivos en esta región oscila entre 2.7 y 1.4. En los
municipios donde se concentran los nahuas la tasa varía. Por ejemplo, en Huit-
zuco y Tepecoacuilco el promedio es de tres hijos nacidos vivos, y en Copalillo
y Teloloapan es de dos (véase gráfica 150).
A pesar de que la Norte es una región relativamente próspera, con mayores
grados de urbanización que otras regiones del estado, existe aún una marcada di-
Gráfica �47. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
10 345
1 187
10 328
2 551
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
Cuadro 43. Distribución porcentual de la población de �2 a 49 años por estado conyugal por tipo de municipio y sexo, 2000
Tipo de municipio
Total Soltero Casado o unidoViudo separado
o divorciado
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Norte 8 919 10 980 50.6 43.8 48.2 51.6 1.2 4.6
Indígena* 2 357 2 922 47.3 39.6 5�.9 56.0 0.8 4.4
Indígena dispersa**
6 552 8 058 5�.7 45.4 46.9 49.9 �.4 4.7
* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �48. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
50.6
43.8 48.2
51.6
1.24.6
Soltero Casado o unido Viudo, separado o divorciado
Hombres Mujeres
141
como Pedro Ascencio y Copalillo, cuatro de cada 10 hijos nacidos no sobreviven,
y en Buenavista de Cuéllar y Taxco son dos de cada 10 (véase gráfica 152).
Educación
Aunque los niveles de rezago educativo en el norte son sin duda menores a los de
otras regiones de Guerrero, siguen siendo considerables para un área que se dis-
tingue por un mayor desarrollo urbano. La población indígena de la región es la
más afectada en este rubro, ya que el rezago educativo se incrementa en relación
directa al porcentaje de población indígena en cada municipio.
En los cuatro municipios donde la población indígena es significativa (Co-
palillo, Huitzuco, Iguala y Tepecoacuilco), la población indígena de 15 años
y más asciende a 16 614 personas, una cifra comparable a la población indí-
gena que reside en Acapulco y se encuentra en el mismo rango de edad. Sin
embargo, mientras en el puerto sólo 21% de esa población es analfabeta, en
los municipios anteriores el analfabetismo afecta a un porcentaje dos veces
mayor, con 41.2% de analfabetas entre la población mayor de 15 años (véase
gráfica 153).
No obstante, este porcentaje general tiene diferencias significativas entre el
sector masculino y el femenino. Dentro del primero, el índice de analfabetis-
mo es de 33.9%, mientras en el segundo a 53.6% de la población adulta. Esto
quiere decir que en los cuatro municipios indígenas de la región cuatro de cada
10 hombres y cinco de cada 10 mujeres no saben leer ni escribir (véase cua-
dro 44).
Gráfica �49. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
Cocula**
Apaxtla**
Pilcaya**
Iguala de la Independencia**
Taxco de A larcón**
Teloloapan**
Atenango del Río**
Copalillo*
Buenavista de Cuéllar**
Huitzuco de los Figueroa**
Tetipac**
Tepecoacuilco de Trujano**
Cuetzala del Progreso**
Ixcateopan de Cuauhtémoc**
General Canuto A. Neri**
8.3
10.5
11.8
19.6
20.8
21.2
21.5
22.9
27.7
28.2
28.6
29.2
30.0
31.0
43.8
* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �50. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años
en hogares indígenas, 2000
1.4
1.6
1.8
1.9
2.0
2.0
2.0
2.1
2.2
2.3
2.3
2.5
2.7
2.7
2.7
General Canuto A. Neri
Pedro Ascencio Alquisiras
Ixcateopan de Cuauhtémoc
Iguala de la Independencia
Taxco de Alarcón
Buenavista de Cuéllar
Cuetzala del Progreso
Tetipac
Teloloapan
Tepecoacuilco de Trujano
Cocula
Pilcaya
Apaxtla
Huitzuco de los Figueroa
Atenango del Río
Nota: Todos con menos de 40% de población indígena.
142
Las diferencias en torno al rezago educativo son incluso perceptibles entre los
municipios indígenas y aquellos donde la población es minoritaria y dispersa. En
los primeros el analfabetismo es la característica de 49.8% de la población de 15
años y más; en los segundos, de 43%. En ambos tipos de municipio, sin embargo,
es mayor el porcentaje de analfabetas en la población femenina: en los munici-
pios indígenas seis de cada 10 y en los de población indígena dispersa cinco de
cada 10 mujeres no saben leer ni escribir. El sobreanalfabetismo en el primer tipo
de municipio es de 1.8% y en los del segundo, de 1.5%. Los mayores índices de
analfetismo se presentan así en Taxco, Tepecoacuilco y Atenango del Río, con
más de la mitad de la población indígena adulta.
Entre la población indígena que cuenta con 15 años y más los rezagos edu-
cativos son más acentuados que entre las generaciones de niños y adolescentes.
En el primer caso, en efecto, 37.6% no cuenta con ningún tipo de instrucción es-
colar y sólo 16.5% tiene la primaria completa; en tanto, únicamente 8.8% de esa
población cuenta con la secundaria completa y 4.9% tuvo acceso a una educa-
ción superior (véase cuadro 45).
En contraste, 83.3% de la población indígena de seis a 12 años asisten a la es-
cuela primaria, lo que asegura que en el futuro tenderán a abatirse los rezagos edu-
cativos de las generaciones anteriores. Sin embargo, la diferencia en asistencia es-
colar es de 24 puntos porcentuales con respecto a la siguiente generación, la de 13
a 15 años edad. En este caso, cuatro de cada 10 adolescentes indígenas no tienen
acceso a la educación secundaria, lo cual indica que existe un alto grado de deser-
ción entre el primer y el segundo nivel de educación básica (véase gráfica 154).
Ingresos y empleo
De las regiones indígenas del estado de Guerrero la Norte es la que presenta una
mayor diferenciación en sus actividades productivas y una menor marginación
económica. En primera instancia, es necesario distinguir a los nahuas que de-
Gráfica �52. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
42.6
42.1
35.6
35.3
34.2
31.8
30.0
28.8
28.6
27.7
27.0
26.7
26.3
22.8
22.5
21.6Iguala de la Independencia**
Buenavista de Cuéllar**
Taxco de Alarcón**
Huitzuco de los Figueroa**
Apaxtla**
Pilcaya**
Ixcateopan de Cuauhtémoc**
Teloloapan**
Cocula**
Tepecoacuilco de Trujano**
Tetipac**
Cuetzala del Progreso**
General Canuto A. Neri**
Atenango del Río**
Copalillo*
Pedro Ascencio Alquisiras**
* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Gráfica �5�. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
43.8
92.3
95.9
97.3
98.3
98.5
99.0
99.2
Buenavista de Cuéllar**
Iguala de la Independencia**
Huitzuco de los Figueroa**
Tepecoacuilco de Trujano**
Copalillo*
Teloloapan**
Atenango del Río**
Taxco de Alarcón**
Nota: No se presenta información de municipios donde la población indígena es poco significativa.* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
143
penden de la agricultura complementada con la venta de artesanías, de aquellos
que se encuentran dentro del circuito económico industrial y de servicios de la
región.
Los pueblos nahuas del norte han mantenido desde la segunda mitad del siglo
xx un sistema económico basado en la agricultura destinada al autoconsumo y
en la cría de ganado, integradas con el comercio de artesanías. Por un lado, los
nahuas practican una agricultura del temporal que gira en torno al maíz y cuidan
de sus vacas y bueyes; por otro, se desplazan a Taxco, Acapulco, Cuernavaca o la
ciudad de México para vender papel amate, lacas y textiles (Good, 2004).
Los nahuas que están fuera de la región del Alto Balsas y se encuentran en
zonas que se distinguen por su desarrollo industrial y economía de servicios,
como Iguala y Taxco, se han empleado como obreros o en comercios. Se trata de
nahuas que han dejado el campo y constituyen un tipo de indígena urbanizado.
Estas características económicas explican por qué la mayor parte de la población
indígena económicamente activa del norte se encuentra en el sector industrial y
de servicios.
En la Región Norte 10 903 indígenas están dentro de la categoría de pobla-
ción activa y 15 785 en la de inactiva. En la misma medida que la mayoría de
la población inactiva está conformada por mujeres, con 66.9% de este sector, la
Pea está integrada por 63.9% de hombres y 36.1% de mujeres, la mayoría de los
cuales se encuentran ocupados en alguno de los sectores productivos (véanse
gráfica 155 y cuadro 46).
Gráfica �53. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo
según sexo, 2000
55.3
44.7
66.1
33.9
46.453.6
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
Cuadro 44. Porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas por tipo de municipio según sexo e índice de
sobreanalfabetismo femenino, 2000
Nivel de instruccción Total Hombres Mujeres
Índice de sobreanalfabetismo
femenino
Sierra Norte 44.7 33.9 53.6 1.6
Indígena* 49.8 34.6 6�.9 �.8
Indígena dispersa** 43 33.7 50.8 �.5
Nota: El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor en relación al de los hombres.* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
Cuadro 45. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo. 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción 37.6 28.4 45.�
Primaria incompleta 26.8 30.7 23.7
Primaria completa �6.5 �8.7 �4.8
Secundaria incompleta 4.0 4.7 3.4
Secundaria completa 8.8 �0.6 7.3
Postsecundaria 4.9 5.3 4.5
No especificado �.4 �.6 �.2
144
al menos un salario mínimo como ingreso mensual, en un promedio que con-
trasta favorablemente con el que reciben sus paisanos de la Montaña o la Costa
Chica (véase gráfica 157).
Sin embargo, incluso dentro de la región persisten diferencias entre aquellos
municipios donde es más extensa la población indígena y los que cuentan con
una minoría. En los municipios indígenas, en efecto, el porcentaje de quienes no
perciben ingresos asciende a 39.5%, mientras en los municipios de población in-
dígena dispersa ese promedio se reduce a 19% de los trabajadores. Asimismo, en
los municipios indígenas la mayor parte de los hombres (38.2%) no cuenta con
La característica singular del norte de Guerrero es que, tanto en el caso de
los hombres como en el de las mujeres, la población indígena se emplea prin-
cipalmente en el sector de las manufacturas y, en menor medida, en el área del
comercio y los servicios. Es significativo que sólo tres de cada 10 hombres que
se encuentran en una situación laboral se dediquen a las labores del campo, lo
que indica una sustitución paulatina de la economía agrícola por la actividad in-
dustrial. Sin embargo, son las mujeres en particular las que están empleadas en la
industria y los servicios: 53.9% se encuentran en el sector secundario, 40% en el
terciario y 4.3% en el primario (véase gráfica 156).
La fuerte inserción de la población indígena local en sectores alternativos al
de la agricultura se traduce en un nivel de ingresos más elevado que el de otros
grupos indígenas guerrerenses. En la Montaña de Guerrero, por ejemplo, 58% de
la población indígena ocupada no recibe ingresos remunerados y 17% obtiene
menos de un salario mínimo; en el norte sólo 23% carece de ingresos, lo que
constituye una diferencia de 25 puntos porcentuales con respecto al primer gru-
po. De ahí que la mayoría de los trabajadores indígenas de esta región obtengan
Gráfica �54. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos
de edad y sexo, 2000
55.6
81.8
61.7
84.8
58.7
83.3
44.4
18.2
38.3
15.2
41.3
16.7
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
Mujeres
Hombres
Total
Cuadro 46. Población de �2 años y más económicamente activa en hogares indígenas por tipo según sexo, 2000
Tipo Total Hombres Mujeres
Población activa �0 903 63.9 36.�
Ocupada �0 828 63.7 36.3
Desocupada 75 93.3 6.7
Gráfica �55. Porcentaje de población de �2 años y más en hogares indígenas según condición de actividad, 2000
Mujeres Hombres
66.9%
33.1%
10 903 15 785
145
ingresos, y en los municipios con población indígena dispersa es la que adquiere
de uno a dos salarios mínimos (34.9%) (véase cuadro 47).
