Download - Lapesa en tendencias y problemas actuales
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
1/28
CASTELLANO ANTIGUO
Y
ESPAOL
MODERNO:
REFLEXIONES
SOBRE
LA PERIODIZACIN
EN LA HISTORIA
DE
LA LENGUA
1.
PLANTEAMIENTO
GENERAL
.
ROLF
EERENZ
Universidad de Lausana
1.1
. Quien ;e OCUP
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
2/28
80
ROLf
EBERENZ RFE LXXI, J991
que en ambos
casos
ha sido avalada por hechos tanto sociopoliticos como pro
piamente lingsticos
1.
12. En estos tres dominios lingsticos, la discusin sobre la periodiza
cin ha suscitado
el
inters de los principales historiadores de la lengua, aun
que se nota, sobre todo en los trabajos ms antiguos, un cierto dficit terico.
Surprende, en canwio, la ausencia del tema en la mayura d/,: lus manuales.
repertorios
y
estudios monogrficos sobre
el
espaol. Segn la concepcin
ms difundida en
la
filologa hi spnica, [a evolucin del castellano transcurre
en dos etapas, una
antigua
y otra
moderna.
La primera va de los orgenes
hasta fines del siglo xv,
la
segunda desde el siglo XVI hasta nuestros das.
Aqu tambin , la divisoria entre los dos perodos se
fu
nda en unOi; sucesos de
gran trascendencia poltica: la unin de Castilla y Aragn, la conquista de l
reino de Granada y el descubrimiento de Amrica. En el plano cultural, estos
aos constituyen el umbral del Sig lo de Oro:
la
Icngua beneficia de una
1lueva esttica literaria, convirtindose al mismo ticmpo en objeto de estudio
de los humanistas y en instrumento de una incipiente cultura nacional, segn
In
manifiesta Antonio de Nebrija en
el
prlogo de su famosa gramtica. Aho
ra bien , estos datos no siempre se mencionan explcitamente y an menos se
someten a una reflexin crt ica. Entre las pocas excepciones cabe mencionar
a R.
J.
Cuervo, quien seala en la introduccin a su Diccimtario de construc-
cin
y
r fgimen
que eligi
l
ao
1500
como limite del perodo preclsico de
bido al afianzamientu de
la
unidad poltica y al auge de
la
cultura mrtcsana
que se produjo durante el reinado de lo
>.
Reyes Catlicos
l.
1
.3.
Conviene no olvidar que Cuervo se haba propuesto elaborar un
repertorio
-valga
la paradoja- histrico a la vez que normativo. Su objeto
pri ncipal consista en reunir unos materiales
10
suficientemente abundantes
como para que permitiesen codificar
la
lengua contempornea; la documen
tacin histrica deba, pues, proporcionar elementos de decisin para
la se
leccin y depuracin de los mltiples usos existentes en el espaol decimo
nnico de amoos hemisferios. Las pautas venan dadas por los clsicos del
Siglo de Oro. Desde tal punto de vista, los textos anteriores al siglo
XVI
te-
2
Para utos id iomas,
v e a n ~
J. Schildt (ed .) , ~ u r Periodisierung der deutschen
Sprachgeschichte. Prinzipien-Probleme-Aufgaben ,
en
Lin.quistuc}e
St
udil'lI, Rei e A,
Arbntsberichte, 88 (Berlin, Akademie des Wissens
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
3/28
RFl: LXXI, 1991 CAS
TE LLANO ANTIGUO Y ESPAOL MODE
RN
O
81
nan slo un valor relativo, a modo de balbuceos que prefiguraban la perfce
clan del lenguaje clasico. De acuerdo con estos principios, Cuervo decidi
presentar las citas de autores medievales en apndice, al final de cada en
trada.
Pese al espritu filolgico que le animaba a l y
a
su poca,
el
gran his
panista colombiano se sita as en la lnea iniciada por el
Ui
ccio
nari
o d e auto
ridades de la Real Academia, linea que marc en cierto modo todo el discur
so lingstico del siglo
XV IJ I
: sus representantes tenan la sensacin de que
lo mejor de la civi lizacin hispnica perteneca ya al pasado y que era miJO
sible igualar las creaciones artsticas de aquella poca.
En
la obra de Cuervo
y
de Otros fil logos de su tiempo se manifiesta, por una pa
rle
, ese
mi
s
l1lu
his
toricismo tan caracter stico del siglo XIX, que origin en las ciencias huma
nas una visin esencialmente retrospectiva : el lingista pas a considerarse
un conservador de mu
se
o, encargado de desempolvar los vocablos y las con
s
trucciones ms venerables del idioma. En cuanto a la filologa hispnica, hay
flue tener en cuenta, adems, un cierto pesimismo relacionado con
el
estado
de depresin poltica) econmica en que a la sazn se encontraban los paises
de habla espaola. In sisto en estos aspectos porque me parece que el n R
de Cuervo, con su relati va minusvaloracin de lo muy antiguo y lo mu y
cierno, adems de su fijacin un tanto excesiva en la lengua patrn peninsu
lar y especialmente castellana, es una realizacin tpica de su poca ; lo cual
no menoscaba en nada
el
mrito de este exce
le
nte di
cc
ionario
hi
st
ri
co. Es,
finalm ente, de justicia agregar que el equipo que actualmente contina la obra
procura remediar estas deficiencias '.
1.4.
Despus de esta ojeada a las concepciones de Cuervo, conviene exa
minar la posicin de
R.
