Septiembre 28 - 4 Octubre/ 2014Pan de Vida
Pst. Parrish Jácome Hernández
El Gran PanoramaTexto: Marcos 9: 23- 24
Asimilar cada experiencia de la mano del Señor es una oportunidad para crecer, donde la realidad de un mundo espiritual no puede ser desconocido, al enfrentarnos a los poderes del mal que operan con mayor fuerza y libertad en quienes al no conocer a Jesús, son perturbados al punto de recibir fuertes ataques, de los cuales necesitan ser liberados.Reconocer nuestras dudas y temores cuando nos enfrentamos con lo desconocido, lejos de avergonzarnos, debe impulsarnos a transparentar esa vivencia con el Señor, conscien-tes de que su corazón tierno estará presto a fortalecernos y afirmarnos en ese caminar donde la salida con frecuencia no se divisa.Es allí donde el clamor de ayuda a nuestras dudas, incredulidad es necesaria, imprescin- dible para que nuestro corazón vaya siendo moldeado al abrirse a una verdad que al ser costosa en asimilarla necesita ser acompañada por el autor y consumador de la fe, esto es Jesucristo. Pretender hacerlo sólo es una locura, imposible, necesitándose la honestidad de aquellos que pueden clamar ayuda y esperar con seguridad porque saben que vendrá, para alcanzar el milagro anhelado.
Has enfrentado experiencias en tu vida de fe, cuando lo que has leído o
aprendido, sientes que no te alcanza. En esas circunstancias, ¿Cómo has
actuado?
Los comentarios, puntos de vista, formas de ver la vida de fe, que han
compartido otras personas, ¿ha afectado tu actitud cuando enfrentas lo
desconocido? ¿De qué forma?
A la luz de este texto, Jesús nos enseña lo que se requiere para enfrentar a los
poderes del mal; siendo así, ¿Puedes identificar los aspectos que remarca?
Al enfrentar lo desconocido se producen dudas, temores. ¿De qué forma te
ayuda está historia para enfrentarlos cuando se hagan presente?
En esta historia encontramos disciplinas espirituales fundamentales para
enfrentar los poderes del mal. ¿Qué papel tiene para tu vida, el ayuno y la
oración?
El caminar de fe es atreverse a pedir la acción del Señor en una realidad
donde se la requiere. ¿Existe algún requerimiento, petición, enfermedad,
donde necesites que la presencia del Señor se haga presente? ¿Podrías
compartirla?
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Considere las siguientes preguntas, reflexione en ellas y responda con claridad.
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A pesar de las dudas o temores, cree en Jesús.
La deserción constante de fieles que enfrentan varias religiones, genera inquietud y controversia en los líderes de estas comunidades. Un decrecimiento manifiesto en recien-tes estadísticas expresa, que la confianza en sus propuestas, evidente en los ritos que se practican continúan debilitándose, al punto de sostenerse de forma exclusiva por un crecimiento biológico. Este desencanto trae a la mesa de diálogo los fundamentos de una sana y edificante espiritualidad, donde la relación con el creador, abandona ese campo místico, para insertarse en la vida cotidiana. Una dimensión nueva para muchos, pero imprescindible para vitalizar la fe, al hacerla participe de cada vivencia o experiencia donde su aporte transcienda.Reducirla a una comprensión mística, de interpretación privada, con rasgos claros de exclusión, abona la desconfianza y la pérdida de una fe para el tiempo actual, donde las diversas corrientes descalifican los discursos religiosos por considerarlos irrelevantes. Complejas circunstancias de quienes transitando por este camino arenoso, buscan levantar a Jesús como la respuesta a una sociedad, requerida del pan y el agua de vida.El desafío es mas claro que nunca, llevar a Jesús al campo donde mayor influencia generó, las calles, las plazas, los barrios, los espacios públicos, presentando el mensaje transformador de las buenas nuevas, que al ser demostra-das en las diversas esferas de relaciones, reproducen un modelo que contrarresta los existentes.Imposible, para nada, si está Jesús de por medio, no hay que temer, las posibilidades se tornan ciertas, las oportuni-dades se alcanzan, las opciones se cristalizan, levantando esa confianza que un pueblo siempre necesita para enfren-tar el día a día. Creer, esperar respuesta, es siempre posible, cuando el Maestro está presente.
