DE LA FORMACIÒN DEL MAESTRO DEPENDE LA CALIDAD DE LA
EDUCACIÒN
Sandra Ibarra, Yury zeas, Yazmín Morales, Flor Marina Montaño
El docente en Colombia se encuentra inmerso entre las exigencias de las políticas públicas,
lo que puede ejecutar en su escuela debido a factores contextuales como recursos
disponibles, problemáticas familiares, factores comunitarios y las posibilidades de ejecutar
sus prácticas debido a la formación que posee. No es ligero pensar que éste último es el
hecho que mayor complicación causa al rendimiento del maestro en un sistema que exige
adoptabilidad y adaptabilidad. “Para nosotros es claro que el concepto de calidad que
existe en cada institución educativa depende en gran medida de la formación de sus
maestros, no es correcto creer que reside de las políticas públicas, puesto que si el maestro
no se forma, no habrá cambios en la calidad de la educación”. En la actualidad, el afán de
los gobiernos por responder a normas de organizaciones internacionales que puedan
brindar al país oportunidades de desarrollo, ha generado una revuelta en busca de
soluciones inmediatas que permitan mostrar avances, sin embargo parece que no se ha
percatado que la resistencia del maestro al cambio no depende de la voluntad del mismo
sino por falta de formación para problematizar su accionar pedagógico, adaptar las nuevas
exigencias de una manera crítica y constructiva y reformular su quehacer docente.
Hoy el maestro en Colombia siente que faltan herramientas que permitan enfrentar los
nuevos desafíos educativos, es consiente que debe transitar de la ruidosa pedagogía
bancarias hacia el desarrollo de habilidades mediadas por los procesos de pensamiento; sin
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embargo el camino para lograrlo no es expedito y su principal talanquera es la formación
porque no existe la capacidad de problematizar no sólo la política educativa sino lo que
ocurre a diario en su contexto escolar. Respaldamos esta argumentación con la postura de
Cruz O. (2010) quien propone “se deben pensar horizontes de intelección que consientan
problematizar y conceptualizar los fenómenos educativos” (p. 5) y creemos que
definitivamente es necesario para poder reconceptualizar y transformar las prácticas de
aula, el docente debe contar con una formación política y pedagógica que le permita
cuestionar y darle un sentido a lo que hace y así poder generar transformaciones, e
innovaciones. De su habilidad y pericia para ejecutar su accionar pedagógico depende los
resultados; si el docente no construye la calidad pueden existir múltiples directrices de
hecho como ocurre en nuestro país pero seguirá existiendo un enorme desfase entre lo que
exigen las políticas públicas y lo que realmente se hace en las escuelas de territorios
apartados y no tan apartados. Vale la pena señalar que la política pública según Rizvi F. &
Lingard B. (2013) se refiere a un campo de actividad, a un propósito específico, una
legislación gubernamental, un programa general o una situación deseada. Por tanto la
política pública atañe a acciones y posiciones, que toma el estado que consiste en una
diversidad de instrucciones que comparten las características esenciales de autoridad y
colectividad. (p. 27) en tanto el docente debe cumplirlas por el hecho de ser un empleado
público, sin embargo ese cumplimiento se debe hacer en medio del discurso pedagógico
problematizador, donde no se limite a criticar la norma sino a buscar la manera de
instaurarla de acuerdo a su contexto y prácticas letradas.
Compartiremos con ustedes en esta ponencia cuatro aspectos que consideramos ilustran
el objetivo de esta argumentación. El primer aspecto despeja el concepto de calidad
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educativa en dos vías: lo socioeconómico y los resultados; en un segundo aspecto se habla
de formación docente, para continuar con una disertación de políticas públicas y
finalmente hablaremos de los escollos de la formación del maestro.
