Download - La Revolución del 44(Guatemala)
En el presente trabajo monográfico analizaremos la intervención de Estados
Unidos en América Latina en la segunda mitad del siglo XX, en el caso específico de
Guatemala. Consideramos que la particularidad del caso guatemalteco es esencial para
comprender las numerosas intervenciones posteriores de Estados Unidos en el resto de
América Latina, por los cambios en la modalidad de las intervenciones a lo largo del
período y la contundencia de los mismos.
Buscamos analizar cuáles fueron las diferentes formas de intervención de los
Estados Unidos en el país, cómo fue la relación entre la potencia imperialista y las elites
locales y cuáles fueron las causas estructurales que llevaron a dicha intervención, así
como sus consecuencias.
Nuestra hipótesis apunta a demostrar que EEUU utilizó diferentes mecanismos
de intervención en la primera mitad del siglo XX para el control político y económico
de Guatemala, y que a partir del golpe de 1954 a Jacobo Arbenz, EEUU modificó y
profundizó sus intervenciones.
Para desarrollar el marco teórico que nos lleve al análisis de la hipótesis,
realizaremos un recorrido por las particularidades de la situación política y económica
de Guatemala desde fines del siglo XIX hasta la crisis del ’29, con los gobiernos de
Cabrera, Herrera y Orellana, para luego dar paso al análisis del período que comprende
desde 1930 hasta 1944, con el gobierno de Ubico y el Plan de Represión Total.
Finalmente, nos centraremos en las décadas del ’40 y el ’50 para analizar la
intervención imperialista en los gobiernos de Arévalos y Arbenz, que desencadenarán
en el golpe del ’54 y sus consecuencias.
Dicho recorrido histórico será analizado en base a cuatro ejes que recorren el
abordaje de la historia latinoamericana: la cuestión de la tierra, la fragilidad
institucional, la violencia y la fuerte presencia imperialista.
Cuando nos referimos a la cuestión de la tierra hacemos hincapié en que la
estructura de la tierra y su propiedad siempre ha generado conflictos en las sociedades
latinoamericanas, ya sea por la concentración de minerales, de recursos, de ganado o por
las discusiones de las clases dominantes que buscan constituir un bloque de propiedad
para defender el “status quo”. Como dice Carmagnani, “El hecho de que la oligarquía,
clase dominante, se sintiera propietaria de facto –sin que le fueran indispensables los
títulos legales- del factor productivo <tierra> nos indica que en América latina la
1
posesión de la tierra constituía, siempre y dondequiera, el factor fundamental de sus
ingresos, su poder y su prestigio.”1
En cuanto a la fragilidad institucional, es una característica que se ha sucedido
desde los procesos de independencia en adelante, ya que todas las formas institucionales
responden al capital. El Estado queda así desvalorizado en lo institucional y supeditado
a los intereses económicos del mercado mundial en el que está inserto desde su
conformación.
Por otro lado, esta fragilidad se evidencia en el tercer eje, la violencia. No nos
referimos sólo a la violencia física entre ciertos actores sociales frente a un conflicto
particular, sino que nos referimos a la violencia del capitalismo, siempre presente,
generando polarización social y económica, que luego desarrollará acontecimientos
políticos violentos entre diferentes organizaciones y el Estado.
Por último, nuestro eje central de análisis será la fuerte presencia imperialista,
económica, militar e ideológica, factor presente desde el inicio de la colonización en
adelante, a partir de acciones, programas y hechos concretos de intervención. Con
respecto a este eje, podemos decir que la presencia imperialista no fue siempre de la
misma potencia hegemónica (se pueden distinguir períodos de mayor presencia del
imperio colonizador, luego del imperio Británico a partir del capital inglés, y más
adelante del imperio norteamericano) ni fue siempre llevada delante de la misma forma.
Este eje es central para abordar nuestra hipótesis acerca de la intervención de Estados
Unidos en Guatemala.
Para dar inicio a este desarrollo es necesario definir a qué nos referimos cuando
mencionamos el imperialismo y la intervención imperialista de Estados Unidos. A lo
largo de la historia, la política exterior norteamericana ha sido dominada por objetivos
claros e innegociables, como el de construir una seguridad internacional para las
corporaciones norteamericanas, promover recursos financieros para las elites, prevenir
que emerjan proyectos de sociedades que puedan representar un ejemplo alternativo al
modelo capitalista y extender la hegemonía política y económica en áreas lo más
amplias posibles. Partimos de la premisa de que “(…) las intervenciones son
extensiones típicas de las políticas que yacen detrás del fundamento del balance del
poder (…)”.2
1 CARMAGNANI, M. Estado y sociedad en América Latina, 1850-1930. Ed. Crítica. Barcelona. 1984. Pág. 24.2 COLLEONI, A. Breve historia de las agresiones de Estados Unidos. Praga. 1983 Pág. 83.
2
Entre 1880 y 1914 surge un nuevo tipo de imperio que busca supremacía en la
conquista, anexión y administración formales de nuevas regiones. Era un fenómeno
nuevo, “(…) producto de una época de competitividad entre economías nacionales
capitalistas e industriales rivales (…) por las presiones para asegurar y salvaguardar
mercados en un período de incertidumbre económica (…) Formaba parte de un proceso
de alejamiento de un capitalismo basado en la práctica privada y pública de laissez-
faire que (…) implicaba la aparición de grandes corporaciones y oligopolios y la
intervención cada vez más intensa del estado en los asuntos económicos.”3
Estados Unidos encarna esta política imperialista, concentrando sus fuerzas en
América Latina desde el período de la emancipación. La política norteamericana se
define formalmente en 1823 a partir de la declaración conocida como Doctrina Monroe,
en la cual el presidente anuncia su rechazo a la intervención europea en los asuntos
americanos, prohibiendo a cualquier estado europeo establecer colonias en América o
participar en las cuestiones internas de las nuevas repúblicas, alegando que “(…) en
cuanto a los gobiernos que han declarado y sostenido su independencia y que hemos
reconocido después de madura consideración y por justos motivos, no podríamos
considerar sino como manifestación de sentimientos hostiles contra los Estados Unidos
cualquier conato de una potencia europea con el objeto de oprimirlos o de ejercer de
cualquier modo una influencia en sus destinos.”4 Esta doctrina comenzó a ser el
sustento ideológico de la expansión territorial de Estados Unidos, que a través de
violentos exterminios indígenas y guerras con países limítrofes, se consolidó como un
país continental con costas en ambos océanos y se convirtió en una importante
economía industrial. Se fue gestando así la teoría del “destino manifiesto”, idea de que
Estados Unidos estaba destinado a ser una gran nación que terminaría dominando el
continente americano, con su misión civilizadora sobre pueblos incapaces de
autogobernarse.
