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EL ACERCAMIENTO DEL PENSAMIENTO CRISTIANO A LA FILOSOFÍA
EN JUSTINO MÁRTIR
RODRIGO ANTONIO MONTENEGRO JIMÉNEZ
Universidad Teológica de América Central, Monseñor Óscar Arnulfo Romero
Resumen
Justino Mártir, primer filósofo cristiano, inició la vinculación entre la filosofía greco-romana y la
doctrina cristiana. Ese proceso implicó pensar al cristianismo en una sociedad helenizada y tratar de
explicar de manera racional los principios de su pensamiento, para contrarrestar los ataques que le
dirigían los eruditos de su tiempo. Este trabajo pretenderá tratar el acercamiento del pensamiento
cristiano a la filosofía en dicho autor, con énfasis en el diálogo de Justino con las distintas corrientes
que cuestionaban el cristianismo, esto desde un análisis bibliográfico orientado por los principales
puntos de encuentro entre Justino y esas doctrinas, que tratará de mostrar cómo Justino encontró
elementos de unión con ellas, aunque las considerara ajenas al camino de la búsqueda de la verdad.
Palabras clave
Justino Mártir. Filosofía. Apología. Diálogo con Trifón. Intercambio de pensamientos entre
cristianismo, paganismo, judaísmo y doctrinas heréticas.
Introducción
Justino Mártir es considerado el primer filósofo cristiano debido a que fue el encargado de iniciar
con la vinculación entre sus conocimientos de la filosofía greco-romana y la doctrina del cristianismo.
Claramente dicho proceso implicó pensar al cristianismo en una sociedad helenizada y tratar de
explicar de manera racional los principios de su pensamiento, con la intención de contrarrestar los
ataques tan frecuentes que le dirigían los eruditos de su tiempo. Este trabajo pretenderá esclarecer el
acercamiento del pensamiento cristiano a la filosofía en dicho autor, procurando resolver cómo se dio
el diálogo de Justino con las distintas corrientes que cuestionaban el cristianismo (paganismo, judaísmo
y cristianismos que diferían en aspectos doctrinales con Justino), esto desde un análisis bibliográfico
orientado por los principales puntos de encuentro entre Justino y las doctrinas distintas, que dado la
selección de autores tratará de mostrar cómo Justino se valió de otras doctrinas para sus formulaciones
aunque al mismo tiempo las atacara como ajenas al camino recto de la búsqueda de la verdad.
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Para desarrollar este planteamiento se buscará responder a tres dimensiones distintas y
complementarias del mismo: la caracterización de la filosofía de Justino como primer filósofo cristiano,
la relación que estableció dicho autor con las otras corrientes de pensamiento con las que entró en
contacto (paganismo, judaísmo y cristianos con diferencias doctrinales) y la caracterización del
pensamiento filosófico en los textos Apología y Diálogo con Trifón como las fuentes que se conservan
de su aporte intelectual. El presente documento se dividirá en tres apartados y cada uno se orientará a
resolver uno de estos subtemas por separado.
Desarrollo
En los orígenes del cristianismo se dieron posiciones encontradas en relación a la filosofía griega,
de manera que algunos de sus pensadores la rechazaron, mientras que otros, como Justino a quien
daremos seguimiento en este trabajo, la asimilaron y se sirvieron de ella para interpretar la fe cristiana
(Blázquez, 2006, p.1). A estos últimos además les correspondió la tarea de emplear dicha filosofía para
defender el carácter racional de la fe, que tanto se les cuestionaba (cf.Félix, 2014, p.437).
Es necesario aceptar que el uso de la filosofía representaba un gran reto, ya que si no se hacía con
cuidado era posible que en vez de valerse de ella se terminara con un cristianismo absorbido por alguna
de sus corrientes; debido a su afinidad los primeros pasos se dieron en torno al platonismo pitagorizante
(García, 2002, pp.264-265).