1. Calidad Educativa
-Aspecto Socioeconómico:
La calidad de la educación de un país, es la variable de mayor impacto, para su
desarrollo, toda vez que es la calidad la que garantiza que los seres humanos amplíen sus
habilidades y capacidades para integrarse con éxito a la vida social, política y económica,
convirtiéndose en actores constructores de desarrollo, donde el conocimiento es el factor
determinante y se asocia a la productividad, en el que la nuevas ideas, den paso a la gestión
socio - empresarial y a la adopción de nuevas tecnologías, orientadas a incrementar la base
del desarrollo social. Si, bien es cierto a pesar de la dependencia de los diferentes
organismos internacionales y de la inconciencia de algunos individuos a quienes les hemos
dado la oportunidad de dirigir nuestro país, Colombia ha venido avanzando en el desarrollo
social, es de anotar que la educación no solo es la variable de mayor impacto, sino la base
del desarrollo social y económico, sin embargo a través de los años, se han tomado nuestros
dirigentes y quienes han participado del proceso, atribuciones que van en detrimento de la
misma, para citar un ejemplo se han suprimido de los pensum académico áreas importantes
como lo es urbanidad, que atienda a los buenos modales que son importantísimos para vivir
en sociedad; pero que a lo largo del tiempo algunos se han perdido, otros se han
transformado pero que sin duda alguna son indispensables y los hemos olvidado, dejando
un vacío grande en el proceso formativo y de conocimiento que corresponde a las
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instituciones educativas. Si bien es cierto a las entidades de educación se va a adquirir
conocimiento y es en nuestra primera escuela nuestra casa, donde nos forman en principios
y valores, estos cambios aparentemente benéficos han ayudado es a descuidar uno de los
principales aspectos formativos de la educación como lo es el ser, dando paso al desorden
social, donde los educadores han ido perdiendo autoridad y de igual forma los educandos
han ido perdiendo libertad. El sistema actual debe ajustarse con urgencia, para que el
mismo permita entrar a atender la serie de problemas sociales que se desencadenaron a
partir de las malas decisiones tomadas a lo largo de aproximadamente 40 años. Notemos
que en el texto de Casilda R. (2004) citado a continuación el autor propone un desarrollo
sostenido acompañado de inversiones social, que de paso a una nueva capacidad
productiva, y calidad de capital y de trabajo:
“El autor propone un desarrollo sostenido acompañado de inversiones sociales, esto
es la creación de una nueva capacidad productiva, y calidad de capital y de trabajo.
Es aquí donde se aprecia el carácter crucial de la educación y de la capacitación
laboral, así como de la creciente preocupación por nivelar su calidad entre los
distintos estratos sociales para evitar la reproducción de la pobreza y ofrecer una
legitima igualdad de oportunidades. Generar mejores condiciones sociales para la
población es un imperativo «ético», pero también económico, que evitaría el
surgimiento de tensiones y una mayor desintegración social en los distintos países
latinoamericanos. En definitiva, French Davis apunta hacia políticas
macroeconómicas que generen «equilibrios sostenibles en la economía real», y
políticas de desarrollo productivo consistentes en una mejor distribución de
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oportunidades y productividades a través de la sociedad de modo a alcanzar un
«desarrollo económico con equidad».” (p. 28)
Lo anterior se debe lograr, pero no podemos pensar que el norte de los habitantes de
un país sea forjar fortuna, porque eso es lo que le viene pasando a nuestra sociedad, hemos
dado más importancia a ganar dinero y a sentir que tenemos calidad de vida, en la medida
que a cumulemos mayor cantidad de bienes y dejando de lado, lo que realmente importa y
es lo que hoy los jóvenes que a pesar de los diferentes condicionamientos del sistema
educativo se atreven a expresar: debemos crecer siendo unidos, trabajando en equipo y en
un ambiente de competencia sana, esperan que la educación no se oriente a entregar una
serie de conocimientos sin ningún tipo de aplicación, sino que se les dé la oportunidad de
aprender, pero a la vez, sea el sistema educativo el encargado de liderar los avances de la
investigación, donde no solo nos entreguen conocimiento orientado a producir y producir
bienes y servicios para ganar dinero, sino donde se nos valore como posibles científicos,
deportistas, artistas entre otros y se invierta los recursos de tal forma que se logre
coadyuvar a cumplir esta premisa. La educación debe dejarse de ver como un negocio para
el estado, pues si bien es cierto que es la base del desarrollo social, las acciones de sus
autores deben verse como tal, lo expuesto anteriormente lo estamos tolerando ya que somos
participes de un sistema educativo generalizado, y discriminatorio, poco transformador que
obliga a su juventud a acceder a programas de “Ser pilo paga” donde se observa
claramente las diferencias existentes entre la educación pública y la privada.
