Los Cuadernos del Pensamiento
¿COMO DESENMASCARAR FALSOS CIENTIFICOS?
Mario A. Bunge
La pseudociencia es tan característica de la cultura contemporánea como la propia ciencia. Florece por todas partes, incluso dentro de la comunidad
científica; es mucho más popular y lucrativa que la ciencia; confunde a los gestores y administradores de la política científica, y continúa siendo un reto para los filósofos de la ciencia. Así, pues, ha llegado la hora de intentar desenmascarar la pseudociencia de una manera clara, enfrentándola vis a vis con la verdadera ciencia. Tal es el propósito de este artículo: descubrir las peculiaridades de la pseudociencia, denunciar su juego.
l. FALSIFICACIONES DE LA CIENCIA
El hombre es el supremo creador en la tierra,pero también el mayor impostor. Puede falsificar cualquier cosa, desde la moneda hasta la amistad. El hombre puede incluso falsificar la ciencia, y lo hace realmente de muchas más formas que cualquier otra cosa: puede hacerlo plagiando, manipulando, produciendo conocimientos inútiles o sin valor, y vendiendo mitos bajo envoltura·s de apariencia científica.
El plagio en ciencia no se diferencia de cualquier otro tipo de robo: consiste en apropiarse de los frutos conseguidos por algún otro con su honrado trabajo, por ejemplo birlando datos, fórmulas o diagramas sin confesar la fuente original. Estetipo de falsificaciones resulta más bien inocuo,pues puede desenmascararse con bastante facilidad. Más aún, si por fortuna el original resulta seruna investigación de calidad, el insignificante crimen del plagiario contribuye a difundir su conocimiento, de modo que puede considerarse un beneficio social neto.
La manipulación es un asunto completamente distinto: consiste en hacer trampas con los datos o
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con las inferencias: viciando o incluso inflando los datos, o mintiendo acerca de las conclusiones que se derivan de un conjunto de premisas. Al igual que la falsificación de moneda, se trata de un delito grave por lo que puede ser muy dañino. (Recuérdense los pseudodatos de Sir Cyril Burt sobre la herencia de la inteligencia, aceptados por la mayor parte de los psicólogos durante tres décadas). Con todo, la mayor parte de las veces el daño queda confinado a un círculo de especialistas y el delito es eventualmente descubierto -o, r_nejor aún, olvidado.
El tercer tipo de falsificación, o la producción masiva de resultados científicos de baja calidad y raramente interesantes, habitualmente con el exclusivo fin de inflar el curriculum vitae, es el peor, incluso cuando se comete de buena fe. En efecto, supone una traición al ideal de conocer para comprender, produce una sobrecarga de información engorrosa, y hace que la gente se aburra y desilusione con la ciencia. (Pienso en las miríadas de experimentos y cálculos rutinarios que, lejos de abrir nuevas perspectivas o proponer nuevos problemas para investigar, conducen a un callejón sin salida y alcanzan su merecido ante la humillante pregunta: ¿y qué?). Sin embargo, es el precio que debemos pagar por sostener el slogan «publicar operecer». Además, el despilfarro que se comete al perpetrar falsificaciones del tercer tipo es sólo una pequeña fracción de lo que se está despilfarrando en la carrera de armas.
Hay una cuarta manera de falsificar la ciencia, que es la más peligrosa de todas: consiste en presentar la no-ciencia, y algunas veces incluso la anticiencia, como ciencia -y con frecuencia en presentar también la verdadera ciencia como acientífica-. Ejemplos populares de pseudociencia son la parapsicología, el psicoanálisis, y la biología creacionista (en tanto se opone al evolucionismo). Ejemplos de pseudociencias menos populares, pero mucho más agresivas, son la botánica de Lysenko, la cosmología creacionista y el monetarismo. La pseudociencia es peligrosa porque: (a) hace pasar por resultados de la investigación científica especulaciones insensatas o datos incontrolados; (b) desfigura la actitud científica (o el «espíritu» de la ciencia); ( c) contamina algunos campos científicos, en particular los de las llamadas ciencias «blandas>>; (d) resulta accesible a millones de personas (mientras la verdadera ciencia resulta difícil y, por tanto, elitista); (e) favorece negocios multibillonarios que se aprovechan de la credulidad popular, y (t) goza del soporte de poderosos grupos de presión -a veces de iglesias y partidos políticos al completo- y de la simpatía de los massmedia. Por todas estas razones incumbe al filósofo suministrar un diagnóstico exacto de la pseudociencia.
(Omitimos una quinta categoría: las bromas y trucos de la Revista de Resultados Irreproducibles, que se autoproclaman como falsificaciones y que, por consiguiente, son honestos).
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2. IMPORTANCIA DEL.PROBLEMA
Jonathan Swift (1) parece haber sido el primeroen comprender la esencia de la pseudociencia, a pesar de que la mayor parte de los críticos creen que su intención era ridiculizar la ciencia misma. En Gulliver's Travels (IIP Parte, Cap. 5.0), noscuenta la visita que el capitán Gulliver hizo en Balnibarbi a la gran Academia de Lagado. El majestuoso edificio de la Academia contenía más de 500 salas, cada una de ellas ocupada por uno o más «proyectistas» y sus ayudantes. Uno de ellos «había estado trabajando ocho años en un proyecto para sacar rayos de sol de los pepinos, que eran introducidos en ampollas herméticamente cerradas, y se les dejaba salir para calentar el aire durante los crudos e inclementes veranos» (p. 164). Otro inventor estaba dedicado a «una investigación para transformar los excrementos humanos en los alimentos originarios de los que procedían; separando sus distintos componentes; apartando la coloración que recibían de la bilis; eliminando el olor que despedían; y desespumándolos de saliva» (p. 165). Otros inventos proyectados en la Academia eran: un nuevo método para construir casas, partiendo del tejado y trabajando hacia
abajo hasta los cimientos; un aparato para arar las tierras con cerdos, al objeto de ahorrar arados, ganado y trabajo; emplear arañas en la manufactura de la seda; componer libros de filosofía, matemáticas, etc., por procedimientos mecánicos, a saber, haciendo girar una enorme máquina compuesta por unos bastidores sobre los que estaban inscritas todas las palabras, e incluso ristras de palabras apareadas que producían la impresión de oraciones; un mecanismo para suprimir todas las palabras excepto los nombres, y otro para suprimir todas las palabras en su totalidad.
¿ Qué hace tan similares estos ridículos planes de investigación y las pseudociencias de nuestra época? Primero, no pretenden descubrir ley alguna; incluso los proyectos más especulativos de Lagado persiguen objetivos utilitarios de estrechas miras. Segundo, no hacen uso del conocimiento adquirido previamente; de hecho, rompen con nuestro trasfondo cultural de conocimientos. (Por ejemplo, los proyectos primero y segundo intentan invertir procesos esencialmente irreversibles, y el precursor de los computadores gigantes pretende sacar conocimiento de la ignorancia por procedimientos puramente aleatorios.) Swift identificó
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correctamente dos atributos de la pseudociencia, pero nosotros precisamos de una caracterización más detallada si queremos dar cuenta del amplio espectro de pseudociencias contemporáneas. No obstante, antes de acometer esta tarea vamos a subrayar su importancia teórica y práctica, para que nadie se figure que se trata de un rompecabezas bizantino más, similar a alguno de los que ocupaba a los «inventores» de la Academia de Lagado.
La importancia práctica del problema de caracterizar la pseudociencia puede medirse por el volumen de los negocios que maneja, que es del orden de billones de dólares por año y que sobrepasa el presupuesto de defensa en cierto número de países. La crítica filosófica y metodológica poco puede hacer -particularmente si es ignorada por los mass media- para mermar la rentabilidad de tales negocios. Pero al menos puede aspirar a ser de alguna utilidad a los gestores que deben tomar decisiones concernientes a la promoción de la investigación científica o a su uso. Unos pocos ejemplos bastarán para apuntalar este extremo:
( a) El ministro de Sanidad quiere saber si laquiropráctica, la homeopatía o la psicoterapia verbal son prácticas científicas serias o simples charlatanerías antes de permitir que sean incluidas en el seguro médico.
