Kelly David López
0084954
TP: FINAL La imagen Urbana
Diseño III
Verónica Devalle
Maestría en Diseño
tercero 17 junio 2015
La imagen Urbana
“La memoria es redundante: repite los signos para que la ciudad empiece a existir”
(Calvino, 2013)
La ciudad es, seguramente la invención, la construcción en el ámbito colectivo más
fascinante y trascendente de las realizadas por los hombres a lo largo de toda la historia.
La ciudad siendo un espacio significativo, inevitablemente está lleno de contradicciones
y tensiones en el que a diario, la inmensa mayoría de los habitantes del planeta ponen en
práctica sus vidas y dejan correr sus expectativas.
Podríamos decir, que acontecimientos, hechos y personajes se transforman en
imaginarios que tendrán valides en un reconocimiento individual y colectivo, el
habitante posee la capacidad de articular algún recuerdo del espacio urbano,
construyendo para si mismo una ciudad distinta a la de los demás. En este sentido, la
semiótica del paisaje urbano permite analizar la ciudad y su función connotada,
resaltando que la imagen urbana puede ser el reflejo del habitante su identidad y cultura.
“Como realidad semiótica, el paisaje posee no solamente un significado cultural sino,
además, un fecundo potencial simbólico que permite a sus habitantes enriquecerlo desde
el mundo de su subjetividad creativa del imaginario ” (Góngora 2012,p. 30)
Ahora bien, tomando como punto de partida un conglomerado de signos en la ciudad,
estaríamos centrando este recorrido semiótico en elementos que van desde la retorica de
la arquitectura, hasta el símbolo llevando a un acto social, de celebración, e incluso de
cambio de comportamiento. Evidenciando siempre que él, el habitante es el actor
protagonista de la ciudad.
Abordar la semiótica urbana es comprender los sentimientos sociales frente a los
objetos de la cotidianidad, en este sentido, retomar el signo de Peirce y su concepto de
semiosis infinita permite comprender el cambio y la transformación de su interpretamen
“esa especie de desmaterialización del mundo que supone una transformación en
imagen y en imagen capaz de repetirse al infinito” (Arfuch, 2009,p. 16).
Para Peirce la operación tríadica de representación nos trasmite claramente la relación
entre el objeto, el interprete y el interpretamen.
Todo sujeto de toda representación es tauto-heterológico: es lo que es y dice de lo que no es. La remisión a los otros signos, a los pensamientos y a los objetos queda subsumida a la ternaria relación representacional, que deriva del concepto inicial de operación de un signo o triple asignación necesario de cualquier representamen. (Peirce,1987, p.10).
Por lo tanto, corroboramos que la imagen urbana en la relación tríadica tiene la
capacidad de arrojar una semiosis interminable, en el sentido en que el interpretamen
varia a través de hechos e intervenciones del espacio, ya sea en el tiempo o en la
modificación de sus elementos. A continuación, se puede analizar la relación entre
interpretante y objeto en dos distintas situaciones, dos distintos representamen en un
mismo espacio.
Ver (figura No 1):
Representación: calle 20, Pasto
Objeto: Centro de la ciudad de Pasto
Interpretante: Habitante de Pasto
Representamen figura No. 1: 6:00 am., Centro de la ciudad de pasto, no hay trafico,
apenas un motociclista que atraviesa el centro de la ciudad, se aprecia una calma antes
de iniciar el día normal de la semana.
En la imagen de la misma calle ver figura 2 la semiosis interpretativa asigna una
percepción diferente del mismo espacio.
Representamen, figura No. 2: 6 de enero, Centro de la ciudad. Al fondo se acerca una
carroza, es día de carnaval, la gente juega, se divierte, hay risas y alegría en calle se
celebra la llegada de un nuevo año.
Para Peirce “el Representamen es simplemente el signo en sí mismo, tomando
formalmente en un proceso concreto de semiosis, pero no debemos considerarlo un
objeto, sino una realidad teórica y mental”. (Zecchetto, p. 36), la realidad mental que
menciona el autor permite comprender que los actos sociales pueden ser las
manifestaciones simbólicas mas destacadas dentro de una comunidad.
