Download - Redes de Agua Cusco Antiguo
INTRODUCCION
El Cusco, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural del Mundo en el año
1983 tiene una importancia especial, histórica y cultural, merecedora de tal
consideración por haber sido la capital de un proyecto político cultural muy
singular, el Tawantinsuyo de los Incas, síntesis de la evolución cultural andina, una
de las grandes culturas de la humanidad y por la magnífica superposición de
manifestaciones históricas y culturales posteriores.
Cusco Ombligo del Mundo Si bien la mayoría de ciudades tiene un origen humilde,
villorrios cerca de las fuentes de agua y en las rutas de comercio de los pueblos,
hay algunas que viven una vida más larga e importante, convirtiéndose en
escenario privilegiado de la historia y en historia misma. El Cusco es una de tales
ciudades. Surgida en un valle que tiene huellas de poblamiento desde mil años
antes de Cristo, ciudad que deviene tal cuando se convierte en capital del pujante
imperio de los Incas. Ese Cusco incaico, ciudad sagrada de templos y palacios
que imitaba la forma de un puma. Al conquistar el imperio, los españoles se
apoderan de la ciudad y como símbolo de su dominio levantan sus casonas sobre
los muros de los antiguos palacios y erigen sus templos profanando los
adoratorios incaicos. Surge así el Cusco que conocemos actualmente, ciudad
singular como pocas pues conserva huellas de su traza incaica y combina dos
arquitecturas soberbias: la inca y la española. El Coricancha, antiguo Templo del
Sol sobre el que los dominicos levantaron su iglesia respetando en parte el edificio
original, es una muestra de este violento choque de culturas y arquitecturas que se
repite en otras partes de la ciudad y que la hace única en el continente americano.
Describiendo la ubicación de la ciudad, José María Arguedas ha escrito: “El Cusco
está en la región naciente de un valle, en una alta hoyada. La topografía de la
hoyada es difícil: colinas, bajíos, pequeños montes y laderas. La ciudad ocupa la
parte baja de uno de esos montes, el Sacsayhuamán, a la cabecera del valle, en
un campo abrigado pero dominante. Desde el Cusco son visibles las más lejanas
montañas que limitan el horizonte: el Sencca, el Pachatusan, el Huanacaure, el
Picol. Y escalando el Cusco alto se divisan los nevados gigantescos y solitarios, el
Ausangate y el Salkantay, que presiden todo el mar de cumbres oscuras en que
rematan los Andes de la región.”
El Cusco, actual Capital Histórica del Perú, es también capital del distrito, provincia
y departamento del mismo nombre. Se ubica al sudeste del Perú, en los Andes
centrales, entre los 12º71’11” de latitud sur y 72º00’49” de longitud oeste a partir
del meridiano de Greenwich, a una altura en promedio de 3399msnm. El Centro
Histórico se ubica en la zona 19, entre 177,534 abscisa este y 8’503,762 ordenada
norte del sistema UTM.
El Centro Histórico como realidad físico-ambiental se ubica en la parte noroeste
del Valle del Cusco. Comprende una superficie de 245.63 hectáreas y un
perímetro de 11460.81 m. El ámbito urbano contiene 153 manzanas, que
representan el 80% de la ocupación del suelo; es decir, el espacio público de
calles y plazas corresponde sólo al 20% del área. Su población se estima en
15,000 habitantes distribuidos en el área central y los barrios tradicionales de San
Blas (Tococachi), Santa Ana (Carmenqa) y San Cristóbal (Qolqanpata). La
densidad poblacional promedio en el área histórica es de aproximadamente 68.69
hab/ha.
LA CIUDAD DE CUSCO
Período prehispánico.