Marginación social
Con excepción de Iguala, Taxco y Buenavista, que presentan niveles bajos e
intermedios de marginación social, el resto de los municipios norteños son
considerados actualmente de alta y muy alta marginalidad. En esta última ca-
tegoría ingresa Copalillo, el único municipio regional donde la población in-
dígena es mayoritaria y el único, a su vez, donde esa población supera los 10
mil habitantes.
En el rubro de alta marginalidad se encuentran los tres municipios donde se
localiza la mayor parte de la población indígena restante: Atenango del Río, Huit-
zuco y Tepecoacuilco. En otros términos, eso indica que 65% de la población
indígena regional habita en zonas de alta o muy alta marginación social, mien-
tras sólo 11% reside en entidades de baja marginalidad (véase gráfica 158).
Gráfica �56. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
29.3
43.7
25.4
4.3
53.9
40.0
Nota: No incluye a �.�% de hombres y �.8% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
Gráfica �57. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
23.222.9
23.9
30.6
22.0
45.9
27.5
33.1
17.3
18.722.0
12.9
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
23.222.9
23.9
30.6
22.0
45.9
27.5
33.1
17.3
18.722.0
12.9
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
23.222.9
23.9
30.6
22.0
45.9
27.5
33.1
17.3
18.722.0
12.9
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Cuadro 47. Distribución porcentual de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas por tipo de municipio y sexo según
ingreso, 2000
Tipo de municipio y sexo
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimo
De 1 a 2 salarios mínimos
Más de 2 salarios mínimos
Población total 23.2 30.5 27.5 18.7
Indígena* 39.5 22.2 2�.7 �6.6
Indígena dispersa** �9.2 32.6 29 �9.3
Hombres 22.9 22.0 33.2 22.0
Indígena* 38.2 �5.4 27.� �9.2
Indígena dispersa** �8.5 23.8 34.9 22.7
Mujeres 23.9 45.9 17.3 12.9
Indígena* 42.6 39.5 8.0 9.9
Indígena dispersa** 20.3 47.� �9 �3.5
* 70% y más de población indígena.** Menos de 40% de población indígena.
146energía eléctrica, aunque gran parte de ellas está construida sobre pisos de tierra,
lo que acentúa los niveles de hacinamiento.
Configuración etnolingüística
Al igual que la Centro, la Norte es una región esencialmente nahua donde el
resto de los grupos indígenas no tiene una presencia significativa. El náhuatl, en
efecto, constituye la principal lengua indígena de la región, ya que su número de
hablantes representa 91.2% de la población hablante de lengua indígena. Otras
dos lenguas, el mixteco y el tlapaneco, tienen una presencia muy escasa, que
apenas alcanza 6% de esa población. Lo mismo sucede con otros grupos etnolin-
güísticos, como el zapoteco, el amuzgo y el mazahua, cuya representatividad es
todavía menor (véase gráfica 160).
La población nahua no sólo representa el grupo étnico más numeroso del es-
tado de Guerrero (40% del total de la población indígena), también es el más ex-
tendido en el territorio. El mayor número de nahuas se encuentran en la Montaña,
el centro, el norte y, en menor medida, la Costa Chica y Tierra Caliente. Hoy en
Caracterizados como entidades de alta y muy alta marginalidad, los cuatro mu-
nicipios mencionados forman un área continua que se localiza en las fronteras del
estado, vecina al municipio de Iguala, la entidad con menores índices de margi-
nalidad. De ahí que las diferencias socioeconómicas entre ambos territorios sean
significativas. En Iguala, por ejemplo, existen 1 252 viviendas indígenas, la mayoría
de las cuales dispone de agua entubada, 90% tiene energía eléctrica y 81% cuenta
con un servicio sanitario exclusivo. En Copalillo, Huitzuco y Tepecoacuilco dichos
índices descienden drásticamente, a pesar de ser municipios colindantes con Igua-
la. El número de viviendas indígenas asciende en esos casos a 4 651, de las cuales
70% está construida sobre piso de tierra. A diferencia de Iguala, donde sólo 36%
de los hogares indígenas carecen de agua entubada, en Copalillo, Huitzuco y Te-
pecoacuilco ocho de cada 10 viviendas no cuentan con este servicio y únicamente
la tercera parte tiene servicios sanitarios exclusivos (véase gráfica 159).
En Copalillo, el municipio con mayor densidad de población indígena de la
región, la carencia de servicios públicos es aún más acentuadas que la de sus
vecinos. En este caso, de las 1 916 viviendas indígenas que se distribuyen en su
territorio, sólo ocho de cada 100 tienen acceso a agua potable. En esa misma
medida, 90% de las viviendas continúa empleando la leña o el carbón como
combustible. Como en el resto de la región, la mayoría de las casas cuenta con
Gráfica �58. Población indígena del Norte de Guerrero según nivel de marginación social, 2000
10 935
14 700
4 9115 914
Muy alta Alta Media Baja0
5 000
10 000
15 000
Gráfica �59. Viviendas indígenas del Norte de Guerrero según nivel de servicios, 2000
3 604
726
4 111
5 903
0
1 000
2 000
3 000
4 000
5 000
6 000
7 000
Total deviviendas
Con piso detierra
Sin agua Sin electricidad
14�día, por la migración, también es numerosa la población en Acapulco y la Costa
Grande (Gobierno del Estado de Guerrero, 1997).
Nahuas
En el norte los nahuas se asentaron desde la época prehispánica, de manera que
es posible afirmar que la población es originaria de esta región. No obstante, la
distinción entre nahuas del norte, el centro y la Montaña es más o menos recien-
te, ocasionada principalmente por la geografía política y económica orquestada
por el gobierno estatal y federal, y la cual con el tiempo han configurado contex-
tos diferentes.
La especificidad de los nahuas del norte se vincula, por un lado, con la geo-
grafía, la historia y la tradición que han distinguido al Alto Balsas como una re-
gión indígena, y por otro, con la urbanización y el desarrollo industrial de su en-
torno. En los municipios enclavados en la región del Alto Balsas los nahuas del
norte, al igual que los del centro, han llevado un sistema económico que comple-
menta la agricultura con el comercio. Los nahuas que se encuentran en las zonas
urbanas se han integrado a la economía y cultura de las ciudades.
Esta última condición se relaciona con la pérdida de la lengua entre los na-
huas del norte y sus menores índices de monolingüismo. También se vincula con
su situación económica y, en específico, con el hecho de que la mayoría de los
nahuas de esta región se encuentren en el sector secundario y terciario y reciban
ingresos. Sin embargo, el mayor grado de urbanización e integración económica
no se ha traducido en mejoras significativas con respecto a la calidad de vida. En
la actualidad siguen siendo altos los niveles de marginación, lo que se refleja en
los índices de analfabetismo y de carencia de servicios en salud.
Centrándonos en los indicadores socioeconómicos, habrá que apuntar que
en la Región Norte se encuentran 22 944 hablantes de náhuatl, lo que repre-
senta cerca de 20% de la población total de este grupo en el estado de Gue-
rrero. Se concentra la mayor parte en siete municipios: Atenango, Copalillo, Te-
pecoacuilco, Taxco, Huitzuco, Iguala y Teloloapan, donde habita 97% de los
miembros de este grupo etnolingüístico (véase cuadro 48).
La estructura de edad en la población indígena del norte deja ver que en esta
región hay un proceso en el ascenso de la población, lo que garantiza la repro-
ducción de este grupo. Con respecto a la condición de habla, aunque es mayor la
proporción de hablantes, hay una amplia parte de la población que no se desen-
vuelve en alguna lengua indígena, lo que puede ser un indicador de una pérdida
progresiva de su uso.
La mayor parte de la población nahua en esta región tiene entre cinco y 14
años. El porcentaje en los otros grupos de edad es más o menos regular, sobre todo
entre los 25 y los 64 años, en que el porcentaje está entre seis y cuatro puntos por-
centuales. En el último grupo de edad, el de 65 años y más, se da un notable cre-
cimiento de siete puntos porcentuales en los hombres y de seis en las mujeres.
Entre los nahuas del norte la mayor parte de la población se concentra en las
generaciones más jóvenes y en la que cuenta con más de 65 años de edad. Sin
embargo, la pirámide de edad muestra un descenso significativo en el grupo de
hombres que se encuentra entre los 25 y los 50 años, lo que revela una pérdida
sustancial de la población en edad productiva. En este rango generacional, en
efecto, es mayor el número de mujeres que de hombres, debido en parte al éxodo
de varones que promueve el proceso migratorio (véase gráfica 161).
La gran mayoría de la población nahua es bilingüe, tanto hombres como mu-
jeres; sin embargo, un mayor porcentaje de población femenina es monolingüe,
Gráfica �60. Distribución porcentual de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por tipo de lengua, 2000
1.2
0.2
0.4
0.5
2.9
3.6
91.2
Otras lenguas
Mazahua
Amuzgo
Zapoteco
Tlapaneco
Mixteco
Náhuatl
14�
ya que de 9 305 hablantes de náhuatl, 2 540 desconocen el castellano. De ahí
que en esta región uno de cada 10 hombres y tres de cada 10 mujeres sólo se
desenvuelvan en su lengua materna (véase gráfica 162).
La mayoría de la población nahua de esta región no sabe leer ni escribir. El
analfabetismo, en efecto, afecta a 53.8% de la población de 15 años y más; no
obstante, se presenta una notable diferencia entre hombres y mujeres, ya que
cuatro de cada 10 hombres y seis de cada 10 mujeres son aún analfabetas.
Migración
A partir del comercio de artesanías los nahuas se han desplazado a diferentes
ciudades para vender sus productos. Taxco, Acapulco, Cuernavaca y la ciudad
de México han sido los principales lugares de atracción. Esta práctica ha dado
lugar, desde mediados del siglo pasado, a un tipo de migración temporal. Dentro
de la región, han migrado de manera definitiva a las ciudades de Taxco e Igua-
la para emplearse en fábricas y comercios. Asimismo, los nahuas han migrado a
Morelos y Nayarit para trabajar en el corte de caña, así como a Sinaloa, Sonora y,
más recientemente, Estados Unidos, para laborar como jornaleros en los campos
agrícolas (Good, 2004).
De los 16 municipios que conforman la región nueve están dentro de la cate-
goría migratoria de equilibrio y siete de expulsión. Salvo el caso de Copalillo, una
entidad expulsora de población, el resto de los municipios donde se concentra
la mayor parte de la población nahua tiene la categoría de equilibrio, mientras
los municipios expulsores suelen ser entidades con población indígena dispersa.
Esto indica que, aun cuando los nahuas del Norte han ingresado al proceso mi-
gratorio, no hacen más que responder a una tendencia regional que involucra por
igual a la población mestiza de la zona.
Gráfica �6�. Distribución porcentual de la población nahua en hogares indígenas por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
12.5
12.3
10.4
8.97.3
6.5
6.9
5.8
5.8
4.7
10.3
4.3
4.3
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Hombres Mujeres
11.3
4.9
4.6
5.0
5.3
5.0
5.8
5.4
6.0
7.3
9.9
14.5
15.0
Cuadro 48. Distribución porcentual de indígenas nahuas según municipio, 2000
Municipio Población nahua Distribución porcentual
Total 22 944 100.0
Apaxtla 45 0.2
Atenango del Río 672 2.9
Buenavista de Cuéllar 58 0.3
Cocula 27 0.�
Copalillo 8 504 37.0
Cuetzala del Progreso 276 �.2
General Canuto A. Neri �4 0.�
Huitzuco de los Figueroa 2 224 9.7
Iguala de la Independencia � 745 7.6
Ixcateopan de Cuauhtémoc �2 0
Pedro Ascencio Alquisiras 5 0.0
Pilcaya 9 0.0
Taxco de Alarcón 2 288 �0.0
Teloloapan � �2� 4.9
Tepecoacuilco de Trujano 5 927 25.8
Tetipac �7 0.�
14�
La migración nahua responde también a una especialización de actividades
en determinadas regiones agrícolas. Como sus vecinos del centro y la Montaña,
los indígenas del norte de Guerrero acuden temporalmente a la zona meridional
de Morelos para el corte del angú, una hortaliza destinada al comercio exterior.
