PRIMERAS APROXIMACIONES AL
ANÁLISIS HISTÓRICO
CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA
DEL BARRIO, CELLORIGO
(LA RIOJA)
Trabajo de fin de máster bajo la dirección de:
Agustín Azkarate Garai-Olaun
Marta Pérez Angulo
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
1
ÍNDICE
1- INTRODUCCIÓN _______________________________________________ 2
2- OBJETIVOS _____________________________________________ 3
3- METODOLOGÍA _________________________________________ 7
3.1- LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA ___________________ 8
3.2- MÉTODO DE ANÁLISIS _____________________________________13
3.3- DEBILIDADES_____________________________________________ 20
4- ESTUDIO_______________________________________________ 22
4.1- CONTEXTO ESPACIAL______________________________________23
4.2- EVOLUCIÓN HISTÓRICA____________________________________26
4.3- FUENTES DOCUMENTALES_________________________________28
4.4- FUENTES BIBLIOGRÁFICAS_________________________________29
4.5- ANÁLISIS DE LA FÁBRICA__________________________________34
5- CONCLUSIONES Y DEBATE_______________________________44
6- BIBLIOGRAFÍA _________________________________________ 51
7- AGRADECIMIENTOS_____________________________________58
8- ANEXOS _______________________________________________ 61
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
2
. INTRODUCCIÓN
1
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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3
Este trabajo pretende realizar un acercamiento a la historia constructiva de la ermita de
Santa María del Barrio, en Cellorigo, La Rioja, con el objetivo de ser un primer paso
para su futura puesta en valor, divulgación y restauración integral.
Esta ermita se encuentra referenciada en el inventario artístico de la provincia riojana
dirigido por J. G. Moya (1976), pero su estado de ruina avanzada, el uso doméstico del
conjunto y el abandono del lugar, han acelerado de forma inmediata el proceso de
degradación del edificio, relegándolo de esta forma al olvido de la comunidad científica
y, lo que es igual o todavía más grave, a la comunidad riojana, la cual asiste a una gran
pérdida patrimonial y a la destrucción de un elemento clave y enriquecedor para uno de
los más importantes debates historiográficos españoles que aúna arquitectura y
arqueología referido a la evolución de la arquitectura altomedieval peninsular y su sus
orígenes (Caballero, 1994, 1995b).
Es por ello, que creo importante la realización de un trabajo de este estilo, pues el
primer paso para restaurar es conocer.
Este proyecto será abordado desde la óptica estratigráfica, englobado en el conjunto de
herramientas que dispone la Arqueología de la Arquitectura para determinar los
momentos por los que ha pasado una construcción. La estratigrafía parte de la
concepción de los monumentos construidos como entes “pluriestratificados” (Caballero,
1995a), cuya secuencia constructiva es necesario descodificar para comprender su
evolución a lo largo de la historia y resguardar, a la vez, su valor como documentos.
Hasta hace algunos años, las únicas herramientas empleadas provenían de la Historia
del Arte, que según criterios formales y estilísticos definía la presencia o no de
diferentes fases de un edificio. Actualmente, la comprensión estratigráfica permite
discriminar secuencias constructivas que, a su vez, permiten conocer mejor la historia
constructiva del edificio.
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4
. OBJETIVOS
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5
Este proyecto es el resultado de un proceso de investigación que consiste en la
realización de un análisis histórico-constructivo de las ruinas de la ermita parroquial de
Santa María del Barrio, ubicada en las proximidades de la localidad riojana de
Cellorigo. Lleva como título significativo, “primeras aproximaciones”, debido a que se
trata de una pequeña ermita situada en una zona rural, cercana a algún despoblado y a
restos arqueológicos vagamente documentados, que se encuentra en un doble peligro.
Peligro, en primer lugar, porque se trata de una ruina, con riesgos de desprendimiento
de algunas zonas y la consiguiente pérdida de información de aquellas que ya no se
encuentran en pie; y en segundo lugar, porque se trata de una ermita abandonada por el
colectivo rural, por la comunidad investigadora y por las esferas políticas, lo cual la
lleva lenta, pero inexorablemente, por el camino del olvido patrimonial.
El estudio para su futura puesta en valor y restauración, ha sido realizado mediante el
análisis estratigráfico de sus paramentos y la aplicación de la metodología arqueológica
a través de la Arqueología de la Arquitectura, disciplina que ya se ha mostrado muy útil
y adecuada para intervenciones semejantes1, en las cuales se ha perseguido como
objetivo principal, que no único, el conocimiento de la historia constructiva, de los
métodos y técnicas empleados, así como de las características formales de los edificios
históricos. Además, es posible, en un último momento generar conocimientos sobre las
sociedades que generaron estos edificios y servir como esenciales fuentes de guía e
información para prácticas restauradoras; objetivo, que poco a poco se está logrando
gracias a la intervención, cada vez mayor de los arquitectos y los equipos
interdisciplinares (cfr. Azkarate, 2004).
Para lograr este objetivo, emplearemos las diferentes herramientas de la disciplina,
siendo la principal el análisis estratigráfico de los alzados de la ermita, con la
realización de un minucioso y detallado proceso metodológico. Para ello, partimos de la
consideración del edificio como un yacimiento pluriestratificado2, en vez de como un
ente hierático, congelado a través de la historia; al que por su condición se pueden
aplicar, adaptadas a las circunstancias, las técnicas de estudio arqueológico bajo cota
cero, con la ventaja de que el proceso, a diferencia de la arqueología del subsuelo, no
será un proceso destructivo que no permita volver a estudiar el yacimiento, sino un
proceso enriquecedor para con su historia constructiva, su historia económica, y en
última instancia, su historia social.
Para ello, realizaremos un análisis de las diferentes fábricas que lo conforman,
diferenciando aparejos, una pequeña tipología de los vanos, arcos y capiteles; todo ello
1 Véase los trabajos realizados por Luis Caballero Zoreda, Agustín Azkárate, Leandro Sánchez, o Juan
Antonio Quirós, sólo por nombrar a algunos de los geográficamente más cercanos al entorno en el que se
encuadra este trabajo.
2 Término acuñado por L. Caballero Zoreda, que se encontrará en el germen de la aplicación de técnicas
provenientes de la arqueología para la restauración de edificios
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basándonos en criterios arqueológicos, como pueden ser la presencia de diferentes
materiales, de dimensiones de los huecos, elementos ornamentales si los hay, etc.
Con las conclusiones obtenidas del trabajo se podrá ampliar el conocimiento, tanto
constructivo, como económico y social sobre la Alta Edad Media riojana, más
concretamente, sobre esta zona de la Rioja Alta; así como realizar una puesta en valor
de las arquitecturas rurales del entorno, gracias a la difusión y conocimiento de las
mismas.
Con las conclusiones obtenidas del trabajo se podrá ampliar el conocimiento, tanto
constructivo, como económico y social sobre la Alta Edad Media riojana, más
concretamente, de esta zona de la Rioja Alta; así como realizar una puesta en valor de
las arquitecturas románicas rurales del entorno, gracias a la difusión y conocimiento de
las mismas.
En definitiva, se trata de desarrollar un primer acercamiento para poder dar pie a
realizar un estudio de las formas de construir en la Alta Edad Media en La Rioja,
superando las tradicionales adscripciones a un periodo construido basándose en criterios
estilísticos sin tener en cuenta la secuencia evolutiva del edificio.
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. METODOLOGÍA
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3.1 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA
DEFINICIÓN
La Arqueología de la Arquitectura es una disciplina que nace ante la necesidad de
registrar, analizar e interpretar los edificios históricos mediante los principios
estratigráficos, superando una tradición historiográfica fundamentada en criterios
estilísticos o analogismos formales. El método estratigráfico, desarrollado
fundamentalmente para la excavación de subsuelo, en su aplicación a la arquitectura
emplea la misma metodología teniendo por objeto la identificación e individualización
de las diferentes acciones realizadas en los monumentos a lo largo de su dilatada
historia, ya que son elementos vivos en continua transformación. Es decir, la lectura
estratigráfica es el principal instrumento a través del cual se analizan los monumentos,
aunque generalmente se acompaña y refuerza mediante otras herramientas entre las que
destacan los estudios cronotipológicos o la lectura sintáctica del espacio (space syntax).
(Azkarate, 2013).
El edificio histórico, desde el punto de vista arqueológico se presenta como un objeto
pluriestratificado y pluritipologizado. A cada momento del mismo le corresponde un
estrato, y a cada estrato, diferentes tipos característicos. Es por ello que es posible
aplicarle el método arqueológico como si fuera un yacimiento.
ANTECEDENTES
A pesar de ser una disciplina relativamente reciente, la relación entre arqueología y
arquitectura se remonta a época renacentista, en la cual los arquitectos ya realizaban
análisis técnicos sobre los restos del antiguo Imperio Romano, pese a realizarse a la vez
expolios tales como el uso del Coliseo como cantera, o el total desmantelamiento de la
primitiva basílica de San Pedro (Azkarate, 2013: 272).
A partir del siglo XIX comenzarán a aparecer las primeras obras sistemáticas de
arquitectura y técnicas constructivas romanas, pero no será hasta la llegada de autores
como M. E. Blake o G. Lugli, que se lleven a cabo los estudios más importantes, en el
contexto de la Segunda Guerra Mundial. Estos trabajos, en especial la obra de G. Lugli,
pronto serán analizados críticamente por arqueólogos de carácter más estratigráfico,
como N. Lamboglia, quien pone de manifiesto los límites de los métodos comparativos,
marcando de esta forma, una nueva manera de abordar los estudios de arquitectura,
reivindicando la necesidad de un contexto estratigráfico (Ibidem).
La arqueología anglosajona, en un contexto de postguerra, necesitada de herramientas
que le permitiera responder de forma rápida y eficaz a la reconstrucción de ciudades
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arrasadas en la década de los cuarenta, implantó el método estratigráfico,
perfeccionando las herramientas documentales. Estas experiencias fueron las que
sentaron las bases de la sistematización realizada por E. C. Harris en 1979 de los
sistemas de registro estratigráfico, con la introducción del diagrama (matrix) y el
llamado “sistema Harris”.
Los primeros autores que darán consistencia teórica al análisis estratigráfico de los
alzados son italianos, desarrollando una pionera labor en la Lombardía desde finales de
la década de 1980 siguiendo modelos británicos de la década anterior. Destacan
especialmente los trabajos de T. Mannoni (1984), R. Parenti (1985) y G. Brogiolo
(1988). Esta trasmisión de los sistemas estratigráficos fue debido, por una parte a la
necesidad por parte de los italianos de un método para el análisis de su arquitectura
histórica; y por otra, al importante desarrollo de la arqueología medieval, unido a la
cantidad de restos arquitectónicos conservados en los centros históricos italianos, los
cuales necesitaban ser estudiados bajo una nueva óptica.
El punto de inflexión hacia una consideración disciplinar en Italia lo constituye el
encuentro realizado en Siena en 1987, publicado un año después, considerado como la
“asamblea constituyente” del análisis estratigráfico aplicado a los alzados (Azkarate
2001:7).
No será hasta principios de los noventa cuando se comience a hablar de archeologia
dell’architettura3 como término englobante de otros precedentes como archeologia
muraria, archeologia degli elevati, archeologia dell’edilizia storica, o archeologia del
construito. La nueva denominación de esta forma pasaba a definirse como la
arqueología “basada en los caracteres constructivos y en las transformaciones de los
edificios, es decir, en el análisis objetivo de los mismos artefactos” (Mannoni, 1996: 5).