Justino, el primer filósofo cristiano
Justino1 fue el primer pensador cristiano con una amplia formación filosófica, y el encargado en
iniciar el vínculo entre la filosofía greco-romana y el pensamiento cristiano (Blázquez, 2006, p.2). Sus
esfuerzos por medio de una reflexión continuada entre fe y razón (Palacios, 2010, p.2 y García, 2011,
p.34) le permitieron utilizar categorías filosóficas en la reflexión sobre la Revelación, y su pensamiento
fue muy aceptado en los siglos posteriores (Félix, 2014, p.436).
Esta condición de filósofo y cristiano lo enfrentó a la tarea de presentar la racionalidad del
cristianismo frente a sus muchos detractores (Félix, 2014, p.436), y para ello fue llevado a Roma por el
Obispo Higinio. Su dedicación en este sentido la desarrolla mostrando las similitudes con la cultura
helénica, pero resaltando su especificidad de otras doctrinas paganas, al mismo tiempo que se
1 Justino nació en Flavia Neápolis, Samaria, alrededor del año 100 d.C., y como gentil llevó una formación filosófica variada
que lo hizo más afín al platonismo (García, 2011, p.11). También es conocido como Justino de Roma por su estadía por casi treinta años en dicha ciudad, donde presenció los suplicios de los cristianos a causa de la fe durante la segunda guerra judía (133-135). Dicho testimonio lo llevó a abandonar la filosofía platónica y convertirse al cristianismo, por el cuál sería martirizado en el año 165 o 166. (ibíd., p.13)
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distanciaba del judaísmo y algunas corrientes de pensamiento cristiano de parte de maestros
heterodoxos como Marción, Valentín y Cerdón (ibíd., p.438) a quienes él califica de herejes y les dirige
varios escritos (García, 2011, p.14).
Esta labor de filósofo cristiano lo condujo a admitir algunos elementos de las enseñanzas de los
gentiles y a buscar sustentos para el cristianismo en la Ley judía y los profetas (García, 2011, p.34).
Desde la visión de Justino, la filosofía se entiende como el mayor bien que proviene de Dios, y
consiste en la ciencia del ser y el conocimiento de la verdad que deben conducir a Él. Debido a choques
con esta concepción es que abandonó el estoicismo y las filosofías peripatética y pitagórica (Blázquez,
2006, pp.2-4 Diál 2-8), pero se mantuvo cercano al platonismo hasta que se adhirió al cristianismo pero
sin cortar con “la investigación de la verdad” (García, 2002, p.260)
De acuerdo con los estudios de Maritain, estos esfuerzos de Justino por relacionar la filosofía con
el cristianismo en un principio parecerían estériles, pero enriquecerían a la filosofía pues le agregarían
la posibilidad de generar pensamiento desde las condiciones reales e históricas del hombre cristiano
(Palacios, 2010, p.5).
En el caso particular de Justino, su filosofía se caracterizó por tratar como tema principal a Dios
(Félix, 2014, p.439), centrando su atención en la unicidad y la providencia (ibíd., p.440) que ya eran
temas tratados por otros filósofos, pero no desde la afirmación del carácter personal de Dios. Además,
él procuró defender la trascendencia divina, pero también mantuvo un fuerte interés en rescatar la
divinidad de Cristo pero como alguien distinto del Padre, y para ello se aferró a la inmutabilidad de
Dios2, lo cual impedía su transformación en ser humano (Félix, 2014, pp.441-442), aunque esto entraría
en conflicto con la noción bíblica de un Dios único y por ello en su discusión con el judaísmo deberá
resolver este nuevo dilema.
En su propia explicación del conocimiento de Dios, Justino indica que existen nociones
implantadas propias de la naturaleza humana, o lo que también llamaría “semillas del Logos”, por las
cuales los distintos pensadores podrían ver la luz aunque no hubieran conocido a Jesús. Cabe destacar
que la doctrina que sostiene la existencia de nociones innatas es de origen estoico (Félix, 2014, p.443).
Esta última noción evidencia un conflicto que debió afrontar Justino a lo largo de todo el proceso
de mezcla entre los pensamientos cristiano y filosófico: empezar un diálogo con el pensamiento
helénico, el judaísmo y otras corrientes de pensamiento asumidas por distintos cristianos, para
enriquecerse de ellas pero evitar que se confundiera cristianismo con cualquiera de esas doctrinas. A
este proceso se dedicará el siguiente apartado.