El expansionismo norteamericano se inició en Centroamérica y el Caribe a partir
de enclaves y monopolios económicos. El presidente Theodore Roosevelt se basó en la
doctrina Monroe a la que le agregó la justificación de la política intervencionista con la
intención de mantener el orden en las repúblicas vecinas. El activo intervencionismo
practicado a partir de ese momento consistirá en desembarcos de tropas, ocupación de
puertos, control de aduanas, monopolización del comercio de ciertos productos a partir 3 HOBSBAWN, E. La era del imperio. 1875-1914. Ed. Crítica. Bs. As. 2007 Pág. 82.4 Citado en EGGER-BRASS, T. y GALLEGO, M. Historia Latinoamericana 1700-2005. Ed Maipue. Bs. As. 2006.Pág. 126.
3
de las compañías norteamericanas e intromisión en políticas internas a partir del apoyo
o derrocamiento de gobiernos, lo que constituyó la “política del garrote” o del “big
stick”.5 En algunos países, la intervención fomentó la injusticia social, los rasgos
antidemocráticos de los sistemas políticos, la inestabilidad en el largo plazo, los
regímenes autoritarios y la violación sistemática de los derechos humanos. Más adelante
las administraciones de Truman y Eisenhower continuaron intensificando la política de
contención militar y dependencia económica. “Los Estados Unidos plantearon de
manera enérgica la modificación de su política respecto de América Latina al finalizar
la Segunda Guerra Mundial (…) dieron su gran paso adelante con la firma del Tratado
de Río de Janeiro (1947) donde se signó un pacto militar interamericano (…) Al año
siguiente, en 1948, en Bogotá, lograron el establecimiento de la Organización de
Estados Americanos (OEA) a través (de la cual) encerraron y protegieron los marcos
económicos de la dominación continental.”6
Para analizar el caso de intervención en Guatemala, deberemos tener en cuenta
tanto la intervención económica como la militar, en los diferentes períodos de análisis,
que darán como consecuencia una intervención ideológica a partir de la generación “del
miedo a la Unión Soviética (ya fuera real o exagerado) como una justificación para la
continua intervención en los asuntos internos de los Estados de la región”7, en el
contexto de la Guerra Fría.
Habiendo aclarado nuestro punto de partida, nos disponemos a desarrollar el
análisis de la particularidad de Guatemala, para finalizar con nuestra conclusión acerca
del intervencionismo norteamericano.
Guatemala entre fines del siglo XIX y 1930
Tras las primeras décadas marcadas por las luchas independentistas los países
latinoamericanos emprendieron su organización definitiva como estado-nación. Una vez
estabilizados, iniciaron un proceso de modernización a fin de incorporarse a la división
internacional del trabajo, para tomar un lugar dentro del sistema de economía mundial.
Los Estados desencadenaron un proceso de acumulación originaria, expropiando tierras
de la Iglesia y las comunidades originarias, ya que era necesario poner en marcha las 5 MURILLO JIMÉNEZ, H. La intervención Norteamericana en Guatemala en 1954. Anuario de Estudios Centroamericanos. Univ. De Costa Rica. 1985 p. 149.6 BERNETTI, J.L. Latinoamérica: del New Deal a la Revolución Cubana (1935-1961). Appeal Ediciones. México. 1982. p. 3.7 COLLEONI, A. Op Cit. Pág. 2.
4
actividades primario-exportadoras ligadas a las inversiones imperiales. Esta transición
capitalista tuvo lugar bajo la forma “oligárquico dependiente” ya que reforzó el poder
de los terratenientes.8
En Guatemala este proceso se inició vinculado a la producción cafetalera y a la
producción bananera, con un marcado contraste entre el latifundio y el minifundio
campesino indígena. Ya en 1871, el gobierno de Justo Rufino Barrios adoptó la
legislación liberal que disolvió esas comunidades indígenas. Los indios fueron
confinados a la producción de subsistencia o reclutados como mano de obra para la
producción cafetalera.
Al igual que en el resto de Latinoamérica, en Guatemala se consolidó el Estado a
fines del siglo XIX a través de las oligarquías terratenientes, con el financiamiento de
capitales extranjeros. Las características nacionales de las elites guatemaltecas siempre
han dependido de la relación clientelar desarrollada antes y después de la independencia
en 1821. Después de la independencia, las relaciones internacionales se basaron
esencialmente en los intereses políticos y económicos que nutrieron el carácter servil
“(…) tanto de los militares como de las elites económicas, e hicieron imposibles para el
país (…) crear un proyecto nacional y así empezar a hacerse cargo de un desarrollo
económico independiente.”9
En este contexto, la dictadura de Estrada Cabrera vuelve a la revolución liberal
en un gobierno conservador y entrega el país al monopolio de inversionistas extranjeros.
El capitalismo penetra a través del campo, favoreciendo directamente “(…) la identidad
del terrateniente – propietario con el <capitalista-productor> (…) en la creación de
una economía que se mueve con una dinámica interna que combina (…) lógicas
distintas de diversos modos de producción.”10
La república cafetalera que inaugura Rufino Barrios en 1871 tuvo como base
económica una agricultura de exportación, una fachada jurídica con una Constitución
liberal y la dominación política de la burguesía cafetalera, a través de las expropiaciones
del latifundio religioso y las adjudicaciones de las tierras baldías.
La formación de la nueva estructura productiva fue paralela a la consolidación
de un núcleo cafetalero alemán. La presencia de este grupo productivo extranjero
significó, en rigor, una verdadera escisión en el seno de la burguesía rural, con una base 8 CUEVA, A. citado en EGGER-BRASS, T. y GALLEGO, M. Historia Latinoamericana 1700-2005. Ed Maipue. Bs. As. 2006.p 1499 COLLEONI, A. Op. Cit Pág. 151.10 TORRES RIVAS, E. “Guatemala, medio siglo de historia política”, en Pablo González Casanova (coord.). América Latina: Historia de medio siglo. México. Siglo XXI, 1988. p. 140
5
no étnica, sino de orden económico-social. Su poder efectivo, político, no correspondió
a una forma objetiva, sino que radicó en un apoyo tácito a la dictadura de Cabrera a
cambio del orden interno.
Según Torres Rivas, el paso de esta economía a la conformación de una
república bananera era inevitable, a través del convenio con la empresa recién nacida en
1899 entre Boston y Costa Rica.
