Download - María Madre Nuestra - p. Ángel Peña o.a.r
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P. NGEL PEA O.A.R.
MARA MADRE NUESTRA
LIMA PER 2008
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MARA, MADRE NUESTRA
Nihil Obstat
P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Per
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. Jos Carmelo Martnez
Obispo de Cajamarca
P. NGEL PEA O.A.R.
LIMA PER 2008
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NDICE GENERAL
INTRODUCCIN ............................................................ 5
PRIMERA PARTE - Devocin a Mara .......................... 6
Textos bblicos ............................................................. 6
Mara y los primeros cristianos ............................... 13
Dogmas marianos ...................................................... 16
Mara, mediadora universal ....................................... 27
Otros ttulos marianos ............................................... 31
El himno Akathistos.................................................. 33
Mara y los musulmanes .......................................... 35
Mara y algunos santos ............................................. 37
SEGUNDA PARTE - Devociones a Mara ................. 40
El Rosario .................................................................. 40
El ngelus ................................................................. 57
La medalla milagrosa .................................................. 58
El escapulario del Carmen........................................ 64
Las tres avemaras..................................................... 72
Los cinco primeros sbados ..................................... 79
Otras devociones........................................................ 81
TERCERA PARTE - Amor a Mara .......................... 92
Belleza de Mara ....................................................... 92
Las sonrisas de Mara............................................... 94
Las flores de Mara .................................................. 98
Los perfumes de Mara .......................................... 100
Mara es nuestra madre .......................................... 102
Nos defiende del maligno....................................... 109
Oraciones y poesas a Mara .................................. 114
Contrabando en el cielo ............................................ 119
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CUARTA PARTE - A Jess por Mara ................... 123
Apariciones y milagros de Mara ........................... 123
Convertidos por medio de Mara ........................... 129
Consagracin a Mara ............................................. 135
Reflexiones ............................................................... 142
Invoca a Mara .......................................................... 147
Alabanzas a Mara .................................................. 150
CONCLUSIN ............................................................. 152
BIBLIOGRAFA .......................................................... 153
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INTRODUCCIN
Este es un libro dedicado a la Virgen Mara. En l
deseo expresarle mi cario, que viene desde mi ms tierna
infancia. Por experiencia puedo decir que nunca me he arre-
pentido de amarla y que, cuanto ms la amo, ms amo a
Jess. Por eso, quiero presentar este libro con el deseo de
que todos los que lo lean puedan amarla tambin cada da
ms y amar tambin cada da ms a Jess.
Comenzar dando algunos fundamentos de la devo-
cin mariana con textos bblicos, doctrina de la Iglesia, citas
de santos... Tambin expondr algunas de las principales
devociones a Mara, con oraciones y poesas, todo ello con-
firmado con muchos ejemplos, que puedan ratificar la efica-
cia de la devocin a Mara. La ltima parte trata de Mara
como camino para llegar a Jess. A Jess por Mara. Por
medio de Mara, encontraremos siempre a Jess, como lo
encontraron tantos convertidos y tantos santos a lo largo de
los siglos.
Les deseo a todos un amor grande y profundo a Mar-
a. Que su ternura y amor maternal iluminen sus vidas para
que puedan encontrar por medio de Ella a Jess, el amigo
que siempre nos espera, en la Eucarista.
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PRIMERA PARTE
DEVOCIN A MARA
En esta primera parte, deseo fundamentar la devo-
cin a Mara con textos bblicos y con la enseanza de la
Iglesia y de los santos. Mara ha estado siempre en el co-
razn de la Iglesia y, desde el da de Pentecosts, ha sido la
Madre de la Iglesia que ha velado por Ella para ayudarla en
los momentos difciles de crisis y confusiones para guiarla
hacia Jess.
TEXTOS BBLICOS
Son muchos los textos del Antiguo Testamento, en
que los escrituristas y los grandes santos han visto la presen-
cia de Mara. Hay textos en los que aparece como anunciada
o en figura nuestra Madre Mara.
Ella es prefigurada por Judit, que corta la cabeza de
Holofernes, jefe del ejrcito de los enemigos del pueblo de
Dios, al igual que Mara pisa la cabeza de Satans. Igual-
mente, Ester prefigura a Mara, porque siendo reina, obtiene
que su pueblo no sea exterminado; al igual que Mara, reina
del universo, con su intercesin, consigue que el pueblo de
Dios no sea destruido sino salvado. Tambin el arca de la
alianza es figura de Mara, porque el arca contena la pre-
sencia de Dios y qu mejor arca que Mara, que llev en su
seno al Hijo de Dios? Mara tambin es prefigurada por
aquella nube del profeta Elas. Una nube como la palma de
un hombre, que sube del mar... Poco a poco, se fue oscure-
ciendo el cielo por las nubes y el viento, y se produjo una
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gran lluvia (1 Reg 18, 44-45). Mara es como esa nube pe-
queita, aparentemente insignificante, pero que produce una
gran lluvia de bendiciones sobre toda la tierra. Y es dulce y
tierna con sus hijos como aquella brisa suave, que acarici a
Elas (1 Reg 19, 12). Otra figura de Mara es la escala de
Jacob por donde suban y bajaban los ngeles de Dios (Gn
28,12). Porque ella es el camino ms corto y fcil para llegar
a Jess y, por tanto, al cielo. Veamos ahora algunos textos,
que los santos interpretan referidos a Mara:
- Pondr enemistad entre ti y la mujer. Ella te aplastar la cabeza (Gn 3, 15). As lo traduce
san Jernimo, inspirado por Dios, en la traduc-
cin latina Vulgata, la traduccin oficial de la
Iglesia durante siglos. Mara aplasta la cabeza de
la serpiente infernal, porque contra Ella no puede
nada, ya que es pursima e inmaculada, sin el
ms mnimo pecado.
- Quin es esta que sube del desierto, apoyada en su amado? (Cantar 8, 5). Este texto lo refieren a
su Asuncin a los cielos, pues Mara sube de esta
tierra de desierto, apoyada en su amado Jess.
- Toda hermosa eres, amada ma, y no hay man-cha en ti (Cantar 4, 7). De quin podra decirse
que es inmaculada, sin mancha, sino de Mara?
- Ella es resplandor de la luz eterna, el espejo sin mancha de la actividad de Dios, imagen de su
bondad... Es ms hermosa que el sol, supera to-
do el conjunto de estrellas y, comparada con la
luz, sale vencedora (Sab 7, 26-29). Quin podr-
a ser ms hermosa que el sol sino Mara?
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- Ella, siendo una, lo puede todo (Sab 7, 27). Quin lo puede todo con su poderosa interce-
sin sino Mara? Ella, como dicen los santos, es
la omnipotencia suplicante. Todo lo puede con su
intercesin.
- Dios me cre en el principio de sus caminos y antes de sus obras ms antiguas. Desde la eter-
nidad fui ungida, antes que la tierra existiese...
Bienaventurado quien me escucha y vela a mi
puerta cada da. Porque el que me halla, encuen-
tra la vida y alcanzar el favor de Dios. Y, al
contrario, el que me pierde, a s mismo se hace
dao, y el que me odia, ama la muerte
(Prov 8, 22-36).
- Yo soy la madre del amor hermoso y de la santa esperanza. Venid a m los que me deseis y sa-
ciaos de mis frutos. Porque recordarme es ms
dulce que la miel y poseerme es ms rico que un
panal de miel... El que me escucha jams ser
confundido y los que me sirven no pecarn
(Eclo 24, 24-30).
- He aqu que una virgen dar a luz un nio y le pondr por nombre Emmanuel (Is 7, 14). Quin
ha sido, a la vez, Virgen y Madre fuera de Mar-
a? As lo confirma Mt 1, 23, citando este texto.
- Ella es el jardn cerrado, la fuente sellada (Cant 4, 12), que guarda sus aguas totalmente puras
slo para Dios, porque es virgen.
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- Ella es la puerta cerrada de que habla Ezequiel 44, 1-3: Me llev luego a la puerta de afuera del
santuario, que daba a oriente, pero la puerta es-
taba cerrada; y me dijo Yahv: Esta puerta ha de
estar cerrada, no se abrir ni entrar por ella
hombre alguno, porque ha entrado por ella
Yahv, Dios de Israel. Por tanto, ha de quedar
cerrada. Segn los santos Padres, esta puerta es
figura de Mara, siempre virgen, pues est total-
mente reservada y consagrada a Dios.
Otros autores, siguiendo a san Jernimo, han visto a
Mara en Isaas 11, 1: Y brotar un retoo del tronco de
Jes y una flor surgir de sus races. Este texto lo interpre-
taban los judos del tiempo de Jess, referido al Mesas. San
Ireneo dice textualmente: La Virgen, que concibi a Cristo,
era el retoo (Demonstratio 59). Tambin san Hiplito
habla de que el retoo del tronco de Jes era Mara, porque
Jes era el padre de David y Mara era de la descendencia de
David. Por eso, dice que la flor que surge de sus races es
Jess y el retoo es Mara (Benedictiones Isaac et Iacob I).
Lo mismo afirma Tertuliano (Adversus Marcionem III, 17,
3-4).
Mara es hermosa como la luna, resplandeciente
como el sol (Cant 6, 10). Y a ella le dice Dios: breme,
hermana ma, amada ma, paloma ma, inmaculada ma
(Cant 5, 2). Ella es terrible como un ejrcito formado en
batalla (Cant 6, 4). Es terrible contra Satans, pues le aplas-
ta la cabeza. Hay un texto en el que Mara aparece terrible
contra el maligno. Es en Daniel 2. All aparece una estatua
grande y de aspecto terrible. La cabeza era de oro puro, su
pecho y sus brazos de plata, su vientre y caderas de bronce;
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sus piernas de hierro y sus pies, en parte de hierro y en
parte de barro. Representa esta estatua al rey de las cosas
materiales, a Satans, que quiere reinar en el mundo. Pero
una pequea piedra, desprendida, no lanzada por mano
humana hiri a la estatua en los pies de hierro y barro, des-
trozndola. Creemos que esta piedrecita, se refiere a Mara,
que siendo tan humilde y pequea, sin embargo, puede de-
rrotar el poder de Satans.
Y, si vamos al Nuevo Testamento, san Lucas nos
habla maravillas de Mara en los dos primeros captulos de
su Evangelio. Empieza con las palabras del ngel que reza-
mos en el avemara, palabras divinas y evanglicas, que
debemos repetir frecuentemente. El ngel le dice de parte de
Dios: Algrate (Dios te salve) llena de gracia, el Seor est
contigo (Lc 1, 28). Mara es llena de gracia, totalmente pura
y bella; o, como decimos tambin, inmaculada por un privi-
legio especial de Dios, que en virtud de los mritos de Jess,
la previno de las consecuencias del pecado original y as fue
inmaculada desde el primer momento de su concepcin.
