Download - La noción de tiempo
La noción del tiempo
Daniel Jiménez T.
En primer lugar, es necesario examinar el concepto de tiempo y plantear que éste término ha
sido utilizado sobre todo en la física para ubicar fenómenos que están relacionados con la
duración. Sin embargo, tanto el tiempo físico, como el tiempo vivido se forman como nociones
en el individuo de la misma manera. La primera acepción de Piaget sobre el tiempo es que “el
tiempo será como una película móvil en la que se graban los cuadros que se suceden en
función de su desarrollo” (Piaget, 1978: 11). El espacio juega también un papel fundamental
para la existencia del tiempo ya que el “tiempo es la coordinación de los movimientos” y estos
solo pueden ubicarse en el espacio y al mismo tiempo no se puede hablar de su movimiento
sino es por la acción temporal:
El espacio es un algo instantáneo captado en el tiempo, y el tiempo es el
espacio en movimiento; ambos constituyen, en su reunión, el conjunto de
relaciones de concatenación y de orden que caracterizan a los objetos y sus
movimientos (ibíd.: 12)
Una relación de concatenación y orden de objetos y movimientos, un relato que puede
construirse en la tensión entre la sucesión y la duración, ya que el tiempo es inherente a la
causalidad. Entonces ¿hay una forma de tramar de los objetos y los movimientos? Estas
imágenes del tiempo que ofrece Piaget nos ubican en la idea no sólo de la línea temporal, sino
dentro de la segmentación comprensiva de los fenómenos en movimiento.
Para que esto sea un poco más claro, ubiquémonos en el experimento de Piaget y observemos
dos recipientes del mismo tamaño uno lleno (I) y otro vacio (II), imaginémoslo el primero (I) un
escalón por encima del otro (II) y con una especie de llave desde la cual transmite su liquido al
segundo (II) ¿qué podremos observar? Y lo que es más importante ¿podremos describir como
sucede, paso a paso, este fenómeno después de ocurrido? La formula de Piaget para el
experimento con niños de 4 a 6 años, fue la de pedirles la ubicación del fenómeno por medio
de unos dibujos fotocopiados que representaban los distintos estados de los recipientes en
relación con el agua. Los niños no son capaces de coordinar con exactitud las diferencias entre
la duración y el movimiento, no logran describir una secuencia. Piaget descubre que al igual
que sucede con la comprensión del tiempo físico, el tiempo vivido no sólo es un tiempo
egocéntrico ni tampoco, por el contrario, un tiempo totalmente construido por medio del
lenguaje y el desarrollo de sistemas operativos que permitan establecer las relaciones
adecuadas. De esta manera, Piaget ubica tres situaciones presentes en el tiempo: a) el tiempo
está ligado a la memoria; b) el tiempo está ligado a un proceso causal complejo; y c) el tiempo
está ligado a un movimiento bien delimitado. En esa medida se puede argumentar que la
memoria es un relato ligado a la causalidad.
Hasta en la memoria el tiempo es, pues, solidario de la causalidad: es la
estructura de nuestra propia historia, pero es en la medida en que la construimos
y la reconstruimos (Ibíd.: 14)
La relación que se establece entre el tiempo y la memoria esta mediado por la comprensión de
las relaciones que se establecen entre la percepción de la sucesión y los estados del
movimiento de los objetos, así como de la relación diferenciada de los objetos y los sujetos
que aprehenden sus movimientos en la construcción y reconstrucción.
¿Qué es la contemporaneidad?
Lo contemporáneo se ha definido como lo familiar en el tiempo. Al hablar de la familiaridad
nos estamos refiriendo a los lazos afectivos que establecemos con las personas, las ideas y las
cosas. A veces lo familiar lo asumimos como lo más cercano, lo inmediato a nosotros. Por
ejemplo, cuando compartimos la poesía o la prosa de un escritor que ha nacido medio siglo
antes que nosotros ¿podemos identificarlo como un contemporáneo? La obras de García
Márquez, un escritor que nace a finales de los años 20 del siglo XX y cuya novela Cien Años de
Soledad publicada en 1967, aún identifica en sus formas narrativas a muchos escritores los
cuales lo tienen por contemporáneo en la literatura. El escritor Octavio Paz, en su libro
Hombre en su siglo y otros siglos, identifica a literatos, artistas plásticos y filósofos cuya
producción artística e intelectual distan en el tiempo: filosofías como las de Jean Paul Sartre y
manifiestos como los de Joan Miró y sus obras vanguardistas comparten la misma estimación
en los ensayos que aparecen en dicha publicación.
Los lazos temporales que establecemos no se justifican solamente en un orden de sucesión
de los nacimientos de los hechos, así como los niños de los experimentos de Piaget asumen
que crecer es envejecer, los lazos temporales que podemos establecer dependen tanto de una
identificación subjetiva del objeto de estudio como de una construcción cultural de la
temporalidad. Jaques Le Goff nos ha mostrado, en su libro El orden de la memoria, como en
diferentes momentos de la historia el tiempo ha sido un imaginario: una imagen temporal que
relaciona unas edades míticas y dentro de ellas una edad ideal: una edad de oro. En esa
medida si hacemos referencia a la pretensión de verdad con que se cubren los discursos,
podremos identificar que una edad ideal (como la de oro) fija un rumbo, un destino a ser
perseguido por los hombres, ya que la vida es movimiento, y el tiempo es el espacio en
movimiento, o, para este caso, los hombres en movimiento. Casi entonces que la
temporalidad puede solamente ser comprendida en este movimiento hacia una finalidad
predestinada. Le Goff , hace evidente como este recorrido del tiempo como imaginario ha
sido apropiado por la mítica judeo-cristiana, casi que produciendo una imagen estática de él
y estableciendo un único modelo de medición y vivencia temporal.
Paul Ricouer, al plantear que el tiempo sólo es inteligible en la narración, introduce la idea de
que el tiempo es susceptible de interpretación y en esa medida transforma su carácter
estático y de sentido común con el que se había mitificado. Ricouer, se vale tanto de la
fenomenología Hurseliana como de la filosofía de Heidegger, y de la Hermenéutica de
Gadamer para plantear sus tesis. La introducción del lenguaje y la superación de la idea
freudiana de qué todas las herramientas de análisis provenían del sujeto, le permiten a
Ricouer pensar que la comprensión y la aprehensión del tiempo no se limitan a una
conciencia subjetiva, ni una construcción social hegemónica sino que hay una relación intima
entre estos dos aspectos que sitúan a los sujetos en presente militante desde donde observar
diversos pasados, pero donde también puede apreciar un horizonte de expectativas.
Finalmente, para situar la idea de lo contemporáneo es necesario tener en cuenta que tanto
una la idea del tiempo físico, ese que le atribuimos a las cosas externas, a los objetos, etc., y
el tiempo vivido, ese que podríamos llamar psíquico, son cualidades que otorgamos tanto a lo
uno como a lo otro. En esa medida, esas cualidades son mediadas por los afectos, las
familiaridades y los deseos. De ahí que lo contemporáneo nos haga sujetos con cualidades
temporales diversas y que ello atraviese lo más personal como lo más cultural y construido
socialmente.