Transcript
Page 1: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Octavio Paz

(Ciudad de México, 1914 – 1998)

Octavio Paz Lozano es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura

mexicana y uno de los poetas latinoamericanos más destacados e influyentes. Ganador del

nobel de literatura en 1990; su obra abarca poesía, ensayo y traducciones, tanto en su

poesía como es sus textos de análisis destacan las reflexiones sobre la modernidad y la

otredad, Paz se constituye como uno de los pensadores más importantes del México

contemporáneo.

Estudió Derecho en la UNAM y en 1936 se trasladó a España como parte de la

Alianza de Intelectuales Antifascistas; amplió sus estudios en Estados Unidos en 1944-

1945, dos años después inicia su carrera como diplomático, es enviado a Francia donde

permaneció hasta 1951, época importante para su formación, ya que convivió con un

grupo importantes de intelectuales que veían en Francia la oportunidad de impulsar su

carrera. También estuvo a cargo de la embajada mexicana en la India (1952), Japón (1953)

y dirigió la oficina de Organismos Internacionales de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Entre los premios más importantes con los que fue galardonado son: Premio Xavier

Villaurrutia 1957, por El arco y la lira, Premio Cervantes 1981; Premio Nobel de Literatura

1990.

Obras más importantes

La obra del poeta es extensa, entre sus obras más importantes se pueden contar Libertad

bajo palabra (1949), (incluye el poema “Piedra de sol”); El laberinto de la soledad (1950);

El arco y la libra (1956); Blanco (1966) y Pasado en claro (1975). Para el poeta su obra está

marcada por la búsqueda del otro:

La política es el arte de convivir con los otros. Todos mis escritos están en relación —incluso en convivencia— con lo que a veces se llama otredad. En mis poemas

Page 2: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

más íntimos, en los que hablo conmigo mismo, hablo con el otro que soy; en mis poemas eróticos, con la otra; en mis escritos en los que toco temas de religión, metafísica o filosofía, interrogo a lo Otro. Los hombres y las mujeres vivimos siempre con los otros y ante lo Otro. Esto y aquello: pertenecemos a dos mundos distintos e inseparables1. (Gloria Vergara, p.13).

Tanto en la obra poética como ensayista se encuentran elementos claves del

pensamiento que construye el escritor, la lucha de elementos contrarios, la identidad

fragmentada del mexicano y la visión de la mujer como espejo y a la vez contrario del

hombre. Uno de los elementos más aclamados por la crítica es el análisis social y

antropológico que realiza sobre la identidad y las motivaciones sociales, históricas y

culturales del mexicano; Paz es uno de los primeros intelectuales en interesarse en este

tema y en construir un estudio formal.

Crítica:

La aparición de Octavio Paz en la cultura mexicana ha sido un milagro, que la subió de nivel en la sola vida, como esos árboles que de pronto empiezan a echar ramas y a crecer más allá de lo esperado, hasta cambiar el paisaje mismo, del cual se vuelven símbolos [Gabriel Zaid]2 (Cayuela Gally, Ricardo, p.13).

“Paz no es sólo uno de los grandes poetas actuales de la lengua: es asimismo uno de los

rarísimos pensadores que, expresándose en ella, han alcanzado una difusión que rebasa

ampliamente el marco de sus fronteras” (Juan Goytisolo, p.10).

[Octavio Paz representaba] un cierto ideal intelectual. Es decir, a mí siempre me ha gustado lo intelectual refinado estéticamente, un autor exigente y sofisticado en procedimientos de la expresión, etcétera; pero luego, por otra parte, muy implicado en los asuntos públicos, en la vida popular, es decir, que no tiene, o sea que vive, digamos, una vida elevada pero sin torre de marfil. No se queda en la torre de marfil, sino que está más o menos implicado. Entonces… yo admiraba evidentemente esa imagen. (Fernando Savater). 3

1 Braulio, Peralta. El poeta en su tierra. Diálogos con Octavio Paz, pp-168-169. 2 Extraído de Las palabras y los días, una antología introductoria. 3 Extraído de SIPSE.COM, http://sipse.com/opinion/fernando-savater-sobre-octavio-paz-27283.html

Page 3: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Biografía: http://www.sinembargo.mx/31-03-2013/575332

Bibliografía:

Goytisolo, Juan. Sobre “Conjunciones y disyunciones”. Revista Iberoamericana

[electrónica] Vol. LXVIII, Núm. 200, Julio-Septiembre 2002. Disponible en: http://revista-

iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/5953/6094

Paz, Octavio (2008). Las palabras y los días, una antología introductoria. México: FCE y

CONACULTA.

Page 4: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: Octavio Paz.

Autor: Pasado y presente en claro.

Editorial: FCE. México: 2010.

Introducción:

Pasado y presente en claro (2010), se publica a 20 años de haber ganado el Nobel de

literatura, como un medio para celebrar el tan aclamado premio del poeta. El libro se

forma de tres textos: “La búsqueda del presente” (1990), conferencia dictada al ganar el

Nobel; “Ciudad de fuego y agua” (1962), ensayo que no aparece en sus Obras completas, y

por último un fragmento del poema “Pasado en claro” (1975); como se puede apreciar el

nombre del libro juega coquetamente con el título del poema antes citado.