En el mundo anglosajón, los estudios centrados en arquitectura partiendo de una
perspectiva arqueológica conformaron un ámbito de investigación de sólida tradición
historiográfica con enfoques muy diversos, conocido con el término de archaeology of
architecture. (Azkarate, 2008: 13)
En España, la vía de entrada fue a través de la experiencia italiana en el encuentro de
Siena. El impulsor, sin duda se trata de L. Caballero Zoreda, quien desde un primer
momento, tuvo en cuenta tanto las necesidades de carácter histórico como las derivadas
de la restauración arquitectónica. Con la llegada de los años noventa, el uso y aplicación
del lenguaje estratigráfico, se fue haciendo paulatinamente más común. Dos
publicaciones tuvieron un papel protagonista en el proceso de divulgación de los
3 T. Mannoni será quien explique las razones de esta nueva denominación: “Es evidente… que si existe
una ‘historia de la arquitectura’ basada tanto en los estilos y cánones estéticos como en las fuentes
escritas e iconográficas, debe existir también una ‘arqueología de la arquitectura’, basada en sus
caracteres construidos y en las transformaciones de los edificios, es decir, en el análisis objetivo de los
mismos artefactos” (Mannoni 1996:5; según Azkarate 2001:3 –las comillas y entrecomillados, del
segundo–).
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principios estratigráficos: el monográfico titulado «Leer el documento construido» que
se publicó en la revista Informes de la Construcción (Caballero y Latorre, 1995), y las
Actas de las Jornadas realizadas en Burgos sobre «El método arqueológico aplicado al
proceso de estudio y de intervención en edificios históricos» (Caballero y Escribano,
1996).
En el año 2002 se realizará en Vitoria el primer Seminario Internacional de Arqueología
de la Arquitectura, donde se reflexiona sobre el estado de la disciplina tanto en Italia
como en España, evidenciando un nivel de madurez disciplinar en nuestro ámbito de
trabajo. De esta experiencia surgirá la publicación de la revista Arqueología de la
Arquitectura cuyos dos primeros volúmenes reflejan los resultados del seminario.
(Sánchez, 2007).
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por algunos investigadores, no se
ha alcanzado todavía una normalización de los sistemas de registro y análisis de los
edificios históricos, lo que dificulta la puesta en común de los resultados alcanzados
durante los estudios arqueológicos de los diversos equipos. Después de casi diez años
de haberse celebrado el Seminario Internacional de Arqueología de la Arquitectura en
Vitoria-Gasteiz (2002), sigue habiendo una importante diversidad en las
aproximaciones arqueológicas a la arquitectura, con equipos operando con instrumentos
y estrategias diversas, pero es precisamente, en su capacidad de adaptación y
metamorfosis, donde reside la potencialidad de la Arqueología de la Arquitectura y la
garantía de su futuro (Azkarate, 2013:289).
CRONOTIPOLOGÍA
En 1970, bajo las directrices de T. Mannoni comenzaron a surgir los primeros trabajos
en los que se establecieron clasificaciones tipológicas relativas a elementos
arquitectónicos concretos, exactamente, vanos de puertas y ventanas. El siguiente
avance consistió en la ampliación del campo de estudio a los aparejos murarios,
proponiéndose clasificaciones tipológicas de los mismos.
T. Mannoni propondrá una clasificación de las técnicas más importantes, basándose en
los aspectos constructivos y funcionales más allá de los formales, defendiendo los
estudios cronotipológicos como un método de datación absoluta a escala regional. Para
ello, elabora una metodología que pasa por la consideración del elemento a estudiar
como el resultado de una serie de condicionantes que hacen que dicho elemento tenga
una consideración concreta dentro del proceso productivo. Su labor será valiosa, pero
será R. Parenti (1983) quien haga una primera clasificación, la cual será importada a
España por M. A. Tabales (1997), ya que algunas de las tipologías recogidas en sus
tablas podrán ser extrapoladas. (Vargas Lorenzo, 2013)
En España habrá que esperar a finales de los años noventa y principios del nuevo siglo
para ver los primeros resultados de los análisis cronotipológicos relativos a la
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Arqueología de la Arquitectura. Destaca de nuevo la labor de L. Caballero Zoreda,
pionero en los estudios de paramentos; sus trabajos en torno a las técnicas constructivas
altomedievales serán abordados bajo una perspectiva estratigráfica, fundiendo las
características tipológicas de los aparejos y elementos arquitectónicos con el discurso
constructivo, evolutivo, y productivo del edificio, dejando patente que el término
“técnica constructiva” se emplea frecuentemente como sinónimo de “aparejo” o de
“fábrica”, remitiéndose únicamente a la tipología muraria o arquitectónica, cuando en
realidad hace referencia a un ciclo productivo con una serie de actividades organizadas
y una finalidad concreta que comienza en la cantera y termina en la ejecución del
edificio. (Caballero, 2009:171)
Otro caso de estudio es el realizado en la Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz
(Azkarate, 2001). Su sistema de lectura cronotipológica se fundamenta en la
identificación de una serie de variables que concentra en grupos de variables o
“clusters” de carácter técnico y formal llevada a cabo tras la lectura previa de los
principales elementos constructivos. La práctica de ambos ejercicios de análisis lleva a
la elaboración final de una serie de cuadros en los que se exponen los resultados: por un
lado la analítica de variables, y por otro, los edificios con esas variables asociadas por
cronologías. Partiendo del sistema de “clusters” de A. Azkarate, L. Sánchez (2007)
emprenderá un importante estudio sobre arquitectura altomedieval alavesa.
Desde la vía iniciada por T. Mannoni en la década de los 80, la tipología ha sido en los
últimos años objeto de trabajos de investigación que han potenciado a la par que
justificado su presencia como parte fundamental e imprescindible de cualquier análisis
arqueológico de un edificio (Vargas Lorenzo, 2013:10)
LA ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA EN LA PRÁCTICA
RESTAURADORA
El instrumento estratigráfico, de manera temprana mostrará su utilidad para secuenciar
los diferentes procesos acaecidos en el edificio histórico así como los problemas
estructurales del mismo; por lo que rápidamente entrará a formar parte del ámbito de la
intervención de monumentos (Azkarate, Caballero, Quirós, 2002).
La Arqueología de la Arquitectura se trata de una manera de gestionar, estudiar y
conservar una parte de la cultura material de las sociedades pasadas. Las estructuras
murarias constituye, quizás, el patrimonio material heredado más notable y destacado,
tanto por su voluminosidad y significado como por su continuidad funcional. (Quirós,
1994)
Actualmente, la realización de proyectos de restauración monumental, cada vez
promueve más investigaciones que de forma paralela permitan conocer el edificio en su
integridad, en aras de una actuación más respetuosa con el mismo. Sin embargo, en
ocasiones, los contrastes entre arquitectos y arqueólogos en el campo de la restauración
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son continuos, y en ocasiones, la incomprensión mutua impide el diálogo, quedando
relegado el papel del arqueólogo al de mero indagador preliminar que justifique la
intervención (Ibidem). El proceso restaurador debe ser visto como, por una parte, una
operación orientada a la conservación del monumento; pero por otra, como una ocasión
única de conocimiento. Urge, por lo tanto, desacralizar el objeto, la “pérdida de la
inocencia” de la arqueología de la arquitectura4 y el fomento de la participación de
equipos interdisciplinares (Azkarate, 2004) en la que cada disciplina renuncie “a la
permanente reivindicación de lo propio, y en consecuencia, de la incorporación de todas
ellas al cumplimiento de unos objetivos previamente consensuados” (Ibidem:44).
CONCLUSIONES
La Arqueología de la Arquitectura genera la posibilidad de obtener una visión
radicalmente nueva acerca de la historia de la arquitectura, desligándola de la historia de
los estilos, y convirtiéndose así en una historia de los modos de construir. Las
construcciones no son entes unitarios, sino que han sido configurados a lo largo del
tiempo por múltiples reformas, cambios de proyectos, ruinas, ampliaciones y
demoliciones. Esas acciones dejan su huella sobre las fábricas, huellas que pueden ser
descodificadas gracias a las herramientas arqueológicas adaptadas al trabajo en
construcciones en pie. El descubrimiento del enorme potencial de la arquitectura como
medio para generar conocimiento histórico, por medio de la determinación de los
contextos sociales y productivos, es una de las ideas principales de esta disciplina, y el
estudio de las técnicas constructivas permitirá reconocer la existencia de cambios de
carácter socioeconómico, tales como el aumento o descenso en la capacidad de generar
excedentes, o un mayor o menor capacidad de control de unos individuos sobre otros,
así como la mayor o menor capacidad de llevar a cabo la realización de ciclos
productivos complejos.
4 Término acuñado por G. Brogiolo en 1997
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3.2. MÉTODO DE ANÁLISIS
El objetivo principal del análisis estratigráfico murario es la lectura, documentación e
interpretación de las diferentes fases constructivas del documento construido. Su
aplicación conlleva el estudio y documentación de los materiales y técnicas
constructivas que componen el edificio, proporcionando un minucioso y atento
conocimiento de la materialidad del mismo. También, su conocimiento resulta clave
para la redacción de un proyecto de restauración, que atento a los datos estratigráficos,
apueste para la conservación de la materialidad, reduciendo la pérdida o la eliminación
de los datos mismos. El método del estudio aplicado a los edificios históricos se trata de
un método de análisis de la estratificación nacido en el mundo de la arqueología y que,
en un principio, se aplicó de forma predominante a la estratificación arqueológica. El
momento clave de la sistematización del método fue cuando E. C. Harris (1979) publica
“Principios de Estratigrafía arqueológica” (Mileto, Vegas 2003:190).
HERRAMIENTAS: LA ESTRATIGRAFÍA
La aplicación del método del análisis estratigráfico a la arquitectura es relativamente
reciente. Sin embargo, en los últimos treinta años, diferentes investigadores se han
ocupado de su sistematización metodológica, entre ellos G. Brogiolo, R. Parenti, R.
Francovich, F. Doglioni, L. Caballero etc. La base de este sistema de análisis está en las
ciencias naturales. La estratigrafía, surge al fin y al cabo de la geología; y la
clasificación por tipos, es heredera de la taxonomía, base de trabajo en biología.
La construcción del dato estratigráfico es un proceso en el que se combinan inducción y
deducción de forma recursiva. Las hipótesis teóricas van tomando materialidad
mediante procedimientos de prueba y error, donde inducción y deducción se van
alternando hasta conseguir una cierta adecuación entre el objeto de estudio y los
modelos generados para su explicación. A partir de la experiencia se elaboran una serie
de hipótesis que deben ser contrastadas con más datos, para lo que se debe recurrir a la
observación de nuevos casos de estudio o a la reinterpretación de los ya analizados
(Sánchez Zufiaurre, 2007:70).
En este trabajo, el protocolo de trabajo seguido forma parte del trabajo “Ensayo de un
modelo de arqueología aplicado al patrimonio edificado” (García, Plata, Solaun, 2005),
presentado en el IV Congreso Peninsular de Arqueología de Garo, celebrado en el año
2004.
