Prólogo. ................................................................................... 4
Conocer las causas del desequilibrio orgánico. ...................... 7
¿Medicina con químicos o medicina natural? .................... 19
Las infecciones y las bajas defensas inmunológicas. .......... 31
El porqué de las infecciones recurrentes. .......................... 38
Curas naturales clave para las infecciones. ....................... 46
Neutralizar los ácidos y sus efectos. ................................ 65
La alimentación, pilar fundamental de la buena salud. ... 76
Receta casera clave para alcalinizar el organismo. ............ 89
Conclusión. .......................................................................... 96
Hemos elaborado este informe especial destinado a
ayudar a las personas que padecen diabetes y su
consecuente desequilibrio orgánico.
La diabetes debe ser diagnosticada y controlada por un
médico, tras observar pruebas específicas de laboratorio
(análisis de sangre). Sin embargo, a posteriori del
diagnóstico de diabetes, lo importante es el modo cómo
las personas sobrellevan esta enfermedad.
Es bueno empezar por conocer cuáles son las causas que
provocan el desequilibrio orgánico. Por lo tanto, una vez
que se conocen las causas que provocan el desequilibrio
orgánico, se puede trabajar para restablecer la salud.
A medida que el lector transite estas páginas, se dará
cuenta que no es tan difícil controlar lo que pasa en su
propio organismo. Se debe tener voluntad para cambiar
lo que está mal; esto es así de simple y rotundo.
El presente informe no está escrito para reemplazar la
consulta médica, y ha sido elaborado a conciencia, con el
propósito de mejorar las condiciones que posibilitan una
salud óptima.
Existen recomendaciones que son prácticas, siempre
basadas en las soluciones que son de tipo natural. Aquí
se revelan remedios naturales que pueden parecer
asombrosos, aunque si se investiga un poco se sabrá que
muchos de ellos fueron utilizados con éxito por nuestros
antepasados.
La vida moderna afín al mercantilismo, provocó que
cayeran en el olvido muchas medicinas naturales que
eran eficaces, en aras de promover las drogas de
laboratorio que generan sus gigantescos dividendos a
quienes las producen.
Indudablemente, la salud de la persona diabética puede
mejorar recurriendo únicamente a soluciones naturales.
Quienes quieran comprobarlo tienen que poner en
práctica lo antes posible las recomendaciones que
aportamos.
Notarán que en poco tiempo pueden normalizar las
funciones de todo el organismo, regulando la circulación
sanguínea, el sistema linfático, el aparato urinario, la
digestión, el sistema nervioso, el sistema cardio-
respiratorio, los procesos metabólicos.
En fin, mejorando el funcionamiento de los órganos, de
los tejidos, de las glándulas.
Paso a paso, invitamos a nuestros lectores a sumergirse
en el conocimiento y a poner en práctica el aprendizaje.
Desde ya, les auguramos el mejor de los éxitos.
El desequilibrio orgánico puede tener múltiples causas. Y
también puede provocar múltiples consecuencias,
siempre desagradables: estado de nerviosismo e
irritabilidad, ansiedad creciente, insomnio, exceso de
peso corporal, somatizaciones diversas.
Comencemos por una de las principales causas del
desequilibrio orgánico: la alimentación (luego le
dedicaremos un capítulo íntegro: VIII. La alimentación,
pilar fundamental de la buena salud).
El hecho de alimentarnos a diario de manera inadecuada
provoca problemas orgánicos diversos, que pueden llegar
a ser muy complicados. Y es nuestra decisión poder
cambiar esa mala alimentación por una buena
alimentación.
La mala alimentación no suele obedecer a problemas
económicos. De hecho, está comprobado que los países
más desarrollados del mundo son los que tienen los
índices más elevados de obesidad debido a la ingesta de
grasas saturadas, sodio en exceso, azúcares refinados,
bebidas gaseosas y alcohólicas, alimentos desvitalizados
por el proceso de industrialización, entre otras cosas.
Y esta conducta por lo general está acompañada por el
sedentarismo.
Las bacterias, esos microorganismos que en cierta
medida son necesarias, pero que en exceso llegan a ser
peligrosas, prosperan en los organismos donde se ha
deteriorado la defensa natural del cuerpo contra las
infecciones.
Y el sistema inmune está debilitado principalmente
cuando se nutre el organismo de manera inapropiada, ya
sea por carencia de nutrientes o por exceso de
nutrientes.
Existen poblaciones que basan su alimentación en una
dieta proteica rica en grasas, proveniente de cortes de
carnes rojas y carnes blancas que no son magras, o de
lácteos enteros (leche, quesos, crema, manteca, ricota,
yogurt).
Además de las grasas saturadas que aportan, las carnes y
los productos derivados de animales, como los lácteos y
los huevos, contienen residuos de antibióticos y muchas
veces hormonas que se inyectan para lograr un
crecimiento más rápido de los animales.
Lo adecuado sería consumir carnes y derivados de
animales de tipo orgánicos, que no hayan sido tratados
por ningún químico ni alimentados por granos o pastos
que hayan tenido contacto con agroquímicos.
Con las frutas y con las verduras sucede algo similar.
Desde su siembra hasta su recolección, traslado y
almacenamiento, los vegetales y los suelos donde crecen
son rociados con agroquímicos muy potentes, que
terminan por restarles nutrientes, a la vez que aportar
tóxicos que luego se trasladan al organismo humano.
Aquí también lo adecuado sería consumir frutas y
verduras provenientes de una huerta orgánica, en cuyos
procesos de cultivo, desarrollo, recolección y
almacenamiento, no se hayan empleado productos
químicos de ninguna naturaleza.
Asimismo, es importante consumir frutas y verduras de
estación y con la maduración justa, que no hayan sido
almacenadas en cámaras de frío y que conserven sus
nutrientes.
Como ya mencionamos antes, los antibióticos también
pueden provocar desequilibrio orgánico. Los antibióticos
pueden ser necesarios para tratar infecciones, que
incluso pueden llegar a causar la muerte, pero debemos
saber que los antibióticos no combaten las infecciones
causadas por virus, por lo que no tienen razón de ser
cuando se ingieren para terminar con gripes y resfríos de
tipo virosis.
Lamentablemente, ya sea por automedicación, o por
mala indicación médica, se suele hacer un uso desmedido
de los antibióticos.
Combaten las bacterias nocivas, aunque también atacan
muchas de las bacterias que son necesarias.
Y he aquí donde se puede producir el desequilibrio,
porque pueden empezar a proliferar las bacterias
perjudiciales a la vez que disminuir las bacterias que el
organismo necesita.
Existen antibióticos de amplio espectro o antibióticos que
son específicos, que bien prescriptos pueden ser
efectivos para matar gérmenes y bacterias aunque a
costa de acarrear otros problemas.
En lo posible sería ideal prescindir de cualquier
antibiótico. En caso de ser necesario, un antibiótico
siempre debe ser recetado por un médico e ingerirse
bajo control, y solo por el tiempo indicado, acompañado
de probióticos o bacterias beneficiosas que promuevan
un ambiente intestinal saludable.
Continuando con las causas del desequilibrio orgánico,
no hay que olvidarse del papel fundamental que juegan
las hormonas.
Las hormonas son sustancias químicas formadas dentro
de las glándulas, que viajan por el torrente sanguíneo
hacia los órganos y los tejidos. Incitan, inhiben o regulan
la actividad orgánica.
Las glándulas endocrinas están situadas en diferentes
partes del cuerpo: pituitaria y pineal (cerebro), tiroides y
paratiroides (base del cuello), adrenales (por encima de
los riñones), timo (por encima del corazón), gónadas (por
debajo de los órganos digestivos).
Por mencionar algunas funciones, la glándula hipófisis
segrega muchas hormonas que actúan sobre el desarrollo
y funcionamiento de otras glándulas.
La glándula tiroides regula los procesos metabólicos y la
temperatura del cuerpo.
La hidrocortisona o cortisol es una hormona esteroidea
producida por la glándula suprarrenal, que ayuda a
mantener el sistema inmunitario. El organismo fabrica
cortisol ante situaciones de estrés.
La glándula pituitaria regula las actividades de las demás
glándulas. Asimismo, el estrógeno y la progesterona
deben equilibrarse.
Lo que se debe saber es que si la actividad hormonal no
funciona como es debido, el organismo acusa un
desbalance, con lo que se provoca una respuesta
negativa en el estado de salud de la persona.
Muchos problemas hormonales derivan de los alimentos
que consumimos o del ritmo de vida estresante al que
nos sometemos a diario.
La contaminación ambiental y los químicos que se
introducen en los alimentos pueden incidir en el
desbalance hormonal.
No parece sencillo cambiar el medioambiente donde nos
movemos, aunque bien podemos tomar parte con el
propósito de tratar de influenciar desde nuestro lugar
para que quienes tienen el poder de decisión comiencen
a hacer cambios que nos ayuden a vivir en forma
saludable.
Como personas responsables de nuestra propia salud,
debemos informarnos y ejercer nuestros derechos ante
las autoridades competentes para mejorar en todo lo
posible nuestra calidad de vida.
Ciertos elementos tóxicos perjudiciales para la salud
están diseminados en nuestro entorno.
Algunos elementos son necesarios en cierta proporción,
aunque en exceso resultan nocivos para el organismo.
Muchas de las toxinas que el cuerpo asimila luego se
excretan, o se eliminan a través de la traspiración, la
orina o incluso la respiración.
