LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
PRESENTACIÓN
…LOS CUCHUQUEROS DE AHORA…
Suescano muy posiblemente no fue el gentilicio con el que las gentes de los pueblos vecinos
conocieron durante el siglo XX a las personas nacidas en Suesca; es más, hubiera podido
parecerle extraño incluso a los mismos suescanos. Estando en el funeral de mi tío-abuelo
Santiago Mayorga, un suescano de la vereda hato Grande, tuve la oportunidad de
presenciar la conversación entre mi abuelo Eusebio Mestizo de la vereda Suescana de Güita,
y de Salustiano Benavides, otro suescano de la vereda de Hato Grande y cuñado de mi
abuela Ana Lucía, también suescana. Al llegar tarde a una conversación encontré a
Salustiano con una sonrisa en la boca, y yo sin saber porqué, le decía al abuelo lo que
parecía un agravio: “Usted es un cuchuquero, no lo niegue”. Eusebio con una postura seria,
aunque sin estar molesto, después de unos segundos contestó más o menos así: “Usted qué
habla, ¿acaso no es de Suesca también?” Al escuchar estas palabras me paré como un
resorte del sofá donde me encontraba y les exigí que me explicaran de qué se trataba eso de
“cuchuquero”. Salustiano prendió en risas y no me pudo explicar nada; fue entonces al
abuelo a quién le correspondió revelarme que durante muchos años los “cuchuqueros” ha
sido el apelativo con el que se conoce la gente de Suesca. Ante esta revelación, como una
reacción espontánea pregunté: “por qué, acaso qué tienen que ver los “cuchuqueros” con
la gente de Suesca”. El abuelo y Salustiano casi al mismo tiempo subieron sus hombros en
señal de poco conocimiento. “Mire mijo –me dijo Eusebio-, así nos han llamado toda una
vida, lo mismo que los de Cucunubá se conocen como “Los Micos”, los de de Sesquilé como
“Los mataos”, los de Chocontá como “Los Tragajos”, los de Nemocón como “Los Salaos”,
los de Ubaté como “Los Escolapuercos” y los de Lenguazaque como “Los
Tragapuertacerrada”. Yo no pude sino cogerme la cabeza deseando tener la grabadora a
mano. Pedí nuevamente que me dieran la explicación a esos gentilicios tan simpáticos. No
hubo ninguna respuesta ni explicación y tuve que conformarme con el “así ha sido toda una
vida”. Dos meses después, estando en Suesca en una fiesta organizada por la abuela, el
saludo de Salustiano fue absolutamente estimulante: “Cuchuquerito”, dijo de forma dulce al
tiempo que me abrazaba como abrazan los hombres a los ochenta años. Yo le contesté sin
saludarlo: “Salus, usted me ha dado una gran idea”.
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INTRODUCCIÓN
En la primera página de la presentación de la obra Miscegenación y Cultura en la
Colombia Colonial, los esposos Roberto Pineda y Virginia Gutiérrez señalan que el
no haber incursionado en el lapso de 1500-1750, los invalidaba para especular sobre
los efectos inmediatos del contacto en las culturas comprometidas en la conquista de
los nuevos territorios. Se trata, según afirmaron, de un conocimiento que podría
representar una valiosa contribución al campo antropológico especializado en cuanto
al contacto y cambio cultural: “una ausencia que nos deja ayunos de fases
importantes del proceso, frente a estímulos diversos de acomodación y rechazo, y de
respuestas diferenciadas de las distintas culturas indias al choque con la española.
Sin embargo, por lo que conocemos de la calidad y cantidad de información
probable sobre esos períodos, ella no es muy promisoria para un estudio
antropológico histórico, por fragmentaria y pobre de contenido etnográfico; lo cual
no puede ser excusa para no recopilarla y analizarla” (Gutiérrez y Pineda, 1999: 11.
V.I.).
Siguiendo a Jaime Jaramillo Uribe, se tiene que las postrimerías del XVII, sobre todo
el siglo XVIII, constituye un período de sedimentación y de consolidación de estratos
sociales perfectamente diferenciados en donde tanto el régimen como la sociedad
colonial lograron afianzar su hegemonía. Sin duda este proceso no hubiera podido
generarse durante el primer período de la colonia (1500-1650), pues “ni la densidad
demográfica, ni la complejidad de las relaciones sociales eran suficientes para
conformar una sociedad enteramente diferenciada para que en ella se formaran
conciencia de grupo, discriminaciones y oposiciones capaces de producir tensiones y
conflictos propios de una sociedad densamente estratificada. Fue necesario que los
procesos de miscegenación, por excelencia el factor dinámico y diferenciador,
avanzasen a través del siglo XVII para que se diese una sociedad en el sentido
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anotado. Fue necesario también que avanzara el desarrollo de las riquezas y las
diferencias patrimoniales y se diera una notable diferenciación del trabajo entre
mineros, labradores, terratenientes, burócratas y una división entre hombres de
campo y hombres de ciudad, para que la sociedad presentara un estratificación
considerable” (Jaramillo, 1978: 22).
Una alternativa para abordar esta urgencia de conocer algunas especificidades
sociales propias del siglo XVII, podría consistir en desarrollar unos análisis que desde
perspectivas localizadas, se encarguen de documentar esos encuentros y
desencuentros sociales, políticos y culturales entre españoles e indios. Los
Cuchuqueros de Antaño es un estudio de caso que, al acercarse a la vida social en el
Pueblo de Indios de Suesca, permite conocer ciertas dinámicas tempranas de contacto
social y a partir de allí, algunos aspectos primarios en la configuración de la sociedad
campesina colonial.
La fuente documental primordial de la presente investigación fue el Archivo
Parroquial de Suesca (APS), cuya información fue complementada en la medida de
las posibilidades con los documentos encontrados sobre Suesca en el Archivo General
de la Nación (AGN)1. En tanto que se propuso llevar a cabo un microanálisis social
sobre la sociedad suescana colonial, la información del APS permitió reconocer desde
el mismo inicio del proceso, que el estudio de la familia se convertiría en la piedra
angular de la investigación. “La introducción del microanálisis, que el profesor
Dupârquier (1982) compara con la invención del microscopio para las ciencias
naturales, permite la reunión de diferentes datos que provienen de diferentes fuentes y
se relacionan todos con el individuo y la familia” (Vejarano, 1998: 9).
Si bien en un principio la meta era documentar los primeros 100 años de registro
parroquial, el promedio diario de recolección en el APS fue de 80 registros, dando un
1 . Una información más detallada con respecto a la descripción, características y problemáticasde las fuentes se puede encontrar en el Anexo I-1 (AGN) y en el Anexo I-2 (APS).
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ritmo de trabajo que indujo tomar la decisión de reducir el período de investigación a
57 años. Teniendo en cuenta que los registros parroquiales constituyeron una base
importante del análisis, la ubicación cronológica de Los Cuchuqueros de Antaño
abarcó un lapso digamos medio del período colonial (1665-1722). Este período sin
embargo es relativo, ya que los escasos documentos en el AGN atinentes a este
período para el caso de Suesca, hizo que la pesquisa se ocupara también de
documentos tan tempranos como uno de 1593, o tan tardíos como otro de 1801.
En tanto que Los Cuchuqueros de Antaño se vislumbró como la posibilidad de
abordar desde una perspectiva específica el análisis de la dinámica social rural
colonial, fue dudosa la pertinencia acerca de aplicar un concepto teórico que como lo
local, tiene ciertas implicaciones conceptuales contemporáneas. Sin embargo, desde
un principio se reconoció que muchas explicaciones de las dinámicas sociales del
Pueblo de Indios de Suesca estaban subordinadas a procesos regionales y globales
más amplios, o a dinámicas internas más específicas, problemática que quizás
requeriría una perspectiva glocal de la historia colonial, como la ha denominado
Roland Robertson. Ello se vislumbra en la recurrencia a conceptos actuales tales
como hibridación o mediación cultural, que se pensó, permitirían matizar los procesos
locales en función de unas dinámicas más amplias y complejas en el tiempo y en el
espacio. Asumiendo estas preocupaciones como una limitación explícita en un trabajo
tan “localizado” como Los Cuchuqueros de Antaño, pudo construirse el capítulo
referente al Pueblo de Indios. Sin pretender ser un relato capaz de entretejer de
manera secuencial y totalizadora los diferentes procesos y dinámicas en la historia de
Suesca colonial, el Capítulo 1 se encargó de documentar algunos aspectos e
instituciones tales como la segregación residencial, la encomienda, el resguardo y la
dinámica de instituciones políticas internas.
A pesar que Colombia hoy en día se describe como un país en el que el 70% de la
población vive en las ciudades, no puede pasarse por alto que debido a muchos
factores, entre ellos la guerra, la mayor parte de la población evidencia un origen
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
cultural marcadamente campesino. Las migraciones han sido un punto constante en el
desarrollo histórico del país. De hecho la Sabana de Bogotá durante la colonia se
constituyó en un importante foco demográfico sustentado en la significativa densidad
de la población muisca precolombina. Fue justamente en los contornos de los otros
“grandes” núcleos urbanos neogranadinos, en donde se desarrolló y concentró la gran
proporción de las sociedades campesinas hasta finales del XIX (LeGrand, 1988). El
interés de llevar a cabo un análisis socio-demográfico en Suesca, un pueblo de indios
ubicado al norte, casi al finalizar la Sabana de Bogotá, es entonces más complejo que
elaborar un recuento y clasificación poblacional. Así, el Capítulo 2 introduce los
datos cuantitativos a partir del señalamiento de cuatro formas básicas de movilidad
socio-espacial; unos mecanismos de cambio, que junto con el desastre demográfico
indio, serían los factores que incidirían en el desarrollo demográfico de Suesca y en
las oscilaciones en sus tasas de natalidad.
Al momento de organizar temáticamente el trabajo, y habiendo considerado de gran
utilidad separar los temas de matrimonio y familia, fue importante el hecho de haber
situado en el Capítulo 3 los aspectos relacionados con el tema de familia. En efecto,
en esta investigación se pudo observar que el matrimonio no fue un requisito en la
conformación del parentesco campesino colonial. Incluso los españoles también
presentaron poca disposición a fundar núcleos familiares por intermedio del ritual
matrimonial, hace preciso suponer que las formas de organización y configuración
familiar en los contextos rurales fueran sustancialmente disímiles a las de los
contextos urbanos. Este asunto resulta esencial teniendo en cuenta los análisis
precedentes en las ciudades coloniales, llevados a cabo notoriamente por los
historiadores Guiomar Dueñas y Pablo Rodríguez. En estos estudios, si bien se
reconocen “irregularidades” en cuanto la composición y organización familiar en
todas las capas de la sociedad, también se infiere que el matrimonio entre españoles
constituyó un elemento fundacional en la legitimación de la sociedad hegemónica.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
En consecuencia, el Capítulo 4, se encargó de analizar específicamente la presencia
del matrimonio en la sociedad campesina colonial del pueblo de indios de Suesca.
Las formas y características de la unión marital encontradas fueron múltiples y ello
condujo a percibir que el matrimonio podría constituirse en un óptimo lente para
observar ciertos elementos inherentes al contacto socio-cultural y al desarrollo de una
sociedad campesina híbrida desde tiempos coloniales. Ya Deisy Ripodas en su
estudio sobre al matrimonio en indias, había señalado que la dinámica del matrimonio
en América llegó incluso a generar una evolución y transformación paulatina en el
ordenamiento legal. Evidentemente el papel político que en tiempos precolombinos
tuvo la alianza matrimonial, documentada primero por Silvia Broadbent y
recientemente por François Correa , tuvo un gran impacto en las comunidades al
verse remplazada por la función política y ordenadora que trajo consigo el
matrimonio español.
Los primeros en señalar los mestizajes como el resultado obvio del contacto
socio-cultural entre indios y europeos fueron Richard Konetzke y Magnus Mörner; un
esfuerzo que luego fue oportunamente secundado para el caso colombiano por Jaime
Jaramillo, los esposos Gutiérrez de Pineda, Pablo Rodríguez y Guiomar Dueñas entre
otros. Ellos, de múltiples maneras y desde diferentes perspectivas, han observado que
los mestizajes han constituido el resultado de diferentes procesos de ordenamiento y
segmentación de tipo vertical en la sociedad. A pesar de los importantísimos avances
alcanzados por estas investigaciones, resulta claro que en ellas ha primado un matiz
preponderantemente urbano. Al iniciar este proceso se partió del supuesto que ese
gran peso demográfico señalado para los escenarios rurales en el Nuevo Reino de
Granada, podría situar a los mestizajes como procesos sociales fundamentalmente
campesinos. Todavía es muy temprano para corroborar o descartar dicha hipótesis y
hacia allá quisiera ensancharse el presente estudio, pues es preciso documentar una
información concerniente a las dinámicas sociales propias del siglo XVIII y
comienzos del XIX.
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LA LOCALIDAD
El municipio de Suesca se encuentra ubicado a 5°06’20’’ latitud norte y a 73°48’09’’
longitud oeste. Está situado en la parte alta de la Sabana de Bogotá y forma parte de
la sub-región denominada Cuenca Alta del Río Bogotá, al norte del departamento de
Cundinamarca (Colombia). A una altitud de 2584 m.s.n.m y una precipitación entre
500 y 1000 mm, Suesca presenta temperaturas que oscilan alrededor de los 14°C con
máximas de 18°C. El clima del municipio es relativo debido a la variedad de factores
influyentes entre los que se destacan la topografía, las corrientes de aire y la
precipitación.
Suesca pertenece al Círculo Notarial de Sesquilé, a la Arquidiócesis y a la oficina
Seccional de Registro de Zipaquirá y al Circuito Judicial de Chocontá.
Administrativamente el municipio se encuentra dividido en 19 veredas y en su
jurisdicción se encuentran las Inspecciones Departamentales de Policía de Santa
Rosita y Hato Grande.
La población estaba constituida, según el censo de 1992, por 2938 habitantes en la
cabecera rural y 7482 en el sector rural. El oficio básico es el trabajo agrícola
entremezclado con algún otro arte o profesión. Los productos agrícolas más
importantes son: papa (1000 ha), maíz, cebada y trigo; también se cultivan arveja,
frijol, hortalizas y frutales: pera, ciruelo, manzano y curuba. La producción de
alimentos se desarrolla como parte del esquema de minifundio (fundamentalmente en
las partes altas), en el cual la pequeña propiedad y la destinación de los provechos
para el consumo son las constantes.
Aunque la acción minera se restringe a la explotación de piedra, cemento, cal, arena y
hierro, el potencial carbonífero del municipio se cuenta como el más alto de la Sabana
según la CAR (1986): 1’584.5000 millones de toneladas. Es sabido que en décadas
pasadas el carbón correspondió al más importante renglón de la economía, sin
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embargo, dicha explotación dejó una huella negativa en el ecosistema y en los
habitantes, dadas las condiciones laborales. Podría decirse que durante los últimos
cincuenta años Suesca ha asistido a dos grandes dinámicas económicas: una
relacionada con la explotación del carbón durante un período más o menos
prolongado, y otra, la floricultura, que en el municipio comenzó hacia la mitad de la
década de los años setenta y se mantiene hasta hoy. “Con el tiempo, cada día más
empresarios fueron abriendo mayores fuentes de trabajo y la población de Suesca fue
insuficiente para proporcionar la mano de obra requerida ((mucha de ella femenina))
por tales empresas” (Anónimo, 1992: 16).
LA FUNDACIÓN
La historia tradicional de Suesca ha tenido como importante punto de referencia el
arribo de los expedicionarios de Quesada el 14 de marzo de 1537. Esta fecha se ha
convertido hasta hoy en el día más importante y representativo del municipio, y cada
año se celebra de múltiples formas como el aniversario de Suesca. Este importante
reconocimiento que se hace a la historia como un elemento de indiscutible valor en la
vida cotidiana del municipio, es sin duda un propósito loable, no obstante, es
necesario reconocer que este tributo también ha llevado a construir una percepción
invariable del pasado. Por esto, como parte de la introducción a este trabajo, pues ello
no constituyó en el eje temático de la presente investigación, se colocan a disposición
de los habitantes de Suesca algunas reflexiones en torno a lo que pudo haber ocurrido
después de aquel 14 de marzo de 1537.
Quién señala el miércoles 14 de marzo como el día en que los españoles llegaron a
Suesca fue el historiador Roberto Velandia en su importantísima Enciclopedia
Histórica de Cundinamarca. Sin embargo, ni fray Pedro Simón ni Lucas Fernández de
Piedrahita, los cronistas en los que parece haberse documentado Velandia para el caso
de Suesca, mencionan esta fecha. Según Fernández de Piedrahita, se puede inferir que
el 3 de marzo de de 1537 las tropas de Quesada cruzaron el río Saravita, cercano a la
ciudad de Velez; en su tránsito en dirección a Suesca, aún faltarían por cruzar las
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
localidades de Ubazá donde estuvieron 4 días, Turca, Guachetá y Cucunubá
(Fernández de Piedrahita, 1973: 205-212. V.I.).
El paso de las tropas de Jiménez de Quesada fue de gran importancia porque implicó
la consolidación del poder y la ascendencia de Quesada sobre su tropa. Fue en Suesca
donde justamente se llevó a cabo el juicio y ejecución del soldado Juan Gordo, en lo
que al parecer fue su intento por robar unos regalos que los indios le tenían a Jiménez
de Quesada.
“(...) tuvo aquí un soldado llamado Juan Gordo de los del General Quesada, por mando
suyo,
en cumplimiento de sus ordenanzas, por haber sido de muerte. Y fue que, habiéndose muerto
una yegua de las que llevaban a la entrada de este pueblo, luego que se ranchearan en el
diole gana a este soldado de comer carne fresca de caballo, pareciéndole al triste que no
bastaba la que le traían los indios, de venado, de que hay por allí harta abundancia. Salió
después con este deseo de cortar la carne la yegua y en el camino encontró cuatro o cinco
indios que venían a ver al general y a sus soldados y les traían de presente cada uno su
manta de algodón. Los cuales, como vieron al soldado sólo y que llevaba sus armas,
comenzaron a temer, y porque no los matese como ellos se imaginaban arrojáronle las
mantas y de una carrera se fueron al pueblo y llegando al general, le dijeron con lenguas o
intérpretes que un soldado les había tomado unas mantas que le traían. Encolerizándose el
general y mandando hacer diligencias para saber quién era, hallaron que era el soldado
Juan Gordo. El cual, como le dejaron allí las mantas los indios, entendiendo se las daban,
tomólas y vino muy contento con ellas, diciendo lo que había pasado con sinceridad y verdad,
sin saber lo que le tenían determinado, que era le prendieran, como lo hizo luego el alguacil
del ejército que se llamaba Villalobos. Y sustanciada la causa, bien sin sustancias, le
sentenció a dar garrote, lo cual se ejecutó sin embargo de las alegaciones que el pobre daba
de su inocencia, ni de los ruegos de capitanes y soldados, ni el ponerle adelante que aquel
era muy bueno y había trabajado mucho en el camino, si bien era de gente humilde; y aún
esto debió ser la mayor parte para que no fuesen tan eficaces los ruegos, que le libraran de
la
muerte como si lo fuera si cayera la causa en otro de más estofa y levantada la sangre (...)
Con su muerte dio nombre a este pueblo, pues de ahí en adelante le llamaban los soldados el
pueblo de Juan Gordo (...)” (Simón, 1981: 176).
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Podía parecer que a Juan Gordo se le sentenció no tanto por ultrajar a los indios, sino
por robar al mismo Jiménez de Quesada, lo cual sí pudo ser harto punible. Se muestra
así mismo por qué no murió también el soldado Palomo quien, del mismo modo, fue
castigado uno días después por tomar algunos venados de los indios (Simón, 1981).
El cronista explica este hecho como la intención de fundar un sistema de justicia.
“(…) hizo aquí el general lo que los jueces recién entrados en sus gobiernos, que parece se
alegran les caiga en un mal caso algún hombre bajo mal tropillo, para sin réplica hacer
justicia con que espanta a los demás (…)” (Simón, 1981: 176).
Como se aprecia tanto en las crónicas de Lucas Fernández de Piedrahita como en las
de Pedro Simón, la desazón y el desconcierto entre los españoles por la muerte de
Juan Gordo fue evidente. Se creyó una gran injusticia, no tanto proveniente del
comandante de la tropa, sino por gracia de una maléfica estratagema ideada por los
indios de Suesca. Ha sido lamentable entonces observar cómo se ha incrustado en la
historia local una versión acomodada en la que, a partir del suceso de Juan Gordo, se
pretende describir a Suesca precolombina como el lugar donde los indios recluían sus
forajidos.
“(...) Y corriendo la misma fortuna, pasaron otras tres leguas a la gran población del pueblo
de Suesuca, que corrompido el vocablo por los españoles le llamaron Suesca, como hoy se
llama. Aquí también, como en los demás pueblos, los recibieron con paz que pudo ser de más
estima que las otras partes, por tener los indios de aquel pueblo tan poca con los demás
vecinos, por ser todos salteadores y forajidos. Y de ahí les venía ser belicosos, porque aquel
pueblo de Suesca se fundó de hombre malhechores o, como dice Malertiano Malfanes, que
por sus maldades no cabían en sus pueblos. Y así, de una parte a otra, se iban a recoger allí
y
vivir bajo del señorío de un cacique, el cual con sus indios inquietaba a sus vecinos como
gente fragosa y acostumbrada en maldades (...)” (Simón, 1981: 175).
La parcialidad y exaltación del cronista Simón con respecto al acontecimiento de
Juan Gordo es evidente, y por ello, resultan un poco dudosas las elucubraciones que
hace sobre lo que él consideró era el contenido semántico del vocablo Suesca.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
“(...) Por eso le pusieron el nombre de Suesuca, que quiere decir cola de papagayo, la más
hermosa ave y de más vivos colores que se han hallado en las Indias, porque así como la cola
de la guacamaya es lo que más se mueve de su cuerpo, y aunque está pegada a él parece cosa
distinta de él, así a estos indios los tenían por gente inquieta y como apartada de los demás y
que se vestían de varios robos que hacían como la guacamaya viste su cola de varias
plumas. Conservaban estos indios su fiereza conocida entre los demás, como la han
experimentado dos o tres españoles que, aún estando tan de paz, han muerto estos años
pasados, de que no han quedado sin castigo –y – el que tuvo aquí un soldado llamado Juan
Gordo (...)” (Simón, 1981: 176).
En el actual estado de la investigación histórica sobre la localidad de Suesca, sería
bastante apresurado intentar “descubrir” las raíces lingüísticas de Suesca habiendo
consultado apenas un Diccionario y Gramática Chibcha (González, 1987). Sin
embargo, y sin encontrar aún un contexto que indique pistas seguras sobre lo que
hubiese podido significar Suesca o Suescuca al momento de la conquista, por ahora
es claro que no se puede seguir haciendo uso de unas aparentes raíces etimológicas
sin contexto discursivo ni de la cultura local, tal como lo propone el historiador
Roberto Velandia. Se ha afirmado que “según el coronel Joaquín Acosta la palabra
Suesca deriva de Suesuca, que quiere decir cola de guacamaya, significado que objeta
Acosta Ortegón, “puesto que –dice- sue en este caso equivaldría a ave o pájaro,
sujuca o suhuca, como sostiene el doctor uricoechea, equivaldría a cola de animal,
en términos generales. Por tanto esta traducción nada tiene que ver con la cola de
las guacamayas. Así mismo, el padre Zamora... dice por su parte, que Suesca se
deriva de Suesuzca, que equivale a decir color de guacamaya; pero en esta vez a la
significación del vocablo cundinamarqués se aleja más de la verdad que en la
anterior, pues que sue es pájaro o ave, como se dijo ya, y que suzca nada tiene que
ver con color, puesto que según el padre Lugo color en cundinamarqués se dice
bique y no suza... Como se ve, ni sueszuca ni suesuzca interpretan lo que nuestros
aborígenes solían dar a entender con los nombres que les daban a sus pueblos y
lugares, muy especialmente, lo cual era para significar siempre las características
naturales del paraje. Concluye Acosta Ortegón que Suesca deriva de Suejica
(Suehyca), que significa piedra o roca de aves” (Velandia, 1982: 2183).
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Evidentemente el paso de Jiménez de Quesada por el territorio que varias décadas
después se convirtiera en el Pueblo de Indios de Suesca fue de gran importancia,
aunque, la ocurrencia de una fundación propiamente dicha, esto es, el nombramiento
de un cabildo y el levantamiento de un acta pública con su correspondiente pregón,
está lejos de comprobarse. Ya José María Ots Capdequi, el historiador de las leyes
indianas, se ha encargado de demostrar que el cabildo fue la institución a través del
cual el Estado español tuvo verdadera presencia política y administrativa en los
territorios dominados. Según este autor en la legislación indiana se distinguieron tres
clases de poblaciones: ciudades metropolitanas, ciudades diocesanas o sufraganeas y
villas o lugares (Ots Capdequi, 1952: 53); los pueblos de indios como fue el caso de
Suesca, en este orden, correspondieron a una intención política explícita posterior
propia de finales del XVI. Lo que se considera como la fecha de fundación de Suesca
se relaciona con la disposición que en 1600 dictó el Oidor Luis Enríquez de “poblar
los pueblos e repartimientos de los indios naturales” (Velandia, 1982: 2181). Según
esta disposición, que incluía también gentes de pueblos vecinos, se nombró como
maestro de obra al albañil don Juan de Robles, por lo cual, indica el historiador
Velandia, esta fecha podría enunciarse como el inicio del levantamiento del templo.
Sin embargo, según los datos obtenidos por esta investigación, podría señalarse la
existencia de una iglesia en Suesca en una fecha más temprana a 1600, tal vez
anterior a 1593, cuando el visitador Miguel de Ibarra la uso como centro de
operaciones en la asignación de las tierras del resguardo.
“(...) Notifique le dia enten/der
Lo que en el señalamiento E medida de Resguardo atrás
declarado a Los cacique E capitanes E indios deste dicho
pueblo de suesca en la Junta postrera que de ellos se hizo Estando En la Ygle/sia
de este dicho pueblo presente el dicho señor oidor visita
dor general y el dicho Juan de lara lengua Dixo haver
ynterpretado la verdad siendo testigos El padre fray Joseph
Perez Ugarte E francisco Beltrán encomendero de este
dicho pueblo (…)2”
2. AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1014.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Tal vez 60 años después de la orden de doblamiento, el Pueblo de Indios de Suesca
pertenecía a la provincia de Santafé, cuya cabeza era también la capital y comprendía
la ciudad de Santafé y cinco corregimientos de pueblos: el de Bogotá con 18 pueblos,
el de Ubaqué con 8, el de Bosa con 9, el de Zipaquirá con 18 y el de Guatavita con 8.
A este último perteneció Suesca junto con los pueblos de Chocontá, Guatavita,
Machetá, Neusa, Sesquilé, Sopo, y Tibitó. Ya a mediados del XVIII la organización
político-administrativa se había transformado y el número de pueblos había
disminuido a 46, divididos en siete corregimientos (Pasca, Bogotá, Bosa, Ubaqué,
Ubaté, Guatavita y Cajicá). Suesca, según la visita de 1761 efectuada por Arostegui y
Escoto, pertenecía al corregimiento de Ubaté junto con Cucunubá, Fúquene, Tausa,
Simijaca, Susa, Ubaté y Sutatausa.
Durante el período central de la presente investigación (1665-1722) Suesca estuvo
conformado por las “partes” de Alaguna, Del Cacique, Cuyneme, Cuyntiba, Gacha,
Guacaneme, Guáqueta, Muñoz, Robayo, Suta y Yolata. En cabeza de cada “parte”
estaba un capitán, sobre quién al parecer tenía ascendencia el cacique, máxima
autoridad del pueblo. Por supuesto caciques y capitanes son apelativos foráneos con
los que los españoles designaron a las autoridades tradicionales, empero, la
ascendencia que ellos tenían sobre los indios efectivamente tuvo origen en la
tradición ancestral. Si algo supieron hacer los españoles, fue valerse de las
autoridades y poderes tradicionales locales para facilitar el proceso de dominación.
Fue de este modo posible que hasta bien entrado el proceso colonial, con el aval y
prelaciones que les otorgaron los españoles, los caciques y capitanes continuaran
teniendo un rol importante dentro de las estructuras sociales y políticas de los pueblos
de indios, al tiempo que conservaban algunos de sus elementos consuetudinarios tales
como la transmisión al cargo por vía matrilineal, es decir, de tío a sobrino.
Al parecer cada una de las “partes” en que se dividían los pueblos de indios tenía un
carácter territorial. Teniendo en cuenta que las “partes” pudieron corresponder a
algún tipo de vínculo de parentesco entre las gentes a ellas adscritas, al tomar una cita
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
del visitador Verdugo y Oquendo podría hacerse patente la relación del parentesco
con el espacio. En los inicios de la segunda mitad del XVIII este visitador afirmó que
los indios “tenían divididas las tierras del resguardo para sus labores, con la
perniciosa costumbre que a los de una parcialidad, no se les permitía trabajar en
tierras de los otros, como algunas se extinguiesen por disminución de los indios, de
forma que venían a quedar uno o dos, estos se hacían dueños de toda aquella tierra y
aunque las otras parcialidades se aumentasen y tuviesen necesidad de ella, no les
consentían labrar en ellas, más antes las arrendaban a españoles y a mestizos, o
disponían de ellas los curas o los capitanes” (en Tovar, 1988: 34).
Mientras algunas “partes” desaparecieron con el transcurrir del tiempo y la extinción
de sus habitantes, otras pudieron mudar su denominación y adoptar nombres de
origen lingüístico hispano. Sin conocer la razón por la cual algunos nombres ibéricos
se usaron para distinguir ciertas partes indias, gracias a dos documentos del AGN se
logró conocer el nombre en chibcha de las partes de Muñoz y Alaguna. Al intentar
conocer un poco de su contexto semántico y significativo, el diccionario y gramática
Muisca no brindó mayores datos de éstas ni de ninguna otra parte de Suesca, sin
embargo, con respecto de la parte de Muñoz se supo que:
“(…) notifique este auto al cacique governador
y capitanes del dicho pueblo estando juntos que se llaman
Don Juan cacique de Cuyneme== y a don Francisico governador y a
Don Pedro capitan de la parte de gacha== y a Don
Felipe capitan de la parte de Silaqueca que llaman Muñoz y otros
Yndios ladinos y principales (…)3”
Con respecto a la parte de Alaguna se logró establecer que también fue llamada por el
apelativo de Chitiva, y que corresponde a la denominación de dos veredas actuales en
el municipio de Suesca (Chitiva Alto y Bajo), que caminando, se ubican a unos 15
3 . AGN. 1639. Visitas Santander, Tolima, Boyacá, Cundinamarca. Tomo 4: fl. 644.
23
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
minutos del pueblo y unos 30 minutos de las veredas hoy llamadas Cacicazgo (alto y
bajo) en las cuales se ubican las Rocas de Suesca.
“(...) Pedro Bustamante escrivano del Rey nuestro señor certifico que en la visita de Suesca
encomienda del don Francisco Feliz Beltrán de Caicedo caballero de la orden se Santiago
fecha por el señor Gabriel de Carvajal oidor que fue esta Real audiencia visita de don
general del partido de esta ciudad de Santa Fe con diez y siete de febrero del año parado de
mil seiscientos treinta y nueve por ante rrodrigo Çapata (...) de dichas visitas en la capitania
de chitiba, que llaman alaguna esta descripcionado el indio siguiente (…)4”
Se tiene entonces que así como las veredas cacicazgo eventualmente pudieron ser el
asiento de las gentes pertenecientes a la parte Del Cacique, por su lado, la parcialidad
de Alaguna, pudo corresponder a una modalidad para denominar las gentes residentes
en terrenos contiguos a la Laguna de Suesca en dirección a la vereda actual de
Chitiva.
4 . AGN. 1659. Caciques e Indios. Tomo 23: fl. 24r.
24
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
1. EL PUEBLO DE INDIOS
1.1. INTRODUCCIÓN
Según Magnus Mörner la política y administración de España en América estuvieron
matizadas por tópicos de índole legal y teológica, cuyas representaciones pragmáticas
se manifestaron en el derecho común y el derecho escolástico. Al servicio de aquella
figura jurídica denominada el “bien común”, Iglesia y Estado buscaron cumplir la
función de promulgar y custodiar una legislación nutrida de muchos de los
paradigmas filosóficos y culturales de la sociedad hegemónica de la época. El debate
en torno a cómo lograr el “bien común” fue el vértice de las disposiciones jurídicas,
y la evangelización, siendo un primer y fundamental paso previo al “bien común,” se
consideró como de difícil consecución sin una separación entre indios y españoles
(Mörner, 1970).
Las uniones de ibéricos con americanos fue considerada como de alto riesgo para la
institucionalidad española, e incluso desde lo más alto del pináculo social y así se
tratase de uniones con personas culturalmente españolas residentes, la legislación
quiso ser inflexible. “Las Leyes de Indias (1680) se orientaron principalmente a
controlar el casamiento de los funcionarios públicos, peninsulares o criollos.
Interesada la Corona en frenar la corrupción en las provincias americanas, prohibió
que sus oficiales contrajeran vínculos de cualquier índole, especialmente
matrimoniales con miembros de las comunidades que gobernaban” (Rodríguez, 1997:
157). Estas contravenciones no se limitaron a supeditar la elección conyugal de los
patricios españoles, sino que propusieron una separación radical entre lo que se llamó
la república de indios y la república de españoles; un proyecto segregacionista que
tuvo como puntos de lanza a los pueblos de indios y a las ciudades y villas de
españoles. Así, bajo la excusa perentoria de la contaminación moral, paulatinamente
quisieron ser vedados de residir en los pueblos de indios los negros (a partir de 1541),
25
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
los encomenderos, sus familiares y sus mayordomos (1550-1563) y los vagabundos
solteros (1563). “En 1578, una Cédula dirigida a todas las autoridades indianas
prohibió general y categóricamente que mestizos, mulatos o negros anduviesen entre
los indios. El objeto de la legislación subsiguiente era la exclusión de todos los que
no fueran indígenas, aún los puros españoles, de los pueblos de indios. En 1646 se
declaraba aún la prohibición a los españoles, mestizos y mulatos que hubiesen
logrado adquirir tierras en los pueblos de indios” (Mörner, 1963: 64); incluso se
prohibió el asentamiento de indios ladinos en los pueblos.
En el marco del fracaso del proyecto de las dos repúblicas el presente capítulo
buscará describir espacial y temporalmente a Suesca entre 1665 y 1722 de acuerdo
con los datos recolectados en el APS, aunque también se ocupará de etapas anteriores
y posteriores atendiendo la información disponible en el AGN. Su propósito
fundamental será visualizar algunas particularidades sociales, políticas y económicas
del pueblo de indios, que puedan dar un contexto en el cual se desarrollaron los
procesos de configuración social y composición de la familia campesina colonial, que
serán tratados en los capítulos subsecuentes.
1.2. SEGREGACIÓN RESIDENCIAL EN SUESCA
Quizás una de las principales características del intento “organizador” de las dos
repúblicas en América fue precisamente su fracaso. Del total de 2494 bautizos
efectuados en Suesca a lo largo de 57 años (1665-1722), se logró verificar que 1729
correspondieron a niños y niñas indios pertenecientes a alguna de las partes de
Suesca; es decir el 69,3% del total de la población nacida en esos años fue
“verificadamente suescana”. Mientras tanto, poco más del 30% de la población podría
considerarse foránea, entre blancos e indios (Gráfica 1-1).
26
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
1729; 69%153; 6%
272; 11%
340; 14%
Indios de Suesca Indios de otros pueblosIndios sin procedencia Españoles
Gráfica 1-1. Distribución general de la población bautizada entre 1665 y 1722 en Suesca.
Estas importantes proporciones de gentes no indias residentes en Suesca indican que
la segregación residencial no constituyó una norma social. La residencia de mestizos
en el pueblo no parece haber sido un asunto inusual y justamente por ello pudieron
presentarse lo que se podría llamar “problemas cotidianos”. Tal fue el caso de Juan de
Silva mestizo y su hermana Paula, quienes fueron agredidos por Marcelo indio a
quién los susodichos le violaron sus labranzas. Marcelo fue embargado y obligado a
indemnizarlos. El “agresor” entabló un segundo juicio en el que mostró el gran daño
que, según su parecer, hacían Juan mestizo y su familia al pueblo de Suesca.