La Arqueología de la Arquitectura aspira a desvelar los significados históricos que la
arquitectura atesora, y para lograr estos objetivos, es necesario emplear una serie de
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instrumentos analíticos con los que afrontar el estudio y la documentación del objeto
material. En el siguiente cuadro (Ibidem) aparece una serie de herramientas analíticas,
resaltadas las empleadas en este trabajo, diversas en su naturaleza, pero necesariamente
complementarias para alcanzar los objetivos propuestos. (Fig. 1)
Figura 1: Cuadro con el procedimiento seguido marcado en diferentes colores, cada uno perteneciente
a una fase de desarrollo del proyecto
Efectivamente, el principal instrumento empleado para este trabajo será el estudio
estratigráfico. La idea básica de esta herramienta analítica es, en palabras de Carandini,
que “la secuencia estratigráfica es, ante todo, una serie de resultados materiales de
acciones ordenadas en el tiempo relativo: ‘primero esto, después aquello’. En el campo
de las acciones mínimas lo que cuenta es el ‘antes y el después’, es decir, la
concatenación continua de los acontecimientos” (1997:139)5. Una vez establecida la
secuencia relativa, será posible dotar a algunos de los eslabones de la cadena de una
fecha más o menos ajustada en función de diferentes criterios, llegando, de esta manera,
al establecimiento de una secuencia con cronologías absolutas que asigna rangos más o
menos acotados en función de los elementos que hayan podido ser datados.
5 Tomado de Sánchez Zufiaurre 2007:72
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Las fuentes documentales e historiográficas no aparecen citadas en este punto puesto
que se les dedican posteriormente diferentes apartados dentro del capítulo cuatro: “El
estudio”.
EL PROCESO DE TRABAJO
Con este método se diferencian, ordenan y datan las fases por las que han pasado los
edificios hasta llegar a su estadio actual, analizando todos los elementos que los
componen y que se le fueron añadiendo, y las distintas actividades y procesos
destructivos y constructivos que sufrió. Se trata de un método flexible, auxiliar que
permite la posibilidad de adecuarse a circunstancias muy variadas. El trabajo llevado a
cabo, puede ser dividido en dos grandes fases, siguiendo las ideas de A. Carandini6, que
a su vez se dividirán de nuevo según las necesidades de cada una. Estas dos grandes
fases que hemos diferenciado son, por un lado, la realizada en el trabajo de campo; y la
fase de narración y edición.
Primera fase: trabajo de campo
Dentro de esta primera fase, englobamos todos los trabajos que han sido necesarios
desarrollar in situ, allí en Cellorigo, sino en su totalidad, en un porcentaje muy alto.
La lectura de datos
En primer lugar, realizamos la lectura de datos mediante la atenta observación de las
fábricas que componen el edificio, analizando las discontinuidades entre materiales y
técnicas constructivas diferentes. Para ello, es necesario verificar que los principios de
la estratigrafía son perfectamente aplicables a los elementos que lo conforman. Estos
principios, explicados por L. Caballero (1995a:38), son:
1) El de superposición, sucesión y continuidad: los elementos de un edificio, al igual
que los estratos, se superponen y adosan unos a otros, de modo que un elemento
superpuesto a otro es posterior a él.
2) El de horizontalidad original y continuidad lateral: los elementos se extienden
horizontalmente pero de modo limitado, tendiendo a ocupar todo el hueco que
encuentran libre o la superficie útil del edificio como si fuera una “cuenca de
sedimentación”.
3) El de las relaciones de cruce o corte: los elementos también se cortan los unos a los
otros, de modo que los que cortan son posteriores a los cortados.
6A. Carandini (1997:134-142) divide el trabajo arqueológico en dos momentos sucesivos. Estos dos
momentos principales de la labor arqueológica comprenden la identificación y documentación, en un
nivel analítico inferior; pasando en un escalón interpretativo superior a la narración y edición.
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4) El de los fenómenos de la discontinuidad temporal y la mayor importancia de los
hiatos en el registro estratigráfico: en la práctica la seriación de elementos nunca se
presenta completa, de modo que el tiempo representado por los elementos es mucho
menor que él no representado por ellos y que corresponde a hiatos.
5) El de la identidad tipológica y los fragmentos incluidos.
6) El de la interdependencia de las acciones.
7) El del actualismo y el uniformismo
8) El del catastrofismo y evolucionismo.
Documentación gráfica y documentación de datos.
L. Caballero (Ibidem: 41), a la hora de hablar de la documentación gráfica, explica que:
“la documentación gráfica –planimétrica y fotográfica– no es sólo la etapa previa del
análisis; se puede considerar su propia esencia. De alguna manera documentar, como
sinónimo de leer un documento, supone en el análisis de la construcción histórica lo que
la excavación en un yacimiento.”
En el mismo momento que realizamos la lectura de datos, documentamos de forma
gráfica todo el edificio histórico, mediante el dibujo y la toma de fotografías para
disponer de un soporte gráfico a la hora de diferenciar y ordenar las diferentes fases por
las que ha pasado hasta llegar al estado actual; además de realizar la toma de medidas
necesarias para poder dibujar una nueva planta, ya que las de la bibliografía poseían
pequeños errores. Finalmente, el dibujo de una nueva planta no fue posible realizarlo,
por lo que en el trabajo empleamos la planta dibujada por J. G. Moya Valgañón, a
nuestro parecer, la más correcta de las disponibles.
En segundo lugar, una vez obtenido el soporte gráfico, desarrollamos la documentación
de los datos, transcribiendo todas las observaciones realizadas en la lectura, y
originando de esta forma una serie de planos de análisis estratigráfico, en los que
dibujamos los contornos de las diferentes unidades estratigráficas. La Unidad
Estratigráfica, o UE se trata del objeto fundamental del análisis, la acción construida
menor individualizable estratigráficamente. (Caballero Zoreda, 1995a). Es, por lo tanto
una operación constructiva homogénea caracterizada por una superficie, horizontal o
vertical, delimitada por un contorno, con una anchura que permite determinar su
volumen, con una posición estratigráfica relativa en el tiempo respecto a otras, y una
cronología absoluta (Carandini, 1997; Parenti, 1996). Los múltiples tipos de acciones
que van creando una construcción pueden ser divididas básicamente en dos grandes
grupos: las positivas (añadidos, recrecidos, rellenos…) y las negativas (rupturas,
demoliciones, cortes, abandonos…), pudiendo cualquiera de ellas forma partes más o
menos amplias del conjunto, siendo uno de los objetivos básicos del análisis su correcta
identificación (Sánchez Zufiaurre, 2007:82).
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
17
Para ello, nos apoyamos en el uso de fichas analíticas que permitieron diferenciar cada
elemento. En ellas se describen los elementos, las acciones que actuaron desde su
creación y las relaciones que poseen con los demás elementos. Estas fichas pueden ser
de elementos e interfaces –es decir, elementos negativos– y también de estructuras.
Cada ficha se debe acomodar al objetivo concreto del trabajo y a las características
físicas del edificio, pero siempre deberá tener unos campos fijos: la identificación de la
unidad estratigráfica a través de un número, su nombre e identificación; su descripción;
acciones que crearon la unidad descrita y sus relaciones con los demás elementos, en
cuadro y diagrama. Además, también deben aparecer la interpretación y las referencias a
otros elementos en el caso de que sea necesario.
En el caso de Santa María del Barrio, realicé treinta y nueve fichas estratigráficas, una
por cada unidad diferenciada, en las que incluí los siguientes campos:
Número de la UE7
Tipo de la UE
Fotografía
Descripción
Secuencia estratigráfica
Diagrama o cuadro de relaciones
Relaciones de igualdad/equivalencia
Interpretación
Además de las fichas, realizamos un listado en el que cada línea resumía una ficha. En
él, la descripción se reduce al número y nombre de la UE; y cada línea, contienen
además el número de las demás UEs en relación directa con ella, ordenadas por antero-
posterioridad; el periodo al que pertenecen que engloba las relaciones de coetaneidad y
las referencias a los planos.
El objetivo principal de esta primera fase fue la identificación e individualización de la
morfología de la estructura, a partir del reconocimiento de una serie de partes
homogéneas realizadas en su mayoría con el mismo material, los mismos instrumentos
7 Como bien lo expresa L. Caballero (1995a:42), a la hora del orden de la numeración, “lo normal es que
sea muy difícil distinguir a primera vista el orden estricto en que se depusieron o construyeron todos y
cada uno de los elementos, debido fundamentalmente a la simultaneidad de cada muro que representa una
serie estratigráfica individual y a la abundancia de relaciones de corte. Por ello es imposible hacer
coincidir el ‘orden’ de numeración con el histórico de deposición, desde el más reciente hasta el más
antiguo, como se propone en la excavación. Ello obliga a que la numeración sea aleatoria siguiendo sólo
el orden de nuestro proceso de trabajo.”
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
18
y la misma función específica. Una vez identificadas las UE, el siguiente paso del
análisis se basó en la lectura de las relaciones entre los distintos elementos, lo cual
permite interpretar la secuencia de intervenciones que la construcción ha sufrido.
Lectura de datos. El diagrama estratigráfico
Basándonos en el cuadro de relaciones de cada ficha, dibujamos un diagrama
estratigráfico final, un sistema de representación del tiempo que engloba todas las UEs
reconocidas, en el que los elementos se ordenan cronológicamente según sus relaciones
de diacronía en columnas verticales, y de sincronía en líneas horizontales.
El objetivo final de esta fase del trabajo, por tanto, fue aislar y secuenciar cada
intervención ocurrida a lo largo de la vida del edificio, es decir cada UE describiendo
sus características y materiales, estableciendo una secuencia estratigráfica relativa del
conjunto.
Este análisis de las relaciones estratigráfico/constructivas es la parte más delicada del
proceso, ya que en él se mezclan tres lecturas distintas: por un lado, la de situación
espacial de los elementos; la de la acción constructiva que los creó, emparejada a esta
primera; y finalmente la secuencia temporal (crf. Caballero, 1995a)
Periodización e hipótesis de periodos construidos
La última etapa de la realización de los diagramas conlleva su periodización a través de
la cronología relativa obtenida por la situación en los diagramas de los elementos,
horizontal y verticalmente, y de sus características, acciones que los relacionan,
tipologías de sus materiales, y en el caso de que los hubiera, datos de cronología
absoluta. A través de ellos se deducen los periodos históricos en la vida del edificio.
En muchos casos ocurre que no se pueden definir correctamente los periodos a los que
pertenecen muchas de las UEs, quedando dudosa su situación en el diagrama entre otras
superiores o inferiores que, a su vez, pueden estar también indefinidas. Sin embargo,
hay que decidirse por colocarlas en una posición dejando claro que es dudosa. Esta
situación se puede denominar flotante –“de ascensor”, pues las UEs pueden detenerse a
la altura de uno u otro periodo según el criterio que se decida –. La situación de estas
UEs en el diagrama debe leerse como de cronología variable entre el suelo y el techo,
que representan las que la limitan.
En el caso de Santa María del Barrio, ha sido imposible realizar ninguna datación de
tipo absoluto al carecer de los conocimientos y herramientas necesarias para ello, por lo
que fue necesario recurrir a las fuentes, tanto bibliográficas como documentales para
poder establecer una secuenciación lo más objetiva posible.