Menndez Pida , maestro de una de las orientaciones
ms fecundas de la filo loga hi spnica. Para ello debe tenerse en cuenta
que
du n
Ramon no se dedic prim ord ia lmente
a
la lexicografa, disriplina donde
el problema de la pe
ri
odizacin resulta ms cOlllpl ejo, sino a la fontica his
trica; adems, su atencin
se
centraba preferentemente en los origenes del
idioma, lema de uno de sus libros ms clebres. De senterrar y analizar con
el instrumenta l e el
fi
llogo los textos mas antiguos del cas tellano, describir
la transicin del latn al romance, evaluar los factores culturales y po
l
ticos
que determinaron la elevacin del castellano a lengua de cultura, he aqu sus
principales preocupaciones. En cuanto al tema que estamos estudiando, cabra
esperar algunas precisiones de su Manual de
gram
tica esta/jola
' .
t J.
A. Porto Dapcna,
Elrmrl/ffls r rzicog ra/a. El .Diccionario d rO J
trlU ri l y rtg
im
, dt R. J. CllrnJO Bogota, Instituto Caro
y
Cuervo, 1980, piS .
121.
J. A Porto
Dapena,
ElfflW.los de I,.ricagro/o, pgs. 202 y sigs.
R. e n ~ n d
Pidal,
MaNual d . gramticIJ t paola,
Madrid, Espasa-Calpe,
1966
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
4/28
82
ROL
EBERENZ
RFE LXXI. 1991
Sin embargo, parece
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
5/28
RFE
,
LXXI, 1991 CASTELLANO ANTIGUO Y ESPAOL MODERNO 83
La primera parte del pasaje se refiere a una periodizacin esquemtica em
pleada en muchos estudios, principalmente en los que tienen un objetivo
cuantitativo. Aplicada a modo de retculo. con unidades siempre iguales, la
divisin en :-;iglos permite captar el ritmo de las tran formaciunes, comu pue
de ser la frecuencia creciente de una forma en detrimento de otra. No quiero
negar
la
legitimidad de este procedimiento
11;
sin embargo, resulta obvio que
una construccin apriorstica de este tipo no nos dispensa de buscar una pe
riodizacin que emane del propio devenir de
la
lengua. Tambi
n
es de gran
inters
la
;
egunda parte de
la
citada frase : Mencndez Pidal renuncia en ella
a fijar precisamente esta
otra
clase de lmites que nos interesa aqui, alegando
que el conocimiento de
la
evolucin del lenguaje era
an
demasiado fragmen
tario como
para
que se pudieran trazar fronteras de esta clase. Conforme con
su advertencia, el panorama del lenguaje del siglo XVI que el autor ofrece a
continuacin t'ontielle ante tocio una caracterizacin de
lo
s principales estilos
literarios de
la
poca; partiendo del esfuerzo consciente de algunas figuras
sobresalientes
por
moldear
la
lengua segn sus ideas estticas, Menndez Pi
dal habla de los perodos de Nebrija, de Garc
il
aso, de los grandes msticos y
de Cervantes y Lape
12 .
Siempre entre los trabajos sobre gramtica
h i ~ t r i c a
conviene sealar el
volumen de H. Keniston sobre la sintaxis espaola del siglo
XVI
Il
,
nico
publicado
(le
un proyecto ms ambiciosu, que haba de constar de cuatro par
tes, dedicadas, respectivamente, a
la
Edad Media (1200-1500), al siglo
XVI,
al
periodo moderno (16CX>-1900)
y
a
la
poca contempornea (desde 1900).
En relacin con el tomo publicado seala el
autor
que:
.. Tite sixlcenth cenlury was chosen as Ihe firsl in Ihe series because, as a
period
of
Iransilion bclween Old Spanish and Modern Spanish, it offered the
widest body of material for Ihe development of a technique which would be
aplicable 10 Ihe whole history of Ihe language 14
1.5. Despus de haber ;l :olllentado, en el apartado
1.3
..
la
actitud de
Cuervo, se imponen unas referencias al modo
en
que
la
Real Academia
zanj
el
problema de la periodizacin. Fijmonos, pues, en
el
primer diccionario
11
Comprese al respecto la observacin de A. Yllera,
Sintazis
his/6rica del verbo
espaol: las perfrasis medievales, Universidad de Zaragoza, 1980, pg.
9:
Esta divi
si
n en siglos es una convencin nicamente aceptada por razones de comodidad y por
la dificultad de fechar con exactitud algunos textos.
12 Para una apreciacin crtica de este trabajo, vse H Flasche,
Ueber
die
Schwierigkeit ciner Periodisierung der spanischen Sprachentwicklung , en Studia his
tonca
et
philologica
I
honort m M . Batllori. Roma,
1984
, pags. 629-638.
IS
H. Keniston, Th
SYlltax
1
Casli/iml Pf ost .
Tlee Sixtunth
Centllf y,
The Unjo
versity of Chicago Press,
1937.
14 H. Keniston,
Thl Syntax 1 Ct l l l i l ian ProSl ,
pg.
XI.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
6/28
84
RO l.
'
F.OERENZ
RFE, LXX I , 1991
histrico de la Corpuracin 1S
t
en cuyo prlogo se leen unas precisiones que
con ligeras modificaciones se vuelven a encontrar an en la ltima edicin
del diccionario normativo de la Academia l :
.. La abreviatura
{Jut.,
anticuada, indica que la
voz
o acepcin
pcrtene
exclu
sivamente a l vocabula rio de la Edad Mffiia;
pe
ro tambin se califica de anti
cuada la forma de una palabra, como tlo/amia por aua/omi (jue, aU 1(lue usa
da
hasta
t i
siglo
XVII,
ha sido desechada en
t i
lenguaje moderno.