“(....) Pues asi que el suso dicho le Rovo y Destroso
a deshoras de la noche la labranza de mais que tenia y que aca/so
por defenderla salio de su casa y con un palo que llevava ati/zado
a los Bultos que eran cinco alcanso al dicho juan de
silva de que lo descalabro en que no a cometido delito pues
solo fue por Defender la dicha labranza y aunque hubiera
resultado hacerle mayor daño al dicho juan silva fue/ra
lo mesmo pues el que esta a entrar va con el riesgo, y siendo
esto, asi se quejo a Don Pedro marroquin que sin mas info/me
que el que le hiso dicho mestiso le ha embargado al dicho Don
marzelo sus vienes siendo el agraviado y que es sierto cometio
el dicho delito (...)5
(…) dicho juan de Silba es perjudicial pues consta
a todo este pueblo que me hurto un caballo abra dos años
y sus hermanas an hecho muchos daños a este pueblo
5. AGN. 1670. Miscelánea-Tributos. Tomo 55: fl. 718r.
27
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
y de presente su hermana paula de silba fue a mi cassa
y con una piedra le hiso tres heridas en la cabesa a mi
muger sin mas razon que porque yo descalabre a su hermano (…)6”
Luego, el alcalde de la Santa Hermandad favoreciendo a Marzelo indio señaló que:
“(...) respecto de que el asistir mestizos en los
pueblos yndios por ser contra las sedulas reales haga
el dicho corregidor que luego salga del dicho pueblo y su
comarca el dicho Juan de silva sus hermanos y pa/rientes
por el perjuisio que le sirven los dichos yndios 7(...)”
Pareciera pues que la segregación residencial en el caso de Suesca se efectuó de
manera circunstancial, no como agente causal de disputas interculturales, sino como
la herramienta jurídica que en última instancia definió la conducción de pleitos
cotidianos. No se pudo conocer el desenlace de este pleito, pero evidentemente quedó
claro que la segregación residencial el suceso agente causal de la disputa.
1.3. LA ENCOMIENDA
Técnicamente podría pensarse que un pueblo y un repartimiento son equivalentes al
contener ambos los mismos individuos, no obstaste, la distancia entre estos dos
conceptos radica en las motivaciones político-administrativas que los generaron. Así,
mientras los pueblos de indios se constituyeron en el baluarte de un proyecto que
dividía a la sociedad en dos repúblicas, los repartimientos se constituyeron en una
extraña mixtura que representaba ser, al mismo tiempo, un mecanismo de recaudo
fiscal, un sistema de dominación político y administrativo, así como un premio a los
conquistadores y su descendencia por los favores entregados a la Estado y la Iglesia.
Los conquistadores en todos sus rangos reclamarían una autoridad judicial y política
6. AGN. 1670. Miscelánea-Tributos. Tomo 55: fl. 719r. 7. AGN. 1670. Miscelánea-Tributos. Tomo 55: fl. 719v.
28
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
que consideraban habían ganado en la conquista. Es evidente que el mejor botín de
guerra que pudieron obtener los españoles fue la mano de obra de los dominados, y
ello fue finalmente lo que se “repartieron”. Luego, eufemísticamente los
repartimientos se llamaron encomiendas bajo el encargo de la evangelización. El
inmenso poder político alcanzado por lo encomenderos habría de convertirse en la
base más importante de fricción con la Corona, que ya desde finales del XVI y
principios del XVI mediante las Nuevas Leyes quiso contener ese gran poder alterno.
Bajo la presidencia de Antonio González, en 1591 se estableció que ya no se
asignaran tierras por méritos sino por compraventa en remate público. En el mismo
año de 1591 la Corona creó también las llamadas composiciones, en un esfuerzo, no
tanto por regular el acceso a la tierra, sino por legitimarse políticamente; la idea era
sanear los títulos territoriales de origen dudoso mediante el pago de una suma de
dinero (Villamarín, 1972).
El declive de la Encomienda se generó con el agotamiento de su fuente de riqueza, es
decir, a partir del declive poblacional de los indios subordinados. El desastre
demográfico catapultó el fin de la encomienda. Hoy parece obvio que una institución
configurada sobre la exacción y no sobre la producción estaba destinada a morir junto
con sus fuentes de riqueza. La transformación de la clase dirigente rural era una
realidad que cada vez se cristalizaba. No obstante, es difícil suponer que dicho
cambio se generó a partir una sucesión unilineal regida por la secuencia
Encomienda-Hacienda. Desde el inicio mismo de la colonia serían muchos los
factores locales e imperiales que determinaron el fin de la Encomienda y la aparición
de la Hacienda en un proceso no necesariamente sucesivo. Serían los siglos XVII y
XVIII, el período que marcaría toda una época de renovación y de formación de
grandes empresas agrícola-ganaderas, y solo hasta la estabilización del peonaje y la
aparcería como mecanismos de producción y de subordinación, la Hacienda pudo
estabilizarse como la organización socioeconómica predominante (Tovar, 1988).
29
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Luego de la conquista y una vez repartido el botín en diferentes repartimientos, los
indios de Suesca le correspondieron a Hernán Gómez Castillejo, “de la tropa de
Quesada, a quién sucedió Pedro del Acebo Sotelo” (Velandia, 1982: 2183). Sin saber
con exactitud cómo ni cuando ocurrió la siguiente sucesión en la encomienda de
Suesca, según un documento del AGN pudo establecerse que luego de Acebo Sotelo
estuvo en la localidad Pedro Fernández de Bustos, quién hiciera dejación de la
mencionada encomienda.
“ (…) El fiscal de la
Real Audiencia del dicho Reyno os paso pleyto sobre la dicha encomiendo diciendo que no se le
habia podido encomendar a vuestro padre por haber hecho dexacion de ella Pedro Fernandez de
Bustos (…)8”
En este mismo texto se encuentra en un documento que explica la sucesión que en
1611 hiciera de la encomienda de Suesca don Francisco Felix Beltrán de Caicedo a su
hijo, llamado de la misma manera9. Este caso es el único ejemplo en el cual se
expresa una sucesión parental de la encomienda. En este mismo documento se
mencionó que don Francisco padre era vecino de la villa de Remedios, región en
donde prestó servicios en la pacificación de los naturales. En cuanto a su hijo, al
parecer fue residenciado en Santa Fe, ciudad en donde se desempeñó como alcalde de
la Santa Hermandad. En este año de 1611 se declaraba entre los impedimentos de la
sucesión una deuda que tenía la encomienda con el Estado, relacionada con una
composición avaluada en 3342 pesos de 13 kilates que finalmente quedó reducida en
1000 pesos de 20 kilates.
Al parecer Francisco Beltrán hijo cruzó el umbral del medio siglo en posesión de los
indios de Suesca, así lo deja ver una petición que en 1680 se hiciera para que se le
devolviese el dinero que él consignó por la composición de la encomienda. Este
nuevo pleito, en el que no se hicieron alusiones a las características del repartimiento,
8. AGN. 1611. Encomiendas. Tomo 22, fl: 367.9 . Ibid.
30
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
no fue resuelto en la Real Audiencia y fue enviado al Consejo de Indias10.
Posteriormente, a mediados del siglo XVIII la Encomienda de Suesca se encontraba
“baca” según lo anotó en visitador Aróstegui y Escoto en 1761.
“(…) pasé a formar la del pueblo de suesca; halle en ese pueblo acargo de la Religión
predicadores y cura doctrinero al Padre Maestro fray Bernardo Velasco, y por fallecimiento
de ese ya que se halla secularizada la doctrina, y de cura el Doctor don Juan Francisco
Martinez, En ese pueblo de temperamento frio, no tiene encomendero, y en la descripción que
hise (…)11”
Hacia 1690 se nombró como encomendero de Suesca a don Luis Cerdeño y Monzón,
quién también se desempeñaba como encomendero de los repartimientos de Guaca y
Mogotocoro en la villa de Pamplona12. Esto podría explicar por qué el “apellido”
Pamplona fue uno de los más reiterativos en Suesca y una de las procedencias más
representativas entre los foráneos (Cáp. 4 y Cáp. 5).
“(…) El pueblo de Suesca tiene la misma
tasa ((que Ubaté) Esta encomendado
En el señor Lizencido Don Luis
Cerdeño y Monzon y esatan cargados
en estas demoras Quinientos
patacones de pension cada año a favor
del convento de Religiosos de San
Agustin Para el aniversario de las
Animas de los solados (…)13”
Es profundamente llamativo el caso de este encomendero, pues su período de
dominio en Suesca, de tratarse de una misma persona, pudo prolongarse por más de
60 años. No es de descartar sin embargo que el Luis Cerdeño aparecido en 1754,
10. AGN. 1680. Juicios Civiles-C/marca. Tomo 28, fl: 726-749. 11. AGN. 1761. Visitas-C/marca. Tomo 8, fl: 527-52812. AGN. 1690. Encomiendas. Tomo 3, fl: 1022-1028 13. AGN. 1719. Quinas. Tomo 1, fl: 721-725
31
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
también pudo tratarse de un homónimo, o de un hijo con el mismo nombre, tal como
ocurrió con Francisco Felix Beltrán de Caicedo.
“(…) que el
el pueblo de Suesca del Corregimiento de Ubate fue
encomendado en Don Luis Cerdeño y Monson
hasta los años de settecientosa y cincuentta y qua
tro, desde cuio tercio de navidad ya por
baco a S.M. que sus demoras el año 757
al pliego 2º de sus cuentas balen quinienttos y
treinta y un pesos cinco reales y baxados doci/enttos
sesentta pesos dos reales de extipendio (…)14”·
Luego de Cerdeño y Monzón la encomienda resultó “baca”, y sólo hasta 20 años
después se le conocería sucesor. En 1771 don Nicolás Bernal Rigueiro encomendero
de Sesquilé y corregidor del partido de Ubaté, tomó posesión simultáneamente de las
encomiendas de Suesca, Fuquene y Gachancipa15.
1.4. EL RESGUARDO
La disminución demográfica y el aumento de los tributos estuvo acompañado por la
pérdida de tierras por parte de los indios. Llegó el punto en que los indios no
pudieron producir suficientes alimentos para mantenerse, por lo cual se vieron
forzados a comprarlos o a supeditarse laboralmente en los múltiples mecanismos de
explotación que se ofrecían. Para tratar de proteger a los indios, y a los ingresos
fiscales, se crearon los resguardos. A partir de la visita de 1592-1595 los indios
contaron con una protección legal sobre tierras que eran medidas y delimitadas para
cada comunidad. Los indios pagarían un alto precio –una gran cantidad de sus tierras-
por una seguridad siempre relativa (Villamarían, 1972).
14 . AGN. 1771. Enconmiendas. Tomo 31, fl: 695-738
15. Ibid.
32
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
El resguardo fue la unidad espacial por excelencia a diferencia del pueblo, que se
configuró como una unidad administrativa. Las tierras del resguardo, se dividieron en
tres partes fundamentales: tierras individuales, familiares, a las cuales se accedía
mediante la herencia y las prescripciones consuetudinarias indias y que atendían en lo
fundamental el autoconsumo bajo la fuerza productiva de los no tributarios (infantes,
mujeres y reservados); los pastos comunales, cuya función era la de proporcionarle a
la comunidad los recursos requeridos tales como reservas de agua o bosques para la
extracción de madera; y, finalmente, las tierras de comunidad destinadas a producir
lo que serían todo tipo de tributos y servicios públicos y contribuciones eclesiásticas
(González, 1970).
Fue el oidor Miguel de Ibarra el encargado en 1593 de organizar el resguardo de la
localidad de Suesca (Anexo 1-1). Aunque el documento original se encuentra
extraviado, las medidas originales se conservan gracias a la trascripción que se hizo
del documento en 1703 en el marco proceso de un juicio de tierras.
“(…) y teniendo/ consideración a que los yndios de este pueblo
viben en polecia e tienen muchos ganados e gran
gerias para los quales tienen necesidad de tierras
Competentes para se poder substentar y para que
se animen a vivir como cristhianos y a que
Lo mas de la tierra De este dicho pueblo son
pantanos zierras e tierra de poco probecho
como consta por el auto de atras de la visita
de tierras y teniendo atención a lo suso dicho
Y a que de oy en adelante a de ir la gente de este
dicho pueblo En mas aumento assi En por sonas
como en haziendas e ganados mandaba e
mando que se les den e midan de resguardo desde
los potreros bohios deste dicho pueblo tres mill
e treçientos pasos en cuadro por cada parte
todo lo qual les señalaba e señalo por Resguar/do,
e tierras para Ellos propios e sus comunidades
Egidos e ganados y los medidores para ello nom/Brados
33
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
hagan la dicha medida por el orden
de huso declarado Refieriendo La cabuya de la
dicha medida de suerte que Este cierta y verda/dera
poniendo señales e mojones en las partes
e citios Donde llegare la dicha medida y assi lo
probengo mando e firmo
Licenciado Miguel de Ybarra (…)”
En tanto que la naturaleza del resguardo no era comercializable, desde muy temprano
los indios tuvieron en el arrendamiento una verdadera y única posibilidad de
satisfacer las pesadas cargas tributarias a que eran sometidos. La Corona y la
administración pública retóricamente no estuvieron de acuerdo con esta medida de
subsistencia por parte de los dos grupos; “desde el principio esta mínima expresión de
relación interétnica fue contrariada por la institución española, que al considerar a los
indios como usufructuarios más que propietarios, prohibió desde un principio el
supuesto usufructo que por medio de este método los beneficiaba” (Tovar, 1988: 30).
Con el tiempo, el desastre demográfico llevó a restringir las tierras del resguardo a las
parcelas individuales devengando los indios de ellas tanto tributos como sustento
(González, 1970). A medida que la presencia de blancos y mestizos en áreas rurales
fue más protuberante, el arrendamiento de las tierras del resguardo se convirtió (junto
con el concertaje) en una muy usual fórmula para generar ingresos “adicionales” a los
indios.
1.5. CARGOS Y OFICIOS
Al elaborar una tabla (Anexo 1-2) seleccionando todos aquellos registros en los
cuales se documentó algún cargo u oficio, encontré que de un total de 493 personas,
222 correspondieron a cantores y 96 a sacristanes. Las restantes 175 personas
distribuyeron sus cargos oficios de la manera que documenta la Gráfica 1-2.
34
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
102
20
50
3428
82 1 1 5 1
12
10
102030405060
Alcalde
Cacica
Cacique
Capitan
Cura
Fiscal
Gober
nado
r
Gober
nado
r Ten
iente
India
del
Servic
io
May
ordo
mo
Princip
al
Sastre
Tenie
nte
Tenie
nte G
enera
l
Gráfica 1-2. Cargos y oficios (excepción de cantores y sacristanes). Suesca 1665-1722
Efectuando un análisis pormenorizado de estos personajes fue fácil advertir que
muchos de ellos multiplicaron su registro simultáneamente al ser registrados en varias
ocasiones ya fuese en calidad de padrinos, padres, cónyuges o testigos. Esta situación
generó un total relativo que requirió una selección cualitativa que permitiera distribuir
los cargos y oficios en términos absolutos. Luego de un ejercicio de comparación, el
total varió de manera significativa (Gráfica 1-3) y de los 70 personajes apenas dos, el
cura y el teniente general de Sachica, correspondieron a gentes de origen hispano.
9
24
16 16
9
2 1 1 13
14
102468
1012141618
Alcald
e
Cacica
Caciq
ue
Capita
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a
Fiscal
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r
Gober
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...
Indi
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l Ser
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Tenie
nte
Gener
al
Gráfica 1-3. Con cargos y oficios (excepción de sacristanes y cantores). Suesca 1665-1722
De las 70 personas incluidas en la Gráfica 1-3 se quiso analizar aquellas que
desempeñaron cargos y roles de autoridad política. Según el APS no hay evidencias
que lleven a pensar en la existencia de dos cabildos distintos, uno de indios y otro de
españoles. Las funciones y los funcionarios evidentemente debieron ser diferentes, y
en el caso específico de Suesca, no parece haber concordancia entre los funcionarios
35
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
encontrados y los que propone la legislación para las poblaciones de españoles. “El
cabildo de las ciudades metropolitanas estaba integrado por “doce regidores; dos
fieles ejecutores; dos jurados de cada parroquia; un procurador general; un
mayordomo, un escribano de concejo; dos escribanos públicos; uno de minas y
registros; un pregonero mayor; un corredor de lonja; y dos porteros”. En las segundas
((ciudades diocesanas)), “ocho regidores y los demás regidores perpetuos. Para las
villas o lugares: “alcalde ordinario; cuatro regidores; un alguacil; un escribano de
concejo público y un mayordomo” (Ley II Tit. XVIII, lb IV de la recopilación de
1860)” (Ots Capdequi, 1952: 53).
En relación a lo anterior es importante señalar que para los pueblos de indios el
Estado Español creó los cabildos menores, constituidos por un gobernador (quien
entregaba los tributos y distribuía la fuerza de trabajo comunitaria) dos alcaldes
(encargados de la administración de justicia, hispanizar la vida cotidiana y de
proyectar las obras de infraestructura), cuatro regidores, un alguacil mayor, un
procurador del cabildo, un mayordomo del pueblo (responsables de la administración
de las propiedades comunales) y otro del hospital, escribano, oficiales menores,
carcelero y verdugo (Pachón, 1980). También había tenientes de corregidor (uno para
blancos y uno para indios), que al ser elegidos por los corregidores quedaron por
encima de los capitanes (Gutiérrez y Pineda, 1999).
La observación de los funcionarios del cabildo de Suesca se llevó a cabo tanto
genealógicamente como a nivel de la familia nuclear, con el propósito de explorar
posibles tendencias en cuanto a la sucesión del cargo. Los resultados no arrojaron
ninguna evidencia que hicieran pensar cierta filiación entre los funcionarios ni entre
sus sucesores. Sin embargo, en el caso de los alcaldes, resultó muy llamativo que los
únicos tres casos que permitieron conocer el nombre y la procedencia de sus esposas,
todas ellas resultaron ser la Parte de Robayo. Del mismo modo en cuanto a los
alcaldes, ocurrió que un cacique efectivamente sí ocupo tal cargo, contradiciendo las
normas sobre este asunto (Pachón, 1980).
36
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Recordando que la primera autoridad del partido era el corregidor de indios y del
pueblo el cura, es bastante posible que ellos incidieran de manera significativa en la
elección de cada uno de los miembros del cabildo. Teniendo en cuenta un documento
del AGN, podría observarse algún tipo de relación en la sucesión de los cargos del
cabildo y las autoridades tradicionales. Se trata de una queja de los indios contra su
teniente a partir de la cual se logró establecer que fue precisamente el antiguo cacique
del pueblo, quién sería destituido por sus malos tratos y comportamiento cuestionable
según varios testimonios de indios de Suesca.
“(...) Siendo dicho don Juan Cacique a pedimento eynstansia
del pueblo hizo cosas tan... en sus rigores
que no fueron posibles a tolerar los pobres yndios
con lo qual rrecurriendo a esta Real Audiencia le
quitaron de tal cacique por justas causas y con sus
modos que tiene adquirio ser teniente y con esta
mano son todavía sus rigores y tratamientos a los pobres
yndios tales que muchos se ausentan...
y otros prometen hazerlo en breve (...)16”
La circunscripción de los cargos del cabildo a cierta “élite” local, o por lo menos, la
posibilidad que tuvo un grupo de personas para ejercer los cargos del cabildo de
manera sucesiva, se confirma con las declaraciones del indio ladino Albaro.
(…) dixo este testigo
que ha visto como persona que a asistido
de ordinario en este pueblo como
fiscal y como alcalde del dicho don Francisco Gobernador (…)17”
Observando las fechas de registro en el APS, se quiso llegar a establecer un valor
aproximado en cuanto al período de gestión de cada uno de los funcionarios. Para este
propósito se observó la referencia que se hizo en el APS de un mismo funcionario
16. AGN. 1652. Caciques e Indios. Tomo 30: fl. 148-150.
17. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1026.
37
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
durante un período de tiempo, lapso que sería interrumpido al aparecer su inmediato
sucesor. De tal forma, aunque se ha mencionado que los cargos del cabildo eran de
renovación anual (Pachón, 1980), ello no parece haber ocurrido en Suesca.
1.5.1. Autoridades políticas del cabildo
A partir de Carlos V se constituyó un aparato estatal fundamentado al extremo por el
centralismo de Madrid que, a pesar del casuismo concomitante con la diversidad
cultural y ambiental del continente, logró convertirse en la instancia última y
definitiva de las disposiciones y leyes más generales e incluyentes. El Estado español
en América estuvo conformado por una estructura burocrática uniforme compuesta
por funcionarios públicos, que a todo nivel requirieron de una reglamentación clara
para evitar lo que efectivamente ocurrió: abusos y corrupción. La ambigüedad en las
competencias, la ausencia de una autorregulación entre las diferentes entidades y
órganos, el desbordante centralismo y otros factores generaron un modelo político
absolutista que conllevó, según Jaime Jaramillo y Germán Colmenares (1982), a la
inoperancia del sistema fundado en unos poderes inoperantes.
1.5.1.1. Fiscales
El período promedio para la gestión de los fiscales fue de 1,8 años aunque se destaca
por ejemplo el caso de Pedro Fiscal, quién desempeñó el cargo alrededor de 6 años.
Al igual que los alcaldes la información sobre los fiscales tampoco permitió verificar
algún indicio de consanguinidad o parentesco en la sucesión del cargo. Llama la
atención que la aparición de los fiscales en calidad de padrinos casi triplicó a la de los
alcaldes, a pesar de corresponder también a 9 funcionarios. Esta mayor presencia de
fiscales podría hablar de un mayor reconocimiento social para este cargo en relación
con el alcalde. Obsérvese que comparativamente, estos dos cargos del cabildo fueron
representados por un mismo número de personas según el APS (Gráfica 1-3), no
obstante, los fiscales que tuvieron la oportunidad de apadrinar gente duplicaron su
registro con relación a los alcaldes (Tabla 1-1 y Tabla 1-2).
38
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Año Nombre Apellido Pueblo Parte Cargo Registro Fecha
1665 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2491 18/11/1665
1666 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2506 27/11/1666
1666 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2496 13/01/1666
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2511 30/07/1667
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2508 09/02/1667
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2488 12/11/1667
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2512 10/08/1667
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S1 0079 29/08/1667
1667 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S1 0069 07/06/1667
1668 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2527 28/05/1668
1668 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2528 21/06/1668
1670 Pedro Nt Nt Nt Fiscal S3 2548 20/03/1670
1670 Pedro Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2554 09/08/1670
1672 Salvador Nt Nt Nt Fiscal S3 2567 20/06/1672
1673 Salvador Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2572 09/01/1673
1673 Salvador Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2574 13/02/1673
1676 Miguel Pacheco Nt Nt Fiscal S1 0505 15/10/1676
1679 Geronimo Fiscal Nt Nt Fiscal S3 2660 03/06/1679
1691 Luis Pamplona Pamplona Nt Fiscal S3 2774 27/02/1691
1694 Lorenzo Nt Nt Nt Fiscal S3 2792 11/11/1694
1699 Marcos Nt Nt Nt Fiscal S3 2848 16/02/1699
1699 Marcos Nt Nt Nt Fiscal S3 2856 19/06/1699
1700 Juan Sanchez Nt Nt Fiscal S3 2865 26/02/1700
1715 Fabian Nt Nt Nt Fiscal S3 2969 10/11/1715
1715 Fabian Nt Nt Nt Fiscal S3 2961 07/03/1715
1715 Nt Murillo Nt Nt Fiscal S3 2965 12/06/1715
1716 Fabian Nt Nt Nt Fiscal S3 2972 03/03/1716
1717 Fabian Nt Nt Nt Fiscal S1 3078 18/08/1717
Tabla 1-1. Fiscales de Suesca 1665-1717
1.5.1.1. Alcaldes
En términos generales podría sugerirse para los alcaldes un período “máximo” de
gestión superior a los 2 años. Las “alcaldías” pudieron ser ocupadas por lo menos por
dos personas distintas de forma simultanea. Es precisamente ese el caso de José
Ladino y Victorino, quienes desempeñaron el cargo el mismo día, mes y año. Llama
también la atención el caso de Miguel Pacheco y Salvador Sacabuche quienes fueron
reportados como alcaldes en 29/04/1669 y 27/01/1669.
Año Fecha Nombre Apellido Pueblo Parte Cargo Registro
1665 28/11/1665 Alonso Nt Nt NtAlcalde de la sta
hermandad S3 2495
1667 23/08/1667 Andres Cuca Nt Nt alcalde S3 25141669 29/04/1669 Miguel Pacheco Nt Nt alcalde S3 25381669 27/01/1669 Salvador Sacabuche Nt Nt alcalde S1 01561673 02/11/1673 Sebastian Guayoque Nt Nt alcalde S3 25821702 06/05/1702 Jose Ladino Nt Nt alcalde S3 28871702 06/05/1702 Victorino Nt Nt Nt alcalde S3 28871703 02/08/1703 Simon Nt Nt Nt alcalde S3 29011708 20/05/1708 Domingo Caranta Nt Nt alcalde S3 29401709 06/02/1709 Domingo Nt Nt Nt alcalde S3 2945
Tabla 1-2. Alcaldes de Suesca 1665-1709
39
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Con el ánimo de dirimir conflictos propiamente agrarios se constituyeron los
llamados alcaldes de campo. En Ubaté, por ejemplo, “estas funciones las
desempeñaban tres indios que se ejercitaban en andar rondando las bestias y ganados,
que en tiempo de sementera hacen daño. Los indios encarcelaban las bestias y los
dueños debían tres o cuatros reales (...); el apoyo del encomendero se explica ya que
este podía sentirse afectado con la pérdida o disminución de la producción. Si las
cosechas se dañaban a causa de los animales y ganados de las haciendas vecinas, el
pago de tributo y obligaciones podían verse afectados” (Tovar, 1988: 31-32). Podría
sugerirse que la alcaldía fue un cargo que se desempeñó al interior de cada “pequeña”
comunidad y por ello pudo haber varios alcaldes al mismo tiempo. Se sabe por
ejemplo, el caso de don Alonso “alcalde de la Santa Hermandad” en 1665. Esto
mismo parece indicar una cita de 1638 en donde se manifiesta la presencia de los
“alcaldes” de Suesca.
“(…) ayer vuytinueve de este presente mes
y año binieron todos los cacique y capitanes,
alcaldes, fiscal y otros muchos yndios (…)18”
Al analizar la familia nuclear de los alcaldes encontré que Salvador Sacabuche
(testigo de matrimonio en 10 ocasiones) tuvo con Laureana de Robayo cuatro hijas:
María, Tomasa, Bernardina y Polonia. En un caso más tardío, el de Sebastián
Guayoque alcalde, se observa que casado con Magdalena de Robayo tuvo 4 hijos; de
sus hijos el único varón no fue reportado como alcalde en una fecha posterior. En un
tercer caso se supo que José Ladino alcalde fue esposo de Bárbara de la parte de
Robayo, con quién tuvo dos hijas (Inés y Rafaela), y un hijo (Felipe) quién tampoco
fue alcalde en años posteriores Es importante mencionar que en el único caso en el
que se pudo establecer la ascendencia de un alcalde fue en el de José Ladino,
bautizado en 04/10/1681, e hijo de Marcos Ladino y Francisca de la parte de
Alaguna. Marcos Ladino su padre tampoco fue alcalde.
18. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1031r.
40
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
1.5.1.3. Gobernadores
Debido a que solo están registrados como gobernadores dos personas, podría
suponerse la ocupación de cargo por larguísimos períodos de tiempo, o, lo que podría
ser más factible atendiendo las fechas de la Tabla 1-3, que dicho cargo solamente fue
desempeñado en la década del sesenta del XVII y a partir del segundo lustro del
XVIII. Gracias a un documento referente a 1638 podría sugerirse que la gestión de los
gobernadores pudo durar por lo menos tres años.
“(…) Dixo este testigo ((ana)) que dabe
y bio que habia tres años poco mas
o menos que el dicho don franciusco
gobernador solicito que se
hicieze la labranza (…)19”
En términos generales se sabe que Francisco gobernador sucedió a Diego Gómez en
el cargo alrededor de 1707; este último asumió su función antes de 1666. La
insuficiencia de datos sobre Francisco impidió cualquier análisis en cuanto a su
familia nuclear y en el caso de Diego Gómez, apenas se pudo establecer que fue
esposo de Juana.
Año Nombre Apellido Pueblo Parte Cargo Registro Fecha
1666 Diego Gomez Nt Nt gobernador S3 2500 05/03/16661667 Diego Gomez Nt Nt gobernador S3 2509 10/07/16671667 Diego Gomez Nt Nt gobernador S3 2514 23/08/16671667 Diego Gomez Nt Nt gobernador S3 2488 12/11/16671667 Diego Nt Nt Nt gobernador S3 2510 10/07/16671667 Diego Gomez Nt Nt gobernador S3 2508 09/02/16671667 Diego Gomez Nt Nt gobernador S1 0053 06/02/16671707 Francisco Nt Nt Nt gobernador S3 2937 12/11/1707
Tabla 1-3. Gobernadores de Suesca
Entre los funcionarios del cabildo el gobernador pareció ser de importante jerarquía,
no sólo por sus obligaciones para con la Corona, sino por la forma reiterada en que
ellos fueron llamados a declarar (junto con caciques y capitanes) en diferentes casos
19. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1027.
41
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
oficiales y querellas. En un juicio llevado a cabo en 1638, y ante la aparente ineptitud
fue el gobernador quién vino a cumplir con la autoridad y funciones de éste. Además
de cobrar los tributos y requintos reunidos por los capitanes, así como controlar el
grave problema de los borrachos, el gobernador asumió otras no menos importantes
funciones.
(…) En todo el tiempo que he
co/nocido governador al dicho don Francisco
Le e visto proceder muy bien acudiendo
a todo quanto es de su obligación a
que acudan los yndios a misa y a la doctrina cristiana
y al servicio de los españoles y de sus haziendas (…)20”
En 1639 el oidor Gabriel de Carvajal argumentó el perjuicio que representaban los
mestizos en caso de ejercer cargos locales de importancia, específicamente como
caciques y gobernadores.
“(…) Y porque por Cedula Real
mia esta mandado que ningun mestizo sea
cacique Entre los yndios sabreis si ay algunos
que lo sean y fecha de averiguación dellos legitima
mente Los quitareis mandandoles graves penas
que no buelban a usar de ellos = Y que
sucedan en los cacicazgos los yndios a quien
perteneciere según sus usos y costumbres pues
los tales mestizos no pueden governar Entre
los yndios Con titulos de caciques y governadores
por los inconbenientes que de ello resulta (…)21”
A la luz del APS el cargo del teniente-gobernador fue desempeñado únicamente por
Crispin Obrajero quién apareció registrado tan solo en dos ocasiones (1706 y 1707).
20. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1028.
21. AGN. 1639. Visitas Santander, Tolima, Boyacá, Cundinamarca. Tomo 4: fl. 619.
42
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
De él se supo que tuvo cinco hijas y tres hijos, todos de la parte de Cuyneme, tal
como su madre. Este cargo y la poca cantidad de funcionarios desempeñándolo
sugieren que el gobernador-teniente podría haber sido la fusión de dos cargos
distintos, como lo indicó un testigo español en 1638.
“(…) de la segunda pregunta dixo que
visto que antes y después que el dicho don Francisco
governador ha sido tal governador y teniente
a bivido y bive muy ajustado sin que aya
bisto hazer agravio ninguno al dicho don Juan (…)22”
1.5.1.4. Tenientes
De los tenientes se logró promediar su período de gestión en 19 años. Llama la
atención el caso de Fabián, quién ocupó el cargo cerca de 38 años desde 1668 hasta
1705 aproximadamente.
Año Fecha Nombre Apellido Pueblo Parte Cargo Registro1668 11/12/1668 Fabian Nt Nt Nt Teniente S1 01461673 09/09/1673 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 25781679 29/05/1679 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 26591681 15/02/1681 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 26761681 15/02/1681 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 26771696 23/05/1696 Salvador Anbarila Choconta Nt Teniente S1 12641698 05/02/1698 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 28261705 03/08/1705 Fabian Nt Nt Nt Teniente S3 29221708 20/05/1708 Jose Murillo Nt Nt Teniente S3 29401709 09/02/1709 Jose Murillo Nt Nt Teniente S3 29461711 29/03/1711 Jacinto Rodriguez Nt Nt Teniente S1 18331716 07/01/1716 Jacinto Nt Nt Nt Teniente S3 2971
Tabla 1-4. Tenientes de Suesca
1.5.2. Autoridades tradicionales
Al igual que los cabildantes, los caciques y capitanes adquirieron el derecho a ser
tratados con respeto. Se les otorgó el título de Don además de ciertos privilegios
inherentes a los blancos. La autoridad del cacique, y posiblemente también de los
capitanes, se refería a las decisiones de trabajo en las tierras de comunidad. Ellos
fueron los representantes de la comunidad ante el Estado colonial. Los recaudadores y
22. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1024.
43
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
corregidores con el fin de evitar molestias y trámites engorrosos se entendieron con
ellos y así, en una especie de contraprestación, los caciques muchas veces recibieron
tierras en condiciones y dimensiones especiales.
1.5.2.1. Los caciques
Según el APS y el AGN se pudieron identificar en Suesca 4 caciques y sus esposas
desde el año de 1593 hasta 1722. El Diagrama 1-1 muestra la línea de sucesión del
cacicazgo de Suesca. Del primer cacique que se tiene noticia pudo conocerse su
nombre en lengua chibcha23. Así mismo, fue es importante resaltar la presencia del
apellido “Fernández” en los caciques de Suesca, lo cual, de alguna manera, podría
indicar algún vínculo patrilineal entre ellos, y del mismo modo, alguna relación entre
este apellido y la parte de Gacha. Fernández fue un apellido representativo de esta
parte.
Diagrama 1-1. Caciques de Suesca
La importancia social y política de los caciques y cacicas fue avalada y tenida en
cuenta en la pirámide social colonial, por lo cual se les permitieron ciertos privilegios
materiales y simbólicos inherentes a la nobleza hispana. El uso de la capa y de
ropajes españoles, el consumo de vino y de trigo e incluso la posibilidad de ser
23. AGN. 1592. Caciques e Indios. Tomo 20: fl. 790v.
44
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
enterrados en el templo, como lo señala el testamento de doña Isabel esposa del
cacique:
“(…) y ten mando que mi cuerpo sea enterrado en la iglesia de mi
pueblo de suesca en la sepultura de mi marido don Alonso
y ten mando que el dia de mi fallecimiento si fuere ora
se me diga una misa de cuerpo presente con su vigilia
se me hagan tres posas con un novenario de misas
y desta limosna se pague de mis bienes
y ten declaro que después de fallecida y hecho mi nobe/nario
los sies se meses sucesivos se me digan cada
dia durante de estos seis meses se me diga cada dia una
misa rresada mando se de por cada una quatro reales (…)24”
El poder del cacique pudo en ocasiones sobrepasar ciertos límites. El caso de Juan
Fernández quién dilapidó la herencia de sus hermanos es muy diciente. Este cacique
fue depuesto de su cargo por lo abusos y malos tratos contra los indios, además que
tuvo actuaciones “corruptas”, como el ocultamiento de algunos indios útiles que
debían ser llevados a las obras públicas de Santa Fe y a las minas de Las Lajas.
“(...) Siendo dicho don Juan cacique a pedimento e ynstancia
del pueblo Hizo cosas tan exorvitantes en sus rigores
que no fueron posibles a tolerar los pobres yndios
con lo qual rrecurriendo a esta Real Audiencia le
quitaron de tal cacique por justas causas y con sus
modos que tiene adquirio ser teniente y con esta
mano son todavia sus rigores y tratamientos a los pobres
yndios tales que muchos se ausentan (...)
y otros prometen hazerlo en breve en perjuicio
de que pierda el encomendero sus demoras y
El Reyno Señor sus quintos y que llega y esto
Ser tan naturalque estándose haziendo
conduccion par las Lajas fue parte para auita y
esconder algunos utiles para el efetto
24 . AGN. 1652. Caciques e Indios. Tomo 30: fl. 59v.
45
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
recibiendo cohechos a veinte y treinta pesos y o mismo haze/en
los alquilados del bien comun de esta ciudad
(...) Suplican a V.M, pida por quienes el recaudo
necesario para que no execra dicho don Juan
tal oficio de Teniente (...)25”
Podría señalarse como condición para ejercer el cargo de cacique el cumplimiento de
una determinada edad o madurez. La sola ascendencia y legitimidad filial para
acceder al cargo no eran suficientes, por lo menos así lo señalaron en 1638 los
capitanes de las partes de Muñoz y Gacha, quienes pusieron en entre dicho la
legitimidad del cacique por su incapacidad para ejercer el poder de cobrar tributos a
favor de los españoles.
“(…) El dicho don Juan Cacique
nunca a cobrado las demoras ni rrequin/tos
porque no tiene capacidad pare ello
ni para poder governar por ser muy
muchacho (…)26”
1.5.2.1.1. Poder e influencia del cacique
La organización política de los pueblos de indios generó un nuevo modelo
administrativo que tuvo que ser asumido por los caciques con todo y sus
ambigüedades. Esto refería don Joan de Espinosa, corregidor del partido de
Guatavita, con respecto a “los arreglos” hicieron los caciques de Suesca y de
Chocontá, en la disputa por los indios cupaxitas adscritos a la localidad de Boylaca de
Chocontá27.
25 . AGN. 1652. Caciques e Indios. Tomo 30: fl. 148.
