archivo de lenguas
indígenas de méxico
celestino cárdenas martínez
yolanda lastra
mazahua de san pedro
el alto, temascalcingo,
estado de méxico
11/10/11 09:02
mazahuade san pedro el alto, temascalcingo,
estado de méxico
ARCHIVO DE LENGUAS INDÍGENASDE MÉXICO
Mazahuade San Pedro
el Alto, Temascalcingo, Estado de México
Celestino Cárdenas Martínez Yolanda Lastra
EL COLEGIO DE MÉXICO
Coordinación del Archivo de Lenguas Indígenas de México: Yolanda Lastra
Primera edición, 2011
D.R. © El Colegio de México, A.C. Camino al Ajusco 20 Pedregal de Santa Teresa 10740 México, D.F. www.colmex.mx
ISBN 978-607-462-287-4
Impreso en México
497.6C2666m
Cárdenas Martínez, Celestino.Mazahua de San Pedro el Alto, Temascalcingo, Estado
de México / Celestino Cárdenas Martínez, Yolanda Lastra. - - 1a ed. - - México, D. F. : El Colegio de México, 2011.
170 p. ; 26 cm. - - (Archivo de lenguas indígenas de México).
ISBN 978-607-462-287-4Incluye referencias bibliográficas.
1. Mazahua (Idioma) - - México - - San Pedro el Alto (Temascalcingo, Estado de México). 2. Mazahuas (Indios) - - Lenguas - - México - - San Pedro el Alto (Temascalcingo, Estado de México). I. Lastra de Suárez, Yolanda, coaut. II. t. III. Serie.
CONTENIDO
PRÓ LO GO 7
IN TRO DUC CIÓN 19
NOTA INTRODUCTORIA 27
ABRE VIA TU RAS 29
FO NO LO GÍA 31
Fo ne mas 31Con tras tes 38Na rra ciones 40
ʔ ʔ ɔ 40Tra duc ción 41Mor fe mas del texto 41
ʔ ʔ 45Tra duc ción 46Mor fe mas del texto 47
Con ver sa ción 51
SIN TA XIS 55
LÉ XI CO 147
5
PRÓ LO GO
El Archivo de Lenguas Indígenas de México es el resultado de una propuesta de documentación representativa de las lenguas de Méxi-co que permite realizar comparaciones tanto históricas como tipológi-cas. Ésta fue la finalidad que le atribuyó el reconocido lingüista Jorge A. Suárez, hace más de medio siglo. El Mazahua de San Pedro el Alto,
Temascalcingo, Estado de México, enriquece el acervo de esta colec-ción y contribuye al conocimiento de una lengua que a la fecha ha sido poco atendida por los especialistas. El idioma mazahua no suscitó el interés de los encargados de la cris-tianización a lo largo de la Colonia así como tampoco fue objeto de estudio privilegiado para los filólogos del siglo XIX. Apenas en las últi-
mas siete décadas se han ido llenando paulatinamente los abismos
sobre el conocimiento de este idioma que, de acuerdo al Censo Nacio-
nal de Población de 2005, cuenta todavía con 133 000 hablantes pero
presenta un porcentaje bajo —40.8%— de empleo en el seno familiar.
El autor principal es un hablante nativo, el maestro Celestino Cár denas
Martínez quien, al lado de Yolanda Lastra, ha dado respuesta ordenada
y sistemática a las cuatro secciones del Archivo y a la Guía que esta-
bleció Jorge A. Suárez.
La primera aproximación a ciertas particularidades de la lengua
mazahua están contenidas en las Advertencias con las que da inicio
7
la Doctrina y enseñanza en la lengua mazahua…1 que fue escrita por el licenciado Diego de Nágera Yanguas, cura secular quien fue Benefi-ciado perpetuo en el poblado mazahua de Jocotitlán por cerca de cua-renta años. Salida de la imprenta de Juan Ruiz en 1637,2 esta doctrina contiene veinte y una Advertencias sobre la lengua de los habitantes de Jocotitlán: las letras del alfabeto latino, que permiten transcribir su oralidad, las partículas del plural, las de posesión y las de tiempo, las de persona del verbo y otras. Entre ellas explica la existencia del dual, en la décima tercera advertencia:3 “En esta lengua mazahua hay modo de hablar para hablar a dos personas solamente y entonces se llamará verbo dual”. Señala además, en la décimo quinta advertencia, la pre-sencia de un tiempo compuesto semejante al futuro participial latino terminado en rus. Éste se construye, de acuerdo con Nágera Yanguas, con las partículas go go antepuesta al verbo y maha pospuesta a él: tigogonumaha ‘yo había de ver’, tigogoemaha ‘yo había de venir’. Esta construcción ocasiona la pérdida de la última vocal de la forma absolu-ta del verbo que, en este caso corresponde a nuu ‘ver’ y a ehe ‘venir’, donde además se pierde la aspirada.4
La finalidad de la Doctrina donde aparecen estas Advertencias era la de auxiliar a los sacerdotes para que pudiesen llevar a cabo la impar-tición de Sacramentos y otras obligaciones de su culto. Parte esencial de ellas era el Sacramento de la Confesión en la lengua indígena. De esta suerte, las informaciones gramaticales que podían ser útiles para llevarlo a cabo, ofrecían los ejemplos pertinentes. Así, la décimo prime-ra advertencia5 que enseñaba la forma absoluta del verbo decir ofre-cía el ejemplo: mamue ninezoqhi ‘díme tus pecados’. La décima octava advertencia6 introducía la partícula que, la cual precedía al verbo en la interrogación y era muy productiva en el proceso de indagar sobre los pecados cometidos: queguiminemaha qhuaroguiporte? ‘¿has querido
1 En el título y las citas de esta obra hago empleo de la ortografía moderna del español.2 Cf. Diego de Nágera Yanguas, Doctrina y enseñanza en la lengua mazahua de
cosas muy útiles y provechosas para los Ministros de Doctrina y para los naturales
que hablan la lengua mazahua, Biblioteca mexicana de Obras raras y curiosas, vol. 1, noviembre de 1952.