La información que se tiene para la ciudad del Cusco y para el valle en que se
asienta proviene principalmente de dos tipos de fuentes: la histórica, que basa sus
estudios en datos escritos que proporcionan las crónicas y documentos, y la
arqueológica, que se apoya principalmente en el registro e interpretación de
evidencias físicas, sean estas a nivel de superficie o halladas en trabajos de
excavación. Ambos tipos de fuentes son de vital importancia para el conocimiento
del pasado del Cusco y deben ser manejadas con mucho rigor científico porque
sólo de esta manera la información que brindan nos será útil. Cabe aclarar,
asimismo, que muchas veces ambos tipo de fuentes se
Sistemas Hidráulicos Pre Incas e Incas
En las últimas dos décadas el mundo viene luchando contra el cambio climático.
Algunos atribuyen su aceleración a la acción del hombre y otros a una acción
normal de la naturaleza. Como sea, es evidente que vivimos un aumento de
temperaturas que nos afecta.
Por la cadena de los andes y sus glaciares se dice que el Perú será uno de los
más perjudicados por el fenómeno. El país concentra cerca del 70% de los
glaciares del mundo, esta característica hace que seamos uno de los países más
vulnerables. Se habla de adecuación al cambio climático, algo que nuestros
antepasados ya realizaban de forma espectacular.
Con menos argumentos científicos y técnicos y una visión mística de los astros, la
veneración a los recursos agua y tierra y, sobre todo, el respeto a la naturaleza
nuestros antepasados “gestionaban” la cuenca del Cusco.
Los principales sistemas hidráulicos puestos en práctica por nuestros
ingenieros pre-incas e incas, que revela el conocimiento y talento científico, que
conjuga la aplicación de una serie de ciencias.
Las partes altas de las cuencas estaban completamente forestadas o con
presencia de cobertura vegetal, tal como se evidencia en algunos lugares (Distrito
de Huachos – Castovirreyna en Huancavelica) con la presencia de bosques
completos de quinuales o queñua (Polylepis racemosa, P. incana), solo por
mencionar una, además de una gama amplia de especies nativas adaptadas a
nuestro medio que ahora simplemente se han desaparecido.
A lo largo de los andes podemos apreciar una serie de represas que por su
ubicación denominamos alto andinas, de mediana capacidad, cuya función era
almacenar las aguas de las lluvias. Podemos apreciar capacidades desde unos
cientos de miles de metros cúbicos hasta cerca del millón de metros cúbicos;
nunca posicionadas en los cauces de los ríos, como ahora que vemos represas de
gran capacidad en el eje del río (Gallito Ciego) que, por el proceso propio de
erosión de la cuenca, están colmatándose y trabajan con una capacidad de cerca
del 50%.
Observatorios solares, los cuales sin ser una obra hidráulica tenían una
espectacular aplicación en el control climático para beneficio de sus cultivos,
registro de los principales eventos de la comunidad, cambios de estación, registro
de nacimientos, entre otros usos. Una muestra es Chankillo – Casma, en Ancash,
ubicada estratégicamente en las zonas menos vulnerables y de mayor visibilidad
del valle.
La ubicación de los principales asentamientos humanos estuvieron siempre en
las partes altas.
Según Luis Masson Meiss, estudioso de los sistemas de andenería, en el Perú
existe aproximadamente un millón de hectáreas en andenes. De ellos solo se
explotan efectivamente un 25%. Llama la atención que no se cuente con un
inventario actualizado y confiable de esta portentosa obra de ingeniería legada por
los incas. Constituyen un patrimonio cultural sub utilizado en zonas donde
prevalece la pobreza extrema por contradicción. Ejemplo de ello son los andenes
de Andamarca en Lucanas, Ayacucho.
Los sistemas de amunas, de mayor presencia en la serranía de Lima, son una
práctica ancestral de recarga de acuífero, que ahora se muestra como novedosa,
pero que los pre incas limeños hicieron con excelentes resultados; como hasta
ahora lo practican los pobladores de Tupicocha en Huarochiri, Lima.
Este es el mejor ejemplo de la llamada “siembra del agua”. Consistía en un ritual
que implicaba: asambleas, limpieza de acequias y, sobre todo, veneración al agua.