Su prima santa Isabel le dice, inspirada por el Espri-
tu Santo, o mejor dicho, le dice el Espritu Santo por boca de
su prima: Bendita t eres entre todas las mujeres y bendito
es el fruto de tu vientre (Lc 1, 42). Y Mara, inspirada por
Dios, dice: Todas las generaciones me llamarn bienaven-
turada (Lc 1, 48).
Por otra parte, Jess desea que amemos a Mara y
nos la ha dado como madre al decirnos: Ah tienes a tu Ma-
dre (Jn 19, 27). Son palabras dirigidas a cada uno de noso-
tros, como siempre se ha interpretado. De este modo, Mara
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queda constituida por Jess como Madre de todos y cada
uno de los hombres.
Su poder de intercesin ante Jess, queda manifesta-
do con toda claridad en las bodas de Can, cuando Jess
hace su primer milagro, slo porque se lo pide su madre,
manifestando as su voluntad de hacerla siempre feliz y con-
cederle todo lo que pida (Jn 2).
Y ahora que Ella est en el cielo como una reina, co-
ronada de doce estrellas, como dice el Apocalipsis, nos ayu-
da contra el poder del maligno. Fue arrojado el dragn
grande, la serpiente antigua, llamada diablo y Satans... Se
par el dragn delante de la mujer, que estaba a punto de
dar a luz, para tragarse a su hijo en cuanto naciese. Y dio a
luz un varn que ha de apacentar a todas las naciones con
vara de hierro (Jess)... Y el dragn se dio a perseguir a la
mujer (Mara), que haba dado a luz a su hijo varn. Pero le
fueron dadas a la mujer dos alas de guila grande... Se en-
fureci el dragn contra la mujer y se fue a hacer la guerra
al resto de sus hijos, a los que guardan los mandamientos
de Dios y mantienen el testimonio de Jess (Ap 12). En este
captulo, aparece Mara como una mujer inundada de sol,
como en Sab 7, 26-29, donde se dice que es ms hermosa
que el sol y un espejo sin mancha (inmaculada). Se presenta
como el arca de Dios en el cielo. Se abri el templo de Dios,
que est en el cielo y apareci el arca de la alianza (Ap 11,
19). A Mara le dan dos alas de guila grande (sabemos que
las guilas son los enemigos mortales de las serpientes, a
quienes matan aplastndoles la cabeza, como hacen Mara
con Satans), pero el diablo no se da por vencido y trata de
vengarse en los hijos de Mara, es decir, en aquellos que
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guardan sus mandamientos y mantienen el testimonio de
Jess (Ap 12, 17).
Por eso, ella es un arma poderosa para defendernos
del maligno, que siempre nos ataca para apartarnos de Jess.
Ahora bien, Mara y Jess son inseparables y juntos los en-
contraron los pastores y los magos. Por eso, si nosotros que-
remos amar a Jess, debemos amar tambin a Mara. A
Jess por Mara, al igual que el discpulo amado, que estuvo
junto a la cruz de Jess con Mara, acompandola y desde
aquella hora la recibi en su casa (Jn 19, 27), es decir, la
recibi en su corazn como a una madre de verdad, como le
haba dicho Jess. De la misma manera, si nosotros amamos
a Jess, debemos recibir a Mara en nuestro corazn como
nuestra verdadera madre.
Adems, l nos dice: Yo Jess... soy la estrella bri-
llante de la maana. Y el Espritu y la esposa dicen: Ven
(Ap 22, 16). Es decir, el Espritu Santo y su esposa Mara,
quieren que venga Jess a reinar en el mundo. Y se debe
ser tambin nuestro deseo: que Cristo reine y llegue a ser el
Rey de Reyes y el Seor de los Seores (Ap 19, 16) de nues-
tra vida y del mundo entero. Por Mara, llegaremos ms
fcilmente a Jess. Ella es la estrella de Beln, que nos lleva
siempre hacia Jess.
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MARA Y LOS PRIMEROS CRISTIANOS
El amor a Mara no es un invento tardo o una su-
persticin introducida por el emperador Constantino. Ya
hemos visto los textos del Evangelio. Y, si leemos el libro
de los Hechos de los Apstoles, veremos que aquellos pri-
meros cristianos del siglo I: Perseveraban unnimes en la
oracin con Mara, la madre de Jess (Hech 1, 14). No pod-
an vivir solos, necesitaban del apoyo y del amor maternal
de Mara, para no equivocarse en la fe. Y Mara les daba
ejemplo y acuda con ellos a la misa diaria. Dice el texto:
Diariamente acudan unnimes al templo, partan el pan en
las casas (partir el pan o fraccin del pan era la palabra usa-
da en aquel tiempo para hablar de la misa) y tomaban su
alimento con alegra y sencillez de corazn, alabando a
Dios en medio del general favor del pueblo. Y cada da, el
Seor iba incorporando a los que haban de ser salvados
(Hech 2, 46-47).
Y el amor que los apstoles y aquellos primeros cris-
tianos tenan a Mara, como madre de Jess y madre suya,
se lo transmitieron a las generaciones sucesivas. A este res-
pecto, debemos citar a los Santos Padres, que son los escri-
tores cristianos de los ocho primeros siglos (tambin se con-
sidera entre ellos a San Bernardo, aunque es del siglo XII).
Ellos fueron santos y transmitieron la verdadera fe desde el
principio, y la Iglesia con su autoridad aprob su doctrina,
citndolos continuamente como testigos privilegiados de la
tradicin cristiana primitiva. Ellos son, hasta ahora, como la
memoria viva de la autntica doctrina catlica, tal como se
viva en los primeros siglos. Ellos nos transmiten lo que
siempre y en todas partes se crea en aquellos tiempos, lo
cual es fuente segura para saber cul es la verdadera fe que
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Jess ense. Ellos compusieron el Credo (resumen de las
verdades de la fe), fijaron con claridad el canon de las Escri-
turas y precisaron la doctrina catlica al luchar contra los
herejes. Ellos son los garantes y testigos de la autntica doc-
trina catlica y, por eso, algunos concilios y Papas, incluso
hoy, acuden a ellos para confirmar sus enseanzas. En el
concilio de Calcedonia, en el ao 451, se comienza dicien-
do: Siguiendo a los Santos Padres... Pues bien, nosotros
tambin acudiremos a estos Santos Padres para confirmar la
doctrina sobre la Virgen Mara.
Ya en el siglo I, san Ignacio de Antioqua, en sus es-
critos, habla de Mara como madre universal, recalcando su
virginidad perpetua y su maternidad divina. A este respecto,
digamos que en el siglo II ya haba imgenes de Mara, pues
se han encontrado cuatro imgenes de la Virgen con el nio
en las catacumbas de santa Priscila de Roma. En este mismo
siglo, se ha descubierto tambin la inscripcin Ave Mara en
la iglesia-sinagoga de Nazaret, construida sobre la casa de
Jos y de Mara. Sobre esta iglesia, usada por los primeros
cristianos, se haba construido una iglesia bizantina. Sobre la
iglesia bizantina, los cruzados haban construido otra iglesia.
En el siglo XVIII, los padres franciscanos haban construido
otra iglesia ms grande y, actualmente, en el mismo lugar
donde haban sido construidas estas iglesias, sobre la misma
casa de Jos y Mara, est construida la gran baslica de la
Anunciacin, que es obra del arquitecto italiano Giovanni
Muzio, y que fue consagrada el ao 1969.
Antes de construir la actual baslica y al echar abajo
la anterior iglesia, el gran arquelogo bblico padre Bellar-
mino Bagatti aprovech para excavar y descubrir algunos
datos interesantes. En la primitiva iglesia-sinagoga de los
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primeros cristianos de Nazaret, el padre Bagatti encontr la
inscripcin en griego Kaire Maria, Ave Mara. Otro escrito,
en antiguo armenio deca: Virgen bella.
El padre Bagatti le dijo personalmente a Vittorio
Messori: Tenemos la prueba de que la invocacin a Mara
nace con el cristianismo mismo y en el mismo lugar donde
habitaba Mara. Gracias a las excavaciones realizadas, el
catlico sabe que, recitando el rosario, se enlaza a una ca-
dena iniciada en Nazaret mismo. Una cadena de oracin
comenzada por alguno que haba conocido a la Madre de
Jess, cuando para todos no era ms que una joven como
tantas otras1.
En el siglo IV, ya se celebraban en Roma cuatro pro-
cesiones en honor de Mara y se celebraba la fiesta de la
purificacin, adems de la Anunciacin. En Siria, desde el
ao 370, se celebraba la fiesta de la virginidad de Mara. En
el siglo V se comenz a celebrar la fiesta de su Natividad;
en el siglo VI, la fiesta de la Asuncin; y en el siglo VII, la
fiesta de la Inmaculada Concepcin.
Pero qu significa el nombre de Mara? El nombre
de Mara era muy comn entre las mujeres judas en tiempos
de Jess. Mara en hebreo se escribe Mrym y es pronuncia-
do Mirym. Muchos autores han considerado que Mirym
tiene un origen egipcio, pues Mara, la hermana de Moiss,
haba nacido en Egipto. Myr en egipcio, segn se ve por los
jeroglficos antiguos, significa amada. Por otra parte, yam
sera la abreviacin del nombre de Dios, que para los judos
era Yahv. En este caso, Mara significara amada de Yahv.
1 Messori Vittorio, Ipotesi su Maria, Ed. Ares, Miln, 2005, p. 216.
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Pero otros estudios piensan diferente. Segn las ex-
cavaciones practicadas en Ugarit, en Medio Oriente, se ve
que el alfabeto ugartico, que es cuneiforme, es bastante
parecido al alfabeto hebreo. Algunos han considerado de
estos descubrimientos que la raz Mrym es equivalente a la
hebrea marom, que significa excelsa. Segn ellos, Mara
significara La Excelsa, es decir, la ms alta y excelsa de las
criaturas. Ambos significados parecen coincidir, pues la
amada de Dios es, a la vez, la ms excelsa y hermosa de
todas las criaturas.
De todos modos, sea cual sea su significado etimol-
gico, lo importante es saber que, para nosotros, el nombre de
Mara, que tantos millones de mujeres y de hombres cristia-
nos llevan, es un nombre que nos inspira amor y confianza
en la madre de Jess y madre nuestra.
DOGMAS MARIANOS
Son cuatro los dogmas definidos hasta ahora sobre
Mara: Su Maternidad divina, su Virginidad perpetua, la
Inmaculada Concepcin y su Asuncin a los cielos.
a) MARA, MADRE DE DIOS
La expresin Madre de Dios (theotokos en griego),
segn algunos autores, la habra usado ya Orgenes en el
siglo II. De lo que no hay ninguna duda es de que la emple
Alejandro de Alejandra (Epist ad Alexandrum Constantino-
politanum 12; PG 18, 568) en el siglo III. Ya en este siglo
III era frecuente denominar a Mara como madre de Dios.