Compromiso y motivación por parte de la comunidad educativa, lo cual se puede
lograr, entregándole a cada estudiante los elementos para que se desarrolle en lo que es
bueno, la propuesta radica en disminuir el tiempo invertido en la etapa preescolar, primaria
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y bachillerato, la catedra llevarla hasta 5 de primaria y en el bachillerato empezar a
especializarlos, de esta manera el alumno se sentirá convencido de que necesita saber
cierto tema, pero que a la vez está teniendo la oportunidad de especializarse en lo que
AMA, de acuerdo con su propio interés, motivándose desde su interior y exterior, para que
encuentre el gusto de aprender cosas nuevas, para lograr lo anterior el Aspecto
institucional, es decir, la calidad de las instituciones educativas públicas, se debe
continuar mejorando, Colombia ha avanzado mucho, pero hay una tarea por hacer, es
definitivo buscar liberar a Colombia, Colombia como modelo mundial de educación.
Para lograrlo el sistema de educación debe tener autonomía administrativa y financiera.
- Resultados
Es esencial que todos los estudiantes accedan a maestros efectivos. Sin embargo el
sistema aún no disfruta del talento competente para hacer el trabajo más importante del
país.
El Plan Decenal De Educación 2016-2026 en la parte del diagnóstico indica ciertos
avances que se obtuvieron durante el año 2011, donde hoy la oferta de docentes de
educación preescolar, básica y media, a través del Ministerio creó el Programa Todos a
Aprender, PTA, como una estrategia de gran despliegue nacional para mejorar las prácticas
pedagógicas en los grados de transición hasta quinto de primaria. Lo anterior dado que “El
rol y la cualificación del docente en el proceso educativo del estudiante juegan un papel
preponderante teniendo en cuenta que su nivel de formación incide de manera positiva en la
calidad de la educación. En los últimos años el porcentaje de docentes con formación de
postgrado ha crecido positivamente pasando de 29.8% en 2012 a 40.8% en 2016 (p. 22)
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La formación de los docentes debe continuar, se requiere con urgencia docentes
competentes que lideren y participen en la toma de decisiones, en la construcción de
nuevas políticas públicas, a partir de un diagnostico real de la educación y con
conocimiento a nivel mundial de los sistemas educativos que han tenido éxito y que han
llevado a los países desarrollados a crecer, es decir docentes con capacidad de
investigación y de realizar planteamiento orientados a mejorar el sistema, con capacidad de
presentar y defender propuestas, pedagogos comprometidos con el proceso y con buenos
resultados de su trabajo, donde la sociedad así mismo les corresponda,
Es significativo que los graduados salgan preparados para el mercado laboral y que
estén en capacidad de contribuir socialmente. La educación es un derecho de los
ciudadanos y es un deber del Estado proveerla y asegurar el acceso a la misma. Entonces,
es fundamental construir relación directa entre la educación y el desarrollo de un país, sin
permitir limitaciones impuestas por otros países, que no permiten aprovechar al máximo la
riqueza de los países, su capacidad así como tampoco el avance justo de sus habitantes en
todos los aspectos, sino que buscan explotar y lucrarse como países rectores.