Cuando estornudamos, tenemos fiebre corporal,
tosemos, estamos despidiendo algunas toxinas. Lo que
sucede es que cuando las toxinas que nos invaden son
demasiadas, el proceso de eliminación resulta
insuficiente.
Mal que nos pese, existen toxinas que están presentes en
nuestra vida a diario. Por ejemplo el bromo.
Si bien en la mayoría de los países se lo ha eliminado de
las harinas y panificados como aglutinante, suele estar
presente en algunos alimentos y bebidas (se deben leer
las etiquetas nutricionales para ver los componentes
denominados bromo, bromato u otros derivados).
Lo saludable sería utilizar productos panificados
elaborados con granos orgánicos. El bromo también
suele utilizarse para desinfectar las piscinas que utilizan
las personas para bañarse.
En el caso del mercurio, se trata de un elemento químico
tóxico que se encuentra en el suelo, en el aire y en el
agua. Hasta no hace muchos años se utilizaba en las
amalgamas dentales, aunque en la actualidad ha sido
reemplazado.
Si alguien aún tiene una muela de las que se suele llamar
“emplomada”, no debería demorarse en ir al dentista
para que le extraiga el arreglo caduco y le coloque uno
adecuado.
También se utiliza en las vacunas. En cuanto a los
alimentos, muchos de los pescados y mariscos que se
venden poseen mercurio y/o arsénico provenientes de
las aguas donde han sido capturados.
Puede haber pescaderías que comercialicen pescados
que no han sido contaminados, aunque es difícil
determinarlo. En lo posible, hay que elegir pescados no
contaminados. Si no se conoce la procedencia, siempre
es mejor que el pescado fresco sea de tamaño pequeño
porque de esa manera es menos probable que contenga
alguna dosis de mercurio.
Otros productos tóxicos son el cloro y el fluoruro. El cloro
se utiliza como desinfectante (lavandina) y el fluoruro, o
sales del ácido fluorhídrico, está presente en insecticidas,
en plásticos, en algunos medicamentos.
En cierta proporción, el cloro y el fluoruro están en el
agua corriente o en las aguas que se comercializan
envasadas para el consumo.
¿Qué se puede hacer para minimizar los efectos que
puedan ser dañinos tanto del cloro como del fluoruro
presentes en las redes de agua corriente?
Una medida inteligente es colocar un filtro en las canillas
del hogar, en las de la cocina y en las del baño.
De esa manera utilizaremos agua filtrada para beber,
para cocinar y para el aseo corporal.
Ahora que tenemos presentes algunas de las causas del
desequilibrio orgánico, bien podemos enfocarnos en
lograr que los elementos nocivos no nos impacten en
nuestra vida, o que nos impacten en la menor medida
posible.
En el ámbito del hogar, estamos en condiciones de
controlar mucho mejor la situación para evitar aquellos
elementos que dañen nuestra salud.
Tenemos que ser precavidos con los alimentos que
consumimos, inclinándonos por las comidas que aporten
mayor cantidad de nutrientes y que no hayan sido
alcanzadas por la contaminación.
También debemos utilizar productos que no resulten
tóxicos, tanto para el aseo personal como para la
limpieza del hogar (debemos leer y analizar lo que dicen
las etiquetas impresas en los envases).
En el caso de los medicamentos, y en especial de los
antibióticos, verdaderamente son útiles para cuando no
existe un remedio natural, y siempre deben ser utilizados
bajo estricta prescripción médica.
Jamás debe medicarse por cuenta propia.
No olvidemos que la mayoría de los medicamentos
suelen ser útiles para aliviar en forma más o menos
rápida una dolencia. Sin embargo, no atacan el problema
de fondo, porque no centran su atención en la causa que
generó el problema de salud.
Por lo que no es extraño que suspendamos un
medicamento al observar que ha provocado un efecto
favorable, pero al poco tiempo después debamos
retomarlo, e incluso utilizar una dosis mayor, porque la
afección regresa con más fuerza que antes.
Y eso es simple y claro, porque la raíz real del problema
sigue actuando, porque no ha sido combatida en ningún
momento.
Al mismo tiempo, la dependencia hacia el medicamento
continúa en ascenso, porque al ingerirlo, baja la propia
capacidad de resistencia natural que tiene el organismo
hacia un agente infeccioso o tóxico externo.
Y los que se hacen cada vez más fuertes ante la acción de
los antibióticos son en realidad los hongos y las bacterias.
Vamos a referirnos a una disyuntiva que no es extraña, y
que se nos suela presentar ante algunos tratamientos
médicos que debemos encarar…
De hecho, los medicamentos de los laboratorios
proceden en su materia prima de elementos que han
sido extraídos de la naturaleza, como ciertas plantas
medicinales cuyos principios activos pueden utilizarse
para curar enfermedades.
Lo que sucede es que han pasado por un proceso de
elaboración donde se le han incorporado diversos
componentes químicos.
Cuando nos referimos a medicina natural, nos referimos
a aquellos remedios que no han sufrido ningún proceso
de transformación química.
En primer lugar, estas drogas actúan sobre el problema
concreto (el síntoma) pero no eliminan el problema de
raíz o base, porque se ocupan de la reacción pero no de
las causas que la provocaron.
En segundo lugar, cuando son drogas indicadas para
matar bacterias malas, los antibióticos no suelen
discriminar, y arrasan con algunas o con muchas de las
bacterias que son necesarias para el organismo.
Recordemos que las bacterias son seres vivos,
organismos unicelulares de tamaños y formas diversas
que en cierta proporción tienen una función que cumplir.
Y en tercer lugar, las drogas químicas poseen una buena
cantidad de contraindicaciones, precauciones, adverten-
cias y seguramente, en un futuro cercano, provocarán
daños colaterales o efectos secundarios que pueden
llegar a ser importantes.
Por las tres razones que acabamos de enunciar, llegamos
a la conclusión de que la mayoría de las drogas
medicinales resuelven el problema en lo inmediato, no
siempre en forma definitiva, y acaban por provocar algún
que otro efecto secundario no deseado.
El organismo es como una máquina, donde para
funcionar bien todas sus piezas, deben ejecutarse en
armonía y de manera asociada.
Si por la razón que fuese se daña aunque sea una sola
pieza, en alguna forma se afecta todo el sistema.
El organismo es mucho más complejo que cualquier
máquina que haya sido fabricada por el hombre.
El organismo está vivo, en permanente proceso de
cambio y regeneración. Y cuando ocurre un desajuste,
por pequeño que sea, repercutirá en el sistema.
Por ejemplo, en la víscera abdominal llamada intestino,
que va desde el estómago al ano, se segregan jugos
intestinales, jugos digestivos y actúan gran cantidad de
bacterias para llevar a cabo el proceso de la asimilación
de los nutrientes y para la excreción de la materia de
desecho.
Si las bacterias necesarias son destruidas, se provoca un
desequilibrio orgánico.
Cuando se ingiere un medicamento para detener una
infección, suele suceder que el antibiótico acaba con las
bacterias que están provocando la infección.
Pero a la vez, acaba con unas cuantas bacterias que son
necesarias para llevar a cabo los procesos orgánicos.
Y es muy posible que más tarde la infección regrese,
porque la causa que la provocó sigue latente, por lo que
si se recurre nuevamente a un antibiótico el desequilibrio
orgánico se agudizará aún más.
Se debe recuperar cuanto antes el equilibrio orgánico,
lograr que cada órgano pueda cumplir su función con
normalidad. Las bacterias que son necesarias no deben
alterarse, porque ayudan a los procesos orgánicos y a
impedir la proliferación de las bacterias malas.
Si se logra recuperar el equilibrio orgánico de manera
natural y sin provocar daños, se alcanzará una recupe-
ración orgánica estable y duradera.
Vayamos a algunas de las medicinas que se utilizan con
frecuencia para ilustrar mejor lo que hemos estado
comentando.
Las infecciones provocadas por hongos o infecciones
fúngicas en las uñas y las infecciones en la piel suelen ser
bastante comunes.
Muchas veces no son fáciles de erradicar, por lo que se
suele recurrir a medicinas potentes que se venden bajo
prescripción médica. Aunque muchas veces está la
posibilidad de recurrir a una de estas medicinas sin la
debida receta, porque en algunas farmacias se venden
sin exhibir la prescripción médica.
Por lo general, las medicinas para eliminar las infecciones
por hongos suelen requerir un tratamiento prolongado.
Es posible que la persona suspenda el tratamiento
porque observa una mejoría, pero es casi seguro que el
problema regresará.
O muchos recurren a medicinas que se publicitan de
forma masiva, donde pareciera que, de acuerdo a los
testimonios y a lo que muestran las imágenes, las
afecciones por micosis desaparecen con un tratamiento
breve.
La verdad es que cualquier infección fúngica es
persistente y difícil de erradicar. Las personas deberían
ser más precavidas cuando se trata de su propia salud.
Las medicinas con químicos que atacan las afecciones por
micosis suelen provocar un sinnúmero de efectos
secundarios, tales como problemas estomacales, náuseas
y vómitos, hipotensión o hipertensión, dolores de cabeza,
mareos, procesos febriles, alteración del sueño, anemia,
hemorragia por el recto, reacciones cutáneas, dificultad
en la coagulación sanguínea, boca seca, dolores
articulares y musculares, alteración del gusto.
Uno de los problemas más serios que se han reportado
como efecto secundario los medicamentos para combatir
la micosis es la toxicidad hepática.