El primer texto, “La búsqueda del presente”, es un texto hermoso en el que se

reflexiona primeramente sobre la identidad del escritor americano, para Paz, es especial y

complicada, ya que existe una identificación con Europa al compartir el idioma, ya sea

español, inglés o portugués e incluso hay intereses por la lengua y literatura francesa, casi

todos los escritores latinoamericanos del siglo XX estuvieron interesados por los poetas

oscuros en especial por Baudelaire.

Conforme va avanzando el texto, el poeta no sólo analiza la identidad del escritor

americano, sino de la identidad de su propia obra, ¿Cuáles son las motivaciones de

Octavio Paz? ¿De dónde parte su obra? ¿Qué responde y qué cuestiona? Las respuestas al

igual que la obra son sublimes y como muchos críticos han dicho una de las motivaciones

más importantes del poeta es la modernidad y el tiempo, la obsesión por definir la

modernidad a través del juego del presente, el pasado y el futuro; de la modernidad nace

la necesidad de describir la relación con el otro, de esa penuria surge el planteamiento

filosófico de la otredad en la poética4 de Paz.

4 Entiéndase por poética los diferentes géneros literarios poesía, narrativa, ensayo y teatro. En el caso particular de Paz, poesía y ensayo.

Page 5: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Por su parte, el ensayo “México: ciudad de fuego y del agua”, como su mismo

nombre lo indica reflexiona sobre la ciudad de México, su historia y la identidad de la

cultura mexicana. Para Octavio Paz, el nombre de las ciudades alberga su alma, cuando el

nombre es removido el alma de la ciudad muere con ella; lo especial y magnifico de la

ciudad de México es que jamás ha sido removido su nombre, la pertenencia subsiste, la

raíz azteca está viva.

Los aztecas fundaron su capital en una isleta del lago, la llamaron México-

Tenochtitlan, el primer vocablo significa “ombligo de luna”, el segundo “lugar del nopal

que da tunas”. El nombre guarda una metáfora, “el lugar del nopal es la ciudad de los

tenochcas: combate corazones, sacrificio y transfiguración, es decir fuego; la luna es vida y

fertilidad: agua” (Paz, p.31). El jeroglífico azteca alt tlachinolli (atl: agua; tlachinolli: cosa

quemada) quiere decir “agua quemada”, arquetipo que representó el imperio azteca y

que se liga directamente al nombre actual de la ciudad, México se forma de los contrarios

fuego y agua.

Page 6: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Citas:

“La búsqueda del presente”

Somos y no somos europeos. ¿Qué somos entonces? Es difícil definir lo que somos

pero nuestras obras hablan por nosotros. (Paz, p.13).

En México precolombino, con sus templos y sus países, es un montón de ruinas

pero el espíritu que animó ese mundo no ha muerto. Nos habla en el lenguaje

cifrado de los mitos, las leyendas, las formas de convivencia, las artes populares,

las costumbres. Ser escritor significa oír lo que nos dice ese presente —esa

presencia—. Oírla, hablar con ella, descifrarla: decirla… Tal vez después de esta

breve digresión sea posible entrever la extraña relación que, al mismo tiempo, nos

une y separa de la tradición europea. (Paz, p.15).

La poesía está enamorada del instante y quiere revivirlo en un poema; lo aparta de

la sucesión y lo convierte en presente fijo. (Paz, p.18).

La modernidad es una palabra que busca de su significado: ¿es una idea, un

espejismo o un momento de la historia? ¿Somos hijos de la modernidad o ella es

nuestra creación? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Poco importa: la seguimos, la

perseguimos. Para mí, en aquellos años, la modernidad se confundía con el

presente o, más bien, lo producía: el presente era su flor extrema y última. (Paz,

p.19).

La modernidad me condujo a mi comienzo, a mi antigüedad. La ruptura se volvió

reconciliación. Supe así que el poeta es un latido en el río de las generaciones.

(Paz, p.21).

Asistimos al crepúsculo del futuro. La baja idea de modernidad, y la boga de una

noción tan dudosa como “postmodernidad”, no son fenómenos que afecten

únicamente a las artes y a la literatura: vivimos la crisis de las ideas y creencias

básicas que han motivado a los hombres desde hace más de dos siglos. (Paz, p.23).

El ocaso del futuro anuncia el advenimiento de hoy. Pensar el hoy, significa, ante

todo, recobrar la mirada crítica. (Paz, p.26).

Page 7: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

La reflexión sobre el ahora no implica renuncia al futuro ni olvido del pasado: el

presente es el sito de encuentro de los tres tiempos. (Paz, p.27).

Alternativamente luminoso y sombrío, el presente es una esfera donde se unen las

dos mitades, la acción y la contemplación. (Paz, p.27).

“México: ciudad del fuego y del agua”

Perder el nombre es perder el alma. Fundada en 1325, arrastrada y reconstruida

en 1521; sucesivamente azteca, barroca, neoclásica, moderna; capital del imperio,

un virreinato y una república, nuestra ciudad no ha cambiado de nombre: México

la llamaron los aztecas y México se llama. La Catedral y el Palacio Nacional se

levantaron sobre las ruinas del Gran Teocalli y del Palacio de Moctezuma; pero

esos antiguos edificios estaban asentados sobre un nombre. Ese nombre está vivo.

(pp. 29-30).