La migración se efectúa en este caso de manera familiar, durante los meses que
corren entre agosto y octubre (Sánchez, 2005). Para las generaciones de jóvenes
solteros, la estadía suele funcionar como una plataforma económica para em-
prender su traslado hacia Estados Unidos, o bien hacia otros centros agrícolas del
norte de México, como Sonora, Sinaloa y Baja California.
A pesar de constituir la región con mayores niveles de desarrollo del estado,
la Norte no se caracteriza por ser de atracción para pueblos indígenas de otras
entidades federativas. De hecho, en el conjunto de sus municipios no se registran
hablantes de lenguas indígenas que provengan de entidades lejanas o vecinas.
Sin embargo, las zonas urbanas de la región han sido centros donde los que na-
huas han migrado de manera temporal o definitiva. Si bien ningún municipio de
la región se distingue por ser un municipio de atracción, se encuentran munici-
pios urbanos donde se concentra gran parte de la población nahua. Habrá que
decir que estas ciudades, con excepción de Iguala, se distinguen por ser centros
de origen nahua.
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Gráfica �62. Población de 5 años y más nahua bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
1 186
9 359 9 305
2 540
150
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151
152
Coordinador: Saúl Millán
Investigación: Eliana Acosta Márquez
153
IntroduccIón
A mediados del siglo xx la topografía del estado de Morelos fue caracterizada como “un azucarero, inclinado hacia
el suroeste, con montañas que forman el borde exterior y las fértiles plantaciones llanas que forman el centro” (Lewis,
1951; De la Peña, 1980). Lewis no sólo aludía en este caso a las diferencias productivas entre las pequeñas comu-
nidades de los altos y la zona cañera del perímetro central, sino también a las diferencias contrastantes entre dos re-
giones disímiles del estado.
Morelos es, en efecto, el más meridional de los estados centrales y se halla a corta distancia al sur de la capital
del país. Es la entidad más pequeña después de Tlaxcala, pues tiene un territorio de 4 893 kilómetros cuadrados, con
mayor extensión de este a sur que de este a oeste; y forma, en el primer sentido, un notable contraste entre las regio-
nes elevadas y montañosas y las planicies de la entidad.
Las características ecológicas de Morelos se deben a su ubicación geográfica en la zona neotropical; por un lado, se
localiza en el Eje Volcánico Transversal en su parte alta al norte, y por el otro, se encuentra en la Cuenca del Balsas en
su región más baja del centro al sur. La entidad presenta un marcado cambio en los niveles de altitud en dirección norte
sur, lo que da lugar a una amplia riqueza de especies en ambientes diversos (iNegi, 2002). Las elevaciones más impor-
tantes se encuentran en las Sierras de Tepoztlán, Tlaltizapán y Huautla; entre la primera y la última se ubica el Valle de
Cuautla. Sus aguas superficiales más importantes son los ríos Nexpa, Tepalcingo, Cuautla, Yautepec, Salado, Tetlama,
Tembembe y Chalma; los últimos seis se continúan al sur para desembocar en el llamado río Amacuzac o río Grande.
Morelos está dividido en dos cuencas, la del Amacuzac y la del Nexapa, las cuales dotan de abundantes recur-
sos hidrológicos al estado. En sí, su sistema hidrográfico se integra por los afluentes de estas dos cuencas que forman
parte del río Balsas. El estado tiene un subsuelo rico en manantiales y agua que forman ríos subterráneos, como el
que atraviesa las grutas de Cacahuamilpa y alimenta los balnearios de Agua Hedionda, El Almear, Atotonilco, Palo
Bolero, Las Estacas y Tehuixtla.
154
En la región del valle intermontano, la región suroriental de la entidad, se
ubican las localidades más importantes, las cuales registran altitudes entre mil y
2 mil metros sobre el nivel del mar (msnm) y comprenden 60% de la extensión
territorial. En estas zonas se ubican los centros comerciales, industriales y turís-
ticos y corresponden al territorio más densamente poblado. Entre los municipios
que forman parte de estas regiones se encuentra Cuernavaca, Jiutepec, Yautepec,
Cuautla, Jonacatepec, Tepalcingo, Yecapixtla y Temoac.
Morelos cuenta con bosques de coníferas y encino, sobre todo en la región nor-
te, y con selva baja caducifolia, que predomina en las demás regiones del estado.
Por estar situado al sur del Trópico de Cáncer, su clima es cálido, con la excepción
de la porción norte, donde se presentan las mayores diferencias de altitud.
El estado se distingue por su riqueza natural, su excepcional clima y su rique-
za de suelos, así como por su disponibilidad y abundancia de mantos acuíferos
y manantiales. La entidad ocupa tan sólo el 0.25% de la superficie de México;
sin embargo, en el territorio morelense se encuentra representada 10% de las es-
pecies de plantas de México, 33% de las especies de aves, 5% de los peces de
agua dulce, 14% de los reptiles y 21% de las especies de mamíferos mexicanos.
Por esta razón se clasifica al estado de Morelos en el décimo tercer lugar del país
por la importancia de su biodiversidad respecto a otros estados (coNabio, 1992;
Ordóñez y Flores, 1995).
En Morelos se presentaban originalmente bosques templados en su parte nor-
te, que cubrían aproximadamente 25% de su superficie, y selva baja caducifolia
en el resto del estado. Durante las últimas décadas se perdió más del 70% de la
cubierta forestal. El 30% que aún conserva cubierta forestal está seriamente de-
teriorado y sólo 10% restante tiene poca perturbación humana. En tanto, más de
80% del territorio de la entidad está sujeto a diversos grados de erosión.
Actualmente el estado ha sufrido alteraciones en sus sistemas ecológicos, de-
bido a la explotación forestal, construcción de caminos, sobrepastoreo, desarro-
llo industrial, crecimiento de las ciudades y densidad de la población. Esto ha
afectado directamente a los bosques y ha contribuido a la deforestación de la
tierra. Se calcula que 79.8% de la superficie del estado presenta algún grado de
deforestación y que 34.42% de los recursos forestales se ha destruido. A esto se
agrega la contaminación del agua por los desechos domésticos e industriales, en
particular en las regiones de Tejalpa-Jiutepec-Tlahuapan y Zacatepec-Jojutla, que
son parte del área de influencia de la ciudad industrial del valle de Cuernavaca y
del ingenio Emiliano Zapata, respectivamente (Aguilar Benítez, 1992).
La población indígena
La población indígena del estado de Morelos se concentra en 15 de los 33 mu-
nicipios que conforman la entidad. A diferencia de otras entidades del país, sin
embargo, en Morelos no se presenta una región acotada donde esté concentrada
la población indígena. En la actualidad los indígenas morelenses se distribuyen
a lo largo del estado, aunque cinco de los siete municipios con mayor población
indígena se localizan en la zona septentrional. Si bien no existen municipios don-
de la población indígena sea superior a 40% de la población municipal, algu-
nos de ellos, como Puente de Ixtla y Tetela del Volcán, albergan una población
indígena considerable, que representa 15% y 30% de la demografía de ambos
municipios.
En conjunto, se estima que la población indígena de Morelos asciende a
72 435 personas que hablan una lengua vernácula o habitan en un hogar in-
dígena. Esta cifra, sin embargo, constituye apenas 4.7% de la población total del
estado, lo que ubica a Morelos dentro de las 15 entidades del país que cuentan
con menos de 5% de población indígena.
En la actualidad Morelos es un estado pluriétnico cuya diversidad se ha acen-
tuado en las últimas cuatro décadas, a partir de los intensos procesos migratorios
que han alterado el mapa étnico de la entidad. De ahí que su territorio se encuen-
tre a su vez poblado por grupos indígenas que originalmente fueron ajenos a la
entidad, como los mixtecos y los tlapanecos provenientes de Oaxaca y Guerrero,
quienes a partir de la migración se han asentado en esta entidad desde los años
sesenta. Los nahuas, sin embargo, constituyen aún el grupo étnico mayoritario. Se
encuentran dispersos prácticamente en todo el territorio, aunque se concentran
sobre todo en 35 comunidades, principalmente en Hueyapan, en el municipio
de Tetela del Volcán; Tetelcingo, en Cuautla; Santa Catarina, en Tepoztlán; Coa-
tepec, en Temixco, y Xoxocotla, en Puente de Ixtla.
La gran mayoría de los pueblos indígenas de Morelos tienen hoy en día ac-
ceso a varias carreteras y caminos de terracería que les permiten una estrecha
comunicación con las cabeceras municipales y con los centros comerciales más
155
importantes de la región, como son las ciudades de México, Cuernavaca y Cuau-
tla. La mayoría de estos pueblos tienen agua potable, servicio telefónico y energía
eléctrica. Asimismo, cuentan con clínicas de salud, tiendas de abasto y escuelas
de los niveles básico, medio y, algunas, medio superior. También disponen de
mercados y pequeñas tiendas que les surten los productos indispensables (Salda-
ña Fernández, 1995).
Esta condición ha configurado una particularidad que distingue a los indíge-
nas de Morelos: la mayor parte de la población reside en zonas urbanas, cuenta
con los servicios básicos y está empleada en el sector secundario y terciario. En
contraste con otros pueblos, los niveles de marginación son menores, no obstan-
te, no deja de ser significativa la proporción de indígenas que no tienen acceso a
los servicios de salud y educación.
Los nahuas se encuentran en municipios y comunidades con diferentes nive-
les de urbanización; residen en las principales ciudades del estado, en Cuerna-
vaca o Cuautla, y en zonas conurbadas, como Ocotepec y Tetelcingo, aunque
también se ubican en zonas rurales y relativamente aisladas, como Cuentepec,
Hueyapan y Coajomulco (Morayta et al., 2003).
El 85% de la población indígena se concentra en 15 de los 33 municipios que
componen esta entidad, entre los que destacan Cuautla, Cuernavaca, Temixco,
Tetela del Volcán, Ayala, Jiutepec y Tepoztlán. En estos 15 municipios se encuen-
tran 65 609 indígenas, mientras que 6 826 se distribuyen de manera dispersa en
los 18 municipios restantes (véase gráfica 163).
Los nahuas de Morelos se distinguen por estar integrados a las estructuras
económicas y políticas del estado, lo que ha repercutido en el abandono de la
cultura originaria, incluyendo la lengua. De tal modo que investigadores como
Alicia Barabas y Miguel Bartolomé han declarado un abierto proceso de “desin-
dianización”, el cual se remonta a la época colonial y, en específico, a las ha-
ciendas e ingenios azucareros. La incorporación de la mano de obra indígena
desde la colonia hasta nuestros días, en muchos casos, ha estado aparejada a la
desarticulación de las formas organizativas locales (Barabas y Bartolomé, 1981).
Aunado a este proceso se encuentra, como lo hiciera notar Miguel Morayta y Ca-
tharine Good, la política de Estado orientada a la construcción del nacionalismo
en detrimento de las culturas originarias, y la perspectiva académica que ha ne-
gado la presencia indígena de Morelos (Morayta et al., 2003).