2 Noción de origen platónico: “Lo que siempre es del mismo modo e invariablemente, y es causa de la existencia de todos
los demás, esto es propiamente Dios” (Félix, 2014, p.442)
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La relación de Justino con las otras doctrinas de su época
La tarea de Justino de formular el pensamiento cristiano utilizando las herramientas que le
brindaba la filosofía a su vez tenía la exigencia de responder a los múltiples cuestionamientos que se le
hacían desde el paganismo y el judaísmo, al mismo tiempo que presentaba el reto de aclarar algunos
puntos en los que distintas agrupaciones de cristianos diferían. Esto era inevitable, ya que el
cristianismo provenía del judaísmo pero lentamente había surgido la necesidad de mostrarse como una
doctrina independiente y ya no más como una corriente judía; además, los cristianos vivían su fe dentro
del Imperio Romano y constantemente entraban en conflicto con las diversas prácticas religiosas del
imperio, al punto de mostrarse como completamente ajenas a ellas (y defender dicha posición incluso
hasta la muerte) o vivir una mezcla de ambas experiencias religiosas, lo cual era censurado por Justino.
Justino y el paganismo
Antes de Justino ya Arístides había empleado la filosofía estoica para explicar la naturaleza de
Dios (Blázquez, 2006, pp.1-2), y ahora el primero también haría su parte asumiendo diferentes
elementos del pensamiento greco-romano en su explicación del cristianismo.
Ya se mencionó que Justino consideraba al platonismo de inclinación pitagórica como el más
cercano al pensamiento cristiano, pero también hubo fuerte influencia de otras formas de pensamiento
paganas; uno de los aportes más importantes realizados por el gnosticismo y el estoicismo al
cristianismo es la moral fruto de una metamorfosis de los lineamientos en la sexualidad pagana
(Blázquez, 2006, p.21). Justino asimiló esta moral y la incorporó en sus formulaciones, al punto que de
ahí proviene la noción de que el matrimonio tiene como propósito la procreación (ibíd).
Las adaptaciones de la moral realizadas por los estoicos respondían a su rechazo al placer, el cual
no encuentra ningún sustento bíblico (ibíd, p.22). De esta forma aun quedan rezagos de dicha moral,
como el hecho de que se asumiera como único método anticonceptivo el que practicaban los
maniqueos, que se condenen las relaciones coitales extramatrimoniales y la masturbación, o que se
exalte la virginidad y se promueva la abstinencia sexual (ibíd., p.23).
También pueden encontrarse rasgos de paganismo en la concepción de vida después de la muerte,
o el mismo concepto de resurrección, aunque para ellos Justino también recibió influencias de doctrinas
iranias (ibíd., p.25). Sin embargo, Justino sí se distanció de la concepción estoica de divinidad, e
incluso lo narra en su Diálogo con Trifón al mencionar que dejó a su maestro estoico pues para él no
era importante el conocimiento de Dios (Félix, 2014, p.441).
Dentro de los aportes de Justino al acercamiento con el paganismo es importante mencionar dos
resultados: primero, su equivocación histórica al tratar de sostener que los griegos basaron su filosofía
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en el pensamiento de los patriarcas y profetas del pueblo judío, ya que el conocimiento de los judíos
llegó a los griegos hasta la muerte de Alejandro Magno (Blázquez, 2006, p.5), y su teoría del Logos
cristiano, que es una aproximación a la filosofía estoica sobre la razón universal aunque se distancia de
ella al identificarse con Cristo (ibíd, p.6).
Las perspectivas de Justino con respecto al paganismo se encuentran principalmente en su
Apología, la cual se tratará más adelante.
Justino y las doctrinas cristianas distintas
En el ambiente helenizado del siglo II Justino encontró diversos maestros que se llamaban
cristianos pero enseñaban doctrinas que rivalizaban con su propia concepción del cristianismo, de entre
ellos a quienes les dio más importancia fueron los gnósticos3.