Tambin se sabe que antes del concilio de Efeso (ao 431),
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exista ya en Jerusaln y en Constantinopla una fiesta a Mar-
a, Madre de Dios. San Atanasio, en el siglo IV, emplea mu-
chas veces el trmino madre de Dios2 y engendradora de
Dios3. Del siglo III, hacia el ao 250, es una oracin que se
conserva en un papiro de Manchester en Inglaterra:
Bajo tu proteccin nos acogemos santa Madre de
Dios, no deseches las splicas que te dirigimos en nuestras
necesidades; antes bien, lbranos siempre de todo peligro.
Oh Virgen gloriosa y bendita. La Iglesia copta de Egipto
sigue rezando esta oracin desde el siglo III y, al final, dice
literalmente: T, la sola pura y bendita, asegurando que
Mara es la nica totalmente pura, santa y bendita del gnero
humano. Pero, como vemos, se dice tambin con toda clari-
dad Madre de Dios.
Esta doctrina de Mara, Madre de Dios, fue definida
solemnemente como dogma de fe en el concilio de feso en
el ao 431. San Cirilo de Alejandra, que presidi el conci-
lio, escribi: Me admiro de que haya alguien que pueda
poner en duda, si la Santsima Virgen deba ser llamada
Madre de Dios; porque, si Nuestro Seor Jesucristo es
Dios, la santa Virgen su madre, es forzosa e innegablemente
Madre de Dios. sta es la fe que nos han enseado los
apstoles, sta es la doctrina de nuestros padres. No que la
naturaleza del Verbo o la divinidad haya tomado principio
de Mara, sino que en ella ha sido formado y animado de un
alma racional el sagrado cuerpo, al cual el Verbo se ha
unido hipostticamente, lo que hace decir que el Verbo na-
ci segn la carne. As en el orden de la naturaleza, aunque
las madres no tengan parte alguna en la creacin del alma,
2 De virginibus 2, 2, 7; PL 16, 209. 3 Quae Deum generaverat: Expositio Evangelii secundum Lucam 10, 130; PL
15, 1837.
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no deja de decirse que son madres del hombre en su totali-
dad y no que solamente lo sean de su cuerpo4.
El Papa Juan Pablo II deca: Mara es verdadera-
mente la madre de Dios; puesto que la maternidad abarca
toda la persona y no slo el cuerpo. De este modo, el nom-
bre theotokos (madre de Dios) viene a ser el nombre propio
de la unin con Dios, concedido a la Virgen Mara5.
b) LA VIRGINIDAD PERPETUA DE MARA
Mara fue virgen antes del parto, en el parto y des-
pus del parto, es decir, siempre. En el siglo II, san Justino
es el primer telogo en llamar a Mara La Virgen, como si
fuese su nombre propio6, confesando, implcitamente su
virginidad perpetua. Lo mismo podemos decir de san Ireneo,
Orgenes y san Hiplito, que tambin llaman a Mara La
Virgen. Orgenes habla de la virginidad perpetua de Mara al
decir que no existe otro hijo de Mara, sino Jess, segn la
opinin de aquellos que juzgan rectamente sobre Jess7.
San Clemente Alejandrino (+215) habla claramente
de la fe de la Iglesia en la virginidad perpetua de Mara y
habla de la relacin existente entre Mara y la Iglesia. En los
primeros Credos, que se remontan al tiempo de los apsto-
les, se dice que Jess naci de una virgen, lo cual tambin
parece indicar lo mismo. En el siglo IV, san Atanasio fue el
gran defensor de la virginidad de Mara y lo mismo san Epi-
fanio de Salamina, san Efrn y san Juan Crisstomo (In
4 Carta I, 27-30. 5 Carta apostlica mulieris dignitatem N 4. 6 San Justino, Apologa I. 33. 7 Comentario al Ev. de san Juan, I, 4.23.
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Matth. Hom 5, 2-3). San Atanasio escribi: Jess, hecho
carne, es engendrado en los ltimos tiempos de santa Mara
siempre Virgen (smbolo de Alejandra, atribuido a san Ata-
nasio).
San Hilario de Poitiers, en un escrito del ao 356, di-
ce que algunos de su tiempo negaban la virginidad de Mara
y los llama individuos sin religiosidad, completamente ale-
jados de una enseanza espiritual. Los principales oposito-
res fueron Helvidio y Bonoso, pero contra ellos escribi san
Jernimo. En 383 escribi una carta Adversus Helvidium,
donde da argumentos de la Escritura y de la tradicin. Bo-
noso fue condenado por los obispos del Iliricum en una
clebre carta, cuyo autor, segn algunos, pudo ser el Papa
san Siricio.
San Jernimo escribi otra carta famosa contra Jovi-
niano (Adversus Iovinianum), donde aplica a Mara las pala-
bras del Cantar de los cantares y dice: Mi hermana, mi espo-
sa, es un jardn cerrado, una fuente sellada (Can 4, 12) y
dice: Cristo es Virgen y la madre del Virgen es Virgen tam-
bin para siempre, es Virgen y Madre (carta 49). San
Agustn habla mucho de Mara como virgen perpetua, sobre
todo, en sus sermones 188 y 189.
San Ambrosio tiene un texto hermoso sobre la virgi-
nidad perpetua de Mara. Dice: Que escuchen el smbolo
(Credo) de los apstoles que la Iglesia romana guarda y
custodia intacto... sta es la virgen que concibi en su seno,
sta es la virgen que dio a luz un hijo... Porque Isaas no
dijo solamente que una virgen concebira, sino tambin que
dara a luz un hijo. Ahora bien, ella es la puerta del santua-
rio, la puerta oriental que permanece siempre cerrada y de
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la que se dice que nadie atravesar, sino solamente el Dios
de Israel (Ez 44,2). sta es la puerta bendita de Mara; de
ella se escribi: El Seor pasar a travs de ella y se ce-
rrar despus de su paso, porque concibi virgen y dio a luz
siendo virgen (carta 42). Y la llamaba la siempre Virgen
(aeiparthenos en griego).
A partir del siglo IV, qued para todos clara la doc-
trina de la virginidad perpetua de Mara, que fue definida
como dogma de fe en el concilio tercero de Letrn en el ao
649 con estas palabras:
Si alguno, contra la opinin de los Santos Padres, no
afirma que la santa e inmaculada Mara, siempre virgen, es
verdaderamente madre de Dios..., que dio a luz sin perder
su integridad, conservando inmune su virginidad, sea ana-
tema.
Lutero y Calvino defendieron abiertamente la virgi-
nidad perpetua de Mara y Lutero defini como locos y vi-
llanos a quienes negaban esta creencia. Un siglo despus, la
confesin de fe de los calvinistas confirmaba esta verdad de
que Mara haba sido virgen en el parto, antes del parto y
despus del parto. Esto mismo afirman los ortodoxos.
c) INMACULADA CONCEPCIN
Desde el siglo II, aparecen frmulas claras de la
ntima unin de Cristo con Mara en la lucha contra el dia-
blo. Y varios autores como san Ireneo, san Epifanio, san
Cipriano, san Isidoro Pelusio y san Justino ven a Mara en el
Gn 3, 15: Ella te aplastar la cabeza, para indicar que
nunca el diablo tuvo dominio sobre ella y, por tanto, intuyen
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que no tuvo el pecado original, siendo as inmaculada. La
comparacin que hace san Pablo entre Adn y Cristo, les
hace ver el paralelismo entre Eva y Mara. Mara es la nueva
Eva, la segunda Eva, por quien nos viene la vida.
Dice san Ireneo: Como Eva se hizo desobediente y se
hizo causa de muerte para ella y para todo el gnero huma-
no, as Mara se ha hecho para ella y para todo el gnero
humano causa de salvacin... Lo que haba atado la des-
obediencia de Eva, fue desatado por la obediencia de Mara
y lo que at Eva por su incredulidad, lo desat la Virgen
Mara por su fe8. Desde el siglo IV, es comn llamar a Mar-
a la toda santa (panagia en griego), pursima y santsima.
Despus del concilio de feso, en el siglo V, aclaman a
Mara con el ttulo de resplandeciente santidad universal, lo
cual significa de alguna manera que es inmaculada.
Sobre esta doctrina, hay un texto muy hermoso de
san Efrn (siglo IV) que dice: Mara es mucho ms pura que
los rayos del sol... T, Seor, y tu madre sois los nicos que
en todo aspecto sois perfectamente hermosos, pues en Ti,
Seor, no hay mancilla ni mcula en tu madre (Poemas de
Nsibe 27).
San Proclo, patriarca de Constantinopla (+446), de-
ca: Jess naci sin mancha de la que l mismo se prepar
sin mancha alguna... Mara es el orbe celestial de una nue-
va creacin en la que el sol de justicia (Cristo) siempre bri-
lla y as ha alejado de su alma (de Mara) la oscuridad de
la noche del pecado9.
8 Adversus haereses 3, 22, 4. 9 Oratio 6 de laudibus S. Mariae: PG 68, 758 A.
-
22
San Agustn, hablando del pecado original, con el
que todos nacemos dice: excepcin hecha de la santa Virgen
Mara a la cual, por el honor del Seor, pongo en lugar
aparte, cuando hablo del pecado (De nat et gr I, 37, 47).
San Juan Damasceno, en el siglo VIII, dice: Oh hija
santsima de Joaqun y Ana..., fuiste conservada sin man-
cha, como esposa de Dios, para que por tu naturaleza fue-
ses la madre de Dios10
.
En las apariciones de Mara en 1830 en Pars a santa
Catalina Labour, aparece, aplastando la cabeza de la ser-
piente (Gen 3, 15), con estas palabras: Oh, Mara, sin peca-
do concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Se
dice: Oh, Mara, sin pecado concebida (es decir, inmacula-
da). La misma Virgen Mara, en las apariciones de Lourdes,
en 1858, dijo a santa Bernardita: Yo soy la Inmaculada Con-
cepcin, confirmando as la definicin dogmtica del Papa
Po IX que haba definido esta doctrina en 1854, con estas
palabras:
Declaramos, pronunciamos y definimos que la doc-
trina que sostiene que la bienaventurada Virgen Mara en el
primer instante de su concepcin, por privilegio y gracia
especial de Dios y en atencin a los mritos de Jesucristo,
salvador del gnero humano, fue preservada de la mancha
de pecado original ha sido revelada por Dios y ha de ser
por tanto, firme y constantemente creda por todos los fie-
les11
.