26. AGN. 1638. Caciques e Indios. Tomo 44: fl. 1015.
27. Cupaxita resultó ser un identificador que coincide con uno de los apellidos característicosde Suesca, registrado por 8 personas que aparecieron en 21 oportunidades en el APS.
46
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
“(…) le mando adjujdicar y adjudico ciertos yndios que se llaman
cupajita y me pidio se los mandase entregar y
mandando yo a don Alonso cacique del pueblo de Suesca
en cumplimiento de los dichos recados entregase luego los
yndios conthenidos en ellos a el dicho Domingo El dicho
casique de Suesca me respondio que si entregaria
pero que le mandase yo entregar otros yndios que
eran de Suesca en el pueblos de chocompta (…)28”
Si bien Cupaxita no constituyó un extinto pueblo de indios, pudo ser la sobrevivencia
de una unidad social y política precolombina desdibujada por el régimen colonial. Un
juez de comisión, don Juan de Robles, quién fuera el maestro albañil nombrado por el
oidor Luis Henríquez para que construyera varias de las iglesias de la región, se
refiere explícitamente a Cupaxita específicamente como un pueblo.
“(…) En el pueblo de Cupaxita a cinco dias del mes
de setembre de mill y quinientos noventa y siete años (…)29”
Al parecer durante los primeros años del XVII el pueblo de indios no se había
consolidado como núcleo político de la organización social española en los contextos
rurales. La presencia de autoridades políticas distintas en el pueblo de Chocontá
podría certificarse con la alusión que se hace de varios caciques.
“(…) Certifico yo Jhoan de Espinosa corregidor de este partido de
Guatavita… que por el principio de
El mes de Jullio de este presente año de noventa y siete
seis dias mas o menos don Domingo uno de los caciques de
este pueblo de Chocompta Alli mostro en el de Suesca (…)30”
28. AGN. 1597. Caciques e Indios. Tomo 20: fl.782.
29. AGN. 1603. Caciques e Indios. Tomo 69: fl. 761r.
30. AGN. 1597. Caciques e Indios. Tomo 20: fl. 782.
47
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
En 1659 los indios de las partes de Gacha y de Muñoz se negaron a prestar servicios
personales en la hacienda de un español llamado Mateo Barragán; el argumento,
además de las muchas ocupaciones, fue que la dicha estancia antiguamente había sido
propiedad del cacique del pueblo de Suesca.
“(…) de algunos meses a esta parte se a establecido don Matheo Barragán
En una estancia que era del cacique del dicho pueblo y con esta
ocasión pidio al corregidor le mandace el servicio el qual
ordeno a estos dos capitanes ((Luiz Muñoz y Agustin Gacha)) diese cada uno un yndio concer
tado en que representan se les hace notorio agravio porque
de mas de dar a su encomendero y a los vezinos de su comarca
La mitad de los yndios que tienen tributarios para que…
Por conciertos por ser las haziendas tan graves como e conocer
No a sido constumbre dar dicho servicio a la dicha estancia
aunque la hayan havitado algunos españoles (…)31”
El territorio pudo convertirse pues en un escenario de los encuentros y desencuentros
políticos y simbólicos entre las gentes de las diferentes partes y pueblos. En un
documento encontrado por Londoño (1985) se observa que si bien el cacique gozaba
de cierta autoridad sobre el capitán, resulta claramente decisivo el hecho que “(...)
cuando un capitán se disgusta con su cacique simplemente reniega de él y se va (...)"
(Londoño, 1985: 163).
1.5.2.1.2. Sucesión
Según los esposos Villamarín “las comunidades prehispánicas Chibchas de la
Sabana de Bogotá poseían una jerarquía de unidades socio-territoriales que estaban
vinculadas mediante parentesco y lazos matrimoniales. Preferencialmente, el
matrimonio tenía un sesgo matrilateral (...) con residencia marital virilocal y
eventual residencia avunculocal para los hijos. Los chibchas de la Sabana eran
uniformemente matrilineales. La herencia se determinó matrilinealmente tanto entre
los plebeyos como entre las familias de mayor estatus, así mismo la posición política.
31. AGN. 1659. Caciques e Indios. Tomo 49: fl. 38.
48
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Los derechos de tierra también se heredaban matrilinealmente entre los Chibchas de
la pre-conquista. En el período colonial, con la introducción de las nuevas formas
españolas de herencia, adquisición y tenencia de tierras impuestas por los
corregidores y los sacerdotes, esta herencia patrilineal de la tierra y posiblemente de
la propiedad mueble vino a coexistir al lado de los patrones matrilineales
tradicionales” (Villamarín y Villamarín, 1993: 90).
Un documento referente a Fúquene explícita la línea tío-sobrino en la sucesión del
cacicazgo de dicho pueblo, como la alianza entre indios principales que ello conllevó.
“(…) Don Juan de Córdoba yndio prin/cipal
del pueblo de Fúquene encomienda de don Juan Francisco
de Borda Dice e ynforma es hijo ligitimo de Diego
ysidro principal y de doña Juana la qual es her/mana
carnal de don pascual cacique del dicho pueblo
y oy vive el qual por hallarse biejo e impedido
a renunciado al cargo de cacique que el dicho
Don Juan de Cordoba su sobrino y como a quien le
toca legítimamente la subsesion por no haber otro
mas ynmediato en cuyo conocimiento esta toda la
gente (…)32”
Un juicio de uxoricidio cometido por el hijo del cacique de Suesca sobre doña Lucia
hija de 13 años del cacique de Suesca, se menciona que la parte de Boylaca de
Chocontá tenía su propia cacica, cuya única “heredera” era la mencionada Lucía.
“(....) Es delito gravisimo y muy frecuentado ya e esta tierra
y cada dia se cometen mas delitos y Este deve ser mas grave
mente punido y castigado por ser la dicha mi hija Señora y cacica
subcesora de los yndios cupaxitos de la parcialidad de Boylaca
y no aver otro sucesor En el dicho señorio y Ser de edad treze
años y aver bivido Siempre bien dotrinada en esta e y rrecogida
32. AGN. 1671. Miscelánea-Caciques e Indios. Tomo 122: fl. 483.
49
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
aviendole yo dado muy buena dote para que no tuviese
ocasión el dicho su marido e vicios ni perdiciones (...)33”
La sucesión del cargo del cacique no sólo se dio de tío materno a sobrino, sino
también al resultado de una dinámica sub-regional entre poderes locales
emparentados. Esta idea también es sugerida por APS cuando se registró en 1676 el
bautizo de Bárbara, hija de Luis cacique del pueblo de Chocontá y su esposa Cecilia
india de la parte de Alaguna de Suesca.
Al verificar los hijos legítimos del Cacique don Alonso y doña Isabel, resultó claro
que ellos tuvieron una descendencia de dos hijas y un hijo.
“(...) doña ysabel natural de suesca mujer que fue de don Alonso cacique ya difun/to
estando sana en entendimiento y enferma del cuerpo ordeno mi
testamento mi alma encomiendo a dios para lo que fue criada y el cuerpo
a la tierra declaro que fue casada con don Alonso cacique ligitimamente
sigun orden de la santa madre iglesia se quien tube hijos Los
dos barones y dos hembreas el uno llamado don Jerónimo y la otra sigunda
doña margarita y la otra llamada Francisca de edad ocho años
y el otro nicolas ya difunto declarolos por mis hijos (…)34”
Al verificar un juicio iniciado por los dos hijos mayores resultó claro que la sucesora
de la cacica fue su hija menor Francisca, quién contrajo matrimonio con Juan
Fernández el futuro cacique de Suesca.
“(…) Dize que le informan que al tiempo y quando murio
Don Alonso Cacique que fue del dicho pueblo padre legitimo de los sobre
dichos dejo muchos bienes y haciendas entre ellos diferentes estan
cias y en particular dos, una de ganado mayor y otra de ganado
menor en terminos del dicho pueblo dejando por legitimos herede/ros
de todo a los referidos y a otra hermana de los suso dichos
33. AGN. 1603. Caciques e Indios. Tomo 69: fl. 550.
34. AGN. 1652. Tierras-C/marca. Tomo 30: fl. 57r.
50
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
llamada doña Francisca con la qual caso don Juan Fernandez yndio del dicho
pueblo que entro a ser cacique de el (…)35”
Al parecer las mujeres tuvieron un papel más importante que el de ser “simples”
nodos de filiación. Así, mientras el cacique transmitía su autoridad a un sobrino, la
sucesora de su esposa –la cacica- pudo ser justamente su propia hija. Podrían
proponerse entonces dos requerimientos al momento de efectuar la sucesión de un
cacicazgo: 1) que el futuro cacique fuese sobrino del cesante y 2), que estuviese
casado, al parecer, con la hija menor del declinante cacique. Este es el caso de los
sucesores doña Francisca hija de los caciques, y don Juan Fernández, su sobrino.
1.5.2.1.3. Herencia
Es elocuente la riqueza de la que gozaron ciertos caciques como puede leerse en la
totalidad del testamento de la difunta doña Isabel cacica (Anexo 1-3), del cual a
continuación se cita sólo un fragmento.
“(…) y ten declaro por mis bienes tres estancias las dos de ganado mayor
y una de pan y ganado menor Las quales hube de Luis Bernal a donde
tengo sien bacas chicas y grandes y pobladas
y ten declaro que tengo otra estancia de ganado mayor y otra de pan
y ganado menor las quales hube y compre de pedro cortes y de sus here/deros
de lo qual tengo escritura y ten declaro por mis bienes
mil obejas chicas y grandes poco mas o menos
y ten declaro por mis vienes una estancia que el sitio se llama
gastanban y ten declaro por mis bienes trese yeguas serezas
y mansas dos caballos y dos yeguas – y ten declaro por mis bienes
sinco mulas y tres machos – y ten declaro por mies bienes quatro yuntas
de bueyes con quatro rejas – y ten declaro por mis bienes sin
co cajas grandes y dos pequeñas – y ten declaro por mis bienes sinco mantas blancas (…)”
(…) y ten declaro un faldellar de paño de castilla berde con un franjon
y mas otro de paño de quito asul con sinco guarnesiones de lana
y mas otro faldellín de paño pardo ya traido
35 . AGN. 1652. Tierras Cundinamarca. Tomo 30: fl. 47r.
51
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
y ten declaro una manta pintada de marras
y ten declaro otras mantas blancas delgadas (…)36”
Sobre la transmisión de la herencia, un documento de 1652 indicó que, aunque ello
no se llevó a cabo, se debió distribuir entre todos los hijos e hijas del cacique y su
esposa legítima. Por mano del cacique, al parecer, los otros herederos vieron anulados
sus derechos sobre la herencia.
“(…) y sin averse partido ni dividido dichos
bienes y entre los herederos como se deviera hazer y estando proindivisso
el dicho don Juan Fernández con la mano de ser cacique y a titulo de decir
que era dote de la dicha doña Francisca su mujer fue bendiendo y disipan
do dejando a los herederos Legitimos sin lo que de derecho les pertenece
y obligando a la dicha Francisca su mujer a palos y asotes porque siempre
la atratado assi a que vieniesse en las dichas bentas y disipaciones en
entre los cuales bendio el dicho don Juan las dos estancias arriva referidas
a Juan Rodriguez Moreno abra tiempo de cinco años poco mas o menos (…)37”
Según éste mismo documento, la herencia de don Alonso cacique parece haberse
repartido, no sólo después de la muerte de su esposa doña Isabel en 1633, sino 19
años luego, cuando el nuevo cacique, Juan Fernandez, fue depuesto de su cargo por
malos tratos y otros delitos contra su comunidad y la Corona.
1.5.2.1.3. Parte del Cacique
Siendo las relaciones maritales potenciales alianzas sub-regionales entre las
autoridades políticas locales y primando la sucesión tío-sobrino al cacicazgo, surgió
como fuerte interrogante el lugar social y político que tuvo la llamada “Parte del
Cacique”. Se consideró significativo teniendo en cuenta el hecho que los caciques
fueron primero autoridades de una entidad política y luego de otra, tal como ocurrió
36 . AGN. 1652. Caciques e Indios. Tomo 30: fl. 57r.
37. AGN. 1652. Tierras Cundinamarca. Tomo 30: fl. 47r.
52
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
en la sucesión del zipazgo, donde el cacique de Chía era contemplado como el
potencial sucesor38.
Lo anterior permitiría asumir que todas aquellas personas reportadas como
pertenecientes a la parte Del Cacique tendrían algún vínculo de parentesco con los
caciques, lo que no resultó corroborado por un documento judicial respecto a la visita
del Oidor Gabriel de Carvajal, en donde se refiere que el cacique de Suesca
correspondió a la Parte de Cuyneme. Las gentes que se registraron como
pertenecientes a la Parte del Cacique, en este caso no compartían la adscripción social
de su autoridad política.
“(…) notifique este auto al cacique governador
y capitanes del dicho pueblo estando juntos que se llaman
Don Juan cacique de Cuyneme== y a don Francisico governador y a
Don Pedro capitan de la parte de gacha (…)39”
Según lo anterior, es precioso cuestionar el vínculo de parentesco que tuvo el cacique
con la unidad social y política de la cual fue autoridad. ¿Si la Parte del Cacique no
correspondió al grupo de origen del cacique, entonces a qué referente pudo
corresponder?
1.5.2.2. Los capitanes
Con respecto de los 25 cargos de capitanes registrados se estableció que
efectivamente se trató de 17 personas, pues posiblemente fueron registrados como
padrinos o testigos en más de una ocasión. De ellos apenas se conocieron los nombres
y la parte correspondiente en los casos de Alaguna (1 capitán), Cuyneme (1),
38. Afirma el cronista Pedro Simón con respecto a la sucesión del cacicazgo de los bogotaes que “sucedió, pues, al venir a heredar este reino el cacique de Chía de esta manera: hay una familia en este pueblo de Chía que se llama de los Canas, que hoy dura y mayor de las que hay en él, de la cual salen todos los caciques del pueblo de juro ((derecho)) hereditario, con el orden que hemos dicho se usa para heredar, sobrino, hijo de hermana y tío” (Simón, 1981, T.III: 195).
39 . AGN. 1639. Visitas Santander, Tolima, Boyacá, Cundinamarca. Tomo 4: fl. 644.
53
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Cuyntiba (1), Guáqueta (2 capitames), Muñoz (1), Robayo (2 capitanes) y Suta (1).
Cada capitán registró tan solo un hijo en Suesca, por lo cual es notorio que no
tuvieron (o no registraron en Suesca) una descendencia prolífica, lo mismo que los
caciques. De los capitanes y sus alianzas con otros pueblos no se pudo hallar ninguna
tendencia, salvo Jerónimo capitán de Suta quién caso con Juana del pueblo de
Suacha, y de Felipe capitán de Alaguna quién tuvo esposa de la misma parte.
Los capitanes fueron la autoridad política de cada parte, sin embargo, a diferencia de
los caciques, no tuvieron una vida cómoda al servicio de los españoles.
“(…) El licenciado don Antonio lalana y geusa protector nombrado de
los naturales de este Reyno por Antonio Rodero Yndio
del pueblo de Suesca == Dise e informa que se el visita
do mas tiempo de 20 años en el oficio de capitan y la
cobranza de las demoras y Requintos teniendo nuebe Au/sentes
que para la pugna de ellos bendio sus cortos vie/nes
y asi mismo hiso muchos empeños y saco Despacho
para tildar dichos ausentes y porque no tener ya bienes
ningunos abra un año de lo dicho oficio y
quedo deviendo a los vecinos mas de cien pesos por qua/les
ha pagado con su trabajo y para poderlo aser
En lo venidero requiere se les ponga embaraso
Porque en atención a tener mas de qua/renta
años ya benido tal capitan se sirva de re/serbar
de los servicios personales pide justicia (…)40”
Al ser las cabezas visibles de sus respectivas unidades sociales muchas veces tuvieron
que responder no sólo por los trabajos forzados, requintos y demoras que se les
imponía, sino también por los de los indios fugados y ausentes, para lo cual en
ocasiones se vieron precisados a empeñar sus propios bienes.
40 . AGN. 1708. Caciques e Indios. Tomo 17: fl. 1031r.
54
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
1.5.3. Oficios eclesiásticos
1.5.3.1. El cura
El oficio de los doctrineros no fue una labor continua en términos temporales (Anexo
1-4). Se puede suponer que algunos curas, a pesar de haber finalizado su oficio
institucional en la localidad, mantuvieron algún contacto con el pueblo y por lo tanto,
siguieron cumpliendo aunque fuese esporádicamente la doctrina. Es notable, por
ejemplo, cómo en 1695 fray Miguel de Pineda aún efectuaba desposorios, a pesar de
haber sido remplazado cerca de 1670 por fray Agustín Solano como cura propietario.
Posiblemente muchos de los curas pertenecieron el clero regular o desempeñaron su
labor evangelizadora de manera itinerante por la región. Este podría ser el caso de
Rodrigo González, cura bachiller lugar-teniente del cura vicario de Sesquilé, quién
ofició en no pocas oportunidades su labor con gentes de Suesca. Aunque no se sabe
de su carrera eclesiástica, es posible que algunos doctrineros que comenzaron su labor
como curas lugar-tenientes, pudieron ser “ascendidos” a curas propietarios, en un
proceso que incluso pudo tardar décadas de acuerdo con las normas de la jerarquía
eclesiástica. Este pudo ser el caso de fray Pedro de Soto Altamirano, quién llegó a
Suesca hacia 1673 cuando Fray Francisco de Escobar era el propietario, y a quién
luego sucedería en 1674. Al verificar la frecuencia de bautizos llevados a cabo por
fray Mathias de Guzmán y por fray Antonio Correa y Ocampo, dos curas doctrineros
que llevaron a cabo más bautizos que la suma de varios curas propietarios
(Anexo 1-4), no se pudo saber cual pudo ser la relación de estos doctrineros con los
curas propietarios, por ejemplo, si su vínculo se trató de una relación jerárquica o
colaborativa. También podría sugerirse cierta competitividad en sus funciones, tal
como lo denunció en 1639 el oidor Gabriel de Carvajal con respecto a varios pueblos
de indios declarando cierta “ilegalidad” en la doctrina.
“(…) Y atento a que
por cedulas Reales mias Esta ordenado y dispuesto
Lo que se debe hazer En Razon de los frailes discolos
Y Expulsos y otros religiosos que sin licencia
mia y de sus Piedades andan en Estas partes de
yndias sin dar el buen ejemplo que se Requiere
55
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
hareiz que se cumplan y Ejecuten En las partes
y Lugares donde los hubiere (…) y quitandoles
sus joyas chacuales y otras cosas (…)41”
Quién asumía la responsabilidad de la evangelización en la localidad era el cura
“propietario” y en la región el cura “vicario”, en este caso el de Sesquilé. Los
propietarios autorizaban la doctrina por parte de otros curas dentro de su jurisdicción.
Siempre que se documentó un sacramento por parte de un religioso foráneo o
subalterno fue necesario el “permiso del cura propietario”. No obstante, también pudo
haber una autoridad sub-regional, como lo documentan tres matrimonios autorizados
por el vicario de Sesquilé en donde la única justificación encontrada que ameritara
dicho pronunciamiento, pudo relacionarse con el hecho que en las tres parejas
siempre uno de los cónyuges fue reportado como mulato42. En otro caso se registró
una dispensa realizada por el padre Antonio Maldonado de la compañía de Jesús en y
la única razón explícita que podría justificarla, es que los dos cónyuges fueron de la
parte de Guáqueta; tampoco se sabe, y este caso es único, por qué éste cura efectuaba
la dicha dispensa en tanto que los indios eran de Suesca y él, en ese momento ni en
ningún otro fue el cura propietario de la localidad43.
Otro motivo que podría explicar las dispensas o autorizaciones pudieron ser los
matrimonios con gentes de otro pueblo. En este caso quién la concedía era el cura
propietario de la doctrina del forastero, o en su defecto el vicario, como ocurrió con
un registro matrimonial donde el cónyuge (varón) era oriundo de Cota44.
Las dispensas no sólo eran necesarias con gente india sino con personas españolas
incluso acomodadas como la familia Pecellín (en el archivo consta que dicha familia
41 . AGN. 1639. Visitas Santander, Tolima, Boyacá, Cundinamarca. Tomo 4: fl. 619.
42. APS. Tomo 1 - Libro de indios: S332745, S32799, S32566 y S3273943. APS. Tomo 1 - Libro de indios: S3274444. APS. Tomo 1 - Libro de indios: S32660
56
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
tuvo estancias y esclavos en Suesca), uno de cuyos hijos (Simón Pecellín) al
momento de casar requirió la dispensa del cura de Suesca, de Sesquilé y de Zipaquirá
al ser originario de este último pueblo45.
La relevancia de los curas sobre ciertas feligresías de cierta manera regulaba el poder
y la ascendencia institucional de la Iglesia, incluso con los españoles. Tal fue el caso
de María García y Francisco Cifuentes, españoles, quienes sólo pudieron contraer
matrimonio en Suesca previa autorización del cura de Sesquilé; la razón: el río
Bogotá se encontraba crecido y no pudieron contraer en su propio pueblo. Podría
considerarse entonces que mientras la licencia consistía en la autorización que hacía
un cura para que otro llevase a cabo tareas evangelizadoras, la dispensa consistía en
una autorización superior (algunas veces por escrito) ante situaciones que
contradijeran las normas estipuladas en lo relacionado con los sacramentos,
especialmente el matrimonio tanto de indios como de españoles; tal parece afirmarlo
la dispensa requerida para la velación de Bárbara Robayo y don Martín Gélvez que
fue ordenada por el vicario46. De otro lado es importante mencionar que también
45. APS. Tomo 1 - Libro de indios: S4300846. Desde muy temprano Paulo III realizó una dispensa en la que se autorizaba a los naturales a
celebrar matrimonios entre parientes de 3° y 4° grado de consanguinidad y afinidad y posteriormente esta dispensa sería ampliada incluso al 2° grado. En 1563 Pío IV ampliaría la esfera de aplicación de ladispensa y paralelamente, se restringiría la libertad de acción de los iniciados, es decir, los convertidos.Con explícita mención de las Indias Occidentales, se les concedió a los curas (respecto de los indios convertidos), potestad para dispensar perpetuamente en el fuero de la conciencia no solo ya en los matrimonios contraídos sino en los que se fueran a contraer. Las “facilidades” para favorecer el matrimonio de naturales cada vez tomó mayor plasticidad, a tal punto que Gregorio XIII amplió la dispensa de grados a los mestizos (incluso los cuarterones que tenía un cuarto de sangre india) haciéndoles beneficiarios de la dispensa general concedida por Paulo III. Tal fue la cantidad y diversidad de disposiciones de dispensas y contradispensas matrimoniales, que los tramites propuestos y contradichos entre sí por Concilios y Sínodos, antes que facilitar el proceso de matrimonio lo obstruyeron a tal punto que se convirtieron en otro trámite burocrático del que no pocos funcionarios y encomenderos sacaron provecho violentando, entre otros, el derecho a la elección matrimonial. Sin embargo, a pesar estas estratagemas, no faltaron indios que eludieran el obtener dispensa para casarse siendo parientes en grados prohibidos: “Otros aborígenes suelen callar los impedimentos y diferir la solicitud de dispensa hasta un tiempo después de haber celebrado su matrimonio con la esperanza de que entonces les será más fácil obtenerla para revalidarlo, “alegando como alega, la apretura del caso, la buena fe de uno de los consortes o hijos que ya tienen del dicho matrimonio” (en Ripodas 1978; 181-183). En España se trató el tema del matrimonio desde las Leyes de Fuero Juego (S. VII) y las Leyes de Partida enviadas a recopilar por Alfonso X, El Sabio” (Rodríguez, 1997). La iglesia reelaboróen el Concilio de Trento (11 de noviembre de 1563) el conjunto de nociones que legislaban el matrimonio atendiendo a las nuevas circunstancias sociales y políticas que vivían los países europeos. “Pocos años después se efectuarían sucesivos sínodos y concilios provinciales para la difusión y
57
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
existió la amonestación, que fue aplicada en casos como los de Lázaro e Isabel de
Chocontá quienes contrajeron verdadero matrimonio luego de tres amonestaciones.
1.5.3.2. Cantores
Aparentemente 20 personas distintas (sin contar posibles homónimos) ocuparon el
cargo de cantor entre 1665 y 1722. Andrés, Diego, Dionisio (del pueblo de
Nemocón), Domingo, Hermenegildo, Fabián, Francisco (del pueblo de Gachancipá),
Francisco (del pueblo de Guatavita), Gabriel, Gregorio, Hipólito, Jacinto, Juan, Juan
de la Cruz, Marcelino, Marcelo, Mateo, Matías, Pedro, Salvador y Tomás. En cuanto
a los sacristanes, fueron doce en total: Blas, Domingo Soriano, Felipe Rincón, José
(de Chocontá), Juan Carranza, Luis Alaguna, Mateo (del pueblo de Sesquilé), Miguel
Pacheco, Pascual Velero, Pedro (de la parte de Alaguna), Salvador y Tomás. El oficio
de sacristán, posiblemente, fue el cargo u oficio al que con mayor facilidad pudieron
acceder los indios y no se encontró ningún patrón en la sucesión de los cargos o la
adquisición de un honorífico.
1.6. CONCLUSIONES
En cuanto a los funcionarios del cabildo los datos no arrojaron ninguna evidencia que
hicieran pensar en cierta relación de parentesco entre ellos y sus inmediatos
sucesores. Sin saber a ciencia cierta cómo se efectuó el nombramiento, pereciera
claro que el cabildo no constituyó un cuerpo de funcionarios nombrado y removido
en un mismo período de tiempo. La disparidad en cuanto a los períodos de gestión
indicaría una poca coherencia interna y auto-regulatoria.
adecuación de sus postulados. En el Nuevo Reino de Granada revistieron especial importancia las resoluciones del Sínodo de Fray Juan de Barrios en Santafe de Bogotá y la divulgación del primer catecismo en el Nuevo Reino” (Rodríguez, 1997: 142).
58
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Al parecer hubo cargos de mayor reconocimiento al interior del Cabildo, tanto por
parte de la comunidad como por parte de las autoridades españolas. El fiscal, en este
caso, podría considerarse una persona de importante reconocimiento debido a la
frecuencia de aparición que tuvo en el APS en calidad de padrino. Por su parte, el
gobernador parece haber gozado de mayor reconocimiento entre las autoridades
hispanas al señalársele funciones de una responsabilidad semejante a la de los
caciques y capitanes.
El poder del cacique pudo llegar a ser inocuo o desmedido dependiendo de las
características de la persona que los sustentase. La escasa edad llegó a ser un
impedimento para el ejercicio del poder político; luego, el cacique al que se le acusara
de “ser muy muchacho” al parecer se convirtió en una persona que abuso de su poder
sometiendo los indios a malos tratos e incurriendo en actuaciones en su beneficio.
El cacicazgo fue el ejercicio de una dinámica sub-regional entre poderes locales
emparentados. Los matrimonios entre gentes principales de pueblos vecinos así lo
demuestran. El nuevo orden político generado a partir de la implantación de los
pueblos de indios generó una ruptura en el modelo ancestral de organización social y
política. Esto es lo que podrían señalar los permanentes conflictos entre localidades y
las aparentes ambigüedades en la jurisdicción y autoridad de los caciques. Es evidente
que a finales del XVI y principios del XVII el pueblo de indios no se había
consolidado como el núcleo político de la administración española.
A diferencia de los capitanes, quienes por la ausencia de los indios a ellos sujetos se
pudieron ver frecuentemente en la bancarrota, los caciques gozaron de una
significativa riqueza. En los documentos analizados no se registró el caso de ningún
cacique que tuviese que buscar en pueblos vecinos a indios ausentes. La relación filial
o de dependencia mutua entre el cacique y sus subordinados, no parece estar muy
clara. La presencia de un cacique perteneciente a una parte distinta a la parte Del
Cacique, pone en duda los vínculos de parentesco entre el cacique y sus
59
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
subordinados. Los capitanes por el contrario sí pertenecían a las mismas partes de
“sus” indios, y al igual que ellos, sufrieron el peso de la administración española.
En cuanto a la transmisión de la autoridad tradicional, posiblemente las mujeres
tuvieron un papel más importante que el de ser “simples” nodos de filiación. Las hijas
pudieron suceder a las cacicas al casarse con quién fuese el sucesor del cacique. Este
hecho quedó explícito en el caso de la difunta cacica doña Isabel y su inmediata
sucesora, su hija menor doña Francisca. De otro lado, si bien el cacicazgo pudo
transmitirse por la vía tío-sobrino, llama la atención la permanencia del apellido
“Fernández” entre los caciques de Suesca. Podría estar señalando la existencia de un
“linaje” patrilineal, pues la presencia de apellido así lo indica, el cual que asumió el
cacicazgo través de la tradición matrilineal consuetudinaria.
60
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
2. POBLACIÓN
2.1. INTRODUCCIÓN
La mita (urbana o minera), los servicios personales y otras formas de sujeción y
sumisión impuestas por los españoles, especialmente por los encomenderos, tuvieron
gravísimos efectos no sólo para los indios sino también para la Corona. Las
autoridades desde la lejana Madrid veían cómo su fuente de riqueza y poder, el
trabajo y la tributación de los indios, se reducía cada vez más como resultado del
desastre demográfico indígena. El siglo XVII se constituyó entonces como un período
de profunda depresión económica. El desastre demográfico ocasionó un colapso en la
mano de obra y por lo tanto una explosión en los precios del mercado negrero legal e
ilegal. El período más álgido de la crisis se situó entre 1610-1630, años en los que las
bajas de la producción aurífera generaron una depresión en los otros sectores de la
economía. “Debe tenerse en cuenta el aislamiento de los distritos mineros y lo difuso
de sus relaciones con las regiones dedicadas a la agricultura. Estas relaciones eran
más bien negativas puesto que el estímulo provocado por el crecimiento de la minería
no hacía sino reforzar presiones destructoras sobre el trabajo agrícola de los indios
(…) Por esa razón, la conciencia de la crisis solo podía extenderse a la totalidad de las
actividades económicas (…) En el centro de la crisis minera se vuelven a encontrar,
para cada región, los mismos problemas esenciales: escasez de mano de obra,
desequilibrio de la producción agrícola o ausencia de ella, dependencia de los
mineros en relación con los abastecedores” (Colmenares, 1999: 356).
Dada la importancia de la crisis social del siglo XVII, fue bastante pertinente el
desarrollo de un capítulo concerniente al tema demográfico. Resulta particularmente
interesante en este análisis la comparación del comportamiento demográfico entre los
sectores socio-culturales presentes en el contexto del pueblo de indios del siglo XVII.
Indios, españoles, mestizos y afrodescendientes, variaron de manera significativa sus
61
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
densidades poblacionales de acuerdo con una dinámica histórica que para el caso de
Suesca reconstruí el presente trabajo.
2.2. MOVILIDAD SOCIO-ESPACIAL
Si bien las relaciones entre las diferentes localidades eran dinámicas en tiempos
precolombinos, no por ello dejaron de serlo después de la conquista. Pareciera muy
factible entonces que en lugar del parentesco, las alianzas políticas o los intercambios
económicos, surgieran como dinamizadores de una movilidad espacial y residencial
además de los trabajos forzados, el concertaje e incluso los trabajos domésticos. La
llegada paulatina de inmigrantes españoles y mestizos agudizó este escenario de
cambio sociocultural. La Sabana de Bogotá no pudo estar ajena a un continuo
movimiento poblacional de indios, mestizos, afrodescendientes y españoles que iban
y venían en una dinámica fundamentalmente laboral. Con el propósito de matizar y
no correr el riesgo de sobre-dimensionar o disminuir el potencial de los datos
demográficos, este apartado tiene el propósito de por lo menos esbozar esas
dinámicas de movilidad socio-espacial que pudieron influir en el pueblo de Suesca
durante los siglos XVII y XVIII.
2.2.1. Migraciones ciudad-campo
En la España de épocas anteriores a los reyes Isabel y Fernando, el territorio
cambiaba constantemente como consecuencia de las guerras que se sucedían y abrían
paso a la siguiente. Los reyes católicos en el curso de la imposición de su autoridad
garantizaron tierras para la alta nobleza a cambio de la mitad de su ingreso anual.
Hacia 1500 la altísima nobleza fue dueña de aproximadamente del 97% del total del
área española (Villamarían, 1972). Para la gran mayoría de la población española la
consolidación de una clase social intermedia fue una posibilidad cada vez más lejana.
En América, los territorios que iban dejando “libres” los indios, emulando el modelo
de acceso a la tierra predominante en la península, no pasaron de manera directa a la
62
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
propiedad de los nuevos campesinos blancos y mestizos. La legislación fue bastante
clara, y en esencia, fueron los terratenientes ricos quienes se beneficiaron de los
remates. “Según Ots Capdequi, para las adjudicaciones de tierra se estableció dar
prelación a los individuos de mayor capacidad económica por la garantía que con ello
ofrecían de poder adelantar efectivamente la explotación. Del mismo modo, la
precedente propiedad de tierra se constituyó en requisito para la obtención de fuerza
laboral” (González, 1970: 74). “La situación de Fómeque al terminar el siglo (1797)
da idea de la situación que debían vivir muchas comunidades que crecían alrededor
de los pueblos de indios. Los 651 vecinos cabezas de familia, dependían de la tierra,
pero sólo una proporción de ellos (56%) eran propietarios” (Gutiérrez y Pineda, 1999:
145, V.I.).
Los Pueblos de Indios descansaron en gran medida en la frustración de su propósito
fundador: la segregación residencial. Las ciudades y villas no pudieron ser una
alternativa económica y social de incorporación para las masas de inmigrantes
conformada, según Mörner, en su mayoría por campesinos y artesanos (Mörner,
1969). “La población de las cuatro principales ciudades neogranadinas, incluyendo la
totalidad de sus jurisdicciones, no sólo la parte urbanizada, apenas se acercaba en
total a 50.000 habitantes. La estructura del país era representativamente rural. El sólo
caso de Santa Fe, la capital, y su jurisdicción es muy diciente como comprobación: el
peso de la ciudad propiamente dicha, en el total de la población, llegaba a 17,2%”
(Gutiérrez y Pineda, 1999: 152, V. I.). La población de las ciudades del Nuevo Reino
de Granada al finalizar el siglo XVIII era muy modesta, incluso dentro del contexto
latinoamericano. “Con excepción de Cartagena, que poseía 9.600 habitantes, las
demás apenas reunían una población significativa: Tunja sólo alcanzaba los 2.500
habitantes, Medellín los 3.210, y Cali los 6.500 (Rodríguez, 1997). A este respecto en
1801 don José María Lozano afirmó que con excepción de Cartagena de Indias, “todo
lo demás ni puede llamarse población ni sacar las ventajas de la ciudad, pues la
ciudad de Tunja está medio arruinada: Mompox y Honda son villas pero informes;
Pamplona y Neyva ciudades por honor; las de Altagracia, Ancerma, La Palma, Muzo,
Tocayma y otras han llegado a su exterminio: de forma que el raso de aquellas tierras
63
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
fértiles, hermosas y ricas, son Pueblos de Indios y parroquias, que es decir una iglesia
y una casa del cura en el centro de las Campiñas, solar y sin cultivos ((y)) sus
habitantes tan rústicos y montaraces” (Gutiérrez y Pineda, 1999: 152, V. I).
Específicamente Santa Fe a finales del XVIII tenía una exigua población de 15.000
personas aproximadamente, de las cuales, tan solo 1.500 eran indios (Dueñas, 1997).
“Ni siquiera contaba con unos medios de comunicación acordes con su categoría de
capital. Las malas condiciones higiénicas y sanitarias de las ciudades sin duda
afectaron los índices de mortalidad infantil; en Tunja, Rosa Avendaño encontró que el
14% de las defunciones ocurridas entre 1750 y 1819 correspondían a infantes”
(Rodríguez, 1997: 58). En este mismo sentido, citando al historiador Cordovéz
Moure, Ernesto Guhl menciona que en honor a la verdad, Santafe en la colonia y
muchos años después, fue un caserío sucio, azotado por inmensas oleadas de polvo y
basura en el verano, e intransitables sus calles por sus fangales del invierno, las cuales
muy poco empedradas y en cuyo centro corrían las aguas negras, verdaderos focos de
infección y olores apestantes (Guhl, 1981: 94).
Según lo anterior, y teniendo en cuenta las cautas cifras de Magnus Mörner (1992)
para la totalidad del territorio americano, podría suponerse que la mayor parte de los
inmigrantes europeos se dirigió hacia territorios rurales. A este respecto el historiador
Sueco señala que la inmigración española pudo consistir en unas 250.000 personas
durante el siglo XVI y de otras 200.000 para la primera mitad del XVII, es decir, que
hasta 1650 aproximadamente, unas 450.000 personas pudieron entrar legalmente a
América. No es pues descabellado pensar que los pueblos de indios fueron las
entidades político-administrativas más representativas del período colonial.