Ciertamente, el panorama étnico estatal se caracteriza por un progresivo des-
uso de la lengua, por los reducidos índices de monolingüismo, por el alto grado
de urbanización de pueblos originarios y por la movilidad de la población indí-
gena a las ciudades y centros mestizos.
En primera instancia, habrá que advertir que dentro de la categoría de po-
blación indígena de Morelos sólo cuatro de cada 10 hablan la lengua originaria,
43.6% de los hombres y 41.7% de las mujeres. Es notable que el sector femenino
presente un mayor índice en la categoría de no hablantes, ya que la tendencia en
la mayoría de los pueblos indígenas es la concentración de hablantes y monolin-
gües en este sector.
En relación con los grupos de edad, la población hablante se agrupa en per-
sonas de 50 a 65 años y más, mientas que la mayor parte de quienes no hablan la
lengua tienen entre cinco y 19 años. Este indicador muestra que los grupos de me-
nor edad no están adquiriendo el uso de la lengua indígena, lo que pone en riesgo
la vigencia y reproducción del náhuatl en esta entidad (véase gráfica 164).
Si bien los nahuas son los indígenas originarios y mayoritarios de la entidad,
y representan 63% del total de población indígena, la creciente migración ha he-
Gráfica �63. Población que habita en hogares indígenas según su distribución porcentual por condición de habla indígena y sexo, 2000
Hombres
56.4% 58.3%
32 66631 502
43.6% 41.7%
Mujeres
Hablantes No hablantes
156
cho de Morelos un estado pluriétnico. Actualmente 27.7% de la población total
del estado nació en otra entidad, de la cual se distinguen residentes de pueblos
indígenas provenientes de otras entidades (iNegi, 2002).
Al observar la distribución de la población indígena por tamaño de locali-
dad, es contundente que la mayoría de la población indígena se ubica en zo-
nas urbanas, con 87.8%; sólo 12 de cada 100 indígenas se encuentran en áreas
rurales. Habrá que decir que el entorno urbano de los indígenas de Morelos es
resultado tanto de la movilización y cambio de residencia de indígenas a las
grandes ciudades de la entidad, como del proceso de urbanización de las co-
munidades nahuas.
Este dato deja ver uno de los rasgos más distintivos de la población indígena
del estado: en divergencia con gran parte de los pueblos indígenas del país que
se encuentran en el campo, la gran mayoría de los indígenas de Morelos se loca-
lizan en centros urbanos, en particular en Cuautla, Cuernavaca, Ayala y Temix-
co. Estas ciudades no sólo concentran a los indígenas, sino también a 60% de la
población total, de tal forma que es posible reconocer que los indígenas siguen
la tendencia general del estado (iNegi, 2002).
Es interesante advertir que, a pesar de que los indígenas de Morelos se con-
centran en seis municipios y en zonas densamente pobladas y urbanizadas
(Cuautla, Cuernavaca, Puente de Ixtla, Temixco, Tepoztlán y Tetela del Volcán),
36% de los hablantes de lengua indígena se ubican en cinco comunidades: Hue-
yapan, Tetelcingo, Santa Catarina, Cuentepec y Xoxocotla (Saldaña Fernández,
1995) (véase gráfica 165).
Asimismo, aunque las zonas urbanas superan a las rurales, varían los tama-
ños de localidad en los que reside la población indígena. De ahí que puedan en-
contrarse desde localidades menores a 500 habitantes, en las cuales se localiza
5.2% del total, hasta aquellas que tienen más de 100 mil, en las que se concentra
37.7% del total de indígenas del estado. Lo cierto es que el proceso de urbaniza-
ción ha sido acelerado y progresivo en la población indígena, al grado que en las
últimas tres décadas gran parte de las comunidades se triplicaron y llegaron a al-
canzar de 12 mil a 18 mil habitantes (Morayta et al., 2003) (véase gráfica 166).
Al igual que el grado de urbanización de los indígenas de Morelos, destaca el
bajo porcentaje de monolingüismo. De los 27 354 residentes en los principales
municipios con población indígena de Molerlos, la mayoría habla español ade-
Gráfica �64. Estructura por edades, sexo y condición de habla de lengua indígena, 2000
5 000 4 000 3 000 2 000 1 000 0 1 000 2 000 3 000 4 000 5 000
Habla lengua indígena No habla lengua indígena
Hombres Mujeres
0 - 45 - 9
10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 64
65 y más
Nota: Se considera la población hablante de lengua indígena a partir de los 5 años de edad.No incluye a ��8 mujeres y �44 hombres que no especificaron su edad.
Gráfica �65. Distribución porcentual de la población en hogares indígenas por zona rural-urbana, 2000
87.8
12.2
Zonas urbanas Zonas rurales
15�
más de su lengua originaria; situación que resulta homogénea en ambos sexos.
Sólo uno de cada 100 indígenas se desenvuelve solamente en su lengua origina-
ria. La condición de bilingüismo ha posibilitado a la población indígena comu-
nicarse con otros sectores sociales y ha facilitado el acceso a servicios públicos,
como el sistema educativo y el de salud, e integrarse a las formas económicas y
productivas del estado (véase gráfica 167).
El bajo índice de monolingüismo también es un rasgo característico de los na-
huas de Morelos. En esta entidad el aprendizaje del español ha estado relaciona-
do con la pérdida de la lengua originaria, por lo que se ha interpretado como una
de las expresiones del proceso de “desindianización”. La tendencia descendente
en el nivel de monolingüismo en la población indígena de Morelos se presenta
tanto en el marco de la población total como en la municipal. Sólo 2.2% de la
población total es monolingüe y en la mayoría de los municipios no alcanza ni
siquiera un punto porcentual.
Los municipios que destacan por su mayor porcentaje de monolingüismo son
Temixco, con 7.1%, Yautepec, con 5.9%, y Ayala con 4.8. En Temixco y Tlaya-
capan sobresale el mayor el porcentaje de mujeres monolingües que de hombres,
con una diferencia de casi cinco puntos porcentuales (véase cuadro 49).
Salud y fecundidad
La composición de la población de 12 a 49 años por estado conyugal hace po-
sible distinguir la configuración de los hogares indígenas del estado de Morelos.
Primero, habrá que reconocer las variaciones entre ambos sexos en relación con
el estado conyugal. En el caso de los solteros, el porcentaje de hombres es mayor
que el de mujeres, con 50.7% y 47.8%, respectivamente; mientras que para la
población casada o en unión libre, la población femenina rebasa a la masculina
con casi cuatro puntos porcentuales. Para ambos sexos la población que se ha
quedado viuda, soltera o divorciada es poco representativa, no obstante, es ma-
yor entre las mujeres (véase gráfica 168).
Es significativo el aumento de hogares con jefatura femenina entre la pobla-
ción indígena. Este fenómeno demográfico puede ser consecuencia de la mi-
gración, del aumento de madres solteras o del crecimiento de divorcios y separa-
Gráfica �66. Población en hogares indígenas y su distribución porcentual según tamaño de la localidad, 2000
2 034
11 157
19 138
4 450
3 3795.2
6.9
29.7
17.3
3.2
37.7 24 225100 000 y más
De 50 000 a 99 999
De 15 000 a 49 999
De 2 500 a 14 999
De 500 a 2 499
Menos de 500
Gráfica �67. Población de 5 años y más hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
13 543
189
13 207
415
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
15� genas con derechohabiencia. A pesar de esta condición, todavía los indígenas
de Morelos presentan un rezago en relación con la población total de la enti-
dad, puesto que la media estatal sin derecho es de 30% y la indígena es de 60%
(iNegi, 2002).
En sí, es variable el derecho a los servicios de salud entre la población indíge-
na y salta a la vista el contraste: mientras que en Tlaltizapán 80 de cada 100 tie-
nen acceso a los servicios de salud, en Temixco sólo uno de cada 100 indígenas
cuenta con dicho servicio. El caso de Temixco es especialmente representativo.
En Cuentepec, una de las comunidades de este municipio, el Instituto Nacional
Indigenista, a principios de los años noventa, realizó un diagnóstico en el que dio
cuenta de que 55% de los niños mostraban algún grado de desnutrición y detectó
altos índices de enfermedades gastrointestinales y respiratorias.
Si bien la Secretaría de Salud tiene centros de atención en prácticamente to-
das las localidades y proporciona servicios en medicina familiar, campañas de
vacunación, fomento de la letrinización y modificación de los hábitos alimenti-
cios, las prácticas de los médicos y las enfermeras no son significativas en las co-
munidades (Saldaña Fernández, 1995) (véase gráfica 171).
ciones. Por ejemplo, en Tetela del Volcán, Yautepec y Tepoztlán, en 20 de cada
100 hogares la mujer es cabeza de familia (véase gráfica 169).
En relación con la fecundidad, es importante mencionar que el promedio de
hijos nacidos de la población de 12 a 49 años que reside en hogares indígenas
resulta menor que en otros municipios indígenas del país, ya que no rebasa el
promedio de dos hijos. Destacan los municipios de Cuernavaca, Emiliano Zapa-
ta, Jojutla y Jiutepec por el bajo promedio de fecundidad. Los mayores índices los
tienen Tlayacapan y Tetela del Volcán, sin embargo, estos municipios no alcan-
zan a superar el promedio (véase gráfica 170).
La reducción de la fecundidad en la población indígena no se debe nece-
sariamente a una campaña de salud reproductiva, ya que gran parte no tiene
acceso a los servicios de salud. Sin embargo, habrá que reconocer que, a dife-
rencia de pueblos indígenas de otras entidades, es mayor el porcentaje de indí-
Cuadro 49. Municipios con mayor porcentaje de población de 5 años y más indígena monolingüe por sexo, 2000
Municipio Total Hombres Mujeres
Total 2.2 1.0 3.0
Ayala 4.8 3.4 6.2
Cuautla �.3 0.3 2.2
Cuernavaca 0.7 0.3 �.�
Emiliano Zapata 0.2 0.0 0.3
Jiutepec �.5 0.8 2.2
Jojutla 0.9 0.5 �.3
Puente de lxtla 0.2 0.� 0.3
Temixco 7.� 5.0 9.3
Tepoztlán 0.8 0.6 �.�
Tetela del Volcán 0.5 0.� 0.9
Tlaltizapán 0.0 0.0 0.0
Tlayacapan 3.4 �.0 5.9
Xochitepec 2.7 �.7 3.7
Yautepec 5.9 5.0 6.9
Yecapixtla 0.2 0.0 0.5
Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
Gráfica �68. Estado conyugal de la población indígena de �2 a 49 años por tipo y sexo, 2000
50.7
43.147.8
51.7
1.45.2
Soltero Casado o unido Viudo, separado odivorciado
Hombres Mujeres
15�
Una de las consecuencias de la falta de atención médica dentro de la pobla-
ción indígena es la alta tasa de mortalidad infantil. Aunque en Morelos es me-
nor al de otras entidades, como Oaxaca o Guerrero, existen aún municipios que
destacan por tener tasas elevadas de mortalidad infantil, como Tetela del Volcán,
Tlayacapan, Yecapixtla, Puente de Ixtla y Ayala, con más de 20%. Significativa-
mente, se trata de los municipios con mayores porcentajes de población indígena
en la entidad (véase gráfica 172).
Educación
Durante las últimas décadas la situación educativa de las comunidades indígenas
de Morelos en el medio rural ha crecido proporcionalmente en relación con la
educación en el medio urbano. Sin embargo, las localidades indígenas presentan
un problema incluso más acentuado: los pocos servicios educativos muestran li-
mitantes, como alto índice de deserción escolar y bajo aprovechamiento educa-
tivo. El ausentismo de los maestros y las restricciones presupuestales provocaron
que en las zonas indígenas se mantuviera un índice relativamente alto de analfa-
betismo y que el uso del castellano fuera extremadamente limitado. En este perio-
do el crecimiento demográfico en las zonas indígenas fue superior al crecimiento
de los servicios, y ello ocasionó que se acentuara la marginación.