La
abre
viatura
dcsus
desusada,
se
pone a las voces y acepciones que
se
usaron en la
Edad Moderna, pero que hoy no se emplean ya.
Constatamos que el punto
de
mira se sita en
el
momento actual, desde
el
cual las palahras son clasificadas segn u grado de modernidad. Con todo,
el
esquema de periodizacin de la Real Academia es algo ms diferenciado
que el de Cuervo, ya que implica, adems de la biparticin h sica en Edad
Media
y
Edad l\Ioderna, una subdivisin del lapso que transcurre entre 1500
y
nuestros das.
El segundo
Jic
cionario histrico de la Real Academia adopta ulla po.
sicin ms pragmtica, resultado a partes iguales de la tradicin y la intui
cin : los testimonios de cada acepcin ustlal desde la Edad Media hasta hoy
se dividen en tres secciones. que corresponden, respectivamente, al perodo
medieval , a los siglos
XVI y
XVII
,
Y a la poca comprendida entre 1700
y
el
momento actual. Estas tres partes contienen cada una, aproximadamente , el
mismo nmero de citas y se separan lipogrficamente por una ligera sangra
dura; se evitan, en cambio, denominaciones ms categricas, como casfella-
no
o lfigIlO
espoliol clsico y similares. Es esta, sill duda, una solucin pru
dente, si se tienen en cuenta las muchas lagunas de
la
lexicografa espaola.
Re
cur
de
se tambin que en la historia del francs los avances
(;11
la teora de
la periodicidad se deben precisamente a lo bien explorados que se encuen
tran
los textos medievales gracias a los esfuerzos de Godefroy, Tobler,
Lommatzsch
y
otros.
No es ms explcito uno de Jos principales maestros de la lexicografa
hispnica, Joan Corominas . Situndose su diccionario l en la encrucijada
entre
orientaciones variadas - la etimologa en
U Il
sentido estricto, la historia
de las palabras y la elaboracin de un
fll( sal/rus
panhispnico--, la periodi
zacin en cuanto problema de la historia del lxico no llam la atencin del
15 Real Academia Espaola, Di
ccionario hislrico de la ItngtuJ t sJlaflo
lo
ts .
1
y JI,
Madrid,
1933 1936; t. l,
pgs.
IX-X
.
II Real Academia Espaola,
DiujOllOrio d I' la fengua espaolo
Madrid,
1984
20
n Real Academia Espaola, irrimari{ Iris/rico dI' fa IrnglUl rspao
la
Ma
drid, 1972 Y sigs.
l'
Joan Cororninas _ Jos A. Pascual,
Di"iolloria
crtico f'/inr o{
ri
ro castellano e
hisplrira
Madrid, Gredos, 1980 y sigs,
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
7/28
RFE
LXXI
, 199 1 CAS TELL
A
NO
ANTIGUO Y
ES PA OL
MODER NO
autor. E
ll
o est tal
vez
relacionado con su marcada preferencia por las eti
mologas cuntrovertidas, junto a las cuales las voces menos espectacula res,
e;;pecialmente
la
s derivadas, reciben un tratamiento bastante exped itivo. As
es que las a lusiones a las grandes divisiones de la t rayectoria del espaol se
resumen en los cuatro rtulos que sin mayores precisiones se encuentran
en
la li
sta de abreviatu ras del primer tomo: a1lt . antiguo, anlie. ant icuado
(a diferencia de
4111.
se aplica a lo usual de spus de la Edad Media, pero
ya no vigente ),
el.
clsico y modo moderno.
Conviene mencionar tambin a otro lexicgrafo, un tanto alejado de los
mtodos ms actuales, pero que ha confeccionado varias clases de repertorios:
M. Alonso. Me he
fi
ja
do en sus obras de mayor circulacin, el
Diccionario
del espaol moderno 19 y la En(y:/opedia del idi
oma 20
: en ambas se especi
fican cuatro etapas, a saber, la medieval (siglos XII a
xv
) , la renacentista
(siglos XVI y
XV II
, la moderna (siglos
XVIII
y XIX) Y la contempornea (si
glo
xx ).
Una di visin muy parecida es la Iue propone M. Alvar Ezquerra
en \
pr
oyecto de un fhesal/rus del espao l
21,
dunde 1,,
: :
lmites de las dis
tintas fases se fijan en 1499 (fecha de publicacin ele La Celestina , los co
mienzos del sig
lo
XVIII (fundacin de la Real Academia) y 1898 1939
como posib
le
s umbrales de la puca con tempornea.
Tambin puede ser interesante
ve
r cmo han resuelto
el
problema los lexi
cgrafos de las primeras etapas histricas del espaol.
Se
tra ta en parte de
nombres que acabo de mencio
nar
en un contexto m
s
gener
al
: as, M. Alon
so ha publicado rec ientemente un diccionario del castellano medieval n,
pre
cedido de un resumen de hi storia lingstica del perodo en cuestin, cuyos
lmites fija en 1100 Y 1499. B. Mller, de
la
Universidad de H eidelberg e
iniciador de o
tr
o repertorio de
la
lengua antigua 21, slo toma en considera
cin los textos anteriores
al
siglo xv . Y M. Alvar Ezquerra, al presentar
el Banco de Datos sobre el Castellano Medieval de la Universidad de Ma
dison: , precisa que sus
mater ia
les llegan hasta 1500 y proporciona la si
guiente justificacin :
La
d ~ r n i ~ r e
date est, comme toute limite de ce type, a r b i t r a i r ~ ; cependant,
elle n'a pas
ctc ditermince
que par srie
d'
vnements tlistoriques
e
n
1
M. Alonso, DicciOllario dl/ espajj
ol
modtrllu, Madrid, Aguilar, 198:28.