Si bien las medicinas antimicóticas que se ingieren en
forma oral suelen ser más efectivas que los productos
que se aplican en forma tópica, está comprobado que
poseen muchos más efectos secundarios adversos.
Si alguien quiere salir de la duda con respecto a lo que
estamos diciendo, no tiene más que leer las reacciones
adversas, las advertencias y los efectos secundarios que
constan en los prospectos en letras pequeñísimas (casi
ilegibles).
Asimismo, ciertas medicinas para atacar los hongos
pueden llegar a provocar serios problemas cardíacos,
sobre todo si se está en tratamiento por un evento
coronario.
Pueden derivar en un edema pulmonar, en insuficiencia
hepática, en un tipo de dermatitis que se denomina
exfoliativa.
Se debe considerar que son medicinas fuertes, cuyo uso
suele reiterarse porque más temprano que tarde el
problema regresa y vuelve a instalarse.
A esta altura, el lector qué padece micosis se estará
preguntando qué puede hacer en lo inmediato para curar
su afección, aunque sin tener que lamentarse en el
futuro por padecer otras afecciones derivadas del uso de
medicamentos con químicos.
Siempre que se pueda se debe recurrir a la medicina
natural, que por cierto suele ser muy efectiva y
económica (más adelante daremos un tratamiento con
una fórmula natural para combatir la micosis en las uñas
de las manos y de los pies).
A continuación ofrecemos algunos recursos naturales
que pueden ser útiles para terminar con los procesos de
micosis.
Debe tener en cuenta que cualquier medicina natural
debe adquirirse en los comercios especializados y serios.
Las medicinas naturales deben estar envasadas y
almacenadas en forma correcta.
En el envase tiene que constar la fecha de elaboración y
el vencimiento, así como el nombre de la firma que
comercializa el producto, con un teléfono de atención al
consumidor y una dirección válida.
Estas recomendaciones también debe tenerlas en cuenta
cuando se compran productos que están disponibles a
través de internet.
Un antiséptico y fungicida natural que resulta
efectivo como tópico para combatir diversas
infecciones cutáneas, en particular el pie de atleta o
tiña pedis, que es la infección provocada por hongos
dermatofitos (que se alimentan de la queratina de las
uñas). Para combatir infecciones cutáneas como el
acné o espinillas se lo suele utilizar en forma de
aceite esencial.
Esta hierba ha sido utilizada desde tiempos
inmemoriales para eliminar bacterias. Se consigue
como suplemento, aunque puede acudirse al ajo
crudo para condimentar diversas comidas y con ello
ayudar al organismo a estar saludable.
Antiséptico natural que ayuda a combatir infecciones
bacterianas y a estimular el sistema inmunológico. Se
lo considera antiviral y antiparasitario. No es el
orégano común que utilizamos para condimentar,
fresco o disecado.
Útil para las infecciones producidas por levaduras, así
como para los hongos en las uñas de los pies y en las
uñas de las manos. Mejora la circulación sanguínea.
Resulta antibacteriana y antiinflamatoria.
Ácido graso que está presente en la palma y aceite
de coco. Se lo utiliza para regular los procesos
gástricos e intestinales.
Posee propiedades antifúngica, antibacteriana,
antiviral. Desarrolla resistencia a las bacterias, a la
vez que impide la formación de comunidades de
bacterias que puedan llegar a provocar
enfermedades.
La sustancia cérea con la que las abejas bañan las
colmenas resulta apropiada para combatir las
infecciones y para reforzar el sistema inmunológico.
Resulta un antibiótico natural que elimina parásitos,
levaduras y otros microbios patógenos. Refuerza el
sistema inmune. No debe utilizarse en forma abusiva
porque puede reportar toxicidad.
Muchos procesos infecciosos pueden tratarse con lo que
bien podríamos denominar “antibióticos naturales”,
sobre todo las infecciones que son externas.
Lo que queremos dejar en claro es que las drogas
químicas medicinales no deben utilizarse en forma
indiscriminada cuando las dolencias son de carácter leve
o moderado.
Debemos informarnos muy bien acerca del medicamento
que vamos a ingerir, para no llegar a padecer efectos
secundarios que incluso pueden ser más destructivos que
la propia enfermedad que intentamos combatir.
El cuerpo tiene una defensa natural o protección contra
las infecciones que proviene del sistema inmunitario o
sistema inmunológico.
No es que el sistema inmunitario sea un sistema en sí
mismo, sino que está compuesto por células, órganos y
tejidos pertenecientes a diversos sistemas.
Cuando existe un desequilibrio orgánico, el sistema
inmunológico aumenta su vulnerabilidad.
Unas de las formas de no ser propenso a aquellas
infecciones que se repiten una y otra vez, es reforzar el
sistema inmunológico.
Un sistema inmunológico fuerte es la mejor barrera para
mantener alejadas las enfermedades y sentirse vital.
Manteniendo día a día una alimentación saludable,
eliminando el alcohol y el tabaco, descansando las horas
suficientes que el organismo necesita para reponerse,
evitando las situaciones de estrés prolongado,
prescindiendo en todo lo posible de las sustancias
químicas nocivas, realizando alguna actividad física
acorde a la edad y a las condiciones físicas de cada uno.
Como ya lo expresamos, pero no está demás recalcarlo,
los medicamentos antibióticos pueden combatir una
infección pero no atacan la raíz del problema.
Al no exterminar el problema desde su base, la infección
está latente como para volver una y otra vez, hasta
hacerse crónica, y aún regresar cada vez con más fuerza.
Inevitablemente, si la infección es recurrente, provocará
que el sistema inmunológico se vea debilitado y deje
abierta las puertas a otros problemas de salud diversos.
Recomendamos que, siempre que sea posible, se evite
utilizar antibióticos y se recurra a medicaciones
naturales.
Existen infecciones locales y superficiales para las que no
es necesario tomar una pastilla o colocarse una pomada
tópica con químicos.
Bastará con utilizar una medicina natural (como las que
vimos en el capítulo anterior, III. ¿Medicina con químicos
o medicina natural?).
Si la infección es sistémica, es decir, cuando el agente
patógeno se extiende a todo el organismo porque ha sido
transportada por el torrente sanguíneo, será más difícil
de combatir, y posiblemente haya que recurrir a un
antibiótico, siempre que este esté prescripto por un
médico.
Mientras se combate la infección, se debe cuidar en
extremo que la alimentación sea lo más sana y nutritiva
posible, como para ayudar a reforzar y mantener altas las
defensas.
Lo cierto es que si se logra combatir una infección desde
su raíz, desde su causa real, las probabilidades de que la
misma recurra serán mínimas.
Al mismo tiempo, si se mantienen las defensas
inmunológicas bien altas, se estará en mejores
condiciones para evitar una infección o para combatirla
en el caso de que ya esté instalada.
Debemos mantener alejados todos los factores que
puedan debilitar nuestro sistema inmunológico.
Habremos oído hablar de las levaduras, que son hongos
microscópicos que están en los intestinos. Los intestinos
constituyen la parte final de la digestión.
Veamos cómo se realiza el proceso digestivo como para
tener en claro la importancia que tienen los intestinos.
La digestión tiene por objeto asimilar los alimentos,
comienza su proceso a través de la ingestión y su
posterior absorción.
Los alimentos pasan desde la boca a través del esófago
hasta llegar al estómago, donde tienen una primera
elaboración.
De allí sigue a los intestinos, donde por efecto de los
jugos biliares y de los jugos pancreáticos se transforman
en quilo, que es absorbido por las paredes de la mucosa
intestinal.
Lo que no es asimilable sigue su curso hacia el intestino
grueso, para ser desechado o excretado a través del
recto por el orificio anal.
Si las defensas inmunológicas del organismo están altas,
predominarán las bacterias buenas que son necesarias.
Si las bacterias buenas que son necesarias son destruidas
y proliferan las bacterias malas, puede pasar que la
materia tóxica que debería ser eliminada se filtre al
torrente sanguíneo.
Las levaduras pueden extenderse hacia otros lugares del
organismo y llegar a provocar una infección de tipo
sistémico.
Los síntomas más relevantes de una infección de tipo
sistémico suelen ser:
fiebre,
confusión,
temblores,
fatiga,
pulso acelerado,
molestias articulares y musculares,
problemas estomacales.
En algunos casos se puede llegar a experimentar
irritabilidad, pérdida de la memoria, desconcentración,
alteración del sueño, visión borrosa, estados depresivos,
libido disminuida, infecciones en el tracto urinario, dolor
de cabeza, problemas hormonales, molestias en la
garganta, superficie cutánea reseca, infecciones en uno o
ambos oídos, ardor estomacal, mal aliento persistente,
infecciones en los órganos sexuales, úlceras, alergias
diversas, diarrea y/o constipación.
Si bien pueden darse algunos de estos síntomas y no
todos, siempre que el agente patógeno se extiende a
todo el organismo se suelen presentar no pocas
complicaciones.
Aunque se deba encarar un tratamiento con medicación,
se hace necesario cambiar muchos de los hábitos nocivos
por otros hábitos saludables.
La persona afectada debe tomar conciencia si es que
lleva un estilo de vida poco saludable, para poder
comenzar a realizar cambios radicales como para lograr
recuperarse y permanecer bien anímica y físicamente.
Se debe informar, con el objeto de tomar buenas
decisiones y de esa manera actuar con responsabilidad.
Cuando se produce una infección, indudablemente existe
una causa para que ello ocurra. Resulta importante poder
conocer el proceso que lleva a generar las infecciones,
para entender qué es lo mejor que se puede hacer para
controlarlas y aún mejor, evitarlas.