Manuel Estrada Cabrera, dictador desde 1898 a 1920, abrió las puertas del país
a las inversiones del monopolio frutero norteamericano, la United Fruit Co. La UFCO
“(…) fue una concesión arbitraria otorgada por el dictador Manuel Estrada Cabrera
en 1904, que permitió a la compañía controlar grandes porciones de territorio sin
ninguna condición específica (…) <La Frutera> se volvió el factor dominante en la
industria bananera de Guatemala y se volvió el símbolo más representativo de los
insaciables intereses privados de Estados Unidos en la región(…) también fue el factor
central en la vida política del país al tener la capacidad de manipular y pagar a los
políticos por sus favores.”11
En sus inicios la plantación bananera fue también el patrimonio de los
productores locales de Guatemala, pero a partir de enero de 1901, los productores
bananeros locales se convirtieron en tributarios de la United Fruit Company, como
resultado de un convenio entre el gobierno de Estrada Cabrera y la UFCO. “Estrada
Cabrera actuó en nombre y representación de los plantadores locales otorgándole una
posición monopólica a esta poderosa corporación norteamericana.”12 Las compañías
bananeras que operaban en los países centroamericanos recibieron tierras en usufructo
por la construcción de ferrocarriles. Las compañías no cumplieron siempre con los
compromisos asumidos en las concesiones y por regla general, llevaron sus vías férreas
solo hasta donde convenía a sus intereses.
En consonancia con el imperio económico que manejaban, las compañías
bananeras estadounidenses lograron desarrollar una considerable dosis de poder político
en los países donde se instalaron. Es probable que en Guatemala “(…) la United Fruit
Company haya hecho uso del expediente de pagar sobresueldos a los funcionarios
públicos locales (…) promover la carrera política de aquellos líderes que se revelaban
como aliados confiables.”13
11 COLLEONI, A. Op. Cit. Pág. 143.12 POSAS, M. Las Repúblicas Agroexportadoras (1870-1945). Ed. Siruela. P. 11313 POSAS, M. Op. Cit. Pág. 155.
6
El arribo del capital norteamericano favoreció a una fracción de las clases
agrarias, redefiniendo la condición “(…) dependiente de la sociedad guatemalteca (…)
Al reforzarla en el cumplimiento de las tareas administrativas de control y orden, el
imperialismo favorece directamente el estilo absolutista de gobierno.”14
Estas condiciones económicas favorecieron la perpetuación de Estrada Cabrera
en el poder, ya que aseguraba el orden interno y la paz social exigida por los cafetaleros
alemanes, los plantadores norteamericanos y los terratenientes nacionales. Al terminar
la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Guatemala había roto relaciones con
Alemania, e intervino la Empresa Eléctrica de Guatemala, S. A., y confiscó acciones y
bienes de origen alemán. En 1920 esa empresa fue nacionalizada y se vendió a una
compañía vinculada a la General Electric, la Electric Bond and Share Company. A
partir de la cuarta reelección de 1917, se fue gestando la intención de terminar por la
fuerza con el régimen liberal caduco de Estrada Cabrera. Dicha intención se motorizó a
través del Partido Unionista formado en 1918, por grupos de terratenientes de tradición
conservadora, comerciantes y profesionales urbanos. “La clase media urbana sentía
ahogarse al no encontrar bajo la dictadura salida para sus aspiraciones políticas y
económicas (para “el cambio”, la frase ambigua que lo dice todo) Había asfixia social.
Los artesanos, entre otros los sastres y zapateros que eran obligados a servir al Estado
como proveedores no remunerados del ejército; o los albañiles y carpinteros forzados a
trabajar en la reparación de los daños ocasionados por el terremoto de 1917, también
sentían que el régimen represivo los ahogaba, pues si bien se les permitía organizarse
(un desahogo aparente) estaban compelidos a hacerlo en organizaciones mutualistas
dependientes del dictador, y eso interfería con su aspiración a una actuación
independiente.”15 Los pocos empresarios que por entonces había en Guatemala veían
con sumo desagrado (al igual que los profesionales y otros sectores medios) la sumisión
total de Estrada Cabrera a los intereses de la United Fruit Company, en tanto que la
naciente industria era tratada con desconsideración.
La Asamblea Nacional “(…) presionada por la agitación popular que encabezaron los
líderes del partido mencionado, declaró el 8 de abril de 1920 enfermo mental al
presidente y nombró en su lugar al terrateniente Carlos Herrera. Empezó así la
`semana trágica´ (…) una breve guerra civil (…) una crisis interna desarrollada y
14 TORRES RIVAS, E. Op. Cit. Pág. 144.15 GUERRA BORGES, A. La revolución guatemalteca del 44 y sus genealogías. FLACSO, Guatemala, 2004. Pág. 15.
7
resuelta en el seno de los grupos dominantes (…)”.16 Los derechos de importación
fueron la principal fuente de impuestos, seguidos por los derechos de exportación, e
impuestos de licores. El impuesto de exportación recaía en el café, dado que los
impuestos sobre la exportación del banano eran reducidos. En noviembre de 1920 el
impuesto al café, por quintal exportado, se redujo a un peso oro americano, primera
modificación hecha desde 1912.
Posteriormente, en 1921, Herrera fue derrocado por el ministro de la Guerra, José
María Orellana, a través de un golpe paradigmático, pero que igual que el presidente
derrocado, no varió la economía agraria fundada en el trabajo extensivo de la tierra y en
la explotación y subordinación de los indígenas. El acontecimiento económico más
destacado de este gobierno, fue la Reforma Monetaria y Bancaria, dando por concluido
un período de 26 años de emisión monetaria desordenada por parte de seis bancos
privados de emisión y del Comité Bancario formado por el gobierno de Estrada Cabrera.
Este gobierno de Orellana terminó en 1926, sucedido en el mando por otro
oficial, Lázaro Chacón, que derivó en “el desencadenamiento de la crisis económica
más profunda que Guatemala ha conocido en su historia; la repulsión generalizada al
desorden administrativo y la corrupción del gobierno de Chacón; el sobresalto de la
oligarquía agraria por el descontento en el medio rural y el surgimiento de
organizaciones sociales beligerantes, que la crisis podía estimular, crearon una
confusa idea de que alguien pusiera orden en todo aquello y evitara un desquiciamiento
general.”17 Chacón fue presidente de la República del 26 de septiembre de 1926 al 12
de diciembre de 1930. Renunció al cargo por enfermedad. Lo sustituyeron Baudilio
Palma, quien gobernó por seis días; José María Orellana Contreras, dieciséis días, y José
María Reina Andrade un mes y doce días hasta el 14 de febrero de 1931, cuando
entregó el cargo a Jorge Ubico, en medio del contexto de la crisis de La Gran Depresión
que se inició en octubre de 1929.