La muerte mexicana es terrible y, sin embargo, se ríe; es un esqueleto y se adorna

como un figurín de moda; es de cristal de roca y es de azúcar. Está viva. El amor a

la muerte es el amor a la vida. No son mundos separados. Los une el puente de la

fantasía. La imaginación es nuestro gran don, el más rico y el más peligroso de

todos. Si nos abandona, nos volvemos brutales; si se apodera totalmente de

nosotros, perdemos el tino y hacemos disparates y maravillas, cosas

sorprendentes. (p.40).

El Zócalo, nuestra plaza central, es el corazón de México. Fue el asiento del Templo

Mayor de los aztecas y de los palacios de sus monarcas; durante el virreinato

presenció desfiles, motines, autos de fe y procesiones; ha visto entrar y salir

emperadores, presidentes, arzobispos, generales y guerrilleros populares. Allí han

combatido uno contra otro los mexicanos; allí se han reconciliado. Allí vamos a

aclamar al buen gobierno y a protestar contra el malo. (p.42).

Page 8: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: Claridad errante. Poesía y prosa.

Autor: Octavio Paz.

Editorial: FCE y CONACULTA.

Introducción:

Claridad errante. Poesía y prosa se forma de una selección especial de textos, dos ensayos

“Evocación de Mixcoac” (una serie de recuerdos y reflexiones sobre su pueblo natal) e

“Infancia e historia”, y una serie de poemas entre ellos el magistral “Piedra de Sol”.

En “Infancia e historia” analiza las motivaciones de porque escribió El laberinto de

la soledad, el poeta señala que tres momentos marcaron su niñez, la primera experiencia

se relaciona con el abandono del padre para luchar en la Revolución, Paz se ve a sí mismo

como un bulto llorando y recuerda el consuelo de su madre, además de la calidad materna

revive la sensación de vacío, de carencia y de búsqueda, que marcaron su vida.

A los seis años de edad la familia de Paz se instala en Los Ángeles, en una

comunidad de desterrados políticos, sus padres lo inscriben a la escuela del barrio, el

poeta recuerda la impotencia de no poderse comunicar, él no hablaba ni una palabra de

inglés: “aterrorizado por mi incapacidad de comprender lo que se me decía, me refugié en

el silencio” (Paz, p.77); más tarde en el receso sufre las burlas y la hostilidad de sus

compañeros cuando pide una “cuchara” para poder comer sus alimentos.

El último recuerdo lo experimenta en México, después de que cambio la situación

política en el país vuelve a Mixcoac, cuando regresa a la escuela tampoco es aceptado por

sus compañeros: “no tardaron en decirme que era un extranjero: un gringo, un franchute

o un gachupín les daba lo mismo” (Paz, p.78).

La experiencia de Los Ángeles y la de México me apesadumbraron durante muchos años. A veces pensaba que era culpable —con frecuencia somos cómplices de nuestros persecutores— y me decía: sí, yo no soy de aquí ni de allá. Entonces ¿de dónde soy? (Paz, p.79).

Page 9: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

El trasfondo de estás tres experiencias nace del sentimiento de separación, la

primera es universal, todos los hombres atravesamos por el mismo proceso, nos

reconocemos solos en un mundo hostil5. Las otras experiencias para el poeta son de orden

histórico y son consecuencia de la realidad social y cultural.

Por su parte, “Piedra de sol” es uno de los poemas más sobresalientes de la poesía

del siglo XX, en él encontramos reflexiones profundas sobre el amor, la identidad y la

permanencia en el mundo; además se despliega un tratado filosófico sobre la otredad y la

relación entre lo femenino y los masculino, ambos temas son reiterativos en la poética de

Paz.

5 En esta experiencia de abandono se sustenta el mito de la caída, su versión bíblica es el paraíso perdido.

Page 10: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Citas:

“Infancia e historia”

Me veo, mejor dicho: veo una figura borrosa, un bulto infantil perdido en un

inmenso sofá circular de gastadas sedas, situado justo en el centro de la pieza. […]

Es día de fiesta y celebran un santo o un cumpleaños. Mis primos y primas,

mayores, saltan en la terraza. Hay un ir y venir de gente que pasa al lado del bulto

sin detenerse. El bulto llora. Desde hace siglos llora y nadie lo oye. Él es el único

que oye su llanto. Se ha extraviado en un mundo extraño, aunque familiar y

remoto, íntimo e indiferente. No es un mundo hostil: es un mundo extraño,

aunque familiar y cotidiano, como las guirnaldas de la pared impasible, como las

risas del comedor. Instante interminable: oírse llorar en medio de la sordera

universal… No recuerdo más. Sin duda mi madre me calmó: la mujer es la puerta

de la reconciliación con el mundo. Pero la sensación no se ha borrado ni se borrará.

No es una herida, es un hueco. Cuando pienso en mí, lo toco; al palparme, lo

palpo. Ajeno siempre y siempre presente, nunca me deja, presencia sin cuerpo,

mudo, invisible, perpetuo testigo de mi vida. No me habla pero yo, a veces, oigo lo

que su silencio me dice: esa tarde comenzaste a ser tú mismo; al descubrirme,

descubriste tu ausencia, tu hueco: te descubriste. Ya lo sabes: eres carencia y

búsqueda. (pp. 76-77).