10 Hom in nativ B.V. Mariae, 7; PG 96, 671. 11 Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854.
-
23
Aquel da, 8 de diciembre de 1854, en el momento
en que el Papa Po IX dio lectura a la bula Ineffabilis Deus,
proclamando el dogma de la Inmaculada Concepcin de la
Virgen Mara, ocurri algo sobrenatural: un rayo de luz,
proveniente de lo alto, inund su frente. Un fenmeno fue-ra de lo comn, porque en ninguna poca del ao y, menos
en la estacin invernal, poda venir un rayo de ninguna ven-
tana de la baslica vaticana, llegando hasta el bside donde
se encontraba el Papa. Sor Julia Filippani, que estaba pre-
sente en la baslica de San Pedro durante la ceremonia y
muy cercana al Papa, dijo con toda seguridad: Aquella luz fue atribuida universalmente a una causa sobrenatural. El
rayo de sol que envolvi de improviso la majestuosa frente
de Po IX, precisamente en el momento que se lea el texto
de la definicin dogmtica, era como la sonrisa de Dios,
como una respuesta del cielo a la tierra.12
De hecho, el mismo Papa coment a unas religiosas
su experiencia personal: En ese momento, Dios me dio un conocimiento tan claro y tan profundo de la pureza total de
la Virgen, que me sent abismado con aquel conocimiento y
por mi alma se desbordaron unas delicias inenarrables,
delicias que no se pueden comparar con nada de este mun-
do. Debo afirmar que, de no haber sido asistido en aquellos
momentos por una gracia o ayuda especial, yo hubiera
muerto entonces de la dicha que senta, bajo el impacto de
aquel conocer contemplativamente la incomparable hermo-
sura de la Virgen Inmaculada.
12 Sensonetti Vincenzo, LImmacolata concezione, Ed. Piemme, 2004, p. 45.
-
24
d) ASUNCIN DE MARA
Sobre la Asuncin de Mara, hay escritos del siglo
IV, llamados Transitus, donde se habla del trnsito de Mara
en cuerpo y alma al cielo, es decir, de su Asuncin. As lo
afirma el Transitus, escrito por el seudo Melitn a finales
del siglo IV, donde habla de la resurreccin definitiva del
cuerpo de Mara. Tambin en el siglo IV se encuentra el
testimonio de san Epifanio, que admite la posibilidad de que
su cuerpo glorificado est en el cielo. En el siglo VI, ya se
celebraba la fiesta de la Dormicin en Jerusaln y, hacia el
ao 600, en Constantinopla. Y del siglo VIII hay hermosas
homilas sobre la Asuncin, nombre que parece ms antiguo
que el de Dormicin. Entre los autores de estas homilas
estn san Modesto, san Germn de Constantinopla, san
Andrs de Creta y, especialmente, san Juan Damasceno.
Sobre la Asuncin de Mara nos dice san Gregorio
de Tours en el ao 590:
Los apstoles se repartieron por diferentes pases
para predicar la palabra de Dios. Ms tarde, la bienaventu-
rada Mara lleg al fin de su vida y fue llamada a salir de
este mundo. Entonces, todos los apstoles vinieron a reunir-
se en la casa de Mara y, al saber que deba salir de este
mundo, permanecieron todos juntos velando. De repente, el
Seor apareci con sus ngeles, cogi su alma, se la en-
treg a Miguel, el arcngel, y desapareci. Al amanecer, los
apstoles tomaron el cuerpo, lo pusieron sobre una camilla
y lo colocaron en una tumba, velndolo mientras esperaban
la venida del Seor. Y, de nuevo, se present el Seor, de
repente, y mand que el santo cuerpo fuera levantado y lle-
vado al paraso sobre una nube. All, reunido con su alma,
-
25
se llena de gozo con los elegidos de Dios y disfruta de las
bendiciones de la eternidad, que nunca terminarn13
.
San Juan Damasceno (675-749) escribi: Era preci-
so que aquella que, al ser madre, haba conservado intacta
su virginidad, obtuviera la incorrupcin de su cuerpo des-
pus de morir. Era preciso que quien llev en su seno al
Creador hecho nio, habitara en los divinos tabernculos.
Era preciso que la madre de Dios poseyera las cosas de su
Hijo y que, por todas las criaturas, fuera ella venerada co-
mo sierva del Seor y madre de Dios14
.
Como dogma de fe, fue definido por el Papa Po XII
el ao 1950, diciendo: Para gozo y alegra de toda la Igle-
sia, con la autoridad de Nuestro Seor Jesucristo, de los
bienaventurados apstoles Pedro y Pablo y con la nuestra,
pronunciamos, declaramos y definimos, ser dogma de reve-
lacin divina que la inmaculada madre de Dios, siempre
Virgen Mara, cumplido el curso de su vida terrena, fue
asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial15
.
Como dato curioso, podemos anotar que, cuando los
protestantes oyeron hablar de que el Papa Po XII iba a pro-
clamar el dogma de la Asuncin de Mara, muchos de ellos
protestaron. Decan: Dnde est eso en la Biblia? Y crean
que esa definicin iba a terminar con el ecumenismo catli-
co. Sin embargo, ocurri lo contrario; a partir de la defini-
cin del dogma de la Asuncin, comenz un nuevo amane-
cer del ecumenismo catlico. Adems, uno de los que ms
protestaron, el gran telogo Max Thurian de la Comunidad
13 Lib. 1 miraculorum: in gloria martyrum c.4. 14 Homila sobre la dormicin de Mara, 278. 15 Bula Munificentissimus Deus del 1 de noviembre de 1950.
-
26
de Taize (Francia), se hizo catlico y muy amante de Mara,
muriendo como sacerdote catlico, precisamente, en la fies-
ta de la Asuncin de 1996.
Otro dato interesante es lo que cuenta en sus Memo-
rias la que fue durante cuarenta aos ama de llaves del Papa
Po XII. El dogma de la Asuncin iba a ser proclamado el 1
de noviembre de 1950. Ella dice:
El 30 de octubre de aquel ao de 1950, a la vuelta de su paseo por los jardines vaticanos, nos cont Po XII
que, mientras paseaba, vio un espectculo raro en el cielo.
El sol estaba todava bastante alto y pareca una bola oscu-
ra de amarillo plido, rodeada de un resplandor muy bri-
llante. Delante del sol se meca una nubecilla tenue y clara.
El sol se mova ligeramente como balanceando a derecha e
izquierda sobre su eje, y en su interior se observaban unos
movimientos continuos. El conjunto ofreca una vista mara-
villosa y se podan fijar los ojos en l sin deslumbrarse.
Al da siguiente domingo, fuimos expectantes al
jardn, pero no vimos nada. El Santo Padre nos pregunt:
- Lo han visto? Hoy ha ocurrido lo mismo que ayer.
El mismo espectculo lo vio tambin el da de la
promulgacin dogmtica, as como en la octava.16
De esta manera, Dios quera bendecir al Papa, que
vio en cuatro oportunidades el milagro del sol, que represen-
taba a Mara, la mujer vestida de sol del Apocalipsis.
16 Pascalina Lehnert, Al servicio de Po XII, Ed. BAC, Madrid, 1984, p. 156.
-
27
MARA, MEDIADORA UNIVERSAL
Esta doctrina no es dogma de fe, pero muchos san-
tos, a lo largo de los siglos, han considerado que Mara era
la ecnoma de Dios y que todas las gracias y bendiciones
que recibimos de Dios, las recibimos por medio y por manos
de Mara. No es que esto debiera ser necesariamente as.
Simplemente, es el designio de Dios. l ha querido que to-
das las gracias y mritos, que Jess nos ha conseguido con
su pasin y muerte, sean distribuidos por manos de la madre
universal: Mara.
Deca san Ireneo en el siglo II: Mara ha sido consti-
tuida causa de salvacin para todo el gnero humano17
.
Orgenes afirma: Como el pecado comenz por una mujer,
as el principio de la salvacin vino por otra mujer (Homil
in Luc 8, 1) y aade: A la desobediencia de Eva, se contra-
pone la obediencia de Mara; a Eva, fuente de maldicin y
sufrimiento para todo el sexo femenino, se contrapone Mar-
a, que comunica bendicin y alegra a todas las mujeres y
en particular a las vrgenes18
.
San Germn de Constantinopla (+733) deca: Verda-
deramente, no hay lmite en tu grandeza, oh Mara. No hay
saciedad en tu ayuda ni hay nmero en tus grandes benefi-
cios. Nadie es salvado, sino a travs de ti, oh toda santa;
nadie recibe un don, sino por medio de ti; a nadie se otorga
la gracia, sino por ti. Por eso, quin no te proclamar
bienaventurada?, quin no te enaltecer? Gloria a ti, que
has recibido del que es tu Hijo y tu Dios, dones magnficos y
17 Adv. haereses 3, 22, 4; PG 7, 959. 18 In Luc fragm 12; Hom in Mt 1, 5.
-
28
maravillosos por los que te honrarn todas las generacio-
nes19
.
San Luis Mara Grignion de Montfort dice: El Alt-
simo la ha constituido tesorera nica de todos sus tesoros y
nica dispensadora de sus gracias... Afirmo que, dadas las
cosas como son, habiendo Dios querido comenzar y acabar
sus mayores obras por medio de la Santsima Virgen desde
que la form, es de creer que no cambiar jams de proce-
der: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su
manera de obrar... Por eso, es justo repetir con los santos:
de Mara nunca se habla bastante. Mara no ha sido an
alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Mere-
ce an mejores alabanzas, respeto, amor y servicio20
.
San Pablo de la cruz: Mara es la tesorera de todas
las gracias. San Bernardo es el santo por excelencia de la
mediacin universal de Mara. Dice: Mara es la mediadora
universal de todas las gracias. Toda gracia que Dios da a
los hombres, pasa de Dios a Cristo, de Cristo pasa a Mara
y por Mara se nos da a nosotros21
. La voluntad de Dios es
que todo lo recibamos por medio de Mara (homila en la
Natividad de Mara 4-7).
San Bernardino de Siena (1380-1444): ste es el
proceso en la distribucin de las gracias divinas: de Dios
fluyen a Cristo, y de Cristo a su Madre; y de ella a toda la
Iglesia. No vacilo, por ello, en decir que ha recibido juris-
19 Homila sobre el cngulo y los santos paales. 20 Tratado de la verdadera devocin a la Santsima Virgen N 44, 15 y 10. 21 Sermn 6.
-
29
diccin sobre las gracias que se administran por sus santas
manos22
.
San Alfonso Mara de Ligorio: Dios quiere que to-
das las gracias, que han sido, son y sern dispensadas a los
hombres hasta el fin del mundo por los mritos de Jesucris-
to, sean dispensadas por las manos y por la intercesin de
Mara23
. Ella es la tesorera de todas las gracias que Dios
nos quiere dispensar (Visitas al Santsimo 25).