Como consecuencias importantes del período, “(…) los problemas monetarios
arrastrados desde 1840 encontraron finalmente solución (…) se creó el Quetzal como
moneda nacional con un valor igual al dólar norteamericano. (…) Entre 1927 y 1930 se
formaron un importante movimiento sindical de corte anarcosindicalista y una
diminuta sección local de la Internacional Comunista.”18
16 TORRES RIVAS, E. Op. Cit Pág. 145 17 GUERRA BORGES, A. Guatemala el largo camino a la modernidad, coedición Facultad de Ciencias Económicas de la USAC y el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Guatemala, 2004. Ver “El fin de una década en la historia del trabajo”, Pág. 135.18 TORRES RIVAS, E. Op. Cit. Pág. 146.
8
Ubico en el poder (1931-1944)
La tradición autoritaria que fue ejercida durante el régimen de Cabrera a través del
ejército y grupos político-burocráticos del partido liberal que mantenían el orden y el
control, explica que el régimen se prolongara por tanto tiempo, ya que mediante el terror
y la fuerza se aseguraba el orden interno y la paz social, que demandaban la burguesía
agraria guatemalteca, los plantadores norteamericanos y el sector de los cafetaleros
alemanes.19 Sin embargo, los efectos de la depresión internacional desorganizaron a la
economía de exportación, en ese momento, el último de los militares liberales de la
tradición de reformistas de 1871, el general Jorge Ubico, fue elegido como Jefe de
Estado el 14 de febrero de 1931. Con respecto a esto, el autor Torres Rivas señala: “La
elección de Ubico fue el resultado plausible de la política exterior norteamericana. Por
aquellas fechas, el artífice de la intervención imperialista en Nicaragua, Stimson,
reconocía que `…hasta hoy, Centroamérica ha comprendido que ningún régimen que
no tenga nuestro reconocimiento puede mantenerse en el poder y (…) aquellos que no
reconozcamos, caerán”.20 De esta forma podemos observar cómo las políticas
norteamericanas intervinieron para mantener su orden en la región, y por esto debemos
preguntarnos si las políticas represivas de Ubico fueron producto de las consecuencias
de la crisis económica o por necesidades directas de las políticas de Estados Unidos.
Ubico fue reconocido diplomáticamente en varias oportunidades por el imperialismo
norteamericano, ya que ante el desorden producido por el comercio mundial, debido a
la baja de la oferta industrial y demanda agrícola, fue quien tuvo que mantener el orden.
De esta manera, ante la contracción de la demanda de café y la disminución de los
precios, Ubico tomó una serie de medidas políticas y económicas de ajustes, contrajo el
gasto público, disminuyó los salarios, defendió la paridad monetaria e impulsó una
política de fuerza que lo llevó a asesinar “preventivamente” al movimiento sindical, al
núcleo fundador del partido comunista y a perseguir a sus contrincantes políticos. De
esta forma, “se combinó deflación con represión”21 teniendo que pagar el precio del
capitalismo dependiente las masas campesinas y urbanas. Según el autor Torres Rivas
“(…) De esta suerte, el resultado a largo plazo fue el reforzamiento de la economía de
subsistencia del sector campesino, arrojado desde antes al fondo de la estructura 19 Ibídem Pp. 144 y 145.20 Ibídem Pág. 146.21 Ibídem Pág. 147
9
social. Es esta la raíz económica del retroceso generalizado que experimentó la
sociedad guatemalteca en esa época”.22 Desde la crisis que implicó la Gran Depresión y
la Segunda Guerra Mundial, el autoritarismo en Guatemala se basó en un Poder
Ejecutivo fuerte, y a su vez en un Parlamento al cual solo podían acceder los
representantes del Partido Liberal Progresista, sumando a esto que los conflictos
sociales estuvieron congelados por el arbitrio policial.
Durante el gobierno de Ubico, la dinámica del Estado nacional dependiente se
expresa en que las clases dominantes son intermediarias estando bajo la dominación
extranjera imperialista, el grado de autonomía interno se establece por la
correspondencia de intereses entre la burguesía extranjera y la local y en la forma de
cómo se resuelven las contradicciones y tensiones de los intereses de ambos grupos. En
relación al período ubiquista y al carácter de dependencia de la sociedad guatemalteca
podemos observar que “(…) El embajador Sheldon Whitehouse se convirtió en el acting
adviser de la dictadura. A su diligencia se deben las gravosas concesiones del 3 de
marzo de 1936 que legalizaron la marcha hacia el Pacífico de la United Fruit Co.,
iniciada desde 1928, y que ejemplifican la precaria soberanía del estado dependiente.
La entrega gratuita de nuevas tierras en el Pacífico a cambio de tierras contaminadas
en el Atlántico; la remisión de deudas e impuestos; la concesión de servicios públicos a
esta empresa privada y otros detalles más, aceptados por el gobierno, ratificadas por
una Asamblea obediente, coreadas por una opinión pública insensibilizada por el
terror, prueban que la política imperialista tiene su correlato en una conducta y en una
mentalidad colonizadas (…)”.23 Asimismo, el general Ubico sustituyó el régimen legal
de “mandamientos” (que era el sistema de trabajo forzado que el reformismo liberal
había utilizado para tener mano de obra al servicio de la economía agrícola comercial)
por la “Ley contra la vagancia” que establecía la obligatoriedad de que todos los
campesinos indígenas mayores de 18 años tuvieran que trabajar su propia tierra en un
mínimo de 25 cuerdas (lo cual implicaba hacerlos trabajar en las haciendas de café de
manera forzosa, ya que no poseían tierras) para eludir el castigo que era la cárcel. A
algunos de estos campesinos también se los hizo trabajar, siempre de manera forzosa, en
la construcción de caminos. A pesar de las medidas tomadas por el gobierno de Ubico,
durante su mandato la producción agrícola se mantuvo estancada hasta el año 1945, que
comenzó a recuperarse.
22 Ibídem Pág. 14723 Ibídem Pág.148
10
Este régimen de partido único y Poder Ejecutivo fuerte, justificado en una etapa de
grave estancamiento económico y malestar social, ya no lo era después de la depresión.