Representación: Calle 20, Pasto
Objeto: Centro de la ciudad de Pasto
Interpretante: Habitante de Pasto
El estudio de la semiosis es la dimensión que hace referente a los fenómenos sociales,
en esta perspectiva la imagen urbana a pesar de ser un conjunto de elementos de la
ciudad: el trazado vial, edificios, fachadas, avisos publicitarios, señales de transito y
demás signos es parte de la construcción de la identidad de quien habita el lugar, es
“Una imagen eficaz requiere, en primer termino, la identificación de un objeto, lo que
implica su distinción con respecto de otras cosas, su reconocimiento como entidad
separable. A esto se le da el nombre de identidad, no en el sentido de igualdad con otra
cosa sino con el significado de individualidad.” (Lynch. 2008, p. 17). El concepto del
anterior autor hace referencia al signo de Peirce como base fundamental en la identidad
de una sociedad, el signo entendido en la Terceridad y en convencionalismo del signo.
Los habitantes quienes tienen la capacidad de realizar su propia identificación y
discurso social dan sentido al espacio y lo determinan como propio y colectivo. En este
sentido, retomando la figura numero dos evidenciamos símbolos que aportan en la
construcción de identidad. En la ciudad de Pasto se desarrolla el Carnaval de Negros y
Blancos máxima expresión cultural de la ciudad, se ha mantenido como una interacción
social de contenido y de expresión entre el habitante y su idiosincrasia, calificado por la
UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad símbolo que la sociedad lo ha
llevado a un acto social que esta en la memoria de la ciudad que lo revive año tras año.
Por otro lado, el comportamiento de los habitantes frente a un espacio, lo define el
habitante o transeúnte y su sentido de pertenencia que tiene de la imagen urbana
“cualquiera que fuere el soporte material, lo que llamamos discurso o un conjunto
discursivo no es otra cosa que un espacio- temporal de sentido” (Verón. 1993, p. 127)
Figura No. 3, en este ejemplo de imagen urbana, podemos comprender el cambio en
relación de un espacio a través del tiempo y de la incorporación de elementos en el
espacio, una reorganización del mensaje. La imagen nos demuestra un espacio donde el
habitante mantiene un comportamiento negativo al utilizarlo como baño público, esta
percepción hace del lugar un espacio desagradable y desvalorizado, el primer recurso
para cambiar dicho comportamiento fue la señal informativa que dice: Todo tiene su
lugar, no orine aquí, señal ignorada, que no revelo ningún cambio el sentido de ese
espacio, ósea, no genero cambio de comportamiento. Entonces, se incorporar un nuevo
elemento para cambiar la percepción de ese espacio y que modifique el comportamiento
colectivo. Se incorpora una estructura de botellas Pet con plantas ornamentales a la cual
se denomina muro verde, las plantas y su disposición generan un nuevo significante y
por ende un nuevo discurso social, que demuestra un nuevo comportamiento, el espacio
tiene una nueva apropiación por vecinos y transeúntes.
Fig. No.3
El discurso social de Verón (1993) nos permite determinar el anterior ejemplo como la
producción de sentido en la ciudad desde la producción ideológica. Ideología en el
sentido de mecanismos de funcionamiento de la sociedad, que parten de la lectura
completa de la semiosis infinita entre interpretante, objeto y Representamen de Peirce,
En este sentido elementos de la ciudad que son significantes de un discurso social que
pueden ser leídos para comprender que sentido tiene o ha tenido una imagen urbana.
Imaginarios urbanos
Para abordar el concepto de imaginario urbano, retomamos a Peirce que lo describe
como un estadio en la acción mental. Siendo la manera como se hace referencia a lo que
se cree, el papel de la Terceridad juega un papel fundamental en el imaginario colectivo
que responde a emociones, creencias y anhelos en un espacio colectivo.