(b) El Consejo Nacional de Investigación desea dilucidar si la parapsicología es un campo científico antes de conceder fondos para investigar sobre telepatía, clarividencia, telequínesis o precognición. (e) Compañías mineras, responsables de inver
siones públicas, y también promotores desean conocer si la técnica de los zahoríes (buscadores de agua con varita mágica) está bien fundamentada antes de contratarlos para prospecciones de oro, petróleo o agua.
( d) El Rector de estudios superiores e investigación quiere estar seguro de que la biología lamarckista, la psicología profunda, la psicohistoria, o algo semejante son científicamente respetables osimple basura, antes de asignarles fondos de investigación o de promover cursos sobre tales materias.(e) A cualquier responsable científico o admi
nistrador le gustaría ser capaz de distinguir entre una ciencia genuina inmadura, pero prometedora (i. e. una protociencia), por un lado, y una pseu-
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dociencia, por otro: pongamos por caso, entre ciencia política e ideología política, entre planificación social y futurología profética, entre el uso de computadores como herramienta intelectual auxiliar y su uso como pretexto para dÍsimular indigencia intelectual.
Veamos ahora el interés teórico del problema. La cuestión de valorar las pretensiones de status científico de una doctrina o de una práctica dadas es un problema característico y central para la filosofía de la ciencia y de la tecnología. Claro que sólo podemos emitir un juicio sobre el status científico de una doctrina o de una práctica sobre la seguridad que confiere una exacta caracterización de la ciencia y la tecnología en general. Podemos decir que un campo X reúne, o deja de reunir, todas las condiciones necesarias y suficientes que definen una ciencia, sólo en el caso de que hayamos enumerado explícitamente tales condi.ciones y nos hayamos cerciorado de que la lista se ajusta a todos los casos claros de ciencias (o tecnologías) verdaderas, pero no se acomoda con todos los casos claros de pseudociencia ( o pseudotecnología).
De hecho, los filósofos han tratado el problema de la demarcación entre ciencia y no ciencia o pseudociencia. Sin embargo, sus esfuerzos no han tenido éxito: en algunos casos han excluido ciencias enteras, y en otras han dado sus bendiciones a perfectas pseudociencias. El fracaso es tan ca-
tastrófico que un filósofo muy célebre ha llegado a proclamar, aunque no lo ha demostrado, que puesto que no existe una diferencia radical entre ciencia y no ciencia, una sociedad democrática debería conceder a ambas «igual tiempo» en todas las escuelas (2). Así pues, la llamada «teoría» de la creación especial debería explicarse en paridad con la biología evolucionista, el psicoanálisis en pie de igualdad con la psicología experimental, la curación milagrosa a la par que la medicina, y así sucesivamente. Tal recomendación no ha logrado la aceptación de la mayor parte de los investigadores, maestros y administradores, aunque sólo sea porque, si fuese adoptada, acarrearía el colapso total de las pautas académicas normalizadas, así como una espantosa anarquía intelectual y administrativa, y un completo despilfarro de recursos, particularmente en los países en desarrollo. (Imaginen una universidad que crea una Facultad de Curaciones Milagrosas al lado de su Facultad de Medicina, un Departamento de Biología Creacionista en competencia con su Departamento de Biología, una asignatura de Pseudofilosofía de la Pseudociencia y de la Pseudotecnología para rivalizar con su asignatura de Filosofía de la Ciencia y de la Tecnología; ¡quién vería al Decano de Pseudoartes y Pseudociencias pelear con el Decano de Artes y Ciencias por el alma del cuerpo estudiantil! En suma, una universidad maniquea que merece se le otorgue el Vellocino de Oró).
los libros de la caja oscura
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Sugiero que la razón del ftacaso de los filósofos a la hora de proponer una definición adecuada de ciencia, que pueda usarse como criterio para demarcar la pseudociencia de la ciencia, es que suponen que para hacerlo basta con un solo atributo: esto es, adoptan puntos de vista simplistas sobre la ciencia. (Recuerdan el cuento indio de los cinco ciegos que intentaban describir al elefantt!). Hagamos un rápido repaso de las caracterizaciones más populares de la ciencia propuestas por los filósofos.
(a) El enfoque del consensus sostiene que,mientras en el campo de las humanidades abundan las controversias, en la ciencia no existen controversias o cuando menos en ella se aspira a conseguir el consenso. Esta caracterización resulta inadecuada, pues cualquier campo de investigación científica activo está repleto de controversias. Es cierto, sin embargo, que la ciencia dispone de mecanismos para saldarlas tarde o temprano.
(b) La doctrina del contenido empznco mantiene que la ciencia sólo admite datos empíricos y síntesis inductivas de los mismos, nunca hipótesis. A pesar de que este enfoque todavía sigue siendo popular, ha sido refutado hace tiempo por el fuerte resurgimiento de la física teórica, la química teórica, la biología teórica, y de otros campos plagados de conceptos que representan entidades o propiedades no-observables.
(e) El criterio del éxito proclama que para laciencia sólo cuentan los éxitos prácticos. Este punto de vista pragmatista puede convenir a la tecnología, pero no a la ciencia básica, que persigue antes la verdad que el éxito.
(d) La doctrina formalista sostiene que uncuerpo de conocimientos sólo es científico cuando está completamente matematizado. Esta caracterización es demasiado estricta: descalifica la ciencia experimental y la ciencia joven, que frecuentemente debe conformarse con formulaciones prematemáticas. La verdad es más bien que la ciencia no puede avanzar a partir de un cierto grado de desarrollo sin la ayuda de. las matemáticas.
( e) Elfalsacionismo mantiene que el distintivode la ciencia es la refutabilidad, es decir, que la ciencia trabaja exclusivamente con hipótesis que resultan concebiblemente falsedades. Si la ciencia fuese de hecho falsacionista, entonces deberíamos
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admitir como científicas todas las creencias ya refutadas, como la astrología, y rechazar en cambio la mayor parte de las teorías científicas generales por no ser refutables sin más.
(!) El metodologismo sustenta que el único requisito para la ciencia consiste en adoptar el método científico. Si toda aplicación del método científico fuese realmente una pieza de investigación científica, medir la correlación entre la longitud de la nariz y las opiniones políticas, someter a prueba las capacidades mentales de los átomos, e intentar atrapar fantasmas con redes- especiales deberían reputarse como actividades científicas con sólo dotarlas de ciertas precauciones en la observación.
Puesto que ninguna de las caracterizaciones de la ciencia mencionadas funciona, no valen para identificar una pseudociencia. Echemos, pues, por la borda aproximaciones tan simplistas y enfrentemos el hecho de que la ciencia, igual que cualquier otra actividad, tiene muchos lados. Uno de los modos de desvelar los múltiples lados de la ciencia consiste en estudiarla como una empresa continua de investigación en lugar de contemplarla desde el trasfondo de alguna tradición filosófica. Con todo, paradójicamente, lejos de enemistarnos con la filosofía, este procedimiento nos permitirá asumir la médula ontológica, epistemológica y ética de la investigación científica.
3. CAMPOS DE CONOCIMIENTO E INVESTI
GACION
Caracterizaremos una ciencia, lo mismo que una pseudociencia, como un campo de conocimiento. Un campo de conocimiento puede describirse como un sector de la actividad humana comprometido en la adquisición, difusión o utilización de conocimiento de algún género, sea tal conocimiento verdadero o falso. Hay cientos de campos de conocimiento en la cultura contemporánea: lógica y teología, matemáticas y numetología, astronomía y astrología, química y alquimia, psicología y psicoanálisis, ciencia social y sociología fenomenológica, y así indefinidamente.
Tenga o no tenga éxito un campo dado de conocimiento a la hora de conseguir verdad o poder, comprensión o popularidad, comparte con otros campos de conocimiento una serie de características. Tales rasgos pueden resumirse en la decupla siguiente:
© = < W, S, G, F, D, B, P, K, O, M >
en la que: W = Grupo de personas especializadas en ese
campo D.
S = Sociedad que apoya © . G = La visión general, cosmovisión, o trans
fondo filosófico de © . F = Transfondo formal: las técnicas lógicas o
matemáticas que se emplean en © .
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D = Dominio o universo de discurso de © : los objetos de que trata (r':; .
B = Transfondo espec(fico, o conjunto de presupuestos de © , que se toman prestados de otros campos.
P = Problemática, o conjunto de problemas que pueden manejarse en © .
K = Fondo de conocimiento espeéífico acumulado en©.