Es que en 1931, Ubico fue el salvador de los intereses cafetaleros, pero en 1944 ya no
era necesario ni representaba ningún sector, ya que “el ubiquismo fue una estructura
piramidal de poder”24, construido sobre lealtades tradicionales sin organización o
representación orgánica de intereses de clase, incluso de la fracción terrateniente que
había sido fiel al Partido Liberal, fue un régimen de excepción. “El sistema ubiquista
fue la respuesta política inmediata a la crisis del comercio de exportación (…) y
prosperó porque encontró un país abonado por la tradición autocrática, señorial,
agraria en las relaciones políticas y sociales. Como estilo de gobierno unipersonal y
arbitrario, fue cada vez más ajeno a las realidades nacionales y al entorno
latinoamericano, porque su proyecto se basó en el predominio social que da la
propiedad monopolista de la tierra. Con Ubico llegó a su limite el funcionamiento de
un sistema que había establecido para proteger al terrateniente rentista, la producción
extensiva, el trabajo servil, la ganancia mercantil. (…) Era el poder desnudo de una
sociedad rural que vivió con exceso los traumas desequilibradores de la crisis del
treinta y vivió a la defensiva para ratificar, absurdamente, el destino colonial,
monoproductor y monoexportador de la nación.”25
Durante el transcurso de la Segunda Guerra, la alianza que establezcan los
norteamericanos con los soviéticos va a impactar al interior de Guatemala, ya que los
norteamericanos le van a imponer al gobierno guatemalteco que expropien a los
plantadores alemanes (estén vinculados o no a Hitler). Esta medida debilitó el apoyo
terrateniente al gobierno y sumado a que ideológicamente había campañas que hablaban
de la libertad, la democracia y que llegaban ecos desde Europa donde se combatía el
peligro fascista, dio como resultado que los jóvenes de la época comenzaron a
movilizarse contra la dictadura.
Ante estas circunstancias, se formó una coalición antidictatorial en 1944, que
incluía muchos sectores sociales, entre ellos por ejemplo algunos grupos burgueses que
buscaban mediante un proyecto industrial, nuevas posibilidades de acumulación y que
se sintieron sofocados económicamente por la conducción de la dictadura de Ubico.
Pero fueron los estudiantes universitarios los que comenzaron a revelarse generando que
se desencadenara un petitorio pidiendo la renuncia de Ubico, que sucedió el 1 de julio
24 Ibídem Pág. 149.25 Ibídem Pág. 150.
11
del mismo año. Pero, este dejó en su reemplazo a una junta de generales que tras varias
huelgas obrero-artesanales, la intensa actividad de maestros y estudiantes, la política de
grupos urbanos sumado al inicio de la organización sindical, “convirtieron la gesta
cívica en enfrentamiento armado”26, logrando expulsarlos el 20 de octubre de 1944, de
esta manera la dictadura fue vencida.
Con respecto a los sucesos que acontecieron durante 1944 Torres Rivas sostiene:
“El derrocamiento de Ubico no fue la enésima caída de una dictadura. Fue,
significativamente, el fin de una época y el ocaso de un estilo de conducción que
además terminó con una estructura social de dominación política. Desacreditado, el
Partido liberal no volvería jamás a levantar cabeza, el ejército no tendría generales
sino veinticinco años después, jueces y magistrados dejaron de reclutarse entre los
grupos letrados de la clase terrateniente al disolverse la Corte Suprema de Justicia. La
sociedad agraria había empezado a recorrer, así, una ruta sin regreso; y aunque es
cierto que la experiencia democrática apenas pudo prolongarse una década, sin
convertirse en hechos definitivos que alcanzaran a modificar la estructura social,
cuando se intenta con la contrarrevolución de 1954 volver al ubiquismo, ese
experimento resulta imposible. Los regímenes anticomunistas posteriores no tuvieron ni
la estabilidad política ni la base social ni los objetivos de los precluidos gobiernos
liberales.”27
Luego de algunos intentos de un régimen ubiquista pero con otros nombres, el
viejo régimen tuvo que renunciar por las revueltas sucedidas luego de la renuncia de
Ubico. Estas revueltas, que luego fueron encabezadas por tres hombres (Comandante F.
Arana, Capitán J. Arbenz y el civil J. Toriello)28, los cuales formaron una junta, y esta
llamó a elecciones y abrió el juego a nuevas oportunidades políticas. Durante el período
de transición es donde podemos observar un crecimiento de la voluntad popular que, a
partir de huelgas, movilizaciones y desarrollo de la organización popular, pudo poner
fin al régimen pos-ubiquista. En esta voluntad popular podemos encontrar una coalición
de oficiales nacionalistas, estudiantes y una pequeña burguesía.
El acontecimiento denominado como la “Revolución de octubre”, fue el inicio
de un nuevo ciclo económico, también inauguró una nueva forma de convivencia
política, de democracia con posibilidades de organización y participación ampliada. De
26 Ibídem Pág. 151.27 Ibídem Pág. 151.28 COLLEONI, A. Op.Cit. Pág. 131
12
esta manera en diciembre de 1944 en Guatemala se llamó a las primeras elecciones
libres donde el doctor Juan José Arévalo ganó la presidencia con el 86% de los votos.
La década de la revolución y las nuevas intervenciones norteamericanas
La caída de Ubico y el derrocamiento de su sucesor supusieron el fin del
liberalismo anticlerical, iniciado en 1871. A partir de 1945, la idea de plasmar una
democracia auténtica, encontró en Guatemala una sociedad rezagada, sin partidos
políticos. Estas deficiencias en la organización y prácticas políticas fueron superadas
muy lentamente. Desde este año “(…) el proceso de cambio fue dando muestras de
creciente maduración. Bajo el gobierno del Dr. Juan José Arévalo, de pensamiento
moderado, destacada personalidad intelectual, de gran integridad ética, política y
nacionalista, se comenzó a dar respuesta a necesidades sociales y de modernización
capitalista largamente sentidas…”29. Con la “Revolución de Octubre” se ve como
primer símbolo de renovación las primeras elecciones libres, en diciembre de 1944, que
abrieron una nueva etapa económica, política y social en Guatemala. Es durante la
llamada “década revolucionaria” en donde se planteó un desarrollo industrial y una
diversificación agrícola, sin dejar de lado la economía cafetalera, también dio paso a un
nuevo escenario en la vida política, apertura democrática, y renovadas posibilidades de
organización. Ya en 1946, algunas reformas de modernización capitalista tuvieron lugar
en Guatemala, como la seguridad social, la reforma monetaria y bancaria, la Ley de
Fomento Industrial -para estimular la iniciativa de inversión de los sectores tantas veces
desoídos por las desplazadas dictaduras oligárquicas-, y poco después el Código de
Trabajo, el cual reglamentó las relaciones capital/trabajo, haciendo obligatorio el pago
de salario. En los tiempos de Jacobo Arbenz, como veremos más adelante, esta política
se consolida, aportando además, la reforma agraria.