El asentamiento urbano es un espacio de vida que se vive, se valora, se siente de manera diferente por quienes lo habitan y lo recorren, ya sea a nivel individual o colectivo. Condiciona el comportamiento de sus habitantes en la mediación de
las percepciones que cada individuo tiene de su entorno urbano, es decir, en la mediación de las imágenes de su entorno. (Gongora, 2012,P.31)
Para entender este aspecto, desde lo colectivo se puede mencionar al urbanismo como
estrategia que se dedica a pensar de la ciudad de una manera funcional y estética, sin
embargo, aspectos connotados en la imagen urbana no provienen del sentido que la
planeación urbana formula y repensada. Al contrario, la realidad semiótica permitiría
evidenciar el significante urbano, comprender el comportamiento ideológico que se
genera alrededor de ese espacio “conflicto entre la significación y la función provoca la
desesperación de los urbanistas” (Barthes, 1992, p. 260)
Examinado el espacio desde la semiótica urbana, se propone retomar la ciudad
imaginada en diferentes situaciones de producción social de imaginarios urbanos, que
pueden suceder en cualquier ciudad del mundo, a efecto de hechos o acciones sobre
elementos de la ciudad. (Silva, 2012). En este sentido, abordar el imaginario urbano
como una lectura socio-semiótica al que (Durán, 2009) denomina como marca, en el
sentido subjetivo que atraviesan espacios urbanos y que impactan a la sociedad, dejando
una narración simbólica que se activa con la memoria.
La primera situación seria la imaginada real, que hace referencia al hecho de un objeto o
un relato no existente en la realidad empírica pero que una colectividad lo imagina y lo
vive como real (Silva, 2012). En la ciudad de Pasto existió el proyecto de tener un
nuevo escenario deportivo que se llamaría: estadio de la pastucidad, ubicado en la
periferia de la ciudad exactamente en el corregimiento de Obonuco (ver figura No. 4).
Lamentablemente el estadio la pastucidad no llego a termino por diferentes problemas
de tipo burocrático y de corrupción, dejando visible únicamente vestigios de la
estructura, frente a la gran expectativa que se generó en los habitantes de Pasto de lo
que pudo ser su complejo deportivo, actualmente el espacio se convirtió en un lugar de
visita para los habitantes, quienes lo frecuentan denominándolo aun como estadio de la
pastucidad sin serlo.
Figura No. 4. Estadio de la pastucidad
En esta situación, da paso a un nuevo representamen, como el símbolo corrupción en la
ciudad. Asimismo, si se analiza el espacio en mención bajo concepto de un no lugar de
Auge nos demostraría que dicho lugar no cumple con la relación que tendría en su
planificación de ser un lugar de identidad e histórico, al contrario, se convierte en un
elemento inanimado con una carga simbólica negativa, que a pesar de su contradicción,
un no lugar que existe en el imaginario colectivo (Auge, 2000).
La segunda situación para retomar el análisis de la ciudad imaginada seria la que se
denomina la real imaginada, que se refiere a un hecho o relato que existe
referencialmente que no dispone de algún elemento etéreo (Silva, 2012).
En la ciudad de Pasto en la época de la colonización la calle 25 conocida como la calle
del colorado debido a un hecho histórico bélico de 1988. El ejercito libertador
comandado por el mariscal Sucre irrumpen en la ciudad de Pasto, cometiendo muertes,
saqueos y violaciones a las mujeres de Pasto, crímenes bajo las ordenes de Bolívar.
El lugar donde se llevaron a cabo la mayoría de estos crímenes aquella noche del 24 de
diciembre, fue la calle 25 (ver figura No. 5) que se tiño de sangre durante esa noche
llamada la Navidad Negra, desde entonces, se llamo calle del colorado. Actualmente
esta calle retoma protagonismo con un evento anual llamado arcoíris en el asfalto, se
trata de un día de apropiación y visibilidad de esta calle, recordando la memoria del
espacio como lo menciona Durán a modo de conclusión en su capitulo de Ciudad
marcada “las marcas a las que nos referimos aquí tienen en común el esfuerzo por
“rehumanizar” a los desaparecidos, rescatarlos del anonimato de la negación de la
identidad a la que fueron sometidos” (2009,p.120), generaciones jóvenes aprenden
mediante esta actividad, a reconocen su historia y la importancia de sus espacios
urbanos. Tal ves, es la manera mas práctica de contar la historia del lugar que nos
pertenece.
Figura No. 5 – Calle 25, calle del colorado, Pasto- Nariño, Colombia
Metáforas Urbanas
La ciudad, un espacio vital en constante cambio, es un terreno versátil en el cual la
metáfora esta presente como herramienta que permiten generar cambios en la
percepción de la imagen urbana de manera nueva e ingeniosa.
Entendiendo la metáfora de Peirce que dice “aquellos que representan el carácter
representativo de un representamen representando un paralelismo en alguna otra cosa”
(Pierce, 1974, p. 47) elementos urbanos que quieren transmitir otra cosa.