20 M. Al onro. Ellrirlopedia d
t l
idioma, Madrid, Aguilar,
1958.
21
M. Al
var E ~ q u e r r a Pro) rcta dl exico .qrojo tspaiio/a,
Barcelona, Planeta,
1976.
D
M. Alonso,
Di
ccimrario del npolJol medirvo/. Desde
ros
GIOJtlS S ilr
llsn
(s. X
Irasta t i siglo XV .
Universidad Pontificia
de
Salamanca,
1
986.
Z3
Vase B. Muller.
El l1r
oyecto
de
un diccionario del espailol medieval
(D E
M) y
el
estado la investigacin en el campo del
Ihico
del espaol
antiguo .
en
C(lhit rs tk
lillguistiql4r hispmliqllc tIIditvalt, S
(1980) , pg
s. 175-194;
cfr . tambitn la introduccin
al fascculo
1
de la obra
H e i d e l
~
Winter,
1
987
),
pg.
V.
24
M. Alvar E ~ q u e r r a Le
Dictio/IQ,)
01
thl
O
ld Spallish
La lIIa,rr
(DOSL) ,
en
Cahi,rs de le
xi
rtllu. }ie. as (9 79), pgs
.
117 -1
3Z
.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
8/28
86 ROLF E ERENZ
RFE LXXI.
1991
1492 la Reconquista v r ~ n d fin l'Amcrique esl decouverte el les Juifs e.Kpulss),
mais aU55i Var d'autrr'S faits de caracterc philoSOllhillue: en 1490 parait I 'V j
wrS(l1
w(oiJlllar io d'Alfonso de Palencia, en 1492 la
Gromtica
el le
Voca-
bulario upaol-lati o de Neb rij a en
14920u
1495 , le Vorabulario
dt ..amOllfl
ePi latill, egalement de Nebrija. el en 1499 La Cdrsliua, qui ouvre une nouvelle
tape de notre histoire littraire .
En cuanto a los tratados de historia de la lengua. llama la atencin el que
todos silencien
el
problema de la periodizacin.
En
la prctica, el de R La-
pesa, por ejemplo, ofrece una estructura general de cinco secciones: espa
ol arcaico: poca alfonsi
y
siglo
XIV;
transicin del espaol medie
va
l
al
clasico: Sig
lo
de Oro, y espaol moderno
25.
M.a
C.
Candau trabaja ms
bien con el conocido esquema de los siglos
2 6;
R Cano Aguilar, autor de un
excelente tratado de historia lingstica del espaol
21
adopta esencialmente
la triparticin en castellano medieval , espa
ol
clsicu (siglos
XVI
y XVII) Y
espaol moderno (siglos
XVIII
a xx), aunque no entiende dichos
p e r o d o ~
como fases de estabilidad, sino como elapas de generalizacin
y
consolidacin
de una serie de cambios 23.
Una propuesta semejante ofrece la recin publicada gramtica histrica
de
P. M. Lloyd
19.
Slo
el
latn aparece, en un principio, descrito
COIllO
sis
tema esttico: sin embargo, a este captulo sigue otro titulado From Earlier
to Late
Latn ,
y
el
espaol es tratado en dos captulos epigrafiados
From
Late Latin
tu
Old Spanish y
Frolll
Medieval to Modern Spanish, indi
cio de
la
perspectiva dinmica que caracteriza estas partes del libro. En cam
bio, y pese a la alta
ca
lidad de la exposicin lingstica. el contexto social y
cronolgico del castellano antiguo debe desprenderse de una hreve re
se
a
sobre la formacin histrica de Castilla: nada se dice sobre los textos ms
representativos de tal estado lingstico , y esta clase de comentario falta tam
bin en el captulo sobre la transicin a la lengua moderna, aunque quiz est
prevista para el tomo Il .
u R.
L a ~ s a
Hi.storia de la lengua rspa;o/o, Madrid, G r ~ d o s 1981
8
,. M.a C. Callrlau de Ccvallos, Hi.storin dr In IruglUJ rspmiola, Polomac, Scripta
Humanistica,
1985
.
La
tripartici6n Edad Media, Siglo de Oro y poca o ~ r n a apa
rece tambin tn A. G6mcz-Mariana, Dit s;ratl . ll11d litt'rar/istorisrhr F.lltwirklung dts
S,, nrhen
, Stuttgart, KJett, 197J
.
Z7 R Cano AguiJar,
El
rspa;ol
(
trav.:s de los tlempos , Madrid,
Arto/Libros,
1988
.
21 Cano Aguilar, op. cit., pgs. 206-218, 236-250.
21
P. M.
L1oyd
, From I.atin lo Spa"ish . 1:
Iltorital
PhOltOlogy alld MorpJwlog)'
1 Ilu SponisJ LOIl911(1 1(', Memoirs
o
the A m ~ r i c a n Philosophical S o c i ~ t y
17J
Phila
ddphia, 1987 .
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
9/28
RFE, LXXI . 1991
CASTELLANO ANTIGUO
Y
ESPAOL MODERNO
87
2. LAS APORiAS DE LA
HISTORIA
OE LA LENGUA.
2.1. Como he intentado demostrar, todas las divisiones cronolgicas
practicadas hasta el dia de hoy
se
basan en datos que forman parle del en
torno extralingistico de
la
lengua y no se refieren casi nunca a transforma
ciones de
la
propia estructura del lenguaje. Esto me lleva a detenerme unos
instantes en las posibles ba ses tericas de esa disciplina tan escurridiza y rea
cia a ciertas pretensiones cientficas que es
la
historia de la lengua.