2. Formación docente
Iniciamos este apartado con el planteamiento de (Torres, 1999) quien sostiene que
“No hay respuesta única, ni posibilidad de un menú universal de recomendaciones, para la
pregunta acerca de qué hacer con la cuestión docente y con la formación docente, de
manera específica”. (p.2), que también es una preocupación que tiene hoy el Ministerio de
Educación, muchos académicos y el mismo docente. Las políticas y reformas educativas a
partir de la década del 90, ponen de manifiesto salvar la enorme brecha entre la situación
deseada y el punto de partida respecto de la cuestión docente. Particularmente en los países
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en desarrollo, requeriría un esfuerzo enorme, una estrategia sostenida y de largo plazo,
medidas urgentes y políticas sistémicas, todo ello en causado a una revisión profunda e
integral del modelo escolar y de la situación docente, y de un cambio radical en los modos
de hacer política educativa, tradicionalmente sesgada hacia la inversión de infraestructura,
equipamiento, tecnología en fin, Antes que en personas. Hoy se hace necesario y urgente la
participación de delegados del magisterio en las políticas y reformas educativas, pues son
los docentes los protagonistas principales del conocimiento y de la problemática que
afronta actualmente la sociedad, por ende, son ellos quienes deben formular propuestas de
cambio hacia esta situación incierta.
Las políticas y medidas que vienen tomándose de cara al “problema docente” Esto
indica que el rol que el maestro desarrolla en la actualidad se encuentra en constante
cambios, ahora en el siglo XXI nos encontramos con retos que en el pasado no presentaban
los maestros. Uno de ellos es la utilización de la tecnología (TIC´S), entre otros.
Por ello, las políticas y medidas están lejos de responder a la complejidad y la
urgencia de la situación y, más bien, vienen contribuyendo a reforzar algunas tendencias
hacia la desprofesionalización del magisterio. Es decir, que en la mayoría de los países el
tema de la profesión docente constituye un círculo vicioso. La remuneración establecida
por las políticas educativas suele ser más baja que la de otros profesionales con semejantes
exigencias cognitivas en el transcurso de su carrera, la imagen de ser “maestro” o “ser
profesor” se encuentra muy desvirtuada (lo que se conoce como desprofesionalización
docente). El deterioro de los salarios docentes ha sido drástico en el marco de las políticas
de ajuste macroeconómico desde la década de los 80 y los 90. Los posteriores incrementos
salariales, la débil participación, consulta y sus organizaciones en torno a las políticas
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educativas y a la formación docente han seguido siendo la norma en los procesos de
reforma, con la previsible resistencia y hasta el rechazo del magisterio en muchos casos.
Lo anterior indica que, las políticas y medidas no responden al “problema docente”
en razón a que curiosamente el discurso acerca del nuevo rol docente parece seguir sin
conectarse con la necesidad de un nuevo modelo de formación docente. modelo que pone
en jaque la tendencia dominante, tanto a nivel internacional como nacional, a formular
diagnósticos y recomendaciones de política educativa uniformes para el “mundo en
desarrollo” o para todo el país. En el marco de los “proyectos de mejoramiento de la
calidad de la educación”, la formación docente continua ocupando espacios y presupuestos
menores, volcada a la preparación de los docentes en servicio (por lo general desconectada
de la formación inicial) a través de programas cortos, instrumentales, atados a las
necesidades de ejecución de tal o cual política o reforma, con una noción de “reciclaje” que
alude fundamentalmente a la puesta al día de los docentes en los contenidos de asignaturas,
sin rupturas esenciales con los esquemas del pasado Asimismo, el “énfasis en el
aprendizaje”. Destacado a raíz de la Conferencia Mundial sobre “Educación para todos
(Jomtien, Tailandia, 1990)-ha sido entendido exclusivamente
desde el punto del alumno y como “rendimiento escolar”, no también-y en primer
lugar-como el aprendizaje necesario de quienes enseñan.
En general, falta la conexión entre el objetivo declarado del “mejoramiento de
calidad de la educación” y el mejoramiento de la calidad docente, condición necesaria de
dicha mejoría.
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Los procesos de descentralización no han llevado inmersa los esfuerzos de
formación y fortalecimiento de equipos escolares necesarios para hacer realidad la
autonomía escolar; por otro lado, la introducción de modernas tecnologías (la
computadora), no se ha acompañado de estrategias y recursos indispensables para
sensibilizar y formar a los docentes en su manejo, acrecentándose así la propia brecha
cultural y tecnológica ente docentes y alumnos.