De acuerdo a lo dicho, una infección puede desenca-
denarse ya sea por uno o por varios de los siguientes
factores:
por los antibióticos,
por problemas hormonales,
por una dieta sin nutrientes de calidad y cantidad
excesiva de grasas saturadas,
por la influencia de conservantes y otros
productos químicos que abundan
en la comida industrializada.
Un organismo saludable debe tener bacterias
beneficiosas a la vez que mantener bajo control a las
bacterias que resultan dañinas.
Bacterias y hongos integran el sistema digestivo, para
ayudar a procesar y asimilar los alimentos.
Existen alimentos que son alcalinos y otros alimentos que
son ácidos, que requieren de condiciones diferentes para
una buena digestión.
Para establecer la diferencia se ha establecido el pH
(potencial de hidrógeno), que mide la alcalinidad o la
acidez de una sustancia.
Se determina por el número de iones libres de hidrógeno
(H +) en una sustancia.
La escala del pH va de cero a catorce, considerándose
que cuando está por debajo de siete es una sustancia
ácida y cuando está por encima de siete es una sustancia
alcalina. El siete se considera neutro, es decir, no es ácido
pero tampoco alcalino.
Existen tiras reactivas que se adquieren en las farmacias
que sirven para medir el pH. Se colocan por espacio de
unos segundos sobre la lengua o mejor aún en la orina;
es conveniente realizar la medición en las primeras horas
del día.
Volviendo a las bacterias… mientras que las que son
beneficiosas necesitan de oxígeno, y por ello se las
considera aeróbicas, las bacterias que son dañinas no
necesitan del oxígeno para sobrevivir, y por ello se las
considera anaeróbicas.
El interior del intestino tiene un pH un poco menor a
siete, es decir, un pH que es levemente ácido.
Esta condición hace posible que crezcan las bacterias
beneficiosas. Si por el contrario el pH se vuelve muy
ácido, las bacterias beneficiosas serán destruidas y
prosperarán solo las bacterias malas.
A medida que el pH en la sangre se convierte en más
ácido, las células del organismo son afectadas
seriamente, lo que provoca que se vuelva deficiente la
circulación sanguínea y que se puedan llegar a formar
coágulos.
Disminuye la cantidad del oxígeno circulante y, por ende,
sobreviene la fatiga.
Lo adecuado es que exista un equilibrio, que en un
cuerpo sano se da en forma natural.
Si se quieren evitar las infecciones que son recurrentes,
se debe recuperar el equilibrio natural.
Una dieta con suficientes alimentos alcalinos ayudará a
contrarrestar los ácidos y provocará que se conserven las
bacterias que son consideradas buenas.
Asimismo, no se destruirá la flora intestinal necesaria y se
posibilitará una mejor eliminación de los desechos o
materia tóxica.
A propósito de los alimentos ácidos y alcalinos, les
sugerimos a nuestros lectores vuelvan a la página 40
donde encontrarán un listado con los alimentos y
bebidas que son ácidos y los alimentos y bebidas que son
alcalinos, y en qué medida lo son.
Se debe tener en cuenta que, si bien ciertas bacterias son
los agentes habituales de las enfermedades infecciosas,
existen bacterias beneficiosas en el aparato digestivo que
ayudan a conservar la salud.
Esta bacteria se denomina
acidophilus por su afinidad con los ácidos, ya que
crece en ambientes más ácidos que otros
microorganismos (pH cuatro o menos). Está
presente en el intestino delgado, en la boca y en la
vagina.
Bacterias
gram-positivas anaeróbicas, presentes desde la
parte inferior del intestino delgado hacia abajo.
Ambas bacterias colaboran con el proceso digestivo.
Convierten en una buena proporción los azúcares en
ácido acético y ácido láctico. Disminuyen el pH intestinal.
Producen peróxido de hidrógeno, beneficioso porque
ayuda a eliminar por oxidación organismos patógenos.
He aquí la importancia para el proceso digestivo de
consumir yogurt. El yogurt posee en su composición
bacterias acidophilus.
Algunas bifidobacterias son utilizadas como probióticos o
bacterias beneficiosas que permanecen activas en los
intestinos y ayudan a reforzar el sistema inmune.
Todo lo que estamos expresando ayuda a entender las
causas de las infecciones recurrentes.
Si las levaduras o bacterias malas presentes en el
organismo se salen de control, sobrevendrá una
infección. Las levaduras son hongos de características
unicelulares, que se alimentan de carbohidratos simples
y de azúcares.
Las levaduras fuera de control pueden provocar el
trastorno que se conoce como síndrome de intestino
fugaz (leaky gut síndrome). Se trata de una lesión en el
intestino delgado y su barrera, que lo vuelve muy
permeable.
Las paredes intestinales, cuando son muy permeables,
permiten que la materia tóxica que debería ser eliminada
se filtre al torrente sanguíneo.
Bacterias, parásitos, hongos y otros productos de
desecho, pueden contribuir al desarrollo de alergias,
estados depresivos, dolores articulares, dolores
musculares y enfermedades inmunológicas.
Si se desea combatir una infección y lograr que el
problema no regrese, el organismo no puede sufrir un
crecimiento excesivo de levaduras. Y así volvemos a la
necesidad de lograr el equilibrio orgánico, imprescindible
para evitar que se produzcan las infecciones recurrentes.
En este capítulo vamos a centrarnos en la práctica para
combatir las infecciones de manera natural y efectiva.
Nos referiremos a infecciones externas, que son las que
resultan más proclives a ser tratadas con medicinas
naturales: los hongos en las uñas de las manos y de los
pies, las infecciones bucales y las de la piel.
Se debe tener en cuenta que una medicina del tipo
natural no actúa de inmediato, sino que se debe esperar
al menos algunas horas para comenzar a sentir alivio.
Asimismo, cualquier medicina natural que se utilice, no
debe ser interrumpida al ver desaparecer la afección. Lo
adecuado es seguir aplicándola por al menos otros tres
días, ya que pueden existir signos no visibles de la
infección, y claramente lo recomendable es erradicarlos
por completo.
Como podrá apreciar, las sustancias naturales que
utilizaremos son muy fáciles de conseguir, y hasta es
posible que en algunos casos esté disponible ahora
mismo en su propio hogar.
No le recomendaremos el uso de productos costosos, y a
la vez son altamente efectivos.
Estas sustancias no le provocarán reacciones adversas, y
menos aún reportarán efectos secundarios no deseados.
En el peor de los casos, su piel podrá estar un poco
pegajosa al aplicarle miel, o podrá tener un aroma
persistente si se le aplica vinagre.
Pero estas pequeñas incomodidades valen la pena si se
consideran los excelentes resultados que se pueden
obtener.
Con estos sistemas naturales no debe tener ninguna
clase de temor. Y si el problema regresa, no tendrá
ningún inconveniente en repetir el tratamiento.
¡Comencemos con estas curas naturales ahora mismo!
La uña del dedo mayor del pie suele ser la más afectada
por los hongos, que la mayoría de las veces se producen
por frecuentar un ambiente húmedo con el calzado muy
cerrado y apretado.
No obstante, la micromicosis se puede extender a
cualquiera de las uñas de los pies o de las manos, y
alojarse en una sola uña o en varias.
En las uñas de las manos, los hongos suelen provocarse
por estar demasiado tiempo en contacto con el agua o
con elementos húmedos.
De todos modos, tanto los hongos en las uñas de los pies,
como los hongos en las uñas de las manos, aparecen y
pueden llegar a proliferar al encontrar en el cuerpo un
ambiente ideal para desarrollarse, y esto es cuando las
defensas del organismo están bajas.
Estas micromicosis tienen una apariencia muy
desagradable, y muchas veces están expuestas a las
miradas de los demás.
Las uñas se engrosan, se escaman, se agrietan, se
vuelven amarillas, huelen mal.
Si se deja avanzar la infección, las uñas pueden llegar a
desprenderse en parte o caerse totalmente.
Es necesario tratar el problema lo antes posible, y una
solución natural ayudará a revertirlo sin llegar a generar
otras complicaciones…
Disponer de un frasco vaporizador que esté bien
limpio, que no contenga restos de ningún
producto.
Introducir en el frasco cinco cucharadas soperas
de vinagre de sidra de manzana (que sea
orgánico).
Colocar en el frasco veinte gotas de clorito de
sodio.
Mezclar los ingredientes agitando el frasco y dejar
reposar por unos cinco minutos.
Sumarle al vinagre de sidra de manzana orgánico
y al clorito de sodio un vaso de tamaño mediano
de agua destilada.
Mientras el preparado reposa convenientemente,
proceder a lavar cuidadosamente la parte
infectada con agua templada y jabón neutro. No
utilizar jabón antibactericida, ya que el mismo
extermina las bacterias malas pero también las
beneficiosas.
Secar con una toalla limpia la zona infectada y
esparcir con el vaporizador una capa de la mezcla.
Esperar a que el líquido seque bien antes de
calzarse o de tomar contacto con algún otro
elemento.
Lo ideal es colocarse esta mezcla tres a cuatro
veces al día.
Utilizar este preparado hasta que la micromicosis
haya desaparecido totalmente. Incluso, por
precaución, el tratamiento tópico se puede
extender unos dos o tres días más. De ser
necesario, se deberá recurrir al preparado de una
nueva mezcla.
Si se sufre de hongos, se debe tratar de tener la zona
ventilada todo el tiempo que sea posible.