Con base en esto, el Instituto Nacional Indigenista (iNi) reformuló el proyecto
piloto de varias zonas indígenas, entre ellas Morelos. Ahí, por primera vez, los
indígenas que trabajaron como promotores bilingües participaron como inter-
mediarios entre las instituciones oficiales y las comunidades. Ellos tenían ascen-
diente en su comunidad, utilizaban la lengua materna para la educación formal
Gráfica �69. Municipios con mayor porcentaje de hogares indígenas con jefatura femenina, 2000
11.4
12.8
13.9
14.5
14.9
15.4
16.9
17.1
17.5
17.9
18.1
18.2
18.4
19.4
23.9
Tlayacapan
Emiliano Zapata
Xochitepec
Jiutepec
Temixco
Yecapixtla
Tlaltizapán
Cuautla
Ayala
Cuernavaca
Jojutla
Puente de Ixtla
Tepoztlán
Yautepec
Tetela del Volcán
Nota: Todos los municipios tienen menos de 40% de población indígena.
Gráfica �70. Municipios con mayor promedio de hijos nacidos vivos de la población femenina de �2 a 49 años en hogares indígenas, 2000
1.4
1.7
1.8
1.8
1.9
1.9
1.9
2.0
2.1
2.1
2.3
2.3
2.3
2.4
2.4
Cuernavaca
Emiliano Zapata
Jojutla
Jiutepec
Tepoztlán
Puente de Ixtla
Cuautla
Yecapixtla
Xochitepec
Yautepec
Tlaltizapán
Temixco
Ayala
Tetela del Volcán
Tlayacapan
Nota: Todos los municipios tienen menos de 40% de población indígena.
160
y persuadieron a la comunidad de la necesidad acceder al sistema educativo
(véase gráfica 173).
Lo anterior puede explicar el bajo porcentaje de población analfabeta con
relación a pueblos indígenas de otras entidades del país. De cada 100 indíge-
nas de 15 años y más, sólo 20 no saben leer ni escribir. Esta proporción varía
dependiendo del sexo, ya que de cada 100 hombres sólo 15 son analfabetas,
porcentaje que aumenta de manera importante en el caso de las mujeres, con
25 de cada 100.
Aunque es bajo el porcentaje de analfabetismo entre los indígenas de More-
los, no deja de ser significativo que se presente un mayor rezago en relación con
la media estatal. Si 20% de indígenas no sabe leer ni escribir, 10% de la pobla-
ción total es analfabeta (iNegi, 2002).
Asimismo, se deben considerar los niveles de analfabetismo a nivel munici-
pal, puesto que desde esta perspectiva es posible distinguir un notable contraste.
En Ayala cuatro de cada 10 indígenas son analfabetas, mientras que en Cuernava-
ca sólo uno de cada 10. En Tlaltizapán y Tlayacapan también son altos los índices
de analfabetismo, con 28.9% y 27.9%, respectivamente.
Al igual que otras entidades del país, en Morelos es mayor el porcentaje de
analfabetismo entre las mujeres indígenas. En el marco de la población total, el
índice de las mujeres rebasa casi en 70% a los hombres. En particular, las mayo-
res tasas de sobreanalfabetismo las encontramos en Tetela del Volcán, Cuautla
y Yautepec, entidades que concentran una cifra elevada de población indígena
(véase cuadro 50).
Si contemplamos, además del analfabetismo, la inasistencia escolar, es posi-
ble reconocer los niveles de rezago educativo y en específico el acceso al siste-
Gráfica �7�. Municipios con mayor porcentaje de población en hogares indígenas sin derecho a servicios de salud, 2000
23.1
43.0
50.6
55.7
77.5
82.0
86.5
93.8
95.1
97.5
98.7
Tlaltizapán
Jojutla
Xochitepec
Ayala
Puente de Ixtla
Cuautla
Tepoztlán
Yecapixtla
Tlayacapan
Tetela del Volcán
Temixco
Nota: Se refiere a los municipios de la región con mayor volumen de población indígena.
Gráfica �72. Municipios con mayores tasas de mortalidad infantil, 2000
28.4
27.0
26.3
26.2
26.1
25.2
24.9
24.0
23.4
23.4
23.3
23.3
21.7
20.2
17.7Cuernavaca
Jiutepec
Cuautla
Emiliano Zapata
Temixco
Jojutla
Tepoztlán
Tlaltizapán
Yautepec
Xochitepec
Ayala
Puente de Ixtla
Yecapixtla
Tlayacapan
Tetela del Volcán
Nota: Todos los municipios tienen menos de 40% de población indígena.
161
ma educativo entre los indígenas de Morelos. En esta entidad, la población indí-
gena que se encuentra en edad de ir a la primaria presenta mayores porcentajes
de asistencia escolar (87.8%) que aquellos que deberían cursar la secundaria
(67.7%). La población masculina es más vulnerable al respecto, ya que mues-
tra mayores porcentajes de inasistencia en ambos niveles educativos (12.4% y
33.4%, respectivamente) (véase gráfica 174).
Para el caso de la población de seis a 12 años que no asiste a la escuela, los
municipios que se distinguen por tener mayores proporciones son Ayala, Tlal-
tizapán y Yecapixtla. Por su parte, destacan los municipios de Temixco, Jojutla
y Emiliano Zapata, por presentar las mayores brechas de inasistencia entre los
sexos (véanse cuadros 51 y 52).
En relación con los adolescentes indígenas de 13 a 15 años que no asisten a la
escuela, sucede una situación similar. Destaca nuevamente el municipio de Aya-
la por tener el mayor porcentaje, seguido de Tlaltizapán, Tetela del Volcán y Tla-
yacapan. En este grupo de edad los municipios con mayores brechas de inasisten-
cia escolar entre los sexos son Jojutla, Yautepec y Xochitepec (véase cuadro 53).
Otro indicador educativo es el nivel de instrucción entre la población de 15
a 59 años que habita en hogares indígenas. En el nivel estatal, 17 de cada 100
indígenas no cuentan con ningún tipo de instrucción. En el caso de la población
masculina, 16.8% no ha tenido acceso a ningún grado de instrucción formal den-
tro del sistema educativo, situación que para el caso de las mujeres es mayor por
más de cinco puntos porcentuales. Sólo 20 de cada 100 indígenas logran termi-
nar la primaria y la secundaria, mientras que solamente 10 de cada 100 cuentan
con estudios de postsecundaria. En este contexto, los municipios que se destacan
por tener las mayores proporciones de población rezagada son Tetela del Volcán,
Ayala y Temixco (véase cuadro 54).
Ingresos y empleo
A partir de los ingresos y el empleo es posible advertir la singularidad de la po-
blación indígena de Morelos y su contraste en relación con pueblos indígenas de
Gráfica �73. Porcentaje de población de �5 años y más en hogares indígenas por condición de alfabetismo según sexo, 2000
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
79.8
20.2
84.7
15.3
75.1
24.9
Gráfica �74. Distribución porcentual de la población de 6 a �5 años por condición de asistencia escolar según grupos
de edad y sexo, 2000
68.7
88.1
66.6
87.6
67.7
87.8
31.3
11.9
33.4
12.4
32.3
12.2
13-15
6-12
13-15
6-12
13-15
6-12
Asiste No asiste
162
otros estados del país. En esta entidad no es una constante que gran parte de los
indígenas sean parte de la población económicamente inactiva, que se dediquen
exclusivamente a la economía y no reciban algún tipo de salario. Al contrario, el
mayor porcentaje de los indígenas de Morelos son parte de la población econó-
micamente activa (Pea) y se emplean en la industria y los servicios, además de la
agricultura (véase gráfica 175).
De hecho, de las 45 780 personas que cuentan con 12 años y más, 24 036
indígenas de la entidad forman parte de la Pea. El sector restante, que es en este
Cuadro 50. Municipios con mayor porcentaje de población de �5 años y más analfabeta en hogares indígenas según sexo e índice
de sobreanalfabetismo femenino, 2000
Municipio Total Hombres MujeresÍndice de
sobreanalfabetismo femenino1
Total 20.2 15.3 24.9 1.6
Ayala 40.4 33.8 46.8 �.4
Cuautla �9.� �2.5 25.� 2.0
Cuernavaca �0.4 8.� �2.4 �.5
Emiliano Zapata �5.4 ��.6 �8.8 �.6
Jiutepec �6.5 �2.4 20.3 �.6
Jojutla 25.8 2�.3 29.8 �.4
Puente de Ixtla 23.6 �7.9 29.0 �.6
Temixco 25.8 2�.0 30.5 �.5
Tepoztlán �5.8 ��.8 �9.6 �.7
Tetela del Volcán �5.4 8.9 2�.4 2.4
Tlaltizapán 28.9 23.9 34.2 �.4
Tlayacapan 27.9 2�.0 35.2 �.7
Xochitepec 24.9 �9.9 30.0 �.5
Yautepec 2�.3 �4.7 27.7 �.9
Yecapixtla 24.2 �8.3 29.5 �.6
� El índice de sobreanalfabetismo femenino presenta las veces en que el porcentaje de mujeres analfabetas es mayor en relación al de los hombres.Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
Cuadro 5�. Municipios con mayor porcentaje de población de 6 a �2 años en hogares indígenas que no asiste a la escuela según sexo, 2000
Municipio Total Hombres Mujeres
Total 12.2 12.4 11.9
Ayala 33.0 32.2 33.8
Cuautla 8.8 8.3 9.3
Cuernavaca 9.� 9.0 9.�
Emiliano Zapata �3.8 �5.4 ��.9
Jiutepec �0.7 �0.6 �0.8
Jojutla �4.6 �6.5 �2.9
Puente de lxtla 9.7 �0.3 9.2
Temixco �0.5 �3.2 7.9
Tepoztlán �0.4 ��.7 8.9
Tetela del Volcán 6.6 5.8 7.4
Tlaltizapán 25.3 26.4 24.�
Tlayacapan �3.7 ��.7 �5.7
Xochitepec 8.9 9.9 7.6
Yautepec �4.7 �3.5 �5.9
Yecapixtla �5.4 �5.3 �5.6
Gráfica �75. Porcentaje de población de �2 años y más en hogares indígenas según condición de actividad, 2000
21 744
Mujeres Hombres
73.0%
27.0%
24 036
163
caso minoritario, está conformado principalmente por mujeres, las cuales ocupan
73% de la población económicamente inactiva.
Aunque la población que está inserta en el mercado laboral se encuentra en
su mayoría ocupada (16 351), la distribución entre los sexos difiere notablemen-
te. Así como la mayor parte de la población ocupada es masculina (nueve de
cada 10), dentro de la desocupada —que corresponde a cerca de un tercio de
la Pea— prácticamente la mayoría corresponde al sector masculino, con 99.3%
(véase cuadro 55).