Esta misma doctrina de Mara, mediadora de todas
las gracias, nos la ensea la Iglesia a travs de la enseanza
de los Papas.
Po IX deca: Dios ha encomendado a Mara el teso-
ro de todos sus bienes, para que todos sepan que por Ella se
obtiene toda esperanza, toda gracia y toda salvacin24
.
Len XIII, en su encclica sobre el rosario, Supremi
apostolatus (ao 1883) dice: Mara es guardiana de nuestra
paz y dispensadora de las gracias celestiales. En su enccli-
ca Octobri mense (1891) dice: Por voluntad de Dios, nada
del inmenso tesoro de todas las gracias que el Seor ha
acumulado, nos viene si no es por Mara... Qu grande es
la sabidura y la misericordia reveladas en este designio de
Dios! Mara es nuestra gloriosa intermediaria... Ella es la
poderosa madre del Dios omnipotente.
San Po X (1903-1914) en su encclica Ad diem illum
dice: Mara mereci ser, de manera dignsima, la reparado-
22 Sermo de nativitate B.V. Mariae, c.8. 23 Las glorias de Mara, cap 5. 24 Encclica Ubi primum del 2 de febrero de 1849.
-
30
ra del mundo perdido y, por consiguiente, la dispensadora
de todos los dones que Jess adquiri para nosotros con su
muerte y sangre. No negamos que la distribucin de estos
dones pertenece por derecho propio y estricto a Jess, pero
fue concedido a esta augusta Virgen ser, junto con su
unignito Hijo, la ms poderosa mediadora y conciliadora
de todo el mundo. As, Cristo es la fuente... Mara es el ca-
nal, es el cuello por el cual el Cuerpo est unido a la Cabe-
za, y la Cabeza enva su poder y fuerza al Cuerpo. Porque
ella es el cuello de nuestra Cabeza, por medio del cual to-
dos los dones espirituales se comunican a su Cuerpo.
Benedicto XV concedi a los obispos del mundo,
que se lo pidieron, la gracia de celebrar el oficio litrgico y
la misa de Mara, mediadora de todas las gracias, segn el
rescripto de la Sagrada Congregacin de ritos del 12 de ene-
ro de 1921.
Po XI (1922-1939) en la carta apostlica Cognitum
sane dice que ella es la tesorera de todas las gracias.
Po XII en la encclica Mediator Dei (1947) afirma:
Dios quiso que todo lo tuviramos por medio de Mara.
Pablo VI en la encclica Mense malo (1965) dice:
Mara ha sido constituida por Dios administradora y dis-
pensadora generosa de los tesoros de su misericordia.
Juan Pablo II en una catequesis, dada el 6-IX-1995,
deca: Mara, como mediadora maternal nos transmite los
dones divinos, intercediendo continuamente por nosotros.
-
31
OTROS TTULOS MARIANOS
Adems de las cuatro definiciones marianas que
hemos anotado y del ttulo de mediadora universal, hay
otros muchos ttulos que la Iglesia le ha dado a Mara a lo
largo de los siglos.
El ms importante es el de ser Madre de todos los
hombres, madre universal o madre espiritual. Ya san Ignacio
de Antioquia en el siglo I, y san Ireneo y san Justino en el
siglo II, hablan de Mara como madre de todos y, concreta-
mente, como madre de los vivientes.
En el siglo II hay una hermosa frase de Orgenes:
Nadie puede comprender el Evangelio, si no ha reclinado su
cabeza sobre el pecho de Jess y no ha recibido de l a
Mara como madre25
.
San Ambrosio deca: Eva es llamada madre de la ra-
za humana y Mara es la madre de la salvacin (carta 63).
San Jernimo afirma: La muerte vino por Eva, y la vida por
Mara (carta a Eustaquia 22). Es interesante anotar que,
desde el siglo II, la mayora de los escritores cristianos hace
el paralelismo entre Eva y Mara, al igual que san Pablo
hace el paralelismo entre Adn y Cristo. A Mara la llaman
la nueva Eva o segunda Eva.
A este respecto, ensea el Catecismo de la Iglesia
catlica: Numerosos Padres y doctores de la Iglesia han
visto en la mujer, anunciada en el protoevangelio (Gen 3,
15) a la madre de Cristo, es decir, a Mara como la nueva
Eva (Cat 411).
25 In Jn I, 6; citado por J. Quasten, Patrologa I, BAC, Madrid, 1961, p. 379.
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32
El Papa san Po X escribi: No es Mara la madre
de Cristo? Ella es, por tanto, tambin nuestra Madre... La
bienaventurada Virgen es, a la vez, Madre de Dios y de los
hombres. Siempre se ha visto la maternidad universal de
Mara en el texto: Ah tienes a tu madre (Jn 19, 27). El Papa
Po XI habl sobre la maternidad universal de Mara en ms
de 50 ocasiones.
En el concilio Vaticano II se dice: Porque Mara fue
asunta al cielo, no ha dejado su misin salvadora sino que,
con su mltiple intercesin, contina obtenindonos los do-
nes de la salvacin eterna... Por este motivo, la Santsima
Virgen es invocada en la Iglesia con los ttulos de abogada,
auxiliadora, socorro y mediadora (Vaticano II, Lumen gen-
tium 62).
Otro ttulo muy usado, desde el siglo VII, es el de
Reina. Ya el Papa Martn I (+655) se refiere a Mara como
reina y emperatriz. El Papa Po XII es el Papa por excelen-
cia de la realeza de Mara, el que ms veces y con ms fuer-
za habl de Mara como reina.
San Po X y Juan Pablo II son los Papas que ms han
hablado de la consagracin al Inmaculado Corazn de Mar-
a.
El Papa Juan Pablo II dice que Mara merece el ttulo
de Sede de la sabidura (Veritatis splendor 120). Pablo VI la
nombr Madre de la Iglesia.
Al final del concilio de feso se saluda a Mara co-
mo resplandeciente santidad universal y como santsima. En
-
33
ese mismo ao 431, en una homila despus del concilio, se
dice:
Te saludamos Mara, madre de Dios, tesoro venera-
ble del mundo entero, luz jams extinguida... Templo jams
destruido, que contiene al que no se puede contener... Por ti
es exaltada la Trinidad, por ti se alegran los cielos, por ti se
regocijan los ngeles y arcngeles; por ti se alejan los de-
monios; por ti llega el santo bautismo a los que creen, por ti
se han fundado las Iglesias de todo el universo y por ti son
guiados los pueblos a la conversin26
.
Y todo esto sin contar los nombres que le damos en
las letanas o los que le dan a Mara en cada lugar o regin
del mundo entero. Veamos tambin los nombres que los
orientales le dan desde el siglo V en el famoso himno Akat-
histos.
EL HIMNO AKATHISTOS
Este famoso himno de la liturgia bizantina, del pa-
triarcado de Constantinopla, es del siglo V y en l se mani-
fiesta un gran amor a Mara con las expresiones ms hermo-
sas. Este himno fue compuesto en honor de la Anunciacin.
Akathistos significa (no sentado), porque se cantaba de pie
como seal de alegra y respeto a Mara. Sola cantarse
completo con las 24 estrofas, en griego, el quinto domingo
de Cuaresma. En otras oportunidades, se cantaba la cuarta
parte. Veamos algunas de las maravillas que se dicen de
Mara.
26 Surez Po, Mariologa, Ed. Centro mariano monfortiano, Lima, 1988,
p. 280.
-
34
Cantar alegremente un himno a la Reina Madre y
me presentar con alegra para honrarla y para cantar
sus privilegios...
Salve, oh perfume del Rey universal, pursima Vir-
gen salvacin del mundo!
Salve, oh Madre de Dios!, fuente copiosa y viviente.
Salve, oh Aurora esplndida, que nos has dado al
sol, que es Cristo!
Salve, oh puerta nica, por la cual slo ha pasado el
Verbo!
Salve, oh altura inaccesible, oh profundidad ines-
crutable, incluso para los ojos de los ngeles!
Salve, trono del rey, porque llevas contigo al que
sustenta todas las cosas.
Salve, oh escalera celestial, por la que Dios descen-
di a la tierra!
Salve, oh puente que pasa a los mortales de la tierra
al cielo!27
T, la Madre Virgen, eres la defensa de las vrgenes
y de todos cuantos a ti acuden, pues as te hizo el Se-
or de toda la tierra y del cielo. Oh, la sin mancha!
Ave, columna de sagrada pureza! Ave puerta de la
salvacin eterna!28
Entonando himnos a tu parto, el universo te canta
como templo viviente, oh Reina. El Seor te hizo to-
da santa (panagia) y gloriosa, y nos ha enseado a
alabarte29
.
27 Carol J.B., Mariologa, Ed. BAC, Madrid, 1964, p. 193. 28 Estrofa 19. 29 Estrofa 23.
-
35
Durante el canto de este himno, el celebrante de rito
oriental, ortodoxo o catlico, acostumbra a incensar el icono
de Mara varias veces y despus lo besa. Como ceremonia
final, se postra delante de la imagen y la inciensa y besa de
nuevo. El himno del Akathistos es para los cristianos orien-
tales como el rosario para los catlicos de rito latino: la me-
jor expresin de amor a Mara.
MARA Y LOS MUSULMANES
Karl Barth, un famoso telogo protestante, dijo y re-
piti muchas veces que la Mariologa (tratado de Mara) era
un tumor que haba que extirpar del catolicismo, como si el
amor a Mara fuera antibblico y, por tanto, supersticioso y
malo. Pero todo el amor de todos los hombres que han exis-
tido, existen y existirn, no se acercar ni un poquito al
amor de Dios por Mara, que la escogi desde toda la eterni-
dad para ser la madre de Jess. Y cunto la amaba Jess?
Acaso no quiere Jess que amemos a su Madre? No hizo
su primer milagro, porque ella se lo pidi, aunque dijo que
no haba llegado su hora?
Los judos que, desde el siglo primero rechazaron a
Cristo, siguen rechazando tambin a Mara, como si hubiera
sido una mujer vulgar y pecadora. Los hermanos protestan-
tes la respetan, pero no la aman. Sin embargo, Lutero s la
amaba, aunque no crea en su Inmaculada Concepcin, pero
s crea firmemente en su virginidad perpetua y la llamaba
Madre de Dios.
Los musulmanes le tienen a Mara un respeto muy
especial. Hay un texto islmico antiguo que dice: Todo hijo
-
36
de Adn, al nacer, es tocado por Satans, salvo el hijo de
Mara y su madre. Todos los musulmanes recuerdan un
hadith o dicho de Mahoma, considerado como revelacin,
que se refiere a su hija Ftima: T sers la patrona de las
mujeres en el paraso, despus de Mara. Ftima ser la
segunda, despus de Mara.