O = Objetivos o fines de © . M = Métodos utilizables en © .
Deben tomarse en consideración los diez componentes a la vez, cada uno de ellos es una colección, y ninguno necesita ser consistente. (Todo campo de investigación activa abunda en controversias, incluso cuando los que disputan comparten un núcleo común de presupuestos, problemas, objetivos y métodos.) Adviértase que un campo de conocimiento no es un sistema concreto como una comunidad científica o una iglesia, cuyos miembros se mantienen unidos por una red de información y actividades sociales. La noción de campo cognoscitivo es mucho más abstracta.
Por otro lado, la familia de campos de conocimiento no es homogénea. De hecho, podemos distinguir en ella dos conjuntos disyuntos: la subfamilia de campos de investigación (en la que habría que incluir las humanidades, las ciencias formales, las ciencias básicas y las aplicadas, así como la tecnología, que abarca también la medicina y el derecho) y la subfamilia de campos de creencias (de la que forman parte las religiones, las ideologías políticas, las pseudociencias y las pseudotecnologías). Mientras un campo de investigación está cambiando permanentemente por efecto de la investigación, un campo de creencias cambia, no poco a poco, sino radicalmente por efecto de alguna disputa, de la fuerza bruta o de alguna revelación divina.
Un campo de investigación puede caracterizarse, de hecho, por sus activos informes o averiguaciones de algún tipo, esto es, por la formulación y solución de problemas, por la invención de nuevas hipótesis y técnicas, etc. Por eso, un campo de investigación se compone, en un momento dado, de un cierto número de líneas de investigación (o programas de investigación) en curso. El concepto de «línea de investigación» puede clarificarse de este modo:
Sea©=< W, S, G, F, D, B, P, K, O, M > un campo de investigación en un momento dado.
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Entonces, ® = < w, s, g, f, d, b, p, k, o, m > es una línea de investigación de © si, y sólo si: (a) todo componente de ® es un subconjunto
del componente correspondiente de © , y(b) g, f, b, k, o y m son internamente consis
tentes u homogéneos.Cada investigador, o equipo de investigación,
trabaja simultáneamente en una o dos líneas ( o proyectos). Dos líneas de investigación (o proyectos) pueden compartir una misma problemática y diferir en otros aspectos, como algunos extremos del transfondo general g, el transfondo formal f, los objetivos, o los métodos. Se dice que hay competencia entre dos líneas de investigación (o proyectos), cuando ambas trabajan el mismo tipo de problemas de modo diferente, por ejemplo, usando métodos especiales diferentes. Así, hace tiempo los físicos estaban divididos internamente en corpuscularistas y continuistas, y los sociólogos en holistas e individualistas.
La imprecisa noción de paradigma de Thomas Kuhn (4), o su más reciente concepto de «ejemplar», puede precisarse del siguiente modo: un paradigma (o un ejemplar) es una línea de investigación o proyecto que, (a) habiendo logrado éxitos en el pasado, (b) se imita ( o se toma corrio mo-
delo) para la conducta a seguir en el trabajo ulterior de investigación.
Los conceptos anteriores ayudan a clarificar otra noción explotada y popularizada por Kuhn, a saber, la de «revolución científica» (o cognitiva), tan similar a la noción de ruptura o corte epistemológico acuñada anteriormente por Bachelard. Diremos que un fragmento de investigación es original si, y sólo si, - consiste en (a) investigar viejos problemas con nuevos métodos (e. g. empleando herramientas formales o técnicas de medición alternativas), o (b) plantear nuevos problemas, o (c) proponer nuevos proyectos (líneas) de investigación viables.
En particular, un fragmento de investigación puede considerarse revolucionario sólo en el caso de que: (i) implique una desviación radical en algunos (no en todos) de los componentes del transfondo general G, o del transfondo formal F usuales; o (ii) arroje serias dudas sobre algunas (no todas) de las creencias establecidas de antaño concernientes a cuestiones fundamentales de ca-
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rácter general; o (iii) abra todo un campo de investigación nuevo (sin por ello cortar radicalmente con todos los existentes hasta entonces).
Por el contrario, un fragmento de investigación puede considerarse contrarrevolucionario si, y sólo si, implica: (i') desahuciar porciones substanciales del transfondo general, del transfondo formal o del fondo específico de conocimiento sin motivos suficientes; o (ii') renunciar a la investigación de algunos problemas que parecen prometedores respecto a las propuestas alternativas, sin colocar otros problemas en su lugar; o (iii') regresar a ideas o procedimientos que se han manifestado ya en el pasado como inadecuados y, por consiguiente, han sido reemplazados pór la investigación más reciente.
Nuestra definición de «revolución cognitiva» (y en particular, de revolución científica o tecnológica) no implica una ruptura completa con el pasado, de modo que las nuevas ideas o procedimientos sean totalmente «inconmensurables» con los de los predecesores, como pretende Peyera-
bend (2). Al contrario, toda revolución genuina en el campo del conocimiento se basa en alguna realización pasada y se valora por respecto al conocimiento anterior, de manera que lo nuevo, lejos de resultar.insólito, debe ser «comparable» con lo viejo. Porque sólo puede concluirse que una teoría es más verdadera que otra, o una técnica superior a otra, en base a comparaciones.
Nuestra definición nos ayuda, además, a evitar que confundamos una investigación con un proyecto de investigación, una confusión que empiece algunas de las obras de Kuhn. Como es bien sabido, Kuhn sostiene que la investigación normal consiste en solucionar rompecabezas, pero no permite invenciones o descubrimientos nuevos: el resultado sería conocido de antemano excepto por lo que se refiere a los detalles. Así pues, todos los científicos que aceptaron las ideas de Franklin sobre la electricidad «sabían» que «tenía que haber» una ley de atracción y repulsión �ntre cuerpos cargados eléctricamente. El descubrimiento efectivo de tal ley sólo sería, de acuerdo con Kuhn (5), un ejemplo de ciencia normal: consistió en redondear los detalles de algo que «se conocía»
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de antemano. Esto es confundir un proyecto de investigación con una investigación actual. Franklin pudo haber concebido las líneas generales del proyecto de investigación, pero fueron Coulomb y Cavendish quienes diseñaron ingeniosos dispositivos y ejecutaron las mediciones que confirmaron la hipótesis de que la interacción electroestática es inversa al cuadrado de la distancia. Fueron, por tanto, no menos revolucionarios que Franklin. Del mismo modo Crick y Watson, que trabajan dentro de un determinado paradigma construido por otros y sobre un problema propuesto por otros, hicieron un descubrimiento revolucionario y rupturista, cuando determinaron la estructura básica de la molécula de ADN. A pesar de todo, si aceptamos las ideas de Kuhn, estos cuatro científicos estaban ocupados en modestos proyectos de «ciencia normal», es decir, estaban rellenando agujeros.
4. CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA
Procedamos ahora a definir los conceptos deciencia y pseudociencia. Comenzaremos estipulando que una·ciencia particular, como la bioquímica o la sociología, es un campo de conocimiento
©= < W, S, G, F, D, B, P, K, O, M >, en el que:
(l) Los miembros de cada uno de los diezcomponentes de © cambian, aunque lentamente, con el curso del tiempo por efecto de la investigación realizada en dicho campo o en campos adláteres ( en particular, aquellos que le prestan el transfondo formal F y el transfondo específico B).
(2) W es un sistema o comunidad de investigadores fuertemente interrelacionados (no un grupo de estudiantes aislados, ni un sistema de creyentes).
(3) S es la sociedad huésped que apoya o almenos tolera W.
(4) La visión general o transfondo filosófico Gconsta de:
(a) una ontología de cosas cambiantes (en lugar de una ontología de entidades fantasmales o inmutables).
(b) una epistemología realista (pero crítica, noingenua), en lugar de una gnoseología idealista o convencionalista.
(c) el ethos de la libre búsqueda de la verdad,la profundidad y la sistematización (en lugar del ethos de la fe o de la búsqueda de lautilidad, el lucro, el poder o el consenso).
(5) El transfondo formal F es una colección deteorías lógicas y matemáticas al día (no anacrónicas, o inexistentes).
(6) El dominio o universo de discurso D secompone exclusivamente de entes reales, probados o presuntos, pasados, presentes o futuros (más bien que de ideas que flotan libremente en el espacio).