El Descubrimiento de América inició la unificación del planeta. El acto que nos

fundó tiene dos caras: la Conquista y la evangelización; nuestra relación con él es

ambigua y contradictoria como el acto mismo y sus dos emblemas: la espada y la

cruz. No menos ambigua es nuestra frente a la civilización mesoamericana: su

espectro habita nuestro sueño, pero ella reposa para siempre en el gran

cementerio de las civilizaciones desaparecidas. Nuestra cuna fue combate. El

encuentro entre los españoles y los indios fue simultáneamente, para emplear la

viva y pintoresca imagen del poeta Jáuregui, túmulo y tálamo. (p.84).

En España conocí la fraternidad ante la muerte; en los Estados Unidos la

cordialidad ante la vida. Simpatía universal que tiene sus raíces no el puritanismo

Page 11: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

que, maniático de pureza, es una ética de la separación, sino en el panteísmo

romántico de Emerson y en efusión cósmica de Whitaman. En España algunos

españoles me reconocieron como uno de los suyos; en los Estados Unidos algunos

norteamericanos me acogieron como un hermano desconocido que hablaba su

lengua con un acento extraño y una sintaxis bárbara. (p.87).

Al escribir me vengaba de México; un instante después, mi escritura se volvía

contra mí y México se vengaba de mí. Nudo inextricable, hecho de pasión y de

lucidez: odio et amo. (p. 89).

Aunque cada individuo es único y cada pueblo es diferente, todos atraviesan por

las mismas experiencias. Por eso es legítimo presentar a la historia de México

como una sucesión de rupturas y uniones. La primera fue la Conquista. La primera

y la decisiva: fue un choque entre dos civilizaciones y no, como ocurriría después

dentro de la misma civilización. A su vez, la primera reunión o reconciliación —

respuesta a la violenta ruptura de la Conquista— consintió en la conversión de los

vencidos a una fe universal, el cristianismo. Desde entonces las rupturas y las

reuniones se han sucedido; sería ocioso enumerarlas. No, no es arbitrario ver

nuestra historia como un proceso regido por el ritmo —o la dialéctica— de lo

cerrado y lo abierto, de la sociedad y la comunión. No es difícil advertir, por otra

parte, que el mismo ritmo rige las historias de los pueblos. Pienso que se trata de

un fenómeno universal. Nuestra historia no es sino una de las versiones de ese

perpetuo separarse y unirse con ellos mismos que ha sido, y es, la vida de todos los

hombres y los pueblos. (p.91).

La enseñanza de la Revolución mexicana se puede cifrar en esta frase: nos

buscamos a nosotros mismos y encontramos a los otros. (p.99).

“Piedra de sol”

Voy por tu cuerpo como por el mundo, tu vientre es una plaza soleada, tus pechos

dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos. (p.104).

Vestida del color de mis deseos como mi pensamiento vas desnuda, voy por tus

ojos como por el agua los tigres beben sueño en esos ojos, el colibrí se queda en

Page 12: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

esas llamas, voy por tu frente como por la luna, como la luna por tu pensamiento,

voy por tu vientre como por tus sueños. (p.105).

Recojo mis fragmentos uno a uno y prosigo sin cuerpo, busco a tientas. (p.105).

Busco sin encontrar, escribo a solas, no hay nadie, cae el día, cae el año, caigo en el

instante, caigo al fondo, invisible camino sobre espejos que repiten mi imagen

destrozada, piso días, instantes caminados, piso los pensamientos de mi sombra,

piso mi sombra en busca de un instante. (p.106).

He olvidado tu nombre, Melusina, Laura, Isabel, Perséfona, María, tienes todos los

rostros y ninguno, eres todas las horas y ninguna, te pareces al árbol y a la nube,

eres todos los pájaros y un astro, te pareces al filo de la espada y a la copa de

sangre del verdugo, yedra que avanza, envuelve y desarraiga al alma y la divide de

sí misma. (p.107).

Arde el instante y son un solo rostro los sucesivos rostros de la llama, todos los

nombres son un solo nombre todos los rostros son un solo rostro, todos los siglos

son un solo instante y por todos los siglos de los siglos cierra el paso al futuro un

par de ojos. (p.108).

Miradas enterradas en un pozo, miradas que nos ven desde el principio, mirada

niña de la madre vieja que ve en el hijo grande un padre joven, mirada madre de la

niña sola que ve en el padre grande un hijo niño, miradas que nos miran desde el

fondo de la vida y son trampas de la muerte — ¿o es al revés: caer en esos ojos es

volver a la vida verdadera? (p.111).

Amar es combatir, si dos se besan el mundo cambia, encarnan los deseos, el

pensamiento encarna, brotan las alas en las espaldas del esclavo, el mundo es real

y tangible, el vino es vino, el pan vuelve a saber, el agua es agua, amar es combatir,

es abrir puertas, dejar de ser fantasma con un número a perpetua cadena

condenado por un amo sin rostro; el mundo cambia si dos se miran y se

reconocen. (p.115).

Lo que llamamos Dios, el ser sin nombre, se contempla en la nada, el ser sin rostro

emerge de sí mismo, sol de soles, plenitud de presencias y de nombres. (p. 116).

Page 13: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

No vuelve atrás el tiempo, los muertos están fijos en su muerte y no pueden

morirse de otra muerte, intocables, clavados en su gesto, desde su soledad, desde

su muerte sin remedio nos miran sin mirarnos, su muerte ya es la estatua de su

vida, un siempre estar ya nada para siempre, cada minuto es nada para siempre.

(p.119).