El “docente actual” que está enseñando en las aulas de los países en desarrollo, está
muy lejos del listado del “docente deseado”. El perfil mayoritario del docente de educación
básica es un sujeto necesitado, (en el caso de América Latina y el Caribe), con bajas
expectativas profesionales y deficiente educación general. La investigación disponible
revela vacíos en la educación básica de los propios docentes, incluyendo problemas de
comprensión lectora, falta de hábitos de lectura, ilimitado contacto con los libros, la
tecnología, la producción y el pensamiento científico.
La realidad de los sistemas escolares y las condiciones de enseñanza y aprendizaje
en la mayoría de países en desarrollo son precarias y hasta dramáticas, muy lejanas de los
entornos descritos para las “escuelas efectivas” en los países de la OCDE.
Las condiciones concretas desde las cuales los países en desarrollo deben encarar la
transformación educativa, la definición de ese nuevo rol docente y de las estrategias para
lograrlo son: múltiples escenarios de aprendizaje docente: más allá de la formación docente
y acrecentamiento del docente como agente escolar, adoptar la perspectiva del aprendizaje
permanente implica:
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Reconocer la centralidad del aprendizaje docente, es decir, la posibilidad de una
renovación escolar profunda, centrada en los aprendizajes.
Partir de la biografía escolar del docente y asumir la reforma del sistema escolar
como parte de la estrategia de formación docente.
Trasformar el sistema escolar es condición de la formación docente y de la calidad
docente.
Asumir las múltiples identidades de los docentes (hombres, mujeres, hijas, padres y
madres de familia, ex-alumnos, trabajadores, agentes comunitarios, vecinos, consumidores,
usuarios de servicios, radioescuchas, televidentes, cibernautas, ciudadanos).
Las anteriores condiciones, permiten analizar la necesidad un nuevo modelo de
formación docente para un nuevo docente. Las instituciones y programas de formación
docente han sido la mejor “escuela demostrativa” de la escuela transmisora, autoritaria,
burocrática, que desdeña el aprendizaje. Construir una escuela diferente implica, por eso,
un compromiso prioritario con la transformación del modelo tradicional de formación
docente. Compromiso de coherencia: no es posible continuar pidiendo a los docentes que
realicen en sus aulas lo que no ven aplicado en su propia formación. Tanto en contenidos
como en enfoques, métodos, valores y actitudes, debe existir coherencia entre lo que los
educadores aprenden (y como lo aprenden) y lo que se les pide que enseñen (y cómo
enseñen) en las aulas…
Por otro lado, el diseño de políticas, planes y programas de formación docente
requiere la participación activa de los docentes y sus organizaciones, como sujetos que
aportan un saber y una experiencia esenciales para el diagnóstico, la propuesta y la
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ejecución, y como sujetos que tienen la oportunidad de aprender y avanzar ellos mismos en
el proceso.
De igual manera, formar personas con una visión estratégica y estrategia de largo
plazo, lo cual exige esfuerzos sistemáticos y sostenidos.
Así mismo, articular formación inicial y en servicio, pues deben ser vistas como
parte de un mismo proceso.
Así, pues, cabe señalar la importancia de recuperar la práctica como espacio
privilegiado de formación y reflexión. La práctica pedagógica es el espacio más importante,
permanente y efectivo de formación docente, como lo advierten los propios docentes.
Reflexionar sobre lo que se hace, para comprender y aprender de lo que se hace, es la clave
del “profesional reflexivo” (Schon, 1992) (P.14)
Por lo anterior, es indispensable “remover la tierra para sembrar la semilla”, es
decir, identificar y analizar expresamente, junto con los docentes, los saberes implícitos y
las creencias que forman parte de ese sentido común sobre lo educativo que sirve de
cimiento a la vieja escuela que cada uno de nosotros lleva dentro.