3 Doctrina, folio 4 verso.4 Ibid., folio 5 verso y anverso.5 Ibid., folio 1 verso.6 Ibid., folio 8 anverso.
8
matar a alguno?’. El empleo de la negación hy, era común en la res-
puesta del indígena hyrimminemaha qhuarogopotte ‘no he querido
matar a alguno’ y de ella se informaba en la décima sexta advertencia.7
Estas enseñanzas así como la de la interrogación hançhanixi ‘¿cuán-
tas veces?’, eran de uso muy frecuente en el interrogatorio confesio-
nal: hançhanixi queguixhottanere nichuu en Dios ‘¿cuántas veces has
nombrado en vano el nombre de Dios?’8 El confesionario ponía espe-
cial insistencia en que el pecador indicara con precisión el número de
veces en que había faltado a las leyes de Dios lo cual explica en parte
la amplia relación y composición de la numeración en lengua mazahua
de la que se ocupan la décima sexta y la décima nona advertencias.9
No tengo noticia de otros impresos que, durante la época colonial,
hagan referencia gramatical a esta lengua. En el siglo XVIII, se hicieron
algunas menciones a propósito de sus hablantes subrayando siempre
su dependencia o cercanía con una de las llamadas lenguas matrices:
el otomí. Una de ellas proviene de la Historia antigua de México don-
de Francisco Javier Clavijero comentó:
Los mazahuas fueron en algún tiempo parte de la nación de los otomíes,
porque las lenguas de estas dos naciones no son más que diferentes dia-
lectos de una sola; pero esta diferencia en unas naciones que son tan tena-
ces en mantener incorrupto su idioma es indicio cierto de la antigüedad de
su separación.10
En los albores del siglo XIX apareció una corta referencia al mazahua
en el Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas… del Abate
Lorenzo de Hervás quien, señalando los “países” que se encontraban al
“norte del imperio mexicano” y al nordeste del “reino de Mechoacan”,
mencionó que “Los mazahuis hablan dialecto otomita”.11 La herman-
dad del linaje de ambas lenguas fue reiterada, en décadas posteriores
7 Ibid., folio 6 verso.8 Ibid., folio 17 verso y anverso.9 Ibid., folio 6 verso y folio 9 verso.10 Francisco Javier Clavijero [1780] 1964. Historia Antigua de México, México: Edi-
torial Porrúa, Colección “Sepan Cuantos…”, p. 87.11 Lorenzo de Hervás y Panduro [1800] 1979. Catálogo de las lenguas de las na-
ciones conocidas y numeración, división clases de éstas según la diversidad de sus
idiomas y dialectos, vol. I., Madrid: Ediciones Atlas, p. 309.
9
por fray Crisóstomo Náxera en su Disertación sobre la lengua otomí
donde su búsqueda de parentescos entre los pueblos, sustentada en la
comparación lingüística, descartó que esa tarea pudiera ofrecer resul-tados útiles si se llevaba a cabo entre el otomí y el mazahua por ser lenguas tan parecidas “que si no son madre e hija son hermanas”.12
La atención más particular hacia la lengua mazahua fue la que ofre-ció Francisco Pimentel, en 1862, en los capítulos cincuenta y tres y cin-cuenta y cuatro de su Cuadro descriptivo y comparativo de las lenguas
indígenas de México.13 En el primero de ellos, se sustentó en las Adver-tencias de la Doctrina de Nágera Yanguas, pero a la luz de su propia experiencia filológica, organizó la información lingüística en diez pun-tos. Éstos dan inicio con la presentación del alfabeto seguida de un comentario sobre su pronunciación, explicación que Nágera Yanguas había colocado al final de sus Advertencias.14 Los puntos tres y cuatro se ocuparon respectivamente de describir la combinación de las letras en la Doctrina, proponiendo el cuasi-monosilabismo del mazahua y rechazando con ello el monosilabismo que en su momento postulara Crisóstomo Náxera.15 Los puntos numerados del cinco al ocho introdu-cen las partículas del número, incluyendo las del dual, las de los pro-nombres personal y posesivo y las del relativo y del demostrativo.16 El verbo y las partículas de número tiempo –pretérito, futuro y futu-ro en rus –, al igual que la partícula negativa y la interrogativa que se antepone al verbo, están contenidas en el punto noveno,17 dejando el décimo y último, para ofrecer ejemplo de “algunos adverbios, conjun-ciones y preposiciones”.18 Las aportaciones de Pimentel al conocimien-to de la lengua mazahua se acompañaron de un análisis morfológico del Padre Nuestro, tarea en la que actualizó la representación gráfica contenida en la Doctrina, qu por k, y llevó a cabo la separación de par-
12 Crisóstomo Náxera [1845] 1984. Disertación sobre la lengua otomí, México: Edi-torial Innovación, S.A., p. 73.
13 Francisco Pimentel [1862] 1865. Cuadro descriptivo y comparativo de las len-
guas indígenas de México o Tratado de filología mexicana, t. III, México: Tipografía de Isidoro Epsteir, pp. 421-439.
14 Ibid., p. 422.15 Ibid., p. 422.16 Ibid., p. 423.17 Ibid., pp. 423 y 424.18 Ibid., p. 425.
10
tículas gramaticales y léxicas aunque sin hacer distinción del locativo a que autores posteriores toman en cuenta.19
En el siguiente capítulo, Pimentel emprendió la comparación de este idioma con el otomí, y ahí hizo hincapié en el hecho de que en ningu-na de estas dos lenguas se marca el género ni el caso, de que no hay en ellas subjuntivo ni infinitivo y el mazahua, y de que el imperativo se suple con el futuro. Reitera igualmente que ambas lenguas son pobres en preposiciones y ofrece, por añadidura, un listado de unidades léxi-
cas para comprobar su parentesco.
Una década después se hizo mención al idioma mazahua en el perió-
dico La Voz de México.20 En él fueron publicados unos Exercicios maza-
huas que Manuel María Herrera y Pérez (1885), conocedor aficionado
del idioma por vivir en una región habitada por este grupo, ofreció en
tres números de este diario. La intención de Herrera fue dar a conocer
características orales de la lengua para un público general, utilizando
notación alfabética y presentando las palabras divididas en sílabas.
En la primera mitad del siglo XX, en 1937, Jacques Soustelle llevó a
cabo la primera descripción gramatical de la lengua mazahua, en tér-
minos de la lingüística moderna. En su obra La famille Otomi-Pame
du Mexique Central 21 dedicó un amplio espacio al idioma otomí que
fue un punto de referencia comparativo en su descripción de las otras
lenguas de esta familia, muy particularmente, la mazahua: “El sistema
fonético del mazahua sólo difiere del otomí por la frecuencia relativa
de ciertos fonemas, no contiene ningún sonido que sea particular de
esta lengua, salvo la d retrofleja.”22 Aquí hacía referencia a la mayor
presencia de las sibilantes sonoras y de la vibrante en el idioma maza-
hua que recopiló en localidades del Estado de México y de Michoacán.
Fueron fuente importante de sus datos los poblados de San Bartolo del
Llano, Nicolás Romero y Francisco Serrato pero también obtuvo ejem-
plos en El Oro, Atlacomulco, Yeche, Almoloya y Jocotitlán.