Claudio Esteva Fabragat, sustentándose en los datos brindados por A. Alcedo en su
Diccionario de América (1789), señala que al finalizar el período colonial habrían en
toda Iberoamérica unos 8004 Pueblos de Indios. Señalando evidentes diferencias
regionales, supone que todo el continente iberoamericano debió presentar sustanciales
similitudes, añadiendo que el 66,7% de la población iberoamericana (sin incluir las
64
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
antillas) estuvo en el campo y que esa proporción podría aumentar en más de ocho
millones (8’168.535) debido a que existían rancherías de indios no bárbaros que no
entraron en los censos, a los que además deben sumarse los indios no cristianizados
(Esteva Fabregat, 1988: 261).
2.2.2. Movilización de indios fuera de sus localidades
Podrían señalarse cuatro formas predominantes de movilización espacial de los indios
por fuera de sus localidades: 1), el régimen de trabajos forzados en las minas y en las
obras públicas, que movilizó fundamentalmente varones durante relativos cortos
períodos de tiempo; 2), el prolongado sistema de trabajos domésticos, esencialmente
asumido por mujeres; 3), la fuga de los indios y de sus familias; 4), una forma de
residencia que a partir de este momento llamaremos bipolar por medio del cual los
indios, a pesar de continuar asumiendo la carga tributaria en sus respectivas
localidades, residieron en otros pueblos y localidades en calidad de peones y
concertados.
2.2.2.1. Mita y régimen de trabajos forzados
Durante la segunda década del XVII fue significativa la movilidad de los indios
varones de Suesca como trabajadores las obras públicas de Santa Fe o las minas de
Las Lajas.
“El cacique don Alonso y Capitanes del pueblo de Suesca alquilaron 166 yndios
para las obras públicas de esta dicha ciudad y el señor presidente les re
bajo este dicho alquiler 47 yndios por su mandamiento que estan en las minas
de la plata y otros dos yndios que dixeron los susodichos que se avian aogado en un
Rio viniendo a este dicho alquiler yno hubo otros que alquilar en su lugar (...)47”
Dos años más tarde fueron alquilados otros 163 indios. En 1625 Suesca fue el pueblo
de indios que más personas aporto a las obras públicas de Santa Fe (Gráfica 2-1).
47. AGN. 1623. Censos varios departamentos. Tomo 6: fl. 50-51.
65
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
74
44
1030 31 28
5032
122
20
100
163
39
108
1326
020406080
100120140160180
Caq
ueza
Uba
toqu
e
Chi
nza
Fum
eque
Pau
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Sus
a
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Sue
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Gac
hanc
ipa
Gua
tavi
ta
Sub
acho
que
Chu
ecaInd
ios
Alq
uil
ado
s
Gráfica 2-1. Pueblos de Indios. Personas destinadas para obras públicas en Santa Fe48
Un año después, en 1626, Suesca apenas sería rebasada por Chocontá Ubaté y
Guasca, como los que más población entregaron al régimen de trabajos forzados
(Gráfica 2-2).
65 61
123100
20 1526 25
3850
24
116
59 57
28
108
26
124
3650 51
3815
183
16
104
020406080
100120140160180200
Ind
ios
Alq
uil
ado
s
Gráfica 2-2. Pueblos de Indios. Personas destinadas para obras públicas en Santa Fe49.
2.2.2.2. Trabajos Domésticos y urbanos
Fueron las mujeres quienes más experimentaron esta forma de sujeción de la mano de
obra. No se conocen exactamente los mecanismos a través de los cuales fueron
reclutadas las mujeres y “chinas” para este tipo de trabajo, sin embargo, intentando
explicar la sobre-representación de mujeres que tuvo lugar en los contextos urbanos,
la historiadora Guiomar Dueñas señala que fue importante la población femenina que
se movilizó a la ciudad más por efectos de la expulsión rural que por una ampliación
de la oferta de empleo femenino (Dueñas, 1997). Aunque esta conducta social podría
48 . AGN. 1625. Caciques e Indios. Tomo 58: fl. 303-434.49 . AGN. 1626. Caciques e Indios. Tomo 30: fl. 608-647.
66
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
resultar bastante extraña, por lo menos para explicar la sobre-representación de
mujeres en las ciudades por medio de un proceso migratorio del tipo campo-ciudad,
la sugerencia de Dueñas coincide con los datos de Moreno y Escandón (Cáp. 5), que
a finales del XVIII permitieron inducir una proporción de hombres representada el
60% sobre el total de la población del pueblo.
2.2.2.3. Fuga de indios-
Ya en las disposiciones judiciales de 1604 resultado de la visita del oidor Lorenzo de
Terrones, se señalaba la fuga y la muerte de los indios como un problema de
significativas consecuencias para la Corona. La migración y el despoblamiento fueron
factores históricos que deben ser considerados como de bastante peso al momento de
observar el desastre demográfico indio.
“(...) los corregidores a cuyo cargo esta la labrança suelen de/cir
que en los Pueblos ay menos Yndios cada dia ora por verse muerto como
por estar ausentes y huidos de sus pueblos y no saber de ellos (...)50”
Una práctica de las autoridades al momento de asumir la fuga de indios fue acudir a
las autoridades eclesiásticas de los pueblos vecinos. Fue frecuente que a los pueblos
de indios llegasen periódicamente indios principales en busca de ausentes; una
diligencia que se efectuaba justamente con los curas. Así lo demuestra, entre otros
documentos, la constancia de ausencia de Ypolito Cantor, quien en 1703 llevaba más
de 24 años ausente del pueblo de Suesca, no verificándosele tampoco asistencia en
los pueblos de Cajica, Cogua, Sipaquira, Choconta, Guatavita y Guasca51.
Los corregidores y autoridades sabiendo del conocimiento que tenían los curas de su
feligresía, no dudaron en atribuirles la potestad de dar certificaciones sobre la
asistencia de los indios a determinados pueblos. La preocupación por el
despoblamiento de los indios tributarios motivó su búsqueda en pueblos vecinos. En
50 . AGN. 1604. Visitas-C/marca. Tomo 11: fl. 591.
51 . AGN. 1703. Caciques e indios. Tomo 49: fl. 140r-145v.
67
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
1719 se comisionó a los capitanes Pedro Pira y Gregorio Ladino para que buscaran 17
ausentes en los pueblos de Raquira, Tinjaca Soboia, Chiquinquira, Nemocon, Cogua,
Sipaquira, Caxica, Chia, Tavio, Tenjo, Cota, Fontivon, Guacha, Unta, Toquensipa,
Gachancipa. La orden del corregidor declaraba que:
“(…) su solicitud de los Dies y siette
yndios que se enuncian y no haber
adquirido notizia de Ellos Para su Mayor
Comprension Mandara y Mande que
Que dichos governador y capitanes passen
a hazer las mas que conbenga En los
Pueblos Y Lugares en donde huviere…
Que puedan estar y… los mas que
convengan para lo qual se les Entregue
En despacho Librado por El Excelentisi/mo
señor virrey para que en su vista
Los podres curas doctrineros les den
La zertificación (…)52”
2.2.2.4. Modelo de residencia bipolar
Ante las crecientes obligaciones de la gente como mano de obra en las haciendas, el
trabajo se fue tornando aparentemente “libre” y los indios se convirtieron en
jornaleros, concertados y peones con el auspicio de la Corona. Si a los primeros se les
pagaba por su desempeño, en el peonaje se pagaba por días trabajados. Mientras
tanto, el concertaje representaba un contrato con tiempo y salarios definidos al que
los indios no necesariamente se vinculaban de manera voluntaria. Los concertados,
muchos de ellos indios fugados, hacían normalmente sus contratos de trabajo por
años para desempeñar oficios o ir a lugares estipulados por la Hacienda (Tovar,
1988).
52. AGN. 1719. Caciques e indios. Tomo 13: fl. 1.
68
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Con el aumento de los abusos los indios poco a poco agotaron su resistencia y
comenzaron a abandonar sus albergues ancestrales. Sin huir se marcharon a otros
lugares en búsqueda de un mejor sustento económico. Tal es el caso de los indios de
Suesca que en 1612, sin desprenderse de sus obligaciones fiscales pues no fueron
“indios ausentes”, marcharon camino a Sopo en una peculiar forma de adscripción
territorial. Esto refería el encomendero de Suesca sobre unos indios que según él
estaban huidos y ausentes.
“(…) Juan Ybañes en nombre de francisco beltran de
Caicedo vecino de esta ciudad encomendero del pue/blo
de Suesca dijo que del dicho pueblo se an huido
y ausentado muchos yndios y yndias y andan
bagando por otros repartimientos y estan/cias (…)53”
Los indios, al parecer con el favor de las autoridades coloniales y a pesar de los
encomenderos, buscaron desde fechas muy tempranas concertarse en haciendas
lejanas de sus autoridades locales. Este fenómeno no fue muy evidente en los
documentos oficiales puesto que muchos de los indios fugados, dejando la familia en
su localidad, continuaron cumpliendo con sus obligaciones tributarias para con la
Corona y el encomendero. Así, los indios pudieron huir de los servicios personales a
los que siempre eran obligados y que los alejaban y distraían de sus obligaciones
fiscales. Cuenta el protector de naturales respecto de unas personas de Suesca
concertados en Sopo que:
“(…) algunos yndios estan ausentes son que estan
ocupados en oficios En esta corte y en otras
partes como se ver ocularmente y se hazen
oficiales e todos oficios y muchos tienen
tiendas por sus personas y otros que estan
asentados con españoles y ganado salario
para pagar sus demoras y tributos y rre/quintos
y substentan su mujeres y fa/milias
y casas y hazerse capases para muchos
53 . AGN. 1612. Encomiendas. Tomo 28: fl. 747r.
69
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
advitrios y el pretender llevarlos no es
sino paraocuparles en Servicios perso/nales
y en los hatos y estancias de donde
les resulta un daño digno de remido (…)
(…) Y aprenden oficios
y estando en ellos vienen sus caciques
y capitanes y cobran y cobran de las personas con quien
hasen los asientos Los tributos y
rrequintos Y estan en esta corte y otros pueblos
donde ayen misa y sermones y son catetizados
de los rreligiosos y sacerdotes(…)54”
La contradicción y variedad de versiones acerca de los mencionados indios
concertados en Sopo da muestra de cómo chocaron tanto los intereses de los
encomenderos como los del Estado español. La residencia bipolar pudo ser tan sólo
una de las consecuencias de una sociedad que se vio en medio de dos fuegos.
“(…) lo que tengo suplicado se me… provision
para rrecoger los yndios e yndias ausentes del
dicho pueblo en lo contra dize el protector dicho…
lo qual se debe a que por que ellos dichos yndios andan
ausentes y bagando fuera de su pueblo y naturaleza
que les causa que no se doctrinen y se despueble el
pueblo ni se cobre de ellos solo rrequintos pertenecientes
a… y mi parte pierda sus demoras que como
gente amiga de andar bagando y huyendo de la
doctrina se ban por no ser doctrinados a otros pue/blos
ystando donde no son agremiados a vivir en policia (…)55”
2.3. DEMOGRAFÍA DE INDIOS
Según Germán Colmenares (1999) la población “colombiana” precolombina
constituida por 2’700.000 nativos, al iniciarse el XVII descendió a unas 300.000
almas. Si para Sabana de Bogotá habrían entre de 120.000 a 160.000 habitantes según
54 . Ibid. 55 . Ibid: fl. 747v.
70
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
los esposos Judith y Juan Villamarín, al comparar los escrutinios de población
efectuados a finales del XVII (Dueñas, 1999), puede entreverse un escalofriante
descenso demográfico que no pudo recuperarse ni siquiera 300 años después cuando
en la provincia de Santa Fé (incluyendo la capital), la población total censada en 1778
llegó a 92.045 habitantes, incluyendo blancos, libres, indios y esclavos (Gutiérrez y
Pineda, 1999).
En el caso de Suesca, su organización en 11 partes indígenas, lleva a pensar que fue
una entidad de importantes dimensiones demográficas, incluso desde tiempos
precolombinos. Ya en la conquista Pedro Simón se refería a Suesca como “una gran
población” (Simón 1981: 175) y Fernández de Piedrahita como la “grande y famosa
ciudad de Suesca, emporio de los estados de Guatavita” (Fernández, 1973, 212).
Gracias a un documento de 1703 en el que se halla la trascripción de un fragmento de
la visita del Oidor Miguel de Ibarra en 1593, pudo saberse que en las postrimerías del
XVI la población de Suesca estuvo constituida por cerca de los 1000 indios entre
chicos y grandes.
“(…) En el dicho pueblo de Suesca En tres dias del dicho mes de agosto
del dicho año de mill e quinientos e noventa e tres El
dicho señor Lizenciado Miguel de Ybarra oydor e vicitador
general susodicho dixo que por quanto su merced a visto
por vista de ojos las tierras que ay En el circuito de este
dicho pueblo y la comodidad demas de lo que
consta por Las diligencias fechas en esta vicita y atento
a que en este dicho pueblo ay doscientos ochenta y dos
yndios presentes e utiles sin los caziques e capitanes
sin otros quinze yndios que por viejos mancos e
ynutiles se reserbaron que fueron por todos trescientos
e seis yndios, sin otros quinientos e noventa y nuebe
de mujeres e chusma que por todos consta haber
nuebecientos e cinco yndios e yndias e chusma chi/cos
e grandes, sin otros muchos que los caziques e ca/pitanes
declararon tener ausentes e huidos como
71
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
por la dicha lista e descripción consta (…)56”
Teniendo en cuenta que la fuga de indios se evidenció como un problema
significativo en años muy cercanos a la visita de Ibarra, es necesario ponderar las
cifras de este primer informe poblacional y situarlas como un punto de partida
insuficiente, que más allá de evidenciar las grandes dimensiones de Suesca como
centro poblacional, realzan el terrible desastre demográfico que experimentó el
pueblo durante el siglo XVII al comparar con informes posteriores. En efecto, los
inicios del siglo XVIII fueron años bastante críticos para el desastre demográfico
indígena de Suesca. Esto se evidencia a partir de un informe que en 1702 hizo el
oidor Domingo de la Rocha Ferrer, en donde declaró una cifra total de 90 tributarios,
que incluso para la época fue considerada dramática al momento de compararse con
los datos que en 1663 dejara don Joseph Gaona, corregidor del partido de Ubate.
“(...) certifico y doy fe y verdadero testimonio que en las
quentas presentadas del cargo de maestro de cargo Juan Baptista
de echabarria corregidor de naturales que fue de este Partido de Ubate
en que se incluye el pueblo de suezca encomienda que fue del capitan y sar/gento
mayor don Francisco Feliz Beltrán de Caicedo caballero de la
orden de santiago difunto, consta haverse hecho en el ultimo
terzio del cargo del dicho corregidor que fue el desde julio del mil setencientos
y dos, de noventa yndios utiles se paga de tributos en el dicho pueblo
de suezca Revasados los gobernadores, capitanes alcaldes cantores fiscal y
sacristán y otros que estan por leyes de estas yndias relevados de la
paga de ellos y Reconocidas cuentas antecedentes consta haverse
hecho cargo de la paga de Requintos y demás cargas de encomienda
los corregidores anteriores que han sido de dicho partido, de mas
crecido numero de tributarios y reconocida la quenta que presento
del cargo de Don Josph Gaona, corregidor que fue de este par/tido
de Ubate, desde el tercio de... el año de mill seiscientos
y sesenta y tres asta el de... mill seiscientos sesenta y
quatro a pliegos tres de ella consta haverse hecho cargo de doscientas
y quarenta y tres yndios utiles tributarios en dicho pueblo de Suezca
56. AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1011v- 1012r
72
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
en el ultimo tercio de su cargo que fue el referido julio de sesenta
y quatro y los demas corregidores que fueron antes y después del dicho
Don Joseph de Gaona, se cargaron siempre de doscientos yndios
para arriba hasta que el mismo tiempo los a ydo disminuyendo
asta venir al numero de noventa tributarios que consta an
quedado y quedaron en el ultimo terzio del cargo del dicho
maestro de campo Juan Bautista de echabarria (…)57”
Según la argumentación que diera un español aspirante a recibir un terreno de Suesca
en el vecindario, esta disminución poblacional tan desmesurada era en esos años un
asunto muy usual dentro de los repartimientos indígenas, producto tanto de las
epidemias como de los trabajos forzados.
“(...) digo que
se me a dado traslado de peticion del señor potector fiscal en substancia
se reduce a contradecir my pretencion siendo tan util a la Real Hazienda y
bien publico y repitiendo remotamente que en el dicho pueblo se Suesca
puede yr en aumento sin mas relato que ase el qual se destruye con
la certificación que tengo presentada... pues de ella consta que no ay
mas el dia de oy yndios utiles que nobenta siendo asi que en el año de 1663
y 1664 herann 243 con que se infiere claramente el descaecimiento y
que cada dia ba a mas como a vuestra señoria consta por las epidemias como por las
conduccones de laxas que no solo se experimentan en este pueblo sino en
todos comunmente y que muchos resguardos sean probeidos (…)58”(1023)
Ya a mediados del siglo XVIII el oidor Joaquín Aróstegui y Escoto dejó entrever una
reducción cercana al 50% de los tributarios con respecto de la anterior visita.
“(...) e estte pueblo de
temperamento frio, no tiene encomendero, y enla
descripsion que hise, halle componerse de 942 yndios
de todos sepos, y edades incluso 125 tributarios y en la
57 . AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1023
58. Ibid.
73
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
visitta antteriormente havia 1071 Yndios, y desttos heran
tributarios 241 de que resulta la disminusion de 129;
El vecindario se compone de 104 familias que
Hasen 226 personnas (...)59”
A través de las visitas (de Ibarra en 1593, de Carvajal en 1639, de Arósteguí en 1761
y de Moreno y Escandón en 1779) y de los otros documentos, puede establecerse
concluyentemente que el declive demográfico indio llegó hasta principios del siglo
XVIII, para recuperarse en adelante hasta las postrimerías del XIX tal como lo
muestran los datos posteriores a 1702 (Gráfica 2-3).
Gráfica 2-3. Proceso demográfico de Suesca en los siglos XVII y XVIII. Tributarios
Las autoridades indianas notaron el terrible desastre poblacional ocurrido durante la
segunda mitad del XVIII, pero también observaron que dicho fenómeno era
“temporal” pues, al parecer, ya a principios del XVIII se advertía el potencial
demográfico que tenían los “chinos” y las “chinas”, así como la población indígena
forastera. A esto se refirió el fiscal protector de naturales, al momento de objetar el
otorgamiento de tierras a españoles so pretexto del despoblamiento indio.
“(...) su primer escripto por las razones requiere alegar
a de servir um despresiarlas denegando su pre/tencion
y amparando a dichos yndios a dichos yndios en la posesión y…
59. AGN. 1761. Visitas/Cundinamerca. Tomo 8: fl. 827-28.
74
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
memorial que an tenido de dicho pedazo de tierra
segun en la forma que lo han sido por los señores visita
dores generales sin contradision de persona algu/na
sin que objete lo alegado de que en el tiempo que
dichos yndios de suesca se le señalaron dichos resguardos era
mucho menor el numero de tributarios que havia
en dicho pueblo al que oy pues según es ynforma
do de dichos yndios es mucho el numero se chinas y
muchachos que al presente se van criando en dicho
su pueblo que estos precisamente necesitan de tierras
utiles para mantenerse asi necesitando dichos
yndios de ellas no pueden ni deben ser desposey
dos ni inquietados en las tierras que an la/brado
y cultivado desde su primera fun/dasion
pues no solo se debe mirar el numero de
tributarios sino los Reservados que son muchos
unos por su crecida edad y otros por los puestos
que ocupan como asi mismo el nuemero de
chinas y muchachos que todos estos compo
nen pueblo como también otros yndios que sue/len
haver en los pueblos estraños de ellos pero casa
dos a quienes se les deven dar tierras utiles que hu/biese
menester para cultivabdolas y vene/ficiandolas
tengan no solo donde poderse ali/mentar
como a su muger e hijos sino donde satis/faser
las cargas cin que se hallan de la las demoras y
Requintos (...) pues si se preme/dita
lo referido se hallara es mucho mas el gentío
qual presente tiene dicho pueblo que antecedentemen/te
tenia (...)60”
2.4. DEMOGRAFÍA DE ESPAÑOLES
Etimológicamente el término de colonización proviene del latín colonus, que tiene
que ver con el individuo que desempeña el trabajo de labrador u hortelano. Aplicado
60. AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1021v-1022r
75
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
al contexto colombiano, el colono es un campesino advenedizo que ocupa tierras
aparentemente baldías ubicadas en lo que se ha denominado como frontera agrícola,
la cual según Mellafe es: “un espacio geográfico dado, en el cual los procesos de
producción, de estructuración institucional y social, no se han integrado aún a un
continuo normal, pero están en camino de formación o de transformación sumamente
drástica (…) un choque o fusión y entronque cultural de dos o más horizontes
culturales distintos” (en Gómez, 1991: 133). La colonización es un importante
referente demográfico que de manera espontánea o dirigida ha dado lugar a la
ocupación e invasión de tierras con objetivos agrícolas y de residencia por parte de
agentes sociales adscritos, en este caso, a la cultura española. Podría señalarse
entonces que tales sujetos a los que comúnmente se denominó vecinos (campesinos
blancos o mestizos que entraron en directa interrelación con la población india),
pudieron ser, ante todo, colonos, quienes en muchas ocasiones se movilizaron a la
sazón de políticas institucionales de ocupación como en el caso de la Villa de Leyva,
pero también al fragor de procesos de movilización espontánea e ilegal. “Estas
actividades en forma de fuertes migraciones, destruían las disciplinas sociales
tradicionales, al entrar aluvialmente a las ciudades ((y campos)) y desorganizar, así,
los equilibrios del sistema de vida. De este modo, a fines del siglo XVII empiezan a
derrumbarse las barreras no solo sociales, sino también psicológicas que podían
obstruir la miscegenación entre las diferentes castas. Este fenómeno de la migración
intensiva aceleró el proceso de mestización” (Esteva Fabregat, 1998: 234). La
popularización de la cultura hispánica, o sea, su penetración e hibridación con la de
los indígenas, correspondió más a los colonos y religiosos que a los conquistadores y
funcionarios (Esteva Fabregat, 1988). Fue precisamente esa masa de indigentes,
blancos y mestizos a los que en principio se llamó “vagamundos”, quienes pudieron
constituir el germen de una migración culturalmente hispana. Paulatinamente esas
técnicas de incursión y dominación matizadas con las herencias del medievalismo, al
estar frente a inhóspitos territorios e implementarse mediante las llamadas las
cabalgadas (Colmenares, 1999), se fueron remplazando por métodos más complejos y
sofisticados de ocupación: la manera mediterránea de combinar la ocupación agraria
con un sistema de valores urbanos (Mörner, 1970).
76
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Es lógico creer que la colonización del horizonte cultural hispano no sólo concierne a
gentes de reconocido abolengo sino que por el contrario, según se intentará
demostrar, el grueso de la población hispana debió constituirse por mestizos y
españoles indigentes y vagamundos que, a los ojos de un español de linaje, Antonio
Valenzuela que aspiraba a tierras en Suesca, eran quienes efectivamente estaban
disfrutando las tierras que paulatinamente dejaban los indios.
“(...) Y porque estos no pueden em/barcar
my legitima pretencion ny argumento de la Real Hazienda
se a de servir a ustedes como lo suplico de despresiarlos y mandar…
el mandamiento de diligencia para la verificación de la materia
y de donde ha de resultar lo que tengo ynsinuado que tiene lugar
Lo primero porque es contra la misma raçon querer enducir
que el pueblo de suezca aya de venir en mas acrecentamiento
por ser contra el mismo hecho natural y experiencia del
tiempo epidemias conducciones y demas que tengo dicho y el
summo descaezimiento que de dia en dia se le conoze sin que aya
de forma por el consumo de yndios y que aun en los tiempos
pasados inmemoriales de esta parte les sobraban Resguardos
a dichos yndios de Suezca con quanta Raçon mas aviendo venido
a tanta disminución se ynduce y que esta tierra valdia
ny a ellos ny a otra persona sirve materia bien reparable
quando la Real voluntad el que no les falte pero tampoco
se amplia a que la tengan ociosa por ser contratada
Razon y que de la merced que solicito no solo se consigue
La utilidad de la Real Hazienda sino la gratificación y com/pensacion
de mis meritos y servicios y los de mis pasados
como lo confiesa el dicho señor fiscal qye no aya tierras
valdias que solo sirven de mestizos a vagabundos en per/juicio de los mismos yndios (…)61”
La llegada de foráneos de origen ibérico, o por lo menos adscripción a su cultura,
debió generarse por medio de múltiples mecanismos. De ellos, entre los legales,
podría citarse por ejemplo la solicitud que hiciera el mencionado don Diego Antonio
61. AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1017.
77
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Valenzuela y Fajardo, caballero de la Orden de Santiago, acerca de un pedazo de
tierra en vecindario de Suesca, en la banda opuesta del río.
“(…) que en ocasión que se conquisto El
pueblo de Suesco ademas de los res
guardos que se le asignaron que
fueron muy quantiosos y utiles se les dio un pedazo de
tierra de la otra vanda del rio que confina por las
cumbres con las tierras que al presente poseee Juan Molano
y por un lado con la que posee Joseph Garzon
y ademas de que el pueblo ha venido a grande Disminucion
se ofreze un incombeniente, y es que por estar poblados
en dicho pedazo algunas familias de yndios en las oca
ciones en que esta crezido el Rio no pueden pasar a oyr misa
sin riesgo conocido de la vida por necesitar de balza
(…) y por que en los Resguardos que tienen contiguos
al pueblo sin que medie Rio de por medio, son no solo
Los bastantes para los yndios que tienen sino antes bien
Les sobra, por ser tierras tadas utiles para sus semen/teras
y para pastar sus Bueyes, ovejas y caballos, sea de
servir Vuestra Señoria de hazerme merced de dicho pedazo y para que
conste La relacion que llebo hechas Despeachar manda
miento de diligencias para que se abaluen y midan (...)62”
En el año de 1748 la presencia de blancos, mestizos y mulatos ya era una
“calamidad” dentro del pueblo de indios, razón por la que fue denunciada por el
párroco de Suesca, Antonio Urtanachea en comunicado dirigido al procurador general
padre fray Francisco García:
“(...) dicho padre me avisa que
en dicho pueblo biben muchas personas blancas de
que sesigue muchos y grabes perjuisios quendo esta
contra la Ley no se debe permitir por lo qual seade
servir dicho como corresponde a mandar semelibre el m
62. AGN. 1703. Tierras-Cundinamarca. Tomo 24: fl. 1011r
78
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
necesario cometidos ael corregidor o qualquier justicia
del distrito para castiga a todos los blancos, mestizos
y mulatos salgan del procediendo en el con todo rigor
y apremio y que sea debajo de todos los apremios y
aperimientos convenientes (…)63”
Ya para mediados del XVIII, según la información de Arostegui y Escoto, los
españoles representaban cerca del 38,4% de la población rural de la provincia de
Santafe64.
“(...) Suman los yndios delos 46 Pueblos que vi
siette en los siette corregimientos estta provincia
de Santafe 25838 (...)
Los feligreses de los 46 Pueblos citados de que se com/ponen
los siette corregimientos de que se ha hecho men/cion
montan 3746 familias que hacen 16755 personas (…)65”
2.5. NATALIDAD Y BAUTIZOS
En tanto que el registro parroquial constituye para la demografía histórica una fuente
de datos por excelencia, se buscó utilizar esta fuente como instrumento inmejorable
para tener un acercamiento a las tasas de natalidad. Según Fernán Vejarano la
demografía histórica desarrolló su metodología acomodándose a esta fuente, pues el
acto de llevar a cabo registros pa-rroquiales “fue expresamente prescrito por el
Concilio de Trento, que en 1563 ordena a todos los curas mantener un libro donde se
inscribieran todos los bautizos así como el nombre de los contrayentes y de los
testigos matrimonios celebrados en la parroquia (...) Las disposiciones de Trento
fueron confirmadas, con carácter impositivo, con la constitución del Ritual Romano
en 1614 por el Papa Paulo V, por medio del cual se obligaba no solamente el
63 . AGN. 1748. Caciques e Indios. Tomo 76: fl.339r.64. AGN. 1761. Visitas/Cundinamarca. Tomo 8: fl. 856.
65. Ibid
79
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
mantenimiento del libro de registros de bautizos, confirmaciones, matrimonios y
defunciones (...)66” (Vejarano, 1998: 16-17).
Con el propósito de establecer un parámetro en la edad de las personas registradas y
saber si efectivamente quienes se registraron en el APS fueron niños, el primer paso
fue establecer un rango de edad entre las personas bautizadas.
Gráfica 2-4. Edad de los bautizados diferentes de 1 año de edad
Se obtuvo que de un total de 435 registros en los cuales se documentó la edad de los
bautizados, el 55% (239 casos) se señaló como de 1 año, mientras que tan sólo el
0,9% (4 casos) reportó una edad superior a los 10 años. Del restante 44% habla la
Gráfica 2-4. En cuanto a los españoles el APS documentó la edad de 57 niños y niñas
(una muestra representativa equivalente al 15,8% de un total de 360 bautizos), dando
un promedio de edad de 102 días (0,3 años). En términos generales se indica que los
niños españoles fueron bautizados con más prontitud que los indios.
66. Continúa la cita: “En el Nuevo Reino de Granada, las primeras disposiciones en lo que
atañe al registro católico, datan del Sínodo celebrado en noviembre de 1576, apenas una década después del Concilio de Trento. El arzobispo de Santa Fe..., fray Luis Zapata de Cárdenas, ordenó promulgar, al mismo tiempo del Sínodo, un Catecismo, el primero en su genero en el Nuevo Reino (...)Sobre el registro del bautismo, hay un apartado especial titulado “Capítulo del cuidado que el sacerdote tenga en cuenta y sepa cuáles son los cristianos, para los que tendrá un libro particular..., en el cual antes que el bautizado ni sus padrinos salgan de la iglesia, tendrá cuidado el sacerdote de escrebirlo en el libro, poniendo en nombre del que se bautizo, el cual procure sea el nombre del algúnsanto y no ponga a todos ni a muchos un nombre sino distinto, y también escribirá hijo de quién es, poniendo el nombre del padre y madre, y a qué capita pertenecen, y el nombre del padrino y de la madrina, y al cabo dirá en qué mes y día y año lo baptizo y firmarlo ha de su nombre” (Fray Luis Zapata de Cárdenas, 1988: 62 en Vejarano, 1988: 16-18).
80
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
2.5.1. Bautizos de Indios
Al efectuar un análisis poblacional por lustros se encontró que los indios tendieron en
menor medida a bautizar sus hijos e hijas al acercarse el siglo XVIII; luego de 57
años el número de bautizos (¿nacimientos?) se redujo casi en un 50% (Gráfica 2-5).
Gráfica 2-5. Niños y niñas indios bautizados y pertenecientes a los repartimientos de Suesca
Se señala que el comportamiento de los bautizos no fue uniforme. Al conocer en
detalle el comportamiento poblacional de cada una de las partes, con excepción de
Yolata de exigua población, se encontró que no todas las partes bautizaron con la
misma frecuencia. Observando las Gráficas 2-6, pudo establecerse que hubo un
significativo aumento de los bautizos en el período 1680-1684, específicamente en las
partes de Guacaneme y Guaqueta. De igual manera, Suta y Robayo, experimentaron
una recuperación significativa en el lustro (1690-94) (Gráficas 2-6).
0
20
40
60
80
100
1665-1669
1670-1674
1675-1679
1680-1684
1685-1689
1690-1694
1695-1699
1700-1704
1705-1709
1710-1714
1715-1719
Cuyntiba
Cuyneme
Cacique
Alaguna
Gráfica 2-6. Evolución demográfica en las partes de Suesca según el número de bautizos
81
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
0
10
20
30
40
50
60
70
1665-1669
1670-1674
1675-1679
1680-1684
1685-1689
1690-1694
1695-1699
1700-1704
1705-1709
1710-1714
1715-1719
Guaqueta
Guacaneme
Gacha
Gráfica 2-6. Evolución demográfica en las partes de Suesca según el número de bautizos
010203040506070
1665-1669
1670-1674
1675-1679
1680-1684
1685-1689
1690-1694
1695-1699
1700-1704
1705-1709
1710-1714
1715-1719
SutaRobayoMuñoz
Gráficas 2-6. Evolución demográfica en las partes de Suesca según el número de bautizos
Al ser observadas comparativamente las diferentes partes, se observa que tuvieron
una proporción asimétrica en cuanto al número de bautizados. Utilizando como
indicador la pertenencia a alguna de las partes se constataron un total de 1729
personas definitivamente suescanas. De tal forma, fue posible establecer que hubo
unas partes que tuvieron mayor densidad demográfica que otras a partir del número
de bautizo registrados en cada una de ellas (Gráfica 2-7).
Gráfica 2-7. Partes de Suesca. Tamaño y proporción poblacional según bautizados 1665-1722
82
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
En 1779 varias de estas partes ya no existían o sus indios no fueron tenidos en cuenta
en el padrón de Moreno y Escandón. De estas informaciones resulta que fueron
precisamente las partes más pequeñas entre 1665-1720 (Gráfica 2-7), las que a la
altura de 1779 albergaron el mayor número de tributarios (Gráfica 2-8). Del mismo
modo, aquellas partes con nombre hispana (Robayo, Muñoz), a fines del XVIII no
tenían representación tributaria. La reducción de las partes del pueblo de Suesca en
poco menos de 100 años fue de la mitad, pues de 11 partes en 1665 hubo 6 en 1779.
Gráfica 2-8. Partes de Suesca. Tamaño y proporción poblacional tributarios 1779
2.5.2. Bautizos de Españoles, Mestizos y Afrodescendientes
El caso de los españoles y españolas bautizados, resulta contrario a lo que ocurrió con
la población india. Aunque se encontraron 2 declives demográficos entre 1675-1679
y entre 1710-1714 (Gráfica 2-9), en términos generales la tendencia de los españoles
a bautizar sus hijos fue siempre ascendente. Los españoles evidenciaron un
crecimiento demográfico sostenido, con un incremento sustancial durante los
primeros años del siglo XVIII.
Gráfica 2-9. Niños y niñas españoles bautizados en Suesca
83
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
La situación y el avance demográfico de los mestizos y afrodescendientes (zambos,
mulatos y negros) no es clara en el APS. De un total 2494 apenas fueron 62 los
bautizos de niños y niñas registrados como mestizos y 43 los de mulatos.
Proporcionalmente hablando, ellos apenas aparecieron y, aparentemente, no tuvieron
una tendencia hacia el crecimiento demográfico.
Gráfica 2-10. Niños y niñas mestizos y afrodescendientes bautizados en Suesca
Fue llamativo el hecho que los mestizos decrecieran un poco en el lustro 1670-1674,
justo en el mismo período en que los bautizados españoles reportaran su primera
caída (Gráfica 2-9). Así mismo, entre 1690 y 1694 los mestizos experimentaron un
alto crecimiento, al tiempo que los mulatos sufrieron una relativa reducción. A partir
del último lustro del XVII los dos grupos, mestizos y afrodescendientes, tendieron
dramáticamente a la baja con un punto desastroso en el segundo lustro del XVIII. Los
españoles cayeron con la misma intensidad cinco años después y experimentarían un
crecimiento impresionante a partir de entonces. Durante el tercer lustro del XVIII los
afrodescendientes y mestizos se recuperaron de manera relativa para volver a caer
entre 1715-1720. Como puede verse al comparar la Gráfica 2-9 con la Gráfica 2-10,
españoles y mestizos no tuvieron un comportamiento similar. Es como si la presencia
de los primeros no hubiese afectado el surgimiento y desarrollo de los segundos. Por
el contrario, entre la población mestiza y los afrodescendientes sí parecieran haber
ciertas similitudes proporcionales tanto en los períodos de mayor registro como en los
ciclos de disminución del número de bautizados (Gráfica 2-10). Importante es de
84
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
mencionar que tal comportamiento demográfico no hubiera sido advertido de no
contar con la periodización a la que sometí el análisis de los datos.
Identificando los núcleos familiares a los que pertenecieron los afrodescendientes se
verificaron sus fuertes relaciones sociales con gentes indias, y también el registro de
hijos de los mismos padre y madre en libros distintos. Llamó la atención, por
ejemplo, la familia de Juan Silva y Gracia cuyos dos hijos, Ambrosio y Lucia, fueron
registrados en el libro de españoles e indios respectivamente. Tanto el niño como la
niña tienen en sus registros observaciones que los señalan como mulatos. También se
destaca la unión de Dionisio y Tomasa y de sus dos hijos Marcelo y María.
Diagrama 5-2. Afrodescendientes y ambigüedades socioculturales Suesca 1685-1704
2.7. CONCLUSIONES
El comportamiento demográfico de los españoles durante el XVII resultó contrario al
de la población india, que siempre tendió al descenso. El lustro correspondiente a
1716-1720 fue de impresionante crecimiento para los españoles a pesar de dos
importantes declives demográficos entre 1675-1679 y entre 1710-1714. Los indios,
por su parte, durante las dos primeras décadas aún no manifestaban esa gran
recuperación que se documentó para el siglo XVIII en el AGN, y que a los ojos del
los funcionarios, efectivamente constituía un fenómeno previsible a raíz del gran
potencial demográfico que señalaron tenían los indios jóvenes y foráneos en 1703. El
85
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
desastre demográfico indio en el pueblo de Suesca fue al parecer un fenómeno
exclusivo del XVII.