Estudio para Casas de Vida
“La fe tiene un camino donde lo lógico, natural, racional, no encontrará respuesta, requiriéndose
caminar en esa dimensión donde la
confianza plena en el Señor, permitirá ver
ante nuestros ojos, lo que se presentaba como
imposible de alcanzar.”
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Las grandes controversias religiosas siempre han estado presentes, las disputas por los
dogmas, las doctrinas, no es materia reciente, se ha manifestado desde tiempos muy antiguos
con pobres resultados. Este escenario inquieta constantemente a quienes sienten tener el
patrimonio o derecho a la verdad, al punto de invalidar otras expresiones de fe, por enfatizar en
aspectos diferentes.
Las discusiones religiosas han copado gran parte de la historia, provocando resentimientos,
deserciones, odios, emociones tan diversas donde la verdad es defendida con argumentos y
explicaciones humanas, dejando de lado el aspecto incuestionable de la experiencia, donde el
camino de fe es la única vía.
El ministerio de Jesús no escapa a estos espacios, siendo buscado con frecuencia para que
de su opinión, en muchos casos, con la finalidad de observar sus respuestas para incriminarlo
o cuestionarlo por sus interpretaciones. La postura del maestro elevó el diálogo, rehusando
una confrontación donde la verdad sea manejada como normas e instructivos, para ser
presentada como lo que es, fuente de vida plena.
Las doctrinas se aprenden, estudiando aquellos mandatos que al ser transmitidos de genera-
ción a generación, fueron estableciendo el cuerpo de enseñanzas que regularizan todo
accionar o vivencia. Una reglamentación firme, infranqueable, capaz de validar o descalificar
aquellas prácticas que se manifiesten entre propios o extraños a la creencia judía.
Los encuentros de Jesús se alejan de este formato, priorizando la vida, la necesidad o carencia
manifiesta de aquellos que lo buscaban. Un esquema complejo de admitir a quienes crecieron
reconociendo en la ley, la norma suprema a cumplirse, en la cual todo está establecido y
regulado. Atreverse a romper el cerco es una opción imposible de considerar, a fieles devotos
de su religión.
La disputa en esta ocasión es con sus discípulos, quienes al caminar con el maestro, son
requeridos para dar respuestas a esas inquietudes, donde el dogma guarda silencio,
prefiriendo cuestionar o señalar, al final siempre el camino más fácil, de quienes evitan tomar
el riesgo, pero están dispuestos a juzgarlos en otros.
El ámbito teórico siempre es recurrente, buscando con argumentos encontrar la verdad,
mientras los afligidos esperan respuestas que traigan libertad, salud, esperanza. Una realidad
que sigue presente, cuando no se entiende el dolor, la aflicción, de quienes buscan en Jesús
la salida a su compleja circunstancia, recibiendo la condena o el reproche religioso.
Las disputas son estériles, nada cambian, transforman, contrariamente llenan el corazón de
amargura y sentimientos nocivos, donde la búsqueda de la verdad, es el pretexto para herirse
o descalificarse. Los escribas engrosan la lista de los grupos que en el debate ahogan la fe, al
reducir toda experiencia a lo permitido y a lo censurado.
Una realidad donde la multitud es alimentada en su morbo, curiosidad, agolpándose alrededor
de una inquietud o dolor, que al no ser suya, simplemente lo perciben desde lejos como
simples espectadores. La llegada de Jesús provoca movimiento, reacción a una necesidad
presentada a sus discípulos, donde la respuesta nunca llegó.