(7) El transfondo específico B es una colección de datos, hipótesis y teorías puestos al día y razonablemente bien confirmados (aunque no in-
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corregibles) obtenidos en otros campos de investigación relevantes para © .
(8) La problemática consta exclusivamente deproblemas cognoscitivos relativos a la naturaleza (en particular, a las leyes) que rigen en D, así como problemas concernientes a otros componentes de©.
(9) El fondo de conocimiento K es una colección de teorías, hipótesis y datos puestos al día y comprobables (aunque no de modo definitivo) compatibles con lo <le B y obtenidos en tiempos anteriores dentro de © .
(10) Los objetivos o fines O comprende el descubrimiento o uso de leyes concernientes a D, la sistemati.zación (en teorías) de hipótesis acerca de D, y el refinamiento de los métodos de M.
(11) Los métodos M son exclusivamente procedimientos escrutables ( examina bles, analizables, criticables) y justificables (explicables).
(12) © es un componente de un campo cognoscitivo más amplio, es decir, hay al menos otro campo de investigación contiguo © tal que:
(a) las visiones generales, transfondos formales, transfondos específicos, fondos de conocimiento objetivos y metodologías deambos campos se solapan de forma no vacía, y
(b) una de dos, o D está incluido en el dominioD' (o a la inversa), o bien cada miembro deD es un componente de un sistema incluidoen D' (o a la inversa).
Cualquier campo de conocimiento que fracase a la hora de satisfacer las doce condiciones anteriores será considerado acientífico. Ejemplos clásicos de campos de investigación acientíficos son la teología y la crítica literaria. (Adviértase la distinción implícita entre teología, un campo de investigación, y religión, un campo de creencias). Un campo de conocimiento que satisfaga aproximadamente las condiciones anteriores y se encamine presumiblemente hacia una más completa realización de las mismas puede denominarse protociencia o ciencia emergente. (Característicamente las protociencias son ricas en datos y pobres en teorías). En cambio, cualquier campo de conocimiento que sea acientífico, pero se autopresenta como científico, se dirá que es pseudocientífico. El lector puede comprobar por sí mismo si su ciencia (o pseudociencia) favorita satisface la definición anterior. La diferencia entre ciencia y protociencia es cuestión de grado, mientras que la
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diferencia entre ciencia y pseudociencia es de clase.
Podemos ahora definir ciencia en general, en relación con una ciencia particular o especial, como aquel campo de conocimiento, cuyas diez coordenadas resultan de la unión (o suma lógica) de los componentes peculiares de varias ciencias especiales. Pero, puesto que la unión de todos los transfondos específicos es equivalente a la suma de todos los fondos específicos de conocimiento, nos queda una n-tupla de nueve componentes:
Ciencia = < W, S, G, F, D, P, K, O, M > donde W, S, G y F son idénticos a los de las ciencias particulares, mientras:
D = La colección de todas las entidl:),des concretas (materiales).
P = La totalidad de problemas de conocimiento.
K = El cuerpo (cambiante) del conocimiento científico factual.
O = El descubrimiento o utilización de leyes sobre cosas reales y su sistematización en teorías, así como el refinamiento de los métodos M.
M = El conjunto de todos los métodos científicos.
Las consideraciones precedentes nos ayudarán a confeccionar un mapa de la cultura intelectual en la actualidad, esto es, del campo total del conocimiento. La representación más simple de dicho campo es la que hemos atribuido al positivismo, de acuerdo con la cual el campo de la cultura se compone de dos regiones disyuntas: una luminosa compuesta por las matemáticas y las ciencias, y otra negra constituida por la no-ciencia, frecuentemente denominada «metafisica» (Figura 1). Esta representación simplista se olvida de las tecnologías, así como de las protociencias y las prototecnologías, es decir, de aquellos campos de conocimiento en trance de convertirse en ciencias o tecnologías respectivamente. Una representación más exacta muestra tres sectores: el antiguosector negro, el blanco que ahora incluye a lastecnologías, y una tercera región en gris en la que
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tienen cabida las ciencias y tecnologías emergentes (Figura 2). Incluso esta representación es inexacta, pues fracasa por excluir a las humanidades. Tal omisión se corrige en la figura 3. Pero no hay sectores homogéneos o puros: todas las ciencias tienen residuos acientíficos, y algunos campos acientíficos y protocientíficos poseen yacimientos de ciencia. Esto afecta, en particular, a las ciencias y tecnologías humanas, así como a las humanidades en general, que se desarrollan científicamente de manera creciente. Pero también afecta a las ciencias paradigmáticas tales como la física y la astronomía, en las que los métodos acientíficos (como el argumento de autoridad) e incluso los mitos (tales como la creación del universo y la dependencia de todos los sucesos físicos del experimentador) aún elevan su arcaica y repulsiva cabeza. ( cfer. la sección 8). Por consiguiente, la figura 4 es más correcta, aunque quizá aún sea
Fig. l Fig. 2 Figura 1: Representación positivista de la cultura intelectual:
ciencia (S) y no-cie�cia (S).
Figura 2: Representación que añade la tecnología (T) a la ciencia (S), más una nueva región gris para la ciencia emergente (o protociencia) y para la tecnología emergente (o proiotecnología).
demasiado simple para considerarla completamente exacta.
5. 'UNA OJEADA MINUCIOSA SOBRE LA
PSEUDOCIENCIA
Por si nuestra definición de pseudociencia en la sección anterior se considera tan insatisfactoria como la definición de soltero en términos de la noción de casado, propondremos una caracterización positiva de la misma en términos positivos. Estipulamos que una pseudociencia es un campo de conocimiento que se anuncia como una ciencia, aunque en su estado actual deje mucho que desear. (No deben preocuparse de las intenciones de algunos practicantes de la pseudociencia honestos, porque las intenciones no son garantías de calidad. Todos sabemos que el camino hacia el infierno está pavimentado con las mejores de las intenciones.) Más exactamente, podemos decir que una pseudociencia es un campo de conocimiento,
@ = < W, S, G, F, D, B, P, K, A, M >,tal que:
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(1 ') Los miembros de cada uno de los diez componentes de ® apenas cambian con el paso del tiempo y, cuando cambian, lo hacen en aspectos muy limitados, y como resultado de disputas o presiones externas, antes que por efecto de la investigación científica.
(2') W es una comunidad de creyentes, que se autodenominan científicos o tecnólogos, pero que no ejecutan ninguna investigación científica.
(3 ') S es la sociedad huésped que apoya a W por razones prácticas (v.g., porque ® es un buen negocio) o que tolera a W en tanto pueda relegarla a las fronteras de su cultura oficial.
(4') La visión general o cosmovisión G de ® consta de una de estas cosas:
(a') una ontología referida a entidades o procesos inmateriales, tales como espíritus descarnados; o
(b') una epistemología que alberga argumentos
Fig. 3 Fig. 4 Figura 3: Representación que agrega al mapa de la cultura
intelectual un sector para las humanidades (H).
Figura 4: Representación que añade embolsamientos de no ciencia en el sector de la ciencia y la tecnología (S & T), y de ciencia en el sector de la no ciencia S. Tanto la pseudociencia como la anticiencia están incluidos en S.
de autoridad, o modos paranormales de conocimiento sólo accesibles a los iniciados o a los que intentan interpretar ciertos textos canónicos; o
(c') un ethos que, lejos de basarse en la libre búsqueda de la verdad, se funda en la defensa incondicional de un dogma mediante el engaño y la violencia, si fuera necesario.
(5') El transfondo formal F de ® es muy modesto. No siempre respeta la lógica y los modelos matemáticos son más bien la excepción que la regla. Los pocos modelos matemáticos propuestos (v.g. el fenómeno «psi») son incontrastables, de modo que resultan postizos.
(6') El dominio o la clase de referencia D de ® consta de entidades irreales o al menos carentes de toda prueba de realidad, tales como influencias astrales, pensamientos descamados, superegos, conciencias colectivas, voluntades nacionales, destino, ovnis, y cosas por el estilo.