El estudio morfológico, otorgó primordial importancia a la afijación,
que se ilustró con ejemplos de variantes de Michoacán y del Estado
19 Ibid., pp. 426-428.20 Manuel María Herrera y Pérez, “Exercicios Mazahuá”, en La voz de México, Méxi-
co, t. XVI, junio 1885.21 Jacques Soustelle, 1993, La familia otomí-pame del México central, primera tra-
ducción al español, México: Fondo de Cultura Económica. 22 Soustelle, p. 271
11
de México. Además de la atención que prestó a prefijos y sufijos de la lengua, Soustelle dio cuenta de la función que conllevan las modifica-ciones fonéticas de las palabras. En el campo de la sintaxis se refirió a la colocación de las partes de la oración mazahua y al introducir las clases de palabras tomó en cuenta las “palabras-herramienta” toma-das del español como porke (‘porque’).23 Éste es un uso que se observa comúnmente tanto en el mazahua como en otras lenguas indoamerica-nas. Su descripción del pronombre señala la partícula nu que presenta analogía con el otomí, da cuenta del dual e indica su diferencia dialec-tal en la variedad de Michoacán. Concluye indicando que su modo de formación es idéntico al del otomí. El adjetivo no fue para él una cla-se claramente diferenciada dado que podía tener el equivalente de un sustantivo o de un verbo y al describir al segundo, llamó la atención a la vaguedad e indeterminación que, a diferencia del otomí presenta-ba en su opinión, el uso de los sufijos tanto los temporales como los marcadores de persona. Del aspecto, señaló que esta noción ocupa-ba un lugar menos importante que en otomí ya que se habían perdido prefijos, como la š-, que estaban registrados en documentos más anti-guos. Sin embargo, reportó un presente instantáneo indicado por la presencia o ausencia de un prefijo na- y la de un terminativo ruk’wari.24
Además de la reiterada comparación con la lengua otomí, Soustelle comentó señalamientos de los estudios anteriores referidos a esta len-gua. El más citado de ellos es el de Nágera Yanguas, en menor medida el de Pimentel y en algunas ocasiones hizo referencia crítica a alguno de los señalamientos de Herrera y Pérez.
Como parte de las políticas educativas y lingüísticas que dieron inicio alrededor de los años 40, empezaron a surgir mayor número de escri-tos en y sobre la lengua mazahua, dando lugar a varias decenas de tex-tos —impresos algunos, simplemente fotocopiados los otros— muchos de ellos elaborados con la colaboración de sus propios hablantes. Entre ellos se cuentan vocabularios de distinto orden e importancia, dicciona-rios monolingües y bilingües, textos escolares y producciones de tipo literario. Estos materiales han sido, desde entonces, parte de un fenó-meno sociocultural importante, que testimonia el interés por ampliar
23 Ibid., p. 284.24 Ibid., p. 288.
12
13
los escenarios de presencia y uso de una lengua que, en el contac-to con el español, ha visto debilitadas sus funciones socioculturales.
La intención primaria de estos textos no ha sido en todos los casos la
de proporcionar datos lingüísticos sistemáticos y organizados para el
estudio del mazahua, razón por la cual no me detengo a hacer su rese-
ña y me limito a la consideración de algunas investigaciones especiali-
zadas que son antecedentes del texto que aquí se prologa. Dos de ellas
son las tesis producidas en la Escuela Nacional de Antropología e His-
toria. En la primera de ellas, “Gramática del Mazahua de San Antonio
Pueblo Nuevo”, Mariscela Amador25 cubrió la tarea de hacer una des-
cripción pormenorizada de la fonología y la morfología de la variante
de la comunidad que se nombra en el título.
Para el momento en que dio inicio la investigación de Amador se
contaba con poco más de media docena de artículos científicos sobre
el mazahua distribuidos, unos, en versiones fotocopiadas por el Ins-
tituto Lingüístico de Verano (ILV) y publicados, otros, en el Internatio-
nal Journal of American Linguistics (IJAL). En ellos se habían tomado
en consideración diferentes rasgos de la lengua como son la armo-
nía vocálica, las secuencias consonánticas, la correlación tonémica e
intonémica, las reglas morfonémicas y otras más. Contando con este
bagaje la Gramática de Amador integró en su capítulo de fonología
los fonemas segmentales-consonantes y vocales orales y nasales que
describió con sus realizaciones fonéticas, sus ambientes y ejemplos
—así como los fonemas suprasegmentales— acento, tono y entona-
ción. Llamó igualmente la atención a la composición de la unidad silá-
bica mazahua, susceptible de combinar hasta cinco consonantes con
una vocal y registró los variados grupos consonánticos que tiene esta
lengua. Sobre la morfología de la lengua la tesis fue puntual en la des-
cripción de los afijos y los radicales dando cuenta, entre otros fenó-
menos, de sus cambios, de su composición y de sus inflexiones para
introducirse posteriormente a las clases de palabras.
En un segundo capítulo se ocupó de la morfología y su descripción
destaca, además de las diversas clases de morfemas que integra la
lengua, la inflexión y composición de los sustantivos, la posesión, los
25 Mariscela Amador, 1976, “Gramática del Mazahua de San Antonio Pueblo Nue-
vo”, tesis profesional para optar al título de Licenciado en Antropología con especiali-
dad en Lingüística, México: Escuela Nacional de Antropología e Historia.
14
tipos de determinación definida e indefinida y el lugar que en ella ocu-pan los clíticos. Antes de llegar a los verbos el estudio se internó en el rico sistema de pronombres libres y sufijados, de sujeto, de obje-to directo y benefactivo y de sus formas duales y plurales, inclusivas y exclusivas que se explican con un esquema semántico. El estudio del verbo, que da inicio con la presentación de sus raíces y sus afijos, ofrece información sobre los tipos de construcciones: un tipo de las intransitivas, tres tipos de las transitivas, tres formas de construccio-nes descriptivas dos de imperativas, una forma para las reflexivas y una forma para las dubitativas. Amador no se arredró ante la complejidad de los variados cambios morfofonémicos que ocurren en la lengua, los cuales fueron integrados detalladamente en la última parte de su investigación. Los primeros die-ron cuenta de casos de asimilación, elisión y pérdidas de vocales y con-sonantes. Los segundos, de casos de armonía vocálica y de los grupos
consonánticos a que dan lugar. Es indudable que la multiplicidad de
fenómenos contemplados por Amador, abrió un surco para el estudio
sistemático de los fenómenos lingüísticos que despliega esta lengua.