Nunca la vida es nuestra, es de los otros, la vida no es de nadie, todos somos la

vida —pan de sol para los otros, los otros todos que nosotros somos—, soy otro

cuando soy, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda

ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo

no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos

nosotros, la vida es otra, siempre allá, más lejos, fuera de ti, de mí, siempre

horizonte, vida que nos desvive y enajena, que nos inventa un rostro y lo desgasta,

hambre de ser, oh muerte, pan de todos. (p.120).

Page 14: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: El peregrino en su patria.

Autor: Octavio Paz.

Editorial: FCE. México: 2000.

Introducción:

¿Qué busca el peregrino al recorrer su patria? ¿El lugar de su nacimiento o el de su fin? Tal vez busca su destino. Tal vez su destino es buscar

El peregrino en su patria conjuga una serie de textos que reflexionan sobre el pasado y el

presente de México; para Paz la lectura de este volumen debe realizarse bajo la mirada

histórica y poniendo especial atención a la fecha y la cronología de los textos. En palabras

del poeta:

El título de este volumen de mis obras es el de una novela de Lope de Vega: El peregrino en su patria. Mi peregrinación no fue, como la del personaje de Lope, por ciudades y campos; fue un viaje mental realizado en la soledad de mi cuarto. Este libro reúne mis escritos sobre México en los dominios de la antropología y la historia, la moral y la política. (p.15).

Dentro de la selección de los textos, destaca El laberinto de la soledad, uno de los

libros más emblemáticos de la literatura mexicana del siglo XX, el cual se forma de una

serie de ensayos en las que se reflexiona sobre la identidad mexicana, el carácter nacional,

la historia y el presente del pueblo mexicano; Paz analiza el pasado indígena, la conquista

española, el proceso de la Colonia, la Independencia y la Revolución, para encontrar la raíz

y las motivaciones del mexicano.

El título corresponde enteramente a la conclusión del libro, “la soledad es el fondo

último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que

es búsqueda de otro” (p.178), el símbolo del laberinto se liga al sentimiento de desamparo

y a la orfandad de los hombres, al mexicano la soledad lo vuelve un ser reflexivo y

Page 15: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

contemplativo, oculto entre la máscara, los juegos de palabra, la fiesta que es tristeza y

grito de dolor.

Citas:

El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos;

entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de

nuestra conciencia. (p.47).

Lo que nos puede distinguir del resto de los pueblos no es la siempre dudosa

originalidad de nuestro carácter —fruto quizás, de las circunstancias siempre

cambiantes—, sino de nuestras creaciones. (p.48).

Nuestro culto a la muerte es culto a la vida, del mismo modo que el amor, que es

hambre de la vida, es anhelo de muerte. El gusto por la autodestrucción no se

deriva nada más de tendencias masoquistas, sino también de una cierta

religiosidad. (p.57).

El hombre no es solamente fruto de la historia y de las fuerzas que lo mueven,

como se pretende ahora; tampoco la historia es el resultado de la sola voluntad

humana —presunción en que se funda, implícitamente, el sistema de vida

norteamericano—. El hombre, me parece, no está en la historia: es historia. (p.58).

En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro

hombre. (p.60).

En cierto sentido la historia de México, como la de cada mexicano, consiste en una

lucha entre las formas y las fórmulas en que se pretende encerrar a nuestro ser y

las exploraciones con que nuestra espontaneidad se venga. Pocas veces la forma

ha sido una creación original, un equilibrio alcanzado no a expensas sino gracias a

la expresión de nuestros instintos y quereres. Nuestras formas jurídicas y morales,

por el contrario, mutilan con frecuencia a nuestro ser, nos impiden expresarnos y

niegan satisfacción a nuestros apetitos vitales. (p.63).

El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originalmente: un

presente en donde pasado y futuro al fin se reconcilian. (p.73).

Page 16: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

La vida no es sino una metáfora, una invención con que la muerte —¡también ella!

— quiere engañarse. (p.84).

La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la

Llorona o la <<sufrida madre mexicana>> que festejamos el 10 de mayo. La

Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e

infamante implícita en el verbo que le da nombre. (p.94).

El mexicano y la mexicanidad se definen como ruptura y negación. Y, asimismo,

como búsqueda, como voluntad por transcender ese estado de exilio. En suma,

como viva conciencia de la soledad, histórica y personal. La historia, que no nos

podía decir nada sobre la naturaleza de nuestros sentimientos y de nuestros

conflictos, sí nos puede mostrar ahora cómo se realizó la ruptura y cuáles han sido

nuestras tentativas para transcender la soledad. (p.103).

La historia tiene la realidad atroz de una pesadilla; la grandeza del nombre consiste

en hacer obras hermosas y durables con la substancia real de esa pesadilla.

(p.114).

La Independencia ofrece la misma ambigua figura que la Conquista. La obra de

Cortés es precedida por la síntesis política que realizan en España los Reyes

Católicos y por la que inician en Mesoamérica los aztecas. La Independencia se

presenta también como un fenómeno de doble significado: disgregación del

cuerpo muerto del imperio y nacimiento de una pluralidad de nuevos Estados.

Conquista e Independencia parecen ser momentos flujos y reflujo de una gran ola

histórica, que se forma en el siglo XV, se extiende hasta América, alcanza un

momento hermoso equilibrio en los siglos XVI y XVII y finalmente se retira, no sin

antes dispersarse en mil fragmentos. (p.125).