(7') El transfondo específico B de ® es muy pequeño o, incluso, nulo: una pseudociencia en-
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TABLA 1 Comparación entre las actitudes y actividades de los
científicos y las de los pseudocientíficos
Científicos
ACTITUDES Y ACTIVIDADES CARACTERISTICAS SI NO OPTIMO
Admit� !ª pr�pia . �gnorancia, y de ahí la necesidad demas 1nvestlgac1on .· ...................... , .................. , ..... . X
Encontrar el campo propio difícil y lleno de lagunas ....... . X
Avanzar proponiendo y resolviendo problemas .............. . X
Acoger bien las nuevas ideas y métodos ....................... . X
Proponer y ensayar nuevas hipótesis ........................... . X
Intentar encontrar o aplicar leyes ................................ . X
Apreciar y cuidar la unidad de la ciencia ...................... . X
Confiar en la lógica .................................................. . X
Usar las matemáticas ................................................ . X
Recoger o usar datos empíricos .................................. . X
Atender a los contraejemplos ..................................... . X
Inventar o aplicar procedimientos objetivos de control ... . X
Intentar minimizar los errores sistemáticos u observaciona-les ................................................................... . X
Favorecer contactos estrechos con otros campos ........... . X
Admitir la falibilidad de las ideas y procedimientos familia-res ................................................................... . X
Zanjar las disputas mediante el experimento o el cálculo .. X
Replegarse constantemente ante la autoridad ................ . X
Eliminar o distorsionar los datos en contra ................... . X
Actualizar la propia información ................................. . X
Solicitar comentarios críticos de otros colegas e investiga-dores ................................................................ . X
Escribir artículos que puedan ser entendidos por cual-quiera ............................................................... . X
Desear alcanzar celebridad instantánea ........................ . X
Pseudocientíficos
SI NO OPTIMO
X
X
X
X
X
X
X
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X
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X
X
X
X
X
seña poco o nada acerca de otros campos de conocimiento; y por lo mismo contribuye poco o nada a su desarrollo.
(8') La problemática P de ® incluye muchos más problemas prácticos relativos a la vida humana ( en particular cómo sentirse mejor y cómo influir en otra gente) que problemas de conocimiento.
(11 ') La metódica M de ®. consta de procedimientos en modo alguno contrastables con procedimientos alternativos (sobre todo, científicos), que además no pueden justificarse mediante teorías bien confirmadas. La crítica, de hecho, no tiene buena acogida entre los pseudocientíficos y pseudotecnólogos.
(9') El fondo de conocimiento K de ® permanece prácticamente estancado y consta de numerosas hipótesis inverificables o incluso falsas, en contradicción con hipótesis científicas bien confirmadas. No exhibe hipótesis universales y bien confirmadas pertenecientes a sistemas hipotéticos deductivos, es decir, no tiene proposiciones legales.
(10') Los objetivos o propósitos A de ® son con frecuencia prácticos en lugar de cognoscitivos en consonancia con la problemática. En particular, los fines característicos de la investigación científica, a saber, la búsqueda de leyes y su utilización para comprender y predecir hechos, quedan excluidos.
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(12') No hay ningún otro campo de conocimiento, exceptuando posiblemente alguna otra pseudociencia, que se solape con @ , de modo que esté en condiciones de enriquecer y controlar ® . Dicho de otro modo, toda pseudociencia está prácticamente aislada: no hay nada parecido a un sistema de pseudociencias paralelo al sistema de las ciencias.
Como complemento a esta caracterización general puede consultarse una lista de actitudes y actividades prototípicas de los científicos y pseudocientíficos en la Tabla l. (Por supuesto, algunos científicos no se comportan científicamente en ocasiones. Pero esto cae fuera del asunto, porque aquí nos referimos a las normas de conducta). (Ver Tabla 1).
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6. LA PARAPSICOLOGIA: ¿CIENCIA OPSEUDOCIENCIA?
La pseudociencia es un cuerpo de conocimientos y prácticas, pero rara vez un campo activo de indagaciones: tiene más que ver con tradiciones cristalizadas y dogmáticas que con visiones pioneras y avanzadas. En concreto, no voy a hablar sobre el psicoanálisis, la homeopatía o los laboratorios quiroprácticos.
Sólo la parapsicología, que versa sobre los llamados fenómenos psíquicos, espirituales o extrasensoriales, aparece como un campo orientado hacia la investigación. Sin embargo, fracasa a la hora de ajustarse a las doce condiciones enumeradas en la sección 4 para que un campo de conocimiento sea considerado científico. Inspeccionémosla, dejando los detalles para especialistas como Hansel (6) y Alcock (7).
(i) Mutabilidad. No puede decirse que la parapsicología haya cambiado velozmente, al modo de una ciencia genuina. En realidad consiste en una colección de creencias extremadamente antiguas que arrancan del animismo primitivo: los parapsicólogos están dedicados a poner a prueba una y otra vez las mismas sospechas sin haber obtenido todavía ningún resultado concluyente.
(ii) Enfoque científico. Broad (8) examinó meticulosamente el asunto de la compatibilidad de la parapsicología con la visión científica del mundo, que él mismo definió como un conjunto de «principios limitativos básicos», y concluyó que, puesto que la parapsicología no se ajusta a ellos, tales principios -no la parapsicología- deben darse por vencidos. Por ejemplo, la precognición viola el principio de causalidad, de acuerdo con el cual el efecto no puede ocurrir antes que la causa. La telequínesis viola el principio -o más bien el postulado- de que la mente no puede actuar directamente sobre la materia. La telepatía y la precognición son incompatibles con el principio epistemológico de acuerdo con el cual la adquisición de conocimiento empírico precisa de la percepción sensorial en alguna medida.
(iii) Transfondo formal. El parapsicólogo medio no suele ser experto en manejar herramientas formales, en especial la estadística. De este modo puede permitirse el lujo de seleccionar consistentemente la evidencia («suspensión opcional» de una secuencia de pruebas), de no distinguir una coincidencia (cor.elación accidental o espúrea) de una auténtica correlación; y de no emplear modelos matemáticos o incluso sistemas hipotético-deductivos informales: todos sus aciertos son esporádicos, casuales.
(iv) Dominio. La parapsicología versa sobreentidades inmateriales, tales como espíritus descamados, cuya existencia nadie ha podido esta-
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blecer. Por otro lado, la parapsicología ignora el auténtico órgano del pensamiento, a saber, el cerebro.
(v) Transfondo específico. La parapsicologíano hace uso de ningún conocimiento obtenido en otros campos, tales como la física o la psicología fisiológica. Al contrario, sus hipótesis chocan frontalmente con hechos y presupuestos mantenidos por otras ciencias. En particular, la notable idea de la.s entidades mentales descarnadas es incompatible con la psicología fisiológica; y la demanda de que pueden trasmitirse mensajes a través del espacio sin que importe la distancia es inconsistente con la física. Peor aún, los parapsicólogos barren hacia fuera tales inconsistencias, alegando que ellos trabajan con fenómenos no físicos, de modo que los físicos y demás científicos son incompetentes para estudiarlos.
(vi) Problemática. La parapsicología es pobreen problemas; todos sus problemas se encierran en uno: establecer que existen fenómenos paranormales, es decir, hechos que no pueden explicarse mediante la ciencia. Este problema no se formula en términos claros, debido a la espantosa pobreza teórica de la parapsicología.
(vii) Fondo de conocimiento. A pesar de tenera sus espaldas varios centenares de años, y de haber atraído la atención de un amplio plantel de investigadores en la última centuria, no debemos a la parapsicología ni un sólo descubrimiento: no aporta datos sólidos sobre telepatía, clarividencia, precognición o telequínesis, ni tampoco proporciona hipótesis para explicar estos supuestos fenómenos. Todo lo que nos dice es que tal y cual pretendido dato es anómalo, es decir, queda inexplicado por la ciencia actual. No sugiere mecanismos, ni propone teorías. Compárese esta conducta con la de un científico, pongamos un astrónomo. Si un astrónomo está en condiciones de proclamar que un determinado objeto celeste parece no «obedecer» las leyes de la mecánica celeste o de la astrofísica, se sentirá obligado a ofrecer o a rogar alguna conjetura positiva: por ejemplo, que no se trata de un cuerpo ordinario, sino de un quasar, de un agujero negro, o de un rayo laser, o de algún otro objeto físico. Puede conjeturar que tal objeto pertenece a una nueva clase, cuyas leyes aún no han sido descubiertas, pero no que viola principios físicos bien fundados como el de la conservación de la energía. El parapsicólogo no hace tal cosa: acepta, en cambio, datos aparentemente anómalos como evidencia de capacidades paranormales y no se toma la molestia de intentar explicarlos en términos de leyes. ¿Ha oído alguien ni siquiera hablar de la Primera Ley de la Clarividencia, o de la Segunda Ley de la Telepatía, o de la Tercera Ley de la Telequínesis?. Y, ¿hay alguien que haya formulado una Teoría Matemática de los Espectros capaz de realizar predicciones definidas y comprobables?