Transcurrieron 20 años entre la tesis de Amador y la de Michael Knapp
Ring, “Fonología del Mazahua”.26 En ese lapso los interesados en con-
tinuar la aproximación a su descripción puntual, pudieron acercarse a
ella a través de artículos como el de Doris Bartholomew (1975) “Some
morphophonemic rules in Mazahua” y otros estudios integrales de la
lengua como el borrador “Gramática del mazahua” de Donald Stewart
(1993). A partir de una amplia cantidad de datos de la comunidad de
Portes Gil y del pueblo de San Miguel Tenochtitlán, Knapp Ring se dio
a la búsqueda del funcionamiento del sistema fonológico del maza-
hua al interior de su propia gramática. No desdeñó en su búsqueda las
indicaciones que sobre la lengua legaron Nágera Yanguas y Pimentel y
en su momento las recuperó críticamente. Su tesis hurgó de manera
por demás sistemática en las entrañas de la lengua y si bien recono-
ció de entrada su estrecha relación con el otomí, se detuvo menos en
hacer comparaciones sobre la mayor o menor complejidad de los siste-
26 Michael H. Knapp Ring, 1996, “Fonología del Mazahua”, tesis profesional para
optar al título de Licenciado en lingüística con especialidad en Lingüística, México:
Escuela Nacional de Antropología e Historia.
15
mas de ambas lenguas y más en exponer sus relaciones estructu rales.
Para el abordaje teórico del sistema vocálico, del consonántico, de los
rasgos segmentales y de la estructura prosódica del mazahua actual
recorrió un largo camino teórico desde los postulados de la Escuela de
Praga hasta nuestros días. El cotejo y examen crítico de datos y meto-
dologías dio lugar a un conocimiento muy ponderado de la fonología
de la lengua mazahua y de su funcionamiento. Sin excesos explicati-
vos y con multitud de ejemplos dio constancia de la conservación del
complejo fenómeno de armonía vocálica y de las reglas de propaga-
ción y de redundancia de las que depende. Los rasgos consonánticos
de localización y obstrucción, entre otros, y los procesos en que se ven
insertos, como la asimilación y la metátesis fueron tratados exponien-
do previamente los estudios que los preceden y renovándolos con el
apoyo de los nuevos postulados para la descripción fonológica. En su
meticuloso proceso de investigación Knapp Ring se introdujo al fenó-
meno de formación de frases no lexicalizadas, donde se debilita el prin-
cipio de la preservación de la estructura. Finalmente su tesis no dejó
que los enclíticos se quedasen en el tintero y partiendo de ellos ofrece
una extensa lista de cambios en los radicales de esta lengua.
Al dar inicio el actual milenio, el mismo Knapp Ring continuó dando
seguimiento a sus investigaciones sobre la lengua y en “Elementos
de dialectología mazahua”, llevó a cabo un estudio que contribuye a
establecer las fronteras dialectales de este idioma.27A esta investiga-
ción me permito sumar, sin con ello pretender ser inclusiva de todos
los trabajos que se han dedicado a la lengua mazahua en la primera
década del año 2000, el trabajo terminal de Cecilia Juárez y Antonio
Cervantes para obtener la licenciatura en lingüística. Este estudio tuvo
como objetivo principal, apoyado en un análisis instrumental, la des-
cripción y análisis de la fonología segmental y del sistema tonal del
mazahua de El Depósito, San Felipe del Progreso, Estado de México.28
Y más recientemente, Yolanda Lastra y Leopoldo Valiñas, con funda-
27 Michael Knapp Ring, 2002, “Elementos de Dialectología Mazahua”, en Paulette
Levy (ed.), Del Cora al Maya Yucateco: Estudios lingüísticos sobre algunas lenguas in-
dígenas mexicanas, México: Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, pp. 59-80.28 Cecilia Juárez García y Antonio Cervantes Lozada, 2005, “Temas de (morfo)fo-
nología del mazahua de El Depósito, San Felipe del Progreso, E. de México. Con un
análisis instrumental”. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa.
16
mento en isoglosas léxicas, han llegado a interesantes conclusiones. Indican que la distancia entre el mazahua y el otomí podría ser entre
7.4 y 5.8 siglos; demuestran asimismo que son, en la actualidad, dos
lenguas léxicamente diferentes y señalan por último, la urgencia de
descripciones del mazahua que den cuenta de las diferencias existen-
tes en el nivel morfológico y el fonológico con el otomí.29
Este renovado interés por una lengua que fue anteriormente poco estudiada se encuentra plasmado en El mazahua de San Pedro el
Alto… donde, Cárdenas Martínez y Lastra hacen la más reciente con-
tribución al conocimiento del idioma mazahua, siguiendo las pautas que solicita la organización del Archivo del que forma parte su traba-jo. Cada uno de sus capítulos nos acerca a la variedad de San Pedro
el Alto que se presenta con rigor y, a la vez, con gran claridad. En la
Nota Introductoria se explica el empleo del alfabeto del INEA que será
utilizado en el texto por ser el más empleado en la región. Esto no obs-ta para que, en el capítulo de la fonología, se hagan, en pie de pági-na, las observaciones pertinentes cada vez que se lleva a cabo alguna modificación. Los relatos “El fin del mundo” y “La bruja” introducen al lector al espacio de la morfología del mazahua de San Pedro el Alto con glosas claras y precisas a la vez que lo acercan a dos manifestaciones fun-damentales del uso cultural y cotidiano de su lengua: la narrativa y la conversación. Cabe señalar que el nivel morfológico que toman como
punto de anclaje estos dos componentes discursivos de la lengua es el
que muestra la frecuencia más alta de préstamos del español, obser-
vación que abre el espacio para otros estudios de la lengua relaciona-
dos con el contacto.
Para dar cuenta de la sintaxis, el Archivo propone un extenso cues-
tionario que permite comprobar, entre otros ejemplos, la permanencia
de las complejas formas del dual en primera persona exclusiva e inclu-
siva: nuzgó b?é ri ngeje b?e ‘nosotros dos somos…’ dual exclusivo y
nuzgó bi ngeje bí ‘nosotros somos…’ dual inclusivo. También incluye
29 Yolanda Lastra y Leopoldo Valiñas, 2007, “Mazahua y otomí ¿Lenguas o dialec-
tos?”, Clasificación de las lenguas indígenas de México. Memorias del III Coloquio
Internacional de Lingüística Mauricio Swadesh, México: Instituto de Investigaciones
Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México e Instituto Nacional de
Lenguas Indígenas, pp. 207-230.
17
el dual y el plural de segunda y tercera personas: nútsk?e bí i-ngeje bí
‘ustedes dos son…’ núsk?e jí i ngaje jí ‘ustedes son…’; angézé wí nge-
je wí ‘ellos dos son…’ angézé jí ngeje jí ‘ellos son…’. Asimismo ofrece
un amplio muestreo de complementos instrumentales, comitativos y
locativos que permiten presuponer la posibilidad de préstamos prepo-
sicionales: ko ‘con’: … ko nu zaa ‘…con el palo’; o eje ko e andré ‘vino
con Andrés’; a …a ‘a/en’ ‘ a zumi ‘…a/en Toluca’.