Segunda fase: narración y edición
La segunda gran fase, fue la de narración y edición. Una vez articuladas las partes
menores del edificio, fue necesario, para poder comprenderlo correctamente, elevar a un
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nivel de análisis superior todos los datos obtenidos y sus correlaciones, articulándolos
en un grado de síntesis superior que permitiera explicar, con mayor eficacia y claridad
la historia constructiva de la ermita.
En esta fase, fue incluida la búsqueda de documentación bibliográfica y el vaciado
archivístico para poder fundamentar el análisis estratigráfico con el aporte de las fuentes
documentales. La determinación de la cronología de las diferentes fases de la ermita, no
podía ser realizada de otra forma, ya que no contamos con la posibilidad de aplicar
métodos de datación absoluta, razón por la cual debimos recurrir a la documentación
escrita, la cual, efectivamente, posibilitó la periodización de algunas de las fases
constructivas de la ermita.
Estas dos grandes fases, por un lado, la identificación y documentación; y por otro, la
narración y edición, fueron realizadas de forma sincrónica, ya que, con el tiempo el
radio de acción con respecto a la búsqueda de documentación, tanto bibliográfica como
documental; así como los testimonios de personas que conocieron el lugar; fue
haciéndose más amplio, permitiendo alcanzar un mayor conocimiento de las diferentes
fases, o pequeñas partes que configuraban la ermita.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
20
3.3 LIMITACIONES
A la hora de realizar este trabajo sobre la ermita de Santa María de la Piscina hemos
encontrado con una serie de limitaciones que hemos creído conveniente resaltar.
En primer lugar, la ermita está completamente arruinada. No conserva cubierta alguna a
excepción de la cabecera; aunque la documentación afirma que el resto de la
construcción se cubriría con una techumbre de madera. Se encuentra situada en una
especie de plataforma muy estrecha, rodeada de campos de cultivo y vegetación, lo cual
también ha influido a la hora de documentarla gráficamente, impidiendo la realización
de fotografías de paramentos completos, y haciendo necesario recurrir a programas
como “Photoscan Pro”, o “Panorama Maker” para poder obtener una imagen completa
de algunos de estos muros.
Por otra parte, la zona superior de los muros de prácticamente toda la iglesia, así como
la construcción superior, la llamada “casa del peregrino” se han perdido por completo,
por lo cual, todas las lecturas van a estar mediatizadas por este hecho, perdiendo una
parte relativamente importante de la información de los procesos y reconstrucciones que
ha sufrido el edificio.
Debido a su carácter de ruina, el estado de abandono del edificio es total8, lo cual ha
permitido que la naturaleza lo domine. En su interior, las primeras veces que lo
visitamos, había una importante cantidad de maleza, incluso algún árbol que impedía la
lectura total de los elementos murarios. Asimismo, hay gran cantidad de enredaderas
que cubren parte de estos muros, en algunos casos tanto al exterior como al interior.
Tras una efectiva limpieza por parte del alcalde del pueblo, el lugar quedó mucho más
visible, pero en el exterior no se actuó, por lo que hay muros en los que ha sido
completamente imposible realizar ningún tipo de lectura estratigráfica.
También el hecho de que la mayoría de muros estuvieran enfoscados supuso una
dificultad añadida para la lectura de los mismos.
El vaciado archivístico fue otra complicación más a la hora de realizar el trabajo.
Debido a que Cellorigo se trata de una localidad muy pequeña, con unos quince
habitantes en invierno, el archivo de la parroquia se decidió trasladarlo al Archivo
Diocesano de Logroño. Una vez en él, la búsqueda del libro de fábrica no fue fructífera,
ya que éste había desaparecido probablemente en el traslado o por una donación. Las
pocas fuentes documentales sobre las que pude trabajar que trataran sobre la ermita,
8 En fiestas del pueblo, en verano se realizan romerías a la ermita, con lo cual, pese a que se trate de un
monumento relativamente olvidado por parte del pueblo, mantiene una vinculación de carácter ritualista
en la mentalidad colectiva
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PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
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hablaban sobre una cofradía fundada allí mismo. Estos documentos, transcritos y
editados por J. G. Moya Valgañón, pese a ser muy ricos en información sobre la
cofradía, acerca de la iglesia hacían muy pocas menciones; con lo cual, desde un
principio para realizar este trabajo sólo contaba con las referencias bibliográficas, que
realizaban un estudio de la iglesia basándose solamente en criterios estilísticos.
En definitiva, se trata de una ermita abandonada9, en estado avanzado de ruina y
olvidada por parte de su pueblo, el cual, a su vez, también está sufriendo un importante
proceso de envejecimiento y abandono sobre todo en invierno debido a las pocas
comodidades e infraestructuras que posee.
Estos motivos hacen tan importante actuar de forma rápida en el patrimonio de esta
zona, para ponerlo de nuevo en valor y dinamizar el entorno, compuesto por pequeños
núcleos en una importante fase de abandono.
9 J.G. Moya Valgañón escribe un artículo en el periódico “La Rioja” el 9/06/1996, en el que bajo el
elocuente título de “Expolio en la Morcuera critica de forma dura el abandono, expolio y deterioro de los
restos históricos de esta zona, sufriendo un proceso de degradación que en muchos de ellos se ha vuelto
ya irreversible. Además de la ermita de Cellorigo, Moya habla sobre la ermita rupestre de San Martin en
Castilseco y la de Santiago en Sajuela.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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22
. ESTUDIO
4
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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4.1. CONTEXTO ESPACIAL
El territorio histórico de La Rioja tiene una extensión de 5.054 km². Limita al norte con
Álava, al noreste con Navarra, al sureste con Aragón y al oeste y al sur con Burgos y
Soria (fig.2)
Se trata de un territorio muy variado desde el punto de vista geográfico, dividido en
siete valles por los principales ríos que la recorren, los cuales van a desembocar al río
Ebro, frontera natural con el territorio alavés, exceptuando la zona conocida como la
Sonsierra riojana, la cual abarca tres municipios: Briñas, San Vicente de la Sonsierra y
Ábalos. La línea que une el cerro del castillo de Grañón con la Peña Luenga
de Cellorigo cruza longitudinalmente una porción de la cuenca del río Tirón jalonada
por numerosas manifestaciones artísticas medievales, vinculadas principalmente con la
tradición románica.
Desde el punto de vista físico, este espacio forma parte de la depresión del Ebro, cuenca
del nordeste peninsular configurada en la era Terciaria, cuando el plegamiento alpino
propició su hundimiento y la paralela elevación de los sistemas montañosos que la
flanquean.
Figura. 2: Contexto geográfico del estudio. Mapa físico-político del territorio riojano. Mapa
general, 2010. Comunidad Autónoma de La Rioja
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Cellorigo es una pequeña población altorriojana localizada en la zona elevada de la
parte más meridional de los montes Obarenes en la sierra de Cantabria, situada en la
base de un territorio muy abrupto y característico formado por grandes riscos calcáreos
(fig. 3). Esta localidad es conocida popularmente como el “Púlpito de La Rioja” ya que
forma una atalaya natural, desde la que se domina las cuencas bajas de los ríos Tirón y
Oja.
La ermita se encuentra alejada unos 500 metros aproximadamente del núcleo urbano de
la localidad de Cellorigo, situada en el rincón más noroccidental de la comunidad
autónoma de La Rioja. Esta construcción se enclava en un paraje singular, tras las
escarpadas agujas de piedra de los montes Obarenes, junto al arrollo que viene desde “la
Zárata”10
y levantada sobre un pequeño altozano situado al lado de la carretera de
acceso al enclave, lugar estratégico desde el cual se domina buena parte de la región
(fig. 4).
Figura 3: Emplazamiento de la localidad de Cellorigo (azul) y la ermita de Santa María del Barrio
(amarillo) dentro de la C.A. de La Rioja. Cartografía y Topografía Básica 1:10.000, Comunidad
Autónoma de La Rioja. Edición 2006.
10 Término al que dio su nombre una mujer con reputación de hechicera, que en la zona vivió siglos atrás.
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Figura 4: Vistas generales de la localidad de Cellorigo, La Rioja
Esta zona se caracteriza por la proliferación de núcleos de población de pequeña
entidad, organizados administrativamente en buen número de municipios
independientes: Foncea, Cellorigo, Galbárruli, Sajazarra, Fonzaleche, Treviana, San
Millán de Yécora, Tirgo, Cuzcurrita del río Tirón, Ochánduri, Herramélluri, Leiva y
Tormantos.
Desde la década de 1970, la comarca ha sufrido un fuerte declive demográfico. La
actividad económica primordial era una agricultura de base cerealista, en favor de la
cual se desarrollaron los planes de concentración parcelaria. La pérdida de
competitividad de este tipo de cultivos, el desarrollo industrial de las regiones vecinas y
las oportunidades que ofrecía la vida en las ciudades, han incidido negativamente en el
devenir socioeconómico de la zona que, a día de hoy, carece de vías alternativas de
desarrollo.11
11 En este aspecto, cabe destacar la labor realizada por el Centro de Interpretación del Románico de La
Rioja Alta, incluido en el programa de Desarrollo Rural y ubicado en la localidad de Treviana, que
además de estudiar, conservar y divulgar el patrimonio cultural de los diecisiete pueblos de la comarca
participantes en el proyecto, también contribuye al desarrollo y la dinamización socioeconómica de la
región.
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26
4.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
La Rioja Alta, región en la que se ubica la localidad, es una zona clave, en cuanto a que
su especial situación le ha hecho jugar simultáneamente un papel de frontera y de
transición entre Castilla, Navarra y Aragón. Es también zona de asiento de importantes
monasterios, con San Millán de la Cogolla a la cabeza; de sedes episcopales: Nájera en
un primer momento, y luego compartida con Calahorra, y Santo Domingo de la
Calzada; así como de importantes familias nobiliarias como los Haro. Estas
características permiten que haya sido una región estudiada en profundidad (García de
Cortázar, 2009).
Esta área tempranamente quedará inmersa en el proceso de expansión cristiana. Desde
finales del siglo IX, leoneses y castellanos serán los protagonistas de los primeros
esfuerzos de ocupación del territorio. Esta ocupación, lenta y pacífica en un primer
momento, se va a ver doblada a comienzos del siglo X pasando a ser de tipo militar y
suponiendo una ocupación sistemática del territorio a partir de puntos iniciales de
establecimiento cristiano, a la vez que se desarrolla de forma simultánea un proceso de
delimitación progresiva de las diferentes vinculaciones –espiritual, política y
jurisdiccional–.
Fue su emplazamiento estratégico lo que permitió que durante los siglos IX y X,
Cellorigo jugara un papel clave. Su importancia radica en que la localidad es de las
primeras documentadas de la zona, ya que consta su existencia anterior a la ocupación
cristiana de La Rioja (Ubieto, 1966:68, 69). Efectivamente, la primera mención
documental aparece en la Crónica Albeldense, denominándola como “Castrum
Celloricum”12
. Esta Crónica se incluye en las fuentes que narran, en relación con las
actividades bélicas entre cristianos y musulmanes, lo que sucede en esta zona del valle
del Ebro en el siglo IX. Concretamente, trasmite el relato de las batallas de Cellorigo,
entre los años 882-88313
, en los que la fortaleza fue asediada por expediciones
musulmanas cordobesas, y defendida por el conde de Álava, Vela Jiménez.