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(viii) Objetivos. A juzgar por las conclusionesde los parapsicólogos, entre sus fines no se encuentra el de buscar leyes y sistematizarlas en forma de teorías destinadas a la comprensión y a la previsión. Antes bien, sus propósitos consisten o bien en reforzar antiguos mitos espiritualistas, obien en servir de sucedáneo de la religión.
(ix) Métodos. Los métodos empleados por losparapsicólogos han sido examinados por científicos, estadísticos y por magos de escenario o profesionales durante más de cien años y siempre invariablemente los han encontrado defectuosos.
El defecto más corriente es la carencia de controles rigurosos. En todo caso, la parapsicología ha estado siempre plagada de engaños, sean inconscientes como en el caso del sujeto experimental corriente que desea que el experimento tenga éxito, o sean deliberados como en el famoso caso de Uri Geller. (Pueden leerse múltiples ejemplos en la revista The Skeptical Inquirer, así como en Hansel (6) y Alcock (7).
(x) Sistematismo. Lejos de ser un componentede un sistema de conocimiento, la parapsicología es un campo aislado: no se solapa con ningún otro campo de investigación. Por esta razón sus practicantes exigen ser juzgados en base a sus propios merecimientos: en base justamente a la evidencia empírica que ellos mismos proclaman se ha producido. Pero eso es imposible, porque totalmente al margen de la realidad de tal evidencia, subsiste la fundada sospecha de que tales resultados han sido obtenic\os con métodos fraudulentos -por no
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hablar de viejas historias folklóricas y otras «evidencias» anecdóticas que aún gozan de respetabilidad entre los parapsicólogos. Ciertamente los hechos pueden «verse» o «interpretarse» de múltiples formas (esto es: pueden ser explicados por hipótesis alternativas). Esta es una de las razones por las que sólo las hipótesis que armonizan con algunas otras hipótesis resultan dignas de ser investigadas científicamente. Pero éste no es el caso de las corazonadas parapsicológicas, pues no forman parte de un sistema (hipotético-deductivo), ni encajan con la ciencia (recuérdese (v)). Más todavía, los propios parapsicólogos se muestran muy ufanos por investigar fenómenos que consideran paranormales y estiman se hallan fuera del alcance de la ciencia «oficial» (esto es, de la ciencia verdadera).
Concluimos, pues, que este pase de revista sitúa a la parapsicología en el campo de la pseudociencia. Si no siempre se reconoce como tal, puede deberse a que la mayor parte de las filosofías de la ciencia no conciernen a la ciencia real, o a que la etiqueta de «científico» es atribuida sin un análisis filosófico previo. (Un ejemplo reciente de esto último puede verse en Truzzi (9)).
7. OTROS EJEMPLOS
Muchas otras pseudociencias, además de la parapsicología, merecen la atención del filósofo, aunque sólo sea porque son incluso más populares y frecuentemente más peligrosas que la creencia en el fenómeno «psi». El psicoanálisis es una de ellas (vide 10). El surgimiento del psicoanálisis hacia 1900 ha sido con frecuencia considerado como una revolución científica a la par de las de Newton, Darwin, Marx y Einstein. A primera vista el psicoanálisis muestra un aspecto revolucionario en sus hipótesis y métodos. Una inspección más cuidadosa muestra que estos no son tan absolutamente nuevos y que, lejos de constituir un avance revolucionario, constituyen una contrarevolución. De hecho, las ideas del psicoanálisis son en su mayor parte especulaciones desaforadas, que o bien son incomprobables (como la represión) o han sido refutadas (como la sexualidad infantil, llamada de la vida en el útero, y como el efecto catártico de abrir la válvula de escape a la agresión). El psicoanálisis está desconectado de la neurofisiología y de la psicología experimental. Freud advirtió a sus discípulos para que evitasen ambas, y en esto las cien o más escuelas de psicoanálisis están todas de acuerdo. Para hacernos las cosas más fáciles, el psicoanálisis renuncia al experimento -alegando que él está siendo comprobado a diario en el sofá- y a la estadística, con la disculpa de que dos individuos nunca son idénticos. El psicoanálisis, pese a no ser revolucionario, ha causado un tremendo impacto en la cultura contemporánea: ha disminuido el ritmo de desarrollo de la psicología científica, ha contaminado las ciencias sociales, ha convertido la psiquiatría
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en charlatanería, y ha suministrado a los intelectuales a medio cocer una ideología fácil y multivalente. En suma, no sólo es una contra-revolución para la ciencia, sino un desastre cultural mayor.
La tecnología asociada con el psicoanálisis es la llamada terapia psicoanalítica, que consiste en una variedad de la psicoterapia verbal. El tratamiento de las enfermedades mentales por procedimientos puramente verbales, o psicoterapia verbal, ha sido practicado durante cientos de años por todas las sociedades humanas. Hasta el advenimiento del psicoanálisis estaba usualmente rodeada de creencias religiosas; desde entonces se ha convertido en la gallina ponedora de una próspera industria, aunque con claros signos de recesión. Hay entre 100 y 200 escuelas de psicoterapia en continuos altercados unas con otras, pero la mayor parte de ellas ajenas a la psicología experimental y a la psiquiatría biológica. Pocas han sido sometidas a pruebas rigurosas: habitualmente son adoptadas y practicadas en base a la fe o a la autoridad. Los alimentos, las medicinas e incluso los automóviles están sometidos a rigurosos exámenes, pero no ocurre lo mismo con las psicoterapias verbales. La reciente decisión del Instituto Nacional para la Salud Mental estadounidense de emprender un examen concienzudo de sólo dos variedades de psicoterapia con un coste aproximado de un millón de dólares ha levantado un grito de indignación. Significativamente, el presidente de la American Psychological Association se opuso a esta medida porque el proyecto podía durar dos décadas: 10 años para poner a prueba la seguridad y otros 10 para poner a prueba la eficacia (vide. (11)). ¿Por qué no se confiesa francamente que tales pruebas son un despilfarro de tiempo y dinero, puesto que la psicoterapia no es reconocidamente una técnica basada en la ciencia de la mente, es decir, en la biología de las funciones específicas del cerebro?
El psicoanálisis y los diversos géneros de psicoterapia verbal no son las únicas aproximaciones pseudocientíficas al estudio de lo mental. Otro enfoque similar, que ha venido incrementando su popularidad a expensas del computador, es el modelo de computador para la mente, o más precisamente la familia de modelos computacionales. A pesar de su apariencia científica, o mejor tecnológica, porque usa el lenguaje de la ciencia de los computadores, se trata de una pseudociencia por las siguientes razones. (Más en (12)). El modelo de la mente como un computador:
(l.ª) Evita el contacto con el cerebro y de este modo ignora por completo la neurociencia; en particular, no hace uso de las propiedades características del tejido nervioso, tales como la inhibición lateral, la plasticidad sináptica, y la espontaneidad (o capacidad de auto-activación).
(2. ª) Está en desacuerdo con la fisica postaristotélica cuando postula que todo estado de transición está causado por algún estímulo externo -un axioma de la teoría de los autómatas-.
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(3. ª) Está en desacuerdo con la psicología, puesto que sostiene que el cerebro es un mecanismo de procesamiento de información incapaz de crear información.
(4.ª) Consagra la mítica dualidad mente-cuerpo, al distinguir el hardware material (innato) del software inmaterial (aprendido).
(5.ª) En consecuencia, consagra la dicotomía entre disfunciones «orgánicas» y «psicológicas» -lo que interrumpe el progreso de la psiquiatríaalegando que, mientras los primeros son defectosde instalación, los últimos son errores de información.
(6.ª) No hace prediciones precisas, y de ahí que no pueda ser sometido a comprobaciones empíricas.