Para Justino era importante desacreditar las diferentes escuelas de pensamiento que surgían en el
cristianismo, y de hecho lo hizo, especialmente con el caso del gnosticismo. Para él, todas ellas se
alejaban de Jesús pues se trataba de elecciones humanas desviadas (García, 2011, p.15) y por ello
perdían su justificación. Realmente el peligro que los cristianos como Justino percibían en el
gnosticismo era la posibilidad de que, por tratarse de una doctrina incluso anterior a los filósofos
griegos, que era aplicable más allá de las barreras que separaban las distintas religiones y además se
sustentaba en una comunidad ya consolidada y con normativas claramente establecidas, era posible que
absorbiera al cristianismo y éste desapareciera como doctrina independiente (cf. García, 2002, p.264).
Justino emplea como criterio principal para desacreditar a los gnósticos el hecho de alejarse de la
filosofía por estar conformados por intérpretes que se encuentran separados entre sí (ibíd, p.265). Sin
embargo, como dice García, no hay una formulación concreta que ofrezca Justino del porqué esa
corriente dentro del cristianismo no merece cabida. En sus palabras:
“detrás de las diatribas de Justino subyace la tentativa de denigrar una forma de enfocar la filosofía por parte
de los “herejes” gnósticos, que había precedido y entrado en fricción con el cristianismo que a la sazón se
había ido imponiendo entre las cabezas dirigentes de los cristianos de Roma y que en la época de Justino
abiertamente se rechazaba” (2002, p.259).
A diferencia de este caso, el Diálogo con Trifón sí brinda una explicación más desarrollada
acerca de la relación que tuvo Justino con el judaísmo.
3 Los gnósticos eran cristianos aficionados a la filosofía, que pretendían poseer su propia “escuela filosófica” inspirada en
la tradición pitagórica pero con aportes de los tratados neopitagóricos. Su especificidad radicaba en el convencimiento de que la salvación vendría no solo por Cristo sino también por la “gnosis” -el conocimiento- (cf. García, 2002, p.254), que en su nivel último permitía el contacto con los misterios inefables de Dios (ibíd, p.264).
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Justino y el judaísmo
En el contexto en que vivió Justino ya se daba un fuerte rechazo de los judíos por parte de la
población cristiana, que se acentuó luego de que los cristianos se mostraron como un movimiento
independiente del judaísmo durante las persecuciones de los romanos a los judíos. Con este panorama
de fondo, el Diálogo con Trifón no parece ofrecer un mensaje diferente, aunque en algunos momentos
manifiesta actitudes conciliadoras entre las partes que permiten suponer una medida de cambio en las
relaciones entre ambas agrupaciones religiosas.
En resumen, los señalamientos que realiza Justino a Trifón con respecto a la doctrina judía son en
cuanto la figura de Cristo, la valoración de los ritos mosaicos y la interpretación de las Escrituras
(Fernández, 2004, p.128).
Para Justino Cristo es Dios, pero no es exactamente el mismo que el Hacedor, ya que Cristo sí se
ha manifestado en figura humana, mientras que el Creador no se ve limitado por la materia de ninguna
manera. La manera en que Justino defiende la diferencia entre Cristo y el Padre ante los judíos es por
medio de ideas subordinacionistas, bajo las cuales Jesús sería un servidor de Dios y en su lealtad se
encontraría el que haya sido elegido como Dios, aunque cabe decir que estas nociones fueron luego
condenadas por la doctrina católica ortodoxa4 (Fernández, 2004, p.131). Dado que los judíos no
aceptan la divinidad de Cristo (especialmente por su negación a aceptar la existencia de otra divinidad
además del Creador), Justino les recrimina que lo hayan asesinado.
Por otro lado, Justino no tiene reparo en indicar su rechazo de los ritos mosaicos, y señala que
solamente los valora en cuanto hacen alusión a la figura de Cristo, que por no ser aceptada por el
judaísmo entonces en sus prácticas carecen de sentido. Sin embargo, tanto Justino como Trifón
reconocen que las diferencias fundamentales entre ambas doctrinas radican en su interpretación de las
Escrituras, y fuera de ello pueden identificar elementos comunes (Fernández, 2004, p.136).