12 Las menciones cronísticas más antiguas de Cellorigo, confirmadas en los documentos de los siglos IX,
X y XI, hacen referencia al castellum. Se trataría, por tanto, de un núcleo que juega un papel de cierto
relieve en la ordenación administrativa del espacio, seguramente como asiento de alguna autoridad
delegada del poder público. Sin embargo, los testimonios posteriores, lo mencionarán como castrum,
asiento, por lo menos, de forma eventual, de un senior, teniente o dominante. En este caso, el vocablo
castellum parece entrar en juego con el de castrum, confirmando, de esta forma, su papel como centro
estratégico durante los siglos altomedievales. (García de Cortázar, 2009:229)
13En su Diccionario geográfico-histórico de España, Ángel Casimiro Govantes (1846:53) transcribe parte
de esa batalla. Las aclaraciones entre paréntesis son añadidos suyos: «En la era 920, reinando D. Alonso
III Almundar, enviado por su padre Mahomat, Rey de Córdoba, con 800 hombres, mandados por
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En el año 923 la coalición asturiano-pamplonesa conquista Nájera y, desde ese
momento, las tierras riojalteñas quedan desvinculadas de los poderes musulmanes. Se
inicia entonces un período de más de dos siglos en el que el territorio va a ser disputado
entre pamploneses y asturleoneses, primero, y entre pamploneses y castellanos, después.
De hecho, no será hasta el año 1177 cuando el rey navarro Sancho VI el Sabio acepte
que, tanto La Rioja, como La Bureba, queden bajo soberanía castellana. Su castellum,14
del que no queda rastro, defendía principalmente los territorios de la Hoz de Foncea y
la Hoz de la Morcuera15
, manteniéndose a cargo de los condes de Álava hasta la primera
mitad del siglo XI, momento en el que fue donado por el rey de Castilla Fernando III.
Cellorigo vuelve a aparecer citado en el año 1040, en la carta de arras dada a Doña
Estefanía por su marido García, el de Nájera; es decir, García Sánchez III de Pamplona.
(Rodríguez y Rodríguez Lama, 1992).
En el año 1288 el rey de Castila, Sancho IV, cambió el rumbo del castillo y del pueblo
de Cellorigo, quitándole su hegemonía de villa independiente para pasar a ser aldea de
Miranda de Ebro. La carta otorgada por el rey a favor del concejo de Miranda fue
firmada en Haro el día 1 de julio de 1288. Así se extinguía también su título como
cabeza de alfoz (García, Pérez, Arrúe, Moya, 2008).
Abuhalit, después de haber combatido las fortalezas de Zaragoza y Tudela sin rendirlas, poseídas por los
Zimaeles, hijos de Muza, enemigos del Rey de Córdoba, talando el ejército cordobés todo el país, llegó
reforzado con Ababdella, anteriormente amigo nuestro, a los términos de nuestro reino (de Asturias);
primeramente acometió al castillo de Cellorigo, defendido por Vela Jiménez, Conde de Álava, pero fue
rechazado con pérdida de mucha gente; de allí pasó con su ejército al estremo de Castilla a combatir el
castillo de Pontecurbo (Pancorbo), que atacó por tres días, pero solamente consiguió perder mucha gente
al filo de los vengadores aceros: era Conde de Castilla Diego, hijo de Rodrigo (…) En la era siguiente de
921 (año 883), hizo la misma expedición, corrió desde Zaragoza, talando los campos y saqueando cuanto
encontraba; pero sin poder rendir castillo alguno: volvió a combatir el castillo de Cellorigo, defendido por
el Conde de Álava Vela, viéndose obligado a renunciar su empresa con no corta pérdida; sucediéndole lo
mismo en el castillo de Pancorbo defendido por su Conde Diego» (Cron. Alb. Num. 66, 67, 68, 69)
14 En la Hoz de la Morcuera de Cellorigo existió, según consta en un documento de compraventa del año
1049, un monasterio dedicado a San Pelayo, que habría pertenecido a San Felices de Oca. En este
documento, el senior Muño Téllez vende el dicho monasterio al obispo Gomesano y al abad de San
Millán de la Cogolla. Pocos años después esta propiedad fue usurpada, hasta que en 1060, el monasterio
fue finalmente entregado a San Millán por un caballero llamado Tello Muñoz. En la cata de ofrecimiento
del mismo, se dice que estaba situado junto al castillo de Cellorigo (García, Pérez, Arrúe, Moya, 2008).
15 En cuanto a estos topónimos, Moya Valgañón (1982:5) hace una importante referencia a su
aproximada localización: «En La Campaña de la Morcuera se habla del paso de la Morcuera,
identificándolo con la Hoz de Foncea, y del Alto de la Morcuera, que identifica con el actual paso de la
Ventilla. Desde luego, es en este último paso donde realmente estuvo Morcuera. (…) En el siglo XVI se
citan en Cellorigo topónimos como Carramorcuera, el camino de Cellorigo a San Miguel de la Morcuera
o el Camino de Cellorigo a la Venta de la Morcuera».
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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4.3. FUENTES DOCUMENTALES
Las noticias documentales más antiguas que hacen referencia al entorno de la ermita
datan de 1049, año en el que uno de los habitantes del pequeño caserío cercano, Ozenari
Lopez de Barrios actuaría de fiador en una escritura de San Millán de la Cogolla16
.
Referenciando ya a la propia ermita parroquial de Santa María del Barrio, los
documentos son algo más tardíos, de comienzos del siglo XV y más concretamente, de
141517
, fecha en la que el canónigo de Valpuesta instituye una cofradía en la ermita
“aneja de la parroquial de San Millán de Cellorigo” (Moya Valgañón, 1968:47),
denominada ‘Cofradía de Santa María y los Doce Apóstoles’.
Existe abundante documentación sobre la cofradía, entre la cual destacan los libros de
cuentas desde finales del siglo XVI a la primera mitad del XIX; además de la Regla de
la misma y un cartulario con diversas noticias sobre propiedades, modificaciones de
capítulos y diferentes avatares de la cofradía entre los años 1415 y 1629.
Probablemente se trata de una de las más antiguas cofradías religiosas de la Rioja,
ocupada principalmente de aspectos religiosos y de rendir las honras fúnebres del
fundador y de los miembros. Los cofrades eran todos de la zona de Cellorigo y de sus
proximidades, igual que las tierras y bienes que poseía, todos localizados en aldeas de
Miranda de Ebro, como Galbárruli, Castilseco, Sajazarra o el mismo Cellorigo. (Moya
Valgañón, 1982).
Hay asimismo constancia documental de otras obras realizadas en la misma iglesia,
entre los siglos XVII y XVIII, en las que se añadieron dependencias como la capilla en
el lado de la epístola en 1660, y la casa del ermitaño, construcción de uso residencial
ubicada en el mismo muro sur, en 1703 (García, Pérez, Arrúe, Moya, 2008). También,
durante esta época se produjeron arreglos de carácter general en la ermita, vagamente
documentados como la construcción del arco triunfal.
16
Dicha escritura trata sobre la venta del monasterio de San Pelayo en la Morcuera, sito a unos tres
kilómetros de la localidad de Cellorigo, al monasterio riojano (Moya Valgañón, 1968).
17 La fundación de dicha cofradía fue establecida por Don Juan Martinez de Cellorigo, dignidad de
capiscol en la colegiata de Valpuesta en su testamento. A su muerte, se redactó la Regla de Nuestra
Señora del Barrio de los doze Apostoles en un cuaderno de ocho folios en pergamino escrito en letra
gótica textual caligráfica del siglo XV. En 1693, “por ser su letra antigua y no bien legible”, el cura de
Cellorigo y abad de la cofradía, el licenciado Agustín de Angulo, mandó hacer una copa del cartulario al
notario Juan Pérez de Borayta (Moya Valgañón, 1982).
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29
4.4. FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
El análisis de este tipo de edificaciones históricas ha sido realizado a través de la
Historia del Arte, realizando un estudio de la edificación como un modelo estático
perteneciente a un estilo concreto, con una serie de reformas posteriores que alteraron
ligeramente la configuración original de la misma.
Se trata de una iglesia románica, fechada por criterios estilísticos en las postrimerías del
siglo XII, de una sola nave, con cabecera cuadrangular18
, más estrecha y baja que el
cuerpo central (fig.5). Construida sobre muros de sillarejo, la nave central cerraría su
cubierta con una techumbre de madera, hoy desaparecida en su totalidad, mientras que
la cabecera lo haría con una bóveda de cañón apuntado, la cual se conserva aún. Esta
bóveda arranca de una imposta sencilla que recorre los muros norte y sur de la cabecera,
rematando en un arco triunfal de medio punto sobre pilastras toscanas.
Figura 5: Planta de la ermita según J. G. Moya Valgañón
18
Moya Valgañón (1968), realiza un pequeño trabajo sobre las diferentes iglesias que comparten la
peculiaridad de la cabecera cuadrangular, en detrimento de las de hemiciclo en la zona de la Rioja Alta,
más concretamente en el área geográficamente delimitada por la cuenca del río Tirón y los montes
Obarenes, zona estratégica de fricciones políticas entre Castilla y Navarra, y de tensiones religiosas, ya
que en ella se encontraban los límites de Valpuesta, Álava, Nájera y Oca. En general, analiza iglesias que
se caracterizan por corresponder a poblados de muy corto vecindario, desaparecidos actualmente y de un
fuerte carácter rural, apreciado sobre todo en la realización del remate cuadrangular, más sencillo de
realizar que el de hemiciclo y la general pobreza decorativa de todas ellas; sin descartar que este tipo de
cabecera pueda obedecer a una tradición constructiva anterior.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
30
La sacristía, al igual que la capilla y la casa del ermitaño aparecen clasificadas como
obras posteriores realizadas en el transcurso de los siglos XVII y XVIII; obras de
mampostería con sillarejo en los esquinales y vanos.
Los antiguos vanos del siglo XII quedan cegados en estas reparaciones: la pequeña
aspillera ubicada en el centro de la cabecera y el acceso antiguo, una puerta situada en el
muro norte, con arco de herradura descansado sobre un dintel monolítico.
Respecto a ese antiguo acceso, se ha considerado como una obra perteneciente a una
primitiva iglesia ubicada en el mismo lugar, la cual se aprovechó para construir la
iglesia románica. De esta fase inicial, asimismo, se reconocen restos de una disposición
a soga y tizón en la zona más baja de los muros norte y sur de la nave.
El acceso norte (fig. 6), cercano a la cabecera constaría de un arco de herradura poco
acusada y trasdós no paralelo, lo que según J.G. Moya Valgañón (1968) indicaría una
obra visigoda, remontable al siglo VII. En el arco, efectivamente, el trasdós se aleja del
intradós en las dovelas, lo cual parece afirmar que se trataría de una obra de carácter
visigodo. Sin embargo,
la combinación entre el
arco y el dintel
monolítico, enlaza con
ejemplos similares
ubicados en el
monasterio de San
Millán de la Cogolla de
Suso, en el que
aparecen dos vanos
tipológicamente
idénticos, con dintel
monolítico descargado
sobre arco de medio
punto, los cuales
enlazan con una
ampliación del
monasterio realizada
por Sancho III el
Mayor (García, Pérez,
Arrúe, Moya, 2008).