El escenario es claro para el Maestro, presentando a sus discípulos mediante una pregunta, la
problemática que se está debatiendo. La respuesta asombrosamente no viene de ellos, sale
de la multitud, del hombre que los ha ido a buscar para que atiendan a su requerimiento. Una
acción que deja en evidencia la incomodidad de los discípulos, al guardar silencio frente a lo
que está aconteciendo.
El Texto No es un PretextoEl caso no es sencillo, manifiesta una experiencia donde el dogma, las doctrinas, miran de lejos
o invalidan esta vivencia, al responder a un patrón distinto. Un hijo con un espíritu que lo
atormenta, lo sacude, echa espumarajos, cruje los dientes y se va secando, no es un cuadro
apetecido por nadie. Lo penoso es que los discípulos fueron requeridos y no pudieron liberar a
este joven, angustiando con mayor intensidad el corazón de su padre.
Las primeras expresiones de Jesús son contundentes, no admiten interpretación alguna, son un
rechazo a quienes indolentes frente a la necesidad de este padre, no supieron responder con la
autoridad de la fe y la palabra, confrontado a este espíritu y trayendo libertad a la opresión que
está causando.
Generación incrédula, patética realidad de quienes debaten la fe, pero no la viven, al tener temor
de transitar por esos espacios donde lo desconocido aterra, dejando sin respuesta a quienes no
pueden más con esa carga. Hacerle frente es la postura inmediata del maestro, mandando a
buscar al joven atormentado, para precisar la ayuda que esta requiriendo.
El cuadro no admite confusión, la perturbación en este muchacho es evidente, observándose
los síntomas en un espíritu que lo sacude con violencia, lo revuelca en tierra, echa espumarajos.
Las razones no se abordan en la historia, dejando claro que es una realidad que se enfrenta
desde la niñez.
La narrativa del padre es valiosa para entender que no se trata de una enfermedad física,
mental, como en algunos casos se podría pensar, por cuanto busca eliminarlo, terminar con su
vida, situación que no se realizaría a menos que las facultades mentales estén totalmente
afectadas o exista una perturbación espiritual evidente.
Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Desgarradoras palabras de
impotencia de un padre que ha visto consumir a su hijo, en medio de ataques continuos que no
desaparecen. Una expresión donde las clásicas manifestaciones de fe, para algunos no están
presentes, al carecer de una contundencia sobre lo que se necesita.
La comprensión de Jesús es extraordinaria, al entender la lucha que ese padre está
enfrentando, en medio de una constante circunstancia que no ha cambiado. Las palabras de
ánimo, estímulo, desafío, buscan generar en este hombre la decisión de transitar en ese camino
donde la fe y sólo la fe hará la diferencia.
La respuesta del padre es igual de maravillosa, sincera, espontánea, transparente, donde
matiza ese deseo de creer, entremezclado con esas dudas que por una realidad tan cruel, esta
allí, no se abandona, pero con todo el corazón se desea dejar atrás. Ayuda mi incredulidad, es
la manifestación de un corazón ávido de ver la acción del creador en su necesidad.
La acción llega de inmediato para mostrar que un corazón sincero jamás será despreciado por
el Señor, trayendo esperanza a un padre que ve salir a ese espíritu que atormentó por tanto
tiempo a su hijo. El gozo, la alegría plena, se manifiesta cuando el joven es levantado y
emprende el camino de regreso con su padre, mientras la pregunta de inmediato llega por los
discípulos, en torno a la razón por la cual, no pudieron ellos liberarlo.
La fe tiene un camino donde lo lógico, natural, racional, no encontrará respuesta, requiriéndose
caminar en esa dimensión donde la confianza plena en el Señor, permitirá ver ante nuestros
ojos, lo que se presentaba como imposible de alcanzar, mostrándonos que a pesar de las dudas
muy humanas valió la pena transitar en esa vía.
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