La presencia de personas españolas a mediados del siglo XVIII es altamente
significativa. Según la visita de Arostegui y Escoto eran casi el 40% del total de la
población en 1761. Este proceso se comenzaba a vislumbrar desde la segunda mitad
del siglo XVII, cuando sobre un total de 2494 registros, los españoles representaron
ser cerca del 14% de un total de 340 bautizados. No obstante, de manera distinta a
como se podría prever, el aumento de población española no incidió en el crecimiento
poblacional de los mestizos. Según el APS un fenómeno no implicó al otro. Por el
contrario, para mestizos y afrodescendientes, se pudieron documentar oscilaciones y
densidades muy similares; un hecho significativo, que no deja de parecer extraño
teniendo en cuenta que para la Sabana De Bogotá no se ha documentado una
importante presencia de negros africanos o afrodescendientes. Esta presencia tan baja
lleva a cuestionar los criterios de identificación usados en la época para designar a la
población mestiza.
86
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
3. FAMILIA CAMPESINA COLONIAL
3.1. INTRODUCCIÓN
El parentesco ha constituido un primer ordenador de la sociedad, al demarcar cultural
y políticamente las implicaciones de hechos básicos de la vida tales como el
apareamiento, la gestación, la paternidad, la fraternidad (Fox, 1985). El parentesco es
un importante ordenador social y político en las sociedades, que tiene entre otras
funciones generar el primer marco identificatorio entre los “Suyos” y los “Otros”.Los
estudios sobre parentesco, como referente del análisis de los más elementales
componentes y dinámicas de la sociedad, se ha valido del concepto de familia como
una de sus unidades básicas. Sin embargo, ya bastante se ha demostrado que la
familia es una realidad variable tanto en el tiempo como en el espacio, por lo tanto, su
significación y amplitud dependen de cada grupo sociocultural.
Se ha elegido como eje de análisis la familia conyugal en gran medida porque es el
referente de los registros según el Concilio de Trento. “El grupo que mejor
conocemos es la familia nuclear, elemental o conyugal (existen muchas otras palabras
para designarlo y no se ha llegado a un acuerdo, pero la mejor parece ser “conyugal”,
ya que es la que expresa menos equívocamente lo que, de hecho, constituye el
“núcleo” o unidad “elemental”). Se trata de la familia consistente en un hombre y una
mujer y los hijos que de ellos dependen” (Fox, 1985: 33). Por supuesto, es importante
reconocer que este señalamiento arbitrario pudo excluir otros integrantes de la familia
elemental tales como “otros parientes ascendientes o colaterales, o incluso personas
no emparentadas que participan en las actividades de producción y consumo de la
familia elemental” (Zonabend, 1988: 64). De acuerdo con esto, el presente capítulo
buscará describir comparativamente tanto las familias conyugales españolas como las
indias y la participación que en ellas tuvieron los sectores sociales emergentes de
mestizos y mulatos.
87
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
3.2. RELATIVIZACIONES DE LA FAMILIA EN EL PERÍODO COLONIAL
Es importante ponderar la información y relativizarla en términos cualitativos, pues el
tamaño de la familia también pudo depender de la transformación del rol social que
jugaron los individuos en su desarrollo social. Según la Iglesia, a finales del XVIII un
niño dejaba de serlo a los doce o catorce años, cuando aprendía a trabajar; mientras
tanto, según el fisco, un indio párvulo se volvía tributario después de los quince. La
niñez era invisible a los ojos de la administración colonial debido a su estado de
improductividad económica. Según Dueñas no se conoce la edad aproximada en que
los niños dejaban de llamarse así, dando la impresión que ello ocurría entre los 12 y
los 14 años cuando se convertían en aprendices de algún oficio y las niñas podían
casarse. Para el caso de los niños de Santa Fé: “salir de la casa no implicaba
independencia. Los niños estaban subordinados a sus padres, y cuando dejaban la
casa materna o paterna continuaban en una situación de dependencia al maestro o al
patrón que los empleaba en calidad de aprendices” (Dueñas, 1997: 189). Sin embargo
el hecho que los niños adquirieran su “libertad” con el matrimonio, como afirma
Dueñas para el caso de Santa Fe, no es del todo acorde con la visita de Moreno y
Escandón en 1779 para el pueblo de Suesca, en donde se dejaron translucir dos
categorías de rol social anteriores al matrimonio: los chinos y chinas y los solteros
tributarios y las solteras. El denotativo “chino” incluyó personas entre 1 y 15 años,
en cuanto a las “chinas” el visitador no permitió establecer un rango etáreo.
3.3. COMPOSICIÓN DE LA FAMILIA CAMPESINA COLONIAL
En total fueron 14241 los nombres registrados una o más veces en el APS, ya fuese
como bautizados, padres, cónyuges, parientes o testigos. En muchos casos estos
sujetos permitieron observar alguna relación de parentesco y, al entrar a analizarlas en
detalle, la red de relaciones sociales empezó a hacerse evidente. Previendo la enorme
dimensión de la información para el caso de una población india dividida en 11
partes, con el propósito de reconstruir las relaciones de parentesco se seleccionó una
muestra correspondiente a la parte de Cuyntiba, pus con respecto a las otras partes
88
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
bautizo la mayor cifra de niños y niñas (268). Con respecto a los españoles no se
distinguió ninguna muestra y la población se analizó en su totalidad, teniendo en
cuenta que proporcionalmente los españoles y españolas fueron muy inferiores a la
población india con un total de 340 bautizos.
La muestra de las familias indias de Cuyntiba (Diagrama 3-2) y las familias españolas
(Diagrama 3-1), permitieron establecer que el promedio de hijos por pareja hasta
1702 fue de 1,8 hijos en el caso de los indios y de 2,1 hijos para los españoles. Esta
cifra concuerda con lo que se ha señalado para los contextos urbanos. Según
Rodríguez (1997) las madres solteras representaba el 40% de las cabezas de familia, y
ello, indudablemente, debió incidir para que en el territorio urbano neogranadino
hubiese un promedio de 2 hijos por familia (Cali: 2.2; Medellín: 2.1; Tunja: 1.9;
Cartagena: 1.8). El hecho de que fueran los barrios de las castas el asiento de las
familias con menor número de hijos, plantea el cuestionamiento que motivaba a que
las madres pobres tuvieran una prole reducida. Por otra parte podría sugerirse una
mayor edad matrimonial entre las mujeres pobres (Rodríguez, 1997). Al parecer el
campo y la ciudad tuvieron unos índices homogéneos de natalidad. Estos datos
contradicen las informaciones de Claudio Esteva Fabregat, quién señala para todo el
continente hispanoamericano unos índices de natalidad de 3.5 hijos (para indios,
negros, españoles y mestizos) y de 4 hijos (para los mulatos) (Esteva Fabregat, 1988).
Por la misma ruta se encuentra el análisis de Jaime Jaramillo (2001), quién señaló un
promedio de 5 a 7 personas por vivienda para el siglo XVIII.
El hecho que en el pueblo de indios de Suesca los españoles también tuvieran un bajo
número de hijos hace un llamado de atención sobre el reducido tamaño que tuvo la
familia campesina colonial, por lo menos para la segunda mitad del XVII. Esta
situación no es concordante con la información obtenida en el AGN, cuando los datos
del visitador Arostegui y Escoto en 1761 permitieron concluir que en la Provincia de
Santa Fe el promedio de hijos para familia española fue de 4,3 hijos y de 6.08 para la
89
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
familia india. Podrían estarse visibilizando unas importantes diferencias entre el siglo
XVII y el XVIII en cuanto a las tasas de natalidad.
“(...) Suman los yndios delos 46 Pueblos que vi
siette en los siette corregimientos estta provincia
de Santafe 25838: detodos sexos y edades; incluidos
4246 Tributtarios existenttes. Y todos dichos 46
pueblos, los 6 aunque encorto numero estan aumen/tados
como dexo expuestto, los demas notablemente
se hallan disminuidos, viéndose en unos pue/blos,
mucha mas la falta que enotros.
Los feligreses de los 46 Pueblos citados de que se com/ponen
los siette corregimientos de que se ha hecho men/cion
montan 3746 familias que hacen 16755 personas (…)67”
No obstante lo anterior, por cuanto se entendió que una aproximación más profunda
de la composición de la familia nuclear colonial era un asunto más complejo que
efectuar un conteo y división de hijos por el número de parejas, los 57 años de
información del APS fueron segmentados de manera arbitraria con el propósito de
vislumbrar posibles transformaciones en la organización familiar con el transcurrir
del tiempo. Dichos cortes temporales, aunque intentaron emular lo que hoy en día
puede entenderse como una generación, no fueron homogéneos entre sí en tanto que
los datos sobre indios y españoles presentaron importantes diferencias al momento
del registro. El valor de una generación, de tal modo, también estuvo supeditado a las
características inherentes al APS68. Así, teniendo en cuenta que el libro de españoles
inició algunos años después que el de los indios, se determinó como primer período el
lapso comprendido entre 1671-1685 para los españoles, y de 1665-1685 para los
indios; el segundo período estuvo entre 1686-1702; y, finalmente, teniendo en cuenta
67. AGN. 1761. Visitas/Cundinamerca. Tomo 8: fl. 856.
68. Se considerará como generación al lapso en que los hijos de una familia fundan otra familia.
Si bien Rodríguez (1997) concluye que para el caso de mujeres circunscritas a contextos urbanos la edad promedio para contraer matrimonio fue de 22 años, es necesario tener en cuenta un referente bastante significativo: el derecho canónico y civil de la época coincidieron en fijar para la celebración del matrimonio un mínimo de catorce años para el varón y de doce para la mujer, y que entre los españoles esta norma solió ser infringida en la época de la encomienda (Ripodas, 1978).
90
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
que hacia finales de los “20´s” los datos tendieron a ser menos numerosos, el tercero
lo establecí entre 1703-1722.
La reconstrucción de las familias se efectuó a partir de la comparación cualitativa
entre los datos correspondientes a los bautizos con los matrimonios. Un niño por
ejemplo, en el caso de los hijos legítimos, permitió conocer el nombre de sus padres,
quienes no necesariamente tendrían que estar casados. Ya con el nombre tanto del
padre como de la madre, en adelante fue más fácil establecer los hermanos del primer
niño en cuestión. Los detalles de este procedimiento se pueden ver en el Anexo I-3.
El resultado y matriz de análisis fueron 6 archivos que en el software GenoSktech
permitieron graficar todas las familias fundadas en los tres períodos por cada grupo
sociocultural (Diagramas 3-1 y Diagramas 3-2). La información correspondiente a
estos Diagramas es una síntesis cualitativa tanto de matrimonios y bautizos
incorporados en un proceso de selección manual que requirió detallada atención para
su elaboración.
En cada uno de los períodos el análisis del tamaño de la familia fue considerado
“relativo”, debido a las múltiples vicisitudes que pudieron incidir para que la totalidad
de algunas familias no fuese registrada en el APS. Al respecto se trataron con especial
cuidado las familias fundadas entre 1703 y 1722, pues es bastante posible que
hubiesen continuado con su proceso de reproducción social luego de 1723. Es
importante tener en cuenta que tanto el registro como el análisis de descendencias y
matrimonios en el primer período (1665(71)-1685) tampoco puede considerarse
absoluta, pues, considerando el corte arbitrario resulta factible haber dejado por fuera
matrimonios y bautizos efectuados pocos meses o años antes de 1665 o 1671.
3.3.1. Familias áfilas unigénitas y multigénitas
Se entenderá por áfilas a las familias sin descendencia; por unigénitas a las familias
conformadas por madre y/o padre y un hijo; y por multigénitas, a las familias
91
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
conformadas por madre y/o padres y dos o más hijos. Una vez obtenida la
perspectiva gráfica de las familias tanto indias como españolas en cada uno de los tres
períodos, se detectó un número significativo de grupos familiares compuestos por uno
o ningún hijo. La proporción de familias áfilas y unigénitas fue considerada de gran
relevancia, pues, en su conjunto, representaron mucho más del 50% durante las dos
primeras décadas del siglo XVIII. Una composición restringida de la familia
sorprende aún más para la población española, que experimentó un muy sustancial
aumento demográfico como se vio en el Capítulo 2 (Gráfica 2-9).
55 57 5954
7077
0
20
40
60
80
100
1665-1685 1686-1702 1703-1722
Val
or
Po
rcen
tual
Indios
Españoles
Gráfica 3-1. Familias unigénitas y áfilas
La razón primordial por la cual se agruparon analíticamente las familias unigénitas
con las familias áfilas se debe a que ambas, de alguna manera, permiten inferir un
corto contacto con el centro doctrinero de Suesca. En contraste, una familia que
reportase el bautizo en fechas distintas de por lo menos dos hijos, sugiere mínimo una
presencia más prolongada en el pueblo, lo cual, en mi concepto, es un lapso de
permanencia representativo que denotaría cierta vecindad69. El sustento argumentativo
de esta afirmación se encuentra íntimamente ligado con el concepto de “asistencia”,
que podría considerarse un indicador fiable de adscripción local. El asistir a la
69. No obstante, los esposos Gutiérrez y Pineda señalan que “proporciones numerosas de la población no india carecían de capillas y servicios religiosos, moraban dispersos en los campos, distantes hasta varios días de camino de los asentamientos urbanos de villas y parroquias; vivían largasépocas alejados de la sociedad y de la Iglesia y hasta morían sin el auxilio espiritual de la religión, al decir de curas y cronistas” (Gutiérrez y Pineda, 1999: 164, V.I.).
92
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
doctrina pudo ser representativo de residencia, y al respecto, eran los curas quienes
mejor podían dar razón de los indios y feligreses:
“(…) Certifico yo fray Francisco de Galarza Predicador general cura
Doctrinero de este pueblo de Suesca que en el tiempo de
nueve meses que asisto esta doctrina todos los domingos
En la puerta de la Iglesia después de missa llamando por
la discreción los yndios por sus parcialidades he nombrado
Siempre a los ((ausentes)) a los que se refieren en el despacho del govi/erno
superior y nunca han asistido al santo sacrificio de la misa (…)70”
La parroquia constituyo ser de alguna manera el principal referente social y
demográfico del pueblo, quie a su vez la unidad política y administrativa por
excelencia de la administración colonial; la parroquia “constituye en la época colonial
la unidad para los conteos de tipo fiscal, administrativo y de población” (Ryskamo,
1980 en Vejarano, 1988: 15). Ya en el catecismo de 1576 se señalaba que los curas
“por cuanto conviene... haya cuenta y razón con los indios que el sacerdote tiene a su
cargo mandase que tenga un libro, el cual pida al encomendero, para que en él se
escriban todos los libros de tal doctrina, por sus caciques y capitanes, distintos los
unos de los otros, ansi infieles como fieles y hombres y mujeres grandes y pequeños,
para por este orden saber qué feligreses tiene a su cargos y los puedan conocer e
inquirir de los que faltaren ” (Fray Luis Zapata de Cárdenas, 1988: 62 en Vejarano,
1988: 18).
De todo lo anterior podría señalarse que esa significativa proporción de familias áfilas
y unigénitas, si bien conlleva a estimar una tasa de natalidad sorpresivamente baja
para la época en los contextos rurales, también propone una realidad itinerante en la
cual muchas personas apenas se pudieron casar o bautizar uno de sus hijos en Suesca
según se argumentó anteriormente. Esto ya ha sido planteado por el profesor Hermes
Tovar, quien afirma que en la hacienda gracias a la moneda y el mercado, de cierta
70 . AGN. 1719. Caciques e indios. Tomo 13: fl. 8.
93
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
manera se recuperó el contacto entre las localidades que se había perdido con la
institución de la encomienda y la segregación residencial. Por ello probablemente
aumentaron los “vagamundos” que tanto fueron objeto de alarma para las autoridades
españolas: “Gentes anónimas que llegaban para permanecer un tiempo relativamente
largo o que desaparecían entre los polvorientos caminos del siglo XVIII sin dejar
testimonio de su huella angustiosa en los sucios libros de cuentas que aún hoy,
perviven como lenguaje de una relación laboral que no ha dejado ni el rastro ni los
rostros de sus protagonistas (...) había que arar para sembrar los trigos en la tierra fría
y se requerían brazos para limpiar y recoger lo productos en los tiempos de cosecha.
Otros eran atraídos para componer puentes, tapar pasos, amansar caballos o sembrar
maíz y turmas. Si la hacienda era ganadera había la necesidad de mayordomos,
vaqueros, arrieros y troperos que no solo convivían en ella, sino que también se
ofrecían para ir con los ganados, durante las épocas de seca hasta los centros de
mercado” (Tovar 1988; 170).
3.4. FAMILIA ESPAÑOLA
Se entenderá como “lo español” a los sujetos sociales y los contenidos simbólicos
propios de la Nación española. Esta aparente obviedad es necesario señalarla, pues la
diversidad cultural española es tan profunda que se remonta desde el mundo antiguo,
cuando la península ibérica dio paso a una larga serie de pueblos que se sucedieron en
una ocupación simultánea o paralela. Es así como los habitantes hispánicos
paulatinamente resultaron de la ancestral fundición genética y cultural de íberos,
celtas, fenicios griegos, cartinagineses, romanos, visigodos, judíos, árabes, bereberes,
gitanos y esclavos (Mörner, 1969). A principios del siglo XVI, España continuaba
siendo una frágil nación constituida por un cúmulo de diversidades. Catalanes,
aragoneses, castellanos, gallegos, extremeños, navarros, son apenas una muestra de la
diversidad lingüística y cultural de hoy como herencia de un pasado diverso. A
finales del siglo XV, luego de poner fin a largos años de propincuidad y conflicto la
Nación española se construyó como un proyecto político y cultural sustentado en
94
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
conceptos y valores que conformaban un código de ética ajustado a la moral católica
por un lado, y del otro, a la estructura social y de poder encarnado en la Corona. En
esa ética y en esa moral religiosa se fundamentaba el ethos social que regía relaciones
e instituciones (Gutiérrez y Pineda, 1999).
La moral católica logro constituir un paradigma de la unidad familiar llamado por los
esposos Gutiérrez y Pineda modelo patriarcal católico según el cual, sobre el papel,
la institución de la familia debía prescribir: parentesco nominativo bilateral,
monogamia, indisoluble, sacramental, libertad para contraer, impedimento bilateral
de consanguinidad y patrilocalidad (Gutiérrez y Pineda, 1999: 351, V. II.); del mismo
modo, por una herencia cuyos favores se transmitían de manera patrilineal con
prelación al mayorazgo masculino y en la prevalencia del linaje paterno que
posibilitaba el acceso al servicio público y a la riqueza. En cuanto a los criollos, “las
personas se vinculaban por el parentesco, lazo que se extendía a las generaciones
existentes y a las pasadas, y a las líneas colaterales que de ellas emanaban; era un
vínculo que obligaba a prestaciones y contraprestaciones que iban desde la obligación
de mantener limpia la estirpe, hasta la devolución, por llamarla de algún modo, de
ayuda material al pariente en sus necesidades y angustias Así, se vivía socialmente
gracias a un sistema de parentesco en el que los títulos y las distinciones (tanto de los
vivos como de los muertos), así como las manchas a la estirpe, se extendían a través
de generaciones de forma bilateral” (Gutiérrez y Pineda, 1999: 354, V.I.).
En este texto voy entender a la familia hispana en el sentido anotado aunque sin
restringirme tanto al “modelo patriarcal católico”, que no necesariamente constituyó
la única forma adoptada por la familia conyugal. Según Pablo Rodríguez los grupos
familiares “podían ser del tipo: 1) solitarios o grupo doméstico sin estructura
familiar, conformada por estructuras sin vínculos conyugales paternales o maternales.
Comúnmente son dos hermanos o hermanas adultos solteros, una mujer y su esclava,
varias amigas que viven bajo un mismo techo. 2) Nuclear o grupo doméstico simple,
constituido por una pareja y sus hijos. 3) Ampliado o grupo doméstico extendido que
95
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
corresponde al grupo nuclear extendido y sus parientes, descendientes y colaterales.
La extensión obedece a la adición de un núcleo central, que puede ser de nietos,
hermanos del esposo o la esposa, primos y tíos. 4) Múltiple o grupo doméstico
polinuclear, que se refiere a varias familias o sin relación filial que viven bajo un
mismo techo” (Rodríguez ,1997: 61).
3.4.1. Composición
Para la población española del pueblo de Suesca entre 1671-1722 el promedio total de
descendencia fue de 2,1 hijos, una cifra que desdibuja a esas grandes y numerosas
familias españolas que también vivieron en Suesca (Diagramas 3-1). Según los datos
del APS, las familias más grandes se encontraron durante el primer período
(1671-1685), aunque, como se verá, paradójicamente el promedio del tamaño familiar
aumentó en el segundo período (1786-1702). Las familias más numerosas se
encontraron en 1671-1685 cuando el promedio fue de 2 de hijos por pareja
(Diagramas 3-1.1), entre 1686-1702 dicha proporción aumentó a 2,3 hijos por unión,
a pesar de haberse encontrado familias particularmente más pequeñas (Diagramas
3-1.2).
En el período 1703-1722 se documentó un incremento impresionante del 158% (82
nuevas uniones) con respecto al número de parejas registradas en cada uno de los dos
períodos antecedentes (52 parejas en cada lapso). No obstante, en este período fue
donde se presentó la menor densidad en los núcleos familiares. Los datos sugieren
entonces la llegada de un importante contingente de inmigrantes españoles durante las
dos primeras décadas del XVIII que se casaron entre si o bautizaron un hijo y por ello
fueron documentados.
Los esposos Gutiérrez y Pineda recrean ciertos patrones de residencia de la familia
española tomando como marco de referencia la familia nuclear: la pareja monógama
y su descendencia en unidad habitacional, sujetas a las normas y regulaciones de la
96
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
ley y de la fe religiosa; la pareja incrustada en la relación plural del marido,
concubinato o poliginia en forma compacta o encubierta; la familia uniparental,
esposa y sus hijos, en la cual el marido está ausente, porque es bígamo (a contraído en
otro lugar) o vive en concubinato fuera del domicilio conyugal o no sabe ni su lugar
de residencia ni su status familiar; la mujer sola, como pareja rota, muy joven o
mayor, conviviendo con miembros de la familia extensa y como variante de ésta, la
madre soltera encubierta, que aparece en la fe de bautizo como “madre desconocida”,
para guardar su honor; la mujer abandonada, se reconstruyó en relación adúltera y
tiene descendencia de su nuevo compañero con quién convive manifiesta o
encubiertamente (Gutiérrez y Pineda, 1999: 329, V. II.).
En el caso de Suesca fue común encontrar entre los españoles que dos unidades
familiares compartieron un mismo consorte, generalmente el padre, en los que un
mismo individuo apareció como “cabeza de familia”. Con el propósito de analizar
estos casos se tomó como punto de referencia a las familias que reportaron una mayor
descendencia. Así, durante el primer período (1671-1685) las familias nucleares
españolas que “compartieron” una cabeza de familia fueron más bien limitadas. Por el
contrario, en el segundo período (1686-1702) la composición familiar experimentó un
cambio significativo, pues estos casos aparecieron de manera reiterada. En los
Diagramas 3-1.2 se muestra específicamente el caso de Juana González quién
indudablemente, a la luz de los registros, mantuvo relaciones simultáneas con dos
hombres de forma simultánea; en este período las uniones simultáneas no fueron una
cuestión únicamente atinente a los varones.
Entre 1671-1685 se registraron 24 familias que tuvieron 2 o más hijos. De ellas se
encontró que se 8 constituyeron familias muy numerosas (entre 4 y 11 hijos), 13
procrearon más de 3 hijos y 11 tuvieron solo 2; contrariamente, fueron 28 las uniones
con 1 o ningún hijo (parejas o familias de las que nunca volvimos a saber algo en el
APS). La relación proporcional entre las familias unigénitas y áfilas frente a las
“multigénitas” fue de un 54% frente a un 46% respectivamente. El promedio total fue
97
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
de 2 hijos por pareja, y, en el caso de las familias “multigénicas”, el promedio fue de
3,4 hijos por familia.
El APS también permitió confirmar que de las 52 familias o uniones fundadas
durante este período, 21 se casaron mediante el ritual católico; de estos matrimonios,
13 no tuvieron ninguna descendencia. Sin tener elementos para evidenciar
comportamientos sociales como concubinato o barraganería71, como casos “atípicos”
podrían mencionarse 5 matrimonios sin hijos, en los que el marido luego entabló
relaciones con otra mujer, con la cual sí efectivamente tuvo descendencia (Diagrama
3-1.1.). Llama la atención el hecho de no haberse registrado esposos cuyas mujeres
hubiesen tenido hijos con otros sujetos, antes o después del matrimonio o la
concepción del primer hijo. Las relaciones y descendencias fuera de la familia o el
matrimonio para este período fueron características más de los varones. Se encontró
que los españoles, en caso de legitimar los hijos de su “otro” vínculo marital no lo
hicieron de manera muy profusa (tan solo 5 ejemplos). No obstante, hubo dos casos
singulares: los de don José Navarrete y don José Murillo quienes tuvieron más de 2
hijos con 2 y 3 mujeres respectivamente; de ellos, según las fechas de los bautizos, se
podría inferir que se trató de uniones seguidas y no contemporáneas (Diagramas
3-1.1).
Entre 1686-1702 con respecto al período anterior, en general, las familias
“multigénitas” redujeron su tamaño oscilando su descendencia entre 2 y 6 hijos.
Contrasta con ello el caso de la pareja mulata conformada por Lucia Caicedo y
Santiago Vásquez, que llegó a tener 10 descendientes. Como en el período anterior es
muy numerosa la descendencia unigénita o la referencia a parejas casadas sin hijos; se
encontraron 36 casos, mientras que fueron apenas 16 las parejas o familias fundadas
con 2 o más hijos. Una proporción de 70% frente al 30% respectivamente. El
71 . Es clara la distinción entre el concubinato entre solteros y el denominado “concubinato adulterino o incestuoso”. El Concilio de Trento fue explícito en considerar más “aborrecible” el primero que el segundo, de tal manera, se tiene que el amancebamiento o el concubinato simple era la forma más de unión (Dueñas, 1997: 157).
98
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
promedio absoluto de hijos por pareja en este período da un calculó de 2,3 hijos por
unión, y en cuanto a las familias multigénitas se pudo establecer 3,7 hijos por familia.
Los anteriores datos, al ser comparados con la información anotada para el período
anterior, demuestran la disminución del tamaño de la familia “multigénita”, que
contrasta y pareciera contradictoria con respecto al incremento del promedio general
de hijos por pareja. De las 52 uniones o familias fundadas en este período, tan solo 9
se casaron mediante el matrimonio católico; 3 pertenecían al grupo de las familias de
prole numerosa y 6 correspondían al de las familias áfilas o unigénitas. Con respecto
al período anterior hubo una reducción cercana al 50% en cuanto a la celebración del
matrimonio católico.
En este período las mujeres protagonizaron algunas relaciones “extrafamiliares”.
Entre los casos especiales se tiene por ejemplo a Juana Bautista, quién tuvo dos
uniones (Tomás Melo y Miguel Sierra) de cada una de las cuales tuvo un solo hijo. Se
destaca también el caso de Juana González quién tuvo hijos con dos señores al mismo
tiempo; Juana bautizó los hijos con Francisco Garzón en 1698 y 1700, y puso el óleo
y el chrisma a los hijos de Fernando Rico (bautizados en 1694, 1701, 1702 y 1704);
su caso no fue de viudez y parece mostrar dos relaciones conyugales simultáneas.
Este es el mismo caso de los varones Tomás Moya, Diego Espinosa y Diego Gómez;
Tomás tuvo descendencia simultáneamente con dos mujeres (Isabel y Melchora
Galvis) en 1691, según el libro de bautizos; Andrés Nieto, luego de haber tenido tres
hijos con Andrea (el último en 1700), concibió junto con Clara en 1703 a Juan
Laurean, en dos uniones aparentemente sucesivas. El capitán don Francisco
Villalobos desde 1686 hasta 1716 registró cuatro hijos con Rosa María Saldivar;
luego, de forma sucesiva, a partir de 1719, tendría dos hijos en unión con Juana de
Torre72.
72 . El caso de don Francisco Villalobos ejemplifica y problematiza la metodología usada al
momento de “clasificar” las familias de acuerdo a un segmento temporal dado. Si bien el capitán tuvosus hijos con Juana de Torre en lo que correspondería al tercer período de análisis (1703-1723), debidoa que él apareció por primera vez en el segundo período (1686-1702), y con el ánimo de no duplicar su
99
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Entre 1703-1722, por ser éste el último período no se puede tomar el tamaño de la
descendencia por pareja como absoluto, pues pudo haberse incrementado en fechas
posteriores a 1722. De todas maneras, se encontró que las familias tuvieron una prole
reducida, no más de tres hijos las más numerosas. En este período hubo 82 nuevas
parejas, 30 más que en los períodos anteriores; una situación que denota un sustancial
aumento demográfico en la población adulta. De estas 82 parejas 26 se casaron
católicamente; de ellas, 18 no documentaron ningún hijo y tan sólo 5 parejas lo harían
con 1. Así, tan solo 3 parejas “multigénicas” fueron casadas legítimamente. De otro
lado, se supo de 3 casos de uniones simultáneas (o segundas nupcias); los casos de
Pedro Navarrete, Cayetano Silva y Juan Bernal, siendo este último el único que tuvo
(o reconoció) más de un hijo con su “otra” esposa (Diagrama 3-1.3).
3.5. FAMILIA INDIA
La sociedad muisca era un conjunto de segmentos articulados por el parentesco. Es
posible concebirla como una estructura social que tuvo su base en unos lazos
mínimos de filiación consanguínea a los que Francois Correa ha denominado Líneas.
Consecutivamente, la reunión de varias líneas posiblemente formaron unidades
mayores de filiación que bien pudiera equivaler al linaje (Correa, 1999). Se ha
propuesto que las entidades llamadas Utas y las Sybyn fueron las unidades políticas
tradicionales de los musica, y que ellas resultaron convertidas por los españoles en
partes y capitanías con fines de dominación política. Dichas unidades estaban
compuestas de matrilinajes, por lo cual, podría ser que las Utas fueran también
linajes. También es posible que la Sybyn fuera la institución asimilable al linaje y las
Utas fueran secciones corporadas a él (Londoño, 1985).
El tema de la matrilinealidad de los muiscas ya desde 1964 Silvia Broadbent lo
refería. “Todas las contradicciones, según parece, se pueden explicar fácilmente por
nombre, todos sus hijos de una u otra unión fueron documentados en el segundo período (Anexo3-1.2).
100
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
el mal entendimiento por parte de los españoles de un sistema matrilineal; y los
documentos comprueban la existencia de tal sistema (...) Todos los pleitos sobre
cacicazgos están de acuerdo en que el heredero legítimo era el sobrino hijo de
hermana, aunque muchas veces no queda claro si tenía que ser el sobrino matrilineal
de más edad, o el hijo mayor de la hermana mayor, en caso de haber varios”
(Broadbent, 1964: 19-20).
Respecto a los mecanismos de filiación en la familia india pertenecientes a la parte de
Cuyntiba se encontró que una proporción bastante mayoritaria de los hijos
pertenecían a la misma parte que su madre (Tablas 3-1 y 3-2).
Alaguna Cacique Cuyneme Cuyntiba Gacha Guacaneme Guaqueta Muñoz Robayo Suta YolataAlaguna 80Cacique 1 46 1
Cuyneme 65 1Cuyntiba 123 1 1Gacha 1 89
Guacaneme 1 52Guaqueta 109 1
Muñoz 82 1Robayo 1 1 3 100
Suta 1 64Yolata 5
Parte de las MadresParte_Bautizad@s
Tabla 3-1. Filiación de los hijos e hijas con respecto a su padre y su madre
Alaguna Cacique Cuyneme Cuyntiba Gacha Guacaneme Guaqueta Muñoz Robayo Suta YolataAlaguna 5 1Cacique 1 1 1
Cuyneme 6Cuyntiba 1 1 2Gacha 1
Guacaneme 3 1 2 1Guaqueta
Muñoz 2Robayo 1 5
Suta 1 1Yolata
Parte de los PadresParte_Bautizad@s
Tabla 3-2. Filiación de los hijos e hijas con respecto a su padre y su madre
101
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Tan generalizada fue la reproducción de la vinculación matrilineal, que resultaron
más llamativos los casos en los cuales los hijos tuvieron la misma parte que sus
padres. De ellos, s no podría descartarse que tuviesen algo que ver con los
matrimonios entre gentes de la misma parte, como se vio en capítulo de matrimonio.
La matrilinealidad, también puede documentarse con un documento del AGN en
donde se referencia la solicitud de corrección en su edad que hiciera un indio por
motivo de haberse ausentado el día de la visita; dice;
“(…) Certifico yo el licenciado Francisco Felix predicador general del orden de santo
domingo y cura doctrinero de este pueblo de suesca como en uno de los
de este dicho pueblo en donde se enfrentan los bautismo que en el se
hacen esta un capitulo del tenor siguiente= en primero de mayo de este
año de seiscientos y ocho años baptise puse olio y chrisma a un niño que se lla/mo
Felipe hijo de Juan parte de cuineme y de su mujer lusia de la misma parte (...)73”
3.5.1. Composición
Comparativamente, en términos demográficos la parte Cuyntiba (en total 268 niños y
niñas bautizados) fue numéricamente menor que los españoles (340 niños y niñas),
esto es significativo resaltarlo al momento de analizar y cruzar información entre los
segmentos socio-culturales. En efecto, de allí podría resultar claro que entre los indios
de esta parte se fundaron menos familias en los tres períodos (144) en comparación
con los españoles (186). Desde otra perspectiva, el promedio por unión en la parte de
Cuyntiba fue de 1,75 hijos, una cifra por demás escalofriante, y que en relación con el
promedio de hijos para la familia española, debe ser observada más allá del residuo
aritmético, pues a pesar de tener los indios un período de registro 5 años mayor con
respecto a los españoles que debió incrementar su promedio de hijos por pareja, los
datos por el contrario denotan una media más baja que evidencia un efecto más del
desastre demográfico: la baja procreación.
73. AGN. 1664. Caciques e Indios. Tomo 77: fl. 846.
102
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Entre 1665-1685 de 80 familias fundadas, 44 de ellas fueron áfilas y unigénitas (20 y
24 respectivamente) y 36 multigénitas. Una relación del 55% y 45% respectivamente
(Gráfica 3-1). Para todo el período el promedio de bautizos fue de 1,7 hijos por
parejas en Cuyntiba, cifra que contrasta con los 2 hijos por unión que promediaron las
uniones españolas y con el número de familias áfilas y unigénitas que ellos
presentaron. En efecto, mientras los indios de este período representaron 44 familias
unigénitas y áfitas, los españoles registraron 24, lo cual, podría sugerir para los indios
la conclusión que a mayor número de parejas, menor la descendencia.
Respecto a las familias con descendencia, en 20 casos los padres estuvieron casados.
Es decir, en 60 oportunidades el rito católico no cumplió un papel operativo en la
fundación familias con descendencia. De aquellas 20 familias, 13 correspondieron a
familias con dos o más hijos y 7 a núcleos unigénitos. Así pues, con respecto a los
ibéricos de este mismo período, el matrimonio no parece haber tenido la misma
representatividad en el escenario social, pues, para los indios de este período, los
matrimonios que generaron la fundación de familias multigénitas (20) sobrepasaron
por mucho a los de los españoles (8). En este período las familias indias de Cuyntiba,
cuyos padres estuvieron “legítimamente” casados, fueron mayoritarias frente a los
españoles, aún a pesar de ser menor la población de niños bautizados.
Entre las peculiaridades se tiene que en 14 ocasiones los maridos tuvieron relaciones
maritales simultáneas o paralelas (Diagramas 3-2.1). Llaman especialmente la
atención los casos de Sebastián Guayoque, Pascual Arriba y Luis Alaguna, quienes
entablaron relaciones de manera contemporánea en una especie de poliginia (así lo
muestran las fechas de bautizo de sus hijos), justamente con mujeres pertenecientes a
la misma parte de su “legítima” mujer; señoras con las que además, los mencionados
Pascual, Sebastián y Luis tuvieron dos descendientes; de los restantes 11 casos de
relaciones “extrafamiliares” (sucesivas o paralelas) hubo en cada oportunidad un solo
descendiente (Diagramas 3-2.1).
103
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Diagramas 3-3. Relaciones extrafamiliares en la parte de Cuyntiba de Suesca (1665-1685)
Entre 1686-1702 se observa una notable disminución con respecto al número de familias.