Figura 6: Estado actual del acceso norte
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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31
La iglesia, de acuerdo con sus funciones de parroquial, poseía una pila bautismal
románica de finales del siglo XII (cfr. Sáez Rodríguez, 2002:105), con forma de gran
cuenco más o menos semiesférico sin pie, similar a las de las parroquias de El Collado y
Turza; apropiada para el bautismo de inmersión horizontal combinado con el de
infusión y completamente exenta de decoración. Actualmente la pila se exhibe en el
Museo del claustro de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, pero hasta su
traslado, se situaba en el ángulo noroeste de la ermita.
De la ermita proceden también dos capiteles realizados en alabastro (fig. 7). Uno de
ellos, labrado de forma similar por sus cuatro caras, que hace muy difícil el precisar cuál
fue su destino primitivo en la iglesia19
. Este capitel posee grandes volutas macizas en las
esquinas, según Noack y Arbeiter (2006:21) “imitando un tipo califal del siglo X
corintizante”, con decoración muy esquemática, técnica de bisel y algunos puntos de
trépano. La pieza posee también un collarino de doble sogueado que la conecta con la
serie leonesa de capiteles mozárabes (Ibidem). Este capitel se encontraba en la casa
parroquial y servía para sostener una jofaina con oficio de pila de agua bendita.
Figura 7: Capitel. Fuente: http://www.condadodecastilla.es/arte/ermita-de-santa-
maria-de-barrio-en-cellorigo
19
J. G. Moya Valgañón (1968), supone que formaría parte de una arquería exenta, muy difícil de situar en
el interior de tan reducida planta.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
32
El segundo capitel (fig. 8) es más sencillo, con collarino de sogueado simple y una
corona de hojas, hélices y volutas de igual tamaño, enroscadas como espirales,
características que según Noack y Arbeiter podrían corresponder a un románico tosco
(Ibidem: 22).
Figura 8: Capitel. Fuente:
http://www.condadodecastil
la.es/arte/ermita-de-santa-
maria-de-barrio-en-
cellorigo
De forma general, los autores concuerdan en datar la iglesia a finales del siglo XII, en la
misma época de la construcción del grupo de iglesias ubicado entre la cuenca del Tirón
y los montes Obarenes, grupo al cual geográficamente pertenece, realizadas por
diferentes cuadrillas especializadas de canteros y albañiles, que trabajaron tanto en esta
zona, como en la zona de Santo Domingo de la Calzada en la construcción de la
catedral, y en la zona de la Bureba burgalesa. (García, Pérez, Arrúe, Moya, 2008). Con
el devenir del tiempo, la iglesia quedaría obsoleta, por lo que se vio la necesidad de
añadirla una sacristía al norte de la cabecera, una capilla al sur de la nave central y una
edificación de tipo residencial, la llamada casa del peregrino sobre la última; así como
varias reparaciones a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Sin embargo, a la hora de hablar de la primitiva iglesia, comienza a haber diversidad de
opiniones. Los restos, localizados en el arco de herradura y los dos capiteles, según Mª
Ángeles de las Heras (1986), suponen una muestra de arquitectura de repoblación, con
formas asturianas sedimentadas sobre tradiciones visigodas, y también probablemente
influjos árabes, focalizados en los capiteles, a los que fecha, sin desplegar argumentos,
en el siglo VII.
J. G. Moya Valgañón repasando la documentación de Albelda, sin embargo, considera
la posibilidad de que primitiva iglesia perteneciera al siglo X y fuera levantada por
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
33
mozárabes autóctonos20
, ya que en esta zona no debió de haber una repoblación tan
intensa como en otras zonas, permaneciendo bajo administración cristiana las mismas
gentes que previamente habían estado bajo liderazgo musulmán. De esta forma
explicaría la pervivencia del arco de módulo visigodo combinado con dintel.
20
Entendiendo por ello que se trataría de una obra de moros en tierra cristiana, en este caso, llevada a
cabo entre los siglos X y quizás XI en la Rioja Alta. (Moya Valgañón, 1981)
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
34
4.5. ANÁLISIS DE LA FÁBRICA
La construcción está formada por cuatro grandes fábricas, insertadas en los cuatro
periodos en los que la iglesia sufre procesos constructivos y destructivos que modifican
su apariencia. Para diferenciarlas, las denominaremos: fábrica prerrománica21
, fábrica
románica y fábrica barroca, basándonos en las fechas que da la documentación para
cada una de las construcciones.
FÁBRICA PRERROMÁNICA
En primer lugar, aparecen restos de la fábrica prerrománica, con un aparejo formado por
sillarejos de traza bastante irregular y mediano-gran tamaño, compuestos por calizas de
sustrato local, probablemente extraídas de una cantera cercana o de los mismos riscos
que coronan la localidad de Cellorigo; con una disposición, en zonas muy localizadas,
de soga y tizón. Estos restos se presentan de forma muy puntual en los muros norte,
oeste y sur de la nave, debido a que prácticamente todas las evidencias de esta
construcción se han perdido.
Asociada a esta fábrica, aparece en el muro norte de la nave un vano de arco de
herradura descargado sobre un dintel monolítico, que probablemente hiciera las
funciones de acceso. El vano está ligeramente inclinado en su zona oriental y presenta
una factura muy poco cuidada, la cual nos ha hecho valorar diferentes hipótesis, entre
ellas que fuera una reconstrucción de época posterior, más concretamente del momento
de construcción de la iglesia románica, y su forma fuera la de un arco de medio punto
levantado por la labor de los albañiles que realizaron la obra. Sin embargo, para ello,
sería necesaria una continuidad con el tramo de muro que consideramos de los
momentos de construcción de la cabecera, cosa que no sucede, ya que este muro se
adecúa a la forma del arco, apoyándose en él. También, la disposición de sus jambas
daba pie a dudar de su posición original, debido a que algunas de las piedras que la
conformaban se encontraban colocadas de forma vertical, produciendo la inclinación del
arco, pero la revisión de ejemplos similares, aunque de época posterior22
, nos hizo
darnos cuenta de que, efectivamente, se trataba de otra tipología constructiva y no de la
adecuación de los elementos líticos disponibles en el entorno y su posterior reutilización
para levantar un vano (fig. 9).
21 Empleamos el término “prerrománico” aquí en su sentido etimológico, no estilístico
22 El acceso principal del hospital medieval de San Vicente de la Barquera, en Cantabria presenta la
misma disposición en sus jambas.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
35
Figura 9: Vano prerrománico semicegado.
De esta fábrica, efectivamente quedan pocos restos y debido a la erosión de los mismos
no se puede apreciar con qué instrumental fueron trabajados, pero corresponden a un
trabajo de albañilería para la construcción de un pequeño edificio rural. (fig. 10 y 11)
Figura 10: Aparejo de la fábrica prerrománica. Figura 11: Restos prerrománicos en planta.
FÁBRICA ROMÁNICA
La fábrica románica se caracteriza por la presencia de un aparejo de sillarejo de unas
dimensiones más regulares, de pequeño tamaño, con presencia de nuevo de rocas
calcáreas, y por primera vez, arenisca y piedra toba, empleada esta última en la
construcción de la bóveda de cañón que cubre la cabecera rectangular (fig. 12). Las
piedras están colocadas siguiendo hileras bastante regulares, con presencia de gran
cantidad de mortero y restos de enfoscados posteriores. A esta fábrica pertenece la
construcción del primitivo altar, de tamaño más pequeño que el actual.
Como elementos destacables, aparece el vano situado en el muro este del ábside, de
pequeño tamaño, abocinado y coronado con un arco de medio punto. No presenta
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
36
continuidad al exterior, ya que actualmente se encuentra cegado (fig. 13). Este aparejo
no presenta continuidad al exterior, pero sí que aparece en el muro norte, en su zona
más oriental adosado al arco de herradura en su parte inferior y haciendo esquina con el
muro de cierre de la cabecera, con el cual se enlaza constructivamente. (fig. 14)
Figura 12: Aparejo de la fábrica románica
F
F
i
g
u
r
a
Figura 13: Vano de medio punto
También aparece asociada a esta fábrica una especie de zapata interior en los muros
norte y oeste de la nave, de una hilera y con una altura máxima de unos veinte cm. que
en la esquina entre ambos muros se transforma en una plataforma de 1m² sobre la que
seguramente iría instalada la pila bautismal románica de la ermita.
Figura 14: Restos románicos en planta
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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37
FÁBRICA DEL XVII
A esta fábrica corresponde la construcción de la capilla levantada en el lado de la
epístola y las dos ventanas que aparecen cegadas en ella, una en la parte superior del
muro este, cercana a la cabecera; y la otra localizada en el muro sur, a una altura más
baja. (fig. 15)
La capilla se realiza mediante mampuestos de mediano tamaño de caliza, alguna
arenisca y una presencia casi anecdótica de piedra toba, calzados con ripios tanto de
ladrillo como, sobre todo, de piedra. Los esquinales, sin embargo, están compuestos por
sillares de arenisca, muy desgastados por la erosión del viento, habiendo llegado en
algunos puntos casi a desaparecer. Estos sillares, muy bien trabajados, son de un tamaño
relativamente grande en comparación con los mampuestos del interior del muro. (fig.
16)
Figura 15: Restos de la fábrica del siglo XVII en planta
A este tipo de aparejo aparece asociada una tipología concreta de ventana. Se trata de
pequeños vanos toscamente formados por entre cuatro y seis sillarejos irregulares, que
no presentan ningún tipo de derrame, ni al interior ni al exterior. (fig. 17 y 18)
Esta fábrica presenta al exterior gran cantidad de argamasa, y lo que probablemente
sean restos de algún tipo de enlucido que enmascarara la fábrica original. Al interior de
la sacristía, el aparejo no se distingue bien debido a que se encuentra enfoscado en un
grado alto, aunque este recubrimiento, no está asociado a esta fase, sino a la siguiente
que veremos.
Cabe destacar que el muro oeste de la capilla se encuentra completamente derruido,
pero sin embargo, los esquinales del muro sur demuestran que ambos muros fueron
realizados en un mismo momento. No sabemos si en este muro existió algún tipo de
acceso o vano, sólo la arqueología en un futuro podrá responder a este tipo de
cuestiones. (fig. 19)
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
38
Figura 16: Aparejo del siglo XVII con el detalle de los esquinales realizados en arenisca
Figura 17: Ventana cegada en el muro este de la capilla
Figura 18: Ventana cegada en el muro sur
de la capilla
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
39
Figura 19: Estado actual del muro oeste de la capilla
FÁBRICA DEL XVIII
Esta fábrica responde a la construcción de la sacristía en la esquina norte de la cabecera,
y a las diferentes reparaciones necesarias en la iglesia, en los muros norte, oeste, sur, y
los accesos, tanto a la iglesia, formado por un vano coronado con un dintel monolítico,
como a la sacristía, con un arco de medio punto con sencillos capiteles; así como el arco
triunfal que separa la nave de la cabecera (fig. 20).