Toda la historia de México, desde la Conquista hasta la Revolución, puede verse

como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados por

instituciones extrañas, y de una forma que nos exprese. (p.157).

La Revolución mexicana ha muerto sin resolver nuestras contradicciones. Después

de la segunda guerra mundial, nos damos cuenta que esa creación de nosotros

Page 17: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

mismos que la realidad nos exige no es diversa a la que una realidad semejante

reclama a los otros. Vivimos, como el resto del planeta, una coyuntura decisiva y

moral, huérfanos de pasado y con un futuro por inventar. La historia universal es

ya tarea común. Y nuestro laberinto, el de todos los hombres. (p.162).

La democracia entendida a la occidental se mezcla de formas inéditas o bárbaras,

que van desde la <<democracia dirigida>> de los indonesios hasta el idolátrico

<<culto a la personalidad>> soviético, sin olvidar la respetuosa veneración de los

mexicanos a la figura del presidente. (p.173).

El hombre es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a

sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad. (p.178).

Nacer y morir son experiencias de soledad. Nacemos solos y morimos solos. Nada

tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, si no es esa

otra caída en lo desconocido que es el morir. (p.179).

El amor no es un acto natural. Es algo humano y, por definición, lo más humano, es

decir, una creación, algo que nosotros hemos hecho y que no se da en la

naturaleza. Algo que hemos hecho, que hacemos todos los días y que todos los

días deshacemos. (p.180).

El amor es elección. Libre elección, acaso, de nuestra fatalidad súbito

descubrimiento de la parte más secreta y fatal de nuestro ser. (p.180).

El amor necesita quebrantar la ley del mundo. El nuestro tiempo el amor es

escandaloso y desorden, transgresión: el de dos astros que rompen la fatalidad de

sus órbitas y se encuentran en la mitad del espacio. La concepción romántica del

amor, que implica ruptura y catástrofe, es la única que conocemos porque todo en

la sociedad impide que el amor sea libre elección. (p.180).

Defender el amor ha sido siempre una actividad antisocial y peligrosa. (p.183).

Page 18: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: Las palabras y los días, antología introductoria.

Autor: Octavio Paz.

Editorial: FCE y CONACULTA. México: 2008.

Introducción:

Las palabras y los días es una antología seleccionada por Ricardo Cayuela Gally, la

selección de textos en prosa y poesía corresponde a un orden cronológico. En 1949 Paz

publica “Libertad bajo palabra y deja de ser un compañero de ruta del comunismo. A

partir de ese momento nace el autor y el intelectual que la posteridad literaria recordará

con el nombre de Octavio Paz” (Cayuela Gally, p.11).

Este cambio traería consecuencias positivas y negativas en la vida y la lectura de su

obra, hoy recordamos a la figura consolidada, al intelectual que todo el mundo desea

escuchar, pero antes de 1949 la crítica no aceptaba del todo la obra del poeta. El escritor

siempre fue congruente con su pensamiento: cuando gano el nobel rechazo el homenaje

nacional del gobierno de Salinas; renunció a la embajada en India por la matanza de

Tlatelolco y salió del Excélsior en solidaridad con Julio Sherer, entre otras acciones sociales

y políticas.

La reflexión sobre la poética, la defensa de la poesía como la consagración del

instante, la otredad y sus batallas ideológicas están presentes en esta antología. Los

ensayos se dispersan en distintas temáticas: el surrealismo, la realidad, los nuevos

ordenes, las revoluciones y anécdotas sobre la cultura india. Así como una pequeña

selección de poesía en las que se excluyen los poemas de “Piedra de sol” y “Pasado en

claro” (por su extensión y accesibilidad).

Page 19: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Citas:

Día a día se hace más patente que la casa construida por la civilización occidental

se ha vuelto prisión, laberinto sangriento, matadero colectivo. No es extraño, por

lo tanto, que pongamos en entredicho la realidad y que busquemos una salida. El

surrealismo no pretende otra cosa: es un poner en radical entredicho a lo que

hasta ahora ha sido considerado inmutable por nuestra sociedad, tanto como

desesperada tentativa por encontrar la vía de salida. (p.119).

El hombre es un ser que imagina y a su razón misma no es sino una de las formas

de ese continuo imaginar y su razón misma no es sino una de las formas de ese

continuo imaginar. (p.120).

El surrealismo es una actitud del espíritu humano. Acaso la más antigua y

constante, la más poderosa y secreta. (p.121).

Para nosotros el mundo real es un conjunto de objetos o entres. […] Los entes y

objetos que constituyen el mundo se nos han vuelto cosas útiles, inservibles o

nocivas. Nada escapa de esa idea del mundo como un vasto utensilio: ni la

naturaleza, ni los hombres, ni la mujer misma: todo es un para…, todos somos

instrumentos. (p.121).

El mundo se ha convertido en una gigantesca máquina que gira en el vacío,

alimentándose sin cesar de sus detritus. (p.121).

La renuncia a la identidad personal no implica una pérdida del ser sino,

precisamente, su reconquista. El poeta es ya todos los hombres. La naturaleza

arroja sus máscaras y se revela tal cual es. La tentativa por “ser todos los

hombres”, presente en la mayoría de los grandes poetas, se alía necesariamente a

la destrucción del yo. La empresa poética no consiste tanto en suprimir la

personalidad como en abrirla y convertirla en el punto de intersección de lo

subjetivo y lo objetivo. (p.125).