Quinientos noventa y cuatro ejemplos ofrecen datos de la gramática
mazahua en este volumen donde, además del sistema pronominal y
los complementos, hacen acto de presencia, insertos en cláusulas sim-
ples, subordinadas, interrogativas y negativas: los determinantes, los
numerales, la posesión, los mostrativos, los enfatizadores, los exhor-
tativos, los reverenciales, el irrealis, las formas de tiempo y aspecto
perfectivo e imperfectivo, entre otras manifestaciones del “genio de la
lengua mazahua” que, en la última parte de esta colaboración se mani-
fiesta con un vocabulario de más de medio millar de palabras.
Además de la intención académica específica de las publicaciones
del Archivo, la cual ya hemos señalado, el formato que integra toda la
información lingüística tiene el valor particular de facilitar su lectura y
aprehensión. Es por lo tanto una obra que puede colaborar al fomen-
to de la reflexión metalingüística y metacomunicativa de los hablan-
tes interesados en “aprender sobre su lengua”. Desde esta perspectiva
debemos recibirla como una contribución al mantenimiento y revita-
lización del idioma mazahua la cual se reafirma y fortalece, en el pre-
sente texto, con la autoría principal de uno de sus hablantes: Celestino
Cárdenas Martínez.
Dora Pellicer
Escuela Nacional de Antropología e Historia
IN TRO DUC CIÓN
El Ar chi vo de Len guas In dí ge nas de Mé xi co
Plan y ob je ti vos
La fi na li dad fun da men tal de un ar chi vo de len guas es na tu ral men te
la con ser va ción de ma te ria les pri ma rios de ellas, lo que pue de rea li-
zar se de dis tin tas for mas,1 des de la re co lec ción de una lis ta bre ve de
pa la bras has ta la de ma te rial su fi cien te pa ra una des crip ción de ta lla da.
La fun ción de sim ple tes ti mo nio re sul ta ría muy res trin gi da pa ra un
archi vo or ga ni za do sis te má ti ca men te, pe ro ra zo nes de or den prác ti co
y prin ci pal men te el de seo de que la for ma ción del Ar chi vo fue ra una
ta rea rea li za ble en un lap so li mi ta do, han im pues to en el ca so pre-
sen te cri te rios se lec ti vos. Se gún és tos, se han fi ja do co mo ob je tivos:
que el Ar chi vo 1) con ten ga una mues tra re pre sen ta ti va de la dife ren-
cia ción lin güís ti ca de Mé xi co, y 2) sea uti li za ble pa ra com pa ra cio nes
ti po ló gi cas e his tó ri cas.
Pa ra sa tis fa cer el pri mer pun to el Ar chi vo de be rá in cluir equi li bra-
da men te len guas que re pre sen ten los dis tin tos ni ve les de di fe ren-
ciación, des de tron co lin güís ti co a dia lec to. Sin que ello sig ni fi que
un es que ma rí gi do, se han es ta ble ci do al res pec to tres eta pas pa ra la
19
1 Pa ra dis tin tos pun tos de vis ta, cf. IJAL, vol. 20, núm. 2 (1954).
for ma ción del Ar chi vo. En la pri me ra se ar chi va rá una len gua de cada uno de los gru pos que tra di cio nal men te se enu me ran pa ra el país, o
sea, cer ca de trein ta. En la se gun da, se in clui rán las len guas mar ca-da men te di fe ren cia das (cuan do las hay) den tro de ca da uno de los gru pos an te rio res, lo que sig ni fi ca que se ar chi va rán unas vein te len-guas más. En la eta pa fi nal, cu ya me ta es re fle jar la ato mi za da frag-men ta ción dia lec tal que se da en va rias de esas len guas, se inten ta rá cu brir el ma yor nú me ro de lo ca li da des, si bien por un pro ce di mien to
dis tin to del que se em plea rá en las dos pri me ras eta pas.Pa ra que la mues tra sea útil des de un pun to de vis ta ti po ló gi co e
his tó ri co es ne ce sa rio que los ma te ria les ar chi va dos sean com pa ra-
bles en el ma yor gra do po si ble, o sea que se si ga en ca da ca so un
pro ce di mien to sis te má ti co y uni for me. Na tu ral men te a es te re qui si to se han ajus ta do los dis tin tos cues tio na rios ela bo ra dos has ta aho ra pa ra re le va mien to lin güís ti co, pe ro en ellos se han con tem pla do fun-
da men tal men te el as pec to lé xi co, al gu nas ca te go rías gra ma ti ca les
y muy po co ma te rial pre su mi ble men te sin tác ti co.2 Esa ca rac te rís ti-
ca de los cues tio na rios res pon de en bue na par te (hay na tu ral men te
tam bién ra zo nes de or den prác ti co) a la hi pó te sis de que ca da len gua
pre sen ta en to dos sus as pec tos una or ga ni za ción pe cu liar y úni ca
—hi pó te sis que de ser cier ta, in va li da ría cual quier in ten to de ti po lo-
gía— y que por lo tan to no es po si ble re gis trar los pro ce di mien tos
que ex pre san de ter mi na das no cio nes por me dio de la tra duc ción de
ora cio nes en una len gua da da, sin co rrer el ries go de dis tor sio nar la
len gua que se es tu dia y de pa sar por al to lo fun da men tal y es pe cí fi co
de ella. Es cla ro que ese pe li gro —apar te de lap sos oca sio na les o del
ca so de un in for man te o de un in ves ti ga dor muy ine fi cien tes— só lo
exis te si el de sa jus te en tre el con te ni do se mán ti co del cues tio na rio y
la cul tu ra am bien te de la len gua es tu dia da es muy gran de, o que se
pre ten da una tra duc ción li te ral. Pe ro ade más esa con cep ción de la
20
2 Véa se por ejem plo, Mar cel Co hen, Ques tion nai re lin guis ti que. Co mi té In ter na tio nal
Per ma nent de Lin guis tes. Pu bli ca tions de la Com mis sion d’En quê te Lin guis ti que,
1951; más am plio es el “For mu la rio pa ra es tu dios com pa ra ti vos nas lin guas in dí ge nas
bra si lei ras” en O Sec tor Lin güis ti co do Mu seu Na cio nal (or ga ni za ção e ob je ti vos).