La sacristía está realizada mediante filas de mampuestos y lajas calizas mucho más
regulares que los de la capilla, calzados con ripios de piedra y con presencia de
esquinales mucho más trabajados, con forma de pseudosillares, también de piedra caliza
(fig. 21). En este caso, el empleo de la arenisca es casi anecdótico.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
40
Figura 20: Restos de la fábrica del siglo XVIII en planta
A este tipo de aparejo aparece asociada una tipología concreta de ventana. Se trata de
ventanas asaetadas, con derrame tanto hacia el interior como el exterior, de tamaño
moderadamente grande (0’70mt. de anchura X 1’30mt. de altura aprox.) formadas por
bloques de arenisca bien trabajados, dándoles un aspecto muy regular. Aparecen en la
ermita tres ventanas que responden a esta tipología: la ventana de la sacristía, construida
en el mismo momento que esta última, y las ventanas abiertas en el muro sur de la
cabecera, y en el
muro sur de la capilla
(fig. 22, 23 y 24).
Está asociada a ellas
la amortización de los
dos antiguos vanos
abiertos en la etapa
anterior, ahora
colmatados debido a
la apertura de nuevas
ventanas.
Figura 21: Aparejo correspondiente a la sacristía del siglo XVIII
Figura 22: Detalle
ventana de la
sacristía
Figura 23: Detalle
ventana de la
cabecera
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
41
Figura 24: Detalle ventana de la capilla
Tanto el arco triunfal como el arco que da acceso a la capilla son, así mismo,
construcciones pertenecientes a esta fábrica. En ambos casos se trata de dos arcos de
medio punto, formados por sillares de arenisca con capiteles muy sencillos, toscanos en
el caso del arco triunfal. (fig. 25, 26, 27 y 28)
Figura 26: Detalle del capitel del arco de la capilla
Figura 25: Detalle del arco de acceso a la capilla
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
42
Figura 27: Detalle del arco triunfal
Figura 28: Detalle del capitel del arco triunfal
En el interior de la ermita, el aparejo cambia completamente. Se trata de un sillarejo, de
arenisca principalmente, de tamaño bastante pequeño, trabajado de forma bastante
regular, y asociado a grandes lechadas de mortero. A este aparejo corresponde una
tipología diferente de ventanas, presentes en la parte superior del muro de separación
entre cabecera y nave, y a los pies de la iglesia. Consisten en pequeñas ventanas
formadas cuatro lajas irregulares y muy finas, con derrame al interior. Estas obras
aparecen en la parte superior de los muros norte y oeste de la nave, al igual que en el
muro de separación entre la cabecera y el resto de la iglesia (fig. 29).
Figura 29: Detalle de la ventana del
muro oeste y del aparejo asociado.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
43
Por último, con respecto a esta fábrica aparece un último aparejo (fig. 30), formado por
mampuestos de muy pequeño tamaño, muy irregulares y cubiertos con grandes lechadas
de mortero. Este aparejo aparece asociado a las antiguas cubiertas de la ermita de
madera, las cuales se han perdido, pero de las que conservamos en la actualidad los
arranques de las vigas. Esta fábrica, sólo se puede apreciar en el muro norte y en parte
del muro oeste, sobre el vano de acceso adintelado (fig. 31)
Figura 30: Detalle del aparejo de la parte superior del muro norte
Figura 31: Detalles interior y exterior del vano
adintelado de acceso
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
44
. CONCLUSIONES Y DEBATE
5
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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45
Uno de los aspectos de la repoblación sufrida en esta zona norte del territorio español
que mayor atención ha recibido ha sido la llegada de cristianos mozárabes desde el sur
de la península al reino asturiano durante el siglo IX. Ésta, sería una de las principales
motivaciones de la posterior expansión del reino, gracias al aporte poblacional, que
además trae consigo un importante programa ideológico, eje impulsor de las nuevas
iniciativas cristianas, facilitadas a su vez por la descomposición del poder en Al-
Ándalus. Esta emigración mozárabe, adquiere relevancia debido a que sería la
responsable de una importante parte de la producción arquitectónica del periodo
(Sánchez Albornoz 1966:271; 1976:777-788)23
.
Como, efectivamente afirma L. Caballero Zoreda (1994), el estudio de la Alta Edad
Media presenta dudas. No hay consenso cronológico para muchas de sus
manifestaciones artísticas, especialmente, la escultura y la arquitectura de entre los
siglos VII y IX, principalmente debido a una indefinición que imposibilita ordenarlas de
forma tanto cronológica como cultural, agravada por las posturas historiográficas,
metodológicas y teóricas de los investigadores; así como por la mitificación del año
711, año que continúa siendo una importante fuente de contradicciones.
Para la arquitectura altomedieval de la península, se ha establecido en estos últimos
años una corriente que procura revisar las edificaciones en función de nuevos criterios,
con la estratigrafía como eje vertebrador del análisis; y mediante una lectura crítica de
los criterios estilísticos de datación empleados hasta entonces. Este nuevo paradigma
lleva a una revisión del clásico modelo de carácter visigotista para pasar a uno nuevo en
el que algunos de los edificios considerados como visigodos en esta corriente, realmente
hubiesen sido construidos posteriormente a la mítica fecha del 711. (Sánchez Zufiaurre,
2007)
Frente a este modelo cerrado, que articula tanto arqueología como escultura en grupos
estáticos muy bien acotados, L. Caballero ha venido llamando la atención sobre, “las
contradicciones que los nuevos elementos aportados por el paso del tiempo y el lógico
avance de la investigación han provocado en el esquema clásico”, resaltando,
especialmente, tanto las acusadas diferencias entre testimonios que pertenecen al mismo
grupo como las importantes semejanzas que se plantean entre aquellos otros que
deberían pertenecer teóricamente, a grupos distintos (Azkarate, 1996).
Para el modelo “visigotista” tradicional, el arte peninsular no quedaría afectado por los
nuevos elementos orientales, introducidos con la invasión árabe, sino que directamente
derivaría de la tradición tardorromana y visigoda hasta el siglo XI. La sociedad
visigoda, fue lo suficientemente vital como para desarrollar un arte derivado de la
romana y de influjos bizantinos. La llegada de los musulmanes a la península supuso
una ruptura profunda, que colapsó la producción, la cual no se reanudaría hasta la
23 Tomado de Sánchez Zufiaurre, 2007.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
46
llegada de Abderramán I. Mientras tanto, la tradición visigótica arraigaría en el territorio
asturiano, dando lugar a un nuevo arte derivado del primero. Sólo ya entrado el siglo X
surgiría una producción nueva en el reino de León, que unida al influjo árabe, la
tradición visigoda y regenerada por el arte asturiano, daría lugar a una nueva tradición
artística denominada mozárabe. De esta forma, lo asturiano, lo mozárabe y lo andalusí,
grupos evolutivos cerrados y sucesivos temporalmente deberían su originalidad a la
creación artística local de los siglos VI-VII, aunque con cierto influjo bizantino.
Un importante grupo de edificios religiosos se han venido fechando, en aras de esta
tradición, de época visigoda dentro del siglo VII. Suponen un importante precedente
para las artes medievales peninsulares, y formarían un puente entre ellas y el arte
tardorromano, con cierta influencia bizantina. Las razones que han consensuado esta
teoría, son principalmente razones de carácter histórico, que obligan a justificar la
importancia que históricamente tuvo esta etapa en la península.24
Estas iglesias de época visigoda presentan datos de cronología muy dudosos, basados en
dos razonamientos. Por un lado, testimonios documentales, entre los que destaca una
inscripción que atribuye la fundación de la iglesia de Baños a Recesvinto entre los años
652-661; y por otro, criterios estilísticos y el empleo de la escultura decorativa como
seguro fósil director. Hay muy pocos datos referentes a excavaciones, y son menos
todavía, los edificios que se han documentado y analizado bajo una perspectiva
arqueológica.
Esta falta de concreción ha dado lugar a importantes contradicciones en la adscripción
de elementos que ofrecían dudas a la hora de ser ubicados culturalmente, lo que ponía
en evidencia la ausencia de límites precisos entre lo considerado visigodo y lo no
visigodo. De esta forma, se integraron cada vez más elementos de adscripción dudosa,
para poder justificar, cerrar y reforzar los círculos de relaciones.
Sin embargo, ya existía otra corriente historiográfica que contradecía a la teoría
canónica, suponiendo a las iglesias tradicionalmente consideradas como visigodas, de
época posterior al 711. Teoría apoyada por fuentes documentales medievales y
razonamientos estilísticos, que a pesar de ello, no tuvo admisión por parte de los
círculos investigadores, ni consenso.
Esta corriente, buscaba resolver las contradicciones a las que la teoría tradicional no
aportaba solución, partiendo de la teoría de que una serie de edificios y decoraciones
que ofrecían soluciones semejantes a las consideradas visigodas, eran perfectamente
fechables como elementos plenamente medievales, traspasando prácticamente todas las
manifestaciones visigodas a los siglos VII al IX.
24
Al margen de su exactitud, o lo correcta que pueda ser, se aprecia cómo late en el fondo de esta teoría
una ideología nacionalista, españolista e incluso germanista. Esta ideología está agravada por una fuerte
corriente de escuela, la cual dificulta salirse del marco referencial heredado, y que, sólo admite las nuevas
aportaciones experimentales que refuerzan su propia línea.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
47
Al retrasar la fecha de construcción de estas iglesias, se abrió paso a la posibilidad de
considerar una solución de carácter continuista entre el influjo islámico y las posteriores
producciones cristianas de la Alta Edad Media, aceptándose de esta manera, que existió
una corriente musulmana que intervino en el proceso de producción de las formas
características asturianas.
Con un método de análisis, principalmente de carácter estilístico, al que se suman
diferentes valoraciones arqueológicas, L. Caballero propone una redefinición del
sistema de época visigoda25
, entendiendo esta etapa como un momento en el que no fue
necesaria la construcción, ya que los edificios construidos en época tardorromana
seguirían en uso plenamente durante el siglo VII, testimonios finales de procesos de
reformas y ampliaciones que en aras de consolidar esta teoría tradicional, han quedado
ocultos en su sentido diacrónico para ser estudiados como entes estáticos26
. Sin
embargo, esta teoría no queda exenta de importantes vacíos que requieren su
explicación, así como ciertas contradicciones, que el mismo L. Caballero, afirma son
necesarias resolver. A la hora de observar el mapa con la distribución de las iglesias
altomedievales de la Península realizado por M. A. Utrero (fig. 32), se puede apreciar
que existe una red poco uniforme, con algunos espacios con una alta concentración de
edificios y otros con lagunas destacables.
Entre los espacios con alta concentración destacan Cataluña, Asturias y el ámbito que
concierne a este trabajo, el ámbito riojano-burgalés. El norte de la península tiende a
una densidad relativamente alta de construcciones, que se distribuyen desde Galicia
hasta Cataluña, pero con un importante vacío que comienza en el País Vasco, continúa
por Navarra y sigue hasta Aragón, que sólo documenta tres casos. Sobre todo, es
particularmente destacable el caso navarro, que con una total ausencia de edificaciones
consideradas como anteriores al románico, da pie a dudar que se trate de una
circunstancia real.
25 L. Caballero con ello no pretende dejar vacio el tiempo y el espacio visigodo de toda manifestación
artística, sino que aboga por la definición de sus verdaderas peculiaridades para poder separar
correctamente lo que pertenece a esta época de lo que no. Según su teoría, los elementos omeyas
influirían en lo asturiano y lo mozárabe, y lo considerado visigodo del siglo VII presentaría una serie de
características que impedirían afirmar fechas tan tempranas, pues requerirían la influencia andalusí para
explicar sus peculiaridades, lo que retrasaría necesariamente su cronología a un momento posterior al
711.