El nombre de Mara aparece en el Corn, el libro sa-
grado de los musulmanes, 34 veces. Y en el Corn, en la
sura 19, que lleva como ttulo Sura de Mara, se defiende el
honor de Mara, como virgen y madre, en contra de las di-
famaciones, de los judos. Se dice que Mara es el nico
caso en que una virgen engendra a un gran profeta por obra
de Dios. Ni siquiera de la madre de Mahoma se dice esto.
Segn una creencia musulmana, Mara acompaa el
alma de las mujeres musulmanas bienaventuradas al paraso.
Y muchos musulmanes la invocan y asisten a santuarios,
especialmente dedicados a ella, sobre todo en Egipto, Indo-
nesia, Malasia, India y Argelia. Segn el Corn 3, 42: Los
ngeles dijeron: Mara, Dios te ha escogido y purificado. Te
ha escogido antes que a todas las mujeres del universo.
Si ellos la aman, no la amaremos nosotros, que
creemos que Jess es Dios y que Ella es pursima, santsima,
inmaculada y madre de Dios?
-
37
MARA Y ALGUNOS SANTOS
Todos los santos sin excepcin han sido especiales
devotos de Mara, pues hay una misteriosa relacin entre el
amor a Mara y la santidad. Por eso, deca san Ambrosio: El
que pretenda ser santo sin la intercesin de Mara, pretende
volar sin alas. Y qu bellas palabras tiene san Agustn para
hablar de Mara, y lo mismo san Jernimo, san Atanasio y
otros santos del siglo IV!
Teodoro de Ancira (+446) escriba: As como quien
se pone bajo una cascada se moja de pies a cabeza, as la
Virgen, Madre de Dios, fue enteramente ungida por la san-
tidad del Espritu Santo, que descendi sobre Ella. Y desde
entonces, Ella acogi al Verbo de Dios, que comenz a vivir
en la perfumada cmara de su seno virginal.
San Fulgencio (468-533) afirma: Mara es la escala
celestial por la que Dios ha bajado a la tierra y los hombres
suben a Dios.
San Anselmo (1034-1109): De Mara puedes decir
lo que quieras con tal de no decir que es Dios y te quedars
corto... Es imposible que se pierda un verdadero devoto de
Mara30
.
San Buenaventura (1221-1274): Dios no poda hacer
cosa ms grande que Mara. Podra hacer un mundo ms
grande, podra hacer un cielo ms grande, pero no poda
haber hecho una madre ms grande que Mara... Yo jams
vi a ningn santo que no fuera devoto de Mara.
30 Orat 52; PL 158, 956.
-
38
San Bernardo (1090-1153): Temes a Dios? Arrja-
te en los brazos de Mara.
San Juan de vila (1500-1569): Ms quisiera estar
sin pellejo que sin devocin a Mara.
Beato Rafael Arniz (1911-1938): Qu grande es
Dios, qu dulce es Mara! Cmo es posible vivir sin amar
a Dios, sin soar con el cielo? Oh hermano querido, hon-
rando a la Virgen, amaremos ms a Jess. Ponindonos
bajo su manto, comprenderemos mejor la misericordia divi-
na. Invocando su nombre, parece que todo se suaviza y po-
nindola como intercesora, qu no hemos de conseguir de
su hijo Jess? No trato de decirte nada nuevo. Solamente
quera que, de mi parte, te llegara al corazn una palabra:
Mara31
.
El Papa Juan Pablo II deca: Cuanto ms consagrada
est un alma a la Santsima Virgen, tanto ms lo estar a
Jesucristo32
.
La Virgen Mara es la ms perfecta criatura salida de
las manos de Dios. Es tan buena, tan sencilla, tan delicada,
tan prodigiosamente humilde y pura, que se la quiere sin
querer. Su paso por el mundo apenas fue notado por sus
contemporneos, pero fue la ms bella flor del universo, a
quien acompaaban los ngeles y a quien servan los serafi-
nes. Bendita sea Mara y benditos nosotros que nos gloria-
mos de ser sus hijos!
31 Carta a su to Leopoldo en Hermano Rafael, Obras completas, Monte Carme-
lo, Burgos, 1993, pp. 699-700. 32 Carta apostlica Rosarium virginis Mariae N 15.
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39
Es impensable encontrar un santo que no sea devoto
de Mara. Por eso, deca Henry Newman, el gran convertido
ingls que, si esta devocin fuese mentira, sera Dios mismo
quien nos ha engaado, pues viene desde el principio de la
Iglesia. Si, por ejemplo, el Papa Po IX se enga al declarar
dogma de fe la Inmaculada Concepcin de Mara, despus
de haber consultado a todos los obispos del mundo y de
haber sido una doctrina defendida por la inmensa mayora
de telogos y santos a lo largo de los siglos; si cuatro aos
despus, en 1858, se enga la vidente de Lourdes a quien
la Virgen dijo: Yo soy la Inmaculada Concepcin... Si esto
fuese posible, cmo Dios habra permitido que la mentira
fuese difundida por toda la Iglesia, siendo l la misma Ver-
dad?
Por eso, podemos decir, sin temor a equivocarnos,
que la devocin a Mara es parte indispensable de nuestra fe
catlica y que ningn santo del Nuevo Testamento ha llega-
do a serlo sin el amor a Mara y podemos suponer que as lo
ser en el futuro. Por eso, deca san Luis Mara Grignion de
Montfort (1673-1716): Creo, personalmente, que nadie
puede llegar a una ntima unin con el Seor y a una fideli-
dad plena al Espritu Santo sin una unin muy estrecha con
la Santsima Virgen. Ser verdadero devoto de Mara es se-
al segura e infalible de predestinacin 33
.
33 Tratado de la verdadera devocin a la Santsima Virgen N 40-44 .
-
40
SEGUNDA PARTE
DEVOCIONES A MARA
En esta segunda parte, vamos a ver las principales
devociones a Mara, especialmente: el rosario, cinco prime-
ros sbados, ngelus, medalla milagrosa, escapulario del
Carmen...
EL ROSARIO
Desde los primeros tiempos del cristianismo, los fie-
les rezaban la primera parte del avemara; son palabras divi-
nas, inspiradas y evanglicas, que llenaban su corazn de
alegra al alabar a Mara con palabras que el mismo Dios
nos ense. Porque el ngel Gabriel le dijo a Mara de parte
de Dios: Algrate (Dios te salve) llena de gracia, el Seor
est contigo. Y el Espritu Santo por boca de su prima Isabel
le dijo: Bendita t eres entre todas las mujeres y bendito es
el fruto de tu vientre.
Esta primera parte del avemara, sin el nombre de
Jess, ya era comn rezarla en el siglo VI. Algunos dicen
que el Papa san Gregorio Magno (540-604) fue quien la
difundi, pues en su tiempo aparece una antfona del oferto-
rio de la misa del domingo IV de Adviento, con esas mismas
palabras del avemara. En el siglo VII, se encuentra en una
oracin en Luxor, alto Egipto; pero es hacia el ao 1000,
cuando es totalmente popular y todo el mundo la recita de
memoria, especialmente en los conventos. En el snodo de
Pars de 1198 se ordena a los sacerdotes que reciten con el
pueblo las oraciones del padrenuestro, credo y avemara. En
-
41
el siglo XIV es cuando aparece ya en muchos lugares la
primera parte con el nombre Jess (Bendito es el fruto de tu
vientre Jess) y tambin la segunda parte: Santa Mara ma-
dre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amn. En el siglo XV las cofradas ma-
rianas difunden el avemara completo por doquier.
Por otra parte, desde los primeros siglos, los monjes
que saban leer, recitaban en comunidad los 150 salmos de
la Biblia. Los que no saban leer, rezaban en su lugar 150
padrenuestros. En el siglo XII, en vez de los 150 padrenues-
tros, comenzaron a rezar 150 avemaras. A esto se llamaba
el salterio de Mara o salterio mariano, aunque el avemara
se rezaba solamente en su primera parte. Gracias a la predi-
cacin de santo Domingo de Guzmn (1170-1221) y sus
hermanos dominicos, el rezo del salterio mariano se propag
por todas partes. Por eso, algunos consideran a santo Do-
mingo como el fundador del rosario.
Pero fue Alano de Roche (+1475), quien organiz el
rosario en misterios de diez avemaras precedidas de un pa-
drenuestro, siguiendo en esto al cartujo Enrique de Kalcar
(+1408), que haba propuesto rezar 150 avemaras divididas
en 15 decenas, precedidas de un padrenuestro. Tambin
Alano de Roche propuso meditar en cada decena algn mis-
terio de la vida de Jess o de Mara. Y as se fue difundien-
do el rezo del rosario, como as se llam ya desde el siglo
XVI, en vez de salterio mariano como antes se llamaba.
Por fin, en 1569, el Papa Po V en su bula Consueve-
runt Romani Pontfices estableci la forma de misterios go-
zosos, dolorosos y gloriosos como definitiva para toda la
Iglesia. El mismo Papa en 1572, a raz de la victoria de Le-
-
42
panto contra los musulmanes, ocurrida el 7 de octubre de
1571, estableci la fiesta de Nuestra Seora de las Victorias,
que el Papa Gregorio XIII la cambi por el nombre de fiesta
de Nuestra Seora del Rosario, y comenz a celebrarse el 7
de octubre, que actualmente es el da mundial del rosario.
Cuando Mara se aparece en Lourdes (1858) y en
Ftima (1917), reza el rosario con los videntes y exhorta a
rezarlo todos los das. Y los Papas, especialmente desde el
siglo XIX, lo han recomendado encarecidamente. Juan Pa-
blo II escribi la carta apostlica Rosarium Virginis Mariae
(Rosario de la Virgen Mara) el ao 2002, donde aade los
misterios, llamados luminosos. El mismo Papa en esta carta
apostlica dice:
El rosario es mi oracin predilecta. Cuntas gra-
cias he recibido a travs del rosario en estos aos! El que
propaga el rosario se salva!
El rosario es una oracin que se presta particular-
mente para reunir a la familia... Rezar el rosario por los
hijos y, mejor an, con los hijos, educndolos desde su tier-
na edad para este momento cotidiano de intervalo de ora-
cin de la familia, es una ayuda espiritual que no se debe
minusvalorar... Tomad con confianza entre las manos el
rosario, descubrindolo de nuevo a la luz de la Escritura...
Oh rosario bendito, dulce cadena que nos une con Dios,
vnculo de amor que nos une a los ngeles, torre de salva-
cin contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el
comn naufragio, no te dejaremos jams! T sers nuestro
consuelo en la hora de la agona. Para ti el ltimo beso de
la vida, que se apaga; y el ltimo susurro de nuestros labios
ser tu suave nombre: oh Reina del Rosario, oh Madre
-
43
nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana
consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier
hoy, y siempre, en la tierra y en el cielo.