Durante el gobierno de Arévalo, Guatemala vivió un incremento de las bases
sociales del poder, esto se puede observar con la llegada de la clase media a la
estructura administrativa de gobierno, se concedió el derecho al sufragio a los
analfabetos y a las mujeres, se autorizó la libre organización de partidos y
organizaciones sociales (experiencia que había sido anulada en el período de Ubico), se
otorgó la autonomía municipal y la representación de las minorías electorales, la
libertad de prensa y un clima de tolerancia y estímulo para el debate ideológico, además
29 GUERRA-BORGES, A. La revolución guatemalteca… Op. Cit. Pág. 17.
13
se declaró la legislación laboral y de protección social en la zona rural. Pero según
algunos autores, como Luján Muñoz30, estos beneficios pueden contraponerse con
algunos “errores” cometidos por el gobierno de Arévalo. En primer lugar, la
reactivación de la política de recuperación de Belice, esta intervención generó una
confrontación con Gran Bretaña, lo que generó una represalia por parte de su aliado
EE.UU., marcando al gobierno guatemalteco como comunista.31 Por otro lado, el
fracaso en la participación de la llamada “Legión del Caribe”, que tenía por objetivo
llevar adelante acciones militares contra las dictaduras de Rafael Leónidas Trujillo
(Rep. Dominicana) y de Anastasio Somoza (Nicaragua). Fueron estos dos últimos
quienes utilizaron esta ofensiva para responder, ante las autoridades de Washington, las
íntimas relaciones entre el gobierno guatemalteco y el régimen soviético.
Sin embargo, las políticas internas llevadas a cabo por el gobierno de Arévalo no
significaron una modificación substancial del sistema de dominación política, ni una
alteración de la estructura colonial que imperaba en Guatemala. Acompañando la
postura de Torres Rivas, creemos que la política de Arévalo fue reformista,
pequeñoburguesa, que supo incorporar a la burguesía urbana (como pequeños
propietarios comerciales, artesanales y de servicios) y a los sectores asalariados
intermedios (maestros, burócratas, oficiales del ejército, empleados, etc.), estos últimos
representados en el Frente Popular Libertador, el Partido de Acción Revolucionaria y
Renovación Social. Aún así, esta burguesía ascendente tuvo un profundo cambio de
postura y acompañamiento, siendo en un primer momento (1945) partidarios de la
democracia liberal, que se enfrentaba al gobierno de Ubico, pasando, gracias a la propia
práctica del poder político, a un anticomunismo que, en 1955, luchaba a favor de la
destitución de Jacobo Arbenz y su gobierno “rojo”. Si observamos en un plano general,
esta burguesía guatemalteca no sufrió, durante los gobiernos de Arévalo y Arbenz una
disminución de sus ganancias, por el contrario, se vieron beneficiados por las políticas
liberales de ambos. Entonces nos preguntamos: ¿Qué fue lo que llevó a esa burguesía
primero a apoyar el derrocamiento de Ubico, y posteriormente avalar el golpe de Estado
a Arbenz, siendo que sus ganancias y su participación política habían crecido
considerablemente durante esa década? Apuntaremos a responder por una sola vertiente.
La conciencia de clase burguesa, es esta la que, tapada y sin posibilidades de ascender 30 LUJAN MUÑOZ, J. “La década revolucionaria, mito y frustración”, En publicación: Diálogo Nro. 37. FLACSO. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Guatemala, 2004. Pág. 22.31 MEERS, S. “Triangulo de las relaciones entre Gran Bretaña, Estados Unidos y Guatemala. 1945-1954”, en: Historia General de Guatemala, Jorge Luján Muñoz, Director General, Tomo VI: Época contemporánea: 1945-1996. Guatemala, FUCUDE, 1997. Pp. 41-43.
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en el plano económico-político durante todos los gobiernos que tuvieran acuerdos con
capitales extranjeros (principalmente alemanes en un primer momento, luego
estadounidenses), se vio con el acceso al poder político a medida que crecía el
económico, dentro de los años de ampliación de la participación política. En los
primeros años del gobierno de Arévalo se va consolidando el sindicalismo de masas, y
la actuación popular se ve reflejada en la Confedereación General de Trabajadores, la
cual en 1951 agrupó a 400 sindicatos y 100.000 obreros. Además no debemos dejar de
lado el fortalecimiento de la Confederación Nacional Campesina. Para responder la
pregunta antes propuesta con mayor claridad Torres Rivas nos dice que “…el
movimiento popular tuvo, así, una dinámica ascendente que lo fue transformando de
masa de maniobra electoral, influido por los partidos democráticos, en un actor
autónomo dentro del Frente Democrático Nacional (…) La intervención
norteamericana que cortó brutalmente el experimento democratizador se produjo
cuando el enfrentamiento de clases estaba transformando su naturaleza…”32 . Este
primer gobierno democrático fue, sin dudas, liberal. Aún con las medidas que llevó
adelante Arévalo en pos de la acumulación capitalista, favoreciendo al sector privado,
este último no podía, perteneciendo a la vieja tradición oligárquica, en ningún momento
aceptar el código de trabajo. Esta política reformista tuvo la impronta de la formación
de Arévalo, el cual tuvo como objetivo “(…) educar a la ciudadanía en prácticas
democráticas, deliberativas, para crear hábitos cívicos…”33. Es durante el sexenio del
gobierno de Arévalo que la burguesía agraria, descontenta, llevó a cabo 28 intentos de
golpes de estado, los cuales pudieron ser minimizados por la gran movilización armada
guatemalteca y la lealtad de varios grupos de oficiales que apoyaban al presidente. El
caso más significativo es el del año 49, el cual tuvo sus orígenes en la disputa por la
sucesión de Arévalo entre Arbenz y Arana, en donde este último termina siendo
asesinado. Ante este hecho, la derecha y el centro derecha perdieron su mejor
candidato.34
Con la llegada de Jacobo Arbenz a la presidencia de Guatemala, con más del
65% de los votos emitidos, se profundizan las reformas, ya que lleva adelante una
transformación hacia una sociedad capitalista, que sea independiente y moderna. Para
poder lograr esto debe enfrentar a dos oposiciones fuertes y bien marcadas, por un lado
a los terratenientes, para poder fortalecer el mercado interno, y por el otro al 32 TORRES RIVAS, E. Op. Cit. Pág. 155.33 IBIDEM. Pág. 156.34 LUJAN MUÑOZ, J. Op. Cit. Pp. 22-23
15
imperialismo, para poder expandir ese mercado. ¿Cómo puede lograr esto? A través de
la Reforma Agraria. Aquí, a diferencia del mandatario anterior, Arbenz apunta hacia
capitales extranjeros, además de los locales. De esta forma, a partir del censo realizado
en 1950, en donde solo “el 2% de los propietarios acaparaban más del 70% de la tierra
cultivable”35, mientras que el 57% de los campesinos no poseían tierras, y además había
un propietario extranjero (la United Fruit Co.) que era el latifundista más importante de
Guatemala, ante todo esto el objetivo de la reforma era claro: “(…) descomponer las
clases agrarias para darle paso al desarrollo capitalista de la agricultura, crear el
mercado indispensable para el crecimiento industrial, liquidar las bases sociales del
poder terrateniente, realizar un acto histórico de justicia social dándole la tierra al que
la trabaja…”36. Así, durante el último año de gobierno, Arbenz firmó decretos
expropiatorios de 495.843 hectáreas de tierra ociosa; de ese total un poco más de
150.000 hectáreas fueron arrancadas del enclave bananero norteamericano en un acto de
soberanía que precipitó la abierta conspiración del imperialismo contra el gobierno
democrático. En menos de dos años, el régimen entregó tierra a más de 100.000
campesinos (entre el 30 y el 40% de los trabajadores sin tierra) y dio créditos por valor
de 18 millones de dólares, pero también estableció el pago en dinero y en bonos del
estado por el valor de la tierra expropiada.37 A lo que venimos desarrollando, hay que
agregarle otras medidas adoptadas durante los gobiernos democrático-burgueses, como
lo son, en mayor o menor medida, la diversificación agrícola, la creación de empresas
de propiedad estatal que compitieran con los monopolios norteamericanos en materia de
transporte y energía eléctrica.