Dentro de lo común entre ambas doctrinas se encuentra el amor y respeto que Justino y Trifón
guardan a la filosofía, aunque su concepción de filosofía varíe desde el momento en que Justino la
entiende como el camino que conduce a Dios y Trifón estima que no trata debidamente la divinidad
(Fernández, 2004, p.140). Además, Trifón reconoce que el cristianismo se muestra más sólido al ser
defendido desde las Escrituras (ibíd, p.142).
Gran parte de lo mencionado hasta ahora es lo que el mismo Justino dejó como legado en sus
escritos Apología y Diálogo con Trifón. Estos documentos se explican en el siguiente apartado.
4 De acuerdo con Fernández (2004) Eusebio de Cesarea testimonia que la doctrina subordinacionista era la común en
Roma desde el tiempo de los apóstoles, pero el papa Ceferino se inclinó por la noción monarquiana de identificación entre Cristo y Dios Padre (p.130).
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Los escritos de Justino: Apología y Diálogo con Trifón
Las únicas dos obras de Justino que aun se conservan directamente son Apología y Diálogo con
Trifón, las cuales se encuentran en el manuscrito Codex Parisinus Graecus 450. (García, 2011, p.15).
Aunque cada una tiene destinatarios y objetivos distintos, puede decirse que en conjunto buscan
mostrar ola identidad filosófica y religiosa del cristianismo (García, 2011, p.15). En este sentido los
propósitos fundamentales de los escritos son: la demarcación de la doctrina cristiana para evitar su
confusión con el paganismo y el judaísmo, la explicación de la verdadera filosofía por la cual es posible
reconocer en el cristianismo a la verdadera Israel y la urgencia de erradicar las herejías (ibíd, p.16). En
lo que es más específico de cada texto se tratará a continuación.
Apología
La Apología fue redactada alrededor del año 150 d.C. (García, 2011, p.14) con especial
orientación al pueblo romano a quienes reclamaba el derecho de los cristianos de existir civilmente.
Con este propósito es que se enfoca en probar la verdad de la doctrina cristiana, pero también la
injusticia que se comete en contra de sus creyentes (Félix, 2014, p.438); esto último lleva a Justino a
defender el comportamiento ejemplar de los ciudadanos cristianos en contra las acusaciones infamantes
que les dirigían algunos sectores populares de la población romana (Fernández, 2004, p.127).
Entre las ideas más importantes tratadas en la Apología se encuentran:
La afirmación (ya refutada) de que los filósofos griegos basaron su pensamiento en textos del
Antiguo Testamento, como medio para justificar la utilización de las ideas platónicas en el medio
cristiano (Blázquez, 2006, p.4).
El convencimiento de que existieron quienes vivieron conforme al Verbo antes de Cristo, y por
ello es posible tomar como ejemplo las figuras de Sócrates, Heráclito y otros similares. Esta afirmación
lleva a su autor hasta el punto de realizar la comparación entre Cristo y Sócrates (Blázquez, 2006, p.4).
Por otro lado, dado que la filosofía verdadera es la que lleva a Dios, y Cristo es reconocido como
Dios, Justino afirma que los pensamientos que aprueba de la filosofía anterior a Cristo son fruto de la
acción de las semillas del Logos que habitan en cada persona y que guiaron a los filósofos en su
momento para el conocimiento de la verdad (Blázquez, 2006, p.5).
Finalmente, este texto permite reconocer el deseo intrínseco de Justino por oponerse a toda forma
de herejía, de manera que separa las convicciones de estos para determinar un pensamiento único que
sea reconocido como el propio de los cristianos. Esta postura no está suficientemente sustentada, pero
responde a la necesidad de luchar contra los pensamientos gnósticos y monarquianos que poco a poco
se han ido imponiendo entre las cúpulas cristianas de Roma (García, 2002, p.259).