En este lapso fueron 42 las uniones registradas (ya fuese por medio de matrimonios o
bautizos) que llevan a sugerir un descenso demográfico de la población india en casi un
50%. En cuanto al tamaño de la familia, se contaron 18 uniones multigénitas y 24 entre
unigénitas y áfilas (17 y 7 respectivamente); una relación de 43% frente a 57%. El
promedio absoluto de hijos para este corte de tiempo fue de 1,8 hijos por pareja. En cuanto
a las familias de más de dos hijos se tuvo un promedio de 3,2 hijos por unión. Tan solo 6
familias con más de dos hijos realizaron o registraron su acto ritual según el APS; por su
parte, fueron solo 2 los casos de las familias unigénitas y áfilas que legitimaron su unión
ante la Iglesia Católica.
104
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Entre 1703-1722 fueron 22 las familias fundadas con o sin descendencia, de manera
que, respecto al número de parejas registradas en el primer período, podría significar
un descenso cercano al 73,1% de la población adulta. La familia india fue muy
pequeña con respecto a la población española de este período. Es factible que el corte
arbitrario que se hizo en 1722 haya impedido registrar la totalidad de hijos por unión.
El promedio absoluto de hijos para este período fue de 1,8 por unión, no obstante,
descontando las familias áfilas y unigénitas el promedio general fue de 2,6 hijos por
pareja.
El matrimonio fue prácticamente inexistente, y tan solo Domingo Ventura y Ana
contrajeron matrimonio en 1707; unión de la que descendieron Salvador (1715) y
María (1708). De las mencionadas 22 nuevas parejas el APS mostró que 9 fueron
“multigénitas”. Una proporción del 41% frente al 59% respectivamente que permite
entrever, a diferencia de los dos períodos precedentes, que por primera vez la familia
india presenta una proporción mayor de familias áfilas y unigénitas con respecto a los
españoles (Gráfica 3-1). De otro lado, es importante señalar que de las mencionadas
uniones unigénitas tan solo 2 fueron resultado de un vínculo “extrafamiliar”
(Diagramas 3-2.3).
3.6. LOS APELLIDOS
Tanto en los libros de bautizos como de matrimonios fue común encontrar los
apellidos de los padres y de los contrayentes varones. El caso de las mujeres es más
complicado puesto que ni en uno ni en otro libro aparecieron sus apellidos, y tan solo
fray Mathias de Guzmán al final de su período doctrinero hacia 1700 se preocupó de
alguna manera por registrarlos. Es evidente que la presencia sistemática de los
apellidos de todos los sujetos sociales hubiese desencadenado un análisis cualitativo
diferente del actual.
105
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Entre los apellidos más representativos del Suesca
(Anexo 3-1) se destacan los de origen español (Tabla
3.3). Los propiamente locales, es decir, los homónimos
de las partes y los que hoy todavía son característicos
del pueblo (Sintura, Quilajui, Entubaguya),
aparecieron ocupando lugares apenas intermedios entre
los más representativos (Tabla 3-3).
La mayor proporción de apellidos estuvo conformada
por apelativos que a lo sumo aparecieron dos veces
durante todo el período de la investigación (Anexo
3-1). En tanto que en total se contabilizaron 340
apellidos, de ellos 220 (64,7%) fueron notificados en
dos o menos ocasiones. Este sub-registro de los
apellidos que a lo sumo aparecieron 2 veces, permitiría
desde otra perspectiva la hipótesis ya señalada con
respecto a la “itinerancia” o “vecindad temporal” para
un sector importante de la población. Este hecho
contrasta con el censo 1779, en la antesala de la
independencia, cuando es de suponer que el proceso de
adaptación entre los universos españoles y
precolombinos, producto de la hibridación, ya hubiese
empezado a dar muestras de estabilización y por tanto,
a configurar formas más sutiles de dominación y de
resistencia socio-cultural. En efecto, en este año de
1779 no sólo la población de vecinos sobrepasaba a la
de indios en Suesca, sino que los apellidos resultaron
ser verdaderamente repetitivos. Para los años de la
visita de Moreno y Escandón podría indicarse la
presencia mayoritaria de apellidos unos apellidos
característicos, los cuales, en
más de un 90% fueron
registrados 2 o más
ocasiones (Anexo 3-2). En
cuanto a los apellidos
registrados menos de dos
veces, se tiene que del
64,7% que representaban
entre 1665 y 1722 según el
APS, se pasó 8,9% en 1779
según el AGN. El siglo
XVIII sin duda fue de
grandes transformaciones.
Apellidos Frecuencia
Cantor 46Murillo 42
Rodriguez 37Perez 31
Guacaneme 27Pira 27
Ladino 26Guaqueta 25
Alpargatero 25Alaguna 23Pamplona 23
Rodero 21Capador 20Yolata 19Barriga 19Sintura 19Salas 18
Noguera 16Arriba 16Tenza 15Silva 15
Tabla 3-3 Apellidos másrepresentativos de Suesca
1665-1722 (Frag.).
106
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Al efectuar un listado de los apellidos más
representativos en cada grupo sociocultural
(Tabla 3-4), si bien se determinó que indios
y españoles entre 1665 y 1722 tuvieron en
común algunos apellidos, la interacción de
éstos no pudo ser perceptible, incluso al
memento de efectuar un análisis más
detallado. Así, al hacer un seguimiento
específico a partir de sus individuos
portadores, resultó por ejemplo, que
Murillo el apellido más reiterado entre los
indios y con una importante presencia entre
los españoles, permitió identificar a José
Murillo como el padre de tres hijos
registrados como españoles, una hija como
mestiza y tres hijos más como indios.
Rodríguez, que se presentó en 6 ocasiones
entre los españoles, evidenció 4 parejas
distintas entre las que destaca la unión de
Marta Maecha y Bartolomé Rodríguez,
quienes registraron 3 hijos entre 1709 y
1719, uno de los cuales fue señalado como
mestizo. Caicedo, el apellido más común
entre los mulatos, provino en 3 ocasiones
de Bartolomé, Atanasio y Salvador, quienes
fueron registrados en una sola oportunidad
en el APS, conduce a creer que los Caicedo,
o se marcharon de Suesca o no tuvieron
más descendencia. En consecuencia, estos
casos llevan a evidenciar ciertas
ambigüedades que como se verá (Cáp.5),
pudieron ser la etapa previa al mestizaje
y a la imposición hegemónica de la
patrilinealidad sobre la matrilinealidad.
Esta situación de alguna manera se
visualiza en la Tabla 3-4, en donde por
medio de aquellos apellidos comunes
entre indios y españoles, se empieza a
observar la imposición del modelo
familia hispana, pues sólo un “apellido
indio” en el listado de los apellidos
“compartidos”.
Apellidos Españoles Indios
Murillo 3 39Rodríguez 6 31
Pérez 2 31Sánchez 2 21Caicedo 4 14
Silva 2 13Quilajui 1 18Bernal 3 10
Merchán 1 9Vargas 2 5
Vásquez 4 5Martín 1 4Olaya 8 3
Cifuentes 5 3Bautista 2 3Jiménez 8 2Gómez 6 2Lagos 3 2
Albarracín 1 2Villalobos 6 1
Camelo 2 1Guerrero 2 1Castro 1 1
Moreno 6 1Velásquez 2 1
Tabla 3-4. Apellidos “compartidos”entre indios y españoles. Suesca 1665-1722.
107
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
En la tradición hispana el primer apellido marca la ascendencia patrilineal. Contrariamente,
como ya se ha visto, en la tradición muisca la pertenencia a una “parte” se comparte con la
madre. El choque de estos dos sistemas de adscripción social e identidad cultural es justamente
lo que se presenta en el APS, pues mientras las mujeres se identifican por su parte de origen,
los hombres lo hacen por medio de su apellido. Podría decirse que los dos sectores sociales
más representativos, indios y españoles, se vieron cada uno representado por un sexo; los
españoles en los hombres y los indios en las mujeres. Sobre un total de 580 matrimonios, 517
correspondieron a uniones entre gente india, y en ellas, 427 mujeres contrayentes no
registraron ningún apellido; mientras tanto, fueron 295 las indias de las que se registro su
“parte” de origen; hubo 142 mujeres de las que se registro el apellido y la “parte”
simultáneamente. El caso de los hombres indios es claramente contrario: de 517 nombres
registrados, 427 no referenciaron “parte” alguna aunque 337 sí reportaron apellido; hubo 184
hombres de los que se reportó “parte” y apellido simultáneamente.
Es importante detenerse a analizar qué fueron los “apellidos”. Para los indios en muchos casos
provinieron de oficios (alpargatero, arriero, animero); en otros hacían referencia a la
procedencia (parte o pueblo); pudieron también señalar características y peculiaridades físicas
(chiquito, cojo, ciego); e incluso, pudieron llegar a representar diferencias socioculturales de
los portadores (moreno, pardo, mestizo). Los “apellidos” llegaron a referir diferencias de
género, por ejemplo, en el caso de los apellidos-oficio (alpargatero/alpargatera,
animero/animera). Si bien los apellidos fueron unos claros marcadores de hispanidad, las
anteriores modalidades con respecto a su uso y aplicación llevan a pensar en unas mediaciones
culturales de tipo local o regional, las cuales, en alguna medida resignificaron la función
operativa de los apellidos así como su carácter patrilineal.
Hubo algunos apellidos característicos de las partes. Por ejemplo, se detectó que el apellido
Díaz en la parte de Cuyneme (apareció en 5 ocasiones), Rincón en Guaqueta (3 ocasiones),
Rodríguez en Muñoz (3 ocasiones), Pira en Robayo (3), Silva en Suta (3), Velero en Suta (2),
Animera en Cuyneme (2), Sabogal en Muñoz (2), Cabrero en Robayo (2), Guasca en Robayo
(2) y Barragán en Suta (2). Al querer establecer si efectivamente los apellidos se transmitieron,
108
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
y si tal fuera el caso, explorar cómo y en qué época ello pudo llevarse a cabo, quedó claro que
el siglo XVII es un período aún muy temprano para responderlo
Estos rastros de los apellidos como rutas de acceso al contacto socio-cultural durante la
segunda mitad del siglo XVII debieron ser influidos por el reconocimiento y la legitimidad de
los hijos, aspecto que tuvo una significativa presencia en Suesca (Cáp. 5). Al no haber padres
difícilmente podría haber apellidos, y ello incidió notablemente en la dinámica del presente
trabajo, el cual tenía entre sus propósitos recrear la configuración social a través de los
apellidos. De tal forma no fue sólo el análisis sobre el origen y sucesión de los apellidos el que
quedó inconcluso, sino también la posibilidad de elaborar genealogías más allá de las familias
conyugales. Sin embargo, no se puede perder de vista que con el transcurrir del siglo XVIII (y
con estudios atinentes), sería posible verificar los procesos sociales en los cuales los apellidos
empezaron verdaderamente a constituirse como los marcadores de la hegemonía. Una
continuidad del rastreo en el APS, por lo menos hasta los tiempos de Moreno y Escandón,
permitiría localizar muchos de los movimientos sociales y demográficos que impusieron a la
cultura española el universo dominante.
3.7. EL COMPADRAZGO, HIBRIDACIÓN Y CONFIGURACIÓN SOCIAL
Tomando conjuntamente los padrinos tanto de bautizo como de matrimonio, se encontró
que si bien el 51% de las diligencias no reportaron vínculo alguno de parentesco. El 48,7%
denotó algún parentesco entre el padrino y la madrina. Del mismo modo, sobre el total de
padrinos, resultó que el 45% eran esposos (Gráfica 3-2).
45%51%
0,6% 2%1%0,3%
Otros Hermanos Padre e Hija Madre e Hijo Esposos No Reportado
Gráfica 3-2. Parentesco entre padrinos de Suesca
109
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Al momento de elaborar un listado de los padrinos y madrinas más representativos del pueblo
se pudo ver cierta dinámica inter-étnica en las relaciones de compadrazgo. Aunque fue posible
que algunos indios apadrinaran españoles, resultaron más reiterados españoles apadrinando
indios. Especialmente llama la atención Isabel Arias, Santiago Molano y María Caicedo
(Tabla. 3-5), registrados como españoles, quienes tuvieron una relativa importancia
apadrinando gente india; de ellos no se tiene ninguna otra información.
Bautismos Matrimonios Bautismos Matrimonios
Indio Salvador Albarracin 1 1 12 5 18Indio Pedro Alpargatero 12 4 16Indio Don Felipe Alpargatero 13 2 15Esp. Isabel Arias 8 3 2 13Indio Salvador Barriga 7 3 10Indio Felix Caicedo 11 3 14Esp. Maria Caicedo 3 6 2 11Indio Marcelo Cantor 12 17Indio Pedro Cantor 9 7 16Indio Fabian Cantor 11 2 13
Cristobal Esquivel 1 12 2 15Indio Felix Florez 11 11Indio Don Juan Guacaneme 1 15 4 19Indio Don Juan Ladino 1 13 3 16Indio Pedro Ladino 9 3 12
Isidro Maldonado 15 4 19Indio Pedro Mecha 8 3 11Indio Francisco Medina 14 3 17
Maria Medrano 8 2 10Esp. Santiago Molano 7 3 2 12Indio Fabian Murillo 20 8 28Indio Don Francisco Murillo 7 4 11Indio Pedro Obrajero 5 8 13
Don Miguel Pacheco 16 11 27Indio Don Juan Pacho 33 8 41Indio Juan Palacios 1 12 4 17Indio Don Pedro Pira 20 2 22Indio Bernabe Pira 14 2 16Indio Don Geronimo Pira 6 8 14Indio Don Francisco Quilajui 2 11 6 19Indio Juan Quilajui 11 11Mest. Luis Rodriguez 9 7 16Indio Don Tomas Rodriguez 1 8 2 11Indio Pascual Sacristan 14 14Indio Juan Sanchez 13 2 15Indio Raimundo Silva 1 13 6 20Indio Nicolas Silva 12 4 16Indio Agustin Sonado 10 2 12
Salvador Tibana 1 9 10Indio Don Luis yolata 10 2 12
Maria Medrano 8 2 10
Libro de Españoles Libro de Indios
Tot. AhijadosGrupo Honoríficos Nombres Apellidos
Tabla 3-5 Padrinos y madrinas más importantes de Suesca 1665-1722
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Al verificar quienes fueron los padrinos y madrinas más connotados para los españoles
(Tabla 3-6), como indio únicamente aparece Domingo Guacaneme. En efecto, los
españoles tuvieron más preferencia a apadrinar miembros de su propio grupo sociocultural
mientras que los indios, probablemente tendieron a buscar ampliar sus redes de parentesco
y de alianza social, por lo cual, muchos de sus padrinos fueron españoles. Esta situación
además de ser una manifestación de la hegemonía de los españoles, también permite
entrever los puentes que abrieron los indios para mantener dinámicas sus relaciones
sociales.
Isabel Arias 8Tomas Castro 4
Don Antonio Correa 3Cristobal Esquivel 4Francisca Garzon 3Melchor Gomez 5
Clara Gonzalez 3
Don Domingo Guacaneme 3Don Matias Guzman 6Don Juan Herrera 3
Antonio Lagos 3Francisco Maldonado 3Salvador Marquez 5Santiago Molano 10Bartolome Olaya 8
Mateo Pecellin 6Simon Pecellin 5Pedro Quebedo 3Pablo Rincon 3
Antonio Salamanca 3Doña Maria Torres 4
Juan torres 3Feliciana Vargas 3Tomas Villalobos 4
No. AhijadosHonoríf. Nombres Apellidos
Tabla 3-6. Padrinos más representativospara los españoles de Suesca 1665-1722
Pueblo Padrinos Madrinas
Choconta 46 10Sesquile 26 8Nemocon 14 6Tenza 16
Cucunuba 9 2Guasca 7 3Tausa 5 1Tunja 5
Gachancipa 1 2Guatavita 2Raquira 2Soraca 2Sutatenza 2Tibirita 2Turmeque 2Ubate 2
Zipaquira 1 1Cajica 1Duitama 1Fomeque 1Fuquene 1Garagoa 1Guateque 1Icabuco 1
Lenguasaque 1Manta 1Paipa 1
Sogamoso 1Sopo 1Sorata 1Suta 1Toca 1
Tocancipa 1Tota 1
TOTAL 153 41
Tabla 3-7. Procedencia de los padrinos Foráneos de Suesca 1665-1722
La amplitud espacial de las relaciones de compadrazgo indio es coherente con lo anterior.
Según el APS, se encontró que no pocos padrinos indios, el 3,6% de 5379 padrinos y
madrinas fueron originarios de localidades vecinas (Tabla 3-7). En cuanto a los españoles,
tan sólo se reportaron dos padrinos y una madrina procedentes de Guasca y Chocontá. Así,
como puede verse en la Tabla 3-7, los pueblos de los que provinieron los padrinos y
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
madrinas en orden de importancia fueron: Chocontá, Pacho, Sesquilé, Nemocón, Tenza y
Cucunuba.
No parece prescripciones entre las partes al momento de elegir los padrinos y las madrinas,
no obstante, las partes indígenas parecen denotar preferencias por ciertos padrinos.
Atendiendo la Tabla 3-8, Juan y Domingo Guacaneme (padre e hijo) fueron muy
importantes para Cuyntiba, lo mismo que Fabián Murillo; Pedro Pira y Francisco Medina
fueron significativos para Guáqueta; Isidro Maldonado, Domingo Carranza, Lucía
Votoarrola y Marcelo Cantor sobresalieron en Robayo; mientras que Felipe Vásquez, Juan
Pacho y Juan Palacios resultaron ser los padrinos más característicos de Suta. Salvador
Rodríguez fue el más destacado padrino de la parte Del Cacique, mientras que Agustín
Sonado y Fabián Cantor resaltaron en la parte de Alaguna.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Parte_bautizado Tot. Compadrazgos Nombres Apellidos Pueblo Parte Honorificos Cargos u oficiosAlaguna 3 Agustin Sonado Nt NtAlaguna 3 Fabian Cantor Nt Nt CantorAlaguna 3 Juan Pacho Pacho Nt DonAlaguna 3 Laurean Tenza Tenza NtAlaguna 3 Luis Cangrejo Nt Nt DonAlaguna 3 Pedro Ladino Nt Nt
Cacique 4 Salvador Rodriguez Nt NtCacique 3 Pedro Alpargatero Nt Nt
Cuyneme 4 Juan Pacho Pacho Nt DonCuyneme 4 Raimundo Silva Nt NtCuyneme 3 Bernabe Pira Nt NtCuyneme 3 Domingo Guacaneme Nt Cuyneme DonCuyneme 3 Maria Medrano Nt Nt
Cuyntiba 6 Juan Guacaneme Nt Guacaneme DonCuyntiba 6 Juan Pacho Pacho Nt DonCuyntiba 5 Fabian Murillo Nt Nt
Gacha 7 Domingo Guacaneme Nt CuynemeGacha 4 Juan Sanchez Nt Nt
Guacaneme 3 Isidro Maldonado Nt Nt
Guaqueta 6 Pedro Pira Nt Nt DonGuaqueta 5 Domingo Guacaneme Nt Cuyneme DonGuaqueta 5 Francisco Medina Nt NtGuaqueta 5 Juan Pacho Pacho Nt Don
Muñoz 5 Domingo Guacaneme Nt Cuyneme DonMuñoz 3 Lazaro Gomez Nt Nt DonMuñoz 3 Pedro Cantor Nt Nt CantorMuñoz 3 Salvador Cantor Nt Nt Cantor
Robayo 5 Isidro Maldonado Nt NtRobayo 4 Domingo Guacaneme Nt Cuyneme DonRobayo 4 Domingo Carranza Nt NtRobayo 4 Lucia Votoarrola Nt NtRobayo 4 Marcelo Cantor Nt Nt Cantor
Suta 4 Felipe Vasquez Nt NtSuta 4 Juan Pacho Pacho Nt DonSuta 4 Juan Palacios Nt Nt
Tabla 3-8. Padrinos y madrinas más importantes para cada parte
3.7.1. Madrinas
Aunque es significativa la presencia mayoritaria de padrinos con respecto a las madrinas,
hay que resaltar que las mujeres muchas veces fueron invisibilizadas en el APS. Del total
ponderado de 2505 padrinos y madrinas identificados se encontró que apenas el 15,2%
(381) correspondió a mujeres. De ellas podría afirmarse que 25 tuvieron el honorífico
(doña) antepuesto. Las más reconocidas fueron entonces: Juana Obrajera (7 veces madrina),
Elena Gacaneme de la parte de Cuyneme (7), Maria Torres (5), Gertrudis Ramírez (4),
Sebastiana Pira (4), Juana Ventura (3) y Ana Achuri (2). No obstante, antes que estas
señoras, aparecieron 18 mujeres como las más prestigiadas madrinas de matrimonio y de
bautizo; podría decirse que el honorífico no fue un requerimiento esencial para ser una de
las madrinas más connotadas y reconocidas de Suesca.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
3.8. LOS HONORÍFICOS Y EL PRESTIGIO SOCIAL Y POLÍTICO
Al observar en detalle el caso específico de los padrinos, se encontró que entre los 40
hombres más importantes, apenas 11 correspondieron a “dones”. Tomando el universo de
población de padrinos y madrinas, y a pesar que los cuatro más importantes fueron “dones”,
los datos mostraron que las personas más reconocidas socialmente en las relaciones sociales
de compadrazgo no necesariamente tuvieron el título de “don” o “doña”. Apenas el 25% de
los padrinos y madrinas reportó honorífico.
Al elaborar un listado general de “dones” y “doñas” se hallaron 3 caciques (uno de
Nemocón), 5 capitanes, 11 curas, 1 fiscal, 1 gobernador, 3 sacristanes, 1 sastre y 2
tenientes, es decir, 27 personas que ocuparon algún cargo u oficio particular. No todas ellas
correspondieron a gentes de Suesca, pues nada más entre curas y forasteros declarados, la
suma correspondió a 20 padrinos y madrinas. Así, se tiene que un número mayor de 100
“dones” no ocuparon (o reportaron) ningún cargo y oficio de “importancia”. Los
honoríficos no necesariamente correspondieron a la ocupación de cargos en el cabildo o a
las tradicionales autoridades políticas indias, capitanes y caciques. Los españoles
impusieron a los indios los títulos de “don” y “doña”, pero no puede dejar de pensarse en la
existencia de otros mecanismos de reconocimiento y prestigio social que podría asemejarse
a lo que en diferentes documentos se conoce como las “personas principales”. Para conocer
más detalladamente aquellos “dones” que no ocuparon cargos de distinción, se hizo un
seguimiento de caso; para ello se eligió la persona que, a la luz de los datos, resultó ser la
más importante de Suesca. ¿Quién fue don Domingo Guacaneme (de la parte de Cuyneme)
según los registros?
En 07/01/1669 fue bautizado un niño llamado Domingo cuyos padres fueron don Juan
Guacaneme y doña Marta de la parte de Cuyneme. Años después, ese niño que bautizara el
maestro fray Blas Antonio de Murcia, ejerció su primer padrinazgo en 1689 cuando aún no
le era dado el “don”. En 01/04/1692 Domingo Guacaneme bautizó como padre a una niña
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
llamada Juana, perteneciente a la parte de Cuyntiba, cuya madre no fue reportada. Casaría
luego, en 17/02/1697, con una mujer llamada Juana Ventura, con la cual no registró
descendencia alguna, aunque en 1720 ella continuó siendo su esposa y en ese año ambos
fueron reportados padrinos y esposos. En 10/12/1710, Domingo Guacaneme hizo bautizar a
otra una hija llamada Catalina cuya madre era Ana (posiblemente se trata de la misma
Juana) de la parte de Cuyntiba.
Diagrama 3-4. Posible genealogía de don Domingo Guacaneme
Como puede verse la descendencia de nuestro personaje no fue muy prolífica; tuvo pocos
hijos, pero no pocos ahijados. A partir de 1689 Domingo Guacaneme y su esposa Juana
serían las personas más solicitadas para apadrinar y amadrinar hijos o nuevas parejas. ¿Qué
hizo a Juana y Domingo ser una pareja tan importante en el pueblo? Asumiendo que éste
efectivamente se trató de un hijo de Juan Guacaneme encontré que tuvo cuatro hermanos,
ninguno de los cuales ocupó un cargo público o tradicional. De ellos tan solo Blas, casó y
bautizó seis hijos en Suesca; Dionisio, por su parte, caso hasta el año de 1719 con Felipa de
la parte de Robayo; de Bartolomé no se supo mayor cosa. Como puede verse los hermanos
Guacaneme, con excepción de Blas, tuvieron poca disposición a tener (o a bautizar) hijos
en Suesca. Para este caso el “don” no dependió ni de la ocupación de cargos u oficios
importantes, ni de la “estabilidad” familiar en los límites del pueblo.
115
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
0
1
2
3
4
5
Nú
mer
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hija
d@
s
Gráfico 3-3. Desarrollo del padrinazgo de don Domingo Guacaneme
3.9. CONCLUSIONES
En un contexto de hibridación cultural violenta como el que se presentó durante la colonia
española, las resignificaciones e implicaciones sociales de aspectos sociales tales como el
matrimonio, la familia o la niñez, deben ser sopesadas e relación a su respectivo contexto
histórico. La niñez por ejemplo, siendo un concepto relativamente obvio para la sociedad
contemporánea, resulta ser bastante vago al ser observado en función de los siglos XVII y
XVIII. Intentar valorar la composición, el tamaño y la perdurabilidad de la familia
campesina colonial no deja de ser una tarea relativa hasta tanto no se desarrollen para el
período colonial conceptos tales como niñez o adultez, así como sus interrelaciones con
dinámicas e instituciones tales como el trabajo o el matrimonio. Conceptos como chino,
china, soltero y soltera, matizan la acepción que se tiene de la familia conyugal colonial.
Fue significativo el hecho de encontrar una familia campesina, india y española,
particularmente pequeña, siendo más reducida en el caso de los indios. Teniendo en cuenta
los índices de natalidad señalados para el siglo XVII en las ciudades, parecieran presentarse
ciertas similitudes en cuanto a la composición de la familia de Suesca en el siglo XVII y la
familia nuclear citadina del siglo XVIII.
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Resalta el hecho de haberse encontrado en Suesca de la segunda mitad del siglo XVII una
gran proporción de familias áfilas y unigénitas. De estas unidades sociales sobresale el
hecho de haber aumentado de manera significativa sus proporciones durante los primeros
años del siglo XVIII. La explosión de un gran número de familias sin hijos durante los
primeros lustros de 1700, permite pensar que en este pueblo de indios tuvo lugar un proceso
migratorio de significativas implicaciones. El registro mayoritario de apellidos que
aparecieron tan sólo una vez en el APS podría reforzar esta idea. Esta situación cambiaría a
finales del XVIII, cuando el 90% de los apellidos se registró en dos o más ocasiones, lo que
permite inferir alguna permanencia residencial de la población.
La poca relevancia del matrimonio católico fue un hecho particularmente llamativo, más
aún si se parte del supuesto que los españoles –sobre el papel- debían ser más proclives a
acatar y cumplir con los deberes cristianos. Paradójicamente los datos del APS mostraron
que incluso los indios de la segunda mitad del siglo XVII fueron más prestos a contraer
matrimonio mediante el sacramento católico. De otro lado se pudo señalar para la primera
mitad el siglo XVII cierta presencia de relaciones conyugales simultáneas, fundamental
aunque no necesariamente entabladas por varones.
Fue un hecho encontrar que los hijos indios compartieron la misma adscripción social de
sus madres. La pertenencia a una parte determinada sugiere los vínculos de carácter
matrilineal. Sin embargo, los registros del APS también testimonian un choque entre los
sistemas indio y español de vínculo parental. En el caso indígena si bien las mujeres se
identificaron por medio de la parte, los hombres lo hicieron a través del apellido; los
españoles y españolas, por su parte, indicaron la consuetudinaria forma de vínculo legítimo
a través del apellido. Podría decirse que indios y españoles estuvieron representados por un
género y por las implicaciones culturales que ello representó; así, las mujeres mantuvieron
vivos los vínculos de filiación india.
117
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Durante la segunda mitad del XVII y las dos primeras décadas del XVIII los españoles
constituyeron de cierta manera un grupo socio-cultural aislado de la población india. Al
momento de elaborar un listado de los padrinos y madrinas más representativos del pueblo
resultó notorio que, aunque algunos indios apadrinaron españoles, la generalidad de las
relaciones inter-étnicas de compadrazgo señalaron a los españoles como padrinos y a los
indios como ahijados. Simbólicamente esto podría señalar cierto posicionamiento
hegemónico de los españoles, y un intento por ampliar las redes sociales de los indios.
118
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4. MATRIMONIO
4.1. INTRODUCCIÓN
El matrimonio es el vínculo que no infringe las mínimas normas de prohibición
consanguínea entre los cónyuges, esto es, que no incurre en incesto. “La prohibición
del incesto, es decir, la idea de que hay que evitar las uniones entre parientes
cercanos, no es resultado de tendencias psicológicas o fisiológicas propias del
individuo, producto de sus instintos biológicos, sino, por el contrario, el primer acto
de organización social de la humanidad” (Zonabend, 1988: 34). La diversidad de
formas que adopta el matrimonio entonces no tiene por único objetivo la satisfacción
de los instintos sexuales, ni tampoco la socialización de los niños. Consiste, ante todo,
en una alianza entre individuos y a través de ellos, entre grupos sociales, con
subyacentes propósitos económicos, políticos y emocionales.
El presente capítulo documentará el importante papel que jugo el matrimonio en la
configuración social del pueblo de indios. Su relevancia fue importante, pues la
llegada del matrimonio atado a las prescripciones evangelizadoras, pudo ser la puerta
de entrada a de la familia como la más relevante de las instituciones sociales
españolas. Al encontrase las formas precolombinas de alianza con la “propuesta”
occidental de matrimonio, generó un sistema híbrido de relaciones sociales algunas
de cuyas manifestaciones aún perviven.
4.2. PAPEL POLÍTICO DEL MATROMONIO CATÓLICO
La dinámica forzosa de hibridación cultural tuvo a la Iglesia como la principal
institución que se encargó de regular el cambio sociocultural; un proceso en el cual
118
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
los archivos parroquiales son quizás unos muy bien dotados testigos. Parece claro que
con el ánimo de no generar disputas entre encomenderos y religiosos se consideró
lícito que los clérigos tratasen de persuadir a sus indios para que no contrajeran
matrimonio con indias de otras partes (Ripodas, 1978). Para los sectores dominantes
la situación podría resultar inconveniente, pues el matrimonio de las indias con indios
de otras partes, en tanto que la mujer seguía residencialmente a su marido, podía
significar la pérdida futura de la prole de la nueva pareja en cuanto al tributo y
servicios personales: “Los encomenderos recortaron la libertad matrimonial de
varones y mujeres, pero preferentemente apuntaron a las últimas; las unían a la fuerza
con indios o esclavos de su propia casa así fueran viejos o se hallasen estropeados
–«con cualquiera que tenga forma de hombre»-, según apuntaba gráficamente desde
Tucumán el padre Romero (Ripodas, 1978: 234). Los encomenderos con el aval de la
Iglesia trataban de impedir los matrimonios de los indios con gentes de sus pueblos
de origen o de otras parte: “no vacilando en maltratarles de palabra, trasquilarlas,
azotarlas o tenerlas encerradas hasta el punto de no dejarlas asistir a misa o a la
doctrina, no vacilando en reñir con los encomenderos con cuyos indios desean casarse
por resultar aquellos beneficiarios de los que consideran un sonsaque, y no
escrupulándose en aprovechar el lapso en que se tramitan las informaciones de
libertad para inventar impedimentos de fuerza o parentescos que hagan imposible
((las amonestaciones y dispensas)) esas uniones a los ojos de los párrocos, ni en
enemistarse con estos si las celebran y con los prelados si dan la respectiva licencia:
y, finalmente, si las indias llegan a sortear tales escollos y casarse con indios de otros
repartimientos, suelen dejarlas marchar a vivir con sus maridos hasta lograr la
anulación de semejantes matrimonios” (en Ripodas 1978: 234-235).
También el Estado también participo en los lineamientos que debía seguir el
matrimonio. Esto se muestra en el juicio que en 1801 se le siguió a José María
Carranza, gobernador del pueblo de Indios de Suesca, por tener relaciones amorosas
con mujeres casadas. Lo refiere el teniente corregidor del partido, quién luego de
haber sido advertido por el cura y la esposa, se viera incumplido en sus disposiciones.
119
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
“(…) pero como después reincidiese en lo mismos con mas
escandalo y despresio de la justicia como que
en efecto hallandome en el pueblo de Suesca
lo encontre en casa de una de tan dichas
mujeres con quienes le havia prohibido to
da comunicación y tanto por cuia causa
procedi a ponerlo preso en la carcel de la que
hiso fuga tratandose de ocultar en la parroquia de Zipaquira (…)74”.
Tanta fue la ingerencia en los temas maritales que incluso llegó a ocasionar graves
problemas políticos entre las autoridades indias e hispanas de los pueblos de indios.
En 1597 se manifestó un serio conflicto entre los pueblos de Chocontá y Suesca, en
donde el meollo de la discordia estuvo determinado por la ambigüedad política y
administrativa de unos indios de la parte de Boylaca (Chocontá) llamados indios
cupaxitas. De los indios en disputa se refirió que el cacique de Chocontá, don
Agustín, mantuvo retenidos trece indios, cinco de ellos hombres, una india con sus
dos hijos varones y cinco mujeres más; en poder de don Domingo Guycaca capitán de
Chocontá aparentemente se encontraron siete indios, una pareja casada, una india con
un hijo y otra india con un hijo y una hija; en poder de Fernardo Cupaxita se refirió
había dos indios, una india con su hijo y dos hermanos (varón y mujer). En este
conflicto la estabilidad de algunas unidades familiares entre gentes de los dos pueblos
pudo verse afectada y además agravada por la arbitrariedad de un juez nombrado en
comisión para dirimir.
“(…) y asi mismo prendio a un capitan llamado don fernando y a otro yndio
y teniendole preso y molestado dio lugar favor
y ayuda para que unas yndias de suesca los mal/tratase
al dicho capitan e yndio dandoles muchos golpes
y… diziendo palabras de injuria
y asi mismo a una yndia de suesca que esta casada en
el dicho pueblo de choconta sin embargo de que esta mandado
por el oydor y visitador que no la saquen del dicho
pueblo de choconta y aun que le consto al dicho juez no
74. AGN. 1801. Caciques e Indios. Tomo 54: fl. 567r.
120
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
quizo parar sino que se la llebo a suesca amarrada
y asi mismo nos hizo e unos agravios a nosotros
y a otros yndios muy notables (…)75”.
Según la anterior cita podría suponerse que un importante agente causal del
desmembramiento social vivido por los pueblos precolombinos, se dio justamente a
través de la forma como los españoles interpretaron el matrimonio católico. Para
mostrar cómo en dichos conflictos pudieron de alguna manera mediar las relaciones
de poder y los intereses de la sociedad española hegemónica, resultó significativa la
participación de los encomenderos en un conflicto desatado en 1597 entre los
caciques de Suesca y Chocontá, respecto al “sonsaque” de más de 38 indios por parte
del cacique de Suesca. A este respecto doña Maria Maldonado viuda, tutora y
curadora de don Francisco de Noboa su hijo legítimo y encomendero de Chocontá
señaló:
“(…) digo que En pedimento de La parte contraria se
a probeydo que el corregidor de aquel partido
Le haga entregar los yndios que dize se habia
Adjudicado Joan de robles ((juez nombrado en comisión para dirimir)) y que castigue a los
yndios de choconta por dezir que salieron al camino
a quitar los dichos yndios y otras cosas que alego del
qual proceymiento con el acatamiento debido suplico
y sea de rebocar == porque por autos de bista y rre
vistas esta probeydo que el zuztrayga los autos para que
se vea en Ellos como no fueron citados Los caciques
ni yo para las diligencias que ha hecho y como de hecho
y contradicho proçedio de la parte contraria (…)76”
4.3. ALTERNATIVAS MATRIMONIALES
75. AGN. 1597. Caciques e Indios. Tomo 20: fl. 755v.
76. AGN. 1597. Caciques e Indios. Tomo 20: fl. 753r.
121
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Es bastante posible que la naturaleza del acto ritual de consumación de las alianzas
matrimoniales dependiera, además de los intereses del amo, de las condiciones
sociales, económicas y culturales de los contrayentes. El matrimonio tenía un fuerte
condicionamiento de igualdad, por supuesto, igualdad en el sentido de casarse con
iguales, en este caso, igualdad étnica y social. El que no lo fueran origino el uso de la
“dispensa” matrimonial económicamente solventada, que condujo a que el
matrimonio se convirtiera en un lujo casi aristocrático. La Dispensa pudo convertirse
entonces en una fuente de ingresos para la Iglesia, siendo usual incluso que “párrocos
y aún prelados obligaban a ultimar costosas diligencias para obtener la dispensa
particular de parentescos que les estaban dispensados genéricamente desde 1537”
(Ripodas, 1978: 173). El surgimiento de nuevas formas matrimoniales fue la
alternativa de una sociedad, que como se verá a lo largo de este capítulo, presentó una
baja tendencia a contraer en un sentido estricto.