De otro lado, incluir un sistema unificado, pero diversificado, de formación docente
(oferentes, modalidades, contenidos, pedagogías, tecnologías), que respondan a los perfiles
y posibilidades de cada contexto, buscando la unidad y coherencia de la formación docente
como un sistema.
Y finalmente, es fundamental una “formación” más que “capacitación” o
“entrenamiento”, con el propósito de lograr lo que se pide a los propios docentes lograr con
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sus alumnos: aprender a aprender, a enseñar. De hecho, éste es el sentido de términos como
educación o formación, como diferentes a capacitación o entrenamiento.
Se concluye este apartado enfatizando que “la formación docente” es un proceso de
desarrollo más que un programa de estudio o aprendizajes alcanzados permanentemente en
los que influyen los siguientes factores: formación inicial: preparación profesional para la
docencia con obtención de un título de licenciatura que avala el ejercicio de la misma.
Profundización: ampliación de la formación inicial incorporando nuevos elementos.
Superación: profundización y ampliación de la formación inicial mediante programas de
posgrado. Capacitación: formación para la docencia a profesores que ejercen sin haberla
tenido y que pueden conducir a la obtención de un grado académico. Nivelación:
complementación de la formación inicial a docentes que no obtuvieron el grado de
licenciatura, para que lo obtengan.
Se deriva entonces de lo anterior, que si la formación docente cumple con los
mencionados procesos, los docentes podrán implementar estrategias y desarrollar acciones
que generen un impacto positivo en el desempeño académico de los estudiantes
colombianos. Es decir, que la escuela debe generar y crear conocimientos válidos para la
vida y la sociedad en la que estamos inmersos, desde los cuales se pueda reflexionar y
reinterpretar el mundo, un conocimiento compartido y que nos lleve a la comprensión de
las realidades sociales en las que vivimos para poder así transformarla y dejar un legado
mejor para el futuro.
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3. Políticas públicas y su relación con la calidad educativa y la formación
docente.
El Plan Nacional Decenal de Educación plantea respecto la formación docente y
calidad de la misma en su: “Cuarto Desafío Estratégico: La construcción de una política
pública para la formación de educadores.
Lineamiento estratégico: Se requiere definir un conjunto de planes, programas y
acciones dirigidas a consolidar la calidad y pertinencia en todos los ciclosy modalidades de
la formación docente, garantizando presupuestalmente la misión de las instituciones
públicas. El Ministeriode Educación Nacional debe fortalecer la Universidad Pedagógica
Nacional, renovar y afianzar las propuestas curriculares de lasInstituciones de educación
superior y otros, incluidas las Normales. Igualmente, se debe avanzar en planes y
programas de formación permanente para maestras y maestros, y demás agentes
pedagógicos dirigidos a mejorar y enriquecer su conocimiento disciplinar y sus prácticas
pedagógicas.” (PNDE pág. 43)
Para hablar acerca de Plan Nacional Decenal de Educación, es necesario precisar
que es la política pública que direcciona la educación en Colombia para los años
comprendidos entre 2016 y 2026, poniendo la educación como uno de los principales temas
de la agenda pública y de importancia para todos los colombianos. Por medio del cual
plantea en su cuarto desafío la formación de los educadores, así como la calidad de las
practicas pedagógicas, atendiendo de esta manera a la tesis planteada la cual indica que la
calidad educativa no incide en las políticas públicas, pues están dadas a favor como lo
confirma el PNDE tiene la intención de trabajar por fortalecer mejorar y enriquecer las
practicas pedagógicas, Para esto establece intervenir no solo las instituciones encargadas de
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la formación de maestros, sino también la actualización permanente y capacitación para el
cuerpo docente. Ahora bien de este modo se puede decir que corresponde al maestro tomar
posición en la importancia de la cualificación de su labor para brindar a los estudiantes una
educación de calidad y para la vida que les permita enfrentar los desafíos de la sociedad, ser
competentes a nivel laboral y trabajar para la paz desde la construcción de su propia vida.