Segn puntualiza A. Varvaro en su interesante artculo programtico so
bre la cuestin
lO.
la historia de la lengua, tal como se concibe desde
el
siglo
pasado, suele reconst
ruir
un
pr
oceso evolutivo dirigido hacia una meta muy
concreta, la explicacin del espritu colectivo de una comunidad
dada:
su
razonamiento es forzosamente finalista, en el sentido de una teleologa nacio
nal de raz romntica.
En otras
palabras : el historiador de
la
lengua enfoca
su objeto desde una perspectiva ideolgica propia de la sociedad en que vive.
Las distintas lneas de argumentacin de la
hi
storiografa lingstica ge
nerada por el pensamiento nacionali sta pueden observarse la
bre
todo en el
mbito francs, acerca de cuya trayectoria se han realizado interpretaciones
trifsicas del tipo
'unidad' 'f ragmentacin'
( feudalismo . patois )
'unidad' ( lengua una e indivisible ). y otras de dos fases, basadas en con
ceptos como
o
rigen
p
rogreso
,
o
naturaleza
arte )I.
Tambin la
hi
storia del espaol parte de la posicin predominante que
ocupa este idioma hoy da en el concierto
de
las lenguas peninsulares. Se
pre
tende ofrecer una descripcin del proceso evolutivo por el que uno de los
tantos dialectos romnicos de la Peninsula
se
fue convirtiendo
en
una gran
lengua nacional. Este punto de vista relega a un plano ms O menos decorati
vo no slo el leons y el aragons, dialectos a partir de cierto momento
absorbidos por el castellano, sino tambin otros sistemas lingst icos que pa
saron a funcionar como vehculos de tradiciones nacionales propias, como el
portugus y, en menor medida, el cataln, el gallego y el vascuence.
Aunque
Varvaro
parece excluir otros enfoques que el estrictamente te
leolgico, hay que tener en
cuenta la
posibilidad de una visin pancrnica
que abarque un mbito geogrfico ms extenso.
Los
ejemplos de este enfo
Que que se me ocurren son el
Fran110sisches
tymologisches Worferbuch
,
de
JO
A.
Virvaro, ..
Storia della lingua : passato e prospcttive di una categoria contro
versa , en RtmuH/er Phitolog), 26
(1972-1973),
pgs.
16-51 , 509-531;
pg.
48
.
11 V ~ a t : B. Schlieben-Lange,
W
ie kann man cinc Geschichte der (Minderheilen)
Sprachen schreiben ? Ueberlegungen
:tU
'Oicadencc' uncl ' Renaissance' del Okritanischen
und Katalanischen , en H . U. Gumbrecht - U. Link-Heer
(Hg
.), Epochtruchwtlltn lid
Epoch,.,ulrllkluren im Di.skurs drr Lilrratur_ lid Spraehlristorir, Frankfurt, Suhrkamp,
1985
,
pgs.
324-340.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
10/28
88 ROLl' f.BERENZ
RFE LXXI. 1991
W . vo \Vartburg, diccionario lJue fue
culll.:cIJidu COIllO
descripcin totali
zadora del lxico galorromanico (f rances, occitano y francoprovenzal, en sin
crona y diacrona) n, y. en relacin con la Pennsula Ibrica,
el
conocido
manual de W. J. Entwistle,
The
Spanish Language, donde se retratan , lino
por uno, los idiomas hispnicos en que se manifestaron importantes tradicio
nes culturales
J
.
Sin embargo, l>Oflra argirse que estas obras no hacen ms
que llevar los problemas tericos a otro terreno: en
qu
se fundan de hechu
conceptos como Galorromania e Iherorromania? Segn todas las aparien
cias.
en
delimitaciones de la geografa fsica vagamente vinculadas a ertos
ra
sgos lingsticos; las discusiones en torno a la tipolugia, por ejemplo, del
catalan o de las hablas del norte
de
Italia han puesto en evidencia
el
riesgo
que comportan tales nociones.
2.2, En
el
casu ideal, la hi storia de la lengua tal comu se cultiva actual
mente confronta la evolucin
de
una determinada sociedad con las transfor
maciones simultneas sufridas por el sistema )
los
i s t e l l a lingsticos que
utiliza
aqlH lI
a, con el fin de detl (:tar unas posibles interrelaciunes entre am
bos procesos. Pero este objetivo dtimo
se
alcanza slo en muy contadas oca
siones, ya qlle los datos disponihles sobre cada una de las trayectorias son
siempre fragmentarios. Lo mismo ocurre, por supuesto, en cualquier otra in
vestigacin histrica: no obstante, la lengua como instrumento esencial de
casi todas las actividades humanas resulta ser un ente mucho ms
co
mplejo
que los que suele estudiar la hi sturiografa general. En tales circullStancias.
no queda ms remedio que aplicar a la historia de la lengua, hasta donde sea
posible, el modelo de la lingstica de variedades, Slo
si
consideramos la
lengua como arquitectura. esto es, como edific
io
pluridimensional, llegaremos
a dar cuenta de la realidad histrica,
Esto
significa, en primer lugar, que debemos relativar
la
importancia lin
gstica de las grandes obras literarias, que suelen acaparar todava la mayor
parte del espacio en nuestras historias de
la
lengua loI , Bien s que no es ta
rea fcil. sobre todo en
1
que respecta a los primeros tiempos del idioma,
Pero,
al
fin y al cabo, Menndez Pidal traz el camino en su
OrigC1fcs del
espaol.l5, Convendra expl
orar
mils detenidamente los documentos relativos
a otras esferas de la vida,
y
ello no slo para el estudio del lxico
y
la fono-
32
W . von Wartburg, Frmr:; o
siJClr
rs
Elymologisclrts
Worlerbu
r r.