Si los sufre en los pies, no es conveniente utilizar
zapatillas o zapatos muy apretados por muchas horas, ni
tampoco medias de nylon o lycra, o muy gruesas.
Si las afectadas son las uñas de las manos, debe realizar
las tareas del hogar con la protección de guantes de látex
con interior de felpa.
No es conveniente mantener las manos húmedas por
mucho tiempo, ni tampoco ponerlas en contacto con
detergente, lavandina o cualquier otro limpiador
abrasivo.
La cavidad bucal aloja múltiples bacterias, las cuales
tienden a proliferar debido a que es una zona oscura que
permanece húmeda en forma constante.
Cuando se produce candidiasis, significa que hay una
infección que ha sido causada por una levadura de la
familia de las cándidas.
Este problema suele provocarse como consecuencia de
otras enfermedades en el organismo, aunque a veces se
debe a la ingesta de determinados medicamentos.
La candidiasis también suele atribuirse al estrés.
Veamos ahora un tratamiento natural muy efectivo que
está indicado para combatir la candidiasis:
Disponer un vaso limpio para mezclar los
ingredientes que se van a utilizar. Comenzar por
colocar seis gotas de clorito de sodio.
Incorporar una cucharada sopera de juego de
limón natural exprimido en el momento. También
puede utilizarse vinagre de sidra de manzana
orgánico.
Agitar para mezclar el contenido y dejar descansar
unos cinco minutos.
Incorporar cinco cucharadas soperas de agua
destilada.
Mientras la mezcla reposa, higienizar la boca.
Comenzar por aplicar un raspador de lengua,
tratando de llegar bien al fondo de la cavidad
bucal.
Luego proceder al cepillado de los dientes y de las
encías con un dentífrico sin contenido de flúor.
Vale aclarar que si bien el flúor se incorpora a
muchas de las pastas dentales y a los enjuagues
bucales, no es conveniente porque elimina
algunas de las bacterias que son beneficiosas.
Una vez que se ha higienizado la boca
cuidadosamente, enjuagarla con el tratamiento
natural. Realizar buches por al menos dos minutos
y despedir el líquido (no tragar). Al finalizar no se
debe enjuagar la boca con agua.
El tratamiento natural para la candidiasis debe
realizarse por la mañana, por la tarde y por la
noche, hasta que la infección desaparezca. Incluso
es conveniente prolongar el tratamiento por un
par de días más.
Se recomienda acompañar el tratamiento natural
para eliminar la candidiasis bucal con la ingesta de
yogurt (de preferencia casero, para así prescindir
de los conservantes químicos). El yogurt es un
ácido fermentado. Posee lactobacillus acidophilus,
una bacteria muy buena para la salud del aparato
digestivo.
Una vez que la candidiasis bucal se ha eliminado,
es conveniente seguir utilizando productos para la
higiene bucal que no contengan flúor. No está
demás incorporar el yogurt como un hábito
saludable (al final de este capítulo aportaremos
una receta para elaborar el yogurt de manera
natural).
Los niños pequeños tienen la piel muy sensible, en
especial los que son de piel muy blanca.
A menudo, suelen sufrir dermatitis o sarpullidos en las
zonas en donde roza el pañal, lo que les provoca no
pocas molestias.
Hay quienes consideran que este tipo de irritación en la
piel es más común en los primeros meses de vida, luego
de que los niños reciben las primeras vacunas, momento
en que el sistema inmune sufre una pequeña baja.
De ser posible, la madre debe seguir amamantando al
niño, por lo menos hasta el primer año de vida. Esto
permite que el niño refuerce sus defensas inmunológicas,
y que se le traspasen bacterias benéficas para su aparato
digestivo.
Aquí le brindamos una solución natural para que la
inflamación leve de la piel se elimine lo antes posible, sin
llegar a provocar otros problemas. Esta solución también
es útil para otras afecciones superficiales en la piel (que
no sean las provocadas por el pañal).
Disponer miel pura orgánica (sin diluir).
Higienizar al bebé cuidadosamente en la zona del
pañal, con agua tibia y jabón neutro. No utilizar un
jabón antibactericida, porque extermina las
bacterias malas y también termina con las buenas.
Secar la piel con una toalla limpia, pero al hacerlo
se debe absorber el agua con pequeños toques y
sin arrastrar. No frotar para no aumentar la
irritación.
Lavarse bien las manos para proceder a aplicar la
miel en la piel afectada. Debe aplicarse como si
fuese una crema, con movimientos circulares
suaves para lograr una buena penetración.
Esperar unos minutos antes de volver a colocar el
pañal.
Aplicar la miel tres o cuatro veces al día, hasta que
la erupción haya desaparecido por completo. Por
lo general, en menos de un día comienza a
observarse una mejoría, aunque es conveniente
no interrumpir la aplicación tópica hasta tres días
después.
Para ayudar a que la piel no permanezca húmeda y así
sane más rápido, se recomienda cambiar al bebé ni bien
ensucia su pañal. La miel pura orgánica resulta útil para
tratar cualquier tipo de afección cutánea superficial.
No es extraño que la piel del adulto tenga alguna
pequeña infección, que puede ser curada con el
preparado natural que vamos a indicar a continuación.
La piel inflamada presenta un aspecto rojizo y puede
tener en su centro un color blanquecino.
Por lo general este tipo de infecciones superficiales se
suelen presentar en las zonas de pliegues cutáneos,
donde se concentra la humedad por la transpiración y el
calor.
Proveerse de un frasco con vaporizador bien
limpio.
Colocar en el frasco cinco cucharadas soperas de
vinagre de sidra de manzana de tipo orgánico.
A continuación verter unas veinte gotitas de
clorito de sodio.
Agitar el contenido y dejar reposar la mezcla por
unos cinco minutos.
Mientras la mezcla reposa, lavar la zona afectada
con agua tibia y un jabón neutro. No utilizar un
jabón antibactericida, ya que extermina bacterias
malignas pero también las bacterias benignas.
Secar la piel con un paño limpio.
Incorporar al vinagre de sidra de manzana
orgánico y al clorito de sodio, el contenido de un
vaso mediano de agua destilada.
Aplicar donde se observa la inflamación, entre tres
y cinco veces por día. Dejar que el producto seque
antes de cubrir la zona. En lo posible mantener la
zona afectada al aire libre para lograr una
recuperación más rápida.
Cualquier infección que se produzca en la piel, por leve
que sea, no debe ser apretada, pellizcada, frotada o
tocada en demasía con las manos, para no contribuir al
aumento de la inflamación.
Tampoco se deben colocar sobre la piel afectada
lociones, perfumes o cremas con compuestos químicos.
Como se puede observar, nos hemos referido al
tratamiento natural de cuatro afecciones leves y que
suelen ser comunes.
Utilizamos cinco ingredientes: vinagre de sidra de
manzana orgánico, jugo de limón natural, clorito de
sodio, agua destilada y miel pura orgánica (sin diluir ni
calentar).
En todos los casos, recomendamos aplicar una primera
vez y observar la reacción antes de repetir la aplicación.
Tanto el vinagre de sidra de manzana, como el limón
natural, son buenos para mantener un nivel de pH
adecuado, con lo que se consigue combatir las bacterias
nocivas.
Recordemos que el pH o potencial de hidrógeno mide la
acidez o alcalinidad de una sustancia.
Es conveniente comprar el vinagre de sidra de manzana
en un comercio naturista, donde conste en el envase que
el producto de fermentación ácida ha sido elaborado de
manera orgánica.
Con respecto a la miel, no se debe utilizar la que ha sido
diluida ya que en el proceso de calentamiento se pierden
muchas de sus propiedades benéficas (entre otras, la
antiséptica, antiinflamatoria y antimicótica).
Existen comercios dedicados específicamente a la miel y
sus productos derivados, donde es posible conseguir un
producto de cosecha orgánica de calidad garantizada.
También utilizamos una pequeña proporción de clorito
de sodio (sal y oxígeno), un compuesto químico que,
junto con el vinagre de manzana, se convierte en dióxido
de cloro. Resulta un óptimo desinfectante para la piel.
Combate virus, levaduras y bacterias.
Por último, cuando nos referimos a la infección bucal
producida por cándida, recomendamos tomar un yogurt
natural (de preferencia casero).
El yogurt es un lácteo fermentado que posee en su
composición bacterias acidófilas que contribuyen a la
salud del aparato digestivo.
Son bacterias beneficiosas, que contrarrestan las
bacterias nocivas.
Lo ideal es consumir al menos un yogurt diario, por sus
cualidades nutritivas (aporta mucho calcio) y benéficas
para los intestinos.
A continuación brindamos una receta de yogurt
descremado casero, muy sencilla de elaborar, y a la vez
que muy económica.
Un pote de yogurt natural descremado de
consistencia firme (aproximadamente un envase
de 120 a 140 gramos).
Un litro de leche descremada (sin azúcar
agregada).
Tres cucharadas soperas colmadas de leche en
polvo descremada.
Cuatro sobrecitos de endulzante natural stevia, o
dos cucharadas colmadas de miel natural
orgánica.
Una cucharada sopera de esencia de vainilla.
Colocar a hervir el litro de leche y dejar entibiar (se
puede introducir un dedo para comprobar que la
temperatura no esté muy caliente).
Agregar las cuatro cucharadas soperas de leche en polvo,
batiendo de manera intensa para que no se formen
grumos.