En esta misma línea, e incluso con mayor apariencia de rigor a causa del alto nivel de las matemáticas que emplea, se encuentra la teoría de las catástrofes (vide. (13) y (14)). Al trabajar con problemas biológicos y sociológicos, los teóricos de catástrofes son culpables de cometer los siguientes pecados pseudocientíficos:
(l.º) Han adoptado una ontología idealista (platónica), al suponer que todas las fórmulas matemáticas deben ser eventualmente materializadas, y han abrazado una epistemología hiperracionalista, al suponer que basta la razón para investigar la realidad, siendo la experiencia innecesaria.
(2. º) Han ignorado o incluso rechazado teorías generales básicas y bien confirmadas, en especial la mecánica cuántica, la genética, y la teoría darwiniana de la evolución.
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(3.0) Han ignorado inmensas cantidades de evidencia empírica, por ejemplo, sobre el papel de los genes y de las fuerzas físicas en la morfogénesis.
(4.0) Nada explican y nada predicen.(5.º) Han usado casi exclusivamente una y
otra vez un único modelo para representar (aunque no para explicar) muchos procesos diferentes, a saber, la «catástrofe cúspide».
(6.0) «Han abusado de las matemáticas básicas de modo que han sido conducidos a razonamientos erróneos, han ofrecido modelos basados en supuestos poco razonables que les han guiado hasta conclusiones erróneas; y han hecho predicciones que o bien son vacías, o bien tautológicas, o son vagas o resulta imposible ponerlas a pruebaexperimentalmente», según concluyen Zahler ySussmann (15).
Deberíamos seguir aún a la caza de más especímenes de pseudociencias, pues abundan no sólo en la cultura popular, sino también en la literatura científica -sin excluir las revistas de alto nivel de física teórica, de biología teórica, y de sociología matemática. Baste mencionar un surtido elegido al azar de semejantes bestias: la teoría del quantumde medida (supuestamente aplicable a cualquier aparato posible de medida); la psicohistoria (o psicoanálisis de los caracteres históricos); las profecías emitidas de cuando en cuando por «tanques pensantes», tales como el Instituto Hudson; algunos de los modelos de «sistemas generales» criticados por Berlinski (16); muchas de las teorías sociológicas ridiculizadas por Andreski (17); y los charlatanes de la salud denunciados por la Unión de Consumidores (18). La pseudociencia abunda porque tiene raíces antiguas, o porque trata cuestiones descuidadas por la ciencia, o hace demandas agresivas, o promete resultados eficaces a bajo costo, o porque es mucho más fácil de comprender y practicar que la ciencia. De este modo, salta a la fama en todo tiempo y lugar.
8. ¿COMO DISTINGUIR LA PSEUDOCIENCIADE LA PROTOCIENCIA Y DE LA HETERODOXIA?
Hemos trazado la línea de demarcación entre ciencia y pseudociencia, pero casi no hemos dicho nada sobre protociencia, heterodoxia científica, y anticiencia. Conviene decir algo sobre estas últimas, porque frecuentemente se las confunde con la primera.
Siempre existe el temor de que puedan yacer enterradas en el seno de la pseudociencia algunas pepitas de oro: esta última puede que no sea tal, sino protociencia o ciencia emergente. Este temor está completamente justificado al principio, particularmente desde el momento en que una teoría o técnica extremadamente original -una heterodoxia- puede tener un saborcillo a pseudociencia justo a causa de su novedad. Pero la precaución debe convertirse en escepticismo, y el escepti-
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cismo en denuncia, si la novedad fracasa a la hora de convertirse en un componente hecho y derecho de la ciencia al cabo de medio siglo. Realmente, mientras las protociencias avanzan y acaban convirtiéndose en ciencias, las pseudociencias son charcas estancadas al lado de las rápidas corrientes centrales de la investigación científica. Y no hay precaución posible para todo aquello que venga exigiendo trato igual desde el principio, cuando la nueva idea que ofrece choca frontalmente con la visión científica, con el método científico, y con las teorías científicas mejor establecidas (aun cuando de hecho sean falibles). La objeción esperable de que semejante intolerancia habría segado de raíz la ciencia moderna está fuera de lugar, pues en 1600 no había aún visión científica, ni método científico, ni mucho menos teorías científicas bien fundamentadas.
Que «pueda haber algo cierto» en determinadas demandas de la pseudociencia, es verdad, pero también otra cuestión. Así los alquimistas estaban en lo cierto al sostener que el plomo podía trasmutarse en oro. Pero estaban equivocados al creer que eran capaces de producir semejante trasmutación, porque (a) carecían de la teoría necesaria (sobre la estructura nuclear), (b) carecían de los instrumentos necesarios (aceleradores de partículas) y (c) carecían de la posibilidad de adquirir ni la teoría ni los instrumentos, porque estaban atrapados por la tradición ( en particular la teoría de los cuatro elementos) y ponían su confianza en el método de ensayo y error (en lugar de en experimentos bien diseñados) así como en los conjuros mágicos. De este modo, el descubrimiento de la transmutación (genuina) fue una coincidencia obtenida precisamente desde el atomismo rechazado por los alquimistas.
Del mismo modo la telepatía, después de todo, puede ser un hecho, aunque no la clarividencia, la precognición o la telequínesis, todas ellas en conflicto con leyes físicas básicas. Sin embargo, si la trasmisión del pensamiento existe, no ocurre de la misma manera entre todos los humanos; y si no ocurre entre nosotros, entonces es tan extremadamente infrecuente que jamás lo podremos investigar. Las razones para tal escepticismo son al menos dos. En primer lugar, ¿por qué nadie ha sido capaz de demostrar un caso de telepatía, esto es, un caso verdadero que no pueda ser explicado como una coincidencia (particularmente frecuente entre personas que llevan vidas paralelas) o como un engaño deliberado?. Si hay telepatía, debe viajar sobre campos o sobre partículas. Ahora bien, se sabe que las radiaciones más fuertes que emite el cerebro humano son electromagnéticas. Pero, para bien o para mal, esta radiación es unas cien mil veces más débil de la que se necesitaría para una trasmisión efectiva, por no hablar de la ausencia de mecanismos conocidos de detección y de codificación (19). Con todo, la telepatía, aunque parece imposible entre seres humanos, no puede excluirse en otros seres; pero en todo caso
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no sería de hecho el tipo de transmisión del pensamiento que proclaman psiquistas y parasicólogos, a saber, una trasmisión inmaterial y por tanto indetectable mediante instrumentos fisicos. De modo que si la telepatía fuese descubierta, no confirmaría la parapsicología, sino que se convertiría en una materia de investigación científica normal -a semejanza de la trasmutación del plomo en oro. Semejante descubrimiento sería el coup de grace de la parapsicología, del mismo modo que la química de Robert Boyle acabó con la alquimia, y la astronomía newtoniana exterminó la astrología.
La heterodoxia científica es un berenjenal completamente diferente: se trata de la ciencia no convencional e impopular. La fisica de campos fue heterodoxa cuando se propuso por primera vez, porque discrepaba de las teorías dominantes de la acción a distancia. Pero era un campo científico genuino, repleto de hipótesis contrastables y de experimentos pasmosos. Lo mismo puede decirse de todas las heterodoxias científicas que siguieron, como la teoría de la evolución de Darwin, la crítica de Marx al capitalismo, la mecánica estadística, la genética, las dos relatividades, la teoría sintética de la evolución, las dos teorías cuánticas, la biología molecular, la psicología fisiológica, etc. Todas ellas fueron, tomando prestada la exacta expresión de Asimov, endoherejías (desviaciones en el seno de la ciencia), que deben distinguirse de las exoherejías o desviaciones fuera de la ciencia. Sea propuesto por miembros de una disciplina dada o por advenedizos, un nuevo tema de conocimiento que satisfaga la definición propuesta en la sección 4, pero suscita un conflicto con algún otro tema (no con todos) del transfondo específico estándar o con el fondo de conocimiento pactado, debe ser calificado como una endoherejía. La endoherejía debe ser aceptada con júbilo en la ciencia, la exoherejía no. Tolerancia, sí, pero dentro de la ciencia: fuera de ella no hay salvación (intelectual).