E'rt narsttllulI.f
du golloromullisrlrtll Spnuhsdl(Jt.ts, Bonn, 1928 y sigs.
:as
W . ) . Entwistle, Tire Spollis/. LOlIguagr, toyetlrer tui Por/uOIUSt, Ca la/o allli
BaSt/IU, tondon, Faber Faber, 1969; traducci6n espaola : I.a.r
If Pl{Juos
de EspOlia:
( I.stellollo, catoldll, vasco)
gful,go-portuguis,
Madrid, Istmo, 1969,
:M Vanse las observaciones
de ].
Mondiar, ~ L i n g i i s t i c a e historia", en
RSEI.
10
(1980), pgs, 1-48, espeeialml:'nte pg, Zl .
,.
R.
Mennde1: Pidal.
(Jr lfllfS drl
fspaiof, Madrid, ESlmsa-Calpl', 1 )688 .
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
11/28
RFE
LXXI,
1991
CASTEI.LANO ANTICUO Y ESPAOl. 1040DEJlNO
89
logia, donde en parle ya st viene haciendo, si no talllbicn para el anlisis his-
trico
de
la Illorfosintaxis. Por ot ra parte, poner en tela de juicio la signifi-
cacin social
de
los textos
liteurios
imp li
ca
tambin replantear la relacin
entre los movimientos literarius y la evolucin del sistema ling st ico : qui en
pretende estudiar, por ejemplo,
la
lengua del
Sig
lo de Oro
da
por supues-
to un cierto isomorfismo entre las transformaciones del idioma y las corrien-
tes artsticas, ex
tr
emo que hasta el momento no se ha
pXJido
probar con ar -
gumentos conv
in
centes.
Los movimientos literarios constituyen ms bien uno
de
los num
er
osos
factores sociales que determinan el
curso de
la evo
lu
cin lingstica. S us cri -
terios estticos se manifiestan
de
manera palmaria en los textos poticos )
pueden repercutir,
de
modo secundario, en el estilo
de
l discurso emplead lJ
por los crculos ms influyentes de la sociedad. Tal parece haber sido el papel
de la literatura, por lo menos hasta el Romanticismo. Por ello, las ob ras li te-
rarias no deben tomarse nun
ca
como los nicos testimo
ni
os lingsticos
de
una poca.
inclu:'.O
cuando sta resulte relativamente pobre en otros tipos
de
documentacin.
Tambin cabe recordar, a propsito de las etapas ms antiguas. que al-
gunos gneros literarios pueden pertenecer a variedades especificas del idio-
ma; son conocidos
l
dialectalismo ms o menos acentuado
de
la
primera
lrica castellana, el tono coloquial de ciertos
pa
sajes
de
l Libro de
bu en
atnor
del
Corba cho
o
el est i
lo
arcaizante
dd
Alllads de Gaitla
de
otras
no-
velas
de
caba
ll
eras
36 .
2.3.
Puesto que
de
bemos confesarnos
in
capaces
de
aprehender y
de
re-
presentar la totalidad de la vida del lenguaje, se
trata de
discutir abierta-
mente los problemas
de
seleccin, tanto
de
los sectores de la realidad lin-
gstica que se quier
an
o puedan enfocar como del mtodo
ms
adecuado en
cada caso.
Simplificando un poco las cosas, puede afirmarse que las historias de la
lengua espaola acos
tumbran tratar
dos temas de o
rden
extralingstico:
lo
s
avatares
de
la poltica (cuestiones dinsticas, con
fli
ct
os
blicos, expansiones
territoriales, etc.) y las realizaciones de la cultura literaria,
de la
que se de-
rivan ciertos modelos para el uso general
de
la lengua. En cambio, se descui-
da
normalmente
gran
parte
de
los aspectos social
es
. Pienso, ent re
ot
r
as
co-
en
el
repoblamiento colonizacin de Castilla la Nueva)' Andaluca a
con
sec
uencia
de
la Reconquista, la crisis social y dinstica del siglo xv, el
auge de Sevi lla como centro de los intercambios con los virreinatos ameri-
canos, la Guerra
de
la Independencia, la Revoluci
n
de Septiembre y la
3
C o m l m r ~ u : al respecto H. H. M ~ y ~ r F r h n ~ u pg. 102.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
12/28
9
1I Lf
EBERENZ
R LXXI, 1991
guerra civil de
l 1 u e ~ t r o ~ ; g l o
toclus
dIos
temas que la mayora de los trata
dolO dejan de valorar dehiciamcntc.
Algunos lingistas han sealado flue las lUl'"bulencias sociales no
dan
pie
a cambios apreciables en la lengua 37. Es posible que en idiomas sujetos a um
normativa frrea , como el francs, las alteraciones sean mnima '. Sin embar
go, 110 cabe
duda
que, por ejemplo, la militarizacin de la sociedad, as como
las migraciones provo:adas por los conflictos armados dejan sus huellas in
cIuso en el habla cotidiana, aunque sea slo en el plano lxico; bucna prue
ba de
ello es el caudal de neologlsmos procedentes de la retrica poltica y
del lenguaje militar que se propag
al
espaol de cada da desde los tiempos
de la
Segunda Repblica:l&.
La historia externa tiene repercusiones indiscutibles en la evolucin de
la lengua. Sin embargo, no hasta con sealar unas fechas clave para erigirlas
en hitos de la trayectoria lingstica. Es, por ejemplo, evidente que la d i f e
renciacin del gallego y el portugus remonta en ltimo anlisis a la inde
pendencia portuguesa del siglo XII. Pero de hecho, la lengua de Portugal no
empez a distinguirse ntidamente del gallego hasta la segunda mitad del
siglo
XIV.