Y les deca a los jvenes: No se avergencen de re-zar el rosario a solas, mientras van al colegio, a la univer-
sidad o al trabajo, por la calle y en los medios de transporte
pblico; habitense a rezarlo entre ustedes, en sus grupos,
movimientos y asociaciones. No duden en proponer el rezo
en casa, a sus padres y a sus hermanos, porque el rosario
renueva y consolida los lazos entre los miembros de la fami-
lia. Esta oracin los ayudar a ser fuertes en la fe, constan-
tes en la caridad, alegres y perseverantes en la esperanza.
En cuanto a las letanas, que se rezan al terminar los
cinco misterios del rosario, se llaman lauretanas o loretanas,
porque desde la mitad del siglo XVI se cantaban en el san-
tuario de Loreto. Las letanas actuales son fundamentalmen-
te las mismas que se cantaban entonces y que fueron apro-
badas por el Papa Sixto V, concedindoles indulgencias con
la bula Reddituri del 11 de julio de 1587. Algunos autores
dicen que ya en el siglo XII existan formularios con las
principales de estas advocaciones, aunque algunos Papas
han aadido algunas con el paso del tiempo. Po IX aadi
Reina concebida sin pecado original, despus de la procla-
macin del dogma de la Inmaculada Concepcin. Len XIII
aadi Reina del Santsimo Rosario y madre del buen con-
sejo. Benedicto XV: Reina de la paz. Po XII, despus de la
proclamacin del dogma de la Asuncin, aadi: Reina
asunta a los cielos. Y Juan Pablo II: Madre de la Iglesia.
Las letanas son expresiones de amor a Mara, ala-
banzas por ser Virgen, Madre y Reina de todos nosotros. Y
-
44
cuanto ms la alabemos, ms contento estar Jess. Por eso,
hay un dicho antiguo que dice: De Mara nunquam satis
(Todo lo que hablemos de Mara, nunca ser suficiente).
Siempre podemos decir ms y alabarla ms. El mismo Dios
nos dio ejemplo, al ensearnos la primera parte del avemara
y decirle: Llena de gracia, el Seor est contigo, bendita t
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre...
Podemos decir algo ms grande de Mara? Como deca san
Anselmo, con tal de no decir que es Dios, todo lo dems se
quedar corto.
Nuestra Madre, la Virgen Mara, le hizo algunas
promesas en 1480 al beato Alano de Roche:
- Prometo mi especialsima proteccin y grandes beneficios a quienes devotamente recen el rosa-
rio, que ser para ellos un escudo fortsimo con-
tra las asechanzas del maligno.
- El alma que se me encomiende por el rosario se salvar. Los verdaderos devotos del rosario no
morirn sin los auxilios de la Iglesia.
- A los que propaguen el rosario los socorrer en todas sus necesidades.
- Y los librar muy pronto del purgatorio, gozando en el cielo de una gloria singular.
- La devocin del rosario es seal cierta de predes-tinacin a la gloria.
-
45
Tambin al venerable padre Hoyos, jesuita espaol,
apstol de la devocin al Corazn de Jess, le dijo Mara:
Hasta ahora, ninguno se ha condenado ni se condenar en
adelante, que haya sido verdadero devoto del rosario.
Para m, personalmente, uno de los momentos ms
emocionantes de mi vida fue asistir al rezo del rosario en
distintas lenguas en la procesin de las antorchas en el san-
tuario de Lourdes e, igualmente, el rezarlo en el santuario de
Ftima. Fueron momentos inolvidables de vida eclesial,
unido a gentes de todas partes del mundo y unidos todos a
Jess por medio de Mara. Por supuesto que, desde joven,
nunca dejo de rezarlo todos los das y para m es una fuente
inagotable de bendiciones. Y esto lo han comprobado mu-
chas personas, que dan testimonio de ello.
Scott Hahn, un gran telogo presbiteriano convertido
al catolicismo, un da rez su primer rosario. Y dice: Lo rec
muchas ms veces y, tres meses ms tarde, me di cuenta de
que desde el da en que yo haba comenzado a rezar el rosa-
rio, aquella situacin ma, aparentemente imposible, haba
cambiado. Mi peticin haba sido escuchada! Y volv a
tomar el rosario, que no he dejado de rezar desde aquel
da34
.
Muchos hermanos protestantes dicen que el rezo del
rosario no es bblico, porque Jess prohibi repetir oracio-
nes. Y citan el texto de Mateo 6, 7; donde Jess dice que
cuando oren, no sean habladores como los gentiles, que
piensan que sern escuchados por su mucho hablar. Algu-
nos traducen como vana repeticin, en vez de no sean
habladores. Pero, al rezar el rosario, no hacemos vanas repe-
34 Hahn Scott y Kimberley, Roma, dulce hogar, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 84.
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46
ticiones, sino repeticiones tiles y maravillosas con las
mismas palabras divinas que Dios nos ensea en el padre-
nuestro y en la primera parte del avemara. Ser vana repe-
ticin el repetir palabras divinas que Dios mismo nos ha
enseado?
Por eso, dice Scott Hahn: Mi mujer nunca se cansa
de orme decir te quiero. Mi madre no se cansa de or que le agradezco que me haya criado... Dios tampoco se
cansa nunca de ornos repetir toda la serie de frases, que
han sido veneradas como oraciones por la Escritura y la
Tradicin cristiana. Los no catlicos repiten mucho las pa-
labras: Amn, Aleluya y Alabad al Seor35
.
Por eso, reza el rosario. A esto es a lo que animo a
los catlicos y a todos los cristianos de buena voluntad.
Reza el rosario y date cuenta de que cada recitacin te est
conectando con las cosas permanentes, alejndote de lo
transitorio y efmero. Saca tiempo para rezar el rosario,
cuando ests en la sala de espera de un mdico o en un
atasco a la hora punta del trfico... Las cuentas del rosario
y tus oraciones son ms reales que los coches que hay de-
lante de ti y que los bocinazos que estn sonando36
.
El padre Patrick Peyton, sacerdote norteamericano
de origen irlands, fue el gran apstol del rosario y fundador
de la Cruzada del rosario. Durante los aos 40, consigui
que cientos de emisoras transmitieran el rezo del rosario en
USA. En los aos 50, realiz una serie de pelculas sobre el
rosario con actores y actrices famosos. Con ocasin de una
entrevista, dijo:
35 Hahn Scott, Dios te salve, Reina y Madre, Ed. Rialp, Madrid, 2003, p. 153. 36 ib. p. 159.
-
47
Dios nos ha dado en Mara un regalo tan grande
que, por ms que nos esforcemos, nunca lo apreciaremos
suficientemente. Un da un pastor evanglico me dijo: Pa-dre, hblenos por favor de la Virgen Mara. Hblenos del
rosario. Porque yo, les envidio a ustedes catlicos por tener
una forma tan estructurada de oracin. No podra escribir
algo sobre el rosario para nosotros los evanglicos?.
El padre Peyton respondi: La razn para hacerme
sacerdote ha sido, ante todo, la Santsima Virgen a travs,
especialmente, del rosario familiar... Dos aos antes de mi
ordenacin me puse enfermo: los mdicos diagnosticaron
tuberculosis. Me llevaron a la enfermera. Estaba mal de
cuerpo y alma... Uno de mis profesores de la universidad de
Notre Dame, padre Cornelio Hegarty, vino a verme y du-
rante media hora me habl de la Virgen Mara, y me con-
venci de pedirle la salud. De Mara recib la salud, y su
amor me liber de la enfermedad, dejndome volver feliz a
mi vocacin. Fui ordenado sacerdote. Por Ella morira en
agradecimiento y le dara un milln de mundos, si los tuvie-
ra. La Cruzada del rosario en familia ha sido el medio que
Dios me ha concedido para manifestarle mi gratitud37
.
Cuando el Papa Juan XXIII recibi en audiencia pri-
vada a la hija de Kruscev, el primer ministro de Rusia, el
Papa le pidi que le pronunciara en ruso el nombre de cada
uno de sus hijos. Despus le obsequi un rosario (aunque
saba que ella era oficialmente atea) y le dijo: S que usted
quiere mucho a sus hijos. Por eso, le doy un rosario, que
para nosotros los catlicos tiene una maravillosa relacin
entre una madre y su hijo Jess, y recuerda los momentos
tristes y alegres de su vida a travs de los misterios. Son la
37 Peyton Patrick, Por qu me hice sacerdote, Ed. Sgueme, 1959, pp. 68-72.
-
48
mejor madre y el mejor hijo de todos los tiempos: la Virgen
Mara y Jesucristo. La hija de Kruscev llor de emocin.
- En mayo de 1959, fue liberado de las prisiones so-
viticas el general del ejrcito italiano Etevoldo Pasolini,
comandante de la divisin Vicenza. Entrevistado por los
periodistas sobre su primer encuentro con su familia, dijo
que la primera noche estuvo hablando mucho tiempo con su
esposa. Cuando su esposa se qued dormida, l sac el rosa-
rio de su bolsillo y empez a rezarlo. Y dijo as: Qu otra
cosa poda hacer? Aquel rosario haba sido para m una
fuente de esperanza durante mi cautiverio y ahora tena que
rezarlo para agradecerle a Dios mi regreso a casa.
- El famoso cientfico italiano Guillermo Marconi,
que fue el primero que realiz transmisiones de telegrafa
sin hilos y fue premio Nbel de fsica de 1909, cuando ce-
lebr sus bodas, fue recibido por el Papa, que le obsequi a
l y a su esposa un rosario. Y, cuando estaba moribundo,
quiso que transmitieran a su esposa el siguiente mensaje: He
muerto con el rosario en la mano y besando el santo crucifi-
jo.
- El famoso Peter Koch, oficial de las SS alemanas,
que fue el terror de Roma durante la segunda guerra mun-
dial, fue condenado a muerte. En los ltimos das de su pri-
sin, le escribi una carta al Papa Po XII, pidindole perdn
por sus crmenes. El Papa envi a uno de sus secretarios,
Monseor Nasalli Rocca, y le dijo: Vaya a ver al seor
Koch y dgale que yo lo perdono y, como prueba de mi ben-
dicin, dle este rosario.
-
49
Cuando lleg el sacerdote a su celda y le comunic
la bendicin del Santo Padre, el condenado se conmovi y le
dijo: No soy digno de tocar este rosario del Papa con mis
manos ensangrentadas. Pngamelo al cuello usted mismo.
Y Koch muri con el rosario al cuello y rezando el avemar-
a. Estamos seguros de que Dios lo recibi en su seno por
intercesin de Mara.
- Daniel OConnel, el famoso estadista catlico ir-
lands, libertador de Irlanda, cuando viajaba por todo el pas
para organizar a sus compatriotas con el fin de obtener la
independencia, invitaba a todos a rezar el rosario. Sola de-
cir que, para el triunfo de su causa, confiaba ms en el rezo
del rosario que en sus discursos.