Es importante reconocer la diversificación económica de la población indíge-
na de Morelos y la diferencia entre hombres y mujeres. En el caso de los hombres,
la distribución entre el sector primario, secundario y terciario es similar (30%,
Cuadro 52. Municipios con mayor porcentaje de población de �3 a �5 años en hogares indígenas que no asiste a la escuela
según sexo, 2000
Municipio Total Hombres Mujeres
Total 32.3 33.4 31.3
Ayala 50.� 55.5 44.3
Cuautla 23.7 23.0 24.3
Cuernavaca 25.8 25.3 26.4
Emiliano Zapata 27.9 2�.2 34.6
Jiutepec 25.9 25.0 26.7
Jojutla 32.� 38.9 26.7
Puente de lxtla 36.2 36.4 36 .0
Temixco 36.2 40.3 3�.3
Tepoztlán 24.0 �8.4 30.3
Tetela del Volcán 45.4 44.4 46.5
Tlaltizapán 46.� 45.9 46.2
Tlayacapan 43.� 45.8 40.3
Xochitepec 25.2 35.6 �3.3
Yautepec 30.0 36.4 2�.0
Yecapixtla 33.0 37.7 28.0
Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
Cuadro 53. Distribución porcentual de la población de �5 a 59 años en hogares indígenas por nivel de instrucción según sexo, 2000
Nivel de instrucción Total Hombres Mujeres
Sin instrucción �6.8 �4.� �9.2
Primaria incompleta 20.8 20.8 20.8
Primaria completa 2�.8 2�.9 2�.7
Secundaria incompleta 5.5 6.3 4.9
Secundaria completa 23.2 25.4 2�.2
Postsecundaria �0.9 �0.6 ��.�
No especificado �.0 0.9 �.�
Cuadro 54. Municipios con mayor porcentaje de población de �5 a 59 años en hogares indígenas en rezago educativo
según sexo, 2000
Municipio Total Hombres Mujeres
Total 65.0 63.2 66.7
Ayala 80.8 8�.� 80.5
Cuautla 60.0 57.2 62.4
Cuernavaca 52.8 50.4 54.7
Emiliano Zapata 63.3 62.8 63.8
Jiutepec 59.9 59.0 60.7
Jojutla 65.� 66.� 64.2
Puente de lxtla 63.5 59.5 67.4
Temixco 77.� 76.8 77.5
Tepoztlán 58.2 54.9 6�.5
Tetela del Volcán 83.3 8�.6 84.8
Tlaltizapán 76.9 79.2 74.6
Tlayacapan 76.2 73.6 78.9
Xochitepec 70.8 70.0 7�.6
Yautepec 67.9 66.9 68.9
Yecapixtla 7�.9 69.0 74.5
Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
164
aproximadamente), mientras que entre las mujeres destaca con mucho la econo-
mía de comercio y servicios (75%).
La distribución de los sectores productivos entre la población indígena sigue
la tendencia estatal (57.9% primario, 26.2% secundario y 26.2% terciario). Tan-
to los indígenas como el resto de la población de la entidad se concentran en el
sector terciario, seguido del secundario, mientras que es cada vez más patente
el abandono de la agricultura y, en específico, de la economía de autoconsumo
(iNegi, 2002).
Incluso en comunidades donde sigue siendo predominante la agricultura, es
clara la diversificación de su economía. Muestra de ello es Hueyapan, municipio
Tetela del Volcán, donde además de la producción de maíz y frijol han acrecen-
tado la comercialización de frutas y hortalizas. También han desarrollado una
economía industrial a partir de la preparación de conservas de frutas, la elabo-
ración de artesanías textiles y la fabricación de muebles. Con la apertura de pe-
queños comercios y tiendas, el sector terciario igualmente está aumentando en la
comunidad (Saldaña Fernández, 2005) (véase gráfica 176).
En relación con los ingresos, los indicadores muestran una situación contraria
a la mayoría de los indígenas del país. El porcentaje de trabajadores indígenas
que no recibe ingresos (12.5%) o que gana menos de un salario mínimo (16%)
es de hecho menor al que gana entre uno o dos salarios mínimos (42.3%) o más
(29.2% (véase gráfica 177).
Si bien del total de la población indígena del estado sólo 28.5% no percibe
ingresos o recibe menos de un salario mínimo, en Tetela del Volcán 85 de cada
100 hombres y 69 de cada 100 mujeres presentan un rezago al respecto (véase
cuadro 56).
Marginación social
La integración de las comunidades indígenas a las actividades económicas del es-
tado, así como la construcción de carreteras y la comunicación con las cabeceras
municipales y los centros comerciales, ha posibilitado su acceso a los principales
servicios. De hecho, ninguno de los municipios de Morelos donde se asienta la
población indígena es considerado una entidad de alta o muy alta marginación
social. Así, los cuatro municipios que superan 10% de población indígena se pre-
sentan hoy en día con niveles bajos y medios de marginalidad. En la primera ca-
tegoría ingresan Puente de Ixtla y Tepoztlán, mientras que la segunda caracteriza
a Tlayacapan y Tetela del Volcán.
Los municipios indígenas se han beneficiado en general de un desarrollo
urbano que es común en el estado, donde casi la mitad de los municipios goza
de grados de marginación social bajos o muy bajos. Los centros urbanos en
Cuadro 55. Población de �2 años y más económicamente activa en hogares indígenas por tipo
según sexo, 2000
Tipo Total Hombres Mujeres
Población activa 24 036 98.5 �.5
Ocupada �6 35� 98.2 �.8
Desocupada 7 685 99.3 0.7
Gráfica �76. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por sector según sexo, 2000
Hombres Mujeres
Primario Secundario Terciario
32.6 30.934.8
9.013.1
75.7
Nota: No incluye a �.7% de hombres y 2.2% de mujeres que no especificaron el sector económico en que participaban.
165donde residen contingentes mayores de población indígena, como Cuernavaca
y Cuautla, son por definición espacios con alto nivel de servicios, y las zonas
rurales del estado suelen cubrir la oferta de servicios básicos. En la década de
los cuarenta, en efecto, comunidades como Xoxocotla, en Puente de Ixtla, y
Tetelcingo, en Cuautla, vieron incrementar la dotación de servicios e infraes-
tructura, de tal manera que hoy en día gran parte de los indígenas de Morelos
disponen de agua potable, energía eléctrica y servicio telefónico, además de
contar con clínicas y escuelas de nivel primario (Saldaña Fernández, 1995). Un
dato significativo al respecto es que de las 14 191 viviendas indígenas que hay
en el estado 48% cuenta con un refrigerador y 82% con al menos una licuadora
(véase gráfica 178).
Sin embargo, en algunos casos, como Tepoztlán y Tlayacapan, destacan por
el alto porcentaje de viviendas indígenas que carecen de agua entubada. Mien-
tras en Tepoztlán tres de cada 10 viviendas indígenas no tienen acceso a este ser-
vicio, en Tlayacapan el promedio se eleva a uno de cada dos hogares en los que
habita población indígena. Otros municipios, como Puente de Ixtla y Tetela del
Volcán, se caracterizan en cambio por un porcentaje relativamente elevado de
viviendas con piso de tierra, así como por el empleo de leña como medio para
cocinar. En contraste, en todos los municipios el servicio eléctrico es generaliza-
do, de tal manera que menos de 5% de las viviendas indígenas de Morelos carece
de electricidad.
Configuración etnolingüística
Si bien los nahuas constituyen el grupo étnico originario y mayoritario, a partir
de un acentuado proceso de inmigración Morelos se ha convertido en un es-
tado multiétnico. Actualmente los nahuas originarios coexisten con los nahuas
de Guerrero, de donde han emigrado además contingentes amplios de tlapa-
necos. En épocas relativamente recientes se han asentado de manera definitiva
Gráfica �77. Distribución porcentual de la población de �2 años y más en hogares indígenas ocupada por ingreso según sexo, 2000
12.513.7
9.9
16.010.8
27.2
42.342.5
41.8
29.233.0
21.1
Total
Hombres
Mujeres
Sin ingresos Menos de 1 salario mínimoDe 1 a 2 salarios mínimos Más de 2 salarios mínimos
Cuadro 56. Municipios con mayor porcentaje de la población de �2 años y más ocupada en hogares indígenas que no percibe ingresos o recibe
menos de un salario mínimo según sexo, 2600
Municipios Total Hombres Mujeres
Total 28.5 24.5 37.1
Ayala 3�.3 24.4 45.9
Cuautla 27.9 2�.8 40.8
Cuernavaca �5.0 9.6 22.4
Emiliano Zapata �4.5 9.3 24.0
Jiutepec �4.8 9.0 25.7
Jojutla 30.9 20.2 50.8
Puente de lxtla 30.0 23.2 45.2
Temixco 24.2 �9.0 4�.8
Tepoztlán 35.9 35.8 36.3
Tetela del Volcán 8�.5 84.5 69.�
Tlaltizapán 28.6 20.0 5�.2
Tlayacapan 37.0 30.0 57.2
Xochitepec 27.2 20.8 45.7
Yautepec 2�.6 �5.4 35.7
Yecapixtla 26.0 �9.2 4�.4
Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
166
mixtecos (11.7%) y en menor medida tlapanecos (3.2%), zapotecos (2.5%),
otomíes (2.0%) y mazahuas (1.2%), procedentes de Guerrero, Oaxaca, Pue-
bla y Estado de México. Las ciudades turísticas del estado, como Cuernavaca,
Cuautla, Tepoztlán y Tlayacapan, han sido lugar de atracción de migrantes
indígenas, quienes se han empleado en servicios y han hechos de estas ciu-
dades centros de venta de sus artesanías. De especial importancia son los cam-
pos agrícolas, que han sido una fuente privilegiada de empleo para los migrantes
(véase gráfica 179).
En la actualidad, por más que los nahuas sean el grupo étnico mayoritario de Mo-
relos, ningún municipio cuenta con un sólo grupo etnolingüístico. Ejemplo de ello
son Tlayacapan, donde 46.6% de la población indígena es mixteca y 39.7% es
nahua; Yautepec, con 35% de nahuas y 28% de mixtecos, y Jiutepec, con 34.7%
y 27.4% de nahuas y mixtecos, respectivamente (véase cuadro 57).
Nahuas
Ciertamente, la población indígena de mayor presencia en Morelos es la nahua,
la cual se calcula en 18 656 hablantes. El nombre del grupo náhuatl proviene
del verbo nahuatli, “hablar con claridad”; este término se emplea para designar
tanto al grupo como a su lengua. El 85% de su población se distribuye en 15
municipios de la entidad, aunque de hecho existen 35 comunidades donde el
náhuatl es la lengua predominante. La mayoría se concentran en los munici-
pios de Tetela del Volcán, Cuautla, Tepoztlán, Temixco y Puente de Ixtla (véase
cuadro 58).
La geografía donde habitan los pueblos nahuas no es homogénea, ya que se
ubican en tres zonas ecológicas distintas. La zona norte corresponde a la Sierra
Alta, que se encuentra entre 2 mil y 4 mil msnm y se caracteriza por tener un cli-
ma húmedo frío, con una gran área forestal de pinos, oyameles, cipreses, encinos
y cedros. En esta zona se ubican los pueblos de Hueyapan, Coajomulco, San Juan
Tlacotenco, Ocotepec y San José de los Laureles.
La parte de transición entre las tierras altas y las bajas está entre los 1 300 y 2
mil msnm; tiene un clima húmedo semicálido con grandes chaparrales, matorral
subtropical y pastizales. En esta región se localizan las comunidades nahuas de
Santa Catarina, San Andrés, Ocotepec, Huazulco, Temoac y Amilcingo.
En los valles y las tierras bajas, con una altitud media de mil msnm, encon-
tramos un clima cálido subhúmedo, al que corresponde una vegetación de selva
baja y pastizales que representa casi 75% del territorio estatal. En esta región se
asientan las comunidades indígenas de Cuentepec, Tetlama, Xoxocotla, Tetelcin-
go y Atlacholoaya (Saldaña Fernández, 1995).