Hay razones para suponer que esta clase de desfases
se
da casi
siempre que los sucesos polticos cambian el curso de la evolucin lingstica .
Dos factores estrechamente relacionados con la historia social son el
desarrollo
ele la cultura escrita y la accin normativa
de
ciertas autoridades,
tanto
en el
sentido literario
elel
trmino como en el poltico. H . Wolf, des
pus de destacar la impurtancia de la historia eclesistica y de las transfor
maciones sociales para la periodizacin del alemn , hace hincapi en los ht
chos
culturales (
entre
los que cuenta, por ejemplo, el com,ienzo de una tr a
dicin escritural o el impacto de la imprenta) y en la extensin social de la
educacin (patente en la emancipacin de las variedades lingsticas bajas
o en la generalizacin de los hbitos de lectura y escritura) 39. En
el
mbito
hispnico es ms conocida la problemtica de la nomlativa codificada por
gramticos, lexicgrafos e instituciones de planificacin lingstica, normati
va que en ciertos pases ha sido impuesta por el Estado mediante disposicio
nes legales. Los tratados y repertorios que debemos a este tipo ele preocu
paciones son interesantes testimonios de un discurso metalingstico cada
vez ms diferenciado en las sociedades occidentales. Pueden servir
de
piedra
de toque cuando se quiere verificar hasta
qu
punto
algunos miembros de la
31
Veanse las referencias de F. Lzaro Carreter, Lenguaje y generaciones" , en su
volumen Estudins de lingstica, Barcelona, Ed. Critica, 1980 pg.
236.
31 Remito para este aspecto a
R
Garda Serrano,
Diccionnrio
por l m
macuto,
Bar
celona, Planeta, 1979; J F. Garcia Santos, xico
poltico de lo Segunda Repblica.
Universidad Pontificia de Salalllanca, 1980: M. Scotti-Rosin.
Dil Spracllr der Falange
l I ld
drs Salo ;(lrismus,
Frankfurt/Berna. Lang, 1982 etc.
H. Wolf. Die Periodisierung", pg. 816.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Cientficas
Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc)
http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
13/28
RFE, LXXI. 1991
CASTELLANO ANTIGUO ESPAOL MODERNO
91
cumunidad empezaron a consi
de
rar su idiuma como instrumento de C'ultura
digno de mantenerse en buen estado
de
uso.
En
este cOlllexto hay
que
hacer una referencia a un esquema de periodi
zacin
an
no mencionado
hasta
aqui : lo debemos a F. Marcos Marin, quien
propu
so
fijar las etapas histricas teniendu en cuenta las principales inicia
tivas de reforma lingstica
que
se han lanzado a prupsito del espaol '.
Marn seala cuatro mome ntos en
que
la lengua ha sido ohjeto de una
accin modernizadora: la segunda mitad del sig
lo
XIII (obra
de
Alfonso el
Sabio), el humanismo (cuya vertiente lingi stica inician Palencia y
Nebrija .
el siglo
XVIII
(fu ndacin de la Real Academia, publicacin
de
su
primer
dic
cionario y
de
la gramtica, promulgacin de leyes en apoyo a esta
obra
nor
malizadora) y el periodo que arranca de la
Segunda
Guerra Mundial (crea
cin de la Comisin
Permanente de
la Asociacin
de
Academias de la Len
gua
Espaola,
de
la Oficina
de
]nformacin del Espaol, etc.).
Por
seductora que parezca esta propuesta, queda
por averiguar
en qu
medida los textos normativos codifican simplemente usos ya ampliamente
aceptados y dnde postulan, al contrMio, soluciones
que o
cuentan todava
con el heneplcitu general. Como ejemplo de la s
egunda
hiptesis viene a
cuento el caso
de
la desinencia
\ t:
rbal en -ra
ca n/ara
v2tlicra,
etc
.)
, con
sus
dos funciones
de
tiempo y
de
mod
o:
recurdese que
A
Bello
co
nden en su
gramtica
4
el empleo de la forma COIllO pluscuamperfecto
de
indicativo, ale
gando lo molesto de esta polisemia.
Sin
embargo, ulla simple
ojeada
a la
prensa
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
14/28
92
MOI F EBEJlENZ
RFE
,
LXXI.
1991
quiere un esfuerzo
u
cuantificacin, se
trata
de evaluar
el
peso que conviene
atribuir a cada parametro a la hora de trazar
el
cuadro genera l.
2.4. Dichu esto, queda por resolver el problema fundamental de la inte
rrelacin entre la historia externa y la historia interna de [a lengua. Como
es de ley en las ciencias humanas, no puede haber certidumbres absoluta ' ni
pruebas concluyentes, aunque s correlaciones capaces de inclinar la balanza
a favor de una u otra hiptesis.
La influencia externa sobre la lengua resulta particularmente evidente en
el caso de los prstamos lxicos. De hecho, a quin se le ocurri ra dudar
de que el caudal de arabismos del espaol se debe de una forma muy directa
a la convivencia secular
entre
cristianos
y
mus
ul
manes ? Tambin se acepta
sin ms una relacin de causa a efecto entre la presencia franca en el nor
te de Espaa (difusin de la reforma cluniacense, establecimiento de colonias
galas en ciertas comunidades urbanas, auge de las peregrinaciones jacobeas)
y la introduccin de una primera oleada de galicismos en
l
castellano me
dieval.