Incorporar a la leche (mientras se bate) el yogurt natural
descremado de consistencia firme, los cuatro sobrecitos
de stevia o la miel (según se prefiera) y la esencia de
vainilla.
Colocar la mezcla en recipientes individuales, taparlos y
dejarlos enfriar en un lugar oscuro a temperatura
ambiente unas cuantas horas, hasta comprobar que
hayan tomado consistencia firme.
Luego llevarlos al refrigerador y conservarlos allí hasta su
consumo. Pueden ser conservados por unos tres o cuatro
días (no consumir cuando se vuelven ácidos).
Si se quiere obtener yogurt natural no endulzado, se
debe suprimir la stevia o la miel, según el caso, y el
extracto de vainilla.
El yogurt natural no endulzado sirve para aderezar
ensaladas y otros platos fríos.
También se pueden obtener distintas variantes de yogurt
agregando frutas frescas, semillas (lino, sésamo, chía,
calabaza), copos de maíz sin agregado de azúcar, avena,
pasas de uvas, frutos secos, etc.
Por otra parte, el yogurt natural casero puede utilizarse
para realizar una máscara en el rostro, muy nutritiva y
reparadora de la piel.
Ya que las infecciones recurrentes se provocan porque el
organismo posee un pH o potencial de hidrógeno
demasiado ácido, lo conveniente para combatirlas es
alcalinizar el pH, es decir, neutralizar los ácidos y sus
efectos nocivos.
Claro que se puede, para ello hace falta llevar a cabo una
dieta básicamente alcalina.
La dieta adecuada posibilitará que el organismo se
desintoxique, y que con ello se regulen las funciones
orgánicas, como la función hormonal que es tan
importante.
Es simple, al mejorar la nutrición, indudablemente
lograremos elevar la calidad de nuestra vida.
Pero para restablecer el orden funcional de todo el
organismo, y permanecer sano, es necesario ser
rigurosos con la dieta que se lleva a cabo cada día.
Si se realizan transgresiones, obviamente que los
resultados no serán los óptimos.
Se debe considerar que el cuerpo siempre está expuesto
a diferentes amenazas.
Está en nosotros poner un freno a los enemigos que nos
acechan constantemente, y una de las formas de
minimizar las amenazas es a través de los alimentos que
ingerimos a diario.
Recordemos que la acidez o la alcalinidad de una
sustancia se miden a través del pH o potencial de
hidrógeno, que va de cero a catorce.
Los alimentos que tienen pH menor a siete son ácidos,
los alimentos que tienen pH mayor a siete son alcalinos, y
los alimentos que tienen pH siete son neutros, como es el
caso del agua natural pura.
Todos y cada uno de los alimentos, y las combinaciones
de ellos, que ingerimos cada día, pueden encajar en esta
clasificación.
De acuerdo al tipo de alimento que se ingiera, el
organismo podrá estar más o menos ácido, o más o
menos alcalino.
Lo ideal es que el pH sanguíneo esté ubicado en 7.365.
Lo recomendable es que se mantenga entre 7.3 y 7.4. No
es necesario ser tan exactos en la ese sentido, aunque sí
hay que preocuparse por lograr un balance adecuado.
Los alimentos generadores de ácido son aquellos que son
procesados y a los que se le incorporan diversos
conservantes, los azúcares refinados, los carbohidratos
simples, que además tienen un índice glicémico alto y
con ello elevan el azúcar en la sangre.
El café, las bebidas gaseosas y los jugos artificiales, el té
negro, las carnes, los huevos, los lácteos, también son
alimentos generadores de ácido.
Los alimentos alcalinos son las frutas y las verduras
frescas, en especial las crudas y de cultivo orgánico:
espinaca, brócoli, perejil, rúcula, apio, pepino, zanahoria,
lechuga, palta, manzana, frutos rojos.
Se debe hacer una salvedad con respecto al limón. Si bien
está dentro de los alimentos que son ácidos, el producto
final tras su asimilación y digestión se convierte en
alcalino.
También se tienen que considerar las conductas que
llevamos adelante en relación a la ingesta de los
alimentos.
Cuando se lleva a cabo una alimentación excesiva, se
provoca acidificación, por lo que las personas con
sobrepeso u obesidad tienen predominancia ácida en su
organismo.
Podríamos establecer una premisa básica en nuestra
dieta diaria: variedad y moderación.
Debemos comer alimentos variados, para poder así
incorporar todos los nutrientes que el cuerpo necesita,
aunque las cantidades a ingerir deben ser pequeñas y
repartidas en varias ingestas.
Una dieta adecuada de ninguna manera tiene que dejar
totalmente de lado los alimentos que han sido
clasificados como ácidos.
Por el contrario, se deben mezclar algunos alimentos
ácidos con otros alimentos alcalinos, y de esa forma
mantener un balance nutricional que resulte adecuado
para poder mantenerse bien nutridos y enérgicos.
Incorporando al menos un setenta u ochenta por ciento
de alimentos alcalinos y un veinte o treinta por ciento
restante de alimentos ácidos.
Por ejemplo, una comida puede incluir de veinte a treinta
por ciento de proteínas de buena calidad (carnes magras,
rojas o blancas), y de setenta a ochenta por ciento de
verduras y frutas frescas de estación, preferentemente
crudas o cocidas al vapor.
Debe considerar no excederse en los condimentos, así
como no utilizar condimentos con grasas saturadas,
como la mayonesa, la salsa golf, la crema u otros
aderezos procesados.
Hemos recomendado varias veces consumir las verduras
y las frutas crudas, si es posible con sus cáscaras. Sucede
que los antioxidantes, diversas vitaminas, minerales y
enzimas, se destruyen durante el proceso de la cocción.
Si los vegetales y las verduras no pueden comerse
crudos, debe preferir la cocción realizada al vapor.
Tanto las frutas como las verduras crudas resultan más
alcalinas que las que han sido cocidas.
Una buena manera de llevar a cabo una dieta adecuada
es elaborar un menú variado para cada día de la semana,
que incluya el desayuno, el almuerzo, la merienda, la
cena y una o dos colaciones.
Ese menú deberá incorporar en su justa proporción las
grasas buenas (ácidos grasos omega 3 y omega 6), las
proteínas de buena calidad (las carnes magras y los
lácteos descremados), una alta proporción de frutas y
verduras frescas, los vegetales germinados, una porción
de frutos secos y semillas.
Y lo que es muy importante: debemos beber agua
alcalina, de dos a tres litros a lo largo del día.
Lo adecuado sería beber un vaso mediano de agua pura
filtrada por cada siete kilogramos de peso corporal,
aunque en los días muy calurosos, o si se realiza una
actividad física intensa, se puede tener necesidad de una
mayor hidratación.
Una vez que se ha estudiado y establecido por escrito el
menú balanceado para cada día de la semana, hay que
cumplirlo de la manera más estricta posible.
Tal vez algún día debamos salirnos de este menú, porque
tenemos que asistir a una reunión social o por las razones
que fueren. No importa, siempre y cuando no nos
apartemos demasiado de los alimentos saludables y
enseguida regresemos al menú nutritivo y de buena
calidad que hemos establecido para nuestro diario vivir.
Está comprobado que una dieta rica en grasas saturadas,
y por lo tanto muy ácida, conduce a aumentar el riesgo
de enfermarse (diabetes, problemas cardíacos y
circulatorios, enfermedades oncológicas).
Por eso debe preferir las grasas no saturadas, cuya mayor
parte derivan de las plantas, mientras que las grasas
saturadas derivan en su mayor parte de los animales.
La importancia de una dieta basada en grasas no
saturadas es que este tipo de grasas circulan por el
organismo con rapidez y no contribuyen a tapar los
conductos.
Advertimos que de ninguna manera debemos suprimir
por completo las grasas de nuestra dieta.
Las grasas cumplen funciones vitales en los procesos
orgánicos.
Se deben consumir grasas poliinsaturadas, entre las que
se encuentran los ácidos grasos esenciales omega 3 y los
ácidos grasos esenciales omega 6.
Justamente, son esenciales porque solo es posible
obtenerlos a través de los alimentos que se ingieren, ya
que la propia actividad celular del organismo no los
genera.
La importancia radica en que favorecen las funciones
cardiovasculares, ayudan a contrarrestar los procesos
inmunoalérgicos e inflamatorios, son buenos para
mantener la salud del cerebro y de la vista, colaboran con
la lubricación de las articulaciones, producen
prostaglandinas, son energéticos.
Los ácidos grasos omega 3 están presentes en el salmón,
el atún, las sardinas, los moluscos, la caballa, los
arenques, el tofu, las almendras, las nueces, los aceites
de lino, colza y cárcamo.
Los ácidos grasos omega 6 están presentes en los aceites
vegetales (oliva, lino, girasol, colza, cárcamo), en los
frutos secos, en las semillas, en los pescados.
Si no se ingieren suficientes alimentos con ácidos grasos
esenciales omega 3 y omega 6, se puede suplementar la
dieta con suplementos naturales.
Asimismo, existen personas que constantemente se
sienten hinchadas, son propensas a indigestiones y gases,
comen y tardan en digerir los alimentos o no llegan a
digerirlos bien.
Estos problemas suelen solucionarse con una dieta
adecuada, porque provienen del hecho de que muchas
veces se combinan mal los alimentos, e incluso no se
mastica bien cada bocado antes de ingerirlo.
Los alimentos con contenido de almidón, como las
harinas y los panificados, el arroz, las papas, las
legumbres como las lentejas, deben estar bien
masticados y ensalivados antes de tragarse.