Pu bli ca çães avul sas do Mu seu Na cio nal, Rio de Ja nei ro, 1965, pp. 27-36. Sin em bar-
go, re sul ta más ac tual por su con cep ción y su pe rior a cues tio na rios pos te rio res el
in clui do en J. W. Po well, In tro duc tion to the Study of In dian Lan gua ges, With Words,
Ph ra ses and Sen ten ces to Be Co llec ted, Was hing ton, 1877 (2a. ed., 1880).
len gua pa re ce no to mar en cuen ta la di fe ren cia ra di cal en tre la fo no-
lo gía y mor fo fo ne má ti ca y el res to del sis te ma lin güís ti co en cuan to
al pro ble ma heu rís ti co. Si bien se pue den es ta ble cer lis tas de con tras-
tes fo no ló gi cos po si bles,3 que qui zás en al gún mo men to se pueden
con si de rar ex haus ti vas, no hay pro ce di mien to que per mi ta eli ci tar
si una len gua tie ne, por ejem plo, con tras te de pa la ta li zación, ex cep-
to re co gien do ma te rial y ob ser van do si el fe nó me no apa re ce. Pe ro
no es ne ce sa rio; por el con tra rio, re pre sen ta una pér di da de tiem-
po —aun que, en teo ría al gu nos lin güis tas pa re cían con si de rar lo una
vir tud— re gis trar pa si va men te ma te rial de una len gua a la es pe ra de
si sur ge o no una cons truc ción que ex pre se po se sión. Lo que se gu-
ra men te cual quier lin güis ta siem pre ha he cho es su po ner que de al-
gún mo do la len gua ex pre sa la po se sión, ha ob te ni do la tra duc ción
de ex pre sio nes po se si vas de la len gua de con tac to y ha clasi fi ca-
do las for mas ob te ni das así den tro de los me ca nis mos sin tác ti cos o
mor fo ló gi cos co no ci dos. Es de cir que no es ne ce sa rio adop tar hi pó-
te sis ex tre mas so bre uni ver sa les lin güís ti cos pa ra re co no cer que hay
una se rie de ca te go rías se mán ti cas que son las mis mas, por lo me-
nos en un ni vel “éti co”, que, ne ce sa ria o po ten cial men te, se ex pre san
con ma yor o me nor ela bo ra ción en las len guas, y que las es truc tu ras
que las ex pre san no va rían im pre vi si ble men te. Con cre ta men te, una
len gua pue de te ner o no la cons truc ción de no mi na da ecua cio nal, pe-
ro de te ner la, ca si con cer te za ex pre sa rá una no ción co mo iden ti dad,
cla si fi ca ción o exis ten cia.4 Por ello re sul ta fac ti ble la ela bo ra ción de
un cues tio na rio que per mi ta re gis trar có mo se ex pre san una se rie
de no cio nes (ta les co mo ne ga ción, exis ten cia, ac tor, ins tru men to,
etc.), y a tra vés de ellas cap tar las es truc tu ras sin tác ti cas y mor fo ló gi-
cas de una len gua.
21
3 Cf. Pe ter La de fo ged, Pre li mi na ries to Lin guis tic Pho ne tics, Chi ca go y Lon dres,
1971.4 Es pre vi si ble que un test so bre co rre la cio nes en tre ras gos se mán ti cos y es truc-
tu ras for ma les se me jan te al que rea li zó Fer gu son res pec to a la con fi gu ra ción de un
sis te ma fo no ló gi co, da ría el mis mo re sul ta do (cf. Char les A. Fer gu son, “As sump tions
About Na sals” en Jo seph H. Green berg ed., Uni ver sals of Lan gua ge, Cam brid ge,
Mas sa chu setts, 1963, pp. 43, 47, n. 5). Ma te ria les que con fir man lo di cho en el tex to
se en cuen tran en Uriel Wein reich, “On the Se man tic Struc tu re of Lan gua ge”, en el
li bro edi ta do por Green berg ya ci ta do (pp. 114-171) y en las mo no gra fías pu bli ca das
en Wor king Pa pers on Lan gua ge Uni ver sals. Lan gua ge Uni ver sals Pro ject. Com mit-
tee on Lin guis tics, Stan ford Uni ver sity, Stan ford, Ca li for nia, 1-(1969).
En es te Ar chi vo, que cree mos cons ti tu ye el pri mer in ten to sis te má-
ti co de es ta na tu ra le za, no se pre ten de cu brir to dos los as pec tos de
la len gua5 pe ro sí re co ger in for ma ción bá si ca que sea di rec ta men te
uti li za ble o que sir va de pun to de par ti da pa ra in ves ti ga cio nes de ta-
lla das. Se ha de sis ti do de in cluir, ex cep to co mo so me ra ejem pli fi-
cación, la mor fo fo ne má ti ca, pues la com ple ji dad de la ma yo ría de
las len guas que se ar chi va rán exi gi ría am pliar des me su ra da men te
el ma te rial.6 Asi mis mo, en re la ción con cier tas ca te go rías co mo, por
ejem plo, las de mo do y tiem po-as pec to, só lo se pre ten de re gis trar el nú me ro de ca te go rías con tras tan tes, pe ro de nin gún mo do ofre cer
el ma te rial que se ría ne ce sa rio pa ra un es tu dio aun ru di men ta rio de
su con te ni do se mán ti co; no se ría ra zo na ble in ten tar lo den tro de los
lí mi tes de es te Ar chi vo cuan do es el ca so que ese ti po de in for ma ción no se en cuen tra ni en las gra má ti cas más de ta lla das de len guas in dí-
ge nas ame ri ca nas. La fo no lo gía se in clui rá adop tan do un en fo que
au tó no mo de ella, no só lo por que de otro mo do se re que ri ría in cluir
sis te má ti ca men te la mor fo fo ne má ti ca, si no tam bién por que se con si-
de ra en te ra men te vá li do su tra ta mien to au tó no mo.Da do que en la eta pa de re co lec ción a ni vel dia lec tal só lo se tra ta
de ates ti guar con cre ta men te la frag men ta ción lin güís ti ca y que el
nú me ro de lo ca li da des que se de be ría cu brir es muy ele va do, ello
só lo se ha rá in clu yen do en for ma muy res trin gi da as pec tos fo no ló-gi cos y lé xi cos.