“Como derecho humano, ¿cuál es el sentido y el alcance del DE? El derecho humano a la
educación está consignado en las Actas constitutivas de la ONU y, particularmente, en la de
su organismo especializado en la educación, la ciencia y la cultura, la UNESCO, así como
en las Constituciones de muchos países; es hoy una de las preocupaciones fundamentales
del desarrollo mundial y está en la base de muchos esfuerzos internacionales como el
Programa Educación para Todos (EPT) (Jomtien 1990, Dakar 2000), así como en la serie
de conferencias internacionales promovidas por la UNESCO para impulsar la educación de
los adultos (CONFINTEA) (Fribouletet al., 2006:10).”
Y en cuanto a calidad “La calidad es, por tanto, una característica esencial de la
educación, objeto del DE. Y esta observación tendrá que ser tomada en cuenta al hablar de
la exigibilidad de este derecho y de los indicadores con los que se dé seguimiento a su
cumplimiento.el PNDE refiere la calidad educativa como el desarrollo integral de la
persona en todas sus dimensiones, tratándolas como un todo y permitiendo de este modo un
desarrollo humano y sostenible. También menciona una educación planeada, pensada para
un contexto cambiante y con miras a formar una sociedad competente en diferentes
contextos. Al igual que una mejora permanente, que sea inclusiva y atienda a las diferencias
que puedan tener las diferentes comunidades, con el fin de promover el desarrollo
sostenible en cada rincón de Colombia.
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Partiendo de lo anterior es reiterativo el compromiso que el docente tiene con su
labor, con la ejecución de una práctica de aula que brinde calidad educativa, que permita el
desarrollo pleno de sus estudiantes, que los provea de herramientas para la vida, para el
desempeño competente y la productividad. Compete entonces al maestro tomar lugar y
responsabilidad de su oficio permitiéndose la actualización continua de conocimientos.
Innovar en cuanto a la manera de enseñar teniendo en cuenta la manera de aprender. De
modo que sea participe de la construcción y cambio de una sociedad que busca el desarrollo
humano integro y sostenible.
4-Escollos de la formación docente
-Enajenamiento del discurso pedagógico: Hoy nos encontramos inmersos
obedeciendo a directrices internacionales y de nuestro propio sistema educativo, luchamos
por cumplir con lineamientos curriculares, estándares básicos de calidad, y derechos
básicos de aprendizaje entre otros, herramientas que centra el interés en la formación para
el trabajo, obedeciendo a la demanda inicial de grandes empresas europeas, el Banco
Mundial y la OCDE. Producto de ello es común encontrar en los documentos guía el paso a
paso de lo que se debe hacer en el aula con los estudiantes quitándole la oportunidad al
docente y al alumno de generar nuevos conocimientos y generando aún más el
enajenamiento de la reflexión pedagógica del docente. En muchas ocasiones el gobierno ha
optado incluso por enviar hasta las secuencias didácticas creadas por formadores en una
especie de laboratorios pedagógicos, donde el profesor de aula solamente tienen que
aplicar. Valga la pena aclarar que para muchos docentes resulta fabuloso. Sin embargo,
para aquellos que ven la educación como una oportunidad emancipadora esta práctica
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resulta contraproducente para el sistema educativo, y encuentran que la verdadera
oportunidad de transformar se vislumbra en la capacidad de problematizar que la desarrolla
con formación y compromiso de cambio. Pero también es claro que existen nuevos
discursos educativos como “La Enseñanza Para la Comprensión” cuyos exponentes
principales Goodman, Perkins y Gardner proponen un paradigma donde los individuos y las
instituciones puedan comprender y promover el aprendizaje, el pensamiento y la
creatividad en las artes y en otras disciplinas, donde los maestros y estudiantes puedan usar
sus nuevos conocimientos para transformar su contexto educativo, político, cultural, social
y se generen nuevas dinámicas, bastante similar lo ocurrido con el “Modelo de la
Complejidad” de Edgar Morin quién propone una nueva lógica de la comprensión, donde
se pase de la simple disciplina a la transdiciplinariedad, la multidisciplinariedad y la
interdisciplinariedad un reto educativo que puede responder a la dinámica de este mundo
globalizado y cambiante.