Gráfica �78. Viviendas indígenas del estado de Morelos según nivel de servicios
10 975
4 424
13 58014 191
Total deviviendas
Conelectricidad
Con agua Con piso detierra
0
2 000
4 000
6 0008 000
10 000
12 000
14 000
16 000
Gráfica �79. Distribución porcentual de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por tipo de lengua, 2000
16.4
1.2
2.0
2.5
3.2
11.7
63.0
Otras lenguas
Mazahua
Otomí
Zapoteco
Tlapaneco
Mixteco
Náhuatl
16�
Desde la época colonial hasta principios del siglo xx la historia de los pueblos
nahuas ha estado ligada a la producción cañera. Bajo el régimen colonial fueron
despojados de sus tierras por hacendados cañeros y a partir del siglo xVII se con-
virtieron en la principal fuerza de trabajo de esta industria. Esta condición se pro-
longaría hasta principios del siglo xx cuando en el contexto de la Revolución, en
específico con el movimiento gestado por Emiliano Zapata, se rompió con las
relaciones de explotación entre campesinos y hacendados. En la década de los
veinte, con el Estado posrevolucionario desaparecieron las grandes haciendas azu-
careras y los grandes latifundios para dar paso al ejido (ibíd.).
En la actualidad son diversas las condiciones socioeconómicas de los nahuas.
En algunos pueblos originarios, que se distinguen por estar asentados desde la
época prehispánica y colonial y por la vigencia de sus tradiciones, la principal
actividad económica es la agricultura destinada al autoconsumo y, en menor me-
dida, al comercio. Los terrenos agrícolas y los pastizales son de propiedad ejidal,
comunal y existen pequeñas propiedades privadas. Gran parte de los nahuas, sin
embargo, se han trasladado a los centros económicos del estado, se han emplea-
do en industrias y en empresas agrocomerciales o se han colocado en los servi-
cios y el comercio.
La integración de los nahuas al contexto estatal y nacional, el desplazamien-
to de sus comunidades de origen a zonas urbanas y su inserción en la lógica
capitalista, han contribuido no sólo al abandono de la lengua indígena, sino
también al decrecimiento de la población. Esta condición se observa en la distri-
bución porcentual de los grupos quinquenales de edad. Del total de población
nahua, que se cuenta en 16 982, el mayor volumen se concentra en la pobla-
ción que tiene 65 años y más. En contraste, conforme disminuyen los grupos de
Cuadro 57. Porcentaje de la población de 5 años y más hablante de lengua indígena por municipios indígenas según tipo
de lengua, 2000
Municipio Total Lengua 1 % Lengua 2 %
Ayala 2 504 Náhuatl 48.3 Mixteco 2�.4
Cuautla 4 878 Náhuatl 6�.3 Mixteco �8.7
Cuernavaca 4 468 Náhuatl 47.9 Mixteco 7.9
Emiliano Zapata 586 Náhuatl 53.� Mixteco 6.3
Jiutepec � 903 Náhuatl 34.7 Mixteco 27.4
Jojutla 809 Náhuatl 73.5 Zapoteco 4.�
Puente de lxtla 2 686 Náhuatl 85.2 Mixteco 0.8
Temixco 3 4�5 Náhuatl 83.5 Mixteco 4.5
Tepoztlán � 680 Náhuatl 79.� Mixteco �0.0
Tetela del Volcán 2 035 Náhuatl 96.0 Mixteco 0.2
Tlaltizapán 678 Tlapaneco 52.2 Náhuatl �9.5
Tlayacapan 784 Mixteco 42.6 Náhuatl 39.7
Xochitepec 7�3 Náhuatl 59.5 Tlapaneco �4.4
Yautepec 857 Náhuatl 32.0 Mixteco 28.0
Yecapixtla 420 Mixteco 4�.0 Náhuatl �9.5
Nota: Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
Cuadro 58. Distribución porcentual de la población de 5 años y más nahua por municipio, 2000
Municipio Población nahua Distribución porcentual
Total 16 982 100.0
Ayala � �27 6.6
Cuautla 2 974 �7.6
Cuernavaca 2 06� �2.�
Emiliano Zapata 307 �.8
Jiutepec 663 3.9
Jojutla 23� �.4
Puente de lxtla 2 299 �3.5
Temixco 2 86� �6.8
Tepoztlán � 336 7.9
Tetela del Volcán � 962 ��.6
Tlaltizapán �03 0.6
Tlayacapan 303 �.8
Xochitepec 398 2.3
Yautepec 275 �.6
Yecapixtla 82 0.5
16�
edad se reduce notablemente el porcentaje de la población. Este indicador es
una muestra de la decreciente tasa de fecundidad entre los nahuas de Morelos
(véase gráfica 180).
Es especialmente significativa la proporción de monolingües. Del total de
población indígena, 40% es hablante de náhuatl, y de este porcentaje sólo dos
de cada 100 hombres y tres de cada 100 mujeres son monolingües (véase grá-
fica 181).
El bajo volumen de población monolingüe está relacionado con el alfabetis-
mo, ya que en este grupo, a diferencia de pueblos indígenas de otras entidades,
la mayoría sabe leer y escribir, tanto hombres como mujeres.
Sin embargo, sigue habiendo un rezago al respecto, sobre todo en el sector fe-
menino: 41.6% de la población femenina no sabe leer ni escribir, porcentaje que
para el caso de los hombres disminuye considerablemente a 23%, lo que implica
una brecha entre los sexos de 18.6% (véase gráfica 182).
Otro indicador del rezago y la marginación social de los nahuas de Morelos
es el acceso a los servicios de salud. De los 8 549 hombres y las 8 433 mujeres
nahuas, 71.4% y 72.7%, respectivamente, no cuentan con este servicio básico.
Mixtecos
Los mixtecos conforman el segundo grupo étnico mayoritario de Morelos; se
calculan 3 805 hablantes, cifra que representa 11.7% del total de población in-
dígena. Los �uu savi, “el pueblo de la lluvia”, como se denominan a sí mismos,
provienen de los estados de Guerrero y Oaxaca.
Los mixtecos de Guerrero proceden de la región de la Montaña, destacando
en particular los municipios de Copanatoyac, Metlatónoc y Tlapa. Los origina-
rios de Oaxaca son principalmente del Distrito Sola de Vega y Tlaxiaco (Sánchez
Saldaña, 2004). Desde los años sesenta, en efecto, los mixtecos han migrado al
estado de Morelos para emplearse en los campos agrícolas, de tal manera que
actualmente se encuentran en los 15 municipios donde se concentra población
indígena (3 471). Se localizan sobre todo en Cuautla, Ayala, Jiutepec, Cuernava-
ca y Tlayacapan.
En Tlayacapan, por ejemplo, los �uu savi constituyen el grupo mayoritario, su-
perando al nahua. Atraídos primero por el cultivo de hortalizas y posteriormente por
la construcción y los servicios, se han asentado de manera permanente y han forma-
do colonias en donde ellos son predominantes (véanse cuadro 59 y gráfica 183).
A pesar de ser un grupo migrante, es significativo que sea estable la dinámica
de su población. La distribución porcentual por grupos quinquenales no muestra
un crecimiento pero tampoco un marcado descenso, como entre los nahuas. La
mayor proporción de mixtecos es joven, tiene entre 15 y 24 años.
No obstante, al igual que los nahuas es reducido el porcentaje de población
monolingüe. Sólo 50 hombres y 133 mujeres no hablan español, lo que equivale
a 3% y 7.4%, respectivamente (véase gráfica 184).
Asimismo, es mayor el porcentaje de población alfabeta. Entre los mixtecos
56.7% sabe leer y escribir; sin embargo, se presenta un mayor rezago en la po-
Gráfica �80. Distribución porcentual de la población nahua por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
Hombres Mujeres
538
480
421
1 122
573
649
834
689
699
687
691
533
480
37
1 163
455
490
508
623
729
801
753
708
631
622
525
487
54No especificado
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
16�
blación femenina. Si cerca de siete de cada 10 hombres son alfabetas, sólo lo son
cinco de cada 10 mujeres (véase gráfica 185).
Ahora bien, en relación con el acceso a los servicios de salud, los �uu savi
presentan menor vulnerabilidad que la población nahua, aunque el porcentaje
de población que no es derechohabiente sigue siendo elevado. De las 3 471 per-
sonas que conforman este grupo indígena, 2 409 no tienen acceso a los servicios
de salud, lo que representa 69.4% del total (véase gráfica 186).
Tlapanecos
En menor medida que los nahuas o los mixtecos, los tlapanecos ocupan un lugar
dentro de la pluralidad indígena de Morelos. Se calcula que residen en esta en-
tidad un total de 1 420 representantes de este grupo, lo que corresponde a 3.2%
Gráfica �8�. Población de 5 años y más nahua bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
8 171
132
7 711
255
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
Gráfica �82. Porcentaje de población de �5 años y más nahua por condición de alfabetismo según sexo, 2000
67.6
32.3
76.9
23.0
58.3
41.6
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
Cuadro 59. Distribución porcentual de la población de 5 años y más nahua por municipio, 2000
Municipio Población mixteca Distribución porcentual
Total 3 471 100.0
Ayala 533 15.4
Cuautla 893 25.5
Cuernavaca 332 9.6
Emiliano Zapata 37 1.1
Jiutepec 518 14.9
Jojutla 30 0.9
Puente de lxtla 22 0.6
Temixco 152 4.4
Tepoztlán 169 4.9
Tetela del Volcán 5 0.1
Tlaltizapán 16 0.5
Tlayacapan 319 9.2
Xochitepec 33 1.0
Yautepec 233 6.7
Yecapixtla 179 5.2
1�0
del total de población indígena. En los municipios donde se concentra el mayor
porcentaje de población indígena, se calculan en un total de 891.
Los tlapanecos, quienes se autodenominan me’ phaa —que significa en caste-
llano “el que habita en Tlapa”—, son originarios del estado de Guerrero. Provienen
de la región de la Montaña y de la Costa Chica; especialmente destacan Tlapa y
Atlamajalcingo del Monte, municipios montañeros. Los altos niveles de margina-
ción y, en específico, la baja productividad de la tierra y la carencia de servicios
orillaron a este grupo a migrar en busca de trabajo. Al igual que los mixtecos, se
han establecido en esta entidad a partir de su ingreso a los campos agrícolas. El
mayor porcentaje de tlapanecos se encuentra en Ayala, Cuernavaca y Tlaltizapán
(véase cuadro 60).
Siguiendo la distribución porcentual por grupos quinquenales es posible ob-
servar un leve decrecimiento de la población tlapaneca. Aunque el mayor núme-
Gráfica �83. Distribución porcentual de la población mixteca por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
31
185
140
201
199
179
171
181
137
99
103
60
57
61
Hombres Mujeres
25
116
62
73
109
152
141
123
143
179
158
169
155
62
No especificado
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 a 69
Gráfica �84. Población de 5 años y más mixteca bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
1 544
50
1 571
133
Gráfica �85. Porcentaje de población de �5 años y más mixteca por condición de alfabetismo según sexo, 2000
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
56.7
43.2
65.7
34.3
48.5 51.4
1�1
ro de población femenina y masculina se ubica en los grupos de edad de 15 a
29 años y adultos de 30 a 44 años, en el grupo de cinco a 9 años el porcentaje
disminuye significativamente (véase gráfica 187).
Al igual que entre nahuas y mixtecos, es reducido el porcentaje de monolin-
güismo en los tlapanecos. Del total de población, 98.7% es bilingüe, de tal forma
que dos de cada 100 hombres y tres de cada 100 mujeres se desenvuelven sola-
mente en lengua indígena (véase gráfica 188).
Son representativos de los tlapanecos los bajos índices de analfabetismo,
puesto que 97.3% de la población sabe leer y escribir. Pareciera más fácil el ac-
ceso al sistema educativo en comparación con nahuas y mixtecos, entre los cua-
les 30% y 40%, respectivamente, son analfabetas (véase gráfica 189).
En lo que respecta a los indicadores de salud, éstos no difieren en compara-
ción con los otros grupos. El porcentaje de población tlapaneca que no goza de
los servicios de salud es de 61.6% para los hombres y de 66.9% para las mujeres
(véase gráfica 190).