El surrealismo pone en tela de juicio a la realidad; pero la realidad también pone

en tela de juicio a la libertad del hombre. (p.127).

Page 20: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

El poema, como el amor, es un acto en el que nacer y morir, eso dos extremos

contradictorios que nos desgarran y hacen de tal modo precario la condición

humana, pactan y se funden. Amar es morir, han dicho nuestros místicos; pero

también, por eso mismo, es nacer. (p.129).

La obsesionante repetición de imágenes y mitos a través de los siglos, por

individuos y pueblos que no se han conocido entre ellos, no pueden

razonablemente explicarse sino aceptando el carácter arquetípico del universo y

de la palabra poética. Cierto, el hombre ha perdido la llave maestra del cosmos y

de sí mismo; desgarrado en su interior, separado de la naturaleza, sometido al

tormento del tiempo y el trabajo, esclavo de sí mismo y de los otros, rey

destronado, perdido en un laberinto que parece no tener salida, el hombre da

vueltas alrededor de sí mismo incansablemente. (p.130).

Las diferencias entre el revoltoso, el rebelde y el revolucionario son muy marcadas.

El primero es un espíritu insatisfecho e intrigante, que siembra la confusión: el

segundo es aquel que se levanta contra la autoridad, el desobediencia o indócil; el

revolucionario es el que procura el cambio violento de las instituciones. (p.144).

Page 21: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: El arco y la lira.

Autor: Octavio Paz.

Editorial: FCE. México: 1979.

Introducción:

El arco y la lira, es uno de los libros más atrayentes de Octavio Paz, plagado de conceptos,

reiteraciones, en el que se revelan las obsesiones y anhelos del poeta. Los temas

fundamentales del texto son dos: la poesía y la otredad. El libro se divide en cinco partes,

la primera reflexiona sobre el poema, su estructura, el ritmo, las imágenes y el lenguaje; la

segunda parte explica el proceso de la revelación poética; la siguiente habla sobre la

relación entre poesía e historia; mientras el epílogo analiza los signos de rotación, por

último, los apéndices, consideran la relación entre poesía y sociedad.

Como se puede observar en la breve descripción del libro, el tema central es la

poesía, El arco y la lira es un análisis sobre todo lo que rodea a la poesía: el poeta, el

proceso creativo, la necesidad de escribir, el hombre, su esencia y por supuesto: lo Otro.

La poesía para Paz es un vehículo para consagrar el instante, los poetas están enamorados

de lo efímero, el por qué, es simple, la naturaleza del hombre es el cambio.

Si la naturaleza del hombre es el cambio y la poesía es el medio para consagrar el

instante, qué busca el poeta al escribir, ¿plasmar la realidad? No, el poeta va más allá, la

creación poética es una búsqueda constante del otro, que parte de la separación original 6,

el poeta busca desesperadamente conocer al otro como un medio para entenderse a sí

mismo.

El planteamiento de Paz es complicado, la humanidad está condenada a la soledad,

la existencia es un estado indisoluble e incompartible, el hombre sólo deja de sentirse solo

en el instante de la acción de amar, cuando alcanza a percibirse, cuando mira sus ojos en

otros ojos y se contempla, reconoce su otro yo, su otra existencia, la poesía comparte está

6 El mito de la Caída está presente en todas las culturas y explica porque nos encontramos en un mundo hostil, la felicidad es inalcanzable, es una coincidencia de nuestros deseos con la realidad.

Page 22: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

cualidad contemplativa del amor, el poeta se reconoce en el mundo, deja de ser para

sentirse en lo otro.

Citas:

La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de

cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio

espiritual, es un método de liberación interior. (p.13).

El hombre no es nunca idéntico a sí mismo. Su manera de ser, aquello que lo

distingue del resto de los seres vivos, es el cambio. (p.121).

La experiencia de lo sagrado afirma: aquí más allá; los cuerpos son ubicuos; el

espacio no es una extensión, sino una cualidad; ayer es hoy; el pasado regresa; lo

futuro ya aconteció. (p.126).

Lo Otro es algo que no es como nosotros, un ser que es también el no ser. (p.129).

El horror no sólo se manifiesta como una presencia total, sino también como

ausencia. (p.132).

Lo Otro nos repele: abismo, serpiente, delicia, monstruo bello y atroz. Y a esta

repulsión sucede el movimiento contrario: no podemos quitar los ojos de la

presencia, nos inclinamos hacia el fondo del precipicio. Repulsión y fascinación. Y

luego, el vértigo: caer, perderse, ser uno con el Otro. Vaciarse. Ser nada: ser todo:

ser. (p.133).

La verdadera soledad consta en estar separado de su ser, en ser dos. Todos

estamos solos, porque todos somos dos. El extraño, el otro, es nuestro doble.

(p.134).

El amor nos suspende, nos arranca de nosotros mismos y nos arroja a lo extraño

por excelencia: otro cuerpo, otros ojos, otro ser. Y sólo en este cuerpo que no es el

nuestro y en esa vida irremediablemente ajena, podemos ser nosotros mismos. Ya

no hay otro, ya no hay dos. El instante de la enajenación más completa el de la

plena reconquista de nuestro ser. (pp.134-135).

Page 23: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

El hombre no está “suspendido de la mano de Dios”, sino que Dios yace oculto en

el corazón del hombre. (p.140).