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Cabe destacar que Justino en este texto recurre frecuentemente a la figura de los demonios y su
líder Satanás, como quienes se encargan de oponerse a la acción de las semillas del Logos y así impedir
que influyan en el curso de la historia (García, 2011, p.28).
Diálogo con Trifón
El Diálogo con Trifón es producido poco tiempo después que la Apología, pero esta vez se trata
de un diálogo con el judaísmo que lleva dos ideas fundamentales como base: el entendimiento de que el
cristianismo requiere del judaísmo para determinarse a sí mismo ya que ha surgido de él, pero la
urgencia de marcar la distancia que existe entre ambas doctrinas en su momento, donde ya se
encuentran factores que las distancian y se da una atmósfera de separación entre sus creyentes.
Es posible definir que este diálogo realmente se trata de una “una sarta de agravios y reproches
hacia el judaísmo y sus adeptos, representados en este caso por Trifón y sus acompañantes”
(Fernández, 2004, p.124), pero se convierte en un intercambio necesario dentro de un contexto en el
que aun no ha sido posible afirmar la individualidad religiosa de los cristianos frente al judaísmo.
Fernández (2004) sostiene que las motivaciones principales para la creación de este documento
fueron tres: la gran diversidad de corrientes al interior del cristianismo, cada una con posturas distintas
frente a la doctrina y las prácticas judías; la fuerte hostilidad del judaísmo rabínico hacia el cristianismo
y de los cristianos hacia el pueblo judío, y porque ambas poblaciones estaban siendo perseguidas por el
Imperio Romano (pp.147-148).
En sus esfuerzos por mostrar la verdad del mensaje cristiano (Félix, 2014, p.438), el objetivo
particular del Diálogo con Trifón radica en el convencimiento de cualquier persona, judía o cristiana,
de las ideas que defiende Justino, especialmente en cuanto las causas de orden teológico que separan a
los judíos de la fe en Cristo (Fernández, 2004, p.127), de manera que esto a su vez sirva para frenar el
proselitismo judío y permita ganar más adeptos para el cristianismo (Fernández, 2004, p.143).
Es importante mencionar que en las distintas acusaciones que realiza Justino a los judíos en este
texto se terminan formulando una serie de fundamentaciones desde la Escritura que terminaron
convirtiéndose en las bases para descalificar teológicamente al judaísmo y a las otras corrientes
cristianas, lo cual a la postre terminó dando lugar a la fijación de dogmas y ahogando con ellos toda
posibilidad de diálogo. De esta manera, siguiendo a Fernández (2004), el Diálogo con Trifón terminó
siendo el principio para acabar con toda posible forma de diálogo ecuménico como el que el mismo
Justino trataba de realizar (p.149).
A continuación se extraen las principales conclusiones de la investigación.
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Conclusión
Como puede observarse, el proceso por medio del cual Justino siendo filósofo llevó sus
conocimientos greco-romanos al pensamiento cristiano e inició una nueva forma de razonamiento para
esta doctrina implicó que este autor entrara en diálogo con diversos actores que se encontraban
presentes en el Imperio Romano, lugar donde desarrollaba sus esfuerzos por vincular la fe con la razón.
Hemos podido observar que estos intercambios con las culturas y formas de pensamiento
paganas, judías y heterodoxas cristianas normalmente incluyeron aportes importantes a la filosofía
cristiana, pero también elementos que Justino estimó como contrarios a la búsqueda del camino de la
verdad que él esperaba de la filosofía. Realmente en ocasiones sus textos no dejaron claras las bases
desde las que el autor realizaba dichas aseveraciones, y como puede entenderse en el caso de las
acusaciones al judaísmo, no siempre sus afirmaciones fueron dirigidas a la definición del cristianismo,
sino que a veces tenían una clara orientación a desaprobar las otras doctrinas.
Con esto, queda en evidencia que el papel que cumplió Justino como iniciador de la relación
entre el pensamiento cristiano y la filosofía tuvo una fuerte influencia en la manera en que este vínculo
terminó orientándose y hoy podría tratarse de uno de los principales retos por superar para establecer
nuevamente el diálogo entre distintas experiencias religiosas.
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