En la ciudad de Medellín Colombia bajo la premisa de generar innovación social se
planifican proyectos urbanísticos y sociales para la resignificación de la zonas
deprimidas y afectadas por los carteles de narcotráfico y bandas criminales. En el 2007
se construyó la biblioteca España (ver figura No. 6) situada en la colina de la comuna
uno ubicada por encima del área urbana, esta edificación pos moderna hace un contraste
entre la arquitectura y la topografía del lugar, generando una nueva percepción del lugar
de tal la importancia en el representamen que la biblioteca España se convirtió en
símbolo de la ciudad, la comuna uno ahora es percibida de manera positiva por los
habitantes y visitantes, dejando a un lado una lectura de violencia, pobreza y
narcotráfico, a través de este elemento en el espacio urbano, al que podríamos
denominar objeto dinámico es el encargado generar de manera abductora nuevas
hipótesis, en este caso nuevos símbolos que se traducen para la ciudad en nuevas
connotaciones de identidad.
figura No. 6, Biblioteca España, Medellín Colombia
En esta perspectiva, Cabe destacar que la metáfora sirve como herramienta de
resignificación de zonas urbanas marcadas por un imaginario catastrófico que delimita
estratificaciones y por ende desventajas en el porvenir de los habitantes de la ciudad. En
este sentido se retoman conceptos de Peirce que amplían la perspectiva de metáfora
como algo interpretable en cualidades a elegir o afianzar que reflejen analogía o
semejanza.
Otro ejemplo de metáfora urbana seria al analizar la figura No. 7 y No.8, aparentemente
en una casa típica de estilo colonial en el centro de la ciudad de Pasto, que esta en mal
estado, a punto de ser demolida por los planes de la administración pública, la
diferencia la hacen las inscripciones que han agregado en su fachada grafitis tipo
esténcil que en el contexto de la ciudad y su historia cuentan la importancia de esta casa,
llamada la casa de las tres piedras, historiadores de la región señalan esta casa como el
lugar donde nació Agustín Agualongo, un caudillo mestizo Colombiano que combatió a
los ejércitos de Bolívar y que es símbolo de la revolución Pastusa.
La intervención gráfica hace parte de la manifestación que libraron diferentes
ciudadanos por conservar en pie casa y su importancia histórica, frente a la inminente
destrucción de esta por parte de la administración pública.
Figura No. 7, Calle 27 # 16, casa de las tres piedras
Figura No. 8, Calle 27 # 16, detalle de casa de las tres piedras
Los ciudadanos manifestantes trataron de generar un nuevo representamen despertando
cualidades históricas que traía consigo la casa, evocando a partir de la gráfica un
recuerdo para muchos desconocido. De modo que la elección abductiva en este objeto
dinámico han sido dispuesto para generar la metáfora y presentarla a su interpretante, en
este caso los ciudadanos que desconocían la historia de la casa, además de evitar la
caída de la casa como objetivo principal. Hacer referencia a la metáfora urbana es
determinar la particularidad del icono en un proceso de formación de conceptos.
A modo de conclusión se ha demostrado que es muy amplio el terreno para analizar en
este intento semiótico por comprender la imagen urbana, si partimos desde la semiosis
infinita a nivel funcional del espacio se concibe el imaginario urbano, lugares que abren
la posibilidad a la identificación colectiva. Así mismo esbozando de metáfora que
dispone de cualidades para resignificar un espacio, teniendo en cuenta siempre al
habitante como el protagonista de la ciudad.
Referencias Bibliográficas
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Buenos Aires. En Arfuch, L. Y Devalle, V. (2009). Visualidades sin fin: Imagen y diseño en la sociedad global. Buenos Aires, Argentina. Prometeo Libros.
Gongora, Lizardo. (1999). Semiótica del paisaje urbano. En Pardo, N. Y Rosales,
(Comp.) Semióticas Urbanas. Buenos Aires, Argentina. Lynch. Kevin. (2008). La imagen de la ciudad. Madrid, España. Editorial Gustavo Gili Peirce S., Charles.(1974) La ciencia de la semiótica. Buenos Aires, Argentina.
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edición. Silva, Armando. (1999). Los imaginarios como hecho estético. En Pardo, N. Y Rosales,
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Zecchetto, Victorino (2000). Seis semiólogos en busca del lector. Quito, Ecuador.
Ediciones Abya-Yala.