Antes del inicio de la limpieza de las acequias amunadoras se realizaba el pago a
la tierra (apu) y al agua (yaku).
El sistema funcionaba con zanjas abiertas que siguen las curvas de nivel de las
punas, lo que permitía conducir el agua de lluvia hasta un lugar llamado cochas,
abiertas para recibir el agua y que luego se filtrara en la montaña para surgir,
aguas abajo, como puquios meses después; exactamente cuando no hay lluvias y
el estiaje es más marcado en la cuenca, de esa manera realizaron agricultura y
mantuvieron al pueblo provisto de alimentos.
Los puquios, ojos de agua, (ñahui yaku) se favorecían por la siembra del agua
que realizaban nuestros antepasados en las partes altas de las cuencas. En
muchos lugares donde existen estos puquios hay un descuido y deterioro de estas
importantes fuentes de agua: botaderos de basura, eliminación de especies
forestales que “atraen” la presencia del agua, siembra de especies foráneas
(eucalipto) que, según los entendidos, funcionan como bombas consumidoras de
agua.
Son innumerables los vestigios de obras descomunales como los canales de
riego que, muchas veces, cruzan los andes llevando las aguas de una cuenca
hacia otra (trasvases), con mejores posibilidades o potencial agronómico: suelo,
clima, adaptación de especies, entre otros aspectos.
Un ejemplo vivo es el Sistema de Riego Huirucatac, en la parte alta de la cuenca
del río Nepeña, en Huaylas (Ancash), donde mediante un sistema de lagunas
interconectadas (Coñoc Ranra, Capado Cocha, Tocanca, entre otras), unidas por
el canal Huirucatac de más de 100 km, se llevan las aguas desde la cuenca del río
Nepeña hacia la cuenca del Río Santa Lacramarca.
Este es emblemático, por lo que representa unir los andes con la costa mediante
venas de ríos que llevan vida a zonas desiertas. Este sistema está aún por
redescubrirse y mostrar al mundo su portento y, por tanto, poner de manifiesto,
una vez más, el ingenio de nuestros antepasados hidráulicos.
Las riberas de los ríos cubiertas con especies forestales, es decir, una
defensa ribereña efectiva y práctica que ahora hemos olvidado. Basta con
escuchar los comentarios de los lugareños de mayor edad de las comisiones de
regantes, donde hemos realizado trabajos, quienes cuentan que “antes los ríos
estaban encañonados o confinados, era prácticamente imposible pasar de una
ribera a otra, salvo por lugares especialmente identificados”.
Ahora las riberas están deforestadas y el flujo del agua del río corre libremente,
causando en los meses de lluvias desbordes que ocasionan la pérdida de suelos,
cultivos, vidas y el perjuicio económico que esto representa.
Los waru waru o camellones, son prácticas ancestrales de uso común en el
altiplano, en áreas inundables o inundadas, que consisten en “jalar” tierra
formando una plataforma o “cama” rodeada de agua, donde se realiza la siembra.
Esta agua alrededor del waru waru crea un microclima que mitiga el efecto de las
heladas, permitiendo el desarrollo de los cultivos.
Los acueductos son trabajos de ingeniería hidráulica que debemos revalorar y
buscar que se consideren como una maravilla de la ingeniería civil, al igual que el
santuario de Tipón, en Cusco.
Manejo de Agua
El valle del Cuzco formaba el distrito metropolitano de la capital incaica, que
comprendía zonas urbanas y rurales entrelazadas por numerosas acequias. Era
un área aproximada de 18 km. por 6 km. Que corresponde a la cuenca del río
Huatanay hasta la Angostura. Los incas ampliaron la cuenca natural al construir la
acequia de Chinchero, que introducía al valle aguas desde fuera. Dentro del valle
había muchas acequias integradas en varios sistemas o redes hidráulicos. Los
incas consagraron las Fuentes de estas acequias en la forma de huacas
(santuarios) a las que se hacían ofrendas ~. Las acequias por el lado norte del
valle, Planan Cuzco (la parcialidad o moitié de arriba), se consideraban más
importantes y los suelos, más fértiles. Los incas reconocieron formalmente esta
importancia al marcar las fuentes, tomas y otros puntos estratégicos de estos
canales con piedras finamente talladas como el acueducto y el canal de Chacan o
con construcciones como el baño de Tambo Macbay. Estas se consagraron como
huacas y recibían ofrendas.