- El conocido estadista italiano Alcide De Gasperi
escriba en su libro Cartas desde la prisin: En 1927 fui
detenido por mis ideas polticas, fundamentadas en la doc-
trina social cristiana. All, en la dura celda, en los momen-
tos de soledad, escrib a mi familia estas palabras: Antes de
acostarme leo Las Confesiones de san Agustn y, luego, ya
en cama, rezo el rosario, pensando que ustedes y las nias
estn rezando a esa hora; as me uno a ustedes en oracin
con Mara.
- En la guerra civil espaola (1936-1939), la ciudad
de Toledo haba sido ocupada por los comunistas; pero que-
daba por dominar el Alczar de Toledo, que haba sido la
Academia militar para oficiales. All se refugiaron un total
de 1.100 hombres con 800 mujeres y nios. Los atacantes
los cercaron con 10.000 soldados, pero no pudieron vencer-
los. Por qu? Los 1.100 hombres del Alczar eran soldados
de Mara, se haban consagrado junto con su coronel Mos-
-
50
card a Mara y Ella, la vencedora de mil batallas, los de-
fendi hasta el ltimo momento. Humanamente, es inexpli-
cable cmo pudieron resistir 71 das de asedio. Pero Mara
velaba por ellos. Organizaron el rosario perpetuo, da y no-
che, ante la imagen de la Virgen. Dos veces al da se reuna
toda la guarnicin para rezar el rosario y as pudieron resistir
a pesar de que dinamitaron el Alczar con cargas explosivas
subterrneas, a pesar de la falta de agua y de alimento y de
que se acababan las municiones.
A los 72 das de asedio, el general Franco les mand
ayuda y fueron liberados. Al ser preguntado el coronel Mos-
card cmo haba sido posible vencer en lucha tan desigual,
deca: Preguntdselo a Mara. Ella era la Generala del
Alczar. Ella daba valor a nuestros corazones. Ella fue la
que nos salv.
- Dino Segre, cuyo seudnimo es Pitigrilli, escribi
muchas novelas famosas, traducidas a los principales idio-
mas del mundo. Como estaba alejado de Dios y de la Igle-
sia, en sus escritos transmiti sus sentimientos anticristia-
nos. Pero, al convertirse, escribi: He encontrado la fe. An-
tes yo crea que Dios, el poder de la oracin o la comunin
de los santos eran cosas de la imaginacin... En el pasado,
los veinte mil libros de mi biblioteca, en los que haba bus-
cado en vano la verdad, no me la dieron. Un da, el obispo
Monseor Angel Jelmini, administrador apostlico de Lu-
gano, al despedirse, despus de una larga conversacin, me
dijo: Reza a la Virgen, es tan buena... Desde entonces, rezo
a la Virgen y tengo la prueba de su poderosa intercesin. Y
el rosario que antes crea que era unas simples cuentas en-
sartadas para tener ocupados los dedos, se transform para
-
51
m en algo al que acudo cuando tengo necesidad de consejo
y de consuelo. Mara me ha salvado38
.
- A san Clemente Jorfabuer, popular misionero re-
dentorista de Alemania, un da lo vieron preocupado, bus-
cando algo en el hospital. Una hermana religiosa le pre-
gunt:
- Qu busca? - Se me perdi mi arma con la que me defiendo. - Cul es su arma? - Mi rosario. Aydeme a encontrarlo. Cuando voy
a visitar a un enfermo, voy rezando por su con-
versin. Con el rezo del rosario he obtenido ma-
ravillosos favores de conversin de muchos que
iban por mal camino.
- El padre Francesco Napoletano, que vivi muchos
aos con el padre Po de Pietrelcina, deca: Llevaba siempre
consigo el rosario, o enrollado en la mano o en el brazo
como si fuera una sarta de perlas o un escudo de defensa.
Tena rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la me-
sita de noche, en los bolsillos, dondequiera... Era el religio-
so del rosario. Consideraba el rosario como su arma predi-
lecta contra toda clase de enemigos39
.
- Cuando Federico Ozanam, fundador de las Confe-
rencias de san Vicente de Pal, tena 19 aos, fue enviado
por sus padres a estudiar a la universidad de Pars. All tuvo
la suerte de conocer al gran cientfico Andr Ampre. Y
38 Barbieri, En intimidad con la Virgen, Ed. Paulinas, Bilbao, 1960, p. 100. 39 Napoletano Francesco, Padre Po, el estigmatizado, Ed. San Giovanni Ro-
tondo, 1977, pp. 244 ss.
-
52
dice: Un da, en que estaba triste y abrumado por mis pro-
blemas, entr en la iglesia de san Esteban para tranquili-
zarme. La iglesia estaba en silencio y casi vaca. Arrodilla-
do humildemente delante del altar, estaba un hombre re-
zando el rosario. Me acerqu y pude reconocer a Ampre.
Despus de contemplarle unos momentos, me retir, pro-
fundamente conmovido y ms cerca de Dios. El rosario de
Ampre me haba convencido ms que mil sermones de la
importancia de Dios y de la oracin. Y as pude volver a
recobrar mi fe perdida40
.
El famoso arzobispo de Nueva York y gran predica-
dor de la televisin norteamericana Fulton Sheen, dice: El rosario es un medio de oracin incomparable. Insisto mu-
cho en sus efectos espirituales, porque me son bien conoci-
dos. He visto salvarse milagrosamente a jvenes gravemen-
te heridos en accidentes; he visto una madre en peligro du-
rante el parto, librarse de la muerte propia y salvar a su
hijo; he visto alcoholizados que se han vuelto sobrios; vidas
licenciosas que se han espiritualizado; descarriados que
han vuelto a la fe; familias sin hijos que han sido bendeci-
das con la deseada prole; soldados que han salido ilesos del
combate; angustias espirituales superadas; paganos que se
han convertido.
Conozco un judo, que durante la guerra mundial se
escondi con otros cuatro soldados austriacos en el hoyo
producido por una bomba. Pedazos de metralla saltaban
por todos partes. De repente, una bomba mat a los cuatro
compaeros. El judo tom el rosario de uno de stos y em-
pez a rezarlo. Lo saba de memoria por haberlo odo rezar
40 Corredor Garca Antonio, Ancdotas marianas, Ed. Apostolado mariano,
Sevilla, 1989, p. 77.
-
53
muchas veces. Al terminar la primera decena, le pareci
que deba salir de aquel embudo. Se arrastr por el barro y
suciedad y se meti en otro agujero. En aquel momento,
estall otra bomba en el hoyo que haba dejado.
Al final de cada decena, fue trasladndose de refu-
gio, y cuatro explosiones se sucedieron en los hoyos aban-
donados por l. Salv su vida y en agradecimiento se pro-
puso dedicarla a Nuestro Seor y a Nuestra Santsima Ma-
dre. Terminada la guerra, hubo de pasar por nuevos sufri-
mientos: su familia haba sido aniquilada por Hitler, pero l
mantuvo su promesa. Lo bautic el ao pasado y ahora est
estudiando para sacerdote.
Aprended a santificar todos los instantes de vuestra
vida. Lo podis hacer mediante el rosario. Mientras vais
por la calle, rezad el rosario escondido en la mano o en el
bolsillo; conduciendo el coche, pueden ayudaros las divi-
siones del volante para contar las decenas. Mientras esper-
is que os saquen comida o la llegada de un tren; cuando
estis quietos detrs de un mostrador o cuando os toca via-
jar, podis rezar el rosario Si queris convertir a alguien, enseadle a rezar el rosario. Acaecer una de dos cosas: o
dejar de rezarlo u obtendr el don de la fe.41
- Un milagro especial de Dios por intercesin de
Mara tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, a las 8.15 a.m. Un
bombardero norteamericano lanz la primera bomba atmi-
ca sobre Hiroshima, a menos de un kilmetro de distancia
de la iglesia Nuestra Seora de la Asuncin de los padres
jesuitas. En un radio de 1.5 km, murieron 80.000 personas y,
en los siguientes 15 aos, otras 150.000 por los efectos de la
41 Sheen Fulton, Nuestra madre, Ed. Paulinas, Madrid, 1953, pp. 78-80.
-
54
bomba. La iglesia de los jesuitas qued totalmente destruida,
pero la residencia, que estaba al costado, qued en pie, aun-
que con graves daos. All vivan cuatro sacerdotes jesuitas
alemanes: Hugo Lassalle, Kleinsorge, Cieslik y Hubert
Schiffer. Todos sobrevivieron. Pero lo ms asombroso fue
que no tenan rastros de la radiactividad de la bomba. El
padre Schiffer fue examinado e interrogado por 200 cientfi-
cos japoneses y no podan explicarlo humanamente. Por eso,
el padre Schiffer, en sus conferencias a lo largo de Estados
Unidos, deca siempre que la razn era que en aquella casa
haba algo diferente a las dems: All se rezaba el rosario
todos los das.
El padre Lassalle, que era el prroco y que vivi has-
ta 1990, edific con permiso del Papa Po XII, una catedral
en el lugar donde estaba su iglesia y, actualmente, es la sede
del obispo de Hiroshima. Esta catedral fue terminada en
1954 y es un monumento a todas las vctimas de la bomba
atmica y un smbolo a la paz y al amor entre todos los
hombres. La catedral se llama world peace memorial cat-
hedral.
- Otro milagro ocurri el 24 de diciembre de 1985 en
el pueblo Fuente del Maestre (Badajoz-Espaa). La nia
Rosa Paz Barrios, despus de recorrer varios hospitales de
Badajoz, Sevilla y Madrid fue desahuciada. El diagnstico
era encefalitis pos-sarampionosa, tetraparexia, coma, dete-
rioro progresivo, alteraciones del ritmo respiratorio y respi-
racin atxica. Los ltimos meses haba perdido los sentidos
y la movilidad y viva a base de oxgeno y suero.
Aquel da de Navidad, a las diez de la noche, estaba
su madre y una vecina, rezando el rosario por su curacin,
-
55
como todos los das; cuando, de pronto, despert como de
un sueo profundo, se sent en la cama y pidi de comer. Su
madre le quit las sondas y le trajo un plato de lentejas, que
se comi tranquilamente, despus de meses que no coma
absolutamente nada. Este milagro fue publicado por todos
los medios de comunicacin de Espaa.
- El 12 de abril de 1999, un avin fokker-50 de la
compaa Avianca en vuelo de Bucaramanga a Bogot, en
Colombia, fue secuestrado por el ejrcito de Liberacin na-
cional (ELN). En ese vuelo, fue secuestrada la religiosa Sor
Josefina, sierva de Mara, ecuatoriana, con 39 pasajeros
ms. Los terroristas forzaron a aterrizar el avin en un terre-
no pantanoso y obligaron a todos