26 De esta forma, entroncamos con uno de los pilares básicos de este trabajo, el estudio de los edificios
como elementos “pluriestratificados” (crf. Caballero). El estudio de las técnicas constructivas ha
funcionado como uno de los principales argumentos de diferenciación temporal y cultural de la
arquitectura. La renovación del análisis de la arquitectura gracias a la aplicación de la metodología
arqueológica ha introducido un cambio significativo. Así, el edificio no se comprende como un bloque
unitario sino como un yacimiento, sometido a cambios que se han materializado en diferentes técnicas,
que rememoran etapas constructivas, cuya ordenación se consigue a través de la aplicación del método
arqueológico a sus estructuras murarias.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
48
La franja central de España, con una ausencia prácticamente total de restos
constructivos de estos momentos es altamente significativa. La mitad sur tiene un
reparto desigual, con una proporción especialmente baja y escasa en la comunidad
andaluza, de acuerdo con la hegemonía musulmana.
Figura 32: Mapa de la Península Ibérica con las iglesias “prerrománicas” conocidas, a partir de
Utrero 2006 (tomado de Sánchez, 2007:54)
Frente a la unidad que propone el sistema tradicional de época visigoda, este nuevo
planteamiento supone una distribución en grupos de diferentes fechas y valor socio-
cultural, grupos que suponen la sucesiva evolución de un arte hispano-islámico hasta
conformar un arte plenamente medieval. Estos grupos no parecen aislados o
independientes27
, sino que tienden a engarzarse de forma sistémica.
El grupo que más nos interesa a la hora de encuadrar a Santa María del Barrio, se trata
del grupo riojano-castellano. Formado por bastantes iglesias, las cuales mantienen una
unidad básica pero con variantes personales, sus referencias documentales más antiguas
no son anteriores a la Reconquista. Tradicionalmente, las más conocidas e interesantes
se han adscrito a época visigoda, mientras que las demás han obtenido cronologías
posteriores de Reconquista o mozárabes. Son iglesias construidas con técnicas muy
similares que reutilizan sillería romana y de las cuales destaca las bóvedas realizadas en
toba con las que realzan sus ábsides. La mayoría se elevan sobre pechinas que arrancan
27 El caso de Melque es llamativo. Fue considerada mozárabe, de finales del siglo IX por M. Gómez
Moreno debido a la ausencia del fósil director de la escultura decorativa. Sin embargo, su excavación en
los años 70 descubrió una escultura decorativa considerada de época visigoda, y una secuencia temporal
de utilización del edificio, que parecía confirmarlo.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
49
con aristas y se unen en un anillo volado sobre el que descansa la bóveda, consiguiendo
una sensación de mayor altura. Estas bóvedas tendrían, en el caso de ser aceptada la
hipótesis, vinculaciones con las bóvedas sobre pechinas sirias omeyas, fechadas entre
los años 708 y 739, de cronología inmediata. Sin embargo, es necesaria la presencia de
eslabones que salven el intervalo entre estas últimas fechas sirias y las primeras de
Reconquista de finales del siglo IX.
La adscripción cronológica de los miembros de esta familia arquitectónica es
históricamente incomprensible, ya que la homogeneidad de las técnicas y los resultados
responde a un panorama cronológico homogéneo, que difícilmente puede durar tantos
siglos (Caballero, Arce, Utrero: 2003).
Esta nueva hipótesis se apoya en un sistema de paralelos mucho más cohesionado y
coherente que la hipótesis tradicional, en la que precedentes y paralelos concuerdan en
el mismo sistema de producción, con técnicas semejantes y una difusión, tanto
geográfica como cronológica más inmediata y consecutiva; frente a la teoría tradicional,
que no termina de explicar sin recurrir a contradicciones cómo fue posible la trasmisión
de las formas, los estilos y las técnicas a través de la crisis del siglo VIII.
Este nuevo modelo constituye una explicación histórica alternativa y una renovación del
análisis metodológico y crítico de las fuentes y contenidos tradicionales. Las
contradicciones del modelo tradicional y los interrogantes que planteaba han
incentivado el avance de la metodología arqueológica, ahogada hasta ahora por la
interpretación de las fuentes escritas y estilísticas, y reducida a una escasa práctica
excavadora. (Caballero, Arce, Utrero: 2003).
Las propuestas de L. Caballero han revitalizado una corriente historiográfica (J. Puig, I.
Cadafalch, J. Camón Aznar, I. G. Bango) oscurecida, quizá por el mayor peso de otro
punto de vista casi unánimemente consensuado (M. Gómez Moreno, E. Camps Cazorla,
H. Schlunk, J. Fontaine, Th. Hauschild, K. Kingley, S. Noack, A. Arbeitier…) y que,
podríamos definir como “más ortodoxo”. Pasa este paradigma por aceptar y defender un
modelo interpretativo que, estructurado en torno a conceptos muy precisos sobre la
articulación del espacio arquitectónico y sobre determinados rasgos de carácter
estereométrico, proporcional e incluso decorativo, permite calificar con relativa
comodidad de “visigodo”, “asturiano” o “mozárabe” tanto los testimonios ya clásicos de
nuestro patrimonio como los recientemente descubiertos. (Azkarate, 1996).
Van de la mano los conceptos de vacío-cambio y continuidad-tradición; el grado de
depresión o el grado de actividad del sustrato hispano en cada momento; y si llegó a
darse una verdadera cesura hasta el definitivo arranque altomedieval (Caballero, 1995).
Esta teoría obligará, también a replantear la terminología empleada, sobre todo en lo
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
50
referente al caso cristiano, en el cual existe una auténtica algarabía, en la que se mezclan
términos tipológicos, temporales, regionales y raciales.28
Este debate se está revelando como altamente fructífero, con un importantísimo proceso
de revisión de toda la arquitectura medieval peninsular, en la que se busca el
establecimiento de cronologías fiables, establecidas a partir del reconocimiento y
secuenciación de las diferentes fases por las que los edificios han pasado. (Sánchez
Zufiaurre, 2007)
La aplicación del análisis arqueológico paramental participará de forma activa en esta
propuesta, que ha tenido una influencia decisiva en la historia de la arquitectura
peninsular, ya que, frente a la hipótesis tradicional, obliga a mirar las arquitecturas
como el resultado final de complejos procesos constructivos, reivindicando el papel de
la estratigrafía y la cronotipología como herramientas capaces de decodificarlos. (crf.
Azkarate, 2013:295)
El debate que rodea tanto a la arquitectura como al arte altomedieval peninsular
revitalizado por el nuevo modelo explicativo propuesto por Caballero afecta a Santa
María del Barrio, siendo un ejemplo enriquecedor del panorama arquitectónico y del
campo de discusión de dicho periodo. Las reflexiones realizadas sobre los resultados
obtenidos en Santa María del Barrio, por tanto, han de ubicarse en este debate
historiográfico descrito. La iglesia podría haber pasado por alto, desapercibida y por
tanto haber desaparecido con los años, como muchas iglesias y patrimonio rural, pero si
por algo ha perdurado, ha sido por sus características particulares, que no hacen sino
enriquecer este debate historiográfico, así como brindar la oportunidad de actualizarlo
aportando nuevos resultados.
28 Véase, referido a Santa María del Barrio, la clasificación y denominación de la ermita como obra
mudéjar por parte de Moya Valgañón (1981), basándose en criterios estilísticos referidos a los dos
capiteles encontrados en su interior.
PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DEL BARRIO, CELLORIGO (LA RIOJA)
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6
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. AGRADECIMIENTOS
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PRIMERAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS HISTÓRICO-CONSTRUCTIVO DE LA ERMITA
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Tenía muy claro por qué elegí este máster. Tres palabras resonaban en mi cabeza:
“Arqueología de la Arquitectura”, asociadas a una muy vaga y un poco idealizada idea
de su significado. Palabras, que finalmente cristalizarían en este trabajo que con tanto
cariño he realizado.
Fueron muchas las opciones que me planteé, ninguna de ellas realmente válida, o que
cumpliera las expectativas que quería lograr. Fueron semanas y meses de devaneo, con
ideas algo más claras sobre conceptos como “patrimonio”, “edificio histórico” o
“restauración”; pero con muchas incertidumbres sobre “técnicas constructivas”, o
“Arqueología de la Arquitectura”. Mientras, el tiempo seguía pasando y yo seguía
estancada. Sabía qué quería hacer, pero no sobre qué quería hacerlo, hasta que llegó
marzo y con él las clases de arqueología de la arquitectura que yo tanto esperaba.
Gracias a muchas equivocaciones y a la inspiración de la importante labor realizada por
Leandro Sánchez Zufiaurre; presentada por mi profesor y tutor Agustín Azkárate en una
de sus clases magistrales, por fin, comencé a comprender por qué mis anteriores
propuestas fallaban, además de ver el comienzo de un camino en el que, a día de hoy, no
he hecho más que recorrer el primer kilómetro.
Todo ello, el largo camino recorrido en este año, en el máster, queda cristalizado en este
trabajo, el cual espero que sea el comienzo, mi comienzo a la investigación, desarrollo y
aplicación de la Arqueología de la Arquitectura
Quiero agradecer y dedicar este trabajo, en primer lugar, a mi familia, quienes en todo
momento me han motivado, apoyado, y dejado muy claro desde muy pequeña que las
cosas se consiguen, siempre que detrás haya esfuerzo, dedicación y lucha. Ellos han
sido mi fuerza y empuje diario, quienes han posibilitado que llegue al lugar en el que
hoy me encuentro, por lo que este trabajo es tan mío como suyo. En segundo lugar, a mi
tutor Agustín Azkarate, quien ha seguido, tanto desde las aulas como desde su despacho
todos los pasos que he ido dando, y sin el cual este trabajo jamás hubiera visto la luz.
También quiero agradecer a todas las personas que me han ayudado y han perdido un
poco de su tiempo para poder dedicarlo a este proyecto, que son muchas, y sin ellas,
esto no hubiera funcionado. Tanto a profesores, compañeros del máster, amigas
arquitectas y arqueólogos, que me han hecho aprender nuevas técnicas fotográficas,
descubrir softwares, que han resuelto mis dudas, proporcionando segundas opiniones y
correcciones estilísticas, o simplemente han aportado pequeñas ideas que han dado
forma y sin las cuales esto perdería mucho. A todos vosotros, gracias.
Asimismo, quiero agradecerle a Don Ricardo Miralles Palencia, catedrático de Historia
Contemporánea en la UPV/EHU, a quien la casualidad me permitió conocer, dado que
es el promotor de un excelente y ambicioso proyecto de puesta en valor del románico
riojano a través del Centro de Interpretación del Románico en la Rioja Alta, proyecto al
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cual está sumada la iglesia de Santa María del Barrio de Cellorigo; tanto como por la
ayuda académica, como por la oportunidad profesional, la confianza y la amistad que
me ha brindado. Y es que, como acertadamente afirma un dicho, “la vida es un cúmulo
de casualidades”.
Y por último pero no por ello menos importante, agradecer a todas esas personas que
han tenido una palabra de ánimo para mí en los momentos bajos, que han confiado en
mí sin apenas conocerme y que han creído en ello en los momentos en los que yo no he
sido capaz de hacerlo.
Este trabajo lleva un pedacito muy grande de muchísimas personas, a todas ellas,
GRACIAS.