La política internacional del gobierno de Arbenz tiene sus raíces en octubre de
1944, en donde la Junta Revolucionaria de Gobierno marcó tres puntos fundamentales:
“Primero, la ruptura de relaciones con el régimen del general Francisco Franco;
luego, el establecimiento de relaciones con la Unión Soviética; y finalmente, la
manifestación explícita de inconformidad al momento de firmar la Carta de las
Naciones Unidas, que concedía derecho de veto a las cinco grandes potencias (Estados
Unidos, Unión Soviética, Inglaterra, Francia y China), por considerarlo
“antidemocrático y discriminatorio”.38 Así, vemos como no puede sorprendernos que
Arbenz, en 1951 se negara a enviar tropas para apoyar la guerra llevada a cabo por 35TORRES RIVAS, E. “Guatemala: medio siglo…”Op. Cit. Pág. 15636 IBIDEM Pág. 15737 IBIDEM Pag. 15738 GUTIERREZ, E. “Política exterior y estabilidad estatal”. En: Cuadernos de Investigación no. 5. AVANCSO, Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala. 1990. Pág. 21.
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EE.UU. contra Corea. Además, durante la sexta Asamblea de la Organización de
Naciones Unidas, en París en 1951-52, “(…) la delegación guatemalteca votó once
veces con los países socialistas, ocho de ellas contra Estados Unidos. En la Séptima
Asamblea de la ONU, celebrada en Nueva York en 1952-53, Guatemala se pronunció
por el reconocimiento de la independencia de la Guayana Británica (Guyana) y por
aplicar a Puerto Rico el tratamiento de colonia, postura que de nuevo molestaba a
Estados Unidos.”39
Obviamente, ante esta política exterior de Guatemala, Estados Unidos intensificó
sus intervenciones, tanto en el plano económico-político –a través de las vías
diplomáticas de los embajadores- como en el plano militar. En el primer punto, EE.UU.
le quitó la ayuda económica, debido a los reclamos ejercidos por la United Fruit Co.,
además en 1954, mientras se celebraba la Conferencia Interamericana de la OEA, en
Caracas, fueron las presiones norteamericanas las que supieron conseguir que se
aprobara una resolución contra Guatemala, en la cual se convocaba a la unidad del
hemisferio contra la agresión comunista. El único país que se opuso a esta resolución
fue Guatemala, y Argentina y México, los únicos que se abstuvieron.
Es en este año -1954- que Estados Unidos despliega diversos mecanismos de
intervención sobre Guatemala. Por un lado, el papel preponderante del Secretario de
Estado norteamericano John Foster Dulles, quien mantuvo una política invasiva en el
plano económico-político, por estar cercano a los intereses de la UFCO, junto con el
Secretario Ayudante para Asuntos Interamericanos John Moors Cabot, quien además
era uno de los mayores accionistas de la UFCO. 40 Por otro lado, en el plano militar, con
el apoyo de la CIA, un grupo de mercenarios, al mando del coronel Carlos Castillo
Armas, reunidos en Honduras, invadieron Guatemala. Una primera columna tomó
Esquipulas sin resistencia, mientras otras dos eran derrotadas, una en Gualán y la otra
por mar en Puerto Barrios. Luego de la toma de Chiquimula, hubo un cese de
hostilidades. El gobierno quiso una salida diplomática ante las Naciones Unidas, en la
cual se opuso Estados Unidos, porque decía que debía de hacerse en la OEA. El hecho
es que el Ejército no hizo frente a los invasores y Arbenz renunció el 27 de junio, sin
consultar con su gabinete ni seguir los canales constitucionales, ya que en lugar de
presentar su renuncia al Congreso depositó el cargo en el Jefe de las Fuerzas Armadas,
coronel Carlos Enrique Díaz. El gobierno se desmoronaba y terminaba prematuramente 39 IBIDEM. Pág. 22.40 Para más información véase: “La batalla de Guatemala”, de Jorge Toriello Garrido. http://www.literaturaguatemalteca.org/toriello1.htm
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la Era de la Revolución. La contrarrevolución a cargo del gobierno de Castillo Armas
(1954-1956) tuvo como objetivo “desovietizar” el país conforme al “Plan de
Tegucigalpa” y que eligió como medio la violencia política: matanza de miles de
campesinos tildados de comunistas por reclamar una parcela de tierra, de decenas de
integrantes de comités agrarios locales, la expulsión violenta de viejas heredades
campesinas, la cárcel para miles de sindicalistas, estudiantes y maestros y la fuga de
más de 50.000 personas a México. Asimismo, se estableció la ilegalidad de todas las
organizaciones sindicales, se disolvió el Congreso y derogó la Constitución de 1945; el
Código de Trabajo fue reformulado y el decreto 31 sancionó legalmente la
contrarreforma agraria. Además, se creó el Comité Nacional de Defensa contra el
Comunismo. Por otra parte, el gobierno anticomunista recibió donativos
norteamericanos por 80 millones de dólares para llevar a cabo la modernización
capitalista que se basaba en la estabilidad monetaria, la rebaja de salarios para impedir
las alzas, el total respeto a la empresa privada e industrialización con predominio del
capital extranjero. Esto fue estimulante para el empresariado local, al revalorizar
políticamente la propiedad privada, al ilegalizar el conflicto social y facilitar la
sobreexplotación de la mano de obra local. Por otra parte, el capital extranjero retornó
para controlar sin embozos la industrialización nacional. Así, bajo este régimen el país
se convirtió en exportador de carne, azúcar y algodón.41
“Transcurrido el apogeo de la revolución, la aspiración era, puede decirse con certeza,
que a Arbenz le sucediera alguien que garantizara la consolidación de las conquistas
alcanzadas, las cuales constituían, particularmente la reforma agraria, la base firme y
estable para el desarrollo capitalista, moderno, del país y de la práctica de una
democracia ampliamente participativa. Era el obvio desenlace de una revolución
nacida del cansancio acumulado por el estado de cosas de 1900 a 1944. Pero la guerra
fría no supo esperar. Sus obsesiones le cerraron los ojos a lo que pudo ser una
alternancia pacífica del poder.”42
A partir de aquí, una vez finalizada la década revolucionaria, nos dispondremos a
desarrollar brevemente las consecuencias del Golpe de Estado, haciendo un recorrido
sintético, para poder observar los alcances de esa crisis política que dejó la intervención
norteamericana en Junio de 1954. Desde esta nueva organización impulsada por las
políticas de Washington se intentó construir un bloque de poder con la alianza de la
41TORRES RIVAS, E. Op. Cit. Pp. 159-164.42 GUERRA-BORGES, A. Op. Cit. Pág. 19.