Los primeros observadores españoles en el siglo xvi encontraron la ciudad del
Cuzco, la zona urbana más grande, rodeada por varios pequeños asentamientos
urbanos esparcidos por esta zona metropolitana.
Estimaron una población de unos l50.000-200000. El Cuzco era el centro mayor
de los palacios y los templos de la élite. El distrito metropolitano comprendía la
ciudad del Cuzco más los otros pueblos menores y las casas aisladas, todos
rodeados de terrenos cultivados y regados.
La ciudad se consideraba el centro del valle y el valle fue organizado desde el
punto de vista del inca en el Cuzco. Los límites entre las subdivisiones se medían
con referencia al centro. Se codificaron la distribución de los derechos a las
acequias y a las tierras por medio de un sistema dc organización radial basado en
un conjunto de rayas (en quechua cegne) que funcionaban como radios dividiendo
el territorio en sectores de un círculo.
Distribución de las acequias a las panacas
Los ayllus más importantes en el Cuzco incaico eran las diez panacas de incas. La
panaca generalmente se define como un ayllu que es un linaje de los
descendientes de un inca. Formalmente la panaca se define en algunas crónicas
como los descendientes de un inca muerto, menos su sucesor, que a su vez funda
otra panaca. Varios argumentos se han presentado disputando la interpretación de
que las panacas podrían ser el producto histórico de la formación sucesiva de un
linaje con la muerte de cada inca. Ahora se puede repensar el tema porque con
los datos sobre la realidad territorial de las panacas se logra una comprensión más
exacta de lo que eran y lo que era el rol que cumplían dentro de la organización
política del Cuzco incaico. Las panacas, como los ayllus, tenían derechos a las
tierras y a las aguas. La manera en que se distribuyeron las acequias en el Cuzco
a las panacas indica que eran unidades territoriales creadas especialmente para
facilitar la administración del valle del Cuzco. Las panacas controlaron las
acequias mayores y, por ende, las tierras principales. Además el orden de
distribuirlas demuestra una correspondencia directa entre el orden de prestigio de
la panaca con el orden de importancia de la aeequia. La división dual se
manifiesta en la simetría de la distribución. Las cinco panacas de Planan Cuzco
controlaban las acequias principales de Hanan Cuzco y las cinco panacas de
Jvlurin Cuzco controlaban las acequias principales de Hurin Cuzco - Dentro de
cada mitad había tres panacas asignadas a uno de los suyus y dos panacas
asignadas al otro suyu.
La distribución de los derechos a los canales se codificó en el sistema radial de los
ceques de la manera siguiente:
1. Las fuentes de las acequias y otros puntos estratégicos referentes a ellas se
indicaban en la forma de huacas (hitos sagrados) que marcaban la ubicación de
cada raya o ceque.
2. Las rayas que incluían las fuentes de las acequias principales siempre eran
asignadas al cuidado de una panaca nombrada en la descripción de los ceques,
sin ninguna correspondencia a la calidad de la raya como collana, payan o cayao.
3. Las rayas indicaban los limites de los distritos de acequias, de las subdivisiones
de los distritos, y también de los distritos mayores que también correspondían a
zonas definidas por la hidrología.
De esta manera los incas incorporaron formalmente las aguas dentro de este
sistema ritual que, en realidad, indicaba la distribución de los derechos a las
acequias y las tierras regadas a las panacas. El sistema de los ceques entonces
cumplía una función primaria conio un plano oficial de los distritos de acequias y
los distritos administrativos.