En re su men, el Ar chi vo no pre ten de rem pla zar las des crip cio nes par ti cu la res (ni en el ni vel dia lec tal sus ti tuir a un atlas lin güís ti co),
pe ro las com ple men ta rá en cuan to el ma te rial in clui do se rá en te ra-
men te com pa ra ble.7 Da do el pa no ra ma lin güís ti co de Mé xi co, ello
22
5 Apar te de pro ble mas de rea li za ción, pa ra un ob je ti vo tan am plio se ría ne ce sa rio
dis po ner de una lis ta de ras gos se mán ti cos-gra má ti cos co no ci dos, se me jan te a la
lis ta de pro ce di mien tos gra ma ti ca les com pues ta por Whorf (“Lan gua ge: Plan and
Con cep tion of Arran ge ment” en Lan gua ge, Thought and Rea lity. Se lec ted Wri tings of
Ben ja min Lee Whort, Cam brid ge, Mas sa chu setts, 1964, pp. 125-133).6 La can ti dad de ma te rial que se ría ne ce sa rio in cluir se pue de apre ciar con sul-
tando los pa ra dig mas ver ba les in clui dos en Eli nor Briggs, Mi tla Za po tec Gram mar,
Mé xi co, 1951.7 Na tu ral men te el ti po de da tos que pro por cio na rá el Ar chi vo pue de ob te ner se
de des crip cio nes par ti cu la res, pe ro en las gra má ti cas usua les de len guas in dí ge nas
pue de ave ri guar se, por ejem plo, si dos len guas pre sen tan pa ra ex pre sar una no ción lo ca ti va, una fra se pre po si cio nal y una fra se no mi nal, pe ro di fí cil men te si las dos
im pli ca que se po drán rea li zar com pa ra cio nes en tre len guas de tron-
cos lin güís ti cos dis tin tos, y den tro de uno de ellos (oto man gue) en tre
len guas de dis tin tas y de las mis mas fa mi lias.
Or ga ni za ción del Ar chi vo
Pa ra ca da len gua, en las dos pri me ras eta pas, el cor pus que se ar chi va-
rá es ta rá in te gra do por cua tro sec cio nes: fo no lo gía, mor fo fo ne má ti ca,
gra má ti ca y lé xi co.
1. Fo no lo gía. El ma te rial gra ba do en cin ta mag ne to fó ni ca y trans cri-
to, ejem pli fi ca rá los si guien tes as pec tos:
a) in ven ta rio
b) con tras tes no ob vios
c) fo no tác ti ca
d) aló fo nos
Tam bién se in clui rá un diá lo go y un tex to de otro ca rác ter.
Es ne ce sa rio pre ver un mar gen de va ria ción en la pre sen ta ción
de es ta sec ción que de pen de rá del gra do de se gu ri dad al can za do
en el aná li sis fo no ló gi co. Da do que el tra ba jo en mu chas de las len-
guas se rá rea li za do por lin güis tas muy fa mi lia ri za dos con las len guas
respec ti vas, ello ase gu ra un gra do muy al to de afi na mien to en el
aná li sis fo no ló gi co que per mi ti rá una ma yor eco no mía en la pre sen ta-
ción, pe ro se con si de ra su fi cien te pa ra ar chi var una len gua el que se
ha ya de ter mi na do la va ria ción li bre.
2. Mor fo fo ne má ti ca. Co mo el ob je to de es ta sec ción es —ade más
de el de dar una idea del ti po de len gua ba jo es te as pec to— fa ci li tar
la uti li za ción de la sec ción gra ma ti cal, só lo se in clui rá un ejem plo de
ca da uno de los ti pos de he chos mor fo fo ne má ti cos más fre cuen tes
en ca da len gua, por ejem plo: afi ja ción, al ter nan cia vo cá li ca, con so-
nán ti ca o to nal, et cé te ra.
3. Gra má ti ca. El cues tio na rio que se em plea rá es una am plia ción del
ela bo ra do pa ra es te Ar chi vo por el pro fe sor Ray Free ze; cons ta de 594
ora cio nes, pe ro el nú me ro se rá ma yor pues va rias de las ora cio nes
23
len guas em plean la mis ma cons truc ción pa ra de cir ‘en la ca sa’ o ‘en el cam po’, y no
pa re ce que es ta in for ma ción sea su per flua en vis ta de los en fo ques ac tua les en lin-
güís ti ca.
con tie nen va rian tes. La uni for mi dad del cues tio na rio se al te ra rá por
ra zo nes de or den cul tu ral o de am bien te fí si co; en los ca sos en que
por al gu nos de esos mo ti vos no fue ra po si ble la tra duc ción de una
ora ción de ter mi na da, és ta se reem pla za rá por otra lo más se me jan-
te po si ble gra ma ti cal y se mán ti ca men te. El cues tio na rio se am plia rá
cuan do quien ar chi ve la len gua con si de re que hay as pec tos im por tan-
tes de ella que que da rían sin ejem pli fi car o in su fi cien te men te ejem-
pli fi ca dos si se li mi ta ra al cues tio na rio. Ca da ora ción irá acom pa ña da
de la tra duc ción li te ral por pa la bra o, pre fe ren te men te, por mor fe ma.
4. Lé xi co. El vo ca bu la rio cons ta de 532 pa la bras; es tá ba sa do en
las lis tas que em pleó Ro ber to J. Wei tla ner y que cons tru yó con vis-
tas a un me dio me soa me ri ca no. En los ca sos en que la coin ci den cia
se mán ti ca en tre la pa la bra es pa ño la y cual quier pa la bra in dí ge na sea
muy par cial se de be rá in cluir más de un equi va len te.
Pa ra la eta pa de re co lec ción dia lec tal, el ma te rial con sis ti rá en la lis-
ta bá si ca de 100 pa la bras de Swa desh más otras 100 pa la bras que se
se lec cio na rán pa ra ca da fa mi lia lin güís ti ca con ba se en los tra ba jos
com pa ra ti vos y dia lec ta les ya rea li za dos.
Guía del cues tio na rio
La lis ta si guien te es una enu me ra ción (ni ri gu ro sa ni ex haus ti va) de
cons truc cio nes y ca te go rías es pa ño las in clui das en el cues tio na rio
que pue de ser vir de guía pa ra su uso:
Ac tor in de fi ni do (173-178).
Cláu su las su bor di na das:
cau sa les (563, 564); com pa ra ti vas (528-533); con ce si vas (557, 558);
con di cio na les (559-562, 574); fi na les (553-556, 583-587); ob je ti vas
(210-266, 314-316); re la ti vas (78-80, 154-156, 159, 482-508); tem po ra-
les (565-573).
Cláu su las trun ca das (273, 274, 575-577).
Com ple men tos:
co mi ta ti vo (443-447); ins tru men tal (430-442); lo ca ti vo (30-41, 43-58,
449-481); mo dal, pre di ca ti vo (163-167, 178, 179, 398-423); tem po ral
(62, 144-146, 162, 204-209, 263, 276, 285, 286, 291-299, 302, 304,
318-325, 332, 363, 368, 421, 422, 581).
24
Cuan ti fi ca do res (26, 59, 75, 231, 267, 271, 276, 321, 534-552, 578, 579).
Es tar (11, 12, 24-58, 83).
Fra ses no mi na les (519-527).
Ha ber (102-116).