Muchas personas sufren ardor estomacal, y se debe a
que tienen baja acidez, por lo que pueden ayudarse
ingiriendo veinte minutos antes de las comidas una
cucharada de vinagre de sidra de manzana de tipo
orgánico, mezclado con medio vaso de agua natural
filtrada.
Los alimentos ácidos y los alimentos alcalinos requieren
de diferentes condiciones para ser bien digeridos, por
eso es tan importante la combinación que se haga de los
distintos tipos de alimentos.
El almidón permanece casi inactivo en el estómago hasta
llegar al intestino, donde es digerido nuevamente.
En el caso de las proteínas, se digieren en su mayor parte
en el estómago.
Cuando se ingiere almidón y proteínas al mismo tiempo,
sucede que los hidratos de carbono que permanecen en
el estómago comienzan a fermentar porque el ácido de
los jugos gástricos está afectando al almidón.
Así es como se provoca acidez estomacal, gases e
hinchazón abdominal.
Hemos venido hablando de la alimentación y vamos a
insistir con ello un poco más, dada la importancia que
tiene el tema.
No es posible mejorar ni conservar la salud si no se le
presta especial atención a la forma de alimentarnos que
hemos adoptado en la sociedad moderna.
Tan importante es la alimentación, que resulta
imprescindible informarse y adquirir educación para
aprender a alimentarnos de la manera más conveniente,
respetando el equilibrio así como la variedad que nos
brinda la misma naturaleza.
Se hace necesario cambiar cuanto antes los hábitos
malos por aquellos que sean beneficiosos para la salud
de nuestro organismo.
Está comprobado que, si se adquieren hábitos de
alimentación adecuados, se puede ayudar al organismo a
evitar el estrés oxidativo.
Nuestro organismo es agredido por varios procesos que
incrementan en forma peligrosa los radicales libres.
Los radicales libres son moléculas que provocan
oxidación, que deben estar bajo el control de los
mecanismos de defensas celulares, llamados
antioxidantes, provenientes de las propias células y de
los nutrientes que incorporamos a través de los
alimentos.
Las dietas inapropiadas carentes de nutrientes, así como
las inflamaciones, la radiación, la contaminación
ambiental, el tabaquismo, el alcoholismo, entre otras
cosas.
Lo cierto es que para ayudar al organismo a defenderse
del proceso oxidativo, tenemos que nutrirlo de la mejor
manera posible.
Nutrirlo de la mejor manera no solo significa comer los
alimentos que son recomendados por sus características
nutricionales.
Las frutas y las verduras son recomendadas por sus
características nutricionales, porque aportan vitaminas,
minerales, enzimas, fibras.
Pero, de todos modos, debemos elegir las frutas y las
verduras frescas que tengan la maduración justa y que
hayan sido cosechadas en la estación en curso.
Deberían de ser orgánicas, es decir, no haber sido
tratadas con agroquímicos en ninguna de sus etapas de
pre-siembra, siembra, crecimiento, cosecha o
recolección, transporte y almacenamiento.
Y no tienen que haber sido modificadas genéticamente,
ni las semillas ni las plantas, algo que es tan común que
suceda en nuestros días.
Cualquier lector puede estar pensando que, por más que
se las ingenie, le va a resultar difícil alimentarse como es
debido, y va a tener que esmerarse mucho para poder
nutrir su organismo de acuerdo a lo que expresamos en
este texto.
Por desgracia, tenemos que darle la razón a quien piense
de este modo pesimista.
Aunque una persona ponga todo su esmero en proveerse
para su alimentación de lo que le brinda la naturaleza,
depende de factores ajenos a su decisión que le ponen
palos en la rueda.
Se sabe que los suelos donde crecen los vegetales están
cada vez más empobrecidos debido a las prácticas de
cultivo que se utilizan, que son intensivas y sin
demasiado laboreo.
Las prácticas agrarias actuales han contribuido a
empobrecer los suelos, en aras de producir en el menor
tiempo posible una mayor cantidad de productos, sin
dejar descansar los suelos, sin rotar debidamente los
cultivos e incorporándoles a la tierra y a las plantaciones
agroquímicos potentes para matar las plagas y para
poder acelerar el crecimiento.
Las prácticas rurales no son de cuidado orgánico, se
emplean variedades de químicos poderosos para lograr
que la producción sea abundante y rinda al máximo.
Demás está decir que cuando los suelos pierden su
fertilidad natural, y agotan sus nutrientes, esa falta de
nutrientes se transmite a los cultivos que allí crecen.
Hoy en día, cuando se producen cultivos en grandes
cantidades, y se quieren comercializar rápido para
obtener buenas ventajas económicas.
Se trata de hacer rendir al suelo todo lo posible, y de
apurar el crecimiento de las plantas agregándole
agroquímicos, y muchas veces se interviene
genéticamente para obtener productos de mayores
tamaños, que tengan un alto margen de durabilidad, para
que resistan la mayor cantidad de tiempo posible en el
mercado, y resistan grandes distancias en el traslado
hacia otras zonas de comercialización.
En los países pobres, o en vías de desarrollo, no es
extraño que se utilicen agroquímicos que ya han sido
prohibidos en los países desarrollados, a causa de que se
han comprobado que son nocivos para la salud de las
personas.
No es tan sencillo proveerse de frutas y verduras
orgánicas para las personas que viven en las ciudades,
aunque cada vez se están conociendo más los mercados
con características orgánicas.
Lamentablemente, los productos que son de cultivo y
producción orgánica suelen tener precios elevados.
Esperemos que en un tiempo no muy lejano, los
productos orgánicos puedan llegar en forma masiva a
toda la población y lo hagan a precios razonables.
Por el momento, debemos intentar comprar este tipo de
mercaderías directamente a los productores de frutas y
hortalizas, a los granjeros, o a las cooperativas que
asocian a varios productores o granjeros.
Ellos, al no tener intermediarios en la cadena de
comercialización, están en condiciones de vender al
público productos frescos orgánicos a precios más bajos y
competitivos.
Una pregunta interesante…
Curiosamente, existe el refractómetro, un instrumento
que sirve para medir el índice de refracción de la luz de
una sustancia, lo que posibilitará saber con precisión el
grado de concentración de sacarosa (azúcar) de una
fruta, y el equivalente de alcohol en la fermentación.
Más allá de lo que determine el refractómetro, cuando
no es posible conseguir frutas y verduras orgánicas,
debemos proceder a liberarlas de la mayor cantidad de
pesticidas posibles antes de consumirlas.
El peróxido de hidrógeno, o agua oxigenada, es un
purificador muy efectivo.
Se debe colocar media taza de peróxido de hidrógeno en
dos litros de agua y sumergir allí las frutas y las verduras,
por lo menos de quince minutos a media hora, luego de
haberlas lavado bien bajo el agua corriente.
En reemplazo del peróxido de hidrógeno, se puede
utilizar una cantidad similar de vinagre de sidra de
manzana y agua.
Con respecto a las carnes, también se deben elegir
aquellas que son orgánicas.
Tanto en las carnes de ave, como las de res, para que
resulten saludables, deben ser cortes magros, que
provengan de animales que han sido alimentados de
pastos y/o granos sin agroquímicos.
También deben estar libres de haber sido inyectados con
hormonas de crecimiento o con antibióticos, para que los
residuos tóxicos no queden latentes en sus productos y
en sus derivados (como las leches, los huevos y los
quesos).
Como pasa con las frutas y las verduras orgánicas, las
carnes orgánicas son difíciles de conseguir y son más
costosas que las que no son orgánicas.
Se deben buscar carnicerías o mercados donde esté
debidamente certificado que las carnes que comercia-
lizan están libres de todo tipo de contaminante.
Quienes tienen la posibilidad de tener su propia huerta, y
producir alimentos libres de pesticidas y químicos,
podrán aprovechar y deleitarse con las excelentes
cualidades nutricionales que pueden tener las frutas y las
verduras cuando crecen en suelos con abonos naturales,
sin atravesar por intervenciones artificiales de ninguna
índole.
Si se dispone de espacio como para tener una pequeña
huerta para el consumo doméstico, quizás también se
puedan criar algunas aves o animales de corral como
para conseguir la carne con mayor cantidad de nutrientes
y sin haber sido intervenida por algún tipo de químico.
Todas las modificaciones que se realizan contra el
desarrollo natural de los alimentos, no son precisamente
para poder paliar las necesidades de la población.
Quizás se podrían justificar dichas modificaciones si
fueran útiles para terminar con el hambre en el mundo.
Pero muy por el contrario, las intervenciones que se
realizan a la naturaleza sirven para que unos pocos
obtengan mayores beneficios.
Y todo ello sin importar qué consecuencias, presentes y
futuras, se puedan sufrir.
Cada vez son más las reacciones alérgicas de todo tipo
que se sufren, es decir, modificaciones en el organismo
provocadas por la absorción de ciertas sustancias que
están en los productos que consumimos o en el
medioambiente que habitamos: dermatitis de diversos
tipos, problemas digestivos e intestinales, enfermedad de
Crohn, artritis, dolores de cabeza, depresión.
Muchas veces es difícil identificar qué es exactamente lo
que provoca estas alergias, o lo que sería el elemento
alérgeno, para poder evitarlo en lo posible y así terminar
con la alergia.
Y es que, cuando el elemento alérgeno proviene del
medioambiente, se hace difícil poder evitarlo.