Todo amor es una revelación, un sacudimiento que hace templar los cimientos del

yo. (p.141).

El hombre ha sido arrojado, echado al mundo. Y a lo largo de nuestra existencia se

repite la situación del recién nacido: cada minuto nos echa al mundo; cada minuto

nos engendra desnudos y sin amparo; lo desconocido y ajena nos rodea por otras

partes. (p.144).

La muerte no es una falta de la vida humana; al contrario, la completa. (p.149).

El vivir consiste en haber sido arrojados al morir, mas ese morir sólo se cumple en

y por el vivir. Si el nacer implica morir entraña nacer; si el nacer está bañado de

negatividad, el morir adquiere una tonalidad positiva porque el nacer lo

determina. Se dice que estamos rodeados de muerte; ¿no puede decirse,

asimismo, que estamos rodeados de vida? (p.150).

La palabra poética no consagrará a la historia, sino que será historia, vida. (p.231).

Page 24: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Título: Conjunciones y disyunciones.

Autor: Octavio Paz.

Editorial: Joaquín Mortiz. México: 1978.

Introducción:

El libro Conjunciones y disyunciones, nace de la intención de escribir el prólogo del libro

Nueva Picardía Mexicana, Paz percibió que el texto que se sentó a escribir tenía una

personalidad propia, una suerte de torrente mental que se perdía en vagabundeos.

Ciertamente explicar de qué trata Conjunciones y disyunciones es un reto, principalmente

analiza la relación de oposición y unión entre el cuerpo-no cuerpo y la vida-muerte.

En Conjunciones y disyunciones, Paz se sitúa en las antípodas de la tradición peninsular provinciana y se sirve de su museo imaginario personal para trazar, partiendo del binomio cuerpo/no cuerpo, una extraordinaria red de paralelismos y oposiciones que va del budismo tántrico, el hinduismo y Confucio al barroco crepuscular español y la moral crematística puritana. Su inagotable curiosidad intelectual y cultura vastísima sirven de trampolín para una serie de reflexiones audaces sobre economía y amor, excremento y lenguaje que lo confirman por uno de los espíritus más lúcidos de la época. (Juan Goytisolo, p.20).

En el texto se percibe un estilo barroco, acompañado de reflexiones místicas y

antropológicas, rescata a grandes estudiosos de la cultura y lo nóstico como Eliade, Otto y

Lévi-Strauss, entre otros, para explicar las similitudes entre la visión de vida de oriente y

occidente, además de analizar las analogías entre el budismo y el catolicismo.

Para Paz existen grandes diferencias entre la cultura de oriente y occidente —lo

que nos ninguna premisa— pero el poeta encuentra similitudes entre ambas corrientes,

propone que existe una relación estrecha entre la religión y la manera de ver el cuerpo y

por ende vivir la experiencia erótica, mientras el catolicismo niega el cuerpo, el budismo

se hunde en la excitación y la voluptuosidad.

Page 25: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

Citas:

La sonrisa es el signo de nuestra dualidad; si a veces nos burlamos de nosotros

mismos con la acrimonia con la que nos burlamos diariamente de los otros es

porque, efectivamente, somos siempre dos: el yo y el otro. (p.14).

El rito antiguo se despliega en un nivel que no es del todo el de la conciencia: no es

la memoria que recuerda lo pasado sino el pasado que vuelve. Es lo que he

llamado, en otro contexto, la encarnación de las imágenes. (p.19).

El arte es lo contrario de la disipación, en el sentido físico y espiritual de la palabra:

es concentración, deseo que busca encarnación. (p.24).

Aunque en todas partes hay partidos políticos revolucionarios y/o institucionales,

no en todas existe un Partido Revolucionario Institucional; desde que el mundo es

mundo hay nuevos ricos que únicamente en México la burguesía es

“revolucionaria”. (p.27).

Los signos, sean los del cielo o los de la ciencia moderna, nos dicen del destino:

nada está escrito. (p.48).

El budismo nace en un medio no-sacerdotal y aristocrático: Gautama pertenecía al

clan real de los sakya y era, en consecuencia, de casta guerrera; su prédica fue

acogida inmediatamente por los nobles y, sobre todo, por los mercaderes, de

modo que pronto se convirtió en la religión de renuncia de una clase urbana,

cosmopolita y acaudalada. (p.53).

El cristianismo nace en un medio sacerdotal y proletario: Jesús es hijo de un

carpintero y un descendiente de la casa de David; los primeros cristianos

pertenecen al mundo que vive en la periferia social del Imperio romano; después

el cristianismo fue la religión oficial de un Imperio y, más tarde, él mismo adoptó

una organización imperial; en su forma final, el protestantismo, se convierte en la

religión ascética del capitalismo. (p.53).

El puente entre la existencia y la extinción cesa de ser un puente: la vacuidad es

idéntica a la realidad fenomenal y percibir su identidad, realizarla, es saltar a la

otra orilla; alcanzar la “Perfecta sabiduría”. (p.59).

Page 26: Octavio Paz, THALÍA RANGEL

El sentimiento de culpa refuerza nuestras tendencias agresivas. Asimismo, las

trasfiere: los otros nos amenazan, nos persiguen, quieren destruirnos. Los otros

son también y predominadamente lo Otro: los dioses, las fuerzas naturales, el

universo entero. (p.114).


Top Related