In te rro ga ción (2-4, 20, 22, 24, 29, 31-33, 35-37, 42-44, 47, 49, 52, 59, 66,
67, 71, 72, 76, 86, 90, 91, 94, 103, 104, 107, 119, 122, 123, 126, 127,
133-135, 138-140, 143, 145, 146, 151, 160, 168, 173, 175, 176, 194,
196, 197, 206-209, 215, 218, 220, 223, 224, 226, 236, 245, 252, 265,
266, 302, 303, 326, 327, 424, 426, 428, 433, 435, 448, 449, 452, 454,
481, 489, 497, 579, 593).
Ne ga ción (1, 6, 7, 12, 23, 27, 38, 63, 64, 72-74, 80, 82, 85, 95, 102, 104,
106-109, 112, 118, 120, 121, 128, 131, 132, 134, 153, 181, 183, 188,
198, 200, 201, 205, 216, 217, 222, 227, 228, 239, 241, 247, 249-266,
268-270, 272-274, 280, 282, 287, 289, 303, 317, 319, 320, 331, 386,
420, 442, 466, 471, 506, 537, 553, 563, 564, 572, 573, 576-578, 580,
592, 594).
Nu me ra les (546).
Per so na (8, 9, 60, 131, 180, 192, 204).
Ser con ad je ti vo y con ad ver bio (1-10, 101); con ex pre sio nes sus tan ti-
vas (117-162).
Te ner (59-100).
Tiem po-as pec to (11-17, 61, 62, 142-146, 184-189, 192-201, 318-330).
Ver bos in tran si ti vos (180-191); me teo ro ló gi cos (170-172); mo da les
(267-279, 291-300); de mo vi mien to (301-313); re fle xi vos, cau sa ti vos
(331-397); tran si ti vos, di tran si ti vos (192-209).
Jor ge A. Suá rez
25
27
NOTA INTRODUCTORIA
El autor principal de este libro es el maestro Celestino Cárdenas Mar-
tínez, natural de San Pedro el Alto, Mpio. de Temascalcingo, Estado de
México. El maestro Cárdenas fue Comisario Ejidal (2004-2007) y miem-
bro de varias asociaciones cuyo propósito es obtener apoyos guber-
namentales para mejorar su comunidad tanto en aspectos materiales
como en los de la preservación de la lengua y la cultura mazahuas.
Dirigió un taller en el que niños y adolescentes aprendían la lengua y
su escritura.
Fue maestro de primaria en varias escuelas del Estado de México
y, posteriormente, entre 1978 y 2004, impartió las materias de Histo-
ria Universal e Identidad Estatal en educación media básica en el mis-
mo estado. Simultáneamente, dio clases de mazahua en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma del Estado de Méxi-
co. Cuando se creó la Facultad de Antropología en dicha universidad,
continuó con sus clases hasta su jubilación en 2004.
Ha sido asesor técnico del Instituto Nacional para la Educación de
Adultos (INEA) y ha colaborado en varios libros tales como Instructivo
del alfabetizador. Población mazahua (con Esteban Segundo) y Can-
tos, cuentos y mitos mazahuas
En la Facultad de Antropología de la UAEM conoció al maestro Alfon-
so Serrano, quien lo instó a participar en el Primer Coloquio sobre
Grupos Otomianos del Estado de México que se celebró en 1996. Fue
28
entonces cuando empezamos a trabajar en la preparación del tomo del
Archivo que aquí se presenta, primero en Toluca y después en El Cole-
gio de México. En 2004 el maestro Celestino se jubiló por lo que inte-
rrumpimos el trabajo, que afortunadamente se pudo completar ahora.
El autor acostumbra emplear el alfabeto del INEA para escribir su len-
gua. Por esa razón y por ser el más utilizado en la región se utiliza dicho
alfabeto en el que se distinguen todos los contrastes de la lengua. Se
escribe <j> para la aspiración, por ejemplo, <x> para lo que algunos
lingüistas representarían con /š/. A continuación damos una tabla de
equivalencias para aquellos fonemas cuya grafía difiere de la usada
habitualmente por estudiosos de lenguas amerindias:
Fonémica convencional Grafía INEA
c ts
cv
ch
sv
x
Φ f
h j
Yolanda Lastra
29
ABREVIATURAS
ART artículo
AUM aumentativo
COMPL completivo
DEM demostrativo
DET determinante
DIM diminutivo
DU dual
ENF enfático
EXCL exclusivo
EXHORT exhortativo
FUT futuro
IMPERF imperfecto
INCL inclusivo
INTERR interrogativo
IRR irrealis
NEG negaciónOBJ objetoP personaPL pluralPOS posesivoPRES presentePRET pretéritoPRON pronombreREL relativoREV reverencialTEMP temporal
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FONOLOGÍA
FONEMAS
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ɔ ɔɔ
ɔ ɔ
ɔ
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ʔ ʔ
ʔ
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ɔ ɔɔ
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NARRACIONES
ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ɔ
ɔ
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ɔ ʔ ʔ ʔ
ɔɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ɔɔ
ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ
ʔ ʔ ʔ ʔ εε ɔɔ
ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ɔɔ ʔ εε
ɔɔ ʔ ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ε ʔ ʔ ʔ εε
ʔ ʔ ʔ ɔ ɔɔ ʔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ʔ ʔ
ʔ ʔ ʔ εε ʔ ʔ ʔ
εε ɔɔ ʔ ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ
ʔ ʔ ɔ ʔ ʔ ʔ
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ɔ ʔ ʔ ʔ
ʔ ʔ ɔɔ ʔ ʔ ɔ
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TRADUCCIÓN
EL FIN DEL MUNDO
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ʔ ʔ ʔ ʔ ɔ
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ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ʔ
ʔ ʔ ɔ ʔ
ʔ ʔ ɔɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ
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ʔ ʔ ʔ ʔ ʔ ɔ
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ʔ ʔ ʔ ʔ εε
ɔɔ ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ʔ ɔɔ ʔ
εε ɔɔ ʔ
ʔ ʔ ɔ
ʔ ʔ ʔ ε ʔ ʔ ʔ εε
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ɔ ɔɔ ʔ
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ʔ ʔ ʔ εε
ʔ ʔ ʔ
εε ɔɔ ʔ ʔ ʔ ɔ
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ʔ ʔ ʔ ɔɔ
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TRADUCCIÓN
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CONVERSACIÓN
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ʔ
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SINTAXIS
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ɔ
ɔ
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ʔ ʔɔ ʔɔ ʔ ʔ
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Mazahua de San Pedro el Alto,
Temascalcingo, Estado de México
se terminó de imprimir en octubre de 2011
en los talleres de Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.
Calle 2 núm. 21, San Pedro de los Pinos, 03800 México, D.F.
Portada de Ezequiel de la Rosa Mosco.
Composición tipográfica: El Atril Tipográfico, S.A. de C.V.
Cuidó la edición la Dirección de Publicaciones de
El Colegio de México.