4,2
22,6
64,6
8,515,2
25,4
55,5
4,7
010203040506070
Casamientos Velaciones Casamientos yVelaciones
Segundas Nupcias
Val
or
Po
rcen
tual
Libro de Indios Libro de Españoles
Gráfica 4-1. Clase de matrimonio según condición grupo socio-cultural. Suesca 1665-1722
A partir de la Gráfica 4-1, elaborada sobre el total de uniones conyugales, puede
observarse que si bien la celebración del matrimonio (casamiento y velación en una
única y principal ceremonia) fue el más usual medio de legitimación social y política,
no necesariamente fue la única alternativa. Las velaciones y los casamientos
constituyeron la segunda y tercera opción de ritual matrimonial tanto entre indios
como entre españoles. Si se observara comparativamente la Grafica 4-1, se obtendría
que la sumatoria de los casamientos y las velaciones sobrepasaría con a la proporción
de los matrimonios. Las llamadas “velaciones” y los “casamientos” pudieron
constituirse en modalidades alternas para contraer públicamente matrimonio sin
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LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
incurrir en los grandes costos que pudo conllevar el matrimonio “propiamente dicho”.
En efecto, las nupcias pudieron ser convalidadas con los esponsales, esto es, con el
empeño de la palabra matrimonial hecha muchas veces por intermedio de objetos
simbólicos.
A ciencia cierta no fue posible establecer si alguno de los dos mecanismos “atípicos”
para contraer matrimonio encontrados en Suesca (casamientos o velaciones)
correspondieron a los esposales. Recuérdese que los esponsales constituyeron una
preparación voluntaria para el matrimonio consistente en una “promesa y aceptación
mutua del matrimonio. Para contraerlos basta el solo consentimiento de las partes, si
bien se acompañan a veces con otras solemnidades que van desde la bendición
sacerdotal hasta su protocolización en el registro de un escribano (Ripodas, 1978: 63).
Los esponsales, o matrimonio de futuro, tenían un concurso significativo en el Nuevo
Reino de Granada del siglo XVIII. “Eran un ritual íntimo, espontáneo y verbal, en el
que las parejas se prometían matrimonio. Estas promesas, aunque nunca se hacían en
público, tenían fuerza de ley ante la comunidad. Bastaba con que uno de los
comprometidos afirmara su realización para que éste fuera tenido en cuenta”
(Rodríguez, 1997: 178). Una explicación menos económica con respecto a la
aparición de formas más simples de matrimonio tiene que ver con la casuística de la
misión evangelizadora, simplificándose el matrimonio en una sola celebración: “para
que el nativo, no se confundiera con ceremonias, como los esponsales, velación,
amonestaciones, etc., y se le dio amplia publicidad al deseo de la pareja de contraer
después de tres amonestaciones públicas consecutivas en días festivos y su
divulgación escrita expuesta en la puerta de la iglesia (Gutiérrez y Pineda, 1999: 361).
Sorprendió, sin embargo, que en el caso de los españoles estas modalidades alternas
fuesen más representativas que para los indios. Así, las llamadas velaciones (25,4%)
indican una mayor representatividad de lo que lo fueron para los indios (22,6%). En
cuanto a los casamientos, fueron igualmente más representativos entre los españoles
(15,2%) frente al 4,2% que practicaron los indios. Podría pensarse que la situación
123
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
socioeconómica, en este caso de los españoles campesinos, fue significativamente
difícil. De hecho la situación socioeconómica de los europeos no fue homogénea. En
Santa Fe la situación de los barrios evidencia una inmigración de ibéricos
pertenecientes a todos los sectores sociales (Dueñas, 1997), de los cuales,
indudablemente la aristocracia y la clase media no pudieron ser la mayoría aunque
estuvieran relacionados de alguna forma con los sectores más deprimidos. “Los
miembros criollos contaban entre sus miembros a personas y familias, algunas muy
ricas y otras pobres vergonzantes, que dependían de la solidaridad, caridad o
desprendimiento material de las primeras para sobrevivir y flotar como clase blanca,
pues, de otra manera, servían de trampolín a arribistas de clases emergentes que
aspiraban a situarse en planos de igualdad con los blancos por medio de matrimonios
con personas de esa calidad (...) Su unidad interna no fue monolítica y posibilitó la
unidad intercastal, como lo comprueban las diferenciaciones que manifestaban por
linaje, por riqueza, por ocupación y por algunos actos simbólicos” (Gutiérrez y
Pineda, 1999: 346, V.I.).
0
20
40
60
80
100
120
1665- 1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715- 1720-
Nú
mer
o d
e ca
sos
Casamiento Velación Casamiento/velación Segundas nupcias
Grafica 4-2. Evolución de los tipos de matrimonios. El caso de los indios
0
5
10
15
1670- 1675- 1680- 1685- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715- 1720-
Nú
mer
o d
e ca
sos
Casamiento Velación Casamiento/velación Segundas nupcias
Grafica 4-3. Evolución de los tipos de matrimonios. El caso de los españoles
124
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Observando a través de 57 años las modalidades de alianza matrimonial en el pueblo
de indios Suesca, pudo notarse a grandes rasgos que las velaciones fueron menos
representativas con el transcurrir del siglo XVIII (Gráficas 4-2 y 4-3). No obstante,
mientras para los indios tuvieron dos picos significativos en 1670-1675 y 1695-1699
(Gráfica 4-2), los españoles recuperaron algo de su fuerza durante la segunda década
del siglo XVIII. Es de resaltar que a mediados del XVII las velaciones fueron la
principal expresión marital entre los españoles (Gráfica 4-3).
Con respecto de los matrimonios propiamente dichos (de color amarillo en la gráfica),
entre los indios pareció una práctica significativa a mediados del XVII que
languideció en las postrimerías del XVIII. Lo inverso ocurrió con los españoles,
quienes aumentaron de manera importante su realización al iniciarse el nuevo siglo
(Gráficas 4-2 y 4-3). Es notorio que tanto las velaciones como los propios
matrimonios descendieron de la misma manera que la población india (Cáp. 2). Sin
embargo, resultó altamente significativo que los matrimonios, a diferencia de los
casamientos y las velaciones, incrementaron definitivamente su al finalizar el siglo
XVII.
4.3.1. El matrimonio de afrodescendientes
Aunque no se conoce a ciencia cierta el rol social de los afrodescendientes que
aparecieron en Suesca77, pudo advertirse que ellos mantuvieron vínculos maritales
especialmente con la gente india. Pero más llamativo que esto, resultó el hecho que
ellos en más de una ocasión tuvieran relación con más de dos mujeres. Ni los
mestizos, ni los indios, ni los españoles, mostraron tan generalizadamente este
comportamiento social, pues, en el máximo de los casos, tuvieron “únicamente” dos
77. Siguiendo a los esposos Gutiérrez y Pineda, el término Libre se refiere a los individuos
que por diferentes circunstancias estuvieron “libres” de tributo. “La utilización cada vez más generalizada del término libres de todos los colores, que significó reducir drásticamente la nomenclatura al abarcar en él toda clase de mezclados raciales, eliminó en la práctica la posibilidad de utilización de una tipología inclusiva de los resultados de mezclas diferentes. La clasificación fue quedando restringida ((a diferencia de lo que ocurría en las ciudades)) a cuatro categorías (blanco, indio, negro, libres de varios colores),” (Gutiérrez y Pineda, 1999: 155, V.I.).
125
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
cónyuges. En este sentido ocurrió el caso de Lorenzo Pardo (Diagrama 4-1), así como
los de Juan Caicedo y Tomas Pardo (Anexo 4-1), quienes tuvieron uniones con tres
mujeres.
Diagrama 4-1. Parentela de Lorenzo Pardo
4.4. SEGUNDAS NUPCIAS
La apreciación de las segundas nupcias no fue del todo fácil puesto que tan solo las
consignaron fray Agustín Solano y fray Mathías de Guzmán; los otros curas de
Suesca no le dieron importancia a su registro. Del primer fraile se puede decir que
tuvo su doctrina entre 1665 y 1674, mientras que Mathías tuvo un largo aunque
escalonado período de labores entre 1667 y 1710, con un importantísimo desempeño
a partir de 1698, época en la que comenzó a registrar sistemáticamente los casos de
las segundas uniones matrimoniales.
126
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Totaluniones registradas Indios Españoles Total
Agustín Solano 34 11 1 12
Bernardo de Benavides Castro 1 1 1Francisco de Escobar 14 2 2
Jose Casteyon 11 1 1Juan de Herrera 19 2 1
Mathías de Guzmán 143 20 2 22Miguel de Pineda 48 7 7
Otros 310Total 580 44 3 46
Parrocos de Suesca Segundas Nupcias
Tabla 4-1. Párrocos de Suesca 1665-1722. Registro de segundas nupcias
El análisis de los “matrimonio por segunda vez” se efectuó sobre la disposición de los
registros y no sobre la muestra representativa. Por su parte, las uniones de españoles y
españolas no se analizaron debido a que fueron tan solo 3 los casos de segundas
nupcias registradas por los dos curas. Sobre el total de 580 matrimonios se tomo
como muestra el 30,5% (177) de matrimonios efectuados por estos dos sacerdotes. De
tal manera, sobre un total ponderado de 177 uniones, se encontró que el 26% (34
casos) correspondieron a segundas nupcias78. A manera de conclusión podría referirse
que las segundas nupcias fueron una estrategia de configuración social muy
significativa aunque de alguna manera invisibilizada por los doctrineros
(Gráfica 4-2).
0,8
31,7
51,2
16,212,5
6,25
46,8
34,3
0
10
20
30
40
50
60
Casamiento Velación Casamiento y Velación Segundas Nupcias
Val
or
Po
rcen
tual
Mathias de Guzmán Agustín Solano
Gráfica 4-2. Segundas nupcias, el caso de los indios de Suesca 1665-1722
78 . En las ciudades el fenómeno del desbalance sexual en la ancianidad y la viudez fue mayoritariamente femenino, y esto hizo más plausible para los varones la posibilidad de contraer segundas nupcias sin ningún tipo barrera etárea (Rodríguez, 1997).
127
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5. EL MATRIMONIO COMO ALIANZA SOCIAL Y POLÍTICA
Para reconocer eventuales puentes tendidos a través del matrimonio entre los
diferentes sectores socio-culturales de Suesca, se seleccionaron 116 parejas en las que
se registró –para ambos consortes- su adscripción socio-cultural ya se tratase de
indios, españoles, mulatos o mestizos. En este ejercicio se encontró que hubo una
intempestiva reducción de los matrimonios de indios a partir del segundo lustro del
XVIII; por el contrario, hasta 1710, fueron cada vez más los matrimonios de
españoles, aunque, como puede verse respecto a estas uniones hubo un descenso
significativo durante la segunda década del siglo XVIII. Salta a la vista que justo
cuando los matrimonios entre españoles tendieron a la baja, los matrimonios de indios
experimentaron un ascenso importante.
020406080
100120
1670-1674
1675-1679
1680-1684
1685-1689
1690-1694
1695-1699
1700-1704
1705-1709
1710-1714
1715-1719
Val
or P
orce
ntua
l
Indios Españoles Mestizos Mulatos
Gráfica 4-3. Esposos y esposas que contrajeron matrimonio entre 1670 y 1719
Suponiendo que el registro de más o menos matrimonios debería ser concomitante
con las oscilaciones en los libros de bautizos, al comparar los datos fue notorio
observar que la “recuperación” demográfica experimentada por los niños indios en la
década de los 80´s del XVII (Gráfica 2-5), no fue antecedida por un aumento de
matrimonios. Del mismo modo llama la atención que ese incremento de indios
contrayentes ocurrido a partir del tercer lustro del XVIII, tampoco se manifestó en un
incrementó de bautizos en el corto plazo. Evidentemente no se vislumbra una
correlación directa e inmediata entre el aumento de los matrimonios con el registro
de más niños bautizados. En el lustro 1715-1719, cuando decrecieron nuevamente los
matrimonios donde intervino gente de origen europeo, los niños españoles (tanto
128
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
ilegítimos como legítimos) experimentaron su más alta tasa de crecimiento en los
últimos 55 años (Gráfica 2-9). Tal como ya se vio, la importancia del matrimonio
católico no parece haber sido entonces un indicador del comportamiento social, pero
sugiere que los españoles experimentaron un caos social y cultural más protuberante
de lo que podría creerse.
Tomando como universo de población los 580 matrimonios registrados por el APS
entre 1665 y 1722, y buscando establecer las pautas de matrimonios entre la gente
perteneciente a las diferentes partes, se seleccionó una muestra intencional
representativa equivalente al 18,4% del total de matrimonios, compuesta por 107
parejas de las que se supo el origen (parte) de ambos cónyuges. Los datos del APS
mostraron 24 casos (22,43%) en los que las parejas estuvieron compuestas por gentes
de una misma parte; un fenómeno que llamaré “endogamia local” teniendo en cuenta
que la unidad social y territorial local a la que se alude no es al pueblo de indios sino
la “parte”. De tal manera, un representativo 77,57% de la muestra de los matrimonios
en Suesca se desarrolló entre gentes pertenecientes a “partes” distintas.
Al segmentar la información de los matrimonios en tres períodos de análisis, fue
sorprendente encontrar que llamados casos de “endogamia local” fueron más
abundantes a medidos del XVII. De un total de 24 casos de endogamias locales, 14 se
presentaron entre 1665 y 1785. La Tabla 4-2 muestra su disminución en las
postrimerías del siglo XVIII. Es evidente que los matrimonios de indios casi
desaparecieron al final el siglo XVII, y con ellos también cesaron las uniones entre
gentes pertenecientes a una misma parte.
Endogamia LocalCasos y porcentajes sobre la muestra Total % Total
1665-1685 86 (80,3%) 14 (16,28%) 272 46,90%1686-1702 19 (17,7%) 9 (47,3%) 165 28,40%1703-1722 2 (1,8%) 1 (50%) 143 24,60%
Total 107 (100%) 24 (22,43) 580 99,90%
PeríodoTOTAL
Muestra
Tabla 4-2. Relaciones entre gente de una misma parte. Suesca 1665-1722
129
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1. Dinámicas maritales al interior del pueblo de indios
Para analizar en detalle las relaciones matrimoniales entre las partes (o al interior de
ellas), cada una se analizó separadamente durante los mencionados tres períodos con
el fin de establecer indicios y regularidades al momento de establecerse las alianzas
matrimoniales.
4.5.1.1. Parte de Alaguna
Esta parte tuvo relaciones con todas las demás, a excepción de la parte Del Cacique y
la de Guacaneme. Entre 1665 y 1685 tres parejas en las que ambos cónyuges
pertenecieron a la parte Alaguna contrajeron matrimonio, evidenciando tres casos de
“endogamia local”. Alaguna dio mujeres a Cuyneme (1 mujer), Cuyntiba (1), Muñoz
(1), Robayo (1) y Suta (1), al mismo tiempo que cedió hombres a Cuyneme (2), a
Cuyntiba (4), a Gacha (1) y a Yolata (1). Entre 1686 y 1702 los únicos matrimonios
de los que se tiene referencia correspondieron a tres parejas cuyos cónyuges fueron
todos de esta misma parte; de nuevo tres endogamias. Finalmente, para el período
1703-1722 la única relación entablada fue con Guáqueta, a quien dio una mujer en
1720. De esta parte llama la atención el vínculo con las partes de Cuyntiba y
Cuyneme con las cuales mantuvo una relación significativa en el primer período.
130
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.2. Parte Del Cacique
No tuvo ningún contacto matrimonial con las partes de Alaguna, Cuyneme y Yolata.
Entre 1665-1685 dio mujeres (1) a Robayo y a Muñoz, mientras que daba hombres
(1) a Cuyntiba, Gacha, Robayo y Suta. En 1686-1702 un matrimonio entre gentes de
allí mismo, del mismo modo que dio una mujer a Guáqueta, a la cual daría otra mujer
en el tercer período. Es notable que esta parte tuvo pocas relaciones matrimoniales
con otras partes, situación que puede tener sentido si se tiene en cuenta que la parte
Del Cacique fue la parte que menos niños bautizo y por lo tanto, la que pudo tener
menor densidad demográfica.
4.5.1.3. Parte de Cuyneme
Entre 1665 y 1685 dio un hombre a Cuyntiba, dos mujeres y un hombre a Alaguna,
una mujer a Yolata, dos hombres y una mujer a Robayo, dos mujeres y dos hombres a
Muñoz y un hombre a Guacaneme. Para el período 1686-1702 dio apenas un hombre
a Muñoz, Guáqueta, Gacha y Cuyntiba; durante este segundo período la parte de
Cuyneme presentó igualmente un caso de endogamia local.
131
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.4. Parte de Cuyntiba
Esta parte únicamente dejó de establecer alianzas matrimoniales con la pequeña parte
de Yolata. Entre 1665-1685 tuvo especial vínculo con Alaguna (a quién dio cuatro
mujeres y un hombre), con Robayo (a quién dio dos mujeres y cuatro hombres) y con
Gacha (a quién dio dos mujeres y dos hombres); en menor medida, se resaltan las
alianzas que estableció con Suta, Muñoz, Guacaneme, Cuyenme y con la parte Del
Cacique, a quienes dio una mujer. Durante este segundo período la parte de Cuyntiba
apenas presentó un caso de endogamia local. Para el período de 1686-1702 estableció
relación con Guaqueta (a quien dio dos hombres y una mujer) y con Cuyneme (a
quién dio una mujer). Entre 1703-1722 no se documentaron datos que permitieran
verificar alianzas.
132
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.5. Parte de Gacha
Entre 1665 y1685 esta parte dio mujeres a las partes de Alaguna y Del Cacique. Dio
un hombre a Guacaneme, dos mujeres a Robayo y dos mujeres y un hombre a
Guáqueta. Llama la atención –en este período- la relación “estrecha” con Suta (a
quién dio tres mujeres y un hombre) y con Cuyntiba (a quién dio dos hombres y dos
mujeres). Para el siguiente período (1686-1702), Gacha apenas daría una mujer a la
parte de Cuyneme.
133
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
5.5.1.6. Parte de Guacaneme
No tuvo relaciones con Alaguna, Suta y Yolata. Entre 1665 y 1685 Guacaneme dio
un hombre a la parte Del Cacique, a Cuyntiba, a Robayo y al pueblo de Chipaque; y
mujeres, a Cuyneme y Gacha. Como casos relevantes llama la atención la pareja de
“Guacanemes” que contrajo matrimonio. En el período subsiguiente (1686-1702) dio
un hombre a la parte de Guáqueta y entre 1702 y 1722 apenas dio un hombre a la de
Muñoz.
4.5.1.7. Parte de Guáqueta
No tuvo relaciones con Suta y Yolata. Entre 1665 y 1685 cuatro parejas de
“Guáqueta” contrajeron matrimonio. Durante este período Guaqueta dio dos mujeres
a Muñoz, dos mujeres y un hombre a Robayo, un hombre y una mujer a Guacaneme,
dos hombres y una mujer a Gacha. Para el período siguiente casaron una pareja de
Guaquetas en endogamia local y se dio un hombre a Robayo y a la parte Del Cacique;
también se darían mujeres (1) a Cuyneme y a Guacaneme. Especial relación hubo con
Cuyntiba a quién dio dos mujeres y un hombre. Finalmente, como ya pudo verse,
entre 1702 y 1722 un hombre de Guáqueta casó con una mujer de Alaguna.
134
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.8. Parte de Muñoz
Esta parte no tuvo alianza entre 1665 7 1685 con Gacha y con Yolata. Dio un hombre
a Alaguna, a Cuyntiba y a la parte Del Cacique; dos hombres a Suta y a Guaqueta,
dos hombres y una mujer a Cuyneme y tres mujeres y un hombre a Robayo. Una
pareja de pertenecientes a esta parte casaron en este primer período. Entre 1686 y
1702 se presentaron tres parejas de “Muñoz” que contrajeron matrimonio
evidenciando tres endogamias locales; en este período Muñoz dio un hombre a
Cuyneme y una mujer al pueblo de Tocancipá. Entre 1703 y 1722 dio apenas una
mujer a Guacaneme.
135
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.9. Parte de Robayo
No tuvo relación con Yolata y dio una mujer a Guacaneme y a los pueblos de
Fúquene y Cogua. Entre 1665 y 1686 dio un hombre a Alaguna; un hombre y una
mujer a la parte Del Cacique; dos mujeres y un hombre a Cuyneme; dos hombres y
cuatro mujeres a Cuyntiba; dos hombres y dos mujeres a Guáqueta; tres hombres y
una mujer a Muñoz; dos mujeres y un hombre a Suta; también hubo un matrimonio
endogámico. Entre 1686 y 1722 se efectuó una relación endogámica y dio un hombre
al pueblo de Bogotá y una mujer a la parte de Guáqueta. En el último período apenas
hubo otra relación endogámica.
4.5.1.10. Parte de Suta
Suta no tuvo relaciones de matrimonio con Cuyneme, Guacaneme y Guáqueta. Entre
1665 y 1685 la parte de Suta dio una mujer a Yolata, al pueblo de Nemocón y a la
parte Del Cacique. En este período Suta dio un hombre a Alaguna y a Cuyntiba. Hubo
tres relaciones endogámicas entre 1665 y 1685. A Gacha dio tres hombres y una
mujer, a Muñoz dos hombres y una mujer y a Robayo, igualmente, dos hombres y
una mujer. En los posteriores períodos no se referenciaron alianzas.
136
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
4.5.1.11. Parte de Yolata:
Dio una mujer a la parte de Alaguna, y otra al pueblo de Guasca en 1712. Por otro
lado dio un hombre a Cuyneme y otro a Suta.
Al analizar en conjunto las partes más numerosas (Cuyntiba, Robayo y Guáqueta) se
halló una relación relativamente fluida entre ellas, especialmente entre las dos
primeras. Para el caso de Robayo son significativas las relaciones con casi todas las
otras partes, incluso con los pueblos de Fúquene, Cogua y Bogotá. Como constantes,
podría decirse que la Parte de Alaguna fue importante (dos o más personas dadas o
recibidas) para Cuyntiba y Cuyneme. La parte de Cuyneme para Muñoz, Cuyntiba y
Robayo. La parte de Cuyntiba fue importante para Gacha, Cuyneme, Guáqueta,
137
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Alaguna y Muñoz. La parte de Gacha fue especialmente significativa para Guáqueta,
Robayo, Cuyntiba y Suta. Guacaneme fue una aliada trascendental de Guáqueta, la
cual a su vez, fue especialmente significativa para Robayo, Muñoz, Cuyntiba, la Parte
Del Cacique, Guacaneme, Gacha. La parte de Muñoz fue importante para Robayo,
Suta, Cuyneme y Guáqueta. Robayo recibió gentes de Muñoz, Cuyntiba, la parte Del
Cacique, Suta, Gacha, Cuyneme y Guáqueta. Suta, por su parte, fue importante para
Gacha, Robayo y Muñoz. En resumen: evidentemente hubo unas relaciones sociales
más intensas entre ciertas partes, colocando sobre el tapete la posibilidad cierta
preferencia entre la gente de las partes al momento efectuar alianzas matrimoniales
Dada la densidad de la información anterior se elaboró la Tabla 4-3, con el propósito
de resumir información global y proponer algunos rasgos generales. En función de
agilizar el análisis, y en tanto que los libros de matrimonios no permitieron establecer
un referente demográfico, me permití incluir una información concerniente al número
de bautizos efectuados en cada parte. Esto se creyó justo teniendo en cuenta que hubo
partes que casi triplicaron a otras respecto al número de bautizos, lo que permite
suponer una mayor o menor densidad demográfica. Pareciera entonces lógico creer
que las partes de mayor población tuvieran más relaciones con sus homólogas. El
propósito fue no sub-dimensionar o sobre-dimensionar el poderío marital de ciertas
partes.
No. niños y niñas No.partes con que bautizad@s establece más de dos alianzas Casos de endogamia local
Alaguna 156 2 6Del Cacique 88 0 1Cuyneme 150 3 2Cuyntiba 268 5 1Gacha 189 4 0
Guacaneme 99 1 2Guaqueta 216 7 5
Muñoz 160 4 4Robayo 234 7 3
Suta 146 3 3Yolata 16 0 0
Parte
Tabla 4-3. Dinámica social entre dentro de las partes de Suesca
138
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Como puede observarse el tener una mayor densidad demográfica no fue
directamente proporcional a la capacidad para tener más o menos relaciones sociales
con las partes vecinas. Así lo evidencian los casos de Alaguna, Cuyneme e incluso
Cuyntiba, que fueron superadas en el número de alianzas con otras partes por
Robayo, la cual tuvo una densidad demográfica digamos media. Una gran población
no fue condicionante para entablar mayores alianzas matrimoniales con las partes
vecinas. Volviendo a los casos de endogamia local, tampoco se puede asegurar que
dicha densidad demográfica fuese directamente proporcional a los matrimonios entre
gente perteneciente a una misma parte; es notable, por ejemplo, que la más alta
presencia de endogamias locales se presentaron en la parte de Alaguna (de mediana
densidad demográfica).
4.5.2. Dinámicas maritales al exterior del pueblo de indios
Para conocer la dinámica social al “interior” de Suesca hubiese sido prudente analizar
por lo menos algunas de las partes de los pueblos vecinos. Ello es una limitación del
presente trabajo puesto que mucha de la dinámica social “suescana” debió tener
incidencia directa con los procesos de otros pueblos, debido tanto a la organización
social ancestral, como a la dinámica generada a raíz del papel hegemónico de la
política hispana. En este sentido llama la atención que en varios de los pueblos había
unas partes llamadas Gacha, Suta y otra Del Cacique, y específicamente con relación
a Chocontá, se supo que ambos pueblos tuvieron una parte denominada Yolata79.
Sobre el total de las 580 uniones efectuadas a lo largo de más de 60 años, 50 de ellas
(8,6%) implicaron eventualmente alianza con gentes de otro pueblo. Importante es de
79. Afirma Roberto Velandia que a la altura de 1719 el pueblo de Cucunuba estaba constituido por las partees de Gacha, Largo, Tobacia, Bobota y Caracol. En el año de 1593 formaban parte de Chocontá las partes de Yolata, Del Cacique, Guauta, Sutatensa, Rascata, Nestiba, Tebcacatiba, Guansqueca, Boylaca, Guaunatiba, Cupaxita, Gecaguya Cupaxita, Sicuatam, Yestiba y Gueigueca. El pueblo de Gachancipa en 1639 estaba constituido por las partes de Gacha, Del Cacique, Suasucha, Yerta, Tibqueca. Sesquilé, por su parte, se dividía en dos repartimientos, es decir la función de los pueblos de Sesquilé y Gachaca divididos en las partees de Baguala, Fistatiba y Boytiba. Nemocón en 1639 se conformó por los indios de dos repartimientos: Nemocón (con partees de Pana, Del Cacique y Pirayan) y Tasgata (con las partes de Gacha y Suta); importante es de mencionar que este último pueblo, Tasgatá, en 1639 se reseñó también como una de las partees de Chocontá. En 1599 el pueblo de indios de Lenguazaque estuvo conformado por Guyaeta, Fuvaquira, Guaicabita y una parte denominada “Gacha del Cacique” (Velandia, 1979).
139
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
mencionar que ante la ausencia de los apellidos en la tradición de filiación india,
muchas veces los topónimos de procedencia de los foráneos cumplieron una función
identificadora (Cáp. 3). El origen de tales personas en ocasiones fue registrada por los
curas. Sin embargo, en un buen número de casos este origen fue asumido por el
investigador gracias a los apellidos, sin duda, una situación en la que reconozco cierto
riesgo de injusta generalización. En efecto, despertó bastante cautela el hecho que el
“apellido” Guacaneme se presentara en 71 ocasiones entre gente de Cuyntiba y 58
veces para personas de la parte de Guacaneme. Igual es el caso del “apellido” Yolata,
que se presentó en 8 ocasiones entre gente perteneciente a la parte de Cuyntiba. Esto
podría llevar a concluir que no necesariamente hubo una correspondencia categórica
entre apellidos y partes o pueblos, lo cual, hay que reconocerlo, hace tambalear un
poco la noción del apellido-procedencia y relativiza las relaciones maritales de
Suesca con foráneos.
Los pueblos con los que Suesca tuvo más relaciones matrimoniales fueron Chocontá
y, extrañamente, Pamplona. Luego vendrían Zipaquirá y Ubaté con tres
representantes cada uno. Es importante anotar que la Tabla 4-4, no relaciona
únicamente las relaciones de indios. Así, de los dos casos de unión con Zipaquirá uno de ellos
correspondió a Juan Pecellin (español); igual es el caso de Nicolás Rodríguez, español
originario de Guatavita. De otro lado, no resultó una norma que fuesen hombres o mujeres las personas
venidas de otros pueblos señalando algún patrón de uxolocalidad o virilocalidad. Resultó pues más
significativa la presencia de hombres foráneos: 28 en total frente a 22 mujeres.
140
LOS CUCHUQUEROS DE ANTAÑO
Pueblo Frec.Choconta 5Pamplona 5
Ubate 3Zipaquira 3
Chiribi 2Cucunuba 2Fuquene 2Guasca 2Macheta 2Nemocon 2Sesquile 2Tausa 2Tenza 2Toca 2
Tocancipa 2Bogota 1Chibata 1
Chipaque 1Cogua 1Cota 1
Duitama 1Guatavita 1Saboya 1
Sogamoso 1Sutatausa 1
Tunja 1Turmeque 1
Total 50
Tabla 4-4. Matrimonios con otros pueblos.
141
4.6. CONCLUSIONES
La introducción del matrimonio generó la destrucción de los sistemas ancestrales de
organización social y pudo generar profundos conflictos y discordias al interior y
entre las localidades indias. La incorporación de un nuevo comportamiento social sin
duda generó resistencias, asimilaciones o rechazos y en general, un proceso de
hibridación en el cual fueron variadas las estrategias de adaptación tanto en la
realidad social, como en la jurisprudencia indiana.
Tan sólo en la realización del ritual matrimonial se pudieron observar dichas
estrategias adaptativas. Los casamientos y las velaciones resultaron ser en sumatoria
los métodos más difundidos de alianza matrimonial. La transformación de las pautas
de organización social y política al interior de las comunidades de indios no fue un
asunto sencillo, sin embargo, sorprendió bastante que esas modalidades alternas de
rito matrimonial la presentasen los españoles, más aún incluso que los indios. A
mediados del XVII las velaciones eran la principal expresión ritual del matrimonio
entre los españoles, aunque con el transcurrir del siglo XVIII su importancia fue
cediendo terreno al matrimonio propiamente dicho.
En un escenario de tanta movilidad y fluctuaciones sociales y demográficas, no
parece ser sorprendente el valor proporcional de las segundas nupcias. Ellas
alcanzaron a ser el 34,3% de los registros matrimoniales registrados por el cura fray
Mathias de Guzmán. Resultó llamativo que fueran únicamente dos sacerdotes lo que
registraran de manera frecuente los matrimonios de segunda vez; una circunstancia
que lleva pensar en la poca importancia que le dieron la mayoría de los curas a esta
modalidad matrimonial.
La relación social y demográfica entre indios y españoles no fue explícita, pero en
cuanto a ellas se podrían advertir algunas relaciones. Cuando los matrimonios entre
españoles tendieron a la baja, los matrimonios de indios experimentaron un ascenso
importante. Por el contrario, no se vislumbró una correlación directa entre el aumento
de matrimonios y el registro de bautizos. Según el APS, casarse y tener hijos no
fueron sucesos concomitantes. El matrimonio tanto de españoles como de indios, no
fue tan frecuente y significativo a como pudo creerse en un principio aunque
evidenció un significativo aumento al comenzar el siglo XVIII.
En tanto que la unidad local por excelencia fue la “parte”, sobre una muestra
representativa los registros del APS mostraron la presencia de un 22,43% de las que
denominé “endogamias locales”, fundamentalmente durante la primera mitad del
XVII. El restante 77,57% mostró la realidad social de Suesca como una continua red
de alianzas entre las diferentes partes de Suesca. De otro lado, sobre el total de la
información de matrimonios, fue posible establecer que el 8,6% de los matrimonios
incluyeron entre los cónyuges a gentes de pueblos vecinos. El matrimonio sin duda
fue expresión de relaciones sociales que marcaron el espacio territorial. El hecho que
se hubiesen presentado unas relaciones más intensas entre ciertas partes podría
contribuir a robustecer esta idea; más aún cuando la densidad demográfica de las
diferentes partes no fue directamente proporcional a la capacidad para tener más o
menos relaciones sociales con las partes vecinas.
5. MESTIZAJES E HIBRIDACIÓN
5.1. INTRODUCCIÓN
Se considerará a los mestizajes como alternativas adaptativas biológicas y culturales
surgidas en el marco de un escenario político de subordinación. Son al mismo tiempo
resistencia y dominación. Es importante reconocer que en los mestizajes intervinieron
distintas variables medioambientales, frecuencias y procesos temporales y densidades
y dinámicas sociales. Mestizajes hay muchos y por lo tanto se escribe en plural. De
tal forma, siguiendo a Claudio Esteva Fabregat, se concebirá a los mestizajes como
procesos abordables desde un pensamiento complejo aplicado en perspectiva local.
En efecto, “los caracteres idiosincráticos atribuidos a los híbridos, no son
generalizables, excepto cuando se consideran dentro del orden adaptativo localizado”
(Esteva Fabregat 1988; 287). Para el caso del período colonial se entenderá pues a los
mestizajes como los diferentes procesos de adaptación local, que en el contexto
político del etnocidio y la inmigración, en un sentido tanto biológico como cultural
produjeron sociedades híbridas como mecanismos de reproducción social.
En este caso se tendrá en cuenta que lo híbrido fue el resultado de la relación
(subordinaciones, resistencias, mixturas) entre una cultura hispana premoderna y
multicultural con una cultura de tradición muisca precolombina. Para el caso de los
indios del Altiplano Cundiboyacense los mestizajes entre otros aspectos, fueron
procesos de hibridación cultural que condujeron a la transformación de los vínculos
matrilineales por una filiación de tipo patrilineal; ello ocurrió en un contexto de
complejización social abrupta y violenta, en la que la anexión de los territorios al
imperio español implicó la traslapación inmediata de un sistema de cacicazgos a un
modelo claramente imperial. La indianidad se entenderá como el resultado un
macroproyecto de subordinación que conllevó indirectamente a lo que podría
denominarse la mestizidad, un mecanismo híbrido de adaptación que actúo como
generador del nuevo escenario de dominación.
5.2. ¿QUIÉNES FUERON LOS MESTIZOS?
Una modalidad de identificación social usada por el visitador Joaquín Arosteguí y
Escoto, podría señalar al mestizo como una “calidad” dependiente de la identidad
socio-cultural de los ascendientes.
“(...) Ypor la citada consulta de tercero,
de Jullio de 1758, puse presentte a Vuestra Excelencia haver
encontrado, que los mestizos, hijos de yndia
y Blanco, o al contrario, de Yndio y Blanca,
que son propiamente mestizos, pagaban como
requintteros, y que en algunas Listas, que
huve amis manos los halle descripcionados
con esta carga (...)80”.
Para evidenciar aquel mecanismo de identificación y clasificación social utilizado por
el oidor Arostegui y Escoto en el tardío 1761, se siguió la pista a las madres de todos
los niños registrados como mestizos según el libro de bautizos entre 1665 y 1722. La
idea era establecer un ancestro español que justificara su adscripción y por tanto,
corroborar a la luz a la luz del siglo XVII las argumentaciones de Arostegui y Escoto.
Aunque en total se registraron 62 mestizos en el APS, sólo de 54 se pudo establecer el
nombre de su madre. De estas 54 mujeres incluyendo las madres solteras, se
“seleccionaron” las que se pudo conocer su origen o su apellido. De ellas, 15 fueron
declaradas pertenecientes a alguna “parte”, razón por la cual se “taxaron” como
indias, a excepción de Paula de Suta y de María y Francisca, ambas de Robayo, de
quienes se dijo expresamente que eran mestizas. Las restantes 12, al no registrar su
pertenencia a ninguna “parte” y aparecer en el libro de españoles, se tomaron como
pertenecientes a ese grupo sociocultural. Según estos datos los caracterizadores
80. AGN. 1761. Visitas/Cundinamerca. Tomo 8: fl. 810.
señalados por Arósteguí para identificar a los “propios mestizos” en la segunda mitad
del XVIII, no resultan aplicables a la luz del APS en el período 1665-1722.
Llama la atención que de los mestizos y mestizas bautizados de los que se conoció el
nombre de su madre, 24 se hallaron en el libro de españoles y 30 en el de indios.
Podría decirse que hubo tanto “mestizos-indios” como “mestizos-españoles”. Este
hecho también lo podría demostrar una referencia del AGN acerca de Juan mestizo
hijo de Baltasar, a quién se refirió como “ausente”.