18
burguesía, pero se dificultó debido a la oposición de intereses dentro de la misma clase,
y por la vuelta a un estado autoritario que recuperaba las prácticas de los antiguos
regímenes dictatoriales. Así fue como, luego del asesinato de Castillo Armas en 1957,
se produjo una profunda crisis de poder centralizar el poder contrarrevolucionario. En el
año 58´ asumió el gobierno Ydígoras Fuentes, que para contribuir a fortalecer la
capacidad de capitalización de la burguesía entregó las fincas nacionales a manos del
sector privado y expropió a centenares de campesinos a favor de la United Fruit Co,
además realizó una nueva legislación de fomento industrial que sirvió para que todas las
pequeñas y grandes manufacturas de alimentos, cosméticos, fármacos, etc, de origen
norteamericano se aposentaran como industrias nacionales de competencia fácil para el
mercado común de Centroamérica. Por otra parte, aceptó colaborar con el gobierno
norteamericano en los planes de invasión a Cuba, a cambio de obtener una proporción
mayor de la cuota azucarera arrebatada a la isla y el perdón de la deuda de 1.8 millones
de dólares que la CIA había prestado a Castillos Armas para llevar adelante la invasión
desde Honduras.43
Para finalizar el presente trabajo monográfico nos dispondremos a realizar una
serie de conclusiones no para dar por terminado el debate, sino todo lo contrario, poder
dar nuevos interrogantes para abrir las discusiones acerca del golpe de Estado en 1954 a
Jacobo Arbenz. Para esto retomaremos nuestra hipótesis, desarrollada hojas arriba,
utilizándola como inicio del debate. Nuestra hipótesis apunta a demostrar que EEUU
utilizó diferentes mecanismos de intervención en la primera mitad del siglo XX para el
control político y económico de Guatemala, y que a partir del golpe de 1954 a Jacobo
Arbenz, EEUU modificó y profundizó sus intervenciones. Luego de la crisis impuesta
por el golpe de Estado del `54 la “(…) política de asistencia económica una vez que ya
ha sucedido la crisis política. Por lo tanto, el poder se vuelve tanto un medio como un
fin, y se ubica como la única vía que tiene Estados Unidos para convencer a los
latinoamericanos y al mundo de la necesidad de contar con su buena voluntad por el
bien del progreso, la libertad y la democracia (…) y construir una imagen del <buen
samaritano>”.44
43 TORRES RIVAS, E. Op. Cit. Pp. 165-167.44 COLLEONI, A, Op. Cit. Pág. 19
19
“La cuestión soviética fue, por mucho, el tema más importante que enfrentaba Estados
Unidos; solo en ese contexto podía llevar adelante su estrategia de fuerza en el contexto
global y en los asuntos internos de América Latina.”45
No podemos pensar, por lo ya visto, que la contrarrevolución fue algo improvisado, sino
todo lo contrario, ya desde el triunfo de la “revolución de octubre” podemos hablar de
una serie de intervenciones que cumplieron su objetivo en 1954, “Pasaron diez años en
los cuales las piezas paulatinamente se fueron colocando en el tablero de la
contrarrevolución. Se forjaron actores, alianzas, discursos, identidades.
Paradójicamente, en paralelo con la revolución, con las reformas democráticas, con
cierto clima –excepcional en Guatemala- de pluralismo político, su opuesto, el
anticomunismo, se deslizaba lentamente hasta hacerse con el poder del Estado”46
¿Podemos pensar en una década de florecimiento político, económico y social en la cual
hubiera intereses locales y extranjeros contrarios a esas políticas? Obviamente la
respuesta es si, pero apuntamos a otra cosa con la pregunta. ¿Fue necesaria esa década
para poder llevar a cabo los intereses norteamericanos? ¿Ante las políticas dictatoriales
previas a Arévalo, hubiera sido posible un gobierno como lo hubo post 54?; ¿Solamente
con el anticomunismo le alcanzó a EE.UU. para encontrar tantos aliados?; ¿Dentro del
contexto de la Guerra Fría, la Guatemala de la revolución fue comunista?; El autor
Colleoni plantea que hubo una “(…) incapacidad deliberada de Estados Unidos para
distinguir el cambio comunista del cambio moderado o reformista.”47Pero nosotros
preguntamos ¿fue una incapacidad o una herramienta de sus verdaderos intereses? En
este punto diferimos de lo propuesto por Colleoni, ya que con lo expuesto en el trabajo
vimos cómo EE.UU. intentó en diferentes momentos y diversos mecanismos durante la
década 45-54 intervenir política, económica y socialmente en Guatemala. A todo esto
tenemos que sumarle las consecuencias de las políticas norteamericanas impuestas con
el objetivo de mantener un orden en Guatemala luego del Golpe de Estado. “La más
importante fue el etnocidio guatemalteco que tuvo lugar en los años siguientes al golpe
(…) monitoreado por la CIA y el Estado Mayor Presidencial (…) las instituciones
políticas guatemaltecas fueron sistemáticamente debilitadas desde fines de los años
cincuenta en adelante.” 48Así podemos dar fin al presente trabajo con la intención de
generar nuevos debates o nuevas miradas sobre los diferentes mecanismos de 45 IBIDEM Pág. 33.46 VELA CASTAÑEDA, M. Guatemala, 1954: las ideas de la contrarrevolución. Foro Internacional 179, XLV. 2005. Pág. 9347 COLLEONI, A, Op. Cit. Pág. 35.48 IBIDEM Pág. 342.
20
intervención que utilizó EEUU. en Guatemala durante la primera mitad del siglo XX y
la profundización de estos a partir del golpe de 1954.
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