-Pasividad y letargo: Con justificación en experiencias personales de años en el
ejercicio docente, encontramos que la formación pedagógica que brindan las entidades
territoriales al maestro de aula es muy escasa, al menos en estos lugares apartados del
país, aquí el maestro se encuentra inmerso en una pasividad gubernamental en todo lo que
respecta al sector educativo que en ocasiones exaspera. El maestro en Colombia padece
con rigor el abandono del Estado a las comunidades vulnerables, muchos prefieren
sumergirse en esa misma vida rutinaria de pueblo, se pierde en sus angustias, necesidades
económicas, situaciones familiares, en fin, terminan olvidándose que son pedagogos y se
mezclan entre el vulgo, seguramente para perder la etiqueta de ser la esperanza de un
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pueblo; replican su práctica una y mil veces y acaban por decir que ya cumplió su misión.
Así termina, agobiado degradado, siendo simplemente el vecino, el amigo y uno que otro le
recuerda que fue el profesor. Nos preguntamos al mejor estilo de Sor Juana Inés de la Cruz
¿quién es más culpable, el que peca por la paga o el que paga por pecar?, ¡será que la
misma tradición pedagógica en la que fuimos formados ha carcomido tanto nuestro
intelecto que nos hace permanecer en modorra esperando que nuestro patrono nos
proporcione el tan anhelado chip de la pedagogía transformadora!
Remiendos pedagógicos: Muchos maestros inquietos en cuestiones pedagógicas
luchan por ingresar en campos innovadores, siguiendo a pedagogos influyentes de la
escuela nueva; Freire, Freinet, Montessori, Goodman, Gardner Perkins personajes que han
hecho propuestas pedagógicas serias, justificadas y con un alto porcentaje de efectividad.
Lo cierto es que de toda esta estela de ideas que a simple vista son maravillosas lo que llega
a nuestras escuelas son coletazos tergiversados de sus teorías ya que el docente en su afán
de entrar en las nuevas tendencias trata de implementar lo que escucha de los corrillos de
compañeros, en antesala de eventos sindicales o en pequeños intercambios pedagógicos
entre compañeros y sin darnos cuenta terminamos por castrar la esencia de dichas
propuestas, que bien implementadas podría ser la tan anhelada herramienta para que
nuestros estudiantes hicieran uso consciente y creativo del conocimiento, logrando así
transformarnos y transformar el contexto educativo local y nacional.
La actividad por cumplir: Queremos mencionar que, producto de decisiones muy
seguramente apresuradas del propio Ministerio de Educación Nacional con intensiones
loables de buscar cobertura, atención a población vulnerable y ante todo calidad a corto
plazo; se ha venido dando al maestro tips o glosas de modelos pedagógicos
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“denominados actuales” y el docente en su afán de responder, se ha convertido en un
divulgador de actividades en la escuela; donde ejecuta un sinnúmero de actividades que
encuentra en documentos desarticuladas incluso del propio Proyecto Educativo
Institucional, hechos que conducen a generar una cultura de la inmediatez, del qué hay que
hacer, privando así a los educandos de una formación en pensamiento pausado, ordenado,
sistemático; que le sería de gran valía hoy, cuando nuestra niñez y juventud se encuentra
inmersas en el mundo de la tecnología, la información y la comunicación, un mundo donde
lo que hoy es vanguardia, mañana puede parecer obsoleto.
A Manera de Cierre
Lo anteriormente argumentado me permite afirmar que la formación del maestro en
Colombia es la manera más eficaz para mejorar la calidad de la educación en cada escuela y
que pese a las dificultades contextuales si cada profesor se compromete y ejerce sinergia
hacia la transformación de sus prácticas de aula, podremos en pocos años hablar de logros
en cuestión de calidad educativa. Una vez el maestro desarrolle las competencias necesarias
tanto a nivel pedagógico como disciplinar estaremos a portas de brindar una mejor calidad
educativa. La solución está en sus manos, usted decide si espera políticas impuestas o
ejerce autonomía transformadora.
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