“(...) El protector y administrador de los naturales
por don Sebastián Muñoz Capitan del pueblo de Suesca
(...) Dice y afirma que por aver justificado por
mandamientos de primeras y segundas diligencias Juan mestizo
hijo de Baltasar que por serlo se avia ausenta
do del dicho pueblo y asi mismo Juan hijo de maria
mucho tiempo se mandaron tildar en la
descripcion por tiempo de dos años y que no se cobasen
del dicho capitan los tributos que debían pagar y que dichos
mandamientos los recogio su corregidor para el descargo
de sus cuentas el que por averse cumplido el termino
ocurrido a dar quenta y refiere y aunque a hecho
muchas diligencias no ha podido saber donde asistir (…)81”
Observando el asunto en función de las proporciones poblacionales, los datos del
APS señalan porcentajes con una importancia mayor para el caso de los mestizos
registrados entre la población española. Sobre el gran total de 62 mestizos
registrados, el 9,12% se registró en el libro de españoles; un porcentaje altamente
significativo frente al 1,4% que representaron los mestizos entre el total de los niños
registrados en el libro de indios (Tabla 5-1). Proporcionalmente hablando, el
mestizaje fue mucho más significativo entre los españoles.
81 . AGN. 1671. Miscelánea-Caciques e indios. Tomo 122: fl. 480.
Etnia sugerida Total % Etnia sugerida Total %
Indios 2086 96,8 Indios 4 1,18Españoles 6 0,28 Españoles 293 86,2Mestizos 31 1,44 Mestizos 31 9,12
Mulatos y Pardos 31 1,44 Mulatos y Pardos 12 3,53
Total 2154 99,9 Total 340 100
Libro de Indios Libro de Españoles
Tabla 5-1. Distribución socio-cultural de la población de Suesca 1665-1722
5.3. DOCUMENTACIÓN Y REGISTRO
Para el caso de Suesca se encontró que el mestizaje no tuvo un aumento directamente
proporcional al transcurrir del XVII y llegada del XVIII (Gráfica 6-1). En los
registros bautismales los mestizos no sólo no tuvieron un comportamiento
demográfico ascendente sino que, en términos numéricos, su presencia fue bastante
reducida. El registro se restringió a aquellas descripciones “aisladas” que hicieron los
doctrineros, indicando ello que sólo hasta mediados del siglo XVIII, cuando su
presencia era inocultable, comenzaron a ser visibilizados por las autoridades civiles
que ya nada podían hacer para dejar de afrontar un fenómeno social incontrovertible.
Su importancia era tal, que en algunos barrios de las ciudades neogranadinas al
terminar el XVII ya llegaban a constituirse como mayoría (Rodríguez, 1997).
0
2
4
6
8
10
12
1665- 1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-
Tot
al r
elat
ivo
Grafica 5-1. Mestizos bautizados en Suesca 1670-1719
Mörner reconoció que el mestizaje cultural no fue tan temprano. Al parecer mientras
no hubiera almacenes, escuelas, iglesias para blancos y demás escenarios de
ritualización y teatralización del mundo europeo, era muy difícil que se reprodujera
con entereza la república española. Incluso el aprendizaje del idioma fracasó no sólo
entre los núcleos indios sino incluso entre ciertos grupos mestizos (Mörner, 1970). Si
se asume que la lengua se aprende fundamentalmente por vía materna, podrían
entenderse las razones que tuvo Arostegui para considerar como “propiamente
mestizos” a los hijos de madre blanca en el ya tardío 1761. La contigüidad entre
lengua e hispanidad adquiere más resonancia si se asume que el aprendizaje del
castellano intrínsecamente llevó la adquisición de ciertos derechos. Por su parte, en el
siglo XVIII la hacienda pudo significar una alternativa ocupacional más significativa
para mestizos y ladinos, tanto por la interacción y la movilidad necesarias, como por
la nueva dinámica de “comprar, vender, producir lo que tuviera a bien y moverse
libremente de un sitio a otro” (González, 1970: 109). La hacienda pudo estimular el
mestizaje al brindar a los mestizos una alternativa laboral y hacerlos unos sujetos
activos económicamente hablando: “La institución del concierto de los no indios
surgió como alternativa a la de los indios, ya que para el hacendado, con ella, dejaban
de existir los compromisos frente a la Ley y no habían presiones sociales y religiosas
de ningún orden. El concierto de un indio implicaba compromisos fiscales ya que el
tributo era descontado del salario y cuando el indio huía de la hacienda, esta debía
responder por los tributos. Con los no indios desaparecían tales compromisos aunque
los salarios eran casi el doble (...) lo que parece es que la hacienda se acomodó las
condiciones del mercado y que uno y otros tipo de trabajo ofrecía sus propias
ventajas” (Tovar, 1988: 85). De tal manera, la cifra total de 62 mestizos registrados
en el APS durante 57 años contrasta con las constantes referencias del siglo XVIII
que hacen cronistas y visitadores respecto a la presencia de población mezclada.
“(...) Ypor que en los mas pueblos dentro de sus
resguardos halle viviendo Blancos y Mestizos man/de
que salieran todos dentro de un breve termino, asi
por ser en contravencion de lo mandado por su Majestad,
como por deparar la maior ruina de los pueblos y los
perniciosos daños quesesiguen con la inmediatta
y frecuentte mescla de Yndios, Blancos, Mulatos y
Mestizos, pues al paso, que se aumenta el numero
se esa clase de gente, se disminuye el de Yndios (...)82”.
La poca presencia de mestizos en el APS entre 1665 y 1722 hace pensar que el
mestizaje fue un proceso particularmente atinente al siglo XVIII. Este supuesto debe
ser matizado al encontrar que tanto mestizos como afrodescendientes no tuvieron en
el APS una forma sistemática de ser registrados; un hecho que al parecer conllevó a
confundirlos o por lo menos mimetizarlos con indios y españoles. Al observar
cuantos mulatos y mestizos reportaron la pertenencia a una parte indígena, se
encontró que el 42% (18 de 43) del total de los mulatos (reportados) se registró en el
libro de indios; un caso similar encontré entre los mestizos, en donde el 22,5 %
apareció como si se tratase de gente indígena. Esta aparente “ubicuidad” de los
mestizos y también de los mulatos, se explicaría en razón de un anonimato político y
la ausencia de un campo social autónomo que se desarrollaría en el siglo XVIII.
En muchas ocasiones los hermanos (no los medio hermanos) de mestizos y mulatos
no fueron referidos. Al reconstruir algunas familias nucleares encontré en repetidas
ocasiones situaciones como las de la familia de Domingo Yolata y Rosa, de cuya
unión sólo dos de sus dos hijos fueron registrados como mestizos. Los otros hijos de
la pareja, muy seguramente mulatos, fueron invisibilizados por el APS.
Diagrama 5-1. Familia de Domingo Yolata y Rosa Titirita. Suesca 1706-1719
82. AGN. 1761. Visitas/Cundinamerca. Tomo 8: fl. 804.
Al analizar todas las familias nucleares de los mestizos, y suponiendo que si una
persona fue referenciada como mestiza o mulata sus hermanos también lo serían,
encontré que el número y proporción de mulatos y de mestizos se incrementó de
manera importante (Tabla 5-2). Tras elaborar un listado de aquellos hermanos que no
fueron reportados como mestizos y mulatos (Anexo 5-1), encontré un aumento en la
proporción de mestizos con respecto a las anotadas en la Tabla 5-1.
Etnia sugerida Total % Etnia sugerida Total %Indios 2047 95 Indios 3 0,8
Españoles 6 0,3 Españoles 276 81,1Mestizos 56 2,6 Mestizos 43 12,6
Mulatos y Pardos 45 2 Mulatos y Pardos 18 5,3Total 2154 99,9 Total 340 99,8
Libro de Indios Libro de Españoles
Tabla 5-2. Libro de bautizos. “Nuevas” proporciones socioculturales en Suesca 1665-1722
Un incremento de más de 3 puntos en el caso de los mestizos (12,6% frente al 9,1%
de la Tabla 5-1), y de 2 puntos para los mulatos (5,3% frente al 3,53 de la Tabla 5-1),
implican sin duda un aumento importante aunque no trascendental. No en tanto,
resulta posible que este porcentaje pudiera aumentar si se agregaran los mestizos y
mulatos hijos de madres solteras, los cuales fue imposible incluir (recuérdese que en
la mayoría de los casos la identificación de las madres sólo se pudo hacer gracias al
nombre y apellido de sus cónyuges). Según se verá más adelante, la ilegitimidad
indudablemente fue un comportamiento social intrínseco al contacto sociocultural con
los españoles, pues entre los indios no parece haber tenido una viabilidad social dada
la importancia política que tuvieron las alianzas matrimoniales entre las diferentes
partes83.
5.4. LEGITIMACIÓN SOCIAL
83 . “Los estudios sobre ilegitimidad en América Latina sugieren una íntima relación entre la conducta procreativa y la condición étnica. Así, Woodrow Borah ha encontrado en la historia de México que las uniones libres y sus frutos, los hijos naturales, fueron propios de los grupos de mezcla y no de la población indígena” (Dueñas, 1997: 207).
Una de las manifestaciones usuales en el APS fue el registro bautismal de los hijos
por sólo uno de sus progenitores (las madres), lo cual, de hecho, llevó a pensar que se
trataba de hijos ilegítimos más que de hijos naturales84. El madresolterismo parece
haber sido un comportamiento social habitual; de un total de 2154 bautizos, los hijos
de padre no conocido representaron el 15% (Gráfica 5-2) y entre los españoles
correspondieron al 18% (Gráfica 5-3). Esta es una situación contraria con lo ocurrido
en Santa Fe a finales del siglo XVIII, donde Guiomar Dueñas señala que: “de manera
global se puede establecer que el efecto de la mayor significación en la legitimidad es
el de la raza. Los blancos, independiente de su estatus socioeconómico, tendían a
procrear hijos en condiciones matrimoniales formales, más a menudo que las castas,
los indios y los esclavos (Dueñas, 1997: 243).
Libro de Indios
82%
15% 3%
Legítimos Ilegítimos Expósitos
Gráficas 5-2. Reconocimiento de hijos indios en Suesca
Libro de Españoles
66%16%
18%
Legítimos Ilegítimos Expósitos
Gráfica 5-3. Reconocimiento de hijos españoles en Suesca
Más aún, sobre un total de 2496 bautizos se encontró que las fluctuaciones tanto de la
legitimación como de la ilegitimidad fueron mucho más variables en el caso de los
84 . Se reconoce que los hijos ilegítimos difieren de los hijos naturales en el sentido que los primeros son fruto de relaciones prohibidas socialmente, mientras que los segundos, aunque nacidos por fuera del matrimonio, la trasgresión social entre sus padres apenas se circunscribe a no tener el rito del matrimonio como mediador de la unión pudiendo hacerlo (Dueñas, 1997).
españoles. A diferencia de la población indígena, los ibéricos experimentaron las
mayores y más abruptas oscilaciones (Gráfica 5-4 y Gráfica 5-5). A diferencia de los
niños legítimos españoles, quienes siempre tuvieron una tendencia al aumento, los
españoles ilegítimos presentaron en términos generales un bajo perfil a lo largo de la
segunda mitad del XVII (Gráficas 5-5). Sin embargo, al observar los dos picos más
significativos, los datos previenen sobre una gran agitación durante las dos primeras
décadas del XVIII. De un lado se tiene que los ilegítimos españoles aumentaron de
manera significativa su número entre 1680 y 1684, justo cuando los niños indios
experimentaron, de alguna manera, una “recuperación” demográfica (Gráfica 2-5).
Sin embargo, fue durante entre 1700 y 1720, la época en que los ilegítimos españoles
tendieron extraordinariamente al aumento (Gráficas 5-5). Aunque la ilegitimidad no
fue una realidad social permanente entre la población hispana, es efectivo que cuando
se presentó lo hizo de una manera importante y pudo constituirse en la manifestación
de cambios sociales importantes.
Hijos Legítimos
0
5
10
15
20
25
1665- 1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-Val
or p
orce
ntua
l en
57 a
ños
L. Españoles L. Indios
Gráfica 5-4. Evolución de los hijos legítimos en Suesca 1670-1719
Hijos Ilegítimos
0
10
20
30
40
1665- 1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-Val
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orce
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57
años
L. Españoles L. Indios
Gráfica 5-5. Evolución de los hijos ilegítimos en Suesca 1670-1719
Los españoles tuvieron dos depresiones significativas en la legitimidad de sus hijos:
entre 1680 y 1684 y entre 1710-1714 (Gráfica 5-4). De éste último lapso llama la
atención que coincide justamente con el período en que más aumentaron los
matrimonios en los que intervino gente hispana (Gráfica 3-7) y en el que justamente
más decreció el número de nacimientos de niños españoles (Gráfica 3-5). De tal
manera en estos períodos se presentó una relación inversamente proporcional entre el
matrimonio y el reconocimiento de los hijos. ¿Cómo pudo ser entonces que a más
matrimonios legítimos españoles hubiese una menor población de niños?, más aún,
¿de niños españoles legítimos?
En cuanto al abandono de los hijos (expósitos) fue evidente que también se presentó
de manera más significativa entre gentes españolas. Al observar la Gráfica 5-6 tanto
del libro de indios como del libro de españoles podría inferirse un escenario social
bastante “atípico” a finales del XVII y principios del XVIII, cuando además de lo ya
anotado el registro de expósitos se incrementó de manera sustancial.
Hijos Expósitos
0
10
20
30
40
1665- 1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-Val
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57 a
ños
L. Españoles L. Indios
Gráfica 5-6. Evolución de los hijos expósitos en Suesca 1670-1719
El comportamiento de los indios en cuanto al reconocimiento de sus hijos fue más
estable (Gráfica 5-4), y no se perturbó ni siquiera en los momentos de mayor
decrecimiento demográfico (comparar con Gráfica 3-3). Es evidente que la
ilegitimidad de los hijos estuvo presente entre los indios de Suesca por lo menos
desde 1665. Sin embargo, no tuvo un incremento proporcional al avance y fin del
siglo XVII. Específicamente, al observar las tasas de legitimidad-ilegitimidad de
todos los niños mestizos y afrodescendientes (Tabla 5-2), la mayoría de niños
mestizos y mulatos registrados como indios fueron hijos legítimos. Por lo tanto, los
datos del APS no hacen pensar en una correlación absoluta entre el mestizaje y la
ilegitimidad. La importante representación de la ilegitimidad en la sociedad rural
colonial sin duda es resultado de la hibridación cultural, pero no necesariamente del
mestizaje, o por lo menos, del mestizaje visibilizado a partir del libro de españoles.
Legítimos Ilegítimos Expósitos Total Legítimos Ilegítimos Expósitos TotalL. Españoles 14 9 8 31 L. Españoles 5 3 4 12
L. Indios 23 6 2 31 L. Indios 22 8 1 31Total 37 15 10 62 Total 27 11 5 43
Mestizos Afrodescendientes
Tabla 5-2. Total de mestizos y afrodescendientes, ubicación y legitimidades
Según la Tabla 5-2, de un total de 62 mestizos registrados 37 fueron legítimos, 15
ilegítimos y 2 expósitos. Específicamente hablando de los mestizos registrados en el
libro de indios, y que en total fueron 31, es notorio que la gran mayoría (23) fueron
hijos legítimos; entre tanto, respecto a los mestizos registrados como españoles, la
diferencia en las proporciones entre legítimos (14), ilegítimos (9) y expósitos, como
puede verse, no fueron abismales. Por su parte los afrodescendientes registrados
como indios generalmente fueron legítimos (22), mientras que los registrados entre
españoles casi que se repartieron equitativamente entre legítimos, ilegítimos y
expósitos. En tanto que se han propuesto dos tipos de mestizos, unos culturalmente
indios y otros culturalmente hispanos, es notorio que la ilegitimidad en el mestizaje
tuvo un estrecho vínculo con los “mestizos-españoles” y no tanto con los
“mestizos-indios”.
5.5. IMPORTANCIA DE LA MUJER
Las mujeres llegaron silenciosa y paulatinamente en una proporción que muchas
veces ha sido desestimada tanto en términos demográficos como en su importancia
política y cultural. Hasta 1539 las mujeres europeas inmigrantes no superaban el 6%
del total, situación que en adelante se transformó rápidamente. Se sabe que a
mediados de siglo ya se trataba de casi un cuarto de la población y que de 1560-79
constituía el 28,5 por ciento; una tendencia que bajaría levemente entre 1580-1600 a
un 26%. “Hacia fin del siglo, en los años 1595-98, sin embargo, la emigración
femenina había llegado a no menos del 35,3 por ciento” (Mörner, 1992: 22).
“La llegada de mujeres españolas significaba restituir simbólicamente el cordón
umbilical que podía reunirlos de nuevo con la Madre Patria. En cierto modo, venía a
significar un acto de regresión infantil o de reencuentro con el origen interrumpido.
En tal extremo, muchos españoles volvían a la Madre Patria a través de sus esposas,
y en medio del ritual de casamiento adquirían la protección profunda de otra
simbólica mujer española, la de la poderosa Iglesia católica, madre total de sus
hijos. Reunidos ambos símbolos en la mujer española, tenían su rito a la vez profano
–la vida sexual y social doméstica- y religioso –su misma trascendencia moral-”
(Esteva Fabregat, 1988: 118). El problema de las violaciones a la moral de la
sociedad española, estuvo siempre presente en las intenciones regenerativas de los
administradores y gobernantes y fue incluso desde la temprana regencia del Cardenal
Cisneros cuando el alto gobierno español determinó la necesidad de una masiva
inmigración de familias completas provenientes de la península. Estas medidas en
términos reales no se llevaron a la práctica dado que las mujeres blancas eran
costosas (por lo que se representaron como sujetos de prestigio) y en la medida que
exigían seguridad política y militar, que sólo se logró durante el XVII.
Con la llegada de las mujeres españolas se normalizaron las incipientes sociedades:
ellas trajeron consigo las artes domésticas propias de su sexo e hicieron que los
hombres se vieran precisados a observar de nuevo sus tradiciones domésticas
(Ripodas, 1977). Fue con el matrimonio y la familia y sus correspondencias
institucionales, políticas, económicas y educacionales, como finalmente se pudo
reforzar el modo español de vida desde la cuna: “Una nación dominante que flaqueara
en su estructural elemento identitario no podría sobrevivir; de ello se percataron
explícita e inconscientemente las autoridades eclesiásticas y civiles. La ausencia de
mujeres españolas hacía más cercano el peligro. En la época, y en España, éste
peligro moral estaba en el centro de las preocupaciones sociales, y en tal sentido la
mujer española simbolizaba el bien moral por excelencia a través de la institución del
matrimonio y de la familia castellana” (Esteva Fabregat, 1988: 101).
Al querer abordar una dinámica específica de configuración social de la familia en
Suesca, es necesario tener en cuenta la presencia o ausencia de mujeres españolas. En
el caso urbano, la evidente sobre-representación femenina en el siglo XVIII ha sido
sostenida por varios estudiosos como de vital trascendencia en cuanto a los procesos
de configuración social de la ciudad (Vargas, 1990; Dueñas, 1997). Al intentar
relacionar estas proporciones demográficas de las mujeres con ese 40% de
madresolterismo en las ciudades neogranadinas (Rodríguez, 1999), podría pensarse
que la escasez de potenciales parejos se asumió a través de relaciones informales y
soterradas (Dueñas, 1997). Santa Fe, por ejemplo, denotó una presencia más
protuberante de mujeres entre indias y esclavas, alcanzando casi el 70% en sus
respectivos segmentos sociales; las blancas y libres tenían una proporción mayoritaria
alrededor del 60% (Dueñas, 1997: Tabla II-2). Lo primero hace preguntarse por las
razones que llevaron a esa sobre-representación de mujeres de clase baja. En este
punto toma importancia la tesis de Guiomar Dueñas cuando señala que un alto
número de esas inmigrantes forzadas “estaba constituido por población femenina que
se movilizaba a la ciudad más por efectos de la expulsión rural que por una
ampliación de la oferta de empleo femenino en el sector productivo urbano” (Dueñas,
1997: 81). No podría descartarse entonces que las transformaciones en el sistema
matrilineal y el cambio del rol social y político de las mujeres de origen muisca,
pudo haber hecho posible esa movilización y expulsión en el sentido campo-ciudad.
La sobre-representación de mujeres estimada para el siglo XVIII en las ciudades
también podría sugerir un movimiento migratorio ciudad-campo por parte de un
sector de la población masculina. Ello pareciera claro a la luz de la visita que
documentó Moreno y Escandón para el pueblo de Suesca. Para 1779 la población
masculina india era muy superior a la femenina en una proporción del 60% de
hombres con relación al 40% de mujeres en un total de 611 personas. Esta situación
contrasta con la del “vecindario”, que con 190 cabezas de familia y 947 almas, del
que no específica distribución sexual, pero que a esta época, ya superaba en número a
los indios.
Sin duda el desbalance sexual en las ciudades tuvo implicaciones y agentes causales
en los contextos rurales. Esto mismo hacen pensar los tardíos datos suministrados por
Moreno y Escandón en 1779 cuando muestra una ausencia definitiva de “chinas”, una
mayoría abrumadora de hombres ausentes y una proporción de solteras que casi
cuadruplica a la de solteros (Gráfica 5-9). Es como si en la niñez y en la
preadolescencia las mujeres salieran tempranamente del pueblo, aunque, más tarde,
los solteros fuese los que dejaron Suesca85.
Gráfica 5-9. Distribución sexual de la población de Suesca en 1779
En el contexto rural los procesos de configuración y segmentación social se debieron
desarrollar de manera sustancialmente distinta a lo ocurrido en las ciudades. Las
constantes movilizaciones poblacionales tanto de indios como de españoles en
dirección ciudad-campo y campo ciudad debieron hacer de los pueblos de indios unos
escenarios cambiantes dependiendo del momento histórico. Según parece, esas
grandes movilizaciones poblacionales se dieron en el siglo XVIII pues no fue posible
encontrar un significativo desbalance entre los sexos entre 1665 y 1722 (Gráfica 5-7 y
85. AGN. 1779. Visitas-C/marca. Tomo 10: fl: 967-975.
Gráfica 5-8). A la luz del APS siempre hubo una “disponibilidad” proporcional de
cónyuge en cada grupo sociocultural, razón por la cual, sobre el papel, no hubo
necesidad de entablar relaciones que desencadenaran mestizajes. Solamente
fenómenos “externos”, pudieron propiciar la ruptura de la distribución simétrica de la
población a partir de los sexos y ello no parece haberse dado en el siglo XVII86.
Libro de Españoles
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1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-
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Masculino Femenino
Gráficas 5-7. Crecimiento demográfico de hombres y mujeres en Suesca 1670-1719
Libro de Indios
010203040506070
1670- 1675- 1680- 1685- 1690- 1695- 1700- 1705- 1710- 1715-
Val
or P
orce
ntua
l
Masculino Femenino
Gráficas 5-8. Crecimiento demográfico de hombres y mujeres en Suesca 1670-1719
No obstante, las fluctuaciones en el registro de los géneros según el registro del libro
de bautizos, aunque sin ser dramáticas resultan llamativas. La situación de la Gráfica
5-7 podría indicar una traslapación consecutiva en el sub-registro de los géneros ya
86. EL índice I.M. “se calcula dicidiendo el número de nacimientos masculinos entre el número de nacimientos femeninos multiplicados por cien. Podría hablarse de Índice de feminidad a la manera inversa (…) En general, en todas las comunidades y en todos los tiempos, el I.M. al nacer debeestar situado alrededor del valor de 105, es decir por cada 100 nacimientos femeninos se producen 105 nacimientos masculinos. Cualquier desviación acentuada de ese valor permite postular un subregistro de nacimientos de uno u otro de los sexos” (Vejarano, 1988:39).
fuese por muerte o invisibilización. Según las Gráfica 5-7 y Gráfica 5-8, en el caso de
los indios y de los españoles, la representación ya sea masculina o femenina nunca
fue homogénea, pues cuando los hombres aumentaron su registro, las mujeres
disminuyeron en la misma proporción; el mismo comportamiento se presentó cuando
fueron las mujeres las que presentaron un mayor registro. El Índice de Masculinidad
fue oscilatorio y resultó favorable a los varones españoles en los lustros 1680-84,
cuando los niños indios experimentaron una recuperación importante (Gráfica 3-3), y
en 1710-14, cuando la natalidad de niños españoles descendió de manera dramática
(Gráfica 3-5).
5.6. CONCLUSIONES
Aunque los procesos de mestizaje se manifestaron en escenarios locales específicos,
pudieron obedecer a variables más amplias relacionadas con la relación dinámica
ciudad-campo. Dependiendo de la coyuntura histórica, los mestizajes pudieron
hacerse más o menos visibles de modo que no resulta extraño que la implementación
generalizada de obras públicas en las ciudades durante el siglo XVIII hubiese
generado anomalías poblacionales tanto en el campo como en la cuidad, producto de
la movilización de grandes contingentes de fuerza laboral.
La relación proporcional entre los dos géneros parece intrínseca al cambio
sociocultural y las relaciones interétnicas. Los movimientos de más hombres o
mujeres en el campo o la ciudad delinearon la conformación cultural de la sociedad.
Una sobre-representación de mujeres como la que se dio en el siglo XVIII en las
ciudades generó un estilo determinado de contacto sociocultural y de mestizaje; por
su parte, una sobre-representación de hombres, como la que se dio en la segunda
mitad del siglo XVIII en Suesca, pudo ocasionar otro tipo de relaciones
interculturales que todavía hay que explorar. Así pues, aún cuando en el siglo XVII
no se presentó en Suesca un desbalance sexual, toma más coherencia el hecho que el
mestizaje no se hubiese presentado de manera generalizada durante ese período, a
pesar de ser tan representativa la proporción de gente española residente en el pueblo
de indios.
El hecho que para el XVII no se hayan encontrado en Suesca indicios de ese
fenómeno de castas, que en las ciudades propició la circunscripción del contacto
racial y cultural a las clases bajas, anuda la concepción del mestizaje como un
fenómeno social del siglo XVIII. Sin embargo, debido factores tales como el acceso a
la tierra, la presencia de un poder político por parte de las autoridades tradicionales, o
la difícil situación socioeconómica de los españoles, es bastante factible que los
procesos de contacto cultural en el contexto rural hayan diferido en gran medida de
las “pigmentocráticas” dinámicas citadinas. Es de suponer que el contexto rural haya
posibilitado un mestizaje más abierto y menos excluyente, entre otros factores, debido
al desastre demográfico indígena y al significativo papel que paulatinamente
empezaron los mestizos en el desarrollo económico de la hacienda colonial.
Finalmente, a pesar de haber tenido poca importancia proporcional durante la
segunda mitad del XVII, el mestizaje podría considerarse un fenómeno
particularmente más visible entre los españoles. Pareció bastante claro que a
diferencia de los indios, los españoles experimentaron fuertes oscilaciones tanto a
nivel social como demográfico. Este es el caso del reconocimiento social de los hijos
por vía del bautizo, con respecto a lo cual los españoles presentaron una mayor
proporción a tener hijos ilegítimos y expósitos; un hecho que contrasta con lo
señalado por Guiomar Dueñas para el caso de Santa Fe, donde sugiere que: “de
manera global se puede establecer que el efecto de la mayor significación en la
legitimidad es el de la raza. Los blancos, independiente de su estatus socioeconómico,
tendían a procrear hijos en condiciones matrimoniales formales, más a menudo que
las castas, los indios y los esclavos” (Dueñas 1997: 243).
6. CONSIDERACIONES FINALES
El pueblo de indios de Suesca resultó convertido en un escenario de confluencia
cultural tanto en estilos de organización familiar como de ordenamiento político. Sin
saber exactamente cómo pudo haberse dado, Suesca al igual que los otros pueblos de
indios, posibilitó el entrecruzamiento de autoridades indígenas de origen ancestral en
propincuidad con la propuesta política y administrativa derivada a raíz de los cabildos
hispanos. Gobernadores, caciques, capitanes, alcaldes, tenientes, fiscales, todos, en su
interacción, constituyeron la manifestación política de un cruce intercultural. Al
parecer en un principio (siglo XVII) la relevancia de los miembros del cabildo no
parece haber sido muy difundida, de lo contrario, sus períodos de gestión hubiesen
aparecido claramente en el APS.
Durante el siglo XVII indios y españoles presentaron un comportamiento
demográfico inversamente proporcional, que para el caso de los europeos, se
dinamizo en gran medida durante los primeros años del siglo siguiente. Este
comportamiento poblacional daría un giro en el siglo XVIII, al generalizarse también
para el caso de los indios una recuperación demográfica bastante significativa. El
tamaño de la familia también aumentó en ese nuevo período, pues indios y españoles
luego de haber tenido en la segunda mitad del siglo XVII una familia compuesta en
promedio por 2 hijos, a mediados del XVIII vieron como sus núcleos familiares se
conformaban por 4,3 hijos españoles y 6.08 hijos indios. La explosión de un gran
número de familias sin hijos durante los primeros lustros de 1700, hace pensar que
Suesca tuvo lugar un proceso migratorio de significativas implicaciones que
redundaría en el mencionado desenlace poblacional del siglo XVIII.
La poca relevancia del matrimonio católico fue un hecho particularmente llamativo.
Ello no podría considerarse extraño teniendo en cuenta que la introducción del
matrimonio generó, no sólo la destrucción de los sistemas ancestrales de organización
social, sino que también profundos conflictos y discordias al interior y entre las
localidades indias. En el marco de un proceso de hibridación cultural, el ritual
matrimonial experimento diversas estrategias adaptativas que incluso llegaron a
presentarse de forma mayoritaria entre la población española. Dadas las
consecuencias que trajo al orden social ancestral, no es extraño suponer que el
matrimonio católico propiamente dicho no tuviese una importancia fundamental en la
organización social del siglo XVII. En efecto, no se vislumbró una correlación directa
entre el aumento o disminución de matrimonios y el registro de bautizos.
Es posible que esta escasa presencia del matrimonio católico durante el siglo XVII
tenga alguna relación con los vínculos políticos que implicaron las alianzas
matrimoniales de los muiscas. Mientras el trabajo evangelizador no se hubiera
desarrollado en gran medida, parecería obvio que a la administración española no le
interesara forzar el desarrollo de unos vínculos sociales que afectaran su poder
político. Fue significativo encontrar una importante proporción de cónyuges
pertenecientes a otros pueblos; hecho que lleva a pensar en la sobrevivencia de
amplias redes sociales construidas precisamente a través de la alianza matrimonial.
Del mismo modo, el hecho que a través del matrimonio se hubiesen presentado unas
relaciones dinámicas entre las diferentes partes de Suesca, contribuye a robustecer la
idea del matrimonio como un potencial generador de riesgo político del poder
español. Los matrimonios entre gentes de partes distintas hacen pensar en la
conservación de ciertas pautas de organización social y política a través del territorio;
ello aumenta su fuerza cuando se tiene que la densidad demográfica de las diferentes
partes no fue directamente proporcional a la capacidad para tener más o menos
relaciones sociales con las partes vecinas. La parte, a diferencia del pueblo de indios,
constituyó indudablemente el referente local por excelencia. Las relaciones de
compadrazgo entre gentes indias posibilitaron el ensanchamiento y la reanimación de
los vínculos entre las localidades.
Por lo anterior, es necesario observar los fenómenos de configuración social de la
colonia rural más allá de los pueblos de indios, lo mismo que en períodos de tiempo
más prolongados. El tema evidentemente no puede ser abordado desde una óptica
exclusivamente local, requiriéndose un esfuerzo analítico que los observe, en este
caso, más allá de los límites de Suesca. Y es que movilidad socio-espacial es
precisamente lo que sugirieron los datos del APS y del AGN: familias
extremadamente pequeñas o sin hijos, mayoría de apellidos cuya recurrencia no
supera los dos registros, reiteración en la fuga de indios tributarios, presencia de un
30% de población forastera entre 1665-1722, disminución de la población india
durante el mismo período en una proporción cercana al 50% y un incremento
intempestivo de la población a principios del siglo XVIII. Más aún, teniendo en
cuenta los resultados de otros estudios precedentes, sería interesante escudriñar las
razones que incidieron para que en las ciudades, las mujeres indias y españolas
tuvieran un peso demográfico más representativo que los varones.
La segunda mitad del siglo XVII por el contrario demostró una poca inter-relación
entre indios y españoles, a pesar de haber sido bastante representativa la proporción
poblacional de los ibéricos. En relación a ello, la escasa presencia de indios
apadrinando españoles mostraría una segregación sociocultural al interior de los
pueblos de indios. Si bien el proyecto de las dos repúblicas fracasó categóricamente,
no podría señalarse que indios y españoles desarrollaron vínculos horizontales. Más
aún, dentro de las relaciones inter-étnicas de compadrazgo, el hecho de haber
encontrado frecuentemente casos de indios en la posición subalterna de ahijados y a
los españoles justamente apadrinándolos, denotaría cierta ascendencia por parte de los
europeos.
La relación demográfica entre los dos géneros fue intrínseca al cambio sociocultural y
las relaciones interétnicas. Los movimientos de más hombres o mujeres en el campo
o la ciudad delinearon la conformación cultural de la sociedad. El hecho que durante
la segunda mitad del XVII se hubiera presentado en Suesca cierta estabilidad
demográfica entre hombres y mujeres, contrasta con el desbalance entre géneros
señalado para finales del XVIII siendo esta la época de mayor pululación de los
mestizos en los contextos rurales. Resultó muy interesante observar cómo el
encuentro y la resistencia intercultural pudo manifestarse a partir de los géneros;
mientras los hombres por medio de sus apellidos y filiación paterna representaron la
cultura española, las mujeres indias carentes del apellido pero poseedoras de la parte
y filiación matrilineal, podrían simbolizar la persistencia la sociedad india.
El mestizaje no resultó ser una realidad social generalizada del siglo XVII y en medio
del gran desastre demográfico los mestizos no remplazaron la agonizante mano de
obra indígena. Un rasgo particularmente característico de los casos de mestizos
reportados entre 1665 y 1722, fue su asimilación a los otros grupos socioculturales.
Hubo “mestizos-indios” y mestizos-españoles”. Al no estar dentro del imaginario
social los mestizos posiblemente fueron invisivilizados. El hecho que en una misma
familia nuclear tan sólo dos de los hijos fuesen señalados como mestizos es prueba de
ello y de las ambigüedades socio-culturales de la población mezclada. En este
proceso también pudieron influir los preceptos consuetudinarios de la sociedad india,
que le impidieron a muchos individuos “físicamente mestizos” desprenderse del
universo simbólico y relacional ancestral. Tal como lo dejó entre ver el oidor
Arostegui y Escoto, la pertenencia sociocultural de las madres a mediados del XVIII,
finalmente fue la que determinó el reconocimiento del mestizo “propiamente dicho”.
El mestizaje por vía materna podría tener un gran significado teniendo en cuenta el
importante papel que jugaron las mujeres tanto indias como españolas en el
ordenamiento social y político en sus respectivas sociedades.
Los “mestizos-españoles” resultaron ser mucho más representativos con respecto al
total de su grupo sociocultural; llegaron a representar el 12% del total de españoles
bautizados. Es claro que los españoles también experimentaron fuertes oscilaciones
tanto a nivel social como demográfico. Suponer que la crisis cultural vivida a partir
de la conquista fue solamente experimentada por los indios es una verdad a medias,
pues el presente estudio permitió observar que los españoles también experimentaron
enormes desbarajustes sociales tras el contacto y la inmigración. Así, mientras los
indios se mostraron estables frente a la legitimación social de los hijos por medio del
bautismo, los españoles, especialmente al llegar el siglo XVIII, demostraron claras
oscilaciones y vaivenes. La ilegitimidad, que se consideró representaría la presencia
del mestizaje, no aumentó representativamente en la población india con el transcurrir
del tiempo, ni tampoco paralelamente a la llegada de los españoles.
El hecho que para el siglo XVII no se hayan encontrado en Suesca indicios del
fenómeno de castas, anuda la concepción del mestizaje como un fenómeno social del
siglo XVIII. Sin embargo, debido a factores tales como el acceso a la tierra, la
presencia del poder político por parte de las autoridades tradicionales, o la difícil
situación socioeconómica de los españoles, es bastante factible que los procesos de
contacto cultural en el contexto rural hayan diferido en gran media de las
“pigmentocráticas” dinámicas citadinas. Es de suponer que en el contexto rural se
haya posibilitado un mestizaje más abierto y menos excluyente, debido, entre otros
factores, al desastre demográfico indígena y al significativo papel que paulatinamente
empezaron a jugar los mestizos en el desarrollo económico de la hacienda colonial.
Aquel imaginario del español todopoderoso de la conquista pudo poco a poco
desaparecer para dar lugar al del miserable e indigente hortelano hispano. Vecinos,
mestizos e indios fueron la base de una sociedad subvertida y dominada desde la
distancia por encomenderos, hacendados y corregidores. El mestizaje al parecer, fue
un encuentro entre desarraigados del siglo XVIII.