En el caso de que la alergia sea provocada por un
alimento, se debe probar y observar las reacciones hasta
lograr identificarlo.
Lo conveniente es llevar un registro diario de los
alimentos que se consumen y apuntar si se observan
reacciones alérgicas, por pequeñas que sean.
En algunos alimentos, las alergias son más comunes que
con otros, como la leche y los quesos (debido a la lactosa
y a la caseína), los huevos, algunos pescados y mariscos,
las frutas cítricas (naranjas, pomelos, limones,
mandarinas), las frutillas, el chocolate, los maníes, las
nueces, el trigo, la soja.
Muchos aditivos y conservantes también provocan
alergias, aunque estén aprobados para su uso.
En lo posible, se deben consumir alimentos sin
conservantes de ningún tipo.
Si se observan los componentes de un alimento
procesado, se caerá en la cuenta de que la mayoría posee
una gran cantidad de químicos para darle textura, color,
sabor, aroma, perdurabilidad.
En fin, para proporcionarle todo aquello que de ser un
producto puramente natural lo tendría por sí mismo.
Además, los alimentos procesados, ya sea que estén
envasados en latas, en bolsas o en paquetes, suelen estar
adicionados con un porcentaje elevado de sodio, lo que
se ha comprobado que trae graves problemas a la salud,
como hipertensión y dificultades cardíacas.
En la actualidad, la industria de la alimentación ha
reducido considerablemente los porcentajes de sodio,
dado que se están ejerciendo mayores controles al
respecto.
Si la alimentación es un pilar fundamental en nuestra
vida, ¿por qué no tener sumo cuidado con lo que
comemos cada día?
Vivimos en una sociedad híper consumista, donde la
publicidad nos bombardea, desde los medios de
comunicación y en la vía pública, con mensajes para que
elijamos el consumo de la comida rápida o chatarra, de
las bebidas colas o energizantes artificiales.
Si hace tiempo sabemos que este tipo de “alimentos” no
nos hace bien a la salud…
Somos los principales responsables de nuestro cuerpo y
de nuestra mente, por lo que debemos tomar a tiempo
decisiones que nos ayuden a estar mejor.
La comida, algo imprescindible para nuestra supervi-
vencia, tiene que figurar dentro de las decisiones más
importantes que debemos tomar, para adherir a una vida
plenamente saludable.
Aunque resulte difícil, tenemos que intentarlo de una vez
por todas.
Para mejorar la salud de una persona diabética, y
también para todos los que quieran sentirse bien, se
debe comenzar por adherir a los buenos hábitos
alimenticios.
Comer en cantidades suficientes alimentos nutritivos,
variados, que no estén impregnados por elementos
contaminantes.
Tan solo con la buena alimentación se puede conseguir
combatir en forma natural las malas bacterias y preservar
las bacterias beneficiosas.
Hablamos de la importancia de la dieta alcalina, para
ayudar a que el organismo se libere de las toxinas.
Por ello, se hace necesario equilibrar el pH, o potencial
de hidrógeno, manteniéndolo ligeramente por encima de
siete.
Con el objeto de ayudar a conseguir este equilibrio y
desintoxicar, brindamos una receta casera muy eficaz
que sirve para alcalinizar el organismo.
Se trata de un preparado para ingerir que aporta
minerales, vitaminas y enzimas, es antibacterial, ayuda a
la digestión y es energético.
Realmente, podemos considerar que estamos ante una
bebida maravillosa, aunque económica y muy fácil de
preparar.
He aquí las cuatro sustancias que necesitaremos:
Ya hemos recomendado el vinagre de sidra de manzana
orgánico, como remedio tópico para curar infecciones en
la piel y como remedio bebible para mejorar los
problemas digestivos.
Sugerimos comprarlo en dietéticas o en comercio
naturistas y comprobar que cumpla con las caracterís-
ticas de ser un producto de tipo orgánico. Este producto
debe estar sin pasteurizar y sin filtrar.
El vinagre de sidra de manzana es un antiséptico, sirve
para eliminar bacterias, mejorar problemas de la
digestión y el reflujo ácido, reducir la glucosa en sangre y
el colesterol, perder peso, mejorar el aliento, entre otras
cosas.
Uno de sus componentes es el ácido málico, muy efectivo
para eliminar la arenilla y piedras de la vesícula, así como
para combatir las bacterias.
Se puede utilizar en las comidas, beber solo antes de las
comidas para mejorar la digestión, o utilizar en
preparados saludables, como el que vamos a conocer.
Compuesto químico también llamado hidróxido cáustico
o cal apagada, es una reacción del óxido de calcio con
agua.
Tiene el aspecto de un polvo blanco o cristal incoloro. Se
lo utiliza para la preparación de alimentos. Eleva el pH
del agua, destruye los microbios a la vez que aporta
calcio.
En esta receta vamos a utilizarlo para alcalinizar el
organismo. El hidróxido de calcio se utiliza en forma
diluida en agua, nunca puro.
Antes de abrir el envase que contiene el producto, se
recomienda leer con atención todas las precauciones que
hay que tener para manipular el producto.
Se trata de algas grandes, procedentes del mar. Estas
algas concentran en su composición diversas clases de
nutrientes, como minerales (yodo, potasio, calcio,
magnesio, hierro, ácido fólico), vitaminas (B1, B2, B12, K)
y también ácidos grasos esenciales.
Son digestivas. En las casas dietéticas o comercios
naturistas las algas kelp se consiguen en polvo y de
procedencia orgánica.
Miel de caña de azúcar. Posee en su composición
diversos minerales (cobre, calcio, hierro, manganeso,
magnesio, potasio, selenio) y vitamina B6.
Combate y previene las infecciones, destruyendo las
bacterias malas. Muy útil para optimizar el equilibrio del
pH en el organismo.
Ahora que ya conocemos los ingredientes y sus
propiedades, vayamos a la preparación de esta bebida
maravillosa. Con su ingesta no solo lograremos alcalinizar
el organismo, sino que lo proveeremos de muchos
nutrientes, tales como minerales, vitaminas y
oligoelementos.
Una cucharada sopera de vinagre de sidra de
manzana orgánico, que no haya sido pasteurizado
ni filtrado.
Una cucharada sopera de hidróxido de calcio.
Una cucharada sopera de melaza de tipo orgánica.
Una cucharada sopera de quelpo o kelp.
Tres cuartos litro de agua natural filtrada.
Comenzar por mezclar el hidróxido de calcio o cal
apagada con el vinagre de sidra de manzana
orgánico.
Agregar tres cuartos litro de agua natural filtrada.
Agitar para que se mezclen bien los ingredientes.
Incorporar la melaza y finalmente las algas kelp.
Mezclar adecuadamente como para que se
produzca la sinergia entre todos los componentes
y beberlo.
Lo recomendable es tomar un vaso de esta bebida
por la mañana y un vaso por la tarde.
Si se lo desea, se puede aumentar la dosis diaria,
incluso al doble, así como también se pueden
aumentar la cantidad de los ingredientes.
También puede empezar por beber un vaso de
esta bebida en la primera semana, y luego, en la
segunda semana, aumentar la ingesta a dos vasos.
De esta manera acostumbrará al organismo de
manera gradual.
Cada persona puede ir observando la reacción que
experimenta, y encontrará por sí mismo la dosis
adecuada. La respuesta certera se la brindará su
propio cuerpo, este seguro de eso.
A esta altura ya conocemos muy bien las causas que
pueden provocar el desequilibrio orgánico, por lo que
está en nuestra decisión comenzar a hacer los cambios
necesarios para recuperarlo cuanto antes.
Enfoquémonos en un breve repaso de algunos de los
conceptos fundamentales que constan en este informe.
Si se está padeciendo una infección leve o moderada de
tipo externo, bien se puede acudir a remedios caseros
para lograr combatirla (ver el capítulo III. ¿Medicinas con
químicos o medicina natural?, y el capítulo VI. Curas
naturales claves para las infecciones).
No se deben tomar antibióticos al menos que sea
absolutamente necesario y bajo vigilancia médica.
Más que en matar a las bacterias, nos debemos
preocupar por restaurar el equilibrio interno del cuerpo,
para que de esa manera en forma natural se reduzcan
esas bacterias nocivas.
Se debe prestar atención a todos los alimentos que se
ingieren a diario, para realizar las modificaciones que se
consideren necesarias para lograr desintoxicarse.
Prefiera en lo posible los alimentos que son orgánicos.
(Ver el capítulo VII. Neutralizar los ácidos y sus efectos, y
el capítulo VIII. La alimentación, un pilar fundamental de
la buena salud). Puede utilizar una tira reactiva para
conocer el pH del organismo y de acuerdo a ello
esmerarse en alcalinizar el organismo para llegar a los
niveles adecuados.
Un organismo alcalino mantiene alto el sistema
inmunológico y esta es la mejor barrera para impedir que
prosperen las infecciones recurrentes.
Debe tener en claro que no existen las curas mágicas, lo
único que existe es la fuerza de voluntad y el
compromiso de cada persona para realizar los cambios
necesarios para alcanzar una alimentación de primera
calidad.
"Claves para la Restauración de la Salud Óptima":
Encontrará las recomendaciones que ningún diabético
puede dejar de lado para poder enfrentar este problema
de salud.
Aunque todo lo que aprenderá en el informe es útil para
cualquier persona que desee re establecer y conservar
una salud óptima, para mantener alejada de su vida
cualquier dolencia o enfermedad.
Podríamos decir que este informe es un aporte positivo
para aprender el arte del buen vivir.