Hace algunos días, Fabeth, mi esposa, me pidió que hiciese un reportaje fotográfico del Pueblo Pescador de Las Terrenas para
incluirlo en la página web de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Samaná, AHETSA.
Cuando realicé las fotografías, no sabía que serían las ultimas que se harían en ese enclave maravilloso del que me enamoré hace 22
años, cuando los pescadores aun ocupaban sus casas y los cayucos se alineaban en la playa frente a las coloridas construcciones de
madera.
Una semana después de haber realizado el reportaje, el lunes 7 de mayo, a las 6.15 de la mañana, recibía la llamada de Pedro, Director
de Balcones del Atlántico, angustiado ante la visión del Pueblo Pescador en llamas.
Esa misma mañana, Fabeth y yo nos desplazamos a Las Terrenas y mientras ella asistía a los afectados en las reuniones con las autoridades, me fui a fotografiar lo que había quedado tras el
incendio.
Las fotos que tomé se hicieron desde los mismos ángulos que las que había realizado una semana antes. Aquí os presento el resultado.
El Pueblo de Pescadores de Las Terrenas era un superviviente de la hermosa arquitectura popular de la República
Dominicana. Su pérdida es un acontecimiento muy triste, no solo por lo que supone de doloroso para quienes lo mantenían como su fuente de ingresos, sino por el irrepetible legado que representaban sus sencillas casas de pescadores, aun vivas, posadas sobre las arenas terreneras y alineadas, firmes, ante
las olas.
Con el incendio se quemaron también ilusiones y vivencias, aspiraciones e inquietudes. Con el incendio se fue un pedazo
de nuestra historia.
Dicen que el Pueblo Pescador va a ser reconstruido. Ojalá así sea, pero que lo hagan igual, que no varíen nada, que lo dejen como estaba para que los espíritus de los pescadores puedan
reconocer sus casas y volver a bendecirlas con su eterna presencia, cálida y amiga, entre modernos fogones, visitantes
variopintos y frente a ese mar Caribe que no cesa, que no cesa.
Adolfo López