Pero estos casos, donde la vinculacin de la evolucin lingstica a la his_
toria
soc
ial es indiscutible, son ms bien la excex:in que la regla. Puede
objetarse, adems, que la mayora de los prstamos mencionados pertenecen
al vocabulario terminolgico y que ste constituye precisamente una zona
perifrica del sistema
li
ngstico.
Esta
referencia a la dicotoma nlideo/ pe-
riferia
nos recuerda que tradicionalmente se consideran como pertenecientes
al
meollo de la lengua las estructuras fonolgicas y Tllorfosintcticas - entre
estas ltimas, por ejemplo, los tiempos y modos verbales, la forllla y posicin
de los pronombres cliticos, los conectores, etc : sin embargo, no debe ol
vidarse que tambin
el
lxico posee zonas nucleares : pensemos en temas tan
esenciales como la evolucin de los binomios rer/ estar y haber/tener, o la
susti tucin de verbos bsicos de la lengua antigua, como fincar, catar, y
prender, por
quedar_
mirar y tomar, respectivamente.
Todos estos cambios deben analizarse con mtodos cuantitativos y desde
los primeros brotes de la innovacin hasta su generalizacin completa. Para
ello es indispensable trata r
por
separado tanto los diferentes gneros textuales
como los distintos registros de la lengua. teniendo en cuenta que el registro
coloquial
---C
llyas manifestaciones aparecen tamhin en ciertos textos escri
t s puede ofrecer soluciones histricamente mas avanzadas que el registro
fOnlml. Pues bien. la mayora de esto.
fenmenos que afectan al nucleo del
si tema parecen obedecer a mviles internos. ya que las h i p t e s ~ encaminadas
a relacionarlos cun algn
hCt ho
social suelen ser bastante
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
15/28
RFE
LXXI, 1991
CASTELLANO ANTIGUO Y ESPAOL MODERNO 93
de p rmetros esew iafcs lo cual implica que procuremos conocer con pre
cisin las pocas en que se ge neralizaron
lo
s distintos cambios, para ve r i
fi
car en una segunda etapa los decenios o siglos en que tales alteraciones fue
ron par ticularmente numerosas. S
lo
as llegaremos a saber por fin si la evo
lucin de la lengua se produce a
IIn
ritmo sie
mpr
e igualo si, por el contra
rio los cambios se acumulan en determinadas pocas. Si la segunda hiptesis
se revelara como exacta , se resolvera
el
problema de la periodizacin: for
maran entonces periodos hi stricos cada uno de los lapsos de tiempo en los
que, desp
u
s de un reajuste acelerado de las estruc
tu r
as, se ob
se
rvase una
prolongada fase de estabilidad.
Por ot ra parte, intervienen en la historia de las grandes lenguas naciona
les dos tendencias llI e parecen condicionar la velocidad del proceso evoluti
va; y
es
que, cuanto ms se usa un sistema dado en la confeccin ele textos
escritos - sean stos literario s o meramente
utilitarios-
tanto ms apremian
te se hace la necesidad de IIna normalizacin
eJe
sus estructuras . Es ta progre
siva fijacin de la lengua patrn impone, lgicamente, un freno a las corrien
tes innovadoras. Si se tiene en cuenta que a
partir
del siglo x 1x
la
palabra
escrita alcanza un pblico cada vez ms amplio y que con la creciente espe
cializacin de las actividades del hombre aumenta tambin la complejidad de
los contenidos que la lengua debe ser capaz de expresar, no sorprende que
los idiomas modernos hayan que
-
7/24/2019 Lapesa en tendencias y problemas actuales
16/28
94
RO
LF
EIIERENZ
RFE. LXXI. 1991
nado por los contactos con dialectos afines resul la, sin embargo, inestab le .
De fo rma consciente o no, los usuarios prefieren, andando el tiempo, deter
minadas formas en detrimento de O
r
:-; Si la lengua general se muestra muy
permeable a las influencias de las hablas vecinas, puede perder la idiosincra
sia del dialecto de origen y convertirse en una koinc que participa a partes
prcticamente iguales de
todas
l
as
variedades diatpicas
de
un territorio.
Este f
ue,
con ciertas restricciune
s,
el caso del griego tardiu
y
del alemn
mudernu.
No
oc urri
lo mismo en espaol, aunque A. Lpez Garda , en un libro
por
lo dems lleno
de
ideas sugestivas. baya interpretado el castellano
de
los
orgenes
COl1l0
koi,,
forjada
por
e
ll
ska ldunes y gente ' de habla romance
42.
No es
mi
intencin minimizar la influencia del
adstrato
vasco: sin embargu,
sigo considerando el castellano primitivo como un sistema fundamentalmente
romnico, muy distinto de las lenguas criollas
de
otra
s latitude '.
Como es sabido, las influencias mutuas fueron particularmente tempranas
e
intensas entre el castellano y el ron . Pcro una vez que el leons huho
desaparecido del
uso
administrativo y literario, lu (Iue imprimi a la historia
ling stica
de
la Penlnsula su marca inconfundible fue la expansin gt:Ogr
fica del castellano a consecuencia de la Reconquista .
Si
el castellano se mez
cl muy poco con las hablas rabes ele las zonas oc upadas, ello debe expli
carse
forzosamente
por
una asimilacin o emigracin rpida de las poblacio
nes sometid
as
al dominio caste
ll
ano. Desde
el
final
de
esta fase expansiva
( 1050-1250),
la Icngua presenta
u
grado de homogeneidad que otros idiomas
no
..
lcanzar:ln sino
I11l1cho ms
tarde.
3.
UNA
PERIODIZACIN
PARA Qu?
A estas alturas la discusin parece oportuno
abnn
lar una cues
tin
cuyo planteamiento halmi echallo
ele
menos
mas