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ENCUENTRO DE FORMACIÓN DE TUTORES INGRESO PERMANENCIA 29 de mayo de 2012. Patricia Pessino. Graciela Volman. Cecilia Raimondi. Martín Elgueta. CIPE. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNCUYO
El sentido de los datos y los datos del sentido
Entre los siglos XV y XVI en Occidente (en Oriente acontece varios siglos antes) empieza a producirse una
cuantificación de los fenómenos físicos y sociales. Proceso que tiene como un hito histórico la Reforma Protestante
que –entre varias razones- acontece cuando para la construcción de la Basílica de San Pedro se empieza a “parcelar
el paraíso y vender algunos terrenitos” o se inicia un proceso de canje de los pecados por cierta cantidad de rezos:
“tantos avemarías o padrenuestros por tal o cual pecado cometido”. De este modo, aspectos que hasta esas fechas
habían pertenecido a la esfera de lo espiritual y del plano trascendente se empiezan a cuantificar: ante ciertos actos
considerados de la esfera privada y/o espiritual se intercambia para su expiación por cierta cantidad de actos de
piedad (rezos, promesas, dinero, posesiones, servicios).
Muchas son las transformaciones que se producen a partir de este hito y que afectan la arquitectura, arte,
desarrollo de la cartografía, física, matemáticas, contabilidad… Aspecto que podemos percibir en la obra La
templanza realizada en 1650 por Pieter Brugel el Viejo.
En la obra podemos apreciar distintos instrumentos para obtener mediciones en la música, la astrofísica, la
guerra, la contabilidad de los tributos, la arquitectura, el teatro, la agricultura, la física, la religión… A partir de
entonces –en Occidente- la cuantificación se volvió una herramienta para establecer un modo particular de
relacionarnos con el mundo, de organizar lo social y de comprender parte de nuestros intercambios. Así, la
fabricación de cantidades empezó a ocupar un lugar preponderante considerado más certero, preciso y/o veraz
que desplazó a las “impresiones intuitivas”, “opiniones” y “arbitrariedades”.
La templanza (1560). Pieter Brugel el Viejo
Medir, contar, numerar, enumerar, cuantificar… pasaron a ser operaciones requeridas desde entonces para
comprender el funcionamiento de los fenómenos vueltos objeto de estudio.
Operaciones que –en ocasiones- suscitaron una fascinación volviéndose fines en sí mismos y solapando que
constituyen sólo un “lente” (entre muchos otros posibles) para comprender y ofrecer explicaciones sobre los
fenómenos puestos en análisis.
Usamos la obra de Quino para captar algo
de la fascinación generada por las operaciones
de cuantificación. Es decir, medir, contar,
numerar, enumerar, cuantificar genera una
ilusión de control de los fenómenos puestos en
cuestión. Así, las distintas expresiones de la
realidad se espera que se ajusten a los patrones
establecidos en dichas operaciones y no al revés.
En consecuencia, la tentación por la
fascinación por la cuantificación se vuelve una
advertencia para tener en cuenta como
cientistas sociales.
Y advertidos, es necesario concebir los
instrumentos precisamente como eso:
instrumentos. Esto quiere decir; que una
encuesta, una planilla con información nunca es
un dato acabado y que su fiabilidad siempre
será puesta a prueba por los mismos fenómenos
que se quieren o disponen como objeto de
estudio o de intervención. Además, su sentido
será determinado por el uso que de ellos haga el
cientista social.
Pongamos un ejemplo cercano a nuestra tarea como tutores de ingreso y permanencia. Durante la
ambientación se administró a los ingresantes a los 1° años una encuesta en donde se los consultaba sobre la
finalización de los estudios secundarios. Disponemos entonces de esa información sobre los estudiantes que la
completaron. Y alguno (caso hipotético) de ellos expresó que había finalizado los estudios secundarios sin adeudar
materias. Sin embargo, en el transcurso del acompañamiento surge la inquietud del estudiante en cuestión ya que se
le han vencido los tiempos y no ha rendido las materias que tiene pendiente del secundario. La situación planteada
ofrece entonces algunas pistas:
1º. El dato obtenido en la encuesta siempre tiene que ser refrendada con la realidad concreta del estudiante. Es de
esperar, que mucha de esta información no sea del todo confiable o que varíe a lo largo del tiempo.
2º. Verificar si la información es correcta es parte de la tarea de acompañamiento del tutor. Para que la encuesta se
vuelva una herramienta de trabajo ésta tiene que ser sobre escrita las veces que sea necesario para que ofrezca
pistas o pautas de trabajo respecto del estudiante al que hace referencia.
3º. El sentido de la encuesta es ofrecer una herramienta para tener información sobre el estudiante. Pero esa
información es dinámica, cambia a lo largo del tiempo y es necesario dar cuenta de los cambios o
transformaciones que experimenta.
Rememorando: la posibilidad de cuantificar nuestra tarea en Ingreso Permanencia permite ofrecer algunas
explicaciones sobre aquello que realizamos en términos de medición, conteo, numeración, enumeración y
cuantificación. Operaciones que siempre son susceptibles de generar una fascinación por los instrumentos de
medida volviéndolos fines en sí mismos. Y una de las maneras de estar atentos es utilizar las herramientas como
medios al servicio del fenómeno en estudio o sobre el que se interviene.