De ahí no se sigue que la ciencia no tenga enemigos internos o quintas columnas. Los tiene, pero son fácilmente identificables porque se trata de fragmentos acientíficos. Los enemigos interiores más terribles son el dogmatismo, en particular la negativa a discutir cuestiones de principio, y la excesiva tolerancia con las ideas o prácticas que arruinan de nuevo los frutos de la ciencia. Un ejemplo de lo primero es la rigidez (actualmente en decadencia) respecto a la interpretación fisica de los formalismos matemáticos de la teoría cuántica -una construcción maravillosa expoliada por una filosofía obsoleta (vide (20)). Ejemplos de tolerancia excesiva, dentro de la comunidad científica, para con ideas acientíficas son: la hipótesis de la creación de la materia ex nihilo, introducida en casa por los defensores de la ahora difunta cosmología del estado estacionario; el viejo mito del alma inmaterial que flota por encima del cerebro, que aún encuentra un lugar en las publicaciones neurocientíficas y psicológicas; y la biología
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lamarckista, aún prevalente en Francia. La regla moral es: ni demasiado rígido, ni demasiado laxo.
Los estudiosos de la pseudociencia frecuente están divididos a la hora de determinar cuál de los dos, la pseudociencia o el dogma científico, es más perjudicial. A mi modo de ver la cuestión está mal planteada y el modo usual de resolverla es acientífico. La pregunta pertinente no es precisamente «¿cuál es peor?», sino más bien «¿cuál es más perjudicial, para quién y en qué aspecto?». Y esta última cuestión debería investigarse empíricamente en lugar de sobre la base de argucias, pues concierne a cuestiones de hecho: se trata de un problema para la psicología, la sociología e incluso la economía del conocimiento y de la ignorancia. Me explico.
Presumiblemente la pseudociencia supone un peligro pequeño para el científico especialista, quien más bien corre continuamente el peligro de rendirse al dogma, que acaba obstruyendo la investigación a lo largo de nuevas líneas. (Ojo: puesto que todo científico es un profano fuera de su campo, se encuentra doblemente involucrado en la hipótesis anterior). Por otro lado el profano, puesto que sabe poco o nada de las ortodoxias científicas del momento, está a merced de numerosas supersticiones y de dos tipos de predicadores, los que le enseñan como a un niño y los que le tutean como un científico. Al no estar equipado para distinguir entre el producto genuino y su falsificación, el profano estará presumiblemente más dispuesto a comprar al último, aunque sólo sea porque le parece más inaccesible. (Por lo demás, la mayor exposición la sufre el que quiere creer: muchos de los que abrazan supersticiones, viejas o nuevas, lo hacen porque sienten la necesidad deun apoyo extra para hacer frente a la lucha por lavida). En suma parecería que, aunque el dogmatismo científico es más perjudicial para el científico que para el profano, este último tiene más quetemer de la pseudociencia. Pero ésta es precisamente una conjetura no contrastada. Lo que noadmite la menor duda, en cambio, es la economíade la pseudociencia. Sabemos que tiene montadauna industria de muchos billones de dólares. Ysabemos que, mientras creer en la percepción extrasensorial es barato, la fe en la meditación trascendental resulta costoso, y la creencia en el psicoanálisis puede resultar ruinosa. Con todo, también esto es un asunto de investigación empírica.
La anticiencia es harina de otro costal. Por definición, una anticiencia es un sistema de creencias abiertamente hostil a la ciencia y que lucha por desplazarla. Ejemplos: todas las ciencias «ocultas»; la homeopatía (en tanto se opone a la medicina «oficial»); la psicología racional ( opuesta a la psicología empírica); la sociología humanista (opuesta a la sociología empírica). La anticiencia no es necesariamente hostil a un cuerpo dado de conocimientos científicos sino a la visión científica y al método científico.
Sin embargo, la diferencia entre la anticiencia y
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la pseudociencia es sólo de actitud: si bien ambas son igualmente acientíficas, los pseudocientíficos demandan ser acogidos por la ciencia, mientras los anticientíficos la deprecian. Al lado de estos dos grupos están los exoheresiarcas y todos ellos ejercen una influencia perniciosa sobre el incauto público. Con todo, no puede decirse que sean todos igualmente perniciosos: mientras algunas anticiencias pueden considerarse comparativamente inocuas, otras -en particular la psicología y la sociología humanistas- son positivamente peligrosas, posiblemente más aún que la parapsicología, porque intentan destruir lo poco que se ha conseguido en un siglo de dificil navegación científica contracorriente. No obstante no exageremos las diferencias entre anticiencia y pseudociencia: ninguna de las dos es científica y a ambas les gustaría desalojar a la ciencia.
9. PUNTUALIZACIONES FINALES
Los científicos y los filósofos tienden a tratar lasuperstición, la pseudociencia y la anticiencia como desperdicios inocuos: están demasiado embebidos en sus propias investigaciones como para molestarse con semejantes sinsentidos. Esta actitud es desafortunada por las siguientes razones. En primer lugar, la superstición, la pseudociencia y la anticiencia no son desperdicios que puedan reciclarse para algo útil: son virus intelectuales que pueden atacar a cualquiera, desde el lego al científico, hasta el punto de infectar a toda la cultura y revolverla contra la ciencia. En segundo lugar, el surgimiento y difusión de la superstición, la pseudociencia y la anticiencia son importantes fenómenos psicosociales dignos de ser investigados, y quizá incluso utilizados como indicadores del estado de salud de una cultura. En tercer lugar, la superstición, la pseudociencia y la anticiencia son un buen banco de pruebas para cualquier filosofía de la ciencia. El valor de una filosofía de la ciencia puede ser efectivamente calibrado por su sensibilidad a la hora de diferenciar entre ciencia y no ciencia, ciencia de alta calidad y de baja calidad, ciencia viva y ciencia muerta. (¿ Qué pensarían ustedes de un historiador del arte que fuese constantemente engañado por burdas falsificaciones artísticas, o del crítico de arte que pasase por alto constantemente obras de elevada calidad y exagerase el valor de obras menores, o que volviese la espalda por completo al arte de su tiempo?).
Dado el interés intrínseco y la importancia cultural de la pseudociencia y de la anticiencia, resulta sorprendente que haya recibido tan poca atención por parte de los filósofos, en particular en nuestra época de crisis de confianza pública en la ciencia. Debemos admitir que el filósofo ha abandonado al científico en esta hora de prueba. Peor aún, unos pocos filósofos han tomado partido por el enemigo declarando que la ciencia no es mejor que la pseudociencia, la religión, la ma-
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gia o el arte de la brujería y que todas estas acti vidades deberían recibir «igual trato» en las escuelas, sin haber ofrecido de hecho argumentos a favor de semejante demanda (2). Este hecho debería ser una clara indicación de que hay algo esencialmente podrido en la filosofía de la ciencia tal como se practica en la actualidad. Quizá algunos magos o alquimistas la hayan metamorfoseado en una pseudofilosofía de la pseudociencia. (Versión castellana y adaptación de Alberto Hidalgo Tuñón) e
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y NOTAS
(1) J. Swift, Gulliver's Travel, 1726; Folio Society, London, 1965. Agradezco a Clifford Truesdell el haberme recordado el pasaje citado en el texto.
(2) P. K. Feyerabend, Against Method, New Left ·Books,London, 1975. (Hay vers. cast. de Diego Ribes en Tecnos, Madrid, 1981: Tratado contra el método). lnquiry, 18, 167 (1975).
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(4) T. Kuhn, Toe Structure of Scientific Revolutions,University of Chicago Press, 1962. (Vers. cast. de A. Contín en F. C. E., México: La estructura de las revoluciones científicas, 1971).
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novedad
LIBRO DE BOLSILLO
N.° 3 Escritos Pornográficos. Boris Vian.
N.° 4 Mundos Reales-Mundos Imagina-rios.
N.° 5 Marx & Sherlock Holmes. Alexis Lecaye.
N.° 6 Crónica de las ideas perdidas. Conversaciones con André Akoun. Fran�ois Chatelet.
N.° 7 Nada. J.P. Manchette.f Serie Negra)
N.° 8 Antes de Adán. Jack London.
N.° 9 Sniper. F. Fajardie. (Serie Negra)
N.º 10 Tres ensayos sobre comunicación:de la naturaleza a la cultura. A. Remesar, C. Riba y J.LI. Rodrí-guez.
N? 11 La Mueca del miedo. Darío Fo.
De próxima aparición:
N.0 12 De la ecología a la autonomía. CorneliusCastoriadis. Daniel CohnBendit y el público de Louvain la neuve.
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