Migración
Por el desarrollo urbano y turístico, así como por la demanda creciente de mano
de obra en industrias y campos agrícolas, Morelos se ha convertido en las últimas
décadas en un significativo centro de atracción que ha promovido la afluencia de
diversos grupos indígenas provenientes de otras entidades federativas. Inevitable-
mente, esta característica ha modificado su antigua configuración étnica, dejan-
do de ser una entidad donde sólo residía población nahua para convertirse en un
estado multiétnico (véase cuadro 61).
Por un lado, desde la década de los sesenta los nahuas de Guerrero han mi-
grado de manera temporal y definitiva. La mayoría se ha desplazado de la región
del Alto Balsas hacia las ciudades turísticas de Morelos, como Cuernavaca, Cuau-
tla, Tepoztlán y Tlayacapan, que a la fecha constituyen importantes centros de
venta de artesanías (Morayta, et al., 2003); por el otro, la actividad hortícola del
Cuadro 60. Distribución porcentual de la población de 5 años y más tlapaneca por municipio, 2000
Municipio Población tlapaneca Distribución porcentual
Total 891 100.0
Ayala 24� 27.0
Cuautla 80 9.0
Cuernavaca �36 �5.3
Emiliano Zapata 23 2.6
Jiutepec 78 8.8
Jojutla 2� 2.4
Puente de lxtla �9 2.�
Temixco 50 5.6
Tepoztlán �0 �.�
Tetela del Volcán � 0.�
Tlaltizapán �35 �5.2
Tlayacapan �2 �.3
Xochitepec 57 6.4
Yautepec �9 2.�
Yecapixtla 9 �.0
Gráfica �86. Población mixteca sin derechohabiencia a servicios de salud, 2000
Hombres Mujeres
Población mixteca Sin derechohabiencia
1 667
1 134
1 804
1 275
1�2
estado ha dado lugar a una significativa afluencia migratoria. La producción de
angú en el sur, de ejote en el oriente y de jitomate, tomate y pepino en los altos
han atraído a mixtecos, tlapanecos, nahuas, otomíes y mazahuas, originarios de
Guerrero, Oaxaca y el Estado de México (Sánchez Saldaña, 2003).
De los 15 municipios que destacan por la proporción significativa de pobla-
ción indígena, nueve son polos de atracción migratoria. En estos municipios ha-
bitan dos terceras partes de la población indígena estatal, mientras que los seis
restantes son considerados municipios de equilibrio (véase gráfica 191).
De acuerdo con el último censo de población, 77% de habitantes indígenas
del estado había nacido en Morelos, lo que indica que 20 586 indígenas proce-
dentes de otros estados se han asentado de manera permanente en alguno de los
municipios morelenses. También resulta significativo el número de migrantes que
Gráfica �87. Distribución porcentual de la población tlapaneca por grupos quinquenales de edad y sexo, 2000
11
12
10
13
27
24
34
46
40
59
64
43
31
3
Hombres Mujeres
18
13
18
30
34
45
49
56
48
57
40
37
6
23
No especificado
5 a 9
10 a 14
15 a 19
20 a 24
25 a 29
30 a 34
35 a 39
40 a 44
45 a 49
50 a 54
55 a 59
60 a 64
65 y más
Gráfica �88. Población de 5 años y más tlapaneca hablante de lengua indígena bilingüe y monolingüe por sexo, 2000
Hombres Mujeres
Bilingües Monolingües
453
4
389
7
Gráfica �89. Porcentaje de población de �5 años y más tlapaneca por condición de alfabetismo según sexo, 2000
97.3
2.7
97.9
2.1
96.6
3.4
Total Hombres Mujeres
Alfabetas Analfabetas
1�3residen en Morelos desde hace más de cinco años: sólo 9% de la población indí-
gena estatal residía fuera de la entidad antes de 1995.
Desde hace varias décadas, en efecto, la afluencia de jornaleros agrícolas,
comerciantes y artesanos ha terminado por conformar una ruta migratoria desde
distintas entidades federativas del país hacia los centros turísticos e industriales
de Morelos. En su gran mayoría, los migrantes indígenas provienen de distintos
grupos étnicos de Oaxaca, cuyo número representa a la fecha 64% del total de
indígenas migrantes hacia el estado. Sin embargo, si se exceptúa a los hablantes
de nahua de Guerrero, cuyo número es difícil determinar en virtud de la similitud
lingüística con los nahuas de Morelos, se advierte que la segunda afluencia mi-
gratoria en importancia proviene de los municipios indígenas guerrerenses, prin-
cipalmente mixtecos y tlapanecos. En conjunto ambas entidades proveen 79% de
los migrantes indígenas hacia Morelos, aunque el Estado de México suministra a
su vez una porción considerable de otomíes y mazahuas residentes.
Si se considera la migración absoluta, es decir, la de aquellos que residen en
Morelos pero que nacieron en otra entidad, es posible observar que la mayoría
se encuentra en Cuernavaca, Emiliano Zapata, Jiutepec, Ayala y Yautepec. Tan
sólo en el municipio de Cuernavaca, donde se ubica la capital del estado, 54% de
la población indígena residente es originaria de otra entidad federativa y cerca
de 17% residía en otro estado antes de 1995.
En efecto, Cuernavaca es el centro de mayor movilidad migratoria, ya que
seis de cada 10 indígenas que habitan en el municipio son migrantes recientes,
provenientes de otras entidades federativas. La ciudad de Cuautla, sin embargo,
presenta a su vez porcentajes elevados de inmigración indígena. La población in-
dígena que habita en esta entidad no sólo representa el número más extenso de
todo el estado, con 12 349 indígenas residentes, una cifra que supera incluso a
la capital. El 29% de éstos, sin embargo, nacieron en otra entidad y 9% arribó
a Cuautla después de 1995. En otros municipios, como Emiliano Zapata, 21 de
cada 100 indígenas son migrantes recientes que han arribado a Morelos en la úl-
tima década (véanse gráficas 192 y 193).
Cuadro 6�. Tasa neta de migración intermunicipal y categoría migratoria por municipio, 2000
Municipio Tasa de migración neta intermunicipal Categoría migratoria
Ayala 0.93 Atracción
Cuautla 0.35 Equilibrio
Cuernavaca -0.28 Equilibrio
Emiliano Zapata 2.46 Atracción
Jiutepec 2.�7 Atracción
Jojutla 0.24 Equilibrio
Puente de lxtla 0.06 Equilibrio
Temixco 0.09 Equilibrio
Tepoztlán 2.08 Atracción
Tetela del Volcán -0.07 Equilibrio
Tlaltizapán 0.84 Atracción
Tlayacapan 0.96 Atracción
Xochitepec �.69 Atracción
Yautepec 0.52 Atracción
Yecapixtla 0.84 Atracción
Nota. Todos los municipios cuentan con menos de 40% de población indígena.
Gráfica �90. Población tlapaneca sin derechohabiencia a servicios de salud
Hombres Mujeres
Población tlapaneca Sin derechohabiencia
474
292
417
279
1�4 Dos factores, al parecer, resultan pertinentes para ubicar los movimientos mi-
gratorios que hoy operan en la zona. El primero se refiere a los índices de creci-
miento demográfico que tuvieron lugar en Morelos entre 1960 y 1990. De acuer-
do con las cifras oficiales, desde 1960 el crecimiento de la entidad ha sido mayor
a la tasa media nacional. Mientras ésta registró un incremento de 3.4% durante
la década 1960-1970, la tasa de crecimiento estatal fue, para el mismo periodo,
de 7.4%. Durante la década siguiente, los índices de crecimiento demográfico
reportan una tasa media nacional de 2.9%, contra 5.9% que registra la entidad.
El segundo factor se vincula al acelerado proceso de urbanización que ha
vivido Morelos en la última mitad del siglo xx. En cuarenta años, la población
urbana de la entidad aumentó 21 veces. Aunque a menor escala, estos índices
estatales reflejan una tendencia común en el país, iniciada durante la década de
los cuarenta, que revela directamente los efectos migratorios y la distribución,
poco coherente, entre la población rural y la población urbana. Si en términos
absolutos la población urbana de los primeros 40 años del siglo aumentó en 2.5
millones de habitantes, de 1940 a 1970 un total de 18.2 millones de mexicanos
se desplazaron hacia las zonas urbanas.
Las mayores tasas de crecimiento del Distrito Federal se alcanzaron en efecto
entre 1940 y 1970, cuando la ciudad crecía a tasas de 5.5% anual, originando que
la población se duplicara cada 13 años. El enorme crecimiento demográfico de
Morelos responde así a dos factores complementarios: su cercanía con la ciudad
de México y las fuertes inmigraciones que tuvieron lugar entre 1940 y 1970. Las
altas tasas de crecimiento demográfico que registra la entidad se explican, en gran
medida, por las fuertes corrientes migratorias que desembocan en el estado, princi-
palmente en los municipios conurbados al Distrito Federal. En 1950 sólo un muni-
cipio se encontraba conurbado al área metropolitana; 40 años más tarde, los mu-
nicipios del Morelos que se integran al Distrito Federal suman veintisiete. En 1990
los 27 municipios mencionados representaban 64.4% de la población estatal.
Gráfica �9�. Población migrante en hogares indígenas por tipo de migración según sexo, 2000
Hombres Mujeres
51.6%
48.4%
20 586
51.6%48.4%
5 797
Absoluta* Reciente**
* Se refiere a la población que reside en la región pero que nació en otra entidad del país.** Se refiere a la población que desde �995 reside en la región.
Gráfica �92. Municipios con mayor porcentaje de población migrante absoluta en hogares indígenas, 2000
3.1
3.1
14.9
20.5
29.7
39.0
39.9
41.1
42.7
49.2
52.6
53.2
54.4
55.1
55.6
Puente de Ixtla
Tetela del Volcán
Tepoztlán
Temixco
Cuautla
Tlaltizapán
Xochitepec
Tlayacapan
Jojutla
Yecapixtla
Yautepec
Ayala
Jiutepec
Emiliano Zapata
Cuernavaca
Nota: Se refiere a la población que reside en la región pero nació en otra entidad del país.Todos los municipios tienen una población indígena menor a 40%.
1�5
corren entre 1940 y 1970, los municipios situados al noroeste del estado pasan a
ser zonas de expulsión durante el mismo periodo.
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, “El Pueblo de la Lluvia en tierras de Morelos”, Suplemento Cultural El
Tlacuache, Centro InAh Morelos, 17 de octubre de 2004.
Las cifras anteriores muestran un proceso desigual en el crecimiento demo-
gráfico de Morelos, así como de sus corrientes migratorias. Mientras los muni-
cipios conurbados se convierten en polos de atracción durante las décadas que
Gráfica �93. Municipios con mayor porcentaje de población migrante reciente en hogares indígenas, 2000
1.1
1.5
5.1
5.9
9.4
9.4
10.2
14.1
15.1
15.7
16.5
16.8
17.8
17.9
21.0
Puente de Ixtla
Tetela del Volcán
Temixco
Tepoztlán
Cuautla
Tlaltizapán
Xochitepec
Tlayacapan
Yautepec
Jiutepec
Jojutla
Cuernavaca
Ayala
Yecapixtla
Emiliano Zapata
Nota: Se refiere a la población que reside en la región desde �995.Todos los municipios tienen una población indígena menor a 40%.
Región Sur. Tomo 2. Chiapas, Guerrero y Morelos, se terminó de imprimir en septiembre de 2008
en los talleres de Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo 244,
Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F.
El tiraje fue de mil ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la cDi.
Diseño de portada: Francisco Zamorátegui Jiménez.
Fotografía de portada: Fiesta patronal de Cochoapa, fotógrafa: Sandra Treviño.
Cochoapa, Guerrero, 1986.
Fototeca Nacho López